Capítulo 2: El Entrenamiento del Ki y los Secretos de la Magia

Nana Heeler le pidió a su hija Beiley que la ayudara a organizar todo mientras Bob y Chilli seguían platicando con Shin sobre lo sucedido con las esferas del dragón. Las niñas, ya aburridas porque la conversación de los adultos no les parecía tan emocionante como la magia, idearon un plan. Bluey habló con Bingo y le dijo que hicieran su mejor cara de perrito triste para ver si Shin les enseñaba a usar magia. Bingo, emocionada por la idea, respondió: "¡Sí, vamos!"

Cuando vieron que los adultos ya no estaban hablando tan intensamente, Bluey tosió, aclarando su garganta, y las dos niñas pusieron sus miradas hacia el suelo con ojos suplicantes. Esto llamó la atención de los adultos, quienes les preguntaron qué les pasaba.

Bluey, levantando la mirada con los ojos más tristes y suplicantes que podía poner, dijo: "Señor Shin..." Bingo permaneció callada, pero con la misma mirada.

Chilli, al ver la escena, exclamó: "Oh no, ya sé que quieren pedir algo."

Bluey continuó: "Ya que estamos metidas en esta situación... ¿podría enseñarnos a usar magia para defendernos?"

Esto sorprendió a Chilli y Bob, ya que una petición de semejante magnitud no era común. Sin embargo, Shin se sintió más afectado, sabiendo que era su culpa que la familia estuviera pasando por todo esto.

Shin tosió y les dijo a los cuatro: "Si quieren, puedo enseñarles lo básico para detectar el peligro." Las niñas, sin perder su expresión suplicante, respondieron: "Es que nosotras queremos hacer magia igual que usted, señor Shin."

Chilli las regañó por la petición, pero Bob, intrigado, preguntó: "¿Y eso básico que mencionas, es fácil de aprender?"

Charlie, algo frustrado, le respondió a Bob: "¡No le sigas el juego!"

Pero Bob insistió con calma: "Charlie, piensa un momento. Poder detectar o ver el aura podría ayudarnos a identificar a los hechiceros, tal como dijo Shin. Además, no es algo tan complicado de aprender, ¿verdad?"

Shin, aprovechando la oportunidad, comentó: "Sí, si dominan lo básico, aprender a usar la magia o el ki será mucho más fácil."

Chilli se golpeó la frente y, con ironía, dijo: "Gracias por decir eso, Shin." Su mirada dirigida a Shin era una mezcla de frustración y sarcasmo, como diciendo: "¡Eres un idiota!"

En ese momento, llegó Beiley diciendo que sus hermanos estaban por llegar y que la mesa ya estaba preparada para comer. Bandit preguntó con curiosidad: "¿Qué pasó aquí?"

Bob, entre risas, le respondió: "¡Mira, Shin nos va a enseñar a todos a usar magia!"

Bandit miró a sus hijas emocionadas y luego a su ahora esposo, con una expresión seria y desaprobatoria. Se levantó y dijo: "Bueno, vamos a lavarnos las manos y prepararnos para cenar."

Las niñas protestaron al unísono: "¡Pero queremos que nos enseñe ahora!"

Shin, con una sonrisa tranquila, respondió: "Prometí que les enseñaría a todos, pero aún faltan sus familiares. Aprender a sentir el ki o la magia, incluso en su forma más básica, es algo complicado. Prefiero que estén todos presentes para dar la explicación."

Bingo, con su característico tono inocente, intervino: "Tiene sentido para mí."

Su comentario hizo que todos en la habitación soltaran una carcajada, relajando el ambiente. Poco después, comenzaron a prepararse para la cena, dejando las lecciones mágicas para más tarde.

Un momento después, llegaron al mismo tiempo Stripe, Trixie y sus hijas, junto con Radley y Frisky. Las niñas, emocionadas, corrieron a saludar a sus primas y tíos, gritando que las habían estado esperando con ansias. Los adultos, un poco desconcertados, intercambiaron miradas. No entendían la razón de tanto entusiasmo, especialmente porque no habían prometido traer nada especial.

Justo entonces, Beiley y Charlie salieron a recibirlos. Frisky, al ver a Beiley con su vestido, no pudo contener una carcajada que resonó en toda la sala. "¡Charlie! ¿Cómo lograste convencer a tu esposa para que usara ese vestido?" preguntó entre risas, sujetándose el estómago.

Charlie(Chilli), claramente incómodo y nervioso, alzó las manos tratando de defenderse. "¡No, no fue idea mía! ¡Fue cosa de Nana!" exclamó rápidamente, mirando a todos como si necesitara desesperadamente respaldo.

La respuesta solo hizo que Frisky riera aún más, mientras los demás trataban de contener las risas.

Frisky, divertida, respondió con una sonrisa burlona: "Sí, claro, lo que tú digas."

Mientras tanto, Charlie notó a los hermanos de Beiley mirando la escena con la boca abierta, claramente sorprendidos, mientras Trixie negaba con la cabeza, completamente incrédula. Charlie, tratando de aliviar la tensión, abrió la boca para decir algo, pero no tuvo tiempo.

De repente, Muffin y Socks corrieron hacia Beiley con una energía desbordante y exclamaron: "¡Tía, te ves muy linda!"

La sala estalló en risas, excepto Beiley, que intentaba decidir si debía sentirse halagada o simplemente desaparecer en ese momento. "Gracias, supongo..." murmuró, llevándose una mano a la frente mientras Charlie, claramente divertido, disimulaba una sonrisa detrás de su mano.

