¡Finalmente! Pues bien, aquí está el capítulo 41, muchedumbre, pero antes de empezar, pues a responder reviews:

Xtractor68: Operación Justicia Legendaria suena excelente. Tal vez no lo apliqué aquí, pero en algún otro momento sí lo podría hacer (recuérdame hacerlo, por favor). Entre un gobernador bastante cuadrado y una Flannery que se me antojó hacerla entretenida en ese sentido, pues ya ves que quise plagar el capítulo de instantes un tanto... curiosos, y ahora vienen más momentos. Por el ritmo y las historias que escribo en paralelo se me complica muchísimo escribir capítulos más largos, además que me gusta mantener un rango de duración de los capítulos, si bien he visto escritores que han pasado de escribir primeros capítulos razonablemente cortos a auténticas biblias con el paso de los capítulos. Para hacer algo así necesitaría mucho más tiempo, incluso si este fuera el único fanfic en el que trabajo. De todos modos se te agradece la opinión.

sandslash332: Bait de parte del argumento, que conste. Yo no tengo la culpa de que la Gardy OC resulte ser diferente a como la pintaban xD. Efectivamente, el enfrentamiento entre Sori y su padre será intenso y prolongado, así que ya sabes, vota por el partido pokefílico independiente en las próximas elecciones regionales si quieres una mejor gestión xD ¿Que si Marco sería una buena segunda opción? Podría ser, todavía no lo pienso en ese sentido. Y finalmente, desde luego que iba a ponerle varias tramas. Con todas las cosas que he puesto hasta ahora, algo necesitaba hacer para mantener el ritmo, pues apenas Sori se acaba de ganar la tercera medalla, y estas subtramas me vienen como anillo al dedo xD.

Padre e hija, cara a cara

─ ¡Tú puedes, Amadís!

─ ¡Demuéstrale de qué estás hecha, Nelly!

Tanto el Sirfetch'd como la Riolu lanzan nuevamente sus ataques a los vigilantes que también estaban listos para propinar a los pokemon un buen golpe. Tanto Marco como Sori estaban listos para sacar a otro pokemon en caso de que se diera una emergencia, aunque esperaban que no fueran a necesitar hacerlo, puesto que hacerlo implicaba llamar todavía más la atención antes de que hiciese realmente falta.

Los golpes de pokemon y humanos chocan. Los vigilantes se mostraban sumamente serios, Nelly estaba concentrada en lo que estaba haciendo, y Amadís seguía con su porte y confianza en sus propias habilidades. El choque de ataques genera paridad en ambos lados. Nelly y Amadís no retrocedían, pero tampoco lograban hacer ceder a sus contrincantes. Tenían que permanecer estáticos y tratar de no perder el balance para no quedar en desventaja, y lo mismo iba para los guardias. Sori y Marco necesitaban pensar en algo, es justo el chico quien tiene una idea.

─ ¡Regresa ahora, Amadís! ─ Marco usa su pokeball para hacer desaparecer al Sirfetch'd, y el guardia que lo enfrenta no es capaz de evitar resbalarse ─ ¡Y ahora ve de nuevo!

─ ¡Ajajá! Una estratagema muy ingeniosa, mi señor ─ Amadís aparece detrás del vigilante y usa su lanza para noquear a su rival sin ningún problema ─. Uno menos.

─ No me esperaba que pudieras hacer algo así tan rápido ─ dice Sori sorprendida ─ ¿Cómo es que puedes dominar esa maniobra?

─ Es parte de la experiencia. Enfrentas muchas batallas implica también perder muchos encuentros, y para aprovechar el debilitamiento de mi rival hace falta sacar a mi siguiente pokemon rápidamente para que así mi rival no pueda pensar en nada.

─ Ya veo ─ Sori ahora mira su pokeball, pero no llama a Nelly, pues ya que el vigilante que quedaba lo vio todo, pues no sería posible sorprenderlo de la misma manera en ese momento ─. En ese caso ya sabes lo que sigue.

─ Desde luego. Amadís, ayuda a Nelly.

