REVENGE

~Capítulo 24~


Yamato y Sora estaban sentados a la mesa, el aroma del café recién hecho llenaba el ambiente.

Yamato intentaba mantenerse despierto y mantener la compostura, ambas cosas eran difíciles porque apenas logró dormir un par de horas luego de llegar a casa y le dolía mucho el cuerpo luego de sufrir aquel incidente. Sora no tenía idea de esto, ya que prefirió no preocuparla, por lo tanto, debía mantenerse en pie, como si nada hubiese ocurrido.

Por su parte, la pelirroja se sentía bastante incómoda al estar al lado de Yamato, primero porque debía fingir como si nada malo hubiese ocurrido, debía fingir que eran un matrimonio feliz, debía fingir que todo estaba bien, lo cual era difícil, porque en la noche anterior su esposo llegó a, quien sabe que hora, lo cual le hacia sentir desconfiada. No quería repetir el papel de esposa engañada.

—¿Por qué llegaste tan tarde anoche? —preguntó Sora mientras untaba mermelada en su tostada.

—Me quedé hasta tarde trabajando —respondió Yamato, con la mirada fija en su taza.

—¿Trabajando?

El rubio asintió.

Sora lo observó con desconfianza—¿Estás seguro?

Esa pregunta era obvia ¿estás seguro que me dices la verdad?

Yamato asintió, pero el silencio se tornó incómodo. Justo en ese momento, Nene y Rika entraron al comedor, rompiendo la tensión. Rika agarró una manzana y se dirigió hacia la puerta.

—Rika, toma desayuno antes de salir —ordenó Yamato, frunciendo el ceño.

—No lo haré —respondió Rika, girándose con un aire desafiante.

—Necesitas comer algo, no puedes empezar el día así.

—No me importa, tengo cosas que hacer.

Yamato se levantó, frustrado.

—No es solo eso, Rika. Te la pasas saliendo con un vago, y eso no te hace ningún bien.

Rika lo miró con enojo.

—No puedes controlar con quién salgo, Yamato. No es asunto tuyo.

—Es asunto mío si te está llevando por mal camino. Me preocupo por ti.

—¡Vaya! Yamato Ishida nuevamente haciendo de las suyas.—Comentó Nene— Él tiene fama de ahuyentar a los pretendientes de sus hijas.

—¡Nene, no te metas en esto, por favor!— Exclamó Sora.

La castaña rodó los ojos— Solo digo la verdad.

—¿Lo dices por Kiriha?

—¿Por quién más lo diría?— Preguntó la castaña.

Yamato rodó los ojos— Créeme...—Musitó—El pretendiente de Rika es peor que el tuyo.

Nene frunció el ceño ante esto.

—Incluso, si comparo al de Rika con el tuyo, podría llegar a aceptar a Kiriha.—Comentó el oji-azul—Aunque, está claro que la única que supo escoger fue Izumi.

Este comentario hizo hervir a la pelirroja ¡Cómo siempre su padre comparándolas!

—¡Tú qué sabes!— Gritó la menor—Es evidente que no mucho.

—Solo digo la verdad.

—¡Ya quisieras!—Rika bufó y salió, dejando a Yamato con una mezcla de preocupación y enojo.

Yamato frunció el ceño—¡Rika, ven aquí!


Takuya entró en la compañía Takenouchi Style con el corazón latiendo a mil por hora. Había estado nervioso desde el minuto en que despertó, sabiendo que tendría que enfrentar a Izumi después de lo que había sucedido ayer.

Respiró hondo, tratando de calmarse, e intentó armarse de valor, algo que no tenía desde ayer. Ese beso lo dejó descolocado, no lo esperaba en lo absoluto, al contrario, jamás pensó que estaría en una situación así. El momento fue muy "cliché" de cdramas chinos que veía su prima Hikari. No fue planeado, ni nada, literalmente fue accidental. Pero dudaba que alguien externo lo viese así.

Luego de caminar por la compañía encontró a la rubia en el vestíbulo, revisando algunos documentos. Izumi también lo vio, y por un momento, sus ojos se encontraron. Ambos se pusieron tensos, el recuerdo del beso accidental aún fresco en sus mentes.

Las mejillas de ambos enrojecieron y desviaron la mirada del otro.

Takuya se acercó lentamente, cada paso una batalla contra su nerviosismo. Izumi ante la presencia del moreno decidió armarse de valor para levantar la vista, y ambos quedaron en silencio por unos segundos, el aire lleno de una tensión palpable.

—Izumi... —empezó Takuya, su voz temblando ligeramente.

—Ho-hola Takuya.

—Hola.— Respondió el moreno y el silencio se hizo presente.

Ninguno de los dos sabía que decir.

El castaño aclaró su garganta—¿Viste las fotografías que te envié ayer?— Decidió preguntar para calmar los ánimos.

—¿E? S-sí.—Respondió la rubia— Justo la estaba revisando.

—¿Y qué te parecen?

—Bien.—Contestó la oji-verde.

—Que bueno.—Musitó Takuya.

Y nuevamente el silencio se hizo presente y la tensión también.

—¿E?— Balbuceo el moreno. Lo mejor sería cortar esto de raíz— ¿Podemos hablar?

Izumi asintió, su expresión nerviosa pero decidida. —Sí, creo que deberíamos.

Se alejaron un poco de la zona principal, buscando un rincón más tranquilo. Durante unos momentos, ninguno de los dos habló, ambos luchando por encontrar las palabras correctas.

Finalmente, Takuya rompió el silencio. —Sobre lo que pasó ayer... el beso. Fue un accidente, ¿verdad?

Izumi asintió rápidamente. —Sí, claro que sí. No fue intencional. Fue algo pasajero, sin sentido.

—Exacto, sin sentido —repitió Takuya, más para convencerse a sí mismo que a ella—. No deberíamos dejar que eso nos afecte.

Izumi asintió de nuevo, pero antes de que pudiera responder, un repartidor entró al vestíbulo con un carrito de entrega. Estaba distraído, y al girar bruscamente, empujó sin querer a Takuya, acortando la distancia entre él e Izumi.

De repente, se encontraron a solo unos centímetros de distancia, sus rostros tan cerca que podían sentir la respiración del otro. El tiempo pareció detenerse mientras se miraban fijamente, la tensión entre ellos aumentando con cada segundo que pasaba.

El silencio se hizo pesado, cargado de emociones no dichas. Los ojos de Takuya bajaron involuntariamente a los labios de Izumi, y por un momento, se preguntó si todo lo que habían dicho sobre el beso siendo "sin sentido" era realmente cierto.

Izumi, sintiendo la misma tensión, se mordió el labio nerviosamente, sus pensamientos enredados en una confusión de emociones. La cercanía era electrizante, y aunque sabían que no debían, la atracción entre ellos era innegable.

—¡Ups! Lo siento.— El repartidor, ajeno a la tensión que había creado, se disculpó y continuó con su trabajo, dejando a Takuya e Izumi en su propia burbuja de tensión.

Finalmente, Takuya se obligó a dar un paso atrás, rompiendo el hechizo. —Lo siento, no quería que... —empezó, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta.

Izumi también dio un paso atrás, intentando recuperar la compostura. —No, está bien. Fue solo un accidente. De nuevo.

Takuya asintió lentamente, todavía sintiendo la electricidad en el aire. —Sí, otro accidente.

Ambos se quedaron en silencio, conscientes de que sus palabras no eran suficientes para disipar la tensión entre ellos. Aunque habían dicho que el beso no tenía sentido, la realidad parecía mucho más complicada.


Kouji se encontraba en su oficina tecleando en su laptop, avanzando en un trabajo para universidad, se suponía que estaba en la empresa y debía avanzar con todo lo que eso conllevaba. No obstante, iba bastante avanzado con los informes que le entregaron. Básicamente estaba ahí por compromiso, porque no quería estar en su casa, ni en la Universidad, ni con Izumi, ni con nadie.

Sí, era extraño. Al principio odiaba trabajar en la empresa, odió tener que rendir bien ante su padre. Pero ahora esa empresa se convirtió en una cueva para ocultarse de los demás.

Estaba concentrado en su laptop cuando de repente la puerta se abrió y en el lugar apareció un hombre rubio de ojos azules.

—Kouji.

El Minamoto alzó la mirada— Señor Ishida.

—Buenos días.

—Buenos días.— Respondió Kouji—¿Qué hace aquí señor Ishida?

—Necesito hablar contigo.— Declaró Yamato.

Kouji dirigió su mirada hacia el rubio—¿Conmigo?

El rubio asintió.

—¿De qué?

—De Rika.

Kouji lo observó sin entender.