Cuando sus hermanos se recuperaron de la sorpresa, no tardaron en comenzar a molestarla con comentarios sarcásticos y bromas. Trixie, sin perder la oportunidad, se acercó a Charlie con una sonrisa traviesa y, en tono de broma, le dijo: "No sé cómo lograste convencerla para que se pusiera eso, pero bueno... estoy segura de que hoy vas a dormir muy bien."

Acompañó sus palabras con una palmada en el hombro, como si estuviera felicitándolo, lo que provocó una nueva ronda de risas en la sala. Beiley, ahora completamente avergonzada, cerró los ojos y suspiró. "¿Por qué tengo la sensación de que esta noche no va a terminar nunca?" murmuró para sí misma, mientras las bromas seguían.

Frisky, que aún no había terminado de reírse, alcanzó a escuchar el comentario de Trixie. Incapaz de contenerse, estalló en carcajadas nuevamente, sosteniéndose el estómago mientras intentaba recuperar el aliento.

Chilli, por su parte, tardó unos segundos en procesar lo que Trixie había dicho. Pero cuando finalmente entendió, su rostro se puso completamente rojo de vergüenza. La imagen de Beiley con el vestido, que hasta ese momento solo le parecía cómica, se transformó rápidamente en una idea mucho más... atrevida. El resultado: una súbita hemorragia nasal que lo dejó completamente expuesto.

Al ver esto, Frisky apenas podía mantenerse de pie de tanto reírse. "¡Charlie, eres tan adorable como siempre!" dijo entre carcajadas, secándose las lágrimas de los ojos.

Bluey, preocupada por su padre, corrió rápidamente hacia él con un paquete de pañuelos. "¡Papá, ¿estás bien?!" preguntó con genuina preocupación, mientras Chilli trataba de ocultar su cara con una mano y recibía los pañuelos con la otra.

"Sí, estoy bien... tus queridas tías..." respondió Chilli, con sarcasmo, mientras intentaba limpiar su nariz, "me hicieron reír demasiado fuerte."

Beiley, mirando la escena con incredulidad, suspiró profundamente. "No sé si sentirme halagada o empezar a preocuparme de verdad por ustedes..." murmuró, cruzándose de brazos mientras las risas continuaban.

Cuando todos se calmaron un poco, Bluey y Bingo gritaron emocionadas: "¡Vamos rápido a la mesa para que el señor Shin nos enseñe a usar magia!"

Eso dejó a los adultos, excepto Bandit y Chilli, un poco desconcertados, pero emocionó mucho a Muffin y Socks, que corrieron rápidamente hacia la mesa donde estaban sus abuelos, llenas de curiosidad y emoción por lo que les esperaba.

Los hermanos de Beiley preguntaron si sus padres tenían un amigo mago, a lo que Beiley respondió con un suspiro: "Es más complicado de lo que creen. Vamos a la mesa."

Los adultos intercambiaron miradas incrédulas, pero accedieron. "De acuerdo, vamos a ver qué tan complicado es," dijeron mientras seguían a Beiley.

Después de saludar a todos y tomar asiento, estaban a punto de comenzar a cenar cuando Bluey, con su curiosidad característica, preguntó: "Abuela, abuelo, ¿dónde está el señor Shin?"

La pregunta dejó a Nana y Bob visiblemente sorprendidos. Miraron a Beiley con desconcierto y le preguntaron: "Beiley, tú puedes ver a Shin, ¿verdad?"

Con igual asombro, Beiley negó rápidamente. "¿Qué? No, ¿dónde está?"

El aire en la sala se llenó de un silencio tenso mientras Nana y Bob intercambiaban una mirada de asombro. Parecía que ellos sabían algo que los demás no.

De repente, Bob, aún sorprendido, comentó: "Esa técnica es increíble, Shin..."

Antes de que alguien pudiera responder, todos se dieron cuenta de que alguien estaba sentado junto a Charlie y Beiley. Las niñas exclamaron emocionadas: "¡Increíble, se hizo invisible!"

Los adultos, aún más confundidos, intercambiaron miradas incrédulas, tratando de entender lo que acababa de suceder.

Con calma, Shin rompió el silencio. "No me hice invisible como dicen las niñas," explicó con una sonrisa tranquila. "Solo oculté mi presencia de todos ustedes, excepto del señor Bob y la señora Nana, quienes podían verme todo el tiempo."

Bluey, con curiosidad, preguntó: "¿Cómo hiciste eso, señor Shin?"

Shin respondió con calma: "Eso es precisamente lo que quiero enseñarles: cómo detectar o incluso ocultar su presencia. Pero antes de comenzar, permítanme presentarme formalmente. Soy Shin."

Aprovechando el momento, Shin les puso al tanto de los recientes eventos, evitando mencionar directamente el cambio de género de Beiley y Charlie, ya que sabía que sus recuerdos modificados harían difícil que lo creyeran del todo.

Antes de pasar a las prácticas mágicas, todos se dispusieron a disfrutar de la cena. Entre risas y comentarios curiosos, la comida ayudó a relajar el ambiente. Una vez terminada, volvieron a reunirse alrededor de la mesa, listos para aprender algo nuevo.

Las niñas estaban emocionadísimas. Muffin y Socks, contagiadas por la energía de Bluey y Bingo, no paraban de insistirle a Shin que comenzara de inmediato con la "clase de magia".

