Fetiches presentes en esta historia: Vello axilar femenino. Vello Púbico femenino. Sudor. Leche materna. Semen sucio. Mindbreak Extremo.

Fate/Grand Order.

Las aventuras Cuckquean de Morgan IV.

One-shot.

Ritsuka Fujimaru x Baobhan Sith

"Mi Rayo de sol"

.

.

.

-[Prólogo: Mi Bretaña]-

Chirp chirp chirp~

El sonido de los pájaros cantando incontrolables fue lo que, para su gran dolor, le arrastró lentamente del sueño al mundo real. Cuarenta y ocho respiró largamente mientras trataba de acomodarse a si mismo en su cama, buscando ignorar tanto la sensación del cosquilleo en su piel, como los sonidos de las aves y el cálido sol golpeándole el rostro en ese mismo momento. Todo con tal de poder seguir durmiendo con su amada esposa... y entonces se dio cuenta.

"¿Huh... ?"

¿Calidez? ¿Sol? ¿pájaros? ¿Qué diablos estaba pasando... ? ninguna de esas cosas debería de ser posible estando él durmiendo en su cama en el Wandering Sea. El pelinegro abrió sus pupilas ligeramente, percatándose de como en lugar de estar en su cuarto, estaba descansando debajo de un árbol, completamente desnudo, con flores rosadas por doquier. Fujimaru ladeó su cabeza hacia la izquierda mientras trataba de ponerse de pie, solo para que su mano tocara no el piso, sino un montículo de piel helada muy familiar.

Morgan Le Fae soltó un pequeño suspiro de placer mientras alzaba la mirada a su media naranja, el humano se giró, sonrojándose cuando vio a su amada Berserker y esposa mirándole con una sonrisa tan pequeña en sus labios rosados, que casi parecía inexistente. La reina de las hadas colocó sus brazos alrededor de su cabeza, arrastrándole hacia su desnuda figura.

"Buenos días, Esposo mío. Tu rostro está igual de bello que siempre."

Habló la albina, mientras sus dedos se hundían en la melena negra del muchacho. Ritsuka reconoció de inmediato ese lugar, lo había visitado... una vez. Y visto sus flores en incontables ocasiones cuando Arturia y Merlín usaban sus Fantasmas Noble en batalla, una y otra vez, salvando sus vidas.

El océano interno del planeta, el lado reverso del mundo... Avalon.

"¿Qué— por qué estoy—?"

La madre de Baobhan Sith dejó salir una pequeña risa mientras observaba su expresión sorprendida, tratando de hacer sentido de su alrededor y predicamento actual. Berserker simplemente optó por negar con la cabeza, sus manos colocaron con gentileza su rostro donde pertenecía; su escote. Sentir su fría carne le calmaron por un breve momento, aparentemente calmando sus preocupaciones y cualquier sentimiento de peligro o curiosidad que pudo haber tenido. Por supuesto que esto tenía que ser culpa suya, de alguna u otra manera...

Pero no debía dudar, porque ella era su esposa, después de todo.

"No te preocupes, Esposo mío. Solo disfrútalo... ¿vale?"

SNAP~

Sus ojos se abrieron en shock tras ver sus dedos brillar en un destello azul tras chasquearlos. Casi como si salieran de la nada, una, dos- trece figuras empezaron a caminar directo a ellos. O a él más bien. Las reconoció sin esfuerzo alguno. Los hermosos y bellos cuerpos desnudos de Mashu Kyrielight, Artoria Lancer, Artoria Caster, Mordred, Scathach, Ishtar, Ereshkigal, Jeanne Alter, Minamoto no Raikou, Charlotte Corday, Barghest, Baobhan Sith y Mélusine marchaban hacia él.

Antes de darse cuenta, ya habían intercambiado lugares. Ahora no descansaba entre las tetas de Morgan, sino las de Mashu. Las dos encarnaciones del Rey de los caballeros junto al Caballero de la traición se arrodillaron frente a su falo, mientras que la mujer de cabello morado presionaba sus senos junto a Charlotte, contra sus pectorales. El ojiazul miró alrededor, buscando a su amada: se había sentado en un trono hecho de flores rosadas para observar la situación, habiendo cruzado sus piernas.

"¿Mor... gan... ?"

Cuestionó una vez más, antes de que los senos de Tam Lin Galahad le llenaran la boca, buscando que bebiera su leche. La albina asintió una última vez, reposando su cabeza contra sus nudillos mientras veía como las concubinas de su esposo empezaban a hacerle el amor, las tres rubias luchaban por lamer su miembro, buscando que despertara para poder servirle apropiadamente.

Pese a no estar hablando, sus palabras seguían haciendo eco en su mente.

Solo disfrútalo... Solo disfrútalo...

Solo...

Disfrútalo...

.


.

"Esposo... esposo... Mi amor. Despierta."

El frío pero gentil toque de la mano de Morgan en su mejilla fue lo que le despertó por segunda vez. Ritsuka abrió sus párpados lenta y pesadamente, siendo saludado por la hermosa y perfecta cara de la reina de las Hadas. Sus brazos le tenían acunado cuidadosamente en su frío y amoroso abrazo. El humano ladeo su cabeza hacia la izquierda ligeramente, parte de su mente todavía estaba dormida, como era de esperarse de un hombre cansado que pasó gran parte del fin de semana en privado con su mujer.

Que adorable...

El lápiz labial azul no perdió tiempo en cubrir su boca con un hechizo silencioso, su cabeza se acercó a la suya. Fujimaru abrió la boca para recibir el beso mañanero con el que su esposa usualmente le saludaba, mientras que sus masivos senos se presionaban contra sus músculos desnudos, la fría y deliciosa lengua de la fémina encontró la suya, tomando control de la batalla y dominándole sin esfuerzo alguno, antes de romperlo.

Tal como él no podía tener suficiente de la chica, esta no podía tener suficiente de ese hombre tan tierno, adorable, hermoso y débil. Este lado de él, reservado únicamente para ella y solamente ella, era una de las cosas que hacían su frío corazón de hielo latiera con amor. Realmente no podía dejar que nadie, ni siquiera Galahad, tuviese su alma.

"Buenos días... Morgan... ¿Qué— ?"

Preguntó pobremente, antes de que su dedo índice se presionara contra sus labios, callándole. La primer hada del Paraíso asintió dos veces ante su pregunta, antes de besarle la frente. Claro que todavía quería preguntarle unas cosas, y felizmente le respondería, pero primero y principal: usó su magia una segunda vez para abrir la llave de la tina, comenzando a llenarla con agua caliente.

"Me tomé la libertad de darte un sueño placentero antes de irme a dormir la noche de ayer. Has pasado toda la noche teniendo, como Lancelot diría, "Sexo Netorare cariñoso" con tus concubinas favoritas."

Fue su única contestación, y todo tuvo sentido. El tinte carmesí que cubrió sus mejillas casi la hizo reír, ¿le había visto... tener sexo con más de diez mujeres por ocho largas horas en sus sueños, simplemente para asegurarse de que su noche fuese buena... ? El senpai de Mashu hubiera cubierto su rostro con sus manos temeroso de mirar la cara de su amada, de no ser porque las manos de esta le acariciaron el cuello, y sus pechos además, se aseguraban de mantenerle quieto para que continuase mirándola.

Para este punto, la conocía lo suficientemente bien como para entender que un "lo siento" sería como escupirle en la cara... en su lugar, Morgan pediría-

"Y espero que me recompenses y elogies en demasía esta mañana, si no es mucho pedir, ¿si?"

No hubo necesidad de palabras. Solo tenía que mirar sus ojos para saber, para entender que Ritsuka ya tenía hambre de ella. Le Fae se puso de pie lentamente, permitiendo a sus nalgas y sus senos rebotar en frente de su querido: una, dos, tres veces, antes de que finalmente se detuvieran. Su brazo se extendió en dirección a él, jalándole hacia ella para que pudiese acabar entre sus brazos nuevamente. La fragancia de duraznos emanando de su cuerpo y piel le intoxicaban en demasía.

"Morgan... Morgan..."

Musitó, lenta pero seguramente la reina del Invierno se dio la vuelta, siendo llamada por él. Una buena esposa siempre respondía a su marido, después de todo. El hada encaró al humano una vez más, sus fríos brazos efectivamente le rodearon. El moreno instantáneamente se perdió en la piel de su esposa, era dieciséis centímetros más alta que él, por lo tanto necesitaba mirar hacia arriba cada vez, y a Morgan le encantaba. Cada. Vez. Los dedos de Le Fae acariciaron gentilmente su mentón, mostrando los dientes.

Claro... si quería que ambos fueran cariñosos y le consintiera con su cuerpo antes de que siquiera llegaran al baño, ¿cómo podía no malcriarlo?

"Sí, Esposo mío. No te preocupes: he sudado durante toda la noche, solo para ti."

E incluso ahora, lo hacía. La boca del Master tembló mientras acercaba su boca hacia el busto de la mujer, múltiples gotas de sudor caían por su piel en ese momento. Néctar, néctar, glorioso néctar con olor a duraznos nacidos de una diosa de la nieve. Los párpados de Fujimaru se cerraron ligeramente mientras sus labios iban a su pecho derecho, justo arriba del pezón, antes de que una gota se le escapara, para luego ir en círculos, dejando un camino de besitos.

La gobernante de las Hadas suspiró de alegría ante el contacto de los labios de su marido con los suyos. Ritsuka verdaderamente sabía como hacerla sentirse especial y única, ¿pero honestamente? era un maestro en amar a las mujeres. Pese a su harem ser extremadamente grande, y que cada una sabía que siempre podía elegir a alguien más... de algún modo, sus ojos, sus palabras, su tacto... todo ello las hacían sentirse especiales para él. Y esa era tanto la verdad como el secreto que cargaba consigo.

Todas eran especiales, desde Mashu hasta Morgan.

"Ahh~... Esposo mío... ~"

El Master dejó salir un pequeño gemido de placer al su boca cerrarse en el pecho derecho de su esposa, empezando a succionar su pezón mientras que sus manos iban a su extremadamente gordo y masivo culo. Su suavidad y blandura le eran familiarmente reconfortantes para este punto. La madre de Baobhan Sith suspiró nuevamente, sintiendo como las manos jalaban para separar sus nalgas, dejando su ano al descubierto, para luego cerrarlas otra vez. Casi un segundo después, la leche empezó a descender por su garganta.

Tan helada como el helado, pero tan dulce como un jugo de frutas.

No solo aumentó el sudor que caía por su cuerpo, también lo hizo la lujuria. El clítoris de la mujer se movió a si mismo, endureciéndose junto a su pezón derecho, mientras las gotas de su miel manchaban sus muslos. Morgan empezó a caminar de reversa, seguida por el pelinegro: ninguno de los dos se preocupó por el rastro de líquidos que dejaba con cada paso, de hecho: contaban con ello. Era una forma para Le Fae marcar su territorio: este cuarto, en su simpleza, era su reino.

Su recámara real.

Sluuuurp~ chup~ chup~ chup~

Su insistencia en alimentarse de su leche real siempre la sorprendía gratamente. Los labios azules de la mujer se encontraron besando su cabeza múltiples veces mientras su mano subía y bajaba en su nuca en una caricia constante. El pobre muchacho debió haber estado tan hambriento y sediento durante la noche... por lo que le habían contado, antes de su llegada, Nero y Mashu o quien fuera que durmiese con él, siempre ofrecía algo de su leche para saciar su sed antes de volver a dormir. Un deber que, por supuesto, hoy en día era totalmente suyo.

"Calma, calma Esposo mío... Ya, ya. Mis pechos y mi leche han sido cuidadosamente modificados para coincidir con tus gustos."

El tono de su voz era tan suave como la seda. La lengua de Ritsuka se movía a si misma en círculos alrededor del pezón de su esposa, sus labios se presionaron entre si más fuertemente mientras sus caderas empujaban hacia arriba, su pene, ya duro pero en su tamaño pequeño, se frotó insistente contra sus muslos. Cuanta avaricia... su corazón realmente no podía tener suficiente, si habían dos pecados por los que Fujimaru iría al infierno, eran avaricia y lujuria respectivamente. Pues las deseaba de manera incesante... pero su hambre de amor era aún más fuerte.

Las piernas de Morgan se cerraron, provocando que su carne aplastara y estrujara su pequeña hombría, enviando escalofríos por su columna ante la sensación de la suave y fría piel del cuerpo femenino frotándose contra su miembro lo invadía. La garganta del hombre se movía salvajemente, notando como la leche que bebía aumentaba en cantidad. Su reina también se estaba excitando más al parecer.

La boca de Fujimaru se separó del pecho del Hada, ambos lo supieron sin necesitar palabra alguna. Morgan levantó una de sus piernas, luego la otra, y entonces fue él quien entró en el agua con ella: como era lo usual, la Berserker fungió de almohada, abrazándole. La madre de Mordred gimió de placer cuando la boca de su amante se concentró en su cuello, atrapando su piel para chuparla amorosamente, mientras su pequeña masculinidad se frotaba contra su clítoris.

Todavía era muy pronto para el sexo, y no es como si él estuviese en su plenitud aún, el jugar antes del plato principal era importante.

"Hmmm~... Esposo mío... mis axilas. Sirve a mis mis axilas también."

Ordenó, alzando su brazo izquierdo para revelar el cabello blanco/azulado. Los párpados de Ritsuka se abrieron ligeramente ante la vista, admirando la vasta cantidad de pelo que su esposa había cultivado para él. La noche anterior antes de irse a dormir pasó casi cinco minutos lamiendo, besando y oliendo aquella zona antes de terminar en sus brazos, como si fuese un osito de peluche.

Casi como si estuviese muriéndose de hambre, el plebeyo hundió su boca en la tierra sagrada de su reina, su lengua subió, cuidadosa y lentamente yendo por cada hebra de su hermoso vello. Morgan gimió al sentir no solo como su Esposo tenía un festín con su piel, sino como su miembro parecía endurecerse, satisfaciendo su clítoris aún más en respuesta.

La nariz del hombre dio una larga olida a su cabello con olor a frutas tras envolverlo con su saliva, antes de que sus labios se pegaran a la zona, plantándole besos una y otra vez. No podía evitarlo, simplemente no podía. Necesitaba hablar, necesitaba agradecerle, halagarla, amarla. Y eso era justo lo que ella esperaba.

"Morgan... tus axilas... h-hay... hay tanto pelo y... y-y-"

Tartamudeó, no mirando a su querida. La Berserker reencarnada curvó sus labios en una sonrisa, su mano libre fue a parar en su espalda. Si. Por supuesto que sabía lo que quería decir, pero Le Fae deseaba que el Mago abiertamente terminara aquella frase. Había estado llamando a su culo "gordo" y "grande" cada vez que hacían el amor, en cada ocasión que lo mordía, nalgueaba, o tenía sexo anal con ella. Y siempre lo aceptaba, porque no eran insultos, no.

Jamás podría faltarle el respeto a su Esposa.

Todo eso era parte de su forma de amar.

"¿Y... qué, Esposo mío... ? habla."

Demandó la albina, mirando su cabello negro mientras sus labios aterrizaban en su cabeza, besándole mientras que su otro brazo le apegaba a su helado ser. Su voz tembló ligeramente, admirando la zona sudada. No podía ver su piel en absoluto, solamente había cabello de aquel blanco tan puro, y azul. El master de ojos azules frotó su nariz contra aquellas tierras, antes de darles un último beso, finalmente encaró a su esposa, cuya expresión era de estoicismo puro como siempre, excepto por aquellas dos curvas en las comisuras de sus labios.

Dios... era tan divina pese a no ser una real deidad, y era solamente suya.

"Huelen... huelen tan bien."

Murmurar aquellas palabras le tomó cada onza de fuerza y coraje de su ser. El que los colores se le subieran al rostro, sonrojándolo, lo hizo aún más evidente. La cabeza de la Reina se acercó a la suya, sellando sus labios en un dulce, frío y amoroso beso helado que realzó su amor mutuo.

Chu~... chu... chu~

Esta era la mejor parte. Siempre era la mejor parte. Pese a que Fujimaru Ritsuka amaba cada momento del acto sexual que era el "hacer el amor", si había algo que siempre elegiría sobre el sexo, era el besar. El sentimiento de ser sostenido entre los brazos de su amante cuando esta era más alta que él, o sostenerla él mismo cuando era el más alto... era lo mejor en todo el mundo. El sentir como los labios de Morgan se presionaban contra los suyos...

"Hmm~... hmmm~"

El sonido de su voz ahogada mezclándose con la suya, y el frío de su ser. El agua estaba caliente, sí, pero su cuerpo se mantenía helado como el hielo, dándole un sentimiento maravilloso. Los párpados de la albina se cerraron al igual que los suyos, querían sentir su lazo, su unión, su conexión como pareja casada, mientras que su pequeño pene frotaba incansable su clítoris, otorgándole más placer. Las manos de Le Fae subían y bajaban en la espalda de su marido, cuidadosamente acariciando cada una de sus cicatrices.

Su mandíbula se movió ligeramente, causando que sus labios también lo hicieran. Mientras estaba entre sus brazos, no perdió tiempo en agarrar sus pechos para darle a las yemas de sus dedos un festín con su carne. El hada del paraíso gimió una vez más, metiendo su lengua en el campo de batalla, causando que él hiciera lo mismo. Tanto la reina del sexto Lostbelt como el plebeyo de la historia Pan-humana retomaron su combate.

Una rivalidad que nunca terminaría. Morgan siempre, siempre odiaría y maldeciría la historia Pan-humana... y Ritsuka, como su representante, estaba obligado a encontrarla en el campo de batalla cada vez.

Sluuurp... sluuurp... chuuu~

El beso cambió de uno más dulce y amoroso, siendo ahora una batalla de voluntades y determinación entre dos lenguas. Las caderas de la Reina empujaron hacia arriba, dándole más espacio a su pequeña verga para frotarse contra sus labios mayores si quería, mientras que sus brazos se cerraban alrededor de él, impidiéndole el escape. Era luchar o morir. Cuarenta y ocho lo sintió: como su mana era succionado de su cuerpo conforme continuaban besándose, mientras más saliva Morgan forzara dentro de él, bebiendo la suya al mismo tiempo.

Sus manos terminaron por abandonar sus tetas, para acariciar y mimar la bella melena blanca/azul que era su cabello suelto flotando en el agua. Amaba y disfrutaba las simplezas de la vida matrimonial, cosas tan mundanas como pedirle que le sostuviera entre sus brazos, que le acariciara o le dejara abrazarla por detrás para oler su hermoso cabello y frotar su cara contra su nuca.

La lengua femenina se movió con mayor rapidez y brusquedad, la de él en respuesta trató de presionarse contra la de ella en un empate. Eventualmente, tomaron un enfoque más depravado; sus bocas se separaron por completo, para que pudieran abiertamente lamer al otro, yendo de arriba abajo, como si fuesen perros. Una vista tan desgraciada junto a una manera tan repugnante de besarse no le quedaban en absoluto a una Reina como ella... pero ese era el punto. Morgan era una Reina, Chaldea era su nueva Bretaña, sí. Ritsuka no era dueño de nada en este lugar, no más.

Nada salvo una cosa... la mismísima Morgan.

Eso es lo que significaba ser una pareja casada.

Esa era la razón por la que era una Esposa primero, y luego una Reina cuando estaban solos.

El beso finalmente se rompió por completo, él perdiendo como siempre producto de la falta de aire, mientras la Bruja abría sus ojos una vez más. Su lápiz labial estaba en perfectas condiciones pese a toda la saliva que manchaba su mentón, lo mismo no podía decirse por su media naranja, cuyo rostro era un total desastre, uno adorable eso si. Mientras que ella sonreía de manera elegante... la suya era estúpida. La viva imagen de un hombre enamorado de una mujer cientos de ligas sobre él.

"Esposo mío... tus habilidades para besar realmente son fuera de este mundo... pero tu avaricia no conoce límites... ¿no es así?"

Habló, acariciando sus mejillas mientras sus narices se encontraban. Ritsuka asintió ligeramente para no lastimar a su amante, causando que se frotaran en un tierno besito esquimal que la nacida en Orkney no perdió tiempo en contestar. Efectivamente, jamás podría tener suficiente del cuerpo de su Reina. Y había un lugar mucho más sabroso y con más vello en su cuerpo que sus axilas, que estaba segura disfrutaría.

Silenciosamente, usando sus rodillas, la bruja alejó a amor con un movimiento lento, Ritsuka acató la petición de su esposa, nadando hacia atrás solo un poquito, separándose por un mar de centímetros. Luego, para su sorpresa y placer, la mujer extendió y reposó sus piernas en los bordes de la tina, otorgándole una vista perfecta junto a acceso total hacia su feminidad, y su ano. El dedo medio e índice del hada fueron directo a sus labios mayores, cubiertos en pelo blanco y azul.

Los separó justo frente a sus ojos.

"Ven, Esposo mío. Disfruta de mi coño hasta saciar tu corazón."

No necesitó escuchar más. La vagina más sabrosa y peluda en todo Novum Chaldea estaba esperándole a él, y solamente a él. Un tesoro que ningún otro ser vivo tendría la oportunidad de probar, mirar, experimentar, oler, lamer y disfrutar salvo el propio Ritsuka Fujimaru. Las burbujas llenando el agua se partieron conforme él se acercaba, arrastrado por la delicia en frente suyo junto al exquisito olor.

Eventualmente, su boca hizo contacto con los genitales de la mujer. La fría, dulce y deliciosa carne de la vagina casada de Morgan Le Fae recibió sus labios alegremente, mientras la nariz del adulto pelinegro se presionaba a si misma contra su clítoris. El hada descansó contra el agua, permitiendo a su espalda y torso flotar mientras sentía las manos de su amante ir bajo sus piernas para sujetarla.

Hay… tanto…

Pensó, su puente nasal enrojeciéndose mientras su lengua se movía, cuidadosamente lamiendo y degustando la carne de sus labios mayores. Su vagina estaba empapada en agua y sus propios fluidos. El dulce y fuerte aroma saliendo de su piel, su sudor, y todo su cuerpo hacían maravillas en su cerebro, Ritsuka podía sentir su boca hacerse agua conforme seguía besándose con la vagina de su esposa.

La lengua bailó, yendo de arriba a abajo tan lento como pudo, arrastrándose por su tierra sagrada mientras la mujer exhalaba, respirando lentamente mientras el placer se hacía presente en su cuerpo, Morgan cerró sus ojos. Este baño no era ni por asomo grande o majestuoso como el que tenía en su castillo, o su antiguo cuarto en Chaldea.

Pero era miles de veces mejor, simplemente porque era el baño de su Esposo.

El baño de ambos.

"Ahhh~… Esposo mío~"

Oír su usualmente fría y cruel voz teniendo un tono tan cálido y amoroso le llenó de dicha, oh si, estaba dándole un muy buen masaje a su orgullo como hombre y marido al mismo tiempo, únicamente por estar disfrutando su cunnilingus. Fujimaru movió su lengua insistentemente, acariciando el blanco valle de su esposa mientras sus dedos se cerraban bajo el agua, masajeando sus muslos.

Sluurp… sluuurp… sluuurp~

Estaba siendo tratada como un tesoro viviente. Como la realeza y reina que efectivamente era. Morgan arqueó su espalda ligeramente, hundiendo parte de su frente y cabello en el agua conforme abría su boca en el momento en el que la lengua de Ritsuka entró en su vagina. Los párpados del chiquillo se cerraron fuertemente, dándose tiempo para degustar del sabor.

Era tan suave y deliciosa como el mochi.

Morgan… Morgan…

El beso Frances al que sometía su feminidad se volvió más salvaje al la punta de su lengua ir a por sus paredes. No, no atacaría su punto G justo luego de entrar, ambos querían disfrutar de esto tanto como pudieran. Las paredes internas del Hada fueron lamidas lentamente, exploradas una vez más por su dueño, mientras sus manos continuaban subiendo y bajando en sus hermosas, suaves y perfectas piernas.

Otro gemido escapó la garganta de la bruja conforme la leche brotaba de sus pezones, la dama de ojos azules llevó sus manos a sus montículos maternales, pellizcando los botones rosados para intentar complacerse a si misma aún más mientras el masaje oral continuaba. Su nariz seguía atacando su clítoris mientras se la devoraba, era el momento.

Y ella también lo quería.

"Esposo mío… lame ese lugar… "

Petición que felizmente aceptó. La lengua de su marido subió tan lentamente como pudo, tardándose a propósito para hacerla desear el momento en el que hiciera contacto con su punto G. Los dedos de Morgan se cerraron en sus pechos, causando que más de su leche fuera esparcida, ¿cómo se atrevía a meterse con ella de esta manera? ¿a hacerla esperar?

Pese a no poder verlo, sabía que estaba gozando de hacerla esperar.

Y entonces ocurrió. La lengua de RItsuka hizo contacto con la debilidad de su amada Esposa, causando un largo, largo y fuerte gemido que vino desde lo más profundo de su alma.

"¡H-hahhhh!~"

Pese a aún no alcanzar el orgasmo, era justo lo que quería y necesitaba. Su vagina anhelaba el ser comida por Fujimaru, tal como su corazón anhelaba su amor. La mujer apretó los dedos de sus pies mientras una sonrisa aparecía en su rostro, el agua calentita hacía maravillas con su espalda, nuca y cabello.

El plebeyo gimió igualmente, continuando su asalto oral sin pregunta ni pausa. Pese a haber bebido su leche materna hacía unos momentos, su estómago quería su miel. No sería la última vez que se comería a Morgan hoy, no importando de que tuvieran una misión o no, simplemente quería seguir comiéndose el coño de su amada Esposa.

Su hermosa, perfecta, fría, elegante, amorosa y cariñosa Esposa~

Sluuurp sluuurp sluurp~

Los movimientos de su lengua se hicieron más bruscos, mientras era forzado a beber más de su néctar. El interior de Morgan parecía apretarse alrededor de su Esposo conforme este seguía, su corazón comenzó a latir de emoción y adrenalina dentro de su pecho. Sus dedos apretaron y jalaron aún más fuerte sus pechos, ya no importándole que su leche estuviese mezclándose con el agua.

Podía sentirlo, estaba llevándola más y más cerca del orgasmo con cada lamida. Los labios del Master continuaban frotándose y besando su entrada, casi al mismo tiempo que atacaba su punto débil.

Este hombre… realmente era su otra mitad.

Aquello que la completaba.

"Esposo mío… ¡Esposo mío… ! ¡Lame más fuerte!"

Así lo hizo. Ritsuka presionó su lengua contra la debilidad de su pareja, una y otra vez, yendo hacia abajo en su interior para lamer el resto de sus paredes, antes de volver rápidamente a enfocarse únicamente en su lugar especial. La respiración de Berserker se intensificó, junto al sudor que caía por su rostro. El sonido de su corazón latiendo se sincronizó casi perfectamente con sus lamidas.

Gimió de placer, de dicha, claramente estaba en el cielo, su voz llegó hasta los oídos del hombre, haciéndole feliz. Los labios se presionaron, besaron, movieron y jugaron con los labios mayores de su mitad, marcándola como suya al empaparla con su saliva. Necesitaba más, necesitaba más de esta maravillosa mujer de la que era dueño.

Es por eso que…

"¡H-HAAAHHH!~"

Cargó sus piernas en sus hombros. Morgan ahora no solo flotaba en el agua, sino que su amante fue a tal punto de agarrarla y colocar sus piernas justo encima de sus hombros, haciéndola sentir que estaba flotando en el cielo. Esto por consiguiente, le permitió tener más de su genital dentro de su boca, así como una posición dominante junto a una vista perfecta de su cuerpo y rostro.

Cuanta insolencia… cuanta imprudencia, ¡tendría que recompensarle generosamente por su iniciativa en complacerlos a ambos!

SLUUUUURP SLURRP SLUUURP~

Su labio superior se extendió un poquito para llegar al clítoris de la mujer, atacándola de todos los lados posibles que podía encontrar para complacerla. La bruja gimió aún más, llamándole a la vez que sus hermosas manos estrujaban sus tetas tan fuerte como podían: su punto G, sus labios mayores, su clítoris, todo estaba siendo devorado como si fuese su desayuno.

Ritsuka estaba comiéndosela viva… y la hizo sentir exactamente como cada mujer se sentía cuando actuaba de esta manera con ellas.

Especial.

"¡Esposo mío! ¡ESPOSO MÍO! ¡ME CORRO!"

Bramó a todo dar la Realeza casada, agarrando su negra cabellera con la mano donde estaba su sortija: para luego jalarle usando su fuerza superior en dirección a su entrepierna. Sus hechizos de comando ardieron de emoción junto a su pene por debajo del agua, mientras que la hada de cabello blanco gemía, totalmente tomada por el placer, llenando su estómago con su néctar.

Su dulce, dulce néctar con sabor a duraznos que tanto adoraba.

Ni una sola gota se le escapó. Para cuando la respiración de Morgan volvió a la normalidad, el humano insistió en lamer el cabello cubriendo su zona inferior, hasta que finalmente la dejó ir. Ritsuka jadeaba, no porque estuviera excitado... sino por toda la adrenalina y emoción que sintió durante todo el proceso.

"Morgan… tu vagina… sabe tan bien"

Pese a que su cumplido llegó algo tarde, lo aceptó de todos modos. La mujer Invernal sonrió alegre mientras regresaba al agua, nadando un poquito para reunirse con el hombre de sus sueños. Sus bocas se derritieron nuevamente en un dulce beso amoroso conforme permitía sus manos apretarle el culo por milésima vez quella mañana.

Hasta que... sintió otro par de brazos rodeándole el cuello. Ritsuka trató de separarse de la boca de su esposa, pero ella no le dejó. El tacto familiar de si misma; de una segunda Morgan traída a la existencia con "Thoughtform", arrastró su rostro a su escote, llenándole de intriga e ilusión.

Ahora era un frágil y débil humano, luchando contra dos mujeres que encarnaban el mismo invierno.

El beso con su original continuó mientras sus lenguas se lamían mutuamente, la clon rio ante la escena, sus manos viajaron por los músculos de su amante, yendo hacia su miembro con algo de ansiedad. La había satisfizo por un largo rato, así que era momento de devolverle el favor. El moreno gimió en la boca de su cónyuge, casi ahogándose con su lengua cuando sintió como le agarraban su pene.

Solo entonces la Morgan original rompió el beso, asegurándose de mancharle el rostro con su lapiz labial una segunda vez.

"Ya que tu avaricia no conoce límites, Esposo mío, te permitiré tener dos de mi esta mañana. Si una tercera o cuarta aparecen será tu elección... pero por ahora, afirmaré mi dominio sobre ti."

No podía hablar. No cuando dos manos empezaron a acariciar sus bolas, tanto la clon como su invocadora empezaron a medir el semen dentro de sus testículos, basándose únicamente en el tamaño y peso que tenían esa mañana. Le Fae relamió sus labios, pese a que su cadera estaba bajo el agua, podía notar que estaba muy reprimido.

La clon terminó por darle voz a sus pensamientos primero.

"Esposo mío. Puedo ver que tus bolas pesan bastante esta mañana, pese a que pasaste la mayor parte de la noche llenándome hasta saciar tu corazón."

¿Era un regaño?, ¿estaba decepcionada de él por estar tan caliente y lleno de lujuria pese haberse ido a dormir a las dos de la mañana, rehusándose a terminar hasta saciarse? No, no, no. No podía estar más lejos de la verdad. Morgan, de hecho, estaba bastante feliz de saber que sus gónadas trabajaban tiempo extra para producir más mana.

Porque era una clara señal de deseo.

"Tal como el deber de un Esposo es desear a su Esposa, el deber de una Esposa es complacer todos los caprichos de su Esposo... estoy realmente, realmente feliz de saber que me anhelas con tanta pasión, Fujimaru Ritsuka"

El hecho de que ambas hablaran al mismo tiempo con perfecta sincronía le excitó aún más. Le daba un aura de superioridad, como si él fuese una hormiga hablando con una titán. No ayudó que su cabeza estuviese siendo tragada lentamente por sus pechos, arrastrada a su escote para ser cubierta en su totalidad por sus masivas tetas.

"¡Mor… Morgan… !"

El sentimiento de su fría carne sudada rodeando sus ojos mientras sus manos acariciaban sus bolas no le dejó hablar coherentemente. Tanto la clon como la original rieron ante su reacción: la copa cuidadosamente acomodó a Ritsuka para que pudiese flotar en el agua, mientras presionaba sus pechos para asegurarse de mantenerlo en la oscuridad.

El fuerte, repugnante y nauseabundo olor de su semen aún dentro de sus bolas llegó a su cerebro en el momento en el que hundió su nariz en su escroto.

Sniiiiif snif snif snif~

Ahora era su turno para gritar. El hecho de que no pudiera ver nada salvo la carne de las tetas de su esposa le excitaba en demasía. Podía sentir el como su fría nariz se estaba frotando contra sus bolas, a la vez que sus manos le daban un gentil masajes; Morgan verdaderamente se lo estaba pasando bien, permitiendo a su existencia gozar del olor repulsivo que ella misma otorgó a su semen con magia.

Hay tanta de la semilla de mi esposo…

Una sonrisa apareció en el rostro de la bruja conforme sus dedos amorosamente se frotaban en el testículo izquierdo de su marido. El clon apretó cuidadosamente sus senos alrededor de la cabeza de su amante usando sus brazos extendidos, mientras sus manos trabajaban en conjunto con la original para acariciar su entrepierna. La voz de Fujimaru salió ahogada por el frío infierno en el que estaba su cabeza, sintiendo como los labios del Hada del paraíso se presionaban contra su escroto.

El olor incrementaba su intensidad: podía sentirlo en sus labios, el como sus bolas palpitaban y latían. Las mejillas de Morgan se tornaron de un bello color rosado mientras su lengua se presionaba contra su carne, yendo en círculos alrededor de su testículo izquierdo mientras ella y su clon acariciaban el derecho juntas.

"Esposo mío… el hedor de tu semen es realmente fuerte y asqueroso… incluso puedo sentirlo taladrando mi cerebro"

Oh mundo cruel para que su clon dijera eso mientras su mano derecha masturbaba su pequeño pene, y la izquierda se concentraba en servir a sus bolas. Diez dedos eran más que suficientes para mimar y acariciar su testículo mientras los labios de la reina continuaban sirviendo al izquierdo, pintándolo de azul con su hermoso lapiz labial una y otra vez.

Beso tras beso tras beso.

Estaba burlándose de él con sus acciones... o más bien torturándolo; moviendo su pulgar, su índice y dedo medio, todos ellos más que suficientes para masturbar su pequeño miembro en su estado dormido. El hada de ojos azules dejó ir el izquierdo de su esposo, antes de abrir su boca en frente de su segundo testículo, sacando la lengua.

Compartían una mente, así que el clon supo instantáneamente que acción tomar.

"Esposo mío… Estoy a punto de introducir tu testículo en la boca de mi yo original... ¿puedes... ima. gi. nar. lo?"

Gritó. Gritó tan fuerte como pudo tras sentir la boca fría y amorosa de su esposa y los dedos de la clon empujándolo a su cueva, que alguien que no tuviese ojos hubiese pensado que estaba en agonía. El sonido que hizo la boca de la mujer, claramente a propósito, hicieron su falo palpitar. El pre-semen ya empezaba a manchar los dedos de Le Fae, haciéndola gemir.

Si, justo así. La ventisca de Faerie Britain le devoraría de esa forma; lenta y gentil, hasta que toda la luz muriera y no hubiera nada más que la fría, cruel e inmisericordiosa nieve.

Sluuuurp~ Sluuuuurp~

Se sentía estuviera chupándole el alma a través de las bolas. El movimiento de los dedos del clon incrementó conforme ambas Morgans disfrutaban. El olor del líquido pre-seminal ya afectaba sus organismos, excitándolas mucho más. La lengua de Le Fae subió y bajó en el testículo de su amor, antes de besarlo y engullirlo en su totalidad dentro de su boca, lamiéndolo en círculos antes de presionarlo muy cuidadosamente contra su paladar.

Tenía que ser cuidadosa, después de todo eran la parte más importante y delicada de su preciado Esposo. No importaba cuanto gritara o se retorciera, continuó succionándole. El clon de la madre de Baobhan Sith fue tan lejos como para reír, no como lo haría Jeanne Alter, antes de llamarle patético y tierno. No.

Era una risita de amor.

Ambas estaban asombradas ante su ternura.

"Or… gan… ¡por favor… !"

Logró gritar, apenas audible pero con la fuerza suficiente para captar la atención de ambas Reinas. ¿Oh? ¿así que el plebeyo rogaba de rodillas por atención oral… ? reunió valor, coraje y valentía suficientes para preguntar y rogar, únicamente porque quería que se metiera su verga hasta el fondo de la garganta… ?

Con un sonoro "Pop", la reina del sexto Lostbelt soltó sus testículos, antes de acercarse a su pequeño falo: imitando sus acciones, colocó sus piernas sobre sus hombros, antes de darle una muy buena inhalada al oloroso y apestoso líquido transparente que salía de su uretra. Si, tenía un olor repugnante, pero palidecía en comparación con la masculinidad y el olor nauseabundo que tenía su semen.

Podía sentir su vientre palpitar de emoción ante la idea de la penetración, pero todavía era muy pronto.

"¿Por favor qué, mi querido y amado Esposo?"

Preguntó la dama real, ¿cómo podía ser tan cruel? ¿tan maligna? Su clon parecía saber lo que quería; pues presionó sus pechos aún más fuerte. Ritsuka verdaderamente sentía que estaba siendo tragado por toneladas de nieve, enterrado en tanta que nunca nadie sería capaz de salvarlo o encontrarlo nunca más.

Todo por tener esas enormes y maravillosas tetas aplastándole el rostro.

"P… Por favor… dame una…"

Apenas logró decir, sintiendo los labios de su esposa presionarse cuidadosamente contra su pequeño falo, siendo lo suficiente como para irritarle pero no para satisfacerle. El hombre apretó los dientes jadeando pesadamente, esta mujer, esta mujer, ¡esta mujer esta mujer esta mujer... estaba volviéndolo loco! ¡Bien, bien maldita sea!

Si quería que le rogara, ¡entonces lo haría!

"¡Por favor dame una mamada de una vez, por el amor a dios!"

Bramó, su cabeza recibiendo un muy buen apretón por los senos del Hada como recompensa. Ayer ella le había dado sexo oral alrededor de veinte veces, pero nunca tendría suficiente. Los azulados labios de Morgan se presionaron juntos alrededor del falo de Ritsuka, tragándose su pequeño miembro sin esfuerzo.

El pene de su esposo era realmente maravilloso en ambos ámbitos: tamaño y ternura, perfectamente balanceados.

Ahhh~ La verga de mi esposo… es tan pequeña y tierna… jamás podría cansarme de esto

Uno no creería que fuera la cruel e inmisericordiosa gobernante que ejecutaba Hadas diariamente como muestra de su poder, que gobernó sobre el Sexto Lostbelt por más de mil años si la viesen en su actual posición. La lengua de Morgan Le Fae empezó a moverse de arriba abajo en la carne de su amante, mientras que su clon ahora agarraba sus senos con las manos, moviéndoles de lado a lado.

Estaba, esencialmente, "masturbando" su cráneo.

Sluuurp sluuurp chuup~

La intensidad de sus lamidas aumentó rápidamente. Para este punto, el cuerpo de Morgan ya se había acostumbrado a Ritsuka, como uno esperaría: sucedía lo mismo con cualquier mujer que se reproducía con él por el tiempo suficiente, hasta el punto en el que su garganta, con cada lamida que le daba, se impacientaba más y más.

El clon cuyos pechos acariciaban la cabeza de su amante lamió sus labios ante la vista, disfrutando de la satisfacción de compartir las sensaciones con su original. La bruja gimió de dicha, pegando su lengua al prepucio de Fujimaru, pelándola lentamente. Fue un trabajo fácil usando su saliva junto al agua, por suerte.

Pronto su miembro crecería y alcanzaría profundamente dentro de su garganta, trayendo ese dolor que ella y tantas otras amaban disfrutar. Los ojos del hada brillaron en gusto cuando sintió como las piernas de él se retorcían, moviéndose sobre sus hombros, pero le mantuvo cerca suyo, mientras su clon suspiraba.

"Esposo mío… puedo sentirlo creciendo dentro de mi boca… "

Una sonrisa apareció en su rostro en el momento en el que se detuvo. Después de haber pelado exitosamente la piel cubriendo su falo, su lengua se movió en círculos, jugando y saludando a su punta, yendo hasta el punto de jugar con su frenillo. La cabeza de la reina iba de arriba a abajo por unos cuantos centímetros cada vez.

Todo ello lograba jugar a su favor, pues finalmente su masculinidad aumentó su tamaño. Su esposa dejó salir un ahogado gemido de alegría; tal como su cuerpo había deseado, tal como había esperado, el miembro de Ritsuka llegó hasta su garganta, y luego fue más allá.

Ahogándola.

Por supuesto que lo haría, su tamaño y grosor eran lo suficientemente poderosos como para sobrevivir a la "Torre Pendragon" que ella, Arturia y su hijo Mordred crearon para él durante la navidad. Sus manos llegaron hasta los pechos de su clon, aterrizando justo sobre las suyas, entrelazando sus dedos. También sentía su garganta empezar a dolerle.

Su batalla había empezado.

Sluuuurp sluuurp sluuurp sluuurp~

"¡U-umpgh!"

El frío le abrazó casi tanto como hacía la oscuridad. Ritsuka lo sintió: la lengua de Morgan, moviéndose a fondo y con mayor intensidad que cuando su miembro no estaba estimulado. Su falo llegaba profundamente dentro de la garganta de su esposa, todo mientras los hermosos labios del Hada se arrastraban por este al subir.

Los sonidos que hacía su amante al salivar enviaban escalofríos por su espina dorsal; su saliva de igual modo estaba helada. Morgan ya había pintado su carne con su lapiz labial azulado como acostumbraba, pero no era suficiente. Su cabeza bajó, lentamente mientras su mandíbula se cerraba aún más fuerte, mientras que su garganta se apretaba alrededor de su pene.

"H-hmmmm~"

Si bien ella estaba en la dicha absoluta, él estaba en el "Helheim". Los ojos de Le Fae gozaban del festival de colores que eran las emociones de su marido, mientras su garganta dolía más y más a cada segundo: su lengua ascendió, presionando su carne contra su paladar más fuerte que la primera vez, antes de subir, dejando salir otro gemido en el proceso, su clon rió, lamiendo sus labios una vez más ante el sabor.

Sluuuuurp sluuuuurp sluuuuuurp~

Fue más allá. La bruja afiló su mirar, ahora no solo fijándose en las emociones de su marido, sino también sus pensamientos. Lo que encontró la hizo reír, y sentirse feliz a la vez. Muy bien, una buena esposa siempre obedecía y malcriaba a su esposo cuando lo merecía.

Usando su mano derecha para agarrar su pecho derecho, la mujer lo presionó contra el izquierdo, cubriendo el aparato de su esposo en un paizuri, todo mientras aún tenía su masculinidad dentro de su boca; por último, su mano izquierda subió el pecho izquierdo, presionándose contra este para agarrarlo. La "Técnica oral definitiva" que podría ejecutar una mujer.

Casi sintió que se volvía loco.

"Una felación… masturbación… y un paizuri, ¿al mismo tiempo… ? Amado esposo mío, tu avaricia realmente no conoce límites~"

Y ella sintió el deseo de besarlo hasta la muerte. Una pequeña risa escapó de los labios de la clon mientras la original empezaba a moverse. La mano izquierda de Morgan apretaba su pezón tan fuerte como fuese posible, buscando rociar algo de leche para excitar a su amor con el olor, lo que por supuesto, hizo efecto al sentir su largo y grueso miembro palpitar dentro de su garganta.

Bien, bien, muy bien.

Los pechos del hada se juntaron, apretando y ahogando su hombría en su frío e infinito mar de pechos, su cabeza subiendo y bajando lentamente, tratando de acomodarse y encontrar un rítmo adecuado en una posición tan compleja. Su lengua iba en círculos alrededor de la punta de su marido, mientras su mano izquierda presionaba su pecho más fuertemente, subiendo y bajando con sus labios como tope.

Chup… Chup… sluuuurp~

Contra todo pronóstico, lo estaba logrando. Morgan Le Fae, la cruel, implacable y malvada Reina del Sexto Lostbelt, estaba logrando darle a Ritsuka Fujimaru una mamada y un paizuri al mismo tiempo que le masturbaba. Sus labios succionaron aún más fuerte, hundiendo su cabeza en su escote.

Los dedos que tenía alrededor de su carne se apretaron junto a los músculos de su garganta, su lujuria, su deseo por él superaba en demasía el dolor que sentía su garganta, como siempre pasaba. Ritsuka gritó ahogadamente con las enormes tetas de la clon impidiéndole a su voz llegar hasta los cielos, cuyos pechos se movían de arriba abajo también, acariciándole la cabeza aún más.

Era verdaderamente asombroso.

"Esposo mío… ¿realmente creíste que no sería capaz de cumplir uno de tus deseos… ? Lo admito, esta es una petición muy peculiar. Pero el que me hayas subestimado, es realmente decepcionante. No hay nada que tu Esposa no esté dispuesta a hacer por ti"

El tono de su voz, si bien seguía siendo amoroso y calmado, por solo un momento, había pasado a su personalidad de "la realeza". La Morgan original alzó su culo hacia arriba, sacando sus nalgas del aguam permitiendo al olor a duraznos proveniente de su feminidad inundar el aire. Los labios de Berserker subían y bajaban una vez más en la carne del humano, mientras su lengua descendía, masajeándole cual helado.

El maldito "Gulg gulg gulg~" que hacía, claramente a propósito, mezclado con la oscuridad alrededor suyo, eran una tortura como ninguna otra. Tanto los pechos de la clon como de la Morgan original atacaban puntos críticos de su cuerpo, haciéndole sentir como si, en efecto, estuviera ahogándose en carne.

La nariz de Morgan se movía, inhalando y exhalando, continuando su masacre oral mientras el bulto que era el pene de su amado se movía en su cuello cada vez que descendía, esto sería un secreto entre los dos. Un servicio especial, "exclusivo de esposas", que dudaba Galahad o cualquier otra mujer en Chaldea sería capaz de replicar.

Ni siquiera Raikou, o su hermanita.

Gulg~ gulg~ gulg~ chuuup~

Estaba funcionando. Las venas empezaban a sobresalir tanto en sus testículos como su falo, podía sentirlas con su lengua, junto al movimiento de su carne empezando a palpitar como si fuese un corazón. La fría saliva, el interior de su boca, su garganta, más heladas que el mismísimo invierno, junto al vapor calentito proveniente del agua y el sentirlo en su espalda, en el resto de su cuerpo…

No podía ganar, no podía, no podí—

La clon de Morgan Le Fae sonrió, ambas leyendo sus pensamientos, encantadas ante la sensación del salvador del mundo siendo derrotado simplemente por algo de trabajo oral. Oh, cuanta alegría era el estar casada con un hombre tan encantador, que sentimiento tan maravilloso era este; el orgullo de una esposa feliz, de una esposa que hacía feliz a su marido, el orgullo de tener a un hombre que la amaba más que a cualquiera en este mundo...

Ritsuka realmente sabía como darle una muy buena chupada a una mujer, tanto a su vagina… como a su ego.

"Córrete, Esposo mío, y no te resistas. Es una orden de tu reina."

SPLUUUUUUUUUUUUUUURT~

No perdió tiempo en obedecer sus órdenes. Una descarga extremadamente gruesa que duró por un minuto completo fue disparada en la boca y garganta de la Bruja, directamente desde sus muy pesadas bolas llenas de mana. El primer disparo del día, ni más ni menos, por lo que su olor era en extremo potente y asqueroso. Pero por mucho que su nariz lo despreciara, su cuerpo lo amaba con ardiente pasión.

Sin que el Master tuviese idea alguna, su antigua servant, ahora amante, tenía corazones dentro de sus pupilas ante la sensación de su semen yendo dentro de ella, tanto su grosor como su pegajosidad no tenían parangón, Morgan no tosió. No, no, no lo haría, eso no era lo que hacía la realeza, sin importar cuanto quisiera.

Casi se sentía como si el semen de su esposo fuera a salir de su nariz por lo mucho que se estaba corriendo, ya había sucedido antes, lo había visto: muy pocas mujeres eran capaces de no sufrir ese destino cuando le practicaban sexo oral a Fujimaru, no era una de ellas. Después de sentir como se detenía, solo entonces cuando no hubo nada más que beber, le dejó ir.

La espíritu heroico admiró su trabajo, y al pene de su esposo. Su tamaño era realmente enorme cuando recibía la atención necesaria, no era de extrañar que pudiese romper a cualquier mujer si se le daba el tiempo suficiente… todos excepto ella, claro está. Por eso siempre le teñía de azul, ella era Morgan Le Fae.

Eterna enemiga de la Historia Pan-humana. Esposa de Fujimaru Ritsuka, y la única capaz de conquistarlo.

La Clon finalmente sacó su cabeza de su escote, como uno esperaría, su rostro era un desastre absoluto de placer y dicha. Sus esposas rieron al unísono ante la vista, no mucho después, Ritsuka era sostenido por las dos versiones de su compañera, una besándole la cabeza mientras reposaba sobre sus tetas, mientras que la otra reposaba sobre él, besándole el rostro de vez en cuando mientras le acariciaba.

Estaba atrapado en un "Sandwich de Morgans", sin posibilidad de escapar.

"Mi esposo… mi preciado, hermoso y amado Esposo"

Cada vez que decía una nueva palabra, sus dedos acariciaron su cabello. Los ojos de la albina chocaron contra los suyos, el humano cerró su ojo izquierdo cuando la mano de la chica reposó en su mejilla, acariciándola. La suave piel de Morgan se movía lenta y amorosamente por sus facciones, admirándolas como si fuese alguna especie de tesoro u/o diamante.

Para si mismo, él no era nada más que un hombre.

Para ella, era la única cosa que mantenía su sanidad intacta.

Mientras le admiraba a la vez que sus tetas se presionaban contra sus músculos, él también se tomó su tiempo para perderse a si mismo en el rostro de aquella mujer. Sus delgadas cejas, sus pestañas, tan brillantes y hermosas, el pálido color de su piel que se asemejaba a la porcelana del más alto calibre, y esos ojos, esos hermosos ojos azules que imitaban al cielo tan perfectamente…

Si los ojos de Ritsuka eran el mar, los de Morgan eran tan hermosos como el cielo sobre este.

"Morgan… "

Habló, llamándola. Tanto la mujer detrás suyo como la que reposaba en su rostro le miraron al mismo tiempo. Sus brazos lentamente se alzaron del agua, uno terminando en su espalda para acariciar su piel y aquella larga y bella melena blanca, mientras la otra hacía exactamente lo mismo, pero con su rostro.

"Tienes… el rostro más bello que jamás haya visto"

Sus labios se derritieron en un beso una vez más, bajo la atenta mirada de la clon cuyas manos abrazaron tanto a Ritsuka como a su original cual angel guardián. No solo su mana estaba siendo robado, también su calor. La lengua de Morgan se movía dentro de la boca de su amado como siempre lo hacía, bebiendo su saliva como si fuese una vampira o algo por el estilo.

Le necesitaba. Le necesitaba con tanta desesperación que su Spirit Core y su Saint Graph dolían ante la idea de perderle. La pareja casada se amó y abrazó la una al otro en aquella bañera, sin parar. Todo mientras sus corazones parecían latir, usando sus sentimientos compartidos como combustible. El Master gimió dentro de la garganta de su esposa mientras sentía sus caderas ascender; sus peludos pliegues se frotaron una y otra vez contra su miembro.

No hubo pregunta o duda alguna. Nada salvo su deseo de volverse una con él. No fue la Morgan real la que insertó su pene dentro de ella sin embargo, más bien, en un erótico giro de los acontecimientos, fue la clon que había invocado; su mano izquierda se extendió hacia su creadora, cubriendo su cadera con magia.

Solo le tomó un ligero movimiento de su dedo para hacerla caer. Fujimaru sintió en su totalidad el frío interior de la vagina de su esposa: su voz salió ahogadamente mientras ella hacía lo mismo, gemir larga pero elegantemente dentro de su boca mientras un tinte carmesí se esparcía por su puente nasal. Un bulto se hizo presente en su vientre, mientras que el frío le consumía, llevándolo aun más dentro de la tundra que era Morgan Le Fae.

Otra vez... iba a montarlo hasta la muerte otra vez.

Un escalofrío recorrió su columna cuando los brazos de la segunda Bruja rodearon su cuello, mientras que las caderas de la original empezaban a ascender, preparándose en anticipación para empalarse apropiadamente en su hombría.

"Esposo mío… te sugiero que respires por la nariz de ahora en adelante... no tengo intención de detenerme."

Y entonces hundió sus dientes en su cuello, presionando sus pechos contra su espalda aún más. Los hechizos de comando de Ritsuka brillaron hasta el punto en el que parecían estar cubiertos por flamas, su mente ya empezaba a derretirse... o en este caso, a congelare. El hada del paraíso bajó sus caderas sin advertencia previa, mientras su lengua llegó más profundo de su boca, presionando su lengua contra la de él para obligarle a retroceder hasta su garganta.

SPLASHH~

El agua se desbordó en el momento en el que su cuerpo se estrelló contra el suyo, los latidos de su corazón se aceleraron cuando el placer invadió sus zonas bajas mientras su punta golpeaba la entrada a su vientre. Los muros se apretaron alrededor de su miembro casi al instante, el Master gimió nuevamente; sus manos apretando las palmas de la chica con todas sus fuerzas.

Esto solo la hizo lamerle aún más, yendo al punto de meterse con su paladar y explorar el interior de sus mejillas, buscando por cualquier lugar que no hubiese investigado desde que se comprometieron. Por supuesto, no había ninguno. Conocía su boca tanto o mejor que su país.

Así, Esposo mío… estás—

"Aferrándote mi como si estuviera manteniéndote vivo... estoy tan, tan feliz."

Los colmillos de la mujer se frotaban gentilmente en su sudado cuello, antes de que su lengua saliera, dejando un frío rastro de saliva. Morgan empezó a mover sus caderas de izquierda a derecha, no importándole un carajo el que sus movimientos provocaran que el agua saliera de la bañera, causando un desastre al caer en el suelo. Ahora su prioridad no era el como terminaría el baño para cuando terminaran.

Más bien, su prioridad era el asegurarse de que sus corazones fueran saciados apropiadamente.

Su vagina se aferraba a su carne, mientras salía de ella para sentir el agua cálida a su alrededor, antes de ser arrastrado a su frío interior cuando su cadera descendio aún más fuerte en esta ocasión, arriba y abajo, Berserker estaba lenta pero seguramente incrementando la intensidad de sus movimientos. Todo mientras sus dedos continuaban acariciándole las manos.

Su resolución en amarla pese a su humillante derrota y actual estado eran verdaderamente admirables.

