Muy buenas, compañeros/as pokefílic... digo pokefans. He aquí otra parte de esta locura que no me acuerdo de dónde me la saqué xD. Pokemon (la franquicia en general) no me pertenece, aunque sería una experiencia bonita si así fuera.

Nuevos enemigos

Ya habiendo pasado un día entero recorriendo la misma ruta para dirigirse al pueblo en que se encontraba el primer gimnasio, Sori estaba bastante agotada. Las piernas las sentía adoloridas por haber estado caminando sin descanso alguno, y aunque sus pokemon también estaban algo agotados, estaban bastante más enteros gracias al entrenamiento. Al no haber ninguna incidencia a mitad del recorrido luego del encuentro con aquel entrenador tan inoportuno, pues la camino había resultado ser incluso aburrido.

─ Habe, habe ─ dice Sheena mientras le rugía el estómago.

─ Maestra, ¿todavía le quedan bayas? Sheena tiene hambre ─ traduce Ai.

─ No, no me quedan más ─ Sori termina por salirse del camino y se recuesta a un árbol ─. Uf, estoy cansada. Creo que pueden aprovechar ustedes tres para ir en busca de comida.

Esa indicación era lo que necesitaban Ralts, Bulbasaur y Dratini se lanzaran a las arboledas a buscar bayas. La chica suspira pesadamente y cierra los ojos para así aprovechar y descansar un rato. La brisa era fresca, el rumor del viento moviendo la hierba era arrullador, los sonidos lejanos de los pokemon salvajes daban la impresión de ser música de fondo. De pronto se oscurece un poco, pero Sori no abre los ojos, pensando que se trataba de una nube pasajera. Igual le serviría para relajarse un poco más mientras descansaba sus pies...

─ Jijiji...

─ Ahora ─ se escucha a alguien susurrando.

Sori siente que alguien le agarra los pechos de golpe (ambos pechos), y como un rayo reacciona agarrando los brazos del bastardo que se había atrevido a manosearla, y al abrir los ojos siente como si una sombra azul se hubiese apoderado de su rostro, y es que se encuentra con los dos seres que menos hubiese deseado volver a ver.

─ Buenos días, bella durmiente ─ dice una de las Hatterene.

─ Parece que se despertó bastante animada la niña ─ dice la otra.

Sori suelta las manos de las Hatterene y se levanta de un salto, aterrada y fastidiada a la vez. Las Hatterene se echan a reír por la cara que ponía la chica, y eso no le estaba gustando nada.

─ Qué mala suerte la mía ─ dice Sori para sí misma.

─ ¿Y qué hay del pequeño Ralts? Espero que esté bien ─ dice la primera Hatterene con una amabilidad que a Sori le parecía engañosa.

─ Ai está bien, si es lo que les interesa ─ suelta casi de forma automática.

Las Hatterene se quedan calladas por un momento, y Sori no entendía a qué venía eso de parte de ellas. Le sale una gota en la nuca, pensando que esas dos pokemon habían terminado de volverse locas.

─ ¿Ai...? ¿Acaso dijiste Ai?

─ ¿Qué pasa? ¿Ahora van ustedes a decirme qué nombre puedo o no puedo poner a mis pokemon? Ustedes se están poniendo un poco pesadas ─ dice Sori con enfado.

─ ¿Ai? ¡Es un nombre absolutamente precioso! ─ la segunda Hatterene atrapa a Sori y la envuelve en un fuerte abrazo ─ Esta niña boba finalmente está creciendo.

─ ¿A quién le dices boba?

─ Ahora sí se nota que te estás portando a la altura, humana ─ la primera Hatterene para su mano por la cabeza de Sori, como si estuviese felicitando a una niña pequeña ─. Quién diría que siendo tan bruta como eras llegaras al punto de ponerle un nombre a un pokemon. No todos los entrenadores tienen cabeza para llegar a hacer algo tan bonito por sus pokemon.

─ Por primera vez podemos decir que nos has dado una sorpresa bastante grata, niña ─ la segunda Hatterene suelta finalmente a Sori ─. Sé que nuestra relación no fue para nada gratificante, pero es que sinceramente no teníamos muchas esperanzas de que fueses a hacer algo positivo por el pequeño Ralts... quiero decir Ai. Debo decir que esta vez te luciste.

