-Esta historia esta inspirada en el manga y anime "Inuyasha" de Rumiko Takahashi, así como en mitología griega, persa, americana e indu. Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, más los personajes de carácter secundario, las modificaciones a las personalidad, los hechos y la trama corren por mi cuenta y entera responsabilidad para darle sentido a la historia. Les sugiero oír "I Want It That Way" de Backstreet Boys de para Itachi, "Sign" de Flow de para Sasuke, "Crimson Faces" de Blackbriar para Izumi, "Lilith" de Halsey para Takara, y "Warriors" de Imagine Dragons para el contexto del capitulo.
65 Años Atrás
Al momento de la muerte de su amado señor, cuya perdida le había destrozado el corazón por completo, la princesa Eshima había creído que su vida terminaría, ya no tenía a donde ir, vagando por el bosque con su pequeño hijo recién nacido en brazos, todo había sido demasiado para ella...mas, no se había encontrado realmente desamparada; Yahiko, leal servidor de su fallecido señor, había acudido a su encuentro, manteniéndola a salvo y acompañándola por lo que pareció ser una semana de viaje hasta una villa muy prospera donde la esperaba una mansión. Pese a nacer como una princesa de rango menor, solo por encima de una dama noble de la época, Eshima no había esperado contar con privilegio alguno tras la muerte de su señor, y cuando había preguntado quien había designado aquel opulento hogar para ella y su hijo—con todo un personal de sirvientes ya aguardando—, Yahiko no supo contestarle, entregándole una carta enrollada y sellada. Ahora, cinco años después, la princesa Eshima se hallaba frente al responsable de su lujoso estilo de vida; la princesa portaba un sencillo vestido beige pálido de escote en V, mangas ceñidas y falda lisa bajo una chaqueta de seda aguamarina repleta de bordados cobrizos para replicar flores de jazmín en el centro del corpiño, cerrado por cinco botones de perlas y en el dobladillo de la falda abierta en A bajo el vientre, con su largo cabello ébano recogido tras su nuca, bajo un velo beige pálido, que resaltaba la diadema de oro y esmeraldas sobre su cabeza, a juego con la guirnalda alrededor de su cuello.
—Lord Sasuke, quería agradecerle personalmente todo cuanto ha hecho y puesto a disposición de mi hijo y yo— habló Eshima finalmente, habiendo respondido a todas las preguntas que el lord del Oeste le había hecho sobre su hijo, su hermano menor. —Ni en mil vidas podría agradecerle todo cuanto ha hecho— su Itachi tenía todas las oportunidades del mundo a sus pies gracias a su invaluable ayuda.
—Solo cumplí con mi deber— minimizó Sasuke, no sintiendo que hubiera hecho nada extraordinario, aunque todo era extraordinario para los humanos. —Los humanos no despiertan mi aprecio en absoluto, pero mi padre habría querido en vida que su...mujer no quedara desprotegida— no sentía particular afecto por la mujer por la que su padre había despreciado a su madre, una diosa, —y pese a ser un mestizo, ese niño es mi hermano— los dioses perros respetaban muchísimo los vínculos familiares.
—Aun así, gracias, lord Sasuke— asintió la princesa inclinando respetuosamente la cabeza, consciente de su situación de inferior en presencia del lord del Oeste.
—¡Mamá!— gritó la voz de un infante, lleno de entusiasmo como siempre.
El responsable de su acomodado estilo de vida era lord Sasuke Uchiha, primogénito y heredero de su fallecido señor, lord Fugaku, actual lord del Oeste; así como había asumido el poder en sus dominios, Sasuke se había negado a dejar que su medio hermano y la mujer humana de su padre murieran o vivieran a su suerte, no siendo un dios, por lo que había destinado para ellos todos los privilegios de los que un humano podía gozar, siendo esa la primera vez en que se presentaba de visita en los cinco años transcurridos, por mera curiosidad. Libre de ocupaciones en ese momento del día, ya habiendo dedicado gran parte de su tiempo al estudio como siempre, Itachi corrió hacia donde vio se encontraba su madre, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura en un abrazo y enfocando su atención en el hombre frente a ella; era alto, más que cualquier individuo que hubiera visto, guardaba cierto parecido con él, pero su cabello era más rebelde y de color azabache con reflejos azulados, y con la misma mirada ónix que él veía cada vez que contemplaba su reflejo. El hombre vestía de forma muy elegante; una camisa negra de cuello alto que pasaba desapercibida en su mayoría bajo una pesada túnica roja de cuello en V, mangas acampanadas sobre unas inferiores ceñidas a las muñecas, y larga hasta el suelo—ocultando los pantalones color negro y botas de cuero—, ceñida a su cuerpo por un fajín de cuero negro con un broche de gran tamaño en forma de abanico, el emblema de la familia Uchiha, y se imponía muchísimo con las manos cruzadas tras la espalda.
—¿Quién es él?— preguntó el infante a su madre, observando con sorpresa al azabache.
—Es lord Sasuke, Señor de las Tierras del Oeste— contestó la princesa Eshima, con el máxime de los respetos.
—¿Cómo mi padre?— más bien afirmó el pelinegro, reemplazando su sorpresa por genuina admiración.
—Si, como nuestro padre— asintió Sasuke, corrigiendo ligeramente sus palabras.
—¿Nuestro?— se sorprendió Itachi, no sabiendo que tenía más familia del lado de su padre, aunque era normal ya que no lo había conocido en absoluto.
—Somos hermanos— aclaró el Uchiha, no culpándolo por no saberlo. —Pero yo soy un dios y tu solo la mitad— era mejor que el niño lo tuviera claro cuanto antes.
Cuando había encontrado a su madre llorando, siempre abnegada y entregada a la alianza por la que había unido su vida al Lord del Oeste, sabiéndose desplazada por una mujer humana, su inferior, Sasuke había albergado un gran odio en su corazón, no podía entender que había visto su padre en aquella mortal conocida como la princesa Eshima para desposarse con ella de acuerdo a los ritos humanos, siendo que ya tenía una esposa, su igual, una diosa de linaje prestigioso y del cual Sasuke podía enorgullecerse. Pero, ese desprecio o resentimiento personal por la humana que había embelesado a su padre no se extendía a su hermano menor, un niño que—analizó—tenía todos los rasgos característicos de los dioses perro del clan Uchiha; ojos oscuros como dos ónix, cabello oscuro, piel clara y los mismos rasgos que Sasuke había heredado de su padre, junto a aquel espíritu indomable que le impedía bajar la cabeza. Situándose frente a su madre, sin romper el abrazo sino que mantenido sus brazos alrededor de su cintura, Itachi se situó frente al hombre que afirmaba ser su hermano; siempre había deseado tener un hermano, alguien con quien jugar, a quien admirar y tomar como ejemplo, nunca había conocido a su padre o de hacerlo no lo recordaba, ya que este había muerto cuando él era solo un bebé, y tener delante a alguien que parecía ser su padre más que su hermano, provocó que Itachi esbozara una sonrisa, se prometió que un día se verían como iguales, que él apoyaría a su hermano y que llegaría a ser un dios como él, deseaba ser como él.
—Ojalá pudiera ser un dios— comentó Itachi tras pensarlo, —así seriamos iguales, verdaderos hermanos— así compartirían el mismo camino y no estarían solos.
—Un mestizo puede convertirse en un dios, si es valiente e inteligente— reconoció Sasuke, mas no animando su idea de llegar a ser como él, porque era casi imposible.
