Aquí estamos con un nuevo capítulo de este fic tan loco. Este capítulo puede que sea algo más corto que los anteriores, y es que últimamente había estado atendiendo algunos asuntos con la universidad, pero de momento he logrado avanzar en muchas cosas que llevaba tiempo queriendo ver logradas, así que quise darle un poquito de la atención que este fic merece. En fin, basta de excusas y empecemos.

Después de la derrota

Sori y sus pokemon se habían alejado del pueblo para ponerse a entrenar, y por alejarse quiero decir que hicieron distancia hasta que el sol ya no pegara con aquella fuerza infernal, lo cual implicó algo de tiempo hasta que finalmente lo lograron. De ese modo Mariano, Wendy y Nelly se sentían bastante cómodos para entrenar y mejorar en lo que les hiciese falta, aunque la Dragonair y la Riolu no es que padecieran la mitad siquiera de lo que padecía Mariano. También estaba el detalle de que, de algún modo, Sori fue capaz de dejar a Gwen en el pueblo, estando la Gardevoir de tipo fuego bajo el cuidado de una pareja de ancianos que lograron capturarla con una pokeball por accidente. Sea como sea, la cosa es que Sori veía que no tendría que lidiar con su suegra por un par de días, lo cual sentía que le bastaba para así entrenar a gusto.

Pero el verdadero interés de Sori se centraba en Sheena y Tony. Como pokemon de tipo planta y de tipo fuego respectivamente, eran los que podían sacar mayor provecho a aquel clima soleado que tanto beneficiaba Gardenia, y Sori sabía que ahí podía estar la clave de su victoria en la batalla de revancha. Para ganar debía hacer que aquel clima insufrible jugase a su favor de un modo o de otro. No tenía alternativa.

Especial énfasis hizo en el entrenamiento de Tony. El pequeño Litten era el integrante más reciente del equipo, y también era el que contaba con el nivel más bajo para combatir, de modo que Sori trabajó como pudo su capacidad y trató de dotar a su pokemon con los mejores movimientos a los que pudiese acceder, y eso desde luego incluía que debía tener un movimiento de tipo fuego para sacar el máximo provecho posible al clima soleado, y también quería enseñarle un movimiento de tipo siniestro, en vista de que en algún momento adquiriría ese tipo, pero…

─ No tengo una mísera MT ni nada parecido para que aprendas un movimiento de tipo siniestro ─ a Sori le sale una gota por su suerte ─. Y según la pokedex, incluso terminarás evolucionando mucho antes de que aprendas Mordisco ─ Sori entonces abre la boca de su Litten y mira sus dientes ─. Con semejante boca ya deberías saber usar Mordisco, independientemente de que estés tan pequeño. El modo en que los pokemon van mejorando y aprendiendo movimientos es un poco raro.

─ No sé de qué habla, pero estoy de acuerdo ─ responde Tony de manera inocente en cuanto Sori le suelta la boca.

Sori suspira pesadamente y reanuda el entrenamiento del Litten. Su objetivo era que evolucione a Torracat. Al menos eso le sería útil en el sentido de que su pokemon sería más fuerte y afrontaría de una manera más óptima a los pokemon de Gardenia. Sheena por su lado estaba descansando después de su entrenamiento. Su progreso resultaba bastante rápido, y sus ataques eran cada vez más fuertes, haciendo pensar que más temprano que tarde podría llegar a evolucionar en una Venusaur. Mariano y Nelly descansaban sobre ella mientras contemplaban el entrenamiento de Tony.

─ Creces a un buen ritmo, Sheena ─ dice Nelly acariciando la cabeza de la Ivysaur ─. Sigue avanzando así y te aseguro que te harás bastante fuerte. Apuntas a grandes cosas, sin ninguna duda.

─ Yo soy fuerte. Yo ganaré ─ dice Sheena complacida, cuando siente que caía algo de agua sobre la flor en su espalda.

─ Estoy seguro de que al rato te toca otra ronda de entrenamiento, así que esto te va a hacer mucha falta ─ dice el Mariano mientras sigue rociando a Sheena.

─ Yo podría dar una buena pelea también ─ dice Wendy con algo de fastidio, y es que la Dragonair quería también algo de acción ─. Los dragones podemos aguantar bien una pelea contra esas plantitas, además que la mayoría de los climas no suponen ningún problema para nosotros.

─ Creo que es por eso mismo que no te entrena tanto, dragoncita ─ Mariano va a la cabeza de Wendy ─. Tú ya eres fuerte, así que no necesitas el entrenamiento con tanta urgencia.

─ Eso es una buena señal. Significa que la maestra piensa que podrías carrear bien la pelea ─ dice Nelly sonriente ─. Claro, no tan bien como yo, pero sí estarías en una grandiosa posición como para que se te puedan confiar varias batallas importantes.

Wendy se queda muda unos cuantos segundos. Hacerse a la idea de que Sori confiaba en que ya era fuerte le inflaba el ego, por lo que saca pecho y se muestra complacida.

─ En ese caso debo decir que me genera satisfacción saber que la humana reconoce mi enorme potencial como pokemon de tipo dragón. En ese caso supongo que incluso me puedo hacer cargo del entrenamiento de ustedes, pues igual no significa que me haré cargo de todo y que ustedes andarán de vagos.

─ No quiero entrenar ─ dice Mariano haciendo un puchero.

─ Pues qué triste, medusín. Yo no otorgo esas flexibilidades.

Y así, sin esperar a que Sori se decidiera a desviar su atención de Tony, los demás pokemon fueron a entrenar por su cuenta. Sori llegó a darse cuenta de ello, pero se abstuvo de decir nada porque pensaba que estaba bien que lo hicieran. Todavía se le complicaba entrenarlos a todos, especialmente viendo que cada uno de sus pokemon tenía su propia especialidad, y por lo tanto necesitaba de un entrenamiento propio. Estaba claro que ser un maestro pokemon, sea cual sea la especialidad en combate a la que se decante, requería de paciencia, conocimiento y trabajo.

─ ¿Quieres vigilarlos, Ai? ─ dice la chica mirando a la copa de un árbol.

─ Está bien. Creo que estarán bien por su cuenta, pero si necesitan mi ayuda estaría bien que esté ahí para ellos ─ responde el Gardevoir antes de desplazarse flotando entre las ramas.

─ Hm, presumido. Desde que domina más a profundidad sus poderes psíquicos le da por andar levitando, y cree que por dificultarme las vistas llevando una "falda larga" estaré siempre mirando hacia arriba ─ dice para sí misma Sori con una media sonrisa, y luego mira a Tony ─. Vamos a esforzarnos un poco más. Esta noche te aseguro que vas a comer un plato lleno de hojuelas azucaradas.

─ Está bien. Estoy listo para lo que sea, siempre que me permita disfrutar de una comida que está riquísima ─ responde el Litten con una sonrisa de oreja a oreja.

Sori sonríe complacida por la respuesta de Tony. Asiente ligeramente y reanuda el entrenamiento, estando siempre pendiente de que los ataques exigiesen que Tony diese lo mejor en todo momento, pero sin llegar a ser demasiado exigente, que su idea era que estuviese fuerte al momento de enfrentar a Gardenia, no al borde de ser internado en el centro pokemon nada más salir de la pokeball.


Varias horas después

El sol parecía que se iba a poner, y Sori toma asiento al lado de un árbol mientras ve que sus pokemon salvo Ai lucían agotados. Saber que su equipo se había esforzado le generaba cierta satisfacción, pues eso le decía que sus pokemon eran al menos un poquito más fuertes, además que su disposición por mejorar se mantenía constante.

─ ¿Qué tal fue el entrenamiento de todos, Ai? ─ pregunta mirando de reojo a su Gardevoir.

─ Fue divertido, maestra. Hubieses visto a Nelly cuando estaba dando instrucciones para los combates. Se podría decir que podría ser ella misma una entrenadora.

─ ¿Quéeee? ─ Sori estaba a cuadros con ese anuncio ─ ¿De verdad Nelly ha avanzado tanto?

─ Claro que sí. Ella dice que es por su capacidad como pokemon legendaria, pero la cosa es que ha aprendido a dirigir bien y se ha aprendido los movimientos de los demás ─ Ai pasa a ver a Nelly, la cual estaba descansando tranquilamente sobre el cuerpo enrollado de Wendy. Esa tranquilidad que mostraba no permitía sospechar mínimamente que la Riolu fuese capaz de ser ella misma una entrenadora pokemon, pero Sori sabía que Ai no andaría mintiendo porque sí, así que se pone un poco nerviosa. Incluso llegaba a sudar un poco.

─ También yo tengo que ponerme las pilas, o de lo contrario terminaré haciendo el ridículo ante mis propios pokemon ─ dice Sori para sí misma mientras su rostro es envuelta en una sombra.

─ Por cierto, maestra ─ Ai mira a todos lados por un momento ─ ¿Dónde estará ahora ese chico llamado Marco? No lo veo desde que estábamos en ese pueblo.

─ Supongo que estará entrenando a sus pokemon. No creo que tenga a sus pokemon todavía internados en el centro pokemom.

─ Ya veo ─ Ai vuelve a mirar a su alrededor, sintiendo algo que le hacía sospechar.

─ ¿Qué te pasa, Ai?

─ Siento algo raro, maestra ─ Ai se eleva un poco para mirar los alrededores ─. Me da la impresión de que hay algo… o alguien acercándose.

─ ¿Qué demonios puede llegar a ser? ─ Sori se rasca la cabeza mientras mira en todas direcciones también.

En efecto, había un pokemon acercándose a toda velocidad. Avanzaba entre la hierba alta de manera algo tosca, pero eso no impedía pasar por encima de lo que sea para así llegar a su destino. Justo cuando llega hasta Ai y Sori es que sale de la hierba y da un salto como si fuese un depredador arremetiendo contra una indefensa presa. Se trataba de la mismísima Gwen, la cual se notaba bastante furiosa, y Sori se lamentaba por ver que esa Gardevoir había logrado alcanzarla a mitad de su retiro temporal para entrenar.

─ ¿Mamá?

─ No puede ser. Otra vez ella…

─ ¿Cómo te atreves a dejarme con esos viejos, niña mugrienta? ─ Gwen dirige una mirada asesina a Sori, la cual simplemente miraba a otro lado, pues no quería verla ─ Me estaba muriendo de aburrimiento allá, y mucho peor, te llevaste a mi hijo lejos.

─ Ai está a salvo a mi lado, y además hace rato que es más fuerte que tú. Si hay un peligro ante el que él mismo no pueda defenderse, definitivamente no hay gran cosa que tú puedas hacer ─ le responde Sori con fastidio y sin voltear a ver a la Gardevoir ─ ¿Acaso te es muy difícil simplemente dejar de joder la existencia y dejarme entrenar a mi equipo?

─ Tu incapacidad como entrenadora no lo vas a cambiar simplemente haciendo que tus pokemon se hagan más fuertes, y desde ya te advierto que jamás permitiré que uses a mi hijo para tus estupideces.

─ Tú no me vas a obligar a dejar a Ai por fuera, Gardevoir de tercera.

Ai se queda mirando con algo de preocupación que Sori y Gwen empezaban a discutir. Que Sori lograra que capturasen a Gwen no había sido suficiente para dejarla fuera mucho tiempo. Los demás pokemon de la chica se quedaban mirando también, y es que los gritos que se hacían presentes había interrumpido la siesta de todos.

─ Hasta aquí llegó el entrenamiento tranquilo ─ dice Mariano en tono irónico.

─ Esa Gardevoir rara es verdaderamente única en su clase ─ dice Wendy ─. Jamás en mi vista he visto a un pokemon que fastidie tanto como lo hace ella.

─ La Gardevoir es fastidiosa ─ dice Sheena entre risas.

Nelly y Tony veían todo con algo de indiferencia. No veían que esa situación realmente ameritase una opinión al respecto, además que les parecía bastante tonto ese encuentro. Esperaban que pronto se quedasen tranquilas, pero nada hacía pensar que aquello fuera a pasar.

─ ¡Anda a jugar a la maestra pokemon lejos de mi hijo!

─ ¡Ai se queda conmigo!

─ ¡Yo soy su madre, y sé lo que es mejor para él!

─ ¡Hasta hace poco es que vienes conociendo a tu hijo!

─ Esas dos son bastante fastidiosas ─ dice Wendy molestándose con esa discusión ─ ¡Dejen ya esos gritos, que queremos descansar de nuestro entrenamiento!

─ ¡Tú no te metas, mascota! ─ le responde Gwen con crudeza ─ Anda a perseguir tu cola o…

Sori le da un cabezazo en la frente a Gwen con todas sus fuerzas, tomando desprevenidos a todos los demás presentes. Ai fue el primero en mostrar su sorpresa ante semejante acción tan repentina. Gwen cae al suelo, y si bien no pierde el conocimiento a causa del golpe, sí queda bastante desorientada y no es capaz de levantarse de inmediato.

─ Aquí no hay mascotas ─ dice Sori apretando los dientes y estando rodeada de un aura amenazante ─. No te creas que las Hatterene no me contaron lo que necesito saber de ti, y sé que la única aquí que fue una mascota eres justamente tú.

─ ¿Ella… me defendió? ─ la Dragonair estaba atónita, y cuando finalmente asimila lo ocurrido se da la vuelta, a lo que Mariano la ve.

─ ¿Qué pasa? ¿Acaso estás llorando?

─ ¿Cómo crees que una dragona como yo es así de frágil, medusín? ─ le dice casi a los gritos Wendy, claramente aguantando las ganas de llorar.

─ Estás conmovida por el acto de la chica. Tranquila, que es lo natural ─ Mariano recibe un coletazo que lo estampa contra el suelo.

─ ¿Cómo… te… atreves? ─ Gwen se cae en un nuevo intento por levantarse, a lo que Ai la ayuda ─ Hijo, ¿ves lo que esta humana es capaz…?

─ Es que tú misma estás buscándole pelea, mamá ─ la regaña Ai, sorprendiendo nuevamente a todos, incluyendo a Sori ─. Yo quiero pelear al lado de ella. Sé en lo que me estoy metiendo, y sé que mi maestra no es la humana más tranquila e inteligente que existe…

─ ¡Eso último me ofendió! ─ Sori se cruza de brazos e infla los cachetes.

─ Pero es la verdad ─ dice Mariano entre dientes, llevándose una mirada asesina de su entrenadora.

─…pero es con quien quiero estar, mamá. Ya he pasado por suficientes momentos buenos y malos para saber que quiero seguir adelante a su lado.

─ Hijo…

─ Por esa razón es que lucharé esas batallas con ella. Soy su primer pokemon, y no voy a defraudarla.

Gwen estaba anonadada. Era la primera vez que Ai le decía aquellas cosas, y si bien no compartía para nada esa idea que le exponía su hijo, era consciente de que no sería capaz de detenerlo si realmente iba en serio con ese camino en su vida. En vista de que Ai decía aquello con tanta decisión, Gwen pasa a mirar a Sori, pues ya se estaba sacando una conclusión sobre lo que estaba pasando.

─ ¿Acaso tú influenciaste a mi pequeño?

─ Ahí vamos otra vez ─ Sori se da un facepalm con fastidio ─. Si no estás dispuesta a escuchar a tu propio hijo, ¿entonces qué más te da lo que yo te vaya a decir?

─ Mi hijo no era así, yo lo sé…

─ Claro que no lo sabes, tonta ─ Sori endurece el gesto y mira a su suegra a los ojos ─. Recibí de manos de mi padre a un Ralts cobarde y sin ninguna aspiración a hacer algo con su vida, continuamente esperando a que su hermano viniera a rescatarlo, pero esa ayuda jamás llegó para él. Ni su madre ni su padre habían hecho nada por ese Ralts para que tuviese una idea de cómo crecer y arreglárselas ante el mundo por su cuenta. Sé y admito que en ese momento fui impaciente y cruel con él, más que nada porque tampoco yo quería que estuviera conmigo, pero nos tocó crecer juntos, y eso fue justamente lo que hicimos. No fue que yo lo lavara el cerebro. Si somos así ahora es porque avanzamos juntos y aprendimos a aceptarnos. Como madre, es algo que no solo deberías comprender, sino incluso apoyar a tu hijo por ver que ha sido capaz de adaptarse a ese cambio por su propia cuenta.

Gwen estaba enmudecida otra vez ¿Una humana dándole un sermón sobre cómo actuar como una madre? Aquello era ridículo. Es verdad que su situación no le permitió ver en ningún momento por sus dos hijos, e incluso estuvo un tiempo haciéndose a la idea de que de todas formas jamás llegaría a conocerlos, pero realmente quería hacer algo por Ai, compensar su ausencia. Mira a Ai por unos segundos. No era en lo más mínimo ese Ralts que la chica acababa de describir. Era un Gardevoir que se mostraba seguro de lo que estaba diciendo. A este paso sólo podría empeorarlo todo si seguía intentando tratar todo a los gritos, así que termina dando un paso atrás.

─ Pero no creas que me quedaré tranquila si veo que mi hijo sale lastimado, niña. Voy a estar pendiente.

─ No me das miedo, y no canso de decirte que Ai está bien conmigo.

A Gwen le molestaba que Sori también mostrase seguridad en lo que estaba diciendo, pero no tenía otra alternativa que dar por bueno lo que le estaba diciendo. Se termina alejando hasta desaparecer de vista, y Sori acaricia la cabeza de Ai.

─ Debió ser algo fuerte para ti tener que enfrentar a tu propia madre, Ai.

─ Creo que sí ─ Ai jugaba nerviosamente con sus dedos ─ ¿Crees que la hice enojar?

─ Tal vez sí, tal vez no, pero no tienes que preocuparte por eso. Si de verdad le importas, seguro que esa sangrona comprenderá lo que le dijiste y dejará finalmente de joder la existencia. Nuestro camino en la vida tenemos que decidirlo nosotros, y nuestros padres deben estar para enseñarnos a andar y apoyarnos, no para decidir el camino por nosotros.

Ai comprendía a qué vino esa última parte de lo que Sori estaba diciendo. Era claramente en alusión a ella misma y sus padres queriendo impulsarla a que se meta en la política a pesar de que ella no tenía el más mínimo interés en formar parte de eso. El Gardevoir acaricia la cabeza de su entrenadora, justo como segundos antes lo hizo ella por él.

─ Yo me quedo a su lado, maestra. Ese es el camino que quiero.

─ Lo sé, Ai. Lo sé.

─ ¡Búsquense un hotel, par de degenerados! ─ dice Wendy poniendo cara de enojo.

Sori suspira con fastidio. Tremenda manera de dar comienzo al descanso, y justo cuando cae la noche en ese lugar tan apartado de la civilización. Era hora de preparar todo de una vez.


En otro lugar

El avance de un grupo de personas y pokemon estaba echando abajo varios árboles y hacía que varios pokemon salvajes huyesen despavoridos. Atrás quedaban algunos pokemon grandes para defender el hogar de todos, pero estos se encontraron con un ser que llevaba una armadura. No entendían a qué venía aquello, pero eso no iba a detenerlos en su afán de expulsar a los invasores de sus tierras. El pokemon con armadura ve a todos de una manera despectiva antes de usar sus poderes y mandarlos a todos a volar. Uno de los pokemon más grandes y fuertes, un Aggron que parecía tener cierta edad, mira al pokemon con armadura con algo de recelo.

─ ¿Psicocorte? ¿Eres un pokemon psíquico acaso?

─ ¿Psíquico? ¡Ja! Habría estado bien, sin duda ─ el pokemon alza su brazo, haciendo levitar algunos troncos derribados ─. Así que puedes creerlo, grandote.

El pokemon con armadura lanza los troncos, y los pokemon que quedaban en pie los detienen como más buenamente pueden, pero eso hace que muchos bajaran la guardia para que otros pokemon, los cuales estaban bajo las órdenes de los invasores, los atacasen y derribaran. El pokemon con armadura se lleva las manos a las caderas mientras contempla cómo el ejército que estaba liderando tomaba posiciones con cada vez mayor rapidez. Luego mira una de sus manos.

─ Aquella vez lograron detener mi ataque ─ dice recordando la última vez que había entrado en acción y había sido obligado a retroceder ─. No me olvido de esa niña, el patético Kirlia y la compañía que tenían. Ahora que mi armadura está arreglada y se le dieron unos cuantos retoques, no les será igual de fácil alcanzarme y dañarme ─ alza ahora su mano y vuelve a hacer levitar los troncos ─ ¡Y a su vez yo me he hecho más fuerte! ¡Yo seré el pokemon más fuerte de todos, y he de gobernar sobre todos! ¡Mi fuerza es incontestable!

La avanzada del equipo Fénix adquiría fuerzas de nuevo. Una era de terror amenazaba con reinar en la región entera.

CONTINUARÁ…


¿Cómo lo ven? Algún día tenía que hacer algo para que Gwen se detuviese y no siguiese actuando de mala manera ante todo, aunque igual sigue sin confiar realmente en los demás. Ya llegará el momento en que eso ocurra, pero pronto tendré que retomar el tema del gimnasio, que no lo voy a posponer mucho como sí llegué a hacerlo en su momento con el gimnasio de Flannery. Nada más que decir, me despido de ustedes. Recuerden cuidarse, portarse bien, y nos vemos para la próxima.

Hasta otra