Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y toda su banda.
31. ... Cuando No te Dejan Ver la Televisión.
Lucas se encontraba bastante entretenido viendo las noticias, intrigado por los sucesos que ocurrían en la gran ciudad en la que vivía, y a su vez, disfrutaba del poco tiempo libre que tenía para simplemente relajarse y apagar el cerebro por un rato.
Al menos hasta que la puerta de su departamento fue tocada múltiples veces, obligándolo a levantarse. Del otro lado de la entrada se encontraba Shoichiro, quien entró al departamento apenas su amigo abrió la puerta.
—He estado enviándote mensajes toda la tarde, vamos a salir —dijo Shoichiro con una sonrisa, viendo como su amigo regresaba a sentarse frente a la televisión— ¿Qué estabas haciendo?
—Estaba informándome —Lucas señaló con la mano al televisor, justo en ese momento estaba la sección del clima.
Shoichiro miró la pantalla con atención.
—A mi amigo Mei le gusta la chica del clima, dice que tiene buenas piernas —señaló el rubio, cruzando los brazos y alzando una ceja mientras miraba a su amigo con una media sonrisa.
—Yo no… estaba viendo la televisión por eso —dijo cada vez bajando más la voz y sonrojándose levemente.
—No te estoy juzgando, entonces, ¿que? ¿ya nos vamos?
Por toda respuesta, Lucas regresó su mirada a la televisión, y le subió el volumen; no tenía ni la menor intención de ir, solo quería quedarse en su casa, descansar, fingir que no existía el mundo exterior, y tal vez después poner unas palomitas en el microondas y buscar una buena película en algún servicio de streaming.
—Andale, vamos, te voy a presentar a mis nuevos amigos y tal vez nos encontremos a Minos y los demás.
Por toda respuesta, Lucas le subió un poco más al volumen de la televisión; no estaba interesado en conocer a los amigos no músicos de Shoichiro o ver a su primo mayor.
Sin embargo, el joven rubio no estaba dispuesto a aceptar una negativa, por lo que procedió a pararse justo frente a la televisión para comenzar a enumerar, una a una, las razones por las cuales Lucas debía de acompañarlo, moviéndose cada vez que el peliblanco se movía para tratar de continuar viendo la pantalla, y subiendo la voz cada vez que le subía al volumen. Tarde o temprano uno de los dos cedería, solo era cuestión de esperar por quien se cansara primero.
