Sobreviviendo contigo.

Saint Seiya, marcas, eventos, etc., NO me pertenecen, no gano dinero haciendo esto, no es propaganda política ni el apoyo a los dioses Hypnos y Thanatos que quieren despertar a Hades usando leche y juguetes chillones.

Capítulo Uno. Borracho.

Domingo, 2:35 a.m.

Odiaba las salidas de Milo con sus amigos. O mejor dicho, odiaba cómo lo regresaban sus amigos, borracho hasta las chanclas.

-¡Camus! ¡Camus! -A tropezones, el rubio llegó hasta donde estaba sentado el francés, y se dejó caer en su regazo.- Camus, te llamé toda la noche... ¿Por qué no me respondiste?

Camus alzó una de sus cejas, lo que arrancó unas risitas de su pareja. En su celular no había nada, excepto el mensaje de Shaka que le avisaba que estaban por llegar.

-¿Puedo ver tu celular?

Los ojos de Milo se abrieron, juntó sus manos en un puñito y ocultó su cara con su cabello.

-¿Es que no confías en mí? -Y antes de que el galo dijera algo, Milo empezó a llorar y patalear en el suelo, cual niño berrinchudo.- ¡Es eso, no confías en mí!

-Milo... -Camus esperó a que su compañero se calmara un poco.- Confío en ti, sólo quiero ver a qué hora me llamaste.

-¡Ah, yo sabía que me querías! Yo también te quiero, ¿lo sabías?

Finalmente le pasó el celular, y al revisar las pestañas abiertas, descubrió que Milo marcó su número de móvil, repetidas veces, en la calculadora.

-¿Ves como si te llamé?

-Estaba un poco ocupado a esa hora, no volverá a pasar.

Mintió, pero era para facilitar el llevarlo a asearse y de ahí a la cama, o tendría una noche muy ruidosa, y no por darse amor.

-Fuimos a comer unos sándwiches de tocino y queso, estaban deliciosos, pero Afrodita y Shaka empezaron a quejarse, así que fuimos al bar. ¿Sabias que hay sándwiches de queso y tocino? Aioria agarró uno así de grande. -Milo hizo una seña para enfatizar el tamaño de la comida en cuestión.- Shaka le dijo que dormiría con el Naranjoso si se atrevía a morderlo y comérselo entero. ¿Sabías que tienen un gato? Se llama Naranjoso porque es naranja.

-Sí a todo, Milo. Anda, vayamos a la cama.

-Yo también te quiero, mon amour. ¿Por qué no me hablas en francés?

Esa noche iba a ser muy larga.

Domingo, 7:16 a.m.

La mañana sorprendió a Camus recostado en el suelo, ya que Milo dormía como si fuera jugador de fútbol en final de Copa del Mundo cada vez que tomaba de más, y la experiencia le había enseñado a saber cuándo dejar solo en la cama a su querido pero inquieto escorpio.

El aludido dormía como quien nada le debe al mundo, con una sonrisa tierna y una expresión de paz que era digna de un retrato. Camus le dio un beso ligero en la sien, recogió su almohada y la sábana que usó para cubrirse, y se dispuso a tomar un baño, que tuvo que limpiar, para después preparar el desayuno.

Escuchó que su móvil empezó a vibrar, cuando se hubo aseado Camus revisó la pantalla, descubriendo que se trataba de un mensaje de Mu, uno de sus amigos.

"Sentimos lo de anoche"

De no ser porque necesitaba el celular para trabajar y comunicarse, Camus lo habría lanzado al cubo de basura.

"Buenos días. No importa. Gracias por traerlo."

No hubo respuesta al mensaje, y Camus agradeció por eso. Seguía sin entender cómo Mu se había vuelto amigo de los amigos de Milo en tiempo récord, al punto de volverse más cercano a ellos de lo que era con él, pero todo tenía una explicación simple, Milo.

Ni siquiera iban a la misma escuela, pero siempre coincidía con el griego. Fuera en tiendas, en librerías, en algún evento, parecían destinados a cruzar sus caminos.

Un día Milo sencillamente se le acercó sonriendo.

-Hola.

Y de ahí, fue como el meme de los introvertidos adoptados por extrovertidos. A los demás no pareció importarles, incluso hicieron un par de bromas divertidas, pero ellos no eran los mejores para exponerlas. Fue cuestión de tiempo para que Camus les presentara a su círculo de amigos, y una cosa llevó a la otra. Formaban un grupo muy diverso, pero congeniaban.

Su relación con Milo también se dio a raíz de una borrachera. Pero no era Milo el ebrio, sino él.

