Capítulo 5
calle por calle
20 de agosto 1944
Notre Dame

El alba llegaba con apenas unas horas de sueño previo, en las memorias de ambas reinaban prodigas de la entrega mutua, la única constante inconstante, los tiempos crudos no dejaban un asomo de duda, lo mejor era vivir el momento sin pensar en el mañana, no se explico nada ni razones fueron dichas, las cosas pasaron en la máxima complicidad, el rango le daba a Kruger un dejo de libertades y eso era bien usado desde el encuentro meses atrás, y así era en cada ocasión que las circunstancias se lo permitían.

muy temprano bajaron al comedor, un par de soldados se encargaban de los menesteres propios de una cocina, Shizuru no vacilaba,tomo el brazo de su paciente, la falta de visión de profundidad aun le jugaba malas pasadas en las escaleras, el agarre fue un pretexto perfecto para el contacto que ambas ya pasada la noche seguían buscando, nada propio de ninguna, amaban la distancia con otros, no solo en lo físico,en lo personal, cuanto mas lejos de todos mejor, pero una extraña conexión surgió con el paso de los días, seria mas fácil para ambas excusarse en un mero capricho impuesto por las circunstancias nefastas.

-espero que no te incomode el frio, fuera de eso, parís es...soportable- dijo Kruger mientras caminaba con Shizuru del brazo, una caminata corta por los alrededores no les venia mal cada día, al menos mientras esperaban ordenes.

-es soportable?- replico con casi indignación- me parece una ciudad interesante, debió ser hermosa en...sus mejores años- corrigió a tiempo sus palabras, a nada estuvo de achacar las culpas a los alemanes y su ocupación del país.

-lo era, viaje a parís algunos meses antes de la invasión a Rusia, amo mi país pero, las palabras de alguien pueden confundir a muchos- sabia que Fujino no era partidaria de la guerra, no importaba la bandera, noto el horror y el repudio que le despertó a su doctora admirar de primera mano las bajezas humanas cometidas al amparo del caos en pro de una causa 'justa'.

era innecesario tocar el tema de los asuntos bélicos, ya tenían en las espaldas un posible levantamiento a manos parisinas durante las semanas previas, enfocarían sus días en explorar las calles, degustar algunos alimentos típicos y beberían café en tantos lugares como les fuera posible, cada día era único e irrepetible, una bala podría cambiar todo en un segundo, ambas lo sabían y no desperdiciaban los momentos libres.

Cuartel general de tesorerie de los maquis
Notre dame

-señorita margueritte, tenemos informes sobre la operación de esta noche, ya todos los hombres y mujeres están en posición, armados y listos para comenzar el avance hacia la operación marquet place- el hombre de boina les tendía un mapa sobre la mesa, al menos una decena de ojos miraba con atención las marcas en el, un circulo rojo enjaulaba a los alemanes y sus cuarteles en una zona céntrica, mas de cinco años de lucha daban frutos y estaban a punto de ponerlo todo en juego, si fallaban serian eliminados por los invasores y con ello el control de Alemania recaería con vengativa fuerza en sus ciudadanos.
-dentro de un par de días, nuestras tropas se encontraran con americanos y británicos aquí y aquí- señalaba los puntos de avance y rutas a seguir -siempre y cuando logremos avanzar según lo planeado, empezamos el asalto en puntos opuestos junto a ellos y los británicos, los superamos en numero, armamento, sus rutas de escape así como sus vehículos están fuera de su alcance o saboteados, para cuando hayamos terminado no quedara mas que limpiar los restos de esos desgraciados- la junta se alargo por un par de horas, los rostros curtidos y duros de todos en esa habitación contaban una o mas tragedias, la venganza era su mayor combustible.

una vez se entregaron los documentos con los mapas correspondientes se despidieron llenos de un garbo inflaqueable, solo algunos permanecieron charlando y bebiendo las horas previas, muchos lucharían pero nadie sabia quien regresara, un ultimo trago entre camaradas.

Jaques se aproximo a su superior -Tomoe tengo algo importante que decirte, ven conmigo- era un fiel miembro de los maquis, aunque era alemán, su lugar de crecimiento había sido Bougnole, un pequeño pueblo cercano, era un agente doble, que pasaba información de utilidad a la resistencia tanto francesa, como alemana.

