Regulus se apoyó en la ventana de manera que pudiese ver a los dos magos en el campo de Quidditch. Incluso realizó un hechizo en el cristal para que le sirviese de binoculares.
—Si bajas la guardia me meteré a tu cabeza e implantaré un recuerdo falso.
Él resopló.
—Sólo intento asegurarme de que no lo arruina de nuevo…
—También es una opción no ser controlador por unos minutos y confiar en tu hermano y su capacidad para resolver sus problemas.
Regulus miró a Severus con una ceja arqueada.
—Buena broma. Tu sentido del humor está mejorando.
Severus se rió en silencio y sacudió la cabeza.
Se encontraban en un salón abandonado que tomaron para las prácticas de legeremancia y oclumancia. No era uno de los que usaban con el resto de Merodeadores, estaba alejado de los pasillos principales y tenía una buena vista para que Regulus pudiese espiar a su hermano durante un rato.
—Simplemente veré qué tal y luego quito el hechizo. Después seguro se comenzarán a besar y no me interesa ver nada más —Él arrugó la nariz al pensar en eso.
Estuvieron callados durante los próximos minutos. Lo único que se escuchaba en el aula era el tintineo de los galeones que Severus estaba contando. Los recogieron los dos Crouch esa semana entre el resto de Slytherin de sus años. Parecía que como buenas serpientes la mayoría quería un agujero donde esconderse.
Como su práctica no estaba del todo terminada, había momentos en que la presencia mágica de Severus se deslizaba por el borde del escudo mental de Regulus. Lo tocaba, comprobaba que aguantaba y Regulus le lanzaba un recuerdo de un Sirius de seis años fingiendo ser un elfo doméstico o robándose algo de la cocina, llevándolo con él. Cuando era Regulus el que tanteaba, el escudo de Severus le daba un empujón, y después de un momento, podía oír sus pensamientos contando los galeones.
—¿Lo de tu voz es consciente o no te das cuenta? ¿Estás muy acostumbrado? —le preguntó sin dejar de ver por la ventana.
—¿Lo de mi voz?
—La voz de tus pensamientos es un poco más aguda que la voz con la que hablas. ¿Te preocupa que no poner tu voz más ronca haga que alguien diga que suenas como una chica?
Regulus a veces hacía eso durante las sesiones de oclumancia y legeremancia. Al principio, Severus pensó que estaba intentando que se alterase o desconcentrase con preguntas extrañas para probar si ya podía tirar abajo el escudo mental que tenía.
Luego de unas cuantas veces se percató de que era más bien Regulus siendo Regulus y queriendo toda la información posible de todo lo que lo rodeaba.
Como Severus no le respondió de inmediato, Regulus dejó que su presencia mágica pasara por su cabeza.
No lo digo como algo malo, pensó. Y sabía que él estaba oyendo el pensamiento. No sé si has notado que a los sangrepura nos cambia la voz después que a los mestizos o hijos de muggles. Los cambios mágicos parecen tener prioridad sobre los físicos. No creo que nadie en Slytherin te juzgue por eso.
—Supongo que estoy acostumbrado a…no hablar en tono agudo —Severus se encogió de hombros.
Pues la voz de tus pensamientos es muy bonita, Regulus envió la respuesta hacia el escudo de oclumancia de Severus y lo escuchó hacer un sonido de queja.
—Con cumplidos no vas a pasar mi escudo.
—Había que intentarlo…—murmuró Regulus con una sonrisita, sin dejar de ver por la ventana.
¿Cómo van? Escuchó esa voz ligeramente más aguda deslizarse por su cabeza, cerca de los escudos mentales, pero sin intentar golpearlos.
—¿Cómo fue que me dijiste hace un rato? ¿Controlador? ¿Que no debía ser así? ¿Algo así era?
—Sólo dime si parece que lo están arreglando, Regulus Black.
—Están…rodando por el césped del campo de Quidditch.
—¿Qué? —Severus sonó confundido.
Regulus abarcó la ventana-binoculares con un gesto.
—Rodando por el césped. ¿Eso te suena a que Sirius lo arruinó o…?
—Dales un momento.
Él esperó según esa instrucción y no tardó en volver arrugar la nariz.
—Y…ahora se están besando —Regulus decidió retirar el hechizo de la ventana porque eso era más que suficiente.
—Suena a que lo arreglaron.
—Nunca voy a entender cómo se relacionan esos dos…
Regulus atrajo una silla con un hechizo, se sentó al otro lado de la mesa donde estaban los galeones y dio un vistazo a las pilas, intentando sacar una cuenta rápida.
—No se ve como suficiente para un escondite…
—Todavía no es suficiente. Pero es bastante para los primeros días de clases.
—Es normal que las familias sangrepuras den sacos de galeones al comienzo del año —comentó Regulus, apoyando el codo en la mesa y el rostro en su palma—. Supongo que…
Se quedó allí viendo con atención los movimientos de las manos de Severus mientras contaba hasta que tuvieron el monto exacto.
