Buenas aquí les dejo una adaptación de un libro que me gusto, los personajes de inuyasha no me pertenecen si no a "Rumiko" ni la historia ni los personajes del libro sino a "Shelby" espero que les guste

Asesino de brujas

Libro 1

La bruja blanca

(poco a poco, el pájaro construye su nido)

Cap. 15

Madame Izayoi

Inu

La noche siguiente cayo la primera nevada del año.

Me incorpore en el suelo, peine hacia atrás mi cabello sudoroso y observe los copos de nieve flotando por la ventana. El ejercicio era lo único que funcionaba con los nudos de mi espalda. Después de toparse conmigo en el suelo durante la noche, kag había reclamado la cama. No me había invitado a compartirla. No me queje. Aunque mi espalda dolía, el ejercicio mantenía mi irritación a raya. Había aprendido rápido que contar no funcionaba con kag… en especial, después de que ella comenzara a contar a la par conmigo.

Cerro el libro que leía sobre el escritorio.

-Esto es una absoluta tontería.

- ¿El que?

-El único libro que he encontrado en esa biblioteca despreciable sin las palabras santo o exterminación en el título. -Lo lanzo para que lo viera. El pastor. Prácticamente me reí. Había sido uno de los primeros libros que el arzobispo me había permitido leer…una recopilación de poemas pastorales sobre el arte de Dios en la naturaleza.

Camino hacia mi cama, la suya, con expresión contrariada.

-Excede mi compresión cómo es posible que alguien escriba doce páginas sobre el césped. Eso es un verdadero pecado.

Me puse de pie y me acerqué. Ella me miro con cautela.

- ¿Qué haces?

-Te enseñare un secreto.

-no, no, no. -Retrocedió rápido-. No me interesa tu secreto…

-Por favor. -frunciendo el ceño y sacudiendo la cabeza, pase a su lado hasta la cabecera de mi cama-. Deja de hablar.

Para mi sorpresa, obedeció y me observo con desconfianza mientras yo movía la cama lejos de la pared. Avanzo con curiosidad cuando expuse el pequeño agujero áspero que había detrás. Mi bóveda. A los dieciséis años, cuando Bankotsu y yo habíamos compartido aquel cuarto, cuando habíamos sido más cercanos que un par de hermanos, había cavado el agujero en la pared, desesperado por tener un lugar propio. Un lugar en el que esconder partes de mí mismo que prefería que él no hallara.

Después de todo, quizás nunca nos habíamos sentido tan cercanos como hermanos.

Kag giro el cuello para ver, pero obstruí su visión y hurgué entre los artículos hasta que mis dedos rozaron el libro familiar. Aunque el lomo había comenzado a romperse por el uso, el hilo plateado del título permanecía inmaculado. Se lo entregue.

-Toma.

Lo acepto con cautela y lo sostuvo entre dos dedos como si fuera a morderla.

-Vaya, esto es inesperado. La Vie Ephemere… -Alzo la vista de la cubierta con los labios fruncidos-. La vida efímera. ¿De qué trata?

-Es… una historia de amor.

Alzo las cejas velozmente e inspecciono la cubierta con interés renovado.

- ¿sí?

-Si. -Asentí, mordiéndome el interior de la mejilla para evitar sonreír-. Está, escrito con buen gusto. Los personajes pertenecen a reinos en guerra, pero se ven obligados a trabajar juntos cuando descubren el plan del villano para destruir el mundo. Se desprecian al inicio, pero con el tiempo dejan a un lado las diferencias y…

-Es erótica, ¿Verdad? -sacudió las cejas con expresión traviesa y hojeo las páginas hasta el final-. En general, las escenas de amor están al final…

- ¿Qué? -Mi necesidad de sonreír desapareció y tire del libro en sus manos. Ella hizo lo mismo-. Claro que no -respondí, intentando recuperar el objetivo-. Es una historia que analiza la construcción social de la humanidad, que interpreta el matiz del bien contra el mal y explora la pasión de guerra, el amor, la amistad, la muerte…

- ¿La muerte?