Los adultos, aún algo desconcertados por todo lo que estaba pasando, intercambiaban miradas entre divertidas e incrédulas.

"Así que... ¿magia, eh?" comentó Stripe con una sonrisa burlona, cruzando los brazos. "¿Y cómo se supone que vamos a aprender eso? ¿Con varitas, sombreros y quizás un conejo en la galera?"

Shin, imperturbable como siempre, esbozó una leve sonrisa. "La magia no funciona exactamente así," respondió con su tono sereno. "Pero puedo enseñarles lo básico para que, al menos, aprendan a sentir el ki que hay en el ambiente."

El comentario dejó a los adultos aún más confundidos, mientras las niñas saltaban emocionadas alrededor de Shin, listas para aprender lo que fuera, aunque no entendieran del todo qué era el ki.

Mientras tanto, Beiley (Bandit) luchaba con su vestido, claramente incómoda. Al verla ajustándose, Frisky no pudo evitar comentar en tono juguetón: "Mira las cosas raras que haces hacer a tu amorcito en público, Charlie."

Chilli (Charlie), tratando de mantener la compostura, abrió la boca para responder, pero Trixie se le adelantó con una sonrisa traviesa: "¡Imagínate lo que la hace hacer en privado!"

El comentario desató una risa generalizada en la sala. Beiley, roja de la vergüenza, se cruzó de brazos y miró al techo como si buscara una salida. Mientras tanto, Charlie intentaba encontrar las palabras para defenderse, pero su rostro completamente sonrojado lo traicionaba.

Las niñas, confundidas, le preguntaron a Shin: "¿Eso es divertido?" Shin, sin cambiar su expresión seria, les respondió: "No les den importancia a esas cosas, quedo claro eso niña."

Las cuatro niñas respondieron okey.

Shin intentó retomar la seriedad, pero Frisky, con su habitual picardía, interrumpió con otra broma: "Bueno, bueno... veamos si Shin también puede enseñarnos algo útil. Tal vez encuentre... no sé, un buen vino mágico, ¿no creen?"

Las risas de los adultos llenaron la sala, mientras Shin, ligeramente confundido, pero manteniendo la calma, continuó explicando.

"Lo que quiero enseñarles no es magia como la imaginan, con conjuros y hechizos," dijo, mirando primero a los adultos y luego a las niñas, que lo miraban con ojos llenos de admiración. "Es más una forma de manifestar su ki. Les permitirá percibir el peligro, sentir cambios en el ambiente y estar más conscientes de lo que los rodea."

"¡O sea, como un sentido mágico!" exclamó Muffin emocionada, sus ojos brillando de curiosidad.

Shin asintió levemente con una sonrisa. "Algo así. Y si logran entenderlo, también podrán aprender a ocultar su presencia, como hice yo antes."

Las niñas se miraron emocionadas, mientras los adultos intercambiaban miradas de curiosidad mezclada con escepticismo, aun tratando de procesar lo que acababan de escuchar.

¡Por supuesto! Cambiaré el cojín por algo más sutil y menos notorio para que se integre mejor a la escena:

Shin comenzó a realizar pequeños ejercicios de concentración para enseñarles a sentir el flujo de energía. Todos quedaron impresionados cuando una pequeña esfera de luz comenzó a formarse entre sus manos. Las niñas, completamente absortas, seguían sus instrucciones al pie de la letra. Bluey incluso cerró los ojos con fuerza, tratando de "sentir el ki" con toda su concentración.

Mientras tanto, Beiley luchaba por mantener la compostura, moviéndose lo menos posible para evitar que el vestido revelara más de lo que quería. Notando su incomodidad, Charlie se inclinó hacia ella con discreción y le susurró: "Si te cruzas los brazos así," dijo mientras imitaba el gesto, "podrías cubrirte un poco más sin que nadie lo note."

Beiley, con una ceja levantada, lo miró por un segundo ante de intentarlo. "No es la solución ideal, pero mejor que nada," murmuró, mientras seguía las indicaciones de Charlie.

Charlie, tratando de aligerar el momento, añadió en voz baja: "Tranquila, al menos te ves mejor que yo en traje formal."

El comentario logró sacar una risa leve de Beiley, aunque seguía intentando mantener su dignidad mientras continuaban con los ejercicios.

Después de unos minutos, las niñas comenzaron a quejarse: "¡No sentimos nada!", exclamaron Bluey y Muffin, claramente frustradas. Shin les sonrió y dijo: "Toma tiempo. La paciencia es clave en la magia."

Bob y Nana mencionaron que sentían una especie de hormigueo en el cuerpo, a lo que Shin respondió con calma: "Ese sentimiento significa que ya están empezando a detectar la energía de su propio cuerpo. Solo falta aprender a liberarla."

Por otro lado, las otras parejas intercambiaron miradas y, casi al unísono, dijeron: "Nosotros no sentimos nada."

Shin, sin perder su serenidad, explicó: "Es posible que sus padres estén más en contacto con su energía. Tal vez, sin saberlo, han practicado algo parecido a la meditación o actividades que los han ayudado a conectarse consigo mismos."

Bob, con una sonrisa de satisfacción, exclamó: "¡Entonces todo lo que traje para encontrarme a mí mismo funcionó!"

Nana soltó una carcajada. "Parece que sí. Y sin darme cuenta, parece que yo también comencé a hacerlo."

