FRAGMENTOS
¡Hola! Nueva actualización.
- Cbt1996: ¡Gracias por tu review! Me encanta ver cómo te involucras tanto con la historia y los personajes. Tienes razón, Inuyasha a veces es un desastre y, aunque se arrepienta, aún tiene mucho que aprender, especialmente en cuanto a cómo manejar sus celos. Y sobre Kikyo, entiendo que sus decisiones te generen confusión, pero me gusta que veas su evolución, aunque por ahora no esté en su mejor momento, pero se vienen sorpresas. Y lo de Koga, definitivamente es un personaje que siempre te deja con ganas de más, ¿verdad? Pero, por ahora, no te preocupes, que Inuyasha tiene mucho que demostrar todavía. Lo de Izayoi me alegra mucho porque es algo que quise lograr: darle una calidez que falta en el canon :( Me alegra que te guste. Por otro lado, la complicidad entre los hermanos Taisho también es algo que disfruto mucho escribir, y Sesshomaru como tío es un detalle que quiero que se sienta especial. Te agradezco de verdad tus emociones tan auténticas y cómo compartes todo lo que sientes. Espero que sigas disfrutando de la historia, ¡y te prometo que habrá más sorpresas! ;)
- Kayla Lynnet: ¡Qué intensos esos momentos! Primero que nada, entiendo tu frustración total con Inuyasha. ¡La verdad es que este pobre no ayuda mucho con su inseguridad! Aunque, por otro lado, a veces esas dudas vienen del miedo a perder lo que más ama. En fin, ¡que no se te olvide que él también está aprendiendo y cargando con su propio peso de culpa! Jeje. Por eso, no me sorprende que estés tan lista para usar esos sartenes... Ahora, respecto a lo de Naraku, tienes toda la razón: ese tipo es el peor. ¡Lo que le está haciendo a Moroha y Kagome es un golpe directo al corazón! y entiendo totalmente tu odio hacia Naraku. ¡Es un monstruo, y más en ese capítulo! Pero, claro, va a haber consecuencias, lo prometo ;). Y no puedo evitar reír con lo de Sesshomaru. Es el tío protector que todos necesitamos, y de verdad que Moroha está en buenas manos con él. ¡A ver si Inuyasha aprende un poco de su hermano! Por último, el virus "Higurashi" me hizo reír tanto como a ti. Te agradezco mucho el entusiasmo y la emoción con la que sigues la historia. Y sí, lo de Inuyasha... lo sé, ¡él mismo se mete en sus propios líos! Pero ya veremos qué pasa. Como siempre, ¡gracias por compartir tus pensamientos tan divertidos e intensos! Espero que disfrutes de este capítulo.
- Lin Lu Lo Li: Jajaja Inuyasha realmente tiene esos momentos de troglodita, ¿verdad? Pero me alegra que hayas notado su esfuerzo por cambiar y por pensar más en lo que es mejor para Moroha, aunque claro, sigue tropezando un poco :D. ¡Al menos intenta! Lo de Kikyo, sí, ¡creo que le cayó como un balde de agua fría! Pero bueno, es lo que pasa cuando no se piensa bien antes de actuar. Y sobre los Okami, ¡totalmente! Me encanta que te gusten, son un soplo de aire fresco en medio de todo el caos. Y en cuanto a la enfermedad de Inuyasha… ¡ese pequeño detalle de su "malestar" fue un toque divertido! ;) Y bueno, Sesshomaru siempre tiene un as bajo la manga, ¿no? jaja Siempre tan calculador y tan brillante, sin importar lo que pase. ¡Gracias por tu review! Espero te guste este nuevo capítulo.
- Karii Taisho: ¡Hola, hola! Me alegra saber que, a pesar de la "bilis elevada", te ha gustado cómo Inuyasha está recapacitando. Y sí, un poco de honestidad siempre habría sido lo mejor (coincido). En fin, sobre Kikyo, es una mezcla de víctima y culpable, ¡Naraku no perdona! Lo de Naraku poniendo a Kagome y Moroha en esa situación es terrible, ¡claro que sí! Y sí, creo que Naraku está buscando cualquier excusa, como un embarazo, para adelantar la boda. ¡Qué peligro! La calma siempre viene antes de la tormenta, y aunque ahora parece haber reconciliación, recuerda que todo puede pasar... Por otro lado, lo de Sesshomaru e Inuyasha justificando las marcas fue genial, ¡sin duda es lo que quise lograr jaja! Y lo del Taishito y la protección, lo dejaremos en suspenso… ;) ¡Naraku no va a dejar que nada sea fácil, eso sí, tenlo por seguro! Nos vemos en el siguiente capítulo.