—Ayer me enteré de que Rika y Ryo se conocen.—Declaró el rubio.

¿Qué?

El Minamoto se sorprendió ante esto y supuso que esa era la razón por la cual vino hacia él.

—Tú sabes que significa eso.

Sí, lo sabía.

—Necesito saber si ¿tuviste algo que ver en eso?—Preguntó.

—¿Yo? ¿Algo que ver?

Yamato asintió— Ryo vive con tu madre y Rika hasta hace un tiempo era amiga contigo.—Comentó—¿Tienes algo que ver?

Kouji se mordió el labio inferior, por unos segundos quiso negarlo, pero se retracto al instante, ya que, si tenía algo de responsabilidad.

—Dime ¿tienes algo que ver?

—Lamentablemente sí.—Respondió el Minamoto.

Yamato alzó las cejas sorprendido.

—¿Sabías que se conocían?

El pelinegro asintió.

—En ningún minuto tuve intención de que Ryo y Rika se conocieran. —Declaró Kouji—Pero fue inevitable, usted sabe que Rika y yo, hasta hace un tiempo, éramos mejores amigos. Ella me acompañó a ver a mi madre poco tiempo después de la muerte de mi hermano. Ryo vive con mi madre y se conocieron.

—¿Y, por qué no me dijiste?

—No creí que fuera necesario.—Contestó el Minamoto— Al principio ambos no se llevaban para nada bien. Discutían bastante.

"Discutían bastante"

Era difícil creer eso luego de lo que vio ayer.

—Pues, parece que no se llevan mal ahora.—Respondió Yamato— Ayer los encontré besándose.

¿Qué?

¿Besándose?

Kouji se sorprendió ante esto.

—Dime ¿en verdad no sabías?

—De aquí a un tiempo, Rika y yo ya no hablamos como antes. No sabía que estaba con contacto con Ryo.—Relató el Minamoto— No tengo buena relación con Ryo, apenas nos vemos, así que no tenía forma de saber que seguía en contacto con Rika.—Declaró— Hasta hace un tiempo. No obstante, he insistido para que se alejen, pero usted sabe como es Rika.

Sí, conocía a Rika. No lo respetaba a él como padre, mucho menos iba a obedecer una orden de su ex mejor amigo.


Mientras tanto en otra oficina de la empresa.

Kiriha se encontraba sentado en su escritorio, concentrado en una montaña de documentos que necesitaban su atención. La oficina estaba en silencio, solo interrumpida por el suave zumbido del aire acondicionado. Estaba tan absorto en su trabajo que no escuchó la puerta abrirse.

—Kiriha, ¿tienes un momento? —La voz de Nene lo sacó de su concentración.

Kiriha levantó la vista, sorprendido al ver a Nene en la puerta, sosteniendo una bolsa de papel.

—Nene, ya habíamos hablado sobre mantener distancia.

—Lo sé, pero necesito hablar contigo.

—Nene, no...

—Tranquilo.—Musitó la castaña ingresando al lugar— No tendrás problemas, ni nada.

Kiriha hizo una mueca.

Nene cerró la puerta detrás de ella, caminando hacia su escritorio. Le extendió la bolsa con una sonrisa nerviosa.

El rubio la miró con curiosidad y una leve preocupación.

—¿Qué pasa, Nene? ¿Todo bien?

Nene sonrió, extendiéndole la bolsa.

—Sí, todo bien. Quería darte esto. Es una pequeña muestra de agradecimiento por lo que hiciste por mí.

Kiriha tomó la bolsa con una expresión de sorpresa y confusión.

—¿Qué es esto? Pensé que solo ibas a lavar la chaqueta y devolvérmela.

Nene se encogió de hombros, su sonrisa ampliándose.

—Bueno, lo pensé mejor y decidí comprarte una nueva. Creo que te mereces algo más que solo una chaqueta lavada.

Kiriha abrió la bolsa y sacó una chaqueta nueva y elegante. La miró con sorpresa, tocando el material suave y de alta calidad.

—Nene, esto es...—No sabía exactamente como describirlo, quería decir "demasiado" pero iba a sonar como un pobreton— No tenías que hacerlo.

Nene negó con la cabeza, sus ojos brillando con gratitud.

—Claro que sí. Kiriha, me ayudaste cuando más lo necesitaba. Te ofreciste sin dudarlo y me diste tu chaqueta sin pensarlo dos veces. Eso significó mucho para mí. Esta es mi forma de decirte gracias.

Kiriha miró la chaqueta nueva y luego a Nene, sintiendo una calidez en su pecho.

—No sé qué decir, Nene. Realmente no lo esperaba.—Comentó—Gra...—Se detuvo antes de decir esta palabra que pocas veces salía de sus labios— Gracias.

Nene sonrió aún más, sintiéndose feliz de haberle sorprendido.

—No tienes que decir nada. Solo quiero que sepas que aprecio tu amabilidad y tu ayuda. Y espero que te guste la chaqueta.


Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, mejor dicho en el club de la familia Takaishi.

El ambiente del club era tranquilo y acogedor, con una suave música de fondo y la tenue luz de las lámparas creando una atmósfera relajada. Haruna entró, mirando alrededor hasta encontrar a Satomi sentada en una mesa junto a la ventana. Al verla, Satomi levantó la mano con una sonrisa.

—Haruna, por aquí.

Haruna se acercó y se sentó frente a Satomi, sonriendo disculpándose.

—Satomi, lo siento mucho por no haber llegado a cenar anoche. Tuve un inconveniente inesperado.

Satomi agitó una mano despreocupadamente.

—No te preocupes, Haruna. Entiendo que a veces surgen cosas inesperadas.

Haruna asintió, agradecida por la comprensión.

—Gracias. ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo?

Satomi suspiró, tomando un sorbo de su bebida antes de responder.

—Bueno, últimamente ha sido un poco complicado. Estoy teniendo problemas para ingresar en la campaña de Kousei.

Haruna frunció el ceño, mostrando interés y preocupación.

—¿Qué tipo de problemas?

Satomi dejó la taza sobre la mesa y se inclinó ligeramente hacia adelante.

—Kousei no quiere que participe en su campaña. Dice que no quiere que me estrese con todo lo que implica la política, pero siento que puedo aportar mucho. Quiero estar a su lado y apoyarlo, pero él simplemente no lo ve así.

Haruna la miró con empatía.

—Debe ser difícil. ¿Has intentado hablar con él sobre lo importante que es para ti participar?

Satomi asintió lentamente.

—Sí, pero cada vez que lo menciono, se pone a la defensiva. Dice que no es un lugar para mí, que debería enfocarme en nuestra familia. Es frustrante sentir que no confía en mis capacidades o en mi deseo de estar a su lado en esto.

Haruna tomó la mano de Satomi con suavidad.

—Entiendo cómo te sientes. Kousei solo quiere protegerte, pero quizás no entiende lo importante que es para ti estar involucrada. ¿Hay alguna manera de demostrarle que puedes manejarlo sin comprometer tu bienestar?

Satomi pensó por un momento, su mirada perdida en la taza de café.

—Tal vez si pudiera encontrar una manera de contribuir que no sea tan estresante, algo que pueda hacer sin poner en riesgo mi salud. Pero no sé por dónde empezar.

Haruna sonrió alentadoramente.

—Podrías empezar con pequeñas cosas, como ayudar en la planificación de eventos o en la estrategia de comunicación. Demuéstrale que puedes manejar esas tareas y poco a poco, quizás Kousei vea que puedes hacer más sin agobiarte.

Satomi asintió, considerando la sugerencia.

—Eso podría funcionar. Gracias, Haruna. Realmente aprecio tus consejos.

Haruna apretó suavemente la mano de Satomi antes de soltarla.

—Para eso están las amigas. No dudes en contar conmigo para lo que necesites. Estoy segura de que Kousei acabará viendo cuánto puedes aportar a su campaña.

Satomi sonrió con gratitud.

—Gracias, Haruna. Significa mucho para mí que alguien crea que puedo hacer algo.—Suspiró— Porque en general nadie lo cree.

—Dudo que nadie lo crea.

—Créeme. Todos me creen incapaz.—Comentó la mayor—Incluso hablé con mi cuñado Hiroaki para que convenciera a Kousei, ya que, ambos son socios.—Declaró Satomi— Pero no funcionó.

—Lamento mucho la situación.—Declaró Haruna— No quería causarle problemas, simplemente creí que era adecuado que usted participara en la campaña.

—No fue inadecuado, lo que usted me dijo lo vengo pensando hace mucho tiempo.—Musitó Satomi— Pero no me había atrevido.

Haruna asintió, mostrando comprensión.