Todavía faltaba tanto por hacer. No necesitaba tener prisa.
Sirius sabía que estaban en luna creciente, así que no quería que esto fuese largo e innecesario. Sólo debía asegurarse de hacer todo lo que planearon.
James consiguió hablar con Remus el viernes. Dijo que lo estaba mirando con una expresión muy seria pero aceptó que James guardó el secreto porque pensó que Sirius entendía bien lo que hizo y no volvería a hacerle nada similar a nadie. James se había disculpado montones de veces desde entonces e incluso mientras lo llevaba hacia el campo de Quidditch Sirius podía oír sus disculpas desde la distancia.
En cuanto Remus ingresó al perímetro del campo, James dio un toque al aire con la varita, y desde otro lado, Peter dio un toque en respuesta, colocando una barrera en torno al campo.
Remus titubeó, dando una vuelta apoyado en el bastón, y frunció el ceño.
Pandora le había dicho a Sirius que si era tan difícil hablar sobre lo que sentía y encontrar las palabras adecuadas, lo escribiera. Así podía tomarse todo el tiempo que le hiciera falta y corregir hasta que fuese lo mejor posible.
Sirius estaba en medio del campo de Quidditch sosteniendo un pergamino con lo que escribió durante toda la noche. Había hecho al menos diez borradores y obligó a James a leerse los primeros para intentar que sus palabras no creasen otro desastre.
Si Remus la leía…
Sirius se le acercó vacilante, con la cabeza baja y el pergamino entre las manos. Remus lo miró de pies a cabeza pero al menos no intentó irse y eso ya era más de lo que esperaba.
—Yo…hm…lo siento, yo…yo ensayé lo que- no recuerdo cómo iba pero- ¡escribí esto!
Él le tendió la carta. Remus la sujetó y se dio la vuelta con intención de irse.
Sirius entró en pánico.
—No- no, léela ahora- moony- por favor-
Miró hacia las gradas y notó a James medio escondido con una expresión confundida, negando, diciéndole que no sabía qué más hacer. No era como si la barrera fuese a retenerlo. Peter y James sólo podían tomarlo por sorpresa para que esperase un momento, no podían obligarlo a hablar con Sirius.
Sirius no pudo pensar en nada más que transformarse en perro y saltar sobre la espalda de Remus. Los dos cayeron al suelo, Sirius regresó a la forma humana y de repente estaban rodando por el césped. Se llevó un bastonazo antes de que el bastón quedase tirado en alguna parte.
—¡Escúchame, por favor! ¡Escúchame, moony! Si no lo vas a leer, escúchame- sólo- por favor, por favor, por favor-
Ahora que tenía los ojos de Remus fijos en él, sintió que se le olvidaba cómo formular palabras.
—Lo siento —Sirius apoyó la frente en el pecho de Remus—. Lo siento. Lo siento mucho. No fue una broma. Me di cuenta de que no fue una broma apenas lo hice- y- y le rogué a prongs que no te dijese porque me odié a mí mismo por exponerte así- y pensé que me ibas a odiar si lo sabías- no me odies, moony…
—Sirius-
—No, no, escucha- te quiero mucho. Como amigo. Y también me gustas mucho. No como amigo —Sirius frunció el ceño al enredarse él mismo y parpadeó para dejar de tener la vista nublada—. Es decir- bueno, como amigo también, sí, pero- ese no es el punto. Escucha, yo- yo no- la verdad no me importa mucho si ese idiota estaba asustado o qué, pero yo sé...yo sé que no debí hacer lo que hice. Podría haberlo golpeado y no habría sido tan- está bien, sí, habría sido malo igual, pero habría sido diferente y no te habría hecho daño a ti y preferiría haber hecho eso y si pudiese cambiarlo le daría una paliza seguramente porque sé que habría hecho algo tonto en cualquier caso y sé que te habrías enojado pero no habría sido...no...sólo...
Sirius se talló los ojos sin cuidado cuando notó que empezaba a llorar y se sentó a horcajadas sobre él.
—Había una sola cosa que no debía hacerte, que era delatar tu licantropía, y eso fue exactamente lo que hice y tú nunca has sido de pedir mucho y- y eso estuvo mal. Y no espero que hagas como si no hubiese pasado. Y no creo que- no creo que- lo que intento decir es que sí sé que no debí hacerlo y que fue horrible y que tienes derecho a odiarme y no quiero que me odies pero sí entiendo si lo haces. Sólo quiero que...estaba pensando que...tú sabes que yo he intentado- he intentado cuidarte desde primer año y he hecho- he hecho lo mejor que he podido excepto esa vez-
—Sirius-
—¡Y no digo que esa vez no importe! Solamente quiero que...que pienses en si puedes...en si en algún momento, algún día, puedes volver a estar seguro de que no voy a hacer nada como eso porque yo sé y estoy seguro de que no voy a hacer nada como eso otra vez- y todavía haré tonterías porque siempre hago tonterías y seguro te vas a molestar igual, pero no serán como eso porque eso no fue- sólo- necesito que- lo siento- lo siento mucho, Remus, lo siento mucho y te extraño mucho y-
Como no le estaba prestando atención a lo que intentaba decirle, Remus sostuvo el rostro de Sirius con ambas manos y lo besó. Fue bastante rápido, pero bastó para que Sirius detuviese por completo lo que decía y se quedase en blanco por unos segundos.
—¿Funcionó? —Sonaba muy aturdido—. ¿Me perdonas?
Remus movió la cabeza en un gesto de "más o menos".
—No estoy contento con lo que hiciste…supongo que tampoco sé guardarte rencor y tienes mucha suerte por eso. Me hicieron mucha falta estas semanas y- todo el mundo tiene un amigo idiota o dos —Él se encogió hombros, pero luego lo señaló con un dedo acusador—. No quiero que vuelvas a hacer nada parecido, Sirius.
Sirius comenzó a asentir de inmediato, una y otra vez, muy rápido.
—¿Quieres que haga un juramento inquebrantable? Prongs puede hacer de testigo-
—¿Ese no es el que te mata si lo incumples?
—Pero no lo voy a incumplir —Sirius se encogió de hombros e hizo ademán de levantarse para llamar a James.
Remus lo detuvo jalándolo.
Oír que pretendía hacer algo tan peligroso sólo para que él tuviese una mayor certeza sobre sus intenciones terminó por enterrar sus dudas.
Remus John Lupin, se dijo a sí mismo, eres muy blando. O él está muy loco. O las dos cosas.
—Déjalo así- te creo —susurró—, nada de contratos mágicos mortales. Creo en lo que me dices. Si dices que no lo harás, no lo harás. Voy a confiar en ti.
Sirius permaneció sentado sobre el césped. Sujetó las manos de Remus entre las suyas y dejó varios besos en las cicatrices de sus nudillos.
—Te lo prometo. Nada tan tonto como eso —Sirius hizo una pausa y sonrió un poco—. A lo mejor algunas tonterías sí, pero nada así.
—Y —Remus también tuvo que hacer una pausa porque intentaba mantener la cabeza fría y era imposible con Sirius muy ocupado besando sus manos— me vas a pedir perdón por cómo te portaste en tu casa.
Sirius repitió eso de asentir varias veces, una detrás de otra.
—Justo. Lo siento. Me puedes dar un golpe con el bastón si hay próxima vez, no hace falta que me aguantes…
—Y si te pones celoso de alguien más o te molesta mucho alguien más, lo dices, nada de desastres mágicos.
—Voy a sonar como un tonto…
—Sirius —Remus entrecerró los ojos y adoptó un tono de regaño.
—Creo que hay veces en que me he puesto un poco celoso por prongs- como- sólo un poquito. Poquitito. Un- "está bien, está bien, mucho abrazo, prongs, suelta a moony" —Sirius se encogió un poco y le dio una sonrisa de disculpa.
No se esperaba que Remus comenzara a reírse. Sirius se sintió mejor al oírlo y se inclinó para abrazarlo.
Estaba seguro de que escuchó a James celebrar en alguna parte después de que la barrera hubiese caído.
Sirius levantó un pulgar hacia donde él estaba, se rió cuando escuchó a Remus quejarse por ser espiado, presionó un rápido beso en su mejilla y luego escondió el rostro en el hombro de Remus, relajándose por primera vez en semanas.
Entonces se le ocurrió algo.
—Si te puedo besar y me puedo poner celoso y decirte para arreglarlo- y eso no va a pasar con nadie más- ¿soy algo así como tu novio? —Se aseguró de preguntarlo en un susurro porque James y Peter eran muy entrometidos.
Remus evitó mirarlo.
—Yo no recuerdo que nadie me haya preguntado si quería tener novio…
—¿Así que te puedo preguntar si quieres ser mi novio?
Sirius quería tener las cosas claras más que nunca y Remus sólo siguió evitando su mirada. Tenía el rostro sonrojado.
—Tal vez puedes preguntar…en otro momento.
Sirius se levantó de un salto emocionado.
—¡James, tenemos que planear otra cosa…!
—¿Qué piensas hacer? —Remus lo detuvo antes de que pudiese moverse. Tenía los ojos muy abiertos y sintió que se abrían incluso más cuando Sirius le mostró una enorme sonrisa.
—Mi obra maestra.
Eso no iba a salir bien. Él sabía que eso no iba a salir bien.
Sirius recordó que era luna creciente y buscó el bastón. También lo ayudó a levantarse, pero en cuanto estuvieron fuera del campo de Quidditch, rodeó a James con un brazo y empezó a hablar con él en susurros de esa manera en que hacían cuando estaban conspirando.
