Y ahora los resultados de la primera encuesta para decidir a los líderes de gimnasio de esta historia. Y esta primera encuesta la ganó... (redoble de tambores) ¡Sabrina! En un principio no sabía qué hacer, pues hubo un triple empate entre ella, Misty y Brock, por lo que recurrí al método más confiable y transparente existente, o sea puse en marcha un juego de parchís en la PC, quedando vencedora Sabrina por amplio margen. Por si no lo recuerdan, esto implica que en futuras encuestas voy a omitir a otros líderes de tipo psíquico. Ya no va a figurar este tipo. Y ahora sí, no quedando nada más para decir, empecemos con esto.

El primer gimnasio I

Luego de un trayecto que a Sori le había parecido eterno, finalmente llegaba a la ciudad donde se encontraba el primer gimnasio. Había sido un alivio llegar, puesto que Sori había consumido todas las reservas que le había dado su tío, habiendo tenido ese día que desayunar bayas. A sus pokemon no les molestó en absoluto, eso estaba claro, pero Sori estaba fastidiada con las bayas.

─ Maestra, ya hemos llegado ─ Ai dice lo obvio.

─ Lo sé. Ahora sí podremos buscar algunas cosas que necesitemos. Vivir al aire libre sí que es duro ─ Sori se seca el sudor y sigue avanzando.

Para sorpresa de la propia Sori, el gimnasio se encontraba bastante cerca de allí, pero el mismo se encontraba todavía en obras. Eso no podía significar nada bueno, pues daba pie a la posibilidad de que todavía no den opción a optar por la medalla correspondiente. Sori se rasca la cabeza con fastidio, pero igual se acerca para confirmar aquello o, mucho mejor, enterarse que las cosas sean de otro modo.

─ ¿Qué hace una chica como tú en este lugar?

Sori se detiene y voltea en dirección del sitio de procedencia de aquella voz, pero no encuentra absolutamente nada más que una viga suspendida por unos cables. A Sori se le hacía bastante raro, juraba que había oído a alguien hablarle. Vio a sus pokemon, y todos ellos se veían igual de confundidos.

─ Eso fue bastante raro ─ opina la Dratini.

─ ¿Tú no detectas nada con tus poderes psíquicos? ─ Sori mira a Ai.

─ S-sí. Detecto a alguien, pero parece que es capaz de bloquear mis poderes ─ dice Ai algo nervioso ─. Tal vez se trate de otro pokemon psíquico, o tal vez sea...

─ ¡Una humana que ha sido capaz de desarrollar su capacidad mental a niveles sorprendentes!

Todos voltean sorprendidos por esa declaración, y se encuentran que sobre una columna de hormigón se encontraba una mujer vestida con un traje ceñido al cuerpo de color predominantemente rojo, y su cabello oscuro, bastante largo, ondeaba de una forma que no parecía ser natural.

─ ¿Y quién eres tú? ─ Sori se muestra desafiante.

─ Mi nombre es Sabrina, y soy la líder de este gimnasio, o al menos lo seré yo mientras este sitio esté en obras y la federación de ligas pokemon decida una nominación formal para un líder aquí ─ Sabrina salta de la columna, asustando un poco a sus observadores, pero milagrosamente llega al suelo de forma grácil ─ ¿Y qué me dices tú, niña? ¿Acaso eres una retadora?

─ ¡Desde luego que sí! ─ responde Sori determinada ─ Voy a vencerte y a hacerme con mi primera medalla, así que espero que estés lista.

─ Oh, una chica segura de sí misma. Eso sin duda se pondrá interesante. Realmente me gustan esos retos ─ Sabrina esboza una afilada sonrisa y dirige a Sori una mirada intimidante ─. En ese caso, y viendo que recién has llegado hasta aquí, te recomiendo que descanses a tus pokemon, pues te aseguro que mi reto no es fácil. Este gimnasio pondrá a prueba si tienes lo necesario para pasar por los demás gimnasios.

─ ¡Lo necesario y mucho más, engreída! ─ Sori se pone enfrente de Sabrina ─ Lo que es más, ni siquiera necesito descansar para vencerte.

─ Tal vez tú no, pero valdría la pena preguntar si tus pokemon están igual ─ Sabrina señala con un gesto a los pokemon de Sori ─. A menos claro que pretendas ser tú quien enfrente directamente a mis pokemon de tipo psíquico.

