Pagó al taxista y le agradeció amablemente por el aventón. Luego, Jack salió rápidamente del carro y, como era su costumbre con Kate. Se acercó a la puerta del lado de ella y la abrió con una sonrisa. Extendió su mano, ofreciéndole un apoyo firme pero delicado mientras ella bajaba. Kate aceptó su ayuda y con una ligera sonrisa posó sus dedos brevemente sobre la mano fuerte y varonil de Jack. Al salir, tropezó ligeramente, riendo entre dientes mientras se tambaleaba un poco. Ella parecía seguir ligeramente embriagada por el tequila que aún burbujeaba en sus venas. Se apoyó en los brazos de Jack para no perder el equilibrio. Con una sonrisa, la atrajo más cerca, disfrutando la oportunidad de cuidar de ella mientras seguían compartiendo risas.
La noche a su alrededor estaba calmada, y una ligera brisa fresca les acariciaba el rostro, haciendo que el calor del alcohol en sus cuerpos se sintiera aún más evidente. Jack inhaló profundamente, disfrutando del aire fresco, y luego dejó escapar un suspiro. La calle estaba en completo silencio, interrumpida solo por sus alegres risas y el sonido lejano del tráfico nocturno que parecía susurrar desde la distancia.
Jack posó su mano suavemente en la curva de su cintura, asegurándose de que ella se sintiera sostenida mientras caminaban. El contacto sobre la tela suave de su blusa le transmitía una familiaridad reconfortante.
Ambos necesitaban esto. Una noche divertida donde pudieran simplemente ser ellos mismos, sentirse más relajados y disfrutar sin preocupaciones. Jack estaba orgulloso de la segunda cita que había planeado. Le había dado la oportunidad de conocer a Kate en un contexto muy diferente, mostrándole una parte de su personalidad que pocos conocían, salvo su mejor amigo, Mark, y ahora ella. Esa parte de él que no "encajaba" y que Kate presionaba a veces para conocer mejor.
Jack decidió entonces que le dejaría entrar a todos los rincones de su vida a los que ella quisiera llegar, y se prometió no volver a dejarse llevar por lo que no podía controlar, a no guardarse para sí mismo los pensamientos, miedos y dudas que solo le habían causado más ansiedad y soledad. Su decisión de alejarse de Aaron y, en consecuencia, de Kate había sido la peor decisión que podía haber tomado y le había traído más dolor del que había soportado. Jack al menos intentaría ser mejor para Kate.
Esto se sentía demasiado bien como para dejarlo ir.
Una vez que encontraron un paso seguro hacia la entrada del edificio, Kate retomó la conversación del taxi.
"¡No puedo creer que sigas hablando de eso!" exclamó Kate, levantando la vista hacia él. Sus ojos brillando con diversión e incredulidad.
"Vamos, admítelo. Fue divertido." replicó Jack. Conteniendo una sonrisita que finalmente escapó de sus labios. "¿Cómo es posible que tu puntería fuese tan mala para liberarnos de la red, pero tan buena para jugar golf? Simplemente no lo entiendo." Jack continúo haciendo una mueca, imitando a Kate con una voz exagerada: "Crecí cazando con mi papá. Psst." Su sonrisa burlona se amplió, claramente disfrutando del momento a destajo.
Kate, sin perder el ritmo, le dio un suave empujón en el hombro, fingiendo indignación. "¡Oh, cállate! ¡Solo tienes envidia porque te gané en el golf!" Contraatacó, adoptando una postura teatralmente seria. Luego, con una sonrisa traviesa, cambió su tono, imitando a Jack con un aire de superioridad exagerada. "Cualquiera puede golpear una bola, eso no es golf." replicó, alzando una ceja. "¿Qué pasó con la puntería, Doc?"
Jack se detuvo frente a ella, bloqueándole el paso intencionadamente, mientras levantó el dedo índice en señal de querer recalcar algo importante.
"Ok. Primero que todo, técnicamente, no me ganaste. Nunca terminamos ese juego—" Su tono era deliberadamente provocador.
Kate dejó escapar una risa burlona.
"—Y segundo, si yo no le hubiese dado a la cuerda aún seguiríamos atrapados en esa red."
