Capítulo 1x20-1x21
Pensión Salvatore
Elizabeth se encontró temprano en las mazmorras de la pensión, parada frente a la puerta de la celda cerrada mirando a Stefan a través de los barrotes agitándose y dando vueltas en la cama sumido profundamente en un sueño, como si estuviera alucinando. La noche anterior cuando había regresado a la pensión y esperado a Damon para darle el dispositivo que Pearl le había dado, ambos recibieron la visita de una Elena exasperada por ayudar a Stefan, llegando así a la única desición de encerrarlo hasta que lograran ayudarlo a ser el mismo de antes. Exactamente eso habían hecho, y ahora el menor de los Salvatore se encontraba encerrado por su propio bien. Era doloroso verlo así, pero sabía que él lo necesitaba.
"Es muy difícil verlo encerrado así." susurró en voz baja cuando sintió a Damon entrar por el pasillo estrecho. "¿De verdad era necesario llegar a ésto?"
"Bueno, no podía tenerlo por ahí mordiendo a todas las personas mientras que la ciudad está buscando vampiros, ¿o si?" Damon se encogió ligeramente de hombros.
Ante eso Elizabeth lo miró con incredulidad. "¿Eso es lo que te preocupa?" preguntó. "¿No tiene que ver con que en realidad te preocupas por él?"
"Este es su problema, no él mío." respondió Damon con una sonrisa burlona en su rostro antes de regresarse hacia las escaleras para salir de las mazmorras.
Negando con exasperacion, Elizabeth regresó brevemente su atención hacia Stefan sabiendo que ese sería un día estresantemente terrible, podía sentirlo. Soltando una exhalación agotada se dirigió también hacia la salida de la habitación, subiendo lentamente las escaleras hasta el piso principal donde al caminar hacia la sala de estar se encontró a Damon manipulando el dispositivo que Pearl le había dado. "¿Has podido averiguar lo que es?" preguntó, caminando detrás de él.
"No." negó Damon sin mirarla. "Sea lo que sea, no funciona."
"Mmm, entonces quizás Jonathan Gilbert era un científico loco." dijo Elizabeth con un encogimiento de hombros.
"Quizás." Damon asintió.
"Bueno, mientras tú continuas intentando averiguar para qué sirve esa cosa, yo iré a comer algo." dijo Elizabeth haciendo señas hacia el sótano.
"Mmm, unos se alimentan mientras otros trabajamos." murmuró Damon burlonamente, antes de mirarla notando la mirada penetrante de su parte. "Está bien, ve, no he dicho nada."
Rodando los ojos Elizabeth caminó de regreso a las escaleras en dirección del sótano donde se encontraban las bolsas de sangre. Por un momento mientras agarraba una de ellas, su mirada se desvió brevemente hacia el pasillo que conducía a las mazmorras. Stefan no había querido comer nada, y ciertamente lo necesitaba si no quería volverse un caparazón de si mismo. Con esa determinación agarró con firmeza la bolsa en sus manos antes de hacer su camino hacia su celda... Esa vez lo encontró tumbado boca arriba sobre la cama pequeña en la celda mirando al techo.
"¿Cómo te sientes?" preguntó ella en voz baja, antes de levantar la bolsa de sangre en sus manos. "Te traje algo para beber... Lo necesitas." ante el silencio que recibió de él, continuó. "Por favor Stefan, no puedes sobrevivir sin ella."
"No quiero sobrevivir." gruñó Stefan profundamente sin mirarla.
"¿Qué?" Elizabeth lo miró confundida. "No digas eso-"
"Lo siento, Elizabeth." la interrumpió Stefan en voz baja. "No puedo más... Después de lo que he hecho, tiene que terminar... Sólo quiero que se acabe." cerrando sus ojos con fuerza rodó sobre su costado de cara a la pared, dándole la espalda.
Elizabeth regresó a la sala de estar donde le dijo a Damon las palabras exactas que Stefan le había dicho.
"Él sólo está siendo dramático." dijo Damon tratando de razonar con ella. "No se matará de hambre a sí mismo."
"Entonces, ¿por qué diría eso?" preguntó Elizabeth preocupada de que Stefan estuviese planeando una misión suicida o algo parecido.
"Eso es algo muy típico en Stefan." Damon le aclaró con seguridad. "Ya pasará."
"¿Lo hará?" Elizabeth lo miró con incredulidad y un poco de molestia por su actitud tan tranquila. "¡Está sufriendo mucho, Damon!"
"Si, bueno... eso pasará, también, una vez que coma." Damon se encogió de hombros.
Rodando los ojos, Elizabeth se alejó dándole la espalda. "No me refiero a dolor físico, Damon."
"Sé lo que quisiste decir." dijo Damon detrás de ella. "Escucha, necesito que estés al pendiente de él, tengo que reunirme con el maestro."
"¿Maestro?" Elizabeth lo miró levemente confundida, antes de reconocer de a quién se refería. "¿Alaric?" alzando una ceja lo miró levemente divertida. "¿Ahora ustedes dos son amigos?"
"No tengo amigos, Elizabeth." fue la respuesta seca de parte de Damon, quien no notó como ella se tenso visiblemente dolida por esa afirmación.
"Cierto." susurró Elizabeth apartando la mirada a un lado para que no viera cuánto la afecto sus palabras. Tenía que sincerarse. Damon ya no era el mismo de antes, ni siquiera la recordaba. Por lo tanto la amistad que ambos habían tenido en un pasado, había quedado allí, en el pasado. Ahora ella no era nada para él.