—Entiendo. A veces, necesitamos ese pequeño empujón para atrevernos a hacer lo que realmente queremos. No hay nada de malo en querer estar al lado de Kousei y contribuir a su campaña.

Satomi suspiró, mirando por la ventana. —Es solo que siempre he sido vista como la esposa que se queda en casa, cuidando de todo. Pero siento que puedo hacer más, que tengo mucho que ofrecer.

Haruna sonrió, tratando de infundir ánimo en su amiga. —Y lo tienes, Satomi. No permitas que las opiniones de los demás te detengan. Sabes lo que eres capaz de hacer, y Kousei también lo verá eventualmente.

Satomi miró a Haruna, su expresión más decidida. —Tienes razón. No puedo dejar que los demás definan lo que soy o lo que puedo hacer. Voy a encontrar una manera de demostrar mi valía.

Haruna asintió, satisfecha de ver la determinación en los ojos de su amiga. —Exactamente. Y si necesitas ayuda, no dudes en pedírmela. Estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites.

Satomi sonrió con gratitud. —Gracias, Haruna. Realmente aprecio tu apoyo. Voy a empezar por buscar maneras de involucrarme más, de forma gradual y demostrando mi capacidad.

Haruna asintió, su sonrisa alentadora. —Ese es el espíritu. Y no olvides que el primer paso es el más difícil, pero una vez que lo tomas, todo lo demás sigue su curso.

Satomi asintió, tomando un sorbo de su bebida. —Sí, y ese primer paso empieza ahora. Haruna, gracias por estar aquí y por tus consejos. Realmente me has ayudado a ver las cosas de manera diferente.

Haruna le devolvió la sonrisa. —Para eso están las amigas. No dudes en contar conmigo para lo que necesites. Estoy segura de que Kousei acabará viendo cuánto puedes aportar a su campaña.

Satomi se quedó pensativa por un momento antes de hablar nuevamente. —Sabes, Haruna, incluso intenté conseguir financiamiento adicional para la campaña. Hablé con mi contador, pero parece que eso no fue suficiente.

Haruna frunció el ceño. —¿Financiamiento adicional? ¿Qué pasó?

Satomi suspiró. —Dijo que no era necesario, porque ya tenemos suficiente. Pero eso no fue lo que me expresó Kousei Minamoto.

Haruna levantó una ceja, sorprendida. —¿Perdón? ¿Fue a hablar con él?

Satomi negó. —No, lo llamé. Mi asistente le envió un correo y él aceptó.—Comentó— Fue así como pedí detalles del financiamiento de la campaña para saber en que se ocupa el dinero, pero no me lo quiso dar.

Que extraño

Esto hizo pensar a la oji-miel.

Tenía sentido si lo pensaba con detención. A Kousei y Toshiko no les convenía que Satomi supieran en qué ocupaban el dinero.

Haruna asintió lentamente, comprendiendo la situación. —Entiendo. Parece que hay algunas discrepancias en la comunicación. Pero no te preocupes, estoy segura de que podremos resolverlo.

Satomi sonrió, sintiéndose un poco más aliviada. —Gracias, Haruna. Tu apoyo significa mucho para mí.

Haruna apretó suavemente la mano de Satomi. —Estamos juntas en esto. No te rindas.

Satomi asintió, más segura que nunca de que encontraría la manera de estar al lado de Kousei y aportar a su campaña. Con el apoyo de Haruna, sabía que podría enfrentar cualquier desafío que se presentara.


Yamato se dejó caer sobre la silla tras su escritorio, sus ojos estaban cerrados y llevó una mano a su frente, tratando de aliviar el dolor de cabeza que lo atormentaba, consecuencia del estrés acumulado y el accidente del día anterior. Las discusiones con Rika lo dejaban exhausto, y su cuerpo todavía resentía los golpes.

Respiró hondo, intentando calmarse y pensar con claridad. Pero justo cuando empezaba a encontrar un poco de alivio, la puerta se abrió de repente, interrumpiendo su momento de tranquilidad. Hiroaki, su padre, entró en la oficina con el rostro marcado por el enojo.

—¡Yamato! —exclamó Hiroaki, su voz resonando en la oficina.

Yamato levantó la vista— Padre.

—¡Hasta que al fin te encuentro!— Exclamó el castaño— ¡Al fin te dignaste aparecer en la empresa!

El rubio se mordió el labio inferior, sintiéndose aún más abrumado por la situación.

—¿Sabes lo que has hecho? ¡Faltaste a una reunión crucial ayer!

Sabía que lo iba a regañar por eso.

—¿Qué demonios estabas pensando? ¿Por qué faltaste a la reunión de ayer?

Yamato se mordió el labio inferior ante esto, no iba a responder con la verdad, porque sabía que Hiroaki solamente aumentaría los problemas.

—Papá, lo siento. Tuve cosas que hacer... —intentó explicar, pero Hiroaki no estaba dispuesto a escuchar excusas.

—¡Nada es excusa para faltar a tus responsabilidades! —bramó Hiroaki— Rentaro estaba allí, esperando. Y tú no apareciste. Esto es inaceptable, Yamato.

Yamato se frotó las sienes, tratando de soportar el dolor de cabeza y el peso de las palabras de su padre. —Lo sé, lo sé... Pero realmente no podía llegar, apenas podía moverme.

—Tuve cosas que hacer.

—¿Qué cosa es más importante que la reunión que teníamos ayer?—Preguntó Hiroaki— ¡Tú sabías que requería de tu presencia!

Sí, lo sabía. Pero lo olvidó.

—Lo siento.—Comentó Yamato.

—¿Lo siento?— Cuestionó Hiroaki—¿Crees que con un lo siento vas a...

—No.— Yamato interrumpió secamente a su padre— Pero, ya falté, ¿qué más puedo hacer? No puedo regresar el tiempo.

El mayor frunció el ceño— Acaso ¿esto es un acto de rebeldía? ¿volviste a tus estúpidos años de adolescente?

El rubio rodó los ojos— Padre, no estoy de ánimos para que me regañes, ya falté a la reunión y sé que estuvo mal, pero ¿qué más puedo hacer? Mejor, dime ¿qué hablaron en la reunión?

Hiroaki observó molesto a su hijo, verdaderamente odiaba su comportamiento, quería continuar regañándolo, pero prefirió no hacer, ya que tenía muchas cosas que hacer.

Dejó unos documentos sobre la mesa. —Hay algo de lo que debemos hablar. Debido a tu inasistencia a la última reunión, tuvimos que hacer algunos ajustes en el equipo de trabajo para el proyecto de Rentaro.

Yamato frunció el ceño. —¿Qué ajustes?

—Haruna tomó el liderazgo del proyecto en tu ausencia —respondió Hiroaki con firmeza—. Ella ha estado trabajando arduamente para mantener todo en orden y, francamente, ha hecho un excelente trabajo.

Yamato se quedó en silencio por un momento, tratando de procesar la información. —¿Haruna? Pero, papá, yo soy el encargado de todo, debería ser mi decisión que quiero trabajar con alguien más o no.

—¡Claro!— Exclamó Hiroaki—Eso era hasta que decidiste faltar a la reunión importante de ayer.

Yamato se mordió el labio inferior.

—No estoy cuestionando tu compromiso —dijo Hiroaki—. Pero las circunstancias cambiaron. Rentaro necesita ver resultados y continuidad. Haruna fue la mejor opción en ese momento.

—Así que ahora debo trabajar con ella —murmuró Yamato, más como una afirmación que como una pregunta.

Hiroaki asintió. —Exactamente. Sé que puede ser incómodo, pero es necesario. Haruna ha demostrado ser muy competente, y estoy seguro de que ambos pueden llevar este proyecto a buen puerto juntos.

Yamato suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y resignación. —No tengo opción, ¿verdad?

—No, no la tienes —dijo Hiroaki—. Necesitamos que este proyecto sea un éxito, Yamato. Rentaro confía en nosotros, y no podemos decepcionarlo.

Yamato asintió lentamente, aceptando la realidad de la situación. —Está bien. Trabajaré con Haruna. Haré lo que sea necesario para que el proyecto sea un éxito.

Hiroaki sonrió, aliviado por la respuesta de su hijo. —Eso es lo que quería escuchar. Estoy seguro de que ambos harán un gran trabajo.


—Aun sigo sin creer lo que sucedió ayer...—Comentó Tomoko— En especial, no puedo creer que me hayas desobedecido ¡y hayas ido en mitad de la noche a la casa de Yamato!

—Tenía que hablar con Rika.—Respondió el Akiyama— Necesitaba verla, luego de lo que sucedió.