- Valentinehigurashi: ¡Hola, hola, mi querida amiga! Qué lindo leer tu comentario, me has sacado una sonrisa muy grande. Me encanta que estés disfrutando tanto la historia, y que te hayas emocionado tanto con InuYasha y su "dominación" (¡sí, sométeme! jajaja). Es un viaje de emociones, y qué bueno que, al final, no dudaste de él, aunque a veces nos haga sufrir un poquito. Koga está sorprendiendo a todos, ¡Nunca me imaginé que sería tan confiable! Está siendo un gran apoyo, y su trabajo con Kagura es admirable. En cuanto a Moroha, ¡es una heroína! Su resiliencia y valentía son impresionantes. Realmente merece mucho amor y felicidad, ojalá todo se solucione para ella y sus papitos. Y sobre Kikyo, sí, su sufrimiento es algo que mucha gente podría relacionar, pero lo que más me impacta es cómo sigue aferrada a algo que no la ama. Su castigo vendrá, sin duda, y lo que le espera será más doloroso de lo que imagina, por todo lo que ha hecho y tolerado. ¡Me alegra que te guste cómo InuYasha marca su territorio con Koga! El en su momento más varonil, jajaja. Y de verdad, muchas gracias por tus palabras bonitas. Me haces sentir muy especial al saber que mis escritos han sido un bálsamo para ti en momentos difíciles. ¡Qué honor ser parte de esos días! Y estoy muy feliz de saber que te animas a explorar tu propia faceta. Deseo que hayas tenido unas vacaciones maravillosas y muchas gracias por tu buena energía con estas últimas semanas de clases, sí que lo necesito. ¡Que todo te salga genial! Te quiero muchísimo, y siempre agradezco tus hermosas palabras. Nos vemos en la próxima entrega, y recibe un montón de abrazos. Nos leemos :)
- Rosa. Taisho: ¡Hola, mi bella! Me alegra que te haya gustado el capítulo. Inuyasha realmente estaba perdido en su orgullo, pero qué bueno que al final haya abierto los ojos. Naraku y Kikyo, definitivamente, están llevando las cosas demasiado lejos con Moroha, ¡es tan injusto! Pero bueno, me encanta que sigas disfrutando de los celos de Inuyasha, son todo un show, jajaja. ¡Y sí, la marca de Kagome quedó de lo más épica! Koga es todo un buen amigo, ¿verdad? Siempre está para Kagome. Y sí, Sesshomaru, ese hombre sigue mejorando con cada capítulo, jajaja. Estoy segura de que lo que se viene será más intenso aún. ¡Nos vemos en el próximo, y muchas gracias por tu comentario tan bonito! Besos.
¡Al fin, actualización! Para ser sincera, me costó mucho avanzar con este capítulo debido a temas de tiempo. Como ya saben, estamos entrando a la recta final de mis estudios, y no miento cuando digo que estos últimos días han estado llenos de informes, trabajos y, por supuesto, la tesis. Todo se ha vuelto tan complicado que a veces siento que no voy a poder, pero mi único refugio sigue siendo aquí, en la escritura. Y bueno, de todo ese estrés acumulado nació este capítulo. Espero que les guste, lo disfruten y, sobre todo, vivan cada momento.
Sin más que decir, estaré leyendo sus comentarios, tanto aquí como en la página de Facebook y Wattpad. Nos vemos pronto... y creo que será dentro de muuuucho. Pronto sabrán por qué.
Atte. XideVill
Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.
CAPÍTULO 25.
KAGOME
Los días se transformaron en semanas como si el tiempo avanzara en un suspiro. Aunque podía reflexionar sobre la velocidad con la que transcurrían, sólo tenía una preocupación fija en mente: la llegada de Koga. A pesar de los retrasos, la impaciencia de Naraku era evidente, y su ansiedad aumentó cuando se cumplió un mes desde su partida, un periodo que hacía cada vez más difícil encontrar excusas creíbles para justificar su ausencia.
Para ambos, la situación era complicada, pero para él resultaba aún más difícil. El vínculo inesperado que había formado con Kagura durante este tiempo parecía inquietarlo mucho. Dejarla sola en su estado era algo que nos preocupaba a ambos.
–Estaré bien, ya dejen de preocuparse los dos –dijo Kagura, y yo le dediqué una sonrisa a través de la videollamada.
–Es imposible no preocuparnos –dije con sinceridad–. Y tampoco culpes a Koga por hacerlo.
