Ana (POV)

La mañana esta fría en NY, cada vez estamos más cerca del departamento de Jack, Rob y Mía solo se quedaran lo suficiente para asegurarse de que Jack me abra la puerta y luego se van, el jet lag nos está matando, pero intentaremos descansar hoy, si todo sale bien mañana nos marcharemos, caso contrario, Rob y Mía se irán y yo me quedo con él. Llegamos frente al edificio y es con portero, nos bajamos del auto y entramos, cuando estoy en recepción disco el numero de Jack pero me da apagado.

-No contesta? – me dice Mía.

-Me da directo contestador.

-Sabes que piso es? – me pregunta Rob, mientras habla con el portero.

-Sí, es el dpto. 405 en el 4to piso.

Veo que Rob habla un poco más con el conserje y después de un poco viene.

-Podemos subir.

-Lo sobornaste? – le dice Mía.

-No, solo le di una pequeña propina por dejarnos pasar.

Sonrío, Amo a mi hermano, ya estamos en el ascensor, vuelvo a probar su celular, pero me da apagado, cuando salimos, vamos hacia el final del pasillo, miro la hora y son las 7 pasado de la mañana, la verdad es muy temprano, pero bueno, es mejor despertarlo y pasar el día cuidándolo a que pase una noche más solo.

Llego hasta la puerta, Mía y Robbie se quedaron cerca del ascensor y les hago un gesto para que bajen y que les llamo cuando estoy con él, a regañadientes ambos suben al ascensor con lo que consigo un poco de privacidad.

No entiendo porque tengo este nudo en el estomago, me digo que soy una tonta y me preparo para golpear la puerta cuando esta se abre de repente y una chica alta y rubia que esta con bata casi me choca.

-Oh, disculpa, puedo ayudarte? - me dice la joven, la miro como tonta, debo haberme equivocado de departamento.

-Si, disculpe estoy buscando a… - pero me quedo callada cuando escucho una voz familiar en el fondo.

-Amorcito, pide también que traigan panecillos, se terminaron ayer.

-Ok bebe – dice la joven volteando, luego me mira y sonríe – disculpa, me decías?

Mi mandíbula literalmente esta descolgada, me toma más tiempo del que pretendo recuperarme de lo que acabo de escuchar, enfoco mi mirada en la chica y esta me mira extrañada y me da una media sonrisa, no sé de donde sale la resolución, pero de un manotazo la aparto de la puerta y me meto al departamento.

-Eyyy – escucho que me dice pero entro al lugar y lo empiezo a recorrer frenéticamente, ella empieza a gritar – que te crees, no puedes entrar, voy a llamar a la policía!

-Qué pasa? – dice una voz masculina que sale de una habitación, él está cerrando su bata, cuando Jack me ve se queda inmóvil y pálido, lo que puedo decir es que su aspecto no es para nada el de un hombre enfermo.

La chica llega junto a mí y me toma del brazo – estás loca! Que te pasa?, Lárgate! – me dice pero trato de salirme de su agarre, literalmente me pasa una cabeza, pero como estoy en estos momentos, soy capaz de sacarle todos los pelos de la cabeza.

-Jack, llama a la policía saca a esta…

-Danna cállate – le dice él serio, sin apartar su mirada de mi.

-Jack, no me puedes decir eso, que te pasa, esta intru…

-Danna, vete a tu departamento! – le dice casi gritando, la chica no entiende que pasa, ya que Jack y yo estamos jugando una competencia de quien aparta primero la mirada, y debo decir que esta las tengo de ganar.

-ufff – dice la joven y me suelta, poco después escucho que la puerta se azota con fuerza, donde su mano estaba siento un poco de ardor, probablemente la muy idiota me hizo daño al tomarme el brazo con fuerza.

-Ana yo – pero levanto la mano para callarlo, sinceramente no quiero escuchar mentiras ni inventos baratos.

-Por ella no querías que venga? – es lo único que pregunto, mi voz es neutra, y sinceramente me quiero dar palmaditas de apoyo en la espalda, ni yo pensé que tendría esta fortaleza.

-Quiero explicarte…

-No me interesa, solo quiero que respondas lo que te acabo de preguntar…

Suspira y dentro de todo me conoce, sabe que no va a conseguir más nada, -Si – es todo lo que me dice, su cara refleja pesar pero no me importa, tengo solo una última cosa que quiero saber antes de largarme de aquí.

