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Senku Ishigami se encontraba en su laboratorio de investigación y desarrollo, rodeado de cables, herramientas especializadas y prototipos de su proyecto en curso. Su mente estaba enfocada en el desarrollo de una máquina del tiempo basada en la teoría de la relatividad general de Einstein y la mecánica cuántica. Había pasado años desarrollando tecnologías innovadoras, desde la electricidad hasta la robótica.
Después de años de trabajo exhaustivo y arduo, su equipo de investigación estaba listo para realizar la primera prueba de funcionamiento de la máquina del tiempo.
El laboratorio estaba equipado con equipo de alta tecnología, superior a los instrumentos del primitivo siglo XXI de la humanidad: a su disposición espectrómetros de masa, microscopios electrónicos y una impresora 3D que humeaba mientras creaba componentes precisos para la máquina del tiempo.
Con todos los componentes listos, Senku y su equipo estaban preparados para desafiar los límites del tiempo mismo.
Senku se encontraba sentado frente a una pantalla de computadora, analizando los datos de simulación de la máquina del tiempo. Sus dedos se desplazaban rápidamente sobre el teclado, introduciendo ajustes finos en el código de programación.
—Almosta ready— se dijo a sí mismo, sonriendo satisfecho y emocionado, por lo que al fin se venía.
La máquina del tiempo era un proyecto ambicioso que requería una comprensión profunda de la física cuántica, la teoría de la relatividad y la ingeniería de precisión. Senku había pasado algunos años estudiando y experimentando con ayuda de Whyman y su equipo, y finalmente habían logrado crear un prototipo funcional.
El diseño de la máquina del tiempo se basaba en el concepto de "agujero de gusano", proposición por el físico teórico Kip Thorne. Senku había logrado crear un campo de distorsión espaciotemporal utilizando un dispositivo de alta energía que generaba un campo electromagnético intensísimo.
—Chrome, ¿estás listo para la prueba?
—Todo listo —respondió Chrome con una sonrisa que mostraba todos los dientes desde la sala de control.
Y justo en ese momento, Suika entró en el laboratorio con su smartphone en la mano.
—¡Chrome, hay una foto en línea de Kohaku besando a...!
El grito de Suika murió de a poco al llegar y notar que no solo estaba Chrome como creía y había escuchado que estaría. Senku también estaba en el lugar.
Senku alzó una ceja ante el comportamiento de la ya-no-tan-pequeña-Suika. Su cabeza había reaccionado casi automáticamente al escuchar ese nombre.
Se le detuvo el corazón por un momento. Kohaku, la mujer que no le dio más tiempo. La que había decidido salir de su vida.
Senku se quedó en silencio, mirando a una pasmada Suika de pie en medio del lugar de trabajo, a un buen par de metros de distancia.
Definitivamente, Suika había dicho Kohaku.
La mente del doctor Ishigami rápidamente comenzó a divagar, recordando momentos pasados con Kohaku. La sonrisa que siempre había iluminado su rostro, la forma en que su cabello rubio rebelde se alzaba de su coleta, la determinación en sus ojos zafiros. La forma en que su risa llenaba el aire, la manera en que su mirada podía hacer que Senku se sintiera vivo.
Tenía grabado a fuego en sus memorias la noche de completa entrega y... la agria mañana del día siguiente, la desalentadora conversación.
Kohaku se había ido.
Esa leona se había ido después de que él se encargara de demostrarle una vez más que todo estaba por encima de ella.
No dijo a donde, ni siquiera sabía si compartían aún el mismo continente. Ella se había encargado de que ninguno de sus amigos le revelara el lugar, ni algún indicio para llegar a ella, ni forma de contactarle.
Senku solo podía tener la idea de que era un lugar completamente alejado, y faltó de buenas redes de comunicación, y solo podía imaginarse que Ryusui era la persona que le había ayudado a "desaparecer".
Todos sus amigos se habían puesto de acuerdo en una cosa: el tema de Kohaku era tabú para ellos si Senku estaba presente. Todo lo que estaban dispuestos a revelarle era que "estaba bien y diez mil billones por ciento saludable".
