Este Wat If nos esta llevando a reestructurar muchas cosas de algunos (o todos) personajes, como los Shikai y Bankai de Saya y Sato y, sin dudar, un poco de los ataques y poderes de Asami, los que segun yo, tenía muy definidos desde Legado (Ajá)
Sato veía a lo lejos a Soi-Fong y a Yoruichi caminando mientras que él iba junto a Saya. Su hermana se negó rotundamente a acompañar a Renji y al capitán Hitsugaya, no era difícil deducir que más que nada no quería ver al teniente de la sexta por lo sucedido en el baño, y siendo la misma tensión que había entre él y la capitana que lo evitaba a toda costa.
-Creo que ahora si perdiste toda oportunidad con ella- Dice Saya sin filtro ni consideración.
-Que gran apoyo eres, hermana- Le recrimina Sato, y es que de verdad no sabía que hacer o decirle a la capitana. De por sí ya lo evitaba, pero ahora era aún peor.
-Quisiera saber...- Se cruza de brazos, mirándolo de forma recriminatoria - ¿Cómo es que se te ocurrió la brillante idea de entrar al baño de mujeres?
Sato se sintió acorralado, no solo por la mirada penetrante de su hermana, sino porque no podía ocurrírsele ninguna excusa para poder justificarlo. Opto por ser sincero, pues ya se había tardado demasiado en responder así que Saya sabría que cualquier excusa que diera seria mentira.
-Pues... iba pasando y…- Empieza, nervioso -Escuché que Soi-Fong decía mi nombre y quise escuchar que decía de mí, así que me recargué en la puerta, pero no estaba bien cerrada y bueno, lo demás ya lo sabes- Mira de reojo a Saya, quien claramente estaba ya enfadándose y, con un claro gesto de querer asesinarlo.
-Eres un...- Pone su mano en puño al tiempo que una vena se le marca en su frente. No termina la frase cuando ya le había propinado a Sato un fuerte golpe en la cabeza -Y di que fui considerada porque la capitana ya te dio una paliza hace rato- Se cruza de brazos, mirando indignada y molesta hacía enfrente, emitiendo un bufido.
Delante de ellos, Yoruichi iba bastante entretenida viendo la discusión de aquellos dos hermanos, aunque al estar caminando tan alejados de ellos no alcazaba a escuchar del todo bien de que hablaban, pero sí pudo ver el tremendo golpe que le dio al mayor, ante lo que solo emitió un divertido "uy".
-Me cuesta ver al viejo Genryūsai conviviendo con todos ellos- Comenta la morena al ver el alboroto que armaban ese par de hermanos -Aunque, hubiese sido divertido verlo controlándolos- Podía deducir que los que más se llevaron represalias y golpes del antiguo capitán comandante fueron aquel par que iba detrás de ellas.
-Para ser protegidos del antiguo capitán comandante les falta disciplina- Habla con dureza la capitana de la segunda -Sus habilidades son algo cuestionables para haber sido entrenados por él
-No han tenido la oportunidad de mostrarlas como tal- Yoruichi mira por encima de su hombro, viendo a Sato y Saya hablando ya más tranquilos -Me gustaría dejarlos y ver de qué son capaces- Insinúa casi con malicia y a la vez, cierta diversión en su rostro.
La capitana no necesito preguntar, sabía que el plan de Yoruichi era que, si llegaban a atacarlos, no intervendrían a menos que la situación se estuviera tornando muy peligrosa, pero que los dejarían solos en lo posible.
Siguieron su recorrido unos minutos más en tranquilidad hasta que los instintos felinos de Yoruichi percibieron que a lo lejos se avecinaban varios de aquellos Genzanki justo a donde ellos se encontraban. Fue cuestión de segundos en que los hermanos se vieron acorralados mientras que ellas se fueron al tejado del edificio más alto que pudieron encontrar, aunque no muy alejadas para poder llegar a tiempo si las cosas se salían de control.
El ataque fue tan sorpresivo que ni Sato ni Saya se dieron cuenta que ni la capitana de la segunda ni Yoruichi estaban cerca. Ambos se concentraron en liberar sus shikai y concentrarse en acabar con los enemigos y procurar en lo posible que no los hirieran.
-Al parecer nos tienen a prueba- Grita Saya en medio de aquel intenso combate.
Sato mira a su alrededor, encontrándose con que Soi-Fong y Yoruichi los observaban desde un tejado.
Lejos de molestarse por haberlos dejado solos, Sato sonrió petulante y confiado, pues era su oportunidad de oro de impresionar a la capitana.
-Pues demostremos de que somos capaces- Exclama Sato comenzando a pelear con más vigor.
Saya entonces también comienza a pelear, aumentando su ímpetu y su ferocidad. Si tanto la capitana de la segunda como la diosa de la velocidad querían ver sus habilidades sin disponer de ayuda, estaba dispuesta a dejarlas impresionadas y sabía que Sato también haría lo mismo. De hecho, saberse solos, les causaba más excitación y adrenalina.
Asami encabezaba el trayecto hacia donde el reiatsu de ambos hermanos se sentía, por lo que Kensei pudo observar a Yoruichi y a la capitana de la segunda en un edificio cercano, desviándose de su camino y dirigiéndose a donde ambas mujeres.
- ¿Que están haciendo aquí? - Cuestiono él, mirando el leve desinterés de la capitana y la sonrisa felina de la morena -Yoruichi…
-No me digas que no quieres ver el potencial de los niños Yamamoto- Dijo alzando una ceja y sonriendo -Esta es una oportunidad única para ver a esos tres, ¿no lo crees?
Kensei tenía tanta curiosidad como ellas, por lo que se mantuvo al margen, algo difícil, sobre todo al ver que finalmente Asami llegaba a cubrirles las espaldas a sus hermanos.
Y como tal, la menor desplegó una lluvia de lanzas de diamante que frenaron por un momento a los Genzanki, dándoles un respiró a sus hermanos.
-Llegas justo a tiempo a la fiesta, hermanita- Presumió Sato, aunque en efecto exhalando un suspiro por la pausa que Asami les brindaba.
- ¡Pues claro! Es nuestra fiesta- Saya señala con el dedo pulgar a los espectadores -O, mejor dicho, nuestro ruedo. Aunque eso nos da libre albedrio para masacrar a estas cosas a nuestro antojo
-Demos un buen espectáculo entonces. No me hagan quedar mal ante su futura cuñada- Expresa Sato con una sonrisa de oreja a oreja, sentía la adrenalina que Fū Ryū le hacía sentir al provocar que su corazón diera muchas más palpitaciones por minuto.
-Claro que me uno a la fiesta, pero...- Miró de reojo a los tres superiores que se encontraban sobre el edificio -No estoy completamente de acuerdo con esto- La menor desenvaino su Zanpaku-tō, invocando su shikai -Ochīru, Daiya kōu
La espada se había cubierto de una fina capa de diamante, pero el shikai había mostrado algo nuevo para los tres. Los Genzanki habían comenzado a moverse de manera errática, desalineados, incluso los que estaban clavados al suelo con las lanzas de diamante parecieron revivir.
-Primero tenemos que ralentizarlos- Sugiere Sato, poniéndose en guardia y preparando el golpe del viento que ya comenzaba a emanar de la pulsera de dragón de su muñeca, el cual, también movía su fleco -Con el viento del norte podría hacerlo, pero por poco tiempo
-Si hay agua de por medio se congelaran por más tiempo- Habla Saya -Eso te dará tiempo de llevarte a tu presa viva ¿no, Asami?
- ¿Presa viva? - Pregunta Sato, mirando primero a Saya y luego a Asami.
-El capitán Kurotsuchi me pidió personalmente un espécimen, lo necesita para sus investigaciones- Un escalofrío recorrió su cuerpo -Necesito atrapar uno vivo, encerrarlo en mi diamante y luego podremos hacernos cargo del resto en un santiamén ¿cuento con ustedes?
-Puf, ese maniático- A Sato igual le dan escalofríos de solo pensar en ese capitán -Creo que podremos darte el tiempo suficiente para que captures uno, luego nos encargaremos de los demás
-A mí me gusta aquel para mascota del gotei- Saya señala uno, que era una combinación de serpiente, araña y escorpión.