─ Las batallas de dos contra uno normalmente contravienen mis principios, pero por salvaguardar la integridad de una doncella puedo dar lugar a una salvedad ─ Amadís golpea la pierna del guardia, haciéndolo perder estabilidad ─. Ya está.

─ ¡Esta pelea ya está ganada! ─ la Riolu golpea en el rostro de su contrincante y consigue noquearlo ─ Muy bien, ya estos dos fueron superados, maestra, señor humano ¿Qué más sigue?

─ Pues seguir buscando ─ Sori es la primera en avanzar, y Marco y los pokemon la siguen.


Cinco minutos después

El camino se había vuelto un tanto más accesible, pues Sori y Marco fueron capaces de eludir completamente a los pocos guardias que se habían encontrado, y al parecer lo ocurrido con los dos primeros guardias no había llamado la atención, o al menos no en cuanto a brindarles una atención básica de primeros auxilios.

Pronto los chicos habían llegado a la salida del lobby, aunque por precaución no se acercan todavía a la puerta. Sori pega la oreja a la pared, cierra los ojos y presta atención para cerciorarse de que su padre estuviera ahí. Se concentra lo mejor que puede, e incluso deja de respirar un momento.

─ ¿Están ahí? ─ dice Marco.

─ Sí. Escucho voces. Son los "amigos" de mi padre ─ Sori se despega de la pared y mira hacia la puerta ─. Ya es momento de hacer una entrada escandalosa, para así hacernos escuchar.

─ Puedo entender que todos estemos en contra de que el gobernador esté haciendo decretos que perjudiquen a los entrenadores y obligue a las tiendas a cobrarnos un ojo de la cara, pero Sori... ¿Te sientes lista para enfrentarlo? Es tu padre.

─ Si no es ahora no sé para cuándo tendré otra oportunidad, Marco. Además que sería raro que no lo haga ahora, si incluso me escapé de casa cuando inicié este viaje ─ Sori empieza a mostrarse tensa y frunce el ceño ─. Siempre creyó que ya estaba cumpliendo como padre simplemente apelando por la billetera cada vez que yo quisiera algo, pero cuando yo necesitaba que me escuchara, o que actuara como un padre para mí, eso le daba siempre igual. Para él siempre ha sido primero su carrera política. Los sentimientos, la felicidad y la familia son un concepto totalmente abstracto para él, y por esa razón es que esta ciudad era el sitio donde él quería vivir. Quería vivir rodeado de gente igual de gris que él, y aun cuando yo me negué a seguirlo, todavía seguía estando mucho más tiempo aquí que en casa. Debo enfrentarlo a como dé lugar, Marco.

─ De pronto no suenas demasiado segura.

─ No hagas caso a eso. Simplemente hagamos esto de una vez y ya.

Marco enarca una ceja. Sori no podía mentir en ese momento. Por más que intentara en vano parecer que estaba lista para retar a su padre, la realidad es que tenía sentimientos encontrados. Estaba seguro de que Flannery también lo había notado, pero no le habría impedido seguir adelante precisamente porque eso era lo que Sori necesitaba para dejar en claro su postura ante su familia. Ya no se trataba de un simple berrinche de niña mimada, sino de la opinión seria de una chica que desea algo más que vivir para su apellido y que está esforzándose en vivir su sueño.

─ Sólo di lo que tengas que decir, Sori. Cualquier otra cosa sobra.

─ Muy bien. En ese caso entremos.

Sori, Marco, Amadís y Nelly se abalanzan entonces sobre la puerta y la empujan, abriéndola de golpe. El padre de Sori no estaba solo, sino que lo acompañaban varios señores vestidos de traje, evidentemente hombres de negocios que estaban ahí para charlar de "trabajo". El gobernador reconoce inmediatamente a su hija.

─ ¿Qué estás haciendo, Soria? ¿Por qué no has regresado a casa?

─ Tengo un camino que deseo recorrer. No sé cuántas veces tengo que repetirlo, papá ─ Sori pisa fuerte y aprieta los dientes, respirando pesadamente y esperando lo peor ─ ¿Qué se supone que estás haciendo tú? ¿Por qué tienes que pasar por encima de todos los demás entrenadores sólo para buscarme a mí?

