ADVERTENCIA: Tortura, Referencias sexuales, Relatos de abuso, Muerte de uno/varios personaje(s).
OOO
Por desgracia para ti...
...conozco su debilidad.
OOO
-¡Sakura! - Izumi irrumpió en su alcoba, llorando y jadeando al mismo tiempo.
-¡¿Qué pasa?! - interrogó preocupada, acercándose a ella junto con Sasori.
-¡I-Itachi...! - gritó asustada, llevándose una mano a su pecho. - ¡E-Estábamos tomando té en el comedor y colapsó de pronto!
-¡S-Señorita...! - en eso, llegaron tres muchachos, respirando agitados por la falta de aire. - ¡Kensuke y Takeshi dicen que Sasuke desapareció!
Al escucharlos, la pelirrosa se marchó con ellos, pidiéndole a Sasori que fuera con Izumi. Él asintió, llevando a la mujer en sus brazos hasta que llegaron al comedor.
Itachi estaba tirado en la alfombra, auxiliado por dos chicos que entraron por los primeros gritos de Izumi. El pelirrojo les pidió que se apartaran y comenzó a revisarlo.
-¿E-Estará bien, lord Sasori? - cuestionó uno de los muchachos, tragando saliva.
A su derecha, Izumi sollozaba y temblaba. Entonces, la vista del pelirrojo se dirigió a la mesa.
-Pásame la taza que bebió. - le dijo a la dama, quién se movió rápidamente para darle el objeto. Llevándolo a su nariz, ensanchó sus ojos color café ceniza. - Veneno de Higanbana.
-¡D-Dios mío! - bramó uno de los chicos.
-¿Quién haría algo así? - preguntó el otro, aterrado.
Permaneciendo en silencio, Sasori sacó de su túnica gris oscuro una jeringa. La clavó en el brazo derecho de Itachi y empujó el émbolo con sus dedos, cuidando que cada parte del antídoto se introdujera de forma adecuada a su cuerpo. A los pocos segundos, el mayordomo despertó, aliviando los corazones de los muchachos y haciendo llorar más a Izumi.
-¿Q-Qué...? - trató de preguntar, siendo interrumpido por una tos.
-Llévenlo a su cuarto. - le ordenó Sasori a los menores. - Mañana por la mañana estará mejor.
-¡Muchas gracias! - exclamó Izumi, abrazándolo agradecida y llorando más fuerte. - ¡No sé qué haría si Itachi ya no estuviera conmigo!
Sasori la vio con comprensión, imaginando a cierta pelirrosa llena de sangre, arrodillada junto a un cadáver.
-¿Así te sentiste cuando perdiste a tu amado, Sakura?
-Lord Sasori... - lo llamó Itachi, apoyado en los hombros de los chicos. - tiene que darle... un mensaje de mi parte a la señorita...
El pelirrojo se acercó más a él para escucharlo. En cuanto pronunció la última palabra, frunció el ceño y fue a buscar a Sakura.
OOO
Sasuke soñó de nuevo con aquella doncella que lo llamaba con dulzura, disfrutando de sus caricias, sus besos y la calidez de sus cuerpos, siendo uno.
Apenas podía verla, pero estaba seguro de que aquel brillo inocente que desprendían sus ojos le pertenecía a Sakura.
Escuchando su voz por última vez, recobró el conocimiento, sintiendo su cuerpo engarrotado... y un par de grilletes en sus muñecas.
Atónito, levantó la vista. Sus brazos colgaban de un techo de ladrillos que nunca antes había visto. Le aterró verlo porque se asemejaba al del calabozo del refugio de los carniceros.
Bajó la cabeza. Tal y como la vez en la que fue castigado en ese lugar, sus pies estaban levantados de puntitas, dificultando su equilibrio sobre el suelo. Además, se hallaba desnudo.
De repente, escuchó como la puerta de aquel espacio se cerraba, dejando salir de la oscuridad a la persona que lo capturó.
-¿O-Osamu?
El aludido, ensanchando más la sonrisa que tenía, sacó de su espalda un látigo y lo golpeó en el pecho, cortándolo profundamente. El joven gruñó. Agachó la mirada, pero no se atrevió a gritar, comprobando por las malas que su mano izquierda ya no tenía sus respectivas vendas. Todo el tiempo fingió estar lastimado.
-Ahora entiendo porque fuiste tan solicitado por los clientes. – dijo divertido, asustándolo más con su risa.
-¿Quién eres?
Como respuesta, Osamu volvió a mover el látigo, haciéndole otro corte profundo. Esta vez, en su pierna izquierda. Sasuke se quejó de nuevo, pero no gritó, levantando su cabeza hacia el techo.
