Al momento de yo escribir estas palabras, el capítulo Misterio Marciano no ha recibido ninguna vista, changos, creo que a nadie le gusta el fic, así que si de pura casualidad tu estás leyendo esto, que sepas que te aprecio muchísimo. [] - canciones... Probablemente este sea el capítulo más largo hasta ahora. Advertido y Bienvenido seas,


(Star Wars Title Crawl Plagiarism:)

LA LEY DE
MILO MURPHY...
"Es mi universo muy divertido"

¡Guerra! Luego de regresar a la tierra desde
marte, Milo y Zack descubrieron que la
tierra había sido invadida por un ejercito
proveniente de mundos muy lejanos y para
colmo necesitaban escapar de Seattle.

Desde Nueva York, un grupo de superhéroes
ofrecen una pequeña resistencia contra ellos,
sin embargo las cosas no parecen ser favorables
para los humanos.

Los guerreros de Danville por su parte, formados
especialmente por exploradoras agentes de la
O.S.B.A. mantienen la ciudad protegida por lo
pronto, mientras esperan que un milagro los resca...

¡Alto! ¡Alto! ¡Alto! ¿Van a quitar el opening solo para parodiar el texto de entrada de una saga de películas sobreexplotada?— Milo es bastante bueno en romper la cuarta pared...


[... Hay un gran sol ...
... Astros también ...
... De nuevo camino y me veo bien ...
... Una galaxia para explorar ...
... Aprender astronomía para variar ...
... (Whoa...) ..
... Este es un viaje especial ...
... Y yo sigo sin estar aburrido ...
... Mi universo es divertido ...
... (Whoa... Es muy divertido) ..
... Y yo sigo sin estar aburrido ...
... Mi universo es divertido ...]


Es mi universo muy divertido

Motivos para una travesía

Las naves se encontraban por todas partes. No había lugar del cielo del cual no se observara por lo menos una, ya sea pequeña o grande disparando en todas las direcciones. Por alguna razón sus disparos eran leves. Como si solamente quisieran mantener a la población controlada, encerrados en sus domicilios. Sin embargo, un par de edificios completos ya habían cedido ante el constante impacto, y para infortunio de todos, los gobiernos del mundo entero habían comenzado a ceder, puesto que sus ejércitos se habían visto diezmados.

S.H.I.E.L.D. estaba en alerta máxima, utilizando todos los recursos disponibles en ofrecer un contraataque, pero nada parecía tener efecto sobre de el ejercito invasor. Cuántas más naves derribaban más parecía que su ejército se multiplicaba. La O.S.B.A. por su parte ya tenía a todos sus agentes animales en acción, capturados y quizá hasta eliminados.

La flota enemiga se componía de tres clases de nave. Las más grandes, eran utilizadas como medio de transporte para las más pequeñas, así como para delimitar perímetros y ofrecer contraataques directos. Después estaban las naves caza, que surcaban los cielos, sofocando con extrema violencia cualquier contraataque aéreo por parte del ejercito terrícola. Finalmente estaban los escarabajos, criaturas extremadamente agresivas que podía flotar o caminar por los suelos, poseedores de tenazas mecánicas que usaban para cortarlo todo.

A este punto del combate el helicarrier ya había sido derribado. El cielo en todo el planeta era completamente gris y sin ninguna especie de luz en el horizonte que le diera esperanzas a la raza humana. Cada vez había menos personas en la calle y más escarabajos consumiéndolo todo. Definitivamente el planeta necesitaba un héroe que fuera capaz de resolverlo todo.


Murphy aún tenía una herida fresca en el rostro y varios rasguños en ambos brazos. Tanto él, como sus acompañantes estaban exhaustos de la misión de rescate desde marte. Aún así prácticamente tuvieron que correr por sus vidas una vez más, ya que el bendito portal los había dejado a mitad de una calle, en medio del ojo público y sobre todo, en medio del fuego incesante proveniente de las cazas extraterrestres. El agente canino aún con su sombrero y con toda la determinación del mundo los guió hasta la base de la aguja espacial de Seattle, que, en base a su estructura, fue capaz de cubrirlos y evitar que llamaran aún más la atención.

Zack ya no podía más. Una cosa era estar atrapados en marte con una comunidad de aliens antropomórficos y fusionables persiguiéndolos, pero ahora estaban a la mitad de una invasión, con todas las probabilidades de resultar esclavizados o asesinados en una movida de ocupación intergaláctica y seguramente interdimensional. Nada de eso era culpa de Milo, ni mucho menos aquella invasión, que habría afectado su estilo de vida independientemente de la cercanía de su amigo, pero en definitiva necesitaba unas vacaciones de tantos eventos catastróficos.

Su mejor amigo se percato del miedo y la angustia que lo afectaban. Tan solo era necesario mirar a sus ojos, para percatarse de ello, así que a pesar del riesgo que representaba, se arrastró por el piso hasta llegar junto a él. Acción que disparó los latidos del corazón del chico de los ojos oscuros. Cuándo llegó con él su ropa se encontraba aún rasgada y ahora un poco percudida y sucia debido al suelo de la ciudad, no estaba seguro de que hacía junto a él en esas condiciones. Aún así, al percatarse que él chico lo rodeaba con sus brazos, se aferró a él con todas sus fuerzas. Poco o nada le importaba su ropa maltratada, la suciedad o los manchones de sangre. La angustia y la impotencia lo habían llenado y ahora un abrazo de su mejor amigo era el mejor catalizador para esos sentimientos. Hundió su cabeza en el hombro de Milo, estando al borde del llanto. Era una suerte que la mejilla del chico había cesado finalmente con él flujo de plasma. De lo contrario ahora estaría empapado con ella.

El agente canino les hizo una seña para que se acercaran. Milo fue el único en percatarse de ello, pues su amigo aún tenía su cabeza hundida en su hombro, como si esperara despertar de una pesadilla. A pesar del agotamiento físico, se las arregló para cargar a su amigo en brazos y llevarlo hasta él punto que les indicó aquél perro, muy a pesar de la resistencia que opuso el chico. El espía tomó desde su sombrero una placa y la deslizó en una ranura desde uno de los soportes de la base de la torre, debajo de ellos el suelo se abrió momentáneamente, mandándolos a través de un deslizador hasta una guarida secreta completamente oscura.

Las luces se prendieron de un instante a otro, y en la pantalla gigante la pura estática era mostrada antre los dos chicos y los tres canes presentes en la zona. Milo bajó a su amigo, quién estaba un poco más tranquilo al notar la seguridad del lugar.

La pantalla parpadeó tres veces y de inmediato se mostró una figura humana. Un hombre mayor de cabello y bigote blanco con un traje verde que tenía bordado dos letras M.

—¡Carl!... La señal del cuartel de Seattle muestra que los sensores detectaron que... Oh, ahí estás agente canino, te buscamos por todos lados... ¿Qué haces en Seattle?

—¡Woof!

—Tienes razón, es historia para otro momento. Como habrás notado, hay una invasión a gran escala ahí afuera, todos nuestros agentes de Danville ya fueron enviados a escena. Tenemos a varios desaparecidos entre ellos el agente P y... ¿Quienes son tus amigos?

—¿Atraparon a Perry el Ornitorrinco?— Preguntó Milo exaltado ante tal afirmación.

Yo te recuerdo niño. Tu estabas con Doofenshmirtz cuándo atacaron los pistachianos. ¿Qué te pasó? Te ves como si hubieras peleado contra un científico malvado mutante.

—Así es señor, yo participé en la guerra Pistachiana. me llamo Milo Murphy, el es Zack Underwood y nosotros rescatamos a estos perros que estaban atrapados en marte. Por cierto, también somos de Danville...

—Bueno, lo mejor será que regresen todos a Danville, aquí podremos hablar sin temor de que la transmisión sea interceptada...

Zack se percató de la incoherencia del señor, ya que no había forma de salir al mundo exterior, mucho menos de transportarse de una ciudad a otra.

—¿Disculpe señor? ¿Cómo planea exactamente realizar el transporte?

—Tenemos tuberías subterraneas que conectan Seattle con Danville para los agentes, se están abriendo junto a ustedes, entren en ellas de manera inmediata y nos veremos en los cuarteles de la O.S.B.A. en aproximadamente 49 minutos...


(58 minutos después)

Oh, lo lamento mucho, Carl estuvo arreglando las tuberías y al parecer no lo hizo bien... ¿Verdad Carl?