Mientras su clon se daba un festín con su cuello, su creadora agitaba sus caderas de lado a lado. "Splash~ Splash~" constantemente alcanzando sus oídos conforme su cuerpo continuaba moviéndose con su verga aún dentro de ella, siendo arrastrada a la vez que sus nalgas sonaban dentro y fuera del agua.

"Si, Esposo mío… mi culo está sonando… ¿quieres que siga describiendo lo que pasa para ti?~"

El tono que estaba usando en compañía de su pregunta salieron de un modo en el que la hizo parecer como si fuera una súcubo tratando de seducirle. El par lamió su nuca y boca respectivamente, esperando por su respuesta mientras su cabalgata incrementó en intensidad. El grito logró salir de sus pulmones, pues Morgan rompió el beso solo por un instante.

Buah~

Marido y Mujer eran libres para hablar nuevamente, Ritsuka abrió sus ojos para mirar al rostro de su amada; esos hermosos pedazos de cielo que tenía por ojos. Los corazones dentro de estos, y la forma en la que sus senos se movían junto al agua cada vez que su cadera hacía lo suyo, el agua parecía funcionar como una camita improvisada, esto era muy diferente a su sesión con Mordred y Arturia durante Navidad.

Se sentía más íntimo, romántico, como solo podían sentirse una esposa y un marido.

Los labios de la Reina se curvaron en una sonrisa mientras leía sus pensamientos, juntando su frente con la de él.

"Esposo mío… ¿puedes sentirlo… ? ¿el como tu pene está llegando a mi estómago?"

"¡S-si... ! ¡P-puedo… ! ¡Puedo… sentirlo!"

Su rostro se contrajo en una expresión que parecía mezclar dolor y deseo al estarse conteniendo. No sería descabellado el decir que estaba "luchando por su vida" por decirlo de algún modo. Mientras la clon continuaba lamiendo la oreja de su amante, la Morgan original decidió complacer uno de sus fetiches más conocidos; llevó sus brazos a su cabeza, permitiéndole tener una muy detallada y perfecta vista a sus axilas.

El no saber si esas gotas eran de agua o sudor le pusieron más cachondo, sintió su miembro endurecerse en su vientre, haciendo de sus movimientos aún más placenteros.

"Ahhhh~… mi amor~"

La Reina también empezó a disfrutarlo. Todo el peso de su cuerpo y de su masivo y gigante culo cayeron sobre su cadera, y luego comenzó a rotar, haciendo tres vueltas alrededor de su carne antes de subir, bajar y repetir el proceso de nuevo, ahora más rápidamente. Las manos de Ritsuka descansaban sobre sus suaves, gruesos y bellos muslos, había comenzado a decirle sobrenombres producto del placer que sentía.

Nero y Arturia usualmente le llamaban "Darling", pero Morgan era mucho más creativa y romántica. Un largo suspiro escapó de sus bellos labios azules mientras sus movimientos se hacían más veloces, haciéndole gemir una segunda vez, su respiración empezaba a volverse más salvaje, errática. ¿Estaba acercándose al orgasmo? ¿o simplemente estaba disfrutándolo demasiado?

"Mi amor… mi amor… mi tesoro… ¡Mi Amada Bretaña… !"

Si. Normalmente no se comportaría de esta manera, palabra clave siendo "Normalmente". El que estuvieran solos había activado su lado dulzón. Ritsuka gritó el nombre de su esposa, abiertamente diciéndole lo mucho que su coño le apretaba la verga: la entrada a su vientre parecía haber empezado a succionarle el glande, intentando llevarlo a su cuarto para bebés.

A este paso, iba a terminar absorbiéndolo.

SPLASH~ SPLASH~ SPLASH~

"Ah—Ahhhghh ¡J-JODER! ¡MORGAN! ¡MÁS RÁPIDO!"

Gritó, cerrando sus ojos tan fuerte como pudo en el momento en que su cuerpo se dejó caer sobre él una vez más. Había dejado de controlar su fuerza de Rango C. La Bruja abandonó su actual posición para retomar su cabalgata, ahora con sus pechos frotándose contra sus músculos, empapándole de su leche materna.

Sus dedos, hambrientos por su carnoso culo, dejaron ir sus piernas para atacar su retaguardia, causando que otro gemido se filtrara por los labios de la gobernante del Sexto Lostbelt. ¿Quería que fuera más rápido? bien, bien, muy bien, cumpliría sus demandas sin chistar como haría una buena Esposa, a su propio modo claro está.

La lengua de la clon hizo algo inesperado. Invadió el interior de su oreja, enviando escalofríos y un aire helado en su canal auditivo, casi como si estuviese llegando a su cerebro. Ningún grito salió de si, porque Morgan besó a su "Bretaña" nuevamente, no queriendo escucharle nunca más.

No.

Quería sentirlo.

"¡Hmmmph!~ Hmmmmm~"

El sentimiento de acercarse más y más al clímax junto a él era algo que adoraba bastante. Este lado tierno de ella, su lado "cariñosito", era algo que solo él tenía derecho a presenciar, únicamente cuando estaban ocultos del resto de Chaldea. Ritsuka dejó a su Esposa follarlo en ese momento, violarle, abusar de él tanto como quisiera, porque lo disfrutaba. Porque le encantaba.

Y porque la amaba.

El agua se sentía genial… pero palidecía en comparación con aquella fría, cálida y amorosa ventisca llamada "Morgan Le Fae" que, para este punto, le había sepultado por completo. Su pene palpitaba, sus bolas dolían, su corazón latía. Su vagina palpitaba, su vientre dolía, su corazón golpeaba sus costillas. Sus lenguas se lamían la una a la otra como hicieron al despertar, justo mientras la mujer continuaba empalándose en su hombría.

Y entonces… sucedió el orgasmo.

SPLUUUUUUUUUUUURT~

Se corrió dentro de ella, y ella se vino un segundo después. La clon desapareció con una expresión de placer mientras su lengua continuaba explorando y devorando la oreja de su amante, transformándose en nada más que partículas azules, dejando sola a la pareja. La cabeza de Ritsuka reposaba contra el fondo de la tina, mientras que el cuerpo de su mujer estaba sobre el suyo. Continuaban besándose aún mientras se venían.

Al menos hasta que sus pulmones no pudieron soportarlo más, a lo que decidieron romper el beso de una vez. No hubo conversación en un inicio, simplemente se miraron. Miraron los ojos del otro; las supuestas "ventanas del alma". Todo lo que Ritsuka podía ver dentro de la mirada de Morgan era nieve. Nieve, nieve, nieve, cruel, fría e inmisericordiosa nieve que mataría a cualquiera que se atreviera a interponerse en su camino.

Excepto a él.

La nieve brillaba hermosamente, pero solo cuando le miraba a él y solo a él. Nadie, ni siquiera Baobhan Sith, conocía este bello resplandor.

Y todo lo que Morgan podía ver… era el océano. El océano que le traía memorias de hacía tanto tiempo, antes de convertirse en la persona que alguna vez fue. Antes de que decidiera gobernar su país, antes de perder a su gente, antes de que su contraparte de la historia Pan-humana viniera en su auxilio.

Ritsuka la hacía sentir como si aún fuera Tonelico Le Fae… y lo amaba por eso.

"Mi Esposo… mi amor… mi… todo… "

El anillo dorado acariciaba su rostro conforme su mano se frotaba contra su mejilla, mientras que su propia mano hacía maravillas con su bello cabello blanco. Ahora no había lujuria alguna en ninguno de ellos, no porque sus cuerpos estuvieran satisfechos... sino porque sus corazones lo estaban. La cabeza de Morgan descansó contra su pecho, el agua aún estaba calentita... pese a ahora tener un horrible olor por estar mezclada con su semen, ambos necesitarían una segunda ducha.

Pero sería para más tarde. Por ahora, todo lo que querían era quedarse en esa posición, y seguir besándose. El adulto de cabello oscuro no pudo evitar sonreír, causando que su amada esposa le mirase con una expresión de extrañeza.

"Morgan, tú… nunca antes me habías llamado Mi amada Bretaña… "

Sus palabras no fueron suficiente para devolverla a su personalidad estoica y elegante, por suerte. Escucharle decir ello hizo que el Hada dejase salir un pequeño "Hmmm", claramente perdida en sus pensamientos por un momento. Era cierto; se refirió a él como "Su Bretaña" múltiples veces, pero nunca de manera tan directa... hasta ahora.

Lo dijo por instinto; no fue algo que haya pensado mientras hacían el amor.

¿Pero pensándolo mejor? podría decirse lo mismo de todos sus apodos. Morgan jamás los pensaba, solo quería expresarle su amor con palabras, fueran cuales fueran. Así que Berserker simplemente asintió, antes de besarle el mentón.

"Pero es la verdad, Esposo mío. Representas muchas cosas para mi, pero primero y principal; eres tanto mi presente como mi futuro. El llamarte "Mi Bretaña" no está tan alejado de la verdad"

Replicó, antes de dejar salir un suspiro, disfrutando de que su aún endurecido miembro estuviese metido en su vagina. Por mucho que hubiera querido continuar, solo tenían tiempo suficiente para un creampie cada mañana durante la semana, necesitaban ir a la cafetería para desayunar y reunirse en el cuarto de Comando con Galahad, Leonardo Da Vinci, Holmes, Muniére, Sion y Goredolf.

Esto, Ritsuka lo sabía… es por eso que suspiró, claramente molesto, antes de besar los labios de su esposa una vez más.

"De todas las formas en las que me has llamado… Creo que "Mi Amor", "Mi Bretaña" y "Esposo mío" son mis favoritas"

Habló, poniéndose de pie para que pudieran salir de la bañera y rellenarla con agua nueva y limpia. Una pequeña risa escapó de los labios de la ojiazul ante sus palabras. Seguiría llamándole "Esposo mío" tanto en público como en privado después de todo, eso es lo que era. Su Esposo, su otra mitad, su alma, lo que su Saint Graph necesitaba para estar completa.

Tomaría nota de sus palabras. Morgan permitió a su Marido reposar su cabeza contra sus tetas, mientras el agua lentamente comenzaba a llenar la tina por segunda vez, les tomaría unos minutos el terminar de bañarse, por lo que al menos podía continuar bebiendo su leche y besándola tanto como quisiera.

"Muy bien entonces… Me aseguraré de dirigirme a ti con esos tres apodos cuando estemos solos... Bretaña mía"

Dijo, antes de que sus bocas se besaran una última vez. Si, ya se había dicho a si mismo múltiples veces que estaba atrapado en un eterno Invierno, incapaz de regresar a casa, o de ver algo más allá de la ventisca, vagando por siempre perdido sin señal alguna de la civilización o esperanza de encontrar a alguien que pudiese rescatarlo.

Pero… tal como cuando era un niño…

El invierno siempre había sido su estación favorita.

"Te amo, Morgan"

"También te amo, Esposo mío... Mi Bretaña"

Y la pareja continuó disfrutando el cuerpo y la cercanía del otro hasta que fueron las nueve de la mañana, para cuando llegaron a la cafetería, recibirían un regaño por sus amigos y familia, pero para este punto, era algo rutinario.

.


.

-[Fragmento 1: ¿Solo nosotros dos… ?]-

Habían muchas cosas que Baobhan Sith despreciaba con todo su ser. Una de ellas, irónicamente hablando, eran los fantasmas, espectros, y todo lo que estuviese relacionado a los muertos. Un miedo bastante simple y entendible considerando que murió de la manera más horrible y espantosa en Faerie Britain.

Su cuerpo se estaba pudriendo mientras seguía viva, oculta en su habitación, en medio de la oscuridad, con nadie que escuchara sus desesperados gritos por ayuda, o un mero vaso de agua.

Baobhan Sith extendió su palma derecha hacia adelante mientras una luz negra/rojiza la cubría, visitar Londres no era una de sus rutinas favoritas, especialmente por las memorias que le traía de su tiempo luego de que ese imbécil e inútil Master de mierda le quitara la virginidad. Un pequeño rubor se esparció por el puente nasal de la chica, tras tantos meses, nunca podría olvidar el sentimiento de su miembro destrozándole la garganta.

Puto imbécil

La lluvia mágica descendió sobre los espectros azulados mientras aullaban y volaban, contraatacando con medialunas provenientes desde sus garras. Esto no tenía sentido, al menos para el cuarto de Comando en Chaldea.

"Detectamos una especie de señal mágica proveniente de Londres otra vez, pero parece que es mucho más fuerte que la última vez. No es una singularidad o una anomalía... creo"

Dijera Sion, unas cuatro horas atrás, la vampira de cabello rosado corrió por las calles de la vacía ciudad gris, saltando de edificio a edificio mientras sus uñas parecían brillar y crecer temporalmente, todo para que pudiesen empezar a chocar contra as garras de un fantasma que intentó emboscarla.

¿Honestamente? era muy divertido. Lo único que tenían estas cosas eran números, y un poquito de fuerza, pero seguían siendo debiluchos fáciles de matar.

"Identificamos la señal de un Santo Grial. ¿O lo que parece ser un fragmento? quizás alguien encontró una pieza del que Goetia usó en 2017, y estuvo usándolo desde entonces. Hay una enorme cantidad de fantasmas que emiten lecturas similares a las de un servant"

El fantasma dejó salir un grito conforme sus dedos esqueléticos trataban de aplastar el cráneo de Archer, quien solo rio mientras los apéndices grises emergían de su espalda, empalándolo sin esfuerzo antes de que siquiera pudiese alcanzarla. La risa de la princesa hizo eco por las calles mientras veía a su enemigo desaparecer en la nada.

¡Esto realmente era lo mejor! ser una Servant le permitía divertirse tanto torturando y matando cuanto pudiera encontrar, era una de las mejores partes de ser partícipe en esa estúpida organización, si, si si si.

Así fue hasta que un círculo mágico apareció en su oreja izquierda, forzando a la chica de tez gris a detenerse para responder la llamada, no sin antes toser un poquito, sonriendo plenamente.

"¿Si, Madre?~"

Desde el otro lado de la línea, Morgan agitó su hacha hacia arriba, canalizando su magia para dejar salir una pequeña ola de magia negra, aniquilando y matando todo a su paso. Los párpados de la mujer se cerraron mientras observó como la niebla se rehusaba a desaparecer, sin importar que hiciera. Supuestamente, la niebla de Londres había desaparecido en el momento en el que le quitaron el Grial de las manos a Arturia Lancer Alter, con la ayuda de Kintoki y Mordred años atrás.

Pero había regresado, llena hasta tope tanto de magia como de fantasmas. Esto no era normal en absoluto, ni siquiera su poder mezclado con el de Mélusine, la propia Baobhan Sith y Barghest era capaz de disiparla.

Era frustrante, especialmente considerando que no podía descifrar el funcionamiento de aquella magia pese a ser la Bruja más grande que el mundo jamás había conocido, o conocería.

"Baobhan Sith. El lado Este de la ciudad ha sido limpiado múltiples veces, pero continúan multiplicándose. Aún no logro identificar si es producto de la Niebla, o lo que sea que esté usando el Santo Grial"

Habló la Berserker albina, en su brazo izquierdo, el cuerpo de su marido reposaba muy cerca de su pecho. Morgan había sugerido que se separaran y cubrieran más terreno en busca de alguna señal del fragmento, pero hasta ahora no habían tenido suerte. Por supuesto, siendo la más fuerte de su grupo, así como la Reina de Chaldea, decidió que ella sería la encargada de mantener seguro a su amado Esposo.

Baobhan alzó su mano izquierda, disparando otra bola de magia detrás de si cual pistola, volando en pedazos los restos de otro fantasma antes de que terminase de reformarse.

"Lancelot. Repórtate"

En contraste con sus misiones anteriores, el fragmento de Albion no podía verse en el grosor del manto blanco cubriendo la ciudad. Mélusine había sido puesta a patrullar los cielos en el momento en el que llegaron hacía casi tres horas y media, y no había tenido suerte, ni siquiera con ella y Barghest combinando sus narices. Lancer suspiró a la vez que aterrizaba encima de un edificio cercano, tratando de ubicar donde estaban sus compatriotas.

"No hay suerte, su Majestad. Sin ofender, pero debimos de haber traído un Caster."

Una pequeña vena apareció en ese mismo instante en la frente de Archer tras escuchar las palabras de la Dragona. ¿Cómo se atrevía a insultar tan casualmente tanto a ella como a su madre, como si fueran nada? ¡ambas eran superiores en demasía a cualquier caster nacido en la historia Pan-humana, en cualquier otro mundo paralelo o línea temporal!

"¡HEY! ¡¿QUÉ MIERDA DIJISTE SOBRE LOS TALENTOS DE MADRE?!"

Mélusine tuvo que agarrarse la cabeza gentilmente mientras su expresión cambiaba a una de dolor, de haber usado magia en su voz, lo más probable es que Baobhan le hubiera volado los tímpanos. La dragona dejó salir un largo y cansado suspiro, a sabiendas de que tendría que lidiar con sus quejas cuando regresara, lo cual probablemente sería muy pronto, considerando lo inútil que era su búsqueda.

Ritsuka simplemente sonrió un poquito, rascándose la mejilla mientras la mano de su esposa continuaba acariciándole el cabello, la Reina de las hadas exhaló a la vez que su cabeza iba de izquierda a derecha, claramente decepcionada por la reacción de Sith, y también en su juicio. Su comunicación con Sion, Da Vinci y el resto del Wandering Sea estaban muertas por completo, pese a ser capaces de efectuar un Rayshift en el peor de los casos, se rehusaba a retirarse como un perro con la cola entre las patas.

"Gawain, ¿asumo que ni tu ni la Reina de la tierra de las sombras han tenido suerte alguna?"

La perro negro de Manchester negó la petición de su gobernante mientras la guerrera de cabello morado/rojizo lanzaba una copia de Gáe Bolg hacia un espíritu que emergía del suelo, empalándolo sin esfuerzo. Fueron las primeras miembros del grupo en reunirse por lo cerca que estaban, era inútil, absolutamente inútil.

Y la enfurecía, porque para Barghest, esto era una mancha en su orgullo como una Tam Lin de los caballero-hadas de la mesa redonda.

"Negativo, mi Reina. Aquí no hay nada, se siente como si estuviéramos en terreno baldío. Ni siquiera Scáthach-san tuvo suerte"

La mujer de labios azules volvió a suspirar. Esto era más que suficiente, a este paso los fantasmas terminarían multiplicándose mucho más allá de lo que podían lidiar. Esto no era una "retirada" exactamente, más bien un encuentro estratégico. Morgan rápidamente golpeo el piso con su lanza, creando una barrera temporal para mantener a todos lejos de ambos, salvo a su actual equipo.

"Muy bien entonces. Reúnanse en la posición actual mía y de mi Esposo. Debemos planear nuestro siguiente movimiento, mi decisión de separarnos para cubrir más terreno claramente no rinde frutos"

No pasaron más de diez segundos tras que diese la orden para que todas aparecieran a su lado. Mélusine llegó primero, lanzándole un beso a Ritsuka, luego fue Baobhan, seguida poco después por Saber y Lancer. Por supuesto que la Dragona se habría acercado más a su amado Master si no hubiese estado en los brazos de su Reina, pero podía preocuparse por eso después. Fujimaru se separó de su Esposa gentilmente, no sin que antes esta le besara la mejilla claro está.

Necesitaban re-evaluar sus opciones.

"Muy bien, por lo que sabemos hasta el momento... el enemigo no está en las partes Sur, Este, Norte o Oeste de Londres, ni en el centro o alguno de los edificios."

Comenzó, analizando seriamente su actual situación. Morgan extendió su palma izquierda, ejecutando un pequeño hechizo que creó un holograma de toda la ciudad, habiéndose basado en el mapa que Chaldea le había suministrado antes de partir. Múltiples puntos rojos aparecieron en este, representaban a cada fantasma que habían matado hasta ese momento. Más de cien, y seguían aumentando.

Barghest cerró sus brazos bajo sus senos mientras Scáthach entrecerraba sus párpados. Estaba feliz por haber sido invitada a esta misión, pero ahora mismo hubiese deseado que Grey tomase su lugar, su actual situación era una completa ridiculez.

"Los espectros que hemos matado hasta el momento sobrepasan los cientos, pero luego aparecen dos o tres más. Deberíamos asumir que están obteniendo magia del Santo Grial, o que este está potenciando la niebla y que la obtienen de esta."

Continuó Berserker, mientras intentaba analizar la ciudad por milésima vez, todo este lugar fue transformado en un Taller Mágico, si el Santo Grial realmente estaba fusionado con la niebla, entonces el Caster tenía una fuente ilimitada tanto de poder como de familiares.

Fujimaru llevó sus dedos índice y pulgar a su puente nasal, acariciándoselo a la vez que intentaba encontrarle sentido, pero como todo lo que habían intentado hasta ese momento, fue inútil. Literalmente estaban en un "océano" de mana ahora mismo, intentar encontrar su objetivo sería como encontrar una aguja en un pajar.

Sus frustraciones le llevaron a caminar dos pasos lejos de sus amantes. Tan solo dos pasos lejos de la seguridad de sus brazos. Ese fue el error de Ritsuka. ¿Y el de sus mujeres? estar demasiado enfocadas en su actual problema, en lugar de preocuparse por la seguridad de su Master.

"Ya te tengo, pequeño bastardo"

Pasó muy rápido como para saber qué estaba pasando, mucho menos reaccionar a tiempo. El humano abrió los ojos en shock al sentir un fuerte apretón en su pecho mientras una voz resonaba en su cabeza, encontrándose incapaz de gritar, hablar o moverse. La única que logró percatarse del hecho, únicamente porque alzó la mirada para verle por mera suerte, fue Archer.

Baobhan observó como la sombra bajo los pies de Fujimaru parecía haber cobrado vida, teniendo entre una de sus garras una pequeña esfera de cristal.

"¡PAPÁ!"

No pensó. Su grito captó la atención de las demás, quienes se dieron cuenta de lo que le sucedía a su querido. Las Arondights de Mélusine salieron de sus guanteletes, tratando de cortar a la aparición, pero no hizo contacto alguno. Pese a no tener ninguna facción visible, la sombra sonrió, claramente encontrando su intento por destruirle bastante patético.

Si, no pensó, solamente actuó. Justo antes de que Ritsuka fuese consumido por completo en la esfera cristalina, logró agarrarle la camisa antes del último segundo, desapareciendo ambos sin dejar rastro alguno.

Eso incluido.

"¡RITSUKA! ¡BAOBHAN SITH!"

La desesperada voz de Morgan hizo eco en toda la singularidad, horrorizada ante lo que había visto. Su hija, su esposo... se habían ido. Ido, como el viento, tragados por la oscuridad de... nada.

Está de más decir… que en ese mismo momento, una tormenta de nieve se desató por las calles de Londres, cubriéndolo todo con su frío, cruel y helado abrazo, mientras que en el Wandering Sea, en el cuarto de Comando de Novum Chaldea, todas las alertas rojas se dispararon cuando dejaron de sentir los signos vitales de su Master. Mashu tiró la taza de chocolate caliente que estaba sosteniendo al darse cuenta de lo que significaba.

Su Prometido… había sido raptado.

.


.

Primero solo había oscuridad. Justo como aquel día en el que Mashu le encontró acostado contra el piso, con un dolor de cabeza tal que podría haberlo llevado a la locura. Y entonces… viento. Ritsuka abrió sus ojos lentamente, tomando una nota mental de lo mucho que le costó, sintiéndolo casi al instante. El mismo sentimiento de cuando él y Mashu fueron invocados en Babilonia.

La misma situación cuando trató de hacer una "plancha" contra Quetzalcoatl, o cuando fue invocado en Shinjuku. Su expresión de sorpresa miró hacia abajo, las bellas tierras verdes se acercaban más y más a él, estaba cayendo con una velocidad e intensidad tales que terminaría convertido en carne molida.

"¡NO ESTA MIERDA OTRA VEEEEEEEZ!"

Gritó a todo lo que daban sus pulmones, ¿qué hacer, qué hacer? ¿debería de invocar algunas gemas mágicas para intentar hacer algo? no, era prácticamente un suicidio: no harían nada para alivianar su caída, ni tampoco habían árboles cercanos para intentar aterrizar en alguno de ellos. E incluso si los hubiera, no le servirían para algo que no fuese empalarse en sus ramas.

¿Invocar a un servant? Ritsuka miró su mano: sus hechizos de comando habían sido apagados, para su gran horror. ¿Habían drenado su magia... ? su mente conectó dos y dos: entendiendo ahora el por que le tomó tanto tiempo despertar. No podía llamar a nadie para que le ayudara, ni hacer algo para salvarse a si mismo.

Se le habían acabado las opciones… si no fuera por—

"¡RENACUAJO DE MIERDA ESTÚPIDO E INÚTIL!"

La voz que vino de atrás suyo. Fujimaru giró su cuerpo, alegre de ver como la figura de Baobhan salía de la nada, cayendo justo detrás. La hada vampira tenía una cara de evidente molestia, el maldito cabrón. ¡¿Como podía ser tan estúpido y descuidado como para alejarse de ellas?! ni él ni ella estarían en esta situación si no fuera por su abrumadora estupidez y confianza.

Ahora tenía que salvarlo.

"Baobhan Si—"

Antes de que pudiera decir algo más, Archer extendió su mano izquierda en dirección a su Master; hilos rojos emergieron de la punta de cada uno de sus dedos, enrollándose alrededor de su cuerpo como si fuera una red, y entonces le jaló hacia sus brazos. La chica de tez gris gruñó mientras abrazaba y protegía a su invocador, pese a no quererlo, terminó por colocar su cabeza entre sus tetas.

No le perdonaría por esta mierda, ahora si que no.

"¡CIERRA LA BOCAZA! ¡MIRA EN LO QUE NOS METISTE! ¡CUANDO SALGAMOS DE AQUÍ TE ARRANCARÉ LAS PELOTAS!"

Gritó en respuesta, su mirada dirigiéndose a su escote donde descansaba el rostro aterrado y enrojecido de su "Padre", la fémina de ojos grisáceos se preparó para aterrizar. Todo el peso del impacto debía de enfocarse en ella, para proteger al imbécil que tenía entre los brazos, debía de aterrizar con las piernas y flectar las rodillas en el momento justo. Gracias a dios que era una Servant, una Vampiro, y una Hada, todo al mismo tiempo.

"¡SUJÉTATE FUERTE!"

Y Ritsuka lo hizo. Sus brazos rodearon el cuello de la princesa, apretándose alrededor de este tan fuerte como pudieron, no por temor sino porque quería facilitarle el trabajo. Por el otro lado, ella dobló sus piernas, preparándose para aterrizar y reducir el impacto tanto como le fuera posible, no sin que antes su mirada se fijara en su rostro. Se había apegado a ella en busca de protección y seguridad...

Como si fuera un niño asustado a tal punto, que le parecía risible.

No te preocupes, idiota. No te soltaré.

CRASH

La tierra se rompió tras Baobhan Sith aterrizar, causando un impacto con una fuerza tal que la partió en dos, creando un crater que casi destrozó sus tímpanos tal cual ella casi hiciera con Mélusine hacía unos momentos. La hija de Morgan Le Fae suspiró, poniéndose de pie lentamente. El humano tosió producto de la polvareda que causó su aterrizaje, llevando una mano hacia su boca para evitar que su saliva alcanzara el rostro de Sith.

Lo había logrado. ¡Le había salvado!

"Lo hiciste… ¡Lo hiciste, Baobhan Si— AGH!"

No más de diez segundos tras su aterrizaje, igualmente acabó con la espalda en el piso. La pelirrosada soltó su cuerpo, deshaciéndose de él como si fuera basura mientras gruñía y gritaba blasfemias, ¿como podía no estar molesta? el master de cabello negro miró hacia arriba, percatándose de como las manos de Baobhan subían y bajaban por su hermoso vestido, tratando de quitarse todo el polvo y tierra que le cubría.

Una enorme mancha marrón y verde reposaba en las zonas blancas de su falda, junto a otras múltiples áreas de sus medias, y aún peor: sus zapatos. ¡Sus hermosos, hermosos tacones... estaban arruinados!

Archer gruñó dándole múltiples pisadas con tanta fuerza que volvió a destrozar la tierra. Este puto idiota, este SIMIO de la historia Pan-humana, este cabronazo les metió en esta situación simplemente porque era lo suficientemente estúpido como para alejarse de ellas un poquito... y ahora estaban atrapados en dios sepa donde, y su hermosa vestimenta estaba arruinada.

"¡POR EL AMOR A LA MIERDA! ¡MIRA LO QUE HICISTE, SOY UN DESASTRE!"

Gritó, girándose para apuntarle con el dedo. Fujimaru tragó saliva a la vez que retrocedía por la repentina reacción, más aún cuando su uña aterrizaba en su camisa una y otra vez, casi como si intentara apuñalarlo con ella hasta la muerte. Cuarenta y ocho alzó sus manos en posición defensiva; necesitaba calmarla pero ya.

"¡Hey! ¡H-HEY! ¡¿Lo siento, ok?! ¡No tenía la intención de que pasara esto! ¡Estoy seguro que podemos lavar tu ropa cuando regresemos a Chaldea o-o-o usar un lago!"

Sus palabras solo la enfurecieron aún más. Lavar su vestido, hecho de la seda del más alto calibre que jamás existió en la tierra de las Hadas... ¡¿en un maldito río?! ¡¿Se había vuelto loco?! ¡¿O es que acaso su cerebro finalmente se había freido luego de haber luchado para tratar de salvar su patético mundo de porquería por casi una década?! Baobhan apretó sus manos tan fuerte como pudo, antes de dejar salir un suspiro. No serviría de nada el intentar pelear o discutir con Master.

Ahora, su prioridad era encontrar un refugio y que ella creara su propio Taller para intentar analizar su alrededor. Aunque... ambos ya empezaban a hacerse una idea de donde estaban.

"Lo que sea… Sabía que no lo entenderías. Escúchame; mientras caíamos noté una especie de Villa en el Oeste. Es mejor si nos ponemos a caminar ahora antes de que llegue la noche, no sabemos que podría haber en la oscuridad de este sitio."

Esa era una muy buena idea, si. Fujimaru no estaba seguro de donde acabarían, pero estaba agradecido por estar acompañado. Lo que le preocupaba, era el estado de sus hechizos de comando. Si no hubiese intentando agarrarle cuando estaban siendo arrastrados fuera de Londres, habría muerto... su muerte una vez más demostraba ser de rango EX.

Baobhan Sith tomó el liderazgo sin mediar palabra, seguida de cerca por él. Lentamente comenzaron a dirigirse al bosque, fue entonces cuando se dio cuenta de que… esta era su primera vez estando juntos, sin nadie más. Ellos solos. Paso a paso, el amante de muchas no pudo evitar sentirse algo… solo. No, no es que no apreciara la compañía de Baobhan Sith, más bien…

"Uh… ¿Baobhan Sith? ¿Podría… podría tomar tu mano?"

Usualmente estaba en los brazos de su esposa, o lo suficientemente cerca para tocarla. Un hábito al que Ritsuka se acostumbró con mucha rapidez, por muy malo que fuese, le gustaba la idea de ser cercano a su mujer, o sus otras Servants. Pero su relación con Sith siempre había sido algo extraña, considerando todo lo que pasó entre ellos desde que tomó su virginidad, y el tiempo que pasaron juntos en el Enma-Tei.

La Archer de piel gris ladeo la cabeza mientras le devolvía la mirada, llevando su mano izquierda a sus labios, tomando la clásica pose que hacía cada vez que algo le daba gracia. ¿Ella, tomarle la mano? por favor…

"¿Es una bromita, Renacuajo?~ ¿Crees que soy tu Mamita solo porque soy más alta que tú? HAHAHAHAHA~"

Sería una mentira el decir que no estaba decepcionado, pero no podía esperar otra cosa. Baobhan Sith no le quería, pero… al menos no le odiaba, o parecía que no. Susurró un pequeño "Lo siento" mientras caminaba más rápido, observando su espalda desde atrás. El Master metió sus manos dentro de sus bolsillos, el si era para mejor que de todas, hubiese sido ella quien terminara con él en este desastre…

Aún era incierto.

Ahora que ni Morgan o alguna de las otras Caballero-hadas de la Mesa Redonda estaban aquí, eran únicamente él y Tam Lin Tristan. Como tal, necesitaba comportarse si quería mantener su cabeza sobre sus hombros.

Sin embargo… su actual tarea probaba ser más dificil de lo esperado luego de unos míseros veinte minutos. Baobhan Sith jadeaba larga y pesadamente, antes de detener su caminata, apoyándose contra un arbol. Ahora que la miraba más detenidamente, Ritsuka se dio cuenta de lo muy cansada que se veía. La rosada gruñó por lo bajo, maldiciendo su actual estado.

Maldición… ¡Me siento tan cansada… !

Esto no tenía sentido para ninguno de los dos. Sentía como si hubiera sido víctima de una guerra en miniatura, eso o ya de plano una rigurosa sesión de entrenamiento con el resto de sus compatriotas de Clase. El de ojos azules se preocupó al instante, caminando en dirección a ella para colocar su mano en su hombro.

"Hey… ¿estás bien, Baobhan?"

Preguntó, acariciándola cuidadosamente como muestra de su cuidado. La hija de Le Fae se volteó para encararle, permitiéndole ver claramente su ira. Era más que evidente lo que sucedía. El por que desaparecieron sus hechizos de comando, y el por qué ella se sentía como si fuera a desaparecer en cualquier momento.

Por mucho que odiara la idea, porque este idiota estaba obsesionado con el vello axilar… decidió apoyarse en él por el momento, permitiéndole observar muy de cerca el pelo rosado tras haber colocado su brazo detrás de él, Fujimaru se sonrojó al sentir el olor a frutillas invadiéndole la nariz. Archer chasqueó la lengua, estando avergonzada, disgustada y algo molesta.

"Este lugar… está drenando el mana de ambos… pero me afecta más a mi por ser una Servant"

Replicó la mujer, a la vez que tanto ella como su hombre empezaban a caminar en dirección a la villa. No faltaba mucho para llegar de todos modos, podía casi asegurarlo por el pequeño camino de piedritas en el que estaban. Ritsuka cerró sus ojos, dando paso a paso, teniendo cuidado de que ni él ni Baobhan cayeran al suelo… por suerte, no era nada pesada pero…

Su pecho izquierdo está tan cerca de mi cara…

Era difícil resistirse. La nariz de Baobhan se movió a la vez que abría sus párpados ligeramente, sorprendida al darse cuenta de lo que pasaba… ese olor. Ese maldito, desagradable, repugnante olor que casi la hacía vomitar sus intestinos, sin importar cuanto pasara, jamás podría acostumbrarse. Había sido forzada a chuparlo, beberlo y olerlo por horas enteras mientras sus compañeras se divertían con él, y ella esperaba su turno.

El semen de Ritsuka.

"¡Depravado hijo de puta! ¡¿Estás CALIENTE por culpa de mi sudor?!"

Bramó, caminando un poco más rápido. El hombre tembló al verse descubierto a la vez que un tinte carmín se esparcía por su rostro. No hubo palabra alguna, porque si decía algo, estaba seguro de que le mataría y drenaría su sangre... era eso, o preservaría su cadáver hasta que encontrara una manera de salir de ahí.

Se odiaba a si mismo en momentos como este, y bastante.

"L-lo siento…"

"¡CÁLLATE! ¡Y CAMINA MÁS RÁPIDO!"

Esa fue su última interacción por el resto del camino. La joven le maldijo a él y su situación tood el tiempo, mientras que él se mantenía en silencio. Paso tras paso, Cuarenta y ocho y Archer continuaron por el bosque, deteniéndose de tanto en tanto para que pudieran descansar, conforme el solo poco a poco se ocultaba. El cielo fue pintado en un hermoso azul/anaranjado, las estrellas también haciéndose presentes.

Al final del camino de piedra, tal como intuía Baobhan, reposaba la entrada a una pequeña villa donde un muchacho con una cicatriz en su rostro descansaba, teniendo un tridente entre sus manos. No podía tener más de treinta, a ojos de Fujimaru.

Muy bien… hora de rogar que fuera lo suficientemente amable como para dejarles pasar.

"¡H-hey!... ¡S-señor!"

Casi lo hizo saltar de su asiento. ¿Acaso estaba... dormido? le recordó muchísimo a Okita-chan Alter. El hombre miró a su alrededor, tratando de encontrar el origen de la voz en medio de la oscuridad, antes de que apuntara su arma en dirección a ellos tras encontrarles, buscando sonar y verse amenazante pese a lo mucho que le temblaban los brazos.

Claramente él estaba más asustado de ellos, de lo que Baobhan y Ritsuka estaban asustados de él.

"¡U-USTEDES DOS! ¡¿Q-Quiénes s son?! ¡¿De donde vienen?!"

Gritó, apuntando su arma al duo Master/Servant. Ritsuka rápidamente alzó su única mano libre en señal de paz, mientras sonreía temblorosamente, la misma actitud que tomó con Sith tras su aterrizaje. Esto sería fácil, considerando el estado de sus ropajes y lo cansados que se veían, debía dar lo mejor de si. Lo último que necesitaban era que les expulsaran, forzándolos a dormir en la naturaleza.

"Mi nombre es Ritsuka, Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka. Esta es mi mejor amiga, Baobhan Sith"

Las palabras "Mejor amigo" salieron de su boca de manera natural, causando que se sonrojara, y ella alzara una ceja. ¿Ellos, amigos?... ¿Mejores amigos? ¡Si, claro! aunque pensándolo mejor… ¿Qué eran… ? Nunca le aceptaría como su padre, pese a los deseos de Madre. Si, estaba dispuesta a darle una oportunidad desde que se la folló hasta el hartazgo hacía meses, pero nunca aceptó ser oficialmente una de sus concubinas, su novia o nada parecido.

Somos Master y Servant, nada más, Renacuajo.

Pensó, más por algún motivo, se sintió algo triste tras hacerlo… y el darse cuenta de ello la hizo sentirse confundida por sus propios pensamientos y su reacción emocional. Mientras Baobhan tenía una pequeña crisis existencial, Fujimaru continuaba.

"Somos viajeros, pero tristemente nos quedamos sin comida y fuimos obligados a vender nuestras mochilas y todo lo que teníamos para conseguir más, pero volvió a agotársenos. ¿Podría... dejarnos pasar la noche en algún lado, por favor? ¡Un establo sería más que suficiente! P-Prometo que nos iremos en la mañana"

La forma en que habla, mezclada con lo horrible de sus ropas, fue lo que hizo su historia creíble… pero más que eso, notó el anillo de matrimonio en su dedo. El Aldeano dejó salir un larguísimo suspiro, evidentemente sintiéndose mal por el niñito. ¿Qué tan joven era? solo un poquito mayor de veinte, demasiado joven como para tomar a su Esposa y hacer un enorme viaje por la tierra, era estúpido… el tipo de estupideces que haría una mente joven.

Sus cejas se curvaron, por fin descartando toda hostilidad, girándose para mirar al pueblo. La gente ya estaba entrando en sus hogares, así que tal vez… aún tenían algo de tiempo para hablar con el Alcalde antes de que se fuera a dormir.

"Muy bien. Lo siento por amenazarte a ti y a tu Esposa, niño. Las cosas han sido algo... complicadas para nosotros estos últimos meses. Ven, déjame llevarte a la casa del Alcalde, estoy seguro que entenderá su situación."

El que la hubiera confundido con la "Esposa" de este imbécil casi hizo que se ahogara con su propia saliva. La Vampira abrió su boca en incredulidad mientras que el idiota reía por lo bajo, rascándose una mejillita, había dado la impresión equivocada producto de su sortija de matrimonio tras casarse con Morgan. Bueno, si funcionaba en su favor, entonces no diría nada.

Ahora que lo pensaba… ¿No que Baobhan le había llamado Papá mientras eran arrastrados a este lugar? ¿O estaba imaginando cosas?

Ritsuka observó atentamente la villa y las personas que le rodeaban, el guardia y Baobhan se dirigieron hasta el centro de la ciudad. Cada uno de los edificios estaba hecho de piedra o madera, junto al familiar olor del estiércol, le hizo darse cuenta de que, probablemente, era una aldea de agricultores.

El sonido de ovejitas y vacas en la distancia confirmó su hipótesis, junto al ladrido de un perro siendo empujado hacia dentro de una casa por una mujer embarazada, y sus niños.

Llegaron a una casa que no parecía muy distinta de las demás, la única distincion siendo el pequeño letrerito de madera en la puerta que decía "alcalde", colgando de un clavo en la puerta. ¿Quizás para que pudiera ser entregado al siguiente? eso explicaría la carencia de lujos y otras distinciones del resto de la ciudad.

TOC TOC TOC~

"¡ALCALDE! ¡UN NIÑO Y SU ESPOSA QUIEREN HABLAR CON USTED!"

Dijo en voz alta el hombre tras golpear la puerta, sacándole otro sonrojo a la pareja. El sonido de la madera crujiendo vino desde adentro, y pronto la puerta se abrió, revelando a un hombre muy, muy anciano con un enorme bigote y un bastón. Sus cansados ojos cafés miraron al guardia, antes de enfocarse en el Master de Chaldea y su Archer.

"Ah… Ya veo. Visitantes… gracias, joven James. Por favor, regresa a tu puesto. Mi esposa y yo escucharemos cualquier cosa que tengan que decir. Dile a tu hijo y tu esposa que les mando saludos."

Contestó, antes de mirar al llamado James con una sonrisa, quien hizo una pequeña reverencia junto a un "Gracias señor", después de agitar su mano en dirección a Ritsuka y Baobhan como despedida, corrió de regreso a la entrada, todavía necesitaba montar guardia por al menos dos horas, por lo que no había tiempo que perder, ya había desperdiciado más que suficiente. Murmurando un pequeño "Con permiso", el par entró a la casa, mientras el anciano se dirigía a la mesa del comedor.

Los grises ojos de Baobhan escanearon el sitio, el olor a comida invadió su nariz y la de Ritsuka, un bonito cambio comparado con el asqueroso y repugnante hedor de su semen, y la mierda de los animales que parecía estar en cualquier lado de este maldito lugar. Le tomó al hombre dos minutos llegar a la Mesa, sentándose frente de ellos.

Parecía estar a finales de sus setentas, ¿quizás más? No podía decirlo con exactitud, ni le importaba.

El viejo tosió, para luego mirarles con una débil sonrisa justo mientras una ancianita usando anteojos salía de la cocina luego de escuchar a su amante cerrar y abrir la puerta. Los cuatro se encararon tras reunirse.

"Mi nombre es Tomás, jovencito. Este ángel es la luz de mi vida, Alicia. Soy el alcalde de esta humilde aldea, ¿y quienes serían ustedes dos?"

"¡Oh Vaya! ¡que lindos se ven juntos!"

Habló la mujer, el rubor que persistía en la cara de Baobhan se esparció violentamente. ¡Ellos no eran ni una pareja, ni estaban juntos, ni tampoco eran nada! ¿Por qué todo el mundo creía eso simplemente porque tenía la sortija que Madre le fabricó? una gota de sudor descendió por la frente de la vampira, ninguno de los ancianos preguntó por sus estados, pues asumían que probablemente se veían así por la falta de sueño y el cansancio.

Fujimaru sonrió, genuinamente encantado con toda la amabilidad y calidez otorgada por la pareja mayor. Le hacía sentirse como en casa. Como si estuviera con sus padres y con… su hermana mayor.

"Soy Ritsuka. Ella es Baobhan Sith. Lamentamos molestarles, pero somos viajeros y… ya no tenemos suministros. Vimos su Aldea mientras reuníamos algunas frutas, y pensamos que podríamos pasar la noche aquí. Como le dije a James-san, un establo sería más que suficiente."

Replicó, antes de que su mano agarrase la de su Servant por debajo de la mesa. Baobhan encaró a su Master, quien simplemente le sonrió con una expresión esperanzada, una que claramente decía "Todo estará bien". ¡Como si necesitara de su confianza o algo por el estilo! el pequeño mierdecilla... solo hacía esto para convencerlos, ¿verdad?

Tomás miró a su esposa por unos momentos, para luego deprimirse. Eso no era una buena señal, pensó Ritsuka. Pero el motivo por el cual el aura del alcalde cambió tan drásticamente no se debía a que no quisieran ayudarles, porque si querían. Estaba relacionado a un tema distinto, si realmente querían quedarse aquí...

Necesitaban saberlo.

"Joven Ritsuka… estaríamos encantados de ayudarte a ti y a tu rayito de sol, viendo el estado tan deplorable en el que están. Pero hay algunas… cosas ocurriendo en nuestra humilde comunidad que quizás necesitan saber. Una especie de advertencia"

Esto captó poderosamente su atención, ¿una advertencia? todo el ambiente se hizo más pesado, de uno cálido a uno de incertidumbre. Los dedos de Ritsuka se cerraron en la palma de Baobhan, cuyos párpados se entrecerraron.

Alicia fue la que empezó, mientras le ofrecía a su amado esposo un vaso de agua.

"Nuestra villa fue maldecida por los cielos de la noche a la mañana hacía un tiempo. Criaturas de leyendas salieron del bosque en el peor momento y empezaron a devorar a nuestra gente, nuestro ganado, y destruir nuestros cultivos. Es por eso que tenemos gente montando guardia en distintos puntos de la villa, pero no somos guerreros, solo somos… granjeros"

Conforme continuaba, su tono cambiaba a uno de profunda trsteza y desesperanza. ¿Criaturas nacidas de leyendas? no podían ser ni coyotes ni lobos, más bien monstruos. Las piezas poco a poco empezaban a caer en su sitio, si este mundo era ficticio, hecho para drenar el mana de cualquier Mago o Servant que cayera aquí…

Entonces esos monstruos fueron hechos para cansarlos aún más. Una estrategia maravillosa; una batalla infinita de aguante, hasta que estuvieran tan secos de mana que morirían. Ese era el plan del Caster.

"Hay casas más que suficientes para que vivan aquí, si eso es lo que quieren. Pero me temo decir esto… no podemos garantizar su seguridad. Si eso les parece bien, por favor siéntanse libre de elegir cualquiera de las casas que hay en el Este"

Habló el alcalde. Quizás estas personas no fuesen reales, o tal vez si, no importaba… pues la expresión de Ritsuka cambió en una de pura determinación. Para él eran reales, y ahora mismo eran parte de su historia, no era diferente de un Lostbelt, un sueño o un mundo paralelo. Las personas eran personas, así de simple.

Existían aquí, y eso era más que suficiente para él.

"Señor Alcalde. Realmente apreciamos su amabilidad, y quizás no tenga derecho de decir esto… pero Baobhan Sith y yo sabemos una cosa o dos sobre luchar. Mientras estemos aquí, prometo que nadie dañará a su gente"

Su altruismo era impresionante como siempre. Baobhan Sith no pudo evitar sonreír un poquito ante las expresiones de sorpresa que tenía la pareja mayor. ¿Realmente estaban tan sorprendidos? Este bonachón siempre se preocupaba en exceso y sufría por los otros, he allí que tantos espíritus heroicos le apreciaran, le considerasen un hermano, un amigo, o un… amante.

Bajo circunstancias normales, Alicia y Tomás habrían creído que era una broma… pero ambos habían vivido lo suficiente para reconocer el fuego de la determinación y la experiencia que Ritsuka mostraba en sus ojos. No mentía, ni trataba de aprovecharse de su situación actual, de alguna manera, el muchacho con su sola presencia era capaz de demostrar su argumento.

Inspiraba un sentimiento de esperanza que habían perdido tiempo atrás. Todo lo que el anciano pudo hacer fue reír un poquito, con lágrimas en los ojos mientras que sus pequeñas manos se cerraban alrededor de las de RItsuka. ¿Acaso era este niño una bendición de los cielos para salvar a su pueblito de las fuerzas del diablo… ? era lo más lógico que se le pudo ocurrir.

"Muy bien entonces jovencito… te confío la seguridad de mi gente la próxima vez que recibamos un ataque. El destino de nuestro pequeño pueblo está sobre tus hombros"

Lo único que hizo fue asentir, mientras la mirada de Baobhan giraba en dirección a su Master a la vez que la anciana se ponía de pie, yendo a la cocina para servir cuatro platos con sopa de pollo para celebrar la nueva alianza que se acababa de formar. Había sido infectada por el optimismo de su esposo, así que, por supuesto, lo mínimo que podían hacer era darles algo de comida como agradecimiento.

Esta había sido… la primera vez que veía a Ritsuka inspirar a otros desde tan cerca.

.


.

-[Fragmento 2: Repentina realización]-

Una hora más tarde, estaban más que listos. Baobhan Sith cruzó sus brazos con la mirada fija en la tina de madera, un pequeño sentimiento de Nostalgia la invadía. Era justo como lo que tenían en Faerie Britain… más o menos. El castillo de Madre tenía muchísimos más lujos de los que el Hada promedio podría permitirse, pese a estas personas no tener agua caliente, para una Bruja como ella, calentarla era muy sencillo.

Tambíen había transformado toda la casa en un Taller, tal como prometió, confirmando su teoría. Todo este lugar era una "Aspiradora de Mana" que lenta pero segura, drenaba sus fuerzas vitales, eventualmente tanto ella como Master morirían, incrementando el poder de su actual objetivo.

Esto solo les dejaba con una opción… una que la aterraba.

"¿Baobhan Sith?"

Su voz envió un escalofrío por su columna, acompañada del olor de su semen, aún dentro de sus bolas. La nariz de Baobhan se movió conforme olía, una vez, dos, tres… el deseo de vomitar fue suprimido y ampliamente sobrepasado por su vagina empezando a humedecerse, junto a un dolor extremadamente familiar invadiendo su vientre. La Vampira giró su cabeza; desnuda como estaba, sentada en el borde de la tina, con sus piernas en el agua caliente, una única vela usada como fuente de luz.

Ritsuka, cubierto por la oscuridad, la miraba desde la puerta, no vistiendo nada igual que ella, su pene ya estaba erecto, aunque seguía en su tamaño minúsculo, un enorme contraste comparado con el obsceno tamaño de sus testículos. No había eyaculado desde su sesión con Morgan en la mañana… así que, tal como se suponía que pasara, el olor con el que Baobhan tendría que lidiar sería diez veces peor con el que lidió su madre.

Fujimaru fijó su mirada en la espada desnuda de Archer. Su hermosa piel gris, carente de imperfección alguna, le dio la bienvenida mientras gotas de sudor caían incesantes de sus hombros. Sus nalgas eran grandes y gordas como siempre, si bien la Princesa no estaba tan "desarrollada" como la Reina, Baobhan Sith era una mujer con una belleza extraordinaria, pese a ser Mélusine conocida como la Tam Lin más bella.

Solo viéndolos, sus tetas y su gigantesco, suave y gordísimo culo parecían ser al menos dos veces más grandes que su cabeza, unidos por una preciosa cintura suavecita cuya textura aún no había olvidado. Lo que le emocionaba más, sin embargo, eran los pelitos que podía ver saliendo de la zona bajo sus brazos.

Ritsuka se había desvestido mientras ella preparó el baño para que lo usaran, el vapor saliendo del agua la hacía sudar aún más, por lo que toda la casa olía a ella: Fresitas.

"¿Qué?... ¿estás esperando una invitación o algo así, sucio gorila?"

Preguntó. El humano asintió, entrando al baño mientras cerraba la puerta tras de si. Baobhan levantó sus brazos, permitiendo a su "Padre" mirar muy detalladamente sus axilas peludas, provocando que su pequeña polla palpitara en ilusión y dicha, mientras su corazón empezaba a acelerarse, gracias a su oído altamente desarrollado, pudo escucharlo perfectamente.

Las manos de Ritsuka aterrizaron en el culo de su guardiana, dejando salir un suspiro de alivio, pues la sensación tan familiar de su piel caliente en sus palmas le hizo sentirse seguro. Eso, mezclado con el hecho de que los brazos femeninos rodearon su cuello mientras se alzaba sobre el con sus 170 centímetros, le hicieron sentir que todo era normal.

Tan normal como podría ser...

La gris lentamente arrastró a su Master hacia el agua con ella, imitando la posición que había visto a su Madre hacer cientos de veces: su "Padre" descansaba sobre ella en la posición del misionero, su cabeza estando en su escote, mientras que ella le acariciaba la nuca. Ritsuka tenía espacio más que suficiente para disfrutar de tocar el gordo culazo de su hija, mientras que los ojos grises de esta continuaban mirando su rostro. Ahora fue turno de ella para suspirar, sintiéndole frotar su rostro contra su pecho izquierdo.

Bien entonces… era momento de empezar.

"Mímame."

Ordenó casi al instante, frunciendo el ceño al verle acariciar su carne constantemente con su cara. ¿El pequeño bastardo realmente creía que ella era una especie de platillo, o algo así? No podía permitirlo. Las cejas de Fujimaru se curvaron mientras miraba a la mujer que ahora le sostenía tan cerca suya, asintiendo ante su petición. Abriendo su boca, su lengua por fin salió, inmediatamente yendo a por los pezones de la Vampira.

Slurp… slurp… slurp

Sith dejó salir un gemido al sentir la lengua del Master empezando a hacer maravillas en su piel. Estaba siendo gentil y tímido con sus movimientos, dándose cuenta al compararlo con su comportamiento cuando estuvieron en esa orgía con Madre, Barghest y Mélusine. El moreno presionaba sus botones rosados, tratando de sacarle leche para poder alimentarse. El delicioso y exquisito olor de las fresas emanando de sus pezones y todo su cuerpo parecía vapor saliendo de un volcán.

Su avaricia tomó control de si, abrió la mandíbula un poco más para empezar a chupar el pecho de Baobhan. Archer suspiró, notando como sus caderas se movían; su pequeño e inútil polla de camarón acariciaba y jugueteaba con su clítoris mientras sus labios ahora la ordeñaban como si fuera una vaca, esto por supuesto, la enfureció. La rosada entrecerró los ojos conforme continuaba sus caricias, admirando la sensación y la vista de su "Padre" tratando de beber su leche materna.

Su pezón fue succionado hacia su boca, antes de que su lengua se presionara sobre el mismo, para luego chuparlo más fuertemente antes de dejarlo ir, repitiendo el proceso una y otra vez, sus manos agarrándole de tanto en tanto su culo y muslos.

Sería tan, pero tan fácil matarlo ahora mismo.

"M-mhhhm… te estás tomando tu tiempo en comerme… ¿No es así, Renacuajo… ?"

Preguntó, la única respuesta que podía dar fue un gemido de gusto mientras sus dedos agarraban su trasero, y finalmente sucedió. Los pechos de Baobhan reaccionaron de acorde a la estimulación, apretó los dedos de sus pies, un gemido aún más fuerte emergió desde su garganta. El alma y el corazón de Cuarenta y ocho saltaron de alegría ante la deliciosa, exquisita y cálida sensación de algo descendiendo por su garganta, invadiendo su cuerpo y estómago.

