Amy y Emmy se miraron fijamente durante unos segundos. Ninguna de las dos parecía estar del todo segura de colaborar con la otra, pero, finalmente, la pelirrosa fue la primera en alargar la mano. Emmy se la estrechó y una sonrisa se ajustó entre sus labios. Hubo un acuerdo tácito entre ambas mujeres. Estaba claro que ambas deseaban ayudar a Layton, así que no les quedaba más remedio que confiar la una en la otra.
— Parece que esta pista ha caído en saco roto. — Comentó Emmy, con un suspiro. — No he visto nada sospechoso en el almacén más allá de los dos guardas a los que he tenido que noquear.
— ¿Los has noqueado? — Preguntó Katrielle, confusa e impresionada a partes iguales.
— Claro, no fue complicado. — Emmy se encogió de hombros. — Nada que no hubiera hecho antes con tu padre.
— No creo que las pistas hayan caído en saco roto, Emmy. — Puntualizó Amy. — Mientras observaba he podido echar un ojo a los manifiestos de entrega del almacén. ¿No notas nada extraño en ellos?
Emmy tomó los manifiestos que Amy le entregaba y los estuvo ojeando durante unos minutos pensativa hasta llegar a la conclusión que su interlocutora había pensado antes.
— Hay grandes entregas de suministros que sólo figuran en el registro de entrada.
— ¿Suministros? — Katrielle se rascó la cabeza, pensativa. — ¿Qué clase de suministros?
— Comida… agua… gasolina. — Recapituló Emmy. — O bien alguien está haciendo un pésimo trabajo con el registro de los suministros.
— O bien los suministros no han salido de aquí… — Puntualizó Amy. — Pero el almacén está vacío…
— Al menos a simple vista. — Coincidió Katrielle.
— Eso significa que debe haber alguna habitación oculta en alguna parte. — Emmy entrecerró los ojos, como si quisiera ver algo entre las rendijas.
— Hace rato que tengo la sensación de que hay algo en este almacén que no encaja… — Amy se llevó los dedos al mentón. — ¿Dijiste que había guardas?
— Sí, dos, en la entrada… tardarán unas horas en despertarse.
— No tiene sentido que haya guardas si no hay nada aquí. — Bufó Katrielle. — Entonces tienen que estar escondiendo algo… algo que Papá venía a buscar…
— Entonces… tiene que haber una habitación secreta, un pasillo… — Razonó Amy. — Algo que no está a simple vista.
Estuvieron un buen rato observando en derredor hasta que Katrielle finalmente llamó su atención sobre algo que, obviamente, no habían visto en el primer vistazo. De un vistazo, una grieta en una pared no llamaría demasiado la atención. Pero un análisis más exhaustivo demostró que tras aquella grieta se escondía algo.
Emmy tiró con fuerza de aquella hendidura y pudo notar cómo una bisagra cedía y, tras ella, un hueco oculto reflejó un panel digital.
— Bueno… Eso nos confirma que hay algo escondido. — Ratificó Amy. — Ahora el problema es descubrir cuál de las diez mil combinaciones posibles es el código que estamos buscando.
— No creo que sea un problema. — Emmy sonrió. — Si te fijas bien, hay cuatro números desgastados.
— Oh… entiendo. — Amy lo miró con fijeza.
— Está claro que esta gente no cambia la contraseña… — Razonó Katrielle.
— Entonces supongo que sólo nos resta probar las combinaciones de esos cuatro números. — Señaló Amy.
— En ello. — Respondió Emmy, tecleando rápidamente. — Afortunadamente, este tipo de cosas no tienen un sistema de seguridad por intentos fallidos.
Emmy estuvo un rato probando hasta que finalmente la contraseña "1502" puso el panel de color verde y, con un crujido, la puerta de uno de los contenedores aparentemente vacíos se abrió, revelando una escalinata oculta bajo él.
— Puzle resuelto. — Katrielle sonrió. — Creo que cada vez estamos más cerca de papá.
— ¿Crees que estará ahí debajo? — Preguntó Amy.
Emmy negó con la cabeza.
— Es imposible saberlo, pero lo que sí veo bastante claro es que lo más probable es que haya pasado por allí. Si queremos encontrar más pistas, vamos a tener que bajar a ver qué se cuece ahí abajo. Poneos detrás de mí. Si hay alguna amenaza, yo me ocuparé.
— Yo cubro la retaguardia, Emmy. Katrielle, tú quédate en medio.
— Vale. — Katrielle sonrió, decidida.
Las tres mujeres empezaron a bajar la escalera con cierta sensación de inquietud. Aquella escalera era mucho más larga de lo que parecía en un principio. Estuvieron bajando a oscuras por lo que, a ojos de Katrielle, fueron horas. Finalmente, vieron algo de luz y, tras atravesar la puerta de la que provenía, alcanzaron un gran balcón que les permitió ver algo que hizo que tragasen saliva.
Bajo sus pies había lo que parecía una recreación del propio Londres del que venían. Una versión mucho más envejecida que la que conocían. Katrielle se acercó al balcón y observó. La enorme ciudad se extendía hasta donde alcanzaba su vista.
— ¿Qué es esto? — Preguntó Amy, aferrándose el brazo izquierdo, apretándolo con nerviosismo.
— Mi padre me habló sobre esto… — Recordó Katrielle. — Hace años un hombre llamado Clive creó una reproducción de Londres… Quería vengarse por algo terrible que le había sucedido.
— Hay que ver las cosas a las que puede llegar uno para vengarse… — Suspiró Amy, alargando la vista hacia el horizonte.
— Pensé que habrían destruido este lugar después de ese incidente… después de todo… al final de la historia todo se descontroló bastante. — Señaló Emmy. — Creo recordar que hasta se habló en los periódicos.
— No subestimes a la gente, Emmy. Muchos debieron valorar este lugar para vivir, aún si fuera una mentira. — Amy observó con una extraña sonrisa el lugar. — Al menos el resto de la escalera no está a oscuras.
Katrielle les contó toda la historia sobre aquella reproducción de Londres que conocía, todo lo que su padre le había dicho y sobre los sucesos que allí acontecieron. Quizá no fuera información directa del profesor, pero al parecer era una de las historias favoritas de Kat, por lo que tenía muchos detalles.
— Vaya futuro perdido… — Murmuró Amy cuando finalmente llegaron al final de la escalera.
Y, sin embargo, al llegar a la ciudad se percataron de que estaba mucho más limpia y tranquila de lo que las descripciones de Katrielle atestiguaban.
— No es que quiera ponerte en tela de juicio, Katrielle, pero este lugar parece mucho más tranquilo de lo que sugerías.
— Yo no me relajaría… — Susurró Amy, tensa.
Y no tardaron en darse cuenta del motivo. Lo cierto es que la gente no les quitaba el ojo de encima. Las miraban fijamente y cuchicheaban, tratando de disimular sin demasiado éxito que las estaban señalando. El sonido de los cuchicheos se iba haciendo más intenso.
— Deberíamos buscar un lugar en el que guarecernos o donde planificar el siguiente movimiento antes de que se nos echen encima… — Emmy parecía tensa, y su presentimiento parecía estar justificado.
Un hombre vestido con uniforme de policía las abordó cuando estaban a punto de girar una esquina. Emmy se puso en guardia en seguida, temiéndose lo peor, pero el hombre no se alteró lo más mínimo antes de hablar.
— Me han comunicado desde la alcaldía que quieren hablar con vosotras. — El hombre extendió una citación. — Al parecer Layton quiere hablar con vosotras.
— ¿Layton? ¿Entonces está aquí? — Preguntó Emmy.
Pero el hombre no la contestó. De hecho, cuando recogió el panfleto, el hombre la dejó sin despedirse siquiera. Emmy trató de ir tras él, pero Amy la detuvo.
— No creo que sea buena idea. — Le dijo, firme. — Vayamos al ayuntamiento. Veamos qué nos encontramos allí.
— Huele a trampa. — Dijo Emmy.
— Pero si no vamos allí, no sabremos qué pasó con Papá… — Katrielle apretó los puños. — Si realmente está en el ayuntamiento no puedo quedarme aquí sin hacer nada.
Emmy lanzó un suspiro, pero finalmente estuvo de acuerdo. Quería encontrar a Layton tanto como Katrielle y tenía esa misma sensación. En cualquier caso, no sería la primera trampa de la que salían después de haber caído. Así que asintió. Después de todo ella era la antigua ayudante del profesor.
— Sea como sea, lo resolveremos. — Amy se mostró serena.
El camino hacia el ayuntamiento fue extrañamente silencioso. Ninguna de las tres parecía tener nada de lo que hablar en demasía y el entorno no ayudaba. Todos los habitantes las miraban, y eso provocó que Kat se aferrase a Amy con cierto miedo.
