FRAGMENTOS

¡Hola! Nueva actualización.

- Cbt1996: ¡Qué emoción verte tan al filo con este giro! Sabía que este giro te iba a sacar más de un grito de emoción (¡y no te culpo, yo también me emociono así escribiéndolo!). ¡Y Miroku y Sango, siempre en su dinámico amor-peleón! Y hablando de Sesshomaru, todo ese dolor que lleva dentro lo va a desbordar. Ya verás cuando se entere de la verdad (si es que lo hace...); solo te adelanto que viene algo grande en su reacción. Sobre Kagura, lo que estás imaginando puede ser algo muy, muy interesante. Mil gracias por estar al pendiente y disfrutar de cada momento. ¡No sabes lo que significa para mí leer tus reviews!

- kcar: ¡Hola! Totalmente, Sesshomaru está descargando mucho sobre Inuyasha, por otro lado, Koga demuestra ser un gran aliado, y eso equilibra las cosas. Y claro que Kagura no se rendiría tan fácilmente, ¡ella y su bebé merecen un poco de paz después de tanto! Gracias por tu comentario, y espero que la siguiente parte te emocione aún más.

- Karii Taisho: ¡Hola! Es que sí, el pobre Sesshomaru está en una montaña rusa emocional, y justo cuando decide aceptar todo, le lanzan otra sorpresa… ¡ni siquiera hubo bebé! Y claro, en medio de todo esto, Koga siempre sabe cómo encender la chispa con Inuyasha, jajaja. Me encanta que estés siguiendo todas las teorías sobre Kagura y la posibilidad de que haya fingido su muerte; es como si estuviéramos resolviendo un misterio juntos. Y, sí, Miroku y Sango con Moroha son la mejor elección :) Todo el "drama del osito" hace que uno se pregunte si fueron niñeros o si hubo alguna travesura extra en el proceso jaja, y bueno, la historia ya se contó en 'Ensueño'. Muchas gracias por leer y comentar. ¡Nos vemos en el próximo capítulo para ver si tus teorías son correctas! ¡Saludos!

- Carli89: ¡Hola! Entiendo totalmente esa mezcla de emociones. Kagura merece su oportunidad, y es genial que hayas confiado en que todo no estaba dicho para ella. Y sí, Sesshomaru a veces se enreda tanto en sus propios sentimientos que parece olvidarse de los demás. Pero ahí tenemos a Kagome, con su intuición y determinación, siempre dispuesta a ayudar cuando hace falta:) ¡Gracias por compartir tus pensamientos! Nos esperan más momentos intensos con estos personajes, así que a ver qué sucede.

- Rosa. Taisho: ¡Hola, hola! Me encantan tus teorías, ¡están on fire! Con Kagura viva, definitivamente se le complica el panorama a Sesshomaru, y tienes razón, Kagome debería tener cuidado de cómo le cuenta esto a Inuyasha para evitar malentendidos. Y sobre "dos mujeres y un camino"… ¡no pude evitar soltar una carcajada! :D Ya sabes que esos fragmentos de Miroku y Sango son oro puro, así que espero que los disfrutes tanto como yo disfruté escribiéndolos. ¡Gracias por el entusiasmo y nos leemos en el próximo capítulo! ¡Besos!

- Videl: ¡Hola! Totalmente, la situación de Koga es una tragedia en toda regla… ¡no puede ser! Y entiendo tus dudas sobre Sesshomaru, Kagura y Rin; con tantos giros, las relaciones se vuelven más y más enredadas, y parece que todos enfrentan sus propios dilemas. Y sí, parece que el tema de las muertes fingidas ya es casi una moda por aquí ;) jaja veremos qué pasa. Gracias por compartir tus impresiones, ¡me encanta ver todas las teorías que se generan! Nos leemos en el próximo capítulo.