Su leche… la leche de su hija… finalmente…

Glup… glup… glup~

La incertidumbre de lo que le haría invadía su cerebro mientras le oía empezar a beber directamente de sus tetotas. Ya sea por lástima o instinto, la hija de Le Fae llevó su mano libre bajo el agua hacia la entrepierna del hombre, empezando a acariciar su falo, usando su dedo índice y medio para jugar con su prepucio para masturbarle. Esto, por ende, envió escalofríos por la columna de Ritsuka, haciendo que temblara a la vez que su lengua bajaba por su pezón.

Su cabeza subió mientras cerraba la boca, terminando por morder a Archer, causando que dejara salir un pequeño chillido de dolor conforme sus dientes se hundían en su pecho.

"¡H-HYAH!~ ¡MALDITO!"

Gritó, era un milagro que su mano no se cerrara alrededor de su pene en ese momento, frunciendo el ceño, claramente molesta, vio como el humano continuaba jalándole el pecho antes de bajar, ¿qué estaba tratando de hacer? ¿Marcar su territorio, mancillar su perfecta figura o una mierda así? Quizás pudiera dejar chupetones en una que otra zona en los cuerpos de Madre y las demás, pero ella jamás permitiría tal insolencia. Su larga lengua acarició sus colmillos, ansiosa.

Si tan solo pudiera matarlo…

Ritsuka pareció notar el estado emocional de "su niña", principalmente por su conexión con su núcleo espiritual, así que la dejó ir. Su boca estaba cubierta de blanco, dándole una apariencia depravada: una que también era muy asquerosa a ojos de Baobhan. Era su leche, su preciada, sagrada leche que en primer lugar ni siquiera debería existir… y ahí estaba embarrándole los labios.

"Lo siento, Baobhan Sith… No pretendía lastimarte"

Una vena apareció en su frente ante aquella declaración. Realmente era un idiota… pero sabía una o dos cosas sobre este estúpido gorila; si, quizás ninguno de ellos había planeado terminar en esta situación, pero tendría que beber su mana de todos… y el semen dentro de sus pelotas debía de estar haciéndose más pegajoso y apestoso a cada segundo. Una mamada… todavía era muy pronto. No era su madre en absoluto, ni tampoco Gawain o esa puta de Lancelot.

Tomaría control de la situación y aplazaría ese momento tanto como pudiera.

"¡Como sea, solo cállate… !"

Su tono intimidó al Master un poquito. Era una situación algo confusa, porque pese a todo el tiempo que habían pasado y vivido juntos, Ritsuka aún no podía entender del todo la personalidad y el ánimo de Baobhan Sith… Le recordaba un poco a Jeanne Alter en algunos aspectos, pero la Francesa no era tan aterradora. La rosada usó su pie para alejarle de su cuerpo, dándose la vuelta lentamente, revelándole su culo. La chica de piel gris volteó su cabeza hacia atrás, para que pudieran mirarse.

Era como si… estuviese ofreciéndose cual chuleta.

"Más vale que me lamas bien, o sino cosecharé tu cadáver hasta que salga de aquí"

¿Oh… ? eso era un gran cambio comparándolo con su punto de vista original o su reacción durante su primera vez, según él… ¿aunque sinceramente? Ritsuka pasó mucho tiempo comiéndoles el coño a ella, Barghest, Mélusine y Morgan durante su luna de miel. Una sonrisa apareció en su rostro, sus ojos viajaron desde sus piernas hasta su ano, Archer pareció darse cuenta de lo que hacía… por lo que decidió darle un incentivo, sus labios ganaron una sonrisa maliciosa.

Clap~ clap~ clap~

Sus caderas fueron de lado a lado, causando que sus nalgas chocaran una contra la otra, la carne gris y la piel temblaron tal cual gelatina… bien, bien, entendía; se estaba impacientando. El Master asintió conforme su rostro se acercaba más y más al culo de la Vampira, sus manos aterrizaron no en este, sino en sus tobillos. Presionando sus pulgares contra ella, la rosada notó como el marido de su Madre empezó a masajearle conforme subía, sus dedos masajeaban su cuerpo, subiendo y descendiendo, hasta que sus labios por fin aterrizaron en su nalga derecha.

"H-hmmm… "

Hizo su mejor esfuerzo para contener su gemir al sentir su nariz frotándose contra su cuerpo, el caminito empezó a la vez que lo hizo su masaje a sus muslos. La vampira abrió la boca, jadeante, sintiendo ahora como le abría el culo: su cabeza, lenta pero segura, empezó a meterse entre sus nalgas. Pronto lo encontró: el preciado premio que había estado buscando. Pese a no poder ver más allá de su nariz, conocía a Baobhan lo suficiente para este punto como para reconocerlo…

Su deliciosa, exquisita, dona con olor a fresa.

"Baobhan… Sith…"

Y entonces lo hizo. Le dio al ano de su hija un profundo y amoroso beso, que terminó sorprendiéndolo más a él que a ella. Estaba esperando encontrar simple carne… pero encontró algo más. Pelo. Ritsuka abrió los ojos en incredulidad, su lengua empezando a moverse en círculos alrededor del ano de la Vampira, causando que Archer gimiera mientras sus uñas se hundían en la madera.

Imposible… ¿son estos… pelitos?

Necesitaba asegurarse. La lengua del humano se movió una y otra vez, repitiendo su viaje por el exquisito círculo carnoso mientras sus labios se presionaban sobre este, provocando que la adrenalina y el placer se esparcieran por el cuerpo de la servant. Baobhan Sith gimió fuertemente mientras que la vena ya presente en su frente latía en ira pura y dura hacia los sentimientos que invadían su corazón.

Este jugo de perra claramente se lo estaba pasando bien. Podía oírlo gimiendo de placer conforme su lengua se adentraba en su recto, abriendo su carne para probar aquella zona tal como hiciera en el Enma-tei.

"¡Tú… pedazo de mierda! ¡Eres repugnante!"

Rugió, cerrando sus párpados en un inútil intento por rechazar el placer que recibía. Pese a ser víctima de ello múltiples veces, Baobhan aún no se acostumbraba a recibir sexo oral por el culo. Si, sus palabras eran crueles y duras como siempre, pero el tono de su voz revelaba la verdad: estaba disfrutándolo, y era motivación más que suficiente para que su lengua viajase más adentro de su culo.

Sluuuurp sluuurp sluuuurp~

Trató. Realmente trató de mantener sus ojos cerrados, concentrarse en algo más, cualquier cosa salvo el sentimiento cosquilloso que causaban sus movimientos, pero era en vano, conforme sus labios se presionaban tan apasionadamente en la carne de su ano, abriéndolo mientras filtraba su saliva dentro de ella, la punta de su lengua exploraba de manera gentil y amorosa las paredes de su recto, feliz de que ningún Servant de Chaldea necesitara usar el baño.

Fue inútil, conforme sus dedos se hundían en sus gordas nalgas, acariciándolas y gozando del como sus manos eran incapaces de cubrirlas por completo, así que la suave y tersa carne gris claramente superaba sus caricias, para su gran alegría, provocando que su voz saliera en un ahogado gemido, provocando otro escalofrío en la espina dorsal del Hada.

Era inútil, pues sentía su vagina y su clítoris empezar a palpitar, una cálida sensación surgía dentro de su vientre, mientras su Padre continuaba el pecaminoso acto del incesto y el adulterio con ella, Baobhan sentía su corazón empezar a latir más y más fuerte, casi sincronizándose con su feminidad, por las mismas razones. Placer. Depravación. Dicha. Alegría. Felicidad.

Amor.

"¡G-GUAHHHHG!~ ¡JODER! ¡JODER! ¡JODER JODER JODEEEEEER!~"

Se hubiera corrido cual aspersor directo en el agua de no ser por su experiencia. Ritsuka fue más rápido, sacando su cabeza del culo de su servant y yendo a comerle la vagina en su lugar. Preciados segundos que usó a su favor, lamiendo y moviendo su lengua de arriba hacia abajo en sus labios menores, comiéndole como si fuese un postre caro de la categoría más exclusiva. Bebió hasta la última gota de su miel.

Tal como le pidió, le dio una muy buena lamida.

Para cuando la boca del Master por fin se separó de la entrepierna de la Servant, estaba jadeando con su cabeza apoyada contra el muro, evidentemente tenía dificultades para mantenerse cuerda. Ritsuka miró a la mujer que, supuestamente, era su niña, mientras que la orgullosa mirada feliz de Morgan resurgía en sus memorias. Era un sentimiento extraño, por primera vez… sentía que hacia algo indebido.

Algo prohibido que no debería de estar sucediendo para empezar.

Estando perdido en sus pensamientos, no notó como la fémina de ojos grises lentamente empezó a voltear su cuerpo. El Hada quitó múltiples gotas de sudor de su frente conforme su furiosa mirada reposaba en la cara del humano, y entonces se enfocó en su boca. Este idiota… este depravado bastardo que follaba a su amadísima Madre, que la hacía verle copular y ponerle los cuernos con otras mujeres a diario… era verdaderamente peligroso.

Finalmente lo reconocía. Ahora que estaban solos sin la interferencia de ninguna de sus compatriotas.

Pese a todo, se notaba ausente. Le había practicado sexo oral, prácticamente jugó con ella… ¿y ahora la ignoraba? ¿Qué clase de Maestro mierdoso de tercera categoría era este Renacuajo hijo de perra? Ritsuka fue jalado fuera de su mente tras que le jalaran la mejilla, provocando que un quejido escapara de su boca y sus azulados ojos se encontraran con la enojada expresión de Baobhan.

"Oi, bastardo… ¿estás pensando en alguien más? ¿Huh?"

"N-No… Lo siento, solo… me siento extraño"

Contestó, y por su forma de hablar y expresión, Baobhan supo que estaba siendo honesto. Bueno, eso era algo… pero ella no era Lancelot, Gawain o su Madre, no se preocupaba por él lo suficiente como para preguntarle que le pasaba. En su lugar, sus ojos se desviaron a su cadera, donde estaba su pene.

Aún en su tamañito, esperando por atención para llegar a su máximo potencial.

Este era el momento que había estado tratando de evitar… la hora de darle una chupada. Su garganta le dolería por horas, si no es que días para cuando terminaran, así de grande era cuando estaba cachondo. Casi la hizo gruñir como una bestia, criticando a su presa por ser tan fuerte y determinada a resistirse.

A su propio modo, eso es lo que era.

"Tú… Renacuajo de porquería … ¿realmente eres un avaricioso de mierda, cierto?"

"Lo siento…"

Replicó, sentándose lentamente en la tina, esta vez con ella sobre él. Baobhan no dijo palabra alguno mientras todo su ser y su peso caían sobre él, esta bañera no era lo suficientemente grande para los dos, especialmente tras haber modificado su Saint Graph para adecuarse a sus gustos, de haber mantenido su cuerpo original con el que fue invocada, no hubiese habido problema alguno.

El asqueroso hedor de su semen dentro de sus testículos la golpeó con todas sus fuerzas, casi haciéndola querer vomitar sus intestinos.

"¡Solo cállate!… ¡Cierra tu puta boca de una vez… !"

Si… definitivamente no era ni remotamente similar a Jeanne Alter. La lengua de Baobhan salió, yendo directamente a sus testículos para empezar a lamerlos y acariciarlos. Era inevitable comparar a Berserker y Archer en una situación como aquella, sintiendo el largo órgano muscular empezó en su bola izquierda, antes de ir en línea recta a atacar el derecho. Morgan jamás habría hecho algo así, prefería concentrarse en uno y luego ir al otro.

Baobhan Sith, no obstante, quería experimentarlo al completo.

Slurp… sluuurp… sluuurp~

Fue en círculos alrededor de su escroto, causando que el Master gimiera mientras sumergía parte de su cabeza y cabello en la cálida agua, lo que por ende, incrementó el sentimiento de relajación que experimentaba. La vampira frotó sus colmillos suave y cuidadosamente contra su piel, no era lo suficientemente estúpida como para morderlo, obviamente, simplemente quería ponerle nervioso y joderlo un rato, y funcionó de maravilla, porque notó como su pequeñita polla de renacuajo empezó a palpitar.

La pregunta era… ¿fue por temor… o excitación?

Toma eso… humano mierdoso y desagradable… ¿ya no estás tan confiado, huh?

So hicieron que ella y su orgullo se sintieran mucho mejor. La lengua de Baobhan continuó moviéndose, regresando a por el testículo izquierdo para que sus labios pudieran intentar engullirlo, besándolo y acariciándolo mientras su lengua iba en círculos, imitando el como estaba lamiéndole el culo hacía solo unos momentos. La voz de Fujimaru escapó de su garganta en ese instante, sintiendo como la mano de la chica ahora se hundía en el derecho, acariciándolo pero asegurándose de no lastimarle con sus uñas.

Estaba pasándoselo en grande, si… pero lo mismo no podía decirse de Baobhan Sith, quien aún sentía ese deseo de vomitar y el como su cuerpo, su misma nariz, rechazaban ese pútrido olor que hacía sentir a su vientre como si estuviera muriéndose de hambre.

Su victoria sobre él había sido breve.

Mierda… Mierda… este olor… ¡Es repugnante!

¿Cómo? ¿Cómo eran Lancelot, Gawain y Madre capaces de disfrutar este olor? Una vaga memoria de una noche en ese hotel le llegó a la mente: había estado descansando en la cama, exhausta mientras Ritsuka estaba de pie, gimiendo de placer por las tres bocas que continuaban atacando su masculinidad por todos lados. Barghest y Mélusine actuaban como si estuvieran poseídas, ambas lamiendo, oliendo y mimando sus tanques de esperma con tal desesperación que parecían estar alabando a un dios, mientras Madre luchaba por respirar conforme se follaba su garganta.

¿Cómo… ? ¿Cómo puedo hacerlo… ? Madre… por favor… ayúdame

Pensó mientras movía su lengua en círculos a toda velocidad por su escroto, arrastrando su testículo dentro de su garganta para apretarlo, lo que causó que su voz saliera con mayor rapidez, los dedos de Ritsuka se cerraron por instinto. Su nombre salió de sus labios, y Baobhan por fin dejó ir sus testículos. Quizás… ¿si hundía su nariz ahí, tal como Madre, podría acostumbrarse… ? valía la pena intentar.

Sniiiif sniiif sniiiif~

No funcionó. Más bien, solo sirvió para enojar a su estómago aún más. Los párpados de la mujer se cerraron fuertemente mientras sus orejas captaban la voz llena de placer del Master. Ritsuka se estaba excitando por el hecho de que Baobhan estaba dándole una mamada, y aparentemente, tratando de hacer lo que sea para hacer el olor de su semen más tolerable, pero no funcionaría. Ese era el punto, recordaba cuando le preguntó a Morgan al respecto.

"Míralo como una prueba, Esposo mío. Tu mana es naturalmente adictivo por lo saludable de tu dieta; tiene un sabor dulce. Sin embargo, si una mujer no está dispuesta a tolerar y superar el olor de tu semilla, que se supone la marque como tu propiedad, ¿entonces es digna de ser tu amante en primer lugar?"

El que fuera la hija de esa mujer quien estuviera pasando por esa misma prueba ahora mismo incrementó su libido en demasía. Y entonces la sintió.

Chu~ chu~ chu~

Estaba besándolos. Ritsuka se acomodó para mirar mejor; si, tal como sospechaba… Baobhan Sith estaba besándole las bolas. La cara de Archer se hundió a si misma en las "joyas" del moreno, bloqueando su visión por completo al dejarles reposar sobre sus ojos. Baobhan inhalaba y exhalaba mientras su vagina ardía y su estómago rugía del asco, estaba haciendo su mejor esfuerzo para contener la sensación y el deseo de vomitar que la invadía.

La lluvia de besos retornó, primero en el izquierdo, luego el derecho. "Chu, chu, chu" una y otra vez, mientras sus pupilas continuaban mirando su rostro con una expresión desafiante. Una "mamada enojada" en toda su expresión, si señor. Y su ira no haría más que incrementar cuando se dio cuenta de como sus venas empezaron a marcarse.

Su genital se estaba enfureciendo. Quería y necesitaba una garganta profunda si iban a tener sexo.

"Te odio… tanto carajo… "

Dijo sin más, abriendo la boca para engullir su pequeño pene de Renacuajo en un solo movimiento, no dándole tiempo alguno para hablar o disculparse. Cuarenta y ocho gritó a todo lo que dieron sus pulmones mientras los dedos de la gris acariciaban sus pelotas, su pene palpitó como si estuviese vivo, finalmente sintiendo la alegría de estar en la boca de una mujer. La boca de Baobhan.

La boca de su hija.

Por su expresión, sabía muy bien que estaba pensando, pero mantendría su palabra. Nunca, ni en un millón de años, le aceptaría como su padre. Baobhan movía su cabeza en lo poco de carne que tenía su pene dormido ahora mismo, antes de bajar y empezar a usar sus labios para atacarle.

Aplastándolo y presionándose contra este mientras sus pulgares e índices jugaban con sus bolas, manteniéndolas en su palma y bajo el agua para una mejor sensación, las mejillas de Fujimaru se enrojecieron al sentir su lengua unirse a la acción.

Sluuurp sluuurp sluuuuurp~

Primero tenía que pelar prepucio. Por suerte el imbécil tenía una higiene excepcional, eso había que decirlo, adoraba el agua y las duchas. Así que no había nada asqueroso en su cuerpo salvo el sudor. Baobhan deslizó su lengua por el falo de Ritsuka, usándola para ayudarse a exponer el interior de su miembro exitosamente.

"¡A-ahhhh… ! ¡B-Baobhan Sith… !"

Oírle llamar su nombre la hizo sentirse extrañamente bien, por alguna razón. La nariz de la gris se movía mientras inhalaba y exhalaba, tratando de relajarse y exponerse al olor del mana de su Master. Su lengua empezaba a ir en círculos alrededor de su carne, antes de que atacara su frenillo y finalmente se concentrara en su agujerito.

Estaba caliente. Le estaba gustando, se dio cuenta, por el como sonaba, cada vez más y más complacida, además de que su verga parecía estar prosperando. No pasaría mucho tiempo hasta que lo sintiera empezar a crecer y crecer, mientras una gota de sudor bajaba por su mejilla.

Ahí estaba.

"G… ¡Gulgkh… !"

Su voz salió al sentir como el hombre empezó a invadirla, su punta tocó su úvula y fue más allá, justo en las partes más profundas de su garganta como si fuera una vagina, o un onahole a usar para su conveniencia. Al principio, su expresión era de una mezcla de dolor y sorpresa, ¿era eso que su lengua sentía… sus venas? ¿eran así de gruesas normalmente, o estaba así de cachondo? La idea la enfureció.

Su garganta empezó a dolerle casi al instante, mientras las palabras de Mélusine hacían eco en su cabeza nuevamente.

"Master~ mi master~ incluso si soy una Dragona, ¡mi garganta me ha estado doliendo toda la mañana luego de lo que hicimos la otra noche!~ oh, no me estoy quejando en absoluto. Este sentimiento… ¡es magnífico!"

Repugnante sería la palabra correcta…

Pensó, recordando el como esa mañana Beni-enma le ofreció algo de té con miel, que por supuesto, rechazó. El humano sintió la cabeza de su servant retroceder lentamente, aún si no podía hacer nada para luchar contra el dolor, al menos necesitaba acostumbrarse a esto. Sus labios se arrastraron por su pene mientras que lo sacaba muy lentamente de su garganta, podía escuchar su respiración.

Sus ojos brillaron en la oscuridad, justo como los de su madre, pero eran fieros. Ardiendo de odio e ira, insultada, degradada a ser nada más que una puta barata usada para nada más que chupar polla. Esta larga, gruesa y repugnante polla de la historia Pan-humana que, por algún motivo, conquistó a su madre, a sus compañeras, y ahora trataba de conquistarla a ella.

"¡A-ahhh!"

Su cabeza regresó a su cadera, la nariz de Sith golpeó su piel mientras le sentía volver a sus adentros, lastimándola en el proceso mientras sus dedos ahora se presionaban entre si, gentilmente jalándole las bolas conforme bailaban, usando la punta de sus dedos para continuar acariciándole. El senpai de Mashu sentía como las paredes carnosas se apretaban alrededor de su verga, incapaz de seguir mirando ese rostro iracundo de ella.

Era… exactamente la misma expresión que Jeanne Alter solía hacer cuando empezaron a tener citas… la misma cara que hacía Caenis.

Joder… ¡Joder!… mi garganta… ¡Está destrozando mi garganta!

Ahora se movía aún más rápido. No había otra manera, si quería que esto terminara tan pronto como fuera posible, necesitaría hacer que se corriera. El Hada cerró sus párpados, su lengua se deslizó para que pudiera girar alrededor de este para mayor placer. Su corazón empezó a latir mientras su mente intentaba hacer sentido de lo que sucedía. Esta mamada, de algún modo, le recordaba no a las forzadas que le daba con ayuda de Morgan en Novum Chaldea, o el Enma-tei.

No.

Le recordaba a Londres. Pero no había explosiones o enemigos atacándolos como en aquel entonces. Eran solo Baobhan Sith y él, en medio de la nada, con agua caliente rodeando sus cuerpos desnudos mientras su lengua subía y bajaba, mimando su verga mientras sus labios y garganta le apretaban con todas sus fuerzas y sus dedos seguían encargados de sus bolas.

Gulg gulg gulg gulg gulg~

El ritmo incrementó, e intentó relajarse. Tenía determinación más que suficiente, pero no la técnica necesaria para hacerle correrse tan rápido como hacían Morgan o las demás, no sin su ayuda para obligarla a tragar. Su mirada azul se posó en su hermosa y llorosa cara. Le hizo sentirse mal por múltiples motivos, una parte de él, su lado sádico, lo disfrutaba, a la vez que su corazón dolía por la expresión que hacía.

Estaba dando su mejor esfuerzo; podía oírlo. Verlo. Sentirlo.

"¿Baobhan Sith… ?"

Cuestionó, su mano se alzó desde el agua, yendo a por su mejilla. La princesa abrió los ojos, finalmente permitiéndole ver las ventanas a su alma. Estaban llenos con disgusto, odio, dolor, resentimiento, y lucha, pero no le dejaba ir. Su lengua atacaba el lado izquierdo de su pene, antes de ir a por su glande, golpeándole y luego metiéndoselo dentro de la garganta por onceava vez. Fue entonces que ella sintió sus dedos acariciarle el rostro, mostrándole lo que más odiaba.

Su calidez. Su amor. Su querer. Todo ello cosas que irradiaban de él naturalmente, cosas que las Hadas no tenían en Faerie Britain. Cosas que eran alienígenas para ella, de no ser por el amor maternal de Morgan.

"Por favor, no te fuerces tanto… Creo que estoy lo suficientemente duro, saltemos este paso, ¿sí?"

Preguntó, pero su pregunta fue contestada por su ceño fruncido. El fuego y la ira que consumían su cuerpo parecieron iluminarse ante la pregunta. ¿Detenerse? ¿Saltarlo? ¿Acaso este Renacuajo estaba jodiéndola? ¿Subestimándola? ¿Mostrándole piedad? ¿creía que era una desgraciada? ¿Patética? ¡¿Una debilucha?!

Cómo te atreves… cómo te atreves, cómo te atreves, ¡¿CÓMO TE ATREVES?!

Por un momento, pareció como si hubiera ganado "Madness Enhancement" por el como le miró. Estaba verdaderamente aterrado por los ojos que le veían. Aún si tenía lágrimas manchándole su bello rostro, que además seguían cayendo, parecía verdaderamente lista para matarlo. Ella era Baobhan Sith, la única y verdadera heredera al trono de Morgan Le Fae, ¿cómo podría dejar que algo tan pequeño como un dolor de garganta la detuviera?

Este renacuajo… ¡lo pondría en su lugar aún si tenía que ahogarse con su verga por una hora completa o más!

SLUUUUUUUUURP SLUUURP SLUUURP CHUUUUUP~

No gimió; gritó ante el repentino y casi bestial ritmo que tomó. Sin Madre, Lancelot o Gawain para mirarla o ridiculizarla por sus acciones, era libre de dejar que su lujuria tomara el control y se mezclara con su odio por este idiota para tomar una ruta completamente diferente. Baobhan tomó ventaja del hecho de que su culo estaba expuesto, ¿le gustaban los culos grandes, gordos y carnosos, no?

Bien, entonces le dejaría disfrutar el sonido del suyo mientras lo movía y le daba una garganta profunda: el sonido de su culo aplaudiendo mientras su cabeza subía y bajaba. Cuando la nariz de Baobhan tocó su pelvis, inmediatamente retrocedió sin pausar, ignorando la agonía a la que estaba sometiendo su garganta. La Tam Lin sintió su clítoris palpitar de excitación a la vez que otro gruñido de disgusto escapaba de su estómago.

Sus labios se cerraron en la base del falo de su padre, antes de jalar hacia atrás para dejar un rastro de saliva que hacía la mamada más fácil de ejecutar segundo tras segundo que continuaba chupándosela. Ahí estaba, esa era la clave; la saliva, por muy largo y grueso que fuera, solo necesitaba mojarle lo suficiente para hacer de esto más ameno.

Ya te tengo… ¡estúpido gorila de mierda!

Esta era su victoria. Su triunfo. Baobhan incrementó la velocidad de su mamada conforme su garganta se apretaba alrededor del genital del pelinegro, haciendo que este gritara mientras nuca se hundía en el agua, sus labios se movían, acariciando y frotando la carne que tragaba a la vez que seguía llorando, aire caliente escapaba de sus fosas nasales. La punta de su lengua se deslizó, arriba abajo, arriba abajo, desde la base de su pene hasta su punta y luego volvía a subir y bajar toda la cabeza.

El sonido que hacía, el "gulg gulg gulg~" de su garganta mezclado con lo fuerte de sus lamidas; el siguiente grito que dejó salir fue producto de que su lengua intentaba imitar a la de Mélusine, fue alrededor de la suya como la de una serpiente, capturando su falo para poder apretarle hasta la muerte, atrapándolo antes de volver a subir y bajar.

"¡Gulg~ gulg~ gulg!~ ¡Chuuuuup!~"

Estaba molesta. O dioses, estaba muy molesta, podía asegurarlo basándose únicamente en la agresividad de sus movimientos y lo alto de su voz. Empezó a tener dificultades para respirar, percatándose de como una gota de sudor bajaba por su frente, hasta que aterrizó lentamente en su ojo izquierdo, bajando cual lágrima.

Quería llamarla, ponerse de pie, mirarla y pedirle que fuera gentil, que se calmara, pero todo lo que encontraría serían esos puntos grises mirándole con ferocidad, brillantes como dos estrellas, mientras se asfixiaba, tragaba y devoraba su miembro como si estuviese tratando de matarlo.

SLURP SLURP SLURP SLURP~ CHUUUUP CHUUUP~

Arriba abajo, yendo tan rápido como podía, sacándolo hasta que sus labios tocaron la punta de su glande, para luego volver a metérselo de un tirón hasta que golpeó su garganta, no importándole en absoluto la agonía a la que sometía su garganta, ni siquiera cuando se dio cuenta de que, eventualmente, terminaría descargando una enorme, pegajosa y apestosa descarga del líquido que tanto odiaba, su núcleo espiritual lo necesitaba. Como una servant, la prioridad definitiva de Baobhan Sith era la seguridad y el bienestar de su Master.

No sería capaz de protegerlo si dejaba que ese mundo la drenara hasta desmaterializarse. Estaba chupándole la polla para sobrevivir, para mantenerlos vivos a ambos, para hacer que Madre se enorgulleciera y recibiera alabanzas por parte de todos cuando regresaran a Chaldea.

Es por eso que no se dio cuenta de que pasó casi treinta minutos con esa velocidad, solo se percató de ello cuando notó lo arrugados que estaban sus manos por el agua. Tristan retiró algo de sudor y agua de su rostro antes de continuar, permitiendo a su glande golpear la parte trasera de su garganta, que llegara tan lejos como quisiera.

Mierda… ¡solo córrete de una vez maldito idiota… !

Su cuerpo pareció reaccionar ante su súplica, pues sintió sus venas empezar a palpitar y a todo su falo empezar a latir. Cuarenta y ocho cerró la boca, sus ojos posándose no en la cara de Baobhan, sino en el techo del baño. El pensamiento de Morgan mirándole desde los cielos le excitó en demasía gracias a los sentimientos de culpa, pena, dicha y emoción que le invadieron en su totalidad, mezclándose con su lujuria mientras los gemidos de dolor continuaban escapando de la boca de la pelirrosa.

"Ya basta, Esposo. Deja de hacerle bullying a mi hija; vente dentro de ella de una buena vez."

Las palabras que le dijo esa primera noche hicieron eco en su mente, tan claras como el día y tan fuertes como los gemidos de Baobhan tragándose toda su hombría como si la vida dependiera de ello.

"¡A-AHHHH! ¡BAOBHAN SITH!"

SPLUUUUUUUURT~ SPLUUUUURT~ SPLUUUURT~

No uno, ni dos, sino tres disparos consecutivos fueron disparados directamente en la boca del Hada. Cada uno más pegajoso y apestoso que el anterior, se dio cuenta, pues su garganta se movía tratando de tragarse la esperma llena de mana del último master de la humanidad, fallando miserablemente. Se pegó en sus paredes, impidiendo que el resto cayera a su estómago para revitalizar su cuerpo, en su lugar, empezó a ir hacia arriba.

"¡H-HHMMMMPHHH!"

Ritsuka jadeo de placer al finalmente sentir el alivio de correrse por primera vez en todo un día, por el otro lado, había enviado a la Vampira al infierno, por decirlo de algún modo. La esperma escapó de sus fosas nasales, dejándola sin modo alguno de recibir oxígeno mientras la esperma continuaba saliendo, fue forzada a experimentar en todo su poder el olor que Morgan había creado mágicamente para su esposo.

No puedo respirar… ¡No puedo respirar! ¡Haz que se detenga! ¡Alguien, quien sea! ¡Madre!

Su semen parecía estar intentando preñar su cerebro, atacándola por todos lados; su sentido de olfato, sus ojos, su tacto, su mente, su conciencia misma empezó a desvanecerse por momentos. El rostro de Morgan, que podía ver claramente como el cielo en su mente, estaba nublado. Nublado por esa asquerosa esperma que se pegaba a su nariz y garganta mientras sentía su verga palpitar triunfante y furiosa dentro de su garganta.

Disparando línea tras línea de semen, fortaleciendo su cuerpo, su alma, su Saint Graph, más debilitando su voluntad para luchar, para rebelarse, para rechazarle y despreciarle mientras más le olía. ¿Cómo podía ser esto posible? Justo como pasó con Ritsuka, parecía que el fantasma de Morgan estaba acechándola también, aún si podía ver claramente en la oscuridad, los ojos de Tam Lin Tristan estaban llenos con lágrimas, sollozaba de temor y repulsión, el oxígeno… la falta del mismo… ¿le estaba haciendo alucinar?

"Trágatelo, Baobhan Sith. Es el semen de tu padre, después de todo. Ya ha contaminado tu estómago, ahora deja que infecte y se apodere de tu alma."

Morgan pareció lamer sus labios al ver a su niña sollozar mientras las sombras del velo de su corona cubrían su rostro. No había piedad ni amor maternal en su mirada invernal, era una orden de su Reina. Así que obedeció. Lloró, apretó los puños, usando toda la fuerza que pudo reunir para forzar a su garganta a tragar todo lo que tenía pegado, para que la esperma pudiera continuar cayendo sin interferencias.

Glup… glup… glup~

Largas y pesadas respiraciones le permitieron limpiar su nariz con el debido tiempo, el ciclo continuó. Tragaba, consumía, respiraba, y Ritsuka seguía corriéndose… hasta que no quedó nada. Si, su pene seguía duro: tan duro como era posible, pero al menos la felación había terminado. Su cabeza fue hacia atrás lentamente, se sentía mareada, su estómago parecía estar al borde de descargarse en el piso, pero su vientre, su cuerpo…

Sus piernas… todos estaban temblando.

"Hafff… hafff… hafff… eres… eres un monstruo… "

Su mano fue a por su garganta en el momento en el que fue libre de hablar, rápidamente usó algunos hechizos básicos para intentar sanar el daño. Ritsuka levantó su cabeza desde el agua con sus cejas curvadas, admirando el desastre que era la bella cara de Baobhan. Si tan solo tuviese su mystic code… podría haberla ayudado. ¿Quizás un pañuelo… ? no, no había nada más que limpiar. Se había… él la había forzado a tragárselo todo.

Un "Lo siento" no bastaría, lo sabía. Baobhan necesitaba acciones, esa era la única razón por la que aceptó su disculpa esa noche donde tomó su virginidad… así que en su lugar, reuniendo toda su fuerza, el hombre se levantó, tomando a la chica gris por sorpresa al esta sentir como sus brazos rodeaban su cuello, apoyándose en sus hombros.

"¡H-Hey! ¡¿Qué carajos?!"

Gritó, habiendo sanado su garganta lo suficiente como para que su voz volviese a la normalidad, descartando el tono rasposo con el que había quedado tras su felación. No recibió respuesta, pues en su lugar, la jaló a su pecho para que pudiese reposar sobre sus pectorales. El Master renacuajo ignoró todo lo demás, lujuria incluida, mientras sus dedos se perdían en el hermoso y rizado cabello de Baobhan Sith, haciendo su mejor esfuerzo para confortarla.

Y Tam Lin Tristan, sorpresivamente, no le alejó. Esperaba que le rechazara, pero no lo hizo. Ella esperó que dijera "lo siento" como siempre, pero no lo hizo. Ambos se quedaron ahí, él sosteniendo a una mujer que era casi veinte centímetros más alta que él, abrazándola como si fuese el más fuerte de los dos, como si fuera capaz de protegerla.

La idea la hizo sentirse asqueada… entonces sus propios pensamientos regresaron de la tumba para acecharla una vez más.

Somos… Somos iguales… ¿cierto… ?

La debilidad de él, y la de ella. Su corazón, y el corazón de ella. Él peleaba, luchaba, sufría, mataba, conquistaba, todo por el bien de su mundo. Ella peleó, luchó, lloró, mató, torturó, todo por el bien de Madre y de Faerie Britain. Los labios de Baobhan temblaron cuando sus orejas de elfa captaron sus latidos, escuchándolos tan claros como el sol. Este estúpido Renacuajo… ¿Cómo se atrevía a jugar con sus sentimientos? ¿Cómo se atrevía a hacerla sentirse cálida tras haberle causado tanto dolor por la última hora y media? Había tenido que desperdiciar preciada magia para aliviar el dolor de su garganta, un recurso que no podía permitirse el usar abiertamente dada su actual situación.

¡Este imbécil… ! ¡Le haría pagar!

"¡Suél. ta. ME!. ¡¿Quién te crees que eres?!"

Sus manos y su fuerza superior le empujaron hacia atrás, enviándole directo al agua con tanta fuerza que se derramó en el piso. Por suerte, no se golpeó contra la tina. Lo siguiente que supo, peso extra fue añadido a él impidiéndole escape. La Vaquera, reconoció al instante, mientras las tetas de Sith rebotaban sobre él. Tal como Morgan hizo más temprano en la mañana, pero había una crucial diferencia.

La clon estaba ausente.

Tal cual había previsto, el momento en el que Baobhan bajó su cuerpo para que sus pechos bloquearan su rostro por completo, fue empujado al agua. Miedo de ahogarse le invadió por solo momento antes de que las manos de la chica fueran a su cabeza, forzándolo hacia arriba: el agua no sería su perdición, sino más bien, un mar de gris y sudorosa piel de vampira. La lengua de la servant Clase Archer se deslizó por sus dientes ante la exquisita idea de la venganza, Oh, como iba a disfrutar esto.

Muchísi. mo.

"Prepárate, Renacuajo. Madre, Gawain y Lancelot no están aquí para salvarte, y no tienes la lujuria suficiente para sobrepasarme como hiciste la última vez… ¿lo entiendes ahora? and there's no weird lust to help you overpower me like back then… you get it now? Estás jodido~"

La dulce ironía era que no había mentira alguna en sus palabras. Baobhan tomó ventaja de su naturaleza como Srevant, de su superioridad, para ahogar completamente a su Master en su escote mientras aplastaba sus esperanzas, forzándolo de regreso al agua a la vez que se empalaba en su falo.

Sus pliegues se abrieron conforme sus adentros sentían su miembro por primera vez en una eternidad, logró sobreponerse a la sensación. Lo resistió, apretando los dientes mientras sus manos se aseguraban de mantener su cabeza atrapada entre sus pechos, mientras Fujimaru gemía en placer y temor, no sintiendo el preciado oxígeno requerido para vivir.

Iba a ahogarlo… justo como él casi hizo con ella cuando estaba tragándose su semen.

GURRRG~

Ver el como las burbujas de oxígeno salían desde el fondo del agua hacia la superficie era todo lo que necesitaba el ego de Baobhan Sith, empezando a reír mientras sus caderas se alzaban, llevando la polla de su padre a su vagina, ya estaba empapado en su saliva, así que la penetración fue fácil. Por muy abrumadoramente bien que se sintiera, ella tenía el control, ella tenía todo el poder, podía matarlo, podía destruirlo.

Podía dominarlo y derrotarlo.

"Hey, ¡hey! Siente mi coño hasta el fondo, ¡Renacuajo mierdoso!"

Bramó la chica mientras cerraba sus párpados, moviendo su cuerpo hacia arriba para frotar sus pechos por su rostro, aplastándolos sobre él mientras sus caderas retrocedían. Un bulto masivamente grande aparecía en su zona inferior, sintiendo el interior de su vagina siendo abierto por su hombría, su lengua salió de su boca y el sudor incrementó, el agua estaba tan cálida, más, el fuego de su vientre, el deseo.

Finalmente estaba siendo saciado.

Ritsuka no podía moverse, ni ver nada. Todo lo que podía hacer era sentir el interior de Archer aferrándose a su falo, apretándolo mientras su suave y gordo culo aterrizaba en su cadera. Ventajas de ser más alta y fuerte que yo, pensó él mientras el miedo de la muerte plagaba su mente. La Tam Lin le inmovilizó por completo al montarle, parte de su miembro fue expuesto al aire mientras alzaba sus caderas.

Sus venas palpitaron junto a sus bolas, desesperadas por regresar a sus entrañas apretadas, suaves y amorosas, cosa que ella cumplió, dejándose caer con toda su fuerza. No era un ritmo estable; probaba sus límites, el que tanto placer su cuerpo podría soportar antes de perderse a si misma, era más que obvio que no le prestaba atención al hombre bajo suyo.

¡D-Dios… !

Sus dedos parecían acariciarle y apretarle la cabeza mientras el agua se metía en sus oídos. Ya sea por milagro o porque Baobhan genuinamente pensó en todo, la carne de sus pechos y escote parecían estarlo protegiendo del agua, pero no por mucho tiempo. Por muy grandes que fueran sus tetas, estaba moviendo demasiado su cuerpo como para darle un lugar aislado en el cual respirar hasta que terminaran.

La hija de Le Fae gimió nuevamente mientras sentía la punta del pene de su Master llegar profundamente, golpeando la entrada de su vientre a toda velocidad. La belleza pelirrosa lo sentía como si tratara de invadir su preciado cuarto para bebés, causando que detuviera sus movimientos mientras sus dedos apretaban más fuertemente el cráneo del humano.

"¡Hmnnghhht! ¡Joder! ¡Hey, Renacuajo! ¡Deja de hacer que se sienta tan bien!"

Dijo fuertemente antes de cambiar la táctica por una que él ya conocía bastante bien; moviendo sus piernas de izquierda a derecha en un movimiento circular, causó que por consiguiente su miembro la siguiera, golpeando los muros de su interior, no era su culpa. ¡No era su culpa en absoluto! ¡¿Por qué todas las tsunderes como ella eran tan irracionales?! Baobhan rápidamente regresó a montarle, lentamente levantando su cuerpo como forma de recompensa.

Ver su rostro cubierto de agua y sudor salir a la superficie para que pudiera respirar y toser fue como un tónico para su sádico corazón.

"¡CAUGHT CAUGHT CAUGHT! B-baob— ¡Baobhan… Sith!"

Su voz estaba quebrada, se percató, mientras el sonido de sus caderas chocando contra las suyas continuaban invadiendo sus oídos. Pronto, el movimiento de sus senos pareció activar sus pezones, provocando que produjeran leche materna mientras él seguía tosiendo incansable, tratando de sacar toda el agua de si, pero siendo incapaz producto del placer.

Que tierno, pensó ella, sus dedos cerrándose en su cuello deteniéndolo en el acto. La mirada horrorizada de Cuarenta y ocho giró hacia arriba para mirar los grises ojos de Tristan, mientras que sus colmillos parecían brillar como si fueran perlas.

"No, no no no, Renacuajo~ Te vas a morir esta noche, ¡te guste o no!"

Podría haberle roto el cuello en ese mismo momento, pero en su lugar, forzó su cabeza de regreso a sus pechos, que para ese punto ya estaban empapados con leche. La adrenalina recorrió sus venas mientras su cuerpo caía sobre él una segunda vez, enviándole de regreso al agua. Preciosos segundos, preciosos segundos que usó para llenar sus pulmones con aire para resistir el placentero infierno submarino al que Baobhan le sometía.

PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF~

El ritmo general de su auto empalamiento incrementó luego de eso. Baobhan estaba gimiendo, pero no como normalmente lo hacía estando dominada por el placer. Gemía victoriosa. Conforme sus manos mantenían la cabeza de Ritsuka aislada, atrapada en su escote, extremadamente cerca de su congelado corazón mientras su enorme y gruesa verga continuaba destrozándola por dentro, desesperadamente besándole la entrada a su vientre… la idea de estar solos la ponía más cachonda.

Su culo golpeó sus caderas al igual que sus bolas la golpeaban a ella. Nadie iba a salvarlo, nadie iba a detenerla, podía inventar cualquier excusa que quisiera, podía mentir, mentir, mentir y él moriría y sería olvidado como el Renacuajo que era.

Más… más… ¡Quiero matarlo más… !

"¡A-AHHHH! ¡MIERDA!~ ¡JUSTO AHÍ!"

Golpeaba todos los lugares que ella no podía alcanzar por si sola, por primera vez en mucho tiempo. Las piernas de Baobhan se cerraron alrededor de Ritsuka mientras el agua continuaba saliéndose de la bañera, su falo, en toda su gloria, iba y venía de ella mientras sus venas parecían frotarse perfectamente para que pudiera sentir cada una de ellas. Como una furiosa bestia destruyendo todo a su paso, pero ella tenía la correa esta vez.

Una muy apretada.

Maldijo. Maldijo todos los tipos de obscenidades que conocía, llegando a un punto en el que Mordred y Caenis estarían sorprendidas. El olor de su repugnante y sucia semilla acumulándose en sus pelotas no llegaba a ella, gracias al cielo, de lo contrario no habría sido capaz de mantener el control de toda la situación por tanto tiempo. El agua estaba ensuciándose con su leche más y más tras cada segundo, ganando un tono blanco, mientras que su glande continuaba golpeando, aplastando y presionándose contra la entrada de su útero.

Desesperadamente, desesperadamente, tan desesperadamente intentando abrirlo y fertilizarla, para que pudieran hacer niños, por muy imposible que fuera, su padre quería inseminarla, se percató. Padre quería procrear, embarazarla, que diera a luz a sus incestuosos bebés Hada-humanos de la historia Pan-humana y la tierra de las Hadas.

PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF~

Era ella, ella, no Madre quien había sido elegida por su verga para cargar su descendencia primero. No Galahad, no Gawain, ni Lancelot, de todas las Tam Lin o de todas las mujeres en Chaldea, Tam Lin Tristan, Baobhan Sith, fue la que ganó la guerra. Mientras más su cuerpo bajaba y ascendía, su miembro continuaba destruyéndola, abriéndola, moldeándola a su gusto para ser la calienta-pollas perfecta, la "hija esposa" perfecta, que cumpliera con todos sus gustos y deseos, ella, ella, ella.

Bajo el agua, la mente de Fujimaru ya empezaba a fallarle. No porque no pudiera respirar, sino porque era incapaz de resistir la urgencia de dejar ir el aire de sus pulmones. Necesitaba, desesperadametne necesitaba respirar, sentir el oxígeno otra vez, por mucho que amara las tetas, y el experimentar cosas nuevas, este tipo de juegos no era lo que tenía en mente exactamente. Estaba verdaderamente asustado, esto le recordaba mucho a un horrible día de su infancia, donde, no obedeciendo las órdenes de padre y madre, se metió muy adentro del mar.

Se habría ahogado y muerto ese día, de no ser por el rápido actuar de papá. Shirou se lanzó al agua con Rin Tohsaka gritando aterrada aún en la playa, todo para salvar al menor de la familia. Lo mismo pasaba aquí: nada salvo oscuridad, nada salvo el agua, no había aire, ni luz u/o esperanza, ni Mashu ni Morgan ni nadie vendrían a salvarlo. Baobhan iba, efectivamente, a matarlo.

Todo mientras le usaba como si fuera una especie de consolador humano.

Madre… Padre… N… Nee-sama…

Pensó, abriendo su boca lentamente mientras su conciencia de igual modo, lenta pero segura empezaba a desvanecerse de su cerebro, el agua le invadía vertiginosa, pero sorpresivamente, el destino seguía teniendo mucho guardado para él. La rosada dejó caer sus caderas una y otra y otra vez causando que su culo y sus testículos siguieran chocando, estaba llegando, estaba llegando, iba a -

"¡ME CORRO! ¡ME CORRO! ¡ME CORRO ME CORRO ME CORRO! ¡A-AHHHHH!"

Arqueando su espalda mientras finalmente alcanzaba el cielo, Baobhan alzó su cuerpo con sus brazos aún rodeando a Ritsuka, jalándole del agua en el último segundo para que volviera a respirar, salvándole de las zarpas de la muerte. Ambos alcanzaron el orgasmo en ese mismo momento, Sith gritó a todo lo que daban sus pulmones con una fuerza tal, que habría despertado a cada persona y animal de la villa, de no haber puesto hechizos anti-sonido en toda la casa tras haberla convertido en su taller personal.

Él, por el otro lado, tosía y tosía mientras la sensación de correrse en una mujer le invadía. Fujimaru se sentía mareado, enfermo, cansado, exhausto… y pese a todo, estaba vivo. Estaba vivo. Su cabeza y todo su cuerpo dolían, su miembro sentía placer, su conciencia era un desastre absoluto, intentando hallarle el sentido de quien era, donde estaba, que pasaba… pero al menos estaba vivo. Vivo y respirando.

Vivo. Entre los brazos de Baobhan Sith mientras se corría sobre él, sosteniéndole justo como hacían Morgan, Mashu y Jeanne Alter cuando le mimaban; dejándole reposar sobre sus pechos para que pudiese beber o simplemente dormirse. Un tinte rojo se esparció por la cara de la bruja al sentir el olor de la esperma de su Master invadiendo su nariz nuevamente, más fuerte que nunca, aumentado por la lujuria y deseo de reproducción que ella activó en su cuerpo tras la experiencia casi mortal que le obligó a vivir.

SPLUUUUUUUUURT SPLUUUURT SPLUUUURT~

Prácticamente podía escuchar su pene explotar furioso cual volcán dentro de ella, furioso ante el hecho de no haber podido penetrar directamente su vientre, pero determinado aún a llenarla hasta que no quedase nada en sus gónadas. Un hilo de saliva escapó de sus labios mientras su cara se movía hacia arriba, sus dedos temblaban en su espalda, no sabiendo como moverse o reaccionar. Estaba siendo víctima, por primera vez, de un orgasmo furioso a todo su potencial, porque no había nadie más salvo ella, nadie más que hubiese drenado al idiota antes de su turno como en anteriores ocasiones.

Experimentaba su deseo y potencial al máximo, todo ello dirigido hacia su vagina cubierta del pelo que había cultivado única y exclusivamente para él.

Mi estómago… mi estómago… ¡mi estómago se está expandiendo!

Seguía corriéndose. Padr— Ritsuka todavía estaba corriéndose dentro de ella. Pese a todo el esfuerzo que hizo para dominarlo y abrumarlo, todavía tenía la ventaja, aún con la mitad de su cerebro dormido, seguía estando sobre ella. Seguía desafiándola y humillándola, una, y otra, y otra vez, conforme su pegajoso, apestoso, repugnante y sucio mana grueso como la jalea invadía su precisado vientre Real como si fuera lo más normal del mundo, como si fuera una vil furcia que comprada en un callejón del distrito rojo.

¿Y aún así… ? tenía el nervio de aferrarse a ella. Sus brazos, por muy pesado que fuese para él el moverlos, abrazaron su cuerpo y la jalaron a él por instinto, como un niño perdido que había encontrado a su madre en una multitud de extraños. Ella era más alta y fuerte que él, pero aún si su voluntad era de hierro, no podía olvidar que estaba lidiando con un humano. Un frágil humano que había perdido a todos los que había amado a la edad de quince tras Goetia incinerar la humanidad, y ahora la Alien God había blanqueado la tierra con los árboles de la fantasía.

La mirada de Baobhan se posó en el cabello negro que reposaba en su pecho izquierdo, de mala gana devolvió el abrazo, permitiéndole que la llenara como si fuera eso a lo que llamaban "Pavo" hasta que estuviera satisfecho. Su cuerpo empezó a absorber su semen de inmediato, transformándolo en magia para que pudiera seguir existiendo. Por mucho que le gustara la idea de seguir molestándole…

"Hey… Renacuajo… ¿realmente me llenaste como a un globo, no es así… ?"

Su voz era suave y cálida, su mano llegó a su mentón para obligarle a mirarla… y entonces lo vio. Estaba dormido contra ella. Un hombre de veintitrés años, tras haber experimentado un orgasmo junto a el casi ser ahogado bajo los pechos de una mujer bajo el agua, durmiendo al lado de esa misma mujer, como si fuera su almohada. Baobhan se sintió mal, se sintió culpable al darse cuenta de las lágrimas que tenía en los ojos. ¿Le había asustado? Después de toda la mierda que había soportado, de los desafíos que había derrotado, los enemigos que había conquistado…

Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka… ¿tenía miedo… de morir bajo el agua?

Estaba dormido. Sus ojos estaban cerrados, su boca estaba abierta, respirando de manera calmada, pero sus brazos por el contrario la apretaban como si fuera a morir en el momento en que la soltara. Archer sintió como su erección desaparecía por completo, su masculinidad se ablandó y regresó a su pequeño tamañito, carente de todo libido. Los ojos de Sith admiraron la expresión pacífica que tenía la pequeña mierdecilla entre sus brazos, era tan hermosa y encajaba con él mucho mejor que esa expresión oscura y terrorífica que hizo en el Enma-tei tras haberse follado a Gawain y Lancelot cuando le dejaron comer sushi de sus cuerpos.

Porque se suponía que Ritsuka representara la esperanza. Esperanza para vivir, para regresar a una vida normal. Esperanza para la humanidad. Para servants como ella, debía de representar el hecho de que… si. Los humanos tenían defectos, la historia Pan-humana no era perfecta… pero no era todo malo tampoco.

Nunca más.

Pensó, lentamente poniéndose de pie, cargándole. Era extraño… conforme sus piernas la arrastraban lentamente desde el baño hasta la cama, Sith tuvo tiempo para analizar sus pensamientos, ahora que ya no estaba en Novum Chaldea, y que Master no estaba acostándose con Madre o cualquier otra de sus múltiples amantes, tenía tiempo para pensar, mientras su cuerpo seguía absorbiendo y consumiendo la esperma que tenía en el estómago.

Este sentimiento…

Las sábanas fueron levantadas por su mano derecha, cuidadosa y lentamente colocó su cuerpo sobre el colchón para evitar despertarlo. El semen ya empezaba a salírsele, pero se pegó a sus muslos, causando que volviese a maldecir por lo bajo, ahora era su turno de dormir al lado de él. Su garganta volvía a dolerle, pero esta vez, no utilizó ningún tipo de hechizo sanador para mitigar el dolor.

Sus ojos no rompieron contacto con su rostro en ningún momento. Estaban durmiendo juntos, ella al lado de él, como si fueran un matrimonio. No Master y Servant. No antiguos enemigos. Ni "amigos con derecho", una palabra que, por alguna razón, la hacía enojar y entristecer a la vez. Los brazos de Baobhan jalaron nuevamente a Ritsuka hasta su escote, en dirección a esas enormes tetas hechas específicamente para él.

¿Me estoy… enamorando de este maldito imbécil… ?

¿Así es como Madre se sentía? ¿Como Barghest, Mélusine, Mashu, Arturia, como tantas mujeres en Chaldea se sentían? Pero ella lo odiaba… ¿más o menos?... ¿todavía lo odiaba… ? ¿Qué eran exactamente? Esa pregunta no había sido respondida desde que visitaron el Enma-tei. Se prometió a si misma que le maldeciría por el resto de su vida, pero le había mostrado una amabilidad, amor y compasión tales desde que llegó a Chaldea, no porque fuera un mentiroso, genuinamente era un imbécil bien-intencionado que era demasiado cariñoso para su propio bien.

Entonces fue forzada por Madre para volverse una de sus concubinas, forzada a dejarle explorar su cuerpo, a que la lamiera, a darle su himen, y entonces la Reina de las Hadas lo llevó un paso más allá, dándole a su semen la habilidad de romper las mentes y espíritus de cualquier mujer de ser expuestas el tiempo suficiente, ella incluida.

¿Pero eran estos sentimientos un efecto secundario… ?... no. Porque, por mucho que le aterrase admitirlo, había empezado a cuestionar su corazón desde esa noche en la que se dio cuenta de que eran iguales. Sus hermosas cejas rojas se curvaron, mientras el dorso de su mano se frotaba contrala cara del muchacho, admirando el cuerpo lleno de cicatrices de un hombre que alguna vez fue un simple chiquillo, que había venido a este infierno únicamente porque admiraba a su hermana Mayor.

"Papi… ¿Qué voy a hacer contigo… ?"

Sus brazos ahora rodearon su cuello, acunándole contra sus senos como haría Madre. Como haría una esposa. Baobhan cerró los ojos, a sabiendas de que necesitaría dormir y guardar energías para mañana, tanto como para mamársela y proteger esta villa. Su única esperanza era el continuar compartiendo mana entre sus cuerpos hasta que su equipo lograse encontrar al Caster y liberarlos. No era tan buena como Madre para liberarlos por si sola.

.


.

-[Fragmento 3: A tu lado]-

"Oi… Renacuajo… ¡oi!... ¿cuánto tiempo planeas dormir?"

No había sol esta vez, ni ningún mundo de ensueño para darle la bienvenida como esperaba. Los párpados de Ritsuka se abrieron lenta y pesadamente ante las constantes demandas de una voz con la que no estaba tan familiarizado: en lugar de la bella figura desnuda de Morgan, quien le dio la bienvenida fue el pálido y muy tetón cuerpo desnudo de Baobhan Sith, sorprendiéndolo al instante. Memorias del día anterior le golpearon con toda su fuerza, cuando vio su ceño fruncido.

Su expedición en Londres. Los fantasmas invadiéndolo todo. El Caster. El mundo que estaba succionando su mana, la Villa… y su sesión en el baño haciendo el amor donde, aparentemente ella intentó matarlo.