De verdad que él no sabía cuándo darse por vencido, pero ella tampoco era de las que retrocedían ante un desafío. Kate dio un paso hacia adelante, acortando la distancia entre ambos, su mirada fija en la de él mientras jugueteaba y arreglaba ligeramente el cuello de su camiseta.
"Quizás, no me hubiese molestado seguir atrapada en la red contigo, Jack." Sus palabras se escuchaban en un susurro, cargado de insinuación.
Jack sonrió y, sin dudarlo, la atrajo hacia él tomándola de la cintura. Necesitaba sentirla cerca otra vez, además, en su mirada podía notar esa chispa traviesa que tanto le atraía y deseaba.
"—y quizás, deberíamos ir adentro, terminar ese 'juego' y averiguar quién de los dos tiene mejor puntería." sugirió Kate, su voz bajando un poco y cargada de un doble sentido que no pasó desapercibido para él.
Ninguno de los dos seguía hablando solo de golf.
Sus ojos se suavizaron, volviéndose más intensos mientras la atmósfera entre ellos cambiaba.
"Supe que en el último 'juego' disfrutaste bastante mi puntería." Dijo Jack dándole un suave beso en los labios y agregó "¿Debería preguntarle a Sun más detalles?" continuó Jack, burlándose juguetonamente, su voz adoptando un tono provocador mientras inclinaba ligeramente la cabeza, observando cómo sus palabras hacían efecto. Definitivamente, ya no estaban hablando de golf.
"Cállate Jack." rio Kate suavemente.
Al llegar frente a la puerta de su departamento, Jack sacó las llaves del bolsillo con un poco de dificultad. El alcohol también estaba haciendo lo suyo en su percepción y manejo del espacio a su alrededor. Se rio por lo bajo, sintiéndose un poco torpe cuando las llaves tintinearon en sus manos antes de conseguir introducirlas en la cerradura. El sonido de las llaves al caer sobre la mesa de entrada rompió momentáneamente la magia del momento cuando finalmente lograron entrar. Kate se adelantó, sus pasos seguros a pesar del mareo, y se dirigió a la sala de estar con la familiaridad de quien había estado allí muchas veces antes.
El apartamento de Jack estaba iluminado suavemente, con una luz cálida que hacía que todo se sintiera acogedor a su alrededor. Kate se dejó caer en el sofá, descalzándose con un suspiro de alivio, sus pies disfrutando del contacto fresco de la tela. Jack, mientras tanto, fue a la cocina y llenó un vaso con agua fría, mientras su mente repasaba cada detalle del último par de horas. No podía creer que hubiese llevado a Kate a ese tipo de cita: "¿Discoteca?, ¿Baile?" le parecía divertido viniendo de él, pero también creía que había sido el escape que necesitaban para divertirse, desinhibirse y conocerse mejor.
"¿Vino?" preguntó desde la cocina, su voz resonando en el espacio abierto al tiempo que sacaba una botella de la pequeña vinoteca.
"No estoy segura de que buena idea. Si bebo algo más temo que no recordaré nada mañana." respondió Kate, negando con la cabeza y dejándose caer hacia atrás en el sofá. Sus pensamientos navegando entre la realidad y la neblina que el alcohol dejaba tras de sí.
Jack asintió, aunque ella no podía verlo. "Y no queremos que pase eso." murmuró para sí mismo mientras cerraba la vinoteca.
Luego, buscando entre las puertas de los muebles de la cocina, propuso: "¿Café entonces?"
"Seguro." Kate asintió, esta vez con más energía, agradeciendo internamente la sensatez de la propuesta.
Jack sonrió y comenzó a preparar el café. Sus manos moviéndose con agilidad mientras llenaba la cafetera.
"¿Cómo te gusta?" preguntó, levantando la voz un poco para asegurarse de que ella lo escuchara desde la sala.
"Con leche y dos de azúcar." respondió Kate. Mostrando un tono más suave mientras estiraba sus piernas sobre el sofá, disfrutando del espacio y la tranquilidad.
"Lo tengo." confirmó Jack, su voz resonando con un toque de ternura.
Mientras Jack preparaba el café como a ella le gustaba, Kate se levantó del sofá y sus ojos vagaron curiosamente por la habitación hasta que algo llamó su atención: el equipo de música. Una reliquia que parecía contar historias propias. Se acercó y sus dedos comenzaron a explorar los bordes pulidos del aparato antes de deslizarse hacia la colección de discos que había a su lado.