-Alguna vez me fuiste fiel?, - a mi cada vez me cuesta más respirar y me quema el pecho él cierra los ojos y responde con voz quejumbrosa y lúgubre – Mientras estuve contigo en Italia, sí, pero cuando no quisiste acompañarme estaba molesto… – vuelvo a interrumpirlo - estás diciendo que porque no te acompañe tú decidiste pasar tu estancia con alguien más?

-No es tanto así, estaba molesto, tienes que entender, prácticamente tu me lanzaste a sus brazos…- cierro mis ojos ante la barbaridad que acabo de escuchar, ósea en su mente es mi culpa que él me haya puesto los cuernos?

- Ana – me dice y siento que se acerca a mí, abro los ojos y me aparto antes de que me alcance, me giro en los talones y me dirijo a la puerta pero antes de que pueda abrirla me toma del brazo.

-NO ME TOQUES – le grito histérica, las lágrimas ya se escapan – nunca en tu puta vida vuelvas a tocarme – me tapo la boca y salgo del departamento, me dirijo directo a las escaleras y las bajo corriendo mientras trato de contener el llanto, antes de percatarme llego al lobby, cuando lo hago el conserje se para frente a mí y estoy a punto de golpearlo hasta que me entrega un papel.

Ana perdón por no esperarte, pero estamos genuinamente cansados, te dejo la dirección del departamento de Christian, por favor avísanos que harás Robbie se quedó ansioso y preferí sacarlo de aquí.

Mía.

Le agradezco y salgo a la ciudad, sinceramente no tengo idea a donde ir, no quiero llegar directo al departamento de Christian porque conozco a mi hermano, sé que es capaz de venir y matar a Jack, empiezo a caminar y siento que mi celular vibra, miro la pantalla y veo que es Jack, directamente lo apago, ahora mismo no quiero hablar con nadie. Empiezo a caminar por la ciudad pero no tengo rumbo fijo, no conozco NY, llego hasta un café, pido algo y me siento a mirar la ciudad, siento que las lágrimas caen y estoy rabiosa conmigo, no es que estuviese perdidamente enamorada de Jack, pero tampoco me merecía esto, él es un bastardo, la escusa más tonta del mundo es decir que porque yo no le acompañe….

-Estas bien? – levanto la vista veo que un joven está parado enfrente mío, tiene cabellos negros y lleva un delantal, en su mano tiene una tasa que supongo contiene mi pedido, le afirmo moviendo la cabeza, veo que mira hacia la barra y se sienta, me pasa un pañuelo y con cara preocupada me repite la pregunta – Estas segura que estas bien? No quieres que llame a alguien?

No puedo hablar solo tomo su pañuelo y escondo mi cara en el, escucho el ruido de la tasa al tocar la mesa pero no levanto la vista, unos segundos después me calmo un poco y retiro el pañuelo de mi cara y me sorprendo al ver que el joven sigue sentado frente a mí con cara preocupada.

-No te meterás en problemas? – le pregunto con voz ahogada, él mira alrededor y me sonríe.

-Creo que estaré bien, dime te puedo ayudar? - y no sé porque, tal vez su rostro preocupado, o porque no puedo hablar con nadie más, o porque me siento una estúpida, como verborrea empiezo a contarle todo, desde el principio hasta lo que acabo de descubrir, el joven me escucha, eventualmente mira hacia la barra pero sigue sentado sin moverse, no me pregunta nada es como si supiera que tengo que descargar todo lo que siento.

Cuando termino, estoy mirando mi taza, tiene el dibujo de una flor pero estará helada, creo que él se da cuenta, porque la toma sin decirme nada y luego de un minuto vuelve con una taza humeante…

-gracias – le digo y tomo la taza con ambas manos, sin agregarle nada la bebo y siento como el café me quema la garganta y parece devolverme un poco de calor corporal.

-Y ahora que vas a hacer? – me pregunta y levanto la vista, en su rosto veo genuino interés.

-No lo sé, la mejor alternativa es volver inmediatamente a Seattle, pero que le digo a mi hermano.

Se queda pensando un segundo, luego su rostro se le ilumina.

-Y si le dices que encontraste a tu novio…

-ex...

Me mira haciendo un gesto y por primera vez quiero reír, pero solo internamente, ya que no siento que mi rostro mueva un musculo, le indico con mi mano que continúe.

-Le dices que estaba mejor y que tuvo un viaje urgente de negocios, así te libras del tener que quedarte más tiempo.

La verdad su idea no parece tan descabellada.

-no está mal.