La mujer negó con la cabeza— Verdaderamente te gusta involucrarte en problemas...—Habló— No te bastó con Yamato, sino que ahora pusiste en alerta a Sora.

—No me importa lo que ella piense.

—¡Debería!—Exclamó Tomoko—Tú sabes que ella apoyará a Yamato en su decisión por alejar a Rika de ti.

Ryo se mordió el labio inferior y bajó la mirada.

Una vez más Yamato y Sora querían arruinar su vida, como lo hicieron hace años, haciendo sufrir a Mimi.

—Pensé que tú me apoyarías en esto.—Habló el Akiyama— Tú conoces a Rika, sabes que es buena persona, lo que siento por ella es verdad ¡Tú me conoces!

Tomoko suspiró— Si, te conozco.—Declaró— Y te creo, es posible que te hayas enamorado de ella.—Comentó— Pero es mi deber aconsejarte. No es que no quiera o acepte a Rika...—Habló— Al contrario, creo que es buena chica...—Musitó—Pero no están listos para tener una relación.

—¿Por qué no?

—Porque es hija de Yamato y Sora.

—Lo sé, pero ella no es culpable de serlo.

—No lo es, pero Rika es menor de edad.—Respondió la mayor—Depende de ellos.—Declaró— Y mientras dependa de Yamato y Sora jamás podrá estar contigo. Jamás lo van a aceptar. Y tú sabes cual es la razón.

—Razón injusta.—Declaró Ryo— ¡Que no se te olvide que ellos traicionaron a mi hermana! Ellos deberían tener vergüenza y no deberían acusarme. Ellos son los malos de la historia.

—Sí, Yamato y Sora hicieron todo mal...—Habló Tomoko— Pero, eso no quita que quieran proteger a Rika. Siempre creerán que es por venganza tu acercamiento hacia ella.

—¡No lo es!

—Ahora no, pero tú sabes que en un inicio si te acercaste a ella por interés.—Declaró la Kimura— Lo hiciste con el fin de acercarte a sus hermanas, Izumi y Nene.—Comentó—Y tú bien sabes que eso es lo que menos quieren Yamato y Sora.

—No es justo.

—Sé que no es justo.—Respondió la madre de Kouji—Pero tú sabes como son las cosas.

Ryo negó con la cabeza.

Su vida era muy complicada, primero su padre lo abandonó, luego su madre murió, la única familia que tenía era su hermana y la perdió por culpa de Yamato. Ahora quería amar con libertad a Rika. Pero no podía porque los mismos que hirieron a su hermana querían separarlos.

—Por favor...—Tomoko tomó la mano de Ryo— Ahijado.— Habló— Piensa las cosas. Yo no te digo esto porque quiera lastimarte, al contrario, yo solo quiero cuidarte.

Ryo sintió un nudo en su garganta.

¿Por qué la vida era tan injusta con él?


Sora se detuvo frente a la puerta de la casa de Tomoko y Ryo.

Sintió un nudo en su estómago al estar en ese lugar luego de tanto tiempo. No recordaba exactamente cuando fue la última vez que vino a ver a su tía...Mejor dicho, si recordaba, pero prefería no recordar. Venir a ese lugar le traían recuerdos de Mimi, ya que esa era la casa en la cual ella vivió junto a Ryo.

Suspiró ahuyentando esos pensamientos, lo mejor era no recordar a esa persona.

Respiró profundo antes de tocar el timbre. La puerta se abrió casi de inmediato, revelando a Tomoko, quien quedó sorprendida al ver a su sobrina.

—¡Sora! —exclamó Tomoko.

Sora forzó una sonrisa, sintiendo la tensión en el aire. —Hola, tía Tomoko.

—Tanto tiempo.

La pelirroja asintió.

—N-no esperaba verte.

Sora hizo una mueca—Siento molestarte.—Comentó— Pero necesito hablar con Ryo. ¿Está en casa?

Tomoko asintió, notando la seriedad en el rostro de Sora—¿Con Ryo?

Sora asintió— Es importante.


Yamato se dejó caer sobre la silla tras su escritorio, sus ojos estaban cerrados y llevó una mano a su frente, tratando de aliviar el dolor de cabeza que lo atormentaba. De repente, la puerta se abrió y Haruna ingresó a la oficina. Yamato levantó la vista y se sorprendió al verla.

—Haruna, ¿qué haces aquí? —preguntó, tratando de sonar más compuesto de lo que realmente se sentía.

Haruna cerró la puerta detrás de ella y se acercó al escritorio. —Necesitamos hablar del proyecto. Hay algunos detalles que debemos revisar.

Yamato asintió, intentando enfocarse. —Claro, hablemos de eso.

Pero Haruna notó algo en el rostro de Yamato que no cuadraba con sus palabras. —¿Cómo estás después del incidente de ayer? —preguntó con genuina preocupación—. Te ves... agotado.

Yamato intentó sonreír, aunque fue un esfuerzo débil. —Estoy bien. Me siento mejor, de verdad.

Haruna frunció el ceño, claramente no convencida. —Tu rostro no lo demuestra, Yamato. ¿Qué está pasando?

Yamato suspiró, desviando la mirada. —No es nada. Solo... cosas personales.

Haruna se acercó más y se sentó en el borde del escritorio, mirándolo fijamente. —Puedes confiar en mí, Yamato. ¿Qué está realmente mal?

Yamato alzó su mirada hacia la castaña, era extraño la calidez en los ojos de Haruna lo hizo sentir un poco más seguro y por unos segundos tuvo la intención de decirle la verdad. No obstante, prefirió callar.

—Es difícil, Haruna. Es un tema privado con mi hija menor...—Declaró— Pero no quiero nuevamente hostigarla con otro problema de nosotros.

Haruna tomó la mano de Yamato entre las suyas, su toque suave y reconfortante. —Yamato, no es una molestia, si puedo ayudarte me sentiré feliz.

Yamato dirigió su mirada hacia la mano de la castaña, era extraño, ese contacto...esa mirada...la dulzura de sus palabras...

¿Por qué su corazón latía tan fuerte?


—Ryo, Sora está aquí para hablar contigo.

Ryo levantó la vista, sorprendido al ver a Sora en la puerta. Se levantó rápidamente, sintiendo que algo importante estaba a punto de suceder.

—Sora...—Pronunció su nombre— ¿Qué haces aquí?

—Necesito hablar contigo.

—¿Vienes a regañarme de nuevo? ¿no?— Comentó el Akiyama—Creí que con la discusión de ayer sería suficiente.

—No vengo a discutir.— dijo Sora con firmeza— ¿Podemos hablar en privado?

Tomoko miró a ambos, sintiendo la tensión, y decidió dejarlos solos. Cerró la puerta tras de sí, dejándolos en la habitación.

Ryo señaló una silla para que Sora se sentara, pero ella permaneció de pie, mirando a su primo con determinación.

—Ryo, quiero saber qué pasó entre tú y Rika. ¿Qué fue ese beso?

Ryo suspiró, preparándose para la conversación. —Sora, Rika y yo nos hemos estado conociendo. Ese beso... significó algo para mí.

Sora frunció el ceño, cruzando los brazos. —Ryo, Rika es solo una adolescente. No quiero que la lastimes. Ella merece estar enfocada en sus estudios, no en relaciones que pueden complicar su vida.

—No tengo intención de lastimarla —respondió Ryo, su voz firme—. Sora, Rika no es una niña. Es más madura de lo que piensas y sabe lo que quiere. Yo la respeto y la quiero.

—¿La quieres? —Sora soltó una risa sarcástica—. Ryo, tú no puedes ofrecerle nada. Eres un estudiante universitario sin estabilidad económica. ¿Cómo piensas cuidar de ella?

—No se trata de dinero o estabilidad, Sora. Se trata de sentimientos reales y de respeto mutuo. Yo la apoyo en todo lo que hace y ella me apoya a mí. Eso es lo que importa.

—Me resulta imposible creer que hablas de sentimientos reales.—Declaró la pelirroja.

—¿Por qué?—Cuestionó el Akiyama— ¿Por qué soy hermano de Mimi?

Sora se quedó en silencio, luchando con sus propios pensamientos. No quería admitirlo, pero sí, por el recuerdo de Mimi rechazaba a Ryo. No obstante, no era la única razón, Ryo tenía muchos puntos en contra.

—Ryo, no es solo eso. He visto lo difícil que es la vida cuando alguien se involucra en una relación a tan temprana edad. No quiero que Rika pase por lo mismo.

Ryo asintió, comprendiendo sus preocupaciones. —Sora, entiendo tus miedos. Pero no puedes protegerla de todo. Ella necesita vivir su vida, cometer errores y aprender de ellos. Yo estaré allí para apoyarla, pase lo que pase.