–La situación ya está decidida, no hay vuelta atrás. Si Naraku quiere que él regrese, entonces así será. Preocuparse por mí solo complicará más las cosas. Estaré bien, disfrutaré de la calma en esta casa cuando él se vaya...
–¡Oye! –refutó Koga, sentado a su lado, y Kagura soltó una ligera risa.
–Todo estará bien. Solo espero que por allá las cosas también lo estén.
–Ni se lo imaginan –dije con desgano–. Aunque Naraku ha dejado de molestarme, sigue insistiendo en traer a Koga de vuelta.
–¿Quiere más acciones? –preguntó Koga, mientras yo miraba mis manos con inquietud.
–No, en realidad no es eso... quiere otra cosa. Pero bueno, ese no es el punto. La cuestión es que, a medida que los días pasan, la situación se hace más pesada. Inuyasha y su padre han estado trabajando duro para encontrar más pruebas que hundan a Naraku.
–¿Han encontrado algo?
–Sí, aunque según Myoga no es muy relevante, puede servir. Sin embargo, hay algo más que sí es crucial, y tiene que ver contigo, Koga.
–¿Conmigo?
Asentí lentamente.
–Tiene que ver contigo y con tu familia. ¿Recuerdas que te hablé de mi amiga Sango?
–Sí, lo recuerdo.
–Bueno... sobre eso quiero hablar contigo. Es algo importante, pero he dejado pasar los días porque no quería preocuparte mientras estabas fuera.
–Kagome…
–Prometo que te lo explicaré todo cuando estés aquí, ¿de acuerdo?
–Mi vuelo sale hoy.
–Entonces nos veremos mañana.
–¿Está todo bien?
–Sí. Es solo que esto es muy importante.
–De acuerdo, entiendo.
–Entonces, hasta mañana. Cuídense mucho, Kagura.
–Tú también, linda. Hasta luego.
Definitivamente, tenía mucho que hacer antes de la llegada de Koga, y una de esas cosas era hablar con Sango. Decirle la verdad no sería fácil, y no tenía idea de cómo reaccionaría.
Respiré profundamente, tratando de reunir el valor necesario para enfrentar lo que venía. Salí de casa de Koga con dirección al departamento de Miroku, trazando cuidadosamente un plan para despistar a los guardias que Naraku había puesto para vigilarme. Era arriesgado, pero no tenía otra opción.
INUYASHA
–No puedo creer que se hayan atrevido a hacerlo –solté, enfurecido.
–Tranquilo, cariño –dijo mamá–. Solo fueron al parque, pronto volverán.
–Ese no es el punto, madre. Estoy enojado porque se llevaron a mi hija sin mi permiso, pero ¿quién les da el derecho de…?
–Por Dios, hijo. Son tu hermano y Rin, que, te recuerdo, es hermana de Kagome. Ambos son responsables y sé que cuidarán de Moroha como si fuera su propia hija.
La vi sonreír con demasiada satisfacción.
–Te encantó decir eso, ¿verdad? –acusé.
–No voy a mentirte, desde que Sesshomaru apareció por esa puerta y dijo que sería padre, me emocioné mucho, obviando, claro, el asunto de cómo sucedió todo. Lástima que las cosas tuvieran que salir así, pero desde ese momento he deseado la llegada de otro bebé a la familia.
Me acerqué a ella para besar su frente y abrazarla.
–Eso te haría muy feliz, ¿verdad mamá? –pregunté con un tono irónico, aunque sabía que su respuesta no me sorprendería.
Izayoi me miró con una sonrisa traviesa.
–Claro que sí. Dame otro nieto antes de fin de año… –me susurró al oído con un beso en la mejilla, y ambos terminamos riendo en medio del comedor.
–¡Papi, papi!
La levanté en brazos cuando vino corriendo hacia mí.
–El tío Sesshi y la tía Rin dijeron que me darían un poni en mi cumpleaños.
Los miré sorprendido cuando los vi entrar por la puerta.
–¿Así?
–¡SÍ!
–Vaya, parece que el tío 'Sesshi' olvidó que esta es una mansión y no una granja –comenté con sarcasmo.
–No veo el problema –replicó con calma–. Tú le diste un pato, ¿por qué nosotros no podríamos darle un poni a nuestra sobrina?
–Dos palabras –solté–. ¿Eres tonto?
–Ya, niños –intervino Izayoi–. Inuyasha…
–No, mamá. ¿En serio esperas que sea tolerante con ellos después de lo que hicieron?