- Valentinehigurashi: ¡Hola, hermosa! Me alegra tanto que hayas disfrutado este capítulo, especialmente con Koga dando la cara y Sesshomaru causando toda una mezcla de emociones. ¡Y te entiendo completamente! Rin y Sessh siempre nos dejan queriendo saber más. Y sí, Kikyo está como demasiado tranquila, ¿verdad? Hay que estar atentos, que seguro tiene más para decir en esta historia ;) ¡Qué emocionante que estés escribiendo un fic también! Seguro va a ser genial, y no está de más decir que cuentas conmigo para lo que necesites :) Gracias por todas las vibras, ¡yo te mando igual las mejores para tu proyecto! Nos seguimos leyendo, y que tengas una semana increíble. ¡Abrazo gigante!

- Lin Lu Lo Li: ¡Exacto! Inuyasha y Koga siguen en lo suyo, cada uno con sus inmadureces, y hasta Sesshomaru anda con lo suyo, como si los Taisho estuvieran en modo desafío jaja. Lo de Kagura y su lucha por escapar es algo que todos, en el fondo, sabíamos que iba a intentar. Sin embargo, la intriga de ese papel que encontró Kagome tiene mucho que ver con el desarrollo… Pero tienes razón, Kagome hará todo lo necesario para proteger a Moroha, aunque signifique tomar decisiones difíciles. Gracias por compartir tus reflexiones, ¡nos leemos en la siguiente parte!

Siento que esta vez no demoré mucho en traerles una actualización ¿o sí? De todas formas, espero que disfruten de esta lectura...

Atte. XideVill


Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.


CAPÍTULO 22.

KAGOME

Por seguridad Koga estacionó a unos cuantos metros de la dirección exacta que estaba escrita en la nota adhesiva.

Al llegar a la pequeña cabaña en medio de árboles y oscuridad plena, él se adelantó para cubrirme tras su espalda. Era muy extraño, este lugar me traía recuerdos que había preferido olvidar.

–Permíteme –sugirió para tocar la puerta.

Luego de unos cuantos segundos, se escuchó el sonido de alguien quitando los seguros. Mi cuerpo se tensó instantáneamente, una oleada de inquietud recorrió mi espalda.

Cuando la puerta se abrió, mi corazón sintió el alivio que había estado esperando al verla.

–Kagura… –musité antes de lanzarme a ella.

–Kagome…

Dejé que el silencio hiciera lo suyo. Permití que los miedos se esfumaran lentamente.

–¿Estás bien? –cuestioné al examinarla con la mirada– ¿Te hiciste algo…? Dime…

Ella negó con la cabeza.

–Tranquila, estamos bien.

Solté un suspiro antes de volver a abrazarla.

–Creí que…

–Lo sé…

–Pero ¿cómo? –cuestioné– ¿Quién era ella?

–No lo sé…

Tomé sus manos con determinación y juntos entramos en la pequeña cabaña. Koga se sentó a mi lado, mientras que Kagura ocupó el asiento individual. La cercanía de Koga me reconfortaba, y en ese momento, la cabaña se sentía como un refugio alejado del mundo exterior.

–Todo fue muy confuso –comenzó– Después de despedirnos, Renji, el hombre de Naraku, tomó la autopista, todo iba bien hasta que se detuvo en medio del tráfico. Estaba pensando aprovechar y huir, pero en medio de eso las puertas se abrieron y me bajaron del auto.

–¿Quienes? –cuestioné preocupada.

–No quienes, sino ella. Esa mujer.

–¿La del accidente?

–Sí, ella. Forcejeamos y logré liberarme de su agarre. Sin pensarlo, corrí por el miedo, corrí por instinto. Tuve tanto miedo que no medí el peligro. Entonces, escuché un golpe seco y supe que algo había pasado, pero no me atreví a mirar atrás, simplemente seguí corriendo.

–¿Crees que era alguien que trabajaba para Naraku?

–Probablemente. Tal vez adivinó lo que haría y mandó a alguien a acabar conmigo.

–Solo que no le funcionó –comenté con gusto.

La vi acariciar su abdomen con una sonrisa.

–Sí, no lo hizo.

–¿Qué harás ahora?

–Mañana saldré del país.

–¿Ya lo pensaste bien?

Kagura me miró y asintió.

–Sí.

–¿Qué pasará con…?

–Como si le importara –soltó de pronto– Apuesto que mi muerte le trajo algo de alivio.

–No digas eso.

