Unos golpes suabes despertaron a la chica, al principio creyó que despertaría en casa, con el que ella siempre creyó era el amor de su vida, pero no fue así; una pelirroja entro por la puerta.

––– La cena será servida en 40 minutos, el señor pide que lo acompañe ––– Entro al closet, saco algunas cosas del closet y las deposito en el sillón frente a la cama ––– Pide que se de un baño, que utilice todo lo que esta en su closet. Es suyo.

La chica estuvo a punto de decir algo, pero la pelirroja interrumpió.

––– Dice que si usted no baja, subirá, le dará un baño y la vestirá apropiadamente ––– La chica hizo una pequeña reverencia y se fue.

––– Cretino ––– Dijo la azabache más para sí misma.

No sabia que le estaba deparando el destino, vio el vestido que la chica había dejado. Un simple vestido de tirantes blanco largo de tela vaporosa, con un moño en la parte de atrás. Zapatillas blancas, muy delicadas. Se dio un baño rápido en la regadera, una vez vestida, se percató del hermoso vanity azul cielo en el fondo del closet. Se puso un poco de maquillaje, su cabello rebelde suelto, dio un vistazo a las joyas, pero no se atrevió a tocarlas. Había tenido algunas cadenas de oro y pulseras de diamante. Pero tuvo que venderlas para ayudar a Bankotsu cuando tuvo un accidente en su auto. Una lagrima solitaria rodo en su mejilla. Limpio con cuidado y retoco su maquillaje. Mirándose al espejo se prohibió volver a llorar por el imbécil que la había vendido.

salió de su habitación un poco avergonzada, se sentía como una extraña en ese lugar, giro a la izquierda y bajo suavemente por las escaleras de madera que daban al recibidor, ahora ponía atención, el edificio era bordeada por amplios ventanales de cristal, por lo que la luz era increíble, las paredes grises, decoradas con madera en ciertos lugares, daban un toque espectacular a la luz del atardecer.

––– Los atardeceres son magníficos no crees ––– La chica dio un salto por la sorpresa, al momento de girar sus pies tropezaron y antes de caer un joven de ojos dorados la tenia entre sus brazos ––– Veo que eres un poco torpe ––– Encendiendo a la chica.

La azabache se soltó del agarre del Lord, frunciendo el ceño y apuntando un dedo acusador.

––– TU, maldito desgraciado, ¿Quién te crees que eres, para comprarme como si fuera un objeto ––– Claramente molesta y con un poco de miedo? La bestia del Lord saltaba de emoción.

––– Yo soy Lord Sesshomaru, pero eso ya lo sabias––– Dijo mientras caminaba hacia la sala, sentándose tranquilamente en un enorme sillón blanco en forma de U ––– Ven aquí.

––– No, no quiero sentarme.

––– Pague por ti. Ven ––– Sonó a una orden, un escalofrío recorrió la espina dorsal de la chica, el se rio. Definitivamente disfrutaría esto.

Ella se acercó molesta, sentándose lo más alejada de él posible. Él podía sentir su frustración, pero justo antes de poder disfrutarlo, los ojos de la chica se desviaron al atardecer, el pequeño brillo final se reflejó en sus ojos color chocolate, Provocando que su bestia deseara ser liberada. Saltar sobre ella y saborearla.

Cuando la azabache quiso regresar la vista al peli plateado que tenía casi enfrente, este ya no estaba, la chica pestañeó y giró su vista a la derecha. Ahí estaba su cara frente a la chica. Su cara de sorpresa logro que su bestia disfrutara el momento. Sonrió con malicia.

— Harás lo que te pida — ella quiso desviar la mirada, pero él tomó su rostro. El tacto causó una corriente eléctrica por todo el cuerpo de la chica — no puedes desobedecer.

El Lord estaba seguro que había logrado hipnotizarla, hasta que sintió una bofetada en el rostro. El Lord se quedo sin palabras. Nunca nadie antes se había atrevido a tal irreverencia.

— Yo obedezco órdenes de quien me place — Se levantó como resorte y se encaminó en dirección al segundo piso — puede cenar solo, se me ha quitado el apetito.