Había tenido problemas con un viejo amigo de la infancia, y las cosas se complicaron cuando fue de visita a la ciudad. Sus amigos en común de inmediato vieron que Surt era una bandera roja andante, y hasta Shura y Saga se ofrecieron a "intervenir" en caso de que las cosas se fueran al Sur.

Pero Milo había sido el más afectado con la conducta del "amigo" de Camus, en especial cuando trató de besarlo bajo la excusa de "ayudarlo" a ponerse de pie, después de haber usado todos los trucos del libro más antiguo del mundo para embriagar al francés.

Camus no recuerda mucho de lo que pasó, excepto que les negaron a todos la entrada a ese bar después de una pelea donde volaron golpes, botellas y hasta una pierna protésica. Surt rompió la amistad con el francés antes de largarse, y Milo llevó a Camus a su departamento.

-¿Cómo puedes ser amigo de ese tipo tan desagradable?

-Conozco a Surt desde que éramos niños. No es tan desagradable. Irritante tal vez.

-¿Que no lo es? A Mu no le agrada, y Mu es el niño bueno del grupo.

-Mu tiene su carácter, no te fíes de su candidez, te puede romper la cara si lo haces enojar.

El griego no había notado que su amigo estaba hablando más de la cuenta. A causa del alcohol, claro, pero era porque el rubio estaba acostumbrado a sus ruidosos y conversadores amigos.

-Saga es más noble de lo que parece, y le gusta tu amigo Aioros, pero no quiere que nadie lo sepa hasta que se sienta libre para declarársele. Y a Shura también le gusta Aioros, pero no se mete con él porque Saga lo admitió primero. Son muy buenos amigos.

Sólo en ese momento Milo le prestó atención al francés, y sonriendo, empezó a tantear las aguas.

-¿Qué te parece mi amigo Afrodita? Aparte de lo presumido y vanidoso, y cuando entra en modo Diva, claro.

-Afrodita es muy listo y observador, pero no da una para las relaciones. ¿Verdad?

-Tienes razón, pelirrojo, le va mal en el amor.

-Y tu otro amigo, Enzo, Ezio, Celso...

-Enzo, aunque su alias en redes sociales es Deathmask. ¿Qué con mi amigo de Italia? ¿Te gusta?

-No, tú me gustas, pero no le digas a Milo...

De ahí, Camus no puede recordar qué más hablaron. Sólo recuerda que a la mañana siguiente tenía una resaca tremenda y Milo presumía en todas sus redes sociales su relación.

Domingo, 10:57 a.m.

El aroma a café hervido despertó al griego, quien sostuvo su cabeza pensando que le estallaría en cualquier momento.

-Buenos días. -Saludó Camus desde la puerta con un vaso lleno de agua fresca y un par de tabletas.- Quizá no deberías comer tanto cuando vayas a beber con tus amigos. Tuve que lavar el baño para usarlo.

-Camusito... -Milo tomó las tabletas y bebió el contenido del vaso con gran velocidad, tosiendo un poco por ello.- ¿Qué día es hoy?

-Domingo, son casi las 11 de la mañana, si, ya desayuné, no, nadie te ha llamado, si, estoy preparando jamón frito y huevos, tendrás hambre y no querrás comer avena o cosas demasiado suaves. También preparé café, lo necesitas.

Milo apoyó si rubia cabeza en el pecho de su pareja, sonriendo como un niño al que le han preparado su comida favorita.

-¿Cómo es que terminé contigo?

-Me agarraste ebrio, eso pasó.

El de rubia melena echó a reír ante las ocurrencias del pelirrojo, y una vez que se sintió mejor, se aseó para acompañar al francés a almorzar.

-Te juro que...

-...no volverás a tomar tanto, siempre repites lo mismo. Debería decirle un par de cosas a Aioria, de seguro él empezó con esas tonterías de concurso de bebidas o apuestas.

-Tengo que admitirlo. -Milo mordió un trozo de jamón, mirando a Camus de forma divertida.- Nos conoces mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos.

Camus dio una probada a su café, omitiendo responder que no había mucho de aprender de ellos, cuando se trataba de conductas rutinarias.

-Estoy pensando en aceptar la propuesta de la Familia Solo.

-¿De trabajar de asistente de ese tipo, Sorrento ? -Al ver a Camus asentir, Milo rascó su cabeza algo consternado.- Eso requiere la paciencia de un santo, ¿no?

-Estuve revisando el contrato que me proporcionaron y le pedí consejo a Shura y Saga, la paga es razonable y las horas de trabajo no son demasiadas en realidad, aunque debo estar disponible.

Camus se detuvo al ver el gesto que se marcara en la cara de su pareja.

-¿Disponible?