Sora suspiró, sintiendo la tensión aflojarse un poco. —Solo quiero lo mejor para mi hija, Ryo. Y no estoy segura de que estar contigo sea lo mejor para ella.

—Déjame demostrarte que puedo ser lo mejor para ella —dijo Ryo, acercándose a Sora—. No estoy pidiendo tu aprobación inmediata. Solo quiero que me des una oportunidad.

Sora lo miró a los ojos, viendo la sinceridad en su mirada. Finalmente, asintió con resignación.

—¡No, Ryo, no!— Exclamó— No hay posibilidad de que tengas una mínima oportunidad con Rika.

—¿Por qué no?—Preguntó Ryo—¿Por qué soy hermano de Mimi?

—Deja de nombrar a Mimi.—Insistió la pelirroja—Ella no está aquí.

—Pero si está presente en tus pensamientos de ustedes.—Habló—No me creo la razón de los estudios y nada que algo me rechazan para estar con Rika.

—Esa no es la única razón.

—¿Única?—Cuestionó Ryo— Pero si una de ellas.

—Ryo, no quiero discutir.—Declaró Sora—Por favor. Aléjate de Rika. Entiende que su relación es imposible.

El oji-azul apretó sus puño.

—Por favor, entiende por las buenas, ya que si no los haces. Yamato acudirá a otro medio.—Advirtió— Y yo no quiero que eso ocurra.— No quería que Ryo corriera la misma de suerte de Mimi.

Ryo se mordió el labio inferior.

—A Rika a quiero.—Declaró— Acaso ¿no es suficiente?

Sora negó: —Lamentablemente no.

Ellos querían lo mejor para Rika. Y Ryo no era parte de eso.

Tomoko la esperaba en la entrada, preocupada por lo que había sucedido.

—¿Todo bien? —preguntó Tomoko.

Sora suspiró, dándose cuenta de que la conversación había sido más difícil de lo que esperaba.

—No, tía.—Respondió—Creo que Ryo no entiende lo que está en juego.

Se levantó y colocó unas gafas sobre sus ojos para caminar hacia la salida.

Ryo simplemente observó con odio a aquella mujer que tanto daño le hizo a su hermana.

Verdaderamente odiaba a Sora y Yamato.

Mimi no merecía pasar por lo que pasó por culpa de ellos.


Mientras tanto, en la oficina de Hiroaki, Toshiko ingresó a ella de manera abrupta, sin ser avisada, sorprendiendo al castaño.

—¡Hiroaki Ishida!

—Toshiko, ¿qué haces aquí tan temprano? —preguntó Hiroaki—¿Por qué entras de ese modo?

Toshiko se levantó, cruzando los brazos sobre el pecho. —Necesito hablar contigo, Hiroaki.

—Estoy ocupado.

—¡Para esto no estarás ocupado!— Exclamó la Takenouchi— ¡Es serio!

—¿Qué pasó?— Preguntó el hombre— ¿De qué quieres habla?

—Es sobre Haruna.

Hiroaki arqueó una ceja, mostrando una leve sonrisa. —¿Otra vez con eso? Pensé que ya habíamos hablado de tu desconfianza.

—Esto es diferente —insistió Toshiko, su tono serio—. Ayer, Yamato tuvo un incidente y Haruna estuvo involucrada.

Hiroaki se dejó caer en un sillón, suspirando. —Toshiko, no exageres. Haruna solo estaba ayudando. Es una mujer amable y preocupada por los demás.

—¿Amable? —replicó Toshiko, claramente irritada—. Llegó al punto de llevar a Yamato a la clínica. Cuando yo aparecí, insistió en que él necesitaba su ayuda, cuando claramente no era así.

Hiroaki se rió suavemente. —¿Y cuál es el problema? Siempre está dispuesta a ayudar.

—¡Ese es el problema!— Exclamó la Takenouchi— ¿Por qué está tan centrada a ayudarnos y acercarse a nuestra familia?

—Porque quiere hacer negocios.

Toshiko rió— Que extraña forma de acercarse. Nunca vi algo así antes.

Hiroaki frunció el ceño, su tono volviéndose más serio. —Toshiko, te estás dejando llevar por tus sospechas sin fundamento. Haruna es una profesional. Tal vez su forma de actuar no sea la convencional, pero no significa que tenga malas intenciones.

—Hiroaki, ¿no ves lo que está pasando? —insistió Toshiko—. Su amabilidad excesiva, su constante presencia en los momentos críticos, todo esto me parece una táctica para ganarse nuestra confianza y acercarse a Yamato. No puedo simplemente ignorarlo.

Hiroaki suspiró profundamente, frotándose la frente con una mano. —Toshiko, entiendo tu preocupación como madre, pero no tienes ninguna prueba concreta de que Haruna esté actuando de mala fe. Hasta ahora, solo ha demostrado ser una aliada y alguien que realmente se preocupa por nuestro bienestar.

—¿Aliada? —dijo Toshiko con incredulidad—. Me parece más bien que está intentando insertarse en nuestra vida de una manera que no es normal. Primero ayudando a limpiar el nombre de nuestra familia por lo que hizo Rika, luego donándole sangre a Takeru, hizo campañas ayudando a Izumi en la búsqueda de las modelos ¡Y ahora esto!

Hiroaki la miró fijamente. —Cada persona tiene sus formas de actuar para ganar aliados en los negocios. ¿o acaso tú no has hecho de todo para tener dinero y propiedades?

Sí, había hecho todo tipo de cosas, pero no estaba hablando de ella sino de Haruna.

Toshiko apretó los labios, tratando de contener su frustración. —Su preocupación parece más personal que profesional.

Hiroaki se levantó de su asiento, visiblemente molesto. —Toshiko, esto está yendo demasiado lejos. Te estás aferrando a una narrativa sin fundamento. Haruna no ha hecho nada que justifique esta desconfianza extrema. Deberías darle el beneficio de la duda en lugar de acusarla sin pruebas.

Toshiko se quedó en silencio por un momento, claramente frustrada—Lo diré por milésima vez ¡Ella no me da confianza!—Exclamó—Solo espero que no te arrepientas de esto, Hiroaki. Porque yo seguiré vigilando de cerca.

Con eso, Toshiko se giró y salió de la sala, dejando a Hiroaki con un suspiro profundo y una sensación de incomodidad. Sí, era extraño que Haruna lo ayudara tanto, pero Toshiko siempre tendía a actuar de esa forma cuando se sentía "amenazada"

Tenía una facilidad para hacerle la vida miserable a cualquier mujer que brillase más que ella.


De repente, escuchó un suave golpeteo en la puerta. Se levantó, extrañado, y caminó hacia la entrada. Al abrir la puerta, se quedó sorprendido al ver a Rika parada allí, con una expresión seria en su rostro.

—Rika, ¿qué haces aquí? —preguntó Ryo, dejando ver su sorpresa.

Rika dio un paso hacia adelante, mirándolo a los ojos. —Necesitaba verte, Ryo. Necesitaba hablar contigo.

Ryo asintió, haciéndose a un lado para dejarla pasar. —Entra, por favor. ¿Quieres algo de beber? ¿Agua, té?

Rika negó con la cabeza mientras entraba en el pequeño departamento. —No, gracias. Solo... necesitaba hablar contigo.

Ryo cerró la puerta y la siguió hasta la sala, donde ambos se sentaron en el sofá. Había una palpable tensión en el aire, y Rika parecía estar buscando las palabras adecuadas.

—Rika, ¿qué pasa? —preguntó Ryo, su tono lleno de preocupación.

Rika tomó una respiración profunda antes de hablar. —Ryo, lo que sucedió... el beso... Mis padres están en contra de esto. No quieren que esté contigo. Creen que no eres adecuado para mí.

Ryo frunció el ceño, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración. —Lo sé, Rika. Tu mamá me lo dejó muy claro. Pero yo... yo no quiero alejarme de ti. Sé que esto es complicado, pero estoy dispuesto a luchar por nosotros.

Rika lo miró a los ojos, su expresión suavizándose un poco. —Yo también, Ryo. Pero es difícil. Mis padres tienen expectativas, y no entienden lo que siento por ti.

Ryo tomó la mano de Rika entre las suyas, su mirada fija en ella. —Rika, no importa lo que digan tus padres. Lo que importa es lo que sentimos el uno por el otro. Yo estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para demostrarles que estoy aquí para quedarme, que te amo y que quiero estar contigo.