3 años sin verla ni saber de ella realmente. Ni sus borracheras para caer en la casa de Chrome y Ruri ni en la mansión de Ryusui le sirvieron para que alguno de ellos le revelara su paradero.
Y ahora... un indicio.
¿Kohaku besando a... ? Un cachorrito debía ser. Sí, seguramente era eso. Lo importante era rastrear esa foto.
—Suika —La nombrada tembló como hoja en su lugar al escuchar que Senku le llamaba. Con movimientos mecánicos viró mejor su cuerpo hacia Senku.—¿Qué acabas de decir?
—Se-Senku, no...—¿Y ahora qué le diría? ¡Suika no mentía! Pero era Kohaku. ¿Cómo protegía a la persona más importante para ella de la segunda persona más importante en su vida?
—Muéstrame.
El tono de voz de Senku, fue el más serio que cualquiera de los 2 ex aldeanos hubiese escuchado jamás.
—Senku, no creo que Suika...—el castaño quiso intervenir, pero los ojos rojos clavados en él lograron hacerle dudar de sus palabras... ¡Bha! Se lo dijo a Kohaku cuando hizo su absurdo plan de irse. Esconderse de Senku no iba a durarle mucho tiempo, sobre todo porque Suika era tan mala mentirosa como él.
—Suika, si hay una foto, podré encontrarla, aunque puedan eliminarla —con la tecnología que poseía, era juego de niños—. En cualquier forma, en unos minutos sabré dónde se encuentra, Kohaku... Así que solo me ahorrarías algo de tiempo.
Suika enterró los dientes en su labio inferior. Solo esperaba que Kohaku no se enfadara con ella, pero lo que decía Senku era cierto. Él tendría la información tarde o temprano, y ya sea que ella le mostrara la foto o no, sería más temprano que tarde.
Con pasos cortos y la cabeza gacha se acercó a Senku hasta mostrarle la pantalla de su smartphone donde se veía en una imagen de excelente resolución a una rubia recibiendo un beso de un hombre de cabellos cortos grisáceos. La foto parecía haber sido tomada desde un mal ángulo; definitivamente, los protagonistas de ese momento no esperaban ser fotografiados en ese instante.
El Ishigami quedó estático observando a la pantalla; no se movía ni un cabello. Eso era...
Suika y Chrome se aproximaron más a Senku, ambos preocupados por el silencio y falta de movimiento de su colega.
—Ne, Senku. ¿Estás bien?—dijo Chrome dándole una palmada en el hombro.
—¿Tú sabías de esto?
Esa pregunta casi ladrada fue para el cienticero.
Y Chrome no pudo más que sacar el aire pesadamente de sus pulmones. —No.— Senku le miró con algo de escepticismo, pero al final, confiando en él, era Chrome e incluso era la única persona que desconocía la ubicación de Kohaku. —Ruri solo mencionó que, después de Tsukasa y Minami, él se quedó para seguir haciéndole compañía unos días.
Senku chasqueó la lengua. ¿Compañía? ¡¿Compañía?! ¡Compañía sus pelotas!
—Ko-Kohaku no nos ha mencionado esto. No debe ser im-importante...—¿Y ahora porque tartamudeaba? Seguramente se debía al estado de Senku, con los puños fuertemente apretados y apretando la mandíbula notoriamente.
Y entonces, un silencio que pareció eterno inundó el laboratorio después de lo último dicho por Suika. Completamente callado, como si además de Suika y Chrome, los equipos de alta tecnología que los rodeaban también estuvieran esperando una reacción.
Y finalmente Senku habló:
—Chrome, ¿qué hora es?
—Son las 10:45, Senku —respondió Chrome, mirando el reloj en la pared. Apenas atinando a responder, sorprendido por la repentina pregunta y cambio de actitud.
Senku miró el reloj y luego su prototipo. Todo el equipo de científicos, ingenieros y físicos involucrados se presentarían en menos de 24 horas para la prueba de funcionamiento. El culmen de años de trabajo de muchos involucrados, muchos de ellos preparándose para volar en un avión y presentarse en el laboratorio...
Tanto tiempo, tanto dinero, tanto trabajo duro y esfuerzo...