–Es la verdad. Respóndeme una cosa –pidió– ¿Viste que sufría por mí?

–Bueno… –Miré a Koga y este solo soltó un suspiro– Para ser honesta no alcancé a verlo, solo estaban Inuyasha y Myoga cuando fui a la estación.

–Por supuesto, para él fuimos tan insignificantes que ni siquiera se molestó en quedarse hasta el amanecer.

–Bueno, si lo piensas un poco, la noticia de tu muerte le llegó justo al mismo tiempo que la confirmación de que no estaba embarazada. Fueron dos golpes duros.

La vi sonreír.

–Lo dudo mucho considerando que viene de ese idiota. Y mejor así, este bebé no tendrá nada que ver con él ni con su estúpido apellido. Como si nos hiciera falta.

Suspiré, era evidente que su rencor hacia Sesshomaru no desaparecería de la noche a la mañana.

–Sabes que cuentas conmigo para todo –afirmé– Y si esa es tu decisión, también cuentas con mi silencio.

–Y con el mío –intervino Koga y al hacerlo Kagura volvió a sonreír.

–Koga ¿Verdad?

Él le regaló una sonrisa antes de mirarme.

–Diría que hacen una bonita pareja, pero aquí sabemos que esta muchacha solo vive por un Taisho –comentó Kagura robándome una sonrisa.

–Vivo y moriría por él –agregué.

–Ni lo digas.

Ambas reímos.

–Por cierto, te traje algunas cosas –dije señalando la pequeña maleta– Encontrarás algo de ropa y… bueno, no sabemos exactamente qué será tu bebé, pero también hay algo para él o ella.

–Gracias, Kagome. En serio aprecio mucho lo que estás haciendo por mí.

–Ni lo menciones, solo hago lo que haría por una amiga.

–¿Y a dónde piensas viajar si ahora no tienes documentos? –cuestionó Koga.

Era cierto, se suponía que Kagura Hirano está muerta. ¿Cómo lograría salir del país?

–Contacté a alguien que se encargará de todo.

–Externos –resaltó Koga.

–Así es, no tengo otra opción.

–Pero es muy peligroso –agregué.

–Lo sé, pero no tengo de otra…

–La tienes –soltó Koga mientras miraba la pantalla de su celular–. Yo te ayudaré.

–Koga…

–Puedo hacerlo, bonita. Después de todo, la boda se postergará, y mi padre se encargará de eso. ¿Recuerdas que te mencioné que quería ir a Boston?

–Sí, pero…

–Bueno, esta es una gran oportunidad.

–No quiero ser un problema para ustedes –intervino Kagura.

–Y no lo serás. Te lo aseguro –afirmó él.

–¿Por qué de pronto haces esto? –pregunté intrigada.

Koga iba a decir algo, pero Kagura se quejó de malestar al intentar levantarse.

–¡Kagura!

–Espera, no te muevas –Koga se apresuró a ir en su ayuda– ¿Te duele algo?

–Solo fue un mareo.

–Será mejor que descanses –demandé– Mañana será un día muy largo y tu salud es lo que más importa ahora.

Ella asintió aceptando la idea.


INUYASHA

–Madre, ¿qué haces despierta tan tarde? –cuestioné al entrar al comedor.

Izayoi me regaló una sonrisa triste antes de extender su mano para que la tomara.

–No puedo estar tranquila, tu hermano no ha llegado desde que se fue y tampoco contesta mis llamadas.

–Está molesto, madre, es mejor dejar que se le pase.

–Sí, pero eso no cambia nada. Quizás ustedes no lo vean, pero, aunque sean adultos, para mí siempre serán mis niños pequeños.

–Tranquila, él está bien, lo sé.

Izayoi soltó un suspiro antes de mirarme con atención.

–¿Y esa cara? –comentó– Algo te preocupa, puedo verlo.

–Es Kagome –solté resignado– No he sabido nada de ella en todo el día, no responde mis llamadas y mensajes, y hasta hace poco su celular estaba fuera de línea…

–Tranquilo, cariño. No te atormentes más.