—Señor, yo solo soy un becario, no tengo habilidades de plomería...

—Ya te dije que no te victimices Carl.

—Lo siento señor...

A Milo cada vez le costaba más trabajo mantenerse de pie, sin embargo, hizo lo posible por no flaquear.

Disculpe la intromisión señor pero ¿Quién es usted?

—Me alegra que preguntes, yo soy el Mayor Francis Monograma, pero ustedes pueden decirme Mayor Monograma, soy el encargado de la O.S.B.A. La Organización Sin un Buen Acrónimo... Una agencia súpersecreta conformada por animales agentes secretos... Perdonen que les pregunto esto pero ¿Ustedes conocen la identidad secreta del agente P, no es así?

—Se refiere a Perry el Ornitorrinco ¿No es así?

—El mismo. Tendremos que ver que hacemos con él, su identidad secreta ha sido expuesta. ¿Tu que opinas Carl?

—Bueno señor, técnicamente no son miembros de su familia...

—¿Qué te he dicho de usar tecnicismos, Carl?

—Lo siento mucho señor...

—Como sea. En estos momentos la ciudad de Danville es de las pocas que resisten la invasión. La mayor parte del mundo ha caído, y es solo cuestión de tiempo para que nosotros también caigamos.

La vista de Milo comenzaba a ponerse borrosa, sin embargo, prefirió obligarse continuar de pie y averiguar un poco más sobre lo que estaba pasando.

¿Señor? ¿Sabe algo sobre quienes son estos seres?

—Logramos derribar algunas de las naves de la primera oleada y nos percatamos que en su centro de memoria decían que eran parte del "gran ejercito de Marex", y también decían que eran leales al "Liarrem el poderoso", no sabemos exactamente su origen pero creemos que no son criaturas vivientes, si no una especie de Inteligencia Artificial.

El cuerpo de Milo sucumbió al cansancio, y calló en el piso. Zack de inmediato se lanzó para comprobar que su amigo estuviera bien.

¿Milo? ¿Milo? ¿Estás bien?

—Solo... agotado...

El interno se puso de pie y pasó un escaner por el cuerpo del chico.

—Mayor Monograma, los sensores indican que este muchacho presenta una deshidratación un poco severa.

—Llévenlo de inmediato a la enfermería.

—A la orden señor.


La enfermería de la O.S.B.A. acababa de ser abierta temporalmente al público debido a la situación en la que se encontraba la ciudad de Danville. A pesar de no haber sido demasiados comparado con otras ciudades del mundo, los heridos debían ser atendidos de manera inmediata y que mejor que un lugar predispuesto a funcionar como centro de curación. Varios doctores y enfermeros se habían ofrecido voluntariamente a dar atención medica a los afectados por la batalla. Entre ellos una mujer de piel oscura y cabello largo.

¡Mamá!

—¡Zack! ¡Hijo! ¡Estás bien! ¡Me tenías muy preocupada— La mujer de inmediato centro su mirada en sus brazos, que cargaban al semiconsciente de Milo —¿Qué le pasó a Milo?

—Yo... él... nosotros... Te explicaré luego... Está un poco deshidratado y tiene varias heridas en sus brazos y una cortada en su mejilla...

Lo descendió suavemente en una de las camillas. Una de las enfermeras de inmediato canalizó al muchacho y comenzaron a limpiar sus heridas. A pesar de no estar completamente inconsciente, Milo estaba en trance debido al agotamiento. Sintió el pinchazo en su mano y sentía el escozor del alcohol desinfectando sus heridas, y aún así no podía reaccionar. No era realmente importante, en su vida ya estaba acostumbrado a los tratamientos del hospital.

Voy a tener que poner unos puntos a esa herida...— Tomó sus instrumentos y comenzó con la labor de curación al mejor amigo de su hijo.

El agotamiento también comenzó a molestar a Zack, no estaba tan grave como lo estaba Milo, pero aún así no había consumido líquidos en mucho tiempo. Se dirigió a una maquina de sodas que estaba cerca y compró una. Después se sentó en una de las sillas que estaban cerca de la camilla de Milo. Estuvo unos cuantos minutos sentado hasta que su madre habló con él.

Zack, necesito que vayas a casa y te pongas a salvo. No te preocupes por él, yo lo cuidaré...

—Pero... ¿Y las naves en el cielo?

Zack se había percatado que desde que regresaron a Danville no había visto que tan mal había quedado la ciudad, ni había tenido oportunidad de asomarse por ninguna ventana.

—Por eso tampoco te preocupes, en cuánto salgas sabrás a lo que me refiero... Solamente date prisa.


Zack salió del lugar, temeroso de lo que pudiera pasarle. La experiencia reciente de Seattle era suficientemente mala para revivirla nuevamente. No obstante, al exponerse a la rudeza de la calle se dio cuenta que no había ni un solo extraterrestre cerca de la zona, y el cielo parecía estar un poco despejado. Giró su cabeza directamente hacia el cielo y se percató de que un domo brillante de luz cubría toda visibilidad hasta el horizonte. De inmediato comprendió lo que estaba pasando. Ese domo funcionaba para defender la ciudad completa del ataque. Sin embargo, aún se escuchaban los retumbantes sonidos de los disparos provenientes del exterior tratando de traspasar la barrera. No sabía que rumbo exactamente debía tomar. Simplemente comenzó a avanzar poco a poco, aún temeroso de que esa barrera protectora desapareciera. Curiosamente en su camino se cruzó su (no tan querida) escuela Jefferson, dónde había un grupo de personas reunidas.

¿Profesor Drako? ¿Scott? ¿Directora Milder? ¿Qué sucede aquí? — Preguntó el muchacho en cuanto se acercó a la entrada. La escuela no parecía haber sufrido mucho daño, salvo una que otra ventana rota.

La directora al verlo se percató que su manga estaba rota y tenía rastros de tierra roja en su ropa, sin embargo no le dió demasiada importancia al asunto, puesto que la situación actual podría explicar muchas cosas. —Zack, me alegra ver que estés relativamente bien, estamos usando la escuela como refugio temporal y cuartel de un pequeño ejercito de resistencia. Si esos extraterrestres quieren nuestro planeta tendrán que luchar por él...

—Así es, y ella es nuestra líder... —Agregó Scott, que iba armado con un simple garrote con un clavo... —Mildred y yo estamos dispuestos a proteger la ciudad a cualquier costo... Por cierto, Melissa y Doof están en la cancha de fútbol con un grupo de farmacéuticos... Quizá deberías ir a ver que están haciendo...

—Gracias... Scott... Iré de inmediato...

De inmediato siguió el camino más corto hacia las canchas de fútbol, donde efectivamente estaba su mejor amiga y un grupo de personas que usaba bata trabajando en diversos cachivaches científicos. Como si de poderes psíquicos se tratara, Melissa volteó a verlo directamente. Su emoción fue altamente notoria y con lagrimas en los ojos fue corriendo hasta él, aferrándose a su cuello.

¡Zack! ¿Estás bien? —Deposito un suave y cariñoso beso en su mejilla, cerca de la comisura de sus labios— ¿Cómo volvieron a la tierra? ¿Dónde está Milo? — Lentamente soltó el abrazo para darle aire a su amigo a que contestara.

El sonrojo de Zack fue cubierto (para su beneficio) por su piel morena. —Cálmate Melissa, hace solo siete horas que no nos vemos y ya estás llorando por nosotros... Imagínate si nos hubiéramos quedado allá... —La chica, aún con lagrimas en los ojos emitió una sonrisa y le dio un puñetazo en el brazo —Ouch, tranquila... Milo está bien, está en la enfermería de un edificio a unas cuantas cuadras de aquí, dónde atienden a los heridos de la invasión... Por cierto, ¿Qué está pasando? ¿Por qué no abriste el portal para regresarnos a casa? y ¿Quienes son estos farmacéuticos?