-Si. Los amantes mueren al final. -Ella retrocedió y logre arrebatarle el libro. Mis mejillas ardían. Nunca debería haberlo compartido con ella. Por supuesto que no lo apreciaría. No apreciaba nada-. Esto ha sido un error.

- ¿Cómo puedes adorar un libro que termina con la muerte?

-No termina con la muerte. Los amantes mueren, sí, pero los reinos superan su enemistad y forjan una alianza.

Ella frunció el ceño, nada convencida.

-No hay nada esperanzador en la muerte. La muerte es muerte.

Suspire y coloque el libro de nuevo dentro de mi bóveda.

-De acuerdo. No lo leas. No me importa.

-Nunca he dicho que no quisiera leerlo. -Extendió una mano con impaciencia-. Pero no esperes que me genere una extraña devoción evangélica. La historia suena deprimente, pero no puede ser peor que El pastor.

Sujete La Vie Ephemere con ambas manos, vacilando.

-No hay descripciones del césped.

-Un punto clave a su favor.

A regañadientes, le entregue el libro. Esta vez ella lo aceptó con cuidado y observo el titulo con nuevos ojos. La esperanza se encendió en mi pecho. Me aclare la garganta y mire detrás de ella a la muesca en la cabecera de la cama.

-Y… tiene una escena de amor.

Ella se rio y hojeo las páginas con entusiasmo.

No pude evitarlo. Y yo también sonreí.

Alguien llamo a la puerta una hora después. Me detuve en el cuarto de baño, con la camisa a medio poner. La bañera a medio llenar. Kag emitió un sonido exasperado desde la habitación. Me vestí y abrí la puerta reparada del baño mientras ella lanzaba La Vie Ephemere sobre la cama y dejaba caer las piernas. Apenas tocaban el suelo.

- ¿Quién es?

-Hojo.

Mascullo un insulto y bajo de un salto. Llegué antes que ella y abrí la puerta.

- ¿Qué pasa?

Kagome lo fulmino con la mirada.

-Me gustas, Hojo, pero más te vale tener un buen motivo.

Emilie y Alexander acaban de tener un momento y juro que, si no se besan pronto, literalmente me voy a morir.

Ante la confusión de Hojo, sacudí la cabeza reprimiendo una sonrisa.

-Ignórala.

El asintió, aun desconcertado, antes de hacer una reverencia veloz.

-Madame Izayoi esta abajo, capitán. Exige hablar con madame Diggory.

Kag se retorció debajo de mi brazo. Me aparte antes de que pudiera pisarme. O morderme. Una experiencia que había aprendido del tiempo compartido en el rio.

- ¿Qué quiere?

Kag cruzo los brazos y apoyo el cuerpo contra el marco de la puerta.

- ¿Le has dicho que se fuera al infierno?

-Kag -advertí.

-Se niega a marcharse. -Hojo se movió incómodo-. Dice que es importante.

-Muy bien, entonces. Supongo que Emilie y Alexandre tendrán que esperar. Trágico. -Kag me aparto con el codo para tomar su capa. Luego, se detuvo abruptamente y arrugo la nariz-. Además, Chass: apestas.

Bloquee su paso. Resistí la necesidad de alterarme. O de olerme.

-No iras a ninguna parte.

-Claro que sí. -paso a mi lado arrugando la cara y sacudiendo una mano frente a su nariz. Me molesto. Sin duda no olía tan mal-. Hojo acaba de decir que no se marchara hasta verme.

Con decisión, extendí la mano detrás de ella, roce mi piel sudorosa contra su mejilla y tomé mi abrigo. No se movió. Solo giro la cabeza para fulminarme con la mirada, entrecerrando los ojos. Con nuestros rostros separados por centímetros, resistí las ganas de acercarme e inhalar. No para olerme… sino para olerla a ella.