Reconoció el sentimiento de miedo y rechazo en sus ojos cuando la miró, provocando que su corazón doliera. Efectivamente, llevó las cosas muy lejos hasta el punto en el que causó que ahora estuviera siendo muy cauteloso alrededor de ella.

"Buenos… días, Baobhan Sith. Yo— um… puedo prepararnos el desayuno si quie—"

"Primero: que se joda tu comida. Segundo, buenos días. Tercero, ¡jódete tú también! ¡Te llevaste todas las sábanas mientras estabas durmiendo!"

Una gota de sudor cayó por su pezón mientras su brazo reposaba sobre su cadera, justo donde estaba su culo mientras le maldecía. Entonces es por eso que estaba expuesta y enojada tan temprano en la mañana. Enrojeciéndose por la vergüenza, ofreció parte de sus sábanas a la vampira, que rechazó dándole una cachetada a su mano. Como si fuera a hacer algo, los Servants no experimentaban la temperatura en absoluto, simplemente quería molestarle.

Carajo, si tan solo no hubiese escuchado las instrucciones de Madre cuando modificó su Saint Graph por este idiota. Su cuerpo sudaba todo el día y a todas horas, llegando al punto en el que era molesto… pero funcionaba. Una sonrisa maliciosa apareció en su rostro al darse cuenta de que estaba cachondo por ver su cuerpo desnudo nada más despertar.

"Si quieres compensarme… en lugar de cocinarme algo, dame más de tu mana. Ábrelas."

Eso si que era inesperado. ¿Quería tomarla iniciativa… de nuevo? Fujimaru no se lo esperaba, sin embargo, esos pequeños segundos de duda fueron más que suficiente para enfurecer a Sith, hasta el punto en el que se colocó entre sus piernas, tirando las sábanas con las suyas en el proceso. Sus masivos pechos se presionaron contra su aún dormido falo.

¿Habría tiempo suficiente para tener sexo… ? tal vez, pensó ella, mientras su cabeza lentamente se acercó a su genital, él tembló al sentir su lengua ir a por su miembro, atrapándolo de la misma manera en la que la cola de Mélusine hacía usualmente, antes de que sus labios se lo tragaran por completo. Sus manos no mimarían sus bolas el día de hoy eso si, en su lugar, usaría su fuerza para mantenerlo quieto.

Sluuurp sluuurp sluuurp

No le daría una mamada per se, o al menos, no una garganta profunda. Su plan era simple, realmente: mamársela lo suficiente para ponerlo caliente, que despertara y luego acabarlo utilizando estas enormes tetas que a él tanto le gustaban. El plan perfecto, pensó, mientras una risilla escapaba de sus labios al ver su rostro. La cara del Master estaba pintada de rojo mientras su cabeza reposaba contra la almohada, esta situación le recordaba en demasía a Morgan.

Excepto por el hecho de que Baobhan, tristemente, no le besó ni le hizo cariño en absoluto.

En su lugar, usó su lengua para saludarle. El moreno suspiró mientras curvaba las cejas, tratando de encontrarle sentido a su actual situación. Había despertado, atrapado en un mundo ilusorio que lentamente estaba drenándole su Mana, con Baobhan Sith como su única aliada, desnuda al lado suyo… ¿y ahora le daba una mamada simplemente por ser amable?

¿Acaso pasó algo mientras estaba dormido? No recibiría respuesta alguna, en lugar de eso, su prepucio sería pelado mientras que la punta de su larga lengua giraba y bailaba expertamente en su glande, haciéndole gemir.

La vampiresa logró contener sus deseos por seguir riendo, el Renacuajo era algo tierno ahora que le veía más detalladamente, eso le quedaba mucho más que una personalidad dominante, la hacía querer mimarlo y mamársela más pese a la agonía en la que sometía su garganta. Hacía que su corazón se sintiera caliente, lleno de alegría, sentimientos que usualmente solo experimentaba al torturar Hadas… o estando con Madre.

¿Acaso realmente se estaba enamorando de este tipo?

"Vamos… ponte duro de una vez… ¿no quieres verme llorar?~"

Cariñosa pero burlona dijo la rosada, Tristan notó como la entrepierna de cuarenta y ocho palpitó dentro de su boca en el momento en el que terminó su frase. ¿Oh? ¿Acaso la idea de ella llorndo de dolor mientras le practicaba sexo oral le excitaba? ¿Acaso también tenía un lado sádico?, la repentina revelación mientras su cabeza ascendía y descendía en su miembro palpitante la hizo sonreír.

Sus senos si bien eran enormes, no llegaban al tamaño de Madre, obviamente, pese a que era una "adulta" por decirlo de algún modo, no estaba en su cúspide como Morgan, Barghest o esa mujer Lancer que se hacía llamar la hermana menor de Madre. Aún así… tenía un cuerpo muy similar a lo que llamaban "milf", y era más que suficiente para encargarse del pene del Renacuajo sin la necesidad de darle una garganta profunda.

Solo tenía que chupársela hasta que despertara… la sensación de su carne expandiéndose al llenarse de sangre y excitación hizo que ahora sonriera de manera burlesca, con un brillo en sus pupilas. Un sonoro "Pop~" se hizo presente tras el Hada dejar ir el pene de su invocador, admirando su forma cubierta de saliva creciendo lentamente hasta llegar al tamaño "normal" que habría tenido sin sentir su garganta. El Master de ojos azules ladeo la cabeza en confusión, notando como Archer frotaba su hermosa y suave mejilla contra él.

No tenía por qué decirlo.

"Lo siento, Master de porquería. Necesitaría al menos una hora o dos para saciar este monstruo tuyo al carecer de la experiencia de Madre, y tiempo es algo que no tenemos. Peeeeero ~ Puedo. hacer. esto. en. su. lu. gar~"

Baobhan hizo algo que honestamente no se le habría ocurrido ni siquiera en sus fantasías más salvajes. Y Ritsuka era un hombre con muchos fetiches tras haber sido expuesto a los placeres de la carne por Mashu y Nero en su primera vez. Aún manteniendo sus manos en sus piernas, extendió los hilos rojos que usaba para imitar el [Failnaught] y Arco de Tristan, causando que se esparcieran y conectaran por sobre sus tetas, creando una red que las conectaba y apretaba hasta el punto en el que sus pezones empezaron a botar leche.

Su saliva, su leche, y la vasta cantidad de sudor que producía su piel 24/7 se mezclaron, creando el lubricante ideal para cubrir la masculinidad de Ritsuka Fujimaru en sus pechos, causando que gritara ante lo apretado de la trampa femenina en la que estaba. Una sombra cubría su rostro mientras su lengua escapaba de sus labios, relamiéndolos al ver su expresión, llena de placer pero luchando por soportarlo.

Si. Justo así. Era como si estuviera haciéndolo sufrir, sin siquiera estarle lastimando en absoluto.

"¡Kyahahahahah!~ ¡Mira la patética expresión que estás haciendo, Renacuajo entre Renacuajos! ¡Creo que he encontrado un nuevo Noble Phantasm!"

Habló, empezando a mover sus manos de arriba abajo, causando que los hilos rojos jalaran sus tetas hacia arriba y luego hacia abajo, masturbando la polla de Ritsuka mientras su punta golpeaba su cara. Sus senos no eran tan impresionantes como las de Madre, así que no era capaz de cubrir toda su polla, pero su tamaño era más que suficiente para cubrir el resto sin la necesidad de darle una garganta profunda. Baobhan se calló a si misma tragándose el resto, dejando que la leche que emanaba de sus pezones y el sudor que producía su piel hicieran todo el trabajo.

Solo necesitaba chupar y tragarse su sucia, repugnante, inmunda esperma rompe-espíritus y aguantarse las ganas de vomitar como hacían todas las demás. Como Madre probablemente hacía, y eventualmente, aprendería a disfrutarlo, y disfrutar de darle placer.

Chuuuup chuuuup chuuuup sluuuuurp~

Los hilos conectando sus dedos se apretaban alrededor de su carne, enviando oleadas de placer por los cuerpos de Baobhan Sith y Ritsuka gracias a su "vagina-pecho" improvisada, apretándose más. La cabeza de la mujer subía y bajaba en un ritmo lento pero constante que de igual modo, hacía maravillas.

Fresas. Fresas. Todo de ella olía igual que las fresas. Su leche, su sudor, su piel, su cabello. Incluso con la luz del sol pegándole en la cara tan temprano en la mañana, ahora que le hizo cerrar los ojos producto del abrumador placer, Ritsuka sentía que se ahogaba en un océano carmesí.

"¡Kyahahaha! ¿Cuál es el problema, Renacuajo?~ ¡Creía que amabas las tetas grandes!~ ¡HAHAHAHAHA!"

Desesperanza. Algo que Kama y BB le hacían sentir casi a diario cuando querían su atención. La zarpa de Baobhan parecía salir del mar rojo, cientos de miles de veces más grandes que su propio cuerpo: los dedos grises se cerraron en su pequeño ser, no dejándole oportunidad alguna de escapar. El cielo era de un negro penétrate, sin lunas, estrellas, esperanza o salvación.

Tal como en la noche anterior… lo arrastró al fondo del océano.

SLUUUUUUURP SLUUURP SLUUUUURP~

Usando sus labios y parte de su boca para aplastar y apretar el pene del muchacho mientras los hilos rojos eran jalados aún más fuerte, Tristan notó como su leche salía con fuerza suficiente como para mancharle el torso y parte de sus sábanas… no importaba. No es como si fueran a lavarlas, el olor no era insoportable, más bien haría del sexo más emocionante llegada la noche.

Sus bolas ya estaban empezando a palpitar, causando que la rosada curvara las orejas mientras que su mirada se enfocaba en la cara llena de placer de Fujimaru. Parte de su cara cubierta por las sombras de sus mechones, mientras que su torso subía y bajaba, teniendo problemas para respirar, le hacían verse adorablemente indefenso, como un perrito, como el Master Renacuajo que verdaderamente era, un debilucho con mucho peso y suerte sobre sus hombros. Esto, por algún motivo, la hizo querer darle una mamada más profunda.

Idiota… ¿Qué estás haciéndome?

La mano izquierda de Baobhan se movió hacia arriba ligeramente más rápida que la derecha, jalando los hilos para que sus dos tetas perdieran la sincronía, para una mayor sensación. Su cabeza empezó a descender hasta que ya no fue capaz de mirar a su Master, habiéndose escondido en su escote para tomar dentro de su garganta tanto de su polla como fuese posible, a sabiendas de que le estaría doliendo todo el maldito día.

Gulg gulg gulg gulg~

Sus manos se cerraron a si mismas en las en las sábanas mientras la escuchó esforzarse, pero aún continuaba lamiéndosela y chupándosela, desesperadamente tratando de consumir su mana mientras le daba algo del suyo propio. Ritsuka intentó, genuinamente intentó salir de la fantasía en la que su mente le había arrojado. Ese "mar rojo" de placer donde parecía estar atascado, el hecho de que sus pulmones estuviesen luchando por tratar de ganar más oxígeno hacía todo más creíble.

Se estaba ahogando otra vez, y su autosugestión le habría llevado aún más lejos… de no ser por algo de intervención externa.

TOC TOC TOC~

Baobhan abrió sus ojos primero mientras sus puntiagudas orejas se movían, tal como harían las de un gato, aún con su verga dentro de su garganta, su cabeza giró en dirección a la puerta con una gota de sudor bajaba por su nuca a la vez que el humano, por fin, salía de su paisaje mental, ¿se estaba volviendo loco… o acaso alguien… había golpeado su puerta… ?

El que Baobhan le mirara mientras seguía chupándosela fue una confirmación y estimulación simultánea. Si, ambos lo habían escuchado, alguien estaba afuera de su hogar, por algún motivo, ¿qué carajos?

La rasposa pero amigable voz de Tomás, el mismísimo alcalde en persona, parecía llamarlos desde afuera. El anciano sonreía inocentemente, no sabiendo el acto indecente que sus visitantes ejecutaban detrás de esa vieja puerta de madera.

"¡Amigos! Lamento molestarles tan temprano en la mañana… pero mi esposa y yo estábamos preguntándonos, ¿les gustaría desayunar con nosotros? parece haberles tomado cariño, y creía que sería una buena manera de agradecerles por su interés en proteger nuestra villa, y estuve de acuerdo"

La amistad que cargaba su tono tomó a Ritsuka por sorpresa, junto al hecho de que la garganta de Baobhan parecía apretarse en su falo, claramente no importándole un carajo el hecho de que si gemía o dejaba salir algún sonido, sería una clara señal de ellos haciendo el acto carnal así de temprano en la mañana.

¿O acaso… contaba con ello?

SLUUUUURP SLUUUURP SLUUURP~

Su chupada parecía haberse intensificado cientos de veces ahora yendo de arriba abajo, descartando por completo su plan de abrumarlo con diferentes velocidades, ahora quería hacerlo gritar. Oh, ¡que maravilloso sería escucharle y verle esconder su rostro avergonzado en el momento en el que ese anciano se diera cuenta de que mancillaron y ensuciaron esa polvorienta casa que él y su esposa les regalaron, sin importarles nada!

La idea causó en Baobhan un hormigueo en su coño, más específicamente, su vientre, causando que su clítoris palpitara mientras Ritsuka hacía su mejor esfuerzo para contener un grito, atrapado en el medio de su garganta. Podía verlo; el como ella levantaba los hechizos insonoros que puso la noche anterior, antes de que su falo palpitara a la vez que Tomás golpeaba nuevamente la puerta.

"¿Joven Ritsuka? ¿Señorita Sith? ¿Están despiertos?"

Un tinte rojo de pena cubrió la cara del hombre mayor ante la idea de haber despertado a sus inquilinos producto de su temprana visita. Había asumido que despertarían temprano considerando que eran viajeros, ¿acaso asumió mal? ¿seguían dormidos? Oh, no podía estar más equivocado. Baobhan estaba bien despierta, usando sus tetotas para apretar y asfixiar el pene que pertenecía al amado esposo de su Madre, mientras su lengua subía y bajaba, yendo de izquierda a derecha, chocándola contra sus mejillas internas.

"¡S-sí! ¡Si lo estamos! ¡Lo siento Alcalde! ¡Es que estábamos algo ocupados limpiando la casa!"

Replicó, usando la primer excusa que se le ocurrió, quizás por ser un anciano era muy ingenuo, o porque realmente le hallaba el sentido, pero Tomás no cuestionó su excusa. Se veían muy cansados y exhaustos la noche anterior, así que tal vez no tuvieron tiempo para limpiar algo que no fuese la cama.

Aún así, estaban despiertos, y no había interrumpido nada, así que lo más seguro es que hubiesen escuchado su invitación, o al menos eso esperaba.

CHUUUUUP CHUUUUP CHUPPPPP SLUUUUUUUURP~

La Tam Lin usó sus senos para aplastar y frotar la entrepierna del humano mientras sus manos finalmente aterrizaban en sus tetas, moviéndose de lado a lado, los hilos rojos se apretaron en su carne más fuertemente, sumado a eso, añadió sus mejillas y garganta para una experiencia más abrumadora. Se sentía tan similar, tan similar a las mamadas de Morgan pero diferentes a la vez, la sensación de que le estaban succionando el alma por el pene le decía todo lo que necesitaba saber.

Y aún estando así, al borde de correrse y gritar hasta la muerte, logró encontrar la fuerza para aceptar su petición. Era lo mínimo que podían hacer, y su intuición ya le decía que la señorita Alicia preparaba el desayuno para cuando su esposo dejó la casa.

"¡S-sí! ¡tenemos tanta hambre que iríamos CORRIENDO!~"

La última palabra que dijo fue influenciada por la piedad de dios. Baobhan finalmente detuvo su placentera y lenta tortura, hundiendo por completo su cara en su escote, cubriendo por completo el miembro del Master con la carne del interior de su boca mientras el semen que sus bolas produjeron toda la noche, salía con la fuerza de un toro rabioso. Efectivamente, era un semental.

SPLUUUUUURT~

Cuatro gruesas corridas fueron disparadas directamente a su garganta como castigo por su osadía. Como era de esperarse, la hija de la Reina Alta era incapaz de contener una cantidad tan vasta, tal cual sucediera la noche anterior, el esperma de Ritsuka se escapó por su nariz con más furia que antes, ¿quizás sus emociones influenciaron su orgasmo? ¿Estaba el Renacuajo verdaderamente molesto? Su mente no podía ocurrírsele una respuesta ni pensar coherentemente conforme la infección y el lavado cerebral ya empezaban a hacerse presentes.

Archer se corrió por toda la cama un segundo después, mientras su estómago rugía furiosamente, incapaz de soportar un olor tan nauseabundo nada más empezar la mañana. El alcalde asintió felizmente ante el hambre del muchacho mientras apretaba su bastón, antes de dejar salir una risa. Su esposa estaría muy feliz de verles nuevamente.

"¡Maravilloso! ¡Mi querida y yo estaremos esperándolos impacientes! Luego de que terminemos, me gustaría darles un paseo por nuestras áreas importantes, ¡los veo pronto!"

El pobre ignorante bonachón se alejó en dirección a su hogar, sin haberse enterado de que acababa de dejar a una pareja joven terminar lo que habían empezado. Los ojos de Baobhan Sith brillaron con dicha sádica ante la voz del Master, quien libre para hablar y gemir tanto como quisiera, se dejó ser. Música para sus puntiagudos oídos.

Su mente fue enviada a un estado de borrachera mientras su miel seguía cayendo de su feminidad, ensuciando no solo las camas y las cobijas, también el piso. Toda la casa había sido manchada por el horrible olor de la esperma de Ritsuka Fujimaru y el inconfundible olor de sexo, pasión, y deseo.

Inhaló y exhaló, llenando sus pulmones a tope y vaciándolos al paso de los momentos. Lo había sentido, maldita sea, todavía podía sentirlo. El como la lengua de Baobhan acariciaba su falo, como una madre cariñosa y amorosa dándole palmaditas a su hijo, como felicitándole por un trabajo bien hecho. Pronto, bajo su cansada pero satisfecha mirada, la chica gris dejó su cabeza ir hacia arriba.

Ni una gota de semen quedó en él, en su lugar, múltiples hilos gruesos de saliva conectaban su pene con sus labios. La hija de Morgan sabía que estaba mirándola, y gozaba de ello, mientras su larga lengua de vampira escapaba de su boca para limpiar los restos de sus labios, como si fuera la mierda más exquisita que hubiese probado, más rica que la misma sangre.

Vio su miembro palpitar, pero no importaba cuanto quisiera continuar o cuanto quisiera complacerle, hicieron una promesa. Era su primer día aquí, así que necesitaban acostumbrarse a la gente y quizás, solo quizás, encontrar algún modo de escapar.

"Tu sabor es igual de asqueroso que siempre, y también lo es tu olor, Renacuajo. Pero espero que te haya gustado mi nuevo Noble Phantasm~ la idea de que nos descubrieran pareció haberte excitado un montón. Eres un enfermo~"

Una carcajada escapó de la boca de Tam Lin Tristan mientras su cabeza reposaba contra su mano derecha, el puente nasal del Chaldeano se tiñó de rojo carmesí ante sus palabras, tratando de no verla. ¿Cómo podía encararla cuando sus palabras eran cien por ciento ciertas? Se había puesto cachondo ante la idea de que les atraparan, de hecho… ese era uno de sus fetiches secretos, esconderse de sus amantes mientras le hacía el amor a alguien a la vez que le buscaban.

Ya fuera que las mujeres en Chaldea que le amaban lo sabían o no, era un completo misterio, pero estaba seguro que las más astutas lo sabían. Baobhan ahora era una de ellas, y ciertamente iba a aprovechar esta oportunidad para abusar hasta el hartazgo de su padre. Unos cuantos hilos rojos se extendieron de la mano izquierda de Sith, capturándole y jalándole directamente a su pecho.

Pronto, la Servant se puso de pie, sosteniéndole contra sus pechos en contra de su voluntad tal como haría Le Fae, caminando en dirección al baño. Necesitaban prepararse y verse lo suficientemente presentables para reunirse con la pareja anciana, después de todo. Y quizás podría intentar abrirse un poquito más a este imbécil considerando lo que le hizo pasar la noche anterior.

"Lavaré tu espalda usando mis tetas el día de hoy, así que se agradecido. Si te portas bien, quizás te de un premio antes de que salgamos de casa, ¿entendido?"

Dijo la Vampira mientras miraba hacia abajo para encontrarse con el tierno rostro confundido de su Master. Ritsuka no entendió del todo que le hizo cambiar de actitud. ¿Estaba molestándole? ¿burlándose de él? ¿una mezcla de ambos? ¿O verdaderamente trataba de ser más dulce y gentil?... no tenía idea, realmente no la tenía.

Pero estaba bien. Mientras menos pelearan, mejor.

"Gracias, Baobhan Sith."

.


.

El camino hacia la casa del alcalde fue completamente diferente comparado al día anterior, como uno esperaría. Baobhan entrecerró sus ojos mientras ella y Fujimaru caminaban lado a lado, notando la vasta cantidad de niños y charla que había en todas partes. En efecto, con solo un vistazo era obvio que esta era la calle principal de la villa, pese a ser pequeña, no era un lugar en miniatura como uno esperaría.

La risa de los niños mientras corrían alejándose de uno que parecía estar sosteniendo dos palos, pretendiendo ser un monstruo, la hizo sentirse extraña. Alguna vez fue una niña, si, hacía tanto… tanto, tanto tiempo que su memoria casi había olvidado esos crueles días oscuros. Cuando las Hadas abusaban de ella, cuando la lastimaban, cuando era …

Alguien más.

Antes de su Madre. Antes de que le mostraran lo que significaba ser amada. Lo que significaba ser una Bruja. Lo que significaba ser un monstruo. Uno que podía devolver los golpes, que podía hacerles pagar, un demonio de sangre, de oscuridad. La Reina de las hadas hizo a su heredera tan fuerte como pudo, cariñosa, amorosa, suave y gentilmente, siempre enseñándole y guiándola por ese camino oscuro que no dudaron en caminar juntas, hasta el final.

El destino de Baobhan y Morgan era el mismísimo infierno. Pero juró por su alma que reiría y drenaría la sangre de cualquiera que se atreviera a mirarla como represalia por todo lo que había sufrido.

Y estos niños… Los niños de la historia Pan-humana… no eran parecidos en absoluto a los niños de Faerie Britain.

Eran… felices.

"¿Baobhan Sith? ¿estás bien?"

Su voz pareció jalarla a la realidad. La cabeza de la Bruja se giró para mirar a su master, y luego se dio cuenta de que tan perdida había estado en sus pensamientos y memorias: llegaron a donde Tomás y Alicia vivían. El Hada cerró sus brazos bajo sus senos antes de fruncir el ceño, ok, metió la pata.

"¿Qué te importa? ¡preocúpate por ti mismo, Renacuajo! Ahora abre la puerta, estoy putamente hambrienta."

Si… sería mejor para ambos si era él quien hablara más. Asintiendo, el muchacho terminó por golpear la puerta, mientras llamaba. No tomó más de diez segundos para que se abriese, el rostro de Alicia se iluminó cuando miró para ver a sus nuevos amigos, su esposo había dicho la verdad.

"¡Jovencito, Señorita Sith! Por favor pasen, pasen. Les he hecho unos huevos, mi amor y yo les estábamos esperando"

Sus arrugados labios se contorsionaron en una dulce sonrisa mientras se apartaba lentamente para permitirles a él y Archer entrar a su hogar. Alicia cerró la puerta tras de su, caminando detrás del par, Ritsuka observó una tetera con cuatro tacitas esperando, mientras Tomás parecía estar cargando un pequeño plato lleno hasta tope con huevos y pan. El anciano sonrió mientras veía a su esposa llegar con sus nuevos invitados, saludándoles con un tono jubiloso.

Pese a apenas conocer a estos dos, por algún motivo Ritsuka sentía que acababa de ganar un par de abuelos. ¿En serio eran así de confiables? ¿o simplemente eran muy amables? No tenía idea, así que decidió ignorarlo. Baobhan, por su parte, se sentía incómoda. Nunca había tenido algo remotamente similar a un "abuelo" o "abuela", las hadas que adoptaron a Madre fueron asesinadas junto al resto del clan de la Lluvia mucho tiempo antes de su nacimiento.

"Ven muchachito, siéntate, siéntate. Mi esposo ha estado hablando toda la noche sobre lo emocionado que está de que ustedes dos nos cuenten sobre sus aventuras"

Una risa escapó de la garganta de su esposo, avergonzado ante el hecho de que fue descubierto producto de la incapacidad de su amada de mantener la boca cerrada. ¿Decirle algunas de sus historias… ? la idea era interesante. Ritsuka había olvidado el como se sentía hablarle a alguien que no supiera lo que había soportado. Todos sus servants, incluidos aquellos que no le acompañaban tan comúnmente en sus expediciones, sabían de sus asuntos.

Era su trabajo, después de todo.

"Señorita Sith, ¿le gustaría algo de azúcar?"

La rosada miró en dirección a la anciana con una expresión de incertidumbre. Ciertamente había tenido sesiones de té con su madre de vez en cuando, hasta en el castillo. ¿Hoy en día? Eran más numerosas, no solo porque invitaba al imbécil a su lado, sino porque también venían esa chica llamada "Totorot", incluida Tam Lin Galahad. De todos modos, era un acto genuino de amabilidad, ella era la princesa de las hadas, sería insolente rechazar un gesto como aquel, ¿cierto?

"Si. Tres cucharadas, gracias"

Respondió mientras empezaba a aplicar algo de los huevos revueltos en su rebanada de pan al mismo tiempo que el alcalde. Ritsuka ya estaba comiendo, solo una mordida bastó para enviarle a los cielos. Alicia rio ligeramente mientras le entregaba una taza a la esposa del moreno, era adorable. ¿En serio había pasado tanto tiempo desde que tuvo algo de tiempo para si mismo? ¿tanto desde que se relajó? ¿o simplemente los productos de su pequeño pueblito eran tan exóticos para su paladar?

"Esperamos que disfruten la comida, estos huevos son relativamente nuevos."

"Están deliciosos … gracias"

Replicó, antes de echarle un vistazo a la hija de Morgan. Baobhan había cerrado sus párpados mientras bebía su taza, sin emitir sonido alguno. Un pequeño rubor apenas notable se esparció por sus mejillas, ¿eso era… alegría? ¿estaba disfrutándolo? No parecía enojada ni molesta. Su rostro carecía de sus expresiones usuales o de los comentarios sarcásticos que hacía, mientras el líquido caliente seguía bajando por su garganta, haciendo maravillas por su Spirit Origin.

El aura rodeándola también tenía una sensación diferente. Era cálida, calmada y relajante. El Maestro Chaldeano juraría que estaba sentándose con Morgan en lugar de su hija en esos momentos, por primera vez, se daba cuenta de lo parecidas que eran.

Morgan…

El alcalde, más que nada debido a su edad, parecía perdido en sus pensamientos, pero no solo eso. Ahora que Baobhan mostraba su mano, tanto él como su esposa notaron una clara diferencia en la pareja. No debería de haber preguntado… pero su curiosidad tomó control de él. Tenía que saber, tenía que saber.

"D-díganme algo… ¿Joven Ritsuka? ¿Señorita Sith?... No puedo evitar notar que solo uno de ustedes tiene una sortija de bodas. ¿Dónde está el suyo, señorita?"

El ambiente pareció haber cambiado drásticamente en el momento en el que hizo su pregunta. Alicia rápidamente reprendió el comportamiento de su esposo por este haber hablado respecto a un tema que, muy seguramente, era sensible. Si, era extraño que solo uno de ellos tuviera una sortija de matrimonio, pero no imposible ni mucho menos, pero no era algo que debieran de cuestionar.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Ritsuka por múltiples razones. No podían decirles la verdad, que Baobhan no era su verdadera esposa sino su… "hija" desde cierto punto de vista, porque se vería extraño. Especialmente considerando que ella era más alta que él, y casi se veían de la misma edad. Y aún más, pensar sobre su matrimonio con Morgan la enojaría bastante, o eso creía.

Hasta que, una vez terminado su té y dejada la copa descansar en el platito, abrió sus párpados para encarar al curioso hombre mayor.

"Es culpa de este idiota. Fuimos a un viaje cerca del mar, y mi anillo se perdió luego de que salimos del agua. No hemos sido capaces de hacerme otro, porque todo nuestro dinero se va en comida y equipamiento."

Casi se atragantó con su pan tras que esta terminara de hablar, esa historia claramente le pintaba como un estúpido y un tonto a ojos de la pareja anciana, evidenciado por el hecho de que Alicia suspiró mientras que Tomás le miraba con un rostro decepcionado, como si fuera un padre regañando a su hijo tras una horrible broma que salió mal. El humano miró a su servant, notando por el rabillo del ojo que sonreía, feliz tras haberle puesto en problemas con sus anfitriones.

Bueno, al menos…

"¿Así que fueron a la playa? Por favor cuéntenos. Muy poca gente en la Villa a estado en el mar, de hecho. Y tenemos mucho tiempo libre"

El tema cambió rápidamente, y también el ambiente. El inventar historias que eran verdades a medias no fue difícil para ninguno de ellos. Por un breve momento esa mañana, Baobhan Sith pretendió ser la esposa de ese puto idiota, y que habían estado viajando por todo el mundo mientras ese par reía, mirándoles como si fueran sus hijos.

Una dulce y cálida memoria, que sin saberlo, estaba siendo grabada en su Spirit Origin poco a poco.

.


.

"Eso serían dos monedas de platas, gracias"

"¡Maíz! ¡Vengan y compren maíz fresco y zanahorias! ¡también tenemos papitas!"

Las múltiples voces de mercaderes trabajando junto a sus esposas e hijos llenaban el aire y el área en general mientras Ritsuka caminaba lado a lado con Baobhan y Tomás, sus ojos yendo de derecha a izquierda mientras escaneaba los diferentes puestos, encantado con el olor de tierra, vegetales frescos y frutas mezclándose en el aire. No pudo evitar sonreír cuando vio a un pequeño niño en los hombros de su padre, cargando una bolsa llena de naranjas.

La Vampira dejó salir un pequeño "Hmph" mientras miraba todo a su alrededor, había visto a algunos hombres vendiendo zapatos, pero ni se acercaban a la calidad de lo que le gustaba, ni tampoco tenía con que pagarlos en primer lugar. Le hubieran gustado unos tacones rojos, pero no le habría dicho que no a un par de zapatos negros.

"Este es nuestro mercado, donde vienen a vender las frutas de su arduo trabajo. No puedo recordar la última vez que tuvimos pescado… perdonen mi memoria, no es lo que solía ser."

Una risa triste escapó de los labios de Tomás ante sus propias palabras, mientras el Master de ojos azules movía su mano de izquierda a derecha, intentando restarle importancia a su carencia de buenas historias que compartir. Ritsuka se detuvo cuando un pequeño niño chocó contra él, dejando salir un pequeño gritito mientras todo el contenido de la bolsa que cargaba caía al piso.

"¡A-ah! ¡L-lo siento!"

Habló arrodillándose casi al instante para intentar agarrar sus manzanas. Esto, obviamente le tocó el corazón un poquito. "No es nada" dijo cuarenta y ocho mientras hacía lo propio, sus manos yendo a por las frutas, notando su hermoso y bello color rojo y el rico olor de estas. No parecía haber pobreza alguna en aquel lugar, un pensamiento que le dio algo de fe, fortaleciendo su deseo de proteger a esta gente.

"Toma, no te olvides de esta"

Sus manos agarraron la fruta felizmente mientras asentía, para luego su expresión cambiar a una de confusión. ¿Quién era este hombre… ? tras mirar mejor, también vio a lo que parecía ser una mujer enferma con piel gris, orejas extrañas y un vestido muy peculiar, ambos acompañadospor el Alcalde. Esto era inusual, incluso un niño como él sabía lo raro que era para la villa el recibir visitas, más en estos tiempos oscuros donde peleaban por sus vidas.

"Gracias pero… ¿quiénes son? ¿Amigos de usted, señor alcalde? ¿por qué la señorita se ve tan extraña?"

Tomás rio ante la genuina curiosidad inocente del niño mientras Baobhan Sith dejaba salir un muy molesto "¡¿HUH?!", mientras un tinte rojo se esparcía por sus mejillas. Esta pequeña mierdecilla, ¡¿acaso le dijo FEA?! estaba llamándola fea, ¿cierto? ¿era tan extraño que tuviera orejas puntiagudas cuando eran atacados por monstruos una y otra vez? ¿o es que era estúpido? Más bien, ella era más bella que cualquier cosa que hubiese estado matando a su gente, estaba segura sin tener la necesidad de ver—

"Estos dos son la señorita Baobhan Sith y el Señor Ritsuka Fujimaru, pequeño. Estaban buscando un lugar en el cual quedarse, y ofrecieron mantenernos a salvo de los demonios que han estado atacando nuestra villa a cambio de una casa. Así que puedes estar tranquilo, siento que ahora todos estaremos seguros."

"¡Oh! ¿Entonces son algo así como… muy fuertes? ¿Más fuertes que mi hermano?"

Cuestionó, mirando hacia ambos con los ojos brillosos. Ritsuka reflexionó la pregunta un momento, ¿debería ser honesto o ayudar al hermano de este pequeñín? Tener a alguien cercano a ti para admirar siempre era algo positivo, después de todo… si. Podría hacer una excepción y enaltecer su imagen aún más, simplemente para ser amable.

"No lo creo, ¡nope! Mi Esposa y yo somos fuertes, si… pero solo somos viajeros. Somos mejor explorando que peleando, ¿sabes?"

"¿Explorar? ¿entonces han estado en todo tipo de lugares? ¡Eso es tan genial! ¿Alguna vez han estado en el mar?"

El mismo tipo de interés que tenían el alcalde y su amada Esposa estaba presente en su voz, así que obviamente, asintieron. La conversación habría continuado de no ser porque el mismísimo Tomás intervino, apurando al niño a que regresara con quien sea le hubiese acompañado al Mercado, y que volviera a casa. La Bruja miró a su Master, el aura que le rodeaba era muy distinta.

Calmada. Tranquila. Pacífica.

¿Había olvidado donde estaban? ¿Qué las cosas podían salir más en cualquier momento? ¿o simplemente estaba disfrutándolo demasiado… ? Eso era algo que no podía entender, Ritsuka y Chaldea habían estado en todo tipo de lugares desde que empezaron sus aventuras, así que… ¿nunca se aburría de todo esto? ¿jamás se convertía en una carga? ¿cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía mantener ese espíritu aventurero dentro suyo, inamovible, indomable e imperturbable, siempre hambriento por más lugares que visitar y gente que conocer?

El bastón del anciano tocó su pie gentilmente, causando que él mirase sus cansados ojos, tenía una sonrisa de felicidad que mostraba gratitud ante el hecho de que hubiese decidido invertir algo de su preciado tiempo en mejorar el día de aquel niño.

"Te lo agradezco… pareces ser bueno con los niños, joven Ritsuka. ¿Tu querida esposa y tu alguna vez han considerado tener niños?"

La mera mención de aquella posibilidad habría hecho que Archer se ahogara y muriera de estar tomando algo, pero en su lugar, enrojeció ante la idea. ¿Ella? ¿tener hijos? Ya era suficiente tener que aguantar la lujuria ilimitada de este imbécil, pero la idea de dejarle fertilizar sus ovocitos, el cargar con su prole en serio… seguro, había fantaseado con ello la noche anterior, pero solo fue en el momento, nunca jamás le permitiría ensuciar su sangre sagrada con sus sucios genes humanos.

Contraria a Arturia Pendragon Lancer y muchas otras, de las que Baobhan había escuchado una y mil veces preguntarle si quería que ovularan para intentar concebir un niño para él, incluso siendo Servants esperando al ritual de la reencarnación, sería difícil pero no imposible… propuestas que había negado una, y otra y otra vez.

"A-ah… n-no realmente. Baobhan y yo… amamos ser solo nosotros dos. Ninguno ha considerado tener hijos en el futuro cercano, simplemente no… estamos listos para ello… ni para muchas otras cosas"

Un pequeño "Hmm" escapó de la boca del alcalde mientras retomaba su caminata junto a ellos, reflexionando sobre el tema. No era algo que le gustaría discutir por memorias desagradables, pero no le quedaba mucho tiempo en esta tierra. Si podía compartir algo de su sabiduría con cualquiera de ellos, lo haría felizmente. Ese era el tipo de persona que era.

Y es por eso que la gente votó porque él fuese el alcalde, por muy poco que supiera sobre como lidiar con sus problemas cuando era joven.

"La vida no es más que un parpadeo, jovencitos. Por favor, escuchen las palabras de este anciano; más de una vez mi esposa y yo hemos pasado nuestros días rememorando el pasado, porque ambos juraríamos que fue ayer cuando fuimos jóvenes, justo como ustedes dos."

El Master miró hacia abajo para mirar la cansada y ensombrecida expresión de su benefactor. Aún estando en medio de la calle, parecía que el mundo alrededor de ellos había cambiado por completo, los ojos del Hada gris se enfocaron también en el humano, claramente sintiendo y escuchando la tristeza emanar de su pequeña figura.

"Una vez fui un padre… y no hay día en que Alicia y yo nos preguntemos qué habría cambiado de haber tomado decisiones diferentes, decisiones mejores. Conozco poco de ustedes dos, pero tengan en cuenta: La vida es corta, y no hay mucho tiempo que desperdiciar pensando en elecciones, porque… no haciendo nada, cierras caminos que quizás hayas tenido, y terminarán arrepintiéndose."

No queriendo continuar, ni ser visto por ellos, Tomás rápidamente decidió intentar apurar el paso tras terminar su pequeño discursito. Ritsuka no dijo nada viéndole partir, mientras su compañera cerraba sus brazos bajo sus pechos, intentando encontrarle el sentido y el significado a lo que oyeron sus orejas. ¿Elecciones? ¿caminos? Para alguien como ella, que era una Servant, eso no tenía sentido del todo… ya estaba muerta. Hizo sus elecciones hace mucho tiempo, cuando decidió obedecer los comandos de Madre y cambiar su personalidad por completo para que las Hadas dejaran de lastimarla.

Los Servants no necesitaban ese tipo de cosas… ¿verdad… ? pese a ser fantasmas al servicio de la humanidad, de cierta forma, seguían vivos. Era algo que reflexionar luego esa noche, decidió, mientras iba tras el Renacuajo y el viejo. Todavía había mucho que ver, y si era lo suficientemente suertuda, quizás encontraría algo bonito, aún si sabía que solo sería un sueño estúpido, en este lugar más que de seguro no habría nada.

.


.

Moooooh~

La puesta de sol era una de las partes favoritas del día para Ritsuka. Si bien no había mucho que hacer en un pueblo tan pequeño y primitivo, salvo ver las granjas, el mercado y los dos establos que tenían para almacenar los animales… las vistas eran más que suficientes para mantenerle feliz y satisfecho. Apenas contuvo una risita cuando vio a una Vaca caminando junto a su ternero cerca suyo.

"¿Qué mierda haces?"

El Master moreno miró hacia arriba desde el árbol en el que estaba acostado, encontrándose con su compañera quien tenía sus brazos detrás de su espalda, con una expresión indescifrable. Primero, su voz parecía sonar… ¿molesta? ¿enojada? Más su rostro estaba calmado y tranquilo, salvo por sus cejas alzadas. Bueno, una pregunta era una pregunta…

Y era la primera vez que estaba genuinamente interesada en sus hobbies. Baobhan y Ritsuka se dieron cuenta, en ese mismo instante… que pese a intentar hacerse más cercanos tras lo acontecido en el Enma-tei, apenas le conocía como persona. Sabía quien era "Master", pero contrario a su Madre, no conocía a "Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka". Morgan sabía todo sobre él, y activamente participaba en sus pasatiempos.

Esa fue una de las razones principales por las que se enamoró de ella.

"Estaba… dibujando. No hay lápices aquí, pero los aldeanos me prestaron una pieza de carbón y algo de papel."

Respondió, mostrándole un montoncito de pequeñas hojas de papel que tenía a su lado, se las regalaron totalmente gratis. La rosada ahora, genuinamente interesada, notó lo detallado que se veía el boceto del animal y la cerca que tenían en frente. Los dedos de Ritsuka estaban totalmente ennegrecidos, pero no le importaba, estaba siendo cuidadoso de no ensuciar ni arruinar su creación. Los ojos de la Servant lentamente fueron de la ilustración a sus manos, a sus brazos, y finalmente su rostro.

Una sonrisa en sus labios, ignorándola como si no estuviera ahí, cada vez que su mano se movía haciendo otra línea, otro detalle, para hacerlo verse más auténtico y vivo. Baobhan no era una artista, sabía como hacer gritar de dolor, llorar en desesperación, y como hacer zapatos hermosos para hombres y mujeres… ¿pero el arte? No lo entendía del todo, aunque no significaba que su curiosidad sería saciada con simplemente mirar.

Este era un… "camino" como había dicho ese anciano más temprano, su oportunidad para tomar una decisión.

"Entonces… ¿dibujas, huh? cuéntame más"

Ritsuka se detuvo para mirar a Baobhan tras oír su pregunta, claramente sorprendido por su súbita muestra de interés, carajo, incluso abrió la boca un poquito, haciéndola sonreír ante su estúpida y tierna cara. No le era difícil recordad el pasado… dejando su boceto de lado en la pila de hojas vacías, un suspiro nostálgico escapó de sus labios, ahora su atención enfocada totalmente en la hija de Morgan.

"Bueno… siempre me ha gustado el arte, desde que era un niño. No era… la persona más sociable mientras crecía, todas las habilidades sociales fueron a mi hermana gemela, Rurika. Cabello rojo y ojos dorados, como papá, era extremadamente extrovertida, fácil de hacer amigos, hacía que todos sintieran su presencia. Todos en la escuela la conocían, y luego estaba yo… "

Sus cejas bajaron mientras rascaba su nuca, algo avergonzado ante el hecho de que abiertamente hablaba sobre su infancia nuevamente. No importaba cuanto lo hiciera cada vez que un Servant estaba interesado, Fujimaru realmente no le gustaba recordar su infancia. No porque hubiera sido mala, sino porque la extraña.

Extrañaba a su padre, a su madre… y a su hermana.

"Yo eh… mayormente pasaba el tiempo solo… no me refiero a que no tenía amigos, tenía mi pequeño grupo de gente a la que quería en la escuela, Mamá, Papá y Ru-nee incluidos, pero yo siempre… prefería mis cosas, ¿sabes? Estoy seguro de que puedes entenderme. Para mi… dibujar significa lo mismo que hacer zapatos para ti."

Baobhan escuchó atentamente las palabras de su Padre, su afilada mirada se percató de como su mano temblaba ligeramente mientras continuaba hablando, su tono de voz parecía quebrarse un poco mientras mencionaba su pasado… estaba conteniendo sus emociones, y parte de ella sabía el por qué. Era por ella.

No confía en mi

La cruel, fría realización de que no era lo suficientemente cercano a ella para dejarle ver sus "escudos" caer y alcanzar su débil, dulce corazón, hizo que su pecho doliera. Ritsuka no había compartido mucho de su pasado con muchos Servants en Chaldea, y muy pocos eran aquellos cuyos brazos usaba para llorar hasta dormir, hablando sobre las cosas que extrañaba. Si, todos sabían que era el Candidato a Master número "Cuarenta y ocho" y que Rurika "Gudako" Fujimaru Emiya Tohsaka era Cuarenta y siete, además de ser su hermana gemela mayor por unos minutos.

Que por algún motivo el trono de héroes decidió que los cuerpos de sus padres eran vasijas perfectas para Ishtar, Ereshkigal y Senji Muramasa… y eso era todo. Pero quien realmente era, todo lo que perdió, solo Mashu, Morgan, Jeanne Alter, Ushiwakamaru, Arturia Caster y Madricardo lo sabían. Todos los demás lo desconocían, ella incluida.

Todos esos pensamientos y revelaciones golpearon a la rosada en solo veinte segundos, requería un hombro para llorar, pero ni su Esposa, ni sus novias o mejor amigo estaban aquí… estaba atrapado con ella. Una mujer que aparentemente le odiaba hasta morir, que abiertamente le pedía que se muriera y que, justamente la noche anterior… intentó ahogarlo.

El renacuajo no confiaba en ella para dejarla entrar en su corazón, porque no era de fiar. No era comprensiva como Arturia, no era amorosa como Mashu, no era empática como Jeanne Alter, no le apoyaba como Ushiwakamaru, y ciertamente no era emocionalmente confiable como Mandricardo.

Un cóctel de emociones de tristeza, vacío, abandono, traición y autodesprecio surgió en el corazón de la Bruja, mientras miraba directamente a los ojos azules del humano, quien estaba perdido en su dibujo. Estaba segura de que… si Mashu estuviera aquí, si Madre estuviera aquí… no, si cualquier otro salvo ella estuviera aquí con él, les pediría que se sentaran a su lado y empezarían a hablar de cualquier mierda.

Ella era así de cruel, no tenía corazón, la distancia entre ambos no podía ser mayor.

"Tengan en cuenta: La vida es corta, y no hay mucho tiempo que desperdiciar pensando en elecciones, porque… no haciendo nada, cierras caminos que quizás hayas tenido, y terminarán arrepintiéndose."

Las palabras que le regaló ese tonto viejo horas antes resonaron en su cabeza, golpeándola con la verdad de que tal vez… tal vez este era uno de los caminos que mencionó. Otro más, conectado a la elección que acababa de tomar. Quería saber más de él, si, ella eligió eso… y ahora debía elegir otra vez.

Sé dulce, sé comprensiva, sé… amable.

"Hey… ¿puedo pedirte… podrías… podrías dibujarme?"

El pelinegro giró su cabeza hacia arriba para encarar a la Vampira de tez gris, que terminó sentándose al lado suyo. Su pregunta no estaba llena con su tono usualmente burlesco o enojado, estaba siendo sumisa, invitadora, casi cariñosa hasta cierto punto. Era amable como sería un amigo, no demandante cual Princesa, ni hostil como un enemigo. La hija de Morgan daba todo de si para intentar ser buena con él, aunque sea por un momento.

Fujimaru se mantuvo fiel a quien era él, pese a su rocosa relación con ella, siempre tendría amabilidad más que suficiente para darle a quien sea… ¿y honestamente hablando, quién podría decirle que no a esa carita?

"Por supuesto, Baobhan. Ven, acércate."

Y así lo hizo. Archer dudó por un momento, pensando si sería una buena idea el agarrarle el brazo o no, ¿sería muy pronto? Quizás sería incómodo considerando que tenía que mover su mano para dibujar… al final, optó por simplemente descansar su cabeza contra su hombro. Un pequeño gesto que le impactó, aunque no dijo nada al respecto. Todo lo que recibió por parte de ella fue una sonrisa.

Los minutos empezaron a pasar, y también lo hicieron sus pinceladas. No era fácil dibujar una persona, pero ya lo había hecho múltiples veces, aunque no era un profesional, solo un principiante autodidacto. Baobhan miró atenta cada movimiento que hacía, tratando de imitar su rostro tanto como podía, Ritsuka sacó su lengua y frunció el ceño, intentando hacerle el mentón tan redondo como fuera posible, ocasionalmente girándose para mirarle el rostro por cortos periodos de tiempo como referencia. Hacer su adorno para el pelo fue difícil, y obviamente no le quedó perfecto… pero al menos se lo dibujó.

Para cuando estuvo terminado, las estrellas ya habían empezado a aparecer, apenas quedando algo de sol.

"Listo. ¿Cómo se ve? Lo siento si no es lo que esperabas"

Sith tomó una buena mirada a la hoja de papel con una mente y corazón abiertos. Ciertamente, no era perfecto pero podía decir a primera vista sin la necesidad de enfocarse en los detalles o ser una perfeccionista: "soy yo". Había un exceso de líneas negras en algunos lugares como su cuello y su mentón, pero aparentemente representaban sombras. Mientras más lo miraba, más le sorprendía que hubiera logrado reproducir su expresión de curiosidad con tanta exactitud.

La hizo sonreír lo suficiente como para verle, asintiendo gentilmente para su gran alivio. Ella era feliz él era feliz. Él era feliz, ella era feliz, tan simple como eso. Hasta se tomó la libertad de añadir la fecha y el año, el maldito tonto.

"Está bueno. Muy bueno de hecho, incluso hiciste mis pestañas. Yo… lo aprecio mucho, Ritsuka. Gracias."

Un ligero tinte rojo se hizo presente en la cara de Sith tras decir su nombre… por primera vez. Ritsuka abrió los párpados de par en par, claramente el escucharle decir su nombre así de la nada le tomó por sorpresa. Fue difícil, pero en ese momento no era "Master", no era Cuarenta y ocho, ni tampoco el Renacuajo o el marido de Madre. Solo era Ritsuka, y para él, ella solo era Baobhan Sith.

La primer tabla de muchas que formarían el puente entre los dos, había sido colocada.

"No necesitas agradecérmelo, Baobhan Sith. Vamos, vayamos a casa, nos cocinaré la cena. ¿No te molesta comer huevos otra vez?"

Preguntó, parándose y ofreciéndole la mano para que pudiera levantarse. No hubo ningún comentario sarcástico, ningún "¿Me estás llamando gorda?", "¡Puedo pararme sola!", o hostilidad. La gris miró dudosamente a la mano en frente suyo, dubitativa al verla cubierta de carbón tras haber sostenido ese intento de lápiz por tanto tiempo… pero si la tomó.

Sus dedos temblorosos se entrelazaron con los suyos, antes de darle un gentil apretón.

"No, no importa. Las gallinas de este lugar ponen huevos buenos, y me encanta tu cocina"

Replicó, antes de que empezaran a caminar en dirección a su pequeña vivienda. El hombre de cabello negro no pudo evitar hablar de todo lo que podría cocinarle una vez volvieran a Chaldea, ignorando por completo que los ojos de la rosada estuvieron enfocados en él durante todo el trayecto, o la sonrisa que tenía en los labios.

.


.

No más de dos horas más tarde, por mucho que le hubiera gustado dormir, la antigua servant de Beryl Gut reposaba su cuerpo contra la única ventana que tenían en su hogar temporal. La mirada de Baobhan estaba fija en el cielo nocturno, perdida en la infinita oscuridad del espacio exterior, iluminada solo por las estrellas y la misma luna, el estúpido Renacuajo de su Master se fue a dormir inmediatamente luego de haber hecho el amor tras la cena.

Era suertudo, a decir verdad. El ser un miembro de la historia Pan-humana, una versión del mundo donde llegaron tan lejos como para conquistar las estrellas. No podía siquiera imaginar lo importante que fue para los humanos lograr algo tan trivial para una Servant como ella, el salir al espacio exterior. Para los Servants, destruir un mundo o una civilización no era tan difícil.

Pero perdieron el arte de la magia. Perdieron lo que les hacía especiales, nacían, vivían, envejecían y morían, apagándose como una vela. Tal cual una estrella, los humanos eran efímeros, he allí que cada cosa que hacían tenía un impacto en su civilización al completo. Pero Ritsuka eternamente sería desconocido, olvidado, un don nadie para el mundo, porque el siglo 21 no permitiría que la magia saliera a la luz.

El mundo del misticismo debía quedarse como un misterio, el pobre bastardo… en una encrucijada para salvar su mundo blanqueado, simplemente porque le nacía del corazón.

¿Realmente anhelas tanto vivir?

Pensó, mirando a su durmiente cuerpo desde las sombras, Tam Lin Tristan dejó salir un suspiro, antes de esconder su rostro entre sus piernas. En noches como estas, también solía mirar el cielo de Faerie Britain, no era tan inusual para ella tener insomnio. Cerrando sus ojos, la Vampiresa meditó ligeramente, tratando de decidir en qué enfocarse. ¿Las trillones de preguntas que tenía revoloteando en su cabeza sobre este imbécil y su mundo? ¿Lo mucho que extrañaba su hogar, a Madre y su vida como una noble? ¿o el extraño sentimiento que había estado teniendo… desde que fue invocada a Chaldea?

¿Por qué… ? ¿Tu mundo realmente vale tanto la pena… ?

Verle dormir con la boca ligeramente abierta mientras su pecho subía y bajaba, respirando, le dio la respuesta. ¿Era la historia Pan-humana realmente tan hermosa… ? ¿Cómo eran los otros Lostbelts que Chaldea había purgado? ¿También eran bellos? ¿no se sentía culpable por sus acciones?... si lo hacía, entonces, ¿Madre, Mashu, Jeanne Alter, Ushiwakamaru, esa plebeya de Tintagel y ese Rider estúpido alguna vez le vieron llorar?

¿Confiaba en ellos lo suficientes para permitirles verle llorar? ¿alguna vez pensaba en las consecuencias de sus acciones? Baobhan no podía decir que alguna vez le importaron las Hadas en su mundo. Las odiaba, las resentía, incluso mientras su cuerpo se podría en la negra oscuridad de su cuarto, no quería nada más que arrastrarse fuera del Castillo de Madre, y beber su sangre mientras rogaban por misericordia.

Todavía lo deseaba.

Un largo suspiro escapó de los labios de la joven, su mirada ahora enfocada en su desnuda figura, y cuanto la había cambiado para encajar con sus gustos, con resultados abrumadoramente positivos. Cerrando sus párpados, el hada se concentró en sus oídos; el latido de su corazón era lento, pero fuerte, como el de él. "Somos iguales, somos iguales" recordó sus propios pensamientos aquel día, junto a las palabras de Madre, el día en el que ella les dijo abiertamente a las tres que tenían su bendición para ser sus concubinas.

Quizás… finalmente podía empezar a aceptar esta nueva oportunidad, poco a poco.

Invocando un pequeño orbe rojo entre sus manos, hizo aparecer su arpa, que cayó perfectamente entre sus dedos. Era una asesina experta, pero nunca jamás… había usado un instrumento para su propósito verdadero. Sus latidos se aceleraron en intensidad y velocidad, mientras que sus mejillas enrojecían.

Dios… realmente iba a hacer esto…

Lentos pero seguros, sus dedos empezaron a moverse. Los hilos fueron jalados, sin magia de por medio, únicamente empleando sus talentos. La música salió de ella naturalmente, la hija de Le Fae adentró su conciencia en la oscuridad, buscando inspiración para hallar algo que cantar.

Y la encontró. Una canción olvidada que Madre alguna vez le dedicó cuando todavía era una niñita, una canción de cuna, cuando Morgan todavía intentaba ganarse su confianza, cuando quería hacerle entender que sus intenciones eran genuinas. Tal vez aún en sus sueños, sus palabras serían capaces de alcanzar el alma de Ritsuka Fujimaru.

Tal como hizo Madre con ella.

"You are my sunshine… my only sunshine…"

Comenzó, recordando la primera vez que se conocieron en Gloucester. Dios, cuanto odiaba al maldito bonachón en aquella época. Su sangre ardió de odio cuando declaró abiertamente que Arturia era cientos de veces más bella que ella, una humillación pública de tal magnitud no debió haber resultado impune, pero lo hizo. Arturia era más bella y más fuerte de lo que ella jamás podría soñar a ser, y la torturaba.