Yo puedo responder eso...— Doof se hizo presente para entrometerse en la plática — Momentos antes de que la invasión comenzara, Melissa y yo vimos a lo lejos impactarse algo proveniente del espacio... También vimos a lo que me pareció era Perry el Ornitorrinco acercándose al área... Aunque no estoy seguro si era. Aún así no he podido comunicarme con él desde que todo esto comenzó... Como sea, lo que creíamos que eran nubes resultaron ser cientos de naves espaciales cubriendo el cielo con gases que emitían el mismo efecto que nubes, finalmente cuándo la invasión comenzó uno de los primeros objetivos fue mi cobertizo en la casa de Milo, al parecer sabían que ahí estaba mi portalinador hacia marte y no quieren que nadie abandone la tierra. Todos los agentes de la O.S.B.A. entraron en acción en ese momento junto con un grupo de lo que parecían ser exploradoras rebeldes. Aunque por alguna razón los agentes usaban máscaras de goma... No entraré en muchos detalles. Cuándo pudieron crear un momento de paz y tranquilidad este escudo apareció como por arte de magia cubriendo a toda la ciudad con un domo de energía...

—¿Y no tienen idea de quién lo creó?

—No. Solo sabemos que viene de algún lado de la calle Maple...


—¡Mamá! ¡Generador de escudo gigante en el techo!

—Ahora no, hija ¿No ves que en la tele dicen que no hay que salir de casa?

—Pe...pe... pero...


—Mira, ¿ves esos rayos que están impactando contra el domo? — El Doctor levantó su brazo para señalar hacia el cielo, justo al punto que describía — ¿Notas como la energía parece expandirse y luego contraerse? Eso indica falla en la carga de iones. Ese escudo no aguantará por siempre, yo calculo que le queda máximo una hora o dos...

—Okay y... ¿Quienes son ellos?

—Ellos son M.E.R.M.E.L.A.D.A. Los Malvados Excéntricos Reunidos Maniáticamente En la Liga de los Astutos Decididos a Asustarlos...

—De la que ya no eres miembro Heinz... — Respondió un hombre alto, de lentes y una enorme cabeza calva —Ni siquiera deberías de estar aquí, chico bueno, profesor tiemperdedor...

—Rodney, te dije que no te metieras en mis asuntos...

—Mucho gusto niño y futuro súbdito, yo soy Aloyse Everheart Elizabeth...

—Si si si... presumirás todos tus nombres después, Picasso. Ahora ponte a trabajar...

A regañadientes el científico regresó a su estación donde continuó su labor de soldadura...

¿Qué están haciendo exactamente? — Preguntó el chico, mientras miraba a todos fijamente arqueando una ceja...

Como dije anteriormente, el escudo no aguantara toda la vida, estamos creando inadores...

—¡Izadores!

—¡Que te pongas a trabajar Rodney!... Decía... inadores para contraatacar

Zack no comprendía del todo que estaba sucediendo. ¿Cómo fue que durante un pequeño viaje de casi cinco horas un ejercito alienigena había sitiado a toda la tierra y ahora unos científicos malvados eran la esperanza de todo el planeta...

No lo entiendo... Si son científicos malvados... ¿Por qué quieren ayudar a salvar a la tierra?

—No quieren que nadie más conquiste nada a menos que sean ellos mismos...

La chica pelirroja rompió su propio silencio...

Zack, explícame ¿Qué pasó con Milo? ¿Como volvieron a casa?


Cavendish y Dakota acababan de romper la sanción que les puso el Bureau de Viaje en el Tiempo, sin embargo, dadas las circunstancias no tenían otra opción. La limusina del tiempo que le robaron a sus ex compañeros tenía fecha programada para ir a los cuarteles, así que se dispusieron a ir para averiguar que estaba pasando en el futuro y como es que estaba relacionado con ellos. No obstante, la corriente del tiempo decidió extraerlos en el presente actual de Milo.

—¿Como es esto posible?... Dakota, ¿Por qué nos expulsaste de la corriente temporal aquí? ¿Dónde estamos?

—Yo no lo hice, el bendito localizador tiempo espacio volvió a fallar... La corriente se veía diferente...

—¿Dónde estamos?

—Danville, unas cuantas horas después de encontrarnos con Brick y Savannah...

—¡Sácanos de aquí!

—Espera... ¿Esos son aliens?


Y eso fue lo que pasó... Milo se veía agotado...

—Y con toda razón. Después de todo lo que pasaron... Tu tampoco te ves muy bien...

—Lo estaré... ¿Cuál es el plan?

—Por lo pronto necesitamos ayudar a estos sujetos a terminar lo que sea que estén haciendo... ¿Crees poder ayudar?

—Pfff, solo observame...

[... Si el día de hoy a ti te invaden y no sabes que hacer...
... Un rayo de luz, un disparo y vas desaparecer ...
... Si a ti no te importa es tu problema pero yo voy a ...
... ¡Defender mi hogar! ¡Defender mi hogar! ...

... Científicos malvados trabajando sin par...
... Uno no tan malvado y como ola en él mar ...
... Puedes correr por tu vida pero yo voy a...
... ¡Defender mi hogar! ¡Defender mi hogar!

... Si el escudo no aguanta (y no lo hará) ...
... Si las naves atacan (muy feo será) ...
... Si el alcalde huyó (muy cobarde se vio)...
... Mas todos ya debemos...

... ¡Defender nuestro hogar! ¡Defender nuestro hogar!]

Bien, supongo que esto servirá para contraatacar... Podemos mantener Danville protegido de las naves, pero si no liberamos al resto del mundo tarde o temprano tomaran esta ciudad... — El Doctor Doof tomó el control de uno de los vehículos que acababan de construir... Zack y Melissa se disponían a acompañarlo pero los detuvo. — Bueno... ¿No esperarán que los deje participar en esto o sí? Después de todo ustedes aún son niños y bueno yo... No creo que sea una pelea que les corresponda a ustedes...

—Pero Doctor D, Zack hemos enfrentado ya muchas cosas con todo esto de la ley de Murphy, los pistachianos y los octalianos.

—Si, pero ninguno de ellos buscaba realmente lastimarlos. Los pistachianos los convirtieron temporalmente en hombres planta y los octalianos solo querían a Milo... Personas reales han muerto en todo el planeta... Cualquiera de esos rayos podría dejarlos gravemente heridos y yo... No me gustaría recibir quejas de sus padres si algo les pasara... Temo que tendrán que quedarse aquí...

Zack lo consideró por un momento. No parecía una catástrofe creada por la ley de Murphy. Y aunque así haya sido no era responsabilidad de ninguno de ellos participar en esa batalla. Pero por otra parte, sentía que sería bastante cobarde no hacer algo por su planeta.

—Doctor, las exploradoras son más jóvenes que nosotros y...

Ellas tienen entrenamiento cuasi-militar y responsivas firmadas por su familia. No quiero sonar antipático pero si no se van, tendré que dispararles con el congela-inador de mi vehículo... Dejen todo en nuestras manos... —Se dirigió hacia sus ex-colegas — ¡M.E.R.M.E.L.A.D.A! Vamos por esos alienígenas...

Ambos jóvenes observaron a todos los científicos malvados y no tan malvados alejarse rápidamente de la escuela, cada uno en una versión diferente de un deslizador que como mantequilla atravesaba los cielos. La noche ya había caído, y el grosor del escudo de energía cada momento se hacía más delgado. La impotencia los embriagaba. Jamás se habían sentido así. Ni siquiera cuando Milo desapareció en el tiempo y no tenían forma de encontrarlo. Se percataron que los científicos se detuvieron en el aire a esperar que el escudo flaqueara.

No estaban seguros si debían hacerle caso a Doof e ir a casa o quedarse en el cuartel/escuela. Ruidos ensordecedores se acumularon en el exterior del plantel. Salieron a investigar y se percataron de que una última oleada de militares se formaban cerca de ellos. Varios tanques y hombres con armas apuntaron directamente al cielo, esperando al momento de tener que defender a los ciudadanos con sus propias vidas. Algunos helicópteros se acercaron también a la zona. Al parecer eran todo el respaldo que los científicos tenían desde tierra. A un costado de cada vehículo se podía divisar un letrero que decía "O.S.B.A.". Aquél hombre de cabello y bigote blanco debía estar dirigiéndolos.

Cuándo estaban a punto de seguir su caminar hasta un lugar seguro una fuerte explosión fue capaz de oírse por toda la ciudad. Un golpe de un rayo, tres veces más grande impactó de lleno el escudo, disolviéndolo completamente hasta su última partícula. Un par de segundos de tensión se sintieron en todos los seres vivos que había al rededor. La paz momentánea que habían conseguido se esfumó de un instante a otro y el cielo gris, lleno de partículas flotantes se convirtió en un espectáculo de luces rojas.