Cuando no estaba deambulando por la enfermería, olía… bien. A canela.

Tosi y coloque los brazos en mi abrigo. Mi camisa, aun empapada de sudor, subió y se arrugo contra mi piel. Que incomodo.

-Ella no debería estar aquí. Terminamos nuestro interrogatorio ayer.

Y no nos había servido de mucho. Madame Izayoi era tan escurridiza como kag. Después de haber revelado por accidente el verdadero nombre de la bruja, había permanecido callada y cautelosa. Sospechosa. El arzobispo se había puesto furioso. Había tenido suerte de que no la retuviera para ir a la hoguera… junto a kag.

-Tal vez quiera hacer otra propuesta-. dijo kag, ajena a la precariedad de su situación.

- ¿Otra propuesta?

-Para comprarme para Bellerose.

Fruncí el ceño.

-La compra de seres humanos como propiedad es ilegal.

-No te dirá que está comprándome. Dirá que está ofreciéndome un contrato: para entrenarme, embellecerme, darme una habitación y pensión completa. Así es como las personas como ella se escurren entre las grietas. El East End vive de esos contratos. -Hizo una pausa, inclinando la cabeza a un lado-. Pero es probable que sea algo irrelevante ahora que estamos casados. A menos que no te importe compartir.

Abotone mi abrigo con silencio tenso.

-No quiere comprarte.

Paso a mi lado con una sonrisa traviesa y limpio una gota de sudor de mi sien.

-Vamos a averiguarlo.

Madame Izayoi esperaba en el vestíbulo. Dos de mis hermanos estaban de pie a su lado. Con expresiones cautelosas, parecían inseguros de si ella era bienvenida a esa hora. La Torre implementaba toques de queda estrictos. Sin embargo, ella estaba de pie entre ellos con calma. Con el mentón en alto. Dibujo en su rostro, que había sido excepcionalmente hermoso, pero ahora estaba avejentado y tenía arrugas delgadas alrededor de sus ojos y boca, una sonrisa amplia al ver a kag.

- ¡Kagome! -Extendió los brazos como si esperara un abrazo de parte de kag. Estuve a punto de reír-. Que esplendido ver que gozas de tan buena salud… Aunque los moretones en tu rostro son horrorosos. Espero que nuestros amables anfitriones no sean los responsables.

Toda inclinación por reír murió en mi garganta.

-Nunca le haríamos daño.

Ella poso los ojos en mí y unió las manos con placer fingido.

- ¡Que maravilloso verlo de nuevo, capitán Diggory! Por supuesto, por supuesto. Debería haberlo imaginado. Usted es demasiado noble. ¿Cierto? -Sonrió, exponiendo sus dientes blancos antinaturales-. Disculpadme por la hora, pero necesitaba hablar de inmediato con Kagome. Espero que no os moleste que me la lleve un momento.

Kag no se movió

- ¿Qué quieres?

-preferiría hablar contigo en privado, querida. La información es bastante… sensible. Intente hablar contigo ayer después del interrogatorio, pero mi acompañante y yo vimos que estabais ocupados en la biblioteca. -Nos miró con una sonrisa cómplice, se inclinó hacia adelante y susurro-: Nunca interrumpo una pelea de pareja. Es una de las reglas que siempre cumplo.

Kag abrió los ojos de par en par.

-No ha sido una pelea de pareja.

- ¿No? Entonces, quizás estes dispuesta a reconsiderar mi oferta.

Resistí la necesidad de interceder entre ambas.

-Debe marchase.

-Tranquilo, capitán. No planeo secuestrar a su esposa… todavía. -Ante mi expresión, ella guiño un ojo y se rio-. Pero insisto en hablar con ella en privado. ¿Hay alguna habitación que madame Diggory y yo podamos usar? -Señalo a los Chasseurs alrededor-. ¿Algún lugar menos congestionado, quizás?

En ese instante, el arzobispo irrumpió en el vestíbulo con su gorro de dormir puesto.

- ¿Qué es todo este alboroto? Acaso no tenéis deberes que cumplir… -Abrió los ojos de par en par al ver a madame Izayoi-. Helene. Que desagradable sorpresa.

Ella hizo una reverencia.

-Lo mismo digo, su eminencia.

Me apresure a hacer una reverencia, colocando una mano sobre mi corazón.

-Madame Izayoi ha venido a hablar con mi esposa, señor.

- ¿Sí? -Su mirada no vacilo. Miro a madame Izayoi con intensidad ardiente, presionando los labios en una línea recta-. Que pena. -Extrajo un reloj de bolsillo-. La iglesia cierra sus puertas en aproximadamente tres minutos.

La risa de madame Izayoi fue frágil.

-La iglesia no debería cerrar sus puertas, ¿Verdad?

-Son tiempos peligrosos, madame. Debemos hacer lo posible para sobrevivir.

-Si. -poso rápidamente los ojos e kag-. Debemos.

Hubo silencio mientras todos intercambiábamos miradas fulminantes. Tensos e incomodos. Kag se movió y yo contemple la posibilidad de sacar a madame Izayoi por la fuerza. Aunque afirmara lo contrario, la mujer había dejado claro su propósito y yo estaba dispuesto a quemar el Bellerose hasta los cimientos antes de permitir que kag se convirtiera en cortesana. Le gustara o no, ella había hecho una promesa ante mi primero.

-Dos minutos -Dijo cortante el arzobispo. Madame Izayoi retorció su rostro-

-No me iré.

El arzobispo alzo la cabeza hacia mis compañeros y ellos se aproximaron. Con el ceño fruncido. Divididos entre seguir órdenes y expulsar a la mujer del establecimiento. Yo no padecía esa disyuntiva. Avance y cubrí a kag.

-sí, lo hará.

Algo se encendió en los ojos de madame Izayoi mientras me observaba. Su desdén vacilo. Antes de que pudiera echarla de la Torre, kag me toco el brazo y susurro:

-Vamos.

Luego, varias cosas ocurrieron al mismo tiempo.

Un resplandor desquiciado apareció en los ojos de madame Izayoi ante la palabra de kag y se abalanzo hacia ella. Mas rápida que una serpiente al ataque, la aplasto entre sus brazos. Movió rápido los labios junto al oído de kag.

Furioso, aparte a kag en el mismo instante en que Hojo saltaba para controlar a madame Izayoi. Mis compañeros se unieron a él.

Sujetaron los brazos de la mujer a su espalda mientras luchaba por regresar junto a kag.

- ¡Esperad! -Kag se sacudió en mis brazos, retorciéndose hacia ella. Con la mirada salvaje. El rostro pálido-. Decía algo…

¡esperad!

Pero la habitación se había sumido en el caos. Madame Izayoi gritaba mientras los Chasseurs intentaban arrastrarla fuera del edificio. El arzobispo señalo a kag antes de avanzar a toda prisa.

-Sácala de aquí.

Obedecí. Sujete la cintura de kag con más fuerza y la alce hacia atrás. Lejos de la mujer enloquecida. Lejos del pánico y la confusión de la sala… de mis pensamientos.

- ¡Para! -Kag pateaba y golpeaba mis brazos, pero yo la sujétate más fuerte-. ¡He cambiado de opinión! ¡Permíteme hablar con ella!

¡Suéltame!

Pero ella había hecho una promesa.

Y no iría a ninguna parte.

Continuara…

Pd: Gracias por seguir la historia a las personas que lo etiquetaron como su favorito y las personas que deja Reviews positivos Valentinehigurashi, Danitza Morningstar x), los que no entienden la historia del libro les recomiendo que volver a leer y usar SU imaginación ya que toda historia tiene sus momentos si no para que lo lee, sin ofender a nadie x) a mí me gusto la historia de los libros que ya van 3 veces que los leo y encuentro detalles que antes no entendía ahora si X9

Reviews?