Este mundo, no, este país, que digo… quizá solo sea donde esté parado; está torcido. Donde sea que mire o lo que sea que haga tiene consecuencias muy desfavorables para mi…

Po, ¿es que acaso quieres sabotearlo todo?, ¿no quieres estudiar, es eso? — le pregunta un panda más grande, acompañado de su esposa; era su papá. Po traía su saco, un traje azul marino, rotó de un hombro y sucio al igual que lo demás. Lo tenían sentado en la sala de su ahora hogar. Po toma aire, pero es interrumpido por su mamá

No seas grosero y responde con vehemencia — dijo desde atrás, sirviendo un té. Po suspira y tira el semblante, cruzado de brazos

Este ya es el tercer instituto al que vas en los últimos tres años, por favor, ¿quieres volver a mudarte? — detrás de él su mamá le indica que guarde silencio con la mirada y un gesto, Po quien iba a responder solo agacha la mirada — se nos acaban las opciones cerca.

No, señor… — digo cabizbajo, quitándose el traje, revelando sangre en su camisa blanca

Ay, por el amor al cielo… — se lleva la mano al rostro el padre, su mamá se apresura y lo revisa con una cara seria

No es mía, es del infeliz que me molestaba — su madre le jala la oreja y le pega con un periódico

Ming, paso más tiempo pensando en que trabajo ponerle a este… niño, para evitar que lo rechacen en otro instituto o que lo maten — dijo sentándose y agarrando la taza de té

No es suya – dijo la panda, aliviada

Mientras ustedes trabajan yo tengo que buscar rutas y rutas para evitar a estos… imbéciles — dice Po levantando la voz, agarrando su camisa, señalando la sangre, la panda le pega en la boca con el periódico, a lo cual Po se calla

Cada mudanza nos costó mucho dinero Po; y este por fin es un lugar tranquilo, seguro para todos; se bien que eres tu quien busca problemas, ¿Por qué es?, ¿Por qué te separaste de tus amigos?, ¿Por qué no te gustó como trataron a alguien en el instituto? — le reclama con autoridad la panda, Po veía al suelo — no eres ningún héroe, tienes familia y una casa a cual volver… ¿Acaso piensas que te odiamos? — Po voltea rápido hacia ella

No, no digas eso — responde rápido, preocupado por el tono con que lo dijo ella, se había mantenido firme su madre antes de sonar quebradiza. Su papá se frotaba la sien

Po, no hay nada más importante para nosotros que tú — dijo el papá más tranquilo viéndolo — cada una de las veces que nos mudamos fue pensando en que no te pasara nada, los Solomons, las pandillas. Como padres debemos pensar en lo mejor para nuestros hijos — Po no podía decir nada, por más que conociera la historia y sus palabras, simplemente no las quería hacer suyas, siempre las ignoraba — ser pandas en este mundo no es fácil, más ser pandas sin el apoyo de tus familiares —él se levanta, terminando su té — de hombre a hombre, Po, espero algún día entiendas que serlo no es solo demostrar tu… fuerza. — él se va y sale de la casa, dejándolos solos, su mamá limpia un poco sus lágrimas y mira al frente.

Estas castigado, pero eso ya lo sabes. El celular, te lo quitaré, hasta que resolvamos lo que provocaste; me ayudaras acá en casa, tendré que… ah, pedir permiso para trabajar desde casa y cuidar que no haya represarías; como sucedió con las pandillas. — Po oía un sonido agudo en su oído y su mirada no dejaba el vacío, mientras escuchaba lo que decía su madre — Po… ¿me escuchas? — la única reacción que tuvo de él fue un lento, dudoso y temeroso abrazo de él; empezando a respirar con rapidez. Viendo eso ella lo abraza igual — ya es hora de cambiar un poco… mi luchador estrella.