Sori siente un tic en el ojo. En ese momento se pone a hacer cuentas sobre qué hacer: Si esa chica tenía razón, entonces ella es una líder de tipo psíquico. El tipo psíquico es débil a los tipos bicho, fantasma y siniestro, y al voltear podía ver que ninguno de sus pokemon tenían esos tipos ni nigún movimiento que les correspondiesen a esos tipos. De hecho, Sheena, al ser de tipo veneno, pues tendría problemas para aguantar un ataque de tipo psíquico. Por mucho que hubiese entrenado, lo mejor sería hacer caso a lo que esa mujer le dijo e ir a curar las heridas y el agotamiento de sus pokemon.

─ M-muy bien, en ese caso me voy. Pero no te sientas tranquila mucho tiempo, que al rato vengo por la medalla ─ dice Sori con tono retador.

─ Estaré aquí, no te preocupes ─ Sabrina se cruza de brazos tranquilamente.

Sori se lleva entonces a sus pokemon, y Sabrina se los queda mirando todo el tiempo que estuvieron en su campo de visión. Una amplia sonrisa se dibuja en sus labios, pues se hacía a la idea de que se iba a entretener bastante con esa joven retadora.


Centro pokemon

Sori se encontraba leyendo una revista mientras espera a que la enfermera Joy le diese el visto bueno para llevarse a sus pokemon. Mientras tanto ella misma había aprovechado para alquilar una habitación y darse un baño, sintiéndose así mucho más fresca. Era cuestión de unos cuantos minutos para que vuelva al gimnasio en construcción rete a Sabrina. Que su primera victoria sea precisamente ante una líder de tipo psíquico le entusiasmaba, aunque por otro lado lamentaba no tener a un pokemon de tipo siniestro para así hacer más placentera su victoria.

─ Ya sus pokemon están listos ─ aparece la enfermera Joy con una bandeja, y sobre ésta estaban las pokeballs.

─ Muchas gracias ─ Sori recibe las pokeballs y las guarda en su cintura ─. Supongo que es hora para afrontar el reto del gimnasio.

─ En ese caso debes tener cuidado ─ le advierte la enfermera Joy con una cordial sonrisa ─. Sabrina es una líder de gimnasio bastante capaz. En Kanto es bastante temida por los retadores, llegando al punto de hacer que muchos renuncien. No es una líder que uno se pueda tomar a la ligera.

─ En Kanto tal vez sea así, pero aquí ella será la que tenga un reto enfrente ─ asegura Sori con soberbia.

─ Bueno, ya verás cómo es ella. Con su permiso me retiro.

Sori asiente y ve cómo la enfermera se da la media vuelta y se retira. Las delgadas piernas de la enfermera, así como la delicada forma en que contoneaba las caderas al caminar, eran realmente incitantes. Sori traga grueso al pensar que alguien pudiese poner su mano sobre esas piernas. Sonríe maliciosamente, pensando que algo así sin duda sería un espectáculo digno de ver. Se excitaba pensando en la enfermera Joy siendo manoseada, que su delgado y frágil cuerpo esté en unas manos que sólo querrían recorrerla de principio a fin sin pudor alguno.

─ Creo que no pasa nada si me tardo un par de minutos más...

Sori cierra la puerta y deja la bandeja sobre la mesa, y luego se va a la cama y se recuesta para así proceder a complacerse a sí misma. Como la gran mayoría de las enfermeras Joy se parecen bastante, pues no debería pasar nada si fantaseaba con estar apretando las carnes de varias enfermeras juntas, desnudas, algunas dándole la bienvenida con palabras sensuales. Emocionada como estaba introduce dos dedos en su vagina, empezando a mover esos dedos con frenesí desde un principio.

─ Sí... Sus cuerpos... son tan sexys... Abran sus piernas para mí...

Alza sus caderas para quitarse las bragas y así no tener nada que moleste el bombeo de sus dedos. Tenía ya un buen tiempo que no se masturbaba pensando en algún exuberante cuerpo femenino que le llame especialmente la atención. Se lame los labios y luego empieza a mover lascivamente su lengua, como si estuviera saboreando los labios vaginales de alguna de esas enfermeras con las que estaba fantaseando.