─ ¿Gracias? ─ Sori estaba bastante abrumada por aquellos halagos de parte de las Hatterene, y antes de darse cuenta estaba siendo nuevamente envuelta en un abrazo ─ ¡Eh! ¿No podrían felicitarme de una manera más normal? ¡Y no me manoseen el trasero, que seré lesbiana, pero entre nosotras no hay tanta confianza!

─ Da igual, jovencita. Pero ahora que estamos aquí, creo que deberíamos hablarte de la verdadera razón por la que estamos por aquí ─ las Hatterene vuelven a liberar a Sori, y ésta hace algo de distancia por seguridad ─. Verás, es que supimos que cerca está pasando un grupo criminal bastante peligroso, y vinimos para averiguar lo que hacen.

─ ¿Un grupo criminal? ¿Eso significa que hay problemas por estos lados?

─ Efectivamente, chica.

─ ¡Entonces debemos apresurarnos! ─ Sori empieza a correr hacia los árboles, y las Hatterene se agarran a sus hombros para ir más rápido a su lado ─ Ai y mis demás pokemon deben estar ahora mismo en aprietos si hay criminales rondando por aquí.

─ En ese caso supongo que podemos contar contigo, por lo que también cuenta con nuestra ayuda ─ dice la primera Hatterene con determinación ─. Si Ai y los pokemon que dices están en peligro, te prestaremos nuestro poder para darle una buena paliza a los bastardos que se atrevan a poner un dedo encima.

─ Es la primera vez que le damos nuestro apoyo sincero y voluntario a un humano, y es una sensación bastante peculiar ─ dice la segunda Hatterene emocionada ─ ¿Puedes repetir tu nombre, jovencita?

─ Sori.

─ Muy bien, Sori, ahora pelearemos juntas.


Más adelante

Tal y como Sori bastante se había temido, Ai, Sheena y Wendy habían sido atrapados antes de siquiera darse cuenta de que se habían metido en problemas. Sheena se pone a llorar al ver que había sido encerrada en una jaula, y Ai casi se pone a llorar también, pero aguanta como puede para no incitar todavía más al llanto de la Bulbasaur. Wendy por su parte embestía rabiosamente los barrotes, pero sin ningún éxito para romperlas.

─ ¡Mierda! No hay manera de dañar estos barrotes ─ la Dratini sigue intentando romper su prisión, pero es más de lo mismo ─ ¡No sé quiénes se creen ustedes, desgraciados, pero no permitiré que me lleven a ningún lado!

Los captores se echan a reír burlones, haciendo rabiar todavía más a Wendy. Estaba claro que veían graciosa esa situación en que habían puesto a los tres pokemon, e incluso el llanto de Sheena no fue suficiente para ablandarlos en lo más mínimo. Eran unos personajes bastante despiadados y con bastantes recursos, tomando en cuenta que tengan varias jaulas para empezar, y eso sin contar toda una serie de máquinas para tumbar árboles y producir ruidos molestos en el suelo, disparadores de redes para la captura de pokemon, y también sogas electrificadas para reducir a aquellos que se resistan.

─ Estos pokemon serán unos interesantes activos para promover nuestro negocio ─ dice una mujer que formaba parte de aquel grupo de criminales.

Los bandidos vuelven a reír. Ai se mantiene junto a Sheena, tratando de consolarla en la medida de sus posibilidades, aunque él mismo sabía que no tenía muchas oportunidades por sí mismo para sacarlos a todos de allí. Sólo puede ver cómo aquellos sujetos revisan los alrededores y enjaulaban algunos indefensos pokemon salvajes que no logran escapar de ellos. La mayortía de esos pokemon eran pequeños y notoriamente inexpertos, lo que efectivamente los convertía en blancos indefensos y muy sencillos.

─ ¡Vamos a tener que meter varios en la misma jaula! La cosecha que estamos obteniendo es espectacular ─ dice quien parece ser el líder del grupo ─. Íbamos a tener la consideración de dejarles algo de espacio, pero no tenemos suficientes jaulas para todos ─ añade con un tono de falsa lástima.

Varios de los pokemon recién capturados se ponen a chillar y llorar, pidiendo auxilio ante el encierro al que eran sometidos por parte de aquellos seres tan nefastos. Muchos incluso se resistían con todas sus fuerzas, pero nada detenía el avance de los captores que no cejaban al momento de recurrir a sus trucos más crueles para doblegarlos, dejando a numerosas criaturas bastante dañadas.