Subió a su habitación, era la primera Puerta a la izquierda de ese segundo piso, al frente de este habían otras dos, una perteneciente a la habitación de sus padres y la otra un baño extra, más al fondo una ventana. Se acostó boca abajo y hundió su rostro, cerró los ojos y ya era el día siguiente. Estaba solo en casa, pues al bajar no encontró a nadie, fue a la cocina y ahí vio una nota en el refrigerador, cual decía:

"Estamos buscando un instituto nuevo, dejaremos dinero en el gallito de la mesa y estofado de bambú en el microondas. Por favor ve a comprar los víveres y limpia la sala de estar.

Leyendo eso, tuerce los labios y saca la comida, come, sube, se cambia, ve atrás… toma el dinero, sale.

Creo que esta vez si me pasé — hablaba consigo mientras caminaba, miraba a todas partes, con las manos metidas en su suéter; no lo hacía porque temiera de algo o alguien, sino por lo solitario que era su alrededor, estaba a minutos de la calle principal más cercana, e igual que sus barrios anteriores habían muchos callejones qué dividían las casas, las calles limpias y en general poco ruido, más allá de cantos de aves y uno que otro vecino haciendo lo suyo. — no debí aceptar pelear con ese baboso, ah, enserio que soy problemático, debo controlar más mi "mecha" — siguió caminando entre calles y callejones hasta la tienda más cercana, pero ve desde el otro lado de la calle, exactamente al tipo con que se peleó y paró en seco, mirando al suelo — bueno, es mi oportunidad… debería ser mejor que cualquier otro idiota de la calle — dio un paso y pasó la calle; nervioso por tener que decir lo que quería decir, se les quedó viendo. Era un puma, gris, estaba acompañado por otro puma, más pequeño; éstos al verlo levantan las manos indiferentes

Tranquilo viejo, no queremos problemas — dijo el puma; se podía notar su ojo lastimado y gazas en su mejilla. Po suspira, vacilando sin decir nada. Entró a l tienda, había algunos clientes, miró la lista de víveres y empezó a buscarlos; no podía dejar de ver hacia la caja, así que terminando de recoger la mayoría de cosas llegó a esta.

¿Qué haces tú aquí? — dijo enfada una puma mayor, Po agachó la cabeza, pera evitar su mirada — si estás aquí para causar más problemas llamaré a la policía — Po levantó la mirada, apenado, dejando la canasta encima del aparador.

Escuche señora… yo realmente estoy muy apenado por lo que sucedió, últimamente e cometido mas errores que aciertos… y si, tengo algunos problemas de actitud y su hijo habló mal de mi mamá y bueno… quiero decir — intentó mirarla, pero notó algunas miradas curiosas de otros. Po respira hondo y suspira — lo siento mucho, intentaré discúlpame con sus hijos… — la puma lo vio algo sorprendida, hasta preocupada.

Chico, ¿está bien todo en casa? — pregunta un cliente que estaba detrás de él. La puma habla

Po, si quieres hablar de algo… no dudes en decírmelo — dice la puma preocupada estirándose para tomar la canasta — todo bien, por cierto. Hablé con mis hijos y también les dije que se disculparan contigo… — la señora le extiende unos jugitos aparte de los demás víveres de la lista. — con esto podrías empezar — Po toma los jugos, extrañado por su comportamiento. Asiente y sonríe, dando media vuelta tomando la caja de mano con todo y los jugos en la otra, pero pudo escuchar…

Seguro las esta pasando mal en su casa

Los que son violentos vienen de padres desatendidos — resonaban en su cabeza, salió y camino hacia los pumas quienes hablaban con unas perritas, esta últimas se apartan al verlo llegar. Aquella sonrisa con la que salió, se había desvanecido al escuchar eso.

Ya-ya no estamos enfados, por favor, cualquier cosa que mamá te haya dicho… no lo tomes a mal, ¿si? — dice el mayor levantando las manos, el menor estaba detrás de él

Si, no te desquites… — Po les extiende dos cajas de jugos, su cara era inexpresiva y veía al suelo.