Rika apretó su mano, sintiendo un calor reconfortante. —Ryo, esto no va a ser fácil. Mis padres son muy protectores, especialmente mi mamá. Ella no confía en ti.

Ryo asintió, comprendiendo la situación. —Lo sé. Pero puedo entender su preocupación. Quieren lo mejor para ti. Pero quiero demostrarles que yo también quiero lo mejor para ti. Estoy dispuesto a ganarme su confianza, aunque lleve tiempo.

Rika lo miró con una mezcla de esperanza y miedo. —¿Y si nunca cambian de opinión? ¿Y si siempre están en contra nuestra?

Ryo la miró con determinación. —Entonces, tendremos que encontrar la manera de seguir adelante, a pesar de todo. No quiero que te alejes de tu familia, pero tampoco quiero perderte. Encontraremos un equilibrio, Rika. Lo prometo.

—No lo prometas, tu sabes que es imposible, mis padres son de lo peor.

Sí, sabía que Yamato y Sora eran de lo peor, pero no quería ser pesimista.

—No importa.—Respondió el oji-azul— Lo importante es que te quiero y tu me quieres ¿cierto?

Rika se mordió el labio inferior. Jamás fue una persona enamoradiza, pero por primera vez sentía esto, era extraño no lo iba a negar aunque agradable.

Rika suspiró—¿Crees que con el cariño será suficiente?

—Más que suficiente.— Contestó Ryo—Lo haremos juntos, Rika. Pase lo que pase, lo enfrentaremos juntos.

De repente, el sonido de la puerta abriéndose interrumpió su momento. Ryo y Rika se separaron rápidamente, justo cuando Tomoko, la tía de Rika, entraba en el departamento. Al ver a Rika, su expresión pasó de sorpresa a preocupación.

—Rika, ¿qué haces aquí? —preguntó Tomoko, su voz llena de alarma—. ¿Te has escapado de la preparatoria?

Rika bajó la cabeza, sintiéndose culpable. —Tía Tomoko, yo... necesitaba ver a Ryo. No podía concentrarme en nada en la escuela.

Tomoko frunció el ceño, claramente molesta. —Rika, esto no está bien. No puedes simplemente escaparte de la escuela para venir aquí. ¿Sabes lo preocupados que estarán tus padres si se enteran?

Ryo intervino, tratando de calmar la situación. —Tomoko, por favor, no la regañes. Ella solo necesitaba hablar conmigo. Es una situación complicada para los dos.

Tomoko lo miró con una mezcla de desaprobación y preocupación. —Ryo, entiendo que quieras estar con ella, pero esto no es una manera adecuada de manejar las cosas. Rika debe estar en la escuela, no aquí.

Rika levantó la mirada—Tomoko, por favor, no sea como mis padres.—Comentó— Estoy intentando sobrellevar esta situación, pero necesitaba hablar con Ryo.

Tomoko suspiró, su expresión suavizándose un poco. —Lo entiendo, Rika, pero esto no es una solución. No puedes huir de tus responsabilidades. Tus padres confían en que estarás en la escuela, estudiando. Si llegan a saber que estás aquí con Ryo habrán más problemas de los que ya hay.

Ryo asintió, consciente de la gravedad de la situación. —Tomoko, solo necesitamos hablar. Prometo que la llevaré de vuelta a la escuela. Pero por favor, entiéndenos.

Tomoko miró a Rika y luego a Ryo, finalmente asintiendo con resignación. —Chicos, por favor, entiendan ustedes. Ya están metidos en un lío. Lo mejor para ustedes es ser prudentes y mantenerse alejados.

Rika se mordió el labio inferior— ¿Enserio piensas eso?

La madre de Kouji asintió— Sí...—Comentó— Lamentablemente.


La luz del Sol se filtraba a través de las ventanas de la oficina, creando un ambiente cálido mientras Takuya e Izumi revisaban las fotos de los diseños de Izumi. Estaban sentados uno al lado del otro, sus miradas concentradas en las imágenes frente a ellos.

—Creo que esta imagen es perfecta para la campaña de otoño —comentó Takuya, señalando una de las fotos.

Izumi asintió, mordiéndose el labio inferior mientras examinaba la imagen. —Sí, creo que captura exactamente lo que queríamos. La paleta de colores es ideal.

Mientras Takuya pasaba a la siguiente foto, sus manos se rozaron accidentalmente. Ambos se quedaron inmóviles por un segundo, sintiendo una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos. Rápidamente, retiraron las manos y se ruborizaron.

—Perdón —murmuró Takuya, desviando la mirada.

—No, no te preocupes —respondió Izumi, tratando de sonar despreocupada, aunque su corazón latía con fuerza.

Intentaron volver a concentrarse en el trabajo, pero la tensión en el aire era palpable. Takuya continuó pasando las fotos, y ambos hicieron comentarios breves y profesionales, evitando el contacto visual directo.

De repente, una carpeta llena de bocetos y notas se deslizó del escritorio, cayendo al suelo con un ruido sordo. Sin pensarlo, ambos se arrodillaron para recogerla al mismo tiempo. Sus manos se encontraron nuevamente, esta vez sosteniendo la misma hoja de papel.

Sus rostros quedaron muy cerca, sus alientos mezclándose mientras se miraban a los ojos. El rubor en sus mejillas se intensificó, y por un momento, el mundo pareció detenerse a su alrededor.

Izumi fue la primera en reaccionar. Con rapidez, se levantó, llevando consigo algunos papeles. —Lo siento —dijo, evitando la mirada de Takuya mientras dejaba los documentos sobre el escritorio.

Takuya se quedó en el suelo un segundo más, tratando de recuperar la compostura. Luego se levantó, sosteniendo la carpeta y los papeles restantes. —No, está bien. Fue solo un accidente —dijo, intentando sonar relajado, aunque su corazón seguía latiendo rápidamente.

Ambos se sentaron nuevamente, y un incómodo silencio se instaló entre ellos. Takuya carraspeó, intentando romper la tensión. —Bueno, sigamos con esto. Tenemos que terminar de revisar las fotos antes de que anochezca.

Izumi asintió, volviendo su atención a las imágenes. —Sí, claro. Tenemos mucho trabajo por delante.

Mientras continuaban revisando las fotos, la tensión entre ellos no desaparecía por completo, pero ambos hicieron un esfuerzo consciente por concentrarse en la tarea. Sus pensamientos, sin embargo, seguían volviendo a esos momentos de contacto accidental, sus corazones anhelando algo más, aunque ninguno se atreviera a admitirlo en voz alta.


Haruna estaba en el mini-comedor de la empresa, preparándose un te. El aroma cálido y familiar llenaba el pequeño espacio mientras la máquina de café goteaba lentamente. Sus pensamientos eran interrumpidos por el sonido de una puerta abriéndose. Al voltear, vio a Nene entrar, tarareando alegremente una melodía.

—Hola, Nene —saludó Haruna con una sonrisa, levantando la vista de su taza.

Nene apenas levantó la mirada, respondiendo con un simple —Hola —antes de continuar tarareando su canción, con una expresión de felicidad evidente en su rostro.

Haruna, intrigada por la inusual alegría de Nene, intentó entablar una conversación. —Está lindo el día, ¿no crees?

Nene asintió brevemente, su respuesta cortante. —Sí, lo está.

Haruna observó a Nene mientras continuaba tarareando, su felicidad era casi palpable. Decidió seguir conversando, esperando que Nene se abriera un poco más.

—Te veo muy feliz hoy —comentó Haruna, intentando sonreír y transmitir calidez en su tono.

Nene detuvo su tarareo por un momento, volviendo su mirada hacia Haruna. —Sí, estoy muy feliz —respondió, esta vez con una ligera sonrisa que iluminaba sus ojos.

Haruna tuvo intenciones de preguntarle la razón de la felicidad de Nene, pero se contuvo. En el corto tiempo que había conocido a su hija, había aprendido que Nene era una persona muy reservada. No quería parecer entrometida nuevamente frente a ella.

Continuó en su propio quehacer y sacó de su bolso un pequeño envase con una especie de líquido, el cual vertió suavemente sobre su té. Nene, al principio, no le prestó mucha atención, pero luego de unos segundos su mirada se fijó en el envase que sostenía Haruna.

—¿Eso es aceite de coco? —preguntó Nene, con una mezcla de curiosidad y sorpresa en su voz.

Haruna se avergonzó levemente y asintió, confirmando que sí, era aceite de coco.

—Sí, es aceite de coco —dijo Haruna, con una sonrisa tímida— Sé que suena raro, pero me gusta agregarlo a mi té.

Nene abrió los ojos con sorpresa y una sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡No puedo creerlo! —exclamó— Yo también lo hago.

—¿De verdad?