─ Yo soy el gobernador, y mi papel es decidir lo que es mejor para la región.

─ ¿Lo mejor para la región es ahogar en precios exagerados los artículos para entrenadores?

─ Tú no entiendes nada. Ese autofinanciamiento de las ligas pokemon no están dejando absolutamente nada para la región ─ el gobernador se mantiene impasible, como si le estuviera explicando algo bastante básico a su hija ─. En nuestras manos está el futuro de esta región. Una cosa como la liga pokemon, cuyo flujo económico se escapa de nuestras manos, es una amenaza a futuro para todo el mundo, y más aun viendo cómo te han separado de tu madre y de mí. Tu futuro está aquí, no en estar jugando a los maestros pokemon.

─ Tú no estás esperando que yo tome una mejor decisión, sino que mantenga viva la ambición que tienes por el dinero y el poder, y justo ahora lo acabas de decir... No admites las actividades de la liga pokemon porque tú y tus socios no tienen el control de las ganancias que eso genera, a pesar de que sí han podido manipular los precios. Lo que quieres no es que la liga pokemon intente hacer cosas mejores con el dinero que obtienen, sino ser tú quien tenga las manos alzadas para recibir cada centavo que la liga gane. Debería darte vergüenza.

─ ¿Cómo te atreves a cuestionar mis métodos? ¿No has visto que gracias a mi gestión esta región ha podido mejorar? ¿Y no has visto que esta ciudad es la mejor de toda la región?

─ En primer lugar, nunca antes he visto la región para saber si está mejor o peor. No recuerdo una sola vez que me mostraras cómo de mal o de bien le va a la región entera por mantenerme aislada de las personas normales, así que no te voy a reconocer nada. Y en segundo lugar, esta es más bien la peor ciudad de todas. Aquí la gente está muerta en vida. Nadie siente nada por los demás, ni mira a los lados. No hay manera de que alguien normal pueda ser feliz aquí.

─ ¿Cómo que no? ¿Qué pensamiento es ese, que una ciudad con tanto dinero y beneficios como esta no es feliz? ¿Acaso estás loca, Soria?

─ ¡No me hables de dinero! ─ el grito de Sori estremece a todos los socios de su padre, incapaces de creerse esa respuesta ─ Toda mi vida la has rodeado de dinero sólo para que no te moleste con mis problemas, y por eso no fui feliz mientras estuve en casa. Tú serás feliz con el dinero porque no eres más que un avaro, pero a las demás personas no las metas en el mismo saco. No todo el mundo es feliz simplemente por tener dinero.

─ Eso es ridículo. Te he dejado tener demasiado contacto con gente pobre que se cree que se puede vivir bien en la miseria, y a causa de eso te han infectado con sus ridículas ideas.

─ Mi ideal tampoco es vivir en la miseria ─ Sori sentía que podría perder el control en cualquier momento, así que hacía un esfuerzo por respirar lento, aunque no parecía hacerle demasiado efecto ─. Yo también deseo el éxito, pero quiero lograrlo a través del camino que deseo para mí, y ese camino no es la política ni los negocios.

─ Debería escucharla ─ interviene Marco, parándose justo al lado de Sori ─. Cuando su esposa me propuso salir con ella, yo accedí porque pensaba que realmente tendría una oportunidad con ella, pero cuando me di cuenta que era simplemente para hacerla caer en esos estándares que usted quiso para ella, debo decir que no me agradó nada. Sori me gusta, no lo voy a negar, pero ese no es el camino. No puede moldear su camino a gusto así como así.

─ Eso que hice fue por su propio bien, muchacho ─ replica el gobernador empezando a molestarse cada vez más ─. Ella debe seguir nuestro apellido y conservar la importancia que tenemos dentro de esta región. Es lo mejor para ella.

─ A mí me suena que es lo mejor para "el apellido". Señor gobernador, con todo respeto debo discrepar. Puedo estar de acuerdo en que usted quiera que su hija esté a salvo, que complete sus estudios, que aprenda cosas y sea una mujer de bien. Así es como mis padres me han criado. Pero algo completamente diferente es que quiera que ella siga sus pasos y que centre todo el esfuerzo que emplea en su hija en ese sentido.