—Yo lo seré— aseguró el pequeño semidiós, pareciendo estar convencido de ello.
—Ya lo veremos— aceptó el lord del Oeste, observándolo de forma analítica.
Pasar de ser un simple semidiós o mestizo a convertirse en un inmortal era un camino lleno de dolor, como aquel refrán entre los dioses; el infierno esta pavimentado de dolor, sobre el sufrimiento que acababan experimentando los humanos que se atrevían a emular u ofender a los dioses, o ser como ellos, pretendiendo alcanzar su gloria, poder y autoridad, algo impensable; quizás un semidiós podría lograrlo, pero no era fácil, contados eran los semidioses de la antigüedad que habían logrado ser reconocidos por los dioses y habían ganado un lugar entre los mismos. Sasuke deseó decir algo más, deseo aplacar el espíritu arrogante de su hermano menor, decirle que pasar de un mortal a un dios no era nada fácil con palabras más explicitas, era básicamente imposible…pero, algo en su interior le dijo que la palabra imposible no sería un obstáculo para Itachi, sintió que no necesitaba pronunciarla siquiera, esbozando una muy ligera sonrisa ladina—imperceptible casi—antes de dar la espalda a su hermano y a su madre humana, retirándose sin pronunciar palabra, no volteando aunque tuviera la tentación de hacerlo y dirigir una última mirada a su hermano, pues no volvería a verlo hasta que este fuera capaz de valerse por sí mismo, y eso sería dentro de varios años o dentro de una década. Observando a su hermano hasta perderlo de vista, viéndolo desaparecer entre lo que pareció ser niebla, Itachi apretó la falda de su madre con entusiasmo, sintiendo los brazos de ella a su alrededor. Quería ser un dios; quería ser como su hermano...
Actualidad
Presa de aquel recuerdo, Itachi se forzó a sí mismo a regresar a la realidad; el rastro del perfume de Izumi se había desvanecido por completo, aparentemente los dioses dragón se habían dado cuenta de la posibilidad de que él diera con ella, dificultándole el encontrar un camino recto por el que dirigirse hacia la fortaleza, donde no solo esperaba el enemigo sino que al mismo tiempo donde debía estar retenida Izumi, ocasión que no había perdido Itachi para interrogar a Yahiko y cuestionarle la razón por la que Sasuke había estado tan molesto con él al encontrarse, como nunca antes, y si bien el pelinaranja había intentado no contestar, Itachi no había cesado en su interrogatorio hasta que este no tuvo otra opción que revelar la verdad. Pese a su vínculo de aparente odio, Itachi no odiaba a su hermano, y al mismo tiempo sentía o esperaba que Sasuke no lo odiara a él; Itachi admiraba a Sasuke profundamente, había deseado ser como él, ser su igual, desde sus primeros años de infancia, y tras encontrarse con él luego de la muerte de su madre, la princesa Eshima, todo lo que Itachi había anhelado era ser aceptado por él, ser reconocido como su igual, algo imposible para un semidiós, por ello había buscado la Joya del Paraíso antes de conocer a Toka, y más antes de enamorarse de Izumi. Pero, escuchar que su hermano había librado una batalla contra los dioses dragón, una batalla en que él no había podido participar ni apoyar por haber sido sellado por Toka…el Uchiha sintió una gran culpa, tenía un nudo en la garganta mientras recorría las calles de la villa junto a su grupo de amigos, que acababa de escuchar la historia al igual que él.
—Yahiko, ¿Por qué no me contaste nada de esto antes?— preguntó Itachi, sintiendo que le temblaban los músculos a causa de la ansiedad y preocupación entremezcladas.
—No sé si lo ha notado, amo, pero han sucedido demasiadas cosas desde que fue liberado del sello por lady Izumi hace seis meses— justificó el pelinaranja, con el mayor respeto,—y no hemos parado de movernos desde entonces— obvió, sabiendo que la señorita Izumi lo entendería mejor que nadie, y aludiéndola sin necesidad de nombrarla.
—Sí, lo siento, solo...— el pelinegro sabía que ese no era el mejor momento para dejarse llevar por sus propias frustraciones, —ahora empiezo a entender que Sasuke esté tan molesto conmigo, yo también lo estaría— no había estado presente para su hermano cuando Sasuke más lo había necesitado, aunque este no fuera a reconocerlo.
—Pero no es tu culpa, Itachi, tu no lo sabias— excuso Hinata, no queriendo que él se sintiera tal culpable ya que no había sido su culpa.
—Mas, a ojos de Sasuke, ocasione que me sellaran por bajar la guardia por una humana— contrarió el Uchiha, conociendo bien a su hermano mayor. —Necesito explicarle todo y ayudarlo en su pelea contra Danzo, es responsabilidad de ambos. Pero primero, encontremos a Izumi— considero en voz alta, mas para sí que para sus amigos.
—Itachi, tu sigue a Sasuke, nosotros encontraremos a Izumi— determinó Naruto, deteniendo sus pasos y haciendo que el pelinegro hiciera lo mismo.
—¿Seguros?— inquirió el semidiós, siendo muy importante para él encontrar a Izumi.
—Sabemos que quieres estar con ella— sosegó el Uzumaki, situando una de sus manos sobre el hombro del semidiós, —pero creo que necesitas más reconciliarte con tu hermano— de otro modo no conseguiría estar tranquilo.
—Gracias— asintió Itachi, sintiéndose profundamente aliviado. —Díganle a Izumi que nos reuniremos pronto— pidió, prometiendo recuperar todo el tiempo perdido a posteriori.
Izumi era importante como nada más en su vida…e Itachi realmente deseaba ir a su lado, desesperadamente, pero la última vez que había permitido que sus sentimientos nublaran su razón, las cosas no habían terminado nada bien, había bajado la guardia, había dejado que el enemigo atacara desde la sombras y eso no solo había cobrado la vida de Toka a su manera, sino que había provocado que él fuera sellado, y ello había conducido al muro de indiferencia que se haba elevado entre Sasuke y él, y que ahora Itachi necesitaba derribar. Naruto asintió en silencio, con Konohamaru siguiéndolo por la calle contigua a la que transitaban como grupo, Hinata aguardando un momento y sosteniendo una de sus manos contra la suya, como si le dijera que le deseaba suerte y asintiera al mismo tiempo, prometiendo transmitirle sus palabras exactas a Izumi, siguiendo finalmente a Naruto y el pequeño Garuda, con Hina saltando de su hombro al suelo y adoptando su forma de Quimera, dejándolo solo. Viendo partir a su grupo de amigos e intercambiando una mirada con Yahiko, instruyéndole que los siguiera, lo que este no tardó en hacer, siempre leal; Itachi permaneció en su lugar un momento, cerrando los ojos y mentalizándose a enfocarse en encontrar a Sasuke y ayudarlo en su enfrentamiento con Danzo, y que era el propio, diciéndose que debía confiar en Izumi y en que ella estaría bien, conociendo mejor que nadie su espíritu combativo, tan parecido al suyo. Dando sus primeros pasos y que se transformaron en una veloz carrera, Itachi continuó con su camino…
—Trataré de abrir la cerradura, después de todo son engranes y resortes— comentó el herrero tras pensarlo mucho, palpando la estructura del candado desde su posición. —Necesito un objeto largo y…con una punta— solicitó antes de que la wiccan desde la celda continua le tendiera un pasador. —Como este— celebró, estudiándolo con atención, —perfecto, señorita, gracias— apreció, poniendo manos a la obra cuanto antes.