La meditación ayuda mucho, respondió Shin. "Pero esos objetos, como el atrapasueños, solo sirven para relajar la mente y enfocarse."

Bob preguntó con curiosidad: "¿Y por qué los monjes no liberan esta energía?"

Shin respondió con calma: "Ellos se enfocan principalmente en la meditación, lo cual fortalece el espíritu. Pero si descuidas el cuerpo, la energía puede encontrar bloqueos para fluir correctamente."

Nana, asimilando la idea, comentó: "¡Entonces lo importante es mantener un equilibrio entre mente y cuerpo!"

Shin asintió con una leve sonrisa, confirmando las palabras de Nana. Luego añadió: "Si logras mantener ese equilibrio y tienes un buen control del ki, no solo puedes proyectar una energía que haga que los demás te perciban más joven, sino también mantener tu cuerpo tan fuerte y ágil como en tu mejor momento. Es un método que muchas personas han cultivado para prolongar su vitalidad."

Bob y Nana quedaron impresionados, intercambiando miradas de asombro mientras reflexionaban sobre lo que acababan de escuchar.

Bluey, frustrada, levantó la mano y preguntó: "¿No hay otro método para liberar la energía?"

Shin la miró con calma y respondió: "Sí, existe otro, pero es muy peligroso. Implica llevar tu cuerpo y mente al límite, y no es recomendable en absoluto."

Las niñas, algo asustadas por la respuesta, se calmaron de inmediato. Bluey miró a Bingo, quien estaba con la cabeza agachada, aparentemente en silencio. Pensó que estaba llorando por no haber logrado sentir la energía como los demás.

"¡No llores, Bingo!" dijo Bluey con determinación. "Esto es muy difícil, ni siquiera nuestros padres lo han logrado. ¡No te desanimes!"

Sus palabras hicieron sonreír a todos en la sala, admirados por el intento de Bluey de consolar a su hermana.

De repente, Bingo levantó la cabeza y mostró sus manos. Una pequeña esfera de energía brillaba suavemente entre ellas. Con inocencia, miró a Shin y preguntó: "¿Esto está bien?"

Shin, completamente sorprendido por el tamaño y la facilidad con la que Bingo había logrado manifestar la energía, se quedó sin palabras por un momento antes de responder: "Sí... exactamente."

El asombro llenó la sala, mientras todos observaban a Bingo, quien había logrado algo que ni los adultos podían hacer.

Muffin, curiosa y emocionada, intentó tocar la esfera de energía que Bingo había creado. Pero Shin, alarmado, la apartó rápidamente con suavidad. "No la toques," advirtió. Luego se dirigió a Bingo con seriedad: "Necesito que mantengas la concentración. Si pierdes el control, esa energía podría explotar."

Bingo, aunque un poco nerviosa, asintió, manteniendo su mirada fija en la esfera.

Shin continuó: "Imagina que esta energía es como un vaso de agua que vas vaciando lentamente sobre una planta. Hazlo con cuidado. No lo lances ni lo pierdas de golpe, ¿entendido?"

Bingo cerró los ojos y se concentró en las palabras de Shin. Poco a poco, la esfera comenzó a disolverse en sus manos, desvaneciéndose con suavidad.

Shin observó atento y, al ver que lo hacía perfectamente, sonrió con satisfacción. "Muy bien hecho, Bingo. Eso fue increíble," dijo con orgullo.

Bingo, radiante de felicidad, miró a los demás mientras todos la observaban con asombro y admiración. Incluso Bluey no pudo evitar sentirse orgullosa de su hermana menor.

Charlie, aún impresionado, comentó: "Pero... si esa esfera hubiera explotado, ¿realmente habría causado tanto daño? Al fin y al cabo, es solo la energía de una niña de seis años, ¿no?"

Shin lo miró con seriedad y explicó: "No subestimes el poder de esa energía. Piensa en esto: si golpeas una pared con todas tus fuerzas físicas, probablemente te lastimes, porque la pared es más dura que tus puños. Pero si usas esa energía correctamente, todo el impacto se dirigiría a la pared, no a ti."

Charlie frunció el ceño, asimilando la explicación.

Shin continuó: "Si Bingo hubiera perdido el control y liberado esa energía de golpe, el impacto habría salido en todas direcciones. Aunque parezca pequeña, esa esfera podría haber causado daño significativo. La energía, incluso en pequeñas cantidades, puede ser increíblemente poderosa si no se maneja con cuidado."

Los presentes intercambiaron miradas de asombro, comprendiendo por primera vez la verdadera magnitud de lo que Bingo había logrado y el potencial que había detrás de esa energía.

Chilli, con una mezcla de preocupación y alivio, murmuró: "Oh, vaya... no lo había pensado de esa forma."

Shin, al notar que Charlie estaba visiblemente afectado por la explicación, decidió hacer una pequeña demostración más para ayudar a que entendiera mejor. Se giró hacia Bingo y le dijo: "Quiero que te concentres nuevamente, pero esta vez, en lugar de reunir la energía solo en tus manos, intenta distribuirla por todo tu cuerpo."

Bingo, un poco nerviosa pero emocionada por el desafío, asintió. "Es difícil... pero creo que lo estoy haciendo," dijo mientras se esforzaba en controlar la energía. Poco a poco, todos los presentes pudieron ver cómo un aura ligera comenzaba a emanar de ella.

Shin observó con atención y explicó: "Lo que ven ahora es porque Bingo todavía no controla completamente su ki. Cuando lo maneje bien, esta aura no será visible a simple vista."