Uno tras otro, cada disparo era expulsado desde cada estación. Deslizadores aéreos, helicópteros, tanques, vagonetas, escarabajos, naves caza. Todo se volvió un caos.

¡Niños! ¡Corran! ¡Métanse a ese tanque! ¡No hay otro lugar seguro! — Gritó uno de los generales que tenía un lanzacohetes en mano. Sin dudarlo los dos entraron por la parte superior de aquél gigante monstruo de metal y cerraron la tapa a su interior, quedando relativamente protegidos de la batalla en curso.

Okay niños, sujétense de lo que puedan y no vayan a tocar nada... — Les ordenó el soldado que manipulaba el tanque. Ambos titubearon pero al final buscaron algo para sujetarse y se aferraron a ello con todas sus fuerzas. Nunca pensaron que les tocaría ver un juego de guerra tan de cerca. Pronto el cielo también se llenó de Drones con forma de triángulos y rectángulos, dispuestos a atacar a los invasores...


Milo despertó unos minutos antes de que el domo cediera. Al final el agotamiento había podido con él y sin embargo un par de horas de descanso y un poco de atención médica habían sido suficientes para él. Buscó a su al rededor para asegurarse que nadie lo estaba vigilando y se arrancó la aguja que tenía clavada en la mano, cosa que le provocó una ligera molestia. Con su mano tentó su propia mejilla y se percató de que en efecto tenía puntadas que recién habían sido colocadas. Se levantó de su camilla, tomó su mochila vacía a sus pies y de nuevo corrió hacia la zona donde había hablado con el Mayor Monograma. Diogee que estaba dormido se despertó a notar el movimiento y también corrió a perseguirlo.

Diogee, acabas de regresar a la tierra... Ve a esconderte a un lugar seguro...

El perro bastante triste ante tales palabras de inmediato lo obedeció, quedándose debajo de un escritorio donde se hizo bolita y dio un par de lamentos.

Milo por su parte siguió su camino hasta encontrarse con el jefe de los agentes. El edificio estaba casi en su totalidad completamente vacío, por lo que no le fue difícil entrometerse en los cuarteles generales de una agencia de espías súpersecretos. Al entrar en la oficina general encontró al Mayor dando órdenes por vía remota, mientras que el interno de lentes oprimía una tras otra, algunas teclas de su consola. La concentración era notoria. Al chico ni siquiera parecía molestarle la cantidad de sudor que su frente emitía. Monograma cerró las comunicaciones con otro de sus subordinados y se dirigió directamente al interno.

Carl, tienes que encontrar la nave que controla todo... debes encontrar a Marex...

—Señor lo intento, pero todos los buques de su flota emiten la misma firma de energía. Y no parecen haber diferencias notables entre ellos... Los satélites que quedan buscan en toda la tierra pero...

—No quiero excusas. El futuro de la tierra depende de que encuentres esa nave antes de que el escudo sea destruido. — El hombre se percató de que había un chico parado en la puerta de la habitación — Murphy... ¿Qué haces fuera de la enfermería?

Fue ahí que sus oídos se inundaron con el sonido de la potente explosión. Explosión que era completamente capaz de poner en pánico a toda una ciudad completa.

¿Qué fue eso Carl?

—Señor, el escudo que cubría la ciudad acaba de ser destruido...

—¡No puede ser!...

—La buena noticia es que el impacto fue tres veces superior al del resto de la flota. Y vino del espacio exterior, eso significa que la nave de Marex está ahí... Si tan solo... ¡Bingo!

—Llama al agente canino. Él ahora es nuestra última esperanza...

Milo se armó de valor e interrumpió al hombre con la voz imponente. —Eso no será suficiente señor... Si realmente quiere acabar con toda esta invasión debe mandarme a mi a esa nave.

—No veo como eso nos ayudará...

—Soy un Murphy señor. La ley de Murphy me acompaña. Es mi especialidad. La última vez que estuve en una nave espacial quedamos varados, incluyendo al agente P. Si yo pongo un pie ahí le aseguro que la invasión llegará a su fin...

—Ahora lo recuerdo. El agente P hizo un informe sobre ti, lo tengo en mi memoria. Tu eres capaz de hacer que cosas malas pasen a tu al rededor...

—Bueno, no es como que funcione a mi voluntad. Pero básicamente, si.

—Aunque eres un niño... No lo sé... El seguro no lo cubre...

Un diminuto tornillo cayó del techo sobre el pie del hombre más grande, encajándose desde su filo. El susodicho, que se quejaba del dolor, dio unos cuantos brincos hacia atrás, mientras tomaba su pie en manos, pero eso solo provocó que chocara contra un librero atrás de él, que le cayó encima y lo derribó. Para rematar, una maceta con sombrero se precipitó desde el techo hasta su cabeza.

¡Planty la Maceta! ¿Qué estás haciendo? — Preguntó el interno, tratando de asegurarse que su jefe se encontrara bien...

¿Si sabes que es una planta verdad?

—Es uno de nuestros mejores agentes... Que extraño, yo aseguré esos tornillos precisamente esta mañana...

—Es la ley de Murphy— Respondió Milo, restandole importancia al asunto... —¿Entonces me enviarás a esa nave?

—¿Yo? ¿Yo solo soy un becario sin sueldo?

—Bueno, él está inconsciente, y ya que no hay nadie más por aquí... Tu eres la mayor figura de autoridad por aquí...

—¿Enserio lo crees?


Destellos de todos los colores eran visibles a los 360°. El de mayor frecuencia era el rojo, sin embargo, también había verdes, azules, amarillos. Algunas naves caían congeladas. Otras se desintegraban. Hubo más de alguna que se transformó en un conjunto de gallinas. Esta guerra sin sentido entre científicos y extraterrestres era un espectáculo digno de una película. Desde sus deslizadores aéreos disparaban sin cesar ante cada una de las naves que no dejaban de aparecer. Sin embargo, las esperanzas de ganar disminuían conforme los hombres en bata se desplomaban a tierra.

Finalmente llegó el punto en él que solo quedaba Doofenshmrtz en su deslizador, ya sin posibilidades de contraatacar, pues toda la flota enemiga se concentró en tratar de derribarlo, sin embargo, para él era cosa fácil navegar entre los disparos.

Si lo comparamos con las peleas que tuve con Perry el Ornitorrinco esto es un paseo por el parque ¡Wuuu huuuu!

Subía, bajaba, daba vueltas, maromas, giros, trucos. Incluso había encontrado el equilibrio perfecto para que se derribaran entre ellos. Irónicamente su defensa resultó ser una de las mejores ofensas que tenía el planeta. Los drones que tenían forma parecida a un par de icónicos personajes también hacían su trabajo y su ataque sónico era perfecto para desmantelar algunas naves y ayudar al doctor. Pero el destino le tenía preparado una sorpresa y la pantalla que estaba al centro de su consola destelló indicando que tenía una llamada.

—¡Doofenshmirtz!

—¿El Doctor Hawaii? ¿Qué pasó con Monoceja?

—No hay tiempo para explicar. Acabamos de lanzar una cápsula espacial con dos agentes hacia la nave que comanda la invasión.

—¿Con este bloqueo que hay en el cielo? ¿Es enserio? ¡Nunca van a llegar!

—En eso intervienes tu... La cápsula tiene un sistema complejo de camuflaje. Pero solo funcionará si los buques están distraídos. Tienes que continuar tu baile aéreo el mayor tiempo posible hasta que la cápsula salga de la atmósfera.

—No te preocupes por eso, está en mis manos.

Tomó los controles de su nave con mayor fuerza y ascendió a toda velocidad hasta el punto donde se encontraban los buques que lideraban los escuadrones. Al verlo, todas las torretas en su superficie concentraron su fuego en él. Si antes debía esquivar docenas de disparos ahora eran cientos. Y su táctica seguía siendo útil.

Uno de los buques terminó perdiendo parte de su potencia por lo que empezó a desplomarse hacia el lago Danville. El resto aún seguía enfocado en derribar al doctor que aprovechaba al máximo su capacidad para dirigir el fuego cruzado ante los puntos vitales del enemigo. No obstante, dicha estrategia no iba a durar para siempre. Uno de los disparos más potentes impactó directamente en la base de su tabla, lo que lo mandó a volar por los aires.

¡Ahhhhhhh! ¡Quiero vivir! ¡Quiero vivir! ¡Quiero vivir!