Ai tenía miedo, mucho miedo. No tenía idea de qué les pasaría a todos exactamente, pero era fácil deducir que todos lo pasarían bastante mal allá donde esos sujetos los lleven. Esa actitud tan cruel y descarada no era para nada propia de alguien que tenga un mínimo de misericordia, y por ello era que tenía miedo. No solo es que temía que le fueran a hacer daño, sino que también temía por lo que le fueran a hacer a Wendy y Sheena. Tal vez ellos no eran el equipo idílico para Sori, pero eran sus pokemon, y le sentaría horrible si se llega a enterar que esa gente les hizo algo malo. Y precisamente en ello era que pensaba, cuando su ruego surge.

─ Maestra, sálvanos...

Los criminales simplemente seguían riéndose y disculpándose con sarcasmos cuando hacían daño a pokemon pequeños y débiles. La vida de sus víctimas claramente les importaba muy poco. Todo parecía que seguiría así, y que Ai, Wendy y Sheena contemplarían con impotencia cómo esos sujetos terminaban de arrasar con la zona circundante, hasta que surge una explosión, y uno de los sujetos sale volando hasta caer sobre dos de sus colegas.

─ ¿Qué demonios ha sido eso? ─ sisea la criminal que estuvo más cerca de la zona de la caída.

Otra explosión, y dos de los criminales salen disparados hacia atrás. La confusión se apodera de aquel grupo, y en el acto sacan a todos sus pokemon para responder a lo que fuera que se estuviera acercando. Un detalle curioso era que todos los pokemon que los sujetos sacaban eran de tipo veneno, tales como Zubat, Gulpin, Weedle, Zubat, Salandit, Qwikfish, Croagunk, Zubat, Koffing, Arbok... y también Zubat. Pero pese al ejército de pokemon de tipo veneno, la extraña y repentina avanzada que repelía a los villanos y sus pokemon no parecía tener quien la detuviese.

─ No puede ser... ¿Quién podría estar abriéndose paso e interrumpiendo nuestro trabajo? ─ dice uno de los criminales bastante furioso.

─ Pues va a ser que fuimos nosotras ─ de entre el humo sale Sori, y tras ella estaban las dos Hatterene ─. Sólo diré esto una vez, así que más les vale que hagan caso: Suelten a todos esos pokemon, incluyendo a los míos.

─ ¡Maestra! ─ Ai estaba bastante emocionado.

─ ¿Y tú quién te crees, mocosa? ─ dice una criminal del grupo ─ El que tengas una talla de pecho grande para tu edad no significa que puedas vencernos a todos, así que mejor entrega a esas dos pokemon, da media vuelta y lárgate.

─ Esas dos pokemon se ven bastante bien ─ dice uno que estaba al lado de la criminal que habló antes ─. Quedaría bastante bien para el apartado de "servicios especiales" en nuestro negocio, jeje.

─ ¿Qué dijo este tipejo? ─ la primera Hatterene frunce el ceño con rabia ─ Nosotras no estamos dispuestas a permitir que se nos vuelva a usar como quieran y sin que se tomen en cuenta nuestras necesidades y sentimientos.

─ Así es. Prepárate para la putiza de tu vida, desgraciado ─ la segunda Hatterene, y luego mira a Sori ─. Es hora de que rescates a Ai. Nosotras nos encargaremos de entretener a este ejército de bufones. Confía en nosotras.

─ Muy bien. Ustedes pueden... ─ conmovida por el acto tan noble de esas dos Hatterene, Sori pensó que sería justo de su parte hacer algo por ellas antes de proceder a rescatar a sus pokemon ─ Mary ─ toca el cabello de la primera Hatterene ─, y también Jane ─ ahora toca el cabello de la segunda.

Las dos Hatterene estaban impactadas por lo que acontecía justo a mitad de su incursión en una avanzada enemiga: Sori les acababa de dar nombres. Hasta ese momento nadie las había llamado por un nombre distintivo. Eran simplemente dos Hatterene y ya. Pero ese gesto significaba tanto que por sí solo cambiaba todo para ellas. Ahora se veían como las hermanas Mary y Jane, y eso les encantaba.

─ Ve ahora, Sori. Te esperan. Ya después te daremos las gracias como mereces ─ dice Jane con voz seria.