"Bueno, cualquier cosa marca mi número y vendré tan rápido como pueda." dijo Damon comenzando a salir de la habitación.
"¿Tu número?" Elizabeth lo siguió con la mirada. "No tengo tu teléfono-"
"Descuida, ya me encargue de eso." Damon la interrumpió con una sonrisa.
Alzando una ceja, Elizabeth se cruzó de brazos a la defensiva. "¿Te atreviste a revisar mi teléfono?"
"Mmm, culpable de la acusación." fue a respuesta de Damon, quien ligandose con una risa divertida por hacerla molestar se dirigió a la puerta. "¡No tardaré mucho!"
Tan pronto como Elizabeth escuchó la puerta cerrarse, soltó un pequeño resoplido furioso. ¿Cómo era posible que Damon tuviera la habilidad para hacerla enojar tan fácilmente, y aún así seguir queriéndolo? Lo odiaba. Lo odiaba, porque por más que quisiera no dejaba de pensar en él, de que su mundo girara en torno al suyo.
Negando con frustración se encontró caminando de regreso a las mazmorras para hacerle compañía a Stefan aunque no quisiera. Aunque él no lo recordara era su amigo y ella quería ayudarlo.
Al verla de nuevo, Stefan volvió a colocarse de espaldas a ella. "¿Por qué estás aquí otra vez?" preguntó bruscamente. "Por favor vete, quiero estar solo."
Negando sin decir nada, Elizabeth abrió la puerta de la celda antes de entrar. Enseguida él se incorporó de un salto mirándola con enojo.
"¿Qué estás haciendo?" murmuró Stefan. "Fuera de aquí."
"No." negó Elizabeth con firmeza. "Es necesario que te alimentes." de nuevo le tendió la bolsa de sangre que le había ofrecido antes.
Apartando la mirada de la bolsa, Stefan negó con terquedad. "Sal de aquí, Elizabeth."
"Bebe." ordenó Elizabeth esa vez con autoridad.
"¡He dicho que te vayas!" gritó Stefan golpeando la bolsa de sus manos con tanta brusquedad que al mismo tiempo le golpeó la mano.
Reteniendose de gritarle, Elizabeth mantuvo una expresión serena. "No, no lo haré." dijo encogiendose luego de hombros. "Si no quieres alimentarte está bien, pero entonces tendrás que sincerarte conmigo y decirme, ¿por qué estás haciendo ésto en realidad?"
"Solo, estoy tomando la decisión que debí haber hecho hace años." murmuró Stefan después de un tiempo.
"¿De qué estás hablando?" preguntó Elizabeth más que confundida.
Con una exhalación, Stefan decidió desahogarse un poco con ella. "Sabes que se tiene que alimentar con el fin de completar la transición."
Elizabeth asintió alentandolo a continuar. "Si, lo sé."
"Fue una elección que no debí haber hecho." susurró Stefan, antes de explicarle con detalles cómo había ido a ver a su padre después de despertar en transición. Debido a su descontrol había terminado matando a su padre y ahora se odiaba a sí mismo por ello. "¿Cómo puedes incluso mirarme en éste momento?"
"Stefan, tienes que ser capaz de hablar de estas cosas." Elizabeth le pidió moviéndose para inclinarse levemente frente a él, buscando sus ojos. "Soy un vampiro igual que tú, aunque no lo creas sé cómo se siente la sed incontrolable de sangre. Por eso sé que podré escucharte sin jugarte." con vacilacion extendió su mano para apoyarla sobre la suya. "Por favor ven arriba, allí podremos hablar más de ello, durante todo el tiempo que necesites hacerlo."
"¿Estás segura de que estoy listo?" preguntó Stefan dubitativo.
Colocándose de pie, Elizabeth extrajo el anillo de luz de día que le pertenecía de su bolsillo. Se lo había robado a Damon en uno de sus descuidos. Estaba segura que eso provocaría una discusión entre ellos, pero no le importaba. Así se encontró colocando el anillo en la cama junto a su dueño. "Cuando te sientas listo por ti mismo, estaré arriba si quieres hablar." dijo en voz baja antes de caminar hacia la salida de la celda, dejando la puerta abierta. Esperaba estar haciendo lo correcto.
Pensión Salvatore
Más tarde sentada pensativanente en el sofá de la sala frente a la chimenea, Elizabeth se encontró leyendo un libro antiguo pertenenciente a su madre, el cual no había sentido la necesidad de abrir hasta ese momento. La necesitaba tanto que aquello era lo único que la hacia sentir que estaba presente. La conversación con Stefan ciertamente había traído tantos recuerdos y emociones que había creído superadas con el paso del tiempo. Pero no. Jamás podría superar la muerte de sus padre tan fácilmente. Tampoco podría perdonarse nunca por ello. En ése momento su atención se distrajo ante el sonido de la puerta principal cerrándose de un golpe que la movió a cerrar enseguida el libro, ocultando al mismo tiempo la portada de la vista.
Entrando a la habitación, Damon la notó enseguida. "Uf, ¿todavía sigues despierta?" preguntó con fingido fastidio.
"Para tu molestia." murmuró Elizabeth de manera cortante.
Riendo divertido, Damon se acercó para levantar sus piernas en alto mientras tomaba lugar junto a ella, colocando entonces sus pies sobre su regazo.
Alzando una ceja ante su atrevimiento, Elizabeth intentó bajarse pero él mantuvo sus piernas aferradas a la fuerza, claramente disfrutando de su incomodidad. Bueno, no le daría el gusto de molestarla esa vez. "Bueno, ¿cómo estuvo el «recado» que harías con el maestro de Elena?"