Nene asintió.

—¡Wow!— Exclamó la oji-miel—Es tan inusual encontrar a alguien más que lo haga.

La joven nuevamente asintió—Pensé que era la única que disfrutaba esta combinación.

Haruna se relajó un poco, sintiendo una conexión inesperada y rio— Yo también pensé que era la única. Desde pequeña todos se burlan de mi por esta extraña combinación.

—Mis hermanas también se burlan de mi por eso...—Murmuró Nene rodando los ojos— Pero me encanta el sabor que le da al té, aunque la mayoría de las personas piensa que es extraño.

Haruna rió suavemente. —¡Qué coincidencia! Siempre me ha gustado experimentar con diferentes sabores, y el aceite de coco le da un toque especial al té.

—Exactamente —dijo Nene, sonriendo ampliamente— Es algo tan simple, pero hace que el té sea más cremoso y delicioso.

¡Vaya!

Hasta que finalmente encontró algo en común con su hija mayor.

—Me alegra saber que no soy la única con este gusto peculiar.—Comentó Haruna—Es genial encontrar a alguien con quien compartir este pequeño placer.— Alzó el envase— ¿Quieres?

Nene asintió— Claro.— Fue así como recibió el envase y lo vertió en su té. Luego de esto le devolvió el envase a Haruna y le dio un sorbo a su té— ¡Delicioso!

La oji-miel sonrió y asintió.

Haruna sonrió y asintió, sintiéndose genuinamente feliz por este pequeño momento compartido.

Justo en ese instante, la puerta del mini-comedor se abrió y Toshiko entró. Nene se emocionó al ver a su abuela, sus ojos brillando.

—Abuela Toshiko.—Musitó Nene y se acercó a ella.

—¡Mi nieta favorita! Finalmente te encontré.

Nene la saludó con un abrazo, Toshiko correspondió al gesto de Nene, pero su expresión se tornó fría y dura al ver a Haruna. Sus ojos la miraron con desprecio, como si fuera una intrusa en ese momento familiar.

—No esperaba verte.—Comentó la joven— No me dijiste que vendrías.

—Quería darte una sorpresa.—Respondió la madre de Sora— Como no te vi, pregunté y me dijeron que estabas aquí.

Nene, todavía sonriendo, contestó:—Estaba charlando con Haruna mientras tomábamos un té. ¿Sabías que a las dos nos gusta el té con aceite de coco?

—¿Té con aceite de coco?— Preguntó Toshiko—¡No me digas que estabas consumiendo eso!

La menor hizo una mueca—S-sí ¿algún problema?

—¡Claro que lo hay!— Exclamó la Takenouchi— Siempre te he dicho que es mucha grasa.—Comentó—Te llenarás de espinillas por consumir aceite. Sobre todo en el té.

Nene hizo una mueca de desagrado ante la reprimenda de su abuela. —Pero abuela, solo era un poco. No creo que haga daño.

Toshiko frunció el ceño, su expresión severa. —Te he dicho muchas veces que debes cuidar lo que consumes. La imagen es muy importante, y no quiero que arruines tu piel por caprichos innecesarios.

Haruna, sintiendo la incomodidad de Nene, intervino suavemente. —No es tan malo, señora Takenouchi. El aceite de coco tiene muchos beneficios para la salud. Ayuda a la digestión y puede mejorar el metabolismo.

Toshiko la miró con frialdad— ¡Vaya! No sabía que además de empresaria era nutricionista, señorita Anderson.

La oji-miel la observó seriamente— No es que sea nutricionistas, simplemente le comento que es beneficioso tomar esto, Nene simplemente está tomando un té para relajarse. No tiene que hacer comentarios de ese tipo...

—Nadie te pidió opinión. Haruna no tienes que entrometerte...—Comentó la Takenouchi— Pero ¿de qué me admiro? Tienes una facilidad para entrometerte en los temas de mi familia ¿no? Incluso en cosas pequeñas como estas.

Haruna se mordió el labio inferior.

—No soy entrometida simplemente quiero ayudar.

—No necesitamos ayuda de extrañas como tú.— Respondió Toshiko.

Nene hizo una mueca: —Abuela, dejemos esto pasar ¿sí?— Comentó tratando de suavizar la tensión, dijo rápidamente— No tiene mucha importancia.

La Takenouchi pasó su mirada por su "nieta"— Simplemente le estoy marcando los límites a esta mujer que desde que llegó ha intentado involucrarse con nosotros.

—No sé porqué me trata de esta forma, señora Takenouchi.—Comentó Haruna— Yo simplemente quiero ser una buena socia.

—Basta con lo que has hecho.—Respondió Toshiko— Deja de involucrarte.

La oji-miel se mordió el labio inferior: —Disculpe, nunca he querido que piense que soy una entrometida.—Comentó antes de tomar su tazón—Permiso, me retiraré porque tengo mucho que hacer.— Fue así como se acercó a la salida— Luego nos vemos Nene.— Fue así como salió del lugar.

—Abuela, entiendo que no confíes en ella, pero no deberías enfrentarte de esta forma con ella.

—Simplemente le recuerdo sus límites.—Declaró Toshiko antes de tomar el tazón de la mano de Nene y acercarse al lava platos para votar el té— Esa mujer no me da buena espina...

Sí, lo sabía.

—Y a ti tampoco debería darte confianza.—Musitó la Takenouchi— ¿No me habías dicho que estabas enojada por su obsesión con nosotros?

Sí, se lo dijo.

—Sí, pero enfrentarte de esa forma con ella se ve un tanto vulgar.

—¿Vulgar?— Toshiko lanzó una carcajada— ¡Querida, por favor!— Se acercó a ella— Con el tiempo verás que es necesario ser como yo para ser respetada por los demás...—Aconsejó— Ser buenita como Sora, tu madre, simplemente te hará ser débil...—Depositó su mano en su hombro— Solamente siendo yo, lograrás ser respetada, y elogiada.—Declaró— Recuerda siempre eso y triunfarás como yo.

Nene repasó estas palabras en su mente. Su objetivo siempre había sido ser como su abuela Toshiko y siempre intentaba seguir sus consejos. Sin embargo, este consejo, a diferencia de los otros le causó cierta angustia en el pecho al recordar el agradable momento con Haruna hace unos minutos.

Fue corto el momento, pero extrañamente se sintió a gusto...Sí, algo extraño. Pero era verdad.

Pero ¡que estupidez!

Movió la cabeza intentando alejar esos pensamientos de su mente.


Haruna llegó a su oficina y cerró la puerta tras de ella completamente enfadada luego del momento vivido con Toshiko.

¡Odiaba a esa mujer con todo su corazón!

Como siempre, lograba humillarla.

Era como si, Toshiko tuviese una profesión para eso.

Apretó su puño.

El recuerdo de las humillaciones que recibió por su culpa hace años volvieron a su mente.

El suave zumbido de su teléfono móvil interrumpió sus pensamientos. Al ver el nombre de Tomoko en la pantalla, frunció el ceño, ya que no solía recibir llamadas de ella a estas horas.

—¿Tomoko? —respondió Haruna, con una mezcla de curiosidad y preocupación en su voz—. ¿Qué ocurre?

La voz de Tomoko al otro lado de la línea sonaba alterada y ansiosa. —Haruna, necesito hablar contigo urgentemente.

—¿Urgentemente? —repitió Haruna, su preocupación aumentando—. ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

—No puedo hablar de esto por teléfono —dijo Tomoko, su tono más apremiante—. Es muy privado y delicado. Necesito verte en persona.

Haruna se enderezó en su silla, su mente corriendo con posibles escenarios. —¿Está bien tu familia? ¿Ryo está bien?

Tomoko respiró hondo antes de responder. —Sí, están bien...pero no como debería.

¿No cómo debería?

Esto sorprendió a la castaña.

—¿Qué ocurre con él?

Tomoko suspiro—Está metido en un problema. Gigante y no sé como sacarlo de ahí.


Yamato estaba concentrado en su escritorio, revisando una serie de documentos importantes para el próximo proyecto de la empresa. El sonido del teléfono interrumpió su concentración y, al descolgar, escuchó la voz calmada de su secretaria, Mizuki.

—Señor Ishida, su esposa ha llegado a la empresa y quiere hablar con usted.

Yamato suspiró, un poco sorprendido. —Está bien, Mizuki. Déjala entrar.

Momentos después, la puerta se abrió y Sora ingresó a la oficina. Yamato se levantó de su silla y caminó hacia ella, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad.

—Sora, ¿qué haces aquí? —preguntó Yamato sin despegar su mirada de los papeles.