La respiración de la chica se ponía pesada. Habían lapsos en que de plano dejaba de respirar y movía sus dedos todavía más rápido. Con su mano libre se sube la camisa que llevaba puesta y se pone a masajearse un pecho, incluso se acercaba un pezón a la boca para chuparlo y succionarlo, a fin de darse todavía más placer, y así siguió durante un buen rato, siempre pensando en distintas maneras en que ella podría profanar a las enfermeras Joy.

─ Mmm... Creo que me vengo... Me vengo por pensar en las cosas deliciosas que podría hacer con ellas... ¡Ahh! ─ se tapa la boca mientras alcanza el orgasmo para así no llamar la atención de nadie afuera.

Una vez que se ha corrido, la chica se desploma sobre la cama y respira un rato, a fin de recuperar el aliento. Pensaba que algún día sería capaz de tener una novia con la cual podría difrutar de experiencias así de verdad, en vez de seguir imaginando el resto de su vida. Sonríe al pensar que algún día lo lograría.

─ ¿Qué acaba de hacer, maestra?

Durante un par de segundo no había tomado en cuenta esa pregunta, pero luego se da cuenta y abre enormemente los ojos. Se levanta de golpe y ve a Ai en la orilla de la cama, mirando con curiosidad lo que Sori había hecho con su propio cuerpo.

─ ¿Qué demonios...? ¿No te han enseñado que espiar a los demás es malo, Ralts pervertido?

─ Intenté avisarle, maestra. Pero estaba todo el rato hablando de unas chicas a las que les decía algo que no entendí bien.

─ ¿T-tú viste todo? ─ Sori sudaba mares por el nerviosismo de haber sido descubierta.

─ Mi pokeball se cayó y salí. Entonces la vi a usted subirse a la cama y haciendo cosas extrañas ¿Es acaso un nuevo entrenamiento que nos enseñará, maestra?

Definitivamente no, pero Sori no tenía forma alguna de explicar lo que acababa de hacer. Por más que le cayese mal su compañía, Ai era apenas un pequeño Ralts que no entendía nada de eso, y explicarle sobre la masturbación sin duda sería mucho más de podría aguantar. De hecho, Sori terminaría sintiéndose culpable si le decía la verdad y encuentra en el rostro de Ai la expresión absoluta del trauma, así que apresuradamente se acomoda la ropa y trata que no se le viera el sonrojo. Ai se asusta un poco por esa reacción, por lo que retrocede un par de pasos, creyendo que Sori iba a pegarle o algo por el estilo.

─ N-no es eso. Sólo digamos que es una forma poco común en que recargo energías.

─ ¿Recargar energías?

─ Desde luego que sí, tonto Ralts. Pero no lo intentes tú, que este método sólo funciona conmigo.

─ Vaya, y yo que creí que era algo de adultos que no debía ver ─ Sori aprieta los dientes y se sonroja bastante ─ ¿Y por qué funciona contigo y no con alguien más? ¿Y cómo fue que descubriste ese método para recuperar energía? ¿Me puede enseñar a hacer eso para que yo recupere energías también?

Sori se siente bastante incómoda. Creía que con aquella excusa ridícula sería capaz de callarle la boca a Ai, pero terminó siendo absolutamente todo lo contrario. Ai seguía esperando por una respuesta, y Sori tenía que pensar en alguna excusa para finalmente sacárselo de encima.

─ E-ese no es tu problema, y más te vale no comentarle de esto a nadie, ¿entendido? ─ Sori se acerca amenazadora a Ai, recibiendo un asentimiento nervioso como respuesta ─ Excelente. Aunque más que eso, espero que lo olvides completamene. No quiero saber que hayas hecho alguna mención de eso, jamás.

─ Como ordene, maestra.

Sori asiente conforme y suspira. Al menos así tenía la sensación de que estaría a salvo. No quería que nadie supiese que se había tocado pensando en las enfermeras Joy. Algo así sería sin duda humillante, y Sori tendría que irse a escondidas para que la enfermera no sea capaz de verla. Pero ahora que ya había pasado, era el momento adecuado para hacerle frente al reto del gimnasio.

─ Ya es la hora, Ai. Hay una medalla que espera a tener mi nombre grabado en ella. El momento de la verdad ha llegado.

─ Entendido, maestra... ─ Ai se pone pensativo por un momento ─ ¿Pero está segura de haber recuperado todas sus energías? Quizá quiera recargar un poco más, y en ese caso puedo salir al pasillo hasta que termine.

