El apego es la raíz del sufrimiento.
(Buda)
La mente humana es un océano turbulento.
No puedo evitar reconocer el peso de lo que siento, incluso cuando lo ignoro, incluso cuando me esfuerzo por silenciar mi corazón. He visto cómo las almas de los mortales se entregan a pasiones que nos desvían de la verdadera paz, y he oído las voces de aquellos que, como ella, no pueden evitar desear lo que no deben.
La mirada de ella no es nueva para mí, ni tampoco lo es el afecto que siento por ella, aunque lo niegue. Pero hoy, algo en mí se pregunta si debería responder, aunque sea con un gesto, aunque sea en pensamiento. Sin embargo, si lo hago, si cedo un solo paso hacia ella, ¿no sería esto ya un fallo en mi camino? Un pequeño desliz hacia la oscuridad del apego, un descuido hacia mi deber como protector y guía.
Hoy, más que nunca, maestro, siento la necesidad de preguntarme: ¿puedo seguir siendo el mismo, el Shaka que busca la iluminación, si dejo que estos sentimientos, por mínimos que sean, sigan naciendo en mí? ¿Es este el peso que debo cargar, el de mi humanidad? O, ¿es el momento de cortar todo lazo, incluso los más pequeños, que me atan a este mundo?
Es la contradicción que me atormenta: puedo comprender su dolor, puedo percibir su amor, pero no debo dejar que estos afectos me desvíen. La compasión es parte de mi camino, pero el apego… el apego es lo que me condenaría. Hoy, me pregunto si debería seguir intentando evitar lo que ya está dentro de mí, o si debo abrazar por completo lo que soy, aunque eso implique enfrentar un dilema eterno entre lo humano y lo divino.
Maestro, ¿debo seguir negando lo que siento, aunque no sea lo que mi deber exige? ¿O debo aceptar mi humanidad en su totalidad, incluyendo estos sentimientos que me hacen dudar de mi camino? He llegado a la conclusión de que es precisamente este vacío el que debo abrazar. Mi lealtad no se encuentra en lo humano ni en lo efímero. El camino hacia la iluminación no es uno que deba andar junto a otro ser, aunque lo reconozca, aunque por un instante la duda pueda visitar mi alma. La luz de Buda brilla más allá de estos sentimientos que, aunque intensos, no son más que sombras pasajeras.
Si algo he aprendido en mi largo camino, es que la verdadera libertad proviene del desapego. Y aunque mis pensamientos a veces se desvíen hacia lo que podría ser, me mantengo firme. El silencio del corazón, la quietud del alma, es lo que me permite caminar en paz.
Hoy te dejo nuevamente esta carga, maestro. Quizá mañana, al amanecer, haya encontrado una respuesta, o tal vez no. Pero por ahora, lo único que puedo hacer es confesar esta lucha que me consume. Mi deber sigue siendo claro, y aunque mis pensamientos me desvíen, mi camino hacia la iluminación es lo único que me pertenece.
Shaka de Virgo, no debe permitir que ninguna emoción mundana nuble su propósito.
Continuará…
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Amatizta: ¡Hola! Me encanta cómo analizas cada detalle y cómo barajas posibilidades. Geist y Shaina tienen mucho en común, y ambas podrían encajar con lo que Afrodita expresa en sus confesiones. ¿Será que Afrodita está destinado a sufrir por amores imposibles? ¿O quizá hay una sorpresa esperando? Solo el tiempo (y las confesiones) lo dirán. ¡Gracias por seguir al pendiente del chisme!
Nos estamos leyendo.