"Inútil." murmuró Damon por lo bajo, mientras con otro atrevimiento movió sus manos para acariciar una de las piernas de Elizabeth. "Aunque, creo que fui testigo de que el maestro tenía una crisis existencial." encogiendose de hombros, la miró espectante. "¿Stefan ya comió?"
La expresión de Elizabeth enseguida cambió a una de incredulidad. "Pensé que no te importaba."
"Atribúyelo a la morbosa curiosidad." respondió Damon con un guiño.
Rodando los ojos Elizabeth trato de no centrarse en él rastreando los patrones en sus zapatos. "Creo que está por hacerlo." aseguró esperanzada. "Pero tiene mucha culpa con la que tiene que tratar y no ayuda que tú hayas pasado los últimos 145 años castigandolo por haber atrapado a Katherine."
"¿Esto es mi culpa ahora?" preguntó Damon, al mismo tiempo dejando de jugar con sus piernas para mirarla.
"No, no es culpa de nadie, Damon." aclaró Elizabeth moviendo su libro a un lado. "Solo... digo que no eres exactamente inocente. Hiciste que la misión de su vida sea hacerse sentir miserable."
Molesto ahora, Damon apartó sus piernas para dejarla sobre el sofá mientras se colocaba de pie. "Déjame hacerte una pregunta, Elizabeth... En todo este importante examen de conciencia y limpieza de los demonios del pasado de Stefan, ¿alguna vez intentaste averiguar el resto de la historia?"
"En realidad no." murmuró Elizabeth. "Pero tú podrías ponerme al tanto para entender mejor ambas partes." poniéndose de pie se acercó para encararlo. Ahora necesitaba enterarse bien lo que había pasado para que ambos tuvieran tanto roce. "Dime, te escucho."
Apartando la mirada, Damon se quedó por un momento en silencio antes de hablar. "Los dos nos despertamos en transición."
Elizabeth asintió lentamente. "Lo sé."
"Después de que Stefan mató a nuestro padre volvió a mí con una chica." Damon continuó moviéndose para acercarse lentamente hacia la chimenea. "Él la obligó y me dijo que era un regalo. Me dijo que le dio de comer y comenzó a hablarme de lo que fue una experiencia increíble que quería compartir conmigo. Yo no quería vivir. No sin Katherine... Yo estaba preparado por morir. Pero Stefan era egoísta... no quería estar solo." negando con un resoplido, prosiguió. "El mordió el cuello de la chica y la necesidad fue tanta que no pude detenerme en completar la transición." girando hacia ella, notó la expresión de perplejidad. "Desde el momento en que Stefan probó por primera vez la sangre humana, fue una persona diferente. Supongo que debería agradecerle. Ha sido un viaje increíble."
Aún asimilando aquella nueva información, Elizabeth sintió simpatía por Damon, su historia era trágica y triste. No me atrevía a creer que Stefan fuese capaz de obligar a su hermano a vivir la inmortalidad. Ahora entendía que no solo la pelea entre ellos se debía por Katherine, sino también por aquella elección egoísta. "Stefan dijo que quería morir." susurró después de un tiempo. "Por eso no quiere alimentarse... Ahora entiendo por qué, pero-"
"Es su elección." interrumpió Damon volviendo a su postura desinteresada. "Si es tan estúpido como para hacerlo, que así sea."
"No hagas eso, ¿si?" Elizabeth pidió bruscamente con rabia. "¡No finjas que no te importa!" molesta caminó fuera de la habitación.
"¿A dónde vas?" preguntó Damon detrás de ella.
Ignorandolo, Elizabeth caminó hacia las mazmorras, entrando enseguida el pánico cuando al entrar en la celda de Stefan la encontró totalmente vacía. Acercándose a la cama vió su anillo de luz de día aún colocado en el mismo lugar que ella lo había dejado. Él iba a matarse a si mismo, y solo había una persona que podía detenerlo.
Lago
Parado a una distancia del lago, Stefan sintió la culpa y el dolor envolverlo haciéndolo ver su pasado y sus recuerdos. Recordando la oscuridad que le había traído a muchas personas. Todas esas memorias cruzaron su cabeza, afirmandole aún más que la desición que había tomado era la correcta. Allí era donde todo había comenzado, y allí sería donde terminaría.
"Stefan."
El sonido de esa voz lo hizo tensarse. Aquella era la única voz que había tenido control sobre él desde que la había conocido. Elena.
"Elizabeth y Damon me dijeron lo que está sucediendo." Elena continuó a sus espaldas. "Pensé que te encontraría aquí."
Dándose lentamente la vuelta, Stefan se encontró con su mirada. "Debí haber muerto esa noche, al igual que elegí no hacerlo." susurró en voz baja. "Debí haber dejado que Damon muriera también."
"Pero no lo hiciste." Elena respondió. "Y si mueres ahora, no cambiará lo que pasó."
"Cada persona que ha sido lastimada, cada vida que se ha perdido, es por mi culpa." Stefan gruñó con culpa clara en su voz.
Negando, Elena dio un paso más cerca de él. "Esa noche que mis padres murieron... Me escapé de noche sin permiso y terminé varada. Debido a eso tuvieron que ir a recogerme y terminamos en el auto en el puente Wickery. Y es por eso que murieron." aguantando las lágrimas, continuó. "Nuestras acciones son el detonante de nuestras vidas, pero tenemos que vivir con eso."