Sori se queda pensativa por un momento, y al final da el visto bueno a la propuesta de Ai y le dice que se lleve las pokeballs de Sheena y Wendy, junto a la suya propia, claro está. Y ahora, viendo que contaba con algunos minutos extra, se vuelve a masturbar, aunque buscaba otra chica con la cual fantasear.


Gimnasio en obras

Sori no estaba precisamente descansada, y la verdad es que no podía ponerle más excusas a Ai para no haberse relajado un poco más y de mejor manera, pero ya nada se podía hacer. Su reto ante la líder de tipo psíquico, la temible Sabrina, era inminente, inevitable, y por lo tanto todo lo que podía hacer era plantarle cara.

─ ¿Se relajaron un poco? Eso es bueno, pues lo van a necesitar ─ Sabrina desciende levitando de una viga alta en que se encontraba al principio ─. Y ahora vamos a ver de qué están hechos tus pokemon. A ver si aguantan el poder de mis pokemon psíquicos.

─ Pon las reglas de este combate ─ dice Sori en tono retador.

─ Excelente. Denota que eres atenta, y eso te confiere varios puntos. Esta será una batalla de dos contra dos. Como este es el primer gimnasio de la nueva liga, obviamente tengo que empezar con un reto ligero, nada en comparación con los retos que impongo en Kanto. Cada vez que un pokemon quede fuera de combate, éste deberá ser sustituido. Se vale el uso de artículos de curación y reanimación de parte de la retadora. Este combate sólo se terminará cuando una de nosotras dos se quede sin pokemon para combatir, y sólo te llevarás la medalla de este gimnasio si me vences, así que ni derrotas por la mínima ni empates. Busca la victoria y nada más para que triunfes ante mi reto.

─ Pues así va a ser ─ Sori, al escuchar las reglas de Sabrina, ya tenía claro qué pokemon utilizar en ese primer combate, y desde luego que también sabía cómo empezar ─. Wendy, te encargo el primer asalto, para que así no tengas que jugar banca temprano.

─ Ahora sí estoy emocionada ─ la Dratini se pone al frente y se pone en pose de batalla contra lo que sea que lance Sabrina.

─ Oh, un pokemon de tipo dragón. Es raro ver a un entrenador novato llevar en su equipo a un pokemon con un tipo tan poderoso. Eso sin duda me emociona ─ Sabrina saca su primera pokeball usando sus poderes mentales y la lanza ─. Sal de ahí, Solrock.

Sori suelta un suspiro de sorpresa al ver salir a un pokemon rocoso que daba la impresión de ser un tallado rústico de un sol, y al verlo levitar no le cabía duda que algún que otro secreto se tendría guardado. Pese a ello, Sori confiaba en que su Dratini sería capaz de vencer a Solrock sin ningún problema.

─ ¿Cree que podamos ganar, maestra? ─ dice Ai temeroso.

─ Ganaremos. Tenemos que ganar, pues este es apenas el primer gimnasio.

─ La batalla empieza ahora ─ Sabrina da el primer paso ─. Solrock, usa Cabezazo Zen.

Sori se sorprende ante ese comando ¿Acaso Cabezazo Zen no era demasiado poderoso para un primer gimnasio? Como sea, no podía permitir que ese ataque le diese a Wendy. Algo así representaría un muy mal comienzo.

─ ¡Esquiva ese ataque, Wendy!

La Dratini obedece y da un rodeo rápido para que el Solrock no fuese capaz de enfocar un nuevo ataque. Sabrina sonríe y se cruza de brazos, pensando que aquello había empezado bastante bien.

─ Se nota que le has enseñado bastante bien a tus pokemon sobre cómo evadir, pero creo que te hace falta algo más. Solrock, dale un poco de tu Destello.

El pokemon de tipo roca se eleva un poco y empieza a emitir un potente brillo que deja ciega a Sori por unos cuantos segundos. Ai y Sheena cierran los ojos y se voltean para que no le afectara tanto aquel movimiento, aunque Wendy no consiguió tan bien parada, puesto que ahora incluso se retorcía sin orden alguno.

─ ¿Qué es esto? No puedo ver nada ─ dice Sori todavía incapaz de abrir los ojos.

─ Jaja. Destello es un movimiento bastante especial. Sirve para disminuir la precisión de los pokemon oponentes al dejarlos deslumbrados un rato, y ahora que ni tu pokemon ni tú están en capacidad de hacer nada... Solrock, vuelve a usar Cabezazo Zen contra Dratini.

