The Legend of Zelda: Breath of the Wild no me pertenece.
Capítulo IV
"Kakariko"
En teoría todos los rostros de Kakariko deberían ser desconocidos para ella, sin embargo, y de esto fue consciente hasta hace poco, últimamente había una cantidad nueva de rostros aún más desconocidos que otros, si es que eso era posible.
"Supongo que no he sido la única que se ha mudado en este última estación" había concluido Zelda al ser explícitamente consciente que la aldea Kakariko estaba creciendo poblacionalmente con bastante fuerza estas últimas semanas. Al mismo tiempo que los habitantes aumentaban en cifra, el tiempo libre que tenían Impa y Link disminuía gradualmente. Al inicio la ausencia se limitaba a Impa solamente al verse saturada de reuniones con leñadores, pescadores, cazadores, constructores, entre muchas otros oficios que aportan activamente a las comunidades, no pasó mucho tiempo cuando progresivamente Link también comenzó a ausentarse cada vez más tiempo, siempre procurando el llegar de noche para hacer la inspección diaria del estado físico y psicológico de Zelda.
Por más que Zelda deseaba también ser informada de los últimos acontecimientos en el reino, Impa respondía automáticamente que aquello "no era de su intromisión" de manera recelosa, por otra parte Link se limitaba a decir que eran "problemas aburridos" y que "no necesitaban mayor atención" debido a que según él podían solucionarse rápidamente. Zelda suspiró desesperanzada, a menos que Pay supiera algo, no iba a recibir nada que sea remotamente de interés, cosa que dudaba bastante debido a que la nieta de Impa, al igual los demás ciudadanos y ella, parecían ser totalmente ignorantes de algo que en palabras de Link "tienen bajo control".
Y no es que Zelda sea una experta estratega o algo parecido, pero podía darse cuenta que estos últimos días la situación no parecía estar mucho "bajo control" tal y como Link decía indiferentemente. En momentos como aquellos, la ahora exprincesa se arrepentía con creces por haber despedido tanto a Impa como Link, si esto hubiese sucedido 100 años atrás ambos hubieran tenido la obligación de informarle con lujo de detalle todo lo que acontecía en sus ahora antiguas tierras.
Zelda suspiró ante el pensamiento…
"Sus antiguas tierras"…
No es que se catalogue a si misma como una melodramática, sin embargo, que la perdonen las Diosas y todos aquellos que se encuentran en los cielos, pero a diferencia de Link e Impa, para ella el actual Hyrule no representa nada más que los escombros de lo que fue alguna vez, toda la región era un constante recordatorio de lo que pudo y no pudo haber hecho. Menos mal su padre no se encontraba allí con ella para juzgarla por antipatriotismo, lo cual se pagaba con la horca.
El mero pensamiento hizo que se agarrara del cuello de manera inconsciente, últimamente su cabeza se llenaba de ideas que le proyectaban imágenes de si misma que desconocía que tenía, el saber que tenía un lado tan apático escondido en algún rincón de su psiquis ha sido una gran sorpresa incluso para ella.
Intentando dejar de lado sus cavilaciones para un momento más adecuado, decidió que el tópico más relevante en esos momentos no era el que se encontraba dentro de su cabeza, con bastante cuidado de no verse entrometida se detuvo a observar a un considerable grupo de hylianos que entraban por la puerta principal de Kakariko durante plena luz del día, con características tan peculiares que era inevitable no prestar atención. Había hombres y mujeres de todas las edades posibles, desde ancianos hasta niños, e incluso mujeres adultas y no tan adultas embarazadas, hombres con extremidades rotas o faltantes, niños carentes de visión y viejitos con cuerpos llenos de ampollas y cicatrices. Al igual que ella, Pay, que la acompañaba, se detuvo en seco, observando con disimulo las notables heridas que presentaba aquel tumulto de personas, con mayor fuerza agarró las bolsas del mandado que cargaba y con un ademán de cabeza le dio a entender a Zelda que debían irse a casa de su abuela cuanto antes.
Pudo ver a través del rabillo del ojo que un par de guardias desconocidos para ella se dirigían a los nuevos visitantes de la aldea, para después murmurar algo entre ellos e indicarles el camino, guiándolos a las afueras de la aldea.
Que el nuevo Hyrule no represente nada para ella no significa que no le interese que está sucediendo en el mundo allá fuera de las puertas de Kakariko. Dando una nueva mirada a los guardias le tocó el hombro a su compañera de compras.