No se preocupen, no les daré problemas nunca más… me comporté como un idiota y enserio lamento lo que le hice, en especial a ti — ambos toman las cajas de jugo y ven como el panda abre la suya y bebe, sin tapujos — ah, cierto había que brindar… un brindis por no volver a vernos, ¿Qué dicen? — los pumas abren sus jugos, algo inseguros pero "brindan" chocado las cajas

¿Te vas a matar o algo así?, eso se está poniendo de moda en Internet, cuando dicen ese tipo de cosas — Po alza una ceja, ante la pregunta del puma mayor; frente a ellos arruga la caja en su frente.

Que sabemos y si, nadie sabe cuanto va durar en… un lugar. Cuídense chicos, ah… y deja de insultar madres — dijo caminado de vuelta, dejando ambos pumas con una mirada perdida —"¿qué más da?, que piensen cualquier cosa… si quiero evitar problemas entonces debo ser más cauteloso con las cosas que me rayan la cabeza"

Tomó la ruta larga, llevando los víveres y viendo las separaciones entre lozas del suelo, más tranquilo, cayendo casi hora del almuerzo, se desvío a una tienda de helado, en la entrada, es abierta de repente chocando de bruces con una hiena.

Pero fíjate, idiota. Mierda los helados… — dijo al ver que algunas paletas cayeron al suelo y su helado terminó en la ropa de él. Po alza una ceja, disgustado por su tono

Tu helado… mi suéter… — dijo el panda, solo suspira, enfocado en no dar problemas — ¿Quieres que…?

No. Ya hiciste mucho, infeliz — Po frunce en cejo y se para a propósito en una de las paletas, con todo y envoltorio, ignorando el grito de enfado de ella, solo entró en la tienda y pidió un helado de coco. La de la tienda le extendió una toalla para limpiarse, cual agradeció. Notó qué la hiena ya no estaba y salió rumbo a su casa…

Siguió el camino y se sentó en una banca, estaba cerca de su casa, metió los víveres bajo esta y termina su helado. Cuando de la nada un par de motocicletas se paras en medio de la calle, sorprendiendo a Po.

¡Es él! — señaló un lobo bajándose junto a un cocodrilo, de la otra moto bajó un rinoceronte y sin tiempo a responder Po es golpeado con un palo en la cabeza. Cayó al suelo tomándose esta, y viendo el helado derramado. Es tomado con brusquedad del suéter y obligado a verlos

"¿Quién habrá sido, la mamá, los pumas… la hiena esa?, estoy empezado a pensar que estoy destinado a joderme la vida con cada decisión que tomo

Rápido, recupera el dinero y larguémonos de aquí — apresura el cocodrilo, viendo a todas partes, el lobo le patea la barriga, mientras el rinoceronte le busca en las bolsas

Aprende a meterte con alguien de tu tamaño, gordinflón jejeje — vociferó el lobo, robándole la cartera, un reloj de plástico digital y el rinoceronte ese suéter, dejándolo ahí tirado, aturdido, su visión borrosa y solo con una playera blanca, su mirada estaba posada en los víveres debajo de la banca, sonrió al verlos

"Al menos algo bien salió hoy… "— se desvanece

Se escucharon unos pasos, seguido del tenue rozar de las texturas de sus ropas. Empezó a recobrar la conciencia, viendo al mismo lado que había apagado su vista, ahí seguían los víveres, se notaba que era más tarde por la iluminación del lugar.

Al girar su cabeza y levantarla un poco hacia el frente… pudo notar, por muy estúpido que sonara en su cabeza, unas bragas color púrpura rodeadas de pelo blanco y naranja, una mano se interpone entre su vista y estas, tapándola con la falda, seguido siente algo en su cabeza, dolió, pero no respondió con brusquedad.

No está tan frío… pero podría servirte

Frente a él estaba agachada una tigresa, su semblante era serio, vestida de traje y corbata, una falda gris al igual que el traje; había puesto una… paleta aun en su envoltorio, en donde estaba aquella herida dejada por el palo de ese sujeto. Po se levanta, aun sentado, tomando la paleta y presionándola pese al dolor. No volteó a verla y esta se puso de pie, acomodando su falda.

