N/A: Después de trabajar tanto tiempo en este proyecto, ¡finalmente esta aquí!, estoy bastante feliz por como esta desarrollándose esta historia. Disfruten ;)
Una perrita rubia caminaba por los pasillos de la tienda de Nook mientras hacía las compras para este mes.
Mientras ponía sus cosas en su carrito de compras, cantaba una melodía casi inaudible para nadie a excepción de sí misma; el supermercado se encontraba vacío a excepción de ella y unos pocos vecinos que habían decidido madrugar aquella mañana.
— "I'm super shy, super shy, but wait a minute while i make you mine, make you mine ~ "
Cantaba en voz baja mientras empujaba su carrito por aquel corredor, su cola se movía levemente gracias a la paz que sentía.
No había un elemento que faltara o sobrara en su lista, tenía todo fríamente calculado para las siguientes semanas, ya que en pocos días comenzaría su etapa de celo y debía estar lista para poder pasarla de la manera más cómoda posible.
Repasó mentalmente lo que necesitaba para este periodo, todo parecía estar listo y en orden a excepción de una sola cosa.
Canela retrocedió de vuelta en el pasillo de higiene buscando con la mirada eso que faltaba en su carrito y al no encontrarlo su sonrisa se desvaneció.
Revisó una vez más para comprobar si estaba en lo correcto y efectivamente, el estante en el que normalmente estarían los supresores de celo se encontraba completamente vacío.
— "E-Esto debe ser una broma"
Dijo para sí misma, sin percatarse de que estaba hablando en voz alta.
Esto no podía estar pasando, ¡tenía trabajo que hacer!, no podía faltar 2 semanas al trabajo así cómo así, ¿¡Que pensaría el alcalde?!, ¿¡Que pensarían todos?!, Que pensaría…
Comenzó a hiperventilarse justo allí, intentando controlar su nerviosismo, pero para su desgracia no estaba funcionando.
Nendo y Tendo, quienes pasaban por el pasillo observaron su estado actual y decidieron acercarse para preguntar qué estaba sucediendo.
— "¿Sucede algo?... algo?"— Pregunto Nendo, seguido de Tendo quien repitió su frase en voz baja.
— "¿Uh?!"
La secretaria se sobresaltó al notar su presencia y negó con la cabeza.
—"¡N-Nada importante!... uhm…"
Era obvio que este era un tema vergonzoso para ella, pero aún con toda la vergüenza que sentía, valga la redundancia, soltó un suspiro y se atrevió a hablar.
— "Disculpen, ¿ustedes saben cuándo llegarán los supresores a la tienda?"
Canela dijo con un sonrojo en sus mejillas provocado por la pena que sentía de tan solo mencionar algo referente a ese tema.
Los gemelos se miraron el uno al otro sin saber cómo responder esa pregunta.
— "El camión que los traía se perdió hace unas semanas, ¡no sabemos cuándo llegarán!... llegarán."
Su sangre se heló al escuchar esto último, sus nervios subieron aún más provocando que su ritmo cardíaco aumentara en ese mismo momento, sin saber qué haría con este "asunto", bajó la mirada hacia el suelo intentando ocultar su nerviosismo.
— "O-Oh bueno... Lo entiendo..."
Rápidamente se dirigió a la caja registradora a pagar sus cosas y volver a su casa, prácticamente huyendo del lugar.
Todo rastro de emoción que sentía por tan esperado día fue reemplazado por una expresión de puro terror.
Se encontraba en su cama recostada, pensando (por no decir sobre pensando) su situación actual y cómo eso afectaría la visita del asesino de demonios a su hogar.
Normalmente se solían ver semanalmente cuando su horario se los permitía, y luego de observar meticulosamente el comportamiento del alcalde pudo deducir que este estaba ausente todos los viernes en la tarde.
Ese día escogieron para verse.
Solo faltaban 2 días para verse.
Pensar en eso solo hacía su corazón retumbar con más fuerza en su pecho.
Abrazó su almohada en busca de consuelo, de cualquier tipo, aún si en realidad solo se encontraba abrazando un objeto inanimado.
Sabía que lo que estaba pasando era un proceso natural por el que toda hembra de su tipo pasaba, sin embargo, no podía evitar sentirse sucia.
Y bajo su punto de vista él pensaría lo mismo de ella si supiera lo que estaba sintiendo.
Aún sino había sido su decisión, la culpa y la vergüenza la carcomía como nunca antes.