"You make me happy, when skies are grey…"

Llegó tan lejos como para utilizar los artefactos de Madre, pero hasta el Jardín de la voluntad perdida fue capaz de derrotarlos. Arturia y Ritsuka eran fuertes, y cuando estaban juntos lo eran aún más, eso la hería. Porque le hizo darse cuenta de lo sola que estaba, Beryl no era un compañero, no era su amigo, ni siquiera eran cómplices criminales, como decían en tiempos modernos, por mucho que quiso creerlo.

Porque en su hora más oscura, cuando más necesitaba ser amada, esperanza, una estrella, alguien que le tomara la mano y le dijera "Todo estará bien, yo estoy contigo", no había nadie. Murió tal como vivió: sola.

"You'll never know, dear… how much I love you… please don't take… my sunshine away…"

Una pequeña lágrima cayó por la mejilla de Baobhan, su mente llevándola al día en el que llegó a Chaldea, alrededor de uno o dos días después de Madre. Apenas pudo contener sus deseos de brincar y arrancarle la puta cabeza, antes de que su amada madre la detuviera, a solo centímetros de que sus uñas alcanzaran su garganta. Supo de inmediato lo que significaba.

Morgan, su amada madre, su reina, había aceptado darle su fuerza a Chaldea, y por ende, al propio Ritsuka, pese a todo lo que hicieron. Luego de todo lo que hizo el bastardo de Vortigern, optó por "enterrar el hacha" y aceptar esta segunda oportunidad.

La primer noche que los vio hacer el amor por cuatro horas antes de irse a dormir la hizo vomitar. Por casi treinta minutos sin parar tras llegar a su cuarto, cerrando la puerta tras de si con cada hechizo que conocía, antes de apretarse el pecho donde estaba su corazón y llorar con tal fuerza, que parecía que las hadas abusaban de ella nuevamente.

¿Por qué, por qué, por qué, por qué?

"I'll always love you… and make you happy… 'cause you are my sunshine…"

Ver a Madre y Ritsuka haciéndose más cercanos cada día le dolía. Ver como todas caían por sus "encantos" la enfurecía. ¿Cómo podían?... ¿Cómo podía ella… ? pero la respuesta era simple. Era un hombre simplón, pero su corazón era cálido como el sol. La noche en que la tomó y marcó como suya fue la primera vez que se dio cuenta de que tan lejos llegaba su carisma.

Diablos, estaba experimentándolo y viéndolo ahora más que nunca en este pequeño mundo. ¿Era esto lo que vio su Madre? ¿lo que vieron Barghest y Mélusine? ¿El motivo por el cual… los espíritus heroicos luchaban junto a él?

"My only sunshine… you make me happy, when skies are grey…"

Las lágrimas continuaron cayendo de sus ojos mientras ahora recordaba su luna de miel en el Enma-Tei. Como sus manos temblaban de temor cada vez que lavaba su cuerpo, contrastando bastante su forma de agarrar y acariciar tan firmemente a Madre y a las otras dos Tam Lin. Ese resultado fue su entera culpa, su pecado, su error.

Le había lastimado, le asustó hasta alejarlo de ella, y por eso se despreciaba a si misma. Después de todo lo que hizo por ella, cada vez que se encontraban en los pasillos, con él tratando de ser amable porque era lo correcto… ella le escupía una maldición y se iba por su lado.

"You'll never know, dear… just how much I love you… please don't take… my sunshine away…"

¿Qué podría, que sería de ella si él no estuviera aquí? Le había dado una oportunidad de vivir. Chaldea le quitó todo, les quitó todo, pero se redimían poco a poco. Estaba nuevamente en los brazos de Madre, y Morgan seguía amándola. Podía luchar al lado de sus compañeros otra vez, lentamente acercándose a otros servants como esa chica llamada "Gray" y Elizabeth Báthory, por mucho que quisiera quejarse, Chaldea era cientos de veces mejor que Faerie Britain.

Ritsuka… papá era cientos de veces mejor que Beryl Gut, y cualquier otra persona que alguna vez haya conocido. Ni siquiera estaba interesado románticamente en ella, así que no había motivos ocultos que motivaran su actuar. Los dedos de Baobhan se movieron lentamente por las cuerdas conforme la canción terminaba, la lágrima que soltó llegó hasta su mentón, para luego caer al vacío.

"Please don't take… my sunshine… away"

Una vez que se detuvo, desmaterializó su harpa para soltar un último suspiro, uno muy largo y pesado. El viaje emocional y mental que su canción le hizo tener pareció funcionar, cansándola lo suficiente como para enviarla a las tierras de Morfeo. Tristan caminó lentamente hacia la cama, extendiendo sus brazos en busca de la mano de Cuarenta y Ocho, para jalarle hasta su escote.

"Lo siento… por todo"

Murmuró, antes de que sus labios besaran su frente por última vez. Él la necesitaba y ella a él, y era más que suficiente para motivarla a ser mejor. Todo este tiempo, eso era lo que pasaba. Ritsuka la hacía ser mejor, él hacía que todos fueran mejores. Tan simple como eso. Iba a recompensárselo al Renacuajo tonto este.

Pero eso no significaba que dejaría de molestarlo de vez en cuando, por supuesto.

.


.

"Hey… despierta, Renacuajo… "

Los dedos de la mujer se extendieron hasta alcanzar su rostro, imitando la manera en la que Madre le despertaba: acariciándole el cachete antes de que sus labios besaran su cabeza. El cuerpo de Fujimaru se movió un poquito entre los brazos de su hija, en un intento tanto de alejarse de ella para seguir durmiendo, como de protesta.

No estaba de humor el día de hoy, ni tampoco lo suficientemente despierto como para darse cuenta que no era su esposa quien le hacía cariño ahora mismo.

"Hmngh… cinco minutos más, Morgan…"

Habló el Senpai de Mashu, intentando alejarse de los brazos de Sith, pero fracasando pues le apretaron más fuertemente. ¿Así que creía que ella era madre? Si, claro, esa era una muy bonita manera de decirle "Prefiero a Morgan antes que a ti" a primera hora de la mañana, la pelirrosada frunció el ceño ante su negativa.

Este idiota… una hermosa mujer intentaba despertarlo, ¿y esta era su respuesta? Maldito pedazo de mierda…

"No soy Madre, despierta de una vez. ¿Quieres un incentivo? ¿Es eso?"

Preguntó, en un inicio consideró por un mísero instante el molestarle o ser algo ruda, pero lo descartó rápidamente. Después de todo, se prometió a si misma que las cosas serían diferentes a partir de ahora, y Baobhan era una mujer de palabra. Así que, dejando salir sus frustraciones mediante un suspiro largamente pesado, la rosada optó por sonreír; su mano lentamente llegó al rostro durmiente del hombre, para luego empezar a acariciarle las mejillas con la punta de sus dedos.

Debía de estar tan cansado… otorgándole mana tan constantemente mientras todo el mundo alrededor de ellos les drenaba.

"Ritsuka… hey… despierta, ya es de mañana"

El tono de su voz, el movimiento de sus manos, y la forma en la que le miraban… todas eran reacciones extrañas para alguien de su calaña, pero estaba dispuesta a cambiar. Por él, y solo por él. El Master finalmente pareció reaccionar, temblando mientras sentía las filosas uñas femeninas frotarse contra su piel, enviándole escalofríos por la espina dorsal junto a un sentimiento de cosquilleo, que pareció funcionar. Sus ojos se abrieron lentamente, quizás muy lentamente.

Se sentía… pesado. La mirada azul de Fujimaru aterrizó en el rostro gris de la chica, instantáneamente percatándose de su expresión preocupada. Esto no era normal, se había ido a dormir primero la noche anterior tras correrse dos veces dentro de su boca y su vagina. Le prometió un incentivo, quizás… ¿sería más que suficiente para despertarle por completo?

"¿Baobhan… Sith?"

Preguntó cuarenta y ocho a Archer, quien simplemente sonrió y asintió mientras su cuerpo se arrastraba a si mismo, terminando sobre el suyo. Sus masivas tetas grises se presionaron contra los músculos del humano, mientras su figura alta y su bello cabello rizado color rosa bloqueaba su vista, forzándole a concentrarse únicamente en su rostro.

"Sí, soy yo. Buenos días, Ritsuka."

Su voz era tranquilizadora. Suave. Seductora. El senpai de Mashu no sabía qué sucedía ni cual era el origen de su actual comportamiento, porque usualmente estaría gritándole o algo similar, pero en su lugar se acercó. Esos labios, esos labios de un tono gris tan profundo, sus ojos… ¿acaso estaba usando… hipnosis en él?

¿O es que simplemente era así de hermosa naturalmente?

Chu

El humano sintió su peso sobre el suyo. Antes, habría estado apoyándose sobre sus rodillas, pero ahora se dejó caer sobre él, para que sus cuerpos se sintieran el uno al otro completamente, peso y todo. Sus pezones, sus muslos, sus piernas, su estómago, el mago pelinegro sintió absolutamente todo mientras la sangre iba directo a sus mejillas, enrojeciéndose mientras la chica sufría una reacción similar.

No estaba extrayendo mana de él, no. Solo era… un beso. Nada más que un beso amoroso, cargado con todos sus sentimientos y su deseo de darle una mañana placentera. Ritsuka sabía esto, porque las manos de Baobhan se hundieron en su cabello, acariciándolo como si su vida dependiera de ello, mientras su lengua iba a por la suya, sin piedad. Podría haber empezado a drenar mana ahí de haber querido.

Pero no lo hizo. Le dio parte del suyo propio mediante su saliva, conforme sus cejas se curvaban en preocupación. ¿Sería esto suficiente? ¿estaría él bien? ¿las cosas seguirían así de tranquilas? Intentó dejar de pensar en ello mientras el beso continuaba, relajándola y por consiguiente a él también en el proceso, Ritsuka sentía su rostro enrojecer aún más mientras respiraba por la nariz.

¿Debería de intentar suerte… y agarrarle el culo?

La idea era tentadora, y si bien ciertamente no tenía deseos de hacerle el amor, Baobhan tenía el tipo de cuerpo que le gustaba, y aún cuando no lo tenía, siempre había sido una belleza entre bellezas, así que… decidió hacerlo. La hija de Morgan gimió un poquito conforme una gota de sudor bajaba por su mejilla, su piel reaccionaba a las modificaciones y deseos de su Master, mientras su lengua empujaba la suya hacia atrás.

Si bien no tenía una lengua tan larga y afilada como esa puta, Lancelot, como una vampira, la suya superaba la de un humano en demasía. Ambos se quedaron así, abrazándose. Conforme Ritsuka continuaba acariciando el gordo y sudoroso culo de su propia hija, ella exploraba su cabello negro, alimentándole con su mana mediante su sesión oral.

Chu… chu… chu~

Si bien nadie les interrumpiría esa mañana, Baobhan sabía cuando era suficiente. La rosada rompió el beso ella misma, mirando directo a sus ojos color océano, concentrándose en las bolsas bajo estos, no era una buena señal… en absoluto.

"Te ves tan cansado, Renacuajo… Yo debería prepararte el desayuno, quedémonos adentro hoy"

Comentó, pero el humano denegó su petición con la cabeza, poniéndose de pie. Tenía sueño, sí, pero no estaba enfermo ni estaba muriendo, no debería de estar tan preocupada por él. Era el deber de un Master el ser lo suficientemente fuerte por el bien de aquellos a los que debía de comandar, después de todo; si un comandante fallaba entonces todo se derrumbaría. Tam Lin Tristan observó a su master pararse de la cama lentamente, antes de que ella hiciera lo mismo.

"Al menos apóyate en mí por el momento. Déjame dar el agua."

"Gracias… Baobhan Sith"

El Chaldeano sonrió al Hada, lentamente caminando juntos hasta la tina. Ver sus manos temblar levemente conforme más se acercaban hicieron que su corazón, dentro de su pecho, doliera un poco. No, no, debía ser diferente. Había hecho demasiado daño a su pobre alma torturada por su pasado actuar.

"Cálmate… No voy a hacerte daño… lo prometo"

Por mucho que le disgustara la idea, terminó usando parte de sus poderes vampíricos; su hipnosis, para obligarle a calmarse. Ritsuka lo supo al instante, considerando que logró vislumbrar un tono rojizo en el fondo de sus pupilas, sentía su voluntad empezar a desvanecerse lo suficiente como para aceptar el entrar al agua caliente con ella.

Pero contrario a la última vez… su promesa no fue rota. Los brazos de Baobhan le acunaron lenta y gentilmente entre sus tetas, reposando con el marido de su madre entre sus senos, empezando a acariciarle la cabeza con una mano, mientras la otra movía el agua, dejando que cayera en su espalda para limpiarle el sudor.

"¿Ya ves?... relájate, Master… todo está bien… estás a salvo"

Si bien no le contestó, sus ojos lo dijeron todo. Estaba mirándola con una expresión silenciosa que preguntaba "¿De verdad? ¿Lo prometes?" y ella se lo prometió. El Mago dejó sus párpados cerrarse un poquito, tratando de descansar solo un poco mientras dejaba a Archer limpiarle el sudor, sus uñitas rascándole la cabeza de vez en cuando, estar tan cerca a él… de manera tan íntima, sin intenciones lujuriosas…

Simplemente… de manera emocional

La avergonzaba más y más, pero también le hacía darse cuenta lo frágil, pequeño y precioso que era esta pequeña hormiga suya. Su Renacuajo. Su Master. Su Padre. Su Ritsuka. El par se quedó de esa manera por una hora y media antes de ser forzados a salir y vestirse, el joven terminó cocinando un plato hecho con algunos vegetales, jamón y queso con jugo de manzana, todos productos del bosque, o la misma villa.

Su segundo día habría continuado normalmente… de no ser por el agudo oído de Baobhan. Mientras la Princesa de las Hadas bebía su vaso de jugo, sus orejas élficas parecieron oír un ruido con el cual estaba más que familiarizada.

Gritos.

¡MIERDA!

En el momento en el que se puso de pie, tomando al Senpai de Kyrielight por sorpresa, la puerta fue golpeada al instante, causando que Master y Servant se girasen en dirección a la misma. El desesperado golpeteo junto a los gritos de una mujer que ninguno de ellos conocía confirmó sus sospechas, la villa en efecto estaba siendo atacada por los llamados "demonios" que el Alcalde y su esposa mencionaron la noche de su llegada.

"¡SEÑORITA SITH! ¡SEÑOR RITSUKA! ¡LOS DEMONIOS! ¡REGRESARON! ¡AYÚDENNOS, POR FAVOR!"

No había necesidad de que su Master se lo confirmara. Sith giró la mirada para verle, conforme el hermano de Cuarenta y Siete se ponía de pie, su cansada expresión cambió a una de determinación pura. Primero necesitaban reconocer la amenaza, y luego neutralizarla. Era una maldita pena que no tuvieran más refuerzos con ellos, pero por ahora, debían de concentrarse en proteger a estas personas.

Esa era su principal prioridad.

"Vamos, Baobhan Sith."

"Detrás de ti, Master."

.


.

"¡Corran! ¡Todos, entren a sus casas y cierren las puertas! ¡Usen muebles como barricadas! ¡CORRED!"

Bramó uno de los hombres armado con una pala, a todo lo que daban sus pulmones, salieron de la nada justo cuando estaban por empezar sus actividades diarias, esos malditos monstruos. Conforme madres agarraban a sus hijos y adultos jóvenes a sus mayores, las risas empezaron a resonar por la puerta del Este.

Esas criaturas verdosas… llegaron montadas en Lobos, riendo constantemente mientras agitaban sus garrotes, como si se burlaran de él.

"¡Malditos fenómenos! ¡HOY NO LASTIMARÁN A NADIE!"

Juró, agarrando un cuchillo de su cinturón y lanzándolo hacia la criatura calva de orejas puntiagudas, a lo que este le repelió con un simple movimiento. El lobo gruñó tras su domador patearle, como señal de que corriera hacia el hombre a toda velocidad para destrozar su garganta. Una gota de sudor descendía por su frente tras ver esos ojos hambrientos, su hocico salivando ante la idea de alimentarse con su carne.

"¡GRAAARGH!"

Cargó hacia él, siendo el primero del grupo. Nunca había luchado contra un jinete anteriormente, no, ¿Cuándo fue que aprendieron ese truco? Sabía que eran capaces de usar garrotes, piedras y escudos, ¿pero domar bestias? ¿qué clase de criaturas eran estas? Conforme el humano se preparaba para chocar su pala contra el animal que corría en su dirección, rezó.

Rezó porque su declaración anterior fuera cierta.

SPLASH~

Lo que terminó pasando… le sorprendió. Las piernas del lobo explotaron un metro lejos de él, causando que tanto el animal como su maestro se dieran de cara directo al piso, antes de darse cuenta que pasó, dos cosas rojas/negruzcas hicieron que sus cabezas estallaran en menos de un segundo, provocando que el hombre de cabello marrón mirase hacia atrás.

Baobhan Sith tenía su índice alzado, apuntando directo al duende que había matado con una sonrisa, con Ritsuka detrás de ella.

"Ustedes dos son— ¡los invitados del Alcalde!"

La esperanza y brillo de sus ojos les hizo sonreír, aunque por razones diferentes. Ritsuka sonreía de manera honesta producto de sus sentimientos y amabilidad, mientras que Sith por su lado sonreía simplemente por lo gracioso de la situación. Estos humanos… ¿estaban siendo asesinados y cazados por duendecillos? ¿era este el mejor tipo de monstruos que ese maldito Caster pudo crear?

Vaya chiste.

"¡Hahahaha! ¿Ustedes debiluchos tienen miedo a unos duendes mierdosos?~ ¡qué patético!"

Rio la Tam Lin, ofendiéndole levemente, pero no dijo nada. Así que estas criaturas… ¿estos demonios con orejas puntiagudas eran llamados "Duendes"? ¿qué tipo de— ? olvídenlo. Sus ojos giraron hacia el muchacho, rogando que su esposa hiciera tanto como fuera posible para protegerles. Ritsuka ya había planeado lo que harían.

"Señor, esta villa tiene dos entradas, ¿verdad? Esta y una segunda, ¿no hay ningún otro lado por el cual puedan entrar?"

Preguntó, sus sospechas siendo confirmadas por un asentimiento del guardia. Todavía podía oír gritos a la distancia, lo que le ponía de los nervios. Claramente algunas personas trataban de proteger a sus familias de quien sea que haya logrado infiltrarse, y los animales estaban atemorizados. En el peor escenario, podían causar una estampida con las vacas y perderlo todo.

Primero, necesitaban asegurar la otra puerta. Luego necesitarían proteger sus cultivos, y el ganado.

"Reúna a todos los peleadores que tiene e intenten repeler a los que traten de entrar por el otro lado, luego protejan sus suministros, no podemos permitir que su gente muera de hambre o morir por pelear de forma desorganizada"

Ordenó el master experimentado, ¿honestamente? Si fuese cualquier otro niño se habría reído, pero este chico, pese a ser un adulto, el tono de su voz era… tan demandante y lleno de confianza que no podía evitar admirar, respetarle y obedecerle. Aunque no fuera su líder, debía de haber una razón por la que el alcalde Tomás confiaba en este par…

Y estaba siendo testigo del motivo, aquí y ahora.

"Muy bien. Buena suerte niño, haremos nuestro mejor esfuerzo."

"¡GRAAARGH!"

Baobhan Sith fue forzada a repeler una flecha lanzada en su dirección con una patada ascendente, conforme el Magus le gritaba al aldeano que siguiera sus órdenes y se fuera de una buena vez. Sus ojos grisáceos identificaron a una pareja de jinetes emergiendo desde el bosque, ninguno de ellos asustado o temeroso de ella…

Aún.

"Master. Lidiaré con estas pestes por mi cuenta. "

Conforme el grupo de jinetes se acercaba, la sonrisa en la chica de cabello rosado crecía. Ritsuka vio a Baobhan correr hacia la entrada conforme los duendes gruñían junto a sus lobos, algunos cargando garrotes, otros con arcos, como si fueran a hacer algo al Hada. Sith saltó a la izquierda para evadir una flecha disparada directo a su rostro, ni siquiera tocó su cabello.

"¡HRAAAGH!"

El primer Duende fue lo suficientemente desafortunado para acercarse a ella, alzó su brazo mientras saltaba del lomo de su bestia en un ataque combinado; él atacando desde el cielo, y el animal brincando. Ya fuera él, que aplastaría su cabeza, o su lobo que le mordería la garganta, esa era la idea… de no ser porque sus uñas brillaron; un movimiento de su brazo terminó convirtiéndolos a ambos en carne picadita.

Ritsuka abrió la boca en sorpresa. Era la primera vez en todo este tiempo que veía a Baobhan pelear desde tan cerca. Usualmente siempre estaba al lado de Morgan, enfocado en el destructivo poder de su esposa, mientras que Mélusine se encargaba de los cielos y Barghest cortaba o quemaba todo con sus flamas.

Tam Lin Tristan reía tras usar su arpa, solo tres gentiles toques a los hilos fueron más que suficiente para detener a los lobos ahí donde estaban, aplastando a sus jinetes respectivos que cayeron al piso. Los ojos grises de la joven brillaron en placer mientras los conectaba a su palma, y luego simplemente…

Jaló.

Apenas empleando algo de su fuerza. Los gritos saliendo de los lobos se mezclaron con el estruendoso sonido que salía de la boca de la Tam Lin. Oh, cuanto amaba la idea de lastimar y torturar a otros. Aunque habían perdido a sus mascotas, los demonios verdes estaban lejos de rendirse.

"Ritsuka. Mantendré este lugar a salvo, tu ve y ayuda a que los aldeanos se pongan a salvo."

No se giró para encararlo. Todo lo que hizo fue mirar su espalda, mientras los hilos desaparecían y su mano izquierda comenzaba a emitir un aura negra/rojiza, más que probable se preparaba para usar su magia. ¿Sería prudente el separarse… ? no estaba seguro al respecto, pero era la idea más lógica. Él era, después de todo, un mago.

Y había hecho una promesa de proteger a esta gente. Solo eran… duendes, después de todo, ¿no es así? No podían ser tan difíciles de matar.

"Está bien. Por favor mantente a salvo, Baobhan Sith. Regresaré"

No había necesidad. Los labios de la hija de Morgan se curvaron en una pequeña sonrisa tras oír su tono preocupado, eso era algo que amaba y odiaba de él a partes iguales. Su afecto genuino, pese a ser un bastardo depravado, su Master era verdaderamente bueno. Uno de los duendes que tenía un par de rocas unidas por una cuerda, una especie de Boleadora improvisada; las lanzó directo a sus piernas para capturarle.

No obstante, sus esfuerzos fueron en vano; el instrumento ni siquiera pasó las defensas de Archer, cual muro impenetrable, lo voló en pedazos tras dispararle una bala mágica de su índice, parte de su rostro cubierto por las sombras, dándole una presencia ominosa que, por primera vez, mezclada con el hecho de que los lobos perdieron sus piernas…

Logró aterrorizarles.

"Ni siquiera lo intenten"

No solo era una promesa, no. Baobhan realmente creía en lo que decía, y parecía tener tanto el coraje como el poder para respaldar sus palabras. El duende dejó salir un gruñido; un grito para manifestar su ira mientras otros jinetes salían del bosque ante su llamado por ayuda, causando que la mujer Chaldeana riese. Producto de que su rostro estaba cubierto por las sombras, la sonrisa que ganó se vio aún más temible.

Sí, quizás fuera de día… pero aún sin la necesidad de la noche y de tener la luna tras suyo, la sola presencia de Baobhan Sith era capaz de instigar un sentimiento de temor en las pequeñas criaturas malignas. Algo que ella notó por la forma en como el agarre de sus armas se incrementó, pues estaban buscando valor y confort.

"Él… es mío. Mío, mío y solamente mío."

CRASH

Su cuerpo desapareció en un destello. La pierna de Baobhan Sith golpeó la cabeza del duende que llamó por refuerzos con su rodilla izquierda, causando que el pequeño demonio vomitara un charco de sangre; Tristan empleó su tacón para partir su cuerpo en dos, mientras que la sustancia roja se reunía en su palma izquierda, entrando a su cuerpo por si sola. Justo tras matarle, tentáculos carmesíes emergieron de sus yemas, capturando el cuerpo del lobo aún vivo, lanzándolo a un duende cercano, que brincó mientras dejaba salir un grito de ira, apuntando su ballesta envenenada hacia ella.

"¡GRAAAAGH!"

"¡Ahahahahaha!"

La flecha disparada hacia ella colisionó y fue destruida por otra bala roja/negra disparada de su dedo, el Duende fue lo suficientemente rápido para reaccionar, saltando al lado mientras dos de sus compañeros corrían en dirección a Archer, los ojos grises de la servant de Chaldea brillaron en emoción tras ver sus pequeños cuerpos caer con hachas en sus manos, tratando de agarrarla desprevenida mientras el Duende con ballesta se preparaba para disparar otro si ella se movía.

Lo que no se esperaron, era que los detuviera a ambos con sus manos desnudas. Los atacantes abrieron sus ojos en shock, viendo como la hija de Morgan les levantaba a ambos en el aire, para luego estrellarles contra el piso, causando que se hundieran en la tierra y vomitaran sus intestinos. Por este motivo es porque Baobhan amaba pelear contra debiluchos, con sus habilidades como Servant; como una Bruja y una Vampiresa, podía destruir y masacrar a sus oponentes tal como Madre le enseñó.

En el momento en el que sus intestinos sangrientos cubrieron sus manos, su propia piel empezó a absorber su sangre, aumentando su deseo sanguinario al más duendes aparecer, apuntando sus ballestas; se dieron cuenta de que un mano-a-mano con ella solo traería su perdición, así que los pequeños demonios optaron por cambiar de táctica.

Esto, por supuesto, le hizo gracia. Realmente creían tener una oportunidad, cuando ella había luchado contra enemigos más grandes y fuertes en otras singularidades, pequeños incidentes, e incluso cuando aún estaba viva en Faerie Britain. Pelear contra estas cosas no era diferente de aplastar un insecto, uno que sangraba y podía alimentarla, eso si.

"Esto es… ¡Lo mejor!~"

Su voz salió con un tono alegre, mientras su Arpa era invocada a sus manos por segunda vez, Tam Lin Tristan hizo una pequeña melodía; cortadas empezaron a aparecer en sus brazos de la nada; antes de que los hilos rojos aparecieran literalmente, de la nada, sorprendiendo a los duendes que no tuvieron tiempo de reaccionar; los tentáculos rojos se apretaron contra su carne, clavándose en la misma para hacerles gritar uno a uno.

Archer rio antes de que conectase cada uno de ellos a su mano, sosteniendo su arpa cerca de su pecho mientras sus ojos iban de uno al otro, oh, esto iba a ser maravilloso… no… ¡incluso mejor!

"HAHAHAHAHA~"

SLLRAAAACHK~

El grotesco y horrible sonido de carne y huesos siendo brutalmente triturados resonó junto a los gritos de dolor y agonía, conforme la caballero-hada reía, un tinte carmesí se esparcía por su piel gris mientras sus orejas puntiagudas palpitaban, Baobhan miró con dicha pura y dura como los cuerpos agonizantes, de sus actuales enemigos, caían al suelo, retorciéndose por haber perdido sus brazos.

Esta… esta era la razón por la que vivía. Por el que era quién era. Tal vez en algún punto hubiera sido buena, pero Madre tenía razón. Madre siempre tenía razón. Había algo hermoso, algo maravilloso, majestuoso incluso en lastimar y hacer a otros gritar de horror y dolor mientras sangre salía de sus cuerpos, escucharles llorar de dolor y suplicar el dulce abrazo de la muerte era algo de lo que Baobhan Sith jamás se cansaría.

Es por eso que tras ver como las hordas continuaban llegando y viniendo, más molestas y numerosas que antes, no pudo evitar lamerse los labios. El hada empezó a caminar lentamente, de manera elegante mientras reía hacia el cuerpo más cercano que pudo encontrar, mientras los Duendes jinetes ahora cambiaban sus tácticas a emplear espadas y escudos entraban en la villa.

"¿H-hreeegh?"

No necesitó mirarle. La vampira de cabello rosa alzó su pie, dejándolo caer sobre la alimaña verde, aplastando su cráneo sin esfuerzo, antes de que sus dedos brillasen con el color familiar de su magia. Ahora que ni Madre, ni ninguna de sus compatriotas estaban ahí para juzgarla o vislumbrar sus atrocidades, podía dejar sus inhibiciones sueltas y ser tan monstruosa y demoníaca como quisiera.

Voy a disfrutar esto…

.


.

Era la primera vez en un largo, largo tiempo donde no estaba con alguien a su lado. Ritsuka había sido el hombre con más suerte y menos suerte al transformarse en un Master de Chaldea; pues tenía el peso de todo el mundo y más sobre sus hombros… y sin embargo, sabía que siempre podría contar con sus amigos y su nueva familia a su lado en tiempos de crisis, veinticuatro horas, siete días a la semana. Conforme los gritos y risas seguían, supo que verdaderamente debía de actuar.

Una lanza… una lanza… ¡maldita sea… necesito una lanza… !

Pensó, buscando desesperadamente por algún tipo de arma, hasta que la encontró. Una escoba rota; pese a ser solo madera, era mejor que pelear con las manos desnudas. Ahora mismo, estaba feliz de haber aprendido el arte de usar una lanza de parte de Li Shuwen, Scathach, Leónidas y Morgan hasta cierto punto, pero claro, no sería suficiente. Nunca sería suficiente. Era momento de poner su entrenamiento a un buen uso.

"¡SIGAN EMPUJANDO HACIA ATRÁS! ¡CIERREN LAS PUERTAS! ¡CIERREN LAS MALDITAS PUERTAS!"

"GYAAAGH HAH HAHAHAHAH"

Esa era su señal. El Chaldeano entrecerró los párpados tras ver un grupo de hombres intentando pelear contra una turba de duendes, defendiéndose con cuchillos y otras armas cuerpo a cuerpo. Tal como dijo el Alcalde, solo eran un grupo de granjeros. Ver la expresión de un cadáver hizo que su sangre ardiera; un hombre no mayor que él había muerto con una flecha en la cabeza, no podían lidiar con esto.

Eran demasiados.

Si algún dios o diosa me está escuchando… ¡Por favor denme fuerzas!

Pensó, antes de empezar a correr lejos de las personas. Tomás, quien por supuesto daba órdenes a su gente en un esfuerzo por asegurar su hogar, logró distinguir al joven Fujimaru corriendo entre ellos, miedo inmediatamente se apoderó del anciano al verle esprintar no hacia la seguridad, sino al campo de batalla, donde estaban los duendes.

"¡JOVEN RITSUKA! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!"

No respondió. El Master de Chaldea saltó, empleando la punta de su lanza de madera para golpear a un Duende justo en el rostro, antes de que aterrizara justo en el grupo que acechaba la entrada para invadir la villa, provocando que las abominaciones verdes se enfocaran en él. El master pelinegro frunció el ceño, mientras los rostros de su Padre y Madre aparecían en su mente en ese mismo momento, junto a las lecciones que Ishtar y Emiya le dieron.

"… [Trace… on]!"

Una gema roja apareció en su palma tras condensar su magia. Un duende jinete y su lobo corrieron al chico de ojos azules, provocando que saltara y empleara su lanza mientras evadía la mordida, para luego girar alrededor de su pierna, provocando que su arma golpeara la parte trasera de su cabeza, si bien no le mató, se aseguró de estamparle contra el piso. Fujimaru miró a la puerta; sí, algunos de los duendes cambiaron su atención de los aldeanos a él… pero la mayoría seguía intentando entrar.

Las puertas se veían lo suficientemente resistentes, eso significaba que...

"¡Por favor, por favor, por favor no se derrumben… !"

Gritó a todo pulmón, antes de arrojar la gema directo a ellos. La escena ocurrió en cámara lenta; mientras los duendes seguían gritando y apuñalando a los aldeanos que intentaban, desesperados de cerrar las puertas, la gema pasó por ellos; aquel que alzó su espada para apuñalar a un humano detuvo su brazo en pleno aire, observando el pequeño objeto justo al lado suyo; una especie de roca brillante, color roj—

Brilló más, y más… entonces—

BOOOOOM

"AGHHHHH!"

"¡¿Qué demonios?!"

Explotó. El piso tembló por la fuerza de la misma, pero aún con toda su magnificencia, la gema era demasiado pequeña; demasiado débil para causar un daño significativo a la estructura y la madera. Los hombres que luchaban en ese momento notaron como cada uno de los demonios verdes fueron volados en pedazos; ya sea estando muertos o habiendo sufrido heridas graves.

"Ese niño maniático… ¡LO HIZO! ¡RÁPIDO, TODO! ¡JALEN LAS CUERDAS! ¡CERRAD LAS PUERTAS!"

Gritó; desde afuera, Fujimaru no pudo evitar sonreír mientras corría de regreso a la villa, musitando un pequeño "Gracias" a quien fuera que le haya escuchado. Por instinto más que otra cosa, agachó la cabeza, justo a tiempo para evadir una flecha que le rozó la cabeza demasiado cerca para su gusto. Los gruñidos y gritos de los Duendes arqueros provenientes del bosque junto a los lobos ladrando en su dirección era todo lo que necesitaba saber; requería una distracción, una manera de dañarles severamente o le acribillarían ahí mismo.

¡Maldición… !

"¡Piensa rápido!"

Gritó, girándose y proyectando otra gema, una más grande esta vez, para luego su brazo retroceder, lanzándola con todas sus fuerzas, puso algo de magia extra para asegurarse de que explotara mientras caía como la última vez, pero los Duendes no eran estúpidos, no. Un Archer apuntó su ballesta a la misma, cerrando un ojo mientras sonreía para luego disparar su flecha; la colisión de ambos proyectiles causó que la explosión fuera relativamente segura para casi todos ellos, aunque la nube de polvo que levantó era todo lo que Ritsuka necesitaba para continuar corriendo, logrando retroceder hacia la villa momentos antes de que las puertas fueran cerradas por completo.

"¡Niño! ¡Tú estas— ESTAS LOCO! ¡Lo hiciste!"

Dijo uno de los aldeanos, mientras su mano aterrizaba en los hombros de Ritsuka, provocando que el Chaldeano riese al sentir como le acariciaban el pelo, no obstante, el festejo tendría que detenerse. Las puertas todavía resistían, aunque apenas. El hecho de que su bomba gema no las hubiera obliterado por completo era un milagro de por si, pero todavía no podían afirmar que la batalla fue ganada. Los arqueros seguían presente.

He allí que frunciera el ceño mientras miraba al alcalde, con una mueca de preocupación. Las dos entradas habían sido protegidas… ahora debían de asegurarse de que el ganado y los campos estuvieran en condiciones óptimas.

"Alcalde. Esto aún no ha terminado. No soy el líder, pero sé una cosa o dos sobre las invasiones; los suministros, mujeres y niños son nuestra principal prioridad."

Ritsuka explicó, provocando que Tomás acariciara gentilmente su bigote mientras su mano libre acariciaba su bastón. Era cierto que era el alcalde de esta villa, pero ahora mismo, seguir las órdenes de Ritsuka era su mejor opción. A lo que asintió, el mayor de igual modo frunció sus cejas, antes de asentirle al chico de ojos azules, si estaba en lo correcto, esto estaba lejos de terminar.

"Bien entonces. ¡Yo me encargaré! ¡Todos los que puedan pelear, divídanse en dos grupos! ¡El primer grupo, vayan y protejan donde sea que han llevado a los niños, las mujeres y los ancianos! ¡El segundo grupo, vengan conmigo! ¡Protegeremos el ganado y los campos!"

El Master de Chaldea grito, mientras todos alzaban sus puños y armas estando de acuerdo. El alcalde no pudo evitar sonreírle a Ritsuka, un sentimiento de satisfacción, felicidad y alegría invadieron su alma en ese instante. No se equivocaba en colocar su confianza en este muchacho y su esposa, eran especiales. Algo completamente diferente, y tal vez… por primera vez, todos tenían la oportunidad de sobrevivir este castigo divino que dios les infligía.

Las cosas finalmente empezaron a mejorar.

.


.

"G-GRAAAAAAGHHH"

Splash~

"Gyahahahaha~ ¡sus cabezas son tan frágiles como esas cosas llamadas piñatas!"

Baobhan Sith no fue capaz de contener una risita mientras sus manos, cubiertas de sangre y materia gris habían aplastado sin esfuerzo todo el cráneo de un Duende. El cuerpo de la pequeña criatura cayó al piso mientras la vampiresa de cabello rosa continuaba riendo, la sangre que mancillaba su piel y parte de su vestido empezó a moverse, arrastrándose lentamente a su piel y siendo lentamente consumida por esta, un pequeño sonrojo apareció en el rostro de la joven.

Ah~ realmente no había nada mejor en este mundo que consumir la sangre de sus enemigos. Pese a que constantemente recibía más y más de sus pequeños cuerpos, irónicamente, hacía que el estómago de Baobhan rugiera con apetito.

"¡VENGA! ¡INTÉNTELO AUNQUE SEA!"

Bramó la servant mientras sin esfuerzo comenzó a agacharse y evadir los cortes de un Duende empleando un hacha de piedra, moviendo su cuerpo hacia la izquierda, luego la derecha, Archer llevó su mano a su mentón mientras su voz continuaba saliendo y saliendo, pese a estar viendo como la horrible peste sudaba y agitaba su brazo de lado a lado, veía sus movimientos lentamente, ni siquiera estaba cerca de alcanzarla.

"¡GRRRRRR! ¡SHAAAAAAA!"

El monstruo de ojos amarillos rugió, los ojos de Baobhan brillaron al sonreír cuando vio como todo un escuadrón de duendes se unieron a la lucha, tratando de ayudar a su compañero. Lamió sus dientes mientras la asaltaban; de la espalda de Sith emergieron sus espinas; tal cual una araña, extendieron y perforaron los cuerpos de cuatro duendes frente suyo, provocando que gritaran mientras su mano se extendía para agarrar una de sus piernas.

Jalando su brazo hacia atrás, lo arrancó directo de su cuerpo para usarlo como un arma improvisada; en un modo bárbaro de pelear, la princesa de las Hadas apuñaló el torso de otro duende con su pierna, para luego patear su pequeño cuerpo hacia atrás conforme los otros cuatro perforados eran hundidos en el piso, la bailarina cubrió su mano en una energía negra/roja, disparando unas cuantas balas hacia los lobos que se acercaban a ella, provocando que se tropezaran.

"¡Hey! ¡Hey hey hey!~ ¡tengo una idea! ¡Miren esto!"

Exclamó; su fuerza superior permitiéndole alcanzar la garganta de uno de los lobos, para la sorpresa de los duendes que seguían vivos. Los arqueros, incapaces de creer lo que pasaba, y el como ni uno de sus ataques lograba alcanzarla, vieron en silencio y sorpresa como Tam Lin Tristan hundía la uña de su dedo índice en su cuello, provocando que empezara a gritar.

Un sonrojo apareció en su rostro tras verle gritar y aullar en agonía mientras seguía forzando su magia dentro de él; su pelaje antiguamente plateado empezó a volverse rojo y negro, antes de que se diera la vuelta para encarar a los últimos remanentes de las fuerzas enemigas.

"¡ATRAPEN!"

Les alertó, para luego lanzar al lobo con todas sus fuerzas de una patada; su cuerpo giró en el aire antes de aterrizar en uno de los duendes arqueros, aplastándole y transformándole en carne picada. El resto se acercó por curiosidad mórbida y temor a la bestia gris, percatándose de como un extraño objeto bizarro parecía estar emergiendo de su estómago. El verles parados tan cerca del lobo era más que suficiente para la Caballero-hada de Bretaña.

Esto iba ser perfecto.

"BANG~"

BOOOOOOOOOM~

No podía contener sus ganas de hacer una pequeña pose para su propio goce conforme los gritos agonizantes de la muerte invadían sus oídos. Baobhan extendió los brazos hacia afuera por pura dicha mientras la adrenalina la invadía. Amaba este sentimiento, este sentimiento de destrucción, aniquilación, la abrumadora alegría de asesinar y partir en pedazos a alguien mientras sus gritos de agonía reverberaban en su cerebro, oh, era uno de los mayores regalos de Madre.

Ah~ Madre~ Madre… Te amo~ ¡Te amo tanto!~

Si tan solo estuviera aquí para verla, si bien estaba en contra de un estilo de pelea tan brutal y carente de elegancia, era imposible para Baobhan Sith el contener sus constantes deseos de aniquilación, destrucción, crueldad y depravación. La vampira de cabello rosado se arrodilló, acercándose al charco de sangre cerca de un cadáver cercano, para que luego esta pareciera brotar de este a su palma, condensándose en una pequeña esfera que procedió a tragarse.

Sangre… no tenía nada que ver el ser una Servant o no, pue su apetito jamás desaparecería. Esa alegría que sentía su cuerpo cada vez que el líquido vital carmesí de la vida descendía por su garganta era indescriptible, algo que Madre y el resto de sus compañeras Tam Lin no podían entender, y nunca lo harían.

Baobhan Sith miró a su alrededor, usando sus ojos y habilidades especiales como una servant Clase Archer y como una Nosferatu en busca de más víctimas, cualquiera que estuviera escondiéndose en un intento por sobrevivir su masacre, pero era inútil. No había nadie aquí, provocando que la hada Noble dejara salir un pequeño "Hmmm" mientras rascaba su mentón.

¿Era esto todo lo que tenían? ¿En serio? ¿Cómo es que—?

Crshhhhhh~

Una de sus orejas palpitó, luego sus ojos emitieron un destello blanco. Su expresión cambió al instante tras girar para el lado Oeste de la villa; donde los humanos se encargaban de sus cultivos y protegían el ganado, eso solo podía significar una cosa—

¡Master… !

Ese sonido… era el de madera siendo hecha pedazos.

Baobhan cubrió sus pies en magia negra/rojiza, empezando a correr tan rápido como era posible mientras sus labios temblaban de pura ira, eso solo podía significar una cosa; debieron de haber traído algo más. Algo grande y suficientemente fuerte como para destruir uno de los muros, lo que significaba que había algo más además de los duendes atacando esta ciudad.

¿Golems? ¿Cíclopes? ¿Gigantes?

Cualquiera que fuera el caso, no importaba. Ritsuka era un mago experimentado y un luchador decente tras ser entrenado todos estos años, pero a este punto de su vida, el colocarlo solo contra un enemigo de tamaño gigante era suicida. Por lo que había visto y le habían contado, su magia estaba enfocada a las explosiones; contraria a la magia de gemas del linaje Tohsaka, Ritsuka la mezclaba con la magia de proyección de Shirou para crear bombas más peligrosas y poderosas que las de su madre.

En resumen… de no ser cuidadoso, terminaría inmolándose.

Me necesita

Ritsuka no podía ser dejado solo. No antes, ni ahora, ni nunca. Era el último Master de la humanidad. Aún si Rurika Fujimaru todavía estuviera tratando de ser despertada de su cofre Rayshift para unirse a su hermano gemelo y a Kadoc, ahora mismo tenían otras prioridades. Baobhan sintió sus piernas moverse más y más conforme el sonido de destrucción y gritos empezaron a resonar dentro de sus orejas; sus pupilas se movieron hacia arriba; tal como intuía…

"¡GRAAAARGHHH!"

"¡RETROCEDAN! RETROCEDAN"

"¡DIOS, AYÚDANOS!"

Como uno esperaría, los humanos estaban aterrorizados ante la vista. Ahora todo tenía más sentido del por qué les llamaban demonios: los duendes eran absolutas abominaciones que mataban, comían y violaban todo lo que podían encontrar siempre que estuviera vivo. Pero un Cíclope era algo más. Baobhan vio a Ritsuka, su amado master, con una mirada de pura determinación en sus ojos mientras se preparaba para lanzar una bomba, para alguien como ella, tan versada en la magia, era simple el deducir lo que trataba de hacer.

Iba a lanzar una joya bomba mientras saltaba hacia atrás, justo mientras esa cosa bajaba su garrote en un intento por asesinarle. El Master de pelo negro comenzó a enfocar magia en su palma izquierda, a sabiendas de que lo que hacía era suicida y estúpido… todo este lugar drenaba su mana y el de Baobhan, pero simplemente… no podía quedarse quieto y dejar a esta gente—

"Que saco de mierda tan repugnante"

WHAM

"GRAAAAAAARGH"

El estridente sonido del puño de Baobhan colisionando con la fuerza total de su velocidad y salto captó la atención de todos. Ritsuka vio con una expresión de pura sorpresa como Tam Lin Tristan aparentemente salió de la nada, usando fuerza brute para enviar el cuerpo masivo del monstruo de un solo ojo al piso; la rosada rio mientras aterrizaba justo en frente del renacuajo de su Master.

Se encontraba tan impactado que cayó sobre su trasero, mirándola con los brazos cruzados bajo sus tetas mientras la sonrisa de sus labios incrementaba. Oh, ¿estaba tan sorprendido que no podía decirle nada, eh? ¡Bien, bien! Ese era el tipo de expresiones que le gustaban, ¡eran como un tónico para su ego de Princesa!

"¿Qué pasa Renacuajo? ¿La vampira te comió la lengua? KYAHAHAHAHAHA~"

Baobhan no hizo esfuerzo alguno en aguantarse la risa mientras hilos rojos se extendían de sus dedos, atrapando a Ritsuka en estos antes de sostenerle y llevarle a sus brazos. El Master de ojos azules ahogó un grito, sintiéndose ser jalado al escote de la Caballero-hada mientras un tinte carmesí brotaba en su rostro. ¡¿Qué— qué carajo estaba haciendo?! Ritsuka llevó sus brazos al cuerpo de Sith, tratando de alejarse pero sin éxito, ella siguió hundiendo su rostro entre sus tetas, todo mientras su mano continuaba acariciando su cabello negro.

"¡B-BNSHT! ¡B-BNSHT!"

Le recriminó, pero la hija de Morgan soltó otra risa estridente al ver sus brazos y piernas moviéndose con desesperación, tal cual haría un pequeño renacuajo fuera del agua. ¿Acaso trataba de huír? Aw, que lindo~ ¿acaso era así de idiota? ¿o era porque estaba tan avergonzado ante la idea de ella mimándole en frente de esos humanos? heheheh~ que idiota. Si realmente creía que sus ruegos constantes harían cambiar su opinión, entonces era más tonto de lo que—

"¡HRRRRGGGGGG!"

Baobhan enfureció.

El Cíclope dejó salir un estridente rugido tras por fin ponerse de pie, como uno esperaría de un Bruto monstruo descerebrado, alzó su garrote intentando aplastar al Master y su Servant. La hija de Morgan Le Fae saltó en el aire justo a tiempo para evadir el arma aplastándose contra el piso, su brazo tenía a Ritsuka presionado contra su pecho, finalmente siendo capaz de liberarse de la hija de su esposa, solo entonces se percató de que, tal como sucedió cuando llegaron hacía un tiempo, Archer le sostenía en sus brazos cual princesa.

"¿Baobhan Sith?"

"Cierra la jeta y sostente de mi cuello."

Recriminó, aterrizando sobre un tejado con sus ojos escaneando la situación actual; parte de los aldeanos luchaban contra los duendes que ya habían comenzado un fuego en los campos y cultivos, si no eran lo suficientemente rápidos, se esparciría y destruiría toda la villa. Lo que era más; el muro había sido totalmente destruido; seguían llegando montados en sus lobos, ahora un pequeño escuadrón de Duendes escalando los muros usando cuerdas para matarles con sus ballestas.

Baobhan entrecerró los párpados mientras su mirada chocaba contra el único ojo del monstruo con cuernos, cuyos dedos se hundieron el piso para agarrar unos cuantos escombros, su fría expresión mostró más ira al ver las rocas ir a por ella y Ritsuka, provocando que el master de ojos azules se preocupara.

"¡BAOBHAN!"

"Lo sé"

Respondió, la mano que sostenía las piernas de Ritsuka rápidamente cambió su posición; ahora en lugar de estarle cargando en brazos, Toriko hizo a su Master descansar en su espalda con sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas alrededor de su cadera. La noble cubrió sus manos con su magia negra-rojiza, sabiendo él entristecería si la gente en el piso moría por culpa de ellos. Su mente lentamente empezó a formular un plan; no había tiempo que perder ni para dudar. Baobhan disparó una tormenta de balas negras de sus dedos, logrando destruir a los proyectiles en su totalidad; la nube de polvo fue usada como ventaja por Baobhan Sith, quien rápidamente comenzó a correr; su objetivo, el muro.

Primero y principalmente necesitaba asesinar a los duendes arqueros, luego se enfocaría en el Cíclope, la mujer de piel gris ya formulaba un plan para destruir al gigante con el mínimo esfuerzo, ¿la mejor parte de todo? Necesitaría la ayuda de su Master. Baobhan rio tras sentir sus brazos y piernas apretarse en su cuello y cuerpo respectivamente, era simplemente adorable.

"No te preocupes, Renacuajo. Yo estoy aquí. ¡Ahora mira esto!"

Retó, y Ritsuka enfocó su mirar al frente, mientras Baobhan aterrizaba justo sobre el muro; los duendes arqueros apuntaron sus armas a ambos, disparando sus flechas con la intención de asesinarles. Ritsuka no cerró los ojos, no; porque su bien temía la idea de morir, confiaba completamente en Baobhan Sith. Las uñas de su Servant brillaron con luz blanca, extendiéndose en garras que empleó rápidamente para rechazar o destruir las flechas con un movimiento de su muñeca.

Entonces, de un simple salto acortó la distancia entre ella y ellos; Baobhan sonrió mientras su tacón cortaba el cuerpo del primer duende en dos pedazos sin esfuerzo; tanto las piernas como el torso salieron volando en direcciones opuestas. Usando su control sobre la sangre, golpeo el líquido rojo antes de que llegara al suelo, enviándolo a volar en forma de múltiples púas que apuñalaron a los duendes restantes en sus ojos, brazos, piernas y torsos, provocando que gritaran. Sí, aún no estaban muertos, pero el hecho era que… les detuvo en plena recarga.

Invocando su harpa, rápidamente movió un par de hilos en una bella melodía de tres notas; hilos rojos aparecieron en pleno aire, cual serpiente introduciéndose en los agujeros creados por sus estacas de sangre; para que luego Baobhan tocase su fantasma noble una vez más, causando que arrastraran a todos los duendes y que colisionasen entre ellos. Ritsuka miró con sorpresa y horror como empezaron a gritar mientras sus cuerpos eran presionados entre sí, los hilos seguían apretándoles y taladrando piel y huesos, haciéndoles aullar y agonizar en un intento desesperado por liberarse, pero fue en vano. Baobhan lamió sus labios ante la vista, para que finalmente detuviese su melodía, junto a su sufrimiento.

SPLASH~

Sus cuerpos explotaron en carne y hueso mutilados. Baobhan se carcajeó ante la repugnante pintura que había hecho tras desvanecer su harpa, oh, oh, oh eso había sido simplemente exquisito y gracioso. Podía y habría continuado todo el día de no ser porque ahora mismo, su prioridad era proteger este pequeño pueblo. Deteniéndose de continuar, la Vampiresa decidió girarse para mirar a Ritsuka, cuyo rostro era indescifrable para ella, pero estaba bien.

"Hey, Renacuajo. ¿Te lastimaste?"

"N-no… No, estoy bien"

"Bien, porque necesito que te concentres."

Aunque estaba algo horrorizado por la reciente escena, Ritsuka había visto cosas peores. Su mirada se enfocó hacia adelante, mirando como el Cíclope ahora trataba de matar a unos aldeanos mientras gruñía, Baobhan levantó su dedo derecho para apuntar a la enorme bestia, un tono serio presente en su voz mientras magia comenzaba a cubrir toda su palma nuevamente, quizás no fuera una genio estratega como Madre, pero hasta alguien como ella estaba por sobre el intelecto de una criatura tan asquerosa y repugnante.

Si una colaboración en equipo entre "master y servant" era lo que necesitaba de él, entonces estaría feliz de dársela.

"Escucha. Si bien podría acabar a este tipo por mí misma, tiempo es algo que no tenemos. Proyecta y lánzale a la cabeza la bomba más grande que puedas; entonces yo la detonaré usando una de ms balas y me aseguraré de que caiga para siempre. Entonces sellaré el agujero en el muro, y por último, mataremos al resto de duendes juntos. ¿Entendiste?"

Le dijo, Ritsuka frunció el ceño en ese instante, silenciosamente musitando el cántico de su padre. "Trace On" Archer le oyó decir, conforme una gema azul del tamaño de su palma empezó a aparecer, los ojos de Baobhan brillaron con una luz roja mientras saltaba, su harpa regresando a sus dedos conforme la magia negra se condensaba; por primera vez, la Vampira usaba su arma insignia como lo que se suponía que fuera.

Un arco.

"¡AHORA, RITSUKA!"

La Servant gritó a su Master, que usó toda su fuerza para lanzar el zafiro tan fuerte como le fue posible, su voz hizo al cíclope girar justo a tiempo para ver a la pequeña soltar su hilo; la flecha hecha de magia fue disparada a todas sus fuerzas, su vista perfecta habiendo calculado la fuerza necesaria junto a la distancia, el proyectil voló a toda velocidad, colisionado y empalando la gema creada por su padre, y más allá.

El gigante gritó al sentir la punta perforar su frente, y antes de que lo supiera, comenzó a brillar. Baobhan ladeo la cabeza en un gesto burlesco para su rival, antes de que el ítem mágico finalmente llegase a su punto de quiebre.

BOOOOOOM

"¡HAAAAAAA! ¡HAHAHAHAHAHA! ¡¿VISTE ESO?! ¡¿LO VISTE, NO ES ASÍ PAPI?!"

Sintiendo la adrenalina y la emoción tomar el control, no pensó en las palabras que salieron de su boca. Ritsuka abrió los ojos en incredulidad tras ver como la explosión fue lo suficientemente fuerte como para levantar una gran cantidad de polvo. La nube negra se desvaneció lentamente, el cuerpo del ahora muerto monstruo caía al piso: su cabeza habiendo desaparecido completamente por lo fuerte del impacto. Todo lo que quedaba era la sangre saliendo de su cuello, mientras un sonoro estallido hacía eco por la villa tras este darse contra el piso.

La risa de Sith también resonó contra sus dedos tras aterrizar en sus pies, un tinte carmesí presente en sus mejillas al verla darse la vuelta, ¿papi? ¿Acaso le había llamado… "Papá", o se estaba quedando sordo? Ahora que lo pensaba, esta era la segunda vez en la que se refería a él como tal. El mago pelinegro no supo que hacer ni que decir, su mirada fija en el cuerpo de Baobhan, quien, parada frente a él, parecía estar esperando algunas palabras alentadoras o de felicitaciones.