La chica asiente, y ambas Hatterene se lanzan con lo mejor de su arsenal en ataques de tipo psíquico, derribando con pasmosa facilidad a la gran mayoría de los pokemon de los criminales, y por tanto despejando el camino e impidiendo que fuese nadie a estorbar a Sori, la cual llega rápidamente hasta la jaula en que estaban encerrados sus pokemon. Encuentra pronto la llave para abrir esa jaula y procede a liberar a sus pokemon.

─ Nos has salvado, maestra ─ dice Ai entre lágrimas.

─ Este no es el momento para ponerse a llorar, Ralts tonto ─ le dice Sori con una media sonrisa ─. Este es el momento de darle su merecido a estos criminales. Nadie se lleva a mis pokemon sin mi permiso, y ahora lo van a pagar caro. Ahora la sorpresa la daremos nosotros.

En ese momento se le acerca una criminal a Sori y saca a un Spinarak para que le hiciese frente. Sori ni siquiera le da vueltas al asunto y envía a Ai para que le hiciese frente. Sheena y Wendy en cambio tienen que presenciar el combate.

─ Ese pokemon tan débil no va a significar ningún impedimento para ti, Ai ¡Usa Confusión!

El Ralts asiente y emplea su poder mental para atacar al Spinarak que no consigue reaccionar a tiempo para prevenirse de daños. La criminal aprieta los dientes al ver lo mal que estaba empezando la cosa.

─ Esto no va a quedarse así ¡Spinarak, usa Aguijón Venenoso!

Ralts ve cómo el pokemon arácnido se acerca a él mientras se prepara para atacarle con su movimiento de tipo veneno. Pero resultaba que Spinarak era terriblemente lento, aparte que su forma de moverse resultaba horriblemente predecible. No tuvo ninguna dificultad para esquivar los ataques, incluso sin la necesidad de un comando de parte de Sori. El Spinarak enemigo lo intenta nuevamente, pero el resultado es incluso peor, pues el ataque de plano no se dirige a Ai. Luego de eso el Spinarak cae rendido al suelo. El ataque de Ai había resultado casi lo suficientemente fuerte para dejar derrotado a Spinarak, y un poco de agotamiento sirvió para rematarlo.

─ ¡Esto no puede estar pasando! ─ la criminal pisa con fuerza y lanza su pokeball lo más lejos posible ─ No importa, que igual voy a acabar con ustedes ¡Hazlos pedazos, Gulpin!

El pokemon tragón gruñe en un intento por parecer imponente, lo cual hace que Ai diera un paso atrás. Wendy pensaba que era una oportunidad para lucirse ella, demostrar lo fuerte que era.

─ Humana, quiero salir a pelear ─ dice con seriedad ─. Quiero ver los efectos del entrenamiento en mí. Ese estómago independiente no será rival para mí.

─ Tienes razón. También tú debes demostrar el error que cometieron esos sujetos al raptarlos, así que ve. Ai, ven aquí, que ahora juegas banca ─ el Ralts asiente y retrocede en favor de Wendy ─. Wendy, usa Ciclón contra ese pokemon.

Wendy bufa con soberbia y se abalanza sobre Gulpin para usar su ataque. La criminal ni tiempo tuvo para dar una orden, y Gulpin termina derrotado con un solo golpe. Wendy se muestra orgullosa por lo que había logrado, puesto que era su primera victoria en una batalla, mientras que el criminal se pone a gritar de ira antes de huir despavorido de allí.

─ Esos pokemon salieron bastante debiluchos. Diera la impresión que esa chica era nueva en ese grupo de pacotilla ─ dice Sori para sí misma.

Las dos Hatterene por su parte se habían deshecho de todos los demás criminales, los cuales procuraron escapar de allí, la mayoría de ellos sin preocuparse por recuperar sus pokemon. Eso fue algo que aprovecharon las Hatterene para usar sus poderes psíquicos y destruir las pokeballs y así liberar a los pokemon, aunque estos siguieran mostrándose hostiles contra todo lo que les rodeara.

─ Listo, supongo que con eso ya tenemos ─ dice la Hatterene denominada como Mary ─. Ahora lo que necesitan esos pequeños es acostumbrarse a que se deben quedar aquí.

─ Eso suena bastante bien, pero igual siguen siendo pokemon que le acabamos de quitar a los malos, y ellos mismos intentarán dañar a los pokemon de los alrededores ─ objeta Sori.