–Es imposible no preocuparme, especialmente con todo lo que ha pasado. La muerte de Kagura fue algo que no nos esperábamos y no puedo estar tranquilo sabiendo que Kagome está viviendo en la casa de Naraku.

–Y sobre eso, ¿dónde está Kikyo? ¿se quedará en casa de su padre?

–No, ella regresó por la tarde, pero se encerró en la habitación y no quise molestarla, supongo que está muy afectada por lo que le pasó a su prima. ¿Qué haces? –cuestioné al verla levantarse.

–Iré a llevarle algo de comer, no dejaré que duerma con el estómago vacío.

–Espera, mamá no hagas eso, deja que yo me encargue y tú ve a descansar. Estoy seguro de que mi hermano no tardará en llegar. Así que no te preocupes demasiado.

Sabía que no sería tan sencillo, pero terminó aceptando, quizá por el cansancio o porque ya no quería seguir dándole tantas vueltas al tema.

Kaede y los demás estaban dormidos así que tuve que encargarme yo solo de preparar algo para Kikyo.

–¿Estás despierta…? –pregunté al acercarme a ella– Te traje algo para que comas, mamá insistió en que no durmieras con el estómago vacío.

Kikyo estaba tumbada en la cama con la misma ropa de ayer, mirando fijamente a un punto en la habitación. Así que dejé la comida en el velador y busqué una manta para cubrirla.

–Gracias… –La escuché susurrar antes de salir de la habitación.

A estas alturas, ya no tenía claro qué era real y qué no. La actitud de Kikyo cambiaba tanto que, en ocasiones, me recordaba a Kagome, pero en otras, parecía una completa desconocida.

Al ir a la habitación de Moroha escuché que alguien hablaba en la plata baja. Por un momento creí que se trataba de mamá, pero la voz era casi un lamento.

Me acerqué con cuidado, intentando descifrar aquellas palabras. La voz se entrecortaba, como si la persona intentara contener un llanto. Bajé un poco más, y entonces reconocí a quien pertenecía: era mi hermano.

–...no, no llores… aquí estoy…

Sesshomaru estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida y los ojos vidriosos, mientras acariciaba y mecía una pequeña manta de bebé con una delicadeza que nunca antes había visto en él. Su rostro, siempre tan impenetrable, parecía frágil, casi roto. Me quedé en silencio, sin saber si debía acercarme o dejarlo solo con su dolor.

–...shh, shhh… aquí estoy…

–¿Hermano?

–Ah, Inuyasha –soltó al verme– Ven, mírala…

–¿Cuánto has bebido? –cuestioné acercándome con cautela.

–¿De qué hablas?

–Es evidente que estás ebrio –aseguré– ¿Qué haces con eso? ¿De dónde lo sacaste?

–Fue un regalo…

–¿De quién?

–Mío para mi hija… Kanna.

Me quedé sin palabras.

Tragué en seco y traté de mantener la calma.

–Hermano no… por favor no sigas con esto. Odio ser yo quien te lo diga y, puedes odiarme si quieres, pero tú no tienes una hija.

Sesshomaru no respondió, solo siguió mirando aquella pequeña manta, como si ahí estuviera todo lo que había perdido.

–La muerte de Kagura debió de afectarte tanto que…

–¿Qué estoy haciendo…? –musitó con voz ronca.

–Sesshomaru…

–Soy patético –exclamó dejando caer la manta.

El peso de sus palabras me hizo sentir una mezcla de rabia y compasión. Quería decirle que no era su culpa, pero sabía que él no lo vería así.

–¿Qué me ocurre? Siento que estoy perdiendo la cabeza.

–Solo necesitas descansar. Ven, te llevaré a tu habitación.

Ofrecí mi ayuda y él aceptó dejándose guiar.

¡Vaya, qué día! Todo estaba de cabeza, y estaba convencido de que pasaría un buen tiempo antes de que mi hermano se recuperara por completo.

Tal vez fue imprudente de mi parte, pero ya no podía hacer nada cuando la llamada finalmente tuvo respuesta.

–Hola… ¿Rin?

–Inuyasha, ¿qué pasa? ¿Por qué llamas a esta hora?

–Lo lamento, pero quiero pedirte un favor…


KAGOME

–¿Entonces te vas?