Tomoe le miro y supo que era imperativo que se reunieran en un espacio mas privado, un cuarto con tiliches de limpieza les fue suficiente -dime ¿qué puede ser tan urgente?- indago cerrando el pestillo de la manija.
-es sobre el tirador que mato a tu padre- susurro cómplice esperando que la madera no dejara escapar ni un resquicio de palabras
los ojos violeta de la mujer se abrieron con genuino interés
-estas seguro qué esta aquí?- acorto el espacio entre ambos, la braza de la venganza se reanimo con avidez tras los años de búsqueda constante sin un resultado favorable

-si, bueno quizás, revise su expediente, por los rumores y las fechas, puede ser la misma persona, estuvo en servicio en parís, esta en el escuadrón de tiro y el apellido es el mismo de esa noche, definitivamente es a quien buscas, se esta hospedando en el hotel frente a la ciudadela de notre dame- le entrego una hoja con los datos escritos rápidamente a maquina,con una fotografía anexada, un expediente bastante largo, pero sin información exacta sobre su vida personal.

Doblo la hoja y la guardo en el bolsillo de su saco- gracias Jaques, me encargare de cobrar mi venganza aunque nos vayamos ambas al infierno- mastico las palabras con rabia, saliendo de la casa de seguridad, camino a su hogar remembrando el día en que perdió a su padre, cuando su madre fue descubierta pasando información a la resistencia y fusilada en el acto, ni siquiera estar frente a su hija y esposo fueron razones suficientes para postergar la ejecución, la diezmaron a tiros sin un juicio o tiempo de despedirse, recordaba a su padre luchando con los alemanes para impedir que se llevaran su cuerpo, solo el paliacate azul quedo aferrado entre sus dedos, no tuvieron una tumba donde llorar o donde llevar flores 'la basura no merece lapida', esas palabras le herían aun tras el paso de los años, el tintineo agudo y delicado del collar de su padre acompasaba su andar, dejando un eco por la calle, este mismo hábilmente rescatado por un colega que se camuflaba en las tropas alemanas, fingió robar el cadáver para llevar un recuerdo a sus manos, esa noche todos en la compañía supieron de la partida de Damon, el collar llego a ella unas semanas después, desde ese momento llevo la medalla como un recuerdo, ya se encargaría de hacerlos pagar.

Ya entrada la tarde, el par llego a las puertas del hotel, Shizuru noto la tensión inmediata en el brazo de su paciente al observar al menos una docena de soldados arremolinados en torno a un superior, se aproximaron y un sargento le llamo con premura -teniente, es una suerte que llegara, tenemos un serio problema- sus ojos suplicaba por atención inmediata- Natsuki tomo la mano que descansaba sobre su antebrazo -te pido me disculpes Shizuru, sabes que debo atender mis responsabilidades, esperame en la habitación, permanece alerta- le dio un apretón cómplice y giro para escuchar las noticias que ya le tenia la división.

Shizuru comprendía el actuar de los soldados y que el cambio brusco de la relajada postura a tensión de Natsuki, se debía a un problema serio, si algo hacían los alemanes muy bien era tomar decisiones bajo presión, y ella conocía bien esa forma de ser, lo llevaba a cuestas todo el tiempo, siempre esa sonrisa amable y la mascara de perfección, aunque por dentro se estuviera desmoronando.

subió con pereza sabiendo que podría dejar de ver a Natsuki de un momento a otro, se habituó rápidamente a sus partidas constantes a veces por días, desde su estadía no recordaba encontrar o escuchar a algún otro superior, supuso con mortal precisión que Kruger tendría que hacerse cargo de problemas cada vez mas grandes, una vez en su habitación reviso la pistola de protección personal que llevaba por sugerencia de Natsuki, no necesitaba mas razones que recordar lo vivido con aquellos rusos, no tenia planeado vivir una experiencia similar en su vida.

desde la ventana observo a los soldados en un circulo, mirando un mapa enorme, señalando entre ellos varios puntos, distinguía apenas algunas palabras entre el murmullo atropellado de todos,uno que otro regaño y luego el agrupamiento antes de que partieran

siguiendo al sargento. .
-nos vemos en un rato,no te preocupes- le grito casi desde el pasillo, reuníendose con un grupo a su espera, los vio alistarse y salir hacia la parte trasera del edificio, a los pocos días de su instalación en el hotel, Natsuki cargaba el rifle siempre a cuestas, ya acostumbradas a las miradas de repudio, miedo y desconcierto de los parisinos.