El tiempo de frenesí les había conseguido el tiempo para ponerse de acuerdo, pero tal efecto parecía estárseles pasando. Debian entrar rápido en acción.
-Tus deseos son ordenes- Respondió con una sonrisa, centrando su objetivo -Ustedes encárguense del resto, y yo me concentro en ese. Canto protector
Un escudo de diamante apareció a las espaldas de los mayores, que ciertamente los hizo sentirse con más seguridad y más confianza para atacar a los enemigos, pues sabían que el diamante de Asami era prácticamente impenetrable.
El espectáculo de coordinación de los hermanos era digno de admirarse, pues mientras Saya iba golpeando a los Genzanki con fuertes oleajes, Sato daba veloces golpes de vientos helados que los enfriaban, casi congelándolos, haciéndoles frenar sus ataques.
Ambos eran veloces, aunque era Sato quien llevaba una ventaja casi nula a Saya. Se notaba que, en efecto, competían juntos desde hace tiempo, lo que no pasó desapercibido para ninguno de los dos capitanes y de la diosa de la velocidad que miraban desde lejos. Admitiendo internamente que las habilidades de los hermanos eran asombrosas considerando que se enfrentaban a nuevos enemigos en una misión en la que no tenían tanta experiencia.
- ¡Ahora Asami! - Exclama Sato al tiempo que ella y su hermana seguían con su tarea -No podremos detenerlos por mucho tiempo
Asami había permanecido en su sitio, los Genzanki no lograban tocarla, por lo que estiró ambos brazos, uno al frente, como si sostuviera algo y el otro, estirando una cuerda. Entre sus dedos, una flecha de diamante se había materializado, así como la fina cuerda.
-Pareciera un Quincy- Afirmó Yoruichi, notando la tranquilidad de la menor -Diferentes personalidades provocan diferentes resultados
-Es una líder nata- Comenta el capitán de novena.
Yoruichi arqueo una ceja, notando que la chica mantenía una pose firme a pesar de la amenaza.
-Flecha diamantina- Dejo ir la flecha contra el Genzanki que Saya había mencionado -Prisión diamantina
El monstruo había quedado encerrado en una esfera de brillante diamante, impidiéndole moverse.
-Bien, ahora acabemos con el resto- Afirma Saya con convicción.
-Ya empiezan a descongelarse, hay que ser rápidos- Comenta Sato al notar que los Genzanki empezaban a recobran movimiento.
-Acabemos con ellos de un solo golpe- Dijo la menor con una sonrisa -Una sola oportunidad con el reiatsu de Asahi
-Entendido- Confirma Sato, dispuesto en su totalidad a no cometer el mismo error, pues solo había una oportunidad -Adelante, Asami- Primero tenía que dejar que el reiatsu de Asahi enfriara el ambiente y luego, él ayudaría a que se congelaran con los vientos fríos.
Asami preparo una nueva flecha, la diferencia de la anterior, es que el diamante era de un color azul vibrante.
-Diamante frio- Lanzó la flecha hacia un punto muerto, haciendo que la temperatura descendiera drásticamente, ralentizando a los Genzanki - ¡Ahora!
-Fuku, Kitakaze- Sato lanza una serie de golpes de aire frio, lo que termina por congelarnos e inmovilizarlos -Todos tuyos, Saya
-Será un placer- Saya toma con firmeza ambas espadas en sus manos, yéndose al ataque entre los Genzanki congelados y lanzándoles oleaje en formas de navajas que despedazaron a todos. Al final, solo quedaban a sus pies trozos de hielo.
-Hey ¿qué les pareció el espectáculo? - Grita Sato a donde estaban los capitanes y Yoruichi.
-Fue bastante entretenido, bien hecho chicos- Responde la morena tan quitada de la pena, como si de verdad hubiese visto un rodeo.
Asami dejo escapar un suspiro, del cual, salió una estela de vaho, como si el frío hubiera provenido de ella misma.
-Misión cumplida - Dijo la menor al ver al Genzanki petrificado en el diamante -Para ser el primer combate no estuvo mal
-Creo que nos destacamos bastante- Presume Saya, realmente orgullosa de haber pasado la prueba.
Justo en ese momento Kensei, Soi-Fong y Yoruichi se acercaron a ellos, cada uno con una expresión diferente en sus rostros, siendo la morena la única que en realidad tenía una sonrisa pícara pero satisfecha en su rostro.
-Sin duda fueron entrenados por el viejo Genryūsai, pero tenía que verlo con mis propios ojos- Dice la diosa de la velocidad, mirando a cada uno de los niños de Yamamoto.
Estaba por decir algo más, pero las presencias de Renji y Tōshirō la interrumpieron. Ambos daban señales de que también se enfrentaron a varios enemigos, aunque no daban muestras aparentes de estar heridos.
- ¿A ustedes también los acorralaron? - Pregunta Kensei al suponer que por eso no vinieron a donde ellos pese a sentir el reiatsu de los Yamamoto.
-Fuimos atacados por algo similar, más no eran Genzanki - Afirma el capitán de la décima - ¿Están todos bien?
Paso su mirada por cada uno de sus compañeros, a lo lejos, pudo ver el Genzanki atrapado en el diamante.
- ¡Wo! - Exclamó Renji, mirando sorprendido al Genzanki -Sorprendente
- ¿Cómo que no eran Genzanki? - Cuestiona la capitana de la segunda - ¿Qué eran entonces?
-Podríamos suponer que era alguna evolución, pero no podemos estar seguros de si esas cosas pueden evolucionar y de qué manera- Agrega el capitán -Ante esto, creo que debemos quedarnos un poco más de tiempo en el mundo humano. A menos que alguien requiera regresar al gotei porque se encuentra herido- Mira a todos sus compañeros, pero, a simple vista, nadie parecía estarlo.
-Creo que todos se encuentran bien- Habla Yoruichi -De hecho, iba a proponer regresar con ustedes para darles un entrenamiento intensivo a los chicos Yamamoto- Esto lo dice mirando específicamente a Sato y Saya, quienes se quedan sorprendidos de que la diosa de la velocidad quisiera entrenarlos -Pero, creo que es mejor que entrenen en la parte subterránea que creo Kisuke, así podrán usar todo su poder sin preocuparse de causar algún estrago o que llamemos la atención del enemigo
- ¿Entrenar? ¿En estos momentos? - Cuestiona Hitsugaya, no muy convencido de esa idea.
-Pude ver las habilidades de los chicos- Continua Yoruichi -Conviene que sigan fortaleciéndose ante la amenaza de un nuevo enemigo, pueden llegar a ser la diferencia- Vuelve su atención a Sato y Saya -Su velocidad es asombrosa, pero pueden llegar a ser aún más veloces ¿qué les parecía aprender el Shunkō?
- ¿Nosotros? - Preguntan ambos al mismo tiempo sin poder creer que la misma diosa de la velocidad estuviera proponiéndoles entrenarlos.
Incluso Soi-Fong, aunque no agregara nada, admitía internamente que valía la pena entrenarlos más. Habían demostrado que eran merecedores de un entrenamiento más riguroso. Además, también sabía que Yoruichi no perdería el tiempo con novatos a los que no les veía potencial.
-En tu caso...- Ahora se dirige a Asami -No es que no crea que puedas aprender el Shunkō, pero ese diamante tuyo nos serviría más para escudo del gotei. Podríamos fortalecerlo aún más
Asami se mostró sorprendida, nunca pensó que la morena se fijará en sus habilidades.
-Llevo años fortaleciéndolo, otro poco no me hará daño- Agrego la menor, entusiasmada porque la mujer notará sus habilidades.
Hitsugaya miro a su subordinada, claramente aún tenía curiosidad de sus capacidades.
-Bien, obviamente el que tiene la suficiente fuerza física para que tenga más resistencia es el capitán Muguruma- Yoruichi voltea a ver al mencionado -En tu caso, es el más indicado para entrenarte
Las mejillas de Asami se tiñeron de rosa pálido, mirando al mayor al tiempo que trataba de mantener la compostura.