"¿Hmmm? ¿Qué? ¿Acaso la vampira de verdad te comió la lengua? KYAH HAHAHAHA~"

La rosada rio ante su chiste repetido, para luego acortar la distancia entre ellos y darle una caricia en el hombro, por mucho que quisiese disfrutar esta pequeña victoria y su primer "Colaboración", ahora no era el momento. Necesitaba cumplir su parte del trato y sellar el masivo hoyo que hizo en el muro de la villa. Él, por su parte, estaba mejor protegiendo a los civiles y manteniendo a los monstruos a raya.

"Como sea, solo estoy jugando contigo. Ve y protege a los humanis; déjame esta zona a mí, Master"

La princesa de las hadas sonrió a su humano, antes de que saltara lejos de él, el hombre de cabello negro suspiró tras verla, su mirada fija en la figura de Archer desapareciendo en la distancia, yendo a por lo que sea que pudiera encontrar para sellar el hoyo causado por el gigante recientemente derrotado; ella haría su parte… y como tal, era su deber, su obligación, cumplir con la suya. Los aldeanos los necesitaban a ambos, sería estúpido de su parte el no pagar toda su amabilidad con su propio sudor y lágrimas.

"Hagamos esto"

Murmuró el Chaldeano para si, empezando a correr de regreso a la calle principal de la villa, con la suerte suficiente, sería capaz de encontrar a alguno de los aldeanos que fueron enviados a proteger cual fuera el escondite donde las mujeres y los niños fueron asegurados. Le tomó no más de veinte pasos el ser atacado por un duende que le lanzó un cuchillo, el Master rechazó el proyectil con su lanza, usando un pequeño hechizo en sus pies para saltar a la criatura verdosa, tomándole por sorpresa y empalándole en el pecho con su propia arma, Fujimaru movió el palo a un lado, el sonido de cenizas desapareciendo lentamente, eso debía significar que los campos habían sido asegurados, y que los fuegos fueron extinguidos. El niño de Rin y Shirou miró al Norte, tratando de seguir el humo en un esfuerzo por encontrar al resto de la gente.

¡Por favor que estén ahí!

Pensó, una pequeña gota de sudor apareciendo en medio de su frente por los nervios. Las risas de los pequeños demonios verdes resonaban en sus oídos; pronto, Ritsuka llegó al área de cultivos de la villa; tal como predijo, múltiples pollitos y vacas fueron asesinados, una gran porción del trigo desapareció, pero todavía había una porción que pudo ser salvada.

"¡RÁPIDO! ¡TRÁIGANME MÁS AGUA!"

"¡ASEGÚRENSE DE QUE TODOS LOS ANIMALES FUERON ASEGURADOS!"

Dos voces de hombres adultos llamaron su atención, trayéndole un semblante de alegría y esperanza. Ahí fue cuando lo vio; un hombre de ojos marrones y cabello rubio, cargando una cubeta de agua en una mano, y múltiples cuchillos de cocina en su cinturón, lleno de fundas. Justo antes de que el Master se acercara al civil para preguntarle sobre la actual situación, sus ojos notaron como el trigo tras de él se movía; los ojos brillantes y amarillos de un duende aparecieron mientras se carcajeaba, saliva cayendo de su boca mientras sus pequeños deditos apretaban su garrote, preparándose para aplastar la cabeza del humano en frente suyo.

Hasta que…

"¡GYAAAAAAGKH!"

"¡¿Qué cara— ?!"

El grito de dolor que resonó por los campos no fue de la presa, sino del cazador. Ritsuka arrojó su lanza a la criatura, empalándole antes de que pudiese atacar, y si bien no lo mató, le dio al hombre más que tiempo suficiente para terminar lo que el muchacho empezó. Tomando una de sus cuchillas, terminó apuñalando el cuello del monstruo, mientras su salvador llegaba.

"Tú eres… uno de los invitados del Alcalde Tomás. Tu nombre era… Ri… algo, ¿cierto?"

Señaló, limpiando rápidamente la sangre de su arma y regresándola a su funda, tomando una mirada rápida a él, el Mago se percató de la sangre seca y el sudor que cubrían al rubio que acababa de rescatar. Aún así, por mucho que le hubiera gustado hablar y presentarse adecuadamente, mientras menos hablaran y más ayudaran, mejor.

"Ritsuka, Ritsuka Fujimaru. ¿Cuál es la situación, señor?"

Mencionó, yendo al punto de inmediato. Agarrando el palo de madera para él y entregándoselo, el hombre de ojos marrones suspiró tras sostener su cubeta de agua, lanzándola a lo poco que quedaban de cenizas, esta vez apagando el fuego de forma definitiva… con suerte. El que aún hubiese humo era lo que le mantenía a él y a su compañero aquí, aunque, por como hablaba y se comportaba este niño, le inspiraba confianza. Si el alcalde había confiado en este niño su esposa para ser sus protectores, entonces debía de significar algo.

"Las cosas están mejorando, pero estas pequeñas… cosas, sea lo que sean, siguen rondando por la villa. Las mujeres y los niños están siendo mantenidos en el sótano del ayuntamiento; hemos asegurado el ganado en ese granero, por allá."

Le comentó, apuntando su dedo al granero de color blanco, Ritsuka entrecerró los ojos para tener una mejor vista, tenía razón. Había alrededor de veinte hombres o más protegiéndolo en caso de un ataque o emboscada. Así que esta pequeña parte del pueblo si estaba segura… la única cosa de la que debía preocuparse era deshacerse de los rezagados, y la invasión a pequeña escala finalmente terminaría.

"¿Usted y sus amigos estarán a salvo por su cuenta?"

Le preguntó, provocando que riera un poco antes de que su mano le acariciara la cabeza, como si fuera un niñito. Ritsuka frunció el ceño y enrojeció ante el gesto, solo porque era algo bajito no significaba que no fuera un adulto, por el amor a dios, estaba casado y tenía… unas cuantas novias muy lindas y tetonas, no era un niño en absoluto.

"No nos subestimes niño. Regresa al ayuntamiento en el Sur; el Alcalde y el resto lo apreciaran. Déjanos este lugar a nosotros, ¿vale?"

Se notaba que había recuperado la esperanza. Sí, tal vez no fueran guerreros, pero no signifcaba que no supieran una cosa o dos sobre cazar y apuñalar. El Mago dejó salir un suspiro en un esfuerzo por dejar ir sus preocupaciones y frustraciones, estas personas habían sido tan buenos con él y Baobhan Sith, que realmente se sentía inclinado a evitarles tanta muerte como fuera posible… como diría su Madre; era demasiado parecido a su Padre.

"Está bien, está bien. Le veré después, y cuando eso pase, por favor dígame su nombre."

Y luego corrió. El rubio miró al pequeño hombrecito desaparecer entre los edificios con una sonrisa, antes de enfocarse en el resto de la granja; agarrando un cuchillo en cada una de sus manos para prepararse con el resto de sus colegas; los sonidos a su alrededor en compañía de las carcajadas le hicieron tragar algo de saliva. Habían sido muy descuidados; le rodearon mientras hablaba con el chico, pero por todos los cielos, juraba que no se quedaría quieto a morir como un gato asustado o como si solo fuera basura.

No. Estas cosas habían estado lastimando e invadiendo su villa y matando a su gente por demasiado tiempo ya, era momento de contraatacar.

"¡VENGAN POR MÍ, CRETINOS!"

"¡GRAAAAARGH!"

.


.

"¡MÁTENLOS! ¡MÁTENLOS A TODOS! ¡NO LOS DEJEN ACERCARSE, POR EL AMOR A DIOS!"

Un grito áspero salió con evidente desesperación, antes de que una oleada de flechas fuera disparada hacia ellos, forzando a los hombres a cubrirse detrás de las mesas que usaban como barricadas; con el poco tiempo que tenían, construyeron una pequeña "zona segura" con sus muebles en un esfuerzo de prevenir a los monstruos verdes de acercarse a ellos, pero era complicado. Alguno de ellos entraron en las casas y rompieron muebles por su cuenta, empleándolos como escudos improvisados.

Y lo que era peor, no tenían modo alguno de deshacerse de los arqueros en los techos.

Uno de los hombres, que estaba haciendo su mejor esfuerzo para contener sus lágrimas mientras agarraba su hombro sangrante, reposó su espalda contra la mesa antes de mirar a uno de sus amigos con una expresión de ira y desesperación, el sonido de sus risas acercándose más y más estaba empezando a hacer mella en su mente.

"¡Joseph! ¡¿No hay nada más que podamos usar como escudos?! La barricada caerá en el momento en el que esas cosas prendan fuego a sus flechas"

"¡No! ¡Usamos todo! ¡El ayuntamiento ya está vacío!"

Fue su única respuesta, provocando que maldijera para sus adentros. Un duende que escaló hasta el techo de una casa cercana, hizo su mejor esfuerzo para saltar; lengua afuera mientras su pequeña figura caía, acercándose más y más al grupo con su garrote, preparado para aplastar el cráneo del primero en el que cayera, mientras menos humanos masculinos quedasen, mejores serían sus oportunidades de romper sus defensas.

Obviamente estaría emociona—

SPLASH

"¡GUACKHH!"

Su boca fue perforada por un proyectil de madera afilada que terminó saliendo por la parte trasera de su cabeza; conforme un hombre joven soltaba un grito de miedo al ver el cuerpo caer justo en frente suyo, antes de que el líder del grupo; uno con una barba llamado William, alzara su cabeza desde la barrera para ver qué diantres había pasado. Ahí fue cuando vio a un muchacho no mayor de 20 con ojos azules, usando una lanza de madera, corriendo a toda velocidad.

"Ese chico— él es—"

Ritsuka soltó un grito de furia mientras giraba sobre si; los duendes voltearon sus cabezas demasiado tarde; su lanza aplastó sus dientes y cortó sus cabezas antes de que el Master brincase, evadiendo un cuchillo que le fue lanzado, y aterrizando antes de escuchar otro grito: los demonios verdes le rodearon, tratando de acorralarlo como un perro, pero no temía, no.

Invocando otra gema entre sus dedos, lanzó la susodicha justo a la boca de un cuerpo cercano, sin saberlo, imitando la misma táctica que Sith había empleado momentos atrás; le transformó en un explosivo, agarrándole de la pierna, el Master de muchos lo lanzó hacia los cuerpos enemigos en frente suyo, provocando que estos cayeran de espaldas. Los cuatro o seis duendes que logró golpear gruñeron en frustración, antes de alejar de una patada el cuerpo de su colega.

Pero no lo suficientemente lejos para protegerse de la explosión, Mientras él sonreía, ellos le gruñían, preparándose para saltar y reducir su cuerpo a un montón de porquería… un deseo que, tristemente, jamás se les cumpliría.

BOOOOOM

"¡GYAAACKH!"

"¡JESUCRISTO!"

Joseph dijo en incredulidad tras ver la explosión ocurrir en frente suyo, su primer pensamiento fue que el niño había muerto, pero no lo hizo. Ritsuka se cubrió con sus brazos justo mientras la explosión ocurría, empezando a correr hacia la barrera, suplicando que el humo, la sangre y las vísceras le ayudaran a cubrir su escape. Agachando su cabeza y cubriéndose de ambos lados para que ninguna de las flechas llegara a algún punto vital, el Chaldeano saltó, aterrizando justo en medio de sus amigos, dándose de espalda contra el piso, pero vivía todavía.

Una vez más… cometió una locura, pero se enfrentó a las probabilidades y logró salir ganando.

"¡El alcalde no mentía cuando decía que estabas loco, niño! Eso fue— ¡Increíble!"

"Increíblemente estúpido, pero te encargaste… de unos cuantos"

Sintiendo como su espalda y cabeza dolían levemente, Ritsuka abrió uno de sus ojos mientras el otro continuaba cerrado, viendo a algunos de los aldeanos parados sobre él con expresiones de alegría, felicidad, emoción y tranquilidad; William extendió su mano a él, apretándola gentilmente para que se pusiera de pie, y dejó salir un pequeño suspiro antes de que todos se volvieran a resguardar detrás de su barricada, la actual situación le recordaba mucho a Fujimaru a una película de guerra.

Aunque, más que pelear en contra de otro país, peleaban contra un ejército de duendes. No tan diferente considerando que una que otra flecha les alcanzaba de vez en cuando.

"Si nadie se encarga de esos malditos Arqueros, no pasará mucho tiempo antes de que los rezagados se reúnan aquí y nos maten a todos"

El de barba susurró, tratando de crear un plan. Un "Hmmm" salió de la boca del Mago, cuya mirada analizó los edificios en frente suyo; los duendes arqueros agitaron sus brazos como señales, llamando refuerzos de vez en cuando antes de tratar y conseguir un buen disparo, quizás… tal vez… pudiera hacer algo al respecto, pero requería de su permiso.

Situaciones drásticas requerían medidas desesperadas, y el Master de Chaldea, como alguien que había salvado el mundo, sabía muy bien lo preciado y valioso que era una vida. Su padre siempre daba lo mejor de si para salvar a todos… o la gran mayoría. Si EMIYA o cualquier otro Archer, demonios, cualquier otro Servant hubiera estado con él, las cosas habrían sido más fáciles. Pero Sith estaba muy ocupada cumpliendo su tarea; si ese agujero en el muro no era parchado pronto, quién sabía que podría filtrarse en la Villa.

Era una situación de un "Todo o nada". Así que…

William alzó una de sus cejas al ver como el viajero de cabello negro fruncía el ceño, mirándole con fuego detrás de su mirar, ¿acaso pasó algo? ¿Estaba tan molesto, o realmente se volvió loc—?

"Esos edificios en los que están parados los duendes. ¿Son importantes?"

"¿Duendes? ¿Así es como se llaman esos demonios? Huh… espera un momento— ¿en qué estás pensando exactamente, chico?"

"¿Son importantes, señor?"

Reiteró el Japonés, causando que se rascara la barba por un breve instante. Un largo y pesado suspiro salió de su nariz, y negó con la cabeza. Sí, esas eran casas, unas bastante grandes pero… la madera no era difícil de obtener, todo lo contrario. Entre sacrificar algunas infraestructuras de la villa o sacrificar algunas vidas, la opción era muy obvia. Por lo que había escuchado, ese chico los salvó a todos al permitirles cerrar las puertas, por lo tanto…

También iba a confiar en su juicio.

"No. Y aunque lo fueran, podemos reconstruirlas en un par de meses. Haz lo que tengas que hacer si crees que funcionará, muchacho."

Oh, sí que iba a funcionar, sin duda alguna.

"No se preocupe. Lo hará. [Trace… ON]"

Los hombres a su alrededor tuvieron la misma reacción que William. Vieron con sorpresa como luz emanaba de las palmas abiertas del mago de ojos azules; Ritsuka sentía como sus circuitos mágicos le dolían, estaba gastando más mana del que debía, tal vez no fuera tan bueno como Padre cuando se trataba de ahorrar Magia cada vez que usaba el Trace On, más aún, todo este mundo estaba drenando su mana constantemente solo porque existía, pero… la otra opción era dejar a estas personas morir.

No.

No había otra opción. No había camino fácil; por lo que siguió adelante con su idea. El sudor cubrió su piel, su cuerpo se cansó, pero la magia continuó saliendo, condensándose no en uno, sino dos enormes rubíes lo suficientemente grandes para sus dos manos. Mirando a los dos edificios que los Arqueros usaban como plataformas, entrecerró los ojos. Si esto de verdad funcionaba, tendría que descansar y extraer algo de mana de Baobhan Sith… oh dioses, eso se oía tan mal.

"¿Niño? ¿Estás bien? Estás pálido como un—"

"Ya regreso"

No pasó más de un segundo antes de que saltara a campo abierto; corrió. Corrió tan rápido como le fue posible, evadiendo los disparos, rocas, y pateando cualquier enemigo que encontraba. El Master estaba tomándose su tiempo; entre largas respiraciones, llenaba sus pulmones con aire antes de suspirar, acercándose más y más al edificio de la izquierda, y luego lanzando una de sus bombas dentro de este. El hijo menor del matrimonio Tohsaka/Emiya corrió por la calle, lanzando la última dentro de este, eso debía de funcionar, tenía que ser más que suficiente.

Todo lo que faltaba era…

Oh no…

Rezar.

William y el resto de sus compañeros tras la barricada parecieron entender qué pasaba luego de ver lo que hizo Ritsuka cuando llegó, y escuchando la historia de lo que hizo horas atrás en la puerta. Esas rocas brillantes suyas eran capaces de explotar, y dos de ese tamaño solo podía significar que—

"¡TODOS! ¡ENTREN EN EL AYUNTAMIENTO! ¡AHORA!"

El hombre con barba bramó, uno de los aldeanos pateó las puertas para abrirlas, los hombres gritaron en temor mientras corrían adentro para salvarse, los heridos fueron cargados o ayudados por aquellos que no estaban heridos; William agitó su mano al ver a Ritsuka correr hacia él; o… más bien, arrastrándose hacia él. El joven adulto tenía un aspecto terrible; su piel estaba blanca, parecía faltarle el aliento, como si fuera a desmayarse en cualquier momento.

"¡RITSUKA! ¡VAMOS! ¡APRESÚRATE!"

"Lo— ¡Lo intento!"

Respondió el Master, antes de caer de rodillas, tosiendo mientras agarraba el lugar donde estaba su corazón. Su cuerpo dolía por la severa falta de mana y energía. Apretó los dientes, cerró los ojos; si tenía que arrastrarse hacia adentro entonces lo haría. Todos le esperaban de regreso en Chaldea.

Mashu. Da Vinci. Holmes. Goredolf. Sion. Artoria… Morgan… e incluso Baobhan Sith.

"¡GYAH KAH KAH KAH KAH!"

William lo vio. Vio a las criaturas verdosas preparándose; apuntando sus armas hacia el joven, iban a dispararle. No sobreviviría a tantos proyectiles perforándole la espalda al mismo tiempo, y aún así, una luz blanca ya empezaba a emerger desde el interior de los edificios, explotarían en cualquier momento. Lo único que podía hacer era…

"¿Huh… ?"

El Master cuarenta y ocho de Chaldea alzó su mirada hacia arriba, viendo como el hombre de pelo marrón corría hacia él con un pedazo de madera en la mano, un escudo momentáneo, usando su mano para jalarle hacia atrás, siendo además él mismo un escudo humano. Ritsuka miró directo a los ojos de William, sintiendo como su brazo sujetaba su frágil y debilitado cuerpo.

Estaba protegi—

"¡CÚBRETE DETRÁS DE—!"

BOOOOOOOOOOM

Todo lo que Ritsuka Fujimaru y William vieron mientras las flechas eran disparadas a ambos, fueron una brillante luz de color blanco que los cegó.

.


.

-[Fragmento 4: Amor escarlata]-

"Ya. es. ta~ finalmente, se terminó esta mierda."

La hija de Morgan Le Fae dejó salir una risilla tras admirar su trabajo; habiendo usado algo de magia sumada a sus propias capacidades como una Servant de Clase Archer, destruyó y cargó unos masivos trozos de madera y algunos troncos, usándolos para parchar el muro por dentro y por fuera, tapando el agujero que el cíclope había hecho. Como un pequeño extra, hasta el cuerpo de la bestia decapitada había sido usada, quizás su repugnante carne podrida atraería una horda de moscas y lombrices, pero no sería quisquillosa en lo que a soluciones se refería.

Si alguno de esos estúpidos humanos descerebrados se quejaba, o le alzaba la voz, solo tenía que matarlos y usarlos como capas extras. Tam Lin Tristan dejó salir una risa más fuerte todavía, cruzando sus brazos debajo de sus tetotas, claramente orgullosa de su creación, y luego mirando alrededor.

No habían más duendes en esta parte de la villa, finalmente estaba libre para reagruparse con Ritsuka y mantenerle a salvo.

"Ahora, es momento de encontrar al Renacua—"

BOOOOOOOOOM

Una fuerte explosión llegó a sus oídos. La vampira de cabello rosado miró al cielo, sus ojos grises viendo como dos edificios eran volados en pedazos; madre, sangre y tripas siendo enviadas a los cielos en todas direcciones, ¿una explosión? ¿Así de grande? Baobhan ladeo su cabeza hacia la izquierda levemente, antes de que su mente comprendiera que pasó.

Ritsuka usó una de sus Joya bombas… y una grande. Dos joya bombas que debieron drenar severamente sus reservas. Bajo reservas de Mana solo significaba una cosa.

Una condición crítica.

¡Papá… !

Pensó, instantáneamente reconociendo el peligro en el que su Master estaba. Para que Ritsuka hubiera gastado tanto preciado mana en este infierno en el que ambos estaban atrapados, lo que es más… para haberlo hecho estando lejos de su vista, Sith abrió los ojos mientras el piso bajo sus pies se rompía en pedazos: dio un salto tan grande que un resultado así sería obvio. La vampiresa comenzó a correr por la calle con una velocidad tal que ningún ojo normal sería capaz de verla.

No. Esa era la velocidad exclusiva de una Servant; de una chica que estaba rápida y seguramente siendo tragada por la desesperación y pensamientos maliciosos, pero no del tipo que usualmente disfrutaría. Sus labios comenzaron a temblar, inicialmente tenía una expresión de preocupación, lentamente comenzando a cambiar y transformarse en una de pura ira.

Si alguien… quien fuera se atrevía a poner sus manos en su Padre…

No, no, no. No podía permitirlo. La mera idea de lo que esos horribles duendes podían hacerle a Fujimaru aterrorizaba a Sith; un sentimiento de intranquilidad crecía a gran velocidad en el fondo de su estómago junto al olor de la sangre, fuego y cenizas invadían su nariz: finalmente había llegado a la escena, y lo que vio sin duda alguna era una oda a la absoluta destrucción: Ritsuka usó dos bombas joya con una potencia más poderosa de la que Ishtar usualmente utilizaba. La mayoría de las veces, la avara personalidad de Ishtar colisionaba con la magia de Tohsaka Rin, por lo que las pocas ocasiones que Ishtar terminaba empleando los talentos de su recipiente… terminaba en resultados devastadores.

Pero ese era el detalle: Ishtar seguía siendo Ishtar. Apenas había algo de Rin mezclado en su alma, por lo que nunca usaba sus tesoros más preciados en sus ataques… pero para que Ritsuka hubiera creado bombas lo suficientemente grandes para volar un edificio entero… dos veces

"¡HEY! ¡¿HAY ALGUIEN AQUÍ?!"

La rosada habló a todo lo que daban sus pulmones; las puertas del edificio principal estaba fuertemente cerradas. Archer apretó sus puños cerrados tras su mirada enfocarse en las mismas, quizás padre había tenido frutos en sus esfuerzos por prevenir que esas pestes verdes llegaran a los humanos, pero ella no sería tan amable. Si necesitaba sacarles las respuestas a puñetazos, lo haría: eso era lo que una princesa y monstruo sádico debía de hacer, después de todo.

Cough… cough…

Su ojo izquierdo, inyectado en sangre se giró a donde provino aquella tos, para que luego hilos rojos salieran de su mano extendida; retiró los escombros para encontrar el cuerpo roto y sangriento de un aldeano con cabello y barba marrones cubierto de moretones y heridas; algunas de sus extremidades tenían heridas graves, pero estaba en una condición lo suficientemente aceptable tras sobrevivir a la magia de su padre.

Bien. Eso era más que suficiente. La vampira caminó silenciosa hasta el hombre moribundo, cuya mirada fue hacia arriba; en un principio, su mano tembló de temor por haber sido encontrado, tal vez por uno de los monstruos verdes que asaltaban su hogar… pero lo que vio en su lugar, fue mucho peor y atemorizante.

Una silueta negra, con dos brillantes puntos grises en la infinita oscuridad sin fondo que debía de ser su cara. Una hembra, se percató, por la forma de su figura y su vestido rojo, sin embrago… el aura rodeándola… pese a que él era un hombre mayor que había vivido una larga vida, relativamente hablando, esto era algo más.

Esta cosa… esta criatura con forma de mujer… no era humana. No podía serlo. El pobre hombre cerró los ojos lentamente en resignación tras ver su mano ir a su rostro, quizás este era su fin. La muerte finalmente había llegado, enviando uno de sus soldados más crueles, malvados y depravados para llevarle a las profundidades del olvido… pero en lugar del frío de la muerte… lo que sintió, fue algo cálido.

Un cálido brillo verde/rojizo le rodeó mientras sus huesos rotos, piel quemada y heridas abiertas empezaban a cicatrizar, lo suficiente para que dejara de dolerle, para que su mente y alma se calmaran. Solo entonces miró más de cerca a la chica, comprendiendo quién era.

"Tú… eres una… de los invitados del Alcalde… Eres la esposa de ese muchacho…"

Señaló, Baobhan ni se movió; había desperdiciado magia más que suficiente para salvar la vida ficticia de aquel hombre, por lo que no le curaría por completo ni de chiste. Si su hipótesis era correcta, ahora quien más lo necesitaría sería Papá. Por ende, ahora seguía la otra parte de su plan. Su mano fue por su collar, levantándole mientras un fuerte gruñido salía de su garganta, provocando que le agarrara la muñeca. ¿Por qué? ¿qué estaba haciendo? Creía que era alguien buena, ¿acaso de verdad le mataría? ¿o es que le sanó solo para poder disfrutar— ?

"Dime. donde. está."

Escupió, apenas siendo capaz de contener su ira. William soltó un suspiro de alivio, bueno, al menos ahora sabía que no se trataba de sadismo o un deseo de acabar su vida mientras estaba cerca de su cúspide de salud. Esta chica solo era una esposa estresada que lenta pero segura caía en la locura por estar separada de su otra mitad. Podía entender eso, él también había sido marido de una bella mujer, hacía mucho, mucho tiempo. Lo que era más; ahora era un abuelo, por ende, sabía que si su hijo perdiera a su esposa, probablemente entraría en un estado similar al que esta chica sufría ahora mismo, pero no es como si tuviera una respuesta que darle.

"La última vez que le vi, todo explotó… yo estaba en frente de— "

Le dejó ir en ese mismo instante. La heredera de Morgan Le Fae desapareció y reapareció en un parpadeo justo donde Ritsuka había sido protegido por este hombre. Una vena lenta pero segura se manifestó en su cuello conforme su nariz se movía; sniff, sniff, sniff, tal como haría esa perra de Barghest… pero la suya era distinta. Baobhan Sith no era cualquier tipo de Hada. Era la última de su especie, la única de su especie. Era una Nosferatu, una Vampira, una criatura de la noche que subsistía y se alimentaba de la sangre de los seres vivos. Quizás las cosas serían diferentes de no haber bebido la sangre de su Master tan seguido, de no haber hundido sus colmillos en su cuello tantas veces durante la luna de miel en el Enma-tei, Baobhan Sith no habría sido capaz de encontrar la sangre de Ritsuka entre todos los asquerosos restos de los Duendes afectados por sus explosiones.

Pero ese no fue el caso.

La mano izquierda de Archer fue lenta y gentil hasta el piso, antes de arrastrar los dedos por la zona donde habían caído unas cuantas gotas de sangre.

No puede ser… No puede ser… No puede ser… No puede ser…

Para Baobhan Sith, el mundo se congelaba lentamente; su piel gris comenzó a humedecerse, manchada de rojo con las gotas escarlata; no era un charco, claro que no. No eran más que tres simples gotitas, que para el ojo normal, no significarían nada. Después de todo, Ritsuka no había sido golpeado por las flechas de los Duendes simplemente porque William le protegió, pero los escombros y el cansancio fueron lo que terminaron haciéndole caer inconsciente. Archer no lo sabía, Tam Lin Tristan no podía estar segura del todo… pero la reacción que tenía ahora mismo…

La ardiente sensación que se esparcía por su cuerpo; el odio que provenía de su Saint Graph; como un fuego salvaje cursando por cada vena, mientras su rostro cambiaba y perdía su hermoso encanto femenino, conforme su verdadera naturaleza era revelada más y más, esta sangre… esta sagrada, dulce, hermosa, calentita, divina sangre que jamás podía ser replicada…

Esa sangre… era de Ritsuka.

NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER—

Le habían lastimado. En verdad habían logrado lastimarlo. Mientras su larga lengua salía de su boca para lamer la substancia roja, llena de mana, la reconoció al instante. Sí… esa era de Master, Ritsuka, la sangre de su Padre. Había sido herido, había sido dañado, su piel fue mutilada. Los duendes eran criaturas despreciables y repugnantes. Monstruos que mataban y devoraban todo a su paso: Hombres, mujeres, niños, e incluso su propia especie eran usados como comida, mientras que las mujeres eran transformadas en ganado antes de ser de igual modo, convertidas en alimento.

Es por eso que Madre los mató a todos: Faerie Britain no era un lugar para criaturas tan horrendas que nunca podrían integrarse en la sociedad de Hadas que tanto esfuerzo le costó construir, por lo que los extinguió a todos, en una sola noche, las Tam Lin los borraron de cada rincón de su perfecta tierra, dando una razón extra para que esos repugnantes plebeyos alabaran a su Reina.

Sí… y si Papá estaba bajo custodia de esas asquerosas porquerías… solo podía significar una cosa… querían comérselo.

CRASH~

"¡USTEDES ALIMAÑAS INÚTILES ASQUEROSAS SUCIAS Y REPUGNAAAAANTEEEEEEEES!"

La figura de Baobhan Sith desapareció de la villa en ese mismo momento; Archer saltó en el aire mientras dos pares de alas negras se extendían de su espalda; no había dejado que su lado Vampiro tomara el control de su ser en más de mil años; todo lo que hacía normalmente era apegarse a su magia y las lecciones que Madre le impartió. Aprendió a dejar ir su naturaleza enfermiza, enterrar lo que realmente era; el monstruo dentro de su corazón, para dejarlo pudrirse en el olvido por la eternidad…

Porque se suponía que fuera una princesa. Se suponía que fuera el orgullo de su Madre. Aquella que un día gobernaría Faerie Britain y heredaría su legado. Porque esa era su manera de aceptar y pagar por todas las cosas que Morgan hizo por ella, porque realmente creía en la visión de su madre, en sus palabras; que podía ser mejor, que tenía que ser mejor que el resto de Hadas, mientras las hacía sufrir por sus errores y transgresiones contra ella… pero no como un monstruo, no.

Las Hadas necesitaban ser ejecutadas y agonizar por la mano de una princesa dignificada, su futura gobernante.

Pero ahora mismo… Baobhan Sith no podía importarle menos todas las lecciones que Morgan Le Fae le inculcó desde que era una niñita. No, todo lo que le importaba era el hecho de que aquellas repulsivas criaturas habían raptado a su padre.

"¡DEVUÉLVANME A MI PADREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!"

Gritó la mujer transformada en una bestia enfurecida, viendo nada salvo puro rojo mientras era guiada en automático: la voz de Baobhan ahora era más grave que antes producto de su lado Vampírico afectando su existencia, empezando a tomar el control. Aunque no sabía a donde esos monstruos se llevaron a Ritsuka, no necesitaba hacerlo. Su conexión como Master y Servant era todo lo que necesitaba para triangular su posición: se había marcado en él incontables veces mientras sus dientes penetraban su carne buscando sustento, su nariz era más que suficiente para guiarla a donde estaba su olor familiar. Su oído afilado todavía podía escuchar sus latidos, pero…

Se volvían más débiles… y en represalia, la velocidad de Archer aumentaba.

.


.

Slurp… slurp… chup… chup~

"Bien, Barghest… muy bien… déjalo ahogarte…"

Ritsuka apenas pudo callar un gemido mientras la voz de Morgan alcanzaba sus oídos. Su cuarto en el Enma-tei estaba completamente oscurecido y sellado, petición de la propia reina de las Hadas, cuya mirada estaba totalmente absorta en el acto de adulterio indecente pasando frente a sus ojos. Habían pasado cuatro días desde que llegaron al hotel privado de Beni-Enma, y hoy habían pasado gran parte de la tarde y la mañana explorando áreas cercanas, y disfrutando de la naturaleza.

El Master de Chaldea estaba sentado en su futón, su esposa a su lado mientras le acariciaba el rostro con gentileza de vez en cuando. El hijo de Rin y Shirou abrió la boca en un esfuerzo porque algo del preciado aire llegara a sus pulmones, pero fue infructífero, más que respirar, jadeaba mientras la cabeza de Tam Lin Gawain continuaba subiendo y bajando en su pene, la rubia había sido la primera en ofrecerle a su Master una garganta profunda para empezar la noche, primero ella le prepararía para el acto, después sería el turno de Lancelot, Tristan, y finalmente, la Alta Reina.

Sluuuuurp~

"Hmmmh~ Master, eres tan adorable… tu carita está tan roja, y estás sudando tanto… ¡eres como un caramelito!"

Mélusine mencionó, los restos de Albion le lamieron la mejilla en un esfuerzo para limpiarle de su sudor; los ojos dorados de la albina estaban puestos en él, provocando que su latido incrementara mientras trataba de pedirle a Barghest que bajara su ritmo, pero no lo haría aún si lograse hacerlo. Su cabeza empezó a moverse más, pese a lo grande y alta que era, Gawain de los muchos amantes finalmente encontró a alguien que podía superarla y conquistarla fácilmente.

GULG GULG GULG GULG— COUGH COUGH~

Morgan sonrió mientras veía a su orgullosa y galante caballero luchando por darle a su marido una mamada decente; conforme el dolor de garganta incrementaba, también lo hacía la emoción de su esposo; Ritsuka, tal como había previsto, pese a su amorosa y cariñosa naturaleza benigna, adoraba cuando las mujeres se sometían y luchaban contra su miembro durante el acto sexual, por ende, ver a alguien tan alta, fuerte y poderosa como Barghest apenas siendo capaz de chupársela….

Solo causaría que la intensidad del repulsivo hedor proveniente de su esperma incrementara. Baobhan Sith, que había estado lamiendo sus músculos y su cuello constantemente junto a Mélusine por orden de su madre, empezó a hacer arqueadas y golpeo su pecho levemente, aún tratando de lidiar con el repulsivo olor intolerable que emanaba de los testículos del Master, después de todo, ahí estaba su mana.

La cola de Mélusine iba de lado a lado, conforme los ojos lacrimosos de Barghest miraban su rostro, la boca de Morgan besaba su cabeza amorosamente, la palabra "Jálala" resonando en esta conforme obedecía la orden de su esposa; su mano jaló la cadena de Barghest, forzándola a tragarse toda su gruesa polla nuevamente, conforme venas aparecían su cuello y sus ojos se abrían alegres y dichosos, las lágrimas finalmente comenzaron a caer de sus mejillas; el dulce olor de miel proveniente de su hendidura inundó el cuarto, mezclándose con los olores de Mélusine, Morgan y Baobhan. La cabeza de Ritsuka fue hacia arriba, mirando el techo en un esfuerzo por intentar calmar sus pensamientos… pero su nueva Esposa no le dejaría.

"¿Lo estás disfrutando, Esposo mío? Espero que la idea de entrenar a mis caballeros para que sean tus concubinas perfectas y corromper sus almas con tu semen te sea emocionante."

Efectivamente. Ya que esta era su luna de miel, donde solo el amor de su vida y sus aliadas más confiables tenían permitido acompañarlos, Morgan se tomó la libertad de revelar la verdad oculta de sus planes, la principal razón para modificar su esperma. La mirada del Chaldeano terminó interceptada por el bello mirar de la Reina Alta, sintiendo como la boca de Mélusine se cerraba en uno de sus pezones, Baobhan imitándola de igual manera mientras sus dedos acariciaban su rostro con gentileza, Morgan había visto este tipo de besos anteriormente. El "Beso invertido" usualmente usado en las películas de ese hombre de traje azul y rojo que habían visto juntos.

La razón por la que Morgan había cambiado el olor de su semen a uno repugnante que solo empeoraría mientras más cachondo se ponía, y más lujuria tenía… no era solo una prueba para su harem, también… un plan de lealtad. Morgan, su propia esposa, se aseguró de que su semen esencialmente fuera venenoso para las mentes y corazones de aquellas mujeres que anhelaran una conexión íntima y emocional con él. Inútil en cualquier otra mujer que ya hubiera otorgado su corazón a alguien más; una cadena irrompible a aquellas que genuinamente desearan habitar su corazón. Mientras más esperma consumieran, más rotas terminarían.

He allí que hubiera traído a Mélusine, Barghest… y a su propia hija consigo.

"M… Morgan… esto… esto está mal… "

Fujimaru mencionó, justo tras sentir las frías y bellas manos de su esposa acariciándole; la garganta de Barghest se cerró en su verga, haciéndole temblar y gimotear mientras sus testículos pulsaban alegres. La lord de Manchester estaba siendo lentamente mancillada, cambiando más y más; su cuerpo y alma dolían, hambrientos por intimidad y una conexión aún mayor con el marido de su Reina, el hombre de sus sueños. La mamada de Barghest se volvía más y más intensa, ahora totalmente al tanto de lo que pasaría si continuaba consumiendo el mana de su amado Master, en efecto terminaría convirtiéndose… en su perra.

No era decisión suya… o de Ritsuka. Morgan hizo esa elección por todos ellos, y jamás les permitiría decir no. Porque era lo que Ritsuka necesitaba, lo que su Esposo necesitaba: mujeres, amantes que le siguieran ciegamente, y confiaran en él con sus vidas, porque él estaba confiándoles su corazón. Eso era lo que Morgan había decidido, la libertad de pensamiento y autonomía no serían permitidos en su Bretaña, en su harem. Si estas mujeres realmente eran devotas a su marido, entonces deberían de aceptar alegremente el deshacerse de su libertad mientras más y más de su asqueroso semen corrompía sus existencias.

"¿Mal… ? oh, no. No, no, no Esposo mío. Mi Amor… Es lo correcto. Es la única manera… mírame a los ojos, y míralas a ellas… "

Su voz ahora era más similar a un murmullo. Ritsuka no quería. Realmente no quería hacerlo; pero tras perderse en el hermoso, vasto y bello mar color cian, ella presionó sus labios contra los suyos. La boca y lengua de Morgan, siempre cariñosa y amorosa, tenían el efecto del que ella hablaba, pero en él. Ritsuka sentía como si su moral estuviera siendo derretida conforme la lengua femenina era forzada en su garganta, intentó resistirse, luchar, pero no podía. Morgan gimió de gusto mientras sus manos acariciaban su cabello, gozando del sentimiento de derretir su boca en la de su amado, mientras su pene palpitaba más fuerte y rápidamente al Barghest seguir chupando.

Arriba y abajo, arriba y abajo, actuaba más y más como una aspiradora, como la Puta glotona en la que su Master terminaría convirtiéndola. Tam Lin Lancelot lamió sus labios al enfocarse en la escena, oh, cuanta alegría. ¿Qué tanto tardaría ella en romperse? ¿Para que terminase convirtiéndose en una de las leales, descerebradas pero cariñosas y amorosas "Proto-putas" de su master? ahhhh~ terminaría teniendo sexo Netorare ilimitado con su Master frente a su Reina por la eternidad, ¡no podía esperar, no podía esperar!~

"Un día… te mirarán con mis mismos ojos, Ritsuka… solo es cuestión de tiempo. Solo entonces consideraré mi deber como tu Esposa completado… cuando cada mujer en mi harem se haya vuelto una compañera de confianza y aliada en la que mi amado pueda confiar plenamente… "

"¡Kght… !"

El joven adulto de cabello negro dejó salir un pequeño gemido al sentir un dolor punzante en su cuello; Baobhan Sith había hundido sus dientes en el cuello de su padre, empezando a drenarle la sangre mientras su lengua lamía su piel en busca de más placer, él sintió su sangre ser drenada conforme la larga lengua de la chica Dragón se arrastraba por su cuerpo, mientras que la ahogada voz de Barghest continuaba resonando en el cuarto, ahora llena de adrenalina y su deseo inmortal de volverse una leal depósito de semen y puta para el hombre que amaba, su cabeza llenándose de sus propias fantasías de vestir un vestido de novia como su Reina, casarse con su Master, convertirse en su perra, dar a luz a sus hijos, una, y otra y otra y otra vez mientras vivían juntos en dichosa armonía—

"Todas… serán… como… yo"

.


.

Zrrap~ Zrrap~ Creek crack~

"¿H… huh… ?"

Un olor extraño en compañía de dolor fue lo que le despertó de su letargo. Ritsuka Fujimaru abrió los párpados lentamente, jurándole a dios que había sido teletransportado de regreso a su Luna de miel, meros momentos antes estaba sintiendo como Barghest se ahogaba con su miembro mientras se preparaba para tragarse su esperma, Mélusine lamio cada parte de su torso, y Baobhan Sith le usaba como fuente de alimento mientras los ojos azules de su esposa recientemente adquirida le teletransportaron a la tundra infinita que era su alma. Aquella fantasía no estaba en ninguna parte, conforme el hermano menor de Rurika Fujimaru miró a su alrededor, todo lo que podía ver era oscuridad… oscuridad… y dos fuentes de luz provenientes de unos cuantos metros.

Fuego.

Dos grandes y masivas fogatas; la vista de Ritsuka lentamente se ajustaba a la oscuridad, conforme el pútrido y repugnante olor metálico que sentía invadía su nariz, causando que se arqueara y temblara en donde estaba; sus piernas y muñecas estaban atadas juntas, para que no pudiera moverse. Los consejos de Kadoc-senpai resonaron en su cabeza, maldiciéndose a si mismo dentro de su propia mente; debió haber practicado más magia con Morgan y el resto de los Servants en lugar de luchar abiertamente… dios, ¿qué tan estúpido podía ser?

Fujimaru tomó nota de donde estaba: obviamente, una cueva, pero no estaba solo. Su expresión cambió de una de confusión a una de seriedad al darse cuenta de su actual situación; había una pareja de duendes y cíclopes sentados, bailando y riendo alrededor de las fogatas mientras los dos gigantes giraban múltiples ramas con cuerpos atados a estas.

"GAAACK GACK GACK GACK GACK~"

La estridente y horripilante sonrisa de un Duende taladró sus oídos; el Master pelinegro tragó saliva mientras su mirada azul reflejaba la escena: algunos animales, su propia especie y, por supuesto, cadáveres humanos que lograron reunir y traer con ellos habían sido traídos a este, su escondite, en un esfuerzo por asegurar su suministro de comida… él incluido. Su respiración empezó a volverse más frenética: aunque hubiera tomado una pequeña siesta, se sentía exhausto… este mundo Ilusorio estaba alimentándose de los restos de su mana y vitalidad, necesitaba comida, necesitaba descanso, necesitaba alimentarse de algún Servant mientras que a la vez lo mantenía vivo. No podía hacer esto solo, era un tonto, no… mucho peor.

Un absoluto idiota es lo que era.

Tengo que… regresar con Baobhan Sith…

Podía vislumbrar su figura. La vampira de pelo rosa, de brazos cruzados bajo sus senos, con una sonrisa en el rostro, mirando hacia adelante mientras el viento resoplaba, para que luego Archer girase para verle, riéndose con la mano bajo el mentón. Esa es quien era Baobhan Sith… o quien él solía creer que era, al menos. Desde que tuvieron su primera vez, lenta pero segura, esa mujer había cambiado. ¿Era su culpa acaso? ¿o era por intervención de Morgan… ? ¿o es que acaso… siempre había sido así?

La chica de ojos grises en su mente lentamente aflojó su expresión, de una de sadismo, malicia y locura, a una de cariño, amor y dulzura. La misma forma en la que le miró antes aquella mañana cuando le despertó. Solo entonces se imaginó al resto de Chaldea apareciendo detrás de ella cual ejército; Morgan, Mashu, el Director Goredolf, Kadoc-senpai, Sion, Nemo, Da Vinci, Artoria, Jeanne, Ishtar, Muramasa, Nero, su hermana… tantas personas le cubrían la espalda, haciendo su mejor esfuerzo por salvar la humanidad y para que él se apoyara en ellos aún si no era nadie.

Todos estaban esperándole, y Ritsuka lloró, usando sus uñas para intentar alcanzar la cuerda y cortarla, lastimándose la piel en el proceso, conforme el deseo de dormir crecía más y más. Su fantasía, su motivación, todo se estaba derrumbando, tragado por la oscuridad… las últimas en desaparecer fueron la propia Mashu, Morgan… y Baobhan Sith.

Mientras tanto, en ese mismo momento, uno de los dos cíclopes que estaba cocinando la cena para si y sus compañeros, levantó la varilla y arrancó los cuerpos rostizados de los muchos humanos, animales y duendes que habían reunido; la bestia, con un cuerno en la cabeza, rio y salivó tras ver la masiva montaña de reservas sin cocinar. Tenían más que suficiente para subsistir por una semana, tal vez dos siendo generosos.

Los duendes por otro lado, no podían importarles menos el no solo estar comiendo humanos muertos, también su propia especie: sus dientes se hundían en la carne rostizada, arrancándola de los huesos, algunas mandíbulas eran tan fuertes que no tuvieron que preocuparse por los mismos huesos, por lo que solo los destruyeron, devorándolos más y más, todo mientras los dos cíclopes se miraban entre si.

El cocinero emitió un gruñido de molestia; provocando que su compañero también le gruñera de regreso, lanzándole una vaca rostizada para que pudiera morderla mientras seguía preparando la cena, en un esfuerzo por alejar el hambre. Mirando a su palo ahora vacío, y a los aún hambrientos miembros de su facción, lobos incluidos, supo que necesitaba continuar preparando y cocinando más comida. Un lobo dejó salir un pequeño aullido, apuntando su cabeza a la montaña de cuerpos frescos.

Agarrando otra cuerda junto a un montón de muertos, el cíclope rio fuertemente mientras empezaba a atarlos a su herramienta improvisada, uno de los cuerpos que agarró, tristemente, era el del mismísimo Master de Chaldea. Ritsuka, aún inconsciente, apretó los dientes al sentir la cuerda apretándose en su estómago contra la madera, y entonces vino el fuego. La madera empezó a ser girada lentamente, preparándose para quemar todo lo que tocara.

No pasarían más de veinte minutos para que se quemara vivo… pero veinte minutos…

Eran todo lo que Baobhan Sith necesitaba.

.


.

Era de noche fuera de su escondite, y los únicos dos duendes que habían sido puestos a resguardar la entrada, completamente ignorantes a su alrededor, pero perfectamente capaz de ver todo alrededor suyo: conforme sus ojos dorados brillaban, sus dientes se hundían en sus trozos de carne otorgados por sus compatriotas, yendo de izquierda a derecha. Si bien no eran criaturas del todo racionales, y ciertamente hubieran preferido haber estado adentro con el resto de la pandilla, solo un poco de carne quemada era más que suficiente para asegurarse de que aceptaran su actual posición. Hermosamente ignorantes, con barrigas llenas de carne de hombres asesinados durante su invasión aquel día…

Vaya hermosa forma de morir…

Si había algo que Madre le enseñó, era que la piedad… la piedad… era el mayor pecado que una Princesa y Futura Reina como ella podía cometer… y Baobhan Sith no era alguien desobediente que cuestionara o tuviera dudas sobre su crianza, o el código moral de Madre.

SPLASH~

"¡¿G-GUAGH?!"

Un grito de dolor escapó de uno de los guardias cuando sentía como su cuerpo fue perforado por un puño; no solo él, su compañero también. Ambas pequeñas criaturas fueron tomados con la guardia baja por la vampira de pelo rosa, la mitad de su cuerpo estaba convertido en niebla; la figura de Baobhan Sith lentamente empezó a manifestarse conforme levantaba sus brazos, admirando como lágrimas de dolor y ruidos ahogados salían de sus bocas; la hija de Morgan Le Fae abrió la boca en dicha mientras el vacío blanco que eran sus ojos parecía brillar más y más.

¡Más… más… MÁS!

Era lo único que pensaba, su sangre parecía tener vida propia; el control sobre esta de Archer actuó por si solo, empezando a drenarles como si fueran frutas, naranjas, o simples cajitas de jugo. Intentaron gritar, intentaron golpear, hacer algo: sus piernas se movían, golpeando sus brazos y muñecas desesperadamente, habiendo tirado sus garrotes para que pudieran comer su comida había sido un error fatal. Pero de haber estado armados, no habría sido suficiente para liberarlos de su actual predicamento; lento pero seguro sus pieles verdes perdieron su tono, conforme el cuerpo de Baobhan era cubierto por un aura rojiza… no más de diez segundos. Las arrugas aparecieron, la luz se desvaneció de sus ojos, y cuando sintió que no quedó ni una gota, dejó sus cuerpos vacíos caer al piso para ser devorados por los gusanos.

Solo entonces el Hada giró su cabeza hacia atrás, invocando su Harpa en una mano mientras empezaba a caminar encorvada hacia la cueva. Toda racionalidad desvaneciéndose por completo de su mente; su único objetivo siendo el masacrar y alimentarse de todo lo que viera hasta que encontrara a su Papá. Guiada exclusivamente por el palpitar resonando en sus orejas y su conexión mágica, sus colmillos parecían brillar junto a sus ojos mientras más se adentraba.

Su hambre, su instinto, todo dentro de ella le exigía a su existencia el comportarse más como la abominación de la naturaleza que realmente era. Quizás Baobhan Sith no era una calamidad como Barghest y Mélusine, pero era una fuerza sin parangón a su modo… tal vez no fuera la bruja más grandiosa, o su potencial mágico no fuera tan grande como el de esa puta chupa-vergas, Arturia Caster… pero era porque no se suponía que fuera una maga… no, ella era algo más.

Algo más oscuro, que solo podía existir en la noche.

"¿Heee?"

Para cuando se percató de que algo no estaba bien, fue demasiado tarde. Un suave movimiento de muñeca fue más que suficiente para partir su cuerpo en dos; la uña de su dedo índice estuvo a cargo de cortarle los ojos, mientras que las de su dedo medio fue la que abrió su cuello. La sangre salió como una fuente, luego directo a la piel de la rosada, mejorando su Spirit origin y su sed de sangre. Una gota de saliva descendió por el mentón de la vampiresa mientras su harpa comenzó a sonar, enviando notas que se perdían en la oscuridad, llamando a las pestes que vino a exterminar y consumir.

"Mi… Master… mi… Dueño…"

Murmuró, mientras las pequeñas figuras de demonios verdosos comenzaron a aparecer; sus ojos dorados brillando en la oscuridad; era un ejército pequeño… claro que lo sería, esta era su base de operaciones. Todos estaban encerrados ahí como las ratas que eran, cual cucarachas, como el cáncer que los duendes siempre habían sido, no importaba donde estuvieran, robaban, mataban, devoraban, se multiplicaban y repetían el proceso en cualquier parte. Los ojos de Baobhan brillaron más tras sentir su sanidad empezar a desaparecer, memorias parpadeando en su mente conforme pequeños estallidos de mana salían de la silueta de la Servant clase Archer.

"Mi… Padre…"

La vista de una criatura inhumana junto a la voz demoníaca y de ultratumba que poseía, fue más que suficiente para aterrorizar incluso a criaturas sin juicio como lo eran los duendes, pese a su clara ventaja numérica. Con un rugido, la lluvia de flechas empezó a ir en contra de Sith, no solo flechas, también rocas, muchas de estas cubiertas de veneno con el deseo de darle una muerte lenta y paralizante, para reproducirse con ella… pero ni una sola llegó a su objetivo.

Cada vez que un proyectil se acercaba a ella, era destrozado, pulverizado por una luz rojiza blancuzca. Baobhan jalaba y tocaba los hilos de su Harpa, causando que su magia actuara como un escudo, algo que ninguno de ellos entendería, pero… no lo usaría como su arma, no, no, no… no pelearía esta batalla como una Bruja, como una Maga, como la hija de Morgan, o como su orgullo… pelearía esta batalla…

Como un monstruo.

"MI ESPOSO… ¡DEVUÉLVANMELOOOOOOOOOOOOOOO!"

Gritó, finalmente mirando hacia arriba para que la infinita oscuridad eterna que se había vuelto su rostro encarase al grupo en frente suyo: Tam Lin Tristan desapareció de su vista antes de reaparecer en medio del grupo atacándola; todos los duendes temblaron simplemente al estar cerca de ella; conforme la mujer de tez gris abría la boca, hundió sus dientes en el primer cuello que encontró, el Hada alzó su brazo derecho justo a tiempo para emplearlo como un escudo ante la mordida del lobo que la atacó.

Su mano libre fue a por el cuello del animal, agarrándolo y luego partiéndolo sin esfuerzo antes de patearlo lejos, mientras continuaba drenando la sangre del duende que sostenía con su mandíbula; la Servant giró alrededor; sus creciendo inmensamente conforme rechazaba las espadas viniendo de tres soldados infortunados que trataron de golpearla por la espalda.

Si bien todo lo que podía ver era puro rojo… su nariz la alertaba cada vez que la sangre se acercaba, junto a sus oídos. Baobhan escupió el cuerpo drenado del duende que acababa de almorzarse, antes de soltar un estridente chirrido con una fuerza tal, que gracias a los muros de la cueva, logró desorientarlos lo suficiente como para que empezara a correr: un estallido de magia escapó del cuerpo del Hada nuevamente, enviándoles a todos volando antes de que los apéndices grises emergieran de su espalda, empalándolos y luego drenándoles a abrumadora velocidad.

"¡GEAAAGK!"

Un duende considerablemente alto, un mutado aparentemente, gruñó mientras brincaba con su hacha tratando de decapitar a la mujer rosada. Baobhan abrió la palma mientras se relamía los labios; usando su control sobre la sangre para crear una espada que colisionó con el hacha del monstruo ante ella, la herramienta carmesí siendo aún más fuerte y duradera que la poderosa bestia, pero él no se rendiría, sin importar que tan grande y poderosa fuera su adversaria. El choque de armas empezó conforme el los cuerpos colgando en su espalda continuaban dándole más poder a la Bruja escarlata, cuyos movimientos parecían volverse más rápidos, su mano empuñando su arma fue hacia arriba, causando que el hacha del Duende guerrero también subiera, rechazada por la fuerza de su parry mientras sus párpados se abrían en sorpresa.

Con un sonoro "Slash" su estómago fue abierto, causando que sus entrañas salieran volando. La hija de Morgan vio su oportunidad, metiendo su brazo completo en el agujero que había hecho, tomando la sangre cursando por las venas de su actual enemigo, quien, debido al dolor de sentir sus intestinos siendo agarrados, no pudo moverse.

"¡GRRKH!"

" E"

BOOOOOOM

La explosión ocurrió al instante, bañando toda el área con un rojo carmesí, forzando a las pequeñas monstruosidades a cubrirse con sus brazos, escudos, espadas o lo que sea que tuvieran para evitar ser cegados, pero no todos tuvieron la misma suerte. Baobhan miró a su alrededor buscando posibles objetivos; tenían alrededor de treinta lobos, pero no sería mucho problema… lo que necesitaba ahora mismo era matarlos tan pronto como fuera posible para alcanzar a su Padre, no tenía tiempo que desperdiciar jugando con estos parásitos.