Puedo llamar a algún médico — su voz, resonó como un eco en su cabeza, aún seguía aturdido — o a la policía

No es necesario… enserio — dijo levantándose con dificultad y sentándose en la banca — gracias, supongo… pagaré — dijo queriendo encontrar su cartera — pagaré… por esto —La paleta. Sonríe al darse cuenta que había sido despojado de casi todo.

La paleta no importa — dijo sostenido la correa de su maletín, viéndole con poca expresividad — y si puedes meterte en menos problema… mejor — ella pasa de lado y sigue su camino.

Po se saca la camisa y limpia la herida con ella, saca las cosas de debajo de la banca y mira en dirección hacia donde esa felina se fue.

Creo que… ese chico ya lo había visto antes — dijo la felina caminando entre callejones, seguido quiso sacar aquel papel — carajo… ah, detesto perderme, quizá si regreso y le pregunto a ese panda…

Y… ¿Qué le regalaras a Toc para su cumpleaños? — una hiena le preguntaba a esa tigre; ambas vestían de uniforme, un saco grisáceo al igual que su falda en cuña de la parte de atrás, hasta la rodilla, una corbata adornada de rojos y grises brillantes, también llevaban un bolso en hombros. La hiena tenía una gran melena hacia adelante, su peinado tapaba parte de su rostro, sus orejas con varios aretes y un piercing en su nariz. Tenía un semblante relajado y bastante más enérgico en su forma de hablar

¿Un regalo?... ¿Qué podría ser? — pregunta a su amiga, mientras ven a un par de chicos caminar y reír al frente, uno era otro tigre, vestido con atuendos diferentes, playera, camisa azul desabrochada y jeans, al lado de él, otra hiena macho, un poco más corpulento, pero vestía el mismo traje de ellas, con pantalón claro…

No sé, tu deberías saber que le gusta, ¿No? — pregunta viéndola con una sonrisa picaresca y las manos atrás. Tigresa niega con la mano

Nada que ver, no hablamos de esas cosas… no se que regalarle.

Y tan sencillos que son los hombres — dijo viendo como pateaban una botella por el camino. Ambas ríen — cualquier cosa deberá gustarle, si se lo das tú… — Tigresa le sonríe

Supongo que tienes razón, ¿una piedra será suficiente? — la hiena ríe

Oh, vamos… envíale… — se acerca a su oreja para susurrarle, Tigresa abre bien los ojos, volteando a ver a su amiga — eso les encanta y con una vez, basta. A ti que te gusta ahorrar el dinero, podría ser una opción buena, linda y barata.

Hamm… Karia, míralo, no está listo — dijo viendo como estaba subido encima del chico hiena para bajar una fruta de un árbol en el camino, estos las voltean a ver

¿De que hablan chicas? —pregunta el tigre acercándoseles, era más alto que ella, aunque no por mucho

Hablábamos de tu cumpleaños y de que no estás preparado para tu regalo. — el hiena le pica con el codo. Tigresa niega, mirando a su amiga quien dijo tal cosa.

¿Es eso cierto?, ¿Por qué dices que no estoy listo?, nací listo… — dijo con confianza abrazándola por lo hombros, y dándole un beso en la mejilla, ella cierra los ojos

No frente a estos dos tontos — dijo a las hienas. Seguido frente a ellos estas se besan.

Porque son unos penosos es porque no estás listo grandote — dijo la hiena al tigre

¡Oh, vamos!, Tigresa vamos demostrémosles a estos fanfarrones qué tenemos el pedigrí en besos — Tigresa acomoda más su maletín, mirando al suelo

No — responde tajante.

Bueno, entonces nosotros iremos por… ¡helados!, si, ustedes tengan algo de privacidad, vamos Frank — jala a la otra hiena y se van a la tienda que estaba al otro lado de la calle.

Escucha Tigresa, no te presiono ni nada, pero debemos demostrar que somos pareja, no podemos comportarnos como si fuéramos, no sé, vecinos o conocidos, o… amigos, ellos esperan, todos esperan que seas ya sabes…

¿Más cariñosa? — dijo cruzada de brazos a sus exigencias — ¿diligente?, ¿empalagosa?, ¿atrevida?, ¿linda y hermosa?, ¿Qué te presuma con todas?, ¿Qué te cele? — el tigre se queda callado un segundo al ver su actitud y tono de voz.

Aja, si, si, eso me gustaría… eso seria perfecto — la tigre, lo ve haciendo gestos de ilusión, mientras ella apagaba su semblante; un poco cansada de lo que decía pone un pie delante, lo toma de la camisa con ambas manos y lo besa en toda la boca, uno largo e impulsivo.

¿Qué sea perfecta?, ¿Lo que todos quieren?, ¿Qué más esperas de mi? — dijo soltándolo con cierta brusquedad, volviendo a un semblante serio, limpiando sus labios disimuladamente

Yo… eh… — dijo dejándolo sin habla y con el pelo al cien

Feliz cumpleaños, Toc. Ese es tu regalo, mi primer beso. Tómalo o déjalo

¡Woooa! ¡Al fin carajo! — exclamaba la hiena volviendo y alzando los brazos y en sus manos los helados. Ignorando lo mal que se sentía y la cara de pocos amigos que tenía Tigresa, el otro la abrazó por los hombros

Ven amigos míos, a la altura estamos y el cielo, es nuestro límite… — dijo él agachándose y besando se mejilla, mientras celebran

¡Fotooo! — la hiena saca su celular para tomarles fotos a ambos, en esta salía ella pegada a él cerrando los ojos y mostrando los dientes y el besándola.

Se habían sentado en una banca del parque a charlar.

¿Y por qué mi paleta es pura agua, nena? — pregunta el hiena comiendo las sobras

Ah, un idiota la aplastó… choque con él y ZAZ la aplastó, sin piedad — dijo lamiendo la suya — si quieres te doy de la mía… — el la lame en respuesta. El tigre le extiende la suya a Tigresa quien estaba por abrir la suya; le indica con un gesto que haga lo mismo, ella alza una ceja viendo la paleta y luego a él.

No — dijo sería. Le comenzaba a dar comenzó en la cabeza por ver su comportamiento

¿Y como era?, le daré su merecido, nadie va a faltarle el respeto a mi… paleta — la hiena lo golpea; no quería escuchar esa broma.

Un panda — mientras lamia la paleta del otro tigre, a la felina llamó su atención. — aunque quisieras, no le harías nada.

Claro, esos tipos es como pelear como una nube esponjocita — los demás rieron, menos Tigresa quien solo sonrió.

No vayas a hacer nada estúpido… — insta la hiena, revolviendo su pelo. — una vez vi a uno de esos pelear enserio, en una pelea de bandas entre institutos… créeme no es bonito verlos golpear personas.

"Hum… un panda que pelea" — pensó, ensimismada en sus recuerdos, viendo como los demás se burlaban, en ese momento recordó ese día y viendo al suelo sonríe. El otro tigre se acerca y acaricia sus mejillas; ella aun sentada lo voltea a ver.

Yo daría la vida por mi linda y adorable tigresita — sonriéndole la felina le ve.

Dime Toc… — este deja de acariciar a su sonriente novia — ¿Alguna vez me has mentido? — la pregunta deja descolocado a más de uno.

Claro que no cariño, bueno aquella vez que te dije que no encontré los chocolates que te gustan, pero era por el dinero… — ella quita sus manos de las mejillas y sonriendo prosigue

No hablo de niñerías… hablo de verdaderos engaños, qué te aproveches de mi confianza… — dijo con una sonrisa, pasivo agresiva, mientras empezaba a acariciar su mano

No… claro que… no — Tigresa le pellizca la mano — ¿Y esas preguntas, de donde vienen cariño?

Tigresa, déjalo ya… — se sienta a su lado, haciendo que lo suelte — ¿Por qué haría eso?, no ves que esta loquito por ti

Eso es cierto, cariño — corresponde el tigre, un poco nervioso. Ella lo ve fijamente y le devuelve una pequeña sonrisa

Lo siento… — lo miró en sus ojos y se levantó, toma su mejilla y la besa — ya se está haciendo tarde, me tengo que ir, cariño

¿Qué?, ¿No iras conmigo a celebrar?, digo con nosotros… — dice con sorpresa el tigre, tomando su mano.

Pásala bien en tu cumple Toc, te quiero mucho… — dice con sonrisa confiada, abrazándolo. La hiena suspira, rascando su cabeza cerrando los ojos. Seguido ella lo vuelve a besar, cerca de los labios y se va caminando, la hiena la sigue y le toma de la mano

¿Qué fue eso?, ¿Qué pasó? — le susurra de hiena, Tigresa voltea

Lo que está a punto de pasar — dice señalando disimuladamente a ambos atrás

¿Y tu que hermano, vienes?, daremos una fiesta de locos en casa… — dice casi en voz alta el tigre. La hiena no comprende.

Ve con ellos, diviértete. Yo tengo que ocuparme de asuntos importantes en casa — le dice Tigresa a su amiga, mientras niega.

¿Qué cosa puede ser más importante que estar en la fiesta de cumpleaños de tu novio?, es su día.

Karia, vivo sola… y hoy pasa el camión de la basura, no quiero lidiar con bichos de nuevo… además de eso — se le acerca al oído — no le digas nada a nadie, pero no estoy bien del estómago… ya sabes, hamm… del dos. No quiero avergonzarlo en su día

Uh, oh… ¿enserio?, cielos… ¿Por qué no me dijiste antes?

Vergüenza, ya sabes… así que, si no me dejas ir, haré lo que tenga que hacer, aquí en la calle, sabes que lo haré — dice entre susurros divertida.

Si, si, si claro, vete, yo te cubro… con razón esa cara tan larga hoy. — le insta con ademanes qué se vaya

¡Diviértete mi amor! — exclama antes de irse

Ella con una gran sonrisa se va, no aguantaba estar ahí un minuto más. Su semblante cambió a uno desprovisto de emoción mas allá del cansado, de su maletín saca un papel, mirando el dibujo habían marcas en ciertos lugares. Más tarde que temprano se acercó a una pared y miró en ella una equis marcada en surco; sonríe y chasquea, y sigue caminando, estaba por tirar la paleta qué le habían regalado, pero miró algo que llamó su atención, más adelante del otro lado de la calle había alguien tirado, cerca de donde señalaba aquella marca, se aproximó y abrió de par en par los ojos, viendo a un panda, algo asustada por ver algo de sangre en su cabeza, creyendo lo peor, se agacha; para su sorpresa y susto este se mueve, recobrando la compostura la felina tapa su herida con la paleta, tapándose entre las piernas, pues sintió como rozaba su nariz con la falda.

Se levantó y fijándose en él sintió que le era familiar; quería pagarle la paleta qué tenía en su cabeza ahora. Le parecía tan extraño, no era el primero que veía, pero este en especial… le traía el recuerdo de aquel día, le sonríe y le dijo que tuviera más cuidado y paso de largo, disimulando su pequeña curiosidad, doblando en el callejón y pensando, se distrajo a tal punto que perdió el sentido de donde estaba.

Quizá si regreso y le pregunto a ese panda… — sabía que era una excusa en sus adentros, pero no le importó. Para cuando volvió en sus pasos, él ya no estaba, pero en la banca estaba, bajo una piedra, aquel papel que llevaba consigo, busca aquel papel. Sonríe – buen chico

Dejó los víveres en la mesa de la cocina y subió a darse un baño, dolía la herida, saliendo como pudo la curó con alcohol y una gasa, aspirinas y analgésicos del botiquín, tiró la camisa y bajó. Sacó las cosas y las puso en el refrigerador y tomando una escoba se puso a barrer la casa. Quiso limpiarlo todo, talló el suelo de madera, limpió los adornos y cuadros, las mesas… y al final suspiró.

Pasó el tiempo y los tres pandas comían en silencio en la mesa, el padre miraba con cierto desconcierto a los demás.

¿Nadie va ha hablar de elefante rosa en la mesa? — dice el padre

Lee, eso es muy ofensivo hoy día — dice la madre comiendo, él se limpia la boca y voltea a ver a Po quien comía tranquilo —¿qué te pasó?

Lee… — vocifera su madre

Ming, basta, ¿Qué te pasó?, ¿Qué has hecho?

Unos tipos en motocicletas me asaltaron, es todo lo que sé, me golpearon con algo… — el panda frunce el cejo.

Hay que llamar a la policía, esto no puede ser… — dice el papá levantándose, su mama suspira.

Hijo, ¿Qué fue lo que hiciste?, ¿te has vuelto a pelear con alguien? — Po niega, viendo su plato vacío.

Yo-yo esta vez, quise hacer las cosas bien… — ambos escuchaban a su padre quejarse de su celular. — dile a papá que se detenga, si me atacaron seguro fue por algo que hice… tengo más culpa yo. — su mamá le toma la mano y se le acerca

Hijo, no importa si tienes culpa o no, nadie tiene el derecho de hacerte algo como esto y tampoco a que lo calles — ella se levanta a traer el maletín. Al cabo de hora y medía la policía acudió, anotó los datos y vieron a Po, su herida; le hicieron preguntas mientras su madre le cerraba la herida con puntos.

Señor Lee, doctora Ming — los policías echan un último vistazo, y se les acercan susurrando — revisamos el historial de su chico, también es algo problemático y no me quiero meter ni nada, pero es raro que los pandas sean así de mal portados… hoy en día y claro, no me estoy refiriendo a su familia —alza las manos — De todas formas, buscaremos a estos tipos, si fueron capases de asaltar a alguien sentado y tranquilo, deben ser escoria — el policía era un león, bastante corpulento, acompañado por una guepardo. Sus uniformes grises y azul marino, conformados de pantalón y chaleco ajustados, sin mangas. — tengan buena noche

Buenas noches. — responden ellos asintiendo

¿Eran ellos de la familia Hammerfield? — pregunta la guepardo encendiendo un cigarro, caminando a la patrulla. Exhala.

Así parece, deben ser de los que se separaron, al menos uno de ellos aún tiene bolas — dice riendo arrancando la página de la entrevista y guardándola en la bolsa del chaleco. Ambos se van.

Solo quédate así hasta que te baje la fiebre — lo dejaba sentado en el sillón la madre.

Lo siento mucho, ma, pa… salí a disculparme con esos chicos… — el padre le pone una mano el hombro

Yo lo siento mucho, no siempre vas a controlar lo que pase y si has ido a pedir perdón, eso dice mucho más de lo que creí de ti… sigo cometiendo el error de subestimarte hijo. — su madre le acaricia la mejilla, sonriéndole

Con esas pasaron las horas y aunque atendido, el panda no dejaba de sentirse mal por si mismo y la situación en que estaban. Pues a sus espaldas oía cotillear a sus padres, discutir; dinero, seguridad, paz y tranquilidad, problemas con él. Él se levantó y se acercó a sus padres

Escuché que los institutos militares son muy buenos, además seguros — dijo frente a la mesa, sus padres se le quedaron viendo extrañados.

Po, cariño, no te enviaremos a una academia militar — dijo la madre frunciendo el cejo, firmando un papel con seguridad; ganándose una sonrisa del padre

Esas academias convierten a los niños en personas sin razón, que deben sus decisiones a otras personas y no a si mismos. — dijo con severidad el padre, firmando los papeles. Po se acerca más y ve que eran, era un expediente — tu madre sabe de lo que habla, así que prepárate irás a un nuevo instituto la próxima semana.

No será el mejor, pero es de las pocas opciones que habían más… cerca de casa — dice la panda, arreglando los papeles — ahora, ¿Qué debes hacer Po?

Yo… haré lo mejor… — sonríe a sus padres, llenando algo de alivio su pecho.

Que bien, porque debes tomar un reforzamiento para el examen de admisión, así que estarás ocupado esta semana. — dice el panda levantándose para traer el té

Tu puedes Po — apoya con emoción la madre, pegando una foto de él en el expediente — solo no golpees a nadie, ¿sí?

El asintió y tomó su taza de té, para sentarse con ellos.