Luego, Shin se acercó a Charlie con una mirada seria y le dijo: "Quiero que te quites el arcillo que llevas puesto. Quiero probar algo."

Charlie, algo confundido pero intrigado, obedeció y retiró el arcillo. En ese momento, Bingo, que seguía concentrada en distribuir su energía, abrió los ojos de golpe. Un pequeño grito escapó de sus labios antes de que se ocultara rápidamente detrás de Shin, temblando y respirando agitadamente.

"¿Qué pasa, Bingo?" preguntó Charlie, visiblemente preocupado.

Bingo, con la voz temblorosa y sin dejar de mirar a su padre, respondió: "¡Vi un aura oscura saliendo de ti! Parecía algo... malo."

El ambiente en la sala se tensó de inmediato, mientras todos los presentes intercambiaban miradas inquietas.

Shin, con una expresión seria, explicó: "Eso es el residuo de la energía corrupta de las esferas del dragón. Está afectando tu verdadera esencia, lo que Bingo pudo ver cuando te quitaste el arcillo. Esa oscuridad no es algo natural, y por eso hay que mantenerla contenida."

Chilli, al escuchar esto, se quedó en silencio por un momento, asimilando la gravedad de la situación. Bandit, que había estado observando desde el otro lado de la sala, se acercó y le puso una mano en el hombro a su esposo.

"Bueno, al menos ahora sabemos lo que estamos enfrentando", dijo Bandit con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión. "Y parece que Bingo es mejor en esto de la magia que nosotros."

Shin, aprovechando el momento, añadió: "Con el tiempo, todos ustedes podrán aprender a detectar estas energías, pero necesitarán práctica. Mientras tanto, ustedes dos cuiden esos arcillos. Les ayudarán a mantener esa oscuridad oculta."

Las niñas, aún emocionadas por lo que había ocurrido, seguían haciendo preguntas, pero Shin decidió que era mejor terminar la sesión por el día. "Por hoy, eso es suficiente. Recuerden, la paciencia y la práctica son clave."

Después de que Bingo sorprendiera a todos con su habilidad para manejar el ki, Bluey comenzó a sentirse un poco desanimada. Aunque recordaba las palabras de su padre diciéndole: "No te compares con nadie, cada uno aprende a su ritmo", eso no la animaba mucho. Siempre había sido mejor que su hermana actividades físicas, pero ahora parecía que su hermana menor la superaba en este nuevo reto.

Shin notó el cambio en la actitud de Bluey y decidió intervenir. "Bluey, no te preocupes", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Luego, alzó la voz para que todos le prestaran atención. "Todos tienen ki, el hecho de que algunos lo despierten antes no significa que los demás no lo tengan. Solo falta tiempo y entrenamiento."

Bluey, aunque un poco desanimada, asintió. Shin, viendo que aún estaba decaída, decidió explicarse mejor. "Lo que aún no les he dicho es que, una vez que logran desbloquear su ki, este se revela en una forma o tipo específico."

intrigada, Bluey preguntó: "¿Qué significa eso?"

Shin sonrió mientras observaba a las niñas. "Cada persona tiene una habilidad especial basada en su ki. Por ejemplo, Bingo tiene una conexión con natural el ki, lo que la hace excelente para trabajar con plantas y criaturas vivas."

Bluey frunció el ceño y cruzó los brazos. "¡Claro, Bingo es especial! ¿Y yo? No hice nada como ella."

Shin negó suavemente con la cabeza. "Eso no significa que no tengas tu propia habilidad. Tu ki está relacionado con la creatividad y el cambio. Es un tipo de energía único que puede moldear lo que está a tu alrededor."

Bluey levantó la mirada, algo más interesada. "¿Moldear cosas? ¿Cómo qué?"

"Con práctica, podrías alterar pequeños objetos o incluso crear cosas simples," explicó Shin. "Es algo que lleva tiempo, pero estoy seguro de que podrás lograrlo."

Bluey esbozó una leve sonrisa, sintiéndose animada. "Entonces quiero intentarlo," dijo con determinación, mientras todos la miraban con orgullo.

Shin rió. "Todavía no. Pero con el tiempo, podrías crear cosas a partir de la tierra, por ejemplo. Aunque te recomiendo que por ahora no intentes nada demasiado ambicioso, ya que podría ser peligroso."

"Sí, tú y Bingo combina sus habilidades pueden crear algo hermoso." comento Shin.

Frisky, comentó en tono burlón: "¿Estás seguro de eso, Shin? Porque no sé si eso de crear colinas y montañas sea muy del estilo de Bluey."

Todos soltaron una risa, excepto Shin, quien permaneció serio mientras respondía: "No estoy sugiriendo eso exactamente. Es posible que Bluey tenga afinidad con algún tipo de magia de tierra, pero no creo que sea la única opción. Además, esa habilidad no parece encajar del todo con su personalidad."

Intrigada, Frisky arqueó una ceja y preguntó: "¿Ah, sí? Entonces, ¿qué otro tipo de magia podría tener?"

Shin, algo incómodo, pero manteniendo la compostura, respondió: "Tal vez magia de creación de hielo. Pero las personas con esa habilidad suelen ser frías y reservadas. Y, siendo sincero, Bluey no encaja en absoluto con esa descripción."

Esto provocó otra ronda de risas, mientras Bluey cruzaba los brazos y respondía indignada: "¡Oye! Yo puedo ser reservada si quiero..."