-Claro que no, incluso puedes ir ya directo ahora al departamento, no necesitas esperar más tiempo.

La verdad eso me anima, no quiero estar más en esta ciudad, al menos en estas circunstancias, me levanto de la mesa y busco mi billetera en mi cartera, veo que él joven me imita y se levanta, saco un billete de 50 y se lo paso, no importa cuánto hayan salido los cafés, se merece la propina.

Me sonríe y pone su mano como atajando el dinero.

-No es nada, va por la casa.

-No, por favor, fueron dos tazas de café, aparte tu tiempo…

-En serio, es por cuenta de la casa, la próxima tu invitas los cafés….

-Ana

-Ana, la próxima los invitas tú.

Lo miro y le afirmo, no sé porque pero tengo la impresión de que no será la última vez que lo vea, me dirijo hacia la puerta y antes de salir vuelvo a girar, me está mirando desde la barra, le hago un saludo con la mano y le digo un gracias en silencio, él me retorna el saludo con un movimiento de cabeza.

En 20 minutos ya estoy en el departamento de Christian, la verdad es impresionante, es sobrio, elegante, pero se nota vacio, solo está aquí una Sra. Que es su ama de llaves, cuando llego me lleva a una habitación y me indica que mi hermano y Mía están durmiendo, no importa, ya estoy aquí y Jack no sabe donde estoy, miro mi celular, y me digo al diablo, lo prendo y empiezan a saltar las notificaciones por las llamadas, las ignoro y reviso el whatsapp, veo que Christian me contestó el mensaje hace 10 minutos, miro la hora y en Seattle son pasado las 5 AM y no sé qué bicho me pica pero disco su número.

Christian (POV)

Estoy parado en medio del salón tomando una taza de café, desde las 04:30Am estoy en pie, no pude dormir mucho, maldita sea, desde que Ana llegó no tengo un minuto de paz, pensé que había superado todo pero no dejo de pensar en ella, y lo peor no puedo evitarlo, ni bien puse un pie fuera de la cama lo primero que hice fue buscar mi celular y enviarle un mensaje.

"No tienes nada que agradecer, estoy para lo que necesites"

Me odio por ese mensaje, pero no puedo evitarlo, ella mueve algo en mí que…mi celular vibra, no puedo creerlo.

-Hola Ana…

-Christian…-escucho que me dice y luego se calla, me parece escuchar el sonido amortiguado de sollozos pero no estoy seguro.

-Ana? – espero un poco, pero ya me desespero porque no la escucho…

-Hola…. – me dice casi susurrando

-estás bien?

-Sí, como estas?, te desperté?

-No, claro que no, en serio estas bien? – su voz se escucha rara

-Sí, estoy bien, que haces despierto tan temprano?

-Es mi rutina normal, despierto, hago ejercicios y me preparo para ir a la oficina, y tú que estás haciendo?

-estoy admirando la vista desde tu ventana, tu casa es preciosa Christian.

-Gracias…

-Vienes muy seguido?

Lo pienso un poco

-No, la verdad desde que compre el departamento he estado apenas dos veces,

Ana ríe y es como música para mí – se nota, todo es muy estático e impersonal.

-Estático? – sonrío ante su comentario

-Si, no hay movimiento, no hay vida….

-es una casa vacía Ana – digo con humor y me siento para conversar con ella, con ella todo es fácil, distendido, divertido.

-si, pero igual, necesita vida, necesita color….

-que cambios harías?

Y empezamos una conversación acerca de decoración, remodelación, nos reímos y el tiempo pasa sin que me de cuenta.

-Christian?

Una voz me distrae de mi conversación, levanto la vista y Leila esta parada frente a mí, tapo el tubo

-Buenos días…

-Amor, con quien hablas, hace rato te estoy llamando, ven vamos a desayunar…

-ve a la cocina ya te alcanzo.

-te espero… - la miro, no quiero cortar con Ana, pero debo hacerlo, pongo nuevamente el teléfono en la oreja y le hablo.

-Hola…

-Perdóname por favor, no sabía que ella estaba contigo, perdón Christian, gracias por todo, de corazón, que tengas un lindo día.

Sus palabras fueron atropelladas y no dejó siquiera que me despida de ella, ya me cortó directamente, me levanto del sillón y guardo mi celular.

-la llamada ya se había cortado – Leila me sonríe, me toma de la mano, y me estira hacia la cocina, la sigo un poco desanimado por haber terminado mi llamada con Ana.