─ Tú no eres su padre. No sabes lo que le conviene ─ el gobernador ya empezaba a perder el control de sí mismo ─. Soria, tienes que regresar a casa ahora para que retomes tu formación. Este es el camino que debes seguir, en vez de seguir jugando a ser una desviada. Piensa lo que eso le hará a tu imagen y a la de todos en nuestra familia.

Ahí iba nuevamente. Pensaba que las fijaciones lésbicas de Sori sólo se trataban de un juego tonto. Ya iba a soltarle algo que tendría que ver si lo seguía viendo como un simple juego.

─ ¿Crees que mi lesbianismo es un juego? No solo es bastante real en mí, sino que te tengo otra sorpresa... ─ respira hondo, queriendo incomodar al gobernador tanto como fuese posible ─ También soy pokefílica, y de hecho ya entregué mi corazón a un pokemon, y es casualmente aquel pokemon que me diste. Te lo agradezco por traerlo a mí.

Los socios del gobernador estaban escandalizados, y el propio gobernador ya no sabía de qué manera mantener la compostura. En cualquier momento estallaría de rabia, se podía ver en sus ojos. Ver a Sori hablándole así, diciendo sin ningún recato que se había entregado a un pokemon, era algo completamente inaceptable, y más cuando Sori empieza a sonreír ampliamente.

─ No puede ser... ¿Cómo es que mi hija se convirtió en esto? ─ el hombre estaba aterrado ─ No puedo aceptar... ¡No puede ser que mi hija se entregara a un sucio pokemon!

─ Pues así son las cosas. Me enamoré de un pokemon trapo, y una vez que lo tenga de vuelta completaré junto a él todo lo que me quede de ruta hacia la liga, me alzaré como campeona teniéndolo a mi lado... ¡Y mi futuro lo tendré con ese pokemon! ¡Y cuidado con que se me ocurra "prolongar el apellido", que ya sabes con quién lo intentaré, papá! Al lado de Ai tendré finalmente esa familia que no he tenido todos estos años estando contigo y con mamá.

─ ¿Por qué te afanas en humillar así a tu propio padre, Soria?

─ Porque me he cansado de que tú me humilles. No toleras que yo desee formar un camino propio. Ni siquiera me cuestionas o me preguntas si realmente mis motivaciones son reales, ni me preguntas si soy consciente de los riesgos de seguir un camino por mi cuenta, sino que de plano dices que son simples niñerías de mi parte. Todo lo que yo pienso que no coincida con tu visión de las cosas lo ves como una niñería, como una inmadurez de mi parte. Ahora dime que sigo actuando como una niñita, que ya te he dado un motivo.

─ Sori, creo que estamos llegando un poco lejos ─ le dice Marco algo nervioso.

─ Lo sé, pero no puedo irme sin soltar todo esto que tengo dentro, Marco.

El chico asiente, y en eso se apersonan varios vigilantes armados. Tanto padre como hija se miran de manera feroz, como declarándose la guerra en silencio.

─ Te has echado a perder completamente. Esa no es la hija que yo quería...

─ Ese es exactamente el problema. Yo nunca fui la hija que tú querías, y por eso no me aceptaste. Nunca fuimos padre e hija...

─ Detengan a estos invasores ─ ordena el gobernador, y los vigilantes proceden a cumplir la orden.

─ Siendo tantos de ellos, mejor saco refuerzos ─ Marco saca dos pokeballs y las lanza ─ ¡Teodora, Dan, hora de brillar!

La Feraligatr y el Dodrio ya estaban listos para presentar batalla al lado de Amadís y Nelly. Los dos chicos ven su situación, empezando a ver cómo le harían para abrirse camino al exterior. Sori respiraba con cierta pesadez, y sus ojos destilaban ira dirigida hacia su padre.

─ Al final... yo nunca fui más que otro negocio para ti... Tú no tienes alma...

─ Grr... ─ el gobernador no sabía qué decir, pues ya estaba viendo que su imagen se hundía estrepitosamente delante de sus socios ─ ¿Acaso crees que diciendo tonterías y dando lástima harás que cambie de opinión?