—Si llegaron guardias probablemente Link tenga que aparecer tarde o temprano —mencionó Zelda a Pay en un murmullo disimulado, el rostro de la jovencita se puso de un intenso color rojo automáticamente al escuchar la mera mención del héroe de Hyrule, no obstante, sin responder a la carnada de la princesa continúo su camino.
Caminando detrás de Pay, Zelda se limitó a visualizar la espalda de su aludida y su llamativa reacción, la mujer era considerablemente más alta que ella y mostraba un encanto natural incluso al solamente desplazarse, para Zelda era una pena que fuese una joven tan tímida, si fuese lo suficientemente accesible de personalidad varios jóvenes de la aldea ya se hubieran dado a la labor de cortejarla, o platicar con ella cuando menos.
Más no le impresionaba que Impa haya terminado educando a una joven cohibida, con un tutor así de estricto era natural el que fuese tan insegura de sus propias habilidades y capacidades. Por su parte, Zelda no tuvo que relacionarse mucho con Impa para identificar el poderoso carácter que desarrolló en esos 100 años separadas.
Lo único que se le hacía particularmente interesante era que Link no se haya dado cuenta del explicito y palpable enamoramiento que expresaba la pobre nieta de Impa. Zelda suspiró: "Hombres". Algunas veces le daba la impresión de que Link decidía ignorar a consciencia a todas aquellas jovencitas que expresaban cierto nivel de enamoramiento hacía su persona. Ha de ser algún tipo de defensa personal. Desde experiencia propia se atrevía a hipotetizar que Link en realidad era experto en ignorar sentimientos ajenos.
Con los ojos en blanco maldijo por lo bajo tanto a Link como a Impa, a Link por no reconocer los sentimientos de Pay, y a Impa por no haber sabido desarrollarle una confianza más fuerte a la jovencita. Y a ambos a la vez por no comunicarle qué demonios está sucediendo en Hyrule en esos momentos.
Una cabellera rubia y larga se interpuso en su periferia visual.
—¿Eh? ¡Hablando del diablo! —Zelda dijo a lo alto y sonrió en dirección al espadachín al ver su teoría confirmada, quizás si extendía ligeramente más la oreja y, con un poquito de ayuda de las Diosas iba a poder enterarse de algo.
—Hey-hey-hey-hey, ¿a quién le dices diablo? —respondió Link ofuscado ante el atrevimiento de Zelda, que por alguna razón cada vez era más y más mordaz con los comentarios que le soltaba cada tanto, sabía de ante mano que no se encontraba muy feliz que digamos con el cautiverio al que era sometida por parte tanto de él como de Impa, pero algunas veces le daba la impresión que la fuente de su ira contenida se llamaba solamente Link, y no Link e Impa. —¿Qué hacen por aquí? ¿de compras? —apuntó a las pesadas bolsas que cargaban ambas señoritas.
—Pay me enseñará a hacer "Caldo de Rocas" —se limitó a decir Zelda indiferente al mostrar un costal con rocas lizas que cargaba con dificultad. Hasta ese momento la joven rubia se había dado el labor de esconder de los ojos de Pay un pesado costal con las mejores rocas que había encontrado a la orilla del canal, debido a que quería sorprenderla en cuanto llegaran a casa.
Por su parte, Pay se limitó a cerrar los labios con bastante fuerza ante el nuevo reto que se presentó ante ella debido a la princesa, con la esperanza de que Link saliera en su salvación lo observó.
—Maravilloso, espero no romperme ningún diente hoy en la noche —dijo Link con entusiasmo, sin atreverse a corregir a Zelda, el caldo de rocas no lleva rocas después de todo, pero ya sería trabajo de Pay de informarle sobre ello.
Pay al darse cuenta que no iba a recibir ayuda por parte del héroe decidió aprovechar la oportunidad para platicar con el susodicho.
—¿Qué te trae por aquí? ¿Caballero Link? —preguntó de manera tímida Pay, Zelda bastante interesada por la respuesta que podría proporcionar Link secundó la pregunta con un ademán de cabeza.
—Bueno… —Link dubitativo volteó su cabeza a sus espaldas, en dirección a dónde había ido el grupo de ciudadanos con notables heridas. —Ya sabes, trabajo. Últimamente hay muchas cosas que hacer. —se limitó a responder debido a que en realidad no deseaba proporcionar la información suficiente para que esta llegara a los oídos de la princesa.