Koga soltó un suspiro antes de asentir.

–Era algo que tarde o temprano iba a pasar.

Dejé que el silencio se mezclara con los sonidos de la naturaleza mientras contemplábamos la inmensidad del bosque.

–Sí, supongo que sí, es solo que… no creí que sería tan pronto…

Koga sonrió.

–Anímate, bonita, tendrás más tiempo para estar con Inuyasha. ¿No es eso lo que quieres?

–Sí, pero ahora no tendré un lugar al que ir cuando no quiera quedarme en casa de Naraku.

–Si eso es lo que te preocupa te dejaré mi casa, diré que en mi ausencia tú puedas tomar potestad de ella.

–Koga…

–También pensé en algo para que no salieras perjudicada mientras no estoy.

–¿De qué hablas?

–Naraku no estará tranquilo, especialmente al enterarse de que me fui del país. Eso significaría un retroceso en sus planes si lo que quiere es apoderarse de las acciones de mi padre, y por nada del mundo quiero que tú salgas afectada. Por eso hablé con mi abogado; él se encargará de traerte unos documentos.

–¿Qué clase de documentos?

–Verás, hace días, cuando mencionaste la posibilidad de que mi hermana estuviera viva, planifiqué esto. Me hice dueño de una de las empresas de mi padre, pero tranquila –advirtió al ver mi expresión de sorpresa–. No estoy violando las leyes. Es solo una empresa que en sí no significa mucho para mi familia, pero la detallé tan bien que parece una gran corporación. El asunto es que, mediante el documento que mi abogado te enviará, te estoy otorgando todas las acciones.

–¡¿Qué?! Koga no…

–Tienes que firmar, confía en mí. Cuando Naraku lo vea pensará que estás cumpliendo muy bien sus órdenes, y estoy seguro que te dejará tranquila por un buen tiempo.

Lo miré, aún no podía asimilar todo esto.

–Pero hay una cláusula –dijo, mirándome con intensidad–. El abogado mencionó que, al no ser mi esposa legalmente, este documento permanecerá en pausa hasta que tú y yo estemos casados.

–Eso no…

–Lo sé, pero al menos Naraku creerá que existe la oportunidad de obtener más, siempre y cuando mantenga la esperanza de que este matrimonio se llevará a cabo algún día, eso nos dará tiempo. Y viéndolo por ese lado, serás como su gallinita de los huevos de oro.

Ambos reímos, y nuestras risas hicieron eco en todo el lugar.

–Volverás ¿verdad?

–Es una promesa y espero que cuando lo haga, Naraku esté debilitado.


INUYASHA

–Papi…

–Hazlo… –susurré ante su discreta consulta.

Moroha me soltó la mano y corrió al comedor, llenando el espacio con su risa contagiosa.

–¡Tío atrápame!

Mi hermano apenas tuvo tiempo de reaccionar y logró atrapar a Moroha antes de que cayera al vacío.

–Parece que alguien está muy contenta –comentó mi padre.

Observé a Sesshomaru mientras la miraba con atención, perdiéndose en la suavidad de sus mejillas.

–Eres tan linda. Definitivamente, llevas más de Kagome en ti que de mi hermano.

–Tío… –Moroha pareció detenerse en sus ojos al verlo de cerca– ¿Estás triste?

–¿Te parezco triste?

Ella asintió, me lanzó una mirada rápida y luego desvió su atención hacia él nuevamente.

–¿Quieres un abrazo?

–Sí… –susurró en un suspiro.

Moroha apoyó su cabeza en el pecho de Sesshomaru, mientras él acariciaba suavemente sus pequeños bucles.

–Yo también quiero un abrazo –dijo mamá uniéndose a ellos.

La escena me pareció reconfortante. Como una curita para el corazón, todos habíamos atravesado días demasiado intensos, y estos momentos resultaban, sin duda, valiosos.

–Buenos días, lamento interrumpir.

Todos miramos de inmediato a la dueña de la voz.

–¡Tía Rin! –Moroha estaba completamente emocionada.

–¿Rin? –cuestionó mi madre– Cariño, ¿qué haces aquí? Creí que…

–Me quedé –soltó de pronto.