–Sé que llevarnos a Moroha sin tu permiso estuvo mal –dijo Rin–. Pero…
–No te molestes, Rin –interrumpió Sesshomaru–. Es inútil intentar solucionar las cosas con él.
–Mira, no te permito que…
–Papi –Miré a Moroha–. ¿Entonces no tendré un poni?
No... Cuando ponía esos ojitos, me desarmaba por completo. Sin duda, era idéntica a su madre, y no podía evitar sonreír como un tonto por ella. Besé su frente y la abracé.
–Mi amor, si en verdad lo quieres entonces…
–No hay forma –exclamó Kikyo al entrar al comedor–. Ya tenemos un ruidoso pato merodeando por toda la casa, como para tener otro animal contaminando el aire. Moroha... –dijo acercándose a ella–. A veces no siempre obtenemos lo que queremos.
–Kikyo…
Últimamente había estado muy insoportable, más de lo habitual conmigo. Pero esta vez quería descargar su frustración en Moroha, y no iba a permitirlo.
–Suficiente, no es la manera de decirlo.
–¿Entonces cómo? –cuestionó cruzando los brazos–. Dímelo.
Miré a mamá y ella lo entendió al instante. Tomó a Moroha en sus brazos y, seguida de Rin y mi hermano, salieron del comedor.
–Mira…
–Antes de tu sermón matutino como ya es de costumbre –soltó de pronto–. Quiero preguntarte una cosa.
–Kikyo…
–Solo una cosa –insistió.
–Bien.
–¿Eres feliz?
Miré sus ojos por un instante.
–¿Qué…?
–¿Eres feliz, Inuyasha? Respóndeme. Porque desde que me casé contigo, me he sentido la mujer más infeliz del mundo. He tenido que soportar la idea de que tienes una hija con una mujer que sé que nunca dejarás de amar, y he tenido que tragarme el orgullo y mi dignidad frente a todos. Entonces te pregunto ¿Eres feliz?
Solté un suspiro antes de responder.
–Sé que este matrimonio no fue como lo esperábamos, pero…
–Eso es todo –soltó mientras se quitaba el anillo que tenía en el dedo–. Quiero el divorcio.
–¿Qué…?
–Toma –Me entregó el anillo–. Véndelo. Tal vez con ese dinero puedas mantener a flote las empresas de tu familia, porque después de esto, no verás ni un solo dígito en el banco que pertenezca a la mía.
La vi salir y decidí seguirla, pero para mi sorpresa, la encontré intentando subir maletas a su auto. ¿En qué momento había planeado hacer todo esto? ¿O peor aún, desde cuándo estaba considerando irse? ¿Acaso Naraku estaba al tanto de todo esto?
Maldición. ¿Qué se suponía que debía hacer?
KAGOME
–¡Voy…! –Se escuchó el grito de Sango del otro lado.
Esperé con impaciencia hasta que la puerta finalmente se abrió por completo. Sin embargo, lo que vi me dejó completamente sorprendida.
–¡Kagome! –exclamó contenta y me abrazó como si nada.
–Sa… ¿Sango? –cuestioné aún atónita–. ¿Qué traes puesto?
–¿Qué…? –Se apartó para mirarse–. ¡Oh, por dios!
Reí al verla tan avergonzada, buscando desesperadamente algo con que cubrirse. Nunca hubiera imaginado verla en esa situación; la había conocido tan ruda, acostumbrada a su trabajo con Naraku. Pero verla así, vestida con un babydoll, era algo completamente surrealista para mí.
–No quiero pecar de indiscreta, pero…
–Ya lo haces –soltó mientras me invitaba a pasar.
–Miroku ¿enserio? –cuestioné aún con una sonrisa en el rostro–. ¿Desde hace cuánto tú y él…? Ya sabes.
–No es de tu incumbencia.
–Ay, vamos, muero por saberlo.
La vi mirar hacia la puerta de una habitación.
–Aún no es formal…
–Dijiste ¿Aún? –Me encantaba molestarla.
–Basta –dijo dándose la vuelta–. Mejor dime qué haces aquí, no te he visto desde nuestro reencuentro en la clínica.
Entramos a lo que supuse era su habitación, y una vez dentro Sango se sentó sobre la cama.
–Ni lo menciones, han pasado demasiadas cosas, tantas que ni siquiera he podido reunirme con Rin.
–¿Aún no lo haces?
Negué.
–He intentado mantenerme lo más alejada posible de la mansión de los Taisho, ya sabes, por la seguridad de mi hija.
–¿Y cómo está ella?
Sonreí al recordarla.