Stefan bajó la mirada, sabiendo que tenía razón. Pero lo culpa no lo dejaba en paz. No podía más con todo aquello. "Tomé una decisión, Elena." murmuró después de un tiempo sin mirarla. "Y por esa elección una gran cantidad de personas resultaron heridas."
"También tomaste la desición de parar, de rechazar a la persona que la sangre te hizo." Elena dio otro paso. "Hiciste la elección de ser bueno, Stefan."
"No." negó Stefan en desacuerdo. "Por favor, no hagas eso."
Sin embargo Elena continuó intentando persuadirlo. "... Esa es la persona que saltó al agua para salvar a la familia cuyo auto había conducido desde el puente."
"Por favor." pidió Stefan con exasperacion cuando lentamente se sintió dudar de su desición una vez más. "No sigas haciendo ésto."
"Esa es la persona que me salvó la vida." Elena terminó sin detenerse de caminar hacia él con más determinación que nunca.
"Tú no entiendes, Elena." susurró Stefan escondiendo su mirada de la suya.
"Entonces explícame." pidió Elena en un susurró tembloroso.
"Me duele." respondió Stefan sintiendo su corazón romperse mientras hablaba. "Me duele saber lo que he hecho, y que el dolor... el dolor esté conmigo todo el tiempo. Todos los días." con rabia aguantó las ganas de llorar. "Creo que si simplemente me entrego a la sangre, puedo hacer que el dolor pare. Sería tan fácil, pero todos los días, tengo que luchar contra eso. Y estoy tan aterrado que un día, no voy a querer pelear más, Elena. Y la próxima vez que hiera a alguien... podrías ser tú."
"No habrá una próxima vez." aseguró Elena con suavidad.
"Eso no lo sabes." replicó Stefan con una pequeña sonrisa comprensiva.
"Tal vez no lo hago, pero lo que sí sé, es que puedes tomar ésto..." buscando en el bolsillo de su chaqueta Elena sostuvo el anillo de luz de día ante él. "...tirarlo a la cantera y dejar salir el sol, o puedes tomar este anillo, ponértelo y seguir luchando." inclinadose hacia adelante lo besó suavemente en los labios, de manera significativa antes de retirarse después de un momento y colocar el anillo en su mano, curvando los dedos sobre los suyos. "Es tu elección." susurró tristemente.
Stefan la observó con malestar cuando se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Mirando hacia su anillo giró hacia el lago sin saber qué hacer. ¿De verdad quería morir? 'No.' la respuesta llegó rápidamente a su mente. Él podía hacer eso. Tenía a Elena, tenía a Damon, también a Elizabeth al parecer. Ellos lo ayudarían. No estaba dispuesto a alejarse de todos, aún no. Dándose la vuelta sintió la esperanza florecer de nuevo. "Elena." tan pronto como ella se dio la vuelta deslizó el anillo en su dedo antes de caminar rápidamente hacia ella, aferrandola del rostro con suavidad antes de presionar sus labios contra los suyos. Ella lo había salvado, su amor lo había lo salvado. Y su amor por ella era demasiado fuerte como para tirarlo a la basura.
Pensión Salvatore
En la sala de estar, Elizabeth una vez más se encontró paseando nerviosamente de un lado a otro frente la mirada fastidiada de Damon quien estaba sentado en el sofá con una copa de licor en sus manos.
"Mantén la calma." Damon dijo después de un tiempo. "Me estás mareando con tanta caminata."
"Mejor ni te dirijas a mí." Elizabeth gruñó con enojo en su dirección. "No puedo creer que seas tan insensible con tu hermano. Él te necesita y tú solo permaneces allí como si no te importara."
"Porque no lo hace." Damon se colocó de pie. "¿Por qué te cuesta tanto creerlo?"
"No me cuesta creerlo." Elizabeth aclaró acercándose con una mirada fría en sus ojos. "Eso solo me confirma cada vez más que tú Damon Salvatore no eres en nada parecido a tu hermano quien al menos intenta luchar para no ser un monstruo despiadado y sin corazón..." con eso lo miró desdeñosamente de arriba abajo. "... como tú."
"¿Terminaste?" preguntó Damon entre dientes.
"No, aún tengo muchas cosas más qué decirte pero no quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo." Elizabeth dijo con odio. "Ah, y ésto acaba cualquier tregua que tuvimos."
Damon se acercó todo lo que pudo hacia ella, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa la puerta principal se abrió y Stefan y Elena entraron. "Niño perdido." dijo en dirección de su hermano quien visiblemente se veía más calmado que la última vez que habían hablado.
"Yo estaré arriba, ¿de acuerdo?" Elena le dijo dice a Stefan quién asintió con la cabeza dejandola caminar fuera de la habitación.
Con un suspiro, Stefan caminó lentamente hacia Damon y Elizabeth. "Gracias." dijo titubeante entre los dos. "Yo no merecía ser salvado-"
Elizabeth lo interrumpió enseguida al lanzar sus brazos alrededor de su cuello, tirando de él en un abrazo. Lo había hecho sin pensar pero, sentía tanto alivio de que estuviera bien que decidió simplemente dejarse llevar por el momento. "No vuelvas a hacer eso de nuevo." murmuró solo para él cuando lo sintió envolver sus brazos alrededor de su cintura regresandole el gesto.
"No lo haré." prometió Stefan con una pequeña sonrisa.