Frisky, riendo, añadió: "Claro que sí, Bluey... claro que sí."

Radley comentó en tono burlón: "Sí, eso no suena para nada como Bluey."

Bingo, siempre apoyando a su hermana, dijo: "¡Mi hermana no es fría! ¡Así que no va a tener esa magia!" Todos se rieron de la ocurrencia de Bingo.

Mientras el ambiente se relajaba, la curiosidad empezó a dominar la sala. Uno a uno, los presentes comenzaron a hacer preguntas a Shin.

"¿Y tú, Shin? ¿Qué tipo de magia tienes?" preguntó Charlie, intrigado.

Shin sonrió levemente. "Mi magia no es como la suya. Como Kaishin, mi habilidad está relacionada con la creación. Mi propósito es mantener el orden en el universo."

Frisky arqueó una ceja, divertida. "¿Creación? Eso suena elegante, pero ¿qué significa exactamente? ¿Puedes hacer cosas aparecer de la nada o algo así?"

"En cierto modo," respondió Shin. "Puedo moldear la energía para crear materia, si las circunstancias lo requieren."

Beiley, con escepticismo, preguntó: "¿Entonces puedes hacer que aparezca comida para todos aquí y ahora?"

Shin negó con calma. "Podría, pero no sería correcto. Mi magia no está diseñada para fines triviales. Cada creación debe tener un propósito mayor y respetar las leyes del equilibrio."

"¡Eso suena complicado!" exclamó Bluey emocionada. "¿Y puedes hacer cosas como... árboles gigantes o montañas?"

"Sí," respondió Shin, "pero incluso esas creaciones tienen un impacto. No puedo simplemente alterar la naturaleza por diversión, ya que todo lo que existe está conectado."

Stripe, cruzándose de brazos, comentó: "Eso suena a mucha responsabilidad. Pero, ¿y si alguien como nosotros quisiera aprender algo de esa magia?"

Shin lo miró con seriedad. "Es poco probable. La magia de un Kaishin no se aprende, se nace con ella. Sin embargo, ustedes pueden aprender a usar su ki para crear cosas a menor escala, siempre respetando las reglas de este mundo."

Las preguntas continuaron fluyendo mientras todos intentaban comprender mejor las habilidades de Shin. A pesar de su paciencia y calma, quedó claro que su poder era mucho mayor de lo que los presentes podían imaginar.

En ese momento, Shin notó que Beiley seguía ajustándose el vestido con incomodidad, claramente molesta. Con un gesto suave de su mano, una chaqueta apareció de la nada, flotando hacia Beiley.

"Esto debería ayudarte a estar más cómoda," dijo Shin con una leve sonrisa.

Beiley, sorprendida pero aliviada, tomó la chaqueta y se la puso. Era perfecta: ligera, elegante y lo suficientemente larga como para cubrir el vestido. "Gracias... esto es mucho mejor," dijo con gratitud, mientras los demás observaban con asombro.

Charlie, curioso, preguntó: "¿Eso fue difícil de hacer?"

Shin negó con tranquilidad.

El gesto dejó a todos pensando, mientras Shin volvía a centrar la conversación en las lecciones de ki. Beiley, ahora más cómoda, se acomodó en su lugar, lanzando una mirada agradecida a Shin antes de que las preguntas siguieran fluyendo.

De repente, una voz femenina resonó en la habitación. "Hola a todos, soy Chronoa, la Kaioshin del tiempo."

Todos se sobresaltaron, menos Shin, quien suspiró. "Chronoa, ¿qué pasa?"

Aquí tienes el texto corregido y ajustado para que sea claro y con una ortografía adecuada:

"Les hablo para advertirles sobre el desequilibrio que han causado las esferas del dragón en esta línea temporal", explicó Chronoa con seriedad. "Deben tener mucho cuidado, ya que las esferas corruptas no solo han alterado sus cuerpos, Beiley y Charlie, sino también la realidad misma."

Frisky, Stripe, Radley y Trixie se miraron confundidos y preguntaron al unísono: "¿Quiénes son ellos?"

A lo que Beiley y Charlie respondieron casi al mismo tiempo:
"Nosotros", dijo Beiley, señalándose.
"Soy Bandit", agregó con firmeza.
"Y yo soy Chilli", continuó Charlie. "Solo que la esfera que mencionaron nos afectó, y por eso tenemos este... aura oscura."

Estas palabras dejaron atónitos a Frisky, Stripe, Radley y Trixie. Ninguno podía creer lo que escuchaban. Para ellos, Beiley y Charlie siempre habían sido tal como los recordaban, y la idea de que su género pudiera haber cambiado parecía completamente absurda.

Beiley y Charlie intercambiaron miradas preocupadas. La gravedad de la situación era más profunda de lo que imaginaban, y la tensión en el aire era palpable. Antes de que alguien pudiera procesar completamente la revelación, Shin, que había estado escuchando atentamente, intervino con una sonrisa ligeramente incómoda.

"¿No podrías haber dado esa información de una manera más... suave?" preguntó Shin, rascándose la nuca. "Aunque, bueno, supongo que es parte de tu estilo directo, Chronoa." Su tono relajado intentaba aliviar un poco la tensión en el grupo.

Chronoa suspiró, pero continuó con su explicación. "La situación es delicada. Las esferas corruptas están alterando esta línea temporal y las energías que rodean este mundo. Si no actuamos rápido, Dabura, el rey demonio, podría ser revivido."