-Yo también puedo ayudarla- Yoruichi mira a Renji con las cejas alzada -Bueno, si se requiere
-Toda ayuda es bienvenida, de hecho, a nosotros mismos nos servirá entrenar con ellos- Responde la morena -Supongo que por hoy será mejor descansar, Kisuke se encargará de mandar el Genzanki a la sociedad de almas- Mira al espécimen aun encerrado en el diamante.
-Bien, pero no todos podemos estar solamente en entrenamientos- Se resigna Tōshirō -Tenemos que estar turnándonos para seguir vigilando- Todos asienten con la cabeza -Por cierto ¿acaso Asahi volvió? No estoy muy seguro por el alboroto que Abarai y yo estábamos teniendo en la batalla con ese nuevo Genzanki, pero me pareció sentir por un momento su reiatsu
-Fui yo, capitán- Dijo Asami al ver a su superior -Tengo la habilidad de reservar o almacenar el reiatsu de alguien en un fragmento de diamante, pero la persona misma debe otorgarlo voluntariamente, y puedo usarlo solo una vez en batalla
-Asi que utilizaste el reiatsu de Asahi para congelar a los genzanki- Reafirmó Kensei, viendo a la chica asentir -Bueno, volvamos a la tienda, descansemos y asignemos rondas
...
Antes de comenzar con los entrenamientos en Shunkō, Yoruichi les había explicado brevemente porque era necesario un cambio en su vestimenta, por lo que los mando a cambiarse a los vestidores, siendo Saya la primera en salir luciendo el mismo estilo de uniforme que las dos mujeres expertas en dicha técnica. Debido a que el uniforme era sin mangas y dejaba al descubierto su espalda, el tatuaje de su dragón formado por lo que parecían pequeñas olas y que nacía desde su hombro hasta a medio brazo, lucia aún más. Así como el tatuaje en su nuca de una flecha minimalista con alas que apuntaba hacia arriba, ahora dejándolo totalmente descubierto.
-Te queda bastante bien el atuendo- Comenta Yoruichi al verla.
Saya no estaba acostumbrada a ir tan descubierta, pero el nuevo uniforme no le molestaba del todo, de hecho, le hacía sentir más movilidad.
-Satoshi ¿qué hay de ti? - Exclama Yoruichi hacia los vestidores, aunque curiosamente, con una sonrisa pícara y divertida que no podía ocultar.
-Me niego a tener que usar esto- Grita desde adentro, escuchándose claramente.
- ¿Por qué? - Cuestiona la morena, pero era notorio que estaba aguantando las ganas de reírse -Vamos, sal de una vez, no puede verse tan mal
Tarda unos momentos, pero al final sale luciendo exactamente el mismo uniforme que las mujeres, solo que debido a su corpulencia y al ser más alto que Saya y Soi-Fong, este le quedaba bastante raro a Sato, llegándole arriba del ombligo, quedándole como un top.
La estridente carcajada de Saya no tarda en escucharse, provocando aún más molestia en su hermano.
-No se ve tan mal- Claro que Yoruichi lo decía para molestar, pues ella apenas y podía contener la risa.
-En ustedes claro que no- Exclama Sato, molestándose cada vez más -En mi se ve ridículo
-En eso si tienes razón, hermano- Remata Saya aun entre carcajadas.
Sato solo gruñe a su hermana, y justo para agregar más a su calvario, entraron Soi-Fong, seguida de Kensei y Asami que venían de una ronda de inspección.
- ¿Es enserio? - Cuestiona la capitana al mirarlo, alzando una ceja. Sato solo atina a cubrirse el rostro.
Asami no pudo contener la risa, uniéndose a Saya y agarrándose el estómago.
-Muy varonil para ti bro- Dijo la peli blanca, abrazándose a su hermana -Va muy bien contigo
Kensei alzó una ceja, negando con la cabeza.
-Andando Asami, comenzaremos tu entrenamiento- Las carcajadas de la menor cesaron, limpiándose las lágrimas de los ojos e inhalando para serenarse -Date prisa
-Si...
Sato solo puede fulminar con la mirada a su hermana mientras se dirigía con su capitán al campo subterráneo de entrenamiento mientras que la risa de Saya parecía no encontrar fin.
-Bueno, bueno, ya te divertiste suficiente a costa del joven Satoshi, mi gatita- Aparece Kisuke con un atuendo doblado en sus manos.
Aunque también el propietario de la tienda no ocultaba la diversión de su rostro, era claro que se había confabulado con su esposa para jugarle una broma al joven Yamamoto.
-Kisuke, ya te dije que no me llames así- Refunfuña la morena, haciendo una mueca y cruzándose de brazos.
-Ten, solo modificamos tu uniforme para que puedas usar el Shunkō- Le extiende a Sato la vestimenta.
Un poco desconfiado, toma las nuevas prendas y vuelve al vestidor. Saliendo unos minutos después.
Era, en efecto, el tradicional traje de shinigami sin mangas y con una apertura más profunda en el área del pecho, mostrando un poco más sus pectorales; y, al igual que el de las mujeres, la parte superior del uniforme tenía que colgarle desde el cuello ya que no podía llevar tirantes, lo que hacía lucir más el tatuaje de una brújula en su cuello. Sin embargo, no era tan expuesto de los lados como el de las mujeres; amarrándose por la parte baja de la espalda, permitiendo al resto mantenerse expuesta. La parte inferior era igual, llevaba amarrado a su cintura la usual tela blanca (que ayudaba a sostener el amarre de la parte superior) y los pantalones sueltos. Solo las pantorrillas estaban ajustadas.
-Sí, esto está mucho mejor- Expresa Sato, mucho más conforme.
-Que lastima, con el otro te veías bastante coqueto- Se burla Saya, ante lo que Sato vuelve a fulminarla con la mirada.
-De acuerdo, iniciemos ya con el entrenamiento-Yoruichi da un fuerte aplauso, guiándolos al campo subterráneo de entrenamiento.
Dio una breve explicación de la técnica a ambos hermanos, indicándoles que debían concentrar grandes cantidades de kidō y dirigirlo a sus hombros y espalda.
Por supuesto los primeros intentos de los hermanos dieron como resultado que el kidō saliera sin control, sin poder concentrarlo y que este tan solo saliera expulsado. Pero, para sorpresa tanto de Yoruichi como de Soi-Fong, al cabo de un poco más de una hora, lograron concentrar cierta cantidad de kidō y mantener el Shunkō. Claro que, aun un poco inestable y débil.
La forma en que el Shunkō se manifestó en ambos eran muy similar. Se asemejaba a las alas extendidas de un dragón. Le diferencia era que en Sato parecía flujos de vientos constantes mientras que Saya eran como corrientes de agua.
-Excelente- Alaga Yoruichi con una sonrisa felina -Ahora, deben entrenar para mantenerlo en un combate y que vaya siendo más fuerte y estable- Dirige su atención a Saya -Tú, vendrás conmigo. Soi-Fong, encárgate de Satoshi
Las expresiones fueron sumamente variadas, pues mientras Sato prácticamente estaba por construirle un pedestal a la diosa de la velocidad, la capitana de la segunda no ocultó su inconformidad al tener ella que encargarse del entrenamiento de aquel novato fastidioso, pues estaba segura de que no se lo tomaría enserio al estar hostigándola con sus ridículos coqueteos.
-Yoruichi-sama...- Intenta replicar esta, pero la morena de inmediato la interrumpe.
-Vamos, ya te vio casi desnuda- Dice sin filtros, ocasionándole un fuerte sonrojo a la capitana -Ya no puede pasar nada peor. Vamos Saya- Le invita a esta, desapareciendo ambas en un shunpo, dejándolos solos.
-Te advierto que no tolerare que no te tomes esto enserio- Lo mira fría e inflexible -Si hago esto, es porque Yoruichi-sama me lo pidió, no por ti
-Veras que encontraras a un digno oponente en mí, linda- Fue la respuesta coqueta de Sato -Y si juego bien mis cartas, seré digno no solo en el combate para ti
-Ya lo veremos...- Sonríe con malicia y petulancia, liberando su Shunkō -Más te vale que no me faltes al respeto conteniéndote
Sato muestra una sonrisa ladina y galante, liberando tanto su shikai como el shunko recién aprendido. Este último estaba acaparando la mayor parte de su concentración ya que, por lógica, aun no lo dominaba.
