Volverte a ver
Después de una dolorosa ruptura Akane decide alejarse de todo y volver a comenzar. Sin embargo, cuando la vida le brinda una nueva oportunidad para amar, un inesperado reencuentro hará resurgir aquellos sentimientos que había decidido olvidar.
Fanfic creado especialmente para la dinámica #Sextember5 de la página Fanfics y Fanarts de Ranma Latino.
Escribo sin fines de lucro, los personajes pertenecen a Rumiko takahashi, yo solo los uso como inspiración.
Capítulo 1
Recuerdos
- No, Nabiki, no puedes hacerme esto.
- Vamos, no habrá ningún problema, ustedes se conocen bien. Además, solo será una semana, les servirá para ponerse al corriente, seguro tienen mucho de qué conversar - ese tono pícaro que suele utilizar siempre me ha fastidiado y ella lo sabe.
- Pero tengo mucho que estudiar y sabes bien que no quiero verlo, hay más lugares donde podría quedarse - replico.
- Es un viaje repentino y no conoce a nadie en esa ciudad ¿Cuál es el problema, acaso tu novio se pondrá celoso? Según me habías dicho, él es muy comprensivo y liberal, bastante diferente a mi ex cuñadito.
- ¡No es por eso, Nabiki y lo sabes! Pero es Ranma…
- ¡Vamos, no seas egoísta, Akane! Después de todo, se ha hecho cargo del dojo a pesar de lo que sucedió y gracias a eso hemos tenido muchas ganancias. Es lo mínimo que podemos hacer.
- Yo no tengo nada que ver con eso.
- Ay, claro que sí, recuerda que él... - se calla repentinamente - bueno, luego hablaremos de eso, lo importante es que ya va en camino y debes ir a recibirlo a las 10 p.m. en la estación ¡Date prisa, te lo encargo, hermanita!
- Espera ¿Qué? ¿Ahora? ¡No!...
- ¡Diviértanse! – ríe traviesa antes de colgar.
Me quedo completamente aturdida intentando asimilar lo que está pasando y lo que sucederá, esto es algo de lo que he estado huyendo desde hace mucho tiempo y que creí haber dejado atrás.
Y es que de la nada hoy, después de casi un año y medio, volveré a verlo.
- Maldita Nabiki, me las pagarás – murmuro mientras me arreglo frente al espejo de mi habitación. Ella tiene claro por todo lo que pasé y lo que me ha costado superarlo. Pero en algo tiene razón, él no tenía por qué hacerse cargo del dojo después de nuestra ruptura y aun así cumplió con su parte del compromiso. Intento tranquilizarme – Solo será una semana – me digo – debes soportarlo siete días y luego se marchará, esta vez para siempre.
"¿Acaso tu novio se pondrá celoso?"
Frunzo el ceño fastidiada, mi hermana elige endemoniadamente bien sus palabras. En nuestras últimas conversaciones telefónicas he alabado las cualidades de mi pretendiente más de lo que debería, consciente de que él se enteraría de lo feliz que soy y así me dejaría en paz. Y, sin embargo, ahora Nabiki usaba esos argumentos en mi contra.
Vuelvo a tomar el teléfono mientras delibero si debiese comunicarle a mi chico sobre el imprevisto huésped al que debo recibir, dudo por un momento y decido colgar. No quiero involucrarlo y provocar un problema mayor sin razón, sé perfectamente que su presencia y la antigua rivalidad entre ambos podrían causar más conflictos de los necesarios, además, no necesito un guardaespaldas, éste es un asunto del que yo misma me debo encargar.
Veo el reloj y me doy cuenta de que solo me quedan treinta minutos para llegar a tiempo. Salgo del departamento y apresuro el paso, mientras antes termine con todo esto, mejor.
…..o…..
- Sigues siendo demasiado lenta – se burló como siempre – así nunca podrás ganarme.
- ¿A quién llamas lenta?- le respondí frustrada mientras le lanzaba una patada que esquivó fácilmente.
- No hay nadie más aquí - añadió sarcástico- excepto una fea y nada femenina chica que nunca encontrará un marido.
- No necesito buscarlo porque ya te tengo a ti, tonto – le solté coquetamente logrando que se sonrojara y rápidamente aproveché su titubeo para hacerlo caer al suelo. - ¡Perdiste! – subrayé victoriosa.
Luego de un momento de desconcierto se levantó calmadamente y sonrió altanero.
- Claro que perdí, porque nadie más querría casarse contigo y a mí me obligaron a comprometerme.
- ¡Eres un…! - intenté golpearlo nuevamente, pero se abalanzó sobre mí sosteniéndome del brazo y tomándome por la cintura con fuerza, me estrechó contra él dejándome sorprendida e indefensa.
- Y eso es lo mejor que me pudo pasar…
- Ran… ma
Se acercó tímidamente como si estudiara cada una de mis reacciones, esperando un probable rechazo, pero yo no pensaba dar pie atrás. Armándome de valor acorté la distancia entre nosotros, cerrando los ojos y rozando sus labios, invitándolo a terminar lo que había empezado. Completamente decidido tomó mi rostro con ambas manos y atrapó mi boca con la suya. Y así, sin planearlo, nos fundimos en un tardío y ansiado beso.
…..o…..
El reloj ya marca las 10 en punto cuando finalmente logro arribar a la estación. Sacudo la cabeza decidida a alejar los recuerdos que inevitablemente asaltan mi mente.
- ¡Tonta ¿Qué estás pensando?! – me reprendo molesta – eso fue hace mucho tiempo, tengo que dejar todo atrás. He iniciado una nueva vida y por fin lo he superado, debo ser madura y enfrentarlo, es solo alguien de mi pasado – tomo aire y exhalo con fuerza buscando tranquilizar mi corazón que palpita deprisa.
Busco entre la multitud que desciende de los trenes a aquel adolescente rebelde al que recuerdo con claridad, un chico de trenza y ropa china, altanero y confiado que siempre creyó tener el mundo a sus pies. Los minutos pasan y no logro reconocerlo entre la gente. Comienzo a preocuparme ¿Le habrá ocurrido algo? ¿Y si tuvo algún problema en el camino? ¿Debería intentar contactarlo o…? me detengo de improviso.
- Que estúpida - mascullo enfadada, no debería inquietarme tanto por él después de todo.
Tal parece que no importa cuánto tiempo pase, el gran Ranma Saotome siempre se las arregla para entrometerse en mi vida y causarme alguna preocupación. Es probable que solo se esté tomando su tiempo para hacerse el interesante, seguro sigue siendo tan arrogante como antes.
- Ese imbécil fanfarrón...
- ¿Quién es un imbécil fanfarrón? - una gruesa y desconocida voz me sorprende, desconcentrándome.
Volteo para encontrarme directamente con unos azules y profundos ojos que reconozco al instante. Pero el hombre frente a mí no es quién recuerdo: no está el niño bonito, presuntuoso e infantil que guardo en mi memoria; en su lugar hay un hombre alto y atlético, vestido con una ajustada camiseta deportiva, jeans y zapatos casuales. Su característica trenza ha desaparecido, transformándose en una simple coleta que recoge su cabello notoriamente más largo que antes.
- ¿E… eres realmente tú? – pregunto perpleja.
- Ha pasado mucho tiempo, Akane, pero sigues igual de distraída - dice esbozando una encantadora y relajada sonrisa.
- Yo…
- Si no tienes más cuidado la gente se dará cuenta y comenzará a reírse de ti – agregas utilizando un tono burlesco que me es familiar, rompiendo la tensión.
Ahí está, el mismo de siempre.
- Hola, Ranma – respondo extrañamente aliviada.
- Eeh, oye… Perdón por esto – comentas llevándote la mano a la nuca, con un gesto vacilante - Sé que fue repentino, pero Nabiki dijo que estabas de acuerdo y…
- No te preocupes, vamos, te enseñaré donde vivo.
Salimos de la estación y comenzamos a caminar, conversamos de temas triviales, sobre el viaje y el dojo. Me sorprendo de poder sostener una conversación amena y relajada con él después de que hace poco repudié la sola idea de tener que volver a verlo. Sentí como si el tiempo se hubiera detenido y estuviéramos de nuevo en nuestros años de adolescencia. Sin embargo, él distaba mucho de ser el Ranma que conocí.
No puedo evitar observar disimuladamente cuánto ha cambiado, quién hubiese imaginado que ese chiquillo tonto se convertiría en un hombre que se viera tan maduro y… atractivo…
De pronto se calla para mirarme atentamente, me ruborizo temiendo que descubra las tonterías que estoy pensando.
- ¿Tengo algo en el rostro?
- ¿Eh? No, no es nada – respondo intentando disimular - es que has cambiado tu estilo, casi no pude reconocerte.
- ¡Ah! ¿Esto? – contesta despreocupado señalando su camisa – no es nada, quise probar algo nuevo, me siento cómodo así.
- Te queda bien – sonrío mientras me pregunto por qué diablos lo estoy elogiando.
Continuamos el trayecto entre tanto me narra las aventuras familiares más recientes, finalmente llegamos a mi departamento y lo invito a pasar.
- Puedes quedarte en la habitación de invitados. Discúlpame, no tuve tiempo de prepararla.
- Descuida, yo me encargo – mira a los alrededores con evidente curiosidad- tienes un hogar lindo y acogedor, no parece tuyo- suelta con ironía.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Nada, nada – ríe burlón.
- Me retracto, no has cambiado nada, sigues siendo insoportable como siempre- ambos comenzamos a reír.
De pronto su rostro se torna serio y se me queda viendo fijamente a los ojos, caigo en cuenta de que estamos solos y un silencio incómodo se instala en la habitación.
- Akane, yo…
- ¡Ranma! – lo interrumpo nerviosa - debo dormir, tengo que irme temprano mañana por lo que no podré estar contigo. En caso de que necesites salir, puedes usar mis llaves extras - señalo mostrándole un gancho en la pared - Volveré a eso del mediodía y te llevaré al lugar que necesites.
- Gracias. Descansa, Akane.
Lo observo por unos segundos antes de retirarme a mi habitación, cierro la puerta con fuerza y me preparo para acostarme pretendiendo olvidar la incomodidad que me provoca su mirada tan profunda. Cuando entro en mi cama doy vueltas intentando conciliar el sueño, pero me es imposible sabiendo que se encuentra tan cerca. Estúpido Ranma ¿Tenías que regresar justo ahora? ¿Cómo es posible que no pueda tratarte con indiferencia después de todo el daño que me causaste?
No entiendo por qué, a pesar de todo, mi corazón no ha dejado de latir tan rápido desde que nos volvimos a encontrar… Cubro mi cabeza con las sábanas con la intención de que el cansancio me venza para por fin dejar de pensar.
…..o…..
En los días que siguieron nuestra relación solo mejoró. Buscando ocultarnos de la intrusión de nuestras familias, los oscuros rincones de la casa fueron nuestros cómplices para dar rienda suelta a nuestro amor. Con cada encuentro la pasión fue aumentando hasta que la necesidad de poseernos nos resultó asfixiante.
Cierta noche, después de acurrucarme en mi cama, llamaron mi atención unos suaves golpes en la ventana; si bien las visitas de mi prometido eran algo común, esta vez presentí que sería distinto. Abrí invitándolo a pasar.
- ¿Qué haces? Ya es tarde - Me abrazó por la cintura dulcemente.
- Te extrañaba…
- Nos acabamos de ver en la cena ¿estás bien?
- ¿Acaso no puedo simplemente querer estar con mi prometida? – dijo para luego besarme apasionadamente.
Le correspondí mientras acariciaba su espalda, nuestras lenguas comenzaron a juguetear entre sí buscando recorrer cada rincón de las bocas hasta casi dejarnos sin aliento.
La intensidad comenzó a aumentar y sus manos inquietas buscaron el contacto con mi piel bajo la blusa, al notar que no ponía resistencia a sus intenciones masajeó mis pechos al tiempo que me recorría desde el lóbulo de la oreja hasta el cuello con los labios, causándome un sutil y agradable escalofrío.
- Akane, puedo… ¿quedarme esta noche? - Asentí suavemente y fue suficiente para liberar nuestros impulsos reprimidos por tanto tiempo.
Me cargó en sus fuertes brazos dejándome sobre la cama con delicadeza, continuamos besándonos mientras luchábamos por quitarnos las prendas que nos estorbaban.
- Quiero tocarte, Akane… - susurró.
Sin preámbulos su mano se deslizó decididamente por mi vientre buscando entrar en el espacio en medio de mis piernas, sus dedos comenzaron a juguetear en mi centro causándome una sensación de cosquilleo que empecé a disfrutar. Al ver mi expresión introdujo sin tapujos sus falanges en mi cavidad, provocándome un grito ahogado ante tan repentina intromisión.
- ¡Ranma!
Lejos de detenerse, sonrió egocéntrico observando el placer que sus atrevidos movimientos me causaban, así que continuó introduciendo y sacando sus dedos cada vez más rápido a la vez que depositaba húmedos besos a lo largo de mi cuello; continuó bajando con su lengua hasta mis pechos donde se dedicó a lamer y mordisquear las puntas, cada vez más sensibles debido la excitación que me producía. Mis jadeos aumentaban con cada una de sus acciones, deseando desesperadamente tenerlo dentro de mí.
- Ranma, por favor, hazme tuya – gemí con la respiración entrecortada.
Sacó apresuradamente sus falanges para acomodarse sobre mí , demostrando cuánto lo deseaba también; se abrió paso entre mis piernas, guiando su erecto miembro hacia mi entrada.
- L... ¿Lista?
Asentí con la cabeza. Ranma comenzó a penetrarme con suavidad, cerrando los ojos. Cuando estuvo completamente dentro nos quedamos quietos un momento, amoldándonos a las nuevas sensaciones que experimentaban nuestros cuerpos. Me abalancé sobre sus labios y empezó a moverse despacio al tiempo que sus manos recorrían cada parte de mi cuerpo a su alcance.
Cuando la cadencia de sus estocadas comenzó a aumentar me tomó firmemente elevando mis caderas para alcanzar mayor profundidad; nuestras agitadas respiraciones llenaban la habitación, sonidos que intentábamos acallar besándonos con frenesí. Sentí como el calor crecía dentro de mí con cada exquisita intromisión de mi amante, lo abracé con las piernas arqueándome sobre el colchón disfrutando cada embestida; al llegar al límite momentos después lo atraje hacia mí con fuerza exhalando un potente gemido de placer. Segundos después llegó a su propio clímax, emitiendo un ronco quejido escondió su acalorado rostro en mi cuello. Exhaustos, nos contemplamos con una sonrisa de satisfacción mientras recuperábamos el aliento.
Besó mi frente con ternura acariciando mi cabello. Me dormí plácidamente en sus brazos arrullada por las palabras que tanto tiempo anhelé oír:
- Te amo, Akane…
Esa fue la noche en que me entregué a él, cuando creí que mis sueños se hacían realidad y que sería el comienzo de nuestra felicidad… hasta que amaneció…
El rayo de luz que se colaba por la ventana me despertó, me moví para acurrucarme junto a él, pero no percibí su presencia.
- ¿Ranma?
Palpé las sábanas, la ausencia de calor me indicó que hacía mucho que se había marchado, asumí que decidió regresar a su habitación antes del amanecer para evitar que nos descubrieran. Me vestí con calma y bajé a desayunar esperando encontrarlo, pero no apareció, fui a despertarlo hallando que sus pertenencias se habían esfumado también; recorrí las calles por días en busca de una respuesta. Pasaron los días y éstos se convirtieron en semanas, hasta ese momento nadie podía darme una explicación.
En mis vanos intentos de entender lo ocurrido llegué hasta aquel pintoresco lugar y me extrañó que estuviera cerrado. Al acercarme noté que en el borde inferior de la puerta se encontraba acumulada la correspondencia desde hace semanas, así que consulté a los vecinos. Ellos confirmaron el peor de mis miedos: la anciana dueña había abandonado Japón para volver a su pueblo natal, clamando a los cuatro vientos que celebrarían la boda de su linda bisnieta con el apuesto joven de cabello trenzado que las acompañaba.
Me sentí mareada y horrorizada al pensar que mi amado había caído en otra sus trampas. Ranma estaba en peligro y debía salvarlo.
- Les dijimos que era una lástima, hacían buenos fideos – comentaron interrumpiendo mis pensamientos – pero el muchacho insistía en que estaba ansioso por irse de Japón y llegar a su nuevo hogar en China… se veían muy felices, así que les deseamos lo mejor.
Mi corazón se rompió en ese instante al entender que, sin ninguna explicación, se había terminado. Al fin comprendí que esa noche Ranma había tomado una decisión.
Mi alma destrozada lo lloró por meses, sufrí su ausencia y su traición sin descifrar cómo pude dejar que ese maldito me engañara. Le di todo y el cobarde ni siquiera tuvo el valor de despedirse…
Cada espacio de mi hogar me lo recordaba, así que decidí que debía alejarme de ahí y empezar de nuevo. Mi familia estuvo de acuerdo y de ese modo fue como llegué a esta alejada ciudad.
Tiempo después me enteré de su regreso. No dio detalles a nadie ni yo quise preguntar, sin embargo, Nabiki se encargó de hacerme saber que había vuelto solo, arrepentido y sin casarse. También supe que, luego de rogar el perdón de mi padre, resolvió hacerse cargo del dojo para compensar parte de su traición, al menos hasta que yo volviera y tomara el mando. Pero no pienso hacerlo.
…..o…..
Despierto alterada y veo el reloj, aún no marcan las 6 a.m. Mi rostro está mojado. Maldita sea, tenía mucho que no lloraba mientras dormía. Enjugo mis lágrimas, cubro mi cara tomándome un tiempo para calmarme y encerrar esos recuerdos en lo más profundo de mi mente. Desde que llegué aquí me propuse superarlo, olvidar todo rencor y empezar una nueva vida, pero su inesperado regreso está empezando a causar estragos. Transcurridos unos minutos decido levantarme para salir a trotar como todas las mañanas, estoy determinada a no permitir que mi indeseable invitado interfiera en mi rutina diaria.
Al pasar frente a su habitación noto la puerta ligeramente abierta pero no le doy importancia. Me dirijo a la entrada y es entonces cuando me percató de que las llaves que le ofrecí la noche anterior no se encuentran en su sitio, lo que significa que ha salido del departamento antes que yo.
Comienzo mi carrera en dirección al parque cercano con paso seguro e intento despejar mi mente, al llegar lo rodeo algunas veces y luego me detengo en una banca para descansar un momento y tranquilizarme. Un sorpresivo beso en la mejilla me saca abruptamente de mis pensamientos, volteo para encontrarme con el chico al que veo cada día en este lugar, el mismo que ha sido compañía y consuelo durante los últimos meses.
- Buenos días, preciosa ¿por qué tan pensativa?
- No es nada ¡Me sorprendiste, tonto!
Sonrío dulcemente, lo rodeo con mis brazos para darle un tierno beso en los labios; me parece increíble que, después de las peculiares circunstancias en las que nos conocimos, nos hayamos reencontrado y que surgiera entre nosotros esta relación tan especial.
Se sienta a un lado, me abraza con naturalidad a la vez que recargo mi cabeza en su hombro. Aún dudo si contarle sobre mi incómodo visitante, sigo creyendo que causaría un gran conflicto debido a la historia que compartenpero siento que, si quiero que esta relación funcione, no debería ocultárselo.
Me aclaro la garganta y él me observa con curiosidad.
- Hay algo que debo decirte…
- ¿Por qué tan seria?
- Es que… Es… es sobre Ranma…
Frunce el ceño como cada vez que menciono su nombre.
- ¿Tuviste otra noticia sobre él?
- Es algo más que eso – respondo nerviosa. Sé que no debería estarlo, después de todo ya lo he superado por completo - él … debe dar unas clases en una escuela de artes marciales de la ciudad y mi hermana me pidió que lo alojara unos días… llegó… llegó anoche…
- ¡¿Qué, estás bromeando verdad?! – levanta la voz con una mezcla de cólera y sorpresa.
- No te lo tomes tan a pecho – intento calmar la situación - me fue imposible avisarte antes y tampoco tienes de qué preocuparte, tiene claro que únicamente somos dos conocidos, además prácticamente no nos veremos, solo será una semana y estoy ansiosa por librarme de él.
- Eso espero… - murmura entre dientes esquivándome la mirada.
Su reacción de desconfianza me molesta sobremanera.
- ¿Acaso estás dudando de mí? – pregunto enfadada.
- ¡Por supuesto que no! – replica - Es que no me agrada la idea de que ese estúpido esté tan cerca de mi chica… Es como si el bastado siempre apareciera para arrebatar una parte de mi vida. Sin importar las decisiones que tome, no puedo evitar ser como una sombra… Es más, ¡míranos! jamás pensé enamorarme de ti y ahora aquí estoy… A veces creo… siento… que mi destino es seguir siendo un simple impostor…
En vez de seguir molesta por los celos, me quedo sorprendida por su preocupación. Desde que estamos juntos, siempre me ha parecido un chico firme y confiado, jamás lo había visto hablar con tanta inseguridad.
- Escucha - digo sujetando su cara con ambas manos mirándolo directamente a los ojos – sin importar lo que haya sucedido antes, no tienes NADA que envidiar a Ranma, no eres un impostor ni un reemplazo. Tú eres Ryu Kumon y yo te elegí a ti.
Le sostengo el rostro y lo beso nuevamente para no dejar ninguna duda de que mi corazón le pertenece solo a él y que Ranma Saotome es simplemente un ingrato recuerdo.
...
Espero que les haya gustado el inicio de esta nueva historia, les prometo que quedan muchas sorpresas por revelar.
Agradezco enormemente a la página Fanfics y Fanarts de Ranma Latino por invitarme una vez más a participar en su dinámica y a la gran Carol F. Vargas por apoyarme, animarme y darse el tiempo de revisar cada una de mis locas ideas. Gracias también a cada uno de ustedes por leerme y disfrutar de mis relatos.
Nos reencontraremos pronto en un nuevo capítulo.