Pero nadie llegó a acercarse directamente mientras las tres mujeres se aproximaban a la gigantesca torre que había sido reconvertida en ayuntamiento. Y tan sólo recibieron palabras amables mientras el personal les indicaba el ascensor hasta la alcaldía.
Cuando las puertas se abrieron llegaron a un largo pasillo que conducía hasta el despacho. Un grandioso espacio con un enorme escritorio lleno de documentos y algunos adornos, incluyendo algunas fotos, que en ese momento no podían ver. Pero lo que llamó la atención de las tres mujeres al instante fue, sin duda, la placa identificativa que había frente al escritorio, en la cual podía leerse claramente "Layton".
— Es una cálida reunión. ¿No creéis?
Una voz emergió de la silla de oficina que se encontraba en el escritorio. En aquel momento estaba girada, enfocada al gran ventanal de cristal que ocupaba toda la pared frente a ellas, mostrando una gran vista a la ciudad que gobernaba.
El olor a té llenaba el lugar. La tetera en la mesa humeaba y la figura sentada en aquel sofá parecía estar disfrutando de la bebida mientras admiraba el paisaje.
— ¿Una reunión? — Preguntó Emmy, apretando los puños. — ¿Qué clase de reunión, exactamente?
— Una reunión de descartes de Hershel Layton, por supuesto.
Cuando la silla se giró, todos los presentes se estremecieron, pero nadie más que Katrielle, y con todo el sentido del mundo. A fin de cuentas, era como mirarse en un extraño y deformado espejo.
Sentada en la silla estaba una muchacha que sólo podía ser la propia Katrielle. Una versión mayor de sí misma, casi diez años. La Katrielle más mayor sonreía con suficiencia mientras apoyaba el brazo sobre la mesa y, sobre su puño, la mejilla derecha.
— Oh… qué recuerdos me trae veros a las dos… Y a mí… no recordaba que fuese tan pequeña. — Mantuvo la sonrisa.
— Esto tiene que ser un truco. — Amy habló, pero se quedó sobrecogida al darse cuenta de que la Katrielle adulta la imitaba, hablando exactamente al mismo tiempo. — No tiene gracia.
Aquella mujer sonreía, repitiendo aún palabra por palabra todo lo que Amy estaba diciendo.
— Seguro que piensas que me tienes calada, pero te equivocas. — Katrielle finalmente se detuvo.
— ¿Cómo sabes lo que va a decir? — Intervino Emmy.
Katrielle simplemente negó con la cabeza y señaló a la niña que en aquel momento estaba parada mirándola, simplemente helada ante la presencia de la mujer adulta idéntica a ella que tenía frente a ella.
— Estaba ahí la última vez que tuvimos esta conversación. — Dijo, encogiéndose de hombros. — Por eso mismo sé que no lograré disuadiros al deciros que mi padre no está aquí.
— Todas las pistas nos han llevado hasta aquí. No tenemos otro camino a seguir. — La joven Katrielle finalmente fue la que respondió.
— Sí, eso mismo dije la primera vez. — Respondió sin alterarse. — Mírate… tan llena de vida e ilusión… casi no me reconozco… aún no te has dado cuenta.
— ¿De qué, Exactamente? — Preguntó Amy.
— De que a Hershel Layton… le das igual… todas le dais igual… todo el mundo es un peón sustituible en un juego para él.
— ¡No te atrevas a hablar así de mi padre! — Le espetó Kat. — Tú no le conoces.
— Y tú tampoco. Ni lo harás. Te esperan diez largos años en los que no vas a saber absolutamente nada de él. — Se encogió de hombros. — Aunque sé que es inútil tratar de hacértelo ver…
— ¿Por qué llamarnos si ya sabías lo que iba a ocurrir?
— La razón es muy simple, Emmy… — Alzó una ceja. — No me atrevo a borrar mi propio pasado. No quiero dejar de existir… así que haré lo mismo que me vi hacer la primera vez.
— ¡Eres una cobarde! — La joven Kat golpeó el suelo con el pie.
— Sí, eso mismo dije… — Parecía encontrarlo gracioso. — En cualquier caso… podéis contar con toda la hospitalidad de mi ciudad si queréis quedaros en mi ciudad. Ya hay una reserva en el hotel a vuestro nombre. Pasad una buena noche en vuestra infructuosa búsqueda de mi padre.
— Agradecemos la hospitalidad. — Amy se tensó. — Vámonos, chicas… no tiene sentido seguir aquí.