-Sería muy tonto de mi parte hacerlo, ya dos veces he experimentado en carne propia lo duro que golpeas
-Y en ambas ocasiones, me contuve- Aclara ella, lanzándose primero en un fúrico ataque sin consideración alguna.
[Within Temptation - Dangerous ft. Howard Jones]
En efecto, demostró con claridad que en esas ocasiones en que lo golpeo se había contenido, pues no era nada comparado con los brutales ataques que Sato apenas podía bloquear y esquivar. La manera tan precisa en que usaba el Shunkō para propinarle una serie de contundentes golpes usando la destreza del hakuda era brutal y a la vez fascinante. Era una combinación de belleza y ferocidad alucinante para Sato, que hizo que la adrenalina ya provocada por Fū Ryū fuera en aumento. Podía sentir y escuchar más claro que nunca los frenéticos latidos de su corazón al tratar de medir todos los ataques despiadados de la capitana hacia él.
Puso sus brazos en forma de cruz para bloquear un brutal golpe que iba directo a él. Sin embargo, Soi-Fong abrió sus ojos en asombró pues, aun cuando la potencia de ese golpe fue tal, que hizo a Sato arrastrarse de pie varios metros lejos de ella, nunca sintió que hiciera contacto, en sí, había sido como golpear una barrera invisible.
Sato no tardó en reponerse, pues en realidad, Soi-Fong había golpeado una barrera de aire y no a él directamente, por lo que no le causo daño alguno.
Antes de esperar un nuevo ataque de la capitana, Sato, a una velocidad que incluso llego a asombrarla, arremetió dando aparentes golpes al aire con su brazo derecho, en el que tenía puesta la muñequera de dragón que era su shikai. Pero a pesar de estar aún lejos de Soi-Fong, esta sintió cada uno de los fuertes impactos en su cuerpo, era como ser golpeada por explosiones de aire. Claro, la Zanpaku-tō de Satoshi era tipo viento, podía dar golpes a distancia y estos, al ser viento, eran prácticamente invisibles.
La experiencia de la capitana para adecuarse y hacer un plan conforme a la batalla le hizo pensar rápidamente y darse cuenta de que pese a ser golpes de aire rápidos, había entre cada uno de ellos menos de un segundo de diferencia, dándole el tiempo de desplazarse en un shunpo detrás de Sato para proponerse a darle una patada circular, pero este se vuelve a ella demostrando unos reflejos asombrosos, y deteniendo su pierna al protegerse con un brazo. Nuevamente lo que la detuvo no fue la fuerza física de su brazo en sí. Lo que empujo su pierna, mandándola unos pasos lejos de él fue una especie de ventarrón instantáneo que uso a modo de escudo.
-Usas escudos de viento para protegerte- Concluye la capitana.
-Sí, me dijiste que no te subestimara- Sato se pone en pose de boxeo, poniendo en frente el puño donde porta la muñequera y cuya cabeza de dragón expulsaba un pequeño tornado.
En su interior, Soi-Fong admitía que aquel novato estaba resultado ser un buen oponente. Lo dejaba en evidencia al mostrar una sonrisa confiada y prepotente. Se preguntaba cuanto más podría aguantar sus golpes, y claro, no tenía problemas en llevarlo al límite arremetiendo contra él, aumentando la velocidad y ferocidad de sus ataques, combinando tanto hakuda y espada.
Por supuesto, Sato cumplía su palabra y daba todo de si, poniendo en práctica sus años entrenando hakuda con su padre y apoyándose de los fuertes vientos de su shikai. Combinaba de forma alternada los vientos del norte y del sur, lo que causaba un poco de desequilibrio en Soi-Fong ante esos cambios de temperatura en los golpes de aire.
Lo que más le estaba gustando a Sato de aquel entrenamiento era ver la fina sonrisa de Soi-Fong durante todo el combate. A veces sus rostros quedaban cerca uno del otro por unos segundos al colisionar golpes, era cuando podía admirar por unos segundos aquella belleza salvaje y peligrosa que lo impacto desde el primer momento en que la vio entrenar.
- ¿Qué más tienes, Yamamoto? - Le reta, tras ser empujados uno del otro ante la colisión de un ataque simultaneo -Siendo protegido del antiguo capitán comandante, eso no puede ser todo lo que tengas
-Para ti, linda, tengo mucho más que mostrar- Presume con coquetería y a la vez amenaza.
Unos fuertes golpes, como si estuvieran golpeando un tambor, llegaron a los oídos de Soi-Fong, desconcertándola por un momento. En especial porque parecían provenir del mismo Satoshi.
-Bankai- Exclama Sato, apareciendo una vara larga en su hombro, pero esta tenia a ambos extremos cabezas de dragones que expulsaban de sus hocicos pequeños tornados -Tatsumaki o okose, fū no ryū yo
No solo había aparecido un arma diferente y más grande, sus cabellos se habían vuelto completamente platinados y estos se alborotaban como si estuviera dándole de frente una corriente constante de aire. Asimismo, los retumbos de tambor aumentaron en gran medida. Fue cuando Soi-Fong se dio cuenta que eran las palpitaciones del corazón de Sato.
- ¿Sabes, linda? Acabo de comprender porque es que me eres tan fascinante -Coquetea, aunque con una mezcla de desafío -Eres igual a ver la destrucción que causa una tormenta, es brutal, pero es inevitable no quedar impactado por tal poder destructivo- Alza la vara por encima de su cabeza, comenzando a girarla con una sola mano -Quizá, pueda llegar a impactarte
Comenzó a formarse un huracán que lo rodeo por completo. Soi-Fong apenas y podía mantener sus pies en la tierra por la fuerza de los vientos que intentaban mandarla a volar. Se cubrió los ojos con el antebrazo, viendo con dificultad que Satoshi estaba parado con firmeza en el ojo de aquel tornado que empezaba a tomar cada vez más fuerza y altura, mandando luego este directamente hacia ella. A duras penas pudo esquivarlo para que no la impactara directamente, pero pudo ver detrás de ella la destrucción que el tornado causo al impactar contra una montaña que quedo reducida a escombros.
Está vez, lo que dijo previamente tuvo veracidad. La había impactado.
No obstante, tal como vino la tormenta, surgió de repente la calma, pues los violentos vientos se detuvieron de repente ya que Sato detuvo de repente su bankai. De hecho, su katana estaba encajada en el suelo para poder apoyarse en ella. Se le notaba agitado, sus respiraciones fuertes y rápidas lo delataban.
-Entonces, linda...- Le escucha con voz agitada, pero, aun así, al mirarla, lo hacía con gesto coqueto y galante - ¿Logre impresionarte?
- ¿Por qué deshiciste tu bankai tan rápido? - Exige saber, no ocultando su molestia al pensar que lo hizo por no herirla.
-No pienses que lo hice porque creí que no podrías contraatacarlo- Aclara, aun respirando de forma agitada -Pero tenía que parar antes de llegar a un punto de difícil retorno
- ¿A qué te refieres?
-Supongo que llegaste a escuchar los latidos de mi corazón- La ve asintiendo -No solo eran por ti, linda- Esta solo exhala con frustración ante su descaro ante ella -Mi Zanpaku-tō acelera mis pulsaciones, dándome adrenalina para soportar la velocidad de los vientos, así como para darme velocidad a mí en los ataques. Pero llega un punto que la adrenalina es adictiva, Fū Ryū solo desea desatar toda la intensidad de las tormentas y causar destrucción sin control, tal como un tornado. Así que debo detenerme antes de que no pueda controlarlo más
Soi-Fong voltea a ver dónde antes hubo una inquebrantable montaña y ahora solo quedaban escombros. A pesar de su rostro estoico, por dentro no pudo evitar pensar que, si hizo eso limitando su poder para no causar destrucción desmedida al no tener autocontrol de su poder ¿cómo sería al ir controlándolo y liberándolo más? Además, no fue solo el haber provocado un tornado, si no que pudo dirigirlo a ella. Podría controlar donde azotaría.
Si llegaba a dominar bien el Shunkō en combinación con ese poder, llegaría a controlar tal destrucción con precisión. Un tornado controlado.