-Soy un sabueso de los carniceros. – respondió el muchacho, relamiéndose los labios y parpadeando para mostrarle sus inmensos ojos carmesí.
Era un monstruo.
-Un humilde sirviente que se dedica a terminar con trabajos inconclusos. – moviendo el látigo, lanzó un fuerte sonido contra el suelo de ladrillos, estremeciendo a Sasuke. - ¡Tú y todos los chicos salvados por la reina Sakura Uchiha, son esos trabajos!
Rio y levantó tres veces el látigo, hiriendo el hombro izquierdo, el pecho y el brazo derecho del joven. Este se retorció de dolor, pero no gritó, aferrándose con fuerza a las cadenas que lo sujetaban.
-¡Grita, Sasuke! – ordenó Osamu, carcajeándose con gozo. - ¡Si lo haces, tal vez desista de mis planes de violar a la señorita! – relamiéndose los labios, empezó a caminar a su alrededor, haciéndole cortadas nuevas en todo su cuerpo. - ¡Me excita pensar en la suavidad de su piel, el olor de su cabello...! – jadeó y se llevó su mano libre a su entrepierna, dándose placer a si mismo. - ¡...la sinfonía de su voz suplicando que me detenga!
-No... Osamu... - musitó Sasuke, despertándolo de sus pensamientos y dejándolo atónito. - ...a mí hazme lo que quieras... - volteó su mirada hacia él. Sus ojos negros lo miraban con una intensa furia que no había visto jamás. - ¡¡Pero no permitiré que toques a Sakura!!
Osamu sonrió y bufó.
-¿Lo que... quiera?
Chocó de nuevo el látigo para asustarlo. Ahora no lo consiguió. Ya había recibido demasiadas heridas como para que le importara algo así. Osamu lo vio como un depredador a su presa. Tiró el látigo en el piso y se acercó lentamente a él. Gracias a las cadenas, su diferencia de altura era de una cabeza.
-Si no puedo hacer que grites de dolor. – dijo con frialdad, pasando las yemas de sus dedos sobre algunos de los cortes en su pecho.
Sasuke gruñó. Agachó la cabeza y cerró con fuerza los ojos.
-Entonces... - su acompañante se acercó a su oído izquierdo. - haré que grites de placer.
El joven abrió los ojos como platos, viendo como una luz blanca aparecía entre ellos, arrojando a Osamu a la pared de ladrillos; al lado izquierdo de la puerta de madera. Riendo a carcajadas, se apresuró en sentarse.
-¡Por eso la señorita Ichigo no pudo tocarte! ¡Tienes una marca de protección! – aplaudió y se incorporó. - Por desgracia para ti... - cambiando su expresión; tornándose más diabólica, sacó un frasco de sus ropas. - conozco su debilidad.
Sasuke lo vio atónito.
-Lo recuerdas, ¿Verdad?
Acortando de nuevo su distancia con él, retiró la tapa del frasco y se lo extendió para que lo oliera. Su aroma penetrante lo devolvió al día en el que aquél carnicero fornido quiso matarlo.
Osamu lanzó carcajadas estruendosas al verlo temblar. Y más, cuando le lanzó un par de gotas en las heridas de su pecho, retorciéndolo de dolor.
-Vincent-sama me lo dio la noche del banquete. Y cuando me escapé de la cocina para volver a verlo, supe que tenía que hacerte sufrir por la humillación que recibió de la señorita Sakura.
-Maldito... - murmuró enfurecido.
Osamu le sacó la lengua.
-Yo robé el afrodisiaco y puse unas gotas en el té de manzanilla que Kensuke hizo para ti. - confesó, restándole importancia.- Esperaba que eso fuera suficiente para que todos te odiaran y te dejaran solo, pensando que te aprovechaste de la señorita... pero, en lugar de eso, ella nos reunió a todos en el comedor y nos advirtió sobre el afrodisiaco, asegurándonos que ya tenía listo un antídoto, en caso de que sufriéramos por sus efectos. No volví a usarlo desde entonces. Sobre todo con el lobo guardián de la reina, vigilándonos a todos.
-¿Lobo guardián?
-Itachi. - aclaró, resentido. - Vincent-sama ya me había advertido que se trataba de un oponente difícil. Nunca te dejaba solo, y cuando nos veía hacer algo sospechoso, como acomodar frascos en un lugar diferente, nos interrogaba en el acto. Por eso...
Sonrió y empezó a reír de nuevo. Sasuke lo vio horrorizado.
-¿Qué hiciste?
En lugar de responder, Osamu se rio más fuerte.
-¡¿Qué demonios hiciste?!
Sin dejar de carcajearse, el chico le arrojó el contenido del frasco en los hombros, consiguiendo, finalmente, que gritara de dolor.
