" Ningún hombre puede cruzar el mismo rio dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos" Heráclito

No puedo creer que mi hermano y tú lleven tanto tiempo sin hablar, Pen —dijo Eloise, por enésima vez—. Y lo peor es que no entiende que con lo de Marina solo le hiciste un favor enorme.

Ya, El, lo sé... Le dolió. Lo vi en su cara, y está bien. Me lo merezco, supongo —respondió Penélope, visiblemente abatida.

Pen, no digas "está bien." Nosotras sabemos que no lo está —intervino Nancy con firmeza—. Mira cómo estás... Esto no es "estar bien."

¿Cómo es que a la abogada Eloise Bridgerton se le había pasado el hecho de que te gustaba mi hermano? – volvió Eloise pero esta vez con cara de suspenso – Esta es la primera vez que a la abogada ilustre que soy se le escapa un hecho – y las tres rieron.

No estoy lista para asumir que me gusta Colin, eso es algo que ustedes dijeron, lo único que si sé es que me duele que nuestra amistad esté pasando por esto – volvió a responder con un vacio horrible en su corazón.

Había pasado casi un mes desde que ella le había dicho a Colin lo de Marina, el mismo tiempo en el que el se había alejado. Colin había aprovechado que Julian y el tenían temas de negocios que resolver y habían viajado rumbo a Thailandia sin despedirse siquiera de Eloise. Toda la información al respecto les había llegado gracias a Julian y Nancy que a pesar de la distancia, no habían dejado de comunicarse ni un solo dia.

Las amigas se habían reunido como cada viernes, solo que este dia lo habían hecho en el apartamento de Penélope para poder beber vino sin complicaciones, obviamente el tema de conversación de esta reunión era: COLIN. Penélope ya les había contado con lujo de detalles lo sucedido y como con las amigas no valían los secretos, había aprovechado para contarles sobre Marina, Charles, sus hijos, Phillip y sus recién estrenados sentimientos por Colin.

Pen ¿Y nunca te interesó ni un poquito Philliph? – preguntó Nancy después de muchas copas de vino mas

Philliph es como mi primo, hay demasiada familiaridad entre nosotros. Además, la verdad es que después de lo de Gerard me dejó de interesar interactuar de esa forma con todo el género masculino.

Todavía sigo sin creer que justo ese tal Gerard aspire si quiera a hacer negocios con Julian- dijo Nancy

Con mi amado Julian quisiste decir – le respondió Eloise con una sonrisa burlona, Nancy solo se sonrojó.

Con mi amado Julian – repitió Nancy- quiero a ese tipito Gerard, lejos de mi amado Julian. Hombres como Julian, Colin incluso Philliph son de los que casi no hay… necesitamos apartarlos de salvajes como ese.

Oye Pen ¿Y Philliph nunca se casó?- Preguntó Eloise con renovado interés – Ha de ser difícil estar solo y más con 2 hijos que educar.

Pues la verdad es que trato de no meterme en su vida pero alguna vez dijo que esperaría a una mujer lo suficientemente astuta e inteligente para mantenerlo a el y a los niños cautivado, solo no sé si ya la encontró – Penelope rio pensando en lo intelectual que era Philliph y lo muy selectivo que era con sus amistades.

La noche finalmente terminó con mas copas de vino y un par de cajas de pizza. Continuaron con conversaciones existenciales pero intentaron no desvelarse esta vez porque Penélope tendría que ir al otro dia, sábado, a la editorial por un manuscrito en el que estaba trabajando. Con esto de Colin tenia que mantener su cabeza mas ocupada de lo usual.

Mientras recogía las copas vacías y los restos de pizza, se permitió un instante de vulnerabilidad. Su mirada se perdió en la ventana. "Me gustaría que todo volviera a ser como antes", pensó, aunque sabía que no era posible. ¿Qué era estar como antes con Colin? Desde que lo había conocido su cuerpo había reaccionado a el. Nunca podría volver a estar como antes con Colin, tenia que aceptar que ser amigos con él ya no era suficiente.

Al otro dia despertó con mas energía. Tenia todo su dia planeado, iria a la editorial a recoger los documentos y luego pasaría el dia en un restaurante hermoso en la orilla del muelle. Tenia una vista justa para poder respirar aire fresco, despejar su mente y leer. Salió de su apartamento con la mente ocupada en el plan del día. Hoy no pensaría en Colin, ni en Marina, ni en nada que le doliera o la hiciera sentir confundida. El aire fresco del puerto sería su aliado, y un buen libro su refugio. Pero el destino, como siempre, tenía otros planes.

Con todo esto en mente, las puertas del elevador se abrieron y justo sin querer chocó con alguien que hizo que su cuerpo sintiera una incomodidad enorme. Alzó la vista y justo vio a la persona mas indeseable para su dia perfecto: Gerard.

Lo vio molesto, justo saliendo del buffete de los Bridgerton, el tampoco había reparado en ella hasta el choque. Cuando la vio, ella notó como su quijada se endureció.

Justo tenía que tropezarme contigo, la última persona que quería ver —dijo Gerard con una sonrisa amarga—. ¿No te cansas de rogarme, Penélope? ¿Qué, creías que un "accidente" como este me haría volver contigo? Ni que hubieras sido tan buena en la cama.

Penélope se tensó pero ella había cambiado, no le iba a dar el gusto de verla descompuesta. Simplemente decidió ignorarlo y seguir adelante hacia la editorial.