—¿Cómo qué cosas? —preguntó Zelda inocentemente entrometiéndose en la conversación, quizás ese era uno de esos días donde Link al fin podía ser honesto y decir las cosas con claridad. —Si ocupas ayuda puedo…
—Será mejor que regresen a casa —dijo Link al leer perfectamente las intenciones de Zelda, esta frunció el ceño y se volteó automáticamente dándole la espalda a Link, aquella reacción al caballero le supo a nostalgia pura.
—Vámonos Pay, tenemos un caldo de rocas que hacer. No lo detenemos ni un segundo más caballero Link. —dijo Zelda mientras apresuraba el paso camino a la casa de Impa. Si había algo que le molestara más que le digan qué hacer, es que le digan qué hacer ahora que no tienen ningún compromiso con ella realmente. Si ella quiere puede escaparse de la casa de Impa en cualquier momento y ni Impa ni Link podían hacer algo al respecto.
Con frustración continúo su apresurado caminar, ninguno de sus ahora ya no tan amigos comprendían realmente lo que era haber perdido todo sentido de pertenencia, a diferencia de Link, ella no encajaba tan perfectamente en ese nuevo mundo. ¿Ahora que debía de hacer con toda esa libertad que se le proporcionó?, ni si quiera tenía las herramientas a su mano para encontrarse su lugar en esa nueva región por sí misma. Después de todo Impa con su inflexible mano ordenó que no tuviese contacto alguno con ningún tipo de artefacto sheikah, y esto implicaba también la tableta sheikah, la cual, no tardó en darse cuenta de que Link se había hecho con ella.
Por su parte Pay no tuvo de otra más que despedirse del caballero y salir detrás de Zelda.
Zelda puso una mano sobre sus ojos intentando opacar la cegadora luz del exterior, bajó la mirada con cuidado y observó sus descalzos pies con unos pesados grilletes alrededor de sus tobillos, mismos que estaban conectados con grandes cadenas de acero incrustadas directamente al suelo de tierra.
—¿Hmn? —la princesa suspiró con desesperanza, sabía de ante mano que implicaba todo aquello, ahora acostumbrada a la inesperada luz a la que fue expuesta repentinamente giró su cuerpo sin mover sus pies de su lugar, a su alrededor se extendía un enorme pastizal de color verde que resplandecía por el fulgor del incandescente sol. En aquel lugar no había nada más que pasto, ella misma, y las esposas a sus pies, claro.
Con desazón abrió la boca para tomar una bocanada de aire, tenía 100 años de experiencia con las pesadillas como para saber que cualquier movimiento en falso y todo su alrededor podía cambiar de un instante a otro. También tenía el conocimiento suficiente para saber que no podía pasarle nada físicamente, después de todo, en momentos como ese todo era plenamente psicológico. Así que sopesando los pros y contras de la posible pesadilla que se avecinaba concluyó algo:
Lo positivo: no puede ser herida físicamente.
Lo negativo: puede ser herida emocionalmente.
—Bueno… no es que pueda morir—agregó Zelda en tono irónico bastante resignada a lo que se aproximaba. Ahora con la mente en blanco tomó una de las cadenas incrustadas del suelo y la jaló sin agregar bastante fuerza, dándose cuenta de que esta en realidad no pesaba absolutamente nada y se soltó de la tierra con bastante facilidad, repitiendo la misma acción con el pie restante.
Ahora liberada emprendió camino arrastrando sus pies descalzos en dirección a ningún lugar con la mirada en el suelo, el césped no le originaba cosquilla alguna ante el contacto con sus palmas. Observó con la cabeza en dirección al cielo, el sol lucía de un tamaño más grande de lo normal, además de que el cielo tenía una tonalidad pálida, como si aquello no fuese cielo, sino que…
Con un repentino estruendo se escucharon varias explosiones en cadena a la lejanía interrumpidamente, Zelda se obligó a detener sus pasos debido a que cada explosión originaba un movimiento de la tierra bajo sus pies, como si de un terremoto se tratase todo su cuerpo se movió en respuesta amenazando con derribarla. Con mayor desesperación se embarcó nuevamente pero ahora con más dificultad, una vez que encuentre la fuente de aquellas detonaciones podría acabar con todo aquello…
Sin embargo, no contaba que con cada paso que daba las cadenas comenzaban a pesar y arder de manera ascendente. Ignorando el abrasador hierro contra sus tobillos empezó a correr con angustia clavada en su pecho, debía encontrar una forma para llegar a su meta final.
