He aquí el tercer capítulo de esta aventura tan rara que me saqué de quién sabe dónde. Mis más afectuosos saludos a quienes hayan tenido la bondad de pasar por aquí a leer, dándole una oportunidad a leer. Pokemon no me pertenece y todo eso, que este de todos modos no es sitio para promover productos que nos sean originales. Y ahora una respuesta a reviews:
VVDSelmasongs: Te juro que ya iba a actualizar y me di cuenta a último minuto de tus comentarios xD. Pues me alegra que la primera impresión te fuese buena, y seguro ya sabes que este fanfic no es de esos que puedes leer teniendo puesto el chip del anime, especialmente por el sumary y la clasificación (que de otro modo la hubiese hecho T). Te vaticino que el inicio será duro, con un par de lecciones que hay que aprender a la mala, con dolor y miedo de por medio, aunque creo que si sigo te terminaré haciendo spoiler. En fin, de todos modos gracias por tu opinión, compañero, y ojalá sea esto el inicio de una historia que te mantenga enganchado hasta el final, con todos los elementos que incluya en su contenido.
Primera jornada de viaje
Sori estaba soñando que se estaba convirtiendo en la campeona de la nueva liga que se estaba diseñando en su región, y que luego demostraba su poderío ante otros campeones de diversas regiones por todo el mundo, derrotando a todos y cada uno de ellos con un batallón de pokemon siniestros a los cuales ni siquiera les hacía falta sudar para acabar con equipos enteros. El sueño en cuestión era tan bueno que Sori se retorcía de regocijo y, obviamente sin saber y sin querer, abrazaba fuertemente a Ralts contra su pecho, no dejándole respirar.
─ Jeje... La mejor... Soy la mejor... Vengan, vengan por mí ─ Sori se da la vuelta, y sigue sin soltar a Ralts ─. Jeje... Mis pokemon siniestros son insuperables...
En ese momento, y para suerte de Ralts, el despertador al lado de la cama empieza a sonar, y Sori reacciona automáticamente para silenciar la alarma. Ya estaba repentinamente despierta por ello, aunque su mente no se terminaba de acostumbrar que había salido del mundo de los sueños. Y para rematar sus primeros segundos de actividad del día, se encuentra con los primeros botones de su pijama desabrochados, dejando parte de sus pechos al descubierto, y encima Ralts tenía su rostro hundido entre ellos, aunque trataba de separarse para poder respirar. La reacción de Sori fue lanzar inmediatamente a Ralts fuera de la cama, y el pequeño pokemon rebota en el suelo como si fuera un muñeco de trapo.
─ ¿Qué creías que estabas haciendo, enano pervertido? ─ se queja Sori, pero no da oportunidad a Ralts de decir nada ─ Demonios, ya se está haciendo tarde para que empecemos el viaje. Tienes suerte de que esté apurada, o te daría un buen golpe para que no te pases de listo.
Ralts mira el reloj de Sori. Eran las cinco y cuarto de la mañana. Ralts había aprendido a leer los números gracias a la anciana de la guardería, por lo que no tenía problemas para identificar la hora, incluso si el reloj a consultar tuviese números romanos. Sori por su parte se apresura a encender la luz para buscar la ropa que se iba a poner para emprender el viaje, y de inmediato procede a quitarse el pijama de manera descuidada y con apremio. Ralts entonces nota algo extraño, algo que nunca había visto en Sori ni en absolutamente nadie: En la espalda de la chica, y extendiéndose casi desde los hombros hasta la cintura llegando a la barriga, había una enorme cicatriz. Bajo la ropa no se notaba para nada, pero estando Sori con su torso desnudo era posible ver esa cicatriz con claridad diáfana, como si fuera una foto del Valle Marineris de Marte. Sori se da cuenta que Ralts la estaba mirando, y entonces le lanza una pantufla en la cabeza.
─ ¡No mires nunca a una dama mientras se cambia, Ralts tonto!
─ Lo siento, maestra. Ya volteo.
Afortunadamente para Ralts no le resultó doloroso el golpe, aunque sí fue suficiente para que se asustara. Permanece dándole la espalda a Sori un buen rato, esperando a que se terminara de vestir para que así bajen a comer, pues pese a lo temprano que era, el pokemon tenía hambre.
Sori ya estaba completamente preparada y con su mochila llena con todo lo que pensaba podría necesitar hasta llegar al laboratorio pokemon en el pueblo vecino. Ralts sabe entonces que ya Sori se había vestido, así que voltea nuevamente y busca su pokeball para dársela a Sori.
─ Aquí tiene, maestra.
─ Mmmm. De verdad me gustaría que fuera de otro modo, pero no hay alternativa ─ Sori acepta la pokeball e introduce a Ralts en él ─. Es mejor que te lleve a la cocina, que te tardarás toda la vida para llegar a comer, y enserio no quiero toparme con mi madre antes de partir.
Ralts, desde la pokeball que estaba en la mano de Sori, contempla todo el recorrido que ésta hace hasta la cocina. Sería un proceso rápido por la prisa que llevaba la chica, pero Ralts quería aprovechar ese breve tiempo para pensar en cómo podría encontrarse con su hermano, aunque no se le ocurría cómo llamar su atención. No creía ser lo suficientemente fuerte, por lo que esa idea simplemente no le pasaba por la cabeza.
Cocina
Jaime el mayordomo se había levantado con una puntualidad magnífica, y en ese momento estaba a cargo de preparar el desayuno antes de que la señora de la casa se levante, sabiendo bien lo terrible que podía ser si se le hacía esperar para comer. Lo que el hombre no esperaba era que Sori llegara tan temprano. Le causaba un gran interés, aunque sabía disimularlo bien para no romper las formas.
─ Puedo ver que la señorita Sori ya está levantada ¿Acaso hay algo que perturbara su sueño? ─ dice a modo de saludo.
─ Sí, que no quiero quedarme hasta que mi madre despierte y baje a comer, por lo que me gustaría desayunar lo antes posible, Jaime ─ dice Sori tomando asiento ─. Mis padres hasta ahora se creen ese cuento ridículo autoimpuesto de que yo sólo quiero un pokemon para ponerme a jugar en el patio y para dejar de darles la lata. Nunca tomaron en serio mi aspiración a convertirme en entrenadora ─ Sori se acuerda de Ralts y lo libera, justo en la silla contigua ─ ¿Sabes qué comida le puedes dar a este enclenque, Jaime?
─ Es un pokemon en su etapa inicial, tipo psíquico y hada... Puede que una papilla sencilla de bayas sea lo que necesita para desayunar. A pokemon así les viene de maravilla alimentos ricos en vitaminas y distintos nutrientes para el cerebro, pues sus poderes mentales y de hada son sus principales herramientas. Por no tener mucha capacidad física, el consumo de proteínas debe ser baja, sólo lo necesario para mantenerse en un parámetro normal de salud física.
Sori asiente con gesto neutral. Ella no sabía porqué Jaime era mayordomo y no entrenador o criador, sabiendo lo inteligente que era. Puede que ella tuviese una mente bastante cerrada en lo que a pokemon se refiere, pero sabía reconocer la sabiduría que ese hombre tenía, habiendo sido precisamente él quien le había pasado en secreto varias de las revistas pokemon que a Sori le gustaban. Aparte de eso, y al ser la única persona que no le hablaba de forma distante y que demostraba escucharle con frecuencia, Sori confiaba más en él que en sus padres.
En menos de diez minutos ya estaba el desayuno listo para Sori y Ralts, y ambos empiezan a comer. Sori comía con cierta rapidez, por su ánimo de querer irse a la brevedad posible, mientras que Ralts iba con algo de lentitud, tratando de aprender a manejar correctamente una cuchara.
─ ¿Hay algún destino en particular para este primer intento para su viaje, señorita? ─ dice Jaime en cuanto vuelve de atender otra vez la cocina.
─ Iré al laboratorio de mi tío. Como profesor pokemon, tengo que pasar por él para que me dé una pokedex, y aparte de eso quiero probar suerte con obtener algún inicial que valga la pena, y posiblemente a mitad de camino deba comprarme insumos para estar más que lista ─ responde Sori con seguridad de sí misma, y luego se pone pensativa ─. Jaime, ¿sabes de algún pokemon inicial que sea de tipo siniestro, o que evolucione en algún pokemon de tipo siniestro.
─ Llevo un tiempo desactualizado con las especies que salen a la luz en diferentes regiones, pero ahora mismo tengo en la mente a dos pokemon, señorita ─ Jaime se acerca a Sori para explicarle con mayor comodidad ─. Esos pokemon son Froakie y Litten. Ninguno de los dos es de tipo siniestro, y tampoco lo son sus segundas etapas, pero las etapas finales sí que lo son. Froakie se volverá de tipo siniestro al llegar a convertirse en Greninja, y Litten hará lo propio cuando Torracat evolucione en Incineroar. Ambos pokemon son excelentes postores en combate, huelga decir.
─ Entonces exige un buen esfuerzo para lograr llevarlos a ese nivel. Parece interesante ─ Sori se termina su desayuno ─. No te preocupes en guardarme el secreto. Una vez fuera, me da igual si mi madre se da cuenta o no de que ya me fui de viaje. Igual lo más probable es que a los treinta segundos lo olvide por estar atendiendo asuntos de la "alta clase" ─ ahora mira a Ralts, el cual sigue comiendo ─ ¿Qué parte no entendiste de que hay prisa, enano?
─ E-es que se me dificulta manejar este objeto, maestra ─ se excusa Ralts de manera lamentable.
─ En ese caso permítame hacerme cargo ─ Jaime se sienta al lado de Ralts y toma la cuchara, agarra una porción del puré y se lo da a Ralts ─. No hace falta que lo mastique, que esta comida es básicamente masa de baya.
Ralts, avergonzado por el trato tan infantil que recibía, se come todo el puré ofrecido por Jaime. Bastó sólo unos cuantos bocados para sentirse satisfecho, aunque Sori se impacientaba por su incapacidad para comer por su cuenta, pero al menos Jaime había conseguido acelerar el proceso. Viendo que Ralts ya estaba lleno, lo guarda en su pokeball para así no tener problemas en el comienzo de su tan esperada aventura.
─ El laboratorio de su respetable tío está a dos días de viaje de aquí, por lo que será una caminata larga, señorita ─ advierte el mayordomo en cuanto la ve lista para partir ─. No todos los pokemon salvajes son iguales. Puede que se encuentre con varios que sean débiles y que le sirvan como entrenamiento base para sus pokemon, pero hay otros ante los que será mejor huir si no cuenta con pokemon adecuadamente capacitados y coordinados con su comando, señorita. Lo recomendable es que entrene a su Ralts a la primera oportunidad que tenga, y así puede hacer el equipo que necesite más adelante.
─ Lo tomaré en cuenta, Jaime. Ahora me voy.
Sori se va corriendo, y Jaime se la queda mirando unos segundos antes de volver a su labor de servir la mesa, sabiendo que la señora de la casa iba a despertar pronto, y que el señor iba a regresar pronto del trabajo. Pero mentalmente esperaba que Sori al menos tenga cabeza para enfrentar su primer viaje de la manera correcta.
Pero también era consciente que, a causa de su fanatismo, lo más probable es que la chica tenga un inicio desastroso como entrenadora.
Fuera de la ciudad
Sori se había ido corriendo lo más rápido que podía. Tenía buena condición física, y aparte la casa estaba a las afueras, justo cerca de la ruta que la llevaría a destino, por lo que no le tomó mucho ni le fue complicado llegar al área silvestre más cercano. Pero igual Sori quiso correr un buen rato, y es que quería cerciorarse que ni su madre ni su padre fuesen capaces de darle un inmediato alcance.
Ellos habían menospreciado su sueño de convertirse en entrenadora. Sólo querían guiarla para que tuviera una vinculación con la política igual que ellos, siempre manteniendo una imagen conservadora que a ella no le gustaba para nada y que se negaba decididamente a seguir.
Una vez que se cansó de correr y estaba segura de estar lo bastante lejos de casa, Sori descansa sobre una roca y libera a Ralts. Incluso ella sabía que su primer pokemon estaba demasiado enclenque para significar un reto para otros entrenadores y para varios pokemon salvajes que seguramente se encontraría más tarde, así que era mejor empezar a entrenarle para adquiera forma y le sirva en sus propósitos de ser la mejor entrenadora de tipo siniestro. Su plan inicial era simple, pero confiaba en que lo lograría.
─ Muy bien, ahora tenemos que ver qué tienes para atacar ─ Sori se cruza de brazos ─ ¿Sabes algún movimiento ofensivo?
─ P-pues en la guardería había un Weedle que acostumbraba a decir algunas groserías ¿Acaso quiere que las repita? ─ dice Ralts dubitativo y haciendo gala de su inocencia.
─ No, enano bobo. Mil veces no. A lo que me refiero es que quiero saber si conoces algunos movimientos que sirvan para librar una batalla ─ Sori se levanta, queriendo presumir de autoridad ante Ralts ─. Como pokemon que eres, supongo que algún ataque sabes.
─ N-no creo. Jamás he peleado con nadie, y jamás he intentado usar ningún ataque, por lo que no creo tener eso ─ la respuesta de Ralts hace que a Sori le surgiera un tic en el ojo.
─ ¿Y precisamente de ti dependo para crear a mi equipo? Creo que obtendría más y mejores resultados si me agarro yo misma a golpes con los pokemon que me encuentre. Pero igual habrá que entrenarte ─ Sori empieza a tantear el terreno con la mirada, encontrándose con un tronco caído cerca ─. Creo que ya tienes un punto de partida ¡Ve y usa tus poderes psíquicos con ese tronco!
Ralts no tenía ni idea de cómo hacer eso que le había ordenado Sori, pero igual trata de proceder tal cual le dice. Alza sus manitas y se concentra lo más que puede en el tronco, tratando de generar algún cambio, el que sea. Pero el tronco estaba ahí, como si nada. Un Vivillon se posa encima un momento y después se va volando, ignorando olímpicamente lo que Ralts trataba de hacer.
Sori contemplaba con amarga decepción el nulo desempeño que tenía su primer pokemon atacando aquel tronco caído. En ese momento se lamentaba de no tener una Pokedex a la mano para cerciorarse de qué movimientos tenía Ralts a mano. Así no había manera de hacer nada. Sólo estaba ahí sentada mientras veía a Ralts alzando sus manitas y hacía esfuerzo para nada.
─ Esto no tiene sentido ¿Cómo es que siquiera haré equipo alguno con un pokemon tan débil e inútil como tú? ─ dice ella en cuanto finalmente pierde la paciencia y va a Ralts ─ ¿De verdad jamás has hecho algún movimiento de combate en tu vida, enano?
─ B-bueno, creo que una vez usé algo que la abuela llamaba "Gruñido" cuando un Maractus se había metido conmigo ─ responde tímido Ralts.
─ ¿Gruñido? ¿De verdad eso es todo? ─ Sori no espera a que Ralts le respondiese nada y simplemente le da la espalda ─ Esto es completamente irreal. Así no vamos a llegar a ninguna parte. Tenemos que llegar lo antes posible al laboratorio de mí tío, o de lo contrario estaré aquí para siempre esperando a que sirvas para algo...
─ ¿Problemas en el paraíso? ─ una voz conocida llama la atención de la chica, y Ralts también voltea a mirar, encontrando un aura llena de rabia en el chico que recién había aparecido ─ Pensé que sería más complicado encontrarte, Sori. Ahora quiero ver si eres tan buena como presumes.
─ ¿Eh? ─ Sori mira fijamente al chico ─ ¿Quién eres tú? ─ la pregunta hace que el chico se cayera para atrás.
─ ¿De verdad no me recuerdas? ─ Sori se encoge de hombros en respuesta ─ Se nota que vas un poco despectiva por la vida. Para tu información, yo soy Marco, aquel chico al que humillaste porque no completé mi primera liga.
─ Ah, el perdedor ─ la reacción simple de Sori hace enfurecer a Marco ─. Lo siento, pero me es muy difícil recordar a los chicos por el nulo interés que me generan, y más cuando son tan patéticos.
─ Patéticos... Ahora te enseñaré qué tan patético soy, Sori ─ Marco se acerca un poco y saca su pokeball ─. Vamos a ver si de verdad eres tan buena como presumes. Te reto a una batalla de 1 contra 1, y si yo gano tendrás que admitir que te equivocaste conmigo.
─ Y si yo gano te desapareces de mi vista de una vez ─ dice Sori de mala gana ─. Ralts, ahora salta al campo y pelea.
─ ¿Yo? ─ el pequeño pokemon se señala.
─ ¿A quién más le estoy hablando, tarado? Ve y que no se te ocurra avergonzarme.
Ralts va entonces a dar la cara por Sori. Marco por su parte veía con desagrado el modo en que la chica había mandado a su pokemon. Incluso si no fuera del gusto de la chica, Marco no sentía que tuviese derecho a hablarle de ese modo al momento de enviarle al campo de batalla. Eso le hacía tener todavía más ganas de darle una amarga lección.
─ Ahora verás cómo es que se trata a un pokemon. Dan, ve y lúcete.
El Dodrio de Marco surge de la pokeball, y sus tres rostros lucían unas sonrisas bastante macabras que fácilmente asustan a Ralts y a Sori, aunque ésta disimula como puede para sostener su insistente desprecio hacia Marco. Ralts por su parte no estaba seguro de poder contra aquel pokemon que le superaba tan ampliamente en tamaño, y que se notaba también bastante más experimentado.
─ ¡No te creas que por tener un pokemon más grande que el mío vas a ser capaz de ganarme! ¡Ralts, usa un ataque de tipo hada!
Pero Ralts no hace nada. No era capaz de entender el comando de su entrenadora, principalmente por no saberse ningún movimiento de tipo hada, al igual que tampoco sabía nada de tipo psíquico. Sori aprieta los dientes mientras ve a Marco cruzándose de brazos, esperando a que Ralts hiciese algo medianamente interesante.
─ ¿Qué pasa? ¿Acaso Ralts está agotado y no puede atacar a mi Dodrio con Fuerza Lunar ni Psíquico? ¿O tal vez sea que simplemente tu Ralts está mal entrenado?
─ ¡Cállate! ¡No necesito los consejos de un perdedor como tú!
─ Ya te voy a mostrar de qué es capaz este perdedor, escandalosa ¡Dan, usa Pico Taladro en ese Ralts!
─ Finalmente hacemos algo ─ celebra la cabeza central del Dodrio antes de lanzarse al ataque.
Ralts ni siquiera se mueve, aterrado y abrumado por la rapidez que emplea Dan para acercársele y atacarlo con sus tres picos. El daño que sufre es suficiente para dejarlo debilitado, apenas consciente e incapaz de moverse. Pero lejos de parecer aquello suficiente, Ralts siente que el Dodrio lo atrapa con una de sus patas. Al ver el rostro del pokemon tricéfalo siente que el pánico se apodera de su ser. Parecía que iba a hacerlo pedazos de un momento a otro.
─ Ahora, Sori, admite que te equivocaste conmigo ─ exige Marco con gesto severo.
─ Olvídalo. Sólo me ganaste porque tengo un pokemon que no sirve de nada.
─ ¿De verdad piensas eso? Muy bien, como tú gustes ─ Marco oscurece su semblante ─. Dan, demuéstrales que no estamos jugando.
─ Como ordenes, maestro.
El Dodrio empieza a apretar el agarre que ejercía sobre Ralts, el cual al sentir dolor empieza a llorar y movía la cabeza con desesperación, queriendo escapar.
─ ¡Maestra! ¡Por favor sálveme, maestra! ─ ruega en medio de sus lágrimas.
Sori por su parte estaba abrumada. Marco iba en serio en su afán de cobrarse los insultos que Sori le había dedicado, y Ralts estaba pagando el precio en lugar de la chica. Era completamente irreal la imagen de su primer pokemon siendo triturado por el agarre de Dodrio, y que en eso Ralts la mirase con una cara de desesperación y sufrimiento.
─ Si no reaccionas ahora mismo, entonces no me dejas otra opción. Dan termina con esto de una vez.
─ ¿Qué me van a hacer? ¡Por favor no me hagan nada! ¡Maestra, por favor sáqueme! ─ los gritos de Ralts alcanzan su punto más alto cuando siente el pico de una de las cabezas del Dodrio aferrarle el cuello ─ ¡MAESTRAAAAAAAAA!
─ ¡Ya basta! ─ Sori finalmente reacciona mientras se lleva las manos a la cabeza, horrorizada por lo que sabía que podría pasar ─ ¿Todo esto es por querer escuchar que eres mejor? ¿Eso es lo que quieres? ¡Pues felicidades! No eres un fracasado como pensé.
Sori estaba respirando agitadamente, y Marco se la queda mirando fijamente. Dan por su parte deja a Ralts en el suelo y se va con su entrenador.
─ ¿De verdad hizo falta que estuvieras a punto de ver morir a un pokemon para que tu cabeza trabajara? Por si no lo sabías, Sori, tu gran problema ni siquiera es que me estás subestimando, sino que te sobrestimas. Te crees capaz de comerte el mundo cuando ni siquiera sabes qué demonios hacer con un pokemon. Así ni siquiera vale la pena entablar una batalla contigo ─ Marco guarda a Dan en su pokeball, y luego se acerca a Ralts y le da una poción, haciendo que se recuperara ─. Tengo bastante lástima por ese Ralts llorón. No le pudo haber tocado una peor entrenadora. No quisiera estar allí el día que aparezca alguien que sí esté dispuesto a matarlo en vez de simplemente obligarte a aterrizar a la realidad...
Marco entonces se va de allí, Sori cae sobre sus rodillas, incapaz de creerse que su primera batalla acabase en una derrota tan traumatizante, y Ralts por su parte estaba tirando en el suelo, todavía llorando al pensar en lo cerca que estuvo de morir. No comprendía cómo es que se había metido en algo semejante. Tenía más miedo que nunca.
CONTINUARÁ...
Un final para nada prometedor, y que claramente demuestra que los protagonistas de este fanfic iniciaron su viaje bastante crudos ¿Ustedes creen que se logre levantar de aquello? Háganme saber sus opiniones al respecto, y nos vemos en el siguiente capítulo.
Hasta otra