Cerró sus ojos al tiempo que se precipitaba contra el suelo. Quizá debía asimilar que había llegado su momento. Hizo todo lo que pudo para proteger a la tierra. Tal vez ya era el momento de descansar por fin. Pensó en todo lo que hizo, todo lo que no hizo. Pensó en Vanessa. Pensó en el cheque de su pensión que olvidó cobrar esa mañana. Recordó que jamás pudo convertirse en el Profesor Tiempo... «Un momento... Mi destino es convertirme en el profesor tiempo... No puedo morir aquí». Abrió lentamente los ojos y se percató que en lugar de descender estaba ascendiendo. No era posible, era como si levitara sobre un objeto invisible que vuela. Una mano salió literalmente de la nada, lo tomó del brazo y haló hacia si.

¿Doctor D?

—El repartidor de pizza... Quiero decir... ¿Milo? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? ¿Estamos muertos? y ¿Por qué usas un sombrero como el de Perry el Ornitorrinco?

—El mismo. Voy a tratar de terminar con esta invasión. Estamos en una capsula espacial. Todavía no nos morimos y porque ahora soy un agente temporal interino junior de la O.S.B.A. respectivamente.

—¿Tu eres el agente que mencionó el interno? ¿Un... un perro conduce esta cosa?

—Si, es una larga historia. Por cierto, su táctica de distracción pareció funcionar a la perfección. Fue una... suerte... que pasáramos por aquí en estos momentos para rescatarlo. Ya estamos a una distancia segura y a punto de salir de la atmósfera.

—Gracias, me esforcé para...

La vista que acababan de adquirir era impresionante. Una enorme nave espacial que dejaba a los buques como simple chatarra mostraba todo su esplendor en el espacio visible. No sabría decir exactamente cuánto medía, pero al menos unos dos kilómetros si llenaba. Los tripulantes de la insignificante cápsula tragaron saliva fríamente pero aún así continuaron su camino. Había una abertura que daba hasta un hangar y aprovecharon su invisibilidad para entrar por ahí sin ser detectados. Aterrizaron detrás de unos tanques vacíos arrumbados, por debajo de la plataforma principal, sin nadie cerca que los cuidara.


Sólo dame los malditos controles...

—Niña, déjame hacer mi trabajo...

—No le has dado a ningún enemigo desde que estamos aquí...

—Soy un militar profesional entrenado...

—Tengo trofeos de campeona mundial de videojuegos de disparos y...

—La vida no es un videojuego...

Zack tuvo que intervenir y romper el desempate. Tomó un extintor que estaba detrás de ellos y golpeó fuertemente al hombre en la cabeza, dejándolo inconsciente al instante. Se giró hacia su amiga.

Solo toma los controles. Confío en ti, linda...— De inmediato se arrepintió de sus palabras, había hablado completamente sin pensar.

Está bien... pero solo porque me dijiste linda...

El chico se dio un golpe en la frente y la chica comenzó a disparar con el tanque. No habían pasado ni cinco segundos y ya había derribado doce naves pequeñas.

Y el sujeto tenía entrenamiento militar...

Así siguió durante largos y tensos minutos. Donde el resto del escuadrón caía uno tras otro ante las naves espaciales. Uno tras otro caían los helicópteros y los científicos malvados. Los tanques explotaban o eran aplastados ante la superioridad numérica. Solo fue cuestión de tiempo para que algo los golpeara a ellos. Y así fue, su tanque también explotó ante un leve impacto, y dicha explosión envió a ambos jóvenes a volar por los aires, gritando con desesperación. Estaban preparados para impactarse contra el asfalto de no ser porque, desde una limusina que acababa de saltar por la zona, un hombre con anteojos oscuros los atrapó e introdujo al interior del vehículo desde la parte trasera.

¿Dakota? ¿Cavendish? ¿Cómo hicieron eso? — Preguntó la chica, mientras reacomodaba su cabello

El sistema nos permite viajar tres veces más rápido que el tiempo local... —Uno de sus controles arrojó chispas y todo a su al rededor nuevamente acontecía a tiempo real... —Pero al parecer todo el sistema del tiempo local está fallando.

Cavendish entonces hundió su pie sobre el acelerador. Si bien se habían alejado lo suficiente del epicentro de la invasión, aún había naves por toda la ciudad.

Cavendish, no pongas peros y llévanos a los cuarteles de la O.S.B.A. — Ordenó Zack desde la parte de atrás de la limusina.

¿O.S.B.A.? ¿Qué es eso? ¿Dónde es?

—Yo te guiaré... Da vuelta aquí...


Estamos en una nave espacial que dirige una invasión sobre nuestro planeta natal, sin refuerzos y solo somos un científico malvado, un niño con mala suerte y un perro... ¿Cuál es el plan?

Los tres estaban escondidos cerca del hangar donde aterrizaron, observando a los cientos y cientos de tripulantes moverse de un lado a otro de forma errática, planeando bajar a la tierra y combatir.

Bueno, yo esperaba que la ley de Murphy hiciera efecto por aquí. Pero no parece que... — La pared entera sobre la que estaban cayó al suelo, dejándolos completamente expuestos ante los habitantes de la nave. — Si, justo algo así estaba esperando, pero en nuestro beneficio... De cualquier forma... ¡CORRAAAAN!


Cavendish y Dakota introdujeron la limusina por una de las salidas de la cañería más grandes. Era usualmente usada por los agentes para extraer sus vehículos de la agencia. Zack y Melissa entraron corriendo a la enfermería de los cuarteles, en busca de Milo.

¡Mamá!

—¡Zack! Te dije que fueras directo a casa ¿Que es lo que pasó?...

—Te explico luego... ¿Dónde está Milo?

—Se fue. Aprovechó que nadie lo estaba vigilando y huyó de aquí.

—¡¿Milo está allá afuera con esas cosas?!


Ahora toda la nave buscaba sin parar a los tres intrusos. Debía ser cuestión de tiempo para que sus avanzados sensores los detectaran y los atraparan. En cada una de las cabinas habían inspecciones exhaustivas con tal de encontrar a aquellos terrícolas dispuestos a defender la tierra, el único hogar que conocían, de aquella calamidad. Sin embargo, por alguna extraña razón, aún no era posible para ninguna de sus súpercomputadoras detectarlos.

Uno de los operadores en el centro de comando, que utilizaba el uniforme compuesto por un casco con abertura en forma de T, y un traje de cuerpo completo se dirigió hacia su superior más cercano.

Comandante Arth, los intrusos que fueron detectados huyeron por los conductos de ventilación. Sin embargo, nuestros sensores aún no son capaces de detectarlos.

—¿Cómo es eso siquiera posible? A Lord Marex no le va a gustar para nada esto

—Al parecer los niveles de partículas Selak han aumentado considerablemente, causando que nuestros sistemas fallen. ¿Cree que ese Shar-Cos que tanto menciona Lord Marex esté presente en la nave?

—Lo dudo mucho, Lord Marex ya hubiera detectado su energía y lo hubiera aplastado como una mosca. En lugar de eso se encuentra meditando en su camarote... ¿Qué pasó con esas criaturas extrañas de este feo planeta que usaban sombrero?

—Se encuentran en el calabozo, señor. La ejecución se llevará a cabo en cuánto los planes de invasión terminen. La mejor noticia es que encontramos lo que tanto buscábamos.

—Excelente, el jefe estará contento.

Milo que estaba sobre el ducto arriba de ellos retrocedió hasta marcar una distancia segura y volver a reunirse con sus compañeros de misión.

Tienen a los agentes de la O.S.B.A. aquí. En un calabozo. Creo que tengo un plan. Pero necesitamos liberarlos.


—¡¿Qué enviaste a Milo a dónde?! — Exclamó Melissa hacia el pobre becario con lentes que fungía como líder interino. La chica estaba fúrica ante tal inverosímil afirmación.

E...Él se ofreció, fue acompañado del agente canino... Se llevó algunas cosas en su mochila... Dijo que con su suerte podría derribar la nave comando—

—¡¿Con él abordo?! ¡Morirá! ¡¿Qué clase de líder eres tu?!

—Y...Yo no soy el líder... El Mayor Monograma está en la enf...enfermería... Yo solo soy un becario...

Zack tuvo que detener a la chica que estaba a punto de golpear al pobre chico. Melissa aún estaba furiosa intentando zafarse de los brazos de su amigo.