—No tengo tiempo para esto, Kohaku —le había dicho aquella vez, sin mirarla a los ojos.
Pero ahora, con esa imagen en mente, y después del tiempo sin tenerle, algo cambió dentro de él. Una sensación de vacío, de pérdida... de oportunidad perdida.
De nuevo sin cruzar una palabra por un momento, siguió rememorando la conversación que había cambiado todo. Kohaku viniendo a él, solo buscando una respuesta, y él solo respondió haciéndole creer que no era importante...
—Chrome, cancela la prueba de la máquina del tiempo —dijo de repente, su voz firme.
Hace 3 años ella había venido a él, después de mucho tiempo en incertidumbre y espera, buscando una respuesta clara sobre su relación. Le había dicho que tenía la propuesta de una cita con otro hombre y que su corazón le pedía negarse... pero después esa idea se transformó; decidió confrontarse con Senku y hablar sobre posibilidades, esperando que la detuviera.
—No tengo tiempo para esto, Kohaku.
No la detuvo; le hizo creer que su trabajo era lo más importante, con el trasfondo en su subconsciente, de que ella podía seguir esperando un poco más, siempre un poco más. Su aliada más leal, la que incluso daba la vida por él, como si no tuviera un límite.
Chrome se quedó atónito, su boca abierta en sorpresa.
—¿Qué? ¡Senku, no puedes estar hablando en serio! —exclamó—. ¡Después de todo el tiempo y trabajo que hemos invertido! La prueba es crucial. ¡Todos están en camino justo ahora!
—No puedo hacer esto sin Kohaku. —respondió Senku.
—Senku... —la voz de Suika salió apenas como un susurro incrédulo. Eso que Senku decía... Quizá no era el enorme error que pensó exponer la foto a Senku. —¿Vas a ir a por ella?
Senku se levantó de su silla, su mirada intensa.
—Tengo que hacerlo, no voy a perder a esa Leona.
Debía resolverlo. Senku no era un hombre que se dejara llevar por la nostalgia. Era un científico, un problema-solutor, un visionario. Y en ese momento, tenía un problema que resolver.
—Senku, no puedes irrumpir en su vida esperando que te acepte y ya.—dijo recordando a la llorosa y llena de sonrisas forzadas Kohaku que se fue—. Kohaku parece estar por ser feliz —habló el cienticero refiriéndose a la foto.
Senku chasqueo la lengua ¿Feliz? ¿Estar por ser feliz?
—Eso es exactamente lo que voy a hacer —dijo—. Ir a por esa Leona y hacerle entender que solo puede ser feliz a mi lado.
Chrome parpadeó muchas veces perplejo, y Suika dejó caer su mandíbula.
Senku ya había tomado su decisión.
Estaba posponiendo años de trabajo con tal de encontrar a Kohaku... y al final, después de todo lo ridículo que eso parecía, Suika y Chrome intercambiaron una mirada que primero fue de angustia y después de volver a procesar lo dicho por Senku fue de emoción... ¿Esos dos al fin estarían juntos?
—¡Buena suerte, Senku!—exclamó Suika saltando emocionada, ahora animada y emocionada por lo que había escuchado.
Chrome dejó caer su cabeza hasta que su barbilla tocó su pecho; derrotado, era pésimo convenciendo a las personas, aunque en esta ocasión se alegraba de eso. Nunca estuvo de acuerdo en que Kohaku se fuera. —Voy a ser un traidor... ¡Qué malote, ve por la gorila! —alzó la cabeza de sopetón y levantó un puño al aire animando a su ahora colega.
—Te encargo el resto, Chrome —dijo, sonriendo de lado—. Voy a hacer un viaje.
El destino: un solo objetivo, su leona...
Y partirle la cara a ese idiota.
Después de todo, estaba diez billones por ciento seguro de que esa leona siempre sería de él.
No sé qué es esto, solo sé que yo tenía ganas de ver a Senku con el miedo de perderla, y de que dejara de dar por hecho a la leona. Bien raro, pero pudiera continuarse esto...
pdta: El Senku de este pequeño fic es un Senku madurote
Saludos!