Desarmada, habiendo dejado atrás todas sus pertenencias involuntariamente debido a la premura con que los dioses dragón la habían apartado de su grupo de amigos, Izumi se encontraba desarmada y no teniendo como defenderse ni pelear para salir de la mazmorra en que se encontraba, con las demás celdas ocupadas por los demás habitantes de la villa, pero pese a tan adversas circunstancias, Izumi era buena saliendo de situaciones problemáticas y esta no fue la excepción; su naturaleza sociable le permitió vincularse con los demás habitantes retenidos de la villa, todos lanzando ideas al aire e ideando un plan para salir. Afortunadamente, uno de los prisioneros retenidos entre las celdas era un herrero y cerrajero, que se encargaba de mantener, arreglar y construir cada cerradura de la villa, era un experto destrabando cerraduras, y todos comenzaron a buscar en sus bolsillos cualquier artefacto pequeño y filoso que pudiera obrar de llave improvisada, siendo Izumi la más afortunada, quitándose un pasador que mantenía su cabello ordenado, tendiéndoselo al herrero, que destrabó la cerradura exitosamente. Tan pronto como el herrero salió de su celda, aproximándose al clavo en que reposaban las llaves de las demás celdas, se escuchó el eco de pasos por el pasillo exterior, ante lo que todos se paralizaron de terror…hasta que un rostro muy conocido para la wiccan apareció, con aquella sonrisa carismática y acompañado por sus hermanos Naka y Kagami que permanecieron en el umbral, custodiando que no se acercara ninguna amenaza.
—¿Necesitan ayuda?— preguntó Shisui con su característico tono bromista, centrando su atención en la bella wiccan como siempre.
—¡Shisui!— sonrió Izumi con un jadeo de sorpresa, no habiendo esperado contar con su ayuda, pero sintiéndose muy afortunada por ello.
—Imagine que necesitabas un héroe, y creo que el perro está ocupado— comentó burlón el Alfa Lycano, acercándose al herrero humano, que le tendió las llaves de las celdas.
—Nunca fallas— sonrió la wiccan, conmovida por contar con él en ese momento, viéndolo aproximarse a su celda.
—A su servicio, mi lady— el pelinegro, abriendo su celda e inclinándose respetuosamente.
Ni el mismo Shisui sabia decir si tenía un interés romántico real por Izumi, por su naturaleza de Lycano era normal que lo atrajera una mujer denominada Alfa, aquella cuyo coraje, valor, determinación y fuerza superaran a la de cualquier otra fémina que hubiera conocido e Izumi sí que cumplía con todo ello, pero por encima de todo Shisui valoraba a Izumi como una amiga muy querida y no deseaba que le sucediera nada en su turno, de ahí que hubiese conseguido adelantarse a Itachi y su grupo, dando antes con el paradero de Izumi, que le sonrió antes de salir de la celda, arrebatándole las llaves de las manos. Arrojándole las llaves al herrero, que las atrapó antes de proceder a abrir las demás celdas, Izumi se acercó a la improvisada armería formada fuera de las celdas, contra una de las paredes de roca, en una especie de cajón de madera donde reposaban espadas, arcabuces y carcaj con arcos y flechas, tomando esto último y acomodándose el carcaj sobre el hombro derecho; aunque no estaba versada en la guerra, Izumi era una ávida lectora, disfrutaba de la acción en las historias de ficción que leía y disfrutaba aprendiendo de historia, mas del siglo XVI tras comenzar a viajar a este, tomando uno de los arcabuces y analizando la estructura, acomodándolo en sus brazos y volviendo la mirada hacia los habitantes de la villa que iban quedando libres de las celdas, indicándoles que se acercaran. Si iban a salir de la mazmorra en que se encontraban y de la fortaleza en que eran prisioneros, no podían hacerlo solo para volver a ser capturados, necesitaban generar una distracción, algo ruidoso y que les permitiera defenderse.
Y ella creía saber cómo.
Regresando su mente a la realidad y estando harto de Tsubaki, a quien detestaba mucho, Sasuke empuño a Savas y en un momento de distracción por parte de la diosa dragón, le enterró la espada en el centro del pecho, una herida que ya de por si era de riesgo por ser realizada por él, un dios, y que el azabache remato extrayendo la espada con inclemencia de la herida, moviendo la hoja para cortarle la cabeza, un instante antes de que sus restos se desvanecieran entre diminutas partículas. Los dioses no desaparecían por completo del mundo, ni aun siendo eliminados por otro dios; eran energía creada por el ser que había creado la Tierra, el universo y todo lo que conocían, el dios de dioses y a quienes todos se hallaban sometidos, incluido Sasuke, y como tal esa energía retornaba al mundo tras la muerte de un dios y contribuía al equilibrio del cosmos y todo lo que conocían, todo se trataba de una responsabilidad compartida. Libre de enemigos, por ahora, Sasuke regresó Savas a su funda y corrió por el primer patio hacia el interior de la fortaleza, por un largo pasillo que daba con un segundo patio interior, uno aún más grande y donde reposaba una enorme figura, se trataba de un dragón cuyas escamas parecían de acero, se trataba de Danzo, Sasuke lo había visto anteriormente y lo reconoció aún más cuando el enorme dragón levanto la cabeza y volvió la mirada en su dirección, esbozando lo que pareció una sonrisa de superioridad con sus enormes fauces al ver a ambos hermanos, pues Itachi apareció en ese momento, situándose junto a Sasuke que evito gruñir.
—Hijos del lord del Oeste, por fin puedo verlos juntos— celebró Danzo moviéndose para observar a ambos individuos; dios y semidiós. —Los destruiré como debí hacer con su padre hace setenta años— amenazó, bufando por la nariz y exhalando humo.
—Por lo visto, no nos tiene la confianza suficiente para mostrarse como humano— comentó Itachi despectivamente, desenfundando a Celik.
—Quiere parecer intimidante, y hasta donde sé, nadie ha visto a Danzo de otra forma que no sea como dios dragón— aclaró Sasuke con su característico estoicismo. —Te dije que te quedaras atrás, mestizo— obvió, observándolo por el rabillo del ojo.
—Sigue tan enfurruñado como quieras, no voy a dejarte solo— dejo en claro el pelinegro, imponiéndose por sobre la negativa de su hermano mayor.
Dicho esto y oscilando a Celik sobre su eje, Itachi corrió a arrojarse contra Danzo, aterrizando sobre la curva de su serpenteante cuerpo, sabiendo que su piel escamosa era demasiado gruesa y resistente como para que cualquiera de sus ataques consiguiera lastimarlo, pero ello no le significa una decepción, luchando y forcejeando para cortar sus escamas con el filo de su espada, un esfuerzo al que, para su sorpresa, Sasuke se unió, aterrizando en otro extremo del cuerpo del dios dragón y desenfundando a Savas para intentar hallar un punto débil, evadiendo exitosamente los intentos del dios dragón por atacarlos, moviendo sus fauces en su dirección o su cola, con la cual logró golpear a Itachi, enviándolo al otro lado del patio y provocando que el semidiós soltara su espada. Evadiendo los ataques de Danzo, Sasuke aterrizó a dos o tres pasos de su hermano menor, observando al semidiós por el rabillo del ojo con la superioridad que lo caracterizaba a la par que guardando distancia del dios dragón para planear una estrategia; Sasuke sospechaba que Desi, la espada que el tanto despreciaba, seria de vital importancia para derrotar completamente a Danzo, ¿Pero era una certeza que le comunicaban sus instintos o una idea que resultaría ser errónea? Estando lo suficientemente cerca de su hermano para que este lo escuchara, a la par que temporalmente libres de ataques de Danzo que parecía estudiarlos desde su lugar, queriendo matarlos muy lentamente, Itachi comprendió que ese era el mejor momento posible para disculparse con él.