-Para los monstruos, el veneno de Higanbana es como una simple reacción alérgica. - explicó, lanzando más hacia sus piernas.
Sasuke volvió a gritar, agachando la cabeza y apretando los dientes con fuerza.
-Pero, para los humanos, en especial para los que tienen heridas abiertas en la piel, es como un ácido. Mientras yo no te toque directamente, tu marca de protección no servirá.
-¡¡Bastardo!! - gritó con ira, mordiendo la mano con la que sostenía el frasco.
Osamu sonrió más.
-¡¡Así me gusta!! - exclamó emocionado. - ¡¡Que sigas luchando para que tu caída sea más dolorosa!!
Entre más fuerza aplicaba a su mordida, más estruendosas se volvían sus carcajadas. En eso, la puerta del calabozo se desplomó. Y antes de que el muchacho pálido pudiera siquiera voltear, las cadenas que sostenían a su prisionero se convirtieron en gruesas y puntiagudas dagas de metal, clavándose en diferentes partes de su cuerpo, evitando sus puntos vitales y haciéndolo caer.
-¡¡Sasuke!! – gritó Sakura aterrada, abriéndose camino en la cortina de polvo y esquivando el charco de veneno de Higanbana que mojaba los ladrillos y sus grietas.
El aludido cayó. Pero la pelirrosa lo tomó en sus brazos, agachándose con él.
-Tranquilo, todo estará bien.
-¿De verdad? - cuestionó Osamu, riendo entre dientes y rompiendo las dagas.
Sakura volteó hacia él, observando atónita como se inclinaba hacia adelante para ponerse de pie, sonriéndole con lujuria.
-Un muñeco. - musitó, frunciendo el ceño. - Entonces, los rumores de que los sabuesos son muertos resucitados...
-Si, señorita. Son ciertos. - confirmó, inexpresivo. - En mi vida pasada, fuí el hijo de un hombre humano y una mujer monstruo. Éramos pobres. Pero mi padre encontró una solución rápida: venderme al refugio de los carniceros por mi belleza. - bufó al notar el desconcierto de la dama. - Claro que mi madre no estaba de acuerdo, haciendo todo lo posible para que yo escapara. Pero mi padre perforó su corazón con un cuchillo maldecido y murió. Tenía 10 años. Al principio, ayudaba a los carniceros con la limpieza de las celdas y las habitaciones. Sin embargo, al cumplir 14, me convirtieron en mercancía y me lanzaron a los brazos del primer hombre que me violó. Su cabello era tan negro como el de Sasuke.
-Por eso lo torturó en lugar de llevárselo. - concluyó Sakura, abrazándolo con más fuerza.
-Pasé dos años soportando humillaciones y maltratos. - hizo una pausa, convirtiendo su voz en un susurro desolado. - Hasta que, un día... me mató.
Sus ojos chocaron. Los de ella reflejaban asombro, los de él estaban vacíos.
-Después, desperté en la oscuridad. Vincent-sama estaba a mi lado y me explicó, que a los chicos que morían en manos de los clientes, los revivían con títeres de madera y les daban la tarea de localizar y ejecutar, a los prisioneros que escapan del refugio. - sus ojos se dirigieron a Sasuke, apoyando su cabeza en el hombro derecho de la pelirrosa. - En su caso, tengo que llevarlo al castillo de Tsukuyomi para que Toneri-sama decida su destino. - parpadeó, devolviendo su atención a Sakura. - A menos... que me entregue su cuerpo, majestad.
Sakura lo vio con frialdad, mostrándole un peligroso brillo en sus ojos que lo asustó. Sasuke, removiéndose, abrió un poco los suyos, presenciando como Osamu temblaba y jadeaba con pánico.
-¡¡BASTAAAA!! - bramó desesperado, reviviendo sus recuerdos más desagradables con su padre y con aquel hombre del refugio. - ¡¡PARE, POR FAVOR, SEÑORITA!! ¡¡HARÉ LO QUE QUIERA, LO JURO!! ¡¡¡LO JURO!!!
Sin dejar de mirarlo, Sakura lloró lágrimas de sangre, envolviendo su cuerpo en brillantes llamas rosas que lo hicieron chillar más fuerte.
-Arde en el infierno, escoria. - sentenció, cerrando los ojos antes de desmayarse junto a Sasuke.
Fin del capítulo.
Mis agradecimientos más especiales para mariaclaralr1 por haber dejado un comentario en el capítulo anterior. Muchas, muchas gracias!! Me emociona ver lo entusiasmada que estás con mi historia!! TwT
Queridos lectores, espero el capi de esta ocasión les haya gustado!! Agradezco mucho su paciencia y su presencia en cada actualización!! (Descubriendo la historia o poniéndose al corriente). Cuídense mucho!