Corrió y corrió…
Y corrió…
Y entonces…
El sol dejó de ser sol y se convirtió en una esfera de color negro. Sus grilletes dejaron de arder y los suelos dejaron de retumbar. La jovencita subió la mirada al cielo con temor, reconociendo velozmente el objeto esférico que sustituyó el sol, se trataba de un enorme viscoso ojo negro con venas saltonas que escurría gotas de malicia.
Para su sorpresa este se encontraba entrecerrado, sin saber qué hacer realmente buscó a su alrededor algo con lo que pudiese apuntar a dicho ojo brillante para su desgracia descubrió que en aquel lugar sólo había tres cosas: pasto, un enorme ojo que irradiaba maldad plena y un niño a la lejanía.
El niño de baja estatura y cabellos rubios portaba la insustituible túnica del elegido, Zelda se quedó helada en automático al reconocer de quién se trataba, aquel no era cualquier niño, sino que era un Link con notables quince años menos que nadaba en una túnica que no era de su tamaño y que tenía en su mano la espada maestra, sin embargo, había algo en la apariencia del héroe que generó espeluznantes temblores en la princesa, grandes manchas rojas recorrían todo su cuerpo, con claras muestras de sangre en su espada la joven se apresuró en acercarse a la versión infantil de su reconocido compañero.
—¡Hey! ¡tú! —gritó Zelda con todas sus fuerzas dándose cuenta de que en aquella pesadilla convenientemente no tenía voz. El rubio niño ni si quiera se molestó en voltearla a ver debido a que tenía la mirada fija en el nauseabundo ojo replica de Ganon con el semblante completamente serio, con los cabellos erizados y un mal presentimiento abordándole corrió con más fuerza en dirección a Link.
El Link niño hizo un ademán levantando su brazo izquierdo, como quien tira un hacha, Zelda comprendiendo lo que iba a llevar a cabo le grito —¡Link! ¡Detente! ¡no lo alcanzas!
Link se detuvo para voltear a observarla, su mirada no proyectaba ningún tipo de emoción más que infantil inocencia y aquella terrorífica imagen heló la sangre de la princesa. —Quien no lo alcanza es usted, princesa —dicho esto el joven de un tirón del brazo lanzó la espada maestra en dirección al ojo al cual le pegó de lleno y se incrustó en uno de sus parpados. —Es un mal necesario Zelda, debemos deshacernos de él.
Fue entonces cuando de la abertura donde se clavó la espada comenzó a sangrar grandes gotas moradas, rojas y negras, el ojo se abrió repentinamente mostrando una pupila afilada y un iris amarillento que se llenaba de enormes lágrimas negras, aludiendo a un ojo lloroso.
"¿De quién?, ¿qué diablos con este sueño" reflexionó Zelda.
—De él, de ellos, de todos Zelda —respondió Link leyendo los pensamientos de la princesa. —Tenemos que matar a todo aquel que se interponga en nuestro camino…
—¿Pero de qué hablas? ¿qué sucede? ¡respóndeme Link! —con desesperación la princesa tomó de los hombros al pequeño niño y lo sacudió con fuerzas, esperando que al mismo tiempo ella despertara de aquella pesadilla sin sentido.
Un nuevo estruendo comenzó a sonar ahora proveniente del cielo, sólo le bastó a Zelda descuidar su vista de Link por un segundo para que este desapareciera y lo sustituyera un Link adulto con un hueco que abarcaba todo su pecho, a través del cuerpo de Link se podía ver al horizonte los restos de una notable guerra y miles de ciudadanos distribuidos sin orden alguno por el suelo como si se tratasen de muñecos rotos.
Link postró una mano en sus entumido cuello, fue un trabajo bastante difícil recabar información de todos los nuevos visitantes más que nada porque cada uno parecía haber vivido una experiencia totalmente diferente, que en primera instancia no se relacionaban entre ellas en lo más mínimo.
Dejó sus sucias botas en la entrada y se aventuró a la oscuridad, debido a que conocía el camino de memoria no se molestó en prender las lámparas de aceite de la cocina. La luz entrante por la ventaba y los matices de negro que se presentaban ante sus narices fueron suficientes para llegar a un caldero tibio, lo abrió y lo olió a profundidad, parpadeó confundido y tomó un cucharón con el que revolvió el líquido para después darle un fuerte sorbido para consumir el interesante líquido. Fue entonces donde abrió los ojos al masticar algo duro contra sus muelas.