—Lo siento, Sasuke, de verdad— habló Itachi finalmente, con la voz temblorosa ante su propia vergüenza y esperando que su hermano lo perdonase.
—¿Te disculpas?, ¿Por qué?— cuestionó Sasuke, fingiendo no sentir sorpresa por oírlo.
—No sabía de la batalla anterior en que te enfrentaste con los dioses dragón, de haber sabido que tuviste que pelear solo, me habría disculpado apenas nos reencontramos— se explicó el semidiós lo más rápida y claramente que le fue posible. —Lo siento, de verdad, no lo sabía— aseguró observándolo, buscando encontrar su mirada con la de él.
—Eso es intrascendente, fue hace cincuenta años— desestimó el azabache, ignorando el sentimentalismo que su hermano buscaba aludir.
—Pero un dios no olvida, y te conozco— justificó el pelinegro en defensa de sus palabras. —Lo siento, hermano, de verdad— pocas veces se refería a él como hermano, porque no quería que nadie supiera del vínculo entre ambos, mas daba igual en ese caso.
Una de las mayores dificultades que implicaba ser un dios era la imposibilidad de olvidar, los humanos y mortales tenían tal facultad, pero no los dioses, su existencia estaba concebida para vivir con un propósito y así como atesoraban los momentos preciados en su subconsciente, no podían olvidar aquellos que los hirieran personalmente, Itachi lo sabía por haber crecido bajo la protección de Yahiko a quien veía sufrir cada día, no pudiendo olvidar la muerte de su padre, su fallecido señor a quien parecía recordar cada vez que lo veía a él, y lo último que Itachi quería que su hermano sufriera o lamentara algo por su causa. Queriendo aprovechar la distracción que veía en los dos hijos del fallecido lord del Oeste, Danzo movió su cola para atacar al semidiós, y abalanzó su cabeza contra el primogénito y actual lord del Oeste, mas ambos hermanos lo evadieron sin problema, terminando en lados opuesto del gran patio. Aterrizando elegantemente, bastante lejos de su hermano menor a quien observó en silencio, Sasuke sabía que las palabras de Itachi eran honestas; igual que sucedía con él, Itachi no perdía el tiempo con palabrería sin sentido, porque así como era parte humano, era parte dios...pero, aunque Sasuke quisiera creer en su hermano en su disculpa, la parte despectiva de sí mismo creía que Itachi volvería a caer en un error como aquel que lo había llevado a ser sellado hace cincuenta años, no por nada volvía a tener a una mujer humana a su lado, una mujer que podía convertirse en su compañera, ¿No probaba eso que no había aprendido nada?
—Pues no has rectificado en absoluto, nuevamente tienes una compañera humana a tu lado— señaló Sasuke observándolo seriamente, no sabiendo que pensar.
—Izumi es diferente— aclaró Itachi con voz muy seria, no queriendo que pensara mal de ella. —Y espero que algún día la aceptes— agregó, teniendo intenciones muy serias.
—Así que es serio— comentó el azabache únicamente, no pudiendo oponerse si él ya estaba tan decidido a formalizar esa relación.
—Pretendo que lo sea, si sobrevivo— confirmó el pelinegro, esperando que él diera su aprobación para su unión con Izumi algún día.
Sus sentimientos por Izumi era reales y muy profundos, si por él fuera ya le habría pedido matrimonio...pero, ante la seria posibilidad de no sobrevivir a su futuro gran enfrentamiento con Orochimaru, pues era algo que él y sus amigos tenían en mente, aunque él también tenía planeado enviar a Izumi de regreso a su época antes de ese enfrentamiento para salvarla de morir; pero, si sobrevivían, él quería que Izumi hiciera todo lo que deseara, si ella quería convertirse en una profesional por derecho propio, si quería cumplir sus propias metas y mantener sus logros ya sea que se casaran o no, Itachi esperaría el tiempo que hiciera falta, ya había esperado setenta años—teniendo veinte años y habiendo estado sellado por cincuenta—para conocerla y esperaría lo que hiciera falta para ser digno de ella. Al ser un semidiós, Itachi en teoría era libre de hacer lo que quisiera y Sasuke lo había tenido claro desde el momento en que había sabido que tendría un hermano, un hermano que era en parte humano y que siempre tendría una existencia separada de la suya, pero que a su manera exigente Itachi pidiera su bendición...fue algo que tomó a Sasuke por sorpresa, ya que probaba cuanto respetaba su hermano su posición como el mayor para requerir informarlo de ello, haciéndole saber a Sasuke que no tenía otra opción que empezar a aceptar aquella realidad, si se concretaba un día. Regresando su atención a la realidad, Sasuke e Itachi enfocaron por igual su atención en Danzo; necesitaban deshacerse del dios dragón para hablar de ese tema…
—A mi señal, ¡Ahora!— gritó Izumi, pasando su mirada por la comitiva de "artilleros".
El siglo XVI contaba con armas, muy rudimentarias en su mayoría si ella establecía un paralelo con el siglo XXI y todos los "logros" militares y armamentistas que habían traído consigo dos Guerras Mundiales, pero estás armas eran perfectas a ojos de Izumi si de causar destrucción, ser ruidosas y generar una distracción se trataba; así como había instruido a los habitantes de la villa en la empleabilidad de arcabuces y arcos—ella misma usando uno—, Izumi pidió a los recién liberados habitantes de la villa que movieran los cañones dispuestos en la fortaleza y lo ubicaran contra los muros de esta, yendo y viniendo en busca de pólvora con ayuda de Kagami y Naka, los hermanos de Shisui, quien no se despegó de su lado y la ayudó en todo lo que ideara. Adorando aprender de historia, Izumi había crecido leyendo la importancia de los cañones en defensa y ataque de ciudades sitiadas, como la conquista de Constantinopla hace casi medio siglo y en la futura—dado el momento histórico en que estaba—unificación japonesa. Generar todo ese ruido, con los cañones disparando y siendo recargados lo más rápido posible para continuar, destruyendo los muros con cada impacto de las balas de cañón que disparaban, era no solo destruir la fortaleza y debilitar las defensas de los dioses dragón, sino también provocar una distracción, hacer que los dioses dragón que la habían secuestrado se acercaran y no significaran un apoyo para Danzo, debilitándolo, y no podía olvidar que contaba con el apoyo de Shisui en la batalla, quien se hallaba de pie junto a ella, admirándola, no sabiendo que decir para elogiar su espíritu combativo.
—¿Cómo se te ocurrió hacer esto?— cuestionó Shisui que estaba ahí para protegerla, mas dándose cuenta de que ella era perfectamente capaz de valerse por sí misma.
—Sé leer— contestó Izumi, sonriendo ladinamente y observándolo por sobre su hombro.
—¡Izumi!— un conjunto de voces resonó en el aire, casi al unísono, haciendo que se acelerara su corazón.
—¡Amigos!— reconoció la wiccan, deshaciéndose completamente de su actitud aguerrida.
Recorriendo velozmente las calles de la villa hasta aquel momento, confiando en que Itachi debería haber encontrado una manera de entrar en la fortaleza para unirse a su hermano mayor y enfrentarse a Danzo; Naruto, Hinata, Hina, Konohamaru y Yahiko comprendieron donde se encontraba Izumi ante el potente ruido de los cañones disparando contra la fortaleza, viendo los fragmentos de roca y madera saliendo disparados al aire y solo una persona podía ser responsable de tan astuta destrucción, corriendo todos velozmente hacia allí, encontrando que lejos de ser una damisela en apuros, Izumi era casi una perfecta comandante bélica con el apoyo de Shisui. Siendo buena en interpretar el papel de una Boudica del siglo XVI, Izumi era buena ignorando sus temores y concentrándose en lo importante, además, sabía que no tenía por qué tener miedo si aparecían los dioses dragón, Shisui de pie a su lado era inmortal y podría lidiar con ellos, pelearían juntos…pero, escuchar las voces de sus amigos, volviendo la mirada en su dirección, provocó que la pelicastaña se deshiciera de la imagen de guerrera y sobreviviente que había levantado sobre si hasta entonces, corriendo hacia su grupo de amigos, siendo interceptada a medio camino por Konohamaru, que la abrazó con todas sus fuerzas, imitado por Hina en su forma de Quimera, que se sentó y elevo sus patas para situarlas sobre su espalda en una especie de abrazo al que se unieron Hinata y Naruto, todos habiendo temido por ella, pero Izumi también había temido por ellos.
—¿Y dónde está Itachi?— interrogó la wiccan, rompiendo el abrazo y pasando su mirada por su grupo de amigos, sintiéndose aliviada al ver que no estaban heridos.
—Tuvo que adelantarse y ayudar a Sasuke a enfrentar a Danzo— contestó Naruto, habiendo tomado la autoridad del grupo en ausencia del semidiós.
—Dijo que se reuniría contigo tan pronto como pudiera— aseguró Hinata, transmitiéndole sus palabras.
—Espero que todo salga bien, entonces— asintió Izumi, creyendo en su palabra para volver a concentrarse en la situación que tenía entre manos. —¡Vuelvan a cargar!— ordenó a los artilleros, que no dudaron en obedecerla. —Tenemos que atraer a esos dioses dragón— explicó a su grupo de amigos que la observó con gran atención.
—Perfecto, necesitábamos una buena batalla— asintió la Hyuga, divertida a la par que, admirándola profundamente, quedándose cerca para ayudarla en lo que pudiera.
—Creo que Itachi estallara de celos cuando esto pase— comentó Naruto a su prometida, para que solo ella lo escuchase. —Esperemos que no— agregó, orando porque no hubiera problema alguno cuando todo aquel enfrentamiento pasara.
Shisui llevaba bastante tiempo lejos, no había acudido a ver a Izumi desde el último episodio de celos que Itachi había tenido y como amigos Hinata y Naruto esperaban que al final su presencia y apoyo no resultara contraproducente, aunque solo podían esperar a los acontecimientos. Por las historias que Izumi había escuchado durante su infancia, cortesía de su padre que respetaba enormemente el pasado de los antiguos griegos, la wiccan tenía claro que solo un dios podía matar a otro dios, y ya que Itachi se había adelantado inteligente para enfrentar a Danzo junto a Sasuke—rogando mentalmente que el par de idiotas decidieran trabajar juntos o apoyarse o en lugar de hacer el ridículo—, el terreno más peligroso estaba teóricamente cubierto, pero enfrentar a sus subordinados, los otros cuatro dioses dragón, no sería posible siquiera para ella, Naruto, Hinata, Hina, Konoharu y Yahiko—siendo estos dos últimos seres sobrenaturales e inmortales, pero que estaban por debajo de dioses—enfrentarlos, pero con Shisui y sus hermanos ahí podían representar una buena pelea a la par que dar el golpe final. Tras una espera que pareció ser eterna, tres figuras aladas emergieron del interior de la fortaleza, el patio en que seguramente ella había aterrizado, mas Izumi no pudo evitar fruncir el ceño al recordar que se había tratado de cuatro dragones y no tres, pero mentalmente considero que quizás Sasuke ya había comenzado un enfrentamiento al momento de la llegada de Itachi, eliminando a uno de los dioses dragón y facilitándoles el trabajo.
Cada uno necesitaba pelear por su lado.
Ejecutando una ágil voltereta, Itachi evadió la cola de Danzo, quedando más cerca de Sasuke quien aterrizó en paralelo tras evadir sus enromes fauces; ambos hermanos estaban inquietos y frustrados a partes iguales, la piel escamosa de Danzo era demasiado dura para cualquiera de sus espadas, permitiéndoles entender cómo es que su padre habría salido tan herido como para que esto le provocara la muerte por no darse el tiempo suficiente para sanar; pero Danzo no era invencible, debía haber una forma de atacarlo e Itachi comenzaba a barruntar mentalmente que la forma fuera pelear justo como lo había hecho su padre. Él no podía, era un semidiós y tenía limitaciones, mas no así su hermano mayor, a quien observó por el rabillo del ojo; Sasuke era un dios, y si adoptaba su verdadera forma de dios perro—a la cual no recurría en presencia de enemigos que él consideraba inferiores—, podrían darle un golpe lo suficientemente fuerte, igual que había hecho su padre en su día. Habiendo ordenado a Suigetsu que se mantuviera al margen, necesitando librar esa batalla solo, mas teniendo que tolerar que su tonto hermano menor estuviera ahí para flanquearlo, Sasuke ahogó un gruñido al comenzar a analizar mentalmente una y otra vez las palabras de su hermano menor, aceptando sus disculpas a la par que deseando saber más, y considerando a la wiccan humana conocida como Izumi, que debía admitir tenia cualidades más que admirables para convertirse en compañera o pareja de su hermano, pese a ser humana.
—Supongamos que te escucho por un momento— anunció Sasuke finalmente, sintiendo que se lamentaría por considerarlo. —¿Por qué debería aceptar tu disculpa?— inquirió, no entendiendo sus razones para disculparse ahora.
—Porque Toka no me selló porque yo haya bajado la guardia, sino por causa de Orochimaru— inició Itachi, obteniendo la atención de su hermano, —él tomó mi apariencia, la atacó y le hizo creer que era yo, por eso me sello— era algo menor y sin importancia para su hermano, pero él necesitaba saberlo.
—Ese ser fraudulento no deja de entrometerse— masculló el lord del Oeste, harto de las intervenciones de Orochimaru. —¿Y?, ¿Tus palabras implican que te habrías presentado al campo de batalla si te hubiera convocado?— cuestionó, queriendo oírlo para estar seguro.
—¡Claro que sí, gran tonto!, ¡Ya entiende!— gritó el semidiós, teniendo la paciencia colmada con sus interrogantes.
Habría actuado como el tonto arrogante que era, de haberse presentado Suigetsu en su búsqueda, le habría dicho inicialmente que no tenía la obligación de ayudar a su hermano...pero, cuando hubiera sido preciso, Itachi habría estado ahí y habría peleado junto a su hermano, porque igual que Sasuke en el fondo siempre se había preocupado por él y a su manera—como hacían los dioses—lo había cuidado a la distancia, el semidiós sabia de lealtad y no abandonaría a la única familia que le quedaba, sin importar que pasara. Decir que aquellas palabras lo sorprendían sería un eufemismo para Sasuke, quien ocultó sus emociones como siempre bajo su soterrado estoicismo, regresando su atención a su enfrentamiento contra Danzo, evadiendo un nuevo ataque de sus fauces a la par que analizando la anatomía del dios dragón, intentando encontrar un punto débil que atacar, como Itachi a quien sintió moverse en respuesta; mas, ningún muro era infranqueable, todo tenía un punto débil, hasta un dios. Cuando Itachi pretendía mover su espada contra la curva del vientre del dios dragón, que en su arrogancia pareció bajar la guardia, descuidó un ataque por parte de la cola de Danzo, siendo apartado justo a tiempo por el agarre de Sasuke, quien lo sujeto de la parte posterior de la chaqueta, como si fuera un niño pequeño, arrojándolo al suelo del tal modo que el semidiós terminara sentado, ligeramente sobresaltado a causa de la rapidez con que ello había ocurrido y enfocando su atención en su hermano mayor, que lo observó con superioridad.