Suéltame Zack... Tengo que darle su merecido a este incompetente...

—Eso no nos servirá de nada... Escucha... Tu misma lo dijiste un millón de veces... Milo es fuerte... Puede salir de eso...

¿Pero y qué tal si no? ¿Que tal si esta vez no puede? Esto es completamente diferente a las demás veces... Esto es un problema grave... —La chica luchaba por no quebrarse en llanto, la idea de perder a su primer y mejor amigo le había tocado una fibra sensible. No importaba la cantidad de veces que su vida se vio en peligro por la ley de Murphy, ella jamás sería capaz de soportar su pérdida. Una de sus lagrimas se deslizó a través de su mejilla. — Doof ya lo dijo, esta vez a los malos no les importa asesinar o no a una persona. Solo quieren ganar.

Zack usó su mano para limpiar la gota del rostro de su amiga, la rodeó con ambos brazos y la estrechó fuertemente.

Tranquila, escucha. Milo tiene su inteligencia y su habilidad de adaptación... Tienes que confiar en él. El podrá lograrlo. Yo lo sé. Ahora nosotros tenemos que enfocarnos en como ayudarlo. Tenemos aquí a la organización de los espías y a la máquina del tiempo. Debemos pensar la forma...

—Buenas noticias amigos... — Dakota ingresó a la habitación seguido de su amigo de traje antiguo —Todos los sistemas de viaje en el tiempo de la limusina no funcionan... No esperen... Esas son malas noticias... Malas noticias amigos...

—Bueno, creo que si puedes preocuparte un poco, Melissa...


—Quiero que me escuchen bien, desagradables criaturas. Disfruten el corto periodo de tiempo que les queda en este mundo. Una vez que termine la conquista de su planeta, nosotros, alegremente vendremos a acabar con su sufrimiento. Por el momento, disfruten la vista de como su planeta es derrotado y sus habitantes diezmados...

El hombre alto que también utilizaba una armadura del ejercito Marexiano salió de la habitación acompañado de sus guardias de seguridad. Todos los animales con sombrero se encontraban completamente atados desde todas sus extremidades, completamente incapacitados y sin posibilidad alguna de escapar. O al menos eso creían. La rendija del techo cayó al suelo y con ella los tres intrusos terrícolas ingresaron al calabozo. El más pequeño extrajo tres pares de pinzas y otorgó dos de ellas a sus compañeros. Uno a uno fueron liberados de sus ataduras.

—¡Perry el Ornitorrinco!—El hombre con bata abrazó con mucha energía a su antiguo rival y nuevo mejor amigo... —Te extrañé buen amigo, que bueno que estás bien...

Una vez que todos los agentes fueron liberados se reunieron en un circulo junto a los dos humanos para discutir así el nuevo plan.

Escuchen... Tenemos que actuar rápido... Debemos movernos hasta la cabina de comando... Una vez ahí adentro, tomaremos control de la nave y usaremos los cañones para destruir los buques comando esparcidas por la tierra. Ya que lo hagamos, sobre calentaremos el reactor de esta nave, abriremos cada escotilla y cada acceso a la nave y la programaremos para que reingrese a la atmósfera de la tierra. El calor y la falla térmica provocarán una fusión que con suerte destruirá toda la nave...

—Vaya, entablaste un buen plan en poco tiempo ¿Crees que funcione?

—Funciona en las películas, Doctor... — Respondió con una sincera sonrisa en sus labios... — Traje cosas en mi mochila que nos serán de bastante utilidad.

Hizo algo que jamás había creído que haría. Vació toda su mochila en un instante y todo un arsenal militar proveniente de los cuarteles de la O.S.B.A se hizo presente. Los agentes se miraron entre sí y asintieron con un rostro lleno de esperanza y energía que solo denotaba las ganas de salvar el mundo de los presentes...

Un minuto... ¿Si la nave va a fundirse no significa que todos moriremos?...

—Tendremos que llegar a nuestra cápsula espacial antes de reingresar en la atmósfera...


Dakota se deslizó sobre la patineta sobre la que estaba desde el fondo de la limusina y se dirigió a sus compañeros.

—Los circuitos de la nave parecen funcionar a la perfección... La computadora está completamente funcional. El tanque del jugo de tiempo está lleno. El condensador de flujo está completamente operacional...

—Espera...—Zack se puso de pie y fue hacia él — ¿Qué el condensador de flujo no era de una película?

—Si, pero siempre quise decirlo jejeje...

Cavendish salió del vehículo y cerró la puerta. —La computadora no detecta ningún mal funcionamiento... Esto no tiene sentido... No somos capaces de viajar por el tiempo... Y no parece haber falla en los sistemas actuales...

—¿Y si los sistemas están bien... y lo que está fallando es el tiempo?

—¿Qué quieres decir con eso? Melissa... — La intriga en la voz del británico era evidente.

Antes de que empezara la invasión, Doof me dijo que las cosas que solía observar en el espacio estaban fuera de su lugar... Tal vez la falla está en el entramado del tiempo y el espacio...


Los agentes se prepararon para comenzar con la emboscada. A diferencia de sus anteriores batallas, en esta ocasión el destino de toda la tierra dependía completamente de ellos. No era para nada parecido a detener un científico malvado con un plan absurdo ni nada por el estilo. La presión de una batalla que aún no comenzaba era abrumante. Jamás en ninguno de sus años de entrenamiento pensaron que se enfrentarían ante algo así. Algunos hasta temblaban... Bueno, Pinky siempre temblaba. De alguna forma habían logrado avanzar todos juntos hasta el puente de mando sin ser detectados, sin embargo la puerta ahora estaba bloqueada. Cerca de ellos no parecía estar ningún guardia, entonces tenían algo de tiempo para averiguar que podían hacer.

Esperen, creo que tengo una idea — Milo salió de su escondite y se paro justo a un costado de la puerta de acceso. Los remaches que habían a su alrededor comenzaron a zafarse uno por uno hasta que todo el umbral junto con ambas puertas deslizantes cayeron al piso... — Pensaba usar un mechero, pero esto también funciona...

El cuarto estaba infestado con trabajadores operando desde sus consolas, muy preocupados realizando sus labores. Sin embargo, un par de hombres de pie observando directamente la invasión, quienes se percataron de la presencia del equipo de intrusos.

Comandante Arth...

—Si, ya los vi, ¡disparen! ¡activen la alarma!

La mitad de los tripulantes en la nave obedecieron la orden de ataque y dispararon a discreción. Sin embargo, como era de esperarse, aún varios tripulante necesitaban cumplir con sus labores para mantener la nave en órbita. El fuego cruzado inundó la cabina que quedó como un campo de guerra. Por alguna razón los refuerzos no llegaron a fortalecer la seguridad por lo que la pelea estaba pareja. Los dos humanos se las arreglaron para dejar fuera de combate a varios oficiales con sus blasters, mientras que los agentes preferían el contacto físico.

Fue una pelea bastante intensa, un par de animales quedaron inhabilitados en el piso, mientras que todos los ingenieros, y pilotos del lugar no se movían. Solamente quedaron de pie el comandante de la nave y su esbirro.

Debo ir por Lord Marex. ¡Entretenlos!... —

El otro sujeto se lanzó sobre los agentes que bloqueaban la puerta de acceso permitiéndole así escapar del lugar. Los agentes rápidamente neutralizaron al estorbo.

Milo, al ver que escapaba, se dirigió a los agentes animales quienes tomaban sus puestos estipulados. — Continúen con el plan. Tomen el control de la nave y los controles de las armas y disparen a tantos buques puedan. Cuándo la mayoría estén destruidos sobrecarguen el reactor, abran todas las escotillas y programen la nave para entrar a la atmósfera. Nos veremos en la cápsula de escape, el agente canino sabe donde está. ¡Perry! ¡Doofenshmirtz! ¡Síganme! ¡Debemos detener a ese sujeto para ganar tiempo!... —Volvió de nuevo con los animales — Ah y bloqueen la entrada a este lugar en cuánto nosotros salgamos...

Corrieron fuera de la cabina de mando para cumplir con su objetivo.

—¡El profesor tiempo, el niño problemas y el pato castor al rescate!