–Hermosa, cada vez que la veo, cuando Inuyasha me la trae a escondidas, parece un poco más grande. Pronto será su cumpleaños, y eso nos tiene muy emocionados.
–Seis años –dijo ella con nostalgia en la voz–. Pronto dejará de ser tu bebita.
–¡Ni lo digas! Moroha siempre será mi bebita.
Sango sonrió.
–¿Qué tienen planeado hacer?
–Inuyasha insiste con la idea de organizar una gran fiesta, una fiesta digna de una Taisho, como él dice –Ambas reímos.
–Moroha ha tenido la suerte de tener un padre tan amoroso como Inuyasha. Estoy segura de que no la dejará tener novio hasta que cumpla los treinta.
Reí, sabiendo que probablemente sería así. La escuché suspirar mientras miraba sus manos.
–Me alegra saber lo feliz que será mi niña con ustedes, dos padres que la aman y darían su vida por ella. Lo que habría dado por al menos saber algo de los míos.
–Sango…
–Estoy bien.
–No es eso –dije tomando sus manos y viéndola a los ojos–. El motivo real por el que estoy aquí es para hablar de tu familia, esa familia de la que te apartaron y que no recuerdas.
–No estoy entendiendo nada –soltó ansiosa–. Ellos murieron…
–Sé que todo esto es muy repentino, y sé que puede sonar a locura, pero fue Naraku quien te apartó de tu familia cuando apenas eras una niña, una bebé como Moroha. La historia completa te la contará Koga, yo no soy la persona indicada para hacerlo, pero solo te diré que tu familia está viva y, al igual que tú, nunca ha dejado de pensar en ti.
–¿Koga…? –balbuceó–. ¿Tu prometido?
Asentí.
–Sí, Koga. Tu hermano –resalté.
–¿Qué dices?
–Ven conmigo. Te llevaré a conocerlo –dije levantándome y animándola a seguirme.
–Espera, ¿cómo puedes estar tan segura de que él…?
–No me odies, pero cuando estabas en la clínica, tomé una muestra de tu cabello y envié a que lo compararan con las muestras de Koga. El resultado fue positivo. Los Okami son tu familia, amiga. Tienes un padre y un hermano que te adora. Lo sé por la forma en la que Koga habla de ti, su hermanita Sango. Incluso tiene una foto tuya en su billetera.
–¿Qué…?
–Sí, ven conmigo. Él llegará mañana y quiero darle la noticia y que finalmente se conozcan. Pero primero, vístete –le pedí al verla de nuevo.
–¿Estás segura?
–Completamente –afirmé–. Pero tenemos que irnos ya, antes de que los guardias de Naraku lleguen a la casa de Koga y te vean entrar.
–Pero… –susurró viendo a la puerta–. Miroku…
–¿Está dormido?
–Sí, crees que debería de despertarlo y decirle que iré contigo.
–No hay tiempo, vístete y vámonos, ya le enviaré un mensaje cuando estemos allá.
–Bien, dame un segundo–dijo sacando lo primero que encontró en su armario y entrando al baño.
Bien, ahora solo quedaba esperar a Koga. Con eso a nuestro favor, podríamos comenzar a presentar los cargos contra Naraku.
–Listo.
–Bien, vámonos ya.
Recién pude respirar con alivio al cerrar la puerta de la casa de Koga. Al parecer, los guardias de Naraku aún seguían buscando lo que les había encargado con tanta urgencia. Todo era parte del plan.
–Qué linda casa –comentó mi amiga al sentarse en el sofá–. Todo esto es tan… lujoso.
–No voy a negar el buen gusto que tiene Koga para estas cosas.
Ella sonrió.
–Si todo esto es cierto, y la familia Okami realmente es mi familia... ¿crees que me aceptarán?
–No tengo ninguna duda. Koga me dijo una vez que la pérdida de su hermana fue muy difícil para su padre. Tú eras su única hija, y él te adoraba. Por eso, nadie hablaba de ello. Te lo digo yo, que conozco a Koga desde hace años y nunca supe que tenía una hermana.
–Tengo miedo de no ser suficiente.
–Eres más que suficiente solo con ser tú misma. Ya verás que todo saldrá bien –La consolé, sentándome junto a ella para abrazarla.
–Kag…
–Tranquila, deja de pensar lo peor…
–No es eso –dijo con una pequeña risa–. En realidad, tengo mucha hambre. No he comido nada desde anoche.
Me aparté un poco para mirarla, dejando escapar una sonrisa traviesa.
–¿A quién tratas de engañar? Yo sé que comiste muy bien anoche.
Golpeó ligeramente mi brazo tratando de ocultar su sonrojo.