─ No necesito la lástima de nadie. Quien se crea que soy lamentable mejor que mire a otro lado, que no necesito esa atención. La única atención que aspiro a tener... ¡Es la que alcanzaré cuando sea campeona! ¡Hora de pelear, Mariano, Sheena!

─ ¡Pelear! ¡Sheena pelear! ─ la Ivysaur saca sus látigos y empieza a golpear a todos los vigilantes sin que estos pudieran defenderse, pues los golpes eran muchos y bastante rápidos.

─ ¡Aquí tienen para refrescarse! ─ Mariano lanza agua contra el gobernador y sus socios, mojándolos a todos y también los papeles que llevaban consigo ─ ¿Qué les parece? Si quieren más me avisan.

─ ¡Han dañado nuestros contratos, niños bobos! ─ dice uno de los socios, viendo que los papeles en sus manos empezaban a deshacerse ─ Estos niños merecen estar en una prisión de menores.

─ ¡Atrápenlos ya! ─ ordena el gobernador, pero ve que los pokemon de Marco y Sori conseguían mantenerlos a raya ─ No puedo creerlo ¿Cómo es que las cosas han acabado así?

─ Cuando haces enfurecer a todos los entrenadores de una región hay que tener que hay consecuencias ─ Marco señala con el dedo hacia la ventana más cercana ─ ¡Teodora, abre nuestra salida!

─ ¡Ahí lo tienen! ─ la Feraligatr invoca un montón de agua para hacer Surf, arrastrando a varios ejecutivos y haciendo añicos la ventana.

─ ¡Vámonos ahora, Sori! ─ Marco guarda a Amadís y se sube a Dan para que se lo lleve rápidamente ─ ¿Qué haces?

─ Ya me iré también, Marco. Sólo dame un momento ─ Sori mira brevemente a Marco, y luego a su padre ─. Voy a continuar con mi recorrido por los gimnasios, y me aseguraré de que todo el mundo sepa que yo me opongo a lo que estás haciendo. Los entrenadores no te dejaremos acabar con la liga.

─ Soria... ─ el gobernador tenía la cara desencajada, y pese a que estaba tirado en el suelo, por el momento no buscaba levantarse ─ ¿Qué te hace creer que todas esas decisiones que estás tomando te pueden traer algo bueno?

─ Simplemente tengo fe en lograrlo. Nadie me ha prometido éxito, nadie me ha garantizado que tan siquiera seré capaz de completar mi camino. Simplemente... es algo que quiero hacer, y quiero aprender todo lo que pueda, y quiero dar lo mejor de mí para no sentirme mal por no intentarlo.

─ No tiene lógica. Lo que dices no tiene ninguna lógica ¿Haces esto simplemente porque tienes fe de poder llegar al final? ¿Qué clase de respuesta es esa? ¿Por qué correr riesgos tontos por un capricho?

─ No quiero nada seguro, papá. Lo que quiero es saber que me hay otro destino que puede esperar por mí, y solo puedo saberlo si voy a buscarlo, y esta decisión no tiene vuelta atrás. Es mi sueño, lo que deseo para mí misma.

No esperó a que su padre le dijese nada, simplemente guarda a sus pokemon y se sube al Dodrio de Marco para así salir por la ventana. El gobernador estaba anonadado. No conseguía comprender en qué habría fallado para que Sori tuviese una visión así, tan alejada de las personas de alta sociedad, de quienes se hacen de dinero desde la política y los negocios. Uno de los socios se le acerca.

─ ¿Qué va a hacer al respecto?

─ Primero quiero ver arreglado todo esto. Lo dejaron hecho un desastre.


Frente a la gobernación

Varios entrenadores estaban ahí, manifestando a gritos su descontento por las medidas hostiles, aunque el pelotón de guardias que tenían enfrente no los dejaban dar un paso más hacia delante. Detrás de esa concentración se encontraba Flannery, la cual miraba hacia el edificio, esperando a alguna señal de que Sori y Marco escaparan de allí, y eso es efectivamente lo que ve cuando la ventana es destrozada por un torrente de agua, generando revuelo entre guardias y manifestantes, pues ninguno de estos tenía idea de qué estaba pasando, hasta que ven a dos entrenadores saliendo sobre el lomo de un Dodrio.