pasaron unas horas y un cabo toco a su puerta, se llevo la mano a la cintura por mera inercia, se acerco a la puerta dejando su cuerpo contra el muro con el arma empuñada
-si?- pregunto con un tono ameno y calmado
-le traigo su cena señorita, son ordenes del teniente- explico con naturalidad, casi robótica la voz al otro lado.
Shizuru no bajo el arma pero abrió la puerta lo necesario para mirar al otro lado, una vez corroborada la verdad recibió el carrito, le agradeció en su idioma natal,el japonés y cerro la puerta, desde la partida de los demás escuchaba cada vez mas creciente el sonido seco de las detonaciones, y muy de vez en cuando explosiones ensordecedoras, que cimbraban los edificios, supuso eran granadas, así fue toda la noche y gran parte de la madrugada, donde no pego el ojo y permaneció a la expectativa, con la puerta atracada con el sillón de dos plazas y su mano cerca de la luger, poco a poco el silencio fue consumido por el caos y las ráfagas cada vez mas incesantes y cercanas.

gritos en alemán y francés retumbaban por las calles entre maldiciones y gritos de agonía, con precaución asomo el rostro a la plaza por un ángulo de la ventana, rápidamente se arrepentiría de ello,miro con pena a un hombre de ropas oscuras cojear y soltar tiros con una ametralladora de la cual no reconoció el modelo, su pie dejaba una linea delgada pero visible de hilo carmesí, la tela del pantalón se le pegaba a la piel en una mancha oscura y espesa, se puso a cubierto detrás de una estatua derruida y continuo repeliendo la cercanía buscada por los alemanes, dos cayeron de bruces al piso en un charco de sangre, se dispuso a escapar, en la calle reconoció la voz de Kruger que gritaba "alto" a sus soldados, estos cesaron el fuego y el francés asomo el rostro para huir teniendo una pequeña ventaja, un par de zancadas y una fuerza invisible le arrojo el rostro contra el pavimento en una escena atroz, una mancha roja y salpicones rosados de textura suave se expandieron por el suelo, las risas alemanas se soltaron de golpe, como si de un juego se tratara, pudo reconocer insultos y burlas desagradables cuando los de la whermacht se aproximaron al cuerpo y lo patearon dejándolo boca arriba, ahí Shizuru noto el hueco enorme donde una vez hubo ojos, nariz y dientes. cerro la cortina, seria la primera y única vez que dejaría llevarse por la curiosidad, noto entonces que el caos desaparecía, de nuevo el silencio se acuno en la plaza.

una media hora mas tarde reconoció los pasos frente a la puerta, la manija se acciono pero el sillón impidió su apertura -soy yo- se excuso su paciente desde el otro lado.
movió la barricada y una vez descanso en su lugar habitual, la figura de Kruger entro, un par de haces de bala en su brazo y hombro, la camisa blanca de su uniforme tintadas de un escarlata diluido la gran mayoría no le pertenecía, su aroma era otro, apestaba a pólvora, herrumbre, sangre y polvo, arrojo la gorra de oficial sobre la cama y tomo asiento al borde -me alegra que estés bien- respiraba con leve agitación, la adrenalina o el esfuerzo de subir las escaleras corriendo hace un momento, el rifle retomaba su letargo, no obstante la recamara recién cargada y lista para cegar vidas de nuevo.

-que paso?- indago la castaña mirando ponerse en pie de nuevo a Natsuki.
-tenemos que irnos, ahora!- le tomo de la mano, noto al instante la presencia de los guantes, llenos de polvo y arañazos propios del piso o alguna superficie rugosa.
-por que, que pasa?- Shizuru le arrebato la mano, irritada por la acción brusca y la nula explicación, si bien no conocía en demasía los temas bélicos, si comprendía superficialmente e incluso mas allá de el entendimiento de un civil, si supiera que le seria útil, habría puesto mas empeño y aprendido del tema por su padre, que ahora luchaba por japón en alguna parte de Okinawa.
Natsuki le miro con preocupación, le sujeto de los hombros y apretó con suavidad -los franceses nos están sitiando, si no nos vamos ahora no podremos escapar, solo ganamos un poco de tiempo, yo...- reacomodo sus palabras -ahora me toca ayudarte a regresar a tu hogar, es lo menos que puedo hacer- los ojos escarlata notaron a esa distancia el golpe en la mejilla y mandíbula, un hilo delgado de sangre dejo su marca minutos antes borrada bajo el paso de la manga desidiosa, Shizuru sonrió enternecida por las palabras y la expresión en el rostro de Natsuki