–Ya basta.
–Y dime ¿te gusta?
–¿Quien? –cuestionó mientras se levantaba y se dirigía a la cocina.
–No te hagas la tonta. Sabes muy bien que hablo de Miroku, dime ¿te gusta?
–Me divierto mucho cuando estoy con él.
–¿Y…?
–También me siento cómoda cuando hablamos de cosas simples como su trabajo y… su familia.
–Hablar de su familia no es una cosa simple –comenté deteniendo su andar por un momento.
–Siempre he creído que esto entre nosotros no funcionaria.
–¿Por qué lo dices?
–Porque hasta ahora he creído que no era suficiente para él, Kagome. No tenía familia ni un apellido que me respaldara.
–No todo en esta vida es status.
–Lo sé, pero esa idea me aterra. ¿Qué pasa si se entera de a qué me dedicaba? ¿Qué pasa si mi pasado pesa más que lo que siento por él? No soy tan egoísta como para arrastrarlo conmigo, no soy capaz... porque no solo me gusta, Kag. Creo que lo amo.
–Estás perdida.
–Lo sé ¡Maldición! Por qué tenías que meterme en esto –reclamó y yo sonreí.
–¿No crees que es romántico? Míralo por este lado: de no haber sido por los malditos planes de Naraku, tal vez tú y él nunca se hubieran conocido. Es el destino actuando a su favor.
–No puedes ser… ¿De qué destino me hablas? Solo haces que me duela la cabeza.
Reí tomándola del brazo.
–Está bien, te dejaré tranquila, de hecho, todo esto también me está agotando.
–¿Te sientes mal?
–No, es solo la ansiedad apoderándose de mí –comenté–. Koga llega mañana y aún no se lo he dicho a Inuyasha. No creo que le guste ¡vez! de solo pensarlo se me revuelve el estómago.
–Tranquila, sé que lo entenderá.
–¡Já! –solté con ironía–. Es que aún no lo conoces. Ese hombre puede ser un completo dolor de cabeza si se lo propone.
Sango soltó una pequeña risa.
–¿Ese hombre?
–Mi hombre –corregí, mientras le guiñaba un ojo, y ambos explotamos de risa.
INUYASHA
–Esto no es bueno –dijo mi padre, sentado tras su escritorio–. No puedo comprender aquella decisión tan precipitada.
–Yo también estoy tan confundido como tu padre. ¿Crees que Naraku...?
–No lo sé, pero es muy probable que no lo sepa. Sin embargo, no podría estar tan seguro a estas alturas. Tal vez esto sea parte de algún plan que tiene entre manos.
–Pienso igual –agregó Sesshomaru.
–¿Qué debemos hacer? ¿Cómo debemos actuar? ¿Debería ir a buscarla? Creo que aún no es muy tarde…
–Tranquilo –demandó Toga–. Debemos de actuar con la cabeza fría, al igual que él. Si esto es uno más de sus planes es mejor estar preparados.
–¿Crees que estemos en peligro? La compañía, los trabajadores. Perderemos todo.
–Inuyasha –dijo Sesshomaru–. Por favor, ¿no ves que nuestro padre está tratando de mantener la calma? Tus preguntas solo lo estresan más.
Apreté las manos en puños antes de mirar a mi hermano. ¿Acaso cree que no lo sé? Sé lo mucho que la compañía significa para nuestro padre. Si fue por esa razón que acepté casarme con Kikyo, ¿en serio viene a cuestionarme?
–No pensemos más en eso –dijo Toga, dejando caer sus lentes sobre el escritorio–. No tiene caso estresarnos por algo que aún no ha pasado.
–Pero padre…
–Mejor cuéntame cómo van los preparativos para la fiesta. Como te dije antes, no escatimes en nada, mi nieta merece lo mejor.
Solté un suspiro de derrota antes de sentarme frente a él.
–Todo está casi listo –comenté–. De no ser por Kagome, claro. Aún estoy tratando de convencerla de hacer la fiesta en la mansión, pero ella insiste en que sea en otro lugar. Ya sabes, teme que Naraku comience a sospechar.
–Me parece acertado de su parte, pero dile que no habrá problema, reforzaremos la seguridad. Aunque no prometo nada si Naraku decide venir, después de todo, en su 'ficticia realidad', él viene a ser el padre de Escargot. Supongo que no desaprovechará la oportunidad.
–Creo que eso es lo que más le preocupa.
–Y no es para menos.
–De todos modos intentaré convencerla.