¿Si eso pensaba de sí misma qué pensaría él al enterarse?.
Tampoco es como si tuviera una forma en la que comunicarse con él en este momento.
Solo el imaginar su reacción la hacía sentir como si estrujasen su corazón.
Pero tampoco podía ignorar para siempre lo que su cuerpo le pedía, y por más que deseara ignorarlo, pensar en su amigo humano la hacía sentir más "ansiosa".
Y al encontrarse pensando ese tipo de cosas, está se sobresaltó involuntariamente, casi como un gato al que le habían pisado la cola.
"¡no, no, no, no, no, no, no!" — lanzó su almohada lejos con desesperación.
Pero al verla en el suelo, la recogió y volvió a colocarla en su cama, esta vez a su lado.
Se colocó en posición fetal y hundió su rostro en el espacio dejado por sus piernas.
No podía negar que admiraba mucho al Slayer, todo desde su apariencia hasta su personalidad la llamaba como un imán, no todos los días ves a alguien así llegar a un mundo tan tranquilo como al que Canela estaba acostumbrada a vivir, pero eso en vez de repelerla solo la atraía aún más a todo lo que tenga que ver con el.
A pesar de ser un lugar alegre y tranquilo, desde hace mucho tiempo que la isla dejó de sentirse como un hogar para ella.
No aguantaba la monotonía de su vida desde hace meses, después de tanto tiempo siendo asistente del alcalde se dio cuenta de que no hacía nada que, no fuera simplemente trabajar 24/7 en el ayuntamiento sin hacer mucho más, y eso solo alimentaba sus pensamientos relacionados a que después de todo, no veía nada en ella que realmente la hiciera destacar del resto.
O al menos eso ella creía de si misma.
En contraste, el Slayer era todo lo que ni ella ni este mundo alguna vez tendrían, había escuchado que el había logrado destacarse incluso en su mundo.
¿En serio alguien así de especial había decidido tomarse el tiempo de hablar con ella?.
Abrazó su almohada con más fuerza, sintiendo como la culpa y la vergüenza la consumían.
Está era una de las incontables veces en las que se cuestionaba si sus sentimientos por el asesino de demonios eran puramente platónicos, estaba feliz simplemente con tenerlo a su lado aunque fuese una vez a la semana.
Aunque su mente y su corazón estuviesen en desacuerdo sobre lo que sentía su cuerpo no podía negarlo, lo quería, lo necesitaba y aún si quería convencerse a sí misma que estos sentimientos eran producto de sus circunstancias y de aquella situación que tanto la acomplejaba era imposible evitar que la humedad entre sus piernas aumentara solo con imaginar en la posibilidad de que el Slayer la "ayudara" con ese asunto.
Y pensarlo solo la hacía sentir más culpable.
Solo hundió su cara en su almohada, intentando ahogar la correncia que sentía; mientras sus mejillas se calentaban aún más pensando que es lo que el opinaría de supiera las ideas que recorrían su mente en ese momento, todas relacionadas con el.
Sintiendo como su cuerpo ardía ante la necesidad de alguien más, hundió su rostro aún más en su almohada, por más que intentara controlarlo, los síntomas de su celo aumentaban con el paso de los días y sabía que si no hacía algo al respecto este comenzaría a enfermarse y eso definitivamente sería mucho más molesto que un par de bragas mojadas.
"Tal vez debería cambiarme..."
Canela bajo la mirada hacia su entrepierna y se sonrojo, pensando en cómo estarían las cosas... allí abajo.
Su mano se aproximó tímidamente hacía el dobladillo de sus pantalones y aún con todo lo que experimentaba en ese momento lo levantó levemente para dar un vistazo a cómo se encontraba su punto más sensible.
Sintió sus mejillas calentarse aún más al ver cómo el blanco de la tela estaba levemente manchado por un líquido que ella conocía bien.
La vergüenza volvió a recorrerla una vez más al confirmar que sus sospechas eran correctas, su flor no había dejado de liberar ese néctar desde que su cuerpo había entrado en esta etapa.
La perrita soltó un pequeño chillido y rápidamente apartó la mirada de allí.
No pasó mucho tiempo antes de que la tentación de ver de manera más detallada lo que estaba pasando allí la hiciera volver a acercar su mano a sus pantalones.
Una vez más tomó el dobladillo de estos en sus manos, sin embargo, está vez decidió bajarlo un poquito más que la anterior.
Al menos lo suficiente para dejar sus muslos al descubierto.
