CAPÍTULO VIII
Ingresó al bosque de nuevo. El ambiente agradable y templado de la planicie cambió bruscamente a un ambiente inseguro y frío. Podría haber peligro en cualquier parte.
Después de media hora recorriendo en medio de los frondosos árboles, Amelia se encontró por fin lo que buscaba desde hace muchas horas, o eso era lo que creía la primera vez que lo vio. Entre el viento y el movimiento de las hojas, escuchó un sonido en muy bajo volumen. Se detuvo por un instante para reconocerlo mejor: eran unos jadeos. Caminó unos contados metros hacia la fuente del ruido y se encontró con un Snivy acostado de espaldas arriba de una roca.
—¡Por los cielos! ¡¿Qué te pasó?! —exclamó impactada.
Estaba sollozando y con unas lágrimas en su rostro. No se hallaba en buen estado. Al acercarse, observó que en algunas partes de su cuerpo había… ¿salpicaduras de esperma? Estaba mayoritariamente en su boca, y para colmo y su asombro, ¿rastros de orina en el mismo lugar? ¿Qué demonios le había pasado a Snivy?
Amelia, muy apenada, no lo podía creer, se preguntó si la serpiente hierba fue víctima de una violación o algo parecido. Pero en un momento, examinándolo detenidamente, descubrió que era un Snivy macho, porque se podía ver dos protuberancias saliendo de una hendidura. No era el Pokémon que estaba buscando.
Para ella fue una en primer lugar eufórico haber encontrado por fin a su Snivy perdido, pero esa sensación fue una falsa esperanza. Se sacó su bolso y comenzó a hurgar entre los objetos para intentar encontrar algo útil.
De repente, ella oyó otro sonido que venía de los arbustos, vio que las ramas y hojas se movían repentinamente: había un ser ocultándose detrás de la planta, sospechaba. Se acercó con sigilo dando pasos muy lentos. Cuando estaba cerca del seto, el extraño se levantó y se reveló que era ella misma.
—¿Pero qué…? —dijo Amelia sorprendida y confundida al mismo tiempo.
Efectivamente, se trataba era ella, un duplicado idéntico con el mismo rostro, tamaño, incluso la ropa. No parecía hablar. Amelia empezó a moverse en una circunferencia y la copia hizo los mismos movimientos.
—¿Tú quién eres?, ¿por qué te ves igual a mí?, ¿acaso eres un clon?
Sin importar cuantas preguntas hiciera, por alguna razón, no respondía. No sabía que estaba pasando realmente.
De forma inesperada, Amelia sufrió un fuerte arañazo por detrás y fue tirada al suelo de cara. Sintió un dolor considerable en la espalda luego del ataque. Se levantó y dio media vuelta para ver lo que ocurría. Descubrió que el causante del ataque era un Zoroark salvaje. Consecutivamente, la réplica de Amelia se transformó en otro Zoroark. Los dos Pokémon empezaron a reírse.
—¡Eso no fue gracioso! —reclamó.
Ambos iniciaron a ponerse en una posición amenazante, listos para agredirla una vez más. Amelia empezó a preocuparse.
Cuando uno de ellos realizó otro ataque, ella lanzó un grito y esquivó hacia atrás. El otro Zoroark atacó después de la misma forma, y la mujer dio un salto hacia atrás aún más largo para esquivar.
¿Qué podía hacer para salir ileso de ese encuentro con los dos Pokémon difrazorro? No quería salir herida, por lo que estaba obligada a batallar con la espada si quería defenderse de las agresiones. La agarró de las dos manos y comenzó a batallar.
Uno de ellos se abalanzó rápidamente usando Arañazo y ella asestó un golpe en el cuerpo. No era suficiente. El otro se acercó de forma veloz para atacar y ella esquivó lateralmente, para luego contraatacar. El Pokémon recibió el golpe en la pierna.
Uno de los dos usó Patada baja e hizo que Amelia cayera al suelo, soltando el arma. El otro iba a atacar abalanzándose sobre ella, pero la mujer tomó su espada rápidamente y giró en el suelo hacia un lado. Después se paró de manera veloz y volvió a ponerse en posición de combate.
Un Zoroark quiso atacar con Arañazo, pero Amelia ingeniosamente se protegió con su espada. El choque hizo sonar el arma. Después ella contraatacó con fuerza. Le hizo bastante daño, pero faltaba para que quedase fuera de combate.
En un momento de la batalla, uno de ellos usó Doble equipo. Múltiples réplicas aparecieron, rodeando a Amelia. Ella no sabía que hacer, estaba rodeada. Tenía que saber cuál era el verdadero. Podría ser cualquiera de las réplicas. De manera inesperada, todos se abalanzaron contra Amelia al mismo tiempo, la mujer pensó rápido y giró, hizo un tajo en trecientos sesenta grados que pudo atacar al verdadero Zoroark. Ella tuvo suerte.
Era difícil enfrentarse contra dos oponentes; si eran rápidos, peor. Podía luchar uno contra uno cuando el otro intenta recuperarse del golpe. Lo único efectivo que podía hacer era atacar, esperar que el otro se acerque, esquivar y volver a atacar.
Se ponía detrás de los árboles para evitar más agresiones, pero en contadas ocasiones sintió unos arañazos en el cuerpo que la dejaban un poco lastimada. La situación se puso más difícil cuando ellos usaron Bola sombra; fue impactada por uno en el pecho y la empujó hasta dejarla sentada en el suelo. Se paró y siguió esquivando como pudo los proyectiles.
A ratos pensaba en el Snivy en mal estado, el cual Amelia estaba protegiendo de mayores daños. No se había movido de su lugar desde Amelia lo encontró. Todavía seguía sufriendo.
Ella continuó con su estrategia por unos estresantes y largos minutos hasta que, por un fuerte espadazo en la cabeza, dejó a uno fuera de combate, solo faltaba el otro Zoroark.
Este usó Garras furiosas y Amelia intentó bloquear haciendo mover su espada. Cada golpe hizo sonar el arma blanca. Luego de cuatro ataques bloqueados, el quinto la hizo soltar el arma, esta fue empujada hacia la derecha y cayó al suelo unos metros más allá.
Dio un salto hacia atrás para estar a una distancia considerable. Solamente tenía a la mano la pistola que estaba guardada; luego de sacarla, Zoroark se abalanzó rápidamente contra Amelia.
La velocidad fue tal que ella no pudo colocarla en posición para apuntar su objetivo, su reacción fue apretar el gatillo hacia el frente sin darse cuenta.
Hubo muy poca distancia entre el cañón y Zoroark. El balín disparado a quemarropa fue acertado directamente en el pecho del Pokémon; todo fue en menos de un parpadeo.
Zoroark recibió un gran daño del impacto que lo dejó sin poder moverse como de costumbre. Luego de unos segundos de agonía, los dos escaparon hacia una dirección desconocida.
Amelia estaba muy agotada, temblando y jadeando con mucha fuerza luego del feroz combate. Le tomó un minuto para recuperarse del fervor de la batalla. Tenía el corazón palpitando fuertemente.
Una vez calmada, ella se dirigió a donde estaba Snivy para ver cómo estaba; sin embargo, y por razones desconocidas, desapareció. Solamente estaba su bolso al lado de la roca. Lo recogió y se puso a pensar por un momento.
Otra vez ocurrió que el Pokémon que intentaba proteger se marchara sin avisar. A este punto ya no le importaba a dónde se fue, lo único que importaba para ella era buscar a su Snivy, por lo que prosiguió con su búsqueda caminando hacia el norte.