-Estaremos entrenando a diario aquí hasta que nos digan que regresemos al gotei -Informa la capitana con seriedad, mirándolo -En este lugar no hay peligro que causes algún desastre, así que iremos manejando tu control sobre el bankai y que lo domines sin llegar al punto en que no puedas detenerte
Una genuina sonrisa se extendió por el rostro de Sato al escuchar que estaría entrenando a diario con Soi-Fong. No solo llegaría a tener más control sobre su bankai, así como con el Shunkō. También era su oportunidad para irse acercando a la capitana y poder conquistarla a su modo; demostrándole lo fuerte que era y que la apreciaba tanto por su fiereza en el combate como por su belleza como mujer.
-Podré verte a diario y entrenar mi bankai - Comenta Sato -Me parece que el que más sale ganando soy yo, tengo que hacer algo para compensarte- Muestra una sonrisa ladina guiñándole un ojo -Lo menos que puedo hacer es invitarte a cenar ¿Qué dices, linda?
-Ya lo veremos- Lo dice con una peculiar sombra de sonrisa, como si lo retara.
Eso le daba a entender a Sato que debería seguir demostrando en sus entrenamientos que era digno de ella. Y claro, él era amante de los retos, especialmente viniendo de una mujer como ella, por lo que eso solo lo alentaba más, pues no lo estaba rechazando en sí.
…
Asami siguió a Kensei hasta la parte mas baja de la tienda, pareciera que las escaleras no tenían fin, por lo que, al llegar, observó el lugar. Parecía sacado de un sueño, porque prácticamente estaba en un lugar completamente diferente, parecía un campo abierto, a excepción de las nubes.
-Que lugar tan más interesante- Comentó ella, girando sobre sus pies para ver el lugar por completo - ¿Qué tan grande es este lugar?
- ¿De verdad es lo que te importa? – Preguntó Kensei con cierto tono burlón -Estas aquí para entrenar, pero fácilmente tú y tus hermanos no se toparán en el combate
-Hummmm- Soltó ella, mirando el lugar y luego a él -Entonces, resistencia…- Kensei asintió -Muy bien, golpéame con todo lo que tienes
- ¿Por qué no lo haces más interesante? – Dijo la voz de Urahara, tomando por sorpresa a la chica - ¿Por qué no utilizas tu mascara hollow?
-Puedo apañármelas solo con Tachikaze- Afirmó el capitán, Asami estaba alejándose para tomar posición, aunque se mostró relajada y firme, con las manos a los costados y la Zanpaku-tō enfundada - ¿Planeas enfrentarte a mí con las manos desnudas?
-No necesito la espada para invocar el diamante- Había cierto tono petulante en sus palabras, no había miedo o duda en su mirada.
-Pero el capitán va a utilizar su bankai ¿está segura de eso, señorita Asami? – Preguntó Urahara, aunque tenía una sonrisa pícara en el rostro, a sabiendas del entrenamiento que pudo haber recibido del viejo comandante -Podría resultar herida
-No se preocupe, señor Urahara- Dijo ella con una sonrisa -Estoy acostumbrada
-Tekken Tachikaze- Invoco el capitán su bankai, sin mediación alguna -Más vale que estes preparada
La presión espiritual del hombre no la amendrentó, por el contrario, tomo una inhalación, deslizando un pie hacia atrás para mejorar su agarre. Kensei arremetió contra ella, pero su puño se detuvo justo frente a ella, apenas moviéndole el brazo unos cuantos centímetros.
La otra mano estaba en el aire, lista para dar el segundo golpe, pero fue interceptada por otra barrera.
-Espero que no esté subestimando mis habilidades, capitán- Kensei retrocedió, apareciendo en su lugar un pico de diamante.
Un silbido por parte de Urahara, el viento causado por el movimiento de ambos le agitaba el sombrero. Kensei se mantenía impávido, calculador, estaba tomando en cuenta las habilidades que conocía de la menor, las que ella le había dicho, pero había descubierto que aun mantenía cartas ocultas.
-Por supuesto que no, jamás subestimaría una cara bonita- Sonrió, abalanzándose hacia la chica nuevamente, quien frenara de nuevo su golpe, pero esta vez, haciendo una fisura al diamante - ¿Desenfundaras?
-Todavía no- Varios diamantes surgieron del suelo, alejándolo, pero también lo amenazaron hacia la dirección en la que iba, haciendo que tuviera que cambiar de rumbo en varias ocasiones, alejándolo bastante de la chica -Lamento que mis métodos no sean los esperados
-No todos tus enemigos se mantendrán siempre lejos de ti, por eso necesitaras aumentar tus defensas- Completo él, apretando el puño y lanzándose de nuevo al ataque, sin embargo, pudo ver la tranquilidad con que ella invocaba los diamantes desde su posición, notando como mostraba la sorpresa conforme se acercaba cada vez más a ella, haciéndola retroceder - ¿Por qué retrocedes?
-Estoy calculando la fuerza de tu golpe- Los pies de la chica se movían grácilmente ante los pesados pies del capitán que, al igual de habilidosos que los de ella, parecían mostrar un baile poco conocido - ¿Creíste que estaba huyendo?
Sonrió con malicia, su diamante no soportaría ese poder, así que tomo su Zanpaku-tō.
-Ochīru, Daiya kōu- Esto provocó una sonrisa en los labios de Urahara, Kensei no estaba conteniéndose, pero estaba siendo bastante cuidadoso con sus movimientos -Muro diamantino
El puño de Kensei colisiono contra el diamante, Asami sostenía firmemente su Zanpaku-tō, sintiendo la presión del viento contra su diamante y el poderoso reiatsu que emanaba del hombre. Estaba consciente de que este hombre había sido capitán hacia más de cien años atrás, y que el tiempo que estuvo atrapado en el mundo humano y entrenando con el resto de los Vizard, solo había hecho que perfeccionara sus técnicas y consolidara su poder al máximo.
El diamante comenzó a agrietarse, por lo que Asami había comenzado a retroceder, apenas dando unos pasos para alejarse, la barrera se deshizo, permitiéndole al capitán avanzar, encontrándose con más diamantes emergentes, iniciando nuevamente aquella danza que solo ellos podían mostrar.
Había estado reuniendo suficiente poder para reforzar la barrera anterior, por lo que estaba preparada para resistir de nuevo el golpe, sin embargo, su pie resbaló, haciéndola caer de espaldas, y aunque prácticamente tenía el poder necesario para repeler el golpe, estaba en mala posición.
Kensei entendía lo grave de la situación, uno de sus golpes podría herirla de gravedad, y ese no era el objetivo de aquel entrenamiento. Chasqueo la lengua al ver que la fija mirada de ella mantenía su determinación intacta.
Pero nuevamente el diamante flaqueó ante el poder del mayor, por lo que rodó a un lado, cubriéndose de polvo y desapareciendo ante la vista del capitán.
Kensei salió de entre la nube de polvo, aun llevaba su Bankai activo, luego escuchó a la chica toser, acercándose a ella cuando pudo ver su silueta entre el polvo.
- ¿Estas bien? – Se arrodillo ante ella, notando que había utilizado un escudo más concentrado cerca de ella para evitar los rezagos del golpe. Le tendió la mano para ayudarla a levantarse -Vamos
-Por un pelo- Dijo ella, tomando la mano de él y poniéndose de pie -Bueno, creo que ahora tengo la medida correcta para detener tus golpes. Volvamos a intentarlo
Algo en el tono de la chica lo convenció, por lo que volvieron a enfrentarse, mientras sentían el reiatsu de sus acompañantes por la sala. Urahara ya había desaparecido cuando el polvo se dispersará, por lo que solo habían quedado ellos dos, solos.
…
-Mi hermano te va a hacer un altar por ponerlo a entrenar con la capitana- Comenta divertida Saya al llegar al lugar donde entrenaría con Yoruichi -Espero que no lo encontremos nuevamente inconsciente por haberse pasado de listo con ella
-Ese hombre no le teme al demonio- Secunda la morena -Y menos si dicho demonio es una mujer atractiva
-Tal vez la capitana ya haga al bruto de mi hermano echar raíces. Así como la capitana Kotetsu al fin hizo que Takeshi dejara de estar de picaflor
-Así que tus hermanos mayores son unos casanovas- Dijo cruzándose de brazos.