Pero al cansarse de ello simplemente los retiró por completo.
Al bajar la mirada un poco más fue recibida por un par de bragas de color blanco adornadas por aquel liquido proveniente de su húmeda intimidad, causando que Canela, producto del nerviosismo apartara la mirada de allí.
"Doomy me odiaría si me viera así..."
La idea de que el asesino de demonios la viera en un momento cómo este se le hacía extrañamente atrayente.
Pero al hallarse pensando en ellos sacudió su cabeza de lado a lado, como si intentara expulsar aquellos pensamientos fuera de su mente.
"Doy asco..." Se quedó mirando el techo fijamente por unos segundos, tiempo en el que la sensación entre sus piernas se hizo aún más difícil de ignorar.
Soltó un gruñido y se levantó de la cama para dirigirse hacia su cajón de ropa interior en busca de un par de panties limpias.
Al encontrarlas camino de vuelta a la cama para cambiarse, al quitarse aquella prenda, la perrita simplemente se sentó sobre su almohada sin pensar en nada más, intentando ignorar la sensación creciente en su feminidad.
Pero para su mala suerte, la creciente sensibilidad en sus partes le dio una mala pasada, la simple acción de sentarse allí causó una reacción inesperada en su cuerpo al sentir como su intimidad rozaba levemente con la suave tela sobre la cual se encontraba descansando.
Justo su punto más sensible.
Y al notarlo, todo lo que Canela pudo hacer fue sonrojarse, sin mover un dedo allí.
No podía dejar que sus sentimientos la consumieran justo ahora que estaba pensando en su mejor amigo.
De nuevo, la imagen del Slayer volvió a su mente, pero en ese momento, toda su culpa pareció desaparecer en el momento en el que se movió un poco para experimentar con esa sensación.
Para su suerte o desgracia, aquello no fue suficiente para su cuerpo en un estado así de necesitado.
Sintió una especie de corriente eléctrica recorrer su cuerpo al sentir como su punto más sensible presionaba contra su almohada, haciendo que ésta soltara un pequeño suspiro.
Era como si su mente hubiese quedado en blanco en ese instante.
Pero al escuchar sus propios suspiros, Canela llevó sus manos a su boca para callarlos.
A pesar de lo que su consciencia le podría haber dicho en momentos anteriores, al encontrarse en un estado así de vulnerable, la perrita no pudo hacer nada más que continuar.
No había vuelta atrás.
Así que aún con toda la vergüenza que la había estado consumiendo, la rubia bajó la mirada hacía la almohada antes de levantarse de ella por un momento para separar las piernas un poco y apartar un poco del pelaje allí.
Y sin pensarlo ni un segundo más, Canela se impulso para comenzar a frotar su feminidad contra la suave tela de su almohada, aún callando sus gemidos con sus manos, como si con ellas también intentara callar sus sentimientos que tanto la avergonzaban.
Pero la humedad en sus zonas sensibles no mentía, amaba lo que estaba pasando y esto era justo lo que la perrita necesitaba en un momento cómo este.
Los gemidos de la perrita se hicieron aún más audibles mientras está continuaba frotándose contra su almohada, intentando de manera casi forzosa alejar a su mente de los pensamientos lujuriosos que habían estado invadiendo su mente en los momentos en los que su celo se hacía casi inaguantable.
En los momentos en los que en lo único en lo que podía pensar era en como dentro de sus fantasías, el responsable del placer que estaría sintiendo en este momento sería el Doom Slayer.
Era casi imposible imaginar que está era la misma mujer que hace pocos minutos solo pensaba en lo sucio que era sentirse atraída por un amigo cercano como lo era el antes mencionado.
Sin embargo allí estaba ella, dándose el placer que tan desesperadamente había anhelado desde hace días.
Todo mientras su mente intentaba alejarse sin éxito de la imagen de quién lograba despertar en ella deseos que hasta hace poco tiempo consideraba completamente ajenos a sí misma.
Pero entre más intentaba alejarlo, más vividas eran las imágenes que se colaban en su mente y con ellas aumentaba el placer que se esparcía por todo su cuerpo al auto-complacerse después de tanto tiempo sin ningún tipo de contacto con alguien más, sabía que quería esto, su cuerpo se lo estaba exigiendo de manera cada vez más obvia y no podía seguir ignorando todo lo qué su amigo humano despertaba en ella.
N/A (16/10/24): Este fanfic esta ahora disponible en AO3, tal vez le haga una traducción al ingles si no me da mucha flojera :P