─ Parece que lo hicieron.

Dan aterriza sobre el pulcro césped de la gobernación, y los guardias se muestran horrorizados al darse cuenta de que habían vulnerado su seguridad.

─ ¿Qué estaban haciendo ahí adentro, niños? ─ dice uno de esos guardias, molesto.

─ Pues estaba retando a mi padre, ¿qué otra cosa puede ser? ─ responde Sori con altivez.

─ ¿Es la hija del gobernador? ─ dice uno de los manifestantes, algo anonadado por ese anuncio.

─ Pues sí, lo han logrado ─ Flannery sonríe ampliamente.

─ ¡Hora de salir de aquí, Dan! ─ ordena Marco, y su pokemon da un salto que le permite dejar atrás a los guardias.

─ A partir de ahora, los entrenadores tendrán que mostrarse más fuertes para que así el gobernador nos tome un poco más enserio ─ dice Sori mientras se iba alejando ─ ¡Me convertiré en campeona, y le mostraré a toda la región que esta liga vale la pena!

─ Ese discurso me ha gustado ─ Flannery alza su puño, y luego mira al resto del grupo ─. Si después de lo que acaba de pasar no le queda claro al gobernador lo que los entrenadores quieren, pues sólo queda hacer esto las veces que hagan falta hasta que nos hagamos a entender.

Los guardias empiezan a sudar de nerviosismo, pues lo que estaba proclamando Flannery resultaba bastante peligroso. De momento sólo podían cerciorarse de que nadie más se infiltrase en la gobernación y esperar a que los manifestantes se fueran por donde vinieron.


Fuera de la ciudad

─ ¡Parada! ─ Dan se detiene y permite que los dos entrenadores se bajaran de su lomo ─ Esa operación de escape ha sido divertida. Quiero repetirla otra vez.

─ Pues yo no ─ Sori se apoya a un árbol, y Marco nota que estaba sudando ─. Esta situación tan molesta me ha llevado al límite. Ya no puedo más.

─ ¿Te sientes bien, Sori?

─ Me duele mucho la cabeza, y siento mucha rabia… ─ Sori alza un poco la cara, revelando que sus ojos se convirtieron en los de un pokemon ─ Umbreon casi se sale de control mientras estaba allí. Estaba a punto de atacar a papá…

─ ¿Umbreon? ¿Qué es esto, Sori?

─ Tengo partes de un Umbreon dentro de mi cuerpo, y parece que eso me afecta cuando me dejo llevar demasiado por la ira ─ Sori se deja caer y trata de respirar hondo ─. Escuchar a mi padre hablarme así era algo que me esperaba. Ya sabía que él era así, pero aun así…

─ Vamos, ya no pienses más en eso. Hemos completado ese proceso, dejaste en claro lo que ibas a hacer. Hiciste todo lo que tenías que hacer, así que no te mortifiques ni pienses ya en eso.

─ Sí, lo que dijo el jefe. Despeja la mente, niña ─ dice Dan acercando sus tres cabezas a la chica.

─ Marco… Sigues siendo un tonto de remate para mí, pero gracias… Necesitaba algo de apoyo cuando tuve que encararlo.

─ No pasa nada. Incluso si no me gustaras seguimos siendo entrenadores, y por esa razón debemos apoyarnos ante cualquiera que amenace lo que hacemos de la manera en que lo hizo el gobernador.

─ Por esa razón es que te lo agradezco. Solo una cosa, Marco.

─ Te escucho, Sori.

─ Búscate a otra elfa. Yo no quiero gustarte de esa manera.

─ Debí imaginar que dirías eso ─ a Marco le sale una gota ─. Bueno, de todos modos descansa, y yo veré qué puedo hacer para comer. Ahora que nos hemos ido, en breve tenemos que continuar.

─ Sí, es verdad.