—Necesitamos hablar, Yamato. Es sobre Rika —respondió Sora, cerrando la puerta detrás de ella y acercándose a su escritorio.

Yamato frunció el ceño, visiblemente preocupado. —¿Qué pasa con Rika? ¿Hizo algo? ¿Sucedió algo?

Sora suspiró, tomando asiento frente a él y suspiró— Es sobre ese tema con Ryo...—Aclaró.

"Ryo"

Yamato apretó los dientes al escuchar ese nombre.

—¿Qué sucedió?— Preguntó— No me digas que nuevamente Ryo fue a molestar a Rika.

—No, Yamato...—Respondió Sora—Ryo no vino.—Declaró—Yo fui...—Informó—Fui a ver a Ryo. Hablé con él y le pedí que se alejara de Rika.

Los ojos de Yamato se abrieron con sorpresa y luego con enojo. —¿Qué? ¿Fuiste a ver a Ryo? ¿Por qué harías algo así sin hablar conmigo primero?

—Porque esto es grave, Yamato —respondió Sora, su tono firme pero calmado— Pensé que si lograba hablar con él lograría algo.

—¿Y lo lograste?

—No.

—Como lo supuse...—Murmuró Yamato.

—Lamentablemente Ryo está cerrado en hablar.—Declaró Sora— Por más que intenté explicarle la situación no quiso entender.

—Que no te sorprenda.—El rubio rodó los ojos y se levantó de su silla para voltear a la ventana— Ese chico es un idiota.—Se cruzó de brazos— Desde siempre ha sido igual de terco.

—Yamato, no podemos permitir que ellos estén juntos.—Habló— Debemos ser padres responsables y protegerla —dijo Sora, su voz suavizándose— No quiero que Rika se lastime. Necesitamos hablar con ella, juntos, y explicarle por qué esto no puede continuar.

—¿Hablar?—El rubio rió— Parece que no conoces a tu hija. Rika es igual de terca que Ryo. No escuchará.

Lamentablemente

—¿Y qué se supone que hagamos? ¿Encerrar a Rika en su habitación hasta que olvide a Ryo?

—Ojalá fuera imposible...—Comentó Yamato— Pero Rika tiene una facilidad para burlar la seguridad incluso de nuestra propia.

—¿Y si la enviamos a otro país?

¿Enviarla a otro país?

—Quizás, a un internado, a ella siempre le ha gustado la idea de aprender otros idiomas, tal vez, en Francia...

—¿Hablar? —El rubio rió con amargura—. Parece que no conoces a tu hija. Rika es igual de terca que Ryo. No escuchará. Lamentablemente.

—¿Y qué se supone que hagamos? ¿Encerrar a Rika en su habitación hasta que olvide a Ryo?

—Ojalá fuera posible... —comentó Yamato—. Pero Rika tiene una facilidad para burlar la seguridad incluso de nuestra propia casa.

Sora suspiró, buscando desesperadamente una solución. —¿Y si la enviamos a otro país?

Yamato se quedó en silencio, sorprendido por la sugerencia. —¿Enviarla a otro país?

—Quizás, a un internado. A ella siempre le ha gustado la idea de aprender otros idiomas. Tal vez, en Francia...

—Olvídalo —exclamó Yamato, sacudiendo la cabeza—. Nuestra hija, con su supervisión hacia cosas indebidas, en otro lugar, lejos de nosotros, podría hacer cosas peores. Además, ni en mis peores pesadillas soportaría estar lejos de ella.

Sora asintió, pero su expresión seguía reflejando preocupación. —Pero ¡tenemos que hacer algo!— Declaró— No podemos dejar que estén juntos. Esa relación no debe ser. No puede estar con Ryo.

—¡Obvio!— Exclamó el rubio volteando hacia su esposa— ¡Jamás dejaría que mi hijo esté con el hermano de Mimi!

Justo en ese momento, la puerta de la oficina se abrió bruscamente y Hiroaki, el padre de Yamato, ingresó al lugar. Su expresión era severa y sus palabras cayeron como una bomba en la sala.

—Vaya, vaya, así que la arrimada está involucrada con el bastardo hermano de Mimi.

Y en ese momento, el matrimonio Ishida sintió el verdadero terror. El alma salió del cuerpo de Yamato al ver a su padre.


Satomi caminaba con determinación hacia el área de descanso del club, donde vio a Toshiko relajándose con una copa de vino. Al verla, Toshiko levantó la vista y sonrió, aunque su sonrisa no alcanzaba sus ojos.

—Satomi, querida, qué sorpresa verte por aquí —dijo Toshiko, con un tono de falsa amabilidad.

Satomi no perdió tiempo en cortesías. —Toshiko, necesito hablar contigo. Es sobre la campaña de Kousei.

Toshiko levantó una ceja, interesada, pero claramente condescendiente. —¿Otra vez con eso, Satomi? Pensé que ya habíamos aclarado que no es un lugar para ti.

—Eso lo dijiste tú —respondió Satomi, su voz firme—. Kousei es mi esposo y tengo todo el derecho de participar en su campaña.

Toshiko soltó una carcajada, claramente disfrutando de la situación. —¿Derecho? Satomi, querida, no sabes en qué te estás metiendo. La política no es para cualquiera, y definitivamente no es para alguien como tú. Serás más una carga que una ayuda.

Satomi sintió cómo la sangre le hervía ante esas palabras, pero mantuvo la calma. —Tú no decides eso, Toshiko. Puedo aportar mucho a la campaña de Kousei, y lo haré. No voy a permitir que me subestimes ni que me impidas apoyar a mi esposo.

Toshiko se inclinó hacia adelante, su tono burlón y despectivo. —¿De verdad crees que tienes lo necesario para estar en este mundo, Satomi? Eres demasiado ingenua, demasiado... tonta, para entender lo que se requiere.

Satomi apretó los puños, su determinación creciendo con cada palabra hiriente de Toshiko. —No me importa lo que pienses, Toshiko. Kousei es mi esposo y haré lo que sea necesario para estar a su lado, incluso en la campaña. No voy a quedarme de brazos cruzados.

Toshiko se recostó en su silla, sonriendo con suficiencia. —Bueno, inténtalo si quieres. Pero te advierto, te estrellarás contra una pared muy dura. Y cuando eso pase, no digas que no te lo advertí.

Satomi respiró hondo, tratando de calmar su enojo. —Veremos, Toshiko. Veremos quién se estrellará. Pero te aseguro que esto no quedará así.

Sin esperar una respuesta, Satomi se giró y se dirigió hacia la salida del club de golf, su mente ya trabajando en los siguientes pasos que tomaría. Sabía que la batalla sería difícil, pero no permitiría que Toshiko, ni nadie, la detuviera en su deseo de apoyar a Kousei y demostrar su valía.


+Nene no lo sabe, pero tuvo conexión con su madre, una conexión madre-hija.

Debo una explicación: Sucedieron muchas cosas en Chile y en mi vida, en mi pueblo, ya estaba cansada de todo, de la Universidad, de escribir, literalmente de todo. Hubieron lluvias fuertes en Chile, hubieron derrumbes, cortes de luz, de caminos, muchas cosas, además justo el día de la lluvia nuevamente estuve de luto (Prácticamente quedé colapsada) más encima la U no colaboraba. Entonces, me di tiempo para enfocarme en otras cosas, apenas terminé el semestre me desligué del computador, a lo más veía tiktok. No quise leer, no quise escribir, estaba demasiado cansada.

BethANDCourt: ¡Hola! Si ando quemada estuve de luto de nuevo F (Siento mucho la espera, estuve colapsada, cansada) agradezco mucho que sigas esta historia. Gracias por tus condolencias. Mi hermana (que empezó a leer la historia) me dice lo mismo "Eres buena para arruinar momentos bonitos" ¡Lo siento! Pero es mi toque...Sí, pobre de Ryo y Rika, y esto recién comienza. Es inevitable pensar que Ryo está detrás de Rika por venganza, después de todo lo que sucedió, Yamato tiene razones para pensarlo. Todos queremos a un Kiriha jajaja bueno en esta historia le estoy dando estos toques como en Digimon Xros Wars (Todos mencionaban que Kiriha tenía una fijación especial por Nene) Con respecto a Kouji...Puedo decir muchas cosas jajaja Puede ser que tenga otra, puede ser que no, necesito que desilucionen con Kouji (al menos en esta temporada) De a poco se desarrolla el Takumi esto va paso a paso ya que no me gustan las cosas apresuradas. Ya veremos que sucede. Muchas gracias por seguir leyendo y comentando fielmente esta historia. Tu apoyo me alegra. Espero que nos leamos en el siguiente capítulo.