Asi que ¿me vas a ignorar? Jajajajaj La poca cosa de Penélope ha decidido tener personalidad e ignorarme.

Penélope sonrio de manera retadora y le sostuvo la mirada, pero optó de nuevo por intentar seguir su camino, lo que no se esperó era que ese hecho llenara de ira a Gerard quien la tomó del brazo de manera agresiva tirándola hacia la pared.

No me dés la espalda Penélope o ya no recuerdas la ultima vez que me hiciste enojar.

Penélope se puso pálida ante el recuerdo. Rabia, miedo y asco llegaron a ella de repente y la hicieron estallar.

El poca cosa eres tu que te atreviste a pegarme, un error que pienso no volverte a permitir.

Te crees muy valiente ahora porque te acuestas con Bridgerton ¿cierto? Pero adivina, el se acuesta con muchas, no eres diferente a las otras- y le puso la mano en el cuello para sujetarla y poder pasar su nariz por su mejilla.

Penélope ni lo pensó, por instinto alzó la rodilla y le golpeó en la entrepierna. Cuando Gerard gritó ella lo empujó y se liberó del agarre.

Tu…. Perra – Gerard se recuperó rápido y la sujetó de un brazo con violencia. Justo ahí pasaron varias cosas que Penélope solo lograría describir como en cámara lenta.

De la nada, un brazo había sujetado con fuerza a Gerard obligándolo a soltarla, ella siguió la mirada para descubrir que el brazo era de Colin que con una rabia que no había visto nunca en el se iba encima de Gerard golpeándolo, lo único que escuchó de Colin fue: "Alejate de ella".

Julian apareció de la nada junto a varios empleados del buffet y unos señores que identificó como los de seguridad del edificio quienes con gran trabajo lograron separar a Colin de un Gerard super mal trecho que yacia en el piso del corredor.

Cuando lograron levantarlo, el muy idiota aun tenia el descaro de voltearla a ver con una sonrisa asquerosa en su rostro.

Desde luego Penélope solo tenía ojos para Colin que seguía tratando de calmarse. No supo de donde encontró el valor y volteó a ver a Julian a los ojos y le dijo: Llévalo a mi oficina, lo curaré allí.

¿Cómo pasaron estas cosas en un Sabado que ella tenia programado para relajarse? Ni idea, pero ahí estaban 10 minutos después, Colin y ella, solos en su oficina, sin verse a los ojos y aun sin hablarse.

Penélope respiró profundo, no podían seguir de esa manera.

Gracias – le dijo ella evitando mirarlo. Colin frunció el ceño

¿Gracias? ¿Asi que solo me vas a decir eso? – le dijo y en su voz se notaba su franca molestia- ¿Por qué no me contaste nada sobre este asunto?

No te estoy entendiendo Colin – y su rostro reflejó su confusión.

¿Por qué no me contaste lo que te hizo ese maldito? ¿Por qué me enteré en medio de un pasillo que ese imbécil había sido abusivo contigo? – esta vez Colin la veía a la cara pero su mirada era una mezcla entre rabia e impotencia.

No tiene importancia ya Colin. Fue hace mucho tiempo ya y yo no….

¡Por supuesto que tiene importancia! —exclamó Colin, con la voz quebrada por la emoción—. Ese desgraciado te lastimó, y aun así se atreve a buscarte, a amenazarte... Pero no va a volver. Me encargaré de que no pueda acercarse a ti nunca más. Ni siquiera podrá pisar el mismo país que tú.

Penélope se permitió sonreír un poco, era tierno verlo preocupado. Suspiró iba a tener que darle una respuesta un poco mas profunda.

La verdad es que nunca le conté a nadie porque me daba vergüenza. Me sentía… insignificante, pequeña y sola… había sido difícil ponerle palabras a ese capitulo de mi vida.

La tensión en el rostro de Colin de discipó al instante y su mirada se tornó a una de profundo amor y ternura.

Me duele tan solo la idea de que hubieras tenido que pasar por todo esto sola Pen – le dijo mientras se acercaba a ella y le sostenia el rostro para que lo viera a los ojos- No quiero verte pasar nunca por un dolor así, quiero poder estar para ti, ahí, siempre.

Penélope lo miró a los ojos, tenia un brillo especial, podía sentir su corazón, su aliento, sus propias emociones que se mezclaban con las suyas. Justo ahí deseo con todo su corazón que Colin la besara. Sus labios se veian irresistiblemente deliciosos.

No sé como dejar que alguien esté ahí para mi Colin- le dijo ella susurrando y captó el momento como él también veía sus labios.

Para mí, tú lo eres todo, Pen —murmuró Colin, con una sinceridad abrumadora—. No puedo sacarte de mi mente: tu sonrisa, tus ojos, tu corazón... Estas semanas sin ti han sido una tortura. Ya no quiero seguir así – susurró antes de besarla con una ternura que la desarmó por completo.

El beso fue más de lo que nunca hubiera podido imaginar. Empezó con dulzura, reconociéndose mutuamente con sus labios pero cuando ella le dio permiso a su lengua de entrar, rápidamente el beso se convirtió en uno demasiado pasional. Los brazos de colin apretaban todo a su paso y las manos de Penelope hacían un recorrido entre la base de su nuca y los musculos de su espalda. Cuando les faltó aire, decidieron separarse un poco. Entre respiraciones agitadas, se vieron a los ojos y se sonrieron.

Junio había llegado con todo, pero si de algo estaban seguros en ese momento era que el resto de sus vidas no serian jamás las mismas después de ese beso.