-Y voy a necesitar que te moderes en tus salidas. No tengo nada en contra de que bebas y salgas con Aioria y los demás, pero si tomaré un trabajo en el que la apariencia es clave, necesito alguien en quien apoyarme. Y no puedo apoyarme en ti si debo cuidarte hasta que se te pase la resaca.

-Ahora me estás regañando, Camus.

-Hablo en serio, Milo. -Camus se terminó su café, pero volvió a serenar sus expresiones.- Tampoco es como si fuera a empezar mañana. Debo tener al menos un par de entrevistas...

A Milo le pareció que esa charla sería eterna.

Viernes 9:35 p.m.

La rutina de Milo y Camus se sorteaba por las salidas al trabajo, reunirse con compañeros y amigos, ir de compras y aventurarse a intentar cosas distintas, al menos una vez por semana.

Y debido a una de esas aventuras, que terminó en un par de tatuajes, Camus no obtuvo el trabajo de asistente, y Milo salió a beber con sus amigos, pues el francés estuvo más callado que de costumbre desde la entrevista.

-Es mi culpa, yo le insistí que se lo hiciera.

Aioria le dio un par de palmadas a su amigo a modo de consuelo, mientras Mu y Shaka discutían sobre el final de una serie de karate y artes marciales mixtas, dándose pequeños manotazos de vez en cuando.

-Tú no lo obligaste a hacerse un tatuaje, además, ¿No te parece muy... Pedante, exigir no tener algo que muchos se hacen incluso antes de los 18 años, con y sin permiso?

-Los pedantes de la compañía Solo. -Milo apresuró el contenido del vaso e hizo una seña al cantinero.- Ahora Camus no podrá conseguir empleo ni como repartidor de comida rápida.

-Dime que no renunció a su trabajo.

-No, claro que no. Pero estaba considerando mucho el trabajar para los Solo. -Los gestos de Milo pasaron de la angustia a la rabia.- Incluso ese tipo, Sorrento, estaba siendo muy amable con Camus. -Milo le arrebató la botella de whisky al cantinero, quien sólo se encogió de hombros.- Demasiado amable. "¿Y eres soltero, Camus?" "¿Vives solo?" "¿Te gusta el ski acuático?" ¡Se atrevió a insinuarse a mí Camusito, como si yo estuviera pintado en la pared!

Milo apresuró el contenido de la botella, como si se tratara de agua, y Afrodita no pudo permanecer un segundo más en silencio.

-¿Acompañaste a Camus a la entrevista?

-No, estábamos buscando algo bueno para pasar la tarde, yo quería un concierto de música alternativa y Camus una ópera, y lo topamos. Maldito riquillo pomposo...

El contenido de la botella desapareció en segundos.

Viernes, 10:30 p.m.

-Entiendo. Mandaré mi currículum en formato digital y me presentaré a las 7:00 a.m. el lunes. Le agradezco su confianza.

Había fallado en conseguir el trabajo de asistente para los Solo, pero quiso la fortuna que uno de los socios comerciales más fuertes y estables de los Solo, los Kido, fueran testigos de la entrevista y consideraron una verdadera pérdida no aprovechar el talento de una persona joven con buenas referencias.

Camus ya podía estar un poco más tranquilo. Aún no era seguro, pero era mejor que pensar en alternativas de trabajo inmediatas en el caso de un despido por recorte masivo de personal de la empresa en la que laboraba actualmente.

Ahora, su preocupación inmediata era su pareja, quien estaba más inquieto y compungido que de costumbre, y que para variar, salió a beber con sus amigos.

Convencido de que sería otra noche larga, Camus tomó un libro y se dispuso a continuar una novela policiaca de un famoso autor contemporáneo, apenas avanzó unas cuantas páginas cuando escuchó a Milo entrando de manera estrepitosa al departamento.

-¡Camus! -Milo abrazó por detrás al pelirrojo, quien no se inmutó ni se sorprendió.- ¿Ya te dije que estás bien hermoso? Si tuviéramos hijos, tendrían tu rostro y mi cabello. Así.

Acto seguido, el rubio dejó caer su cabello sobre el francés, sobre poniéndolo sobre el lacio cabello rojo.

Camus tomó un marca páginas y cerró el libro, se quitó con suavidad a Milo de encima, y rodeó el sillón para sostenerlo.

-Muy bien, te llevaré a la cama, pero no sin antes decirle un par de cosas a Aioria por hacerte beber como cosaco.

-¿Los que bailan? ¡Vamos a bailar, Camusito!

Si, esa iba a ser otra noche muy larga.

Fin del primer oneshot.

Espero que les haya gustado, y pido una disculpa a las personas que resulten ofendidas por el contenido aquí expuesto. Naranjoso es un apodo que le puse a Aioria, pero para estos oneshots le di un gato naranja como mascota, espero que les agrade.