–Perfecto. ¡Ah! Y una cosa más, Inuyasha –Me detuve antes de salir–. Quiero que te contengas lo más que puedas cuando ella esté aquí. Ya hemos tenido suficiente con lo que pasó con Kikyo, y no dudo que la prensa esté al acecho. Si añadimos el escándalo de ti con Kagome, eso sería lo peor; relacionarían tu divorcio con Kikyo y con Escargot. Ya sabes cómo es la prensa, dirán que Kikyo tomó la decisión de divorciarse por una supuesta infidelidad. Y no queremos eso, ¿verdad?
–Puedes confiar en mí, padre.
KAGOME
El timbre sonó y la tensión bajo mis hombros creció. Era Koga, no había forma de que fuera alguien más. Tomé valor y recorrí el pasillo para llegar a la puerta.
–Y aquí me tienes –Fue lo primero que dijo al verme.
–Koga –solté regalándole una sonrisa.
–No piensas darme un abrazo, hace más de un mes que no nos vemos y…
Lo hice, claro que lo hice, estaba feliz de que haya llegado sano y salvo de su viaje.
–Comenzaba a preocuparme, supe que el clima no era favorable.
–Y no lo fue, pero tenía que llegar, tu llamada me dejó muy intrigado.
–Sobre eso… –dije haciéndome a un lado para que pasara.
Lo ayudé a llevar la maleta a su habitación mientras él se deshacía sobre el sofá.
–¿Cansado? –pregunté al regresar.
–Como no tienes idea, ¿puedes creer que he visto más de ocho películas en el avión?
–Lo creo.
–Es una locura –dijo frotándose los ojos.
Miré a Sango, quien se asomaba por el pasillo. La animé a que se acercara, y ella lo hizo con mucho miedo.
–Bonita, le compre algo a tu hija y…
Koga guardó silencio al verla. Por un momento, quise saber lo que pasaba en su mente; por un solo instante, deseé ser adivina, pero no estaba lista para su reacción.
–Sango… –dejó salir en un susurró.
Se levantó y, a paso temeroso, se acercó a ella hasta tenerla frente a él. De pronto, como si fuera una reacción natural, Koga la atrajo hacia él, dejándola bajo sus brazos y rodeándola en un abrazo que significó todo para él.
–¿Qué clase de broma es esta…? –Koga me miró sin dejar de abrazar a Sango–. Es mi hermana, pero ella está muerta…
–Nunca hubo prueba alguna, tú mismo lo dijiste –aseguré–. Ella es…
–Lo sé –Se apartó un poco de ella para mirarla–. Tendría que estar ciego para no reconocer a mi hermanita.
Sango dejó caer lágrimas al mirarlo.
–Yo no te recuerdo… –dijo conteniendo el llanto–. ¿Por qué no puedo recordarte?
–Porque tan solo eras una bebé cuánto esos malditos… –Koga se contuvo.
–Los dejaré a solas, ustedes dos tienen mucho de qué hablar. Y Koga –dije, entregándole los resultados de ADN–, esto es para ti.
–Gracias…
Asentí con la cabeza antes de dirigirme a mi habitación y dejarlos solos.
.
Koga tomó la decisión de contárselo a su padre después del cumpleaños de Moroha. No quería arruinar algo tan importante para mí. Tal vez, en el fondo, sabía que su padre no se quedaría de brazos cruzados al enterarse de que su adorada hija estaba viva, y mucho menos al descubrir en lo que Naraku la había convertido.
Koga era una pieza clave, y con su ayuda, sabía que pronto Naraku pagaría por todos sus crímenes.
–¿Estás lista? –Koga preguntó al verme salir de la habitación.
–¿Cómo luzco?
–Perfecta.
Sonreí tomando mi abrigo del perchero.
–Espero que todo salga bien. Este es un día muy especial para Moroha, es el primer cumpleaños que pasará con Inuyasha.
–Y sobre eso, ¿ya hablaste con él? ¿Le dijiste que había llegado de Boston?
Solté un suspiro.
–No lo hiciste –concluyó.
–Lo he olvidado por completo, no sé qué me pasa, últimamente estoy muy distraída.
–¿Te sientes mal?
–Algo cansada, pero eso es todo.
–¿Estás segura?
–Bueno, tal vez sea el estrés de este evento. No sé cómo reaccionará mi hija al verme, y tampoco sé cómo reaccionaré yo al verla junto a Inuyasha y Kikyo. Ya me imagino los titulares: "La familia perfecta".
–No pienses en eso, solo te atormentas… cuidado –soltó tomándome del brazo– ¿Estás bien?
