Capítulo 2
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—Perdón —dice Sasuke al sentir que chocó contra alguien sin darse cuenta, todo culpa de su hermoso y bendito Smartphone. Sí, el celular que su padre le había regalado porque Sasuke sólo lloraba por querer tenerlo, pero no se daba cuenta que él nunca ahorraba lo suficiente.
—Fíjate mejor para la próxima —Escucha de una voz femenina y algo chillona — ¡qué cosa, es desesperante esa voz! — y frunce el ceño, despegando por primera vez la vista de su nuevo teléfono blanco.
Alza la mirada, apartando sus ojos de su precioso perfil de Facebook, en donde ya tiene más de 156 seguidores y 32 solicitudes de amistad sin responder—. Ya te pedí perdón —le dice agachando la cara de nuevo, pero no puede dejar de ver a la chica que tiene enfrente por lo que vuelve a alzar el rostro.
Ojos jade, piel pálida que recuerda a un zombie de las series americanas y cabellos rosas —que de seguro es pintado—, es el cuerpo de la mujer que tiene enfrente. Mientras Sasuke entrecierra los ojos mirándole los cabellos uno por uno y subiéndole la mirada hasta la raíz del cuero cabelludo, se cruza con los ojos de ella que son jade —¡jade!, peliteñida de rosa y encima con pupilentes verdes… faltaba más— pero que muestran una rabia inmensa.
Sí, ella no está de broma como para soportar que la examine a ver qué tan artificial es—. Veo que sigues sin tener ojos, ¿no es cierto? Sigues sin ser capaz de fijarte por dónde caminas, estúpido.
Sasuke no pudo articular palabra alguna por seguir estudiándola: pelo teñido de rosa, ojos con pupilentes color jade y maquillaje asquerosamente pálido. "¿Cómo será el rostro de esta chica realmente? Tengo que arrojarla a una piscina para conocer su verdadero rostro y cabello", queda pensando sin percatarse que ella da un paso para seguir su camino.
Reaccionó justo a tiempo poniéndosele enfrente, evitando que esa chica toda rara y artificial se esfumara.
— ¿Y ahora qué? — Le pregunta ella rodando los ojos, mirándole al rostro con el ceño fruncido esperando una respuesta lógica.
"¿Ahora qué?" piensa él, mientras pasa por su mente todo lo que está pensando de ella, "¿por qué la detuve? Quería preguntarle por qué no se le veía la raíz de su cabello natural o por qué ese color de pupilentes parece tan real… No, eso no era" —. Gracias —pronunció el guapo chico sin decir nada más; después reaccionó—. Por lo del otro día, ¿recuerdas? Me salvaste la vida arrojándome al duro pavimento. Sin duda te debo una.
La chica puso los ojos en blanco, y desvío su rostro. Después volvió a mirar a Sasuke—. Mira "niño bonito" —Hizo las comillas con sus dedos—, no necesito de tu agradecimiento y si me disculpas… —Dio un paso para irse pero él le bloqueó el camino.
—Con que no necesitas de mi agradecimiento, ¿eh? ¿Y por qué no? —le dijo retándola.
Ella le dedicó una mirada irritada y frunció el ceño—. Porque no hice nada por ti. Fue porque eres tan idiota, tan estúpido, que ibas a hacer que yo presenciara una sangrienta y desgarradora muerte. Y yo… ya estoy harta de la sangre —Desvió la mirada, cambiando la expresión de sus ojos.
El pelinegro abrió los ojos en demasía. No comprendió el contexto del por qué mencionó que estaba harta de la sangre, aunque le pasaron mil cosas por su mente—. ¿Qué quieres decir?
—Que te quites de mi camino —Lo empujó y lo rodeó, yéndose rápidamente—. Ya voy demasiado tarde.
—Espera… —dijo Sasuke antes que ella avanzara más, pero eso no hizo que ella detuviera su caminar—. De verdad no sabía que íbamos a la misma Facultad.
Al escuchar esto, la chica se giró y puso un rostro burlón. Aunque no se detuvo ya que siguió caminando hacia atrás, mientras lo miraba a los ojos—. Ohhh, perdona gran señor Uchiha… Es que eres tan egoísta que no puedes mirar a nadie más alrededor de ti, no conoces quiénes son todos los que te rodean —Se volteó para caminar de nuevo hacia delante y se fue.
— ¿Qué dem…? Esta chica —Frunció el ceño.
No comprendía la actitud de la muchacha, pero no debía hacerle daño por más ganas que tuviera de pelearse con ella: le debía la vida. Literalmente le debía vida. E iba a encontrar la forma de recompensar esa deuda.
— O —
— ¿Quién es esa joven?
Fugaku Uchiha tomaba el té de manera diplomática, sentado en la sala. Portaba un traje y daba pinta de ser un ejecutivo importante, con modales de un verdadero aristócrata.
Dejó la tacita sobre la mesa de noche y miró a su hijo, haciéndole la pregunta ya mencionada.
El progenitor de Sasuke Uchiha era un hombre bastante guapo aún, aunque ya tenía una edad madura. Sus rasgos faciales que lo hacían verse varonil se acentuaron con la edad. Poseía el cabello y los ojos negros, rasgos que les había heredado a sus dos retoños: Itachi y Sasuke.
Su esposa, Mikoto, había fallecido tiempo atrás. Sin embargo, y a pesar de las múltiples propuestas e indirectas de algunas damas hacia Fugaku, él no había aceptado a nadie en su vida. Jamás se casaría de nuevo cumpliendo la promesa que le había hecho a su amada esposa, a pesar de que ella en ningún momento le había exigido esa promesa, pero ella había sido el amor de su vida hasta después de su muerte. Y hasta este momento Fugaku aún se mantenía firme en respetar el pacto que le había hecho a la mujer de sus sueños y madre de sus hijos.
—No lo sé, padre —respondió Sasuke dando un sorbo a su té. El muchacho era una extraña mezcla entre los modales que su padre Fugaku representaba y la rebeldía que estaba presente en su ser—. A pesar de que vamos a la misma Facultad, jamás en mi vida la había visto. Reconocería ese rostro con rasgos tan excéntricos, así como el cabello que se distingue a kilómetros y esos enormes ojos de un color tan peculiar.
—Pues como hombre responsable que eres, debes de averiguar quién es esa muchacha para que le agradezcas de la manera correcta. Y le retribuyas la deuda pendiente.
—Claro que sí, padre —Sonrió el muchacho, mientras ambos seguían disfrutando del té—. "Sin embargo, ella sí me conoce" —pensó, reflexionando y rememorando las palabras de la joven.
"Ohhh, perdona gran señor Uchiha…"
— O —
Algunos días después, el joven Sasuke aún no había podido averiguar quién era esa hermosa chica de ojos jade y cabello rosa. Era tan extraño, puesto que el color de su cabello era exótico y raro, y aún así no había podido dar con ella a pesar de que todo en ella era único.
Era bastante hermosa, de cabello corto y tez blanca. Hermosa aunque desaliñada: las dos veces que la había visto ella llevaba una amplia sudadera, pantalones holgados y estaba despeinada, como si quisiera pasar desapercibida.
— ¡Ya no! —Escuchó de repente Sasuke; ese grito —proveniente de una casa en la calle por la cual iba pasando— llamó su atención. Él iba regresando de su clase de música y, por ende, portaba su guitarra en la espalda—. ¡Ya no, por favor! —Volvió a escuchar de una voz femenina.
El muchacho desvió su mirada hacia el origen de los gritos y, como buen chico que era, corrió hacia el lugar de donde provenían para ver qué estaba sucediendo y prestar ayuda en caso necesario.
Cuando llegó, había ya varios vecinos rodeando la casa —que tenía la ventana abierta—, intentando entrar y defender a la persona herida. Al parecer un hombre estaba golpeando a una mujer, y ella lloraba puesto que los golpes obviamente le dolían.
—Entra tú —le decía un vecino al otro, codeándolo. Sin embargo, aunque ambos se empujaban mutuamente, ninguno se atrevía a entrar. Tenían terror de allanar una casa y salir heridos en el proceso.
Sasuke vio cómo todos murmuraban entre sí pero nadie actuaba. Quizás les daba miedo la reacción del violento hombre que estaba dentro de la casa o quizás temían las represalias, pero nadie se atrevía a hacer absolutamente nada.
— ¡Ah! —Se escuchó otro golpe sordo y el quejido de la mujer de nuevo.
— ¡No te gustan los golpes, ¿no, maldita?! ¡Pero bien que deseas estar con un hombre, ¿no es cierto?!¡Puta perra!
— ¿Por qué no la ayudan? —preguntó el joven pelinegro, desesperado. Su educación le impulsaba a defender a una mujer en apuros, de la clase social y de la edad que fuera—. ¡Llamen a una patrulla!
—Es que ese hombre es demasiado violento —murmuraron los vecinos en respuesta a la pregunta de Sasuke—. Siempre golpea a su hija, ¿pero si nos hace algo? Podría sacar un arma y matarnos a todos.
— ¡Con un demonio joder, ayúdenla! —gritó el muchacho e inmediatamente después corrió hacia la puerta, intentando abrirla. No pudo puesto que estaba cerrada por dentro, pero eso no impidió que se abalanzara sobre la puerta, intentando derribarla.
Al ver esto, los vecinos tomaron valor: ¡por supuesto, todos ellos eran más que el hombre violento que se encontraba dentro! Mientras uno de ellos corrió a su casa a llamar a la policía, los demás corrieron hacia Sasuke y tomaron vuelo junto con él. Se abalanzaron contra la puerta y lograron moverla un poco; unos golpes más y la derribarían.
Cuando lograron hacerlo, percibieron un fuerte olor a alcohol y drogas que salía de la casa. Vieron al hombre tomar una botella de vidrio, romperle la mitad y alzar la mano contra la chica tirada en el suelo: estaba a punto de matarla.
En ese momento justo, uno de los vecinos vio esa acción a punto de cometerse y tacleó al hombre, derribándolo. Inmediatamente después, más de los vecinos se fueron sobre él, impidiendo que el padre de la joven se moviera.
Sasuke fue directo a la chica en el suelo, ayudándola a levantarse. Grande fue su sorpresa cuando la miró a los ojos y se dio cuenta que estos eran color jade, su cabello era rosa y su tez blanca, aunque no lo percibió antes puesto que la misma sangre de ella, roja como era, cubría su cuerpo y su cabello.
Sí, era la chica que anteriormente lo había salvado.
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