La perspectiva para el planeta mejoró de forma increíble. Los invasores estaban confundidos sobre el fuego amigo que estaban recibiendo desde su nave de comando. No había respuestas ante el sospechoso ataque. Por lo que el contraataque fue una acción. Sin embargo, ninguna de esas naves podría siquiera intentarlo. Tendrían que lidiar contra la ira de Marex y eso era bastante perturbador para ellos. La muerte parecía ser un destino mejor para ellos.

Los terrícolas, por su parte, aprovecharon el caos para reagruparse y retomar el campo de batalla. Los súperheroes de Nueva York lograron finalmente liberar a su pobre y destruida ciudad y cientos y cientos de buques espaciales caían y caían sobre la superficie de la tierra.

En Danville, por otra parte. Algunas instalaciones secretas de la O.S.B.A. fueron descubiertas por habitantes quienes aprovecharon el armamento para deshacerse de los remanentes de la invasión sobre su ciudad. El tono gris del cielo cambió, y la oscuridad de la noche era visible nuevamente.

Zack, Melissa, Dakota y Cavendish estaban conscientes que probablemente eso era obra de Milo. Finalmente una cantidad significativa de buques prefirió partir al espacio exterior, saltando entre puntos espaciales.

La chica veía con satisfacción los resultados de la maniobra de su amigo desde un monitor.

Creo que Milo lo logró, acaba de salvar a la tierra nuevamente.

Sin embargo, su amigo que observaba el cielo con el telescopio de Doof no compartía su optimismo.

No estoy seguro, la nave más grande sigue ahí y no hemos tenido información nueva de él, o de Doofenshmirtz... Solo espero que esté bien y que regrese con bien...


Sentado a la mitad de una habitación, con las piernas cruzadas, e inmerso en una profunda meditación un individuo que medía cuatro veces lo que el humano promedio se encontraba. Su complexión era fornida. Sus labios estaban cubiertos por una frondosa barba gris. Portaba una imponente armadura negra con rojo. Su piel era color azul pálido y estaba cubierta por un casco. Sus ojos mostraban una esclerótica morada y un iris color rojo intenso. Su rostro estaba adornado con unas ojeras profundamente marcadas y a su al rededor unas partículas de color negro emanaban de él. Frente a él, un pequeño cristal color azul marino flotaba y resplandecía fuertemente. Su actividad fue interrumpida por un hombre que ingresó paniqueado a su camarote.

Comandante Arth... Espero que haya una buena razón para interrumpir mi meditación... Y más ahora que tenemos otro pedazo más del sello...—Su voz profunda contenía un eco poco natural, que lo hacía más aterrador.

—Lord Marex, unos monos terrícolas se infiltraron, liberaron a los prisioneros y tomaron control de la nave... Tenemos que detenerlos...

El más alto se puso de pie y se dirigió a su subordinado. Lo sujetó del brazo izquierdo y haló de él hasta que se lo arrancó, dejando un rastro de sangre purpura esparcida por todo el piso. El pobre hombre cayó rendido al suelo por el dolor, sujetando su reciente herida.

Te dejé a cargo porque pensé que eras competente y ahora vienes y me dices que una especie inferior los ha superado... Deja de quejarte. Deberías agradecer que te dejo vivir...

Los tres terrícolas entraron en ese instante y quedaron petrificados por la escena. El hombre aún chorreaba litros de sangre y su superior imponía temor a cualquiera que lo mirara. Sus corazones latieron rápidamente debido a la impresión.

¿Ustedes son los que lograron superar a mi ejercito? Me tienen impresionado. No quiero más errores el día de hoy. Les prometo que su muerte será rápida. No pensé que tuviera que usar mis poderes contra seres tan insignificantes pero lo haré para asegurar mi victoria final.

Marex cruzó sus dedos de ambas manos y cerró sus ojos un segundo. Al abrirlos el humo negro que emanaba de él formó una esfera de tamaño considerable y de ella emergió una entidad oscura enorme. Su forma era parecida a una serpiente de gran tamaño y parecía estar hecha de energía oscura brillante. Como mirar el espacio infinito a través del resplandor de una ventana iluminada. Comenzó a hacer movimientos con sus brazos y la serpiente comenzó a imitarlos. Una gota de sudor rodó sobre su frente y finalmente apuntó con sus brazos a los invasores. —{¡Sombra Ardiente!} — Aquella oscura criatura comenzó a perseguirlos a toda velocidad por lo que comenzaron a correr nuevamente.

El hombre que acababa de perder el brazo aprovechó la distracción para salir arrastrándose del lugar.


A los animales les costaba mantener el control del cuarto de comando. Cada vez más tropas intentaban retomar el control. Sin embargo, su labor estaba funcionando de la manera adecuada. A Peter el Panda se le ocurrió la maravillosa idea de abrir los seguros de los hangares, enviando al vacío del espacio a cientos de tripulantes, previniendo un contraataque. Los agentes desde sus estaciones disparaban a discreción a los buques, no era posible derribarlos de un solo golpe pero si fue posible derribarlos después de varios. Pocas naves eran tan tenaces como para responder al ataque de sus superiores y muchas más huyeron de la batalla.

La tierra resplandecía una vez más en azul. Sería un enorme desastre para limpiar pero lidiarían con ello después. Por el momento los humanos de todo el mundo una vez más eran capaces de salir a festejar, y los últimos intentos de conquista habían cesado. En ese momento en específico el planeta estaba limpio. Ya no existen las preocupaciones para los seres terrestres más allá de una última nave fuera de la atmósfera.

Los trabajadores salieron con velocidad record y sus labores de limpieza comenzaron inmediatamente. Los gobiernos se preparan para hacer censos poblacionales. Contar las bajas era sumamente importante. No esperarían ni un segundo, ni siquiera al amanecer. Es importante recabar toda la información posible para prevenir futuros accidentes de este estilo.

Los agentes entonces tienen la misión más importante por emprender. Destruir la nave comando desde dentro. Todos los protocolos de seguridad del reactor principal se apagaron y su velocidad aumentó tres veces. Los disipadores de calor desactivados estaban y los trabajadores del área huyeron paniqueados. Toda era una orden directa de la cabina de mando. El caos aumentó en cuanto una voz computarizada advirtió a todo el personal de la nave.

"¡Alerta! ¡Peligro! Temperatura del Reactor Inestable... Se recomienda evitar ingresos planetarios... Curso de ingreso detectado. Fusión inevitable en 7.4 minutos! ¡Todo el personal evacúe inmediatamente!"


Pelear contra aquella terrible bestia era prácticamente imposible. Sus movimientos eran muy veloces a pesar de su tamaño y podía cruzar la habitación completa con relativa facilidad. Su conjurador no podía moverse desde su lugar, simplemente realizaba gestos para controlar a su criatura. Los tres terrícolas corrían en diferentes direcciones esquivando por nada los filosos dientes falsos de su atacante. Perry tomó un arma del piso y disparó directamente hacia Marex. Si su control dependía de él, sin él entonces no habría de que preocuparse.

Marex entonces notó la esfera de plasma precipitándose a toda velocidad hacia él y la bloqueó con su propia serpiente. Giró sobre su eje y su cola mandó a volar al ornitorrinco.

¡Perry el ornitorrinco volador!

La preocupación del Doctor por su amigo es comparable a la de cualquier otra persona con un mejor amigo. Corrió hasta donde estaba él para asegurarse que estuviera bien. La bestia se dispuso entonces a atacarlos pero fue interrumpida por un tostador que golpeó la cabeza de Marex.

¡Ouch! ¡Maldito!

Milo desde el otro extremo de la habitación intentó tomar el cristal azul que hasta hace un momento flotaba en el aire. La destrucción provocada por el ataque de su enemigo había hecho un desastre en toda la habitación. La vista deja ver un caos en todas partes. Al acercar sus dedos al cristal, Milo siente como si una cálida energía lo embriagara. Físicamente es imposible para él tocar el cristal y en su lugar siente una esfera invisible lo rodeara. A pesar de no poder tocarlo, puede moverlo.

Deja ese pedazo del sello ahí. — El villano tomó su poder y lo dirigió al chico, el cuál quedó arrinconado sin posibilidad de salvarse. Sin embargo, el cristal brilló de forma intensa y una pared invisible impidió a la serpiente alcanzar al muchacho. Dicho encuentro enfureció al más alto. Quién en su rostro se notaba un severo agotamiento. Chorros enteros de sudor descendieron por sus mejillas, las venas de todo su cuerpo estaban saltadas y su respiración era cada vez más agitada.