"Eso suena... ¿terrible?" comentó Radley, intentando asimilar todo. "Pero si siempre hemos recordado a Beiley y Charlie como son ahora, ¿cómo sabemos qué es real?"

"Precisamente ahí radica el peligro", respondió Shin, esta vez con un tono más serio. "Las esferas tienen el poder de distorsionar recuerdos y la realidad misma."

El grupo asintió, aunque aún desconcertados. Chilli (Charlie) y Bandit (Bailey) se miraron, preocupados por la gravedad de la situación, pero también aliviados de que alguien más estuviera allí para ayudarlos.

Después de la intensa conversación con Chronoa, esta se despidió, dejando espacio para que ellos aclararan sus dudas. Los hermanos de Bandit aprovecharon para hacer preguntas.

"Entonces, ¿no eras mujer? Qué raro", comentó Stripe, frunciendo el ceño. "Siempre recuerdo que ella me molestaba."
Radley asintió con una sonrisa. "Es cierto, yo también lo recuerdo."
Bob y Nana, por su parte, intercambiaron miradas intrigadas. "Es muy extraño", añadió Bob. "Casi como si todo esto fuera una mentira."
Nana, riendo, agregó: "Además, según mis recuerdos, mi hija nunca se pondría ese vestido... ni aunque su vida dependiera de ello."

La sala estalló en risas ante el comentario, excepto Beiley, quien permaneció visiblemente molesto al recordar cómo su madre lo había engañado para que usara aquel vestido.

Frisky, con una sonrisa traviesa, comentó: "Ahora todo tiene sentido... Oye, Charlie, ¿recuerdas lo que pasó cuando teníamos 12 años?"

Charlie, aun procesando todo lo que acababa de descubrir, frunció el ceño, claramente confundido. "¿Qué pasó?" preguntó con cautela.

Frisky rió divertida, disfrutando el momento. "¿No recuerdas el famoso incidente del baño?" Su tono sugería que era una historia que no dejaría pasar fácilmente.

Stripe y Trixie intercambiaron miradas cómplices, mientras Radley, que conocía la historia porque Frisky se la había contado hacía tiempo, comenzaba a ponerse visiblemente rojo. Beiley, intrigado pero desconcertado, no pudo evitar preguntar: "¿De qué están hablando?"

El ambiente se llenó de una mezcla de incomodidad y curiosidad. Aunque el momento había sido ligero, era evidente que había muchas emociones y recuerdos cruzándose entre todos.

Charlie intentó recordar, frunciendo el ceño. "Solo recuerdo que Frisky tuvo que darse un baño en mi casa, y luego tuve una discusión con mi hermana por algo... pero no logro recordar más."

Frisky soltó una risa traviesa. "Ah, sí. Fue por aquella toalla que Brandy dijo que era muy infantil, ¿recuerdas?"

Al comprenderlo, Chilli abrió los ojos de par en par y rápidamente se cubrió la cara con ambas manos, claramente avergonzado. Para colmo, una pequeña gota de sangre comenzó a deslizarse por su nariz, lo que provocó risas contenidas entre los demás.

Todos rieron, excepto las niñas, que no entendían nada. Frisky, con una sonrisa, dijo: "Ahora que lo pienso, si siempre hubieras sido mujer, todo esto tendría más sentido". Todos se unieron a la risa, menos Chilli "Charlie", que seguía rojo por la vergüenza.

Beiley, notando que sus hijas comenzaban a bostezar, se inclinó hacia Charlie y le susurró: "Creo que es hora de que las niñas se vayan a dormir."

Charlie asintió con una ligera sonrisa y, levantando la voz, anunció: "Es hora de ir a la cama." La declaración, además de ser un recordatorio para las niñas, sirvió para desviar la conversación hacia algo más ligero.

Los presentes comenzaron a despedirse mientras las niñas eran guiadas hacia sus habitaciones. Shin, por su parte, hizo una leve reverencia antes de retirarse, dejando una última instrucción: "Recuerden practicar lo que aprendieron sobre el ki. Será clave para poder comunicarse con Chronoa."

Todos los adultos asintieron, aunque en sus rostros se reflejaba la duda de si lograrían dominar esa habilidad con facilidad. A pesar de ello, una determinación silenciosa comenzaba a formarse en ellos.

Mientras las risas llenaban el ambiente, Chronoa aprovechó para felicitar a Bingo por haber logrado comunicarse con ella, dejando a todos sorprendidos. Las miradas se dirigieron hacia la pequeña, que luchaba contra el sueño, con los párpados a medio cerrar. Curiosos, le preguntaron cómo lo había hecho. Bingo, somnolienta pero orgullosa, respondió con voz suave: "Simplemente detecté el ki."

La sala quedó en silencio por un momento, impresionados por el hecho de que una niña de casi seis años hubiera logrado algo tan complejo con tanta facilidad.

Después de este momento, los adultos comenzaron a despedirse y a dirigirse hacia sus autos. Mientras caminaban, Frisky se acercó a Charlie con una expresión seria pero amable.

"Te estaré llamando para ayudarte con lo de Brandy," dijo Frisky en un tono que buscaba transmitir apoyo.

Charlie, algo sorprendido, frunció el ceño. "¿Has estado en contacto con ella?" preguntó con cierto desconcierto.

Frisky asintió con calma. "Sí, hemos hablado de vez en cuando. Pero parece que no te ha respondido a ti... ¿verdad?"