Dicho y hecho.
Zelda se llevó con la suya y le echó rocas al caldo de rocas.
Y no era lo peor, aquella sopa sabía a agua diluida con tierra.
Link suspiró, comida era comida después de todo, aunque hubiera preferido algo más comestible. Sin respirar empinó el caldero de barro y se tragó todo el contenido en ella, tragó con dureza y repitió varias veces simulando arcadas. Se limpió la boca con su manga y sonrió con la imagen de Zelda al día siguiente feliz porque de su comida no quedo ni rastro alguno.
Con el estómago lleno subió las escaleras, y entró a la antigua habitación de Pay y actual habitación de Zelda, por más que Zelda se había negado las palabras finales de Impa fueron que "por más que no desees dar esa impresión no dejas de ser una princesa" y fue suficiente para que Zelda se quedara muda y aceptara la habitación sin rechistar. Por su parte Pay agradeció fervientemente su nueva habitación en el primer piso, era la primera vez que construían algo para ella explícitamente aun cuando no era un cuarto muy lujoso.
Abrió la puerta con cuidado de no despertar a la protagonista de sus pensamientos, no obstante, se llevó una grata sorpresa al verla sentada en el marco de su ventana que daba a las afueras de la casa de Impa. —¡He-e-e-y Zelda! ¿pero qué haces despierta? Probé tu sopa de rocas, estaba delicio… ¿Qué pasa? —El feliz saludo de Link se vio suprimido al ver el sombrío rostro de la princesa al voltear a verlo, esta se limitó a fruncir el ceño en su dirección.
—¿Dónde estabas? —preguntó con recelo. —¿Puedes decirme o acaso es otra de esas "irrelevantes misiones que tienen bajo control"? —terminó de manera mordaz.
—¡Wow! Tranquila, sólo estaba ayudando por aquí y por allá —respondió Link sin verdaderas ganas de profundizar en el tema mientras se quitaba las botas y las dejaba en una esquina de la habitación.
Al ver que Link se negaba a hablar indagó aun más. —¿Acaso Ganon tiene algo que ver? —preguntó intransigente debido al sueño del que había despertado, tenía suficiente experiencia para saber que sus sueños no eran simples historias creadas aleatoriamente, la sangre de las Diosas en su sistema era suficiente como para creer que se trataba de un sueño premonitorio lleno de simbolismo. Que ahora no tuviera nada de poder no significaba que no le concernía los temas relacionados con Ganon.
—No —. Respondió Link a secas, sin saber con certeza si Ganon tiene algo que ver o no con las situaciones dadas en la región esos últimos días. —Y no preguntes más sobre el tema, que no te concierte.
—¡Cualquier cosa con Ganon me concierne!
—¿Qué te asegura que se trata de Ganon? ¿no dijiste tu misma que ya no se encontraba su ser en este plano terrenal? Discúlpame Zelda pero no te deberías meter tus narices en esto, a diferencia de Impa, a mi no me parece prudente que te relaciones con los sucesos que han estado sucediendo últimamente. —Link respondió tajante y mosqueado, ni si quiera él mismo comprendía que estaba sucediendo últimamente como para lograr explicárselo a Zelda, pero si de algo estaba convencido es que la única forma de que la princesa se encontrara a salvo era manteniendo un bajo perfil.
En cuanto a Zelda simplemente le parecía que Link e Impa querían tenerla prisionera toda su vida sólo recibiendo ordenes de qué o no hacer.
—Eso no lo decides tú.
—Claro que sí, y si quieres que tu estadía aquí sea más tranquila espero que pongas tu parte. —Con enojo Link terminó de decir —Buenas noches. Te recomiendo que dejes de intentar exponerte a cosas de las que desconoces, este no es el Hyrule de hace 100 años que tu conoces.
Zelda se mantuvo pensativa sin dirigirle la palabra a Link, el espadachín por su parte estuvo consciente de que la princesa se quedó despierta toda la noche, sin embargo, no se atrevió a decir nada más.
NA: Este episodio está dedicado a Amelie030, gracias por tus calurosos comentarios!
Por cierto, estuve un año escribiendo este capítulo literalmente, fue modificado varias veces, espero que no vuelva a suceder y actualizar de manera más constante.
Los siguientes dos episodios ya están terminados, sólo les quedan unos pocos detalles.
Yo sólo espero que Zelda pueda sobrellevar mejor el cambio de realidad a la que es sometida, que fácil no es.
Gracias por leer :D