"Vamos a ver qué tipo de música te gusta, señor cirujano de columna rudo" dijo en voz baja, más para sí misma que para él, mientras pasaba la vista por la pila de CDs.
Desde la cocina, Jack la observó con una sonrisa tímida, apreciando cómo ella se movía con tanta naturalidad en su espacio, casi como si fuera suyo. Había algo en la manera en que Kate llenaba el ambiente con su presencia, con su energía inagotable, que le hacía sentir que todo estaba en su lugar.
Kate repasó con sus dedos la larga lista de discos, disfrutando del descubrimiento. La selección musical de Jack era ecléctica, pero con un claro enfoque: rock tipo Kiss, Pearl Jam y Nirvana, jazz, y autores de música clásica y pianistas como Chopin, Beethoven o Bach. Al llegar a un disco en particular, se detuvo y no pudo evitar soltar una pequeña risa.
"Elvis?" Kate tomó el disco que parecía no encajar con la selección musical personal de Jack en sus manos y se volteó para cuestionarlo con una ceja levantada.
Jack, que estaba sirviendo el café, no pudo evitar que apareciera una sonrisa en su rostro al escucharla.
"Oye, es el rey del rock and roll." respondió, con un tono de voz teñido de broma y sinceridad.
Ella negó con la cabeza, divertida, antes de colocar el disco en el reproductor.
Las notas suaves y familiares de una vieja canción de Elvis: 'Can't Help Falling in Love' comenzaron a llenar el espacio antes silencioso, envolviéndolos en una atmósfera cálida y nostálgica. Kate volvió al sofá y se acomodó recostándose con los pies sobre él, dejando que la música y el ambiente le llenaran de una sensación de hogar. En la cocina, Jack terminó de preparar el café y se acercó a ella, entregándole una taza con una sonrisa tranquila.
"Gracias." dijo Kate, aceptando el café y disfrutando del calor que emanaba de la taza entre sus manos.
Jack se quitó los zapatos para ponerse cómodo y se sentó a su lado en el sofá, tomando su propia taza y bebiendo un sorbo mientras la observaba. Ella parecía tan relajada y tan hermosa bajo la luz tenue del apartamento que no pudo evitar levantar una mano para acariciar su cabello, dejándola deslizarse por su rostro en un gesto suave y protector. Kate cerró los ojos ante el contacto, sonriendo con satisfacción.
"Estoy demasiado viejo para estas fiestas." murmuró, dejando escapar un suspiro al recordar la larga noche de celebración que acababan de tener.
Kate lanzó una risita, sus ojos aún cerrados mientras disfrutaba de las caricias en su cabello. "Lo hiciste bien. ¡Fue divertido!" dijo, dándole unos suaves golpecitos en el muslo con un toque de afecto y complicidad. "Fue… diferente y divertido." añadió.
Jack inclinó la cabeza, sus ojos reflejaban una mezcla de ternura y cansancio. Aún podía sentir el peso de la noche sobre sus hombros, pero había algo en la manera en que Kate lo miraba que hacía que todo valiera la pena. Se acercó lentamente, posando un ligero beso en sus labios, un gesto que fue tan reconfortante como significativo. Al separarse, Jack mantuvo su mirada fija en ella, estudiando cada detalle de su rostro como si quisiera memorizarlo. Luego, bebió un sorbo de café, dejó su taza en la mesa de arrimo al lado del sofá y se levantó con una sonrisa apacible, ofreciéndole la mano con la palma abierta.
"Ven aquí." la invitó suavemente, extendiendo su mano hacia ella.
"¿Qué haces?" preguntó Kate con un tono curioso, pero con una sonrisa jugando en sus labios.
Jack tomó delicadamente su mano mientras la ayudaba a levantarse del sofá. Una vez que Kate estuvo de pie, él la rodeó por la cintura con una mano firme, mientras la otra guiaba el movimiento de sus cuerpos al ritmo suave de la música. Su postura era segura, varonil y sus movimientos delicados. Kate levantó la vista, buscando su mirada y viendo en ella una chispa juguetona y divertida, acompañada de ternura en sus ojos. Esa ternura y calidez que siempre lograba desarmarla y hacerla saber que era ella y solo ella.
"Esta fiesta está lejos de acabar." susurró Jack rozando suavemente la piel de su oído y luego, apoyando lentamente su mejilla contra la de ella. Su voz se escuchaba en un suave susurro, tan cerca de su oído que activó todos sus sentidos. El cálido aliento de Jack sobre su piel le recorrió la columna, provocándole un escalofrío delicioso que la hacía sentir vulnerable, y al mismo tiempo, profundamente conectada a él. Le encantaba cuando Jack hacia eso, le demostraba lo bien que la conocía, lo mucho que recordaba cada detalle sobre ella e incluso preguntarse hasta dónde podrían llegar en la intimidad con esa habilidad para descubrir sus puntos débiles y usarlos cada vez que tenía oportunidad.
El ritmo lento de la canción, las notas suaves, y el roce de sus cuerpos durante el baile formaban una coreografía perfecta de deseo y conexión.
Jack, observando como ella reaccionaba ante sus avances y escuchando como su respiración se volvía más profunda y relajada en respuesta, continúo dejando un largo camino de besos húmedos que comenzó por su oído derecho y bajó a lo largo de su cuello hasta la curva del hombro, donde el aroma de Kate volvió a llenar sus sentidos y hacerle desear estar rodeado en cuerpo y alma de ese glorioso aroma a flores y coco lo más pronto posible, con increíble desesperación.
Siguieron bailando en silencio durante varios segundos, abrazando la calidez y el respiro que solo el otro podía ofrecer.
Teniendo a Jack tan cerca, Kate se dio cuenta de algo en lo que nunca se había detenido a pensar con suficiente atención: el aroma de Jack, su perfume, su esencia. En la intimidad de esa cercanía, su fragancia también llenaba sus sentidos por completo. Olía a una mezcla elegante de cuero y frutos rojos, una fragancia que pensó tan masculina como fascinante. Era un aroma que, de algún modo, encapsulaba los contrastes propios de su personalidad: fuerte, varonil, inteligente y seguro pero vulnerable y compasivo. Hizo una nota mental para recordar preguntarle qué perfume usaba más tarde. Quizás esa información le sería útil en navidad o algún cumpleaños. Sonrió al pensar que, en un futuro próximo, tendría la oportunidad de pasar una navidad con Jack y Aaron. Sentir la calidez de un hogar en navidad por primera vez la llenaba de ilusión.
Jack, sintió la tensión relajarse en los hombros de Kate, y entonces, tomándola de las manos guío sus brazos hacia su cuello con suavidad, intentando no romper la conexión que la música había creado.
Kate lo rodeó con sus brazos por el cuello y lo abrazó más cerca, mientras sus cuerpos continuaban en completa sincronía al compás de la canción. Luego, lentamente deslizó sus brazos, mientras la punta de sus dedos rozaba sus formas. Sus manos descendieron por su pecho y luego lo rodearon por completo en un abrazo. Apoyó la cabeza sobre su torso, lo que le permitió escuchar los latidos de su corazón.
El corazón de Jack latía más fuerte que nunca. Ella levantó su mirada, encontrando sus ojos una vez más, y sonrió con una dulzura que a él le robó el aliento. El amor entre ambos era innegable incluso para ellos.
Jack levantó sus manos para tomar el rostro de Kate entre ellas, sosteniéndola con ternura. Se acercó y la besó suavemente en principio, acariciando sus labios, encontrando su ritmo, saboreando cada segundo con ella. Luego, el beso se profundizó, lleno de pasión contenida que ahora se liberaba, esta vez sin prisas, sin reservas y quitándole el aliento a ambos. Kate fue la primera en tomar distancia, sus labios aun temblando por el contacto e impaciente por sentir y dejarse llevar completamente por el ardiente y quemante amor que sentía por Jack. Nunca se había sentido más amada y segura que en este preciso instante. Sin soltar su mirada de esos ojos color avellana, tomó la mano de Jack y lo guio hacia la habitación. El la siguió con una sonrisa traviesa dibujada en sus labios, dispuesto a entregársele por completo y de rendirse al placer de estar juntos en cuerpo y alma. No había prisa. Solo ellos dos, y una noche que prometía ser inolvidable.