Tercer gimnasio

Flannery acababa de llegar, y se notaba bastante satisfecha por lo que había logrado recién. Al no haber otros entrenadores de momento para que viniesen a retarla, lo que tocaba hacer era comunicarse con el resto de líderes de gimnasio y comunicarles lo que había pasado.

Al momento de llegar al cuarto de descanso, Flannery se conecta por computadora, pero nota que sólo se encontraba Jasmine disponible.

─ ¿Y qué ha pasado con los demás? ¿Acaso están ocupados?

Algo así. Hay bastante trabajo el día de hoy, aunque yo pude resolver todo bastante pronto ─ Jasmine se veía un tanto relajada, e incluso se la veía tomándose un jugo ─. Pero cuéntame, ¿qué tal te fue supervisando la protesta ante la sede de la gobernación? Por favor dime que tienes buenas noticias

─ Un tanto buenas sí, pero no me atrevería a decir que podemos cantar victoria todavía. La hija del gobernador ya ha dicho lo que pensaba, y los entrenadores que estaban conmigo no tardarán mucho en dispersar los rumores por toda la región. La hija del gobernador se atrevió a retar a su propio padre y se ha puesto del lado de los entrenadores.

Supongo que tendremos que decirles a los demás tan pronto podamos. Suena tentadora la idea de vitorear y alzar en brazos a la hija del gobernador por atreverse a hacer aquello, y muchos entrenadores podrían moralizarse con eso, pero eso no garantiza que vaya a ser ella quien nos dé ese impulso definitivo para que la liga se establezca. Espero que seas consciente de eso, Flannery. Ella está como apoyo, importante obviamente, pero como apoyo, y de ninguna manera podemos tratarla como el centro de nuestras actividades, pues entonces cualquier posibilidad de fallo de su parte significaría la debacle para todos.

─ Lo sé, Jasmine. Debemos tener cuidado, y debemos hacer lo que esté en nuestra mano para que la liga se mantenga a flote. Me niego a regresar a Hoenn como una fracasada.

Esa es la actitud, Flannery. Y por cierto, ¿quién es exactamente la hija del gobernador? Por si acaso me la llego a encontrar, podría ayudarla en caso de que me necesite.

─ Claro. Aquí te envío un pedazo de la grabación del combate que ella y su novio tuvieron conmigo ─ Flannery corta una parte de la grabación que estaba guardada en la computadora y se la envía a Jasmine ─. Ahí la tienes.

¿Es ella? ─ la reacción de la chica de Johto deja algo descolocada a Flannery ─ Yo la conozco. Es Soria, una niña pervertida que alojé conmigo una vez. La llegué a atrapar hurgando entre mi ropa interior para olerla. Se creyó que yo ya la había usado, y se me hizo divertido darle un buen susto antes de unirme simplemente por las risas.

─ ¿Entonces el chico no es su novio? Con razón no sacó provecho de mirarla.

Dudo mucho que haya alguna relación entre ellos, al menos a ese nivel. Él también pasó por mi gimnasio, pero lo hizo completamente por su lado y con tres días de diferencia. Seguramente estaban coincidiendo en sus caminos y ya, además que a Soria no la llegué a ver muy hetero que digamos.

Flannery enarca una ceja y se queda así un par de segundos. Bueno, igual no es que fuera muy importante saber qué relación tenían esos dos, que al fin y al cabo de todos modos se han pronunciado en contra de las medidas exageradas del gobernador.

─ Menos mal que no la invité a mi casa.

¿Dijiste algo, Flannery?

─ No es nada. Simplemente pienso en voz alta.

CONTINUARÁ…


Algún día, en alguno de los capítulos futuros, tal vez ponga un título para Sori "Soy leyenda" o algo así xD. Ya resolví la trama de ella en apenas dos capítulos, pero vamos a poner uno más donde tenga que lidiar con algo más, aparte que quiero hacer algunas cosas interesantes. Para el próximo capítulo se habilita la encuesta para elegir al cuarto líder de gimnasio, que de momento está activado el de elegir un futuro fanfic largo, así que ya saben, si no lo sabían, pues ahí lo tienen, que hasta el domingo 10 de abril está disponible ¡Vote ya xD!

Hasta otra