Charlie bajó la mirada y negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro. La conversación quedó flotando en el aire mientras ambos sabían que tendrían que abordar ese tema tarde o temprano.

Frisky sospechó y, con un aire travieso, comentó: "Supongo que tendré que engañarla para que te vea otra vez. Espero que no te moleste, Char..." Se detuvo y, con un leve gesto de curiosidad, preguntó: "Por cierto, ¿cómo prefieres que te llame?"

Charlie, tranquilo y sin mostrar incomodidad, respondió con una leve sonrisa: "Llámame como te sientas más cómoda."

Frisky asintió con una sonrisa. "Está bien, Chilli. Hablamos luego."

Mientras todos subían a los autos, Bob, aún intrigado, miró a Shin y preguntó: "¿Y tú cómo te irás?"

Con su calma habitual, Shin respondió: "Me iré volando."

De inmediato, Frisky, Trixie y Chilli reaccionaron al unísono, sorprendidos: "¡Espera! ¿Con este entrenamiento podremos aprender a volar?"

Shin asintió con una expresión serena y, con un simple gesto, comenzó a levitar suavemente. "Es una habilidad que podrán dominar si practican lo suficiente", dijo con una sonrisa antes de despedirse. Luego, en un movimiento elegante, desapareció en el cielo, dejando a la familia Heeler con la boca abierta y aún más motivados para seguir entrenando.

De repente, Chronoa se comunicó con Shin. "Shin, ¿por qué no les entregaste las Piedras del Origen? Podrían necesitarlas si la situación se vuelve crítica. Esas piedras les permitirían invocar a guerreros de otras líneas temporales para ayudarles."

Shin, flotando sobre ellos, suspiró. "Quiero resolver esto por mi cuenta. No quiero involucrar a nadie más en mis problemas, pero... sí veo que la situación me sobrepasa, usaré las piedras sin dudar."

Chronoa, en tono serio, insistió: "No te arriesgues tanto. Si detecto que el peligro es demasiado, o la familia Heeler corre algún riesgo, les enviaré las piedras. Recuerda, no se trata solo de ti. Esa línea de tiempo está en juego."

Mientras tanto, abajo, Bluey, aún somnolienta pero emocionada al ver a Shin volar, exclamó: "¡Eso es genial! ¡Yo también quiero volar!". Todos los adultos respondieron automáticamente con un "¡No!" en coro, lo que provocó más risas.

Bandit, tratando de relajarse después de un día tan intenso, bromeó: "Si ya es complicado cuidarte en tierra, imagínate en el cielo".

Antes de que Beiley subiera al auto, Frisky y Trixie se acercaron para darle un consejo en privado. Charlie, curioso, intentó escuchar desde la distancia, pero solo alcanzó a oír a Frisky decir: "Esto le subirá el ánimo."

Beiley regresó al auto algo nerviosa, evitando el contacto visual. Charlie, intrigado, preguntó: "¿Qué te dijeron esas dos?"
Beiley, con las mejillas enrojecidas, respondió rápidamente: "Nada, vámonos antes de que sea más tarde."

El trayecto de regreso a casa fue largo y silencioso. Las niñas, agotadas por el entrenamiento para usar su ki por primera vez, apenas lograron mantenerse despiertas hasta llegar. Ya era su hora de dormir.

"Vamos, a lavarse los dientes antes de ir a la cama," dijo Charlie, mientras guiaba a las pequeñas hacia el baño.

Mientras tanto, Beiley, todavía algo inquieta, murmuró: "Voy al cuarto. No tardes, ¿sí?"
Charlie lo miró, extrañado por el comentario. "¿Por qué tanta prisa?" pensó, pero solo respondió con una sonrisa tranquila: "No tardo."

Después de acompañar a las niñas a dormir, Charlie caminó hacia su habitación. Al abrir la puerta, se encontró con Beiley sentada en la cama, jugueteando con sus manos, claramente nerviosa. Charlie se detuvo un instante, recordando las palabras de Frisky antes de salir: "Esto le subirá el ánimo."

"¿Todo bien?" preguntó Charlie, cerrando suavemente la puerta detrás de él.

Beiley levantó la mirada, sus mejillas ligeramente sonrojadas. "Por fin estamos solos..." dijo en voz baja, esforzándose por mantener la compostura.

Charlie entendió en ese momento que Beiley estaba intentando algo diferente, siguiendo el consejo de las chicas. Se acercó con una sonrisa tranquila, sentándose a su lado. "¿Así que esto es lo que te dijeron Frisky y Trixie? No está mal," comentó con un toque de humor, tratando de relajar el ambiente.

Beiley rió con suavidad, aunque seguía algo nerviosa. "Dijeron que necesitábamos tiempo a solas, para desconectar de todo lo que ha pasado... y creo que tienen razón."

Charlie tomó su mano con delicadeza. "Están en lo cierto. Nos lo merecemos."

Ambos se abrazaron, dejando que el peso de las tensiones del día se desvaneciera. Por primera vez en mucho tiempo, no había interrupciones ni preocupaciones, solo ellos dos compartiendo un momento de calma y conexión.

"¿Te sientes mejor ahora?" preguntó Charlie, con una sonrisa cálida.
Beiley asintió, apoyándose en él. "Mucho mejor."

Era un pequeño momento, pero para ambos significaba mucho. Sabían que lo que enfrentaban no sería fácil, pero juntos podrían superarlo.