Antes que él pudiera reaccionar a la osadía de la chiquilla, el timbre de la casa fue tocado. Un portado dado, del que se encargaría mas tarde.

— El joven Miroku ha llegado a casa señor

— Hágalo pasar al despacho — frotándose el rostro, más por la sorpresa que por el dolor — llévele la cena a la señorita Higurashi a su habitación.

Kagome llegó furiosa a su habitación, quien se había creído ese estúpido, que ella aceptaría sin chistar cada orden que él diera. Patrañas. Bankotsu había sido el único que logro que ella fuera hasta cierto punto sumisa. Pero solo hasta cierto punto.

Una solemne carcajada es lo que se escuchaba retumbar en el estudio, Miroku era el dueño de estas.

El mejor amigo de Sesshomaru era también su abogado e investigador, se conocían prácticamente desde que él era un niño, de los pocos humanos que conocen el secreto de los Taisho. Le había advertido a su amigo que no era buena idea "comprar una humana" en estos tiempos, alegó hay derechos humanos y otras cosas que el Lord decidió no escuchar.

— Apenas y me lo puedo creer — sonreía divertido mientras lo observaba desde el otro lado del escritorio.

— Fue… — en Lord pensó un poco la palabra correcta — vigorizante.

— A todo esto ¿cuáles son tus planes con la chica? — Miroku en un tono más serio.

— Será mi juguete por un tiempo –––mintió, realmente había algo que lo atraía de esa chica ––– me pienso divertir mucho ––– Esa era una verdad.

Miroku estaba seguro que su amigo tenía algo más que un mero capricho, hacía mucho tiempo no lo veía tan obsesionado con una mujer.

— ¿Encontraste algo más? — el joven puso un folder grueso sobre

— Es todo, prácticamente huérfana. Perdió a toda su familia en un accidente de avión… — el hizo una pausa, pensando si continuar o no.

— Vamos Miroku escúpelo

— Su relación con Bankotsu fue muy toxica, no he dejado de encontrar datos, fotos y videos. Aún no me los han hecho llegar todos.

— Y de ese idiota que sabes

— Ya cobró el cheque que le diste, por supuesto ya comenzó a gastarlo.

— Era de esperarse — el Lord tenía planes para ese idiota ––– ¿No te quedas a cenar?

— Prefiero no molestar, tengo algunas cosas que hacer ––– Dijo mientras se ponía en pie ––– Por cierto, antes que lo olvide. Tu padre hablo hoy por la mañana. Cuando estabas ocupado con cierto asunto.

— Hm ––– Típico del Lord.

— Se trata de Inuyasha

— Tu padre dice que necesita un tiempo fuera ––– aclarándose la garganta un poco incomodo ––– Llegara en unos días a la ciudad, espera que le des un puesto en la empresa para tenerlo vigilado.

— Encárgate de eso, no quiero tenerlo en casa.

— Comprendo, me retiro amigo.

Ambos se dieron un fraternal abrazo, Sesshomaru sabia que es lo que implicada el "Tiempo fuera", Inuyasha había hecho de las suyas. Definitivamente no quería a ese idiota cerca de SU presa.

Kagome se había puesto un pijama de las que encontró en su nuevo clóset, ella prefería sus camisetas flojas, pero no sabía dónde habían puesto sus cosas, además ella nunca se había podido comprar algo de tan excelente calidad. La deliciosa tela de seda acariciaba su piel, pantalón largo y amplio color blanco, una camisa de manga corta con botones gruesos al frente y unas pantuflas de conejo.

Alguien tocó su puerta. Sacándola de sus pensamientos. Abrió y nuevamente ahí estaba la pelirroja. Con una bonita sonrisa y una bandeja de comida.

— El señor pidió que le subiéramos la comida — La chía entró y dejó la bandeja en la cama — me llamó Ayame, estaré aquí para servirle.