Alejándose del abrazo, Elizabeth entrecerró sus ojos en una amenaza fingida. "Más te vale que no." murmuró antes de sonreír cuando logró hacerlo reír divertido. Con un suspiro su expresión cambió a una de hostilidad cuando su mirada se topó con la de Damon. "Es tarde, tengo que dormir y ustedes de seguro tienen mucho de qué hablar." mirando entre los dos, solo les dio un asentimiento antes de también marcharse dejándolos solos.
La atención de Stefan enseguida cayó en su hermano. "Gracias." repitió nuevamente.
"No, Stefan gracias a ti." Damon corrigió su agradecimiento. "Estás de regreso en la sangre de Bambi, y yo soy el gran hermano rudo otra vez... Todo está bien en el mundo."
"Lo digo en serio." Stefan dijo ignorando su sarcasmo. "Gracias, por ayudar a cuidarme."
"Te preocupas demasiado." Damon hizo un mohin. "Todo lo que sucede en éste planeta no es tu culpa. Mis acciones, lo que hago, no es tu culpa, es mía." aclaró mirándolo fijamente a los ojos. "No tienes permitido sentir mi culpa."
"¿Te sientes culpable?" Stefan preguntó por lo bajo.
"Si hubiera querido, estaría ahí." respondió Damon con un encogimiento de hombros. "Emily esperó hasta que me transformé para decirme que había logrado proteger a Katherine con su hechizo. Ella no quería que yo supiera sobre la tumba. Ella pensó que afectaría mi decisión."
"Ella no quería que ninguno de nosotros se convirtiera." Stefan alegó. "Ella dijo que era una maldición."
"Brujas." Damon soltó un bufido molesto. "Son buenas para juzgar cualquier cosa."
Ladeando la cabeza, Stefan lo miró con curiosidad. "¿Por qué no me lo dijiste?"
"Porque no quería que lo supieras." Damon respondió en un tono seco y ciertamente resentido. "Porque te odiaba y todavía lo hago..."
"Lo sé." asintió Stefan rotundamente.
"... pero no porque me obligaste a convertirme." Damon continuó.
"¿Entonces por qué?" preguntó Stefan, sintiendo que la respuesta no sería de su agrado.
"Porque ella te convirtió." Damon respondió fríamente. "Se suponía que solo debía ser yo, Stefan... solo yo."
Habitación de motel
"Veo que estás empacando." John dijo cuando vió las maletas de Isobel en la entrada de la habitación. "Esa es una buena señal... ¿Conseguiste la pieza que faltaba? ¿Dónde está?"
Con una exhalación, Isobel negó con la cabeza. "No, aún no lo tengo."
"Entonces, ¿por qué me llamaste aquí tan tarde?" preguntó John entre dientes.
Haciéndole una seña, Isobel lo guió hacia otra habitación. "Porque tengo la siguiente mejor opción." respondió a su pregunta antes de entrar.
John se tensó enseguida cuando al seguirla, se encontró con Jeremy en la habitación. El muchacho se encontraba luchando para soltarse de los dos vampiros que lo habían traído a la fuerza y que ahora se encontraban atandolo. Su sobrino al verlo enseguida trató de hablarle pero sus palabras se perdieron en el pañuelo que había sido forzado en su boca amordazandolo. "¿Qué diablos estás haciendo?" preguntó con ira.
"Conseguir lo que quiero." fue la simple respuesta de Isobel que no se inmutó por en lo absoluto de la mirada penetrante que recibió por parte de Jeremy.
"¡Sí, pero él es mi sobrino y vas a dejarlo ir en este mismo segundo!" ordenó John perdiendo la paciencia enseguida.
"Ese anillo llamativo en tu dedo sale." advirtió Isobel amenazantemente.
"Por favor, Isobel." John negó con incredulidad. "No puedes lastimar a un niño."
Rodando los ojos Isobel se acercó hasta Jeremy, aferrando su rostro con tanta fuerza que le sacó un gemido de dolor. "Lo mataré para demostrar que te equivocas."
"¿En serio? ¿Llegarías tan lejos?" John dio un paso adelante con impotencia. "Mira, sé que has cambiado pero la vieja Isobel está en algún lugar, ¿no? Vamos, déjalo ir."
Mirando hacia sus secuaces, Isobel hizo un gesto hacia John con desdén. "Faire souffrir (Háganlo sufrir)" les ordenó en francés.
Moviéndose ante su órden, ambos vampiros atacaron a John envolviendolo con fuertes golpes que lo hicieron caer al suelo violentamente.
Acercándose lentamente a él, Isobel tomó su mano para quitarle el anillo. "Buen intento." dijo hacia su forma inconciente. "Veremos cómo te las arreglas sin esto." con eso salió de la habitación dejando a un Jeremy aturdido y respirando agitadamente mientras miraba hacia John en el suelo sangrando.
Pensión Salvatore
Temprano a la mañana siguiente, Elizabeth luego de marcar varias veces el número de Jeremy sin éxito lo dejó por el momento mientras se arreglaba para el día. Era extraño, a mitad de la madrugada había recibido un repique de su parte pero ahora no se encontraba por ningún lado. No sabía porque pero algo no se sentía del todo bien... Sin embargo antes que pudiera seguir buscándole un motivo, la puerta de su habitación se abrió de par en par y Marcos entró por ella con una expresión molesta en su rostro. "Oye-"
"Necesito que empaques tus cosas." Marcos la interrumpió con brusquedad. "Nos vamos."
"¿Qué?" Elizabeth preguntó aturdida, antes de negar con incredulidad. "No..."