–¿De qué hablan? –dije con curiosidad.

–Es que Naomi me contó que hoy se irían del país –respondió mamá– Creí que también Rin iría con ella.

–Pensaba hacerlo, pero… –Rin me miró– Surgió algo y me quedé.

–Ya veo, pero ¿tu madre está bien?

–Sí, no se preocupe por ella, estoy segura que pronto llegará a su destino.

–Me alegra.

–Bueno no se queden ahí –intervino papá– Tomen asiento o la comida se enfriará.

–Puedes sentarte aquí –ofrecí– Después de todo no creo que Kikyo vaya a bajar.

–¿Se siente mal?

–Sí, bueno… –miré a mi hermano de reojo– Está muy afectada por lo que pasó.

–Ya veo.

Me aclaré la garganta antes de tomar agua.

–Ven, princesa, deja que tu tío pueda comer tranquilo.

–No, está bien –dijo él– Podemos comer juntos, además, tengo demasiadas moras en mi tazón.

–¡Sí, moras! –chilló dando pequeños saltos sobre él.

.

–¿Por qué lo hiciste? –La voz de mamá interrumpió el silencio.

Se sentó a mi lado y ambos observamos a Moroha jugar con Kuma en el jardín.

–Quisiera tener una respuesta a eso, pero no la tengo mamá. Es solo que ayer lo vi tan mal que…

–Decidiste llamar a esa muchacha para que lo haga sentir mejor.

–Puedes cuestionar mis métodos, madre, aceptaré todo lo que tengas que decir. Pero sé muy bien lo que mi hermano siente por Rin.

–Y según tú, ¿qué es lo que siente?

Sonreí mientras me acomodaba las gafas de sol.

–Lo mismo que siento por Kagome. ¿Qué puedo decir, madre? Tus hijos están completamente cautivados por las hermanas Higurashi.

–Pequeño tonto –soltó mientras me despeinaba el cabello– Espero que no te equivoques, tu hermano está muy vulnerable en este momento; otra decepción sería como darle un disparo directo en el pecho.

–Tranquila, sé que Rin no le haría daño, lo sé porque la conozco muy bien.

Izayoi me sonrió con ternura antes de tomar mis manos.

–¿Pudiste hablar con Kagome?

–No, y agradezco que lo menciones –dije mirando la hora en mi reloj– Podrías quedarte con Moroha un momento.

–¿Saldrás?

–Sí, iré a buscarla.

–¿Y a dónde piensas ir? –cuestionó preocupada– A casa de Naraku ¿Te has vuelto loco?

–No, tranquila, iré a casa de Koga, estoy seguro que la encontraré allí y si no está, bueno, ya pensaré en algo.

–No hagas ni una locura –advirtió antes de que me levantara.

–Confía un poco más en tu hijo, mamá –solté con diversión al besar su frente.


KAGOME

Salí de la ducha envuelta solo en una toalla, ya que solo logré conseguir eso cuando el timbre de la casa empezó a sonar con insistencia.

–¡Un momento, no soy tan rápida…! –perdí la voz gradualmente al ver quién era– Inu…

Asaltó mis labios como un sediento, y con sus manos en mi cuello, fue demandante.

–Inu… –jadeé.

–¿Dónde estabas…? –susurró sobre mis labios– ¿Por qué no respondes mis llamadas?

–Yo…

–Espera, ¿y Koga?

–Él no está aquí, Koga se…

–Después me cuentas –demandó cerrando la puerta tras de él y besando nuevamente mis labios.

Rodeé su cuello dejándome llevar por su calor y él aprovechó para sacar lo único que cubría mi cuerpo en ese momento; la toalla cayó y al instante lo escuché suspirar.

–Izayoi me advirtió que no hiciera locuras, pero… –se detuvo al contemplar mi cuerpo con demasiadas ansias–. Tal vez le demos otro nieto muy pronto…

–¿Qué…?

–Ven aquí.

Me alzó como si nada y se adentró en una de las habitaciones. No iba a negarme, ¿cómo podría hacerlo? Después de todo, yo también lo había extrañado demasiado.

Continuará...