La serpiente entonces atacó desde su cola y esta vez si pudo golpear directamente al chico. Enviándolo directamente a una estructura metálica enorme ubicada sobre la cabeza del malvado hombre. Uno de sus puntos en la mejilla se abrió y una línea de sangre descendió tanto de su mejilla como de la comisura de sus labios. A pesar de todo, el cristal azul aún flotaba sobre sus manos y tuvo la idea más brillante en mucho tiempo.

Oye feo. ¿Quieres este cristalito? Tu boba serpiente no puede quitármelo.

Los brazos del hombre enfurecido se alzaron al cielo y de inmediato cayó en la cuenta de su error. Trató de detener su ataque pero fue en vano. Su criatura se estrelló con todas sus fuerzas con la estructura metálica derribandola. El chico apenas pudo saltar a tiempo de ella al suelo y ver como se desplomaba. Marex trató de esquivarla, pero sus piernas seguían sin responderle. Terminó sepultado bajo ella y su serpiente se desintegró en el aire.

Milo tomó un soplete desde su mochila y fundió los bordes para evitar que pudiera levantarse cuándo recuperara la conciencia. Perry y Doof con leves heridas se acercaron a él para verificar que todo estuviera bien.

¡Milo estás sangrando!

No se preocupe por eso Doctor D, no es nada. Será mejor que regresemos a la cápsula espacial antes de que esto explote.

—"Fusión de la nave en 3.5 minutos"...

Ese no es tiempo suficiente para llegar a la cápsula— Milo introdujo el cristal azul a su mochila y posteriormente activo el reloj comunicador que recién le había otorgado Carl. —Agente Canino, soy Milo, pueden marcharse, no alcanzaremos a llegar a ustedes, buscaremos una nave de escape...

El perro hizo un ademán con la mano para denotar que estaba de acuerdo y la transmisión se detuvo.

Creo que vi unas naves de escape aquí cerca. Síganme Milo y Perry el Ornitorrinco.

El equipo corría a toda velocidad hasta que llegaron a la zona que mencionó el Doctor. Se percataron entonces que él Comandante Arth, el hombre que había perdido el brazo estaba en una de esas naves. Alcanzaron a cruzar miradas hasta que su nave se cerró y salió disparada de ahí. Solamente quedaba una nave y había espacio solo para una persona. Los tres se miraron mutuamente ante tal situación.

Tengo una idea. Doctor, métase a la nave y suma la panza.

—De acuerdo...

Milo tomó al ornitorrinco y lo introdujo en el mínimo espacio que quedaba dentro de la nave. Para ello, Perry tuvo que sostener su respiración un momento también. Tanto Doofenshmirtz como Perry se percataron de la intención del chico al instante. Presionó un botón en la pared y la última capsula de escape fue lanzada con dirección al espacio.

Su idea consistió en sacrificarse para que ellos pudieran salvarse. Cerró los ojos y se tiró al piso. De alguna forma, tenía el presentimiento que toda esa invasión había sido por su culpa. Quizá lo mejor para todos era terminar con la ley de Murphy de una vez por todas. Su intención no era morir, pero si para salvar a todos debía hacerlo no lo dudaría ni un segundo. Otro pensamiento corrió por su cabeza. Quizá no volvería a ver a sus padres, a Sara, a Diogee... Melissa, ni siquiera a Zack.

Abrió los ojos inmediatamente, no iba a darse por vencido tan fácilmente. Volteó por la ventana y se percató que la nave ya estaba ingresando en la atmósfera terrestre.

"Fusión de la nave en un minuto"

Tenía que haber otro método de escape presente por esa zona. Debía encontrarlo rápidamente. Sus piernas eran de gelatina. Temblaba sin parar por los nervios. Su vida corría verdadero peligro del que no parecía haber escape.

¡No! ¡Maldición! ¡Maldición!

En su mente el conteo regresivo llegaba hasta el fin.

«5»... No había naves... «4»... No había capsulas... «3»... No volvería a ver a sus amigos... «2»... Jamás pudo aclarar sus sentimientos... «1»... El cielo azul de la tierra ya era visible...

Todo a su al rededor se tornó rojo. El tiempo se detuvo. Su respiración agitada había parado. Las cosas pasaron en cámara lenta. La sangre de su rostro dejó de caer. Cerró sus ojos y aceptó su destino. La inmensa nave explotó en millones de pedazos produciendo un festival de fuegos artificiales visto por todo el estado.

.

.

.

[Mi universo fue divertid...]

¡Alto! Esto aún no termina. Desde la nube gris provocada por la explosión un objeto descendía a toda velocidad. Milo abrió los ojos y se percató que una esfera brillante color azul marino lo rodeaba. Volteó hacia atrás y se percató que su mochila vibraba y emitía una luz potente. Esa esfera había funcionado como un escudo y lo había protegido de la explosión. Sin embargo, de un segundo a otro desapareció y el niño con mala suerte aún seguía cayendo.

¡Debí empacar paracaídas!...

Desde las alturas Milo notó que iba a estrellarse con Danville, una suerte morir aplastado en su ciudad natal. Su velocidad aumentaba producto de la aceleración producida por la gravedad. No obstante, un grupo de chicas desde la azotea de varios edificios habían formado una red gigante con sus bandas de tela y ya estaban preparadas para atraparlo. Milo cruzó sus piernas y brazos para controlar su dirección y apuntó al centro de esa red. La red hizo contacto directo con él y se estiró hasta casi alcanzar el suelo pero pronto recuperó su forma original.

Milo Murphy. El chico de la mala suerte...

Isabella García Shapiro... Gracias por detener mi caída chicas... Me salvaron la vida.

Ni lo menciones...


(Tres días después)

Milo Peligro Murphy... Es un honor para mi, Francis Monograma, otorgarte esta medalla al servicio por tu valiente desempeño como Agente Interino de la O.S.B.A. El reporte preliminar indica que en el mundo hay un total de 500,000 decesos confirmados, y unas 90,000 personas desaparecidas.

—¿Gente de Danville?

—Varias personas. Entre aquéllos desaparecidos que podrías conocer, pertenecientes a tu escuela está una chica llamada Lydia, otra chica llamada Amanda López, el coach Mitchell y un chico llamado Bradley Nicholson

Milo bajó su mirada ante tan malas noticias. El mayor revolvió su cabello para tratar de animarlo.

—Un momento. ¿Qué le pasó a tu sombrero?

—Oh, creo que lo perdí cuando la serpiente gigante me golpeó...

—De cualquier forma solamente fuiste agente interino por una negligencia de un... becario... Gracias por tu servicio pero ahora largo de aquí...

Milo tomó en sus manos la medalla que acababa de recibir y dio media vuelta, donde sus dos mejores amigos esperaban para recibirlo con un abrazo... Se aferró a ellos con todas sus fuerzas al borde de las lágrimas, después de tan aterradora experiencia simplemente quería volver a la normalidad...

Oh, espera, no tan rápido... — El líder de la agencia abrió una puerta secreta y los invitó a que lo siguieran a través de unas escaleras en un pasillo oscuro... — Hay alguien aquí que quiere verte...

—¿Alguien?

—Antes de que comenzara la invasión, el agente P fue enviado a investigar un objeto que se estrelló en el bosque de Danville y trajo consigo a un espécimen extraterrestre malherido. Creemos que vino del mismo sitio de donde vino la invasión... Ella dijo que quería verte...

—¿Ella?

Al final de las escaleras había un laboratorio de alta tecnología. Un tubo de vidrio de considerable tamaño lleno con un líquido de color azul. En su interior, una chica alienígena color morado reposaba inconsciente, un respirador estaba conectado a su rostro así como varios diodos en todo su cuerpo.

¡¿Orgaluth?!

[...Mi universo es divertido...]


[... (Es muy divertido) ...
... (Vamos ya con Milo, si) ...
... Muy bien, muchas gracias, sigan con la motivación ...
... (Vamos ya con Milo, si) ...
... (Whoooa whooooa) ...
... No voy a estar viendo pasar los mundos ...
... Dar una vuelta pido ...
... (Vamos ya con Milo si) ...
... Mi universo es divertido...]


Notas Finales: Las partículas Selak eran como ellos conocían a los Iones de Probabilidad Negativa. Esperaba publicar este capítulo antes de que saliera la película de Candace pero no se pudo jaja.