"Sé todo lo que está sucediendo Elizabeth." Marcos la interrumpió nuevamente. "Tan pronto como llegué a la ciudad me encontré con la noticia que la cacería de vampiros ha sido renovada una vez más." negando con preocupación se movió para buscar las maletas debajo de la cama. "Me equivoqué al pensar que podríamos hacer un hogar aquí. Tenemos que seguir adelante."
"Pero... no podemos irnos-" Elizabeth intentó replicar, pero él continuó hablando frenéticamente sin parar.
"No podemos quedarnos." Marcos negó dejando las maletas sobre la cama. "Hay demasiada gente aquí que sabe la verdad... Demasiada historia."
"Marcos, espera... espera." Elizabeth se acercó enseguida para detenerlo y obligarlo a mirarla. "Escucha, entiendo perfectamente que ésto te preocupe, pero justamente en éste momento no podemos irnos."
"Elizabeth, no es seguro aquí." Marcos negó levantando sus manos para aferrar su rostro. "Tú lo sabes... Sé que quieres quedarte porque no quieres dejar a Damon pero-"
"¿Qué? No." Elizabeth se alejó frunciendo el ceño. "No se trata solo de Damon... Ahora hay más personas involucradas y que me importa mucho lo que pueda sucederles."
"Eso lo entiendo perfectamente, pero-" Marcos fue interrumpido por el sonido del teléfono de Elizabeth que comenzó a sonar sin parar.
Levantandolo para revisarlo, Elizabeth notó en la pantalla el nombre de Stefan. Negando con frustración le hizo un gesto a Marcos para que esperara.
"Dime." dijo tan pronto atendió.
"Elizabeth, ¿Damon está en la pensión?" Stefan preguntó demasiado rápidamente.
"Ah, no, salió temprano en la mañana." Elizabeth respondió frotando su frente con molestia. "¿Por qué?"
"Necesitamos que nos dé el dispositivo." explicó Stefan.
Ante eso Elizabeth frunció el ceño confundida. "¿Por qué necesitan el dispositivo antes de que se lo den a Isobel?"
Stefan se quedó en silencio por unos segundos, antes de responderle. "Ella se llevó a Jeremy, Elizabeth... Así que antes de entregar el dispositivo Bonnie hará un hechizo que lo vuelva un dispositivo ordinario que no le haga daño a los vampiros."
Tan pronto como él dijo «Jeremy», Elizabeth supo que tenía que prestarles toda la ayuda que pudiera. Jeremy era un amigo muy especial para ella y si estaba en peligro no dudaría nunca en moverse para ayudarlo. No permitiría que nadie más que le importara saliera lastimado. "Por favor Stefan, dime exactamente qué es lo que está sucediendo." pidió después de un silencio tenso, mientras su mirada se cruzaba con la de Marcos quien enseguida se encontró con su mirada determinada. Claramente no se iría de la ciudad hasta que toda aquella locura se acabara y él tenía que entenderlo.
Efectivamente cuando Damon regresó a la pensión horas más tarde, fue recibido por Stefan y los demás. Al verlos él frunció el ceño. "¿Qué está pasando?"
"El dispositivo es un arma, contra los vampiros." Stefan fue quien respondió llamando la atención de su hermano hacia él.
"Entonces, ¿por qué Isobel lo quiere?" preguntó Damon confundido.
"No sé, pero tenemos que dárselo." Stefan dio un paso en su dirección. "Ella tiene a Jeremy."
Damon enseguida sacudió la cabeza. "Absolutamente no."
"Damon por favor." suplicó Elena esa vez. "Escúchame-"
"No le voy a dar el dispositivo a Isobel para que pueda dárselo a John, quien lo usará para matarme." argumentó Damon entre dientes. "Me gusta ser un muerto viviente."
"Pero será inútil, Bonnie puede quitarle el poder." Elena aseguró.
Ante eso Damon le lanzó una mirada desconfiada a Bonnie. "No confío en ella."
Cruzando sus brazos Bonnie le sostuvo la mirada. "Puedo eliminar el hechizo original."
Asintiendo Elena miró al vampiro. "John e Isobel nunca lo sabrán."
"No." negó Damon con renuencia. "Recuperaré a Jeremy a mi manera."
"¿En serio?" Elizabeth que había estado resagada al final de la sala junto con Marcos se atrevió a acercarse un paso hacia él con rabia. "¿Cómo vas a hacer eso?" preguntó con ironía clara en su voz. "Isobel es un vampiro y Jeremy podría estar muerto en el momento en que entres por la puerta."
"Escucha, sé que me odias, pero sé exactamente lo que hago." replicó Damon fríamente en su dirección, antes de volverse hacia la bruja Bennett. "¿Estás preparada para ésto? No quiero ofenderte pero no eres Emily Bennett. Emily sabía lo que hacía."
"He estado practicando." murmuró Bonnie con confianza.
"No son lecciones de piano, cariño." Damon se burló.
Apretando su mandíbula con firmeza Bonnie se acercó a él. "¿Cuál es tu libro favorito?" preguntó con amargura.
"¿Qué?" Damon alzó una ceja confundido.
"Nombra un libro, cualquier libro." ofreció Bonnie señalando hacia el estante en la biblioteca.
Negando con una sonrisa divertida, Damon giró hacia el estante. "Nombre de un libro... ¿qué tal «Call of the wild» de Jack London?"