Optó por tomar ventaja de lo que causó su pequeño experimento; el Hada extendió sus manos hacia adelante, el aura oscura rodeándolas cambio su color a un brillante rojo, la sangre empapando los animales y porquerías a su alrededor reaccionó y también brilló, para que luego el Hada cerrase ambas manos: el cuarto se silenció conforme el líquido vital fue transformado en sólido, penetrando la carne de todos los cuerpos de cada bastardo al que cubría.

Con un solo ataque, casi la totalidad de sus enemigos fueron decimados. La Nosferatu gruñó mientras sus piernas se movían, continuando su caminata hasta el interior de la cueva, arrastrándose pesadamente mientras magia y mana emanaban de cada poro de su piel; las venas marcándose en su cuello, su frente y bajo sus párpados, claras señas de su comportamiento casi Berserker, pero contraria a su Madre que caía en aquella clase debido a su amor inmortal por Bretaña, su estado Berserker actual provenía de su propia naturaleza vampírica, similar a lo que ocurrió con el Conde de Valaquia. Vlad Tepes Tercero se volvió un vampiro por sus leyendas… ella, por su parte, era el artículo real y auténtico. La hija de Le Fae abrió la boca mientras cada uno de sus pasos comenzó a romper el piso, pronto, encontró justo lo que buscaba.

"¿Grrr… ?"

Uno de los dos cíclopes que cocinaba el siguiente grupo de humanos se detuvo, su compañero lanzó dos cuerpos rostizados a su boca; una pierna quemada colgando de sus labios mientras su boca salivaba y se movía, aplastando, triturando, mutilando los huesos, ambos gigantes miraron a la pequeña niñita de pelo rosa parada en frente de ellos, ninguno dándose cuenta del grave peligro en el que estaba, ni del hecho de que sus subordinados habían sido asesinados en meros minutos. Aún así…

Lo que Baobhan priorizaba… no era la vista frente a sus ojos; no podía importarle menos los hombres adultos siendo quemados y devorados ante ella, ni el olor repugnante de carne fresca, cadáveres o moscas resonando en sus orejas. Baobhan Sith era un monstruo; el monstruo de Morgan, el monstruo que las Hadas crearon. Aprendió todo sobre ser una villana sádica y malvada para proteger su alma frágil y torturada. Tonelico vio una preciosa luz brillando dentro de su niña cuando la encontró por primera vez, una luz que las hadas buscaban destruir, romper y matar por su naturaleza benigna, por eso… la adoptó, nutrió y crio para hacerla un monstruo con tal de que se protegiera a si misma.

En realidad… Baobhan, alguna vez, hacía mucho tiempo, fue una persona genuinamente buena. Vivía y moría por su amada Madre, en el momento en el que fue cortada en pedazos y transformada en un montón jirones sangrientos en su trono por las otras Hadas, ya no vio motivos para vivir… así que lanzó su cuerpo putrefacto a la fosa de Cernunnos.

He allí que… tras ver como una de esas repugnantes bestias alzaba el cuerpo a medio quemar de su amado Papá con uno de sus brazos, una vena estalló en su frente: la sangre empezó a correr por su rostro hasta que llegó a su ojo, manchándolo de rojo. ¿Cómo se atrevía… ? el cuerpo de Ritsuka estaba quemado. Quemado. Quemado. No. ¿Qué estaba haciendo? ¿Cómo se atrevía a tocarlo… a agarrarle con esas horribles, carnosas y horrendas manos suyas?

"Ni siquiera… lo pienses…"

Amenazó, viéndolo tomar el cuerpo del Master de Chaldea a su boca. El hombre inconsciente no se resistió, ni se movió. Fujimaru estaba genuinamente noqueado. No es que quisiera que se lastimara, o que quisiera verle ser devorado, pero no podía controlar su furia. Su incredulidad. La abrumadora locura que luchaba por controlar. En el mar de rojo que se había tornado su vista, la única cosa que podía ver era como su luz iba a ser devorada por aquella extraña silueta negra en frente suyo.

Entonces sucedió.

Hundió uno de sus dientes en el estómago de Master.

SPLASH

"¡AGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!"

La voz de Ritsuka reverberó, siendo despertado a la fuerza cuando sintió su piel ser perforada por un diente gigante; su cabeza retrocedió mientras seguía gritando, sintiendo un objeto foráneo invadir su cuerpo, perforando todo su ser, sangre, su propia sangre, manchó su uniforme. El cíclope estaba a punto de partirlo en dos cuando—

SLASH

Su compañero vio conmocionado como en un solo movimiento perdió toda la mandíbula. La parte baja de su boca cayó lentamente al piso, aterrizando pesadamente mientras la figura de Baobhan Sith se materializaba, sosteniendo a su Master en sus brazos: Ritsuka cayó inconsciente nuevamente, pero seguía vivo, podía sentirlo. La Nosferatu ladeo su cabeza gentilmente mientras sus manos destrozaban su camiseta, revelando su torso y la gigante herida en este. Dejaría una cicatriz, si no era atendido de inmediato, sus jugos gástricos terminarían matándole junto al desangrado, normalmente, requeriría la inmediata ayuda de un Caster… pero ella no era una Caster, no.

Tal vez no fuera Asclepius ni Nightingale… pero era su propia persona. Sabía una cosa o dos sobre sanar heridas.

Los hilos rojos se extendieron de su palma abierta; como seres vivos, se abrieron camino en el cuerpo del humano, perforando los intestinos abiertos, encontrando las fuentes de sangre; cada herida, cada lugar abierto, no. No, no moriría, no dejaría que su luz fuera apagada forzosamente por una sucia bestia como aquella. El Chaldeano tembló de dolor mientras Archer sentía sus venas explotar una a una, su furia sobrepasando los límites al verle desangrarse.

"Ustedes dos…"

Con un sonoro "crack" su cabeza miró hacia atrás. El cíclope cuya mandíbula había cortado sostenía su rostro sangrante con una mano, mientras la otra agarraba un garrote de piedra, su compañero dejó de preocuparse por la comida. La mujer de piel gris jaló los hilos conectados a su mano; provocando que las heridas de Ritsuka fueran cocidas y cerradas, cada una de ellas, internas y externas. La magia de Tam Lin Tristan apareció, lo haría. Les otorgaría a esas repugnantes porquerías una muertes especial, dolorosa y agonizante por atreverse a morder y casi partir a su Esposo en dos.

"Están muertos"

Finalizó, teletransportándose como niebla detrás de su cabeza; en su mano derecha, su martillo, la izquierda sostenía su estaca, la que procedió a usar para cortar un pedazo de carne de su nuca, provocando que el monstruo de un ojo rugiese e intentase aplastarla con la mano, pero no fue capaz. Baobhan saltó en el aire girando su cuerpo mientras sus alas emergían de su espalda, la mujer retrocedió mientras su aura la rodeaba intensa, por peligroso que fuese, no le importaba guardar mana en absoluto en estas circunstancias. No le importaba que todo este mundo estuviera drenándole todo lo que tenía cual aspiradora, no… no, no, no….

Su único deseo ahora mismo… era que esa bestia sufriera.

El trozo de carne que arrancó de su piel comenzó a condensarse, creando un pequeño doble, un cíclope sin mandíbula en miniatura, mientras sentía como el otro se acercaba, ambos planeando aplastarla desde los dos lados, aunque no lograrían nada. El hada apuntó su estaca al doble que acababa de crear, conforme la luz blanca emanando de sus cuencas vacías pareció aumentar, este sería un espectáculo grandioso… y una ejecución sin igual.

"[Fecchi… Feirunoto]"

Apenas fue audible. Su mano bajó, cual guillotina: martillando el arma de metal en la pequeña figurita, penetrando su estómago regordete con su punta. El martilleo continuó, más y más, hasta que terminó empalándolo de lado a lado, tras hacerlo, el infortunado bastardo que había tratado de devorar a su Padre detuvo su brazo en pleno vuelo, abriendo su único ojo en shock. Su colega, ignorante de su situación, decidió seguir con el plan: bajó su brazo con todas sus fuerzas en un intento por destruir a Baobhan, que se alejó volando, de regreso con su Master para protegerle.

"¿Hrrrr… ?"

"¡G—… GRGHLLLLLG!"

Uno gruñía en confusión ante la carente actividad de su amigo, el otro de dolor. Las venas de su cuerpo empezaron a marcarse y palpitar. Sus piernas temblaron levemente, luego salvajemente, mientras caía al piso, agarrando su estómago con desesperación; sus brazos rodearon su torso en un esfuerzo por encontrar alivio, para calmar el abrumador dolor que se esparcía por todo su ser.

"¡G— GRGHHHHGG!"

Llamó a su amigo, viendo como su piel empezaba a moverse por si sola, como si estuviera viva; al principio apenas era notable. Luego uno se hizo dos, dos se volvieron cuatro, cuatro se volvieron ocho, como si su cuerpo estuviera burbujeando desde adentro, la sangre escapó de sus orejas, su ojo, su nariz. La agonía multiplicada por cientos a cada segundo, conforme el efecto de Maldición de su Fantasma Noble progresaba más y más, la chica lamió sus labios.

Mentalmente, empezó a contar, estando familiarizada con el sentimiento de maldecir enemigos hasta la muerte, desde adentro hacia afuera.

Uno…

Pop; la primer herida apareció. Un grito salió de su garganta tras ver como una espina emergía desde el interior de su cuerpo, dejándolo a él y al otro cocinero totalmente sorprendidos. El gigante intentó tomar su garrote y aplastar la protuberancia, en un esfuerzo de ayudar a su amigo, y si bien lo hizo, terminó siendo un error fatal. Baobhan hizo su cuello crujir al su cabeza inclinarse hacia un lado, ¿así que estas sucias criaturas conocían el concepto de "camaradería"? que extraño. Su mano apegó a su Papá contra su tetota, admirando en silencio como la rota y carnosa maldición parecía girar en el piso, antes de brincar.

"¡¿G-GRAAAAARGH?!"

Penetró e invadió el cuerpo del segundo gigante. Sí, sí. Eso era lo que hacían las maldiciones. Enfermedades vivientes, cánceres vivos que se esparcían más y más cuando alguien interactuaba con ellos. De haber tenido algún tipo de protección divina o barrera su Fantasma Noble habría perdido una enorme cantidad de su poder y alcance, pero tristemente no la tenían… tristemente para ellos. Pronto, ambos gigantes gritaron y sufrieron el mismo destino, bajo la atenta mirada de la joven.

Dos…

La segunda vez que pasó, fue más brutal. El cíclope sin mandíbula gritó mientras ahora múltiples maldiciones salían de él; desde su espalda. Su compañero terminó acompañándole más pronto que tarde, al sentir como de él salían de sus costados con tal velocidad y fuerza que empalaron sus brazos, perforándole los huesos. Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, de su único ojo, mezclándose con la sangre mientras cada uno hacía su mejor esfuerzo por detener el dolor.

No había nada que pudieran hacer… después de todo, la maldición de [Fetch Failnaught] no era algo que pudiera pararse. Era la culminación del orgullo de Baobhan Sith como una bruja, cada lección de magia aprendida de su madre, aunque no estuviera luchando como una en su totalidad, deseaba darles la peor muerte posible. ¿Qué mejor forma de acabarlos que con su propio Fantasma Noble… creando maldiciones con su propia carne?

Sus órganos, sangre, intestinos, huesos, se volvían lentos pero seguros en más y más estacas provenientes desde el interior al exterior, destrozándoles como la mierda que eran. Aquel que se atrevió a hundir sus dientes en su Papá terminó cayendo al piso, doblando su cuerpo cual pescado fuera del agua, gritando y chillando mientras veía como esas espinas grises salían desde el interior de sus piernas y tobillos.

No faltaba mucho… el frío y dulce abrazo de la muerte llegaría pronto, y Sith lo sabía.

"Tres…"

Lo último que pudieron decir, como uno esperaría, fue un grito. No uno de furia, ni ira. Más bien, un chillido. Como un animal soltando su último suspiro antes de morir, aquellas bestias sintieron sus cuerpos ser puestos en su contra, al explotar desde adentro, transformados en dos enormes alfileteros; las espinas grises surgieron de su misma carne, perforando sus cerebros, cabezas, ojos, lenguas, todo. La Tam Lin observó silenciosamente como los últimos dos enemigos fueron destruidos, lentos pero seguros, su transformación y lado vampírico empezaron a desaparecer… ya no veía rojo.

Dejó escapar un suspiro de cansancio, su cuerpo le dolía. Memorias desagradables de sus primeros años viviendo en Faerie Britain y lo que solía hacer en Darlington cuando reaccionaba hostilmente contra su propia especie, memorias que hizo su mejor esfuerzo por enterrar otra vez. Su rostro cambió a uno de tristeza al ver lo pálido que estaba su Papá, no percatándose de que ya no se refería a él como "Master", "Renacuajo" o incluso Ritsuka. Respiraba de forma pesada y ardua, su calor también disminuía.

No. No. No.

"Necesito regresar a la Villa…"

Se giró para empezar a correr de regreso a su hogar. Comida. Agua. Magia sanadora. Esas eran sus prioridades ahora mismo, parte de ella esperaba el haber conseguido destruir y matar a cada uno de los duendes y cíclopes que atacaron el pueblito como mencionaba ese anciano cuando llegaron, porque si otro ataque ocurría, estaría forzada a dejar morir a todos producto de su deber de quedarse al lado de su Padre hasta que este pudiera despertar. Pero he allí el detalle; un temor creciente se asentaba en el corazón de Baobhan mientras más meditaba al respecto.

Este mundo imaginario estaba drenándoles el mana solo porque existían… así que, ¿cómo podía mantenerle vivo, qué tanto tardarían sus heridas en sanar? Esa idea la aterrorizaba, no podía perderle. No ahora, no después de todo lo que habían pasado juntos, no luego de todo lo que ella había pasado. Bañada en los rayos lunares, con sus piernas moviéndose a toda velocidad mientras corría, dejó que su cabeza reposara contra su cuello mientras sus brazos le sostenían al estilo novia, tomando su tiempo para besarle la frente.

Chu… chu… chu

Todo mientras sus lágrimas empezaban a caer por sus mejillas, se dijo a si misma que era para intentar calmar su cansada y torturada alma herida, aunque fuera una evidente mentira, era más un gesto para tranquilizarse, para decirse a si misma que todo estaría bien, que él estaría bien y que le protegería, que le salvaría, que no fallaría, ella no fallaría, no fallaría.

No fallaría.

.


.

-[Fragmento 5: Control absoluto; total devoción]-

Dos días.

Habían pasado dos días desde el ataque a la villa, y su triunfal regreso, pero, tal como el depresivo y agridulce humor de los locales, Baobhan Sith no estaba en mejores condiciones. Si bien sobrevivirían, y ni una sola mujer o niño fue raptado o se perdió desde la última invasión de los Duendes, eso no significaba que todo estuviera bien.

Muchos jovencitos murieron protegiendo a sus seres queridos ese día, pese a los mejores esfuerzos de Baobhan y Ritsuka, la muerte fue inevitable. Familias fueron rotas, niños perdieron a sus hermanos y padres, mujeres perdieron a sus esposos, algunos ancianos salieron de los sótanos esperando ver los rostros de sus hijos que se quedaron atrás para proteger su hogar… solo para encontrarse con que nunca más volverían a verles.

Todos estaban de luto a su propio modo, y por supuesto, había resentimiento por parte de algunos, gratitud de otros, indiferencia de muchos. A Sith no podía importarle menos, con toda honestidad, pues estas personas no eran reales. Este mundo no era real, no podía serlo. Ella lo sabía, Papá lo sabía, y aún con todo… no pudo tolerar la idea de que estas personas fueran lastimadas, algo que aún ahora ella no comprendía del todo, pero decidió seguir sus órdenes simplemente porque él era su dueño, su luz, su lugar seguro, y porque no quería verle entristecer.

Archer salió de su cabañita por primera vez desde que regresaron, precisamente porque había estado muy ocupada atendiendo sus heridas y creciente fiebre.

"Haff… haff… haff…"

Ritsuka no había despertado desde ese día… pero por lo menos se detuvo el sangrado. No moriría… o eso esperaba. La atenta mirada de Sith se enfocó en su sudoroso rostro tras verle jadear violentamente, su rostro se contorsionaba constantemente en una expresión de dolor y cansancio, el color seguía sin regresar a su piel, le recordaba un poco a ella… aunque su piel era gris, no blanca. El constante sonido de metal siendo golpeado por una cuchara de madera resonaba mientras se enfocaba en su presente actividad, ahora no estaba en una condición para hacer nada, ni siquiera estando consciente, ella quedó a cargo de mantenerle alimentado.

Las cejas de Baobhan se curvaron en temor antes de mirar su tazón; le cocinaba algunos huevos revueltos, pero no solo huevos. La Tam Lin decidió experimentar por su cuenta, añadiendo algo de queso, un regalo para ella del Alcalde Tomás y su esposa Alicia, que personalmente se lo entregaron en su casa el día de ayer cuando trataron de entrar y preguntar por el estado actual de Ritsuka. Si bien les dio las gracias por su preocupación, Sith no estaba de humor para dejarles entrar a ellos ni a nadie. Su guardia estaba alta ahora mismo, mientras continuaba aplicándole magia de fuego al tazón y viendo los colores naranja y amarillo mezclándose, hizo su mejor esfuerzo por suprimir una lágrima.

Esto es mi culpa…

Si Madre estuviera aquí en su lugar, todo sería mejor. No sabía ni mierda sobre cocinar, proteger, como curar, cuidar o amar. Baobhan Sith se dio cuenta mientras cocinaba, que las únicas cosas en las que era buena eran hacer zapatos, torturar y matar gente. No había nada respecto a ella, y era frustrante. ¿Cómo podía ser una buena Esposa para su Padre si ni siquiera podía protegerlo como su Servant? Los Servants nunca se suponía que se separasen de su Master, funcionaban como el escudo y la espada definitivos, ahora que lo meditaba, las cosas hubieran salido mucho mejor si le hubiera pedido que esperara hasta que terminara de parchar ese hoyo, y luego hubieran regresado a buscar a los Aldeanos para limpiar todo el pueblo de los rezagados.

De ese modo, las cosas no habrían salido tan terriblemente mal.

Sé mejor… se dulce… sé comprensiva… sé sumisa, atenta y cariñosa…

Pensó para si misma, admirando la comida mientras recordaba lo que leyó respecto a las relaciones en los libros de Faerie Britain, y en la biblioteca de Chaldea. Las relaciones entre parejas eran complicadas, o eso es lo que ella siempre había creído. Hacía mucho tiempo había amado… ¿había amado? a Beryl Gut, tan ciegamente que realmente creyó que era diferente, y luego terminó convirtiéndose en su propia destrucción producto de ese hechizo que hizo para él, convirtiéndolo en un A-Ray como Woodwose. Se pudrió hasta la muerte antes de que Cernunnos se la comiera, y el resto era historia.

Baobhan Sith no sabía como ser una novia. Como ser una ama de casa. Sus ideas sobre una eran muy vagas, basadas en lo que había leído y visto en el comportamiento de Madre cuando estaba con Papá. Diablos, hasta Barghest y Mélusine tenían más cualidades de una buena Esposa que ella, que había reído de todo corazón tarde en la noche torturando y masacrando a tanto humanos como hadas en su habitación, disfrutando de sus gritos mientras les drenaba la sangre lentamente, pelándoles la piel, rompiéndole los huesos y arrancándoles las extremidades. Mientras más Sith pensaba en quién era como mujer, y lo que Ritsuka requería, más se daba cuenta de que su corazón dolía tanto como latía.

Dolía… dolía tanto… con tanta fuerza que quería llorar en ese mismo momento, sentándose en su cama mientras soplaba la cuchara para enfriar la comida y que no se le quemaran la lengua o la garganta.

El amor era una maldición. El amor era horrible. El amor era una bendición. El amor era hermoso. Las palabras de Madre siempre habían sido ciertas; Padre, todo este tiempo, había estado intentando ayudarla a ser mejor. Se enamoró de este idiota, y no podía siquiera comenzar a imaginar que sería de ella de no poder salvarlo.

"Papá… abre la boca… "

La gris llamó a su amante, Ritsuka no respondió. Continuó respirando. Sith acercó la cuchara a su boca, dejando que el huevo con queso cayera dentro de esta, el Master pelinegro tragó por instinto, antes de seguir respirando. Archer repitió el proceso, llevando la cuchara al tazón nuevamente, la bruja roja se preparó para alimentarlo nuevamente, reemplazaría las costuras en su estómago y órganos internos antes de irse a dormir esta noche.

Beryl Gut… Ritsuka Fujimaru… no podían ser más diferentes, Sith comprendió, mientras continuaba alimentando al moreno, meditando sobre sus elecciones y trayectoria como ser vivo, y como espíritu heroico. Beryl siempre había estado con su madre la gran mayoría del tiempo, trayendo consigo una personalidad carismática, una sonrisa encantadora y, aparentemente, una cantidad de conocimiento infinito sobre como torturar, matar y masacrar a otros, algo que Baobhan en aquel entonces encontró divertido, entretenido y por supuesto, atractivo.

Comparado con, él Padre era… un idiota. Un Renacuajo. No había nada destacable sobre Ritsuka, además del hecho de que él y Rurika Fujimaru eran los últimos miembros del linaje Tohsaka… y eso sería. Ritsuka no venía de una prestigiosa generación de magos como Kirschtaria Woodime, ni tenía el cerebro de un estratega sin igual, tampoco era la mente de su generación, alguien con grandes ambiciones para cambiar el mundo, o una avaricia abrumadora buscando ser dueño de cuanto tocara.

Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka era el hombre más simplón que podías encontrar, hasta el punto en el que si le lanzabas para que se mezclara con otro grupo de hombres comunes, no podrías encontrarlo a no ser que estuvieras buscando específicamente por un hombre de ojos azules y pelo negro... pero…

Era tan cálido como el sol… al igual que Madre.

Jamás había sentido algo remotamente similar proveniente de Beryl, no importando que tanto tratase de recordar, no había ni una sola instancia en la que Beryl la hubiera mirado con los mismos ojos que tenía Papá. Ni una sola vez trató de abrazarla, preguntarle quién era ella como persona. Simplemente la tomó como un regalo, claramente recordando que su presentación no fue más que un simple "Baobhan Sith, este hombre, Beryl Gut, es mi Esposo" por parte de Madre… y ya.

Eso era todo. No había nada más salvo memorias agrias que desesperadamente quería descartar y reemplazar con nuevas.

"Papá…"

La hija mencionó, arrastrándose dentro de la cama tras él terminar de comer. Las ropas de Baobhan desaparecieron en un destello de partículas rojas, sus brazos llegaron hasta la cabeza de Ritsuka para poder enterrarle en su escote, finalmente permitiéndole a sus lágrimas caer libremente por sus mejillas. El sentir su calor la hizo enrojecer más, su corazón se aceleró. Una desesperación por proteger y mimar a este humano tan pequeño, enfermo y frágil invadía cada poro de su piel.

Los brazos de Baobhan acunaron al hombre que tenía a su lado, mientras se escondían bajo las cobijas. Tras sentirle tan cerca suyo, sus instintos femeninos actuaron, pese a que ahora se refería a él como su padre, no le veía como una figura paternal, y aunque lo hiciera, probablemente mataría su propio corazón. Baobhan Sith quería que Ritsuka Fujimaru fuera su amante, su novio, su media naranja, su luz, su vida, mientras más le veía sonreír y mirar a otras mujeres con esos brillantes ojos azules llenos de confianza ciega…

Y lo comparaba con la mirada aterradora, desconfiada y atemorizada que solía darle, más difícil se volvía para ella el contener su llanto, sus ganas de gritarle y agarrarle del cuello, rogándole que nunca más volviera a verle de esa forma.

Sí… quería que su Papá fuera su Esposo…

"Te protegeré… Lo prometo… "

Su mano derecha se hundió en su cabello negro. Su respiración lentamente golpeaba su piel, conforme las gotas de su sudor y el suyo empezaban a manchar las sábanas, el Hada sostuvo a su amado humano en sus brazos, contra su pecho, permitiéndole a sus sentimientos hablar por ella, para ser honesta, por difícil y doloroso que fuera, Baobhan Sith cambiaba lenta pero segura ante el constante temor de que él no volviera a abrir sus ojos apoderándose de su alma.

"Nunca te dejaré ir… "

.


.

Cuatro días seguidos. Habían estado atrapados dentro de ese mundo cuatro días seguidos, contando ayer y hoy eso sí. Los párpados del hada pelirrosa se abrieron lentamente conforme despertaba, Sith no se percató de ello, pero pese a tener una noche completa de descanso, estaba exhausta, no solo porque su mente no estaba tranquila, sino también porque su cuerpo estaba siendo drenado.

"Ah…"

La incredulidad y sorpresa presentes en su voz eran producto de su actual problema; pequeñas partículas doradas emergían de sus dedos. Si no recibía mana pronto, no duraría más de un día. Archer cerró sus manos tras su mirada enfocarse en el cansado rostro durmiente de su padre. Ritsuka no había despertado todavía, mantener las costuras también jugaba un factor en su pérdida de mana.

Por mucho que quisiera extraer mana de él ahora mismo para asegurar su propia existencia… ahora mismo, no era su prioridad. La hija de Morgan Le Fae se paró sobre la cama, invocando sus ropas y saliendo de la casa; muchos aldeanos habían despertado para ese punto. Si bien uno pensaría que sería estúpido dejar el lado de su Padre en ese estado, debía hacerlo.

Necesitaba hierbas medicinales, y por mucho que quisiera utilizar magia sanadora para apresurar su recuperación, su tiempo era limitado. Sith corrió por la villa, no prestándole atención a nada más, mentalmente, ya estaba haciendo una lista de lo que podría reunir para hacer algún tipo de pasta y aplicarla a la herida de Fujimaru para ayudarla a cicatrizar más rápido.

Manzanilla, Equinácea, Matricaria, Jengibre, Ginkgo, Ginseng, Hydrastis… ¿Qué más?

Todo lo que pudiera ser usado, aplastado y mezclado para transformarlo en una pastita y aplicada en los siguientes días funcionaría. Usando su vista, Archer rápidamente empezó a reunir los ingredientes que buscaba en su lista mental, tratando de no prestarle atención al creciente color dorado de sus dedos. La imagen mental de Papá muriendo solo, momificado y transformado en un cadáver vacío, condenando a la humanidad a morir, mientras su alma se perdía en un eterno sueño, esperándola o maldiciéndola hasta el último segundo, ¿la odiaría? ¿la despreciaría? Había visto historias en del folklore Japonés almas siendo transformadas en Onis tras su muerte debido a un resentimiento fuerte, similar a como las Hadas de su tierra se convertían en Mors.

¿Papá sufriría el mismo destino si ella desapareciera ahí mismo, cavando y arruinando su costoso vestido y perfectas uñas para encontrar la raíz u hoja más pequeñas que pudiera encontrar?

No, no, no dejaría que eso pasara. Papá era demasiado puro para simplemente dejarle desaparecer y convertirse en nada solo porque un mago bastardo logró poner sus manos en el Santo Grial y provocar este infierno, quizás esto era lo que deseó. Un dispositivo capaz de drenar a quien fuera que capturase, drenándoles de su vitalidad y magia, haciéndose más poderoso. Sith maldijo ante la idea de su poder siendo usado contra su Madre y sus compañeras, pero sabía que necesitaba seguir "Esperando y tener esperanza" como diría ese Avenger de ropas verdes.

"Está bien… Está bien… "

Sus manos cavaron más dentro del piso, arrancando pasto hasta encontrar lo que buscaba, una Equinácea. La flor rosada fue lanzada a un lado con el resto de sus materiales, no percatándose de las lágrimas que escapaban por su bello rostro, mancillando sus mejillas mientras el creciente dolor dentro de su corazón continuaba creciendo más y más, o como las partículas doradas emergiendo de su cuerpo parecían incrementar. Sith solo siguió cavando, con una única directiva en su mente.

"Yo… te salvaré… está bien… todo está bien, Papá… "

No más Ritsuka. No más Renacuajo. No más Idiota. No más Master. No más nada. La pequeña niña de Darlington sollozó mientras un escalofrío corría por su columna, causando que se abrazara a si misma en un pobre intento por calmarse, pero que en su lugar, le recordó lo sola que estaba. Pese a lo naturalmente frío que era el cuerpo de Madre debido a ser la Bruja del Invierno, y una maga de hielo, siempre se calmaba cuando estaba a su lado. Por mucho que pretendiera odiarlo, por mucho que rechazara aquel sentimiento, la misma sensación de tranquilidad y relajo emergía de su cuerpo cuando Ritsuka descansaba entre sus brazos… el sentir su cuerpo y figura sosteniéndose a ella como si su vida dependiera de ella, mientras le acariciaba el pelo, oyendo su respiración entrecortada y sosteniendo su cuerpo inofensivo la hacía sentirse nerviosamente extraña.

Era un sentimiento placentero, similar a un cosquilleo dentro de su corazón que la hacía sonreír. Pero en estas circunstancias tan desesperadas, aquella alegría se había ido, reemplazada por nada salvo un enorme temor y creciente ansiedad que la hacían sentir que su sanidad desaparecía.

Regresó tarde por la noche a la cabaña, asegurándose de que nadie la viera para que no estuvieran extrañados por el hecho de que estaba desapareciendo lentamente en una luz dorada, como si de un ángel se tratase. Baobhan cerró la puerta y se aseguró de que las ventanas estuvieran selladas, antes de agarrar un mortero, lanzando todo lo que había reunido durante el día para empezar a aplastarlo rápidamente, se sentía débil. Se sentía mal por lo que estaba a punto de hacer, si las cosas fueran diferentes, habría simplemente bebido algo de su sangre, pero no ahora. No cuando su cuerpo necesitaba descansar y recuperarse tanto como pudiera.

No tomó más de dos minutos gracias a su velocidad y fuerza superior como Servant, la mezcla fue terminada. El Hada cortó un pequeño trozo de las sábanas y las ató como un nudo, empapándolo en su creación antes de atarlo alrededor del torso de Ritsuka, necesitaría reemplazarlo en dos días, tal vez tres a lo mucho, no duraría para siempre. Escucharle y verle quejarse de dolor hizo que su corazón se apretara.

Estaba tan pálido como un fantasma, pese a que las costuras hacían su trabajo.

Ahora… era su turno de cuidarlo. Baobhan no podía ni mentiría respecto a lo que haría; esto se sentía horrible. Mal. No debería de hacerlo, pero no había nada más que pudiera hacer: drenar su sangre no era una opción, considerando que lo que ahora necesitaba era descansar, por lo que lo único que podía hacer realísticamente hablando para conseguir mana y mantener su existencia… era tener sexo.

La vampira de pelo rosado dejó salir un suspiro mientras sus ropas comenzaban a desvanecerse, revelando su sudorosa, voluptuosa figura gris. La hija de Morgan Le Fae se acomodó en la cama, junto al cálido y cansado cuerpo de Ritsuka, desvestirle no era una opción, tampoco lo eran los movimientos bruscos. Porque si bien sus hilos rojos mantendrían la sutura en su lugar, movimientos repentinos le causarían dolor o alentarían el proceso de sanación. Tendría que…

Tendría que ser… lenta y gentil.

Archer suspiró mientras sus manos iban hasta el durmiente rostro de su Padre. Los dedos del Hada se frotaron contra el rostro del hombre con un movimiento lento pero firme, tratando de acariciarle y mimarle para calmar su propio corazón junto al suyo antes de comenzar, un pensamiento cruzó su mente. ¿Papá sería capaz de escucharla? Si bien no estaba ahí físicamente… ¿su alma o subconsciente serían capaces de recibir sus palabras?

Quería creer que podía.

"Papá… prometo que cuidaré bien de ti… ahora y por siempre… así que déjame encargarme de todo"

Finalizó plantándole un beso en los labios, pero uno corto. Tam Lin Tristan se arrastró por el cuerpo de su amante, asegurándose de que sus tetas se frotaran contra su piel mientras sus pezones se endurecían, por mucho que quisiera negarlo, parte de ella estaba emocionada ante la idea de tener sexo amoroso entre padre e hija con su Papá mientras este estaba dormido. ¿Así es como se sentía cada vez que le comía el culo? Ese sentimiento de inmoralidad cursando por su mente mientras hundía su lengua profundamente en su coño y su ano, antes de vaciar su sucio y apestoso semen direct en su vientre. La chica arrugó la nariz tras acercarse a su hombría.

Por supuesto… había pasado demasiado tiempo sin descargarse dentro de ella, por lo que el semen siendo producido y guardado en sus pelotas ya estaba empezando a pudrirse. Curvando las cejas, Sith lentamente empezó a bajarle los pantalones junto a su ropa interior, provocando que su rostro fuera golpeado por el hedor proveniente de los testículos del Master cuarenta y ocho.

"¡U-ught… ! ¡¿Q… que caraj—… ?!"

El hechizo de Morgan era uno muy poderoso. Había tenido una buena ducha, como siempre. Al menos dos veces al día: antes de irse a la cama y tras despertarse, así que ese horrible y penetrante olor taladrándole los sesos y enfureciendo su estómago era única y exclusivamente de su semilla. Un esperma y mana de olor masculino que de haber Madre estado ahí, habrían sido extraídos hacía horas producto de sus deberes como Esposa. Una gota de sudor escapó por la mejilla de la chica, tenía que aguantar, reprimir sus ganas de vomitar.

De su estómago tener la capacidad de hablar, le habría estado suplicando que no lo hiciera. Pero no tenía elección. No podía simplemente desvanecerse y dejarlo a su suerte. El hada suspiró, luchando contra su propio cuerpo mientras el efecto segundario del olor empezaba a dominarla: un fuerte y dulce olorcito provino de su cuerpo conforme su vagina palpitaba excitada y placentera, mientras se acercaba más y más a sus gigantescas pelotas. Necesitaría al menos cinco horas de sexo ininterrumpido si quería asegurar su propia existencia junto a la de él.

Esto ni siquiera había comenzado.

"Que grasa tan… potente y viril tiene tu verga, Papá…"

Habló, a sabiendas de que no será capaz de oírla. La cara gris de Baobhan ganó un tinte rojo mientras sus labios lentamente se acercaban más y más a los testículos de Fujimaru, besando el izquierdo con lentitud y cariño. Su tamaño había crecido de manera considerable junto al peso, incluso ahora estaba produciendo más semen en compañía del que ya tenía, claro que así sería, era un hombre joven y saludable. El Hada cerró la boca en la bola derecha de su padre antes de que turno de cerrar sus párpados, preparándose mentalmente y encontrando algo de fuerza, fortaleza mientras empezaba a chupárselo. Baobhan Sith abrió la boca por completo, permitiendo que una de sus pelotas se metiera en su boca.

"¡H— hmngh… !"

Slurp slurp slurp… chup~

Tuvo que pelear contra ello. Era su obligación como una Tam Lin; como una Servant. Como una Esposa… y como su Hija. Baobhan Sith empezó a frotar su nariz mientras su lengua se movía en círculos alrededor del testículo que tenía en sus labios, besándolo insistentemente mientras su caliente escroto se presionaba contra su nariz, sus manos acariciaban gentilmente los muslos masculinos a la vez que el sonrojo se esparcía por su rostro, incrementando su intensidad.

Sith presionó su lengua contra su bola amorosamente, antes de subir y bajar en la misma cual fuera un helado. Ritsuka, aún dormido, gimió y suspiró, no moviéndose ni un milímetro, provocando que el hada se excitara aún más. La Archer femenina atrapó parte de su escroto entre sus labios, jalándolo muy, muy suavemente y luego dejándolo ir. Otra oleada de besos fue dada, maldiciéndose por no tener algo de lápiz labial, pero estaba bien. De haber estado en Chaldea, habría usado algo de magia para ponerse uno.

"A— ahhh~"

El muchacho nacido del matrimonio Emiya/Tohsaka dejó su voz salir levemente, reaccionando ante el placentero cosquillo que recibía, mientras la vampira pelirrosa cambiaba su táctica, desde besar y chupar un testículo a atender el otro. Sus cejas se curvaron levemente mientras su lengua salía, yendo en círculos, pero en esta ocasión más lentamente. Baobhan también comenzó a gemir, lentamente comenzando a oler su esperma más y más. El "sniff sniff" proveniente de su nariz continuaba conforme su lengua cubría sus tanques de esperma de más saliva, no dándose cuenta del daño que se hacía a si misma. Su estómago gruñía de odio mientras su coño palpitaba, desde su hendidura, su miel emanaba, cayendo por sus muslos, y llegando a sus rodillas hasta empapar las sábanas.

Fue entonces cuando los sintió y escuchó palpitar dentro de su boca.

Guuuurk guurk guuurk~

"¿Q-qué… ?"

Para su gran sorpresa, las bolas de Master parecieron temblar, no estaba equivocada. Habían temblado; se habían movido. El sonido que vino desde adentro junto al súbito estallido de olor pútrido la golpearon como un camión, como si un puñetazo hubiera golpeado su estómago en ese instante, forzando a la chica gris a apretar sus dientes mientras las pesadas bolas de su invocador reposaban sobre su rostro, bloqueando su vista; su pequeña e insignificante polla, más pequeña que su meñique, se endureció.

Se estaban… enfureciendo. En respuesta a su estimulación, Ritsuka produjo más semen, golpeando a Baobhan con un nuevo lote recién producido, el Hada tosió un poco; sus pezones y su clítoris le dolían, su rostro retrocedió de su actual posición, permitiendo que las pelotas de su padre descansaran contra el colchón mientras ella admiraba sus genitales.

¡Mierda… joder… mi cuerpo… está… !

Justo tras Archer pensar eso, Tam Lin Tristan se sostuvo a si misma entre sus brazos al sentir un cosquilleo calientito emerger desde su pecho, su spirit core, como una enfermedad, esparciéndose por todo su cuerpo cual virus. La Perra voluptuosa hacía su mejor esfuerzo para contenerse, para callarse, parte de su orgullo estaba brillando por su naturaleza recientemente adquirida; una larga gota de sudor bajó por su labio inferior, perdiéndose en la oscuridad del techo sobre su cabeza.

Gentilmente, gentil y lentamente su mano derecha empezó a viajar por su cuerpo; descendiendo, tocando sus melones tan obscenamente grandes, y luego bajó aún más, pasando por su pancita, y llegando hasta su coño, cubierto de pelo rosado, de sudor, y su dulce miel sabor frutilla. El Hada dudó; sus dedos temblaban mientras el olor rancio continuaba taladrando sus sesos, su estómago estaba furioso, desesperado por vaciar sus contenidos, pero su cuerpo, oh cielos santo, su cuerpo, no podía hacer esto— no podía ser una sucia ramera. Se suponía que fuera una Princesa, el orgullo de Madre, la futura gobernante de— de—

Sus párpados se abrieron lentamente, hasta que sus ojos encontraron su rostro dormido. El humano que había desposado a Madre, el humano del que ella se enamoró; Ritsuka, su Papá, dormía pacíficamente mientras su pecho subía y bajaba cada vez que respiraba, ese rostro tan tierno y adorable, su cuerpo tonificado cubierto de cicatrices, y esa polla de caballo llena de esperma podrida, con un olor tan asquerosamente repulsivo que la llevaba al borde de la locura, como si fuera una puta en celo, una mera Simia de la historia Pan-humana…

No podía— No podía—

Aguantarlo más.

"¡Papá… ! ¡Oh… Papá… !"

Gritó, sonriendo malignamente mientras sus colmillos parecían brillar en la oscuridad junto a sus ojos, deslizando uno de sus dedos dentro de su feminidad, mientras que su pulgar se presionaba contra su clítoris. Baobhan se hundió en la polla de su Master, su boca salivando ante la idea de finalmente servirle adecuadamente como una Hija debía de servir a su Padre, como Madre siempre había querido.

La lengua de Baobhan se deslizó dentro del prepucio de su padre, lentamente pelándolo hacia abajo para revelar sus contenidos. Pese al horrible y repugnante hedor proveniente de sus pelotas, la higiene de Padre era algo admirable como siempre. Viendo su tierna, pequeña y adorable verga de camaroncito hicieron que el corazón de la vampira palpitara de emoción ante la idea de darle atención y mimarlo usando su lengua.

Si Madre pudo aprender a como recibir aquella verga monstruosa y mamársela por horas enteras, ella también podía. He allí que lo presionara con su lengua, antes de que la punta de esta se concentrara en su glande, girando alrededor para cubrirlo con su saliva. Gemidos ahogados de dicha escapaban de su boca mientras sus dedos escarbaban más y más dentro de su coño pervertido, Tam Lin Tristan movía sus labios, presionándolos contra el pequeño penecito mientras este empezaba a crecer.

Sus testículos rugieron nuevamente, produciendo más y más semen mientras su falo crecía en tamaño a cada segundo, pronto, Baobhan empezó a mover su cabeza de arriba y abajo, delante y atrás para motivar a su carne a alcanzar su máximo potencial, todo mientras su expresión se mantenía tranquila y calmada, recibiendo su sucio, pútrido y masculino olor mientras le complacía.

Slurp… slurp… chup… chup~

Las lamidas empezaron lentas pero seguras, convirtiéndose en una chupada al su hombría crecer. Baobhan respiró por la nariz mientras su cabeza retrocedía, arrastrando sus labios por la creciente verga de Ritsuka mientras su lengua giraba en círculos alrededor de esta, por mucho que le hubiera gustado continuar complaciéndose a si misma, tendría que conformarse con su propia emoción y lujuria: serían más que suficiente. El estar sexualmente frustrada significaría que montarle la verga sería mucho más placentero cuando finalmente ocurriera, por lo que decidió simplemente tomar su polla con ambas manos, tomando ventaja de su saliva para masturbarle. La bruja finalmente retrocedió por completo, tosiendo un poquito mientras el movimiento de sus manos persistía.

Arriba, abajo. Arriba, abajo. Entonces miró a su glande, y el horrible olor proveniente de su interior. Sith se acercó no obstante, oliéndola para luego darle un beso amoroso y retomar sus lamidas, no pasaría mucho tiempo para que estuviera totalmente erecto, ganando una verga más grande que su brazo. Realmente no era de extrañar que ni siquiera Barghest pudiese resistir aquel monstruoso Rompe-putas que cargaba entre las piernas.

"Smooch~ Que verga tan… enorme… y monstruosamente masculina tienes, Papá… Estoy muy orgullosa de ti"

Archer halagó, sus ojos completamente enfocados en la cara durmiente de Ritsuka para luego carcajearse. El contraste entre su actual comportamiento y el de hacía unos cuantos días dejarían anonadado a cualquiera, pero he allí hasta donde llegaba el amor. Pronto, la Nosferatu dejó su lengua hablar por ella, dejando que un gemido saliera mientras la punta de esta abusaba de su glande, limpiándole de todo el sudor que encontraba y luego abriendo la boca tanto como pudiera, ya sabiendo qué tipo de chupadas le gustaban.

Mamadas profundas… donde su verga terminara reposando dentro de su estómago.

Gulg… slurp… chup~

Sus dedos y su agarre se apretaron alrededor de su hombría mientras le tomaba más y más dentro de su garganta. La chica inhaló levemente antes de continuar, luchando en contra del creciente dolor de su garganta, sintiendo el grueso y cálido miembro forzando su camino dentro de su garganta, antes de que su cabeza continuara bajando, más y más y más. A medio camino, Sith finalmente empezó a toser y ahogarse, pero esto solo probó ser un gran error, pues solo terminó dándole más y más placer.

Hasta el punto en el que cuarenta y ocho dejó salir un pequeño suspiro… y…

"Hmngh… Mor… Mor… Morgan… "

Murmuró, sus labios curvándose en una pequeña sonrisita. Escuchar su nombre ser mencionado provocó que una vena apareciera en la frente de la Hija, mientras su cabeza continuaba bajando, acercándose más y más a su cadera. Este estúpido, idiota renacuajo de su Papá… estaba luchando por su vida con tal de darle una garganta profunda decente, ¡¿y todo en lo que podía pensar y soñar era su Madre?! ¡¿SU MADRE?! Sith gruñó mientras sus manos comenzaron a moverse, de haber podido hablar, muy probablemente hubiera soltado un molesto "¡HMPH!"

¡Chup… slurp… slurp!~

Estúpido Papá… pensando en la garganta de Madre en lugar de la mía… te haré mierda solo por eso…

Determinada a cumplir su promesa, Baobhan finalmente logró tragarse su Rompe-putas al completo dentro de su boca, triunfante, la chica gris hizo dos símbolos de la paz y curvó lo poco que tenía libre de sus labios en una sonrisa; su lengua se movía alrededor del tronco de carne que tenía en la garganta, acariciándolo y mimándolo conforme sus ojos se fijaban en el rostro del hombre, sus rodillas temblaron, pero este era su momento, su momento. Conforme el Hada continuaba lamiendo y chupando la verga del humano, ella agitaba sus manos de lado a lado, todavía manteniendo el doble símbolo de paz, claramente burlándose de él.

¿Ya lo ves, Papá… ? Soy yo quien tiene tu enorme verga dentro de mi garganta ahora mismo… ¡Yo! ¡Baobhan Sith! ¡No mi Madre!

Tras decir eso, retomó su mamada. Su cabeza comenzó a retroceder mientras le lamía más y más, el reflejo de nauseas o el deseo de vomitar desaparecieron por ahora, lo que solo significó una cosa. Estaba acostumbrándose a tener tanta verga metida dentro de la garganta y dentro de su estómago, eso era bueno. Llenaba a Baobhan con un sentimiento de orgullo, de emoción, podía hacer esto, realmente podía hacer esta mierda. El Hada agarró la verga desde la base con ambas manos, masturbándola lentamente mientras las lágrimas caían por sus mejillas, buscando su propio ritmo.

El sonido tan obsceno que provenía de su sexo oral resonaba por todo el cuarto. Era una mezcla de su voz ahogada repitiendo "gulg gulg gulg" constantemente, el sonido de saliva siendo tragada, y sus lamidas, todo hicieron un cóctel de sonidos enfermos que, de Fujimaru haber estado despierto, habrían ayudado a su favor en orillarlo más y más al orgasmo.

Pero no estaba despierto. Así que por primera vez debía de lidiar con esta monstruosa polla por su propia cuenta, sin que nadie la ayudara.

"Hmmph… slurp slurp sluuuurp chup chup chup~ Hmmm"

La vampira pelirrosa lentamente empezó a retroceder su cabeza, no porque quisiera detenerse. Realmente estaba poniéndose cachonda, por sorprendente que fuera. Darle una mamada debería de haber sido doloroso, hasta cierto punto: realmente le dolían la garganta y la mandíbula, y le dolían un puto carajo, pero ahora mismo había algo más, algo que no podía explicar. No podía entenderlo, pero su cuerpo estaba feliz. Su corazón latía con tanta rapidez, su pecho se sentía tan caliente. Había un creciente anhelo de sostener el rostro de este muchacho entre sus manos, el acariciarlo y sostenerle contra su corazón, decirle cuanto lo amaba, que todo estaría bien, que ella estaba aquí, y cuanto lo sentía por todo el daño que le había hecho.

Los sentimientos que había estado experimentando desde que llegaron hasta ahí, desde que llegó a Chaldea, se multiplicaban mientras más se exponía a su polla, por raro que fuera, y todo ello servía para reducir la desesperación y esfuerzo que sintió al principio cuando se trataba de lidiar con su hombría. Baobhan frotó sus mejillas contra el tronco de carne de Master, notando como empezó a palpitar.

El primer disparo estaba por venir, pero no estaba ahí todavía. Necesitaba un último estímulo antes de expulsar adecuadamente la esperma podrida dentro de sus enojadas y crecientes bolas venosas. Así que optó por mimarle tal cual hizo hacía un tiempo, con su recientemente descubierto Fantasma Noble. Baobhan rio, más para sí que otra cosa, mientras se apoyaba en sus rodillas y sus dedos brillaban con un hermoso rojo escarlata; los hilos extendiéndose de estos y conectándose en medio de su carne, presionándose contra esta.

"Pobre, pobre Papá… estás tan frustrado… y he sido tan cruel contigo por tanto tiempo… "

El tono de su voz era una mezcla de tristeza, preocupación y disculpas genuinas… y un poquito de su naturaleza juguetona. Baobhan Sith sonrió alegre mientras sus mejillas enrojecían todavía más, sosteniendo sus pechos, notando como su cabeza se movía contra la almohada mientras la sudorosa carne de su teta rodeaba su pene, apretándose alrededor de él más y más mientras sus hilos hacían lo propio con sus pechos: Sith jaló sus brazos hacia afuera, asegurándose de que el agarre que ganó en su miembro fuera uno muy estrecho, para que su paja rusa se sintiera tan abrumadoramente bien como fuera posible. Aún así, estaba determinada a chuparle todo, sin importar qué.

Sluurp… slurp… sluuurp~

Tras sus pechos empezar a subir y bajar, su lengua retomó su ataque oral. Sith dejó que su cabeza descansara contra su escote mientras lamía lo que sus pechos no podían cubrir, subiendo y bajando en un ritmo lento al principio, debía de ser cuidadosa. Por suerte, el sudor era un lubricante más que aceptable, pero requeriría algo más: tal como hiciera esa mañana, el que sus hilos se presionasen contra sus pezones provocó que la leche empezara a salir, y que Ritsuka apretara los dientes mientras un sentimiento calientito y húmedo rodeaba su hombría. Un charco de sudor y su propia leche se formó en la cama, mancillando las sábanas e incluso su propio cuerpo junto al suyo, conforme su técnica oral continuaba.

Baobhan se ponía más y más caliente mientras su cabeza retrocedía, ahora el proceso siendo más rápido y fácil de hacer que antes, como si no tuviera que chupar y mamar un monstruo tan masivamente grande, aunque su garganta y mandíbula todavía dolían horrores, seguía siendo manejable. El Hada rosada rio para sí, orgullosa de su propio genio al crear esta técnica mientras su busto subía, bajaba, subía, bajaba, su hilo frotándose contra sus dos pezones color gris oscuro, excitándola en demasía.

"Hmmph~… hhmmph~… Sluurp chup chup chuuuup~ eshta bien Papá… puellesh coggegte tanto como quiellash… "

Su cálido y amoroso mirar en compañía de sus palabras dulces, estaban dedicadas únicamente para él. La hija de la Reina Alta presionó sus labios juntos mientras su mano izquierda se movía más rápidamente que la derecha, causando que aquella teta tuviese un ritmo más que placentero. Su hombría palpitaba en su boca, conforme la lengua de Baobhan atacaba y acariciaba la uretra del hombre de pelo negro, cuya respiración se hizo más pesada. Conforme Fujimaru empezaba a jadear, el dulce aroma a frutillas emanaba de la existencia llamada "Baobhan Sith" impregnaba cada esquina del cuarto, mientras que su apestoso semen podrido penetraba y atacaba exclusivamente el cerebro de aquella chica.

¡Chup…. Slurp… slurp… ! ¡chup chup chuuup! ¡Sluuuuurp!~

Conforme los minutos pasaban y su ansiedad crecía, junto a su apetito, Baobhan incrementó la intensidad de su asalto oral. No pudo evitar cuestionarse ¿qué amaba más su Padre? Sabía que adoraba comer culos y lamer axilas peludas, ¿pero que tanto más le gustaban las tetas? Memorias del Enma-tei aparecieron en su mente; había estado pidiéndole pajas rusas a Madre y a Barghest de vez en cuando mientras le comía el culo a Mélusine, aunque esa pequeña ramera llevó las cosas un poco más lejos al estrangularle con su cola mientras lo hacía. Ugh, era tan molesta y despreciable, que una vez regresaran, se aseguraría de darle una lección y mostrarle cuál era su lugar.

Porque Papá era suyo. Al carajo con esa mierda de "Amantes" que le gustaba tanto a esa perra Dragón simplemente porque él amaba a Madre. Baobhan enfurecía más y más al recordar la cara de satisfacción y placer que Ritsuka ponía cada vez que devoraba el enorme, gordo y sudoroso culo con olor a arándanos, causando que su cabeza y manos se movieran con mayor velocidad. La leche salió a chorros, mancillando sus abdominales con su dulce líquido mientras sus labios mancillaban su verga con saliva. Cada vez que su rostro subía se tomaba un momento para respirar por la nariz, para luego bajar. Principalmente por la "piscina" de sudor y leche que se había formado en su escote, conforme sus pechos continuaban moviéndose, esta vez más fuerte, más rápido, más y más. Papá gimió y la mezcla de sudor y leche que empleaba como lubricante empezó a desbordarse, cayendo en la cama.

Vamos… córrete de una vez, estúpido idiota… ¿no es tu deber… alimentar a tu familia?

Abrió un ojo, asegurándose de que seguía dormido, mientras continuaba llegando profundo dentro de su garganta. Ahí fue cuando lo sintió; sus venas empezaron a palpitar, luego sus bolas. El pútrido y horripilante hedor de antes pareció incrementar su intensidad, causando que sus ojos inyectados en sangre se abrieran de sorpresa. Ahí venía; Ritsuka empezó a jadear fuertemente mientras sus manos se movían levemente, Baobhan aumentó la velocidad de sus movimientos, y su cabeza también, no estaba cansada en absoluto, solo un poquito molesta de que tuviera un aguante tan grande.

SLUUURP SLUUURP SLUUURP CHUP CHUP CHUP CHUP CHUP~

No se contuvo, buscando complacerle y chupándosela lo mejor que podía, Baobhan hizo su mejor esfuerzo para usar su lengua y hundió su cabeza tan fuerte como pudo en su propio escote. Su garganta recibió su verga con brazos abiertos, antes de cerrarse y apretarse alrededor de él como un reflejo para no dejarle ir más lejos, pero no quiso escuchar a su cuerpo. Baobhan se ahogaba en oscuridad, en su propia carne, leche y sudor en ese momento; sus mechones estaban humedecidos, su corazón se aceleraba, su garganta y su mandíbula le dolían, pero siguió chupando. Ella lamió, sus mejillas se cerraron en su hombría, se atragantó con la misma, incapaz de respirar mientras su cara era aplastada por sus propias tetas en esos momentos, aún moviéndolas.

Arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y aba— hasta que él empujó sus caderas hacia arriba.

"¡N-nght… !"

SPLUUUUUUUUUUUURT~

Su semen finalmente salió. Pero tal como ella había previsto, era diferente. Baobhan abrió los ojos en sorpresa mientras un horrible sabor ácido invadía su boca; no era semen normal. Mana Normal. Ritsuka había estado siendo ordeñado constantemente en Chaldea, casi todos los días durante años. Morgan siendo invocada y apoderándose de toda la plantilla de servants femeninas simplemente fue para poner un orden a las cosas, pero eso no significaba que dejó de ordeñarle diariamente como su Esposa. Así que sus testículos no estaban acostumbrados a estar llenos por todo un día. La Vampira abrió sus ojos tras lágrimas caerle por las mejillas, lo que estaba recibiendo era semen, sí… pero contrario a su esperma "Normal", este era más espeso. Aún más espeso de lo normal; su textura era tan pegajosa y gruesa que sentía que se ahogaría en cualquier momento, pero no podía hacer nada.