La chica nuevamente hizo una reverencia y salió de la habitación. Destapo la bandeja que la chica había dejado. Fetuccini Alfredo. Su favorito. Kagome no quería admitirlo, pero le gusta ser consentida. encendió la televisión puso FRIENDS, únicamente para que estos le sirvieran de ruido, mientras comía de forma automática y perdía su mirada en enorme noche estrellada que podía apreciar desde su cama.

Un poco mas tarde, en esa misma habitación fue abierta la puerta que Kagome encontró cerrada un poco más temprano, las fosas nasales del Lord se inundaron con el delicioso aroma que la chica emanaba, no podía entender porque esta humana le atraía tanto. En todos sus años de vida, jamás había tardado tanto en alimentarse de una chica. Eran solo humanos, pequeñas bolsas de comida.

Se había quedado dormida viendo la televisión, el lord apago la televisión, retiro la bandeja, vio el pecho de la chica subir y bajar de manera relajada, aparto la marea de cabello azabache del rostro, exponiendo al mismo tiempo su cuello. La arteria principal lo llamaba, pero se concentro en los labios de la chica, carnosos, sus mejillas y nariz un poco rojos, podía oler los restos de sal en sus mejillas. Por alguna razón se sintió como un tirano. Ella parecía un ángel y yo claramente son un Demonio.

La primera vez que el Lord interactúa con su presa, fue hace casi un mes. En la librería. No podía negar que la chica lo tenía bastante intrigado, la había estado siguiendo, su olor era exquisito y quería disfrutarlo. Amaba este juego del cazador y la presa.

Aún no era el momento oportuno, quería esperar un poco más, pero ahí estaba ella. En la sección de ciencia ficción/ horror. Vampiros. El Lord sonreía con la ironía. Ese día la chica vestía una falda de mezclilla corta, blusa blanca y chaqueta de piel real. Su bestia se relamió al verla de puntitas con el trasero elevado tratado de alcanzar un libro de la estantería más alta. No puedo evitarlo y envió la imagen al cerebro de la chica.

Como un relámpago en la mente de la chica apareció ella siendo montada por el Lord, sobre un escritorio con los libros por el suelo y el a punto de morderla.

Un gemido ahogado, su corazón acelerado, humedad en su ropa interior y los libros en el piso. Su bestia bufó de placer.

La azabache se agachó rápidamente a recoger los libros que tenía en la mano, justo al momento de tomar el último, unos dedos largos tocaron su mano causándole un escalofrío en la espina dorsal. Levantó su mirada, para encontrarse con unos fríos ojos dorados. Le quitaron el aliento. Por un par de segundos se quedaron ahí.

La chica salió de su ensañamiento al momento que su celular vibró. El Lord odiaba esos aparatos, tan inoportunos.

Te estoy enviado mensajes, porque rayos no contestas ––– El tono de voz del otro lado molestaba al Lord.

— Estaba un poco distraída. ¿Qué ocupas?

Olvídalo. Eres una estúpida ––– El Lord agudizo el odio y pudo escuchar risas de mujeres del otro lado de la línea.

La llamada terminó antes que ella pudiera decir algo, el pudo sentir energía de angustia reemplazaba la sensación de excitación de hace un momento. Gruño en su interior, lo hizo sentir furioso, ella era su presa y nadie podía hacerla sentir cosas más que él.

— ¿Así que… vampiros? — sintió su energía cambie en un segundo. Le encantó.

— Son un pequeño deseo culposo — emitiendo una risa traviesa y tomando el libro de las manos del Lord.

— ¿Por qué culposo? — preguntó mientras la veía volver su atención a la estantería.

— Porque desearía ser un vampiro — la bestia del Lord aulló de placer — aunque odiaría ser una criatura de la noche —más risitas — aunque prefiero eso a brillar como luciérnaga.

El lord comprendió que está burlándose de algunos libros en particular.

— Parece una lectura interesante — Dijo simplemente, le estaba costando controlar a la bestia, no podía permitirse un desliz, esta chica lo estaba volviendo loco — Buen día.

Retirándose apresuradamente, no podía permitirse un desliz de esa manera. Tantos siglos de vida, para venir a perder los estribos por una simple humana.