-Sí, Sato lo sacó de Takeshi. Hoy en día es bastante formal, no se atrevería a ver a otra mujer que no sea Isane. Pero en su tiempo en la academia le encantaba pavonearse y estar de galán- Ante lo dicho por Saya, Yoruichi suelta leve carcajada.
-Bueno, los tres son bastante apuestos, debían aprovecharlo
-Solo Takeshi y Sato abusaron de eso. Asahi, irónicamente a pesar de ser el menor, fue el más centrado en ese aspecto
- ¿Y qué hay de ti y de Asami? - Cuestiona Yoruichi mostrando una sonrisa curiosa -Es decir, las dos también son hermosas. Y por lo que vi en el baño, traen bastante interesados a cierto capitán y a cierto teniente
El rostro de Saya se torna rojo, sea por la combinación de vergüenza y molestia al recordar a Renji mirándola con tal falta de pudor y descaro.
-De hecho, no he visto que le dirijas la palabra aún- Continua Yoruichi -Soi-Fong y Asami parece que ya olvidaron ese pequeño percance, están incluso entrenando con ellos
-Ya hablare con él- Mira a otro lado, mostrando obstinación -Por ahora me interesa más dominar el Shunkō para hacer a Sato morder el polvo- Sonríe mostrando toda su dentadura. Aquellos chicos tenían un fuerte espíritu competitivo y de superación, características que Yoruichi admiraba.
[Tarja Turunen ft. Cristina Scabbia - Goodbye Stranger]
-Muy bien, pues empecemos- Declara Yoruichi -Tener control del Shunkō toma bastante tiempo, cuando lo invente tarde para que fuera estable. Soi-Fong llego a dominarlo antes que yo- Nota a Saya preparada, poniendo toda su atención en ella. Eso demostraba que en verdad habían sido entrenadas por Genryūsai -Sato y tú podrían hacer sus ataques incluso más rápidos si combinan el Shunkō, por eso, al verlos, accedí a enseñarles esa técnica, necesitamos fuerzas de ataque en el gotei- El rostro de Saya refleja el ímpetu y la confianza, así como la emoción ante sus palabras -Usa tanto tu shikai como el Shunkō para tratar de atacarme. Recuerda que estamos en un sitio donde no tienes que preocuparte por herir a alguien o causar estragos, así que no te limites- Reta, cruzándose de brazos.
La sonrisa emocionada de Saya se refleja de inmediato en su rostro. Algo que le llenaba de adrenalina era tener un buen combate y sabía que lo sería al enfrentarse a la diosa de la velocidad.
-Tsuri, Kairyū- Libera su shikai, dejando ver las espadas gemelas curvadas, estilo shotel - Shunkō- Concentra el kido, que se deja ver cual alas de dragón en su espalda.
Sin duda tenían una presión espiritual poderosa, se dejaba ver por la concentración de kidō que, aunque inestable, era muy fuerte. Era notorio que por sus venas corría la sangre del antiguo capitán comandante.
-Vamos- Con toda calma, Yoruichi le hace un gesto con la mano, invitándola a atacar primero.
Saya comienza a dar una serie de oleajes hacia Yoruichi, quien los esquivaba con facilidad, pero admirada de los rápidos que eran en combinación con el Shunkō, aunque careciendo de precisión, lo que era lógico al ser el primer día que implementaban la técnica de velocidad. Aun así, la combinación de ataques de su shikai junto con el hakuda era asombrosa pues no solo intentaba atacarla con aquellos oleajes tan finos que hacían cortes a las rocas detrás de ella, también intentaba darle golpes usando sus piernas, codos o rodillas. Era claro que había practicado el hakuda por mucho tiempo.
Con toda intención, dejaba llegar uno que otro golpe, más que nada para saber la magnitud de la fuerza que implementaba. Sin duda era fuerte, aunque Yoruichi podía detener los golpes, no negaba que eran poderosos. Con más entrenamiento con el Shunkō, uno de esos golpes podría llegar derribar a cualquier enemigo, por más grande que fuese.
Los papeles cambiaron, y fue ahora Yoruichi la que daba una serie de golpes tan veloces que a primera vista no se sabía que parte del cuerpo estaba usando para atacar. Sin embargo, Saya bloqueaba cada uno de ellos, la mayoría poniendo sus espadas en cruz a modo de escudo.
Durante los incesantes golpes que le daba la diosa de la velocidad a Saya, las espadas de esta de repente expulsaron una fuerte marejada directo a ella. Al estar tan cerca y al ser un ataque tan repentino, Yoruichi no alcanzo a esquivarlo, así que fue inevitable que las salvajes aguas la arrastraran hasta una roca, haciéndola estrellarse con esta.
Al recuperarse, noto que había sido expulsada lejos de Saya varios kilómetros, apenas podía verla a la distancia cuando cayó de rodillas.
-Vaya, eso sí que fue inesperado- Alaga Yoruichi luego de volver cerca de Saya en un shunpo.
-Kairyū absorbe la magnitud de los golpes cuando pongo las espadas en cruz- Explica Saya, no ocultando su orgullo -Así logro alejar a mi rival si sus ataques son muy consecutivos
-Es un buen as bajo la manga- Yoruichi pone una mano sobre su cintura. Estaba aún más intrigada sobre el nivel de poder de los niños de Yamamoto, y eso que aún le faltaba ver a dos de ellos -Veamos ahora tu bankai- Puede alcanzar a ver una micro expresión de inseguridad en Saya, pero no se niega.
-Nanami no Kairyū
Al momento de invocar el bankai, las espadas de Saya dan lugar a unos guantes de boxeo recubiertos con escamas de dragón azules que emitían cierto destello. Era como si el mismo mar agitado estuviera dentro de ellos.
Su atuendo también había cambiado; llevaba un top negro, sus pantalones eran similares al usual uniforme de shinigami, pero estos llevaban unas tobilleras que parecían estar hechas con piel de dragón y que emitían un brillo azulado. Su cabello ahora lo tenía amarrado en una cola de caballo alta y se había tornado de azul oscuro que ondeaba como si fuese mar agitado. Parecía una luchadora de Kick boxing profesional, incluso daba la apariencia de que había ganado un poco más de musculatura.
-Interesante- Habla Yoruichi. La chica Yamamoto irradiaba ferocidad y fuerza -Adelante, veamos que tienes- Vuelve a invitarla con un gesto de la mano.
-Ēge umi- Exclama Saya dando un paso al frente y dando un gancho derecho ascendente, saliendo una fuerte ola fuera directo a Yoruichi.
La diosa de la velocidad pudo esquivarlo, pero el impacto de la ola fue tal, que detrás suyo vio que arrasó con varias rocas de tamaño considerable.
-Kokkai- Da ahora un gancho izquierdo directo, expulsando otra ola aún más violenta a consideración de Yoruichi que veía con interés el poderío de los impactos -Marumara no umi- Da una patada recta con su pierna derecha, de la que se expulsó un oleaje de un costado -Lonia umi- Golpea directo con la mano derecha, mandando un torbellino que Yoruichi apenas pudo esquivar, pero que hizo a una roca lejana un considerable desgaste.
-Cuatro- Murmura Yoruichi.
-Kōkai- Da un golpe izquierdo ascendente, de este salió una ola de varios metros de altura que impacto con fuerza muy cerca de la morena.
-Cinco…
-Nishi Chichūkai- Da una patada izquierda trasversal, expulsando una ola ladina que fue al lado izquierdo de Yoruichi. Este impacto con la morena de lleno y de forma sorpresiva. No se esperaba un golpe del lado izquierdo.
-Seis- Cuenta esta, incorporándose.
-Higashi Chichūkai- Un golpe con el brazo derecho y en escuadra, girando el torso del cuerpo. Esta manda un torbellino en curva por el costado derecho de Yoruichi, que logra evadir.
-Son siete, dragón de los siete mares- Comenta más que nada para sí misma, creyendo que eran todos los ataques que podía realizar -Bastante impresionante- Tal como supuso, solo podía dar siete golpes, pues el bankai de Saya ya se había deshecho - ¿Estas bien? - Pregunta al verla agitada y cansada.