Mientras Bonnie se volvía hacia la estantería, Elizabeth los observó con impaciencia sabiendo Jeremy estaba en peligro en ése momento y ellos estaban perdiendo el tiempo buscando libros. Después de un momento voló un libro de la estantería justo hacia las manos de Damon. A veces se olvidaba de lo potente que podría ser la magia en las manos correctas.
"Jack London." murmuró Damon al leer la tapa del libro. "Gran truco de salón."
"Haremos ésto, Damon." Elena intervino una vez más. "Y lo haremos a mi manera." con eso extendió la mano en su dirección. "Ahora dame el dispositivo... ¡Estamos perdiendo el tiempo!"
Ignorandola la atención de Damon cayó de nuevo en Bonnie. "No confío en ti, traté de matarte."
Cómo respuesta Bonnie sonrió inocentemente. "Tienes razón, no puedes confiar en mí."
"Pero puedes confiar en mí." Elena se acercó otro paso en su dirección.
Los ojos enojados de Damon parpadearon de Bonnie hacia Elena a quien miró por un tiempo prolongado, antes de con una exhalación molesta le terminara de entregar el dispositivo en su mano extendida.
Cuando el objeto estuvo en su mano, Elena lo miró con gratitud. "Gracias."
Residencia de Isobel/Pensión Salvatore
Luego de que John volviera a la conciencia y ayudara a Jeremy a desatarse, el muchacho fue enseguida hacia el baño de la habitación donde los habían mantenido encerrados, regresando a la habitación con una toalla húmeda. "Aquí tienes." dijo tendiendola en su dirección.
"Gracias." murmuró John comenzando a limpiar las heridas en su rostro.
Mirándolo en silencio, Jeremy frunció el ceño. "¿Qué busca ella?" preguntó después de un tiempo al recordar la conversación anterior.
"Tu antepasado inventó un arma, un dispositivo que es extremadamente dañino para los vampiros y hemos estado tratando de conseguirlo." explicó John.
"¿Por qué?" preguntó Jeremy tentativamente.
"Porque hay un grupo de vampiros de hace mucho tiempo que quiere vengarse de este pueblo." John lo miró de refilón antes de continuar limpiándose el corte en una de sus mejillas.
"¿Pero por qué un vampiro te ayudaría a matar a otros vampiros?" Jeremy preguntó entre confundido y nervioso.
"Ella tiene sus propias razones para quererlos muertos." John se emcofio de hombros. "Mira Jeremy, nadie pensó que los vampiros regresarían a ésta ciudad. No en los tiempos modernos, pero lo han hecho y tenemos que destruirlos."
"¿A todos ellos?" Jeremy preguntó pensando enseguida en Elizabeth y Ana. No, ellas no podían morir. "No, hay algunos buenos por ahí."
"No existe tal cosa." John aseguró entre dientes colocándose de pie.
Molesto Jeremy lo enfrentó. "No creo eso."
"Bueno, tu papá lo hizo." John lo miró seriamente. "Y tuvo un hijo que también pensó igual que tú."
Alejándose un paso, Jeremy sacudió la cabeza. "¿Cómo supo mi padre todo ésto?"
Dejando la toalla sobre la cama, John se cruzó de brazos. "¿Quién crees que me contó sobre la historia familiar?"
De regreso a la pensión, luego de haber hecho un hechizo de rastreo para saber el paradero de Jeremy, todos se encontraron cerca de la mesa central en la sala de estar donde Bonnie había colocado su libro de hechizos junto al dispositivo ahora para ocuparse en desactivarlo.
Cuando ella comenzó a recitar el hechizo las llamas de la chimenea entraron en una erupción mayor que sobresalto a algunos en la sala. Extendiendo sus manos recogió el dispositivo a medida que las llamas poco a poco se fueron apagando y ella abrió sus ojos de golpe. "Listo." dijo en dirección de Elena, antes de entregarle el objeto.
"¿En serio?" Elizabeth alzó una ceja confundida. "¿Tan rápido?" cuando escuchó el carraspeo de la garganta de Marcos y su mirada de advertencia, se corrigió enseguida ante la mirada ahora de todos en ella. "Ah, bueno, no sé mucho de éstas cosas pero... por lo poco que sé es la primera vez que un hechizo dura tan poco con un artefacto tan antiguo."
Sonriendo en su dirección, Bonnie se encogió de hombros. "La magia tiene sus secretos."
"Si, ya me di cuenta." Elizabeth le regresó la sonrisa aunque con un toque falso, al notar algo extraño y culpable en sus ojos.
Con un suspiro frustrado, Damon miró hacia Stefan. "Bien, ¿ahora qué?"
"Ahora le entregaremos el artefacto a Isobel, mientras Marcos y Elizabeth se encargan de buscar a Jeremy." explicó Stefan repasando una vez más en lo que habían quedado.
"Ahora mismo nos pondremos en marcha." Elizabeth dijo antes de darse la vuelta para caminar hacia la puerta en compañía de Marcos.
"¡Elizabeth, espera!" la voz de Elena los hizo detenerse al abrir la puerta para mirarla. "Por favor, cuida a Jeremy."
Asintiendo, Elizabeth la miró con tranquilidad. "Descuida, tendré cuidado de que no le pongan ni un dedo encima." dándole un guiño, salió a velocidad vampírica, al mismo tiempo que Marcos siguió sus pasos.
Residencia de Isobel/Casa Gilbert
"¡Me da igual todo lo que me digas!" Jeremy replicó con rabia. "¡Yo sé y estoy seguro que hay vampiros que no son como tú dices!"
"¿En serio?" John soltó una risa. "¿Y quienes son? ¿Acaso se trata de esa chica llamada Elizabeth de la que nadie sabe nada?" ante eso lo miró con incredulidad. "¡Por favor Jeremy, ¿puedes poner las manos al fuego por ella sin conocer sus antecedentes o por qué está aquí?!"
Abriendo su boca para responderle, Jeremy se interrumpió cuando escucharon un estrépito fuera de la puerta de la habitación acompañado de varios quejidos y objetos rompiéndose. Ambos se sobresaltaron cuando repentinamente la puerta fue sacada de sus goznes con tanta fuerza que ésta se rompió en miles de pedazos dejándole la entrada a la persona que lo había ocasionado. Sus ojos se abrieron con incredulidad cuando reconoció que la persona no se trataba de nadie más que de Elizabeth.
Ella al visualizarlo, enseguida sonrió con alivio de verlo bien. "Espero no haber llegado tarde." dijo en un tono burlón.
"Para nada." Jeremy la miró con admiración. "Llegas justo a tiempo para responderle a mi tío." con eso miró hacia John quien como Elizabeth se lanzaron miradas asesinas al notarse mutuamente. "Como ves, sin dudarlo metería mis mano al fuego por ella." aclaró con seguridad, antes de regresar su atención hacia la muchacha. "Eso es lo que hacen los amigos."
Aunque sin comprender el motivo de sus palabras, Elizabeth lo compensó con un pequeño guiño antes de hacerle un gesto para marcharse. "Vámonos antes de que Isobel y el resto regresen."
Sin pensarlo dos veces, Jeremy la siguió fuera de la habitación.
De regreso a la seguridad de su habitación, Jeremy se encontró llamando a Elena para darle la tranquilidad de que estaba bien.
"¿Hola?"
"Jeremy, ¿estás bien?" Elena preguntó con alivio y preocupación en su voz.
"Sí, sí, estoy bien, el tío John se golpeó la cabeza." Jeremy fingió enseguida que le habían borrado los recuerdos nuevamente. "Fue un accidente, pero sí, estoy bien."
Soltando una exhalación, Elena sonrió. "Estaré en casa pronto, ¿de acuerdo?"
Mirando hacia Elizabeth, Jeremy asintió lentamente. "Si." fue lo único que dijo antes de colgar la llamada.
"Bueno, te felicito." Elizabeth lo eligió. "Eso sonó lo bastante convincente." ambos habían quedado en ocultar el hecho de que había decidió pasar por alto su parte de la tarea de todo aquel rescate que implicaba el borrarle la memoria. Le había parecido injusto por lo que había decidió simplemente no hacerlo.
"Hice mi mejor intento." Jeremy se encogió de hombros, antes de darle una sonrisa agradecida. "Gracias, por todo."
"Deja de darme las gracias." Elizabeth rio divertida. "Lo has hecho durante todo el camino hasta aquí."
"Quiero hacerlo." Jeremy afirmó, antes de bajar la mirada al suelo. "El tío John dijo algunas cosas allá que pudieron haberme hecho dudar sobre ti, pero..." negando, levantó la mirada de nuevo a ella. "... no fue así. Al contrario ésto que hiciste me demostró que no eres como los vampiros que él afirma conocer y que los compara por igual."
"Te lo agradezco." Elizabeth le dio un pequeño asentimiento, antes de negar levemente. "Pero, eso no quiere decir que no haya cometido errores en mi vida, o que los cometa más adelante... Si sigues poniéndome en un pedestal, te decepcionaras cuando algún día haga algo que no sea agradable."
"No, eso jamás pasará." aseguró Jeremy. "Jamás podría decepcionarme de ti."
Mirándolo en silencio por unos segundos, Elizabeth sonrió negando al mismo tiempo con la cabeza. "Jeremy." susurró por lo bajo, sabiendo que no tenía remedio el seguir tratando de disuadirlo de lo que creía. Acercándose lentamente buscó en los bolsillos de su chaqueta, sacando de ellas su pulsera hecha de verbena. Extendiendola hacia su muñeca la aseguró de nuevo en su lugar, antes de volver a mirarlo a los ojos con cariño. "Gracias." susurró en voz baja, inclinadose al mismo tiempo para besar su mejilla. "Buenas noches." con esa despedida se movió rápidamente a velocidad vampiro saliendo por la ventana.
Levantando la mano hacia su mejilla, Jeremy sonrió grandemente antes de con un profundo suspiro dejarse caer de espaldas sobre la cama para mirar hacia el techo. A pesar de todas las cosas negativas que había tenido que pasar, el día no había terminado tan mal después de todo... En ése momento sus pensamientos se interrumpieron ante el sonido de pasos acercándose a él que lo hicieron incorporarse sobre su codos y ver para su asombro a una Ana llorosa frente a su cama. "¿Ana?" preguntó poniéndose de pie enseguida. "¿Qué haces aquí?"
"Mi madre." sollozó Ana entre lágrimas. "Ella está muerta."
"¿Qué?" Jeremy la miró entre confundido y perplejo.
"La mataron." Ana respondió con voz entrecortada.
"Dios mío, Ana." Jeremy se acercó rápidamente a ella. "Oye, lo siento mucho."
"Sé que se supone que no debo estar aquí, pero no tengo a dónde ir." dijo Ana sintiéndose más perdida y sola que nunca.
Sin saber que más hacer para consolarla, Jeremy la acercó a sus brazos. "Está bien." susurró por lo bajo cuando ella comenzó a llorar fuertemente, dejandola desahogarse. "Está bien."