─ No te preocupes por ello, Sori preciosa ─ le responde Jane ─. Hemos venido aquí precisamente para poner en orden el sitio y limpiarlo de la actividad de esos sujetos ─ usa su mano-coleta para frenar a un Weedle que pretendía atacarla ─. Atacar por la espalda no es nada amable, pequeño, así que abstente de hacerlo.

─ Vamos a tener que estar aquí unos cuantos días, vigilando que estos pokemon asimilen su nueva vida aquí ─ opina Mary ─. No tengo idea de qué clase de personas fueron esos que estaban por aquí, cazando pokemon inocentes... ─ con sus poderes psíquicos abre todas las jaulas para que los pokemon cautivos pudieran escapar ─ Pero son un poco extraños. Están muy bien organizados para cazar pokemon, pero son un fiasco con sus respectivos equipos a la hora de batallar, aparte que se exasperan y entran en pánico muy fácilmente.

─ Con la cantidad de sujetos que habían, no sería de extrañar que un día de estos encuentre más de ellos. Claramente son un grupo criminal y no simples aficionados ─ declara Sori con seriedad ─. Genial. Ahora no podré estar únicamente pendiente de ganar las medallas de gimnasio, sino que aparte tengo que estar vigilante de que aparezcan esos energúmenos en cualquier momento para dañar pokemon. Como si con lo mío no tuviera suficiente con lo mío ─ completa con un suspiro de fastidio.

Los pokemon salvajes huyen de aquel lugar, buscando otro sitio para asentarse, puesto que la actividad de esos criminales había echado abajo varios árboles y derribado todas las madrigueras en las cercanías, aparte que los pokemon liberados no paraban de mostrarse hostiles, como si no comprendieran que los planes de sus ahora ex-amos habían sido frustrados. Algunos de esos pokemon hostiles incluso se lanzan al ataque, pero las Hatterene se bastaron para demostrarles que no tenía caso seguir insistiendo.


Dos horas después

─ ¿Están seguras de que no necesitan ayuda? ─ dice Sori con curiosidad.

─ Tú tranquila, Sori. Con lo que hiciste es suficiente ─ le responde Jane poniendo su mano en el hombro de la chica ─. Especialmente la parte de darnos un nombre sin habernos capturado ni nada. Ese gesto sencillamente no tiene precio. Nos encantan nuestros nombres.

─ Y también habíamos quedado en que agradeceríamos el gesto. Realmente no esperábamos esto de parte de nadie más ─ Mary se acerca a Sori.

─ No hace falta que hagan nada. Con que simplemente no repitieran aquel horrible castigo que me dieron tengo más que suficiente ─ les dice Sori recordando aquella sesión de nalgadas que había sufrido la última vez.

─ Insistimos, querida. De verdad te lo has ganado.

Ambas Hatterene atrapan de pronto a Sori y la abrazan con fuerza. La chica por acto reflejo intenta soltarse, pero las dos pokemon eran bastante fuertes y la mantienen retenida, y de paso aprovechan eso para agarrarle los pechos.

─ ¿En serio hace falta que hagan eso? ─ se queja Sori bastante roja ─ Hay una pequeña que está mirando.

─ Bueno ─ Mary retrocede su mano entre risas ─. Igual este es nuestro agradecimiento. Te lo has ganado, y te adelantamos que cuando nos necesites, sin importar para qué sea, nosotras estamos dispuestas a ayudarte.

Sori no sabía qué responder. Nunca nadie le había mostrado semejante disposición, pero al final les dice que lo mejor es que ellas se quedaran allí, cuidando del lugar hasta que los pokemon liberados se acostumbraran a su nuevo estado. Ai, Wendy, Sheena y ella por su parte tenían un recorrido que hacer hasta el primer gimnasio. El camino estaba allí, justo al alcance, y Sori, junto a sus pokemon, tenía la tarea de mostrar lo que vale. Lo haría, sin lugar a dudas.

CONTINUARÁ...


Para el próximo capítulo ahora sí viene el primer gimnasio ¿Cuál? Se los diré al empezar el capítulo xD. Aunque eso sí, ya a esta altura he tomado la decisión en base al voto y demás. Muy pronto serán capaces de contemplar el resultado, y también les daré detalles en próximos capítulos sobre la banda criminal de turno. Y ahora sí, me despido.

Hasta otra