-yo te salve por que era justo, yo sabía que lo merecías, sabia que tu no podías ser un cascaron, no tienes que salvarme, puedo cuidarme sola- la cálida yema de su pulgar repaso el labio roto, se inclino bajo la faz sorprendida, muy clara en los ojos esmeralda que le mantenían la mirada, le beso castamente, un rose gentil tan propio como sinceros eran sus sentimientos, el beso fue correspondido con un poco de menos tacto y delicadeza, maldijo cuando los gritos en alemán resonaron de golpe sobrepasados en intensidad por las ráfagas de la rebelión francesa, Natsuki a regañadientes se aparto, tomo su arma, su gorra, sujeto la mano de su psiquiatra arrastrándola escaleras abajo,sus tropas ya subían a los camiones semi-oruga a punto de emprender la huida.
-rápido al cuartel de notre dame- gruño dándole instrucciones a los soldados de las posiciones a tomar mientras las otras divisiones se agrupaban.

Una explosión sobrevino tras el sonido metálico de la marcha, el zumbido doloroso ensordeció todo, una bruma de polvo y humo opaco toda visibilidad durante varios minutos, Fujino se reincorporo momentos después, pese al mareo y la sensación de estar sobre un barco en medio de una tormenta, le extendió la mano a Kruger y de un

tirón la puso de pie, tuvo que sostenerla al instante, parecía sumamente desorientada.

-son los maquis, disparen- gritaba histérico el sargento notando la casi inconsciencia de su superior, los cuerpos mutilados y agonizantes de una tercera parte de la división saturaban el ambiente con gritos ensordecedores y quejidos que erizaban la piel.

Una ráfaga de metralla silbo muy cerca de la castaña, tenia la vista borrosa pero pudo ver una figura apuntándoles, llevo su mano a su cintura y tan pronto desenfundo un par de tiros dieron de lleno en el pecho del hombre, un grito de dolor fue testigo del acierto, el sargento se aproximo, auxiliado a su teniente, Shizuru repelía la contra ofensiva dándoles tiempo de llegar a una posición mas segura.
El clic metálico le traicionó, busco en sus ropas el cartucho y recargo el arma maldiciendo entre dientes, cuando el percutor finalizaba su recorrido una bala le golpeó el hombro, sintió una braza traspasándole, dio un paso atrás pero mantuvo el agarre firme al arma sobreponiendo su orgullo al dolor.

-Kruger!- grito a la distancia la voz furiosa y casi enloquecida de una mujer -tendré tu cabeza de trofeo, no importa donde te escondas!- la castaña frunció el ceño,
retrocedió siguiendo la posición del sargento, el recorrido a través de las calles parecía eterno, de a poco Natsuki se recuperaba del impacto en la explosión que le arrojó contra el muro a sus espaldas, caminaba tambaleante y se llevaba la mano contra el rostro apartando la sangre, Shizuru recogió en el lapso una mp40, y de los cuerpos aliados munición, avanzaron con dificultad hasta notre dame, donde el comandante Muller ya esperaba el arribo de los restos de la tropa a cargo de Kruger, que para ese momento ya apoyaba esporádicamente a su división con el karl, aun le fallaba la exactitud en sus ojos pero los tiros daban del torso para arriba.

-a sus posiciones- grito con una ominosa voz Hermman cimbrando hasta los oídos de Fujino, a varios metros de el.
Una vez cruzo el ultimo soldado vivo la trinchera de costales apilados, el fuego alemán azoto la ola francesa, un ir y venir entre detonaciones tuvo lugar por horas, ya muy próximo el amanecer, ningún bando cedía ni un palmo de terreno.
Aunque la wehrmacht era superada en numero, la sensación de fuerza era mayor del lado alemán gracias a la experiencia previa que llevaban a cuestas, Shizuru fue atendida de inmediato, la bala desgarro el músculo de su hombro pero no produjo mas daños que un roce en su hueso, podía seguir luchando si ella lo decidía.

-Kruger te necesitó en ese edificio, quítanos a todos los que puedas pero ya!- grito el comandante señalando el edificio a sus espaldas donde estaban las oficinas de la waffen.
Natsuki emprendió el camino hasta el ultimo piso, un verdadero martirio para su cuerpo que aun no se recuperaba del todo, los músculos de sus piernas retumbaban dolorosamente casi incapaces de cargar su peso a esa velocidad, los pulmones seguían ardiendo como el infierno si les exigía de mas, se tumbo a rastras casi sin aliento, sentía que pesaba cincuenta kilos mas debido al cansancio, llego hasta un punto ciego donde esperaba estar a cubierto antes de delatar su posición, incluso después de varios tiros.

-sigan disparando, no tienen a donde ir!- gritaba Tomoe avanzando por el suelo, evitando disparar para no delatar su ubicación, sus colegas se ponían a cubierto, disparaban y regresaban la espalda contra la pared, o agachándose cuidando no perder la testa en el intercambio de tiros, su prioridad era llamar la atención de la whermacht y que su líder llegara a algún punto donde lograr romper sus defensas.

-Tomoe cuidado, hay un tir...- la voz a una calle de distancia entre ella y su colega ceso, un trozo de cráneo se despedazaba por un tiro certero, sabia de quien se trataba, sabia quien estaba disparando, apretó la mandíbula de frustración, siguió su camino con la sangre hirviendo, cada calle que avanzaba sabia que sus colegas caían por culpa de Kruger, estuvo tan cerca de alcanzarle cuando detono el vehículo, tan cerca.

Tras una hora lograba entrar al perímetro que los alemanes sabían "seguro" ahí era el lugar indicado para descolocarlos, extrajo dos granadas, y un par de botellas llenas de petróleo, unos trapos reciclados hacían de mechas, observo bien su entorno, los posibles lugares donde correrían los alemanes y donde quedarían encerrados, deseaba que se quemaran hasta morir, deseaba hacerlos sufrir por todas las personas inocentes que aniquilaron, por separar a su familia.

Shizuru apoyaba a los alemanes tras las trincheras, sabia que si cruzaban ese punto serian abatidos sin miramientos, la herida en su hombro era dolorosa pero no le impedía un tino excelente, escuchaba el rifle de mas de un tirador, no sabia si a favor o en contra, a espaldas de su posición el rodar de una botella llamo su atención -molotov!- grito un soldado que yacía cerca, se retiraron y una llamarada la arrojo contra los bultos de tierra, el quiebre de vidrios rotos se repitió, esta vez, la camioneta del comandante se envolvía en llamas, los gritos del propietario en vano pidieron calma, los soldados se retiraban al interior del edificio, la ola de los rebeldes avanzaba calle a calle abatiendo a los pocos que mantenían posición, como si sus propias bajas no importaran.

Natsuki perdió visibilidad de objetivos tras la primera explosión, reconoció el olor a petróleo quemado y las detonaciones de las granadas, bajo hasta el segundo piso, se atrancaban las puertas con escritorios y cuantos muebles estuvieran al alcance, poco a poco las divisiones caían en un vano intento de repeler el ataque, desde el segundo piso cubrió tanto como pudo a su tropa, no importaba cuantos maquis abatía, seguían llegando mas y mas,se estaba quedando sin munición tenia que sacar a Shizuru de ahí a toda costa.

-Shizuru!- grito tomándola del antebrazo, la psiquiatra tenso su cuerpo tras el acto, se miraron confusas, estaban heridas y las circunstancias no eran las mejores, avanzaron hasta la parte trasera, por la salida de emergencia -incendien la entrada, vamos a retirarnos- ordeno Natsuki pasando sobre las ordenes de su superior, algunos obedecieron,los mas conscientes y deseosos de vivir le siguieron.
Los otros permanecieron al lado del comandante, que seguía repeliendo a los franceses pese a sus propias heridas -llamen al cuartel, pidan tanques o apoyo!-

Los gritos en el edificio se viciaron entre las detonaciones y el humo del petróleo, avanzaron por las calles hasta las entradas del subterráneo, apartándose del resto de tropas que huyeron en dirección del cuartel general mas próximo, otros se quedaron cerca, contando las balas que les quedaban en los cargadores.

- quédate aquí- le susurró Natsuki casi sin aire, revisaba el cargador de su karl, le quedaban 2 tiros, y un par de cargadores en la bandolera, se dio media vuelta, una bayoneta le atravesó el torso, un quejido seco escapo de su garganta,su mano izquierda sujeto el filo por mero reflejo, el impulso fue tal que le hizo retroceder varios pasos, Shizuru miraba la escena congelada, el clic en su arma le paralizo el corazón cuando trato de disparar, no tenia munición y vio a Natsuki luchar por mantener la bayoneta en su abdomen, la mujer que la empuñaba miraba con un odio abrumador a la teniente. Pensó en empujarla, golpearla, pero una mala intervención podría acabar con la vida de Kruger.

Natsuki se aferraba al intruso metálico en su abdomen, sabia que si salia moriría desangrada, jadeo incapaz de llenar su pulmón de aire, balanceo su rifle, buscando sujetarlo lo suficiente para dar un golpe certero, este llego pero insuficiente para noquear a su agresora, los ojos violeta de la mujer frente a ella le miraban con intensidad llenos de victoria soportando los golpes del Karl, insensible al dolor por la rabia y deseos de venganza que consumió su alma por años.

-ya no eres tan peligrosa, ¿verdad Kruger?- se mofo entre dientes, afianzó el arma y empujó con todo su peso, la bayoneta se hundió unos centímetros mas.

Un quejido ahogado emergió entre dientes con un sonido acuoso saturado de sabor a hierro, el rifle de Natsuki cayo al piso cuando una sensación eléctrica; punzante le recorrió la columna y se extendió por sus entrañas de forma dolorosa, ambas manos de la teniente sujetaron el filo del arma blanca luchando con el temblor incontrolable, un ardor le recorrió por toda la base del filo, sintió la calidez de la sangre mojar su uniforme, le faltaba el aire y empezaba a perder las pocas fuerzas que aun conservaba.

Tomoe sintió al fin escapar su rabia, tenia frente a ella a la persona que mato a su padre, y a muchos colegas horas y años atrás, iba a dejar que luchará por su vida, noto como la fragilidad abrazo el cuerpo enemigo cuando el filo de la bayoneta de su padre le atravesó, que habría dado por liberar el acero y estocar cientos de veces, le sonrió de forma siniestra, acerco su cuerpo y rostro tan cerca como pudo sin soltar el arma y entonces con mediática calma detono el fusil, en intervalos de dos segundos hasta que se quedó sin balas, la bayoneta cedió, y cayo hacia el piso aun dentro del torso enemigo.

Natsuki no daba crédito a lo sucedido, en el momento que logro desacoplar la bayoneta del arma la psicópata de cabello verde le vació todo el cargador, sintió la bala pasando a través de ella, y luego un ardor insoportable, la siguiente y la siguiente, cada bala era peor, podía oler la carne quemada por los disparos a quemarropa, tenia escalofríos y el aliento se negaba a rebosar sus pulmones de aire, paso saliva y el sabor metálico se hizo presente con mayor intensidad, un golpe con la cacha le vino sobre el rostro, no sabia quien era esa mujer ni porque deseaba hacerle tal daño, se encogió en un ovillo a medias, mantenía su mano sujetando la bayoneta, la cacha le golpeo el rostro, no con la fuerza suficiente para matarla, pero si para hacerle mucho daño, escucho el crujido de su mandíbula, pómulos, cienes y en cada lugar que impactaba la dura madera, su mano libre era inútil para cubrirse del arrebato salvaje, los impactos entraban de lleno contra sus mejillas, mandíbula, nariz, ojos, la falta de aire le nublaba ya la vista, escuchaba a lo lejos la risa nefasta de la mujer frente a ella, iba a faltar su promesa, y eso era lo que mas le dolía, dejar a Shizuru a su suerte en medio de una guerra y se odio por eso.

Un disparo detuvo los golpes del arma a travesando la corva en la pierna, Tomoe caía casi de cuclillas al piso sin sentir el dolor gracias a la adrenalina, una mujer castaña detrás de ella, apuntaba el rifle a su rostro.

-basta ya animal- grito furiosa la castaña, interrumpida por un cachazo del arma de jaques dejándola inconsciente, sintió el cuerpo pesado, tanto como si se hubiera hecho de plomo por entero, solo vio oscuridad y silencio.

"Mil gracias por leer, gracias por darme unos minutos de su tiempo leyendo mis escritos, les deseo un excelente fin de semana, un abrazo y saludos cordiales"