–Sí, perdí el equilibrio por culpa de estos estúpidos tacones.
–Kagome, respira. Todo saldrá bien, ya lo verás.
Tomé aire hasta llenar mis pulmones y luego expiré.
–Tienes razón, no hay por qué ser tan pesimista ¿cierto?
–Así es. Ahora sí, es hora de irnos.
–Bien.
Al llegar a la mansión de los Taisho, todo era tan ostentoso. La recepción se llevó a cabo en el jardín principal, y todo estaba decorado conforme a la temática. Como era de esperar, Moroha había elegido los patos. No sé por qué tanta obsesión con ellos, pero mientras fuera eso y no chicos, todo estaría bien. Seguiría siendo mi bebita.
–¡Ay! Hola, queridos –Nos saludó Izayoi en cuanto nos vio– No sabía que habías regresado.
–Lo hice hace apenas unos días –dijo Koga intercambiando una mirada conmigo.
–Así es –intervine–. Fue algo repentino y bueno… ¿Dónde está Inuyasha? Quisiera hablar con él antes de… bueno… ya sabe.
Izayoi lo entendió de inmediato y no era para menos, ella conocía muy bien al hijo que había criado.
–Entiendo, cariño. Pero ahora él está un poco ocupado.
–¿Ocupado? –cuestioné intrigada–. ¿Pasa algo?
La madre de Inuyasha miró hacia la ventana de la oficina del señor Taisho y suspiró.
–Todos están allá.
–¿Todos? –dije preocupada.
–Así es, están mis hijos, mi esposo y Naraku, quien llegó muy temprano.
–Naraku está aquí.
–Sí, querida, vino a hablar de Kikyo. Bueno, no soy la persona indicada para decírtelo, pero estoy segura de que mi hijo lo hará en cuanto tenga la oportunidad.
–No me asustes Izayoi, ¿pasó algo malo?
–Aún no sé si es bueno o malo, supongo que pronto lo sabremos.
Me sentí mareada nuevamente y Koga terminó notándolo.
–Podemos usar una habitación. Creo que Kag... Escargot necesita estar tranquila un momento.
–Claro que sí, vengan conmigo.
Izayoi nos dejó a solas, ya que dijo que tenía que ayudar a Rin a preparar a Moroha, y yo agradecí su infinito cuidado hacia mi hija.
–No te veo bien –comentó Koga.
–Pero estoy bien.
–Por favor, tú y yo sabemos que no.
Me miró intensamente, por unos segundos que parecieron eternos.
–Estás embarazada, Kagome –declaró.
–¿Qué?
–No vas a engañarme. Te recuerdo que viví más de un mes con una embarazada, y créeme, sé reconocer algunos síntomas.
–Eso no prueba nada, no hay forma de que yo…
–Te has sentido muy cansada últimamente, lo sé porque lo veo en tus ojos, y esos mareos tan repentinos…
–Fueron…
–Y no te atrevas a decir que fueron los tacones porque no te creo.
Abracé mi cartera sin dejar de mirarlo.
–No es un buen momento para bromas de este tipo.
–Aún no lo has hecho –dijo él acercándose a mí–. Kagome ¿por qué?
–Tengo miedo –fui sincera–. Llevo días cargando este test de embarazo y no soy capaz de hacérmelo, porque tengo miedo de lo que pueda resultar. Un resultado positivo sería…
–Fantástico –intervino–. Un positivo sería eso, y no más.
–No con Naraku al acecho. Ya lo viví con Moroha y no quiero repetirlo. Sé los planes que tiene Naraku, y no quiero.
–Lo detendremos antes de que pase a mayores, pero tienes que salir de dudas ahora, esperar solo alargará la angustia. Kagome –dijo tomándome de los brazos–. Sabes que siempre contarás con mi apoyo.
–Lo sé.
–Entonces no dejes que esto sea más fuerte que tú.
De alguna forma, sus palabras resonaron en mí. Tenía razón, no ganaba nada evitando lo inevitable. Tomé valor y entré al baño; nunca antes los minutos habían sido tan asfixiantes. Nunca antes me había temblado tanto la mano y ahora lo hacía al tener la prueba frente a mí.
–¿Y bien? –dijo Koga al verme salir.
Se acercó a mí, y al ver mi completo estado de perplejidad, tomó el test y luego me miró.
–Mierda, estás embarazada…
–Vaya, vaya. Vine buscando cobre y encontré oro.
La voz de Naraku nos puso en alerta y más cuando lo vimos entrar a la habitación.
–Felicidades, papás. Me hicieron el abuelo más feliz del mundo…
Continuará...