—Sasuke…— gruñó el pelinegro, no estando ahí para ser apartado de la batalla.
—Quédate sentado observando, Itachi, no mereces más— desestimó el azabache regresando su atención a Danzo, intentando pensar como atacarlo.
—Lo siento, pero no te dejare pelear solo— insistió Itachi, levantándose del suelo. —Me necesitas, asúmelo— determinó, situándose al lado de su hermano. —Es el enemigo de nuestro padre, tenemos que pelear juntos— aunque colaborar no fuera la mejor palabra.
—Primero muerto— contestó Sasuke, negándose a admitir que necesitaba ayuda en una batalla.
—Entiende— volvió a insistir el semidiós, alzando la voz por sobre la suya. —Peleemos juntos; si quieres que nos matemos luego, sea, pero terminemos esto primero— condicionó, siendo Danzo un enemigo de su fallecido padre y por ende de ambos. —Creo que tengo un plan para ganarle— mencionó en apenas un susurró, sabiendo que su hermano lo escucharía. —Tienes que transformarte y atacarlo directamente, yo lo atacaré con Celik— el ataque junto de ambos podría debilitar un punto en su anatomía.
—Más vale que tu plan funcione— amenazó el lord del Oeste en apenas un susurró. —Solo tienes una oportunidad— agregó, tratándose de todo o nada.
La mayor parte del tiempo, Sasuke elegía mantener una apariencia "humana" para ocultar su verdadero poder, era menos vulnerable cuando usaba su verdadera apariencia de dios perro y más poderoso, pero si usara todo el tiempo su verdadera apariencia, sus enemigos conocerían su poder y él no podía permitir que aquellos en quien él no confiara supieran tanto de él; cerrando los ojos un momento, Sasuke se concentró en dejar ir el escudo que siempre elevaba entre si y el resto del mundo, provocando que su apariencia "humana" se desvaneciera y adoptara su verdadera forma frente a Danzo, que dejo de parecer imponente y de hecho se veía como su igual, de idéntico tamaño. A ojos de Danzo, el primogénito del lord del Oeste era la viva imagen de su padre, tenía la misma presencia imponente, digna de elogios y que intimidaba a cualquiera con una mirada, pero ya que el dios dragón sabía que había provocado la muerte del anterior lord del Oeste, esta vez no sintió temor alguno, lanzando sus fauces contra Sasuke, quien lo evadió sin problemas, observando a su hermano por el rabillo del ojo; aun sosteniendo la empuñadura de Celik, Itachi asintió desde su lugar, retrocediendo para tomar impulso y concentrando sus energías en la espada, cuyo relámpago que la conformaba pareció cobrar más vida para su suya. Corriendo para lanzarse contra Danzo al mismo tiempo que Sasuke se volteaba y se arrojaba contra este, teniendo las fauces abiertas, ambos hermanos—aunque se negasen a trabajar junto, a su manera—atacaron al poderoso dios dragón al mismo tiempo…
Valiéndose del apoyo de Hina, además de Shisui, Naka y Kagami, no fue tan complicado como Izumi había creído el enfrentarse y derrotar paulatinamente a los demás dioses dragón, que quizás por arrogancia eligieron no regresar a sus formas humanoides; los ataques con los cañones se desviaron, ya no estaban enfocados en la fortaleza, sino en los dioses dragón, en atraer su atención, rodearlos y encerrarlos en un espacio concreto para que Shisui y sus hermanos dieran el golpe final. Los dioses dragón fueron cayendo uno por uno, evaporándose contra el aire ante el feroz ataque de Shisui y sus hermanos, que hubieron pasado de hombres a lobos y viceversa, estando ahí para proteger a la wiccan a la par que atacando a los dioses dragón; teniendo a Yahiko espalda con espalda, quien la protegía como correspondía al ser servidor de Itachi—aunque ella no creyera necesitar protección—, Izumi se arrojó al suelo al igual que el pelinaranja cuando Shisui saltó en su dirección en su forma de lobo, ella alcanzando la mirada en la dirección que el pelinaranja le indico, distinguiendo una figura desde su lugar, fuera de la fortaleza, ella solo lo había visto una vez, pero podía reconocer a Sasuke en su verdadera forma de dios perro y más Yahiko que debía de recordar a lord Fugaku. ¿Eso quería decir que Itachi y Sasuke estaban peleando juntos?, ¿Se habían reconciliado como hermanos que eran? Yahiko quiso creer en lo mismo que la wiccan, que volteó a verlo mientras regresaba su mirada a la batalla, con Shisui regresando a su forma humana y situándose a su lado.
—¡Es Itachi!— reconoció Izumi sin necesidad de verlo, confiando en que la batalla ya estaba prácticamente ganada.
—Y lord Sasuke— asintió Yahiko igualmente impresionado, no sabiendo que pensar.
—¿Ese es el hermano de Itachi?— más bien afirmó Shisui, genuinamente impresionado.
Todo el tiempo y con su característico aire socarrón, Shisui tendía a burlarse de Itachi y sus antecedentes mitad humano, mitad dios, pero durante toda la distracción de los dioses dragón por los ataques planificados de Izumi, el Alfa Lycano había escuchado todo lo que su grupo de amigos decía; Shisui no tenía idea de que Sasuke, el temido lord de las Tierras del Oeste, era el hermano de Itachi, había creído que el semidiós era solo un mestizo más y lejanamente emparentado con el clan de dioses perro, pero…el maldito estaba emparentado como lo más alto de la estirpe. Puede que Itachi fuera un semidiós, pero la sangre divina en sus venas era más pura que la de muchos dioses y Shisui debió admitir al menos mentalmente que ello lo puso nervioso, pues lo último que las manadas de Lycanos necesitaban era enemistarse con los dioses perro; ojalá Itachi no hubiera creído jamás que sus insultos y bromas iban en serio, diciéndose mentalmente que era momento de arreglar las cosas. Sumergidos en su batalla, ambos hermanos atacaron a Danzo al mismo tiempo, Sasuke consiguiendo abrir una herida en la aparentemente impenetrable piel del dios dragón con sus filosos colmillos, no era una herida letal, pero si una a la que Itachi pudiera asirse, intercambiando una mirada con su hermano mayor, que se retiró y retrocedió, ya habiendo hecho su parte; ni su padre había logrado hacer aquello con sus colmillos al enfrentarse a Danzo, prueba de que Sasuke era más fuerte en ese punto de su vida, mas ese no era el mejor momento para ufanarse de nada de ello:
—¿Eso fue todo?— se burló Danzo con lo que pareció ser una carcajada de superioridad. —Que desilusión para ustedes, los devorare…
Sin embargo, no bastaba con que hirieran a Danzo, necesitaban atravesar su corazón, por lo que Itachi tomó un nuevo impulso y se sujetó del cuerpo del dios dragón para mantenerse sobre este, empuñando firmemente su espada y enterrando la poderosa hoja de Celik en este, propagando intencionalmente la Onda Relámpago para que esta destruyera todo lo que encontrara a su lado…pero, eliminar a un dios no es tan fácil, menos para un semidiós, y más tratándose de Danzo. Regresando a su forma humana y desenfundando a Desi, que se encargaba de revivir a los muertos, Sasuke pareció abalanzarse contra Danzo y rematarlo con un corte en la garganta, si bien Desi en realidad no podía cortar, él no necesitaba hacer eso; Danzo se había fortalecido tras su despertar gracias a sus leales servidores, que se habían encargado de proporcionarle las almas de inocentes, toda su fortaleza y resistencia desaparecería sin esas almas, que procedieron a abandonar el cuerpo del dios dragón y liberarse, lo cual dio la victoria definitiva a Itachi, quien cayó de sentón al suelo cuando el cuerpo del dios dragón se evaporo, confirmando así que ambos hermanos habían tenido éxito. Regresando a Desi a su funda, Sasuke se movió rápidamente, desenfundando a Savas y presionando el filo de la hoja contra la yugular de su hermano; Itachi había dicho que, cuando acabaran con Danzo, podrían continuar con su batalla o matarse entre sí, y Sasuke decidió que era momento para imponerse por sobre su hermano menor, que lo observó sorprendido.
—Con esto reclamo mi victoria— zanjó Sasuke esbozando una sonrisa ladina y regresando su espada a su funda. —Estás perdonado, hasta que volvamos a enfrentarnos— informó sosteniendo la mirada a su hermano. —Quédate con esto, no me interesa— arrojó el fragmento de la joya del Paraíso, que Danzo había tenido, a su hermano y sin más le dio la espalda para proceder a retirarse.
—Sasuke…— suspiró Itachi esbozando una sonrisa ladina y bajando la mirada al fragmento de la Joya del Paraíso, mas regresando a la realidad al percibir un distintivo aroma aproximarse. —¡Izumi!— reconoció, viéndola aparecer desde el otro extremo del patio.
—¡Itachi!— gritó la wiccan, correspondiendo a su emoción con solo verlo.
Tan pronto como sintió las energías del dios dragón desvanecerse, Izumi corrío hacia el interior de la fortaleza sin decirle nada a nadie, escuchando a sus amigos llamarla, pero nada de ello le importó, corriendo sin parar y pasando junto a Sasuke, completamente concentrada en Itachi, tratando de correr lo más posible al verlo y arrojándose a sus brazos. Tan pronto como Izumi estuvo a su alcance, Itachi envolvió sus brazos alrededor de ella, elevándola del suelo y manteniéndola lo más cerca suyo que le fue posible, inhalando su aroma para quedarse con este y volver a sentir que todo estaba donde debía estar, habiéndose sentido verdaderamente desesperado y desorientado sin ella, pero nada de ello importaba ahora, enterrando su rostro contra el costado del cuello de la wiccan y sonriendo mientras se sentía devuelto a la vida por su presencia, sintiendo como ella lo abrazaba con fuerza, compartiendo su emoción, ambos olvidando completamente el mundo fuera del pequeño espacio que formaban ambos, estando juntos. Bajando la mirada a sus mano derecha, en que aún sostenía el fragmento de la joya del Paraíso que Sasuke le había entregado antes de irse, Itachi esbozó con mayor razón una sonrisa mientras mantenía sus brazos alrededor de Izumi, sintiendo que ese capítulo estaba cerrado y que podía decir que su hermano y él estaban en buenos términos, pero también sintiendo que su grupo contaba con un aliado o apoyo neutral de necesitarlo, y más importante para él aún; Sasuke no había dicho que desaprobaba su relación con Izumi.
Ese era un paso en la dirección correcta.
A diferencia de su tonto hermano menor, que descuidaba a quienes le eran importantes si de pelear una batalla se trataba, que era lento y siempre dejaba cabos sueltos, Sasuke no acostumbraba a hacer lo mismo o ello no le ocurría más bien, después de todo era un dios y lord de las Tierras del Oeste, nadie era lo suficientemente tonto como para buscar hacerlo enrojar y Sasuke se lo repitió una y otra vez al regresar al punto exacto donde Suigetsu y él habían dejado a Sakura junto a Aoda…pero el Uchiha sintió hasta el último de sus nervios tensarse—mas no lo demostró—al no percibir su aroma a jazmines por ninguna parte, ni siquiera la brisa llevo el perfume a su olfato y eso lo puso cada vez más nervioso. Al reparar en la ausencia de Sakura, y anticipándose a la preocupación de su señor, Suigetsu aceleró sus pasos y aterrizó velozmente lo más cerca posible de Aoda, pasando de su forma de dios perro a humano, acortando su distancia con el equino con quien había aprendido a comunicarse a lo largo de los años, pudiendo leerle la mente como había aprendido a hacer con su señor, que aterrizó en ese instante, adoptando su forma humana. Volviendo a olisquear el ambiente, solo para asegurarse de no haber dejado nada al azar, Sasuke se preguntó ¿Cómo es que algo así había pasado? Normalmente dejaba a atrás a Sakura, alejándola de todas sus batallas, precisamente por ello, para que nadie pusiera su vida en peligro, para que nadie supiera que él protegía a alguien o que la había tomado bajo su cuidado, ¿Quién se había enterado de la existencia de Sakura y había sido tan tonto para atentar contra ella? Lo destrozaría personalmente.
—¿Qué sucedió?— interrogó Sasuke cuanto antes, intentando dar con la respuesta por su cuenta, sin éxito alguno.
—Aoda dice que secuestraron a Sakura— contestó Suigetsu, viendo la ira en los ojos de su señor, —fue una mujer, alguien a quien no conocía— eso era lo más extraño.
—Debí imaginar que algo así pasaría— gruñó el Uchiha, responsabilizándose de inmediato a la par que enfureciendo porque alguien pensara en atacar a una chica inocente.
—Yo te diré dónde está, si lo deseas— comentó una voz femenina, como si se tratara de un soplo de viento.
Un instante luego de que su voz resonara contra el aire, y moviendo su abanico de plumas blancas, que era un objeto que usaba para concentrar su poder, Takara apareció frente al Lord del Oeste y su sequito, provocando que el Uchiha frunciera el ceño no solo ante su indeseable presencia, sino al percibir también el distintivo aroma a muerte y azufre, característico de los demonios, a la par que atenuado, como si ella no lo fuera del todo. La pelinaranja portaba un vestido color durazno pálido de escote en V, ceñido bajo el busto hasta la altura de las caderas, con mangas que se abrían desde los hombros como lienzos para exponer sus brazos y con falda de múltiples capas bajo una chaqueta de tafetán gris verdoso con bordados ónix en forma de cuervos, sin mangas y de escote en V escasamente cerrado a la altura del vientre, resaltando la cadena de perlas negras alrededor de su cuello y que caía sobre su vientre, con su largo cabello cayendo sobre su hombro, derecho, resaltando una diadema de oro con cristales ámbar. El relinchó de Aoda, que reconoció de ese modo a la mujer como la responsable de haberse llevado a Sakura, solo contribuyó a que el ceño fruncido de Sasuke se marcara todavía más; si esa mujer se había llevado a Sakura, no había sido porque Aoda no opusiera resistencia, sino porque la pelirosa seguramente se había alejado en busca de comida, con el equino vigilándola a una distancia prudente…esa mujer, a quien Sasuke detesto con solo verla, teniendo que contenerse para no matarla, se había aprovechado de la ingenuidad de Sakura para llevársela sin que ella se resistiera, y él no perdonaría eso.
—Este aroma se me hace conocido, tiene un gran parecido con el de Orochimaru, ese ser fraudulento que me tendió una trampa— comentó Sasuke, vinculándola de inmediato con el viperino y teniendo cuentas pendientes con él.
—Así que tú eres lord Sasuke, señor de las Tierras del Oeste y hermano de Itachi— correspondió Takara sosteniéndole la mirada sin temor alguno. —No eres lo que imagine, eres más guapo en persona de lo que cuenta tu reputación— elogió, mas el azabache se mantuvo indiferente al respecto. —Soy Takara, princesa del caos, y soy una sierva de Orochimaru…por así decirlo— se presentó con una ligera reverencia.
—¿Qué haces aquí?— cuestionó el Uchiha con un gruñido, furioso, mas conteniéndose.
—Darte un mensaje, de parte de Orochimaru— contestó la pelinaranja sencillamente. —Él desea que acabes con la vida de Itachi. Si lo haces, te devolverá a la chica— informó, recibiendo una mirada cargada de indiferencia del lord del Oeste.
—Veo que ese imbécil sigue sin entender con quién trata— suspiró el azabache apartando muy ligeramente la mirada. —¿Causó tanto alboroto por esa petición?— cuestionó con su voz matizada con lo que se escuchaba como un gruñido. —Es un torpe si piensa que puede manipularme solo por tener como prisionera a una niña indefensa— no se dejaría manipular; si acudía a rescatar a Sakura, sería su decisión no por cohesión.
—Eso imagine— Takara sonrió ligeramente al oírlo. —Pero no estoy aquí solo por eso, sino para brindar ayuda genuina. No tengo mucho tiempo— se excusó, alargando su mano al aire y haciendo que se materializara un pequeño fragmento entre dos de sus dedos. —Debo suponer que sabes qué es esto— obvió, tratándose de un fragmento de la Joya del Paraíso. —Te ofrezco los fragmentos de la Joya del Paraíso...a cambio de que destruyas a Orochimaru. Libérame de él y yo te traeré a la chica— solicitó, ofreciéndole el fragmento que ya poseía y prometiéndole los otros que adquiriría. —Tienes el poder suficiente para lograrlo, y ganaras los fragmentos que Orochimaru ha reunido hasta ahora, que no son pocos; te beneficiaras muchísimo— agregó, esperando convencerlo con sus palabras.
—No sé si creer que eres muy valiente o muy tonta por pensar en traicionar a Orochimaru, si eres su sierva como dices— comentó Sasuke viéndola con indiferencia.
—No creas que me agrada seguir sus odiosas órdenes— señaló ella con una seca carcajada. —¿Aceptas, Sasuke?— inquirió, esperando una respuesta.
—Lamento decirte, que no tengo interés alguno por la Joya del Paraíso— desestimó él, no necesitando de atajos para volverse más poderoso. —Si quieres ser libre, usa esos fragmentos para destruir a Orochimaru por tu cuenta— aconsejó, no teniendo porque involucrarse en ello.
—¿Es qué le tienes miedo?— cuestionó Takara, no sabiendo si reír o enfadarse.
—Lo que estoy diciendo, es que no tengo la obligación de ayudarte— dejo en claro Sasuke, alzando la voz. —Si no estás preparada para pelear sola, no deberías traicionarlo— ya debería tenerlo claro si quería desertar de su bando.
—¡Y te haces llamar un dios!— gruñó la pelinaranja, furiosa con él. —Me decepcionaste— suspiró, ya no considerándolo tanto. —Estás solo en tu batalla— se despidió, no queriendo involucrarse en su pelea, así como él no se involucraba en la suya.
Orochimaru podía ser su creador o padre en cierto modo, pero eso no quería decir que ella estuviera de acuerdo con todo lo que ordenaba, con correr riesgos y tener que ejecutar sus planes; había sido creada con el propósito de hacer su voluntad, pero así como representaba el caos y la destrucción, Takara tenía mente propia y no estaba de acuerdo en vivir sometida a él, quería ser libre y si por ella fuera usaría la Joya del Paraíso—cuando esta se encontrase completa—para lograr su libertad, mas llegar a tener esa oportunidad no era fácil en absoluto, había cumplido con la orden de Orochimaru de secuestrar a la chica conocida como Sakura para tener esa conversación con Sasuke Uchiha, sabía que el lord del Oeste era más poderoso que Orochimaru, pero al recibir una negativa de parte del azabache, Takara comprendió que había perdido el tiempo, moviendo su abanico de plumas y desvaneciéndose tal y como había aparecido. Observando con indiferencia la partida de Takara, no sabiendo si considerarla ingenua o tonta, Sasuke cerró los ojos un momento; iría a rescatar a Sakura, pero no por cumplir con lo deseos o maquinaciones de Orochimaru, eso jamás, nadie podía obligarlo a hacer algo, jamás habían podido y eso no cambiara, pero Sakura era importante para él, era la primera persona perteneciente a la deplorable raza de los humanos a quien él respetaba y valoraba y no permitirá que nadie se atreviera a lastimarla, después de todo la había tomado bajo su protección y quien la atacara a ella, lo atacaba a él, además y tratándose de Orochimaru, nada lo detendría para aniquilarlo. Sakura…
PD: Saludos queridos y queridas, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Las próximas actualizaciones serán "El Clan Uchiha" , luego "El Rey de Konoha", y por último "El Origen del Clan Uchiha" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole particularmente esta historia como buena española), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a ktdestiny (agradeciendo que me brinde su opinión en esta nueva historia, y dedicándole los capítulos por lo mismo), a Gab (prometiendo que todo mejorara a partir de ahora, y que le dedicare todos los capítulos como agradecimiento por tomarse el tiempo de leer esta historia), a Yenmy (agradeciendo profundamente sus palabras y dedicándole este capitulo y todos lo que vendrán como prueba, esperando no incumplir sus expectativas), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.
Trama, Hermandad & Secuestro: canónicamente, gran parte de los eventos retratados en el capitulo representan el capitulo 77 de Inuyasha, que relata el final del enfrentamiento de los dos hermanos contra el líder del clan Gato Leopardo, antiguo enemigo del padre de ambos. Los recuerdos de Itachi sobre como conoció a su hermano Sasuke en su infancia y la importancia que ambos tienen en la vida del otro es obra mía, pero esta ligeramente inspirada en la serie de historias "Con El Señor Sesshomaru Para Siempre" de DkN, mas le doy mi propia interpretación, ya que en la trama original de Rumiko Takashahi queda claro que Inuyasha si siente afecto por Sesshomaru como hermano, y que a su vez Sesshomaru se preocupa por Inuyasha, pero es un tema en el que nunca se ha profundizado, mas yo me atreví a hacerlo. Al final del capitulo, menciono que Sakura fue secuestrada, un presentimiento que Sasuke tenia desde el capitulo anterior y que representa lo mostrado en los capítulos 79 y 80 de Inuyasha; Sasuke considera a Sakura su protegida, ha decidido proteger a la chica humana en agradecimiento a la bondad y generosidad que ella le mostró, y si bien no planeo seguir los planes de Orochimaru, si que acudirá a rescatar a la pelirosa, pero eso se vera a partir del próximo capitulo.
También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer) :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva serie de historias; la primera y—por muy infantil que suene—basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, así como inspirados en Diana Spencer & Carlos III, titulado "Cuento de Hadas", además de un fic inspirado en un What If de la Dinastía Romanov que aún no tiene títulos :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