Solrock obedece sin rechistar, y en el acto enfoca su ataque y le da a Wendy, la cual chilla por el daño sufrido y retrocede un par de metros. Sori recién consigue abrir los ojos, sólo para ver que Wendy había resultado bastante dañada.

─ Un buen pokemon debe tener el equilibrio correcto de movimientos y una capacitación idónea para que sea capaz de cumplir su papel a la perfección. Los pokemon más fuertes del mundo lo son porque son capaces de cumplir sus roles sin ningún problema, ante casi cualquier rival, y porque su desempeño los hace indetenibles ─ dice Sabrina, aparentemente para sí misma más que para alguien más ─. Un entrenador que no tenga idea de cómo plantear sus estrategias de combate, ni sepa cómo sus pokemon pueden tener el equilibrio adecuado que necesita para destacar mínimamente en este mundillo, pues no puede pasar sobre mí, incluso teniendo un equipo que cuente con una mayor fuerza bruta que el mío.

Sori aprieta los nudillos. Sabrina realmente había empezado dándole una buena paliza, y lo peor era que aquello apenas empezaba. Sabrina vuelve a indicarle a su Solrock que use Cabezazo Zen y le da a Wendy, la cual parecía bastante cerca de quedar abatida en combate, siendo su orgullo el principal elemento que le hacía levantar la cabeza todavía. Sori se quedaba mirando a Wendy, no muy segura de qué hacer para contrarrestar aquella situación, hasta que finalmente se le enciende el foco.

─ ¡Wendy, usa Dragoaliento, y da igual la dirección! ¡Lo que importa es que lo uses! ¡Hazlo, Wendy!

Al tener sus ojos todavía deslumbrados por aquel movimiento de Solrock, lo cierto es que Wendy había perdido momentáneamente buena parte de su vista, así que tenía que confiar en las palabras de Sori. Cierra los ojos, sabiendo que por el momento no iba a necesitarlos, y entonces se pone a lanzar su ataque a diestra y siniestra, dando vueltas alrededor de sí mientras hacía caso al comando de su entrenadora. Algunos de esos ataques consiguen darle a Solrock, aunque eso no era suficiente para derribarle. Sori chasquea la lengua, pues ya era el momento de usar otra estrategia. Wendy no estaba en la capacidad de sostener así un combate por mucho más tiempo.

─ Interesante estrategia la que has implementado, jovencita ─ dice Sabrina con un tono oscuro y tenebroso ─. He de decir que ese despliegue de movimientos no me lo esperaba en absoluto. Eres digna de respeto, pues lo que haces es señal de que en un futuro podrías hacer mucho más. Pero aquí, ahora mismo, lo que importa es ganar el enfrentamiento, y por desgracia estás todavía muy lejos de conseguirlo ¡Solrock, remata a Dratini con otro Cabezazo Zen!

─ ¡Muévete, Wendy!

Afortunadamente Wendy consigue evadir el ataque de Solrock por un margen bastante mínimo. Sabrina, pese al fallo, mantenía su gesto sereno e intimidante, claramente en señal de que eso no le resultaba especialmente sorprendente. Sori sabía que no podía seguir así. Ese Solrock había logrado, sin mucho esfuerzo, dejar contra las cuerdas a Wendy, y si conseguía debilitarla, Ai tendría que lidiar solo contra ese Solrock, y eso sin contar con el siguiente pokemon de Sabrina, sea cual sea, pero que no tenía duda de que se trataría de un tipo psíquico.

Ni en sus peores pesadillas se imaginaba que su primer gran reto sería ante un tipo que aborrecía, y que de paso le tuviese en una situación tan apretada.

CONTINUARÁ...


Y así quedamos por el momento. La siguiente parte del combate queda para el próximo capítulo. Y sí, ya venía siendo hora que alguna escena sexual apareciese, si en el sumario de esta historia lo vine prometiendo desde que lo empecé a subir. Mis disculpas por tardar tanto por asomar algo (aunque ni de lejos se le pueda considerar como un plato fuerte), pero es que en esta historia no quería darle un comienzo tan intenso, y tampoco es mi intención plagar de relaciones sexuales todos los capítulos. Ya eso tendrá su lugar, y les prometo avisar el día que ocurra. Y ahora sí, sin más que decir, me despido.

Hasta otra