"¡¿H-HMMMNGH?!"

El sonido proveniente de sus bolas conforme continuaba corriéndose resonaba en sus orejas. Baobhan trató de alejar su cabeza, pero fue incapaz, pues la esperma empezó a salir por sus labios, y hasta su nariz; estaba saliendo de su nariz. Sus ojos rodaron hacia atrás mientras sentía como el semen amarillento forzaba su camino dentro de su garganta, llegando a su estómago. El semen… no… la mugre que había estado obstruyendo sus bolas por todo un día finalmente logró ser liberada, enviando una sensación de alivio y alegría al durmiente Master, felizmente ignorante del hecho de que estaba forzando su pútrida, repulsiva y sucia esperma amarilla en la garganta de la hija de su Esposa.

Glup… glup… glup

Su garganta tragaba por instinto, no porque estuviera totalmente consciente. En realidad, Baobhan Sith sentía que su mente se había desconectado por un instante, mientras continuaba sintiendo como aquella sucia y asquerosa grasa pegada a su garganta seguía bajando, almacenándose en su estómago y revitalizando su spirit origin. Más que el sabor dulce que tenía normalmente por su dieta saludable, esta vez, el semen de Ritsuka no solo tenía un olor más fuerte, desagradable e insoportable… su sabor…

¡Es… Es repugnante… ! ¡MIERDA! ¡ES ÁCIDO! ¡ES PUTO ÁCID—!

"¡H-hmngh… !"

"Hnnn… ahhh~"

Ritsuka continuó corriéndose mientras dormía, con aquella sonrisa de bobo alegre tatuada en su expresión, mientras sus pelotas enfurecidas finalmente parecieron calmarse; solo luego de que Baobhan dejara de resistirse y se hubiera tragado hasta la última gota… eso, por supuesto, incluyó el tener que inhalar por la nariz las dos grandes líneas amarillas de semen que le salían, mientras su cabeza retrocedía; su cuerpo se puso de pie, su escote era un desastre total, una mezcla de sudor, lefa y leche cubrían sus tetas por completo mientras baría la boca, su mandíbula estaba entumecida, y su expresión también. SU mente… su cerebro…

Todo se sentía tan… tan…

Diferente.

"M— M— Maldito… seas… Papá… "

Escupió, maldijo, gruñó. El Hada respiró de adentro hacia afuera con lentitud, gozando de sentir que el aire llenara sus pulmones y llegase hasta sus sesos, tratando de calmarla; buscaba que su mente volviese a pisar la tierra, pero estaba siendo idealista. Algo era diferente, Baobhan lo sabía. Lo sentía mientras el aire seguía entrando por su nariz, lo retuvo en sus pulmones, cerró los ojos, y aún así… todo lo que podía ver, pensar y desera… era la enorme, gruesa y larga verga que pertenecía a Ritsuka Fujimaru, el marido de su Madre, su Master, su invocador… su Padre.

Pero ya no solo porque estaba cachonda...

Mi… mi cuerpo…

Dichas palabras resonaron en su cabeza como un mantra; sus párpados volvieron a abrirse, sus ojos brillando de éxtasis al sentir su corazón chocando contra su caja torácica, no pudo evitar que una sonrisita apareciera en su rostro conforme más se acercaba, su clítoris palpitaba de emoción y placer cuando se agachó una vez más, su mente, si bien se resistió un poco al principio, ahora se adaptaba y cambiaba a un humor más adecuado ante la monstruosidad que era la hombría de su padre frente a ella, en toda su plenitud, aún si estaban en una situación tan complicada y sombría, el cuerpo de Ritsuka seguía listo para copular y proveer mana, como ocurriría con cualquier adulto joven y saludable.

"Ahhhh~… Papá… pero mira que verga tan monstruosa tienes… ~"

Archer canturreó, poniéndose de pie, para alzarse ante su falo. Sus piernas se separaron ligeramente; la esperma podrida que acaba de tragarse estaba siendo rápidamente absorbida por su cuerpo, transformándolo en mana, dándole la fuerza y magia que tan desesperadamente necesitaba, sus anteriores pensamientos; el darse cuenta de que lago había cambiado en ella, desaparecieron en el vacío conforme se preparaba para ser empalada y sentir su vientre aplastado por el hombre debajo de ella. La belleza rosa llevó sus dedos índice y medio a su feminidad, separando su húmedo y peludito coño gris para que pudiera invadirlo.

Hazlo… hazlo…

Fue como si otra voz resonara dentro de su propia mente. Ignorante de su propia apariencia, Baobhan Sith no se daba cuenta de que sus pupilas habían transmutado; las antiguas pupilas rasgadas características de un Nosferatu cambiaron en dos lindos corazones alegres, sus piernas se rindieron, y bajó lento, lento.

"A— OH~"

En el momento en el que su glande empezó a entrar en ella, todo el aire dejó sus pulmones. El color rosado emergiendo de sus globos oculares incrementó mientras sus irises brillaban de emoción; su sonrisa desapareció, reemplazada por un rostro sorprendido. Podría haber jurado que el fantasmagórico cuerpo desnudo de Madre le devolvía la mirada desde una esquina del cuarto, con una gran y maliciosa sonrisa inmisericorde, presente en el rostro usualmente estoico de la Reina Alta, como si no le importara el hecho de que una verga más grande que el brazo de su propia hija estuviese metiéndose en su feminidad, ni del gran esfuerzo por el que pasaba.

No. Morgan contaba con ello.

Baobhan Sith. Obedéceme.

Demandó la reina, y la caballero obedeció. Sus piernas finalmente se rindieron; Sith dejó de apoyarse y dejó que todo el peso de su cuerpo de servant cayera en el pene de Ritsuka, que sin esfuerzo llegó tan profundo de su coño como era posible golpeando y abriendo su vientre de una sola embestida, enviándola a un mundo de placer infinito. La cabeza de Archer colgaba de su cuello, sus ojos perdidos en el techo mientras sentía como aquel pene tan monstruoso golpeaba su cérvix, invadiendo y chocando un lugar al cual no debería ser capaz de llegar, como había hecho con tantas otras antes que ella.

Papá estaba follándose su cuarto de bebés.

"¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!~"

Fue el grito más fuerte que jamás había soltado. Tal vez ayudada por sus pulmones de Servant, como un Hada y Vampira, la voz de Boabhan Sith hubiera llegado hasta los cielos, resonando por toda la villa y despertado a cualquier animal y humano, de no ser porque su hogar había transformado su hogar en un taller mágico, evitando que cualquier sonido se filtrase hacia afuera. Lágrimas salieron por sus ojos mientras su cara cambiaba, originalmente de incredulidad y sorpresa, a una de puro gozo.

Emoción.

Placer.

Felicidad.

Joder… joder… ¡JODER JODER JODER JODER JODER JODER JODER!

"¡JODEEEEER!"

Bramó cual bestia, sus manos yendo a por su estómago, mirando el gigantesco bulto presente en este, palpitando producto de la familiar estrechades del coño de una mujer rodeándole. Ya habían follado múltiples veces, lo hicieron en incontables ocasiones, pero jamás se había sentido tan llena. Nunca había estado tan indefensa; tan inútil, como si no fuera nada más que un juguete, un onahole. Su mente por momentos recordaba los rostros de emoción, sumisión y placer descerebrado que ponían Barghest y Mélusine cuando fueron cogidas por esa misma verga dentro de su coño.

Papá literal y figurativamente estaba cogiéndose su cerebro; friéndolos con su monstruoso tamaño y su horripilante olor, ni siquiera estaba despierto, ni se había venido dentro de ella tampoco.

La silueta de Madre apenas aguanto sus deseos de reír ante la escena, en su lugar, optando por aplaudir una y otra vez fuertemente, mientras caminaba alrededor de la cama, admirando a su Marido siendo montado por su Hija como si fuera la pintura más bella en la historia. Los ojos color cian de la Reina Alta miraron el rostro lloroso de Tam Lin Tristan con fría y cruel alegría en ellos, antes de terminar por acariciarle el rostro.

Sí, Baobhan Sith… te están jodiendo

Habló la aparición, sus dedos inexistentes acariciaron el rostro de su hija con amor, la lengua de la rosada escapó de su boca en un esfuerzo por intentar calmarse; incapaz de controlar su cuerpo o su mente, Archer lentamente empezó a levantarse, su voz siendo una extraña mezcla de placer y sonidos guturales, que escapaban de su garganta mientras sus ojos giraban hacia atrás. No podía resistirlo, realmente, realmente no podía desobedecer. Morgan no estaba ahí— Esa versión de Madre no era real y aún así… y aún así— se encontró incapaz de actuar por si sola… ¿o realmente era incapaz?

"¡A-AGHHHHH! ¡JODER! ¡JODER! ¡JODER JODER JODER JODER JODER JODER JODEEEEEEEEEEEEER!~"

En el momento en el que la verga de su padre retrocedió de sus adentros, sintió que se volvió loca; se frotaba y raspaba contra su interior, su vientre, sus intestinos. Sith lo sentía; lo sentía y continuaba sintiéndolo. Como su punta estaba jalando su vientre hacia abajo mientras empezaba a regresar lentamente. Su cuerpo de servant alterado era mucho más similar al de una "milf"; grueso y voluptuoso que su forma original, siendo capaz de resistirlo sin esfuerzo.

Se atascó.

"¡UGHHHHHHH! ¡HAAAAAHHH! ¡OH— HOHHHHH!~"

Sus piernas temblaron en ese preciso momento conforme arqueaba la espalda; sus brazos continuaron debajo de su cabeza conforme sus dedos se hundían en su cabello rosado. La princesa de las Hadas apretó sus dientes tan fuerte como le fue posible; ahí estaba ella… Baobhan Sith; montando la monstruosa verga de Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka, quien ni siquiera estaba consciente, pero siendo incapaz de tomar el control de la situación. Sith realmente trataba de levantarse y sacar la polla de Ritsuka de su vagina, pero las esquinas de su glande se atascaron en la entrada de su vientre.

Cada vez que se levantaba, tratando de sacarlo, la jalaba hacia abajo por el vientre y la hacía sentir un placer abrumador que no podía controlar ni comprender.

Squeak squeak squeak~

El que el colchón estuviera rechinando debajo de su peso cada vez que sus piernas levantaban su cuerpo, forzándola a bajar, intensificaban las sensaciones todavía más. Su respiración empezó a volverse más animal y pesada, más intensa; Baobhan se empalaba a si misma constantemente en un esfuerzo por intentar sacar la punta del miembro de su Padre de si misma, pero era inútil.

Inútil.

"¡UOGHHHHH! ¡DIOS! ¡CARAJO! ¡MIERDAAAA! ¡¿POR… QUÉ ESH TAN… TAN GRANDEHHH?!"

Gritó, no comprendiendo como su Madre era capaz de recibirle constantemente sin esfuerzo. Gawain le recibía sin esfuerzo. Incluso esa maldita puta de Lancelot lo recibía dentro de su pequeño cuerpo sin problemas. ¿Entonces por qué? ¿por qué no podía ella, que era más alta y que había modificado sus tetas, su culo, su vagina y su ano para encajar con sus gustos? Sus piernas finalmente se rindieron, causando que cayera directo en el colchón y que su miembro se enfundara por completo dentro de ella, llegando a las partes más profundas de su cuerpo y golpeando su cérvix.

Otro grito fue soltado mientras su rostro lentamente se contorsionaba en uno de alegría: el cosquilleo proveniente de la penetración se esparció por todos u cuerpo. Electricidad cursándola sin cesar, proveniente de su vientre siendo golpeado más y más y más, su cérvix era apuñalado, empujado hacia atrás mientras su miembro se abría camino en sus intestinos, provocando que sus tetas se movieran…

Y luego retrocediendo: pronto, Sith estaba moviéndose automáticamente. Su cuerpo buscando placer por si solo. "Clinch, clinch, clinch" rechinaba el colchón, una, y otra, y otra vez conforme ascendía y descendía. La misma situación que había pasado en la tina se repetía ahora en la cama, pero bajo una luz totalmente distinta: Padre estaba follándola y haciéndola una puta sin siquiera estar despierto… ni tampoco estando intentándolo en primer lugar.

Necesito… Yo—

Su proceso de pensamiento fue interrumpido; alterado, arruinado. Baobhan sintió el súbito deseo de correrse; en realidad, sí se corrió. Cuando sus sudorosas y gordas nalgas cayeron e hicieron contacto con las caderas de Cuarenta y Ocho, provocando que su miembro se enfundara dentro de sus genitales, finalmente fue llevada a su primer Orgasmo… ¿era ese su primer Orgasmo? Maldición, hasta su memoria empezaba a desvanecerse. La mirada de la chica se perdió flojamente en la oscuridad.

Su corrida fue rociada por la cama, ensuciando las sábanas junto al cuerpo del hombre que estaba montando… y simplemente lo retomó. Ahora, más que gemir, jadeaba. Su cuerpo deseaba la apestosa y rancia crema que se producía en sus pelotas, mientras su cadera seguía moviéndose. Los ojos grises de la chica se enfocaron en el rostro durmiente del Master, aunque estuviera siendo violado, follado, asaltado… parecía estar en paz.

Ne… N-ne… Necesito…

Los corazones palpitando en sus ojos brillaban con destellos rosados; sus dedos dejaron ir su cabeza, mientras sus manos se extendían hasta llegar a su rostro. Le acarició de manera cariñosa, Tam Lin Tristan dejó salir un suspiro en el momento en el que se deó caer una última vez en el Rompe-putas de su padre, para luego acercarse a este. Sus labios estaban secos, quería besarle, oh cielos santo, bendito sea Cernunnos como quería meter su larga y filosa lengua dentro de su garganta, tenía tantas, tantas ganas.

Pero había algo que quería por sobre todo lo demás. Sus pezones le dolían; de verdad estaban adoloridos. Sus enormes senos, llenos de leche, aunque estaban lactando y causando un desastre en toda la habitación, morían por atención. Era el mismo dolor insoportable que casi todas las chicas de Chaldea que pasaron por aquella pervertida y voluptuosa transformación, sufrían.

¿Quería su leche? bien… bien…

"Aquí… Papá… tu favorita"

Se dejó reposar sobre él; llenándole la boca con sus pezones grises, hinchados y lechosos. La punta de su lengua golpeó su paladar conforme le montaba más fuertemente en aquella posición; aunque siguiera dormido, el pelinegro ya estaba acostumbrado a beber leche materna desde que era un bebé después de todo. Ritsuka gimió ahogadamente mientras las paredes internas de Archer se cerraban y estrechaban alrededor de su verga, dándole más placer mientras que su boca se alimentaba de las tetas de su hija.

Slurp… slurp… slurp~

Baobhan Sith cambió completamente su expresión por una de gozo. "Ahhh~" dijo mientras la húmeda lengua empezó a ir en círculos alrededor de su pezón, sus dedos ahora yendo a por su cabeza para acariciarle y motivarle a beber más. Sus dedos viajaron por la oscura tierra que era su cabello, mientras que su respiración poco a poco se estabilizaba, la gris obviamente se sentía aliviada.

Su cuerpo se acostumbraba a ser follado por una verga tan enorme, para su sorpresa, ahora que no se estaba "resistiendo" por decirlo de algún modo, ni tratando de sacárselo de adentro, hizo que todo fuera aún más fácil de manejar y disfrutar. Todavía más tras ver a Papá beber su leche con tanto fervor, como el gran bebé que realmente era. El trasero de Archer aplaudía, una y otra vez, cada vez que sus caderas descendían.

Clap… clap… clap… clap~

"Haah… haah… ahhh~ Papá… ¿puedes sentirme?~ ¿puedes savorearme… ?~ Puedo ser tan buena como Madre, ¿lo ves… ?~"

Preguntó, el tono de su voz cargado a tope con cariño. Su ser usualmente juguetón y sádico ahora no siendo nada más que una memoria. Las manos de la Nosferatu acunaron y acariciaron su nuca mientras sentía como su boca se cerraba en sus dos pezones, causando que la leche saliera con más fuerza, como una fuente ilimitada del cálido y delicioso líquido sabor a frutillas, yendo directo a la garganta de Ritsuka, hasta su pancita. Eso no significaba que unas cuantas líneas no le cayeran por el mentón, pero honestamente a Sith no le importaba. Su mirada amorosa reflejaba su rostro pacífico perfectamente; su corazón estaba calentito, latía con una velocidad alegre, conforme la adrenalina poco a poco se presentaba.

Su verga palpitó, siendo esta la primera señal. Luego vino el horrible olor, con una intensidad aún mayor. Sus orejas captaron un sonido extraño, gutural, proveniente de sus testículos, todas estas señales de la conclusión pronta a venir.

Se estaba preparando para correrse y llenarla con una dotada fresca de semen; así que necesitaba aumentar su velocidad para maximizar el placer. No le dejaría ir, ni estaría por detrás de Madre. Amaba a Morgan y la admiraba con toda su alma, a tal punto en el que Sith podía decir sin lugar a duda que estaba dispuesta a morir por ella… pero ahora, en este momento, donde su vida dependía de ella, estando sobre su cuerpo, apuñalándose y empalándose con su miembro, viendo su linda carita dormilona chupándole la leche mientras que ella ordeñaba sus pelotas con su coño…

Si uno le preguntara si estaba dispuesta a morir por Ritsuka Fujimaru… sin duda alguna diría "sí" sin pensar.

"No-no te preocupes Papá… solo déjame… encargarme de todo…"

Fueron sus exactas palabras; su pulgar izquierdo acariciando y frotándose contra su mejilla mientras se preparaba para montarle con todas sus fuerzas, tomando ventaja de su peso, fuerza y altura superiores. Aún cuando su masculinidad era tan enorme, no se estaba volviendo loca de placer. Había recuperado el control, estaba en sus cabales, así que esta sesión de hacer el amor dependía únicamente de ella. No le fallaría, le complacería, le haría eyacular. Ideas que resonaban dentro de su cabeza mientras sus manos grises continuaban acariciando su sudoroso rostro dormilón, conforme los labios de este seguían presionándose contra los pezones de ella.

PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF~

Su ritmo incrementó, como planeaba. Sus nalgas, cubiertas de sudor, múltiples veces más grandes que su cabeza; pero suavecitas como Mochi, como malvaviscos, continuaron aplaudiendo, clap, clap, golpeándose entre si mientras Sith montaba a su padre como un carrusel. La chica de piel gris cerró los ojos mientras la punta de su hombría seguía golpeando y aplastando las partes más profundas de su vientre. El bulto en su panza subía y bajaba, subía y bajaba, mientras la cama continuaba rechinando. Su mirada, en un principio fijada en la cansada expresión de Ritsuka, pronto se perdió en la oscuridad.

Solo eran ellos dos en ese momento. Clap, clap, clap, clap: como agua cayendo por un río, lo único que podía escuchar en ese negro vacío infinito, era su propio culo y sus muslos golpeando el cuerpo de su padre mientras su verga palpitaba dentro de ella, usando sus entrañas como un onahole perfectamente hecho para él, única y exclusivamente para él. Jadeando, respirando, suspirando, nada podía hacer para calmar el creciente dolor, el abrumador fuego surgiendo en el fondo de su estómago. La rosada arqueó su espalda.

Lágrimas cayeron de sus ojos; el tronco de carne que se cogía su cuerpo comenzó a palpitar violenta y salvajemente, conforme el sonido proveniente de sus pelotas resonaba en ese momento. Mentalmente empezó a contar; era la misma reacción provocada por Mélusine, Barghest, y hasta su propia madre. Papá iba a correrse, iba a correrse, iba a—

"¡UGHT! ¡JODER! ¡MIERDA! ¡JODER! ¡JODER!"

SPLUUUUUUUUUUURT~

SQUISHHHHHHHH~

"HYAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH~"

Como uno esperaría… ella también se vino. Simplemente por la vasta cantidad de mana; de semen, siendo inyectado en ella. La panza de Baobhan también comenzó a crecer, más, y más mientras los dientes de su padre se hundían en sus oscuros pezones grises, mordiéndolos y marcándolos por la fuerza de sus mordidas. Sus gritos se volvieron más violentos, fuertes: mientras sentía como sus Spirit Origin y Spirit core eran revitalizados con más energía que antes. Si bien esta tanda de semen fresquito no era tan "rica en mana" como la que se tragó anteriormente, la cantidad y textura no tenían parangón. Su corazón, palpitando con tanta violencia y rapidez, pareció calmarse.

La adrenalina que había tenido lentamente comenzó a desvanecerse conforme sus gordas y pesadas bolas se descargaban en su preciado vientre, su estómago no obstante continuaba creciendo. Ya fuera por su actual situación, o para adaptarse, realmente no sabía por qué… pero su cuerpo ya estaba consumiendo y absorbiendo el semen, transformándolo en el preciado mana que requería para su existencia.

"Haff… haff… tú… animal… maldito monstruo…"

Mencionó la Tam Lin, todavía sintiendo ese sentimiento electrizante invadiéndola por el hecho de que la punta de su miembro obscenamente grande estaba metido hasta las bolas dentro de su vagina; mezclado con el hecho de que había bebido su leche aún estando dormido, la hizo darse cuenta y cuestionarse… ¿qué tanto sexo había estado teniendo su Papá antes de que Madre fuera invocada, para haber estado cansado y con falta de sueño, aún tras haber sido bendecido por esa Puta babilónica de clase Archer, o esa zorra albina de la India? Su mente no podía concebir como es que él, con una resistencia y una verga tan grande, era incapaz de dominar y romper a todas las mujeres que se atrevieron a copular con él.

Esa era una pregunta que, si buscaba responder, tendría que preguntarle a Tam Lin Galahad. De todos modos… Baobhan dejó salir un último suspiro, antes de que una sonrisa apareciera en su cara. Su erección aún presente, tendría que seguir ordeñándole por el resto de la noche; ya había planeado que hacer. Ahora que su cuerpo estaba consumiendo vastas cantidades de semen rico en mana, lo primero que haría en la mañana sería cocinarle el desayunito, ver si esos estúpidos aldeanos estaban bien, y continuar buscando hierbas medicinales para mejorar su estado de salud.

Ahora que la "Base" de los Duendes y Cíclopes había sido destruida, la paz finalmente regresaría a este lugar… por lo que podría enfocarse en encontrar una salida de aquí, esta vez de verdad. Esa idea hizo que Tristan riese, antes de que sus caderas comenzaran a moverse nuevamente en círculos conforme sus manos mimaban el rostro del hombre. Un aura color escarlata la rodeó mientras los corazones en sus ojos brillaban apasionadamente.

"Hehehe… buen trabajo, Papá~ Me llenaste como un Pavo… Pero no te sobreestimes, ¿vale? Te trataré bien hasta estar totalmente satisfe—"

Se calló la boca en ese instante… pues Ritsuka abrió los ojos… pero esa no era una mirada normal en absoluto. "¡¿HUH?!" salió de los labios grises de Sith mientras un escalofrío recorría su columna. Los vacíos ojos del Chaldeano, casi robóticos, desalmados, sin emociones, se enfocaron en el Hada gris encima suyo, ignorando totalmente el que su verga estuviera metida por completo en su feminidad, o el que un humano no debería de ser capaz de levantar a un Servant en circunstancias normales. No. No era nada de eso… pasa que Ritsuka… no estaba ahí.

Estaba sonámbulo.

"Mor… gan… "

Dijera su cansada y áspera voz. La vampiresa soltó otro grito tras sentir como el cuerpo de su Invocador se levantó, y a ella consigo. Sith sintió placer dicha y sorpresa al sentir sus caderas empezar a retroceder; Ritsuka dejó salir otro gruñido, percatándose de como el sacar su verga de la chica debajo de él, parecía estar atascada. Sith gimoteo mientras sus manos se agarraban de las sábanas; la hija de Morgan miró hacia atrás mientras abría los ojos.

¡¿Qué… qué mierda estaba haciendo… ?!

"¡PAPÁ! ¡E-ESPERA!"

Suplicó, tratando de pedirle algo de piedad, sintiendo como seguía tratando de salir de ella. Su clítoris latía, la gruñona voz de Ritsuka salía de él constantemente. Si aún tuviera sus hechizos de comando, estarían brillando cual rubíes ahora mismo. El pelinegro persistió; sus ojos no se separaron del coño de "Morgan" para verle el rostro, y de haberlo hecho, no estaba consciente. Actuaba por instinto y deseo; nostalgia y anhelo por su Esposa, su corazón y cuerpo realmente creían que la cálida, blandita y apretada vagina de la que trataba de escapar, era la de su Esposa.

"¡E-ESPERA! ¡ESPERA! ¡E-ESPERAAAAAAAHHHHHHHHH!~"

Se corrió en el momento en el que cumplió su propósito. Ritsuka consiguió sacar su pene del vientre de Baobhan Sith, arrastrándolo hacia abajo y dejando su agujero bien abierto; la penetración y el sentimiento de carne frotándose contra la suya fueron más que suficiente para hacerla correrse. Sus fluidos no solo mancharon la cama, también alcanzaron y empaparon todo su falo, actuando como una capa extra de lubricante. La mirada de Fujimaru se concentró en el masivo agujero en el que se convirtió la vagina de "Morgan"… estaba demasiado aflojada para su gusto, pasaría un rato hasta que se arreglara.

La lengua de la chica salió tras sentir como se corría, su mente dejó de funcionar bien producto de ello. Aunque "el cambio" no hubiese ocurrido dentro de ella hacía unos instantes, y aún fuera la misma chica de antes, ¿qué habría podido hacer o decirle? Llamarle "Renacuajo" no habría funcionado en absoluto, no con una verga tan grande y poderosa como aquella. Baobhan habría seguido retorciéndose, corriéndose y moviéndose en la cama, de no haber sido porque sus manos le agarraron los hombros, sujetándola fuertemente antes de darle la vuelta a su cuerpo.

Su cara reposó y chocó contra sus tetas, ese siendo el catalizador que la regresó a la tierra. Los ojos de la Vampira giraron de regreso a su órbita normal, antes de darse la vuelta; Ritsuka la había puesto de rodillas, listo para follársela por detrás como si fuera una perra, la misma forma de coger que a Barghest tanto le gustaba… esperaba que dijera algo; específicamente el nombre de su madre. Que la llamara. Que la nalgueara o algo parecido, como una especie de "jugueteo" antes de metérsela toda otra vez… en su lugar…

Loque hizo… fue agarrarle las nalgas.

N-no… d-de ninguna manera…

Fue como si la hubieran tirado al agua fría. Como si hubiera perdido todo semblante de esperanza, salvación y no pudiera ver la luz del mañana. Baobhan, aún en el estado en el que estaba, sentía su corazón detenerse por el temor mientras una fría brisa golpeaba todo su cuerpo: un instinto primario de intentar de escapar la invadió mientras lentamente empezó a sentir el aire frío golpear su ano con forma de donita, y la hambrienta mirada de Fujimaru Ritsuka, su propio padre, mirándola como si fuera el buffet de cinco estrellas más rico que hubiera visto.

No… no… ¡NONONONONO!

"¡NO! ¡POR FAVOR NO! ¡ESA COSA NO ME VA A ENTRAR!"

Llamó, desesperadamente tratando de detenerle, pero no había nada ahí; nada salvo el cuerpo cálido y hambriento de sexo de un hombre dormido, que estaba demasiado lastimado y drenado de su propio mana para despertar. Tras vivir el tiempo suficiente en Chaldea, Sith comprendió lo mucho que el Master amaba los culos. Por mucho que le gustara comer y chupar coños y el vello axilar de las mujeres, en cuarto, o tal vez tercer lugar estaba su desesperado deseo por comer culos. El meter su lengua dentro del siempre limpio ano de las Servants femeninas interesadas en él, tras una exhaustiva batalla, era más un premio para él que para las mismas Servants. Era vergonzoso, casi insoportable de ver cuanto se retorcían y se venían cada vez que hundía sus dientes en sus nalgas mientras sus labios se presionaban contra aquella dona tan exquisita.

Eso… por supuesto… incluía el sexo anal.

"¡POR FAVOR! ¡POR FAVOR NO! ¡RITSUKA! ¡P-PAPITO! ¡SOY YO! ¡TU BAOBHAN SITH! ¡NO! ¡POR FAVOR! ¡POR FAVOR! ¡SERÉ BUENA! ¡LO PROMETO!"

Le rogó, viéndole apuntar y alinear su pene contra el carnoso círculo cubierto de pelito rosado. De Ritsuka realmente haber estado despierto, la habría escuchado. La habría obedecido, y pensado "Aún no está lista para esto", porque nunca antes habían intentado el Sexo Anal. Lo había hecho con Madre; Gawain y Lancelot, una, y otra, y otra vez, hasta que no pudieron pararse. Un problema que Morgan no tenía, pues su culo era más que suficiente para ir de forma igualada con su amado Esposo hasta dejarle seco, y caminar perfectamente tras meterse un tapón con forma de gema para que el semen no escapara de su cuerpo hasta absorberlo por completo. Pero no Baobhan Sith: su culo era 100% virgen. Lo único que había sentido anteriormente había sido su lengua, nada más.

Esta era su primera vez teniendo sexo anal con Ritsuka… además estaba completamente erecto. Eso era lo que más la asustaba.

"¡RITSU-KAAAAAHHHHHHHHHHHHH!~"

Su cabeza fue hacia atrás. La mezcla de semen, saliva y fluidos femeninos eran más que suficiente para funcionar como lubricante de la mejor calidad posible. En compañía del hecho de que su cuerpo estaba cubierto de sudor, especialmente en la entrada de su recto, todo ello se mezcló para crear la perfecta combinación que le facilitaría el penetrarla. Fujimaru empujó su pene dentro de la carne gris, mientras las uñas de la pelirrosa rompían y destruían el colchón bajo ella. Un suspiro de alivio y alegría salió de él, mientras su pene continuaba llegando más y más dentro de los intestinos de Tam Lin Tristan.

Sus gritos más pronto que tarde se convirtieron en gemidos ahogados de sorpresa y shock, mientras su cerebro era desconectado de su cuerpo conforme más se metía en ella.

"¡U-UUGHT! ¡MNGH!"

No era igual que antes. Simplemente no podía compararse con su coño siendo follado por esa monstruosa verga suya: esa parte estaba hecha para el sexo. Hecha para un pene; para Ritsuka específicamente, así que era normal… hasta cierto punto. Lo mismo no podía decirse de su culo, ese lugar no debía de ser usado para algo tan repulsivo y obsceno como el acto sexual, pero hela allí. Su panza crecía, mientras su verga continuaba yendo adentro, más, y más.

Como si jamás fuera a acabar.

"Hmngh… Mor… Mor… gan… Morgan…"

El marido llamó a su otra mitad como un reflejo producto de lo apretada que estaba. El suavecito sentimiento del pelito rojo de su ano acariciando la carne de su verga le hicieron relajarse, bastante irónico considerando el hecho de que, por algún motivo, su mente estuviera encontrando discrepancias con el culo de su Esposa. Fujimaru dejó que todo el peso de su cuerpo cayera contra la espalda de Baobhan Sith, sacándole otro gemido. Su nariz fue más hondo en el cabello de la princesa, inhalando su olorcito cual estimulante u/o afrodisiaco. Si bien su verga estaba, indudable y literalmente reformando y destruyendo el estómago de la Vampira suavecita, tetona y sudada debajo de su cuerpo…

Estaba pasándoselo como nunca. La calidez de estar cerca de su Esposa, con su amada Morgan, calmaba su corazón. Aunque su rostro era un desastre de infinitas lágrimas mientras tomaba su virginidad anal, su ojo derecho todavía logró darse la vuelta para verle. Sus párpados estaban cerrados, su cuerpo estaba tensándose tras la mitad de su verga lograr meterse en ella; todavía tenía que meterle la otra mitad en su estómago antes de empezar a follársela.

"Te… te… amo…"

Mencionó, tan lentamente, que uno apenas podría oírlo; más sus labios prácticamente estaban tocando y besando sus orejitas puntiagudas. No dándole tiempo de pensar o meditar sobre lo que acababa de escuchar, el humano retomó su penetración, queriendo meter toda su masculinidad en su sudoroso, apretado y peludito ano mientras su voz resonaba en bucle dentro de sus sesos, como un virus mental, como si sus sentimientos por ella estuvieran corrompiendo todo su Spirit Origin y cambiando su Saint Graph en la de un Berserker, sin la necesidad de que entrase en su "Verdadera Forma" o de que se volviera "Baobhan Sith Alter"… mierda, ahora que lo pensaba, ¿podría transformase en un Alter producto del amor? ¿De puro follar de forma brutal, animal y enfermiza? Los ojos grises de Sith recuperaron sus corazones mientras su mente continuaba escuchando aquellas tres palabras que nunca antes le había dicho. Nunca, nunca, nunca antes su Padre le había dicho abiertamente que la amaba… y acababa de hacerlo.

Papá… papá… papá… papá, papá, papá, papá, ¡PAPI!

Oh, que tonta había sido. Oh, que estúpida, cruel, idiota y ciega había estado por tanto tiempo. Conforme el término y acto prohibidos de considerar al Marido de su Madre su Padre, se repetía en su cabeza, terminó por sonreír. Sonreír, mientras su culo era partido en dos, aunque sus intestinos estuvieran siendo llenados con una verga más grande y larga que la de un caballo, conforme su Spirit Origin ardía de emoción, su corazón chocaba contra sus costillas, las lágrimas saladas de la liberación y la felicidad le caían de las mejillas, Sith no pudo evitar sentirse… libre.

Sentirse querida. Sus brazos reposaron contra sus hombros en forma de cruz; cada mano acariciando y mimando uno mientras su rostro exploraba, olía y se frotaba contra su cabello rizado. El corazón del Hada… se había desatado.

"¡TAMBIÉN TE AMOOOOOOOOOOOOOOOO!"

Gritó, antes de aplastar sus labios contra los suyos tan violentamente como pudiera. Su lengua buscó la suya con desesperación, provocando que el obsceno sonido de las lamidas, saliva y carne chocando resonase por toda la habitación mientras Fujimaru finalmente penetraba una última vez en el apretado, carnoso y peludo ano de su hija. Un grito ahogado de alegría y felicidad escapó de la garganta de Sith, mientras sentía como la verga de su padre la llenaba por completo, su lengua apuñaló su garganta y la de ella atacó la suya, girando alrededor del otro cual serpientes en celo.

Pronto… la penetración comenzó. El hada gritó mientras sus ojos giraban hacia atrás, la verga de Ritsuka, gracias a su abrumador tamaño, estaba aplastando sin esfuerzo todo a su paso y entrando tan profundo en ella como le era posible. Esta vez, con cada lento y tortuoso "Plap" que oía tras sus bolas golpear sus muslos y su cadera golpearle el culo, le sentía justo en el estómago. Dios la ayude; sus ojos llorosos y neblinosos apenas eran capaces de distinguir algo.

Ritsuka movía su lengua en círculos alrededor de la de ella, antes de lamerla y empujar a su amada mujer hacia atrás, su verga se frotaba contra sus adentros, para luego penetrarla nuevamente, enviándole escalofríos y electricidad por la columna. Archer trataba de respirar por la nariz, memorias y recuerdos de como Barghest y Mélusine habían lidiado con esa verga cursaban por su mente…

Estas memorias se terminarían derrumbando mientras él aumentaba su velocidad; claramente emocionado y excitado ante la idea de tener sexo anal amoroso con la mujer que más amaba. Los dedos de Fujimaru acariciaron y mimaron los hombros de Baobhan; cuyas uñas entraron más dentro del colchón, destruyéndolo tras cada embestida.

Plap, plap, plap, plap, plap. Su culo aplaudía conforme la cama rechinaba. El levantar a Ritsuka hubiera sido de lo más fácil para ella, o bueno… para literalmente, cualquier Servant de Chaldea. Solo era un humano después de todo, nada más que una pluma; y una bastante enana… pero ahora, con él en su espalda, embistiendo y penetrando su culo como si no fuera nada más que un agüero para su entretención, un juguete que usar hasta romperlo.

Al paso de los minutos, sintió su vagina comenzar a humedecerse y arderle. Ritsuka aumentó su velocidad, provocando que Baobhan Sith rompiese el beso con un sonoro "Buah~", todo lo que pudo hacer fue apretar los dientes.

¡PLAF… PLAF… PLAF… PLAF PLAF PLAF!

"¡M-mierda! ¡Joder! ¡C-cálmate Papá! ¡SÉ MÁS GENTIL!"

No hubo respuesta. El durmiente rostro de Ritsuka se frotó contra su nuca, encantado con el delicioso olor a fresitas proviniendo de su piel, sudor y aquel hermoso cabello rizado color rosa que tenía. Sith cerró los ojos mientras sus dedos seguían clavándose más en el colchón; ahora más que la mitad de sus diez dedos estaban incrustados en la cama, una gota de sudor cayó de su frente, por su puente nasal, y luego sus labios. Ahora sí estaba en una situación peliaguda.

Su verga, si bien no palpitaba; estaba muy dura. Demasiado grande para que su cuerpo lidiara con ella. Un hilo de saliva caía de su labio inferior hasta su mentón; sus brazos empezaron a dejar sus hombros, optando por acariciar y mimarle los brazos, y por último, su torso. Los dedos humanos jugaban y acariciaban la piel gris de la mujer, admirándola y sosteniéndola entre su cuerpo y el de Baobhan, para poder admirar como se hundían en su cálido ser.

Apenas podía… apenas—

"Mor… gan… más"

"¡¿H-huh?!"

Demasiado rápido para que se diera cuenta de qué estaba pasando. Cada vez que Ritsuka martillaba su pene dentro de ella; cada vez que chocaba y reformaba su estómago, su cerebro se transformaba más y más en carne molida. Su habilidad para pensar con claridad desaparecía; su mente se nublaba, y hasta ella comprendía que algo venía. El hombre de ojos azules le agarró las piernas, rápidamente cambiando la posición… ahora no estaba sobre ella, oh no.

Se paró frente a la cama, con ella sobre él; lista para ser empalada y apuñalada por su hombría en la posición del Full Nelson. Conforme el Master lentamente se paraba, pese a sus heridas y la sutura roja que ella le aplicó, junto a los vendajes con su mezcla, se percató de lo que pensaba. Sus caderas retrocedieron, provocando que su verga fuera sacada de su culo mientras sus manos la agarraban de los tobillos, atrapándola.

Ella era su prisionera. Y esa verga iba a ser forzada dentro de ella hasta su base, con la asistencia de la gravedad, y el que estaba plenamente abierta para que abusara de su gordo culo con toda libertad.

"¡ESPERA! ¡NO OTRA VEZ! ¡POR FAVOR NO DE NUEVO! ¡POR FAVOR, NO LA METAS DE UN SOLO GOLPE! ¡¿ME ESCUCHASTE?! NO LA METAS TOD— OHHHHHHHHHHHHHHHHHHH~"

Sin piedad. Sin lentitud. No había dulzura, ni cariño, ni amor, ni nada… salvo la desalmada embestida a la que la sometió. Baobhan sintió como su culo y sus intestinos eran abiertos una segunda vez esa madrugada mientras Ritsuka forzaba su verga profundamente dentro de su cuerpo; sin ni un segundo que perder, ni energía que desperdiciar, el durmiente Master empezó a sacar su miembro de ella tras haberlo metido por completo.

"Hmngh…"

Luchar contra lo apretado de su interior era algo que su conciencia no esperaba. Los labios de Ritsuka se curvaron en una expresión de ligera molestia ante el exquisitamente estrecho culo de su propia hija, apretándole y estrujándole su miembro cada vez que retrocedía, provocando que Sith gritara mientras lloraba, arruinándole su rostro todavía más. El infierno que le hacía pasar solo comenzaba… su pene palpitó. Se calentó. Las venas se engrosaron.

Entonces…

¡Plaf… plaf… plaf!

Se forzó dentro de ella nuevamente; tres veces seguidas. Adentro, afuera, adentro de nuevo. Su cuerpo fue bajado mientras que él empujaba; provocando que la Princesa de las Hadas perdiera todo el aire almacenado en sus pulmones. Sith mordió su labio inferior en ese instante tras sentir su punta llegando más y más dentro de su recto, yendo a por sus intestinos para convertirlos en su funda perfecta.

Su estómago estaba cambiando.

"¡UOGHHHH! ¡JODEEEEER! ¡DETENTE! ¡DETEN— TE! ¡POR FAVOOOOOR!"

Le llamó, girando su cabeza para hablarle directamente en un intento burdo por despertarle, pero fue en vano. El moreno arrugó su nariz por lo fuerte de la voz de Archer, antes de que sus caderas fueran a por su culo nuevamente. Oh, por todos los cielos, de haber estado despierto habría comentado sobre lo grandioso que era su culo. Lo enorme de este, lo apretado de su interior. La carnosa y peludita dona gris que era el ano de Sith se abría para él más y más gracias al sudor; al semen, la saliva, y sus propios jugos, todo hacía que la situación se inclinara más y más a su favor.

Esto, por supuesto, significó que la rosada sufría oleadas de placer aún más fuertes y potentes, que afectaban su mente.

Plaf, plaf, plaf. El Master no hablaba, ni le daba oportunidad alguna de "sanar" su mente en absoluto. Baobhan lo sentía; la larga verga de Ritsuka abriéndose paso dentro de su estómago, partiéndole el culo y el cuerpo en dos, como si estuviera tratando de alcanzar su Spirit Core y atravesarlo con su polla, como si fuese un maldito servant clase Lancer en lugar de un mago. Su nariz se movía más y más, en un esfuerzo por intentar ganar algo de aire y calmarse.

¡Mi… cerebro… !

Le picaba. Tenía cosquillas. Las caderas de Ritsuka retrocedieron, arrastrando su dona carnosa con su hombría, mientras sus testículos palpitaron en ese instante; la hija de Morgan dirigió su mirada hacia abajo, al infinito vacío oscuro que era su cuarto, pero siendo perfectamente capaz de ver sus piernas y el como le colgaban las bolas, con aquel horrible olor proveniente de estas, preparándose con cada embestida, motivado por lujuria, por su deseo de soltar más y más de esa sucia y nauseabunda esperma dentro suyo.

Entonces la penetró una vez más, consiguiendo otro gemido. Las pupilas con forma de corazón en sus ojos brillaron alegres, no dándose cuenta de lo que le pasaba, pero sus labios poco a poco se curvaban en una sonrisita. Una que carecía de cualquier tipo de… raciocinio, o intelecto.

Era… su propio instinto el que hablaba.

Mi cerebro… está…

"Hah…"

El hombre suspiró levemente, descansando su cabeza contra su hombro. Aunque fuera más bajito que ella, aún si era más pequeño, más débil… y solo un humano, seguía siendo un hombre. Su hombre. Su padre. Suyo, suyo, suyo y de nadie más. La ardiente viga invadió el recto de la mujer, antes de que sus movimientos cambiaran; yendo de lado a lado, izquierda a derecha, en un movimiento circular, claramente disfrutando del magnífico sentimiento de las montañas rosadas que era su culo gris frotándose contra su piel, y luego retrocedió, para repetirlo todo de nuevo.

¡DERRITIÉNDOSE!

"¡HAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!~"

Tras ella alcanzar su propia revelación, también llegó su clímax. Su nariz era violada con la misma fuerza que su culo; aunque era producto del repulsivo olor proveniente de sus bolas, se tomaba su tiempo en correrse dentro de ella, Ritsuka estaba dándole a su mana el tiempo necesario para madurar y volverse más espeso, rico en la esencia mágica que ella tanto necesitaba. La lengua afilada de la vampira salió de su boca hacia afuera mientras cerraba los ojos, su cabeza yendo hacia atrás.

Las embestidas regresaron, aún más intensas. Múltiples veces durante su tiempo juntos en ese horrible mundo falso, Sith había sentido que su mente y percepción de las cosas habían cambiado. Demonios, incluso esa misma noche, sintió que su opinión y su cerebro fueron cambiados mientras continuaba montando su verga usando su vagina… pero esta vez era distinto.

PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF~

Conforme sus embestidas, su penetración, se volvían más salvajes y animales, su culo era continuamente destruido, obliterado por su gruesa hombría sin importarle nada más, conforme ella se corría intensamente, ensuciando todo por el placer, por primera vez en un largo, largo tiempo… Baobhan Sith sentía que no tenía el control. Gritó… gimió… sonrió…

Y luego habló.

"¡YA ENTIENDO… YA ENTIENDO!"

Explotó su voz, sus labios teniendo una sonrisa de oreja a oreja; una que mostraba sus hermosos y blancos dientes, en compañía de sus colmillos de vampira, hechos para drenar la sangre de sus víctimas. Su vagina se estaba quemando, su vientre estaba ardiendo, no había nada que parase al humano; si bien su mente no estaba totalmente enfocada en ello, su deseo, su busca de constante placer, era lo que le volvía loco: motivando su cuerpo, haciéndole creer que lo que se estaba cogiendo era un coño, y no un culo.

A falta de un mejor término… Ritsuka estaba tratando de embarazar el culo de Baobhan Sith.

Solo esas cuatro palabras hicieron maravillas para sus carnosos muros; se cerraron alrededor de él dos veces seguidas, provocando que el placer comenzara a cursar por ellos cual enfermedad. La Nosferatu fue interrumpida en ese instante por otro grito suyo, un "¡SÍ!~" llenito de felicidad, dicha y placer saliente de su linda boquita, su mente estaba única y exclusivamente enfocada en ese monstruoso pene suyo, que continuaba reformándola y cambiándola por completo.

Su estómago. Su Coño. Su culo. Cualquier cosa que quisiera, cuando quisiera… ¡sería suya!

"¡SERÉ TU PERRA Y HARÉ TODO LO QUE QUIERAS DE AHORA EN ADELANTE!"

¿Siquiera se daba cuenta del juramento que estaba haciendo? ¿Del verdadero significado de sus palabras? De Morgan y las otras caballeros haber estado presentes, Barghest habría llevado sus manos a su boca en una expresión de puro shock e incredulidad, mientras que Mélusine tendría una sonrisa maliciosa en el rostro. Morgan, su amada madre, cuya visión finalmente había desaparecido por completo, habría roto su eterno estoicismo y lo habría cambiado por una sonrisa apenas perceptible.

Una de orgullo. Una de alegría. Una de dicha. Después de tanto, tanto, tanto tiempo… Baobhan Sith… ella, finalmente…

PLAF~

"¡HUOGHHHHHH!~"

Aquella última embestida que acababa de darle, fue como si… su cerebro se estuviera quebrando, cual cristal. Ritsuka gruñó entre sueños, sus manos apretaron sus tobillos mientras su verga retrocedía, dejándola caer en la misma; un bulto masivo apareció en su pancita y su cuerpo, moviendo sus tetas y provocando que estas también temblasen. Tam Lin Tristan sonreía ante la vista, para que luego su miembro retrocediera una vez más y él la jalara hacia arriba, su mentón, ahora completamente ensalivado y sudado, le picaba… pero no podía importarle menos.

Más… más… quería que papi la arruinara mucho más. Que su padre le follara todo el estómago y le metiera su verga tanto como quisiera, aún si ignoraba el hecho de que, producto del constante "Plappeo" que recibía, su piel enrojecía, como si en lugar de follársela, estuviera nalgueándola.

"¡TU PERRA TETONA! ¡TU PERRA TETONA Y CULONA!"

No hubo respuesta. No hubo sonrisa. El movimiento de su cuerpo, o la rapidez de sus embestidas no fueron afectados por sus promesas. El corazón de Ritsuka y el suyo latían incansables, al punto en el que uno podría confundirles con conejos bajo otras circunstancias. ¿Aunque pensándolo mejor? Tal vez la comparación no estaba tan lejos de la verdad, considerando que estaban follando como animales.

La cabeza de la rosada empezó a moverse de arriba y abajo también, en compañía de sus pechos; cada vez que él la penetraba, de adentro y luego hacia afuera, ella subía y bajaba como una muñeca. El muchacho suspiró; el aire cálido golpeó su cuello y su puntiaguda oreja izquierda, provocándole escalofríos en la espina dorsal que trajeron una sensación abrumadoramente cálida a su vagina, que hizo todo mucho más insoportable y excitante.

Plaf plaf plaf, sus cuerpos continuaban golpeándose el uno al otro incansable y violentamente mientras el bulto desaparecía y reaparecía en su cuerpo. Para este punto, conforme su verga continuaba palpitando con emoción, invadiéndola como si fuera su funda personal, o un juguete hecho solo para su satisfacción egoísta, no le importaba. Las gotas de sudor cayendo de sus pieles junto al charquito de fluidos en el piso era prueba más que suficiente de que, en efecto, se habían pasado de la raya. Y aún con todo eso, no se había corrido todavía.

Oh no, no no no.

"¡TE MAMARÉ LA VERGA TODO LO QUE QUIERAS! ¡ME ATRAGANTARÉ CON ELLA!"

Sith dijo con una voz carente de "ser" o raciocinio. Ni siquiera podía pronunciar adecuadamente a esas alturas. Simplemente… el infinito abismo de placer y amor en el que había caído el alma de Baobhan era así de profundo. Un "¡Ghkt!" escapó de los labios de su padre mientras frotaba su rostro contra la nuca de esta, su nariz hurgando en el hermoso cabello rizado color rosa de su hija, atraído por el exquisito y abrumador olor a fresitas provenientes de su piel, volviéndole loco. Sus bolas, continuamente golpeándole el culo, cubiertas de venas, se preparaban.

Dentro de poco estaría listo para correrse, y llenarla hasta el tope de mana… y la repugnante mugre podrida que obstruía sus testículos. Sus espermatozoides se movían violentamente dentro de su escroto, buscando algún óvulo que fertilizar, pero no habría ninguno. Aún así, aún así… sus nadadores ya estaban desesperados. Querían invadirla.

Profanarla.

Dioses, quería correrse. Tenía tantas ganas de venirse. De haber estado despierto, habría gemido su nombre. El culo de Baobhan empezó a dolerle; no porque estuviera teniendo "sexo rompe-almas" ahora mismo… más bien, era porque sus nalgas y muslos ya estaban rojos. La velocidad de Fujimaru incrementó, como máquina, como un toro preparándose para impregnar a su vaca.

Sí, una vaca— ella era su vaca.

"¡ME ATRAGANTARÉ CON TU PUTA VERGA CUANDO QUIERAS! SOLO— S-SHOLOH—"

Bramó, mirando a su cuerpo y luego su rostro. Había estado sonriendo todo ese tiempo, alegre y feliz, motivada por su propia lujuria, por el hecho de que Ritsuka— su propio Padre, el hombre que desposó a su Madre, el que destruyó su mundo, el que, supuestamente, debería de haberla aceptado como su propia carne y sangre, haberla criado junto a Morgan para que volara, libre de hacer su propio camino… pero no era nada más que una propia fantasía. Ella le amaba, le amaba, por el amor a la mierda, le amaba tanto que dolía.

Le dolía pero se sentía tan bien. Estaba tan feliz que podría llorar. Imágenes, ideas, escenarios de los dos juntos caminando lado a lado, ella sosteniéndole la mano, abrazando su pequeño cuerpo y ahogándole en su seno, acariciándole su linda cara, mirando sus perfectos ojos azules, desvistiéndose para él y dejándola tomarla como suya todos los días, todas las noches, una y otra y otra vez, vistiendo un traje de novia como hiciera Madre hacía tantos meses, bailar juntos bajo la luna, tomar sus labios— dar a luz a sus niños cada nueve putos meses por el resto de la eternidad…

Todo eso plagaba su mente, no dejándola vivir en paz, ni que su corazón sintiera otra cosa salvo tristeza, a no ser que estuvieran juntos.

"¡YA DEJA DE FOLLARTE MI CULOOOOOOOOOOOOHHHHHHH!~"

Nadie la escucharía ni la salvaría. Ritsuka la penetró una y otra vez, su miembro iba y venía, destruyendo y abriéndose camino hasta saciarse. La vampira continuó gritando, la vampira continuó rogando, la vampira continuó gimiendo y siendo violada analmente, continuó siendo destruida, reformada, muriendo y renaciendo por la verga del hombre que hizo a su Madre su Esposa, y ahora… la reclamaba a ella también, esta vez, de una vez y para siempre.

PLAFPLAFPLAFPLAFPLAFPLAFPLAF~

Cual pistón hidráulico, cual máquina, como un taladro perforando la tierra, Ritsuka dio lo mejor de si. Un último empuje, la última vuelta. Toda su energía, alma, lujuria, deseo, mente, corazón, cuerpo, le dio a Baobhan todo lo que tenía, pensando que el cuerpo que sostenía y cogía era el de su hermosa y amorosa Esposa de corazón helado. Tal vez soñaba, tal vez recordaba la noche en la que tuvieron sexo anal por primera vez… o el día en el que ella tomó su castidad. Esos sedosos, suaves y helados brazos suyos…

La forma en la que le llamaba "Esposo mío" tan casualmente, o el como forzaba su lengua dentro de su garganta, drenándole su mana… sus masivas tetas rodeándole el rostro, mientras que sus brazos le apretaban para que el escape no fuera posible, mientras le montaba hasta el cansancio, una y otra y otra vez. La única mujer en Chaldea capaz de saciarle cuando no le atacaban entre diez o veinte servants a la vez...

He allí que... con una última embestida, el cuerpo de Ritsuka hubiera estado completamente seguro… de que no había manera alguna de que la mujer con la que estaba teniendo sexo ahora mismo, no fuese la mismísima Morgan. Su cuerpo reconocía a su Esposa perfectamente, aún estando dormido… o eso creía. La albina con la que cogía, fue forzada contra ese árbol inexistente mientras le partía su gordo y blanco trasero en dos mientras el recto de esta le destrozaba su verga, intentando aplastar su verga, rompérsela o arrancársela del cuerpo, mientras le decía lo mucho que significaba para ella.

Lo mucho que le amaba.

Le hizo querer llorar de alegría. Sus brazos se hundieron en sus masivas tetas, golpeándola una última vez, provocando que su cara chocase contra la madera. "¡Esposo mío!" gimió la Reina de las Hadas, y él la llamó de igual modo. "¡Morgan!" respondió, mientras su verga se metía profundo en su enorme trasero, marcándolo como su victoria al por fin descargarse por completo en su amada.

SPLUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUURT~

"¡¿MNGHT?!"

Su deseo fue concedido. Baobhan cerró su boca en ese momento, escuchando un gruñido fuerte, profundo y potente proveniente de las pelotas de su papá. La chica de ojos grises cerró la boca de manera instintiva, al sentir su semen empezar a fluir desde sus bolas… no; más bien, estallar de sus bolas hacia ella. Tal como ocurrió antes, el estómago de Baobhan comenzó a crecer… creció… creció… creció, siendo llenado y llenado con más y más semen, cada descarga siendo de algún modo, más espesa, sucia y apestosa que la anterior.

Su Spirit Origin empezó a absorberlo inmediatamente, transformándolo en poder y energía que sustentaran su existencia… pero no lo suficientemente rápido. Lo sentía.. una sensación tan similar que tuvo en incontables ocasiones. Un deseo naciendo en lo más profundