Ahora sí, en este capítulo empezaré de verdad a ir hasta donde quiero. No creo que para ustedes sea difícil discernir a qué me refiero. En todo caso vamos con los reviews:
Xtractor68: ¡ZEUS! Pues ahí lo ves. Aunque ahora mismo la prota no haya avanzado demasiado todavía en la relación con sus pokemon, has de cuentas que todavía falta recorrido, además que este capítulo ha de ser importante en ese sentido. Y créeme, si Riolu evoluciona a Lucario y le ve el aura a Sori, se regresará a ser Riolu del susto xD.
aniber estrada (no puedo poner el punto): Para cuando llegues a este punto seguro que te seguiré llevando uno o dos capítulos xD. Me alegra si esto te inspira, que para eso tenemos que estar, para apoyarnos mutuamente.
Leoniwis: Hay más desventuras que aventuras, pero desde luego que lo importante es superarse y avanzar entre las dificultades. Igual me alegra que te ayude con inspiración este historia, y a ver qué tal lo que venga en adelante. Y sí, pobrecito el trapito... digo el Kirlia.
Por el honor de un Kirlia
A los 5 km de carrera parecía que la competencia estaba lo bastante definida, aunque Sori se sentía cada vez más agotada. Había logrado hacerse con una importante ventaja gracias a sus argucias, pero le estaba pesando el enorme esfuerzo que significaba a esa altura el solo hecho de mover un pie tras otro, incluso bajando un poco el ritmo para evitar un mayor desgaste. A falta de todavía la mitad del recorrido, Sori sentía que le empezaba a hacer falta algo para recuperar el ritmo para así no ser alcanzada.
─ Necesito fuerzas, o una estimulación... lo que sea ─ Sori se detiene finalmente al lado de un árbol, aprovechando así para apoyarse y respirar un poco ─. Tal vez sea eso exactamente lo que necesito... Una estimulación...
Sí, eso le vendría lo bastante bien para sacar nuevas fuerzas y seguir corriendo. Como no contaba con suplementos para ingerir (y de todos modos no querría hacerlo, pues le parecía un recursos bastante cobarde y desesperado, y ella se consideraba demasiado capaz como para necesitarlo), la solución entonces pasaba por darse ánimos de alguna manera. Tendría que pensar en algo que la hiciese reaccionar, tal vez la gloriosa idea de ser campeona y convertirse en la mejor entrenadora especializada en pokemon siniestros, y también estaba el pensamiento de tener una novia que estuviese igual de buena que ella, o incluso dos novias.
─ Muy bien, hora de poner a trabajar la mente. Cerebro, dame la fuerza que necesito ─ dice antes de empezar a concentrarse.
Mente de Sori
La chica aparece atada, y encima se encontraba desnuda, y enfrente de ella estaban dos pokemon, las dos pokemon a las que más miedo les tenía.
─ Mira lo que tenemos enfrente, hermana ─ dice Mary, una de las hermanas Hatterene.
─ Oh, sí, hermana. Bonitas tetas, niña ─ dice Jane, la otra hermana, y ambas se echan a reír ─. Pero supongo que mereces un castigo por perder esa carrera, así que entre ambas te vamos a dar unas nalgadas que te acordarás de nosotras por siempre, así que empieza a poner duras las nalgas.
─ Sí, ponlas duras, que así nos divertiremos más ─ Mary remata con una sonrisa intimidante y moviendo los dedos como pervertida.
Realidad
─ ¿Tenían que aparecer ellas precisamente? ─ Sori se lamenta y golpea el árbol ─ A la mierda. Mejor empiezo a correr. Ni loca quisiera estar en una situación así con esas dos locas.
─ ¿Dos locas? ¿De qué locas estás hablando?
Sori se lleva un susto de muerte al oír aquella voz, encontrándose precisamente con aquellas a las que se refería. Las hermanas Hatterene parecían relajadas y animadas, aunque igual a Sori no le inspiraba la confianza suficiente como para bajar la guardia.
─ Oh, querida ¿Acaso hay alguien más aparte de nosotras que se esté metiendo contigo? ─ Jane acaricia la cabeza de la chica ─ No te preocupes. Dinos quién te está molestando y de inmediato defendemos tu honor.
─ Las dos locas son ustedes ─ dice Sori asustada, pero igual de respondona ─. Y ahora mismo no necesito ayuda. Tengo una carrera que ganar para ganar un pokemon.
─ ¿Una carrera para obtener un pokemon? Eso es extraño. Creí que para tener un pokemon bastaba con capturarlo con una esfera de esas ─ Mary se rasca la cabeza mientras se pone pensativa ─. Ustedes los humanos tienen unas costumbres bastante raras. Todavía no me termino de acostumbrar a ustedes.
─ Yo tampoco, hermana ─ remata Jane, y ambas se vuelven a reír.
─ Me da igual eso. Igual debo seguir, que de lo contrario me alcanzan ─ Sori retoma su carrera, dejando atrás a las hermanas Hatterene.
─ Al rato nos dices qué tal te fue.
─ Ojalá que sea un pokemon bonito el que intentes conseguir.
Ambas Hatterene se despedían efusivamente hasta que vieron a Sori desaparecer de vista, y luego salen del camino para dedicarse a lo suyo, aunque tenían sus propios planes para encontrarse nuevamente con la chica luego de que termine la carrera, y es que querían saber qué pokemon tenía pensado ganar.
Con Wendy, Sheena y Mariano
La paz y la tranquilidad parecían reinar en el sitio donde los tres pokemon se dedicaban a descansar. Pokemon salvajes se mantenían al margen. Nadie molestaba a nadie, lo cual venía bastante bien.
Entre las actividades que Wendy llevaba a cabo para matar el tiempo y entretenerse mientras Ai no estaba se encontraba el estar hurgando en el bolso de su entrenadora y sacar una pequeña radio. Al momento de encenderla, el ruido que sale llama la atención de Sheena y Mariano, los cuales se acercan curiosos a ver qué pasaba allí.
─ ¿Qué es esa cosa que emite sonidos? ─ Mariano se pone detrás de Sheena, solo por si acaso.
─ Creo que lo he visto alguna vez. Si no mal recuerdo, este aparato se llama radio ─ Wendy le da vueltas al artefacto para verlo desde diferentes ángulos.
─ ¿Realmente lo has visto antes? Yo no sabía que la humana lo tenía.
─ Porque nunca lo usa. De hecho esta es la primera vez que podremos ver para qué sirve ─ Wendy empieza entonces a cambiar la sintonización al azar, como esperando a ver si así empezaba a funcionar de alguna manera ─. Mmm... Puros sonidos raros como si algo se rallara. No me extraña que la humana no lo use, aunque sí que me sorprenda que lo tenga y no lo haya tirado a la basura.
─ Para ahí. Para ahí ─ señala Sheena al finalmente oírse algo en limpio.
─ Bienvenidos a un nuevo combate por esta emisora. En esta ocasión transmitimos para ustedes un combate que promete bastante, entre el entrenador... ─ el nombre se tapa por la estática ─, y su rival es el famosísimo... ─ otra vez la estática ─, y desde luego que daremos cobertura a todo el combate. Ya ambos rivales sacan a sus pokemon. Les recordamos que se está llevando a cabo combates individuales, así que se imaginarán cómo es que deberán arreglárselas ambos para salir adelante y avanzar hasta la siguiente ronda...
─ ¡Sorprendente! Un combate pokemon que sólo se pueda oír. Ese aparato debe tener una magia o algo parecido ─ Mariano deja de escudarse con Sheena y se acomoda para escuchar tranquilamente la radio.
─...y ahí van. Los primeros pokemon invocados al campo de batalla son Charizard y Salamence. Estos entrenadores sí que han empezado fuerte... ¡Y encima van a megaevolucionar! Va a ser una pelea sumamente intensa desde el mismo primer momento... Y se lanzan ahí. Mega-Salamence y Mega-Charizard usan lo más fuerte de su repertorio e intercambian ataques a un ritmo totalmente sorprendente...
─ Parece divertido ─ Sheena se acerca más a la radio.
─ Pff. A esos dos nos los comemos con refresco y papas, Sheena ─ se mofa Wendy con un claro aire soberbio ─. Tan solo mira lo que hacen para imitar una fracción de nuestro poder. Con o sin esa cosa llamada meganosequé, te aseguro que seremos tan fuertes como para barrer el suelo con ellos dos.
─ ¿Sólo ustedes dos? ¿Y qué hay de mí, cabrona? ─ se queja Mariano.
─ Tú puedes ser nuestro aguador.
─ No me simpatizas ─ Mariano se cruza de brazos e infla los cachetes por el enfado.
─ ¿Y qué hay de hermano? ¿Él también será fuerte? ─ señala Sheena, haciendo que Wendy y Mariano cayeran en algo.
─ Y ahora que se le menciona, ¿dónde está el trapito? Se supone que iba a dar una vuelta y regresaría ─ Mariano se eleva un poco para intentar verlo, pero nada ─. Ahora esto sí que se está poniendo serio.
─ Tal vez se encontró con la humana y le está echando porras en su carrera. Puede que la humana diga lo contrario y pretenda detestarlo, pero a mí me parece que el Kirlia y ella son bastante unidos. Por algo Kirlia es el que más tiempo llega a pasar fuera de la pokeball.
─ Eso en ningún momento lo había notado.
─ ¿Buscamos a hermano? Hermano podría estar perdido.
No hizo falta decir más para que se pusieran de acuerdo y saliesen tras la búsqueda de Ai. Wendy y Mariano no querían admitirlo, pero esa ausencia también les estaba causando cierta alarma.
Con Ai
No tenía idea de cuánto llevaba huyendo y escondiéndose de ese Rillaboom demente, pero el Kirlia estaba bastante cansado de él. Deseaba poder deshacerse de él y regresar con el grupo para esperar por el regreso de Sori.
El problema es que ese Rillaboom se veía bastante fuerte. Ai no se sentía capaz de derrotarlo por su cuenta, y de paso no era capaz de hacerle mucha distancia corriendo, por lo que esconderse cada vez que podía parecía ser la mejor opción para él. Pero no podía mantenerse así por siempre. En algún momento debía salir de su escondite y encontrar la manera de escapar, pues estaba claro que Rillaboom no iba a rendirse.
─ Ven aquí, enana, o debería ser más bien enano. Da igual, pues mi plan es el mismo ─ Rillaboom revisa debajo de un montón de hojarasca ─. Voy a abrirte el orto hasta que me canse, y créeme que nunca me canso de estar abriendo ortos. Y luego de eso, una vez que haya acabado contigo, terminarás deseando dar sentones sobre mí el resto de tu vida. Sólo piensa en el beneficio y el placer que tendrás si te unes a mí.
Ai se esconde lo mejor que puede. La tensión del momento, junto con el inevitable asco que le generaba detectar la enorme excitación sexual de Rillaboom, le impedían pensar adecuadamente sobre qué podía hacer para evitar aquel horrible destino que el pokemon gorila le estaba ofreciendo. Necesitaba una escapatoria, un sitio al cual pudiera ir y salvarse, pero ante su vista sólo había una salida a un claro en el bosque. La desorientación no le permitía tener idea de qué le aguardaba más allá de esa salida, pero pensaba que cualquier cosa era mejor que caer en las enormes y patriarcales... digo opresoras manos de Rillaboom, así que emprende la carrera en cuanto siente que el grandote estaba mirando a otro lado. Ni siquiera tuvo cuidado de no hacer ruido, por lo que sus pasitos hacían ruido entre la hojarasca, y desde luego que Rillaboom lo escuchó.
─ No huyas de mí ¿No ves que mientras más corres más me excitas? Mira como mueves esas caderas, señorita.
─ ¡Déjame en paz, monstruo! ─ chilla Ai con voz bastante femenina mientras corre hacia el claro sin mirar atrás.
Con Sori
La carrera ya iba bastante avanzada. Sori de alguna manera había logrado cubrir la mayor parte de la distancia que le quedaba, pero ya estaba en las últimas y no se sentía con fuerzas para continuar. El solo hecho de dar un mísero paso ya le significaba un esfuerzo tremendo, mayor al que haya hecho jamás. Y como si eso fuera poco, los demás competidores aparecían nuevamente. En cualquier momento le darían alcance y la dejarían atrás, sin oportunidad alguna de obtener un Riolu.
─ D-demonios... No puedo... más...
Las fuerzas la habían abandonado. Simplemente ya no podía más. Se termina dejando caer en el suelo, esperando a que las frías, crueles y cadavéricas manos de la derrota se abalancen contra ella para hundirla en la humillación. Uno de los competidores logra pasarla, aunque se permite un momento para burlarse de ella antes de continuar. A Sori no le faltaban ganas de darle una patada en la entrepierna, pero no era capaz siquiera de levantarse. Era bastante lamentable que justo en los últimos metros se viniera todo abajo. Sólo podía quedarse ahí, tendida en el suelo, como si estuviese muerta...
─ Si algún día vuelvo a ver a alguien que se atreva a decir que correr es sano, juro que le arranco los ojos...
─ ¡Nooo!
─ Ven aquí. Déjate llevar, que no sabes si te va a gustar...
Sori levanta la mirada, extrañada porque le parecía escuchar la voz de Ai. Y ahí estaba, más allá de la meta, lo bastante lejos como para que nadie más les oyese, pero Sori sí podía, no tenía idea de porqué. Ai estaba huyendo de un Rillaboom, y aquel enorme pokemon logra atrapar a Ai y lo pone contra el suelo. No hacía falta ver ni oír más. Puede que las otras personas que estaban más cerca estuvieran demasiado distraídas en el final de la carrera como para no notar que habría una violación en breve, pero la propia Sori en ese momento no veía nada más que a su pokemon en peligro.
─ ¿Le van a romper el culo a mi Kirlia? No en mi presencia...
Como si de un milagro se tratase, las fuerzas vuelven de pronto a las piernas de Sori, así que se levanta de nuevo y vuelve a correr, pero lo hace como si no hubiese un mañana. Acelera todo lo que puede, logrando alcanzar en los últimos metros al que la había superado, lo empuja de manera ruda para apartarlo de su camino y lo rebasa para así ser ella la que cruce primero la meta. Eso le daba la opción de elegir primero al Riolu que quería, pero Sori no le presta atención, pues tenía algo más importante. Sigue corriendo a toda velocidad hasta que llega donde su pokemon y da un salto que nunca antes había pensado que sería capaz de dar.
─ ¡Quítate de encima de mi Kirlia, King Kong!
Antes de que Rillaboom lograse reaccionar y ver quién le había gritado, siente una patada contra su cabeza, haciendo que se fuera a un costado y se llevara una mano a la zona golpeada, dejando así libre a Ai.
─ ¿Qué demonios? ¿Qué hace una humana interrumpiendo nuestro momento de amor?
─ ¡Amor mis ovarios, bicho asqueroso! ─ Sori se pone delante de Ai, protegiéndolo ─ Ven aquí y supérame si te crees tan machote. A mi Ai no lo toca nadie, ¿te quedó claro?
─ M-maestra...
─ Entonces que así sea, mocosa engreída. Después de hacer mío el culo de tu Kirlia, tú serás la siguiente. Hace semanas que no reclamo dos premios por el precio de uno ─ Rillaboom se da golpes furiosos de pecho antes de empezar a arremeter contra Sori.
Ai se pone de pie rápido y se agarra a la pierna de su entrenadora para quitarla de en medio, pero no tenía la fuerza física necesaria para ello. Sori misma en ese momento tampoco tenía las fuerzas necesarias para moverse a ninguna parte, aparte que las piernas le estaban ardiendo de dolor por el enorme esfuerzo realizado, por lo que sólo podía ver que el pokemon iba a llegarle de frente.
Parecía que ambos estaban perdidos, pero en eso una sombra surge de la nada y golpea a Rillaboom, haciéndole retroceder nuevamente. Sori no fue capaz de distinguir qué fue eso, pero la cosa que atacó a Rillaboom aterriza justo delante de ella, permitiéndole así verle. Se trataba de un pokemon de gallardo color blanco, una mirada sensual que decía "don, ya no solo su hija, sino que usted también me dice papi", y además iba armado con un puerro que hacía de espada, junto con unas hojas que hacían de escudo. Como si todo eso no fuera suficiente, su sonrisa confiada daba a entender que no le generaba ningún problema la tarea de tener a Rillaboom a raya.
─ ¿Por qué de pronto parece que todos se quieren entrometer en mi camino? ─ Rillaboom estaba bastante molesto ─ Tú, caballerito, más te vale que te hagas a un lado, o te voy a aplastar como si fueses un pokemon insecto.
─ Mi señor me ha encomendado la importante y justa tarea de brindarle mi ayuda a tan noble doncella, y por ella no permitiré que un gañán como vos haga nada en su perjuicio, así que preparaos para la paliza de vuestra vida, adefesio del averno ─ el Sirfetch'd se pone en posición de batalla, esperando la primera arremetida de Rillaboom.
Sori estaba completamente desconcertada. No entendía de dónde había salido ese Sirfetch'd precisamente para ayudarla a ella y a Ai. No tiene que esperar mucho para obtener una respuesta, pues aparece un chico, el cual ella conocía... no tan bien, pero lo conocía.
─ ¿Necesitas una mano?
─ ¿Qué? ¿Qué haces aquí?
─ Pasaba por aquí de casualidad nada más, pero decidí parar sobre mis pasos porque me interesé por la carrera, pero mira qué casualidad de verte en problemas con ese Rillaboom ─ Marco se pone al lado de Sori, la cual no tiene de otra que dejarse caer de rodillas, pues sentía que las fuerzas que la tenían apenas de pie volvían a abandonarla ─. Amadís, enséñale buenos modales a ese Rillaboom con Puya Nociva.
─ Vuestra voluntad es ley para mí, mi señor ─ el Sirfetch'd carga con su espada al frente y termina hiriendo a Rillaboom, el cual en el acto empieza a sentirse bastante mal ─ ¿Y qué tal os ha parecido? ¿Queréis otro golpe más así, o sentís que habéis tenido suficiente?
Rillaboom se pone a gruñir de rabia, pero incluso él supo que no tenía sentido plantarle cara a Sirfetch'd, así que decide abandonar su cometido y retirarse para curar su herida. Marco sonríe complacido al ver que no hizo falta hacer nada más para arreglar las cosas.
─ ¿Te encuentras bien, Sori?
─ Sí, lo estoy ─ responde secamente Sori ─ ¿Y puedes explicarme cómo es que te apareces en plan Deus Ex-Machina con tu pokemon para salvarme?
─ Pude haber hecho algo cinco segundos antes exactamente, pero quería hacerme el interesante, y se nota que no salió nada bien ─ Marco se sienta en el suelo para estar a la misma altura que Sori ─. Lo bueno es que este susto no pasó a mayores, y supongo que tienes un pokemon que reclamar.
─ Es verdad... Pero antes quiero hablar con mi Kirlia, y preferiría que fuese en privado.
─ En privado no sé si sea posible aquí, pero me retiro si es lo que quieres. Igual te espero para verte llevarte al Riolu que te ganaste. Felicidades por mi parte. Ven, Amadís.
─ Como ordenéis, mi señor.
Tal parecía que nadie más había para incordiarlos. Sólo había una cosa que Sori quería hacer, por lo que voltea a mirar a Ai. Ahora que su susto por ver a Rillaboom arrinconando a Ai ya había pasado, otro sentimiento le embargaba, haciendo que le diese la impresión de estar hirviendo por dentro.
─ ¡ESTÚPIDO! ─ ni siquiera espera a que Ai diese ninguna explicación, Sori simplemente explota con ira ─ ¿Qué mierda estabas haciendo con ese Rillaboom? ¿Qué pasó con el resto del equipo? ¡Responde!
─ E-ellos se quedaron atrás. Me separé de ellos para recoger bayas cuando...
─ ¡NO QUIERO ESCUCHAR TUS EXCUSAS! ─ la rabia hace que Sori pudiera volver a ponerse de pie ─ ¡Te di una instrucción bastante clara, no podías equivocarte con algo tan simple! ¡Te dije que estabas a cargo de los demás, y se te ocurre separarte a buscar problemas! ¿¡QUÉ MIERDA DEBO SUPONER QUE TIENES EN LA CABEZA, AI!?
Seguía sin detectar nada en su entrenadora. Ai no lograba sentir aquella aura llena de ira que se supone que debía emanar de Sori, pero ni falta hacía realmente. Verla y oírla así, hacía que Ai se sintiera bastante asustado, dolido y arrepentido. Ni siquiera cuando perdió por primera vez contra el Dodrio de Marco la había visto tan furiosa. No evita empezar a llorar.
─ ¡Eres un irresponsable y un idiota! ¡Mira que dejar a los demás solos cuando te dije que estabas a cargo! ¿¡CÓMO SE SUPONE QUE VOY A ESPERAR QUE PARA LA PRÓXIMA SÍ LO HAGAS BIEN!? ¿¡TE PUSISTE A PENSAR EN LO QUE HABRÍA PASADO SI ESE CHICO Y YO NO NOS HUBIÉSEMOS APARECIDO PARA PROTEGERTE!? ¡Que esto no se vuelva a repetir!
─ L-lo siento... Lo siento, maestra... ─ le dice Ai entre gimoteos que se estaban saliendo completamente de control, estallando finalmente en llanto ─ N-no lo vuelvo a hacer. No volveré a dejar solos a-a los demás...
Sori estaba bastante agitada. Sus propios gritos le estaban causando un fuerte dolor de cabeza, pero era lo de menos por el momento. Ya sería para otro momento que se preocupe por su agotamiento y por el dolor en sus piernas. Ante ella se encontraba Ai llorando desconsolado por haberse descuidado y por los gritos recibidos. Sori sentía que su mandíbula temblaba. No le gustaba ver a ese pokemon llorando como bebé. Tal parecía que esa faceta que tanto le identificaba en un principio, como aquel Ralts sumiso, tímido y carente de autoestima, no se había ido del todo. Le desagradaba verlo así, y a su vez le dolía.
─ Ven aquí, Ai.
El pequeño Kirlia obedece temeroso. Esperaba que los gritos siguiesen, o que Sori le fuera a pegar, la verdad es que no podía saberlo si no era capaz de leer absolutamente nada de la mente de su entrenadora. Sólo podía esperar lo que viniera, pero al final no se esperaba que Sori lo alzara en brazos, haciendo que estuviesen a la misma altura, muy cerca ambos rostros, de modo que se vieran a la cara inevitablemente.
─ ¿Esa cosa te hizo daño? ─ Ai niega mientras hacía un lamentable esfuerzo por dejar de llorar, y Sori resuelve a abrazarlo ─ Eres estúpido. Se supone que los pokemon psíquicos deben ser inteligentes y centrados, que su faceta mental es su mayor fuerte, pero eso de hace rato lo desmiente totalmente. No eres un mal chico, sólo debes tener más cuidado con lo que haces. Te lo digo, no vuelvas a separarte de los demás cuando te diga que te quedes con ellos. No me agradas, pero tampoco quiero estar así contigo nunca más. Eres mi primer pokemon, y no quiero saber que han abusado de ti de ninguna forma. No me des más disgustos, que no me quiero volver a molestar contigo por nada.
─ N-no lo haré... maestra ─ responde Ai abrazándose al cuello de Sori, sentía que la mano de la chica le acaricia un rato el cabello. Sori se sentía más cariñosa con Ai de lo que había estado nunca antes, y no le molestaba para nada.
─ Ya deja de llorar, que no pareces macho, además que en un rato tenemos que buscar al resto del equipo ─ Sori hace que Ai cortara el abrazo, pero no lo suelta ni lo baja al suelo, sino que llega a acurrucarlo como si fuera un bebé ─. Nunca en la vida me han dolido tanto las piernas como ahora. Pero supongo que es un pequeño precio a pagar por un pokemon raro y para salvarte también. Vamos por ese Riolu primero.
─ Entendido, maestra.
Veinte minutos después
La búsqueda no fue tan complicada como se habría esperado. Wendy, Sheena y Mariano en ningún momento se fueron demasiado lejos de donde se les había dicho que se quedaran, lo cual simplificó bastante las cosas. Marco, Mary y Jane (los cuales se presentaron mutuamente, pues Sori no quiso hacer los honores) iban a presenciar la presentación del Riolu, o mejor dicho de la Riolu. Otra hembra se sumaba así al equipo.
─ ¿Qué demonios hacen ustedes aquí? Más gente y esto parecerá partido de fútbol ─ dice Sori a Marco y a las hermanas Hatterene, los cuales ni se inmutaron ─. No importa. Bueno... ─ rápidamente se sienta para no aguantar más el dolor en sus piernas, aunque tiene a Ai sujetándose a su hombro, todavía con algo de congoja en su expresión ─ Equipo, les presento a Nelly. Espero que no haya ningún problema para que se conozcan y hagan equipo.
─ Hermana menor ─ Sheena saca una de sus lianas para saludar a la Riolu.
─ ¿Y bien? ¿Cuándo empezamos los entrenamientos? ─ la nueva integrante, Nelly, miraba en todas direcciones, claramente entusiasmada ─ Quiero poder, y eso no lo voy a lograr simplemente sentada. Ahórrense las charlas de bienvenida y empecemos a calentar.
─ Esa pequeña ya me empieza a caer bien ─ dice Wendy contenta con la nueva integrante.
─ A mí no tanto. No se ve que le gusten mucho las bromas ni los chistes ─ opina Mariano.
─ Una furra es la nueva pokemon de este conjunto... Se ve interesante, pero también muy común ─ dice Jane.
─ Desde luego. Rara vez encontramos a un entrenador que no tenga en su equipo a un pinche furro ─ dice Mary, y ella y su hermana empiezan a reírse.
─ Sí. Esto estará bueno para verlo, hermana.
─ Vaya grupo en el que me vine a meter por estar aburrido ─ dice Marco para sí mismo.
CONTINUARÁ...
Y así es como queda el capítulo. Son ya cinco pokemon. Falta uno, pero ya lo tengo decidido, solo que se hará esperar un bueeeeeeen rato. Tengo mis razones para ello. Pero en todo caso nos vemos en el próximo capítulo. Que les vaya bien.
Hasta otra