-Sí, dar esos golpes es cansado y me queda adolorido el cuerpo- Confiesa, moviendo con dificultad su cuerpo.
-Fueron ataques sorprendentes y con más control pueden llegar a ser fatales- Mira la destrucción a su alrededor- Abra que ejercitar esos músculos tuyos para que tengas más precisión, puedes llegar a acercarte más para que el golpe de la ola sea más directo y que no dejes la oportunidad de esquivarlos- Mira a Saya con una expresión satisfecha por lo que vio en su primer día de entrenamiento -Aprovechemos el tiempo extra que nos quedaremos para entrenar todo lo posible, llegaras a dirigir tus ataques y así no importa que estes en un lugar concurrido, no causaras estragos innecesarios ya que los controlaras a tu antojo -Promete, a lo que Saya da un efusivo asentamiento de cabeza, ya que lo que no le gustaba de su bankai era lo impredecible de los ataques.
…
Luego de que Kotetsu revisara a ambos hermanos y de otorgarles el alta, ambos se dispusieron a sus tareas normales. Takeshi tenía bastante trabajo en la división, por lo que poco tiempo le quedaba para entrenar a sus subordinados, cumpliendo con las órdenes de su capitana.
Por su parte, Asahi fungía como asistente para el capitán Kuchiki en ausencia de su teniente. Una tarea que, simplemente no era sencilla, sobre todo, por la actitud del capitán, algo incomprensible en palabras del joven Yamamoto.
Ambos llegaron a casa, cansados y derrotados, Hogo clamaba por atención, pero ninguno de los dos tenía cabeza o sentido común para hacerle caso.
- ¿Le has dado de comer a Hogo? – Preguntó Takeshi a su hermano mientras ambos estaban recargados uno contra el otro en el sofá.
-Yo no ¿y tú? – Takeshi negó, por lo que ambos voltearon a ver el plato del animal, lleno -Entonces…
-Ese pobre animal estaría muerto si no viniera a darle una vuelta- Dijo una voz desde la cocina, tomando por sorpresa a ambos hermanos, quienes inmediatamente se pusieron de pie y asomaron a la cocina, encontrando ahí a Yumichika -En quince minutos vendrá Ikkaku para sacarlo a pasear, así que no se preocupen y coman
- ¿Qué haces aquí Ayasegawa? – Preguntó Takeshi, confundido -Tú…
-Aun no entiendo cómo puede mi bella dama hacer todo lo que hace- Dijo tajante, sirviéndole de cenar a los hermanos e ignorando la pregunta del mayor -Ustedes encárguense del resto, yo aun tengo trabajo que hacer y…- Alguien llamó a la puerta, por lo que Hogo corrió a ella -Ese es Ikkaku, me voy con el a pasear al pobre de hogo que tiene solo desde que mi Asami se fuera
El tercer oficial de la onceava tomó la correa de Hogo, llevándoselo consigo y saliendo de la casa, evadiendo las quejas de su teniente y amigo, dejando a ambos hermanos confundidos.
-Tú los lavas- Dice Asahi cuando se sentara a comer, haciendo que su hermano lo mirara de mala gana -Yo lavaré lo que quedo de ropa
-De acuerdo, me parece bien- Fue su respuesta estoica.
Pasaron unos minutos, cuando alguien llamo nuevamente a la puerta, Takeshi se sorprendió de ver ahí a Kotetsu, permitiéndole el pase.
-Hola Asahi- Dijo ella al ver al castaño cenando y quien le diera un asentimiento por respuesta, por lo que volteo hacia Takeshi – ¿Tú la preparaste?
-Es una larga historia…
-Terminare mi cena en mi habitación- Dijo el menor, tomando su plato y subiendo a su cuarto.
Ambos sonrieron ante la pena que implicaba el hecho de que el menor los dejara solos, por lo que Kotetsu se encaminó a la mesa, dejando ahí un pequeño bento.
-Kiyone preparó esto para ti, sabía que volverías cansado a casa y me dijo que te lo trajera
-Que amable, dale las gracias de mi parte- Le tomó las manos a la peli gris, mirándola con devoción - ¿Han sabido algo del grupo?
-Han pasado solo unos días y tu ya estas nervioso- Dijo ella entre risitas -Van a estar bien, Asami esta con ellos y también Hanatarō
- ¿Debería preocuparme más por tu tercer oficial? – Ambos rieron, uniendo sus frentes -No, en verdad, estoy preocupado, mamá oso esta ahí afuera con los más desastrosos
-Y hubieras preferido quedarte con ellos, ya- Isane tomo sus manos con fuerza -Entiendo tu sentimiento, pero tienen a tres capitanes altamente capacitados, un teniente y bueno, Hanatarō tiene bastante experiencia
-Si, pero solo Asami y tu pueden tratar las heridas de esas cosas- Agregó Takeshi, acariciando las manos de ella con sus pulgares -Temo que, si las cosas empeoran, tu seas su objetivo
-Estaré bien, mi trabajo reside en la cuatro, no voy a moverme de ahí
Takeshi la miró, dejando fluir sus sentimientos hacia ella, permitiendo que sus latidos se sincronizaran, hasta que descendió lentamente su rostro, acercándose a ella, depositando sobre los labios de la mujer un tierno beso.
-Te veré mañana- Fue Isane la que dijo aquellas palabras de despedida, aun con la frente de su amado pegada a la de ella -Procura descansar
-Lo haré- Respondió él mientras le acariciaba la mejilla con los dedos -Tú también descansa
Isane salió de casa, Takeshi terminó de cenar, subiendo a ver a su hermano, quien yacía dormido en su cama y el plato vacío sobre la mesita de noche. Movió la cabeza a manera de negación, no cabía duda de que este había adoptado las más raras manías de todos; tomó el plato y se lo llevó para lavar los trastes, luego recordó que no había echado a lavar la ropa.
-Ya me las cobrare Asahi- Murmuró, tapando a su hermano y apagando la luz, permitiéndoles descansar.
Bajó, fregando los platos y limpiando un poco la cocina, minutos después, Ikkaku y Hogo aparecieron, agradeciendo a su colega y terminando lo poco que había que hacer para luego irse a dormir.
…
Las puertas Senkaimon se abrieron, Daisuke había aparecido por ellas seguido de la esfera de diamante que encerraba al Genzanki. Los shinigamis presentes retrocedieron, pero el capitán de la doceava miró con una sonrisa sádica a su nueva víctima.
-Perfecto, es… ¡Magnífico! – Mayuri se acercó al diamante, y luego algo hizo conexión en su cabeza ¿Cómo iba a sacarlo de ahí? – Joven Daisuke ¿tienes alguna instrucción para que pueda liberarlo de su prisión?
-Ah, claro- Daisuke sacó de su bolsillo un diamante titilante, dejándolo apenas sobre la mano del científico -La señorita Asami solo dijo que debía romperlo y el diamante desaparecería
- ¿Solo eso? - Daisuke asintió -Magnificas habilidades las de la joven Yamamoto, nada que una investigación exhaustiva sobre sus habilidades no pueda arreglar
Daisuke era consciente de que ese hombre era el rival de su padre, no era la primera vez que veía su demencia y necesidad de conocimientos, algo a lo que el propio Kisuke estaba conforme en ayudar, y que muchas veces superaba por creces en inteligencia al científico loco.
-Me retiro, con su permiso- Un Shunpo y Daisuke había desaparecido de la vista del capitán, quien siguiera inmerso en su éxtasis de felicidad por poseer aquel espécimen.
Pero las noticias para el comandante no eran favorables, y es que los reportes de los ya presentes solo lo ponían aun más nervioso. Estaban enfrentándose a nuevos enemigos, había liberado a sus niños creyendo que la paz estaba en su auge y, ahora, solo estaban enfrentándose a enemigos que aparentemente, solo ellos mismos y sus capitanes más experimentados podrían enfrentarse.
-Se le ve afligido- Dijo Nanao al momento de acercarse a Kyōraku, le estaba dejando una taza de té -Está pensando en los jóvenes Yamamoto ¿No es así?
-Creí que podrían vivir en paz luego de haber derrotado a los Quincy- Dejo escapar una risita incrédula, luego suspiro -Y ahora nos estamos enfrentando a algo completamente desconocido
Nanao observo al hombre, su rostro afligido por el cansancio de tener que lidiar con estos nuevos enemigos y, al mismo tiempo, preocuparse por los Yamamoto.
-Quizá deba preocuparse menos por ellos y mas por usted, suena egoísta, pero…
-No es solo eso Nanao-chan- Le interrumpió el hombre, tomando la taza de té y dando un ligero sorbo -Sus habilidades van más allá de lo que pueden imaginarse todos, ellos son capaces de derrotar a cualquiera de nosotros sin problema alguno, solo es cuestión de tiempo
Nanao mostró sorpresa, luego arrugo la frente, confundida.
- ¿Qué quiere decir con eso, señor?
- ¿Te puedo revelar un secreto, Nanao-chan? – Kyōraku miraba con seriedad a su teniente, quizá necesitaba aligerar su carga y compartir con ella el secreto tan bien guardado de su mentor. La chica asintió, ella era fiel a su capitán desde hacia mucho tiempo, y como tal, lo protegería con uñas y dientes, tal como él lo había hecho en algún momento -Esos niños, llevan la sangre del viejo Genryūsai, pero ellos no lo saben
-Quiere decir que… ¿en verdad son sus nietos? – Kyōraku no miraba a la chica, quien estaba llena de dudas respecto al paradero de los nuevos integrantes del Gotei -Pero, entonces ¿Por qué los adopto? Porque…
-Yama-jii tenía sus secretos, y este es uno de ellos- Afirmó el mayor, terminándose la taza de té y tamborileando los dedos sobre la madera -Solo para que te des una idea de la magnitud de sus poderes y habilidades
Nanao guardó silencio, si todo aquello era cierto, los Yamamoto eran tan fuertes como su abuelo y podía confirmarlo con la llegada del Genzanki capturado por la hermana menor.
-Voy a salir un rato Nanao- Dijo el hombre, tomando su sombrero y poniéndose en pie -Volveré pronto
La revelación de su capitán la había dejado algo anonadada, por lo que solo alcanzó a asentir ante el anuncio del mayor, viéndolo salir por la puerta.
La casa de los niños Yamamoto no estaba lejos de la división uno, de hecho, esta seguía estando dentro de los límites de dicha lugar, por lo que todos los días, los chicos se movían de su casa al resto de las divisiones. El viejo Genryūsai así lo hubiera querido, y así iba a seguir siendo.
Cuando llegó a la casa y como siempre, fue Hogo quien lo recibiera primero, quien venía corriendo desde la parte de detrás de la casa y huyendo por el frente. Detrás de él, iba Takeshi.
-Shunsui-san, que alegría verlo por aquí- Saludo el joven mientras el enorme perro corría hacia el - ¿Qué lo trae por aquí?
- ¿Tan mal esta que un viejo amigo venga a verlos? – Ambos sonrieron, Takeshi abrió la puerta principal, dejando entrar a Hogo y luego a su mentor - ¿Dónde está Asahi?
-No ha llegado, quizá este trabajando todavía con el capitán Kuchiki, ya que Renji sigue de misión- Dijo con algo de tristeza impregnada en la voz, algo que el comandante noto de inmediato -Nunca habíamos estado separados tanto tiempo, y ahora que solo estamos el bodo y yo, me he dado cuenta de que esta casa no esta hecha para el silencio
-Definitivamente no lo está- Tomó asiento en una de las sillas del comedor, el sombrero lo había dejado sobre un reposabrazos de un sofá -Aún recuerdo cuando Asami y Asahi eran más jóvenes, muy centrados y maduros para su edad
-Ese par es la parte cuerda de esta casa- Había sacado dos ochoko de la alacena, así como una botella de sake - ¿Lleno?
-Mientras Nanao-chan no se entere- Respondió con una sonrisa, tomando el ochoko lleno de la mano de su pupilo - ¿Cómo vas con Isane-san? Los rumores del Gotei son bastante fuertes
Takeshi dejo escapar una risa franca, ya algo relajado por el hecho de hablar con el mayor.
-Todo va de maravilla, no se que haría sin ella en estos momentos- Afirmó el joven, sirviéndose otro poco de sake -Estoy por pedirle matrimonio, pero claro, debo esperar a todos mis hermanos
-Enhorabuena Takeshi, me agrada oír eso, un brindis- Dijo Kyōraku mientras llenaba su copa y la alzaba -Por el futuro
-Por el futuro- Acompaño Takeshi, dando ambos el trago completo a sus copas -Y porque vuelvan sanos y salvos
-Deberías relajarte un poco, Asami esta con ellos, estarán bien- Agregó el mayor, sonriendo - ¿No confías en ella?
-En ella sí, en quien no confío, es en Sato- Suspiro con resignación, y luego pareciera que todo el peso del mundo cayera sobre sus hombros -Esta detrás de la capitana Soi-Fong, tengo miedo de que eso pueda perjudicar en la misión
-La capitana Soi-Fong, eh- Este daba vueltas al liquido dentro del ochoko, luego miró al joven -Deberías dejarle ser feliz, tú sales con una capitana
-Pero no era capitana cuando empecé a salir con ella, así que no cuenta- Afirmó el mayor, molesto y bebiendo su sake de un trago -Saya todavía no llega a nada con Renji, y Asami y Shūhei… ese par es indescifrable
-Te preocupas demasiado por ellos, necesitas dejarlos ir o tu matrimonio con Isane no funcionara- Comentó el mayor, haciendo que Takeshi volteara a verlo -Necesitas darle prioridad a quien será tu mujer, y para eso, necesitas que ellos también forjen sus caminos. Saya en algún punto de su vida admitirá lo obvio, y no creo que Asami esté dándole tantas vueltas a ese romance juvenil, no es de ese tipo de chicas
Dejar ir…
Muchas veces el viejo Genryūsai se lo había dicho, debía dejar ir el pasado para vivir en el presente, desatarse de sus hermanos para construir su propia familia.
Ambos se quedaron charlando, hasta que la botella de sake se terminó, entre charlas y risas amistosas, Kyōraku termino por abandonar la casa Yamamoto.
…
Luego de las rondas, los hermanos solían entrenar con sus respectivos tutores, a veces por las noches, a veces por las mañas, otras por las tardes, pero era difícil que los tres terminaran entrenando juntos en el mismo lugar.
Su entrenamiento había terminado por ese día, había aprovechado para salir al techo y ver las estrellas, algo que acostumbraba a hacer en su casa. Esa noche estaba especialmente fresca, había estado lloviendo los últimos días en intervalos irregulares, por lo que había comenzado a tener algo de frío.
Asami suspiro, exhalando una nube de vapor tibio que se perdió en el aire, tenía las manos frías, pero eso no le preocupaba mucho.
-Vas a resfriarte si sigues haciéndote la valiente- Le dijo la voz del capitán, tomándola por sorpresa al momento en que volteaba a verlo -Lamento si te asuste
-No, está bien, estoy relajándome un poco- Respondió ella, ambos iban en sus gigai, y aunque llevara una blusa de manga larga, parecía que el frío estaba calándole hasta los huesos, pero él le tendió una taza de té -Gracias
-Has mejorado considerablemente la durabilidad de los diamantes- Comentó él, mirándola al momento en que se sentaba en el tejado también -Avanzas muy rápido
Apretó los labios en una fina línea que simulaba una sonrisa, suspirando y mirando hacia la nada.
-Mejor miremos las estrellas- Dijo ella, acercándose a él y comprobando que estaba mucho mas tibio que ella -Dejemos los entrenamientos para mañana
Kensei la miró apoyarse sobre su hombro, ella le había dado un sorbito al té, aunque notaba que se aferraba a ella, por lo que no puedo evitarlo, quitándose su chaqueta y colocándosela encima a la chica.
-Gracias- Dijo ella al aferrarse la chaqueta con una mano y con la otra sostenía la taza.
-De nada- Tomo su taza, que había dejado previamente sobre el tejado, permitiéndose ese contacto con la joven, prefiriendo no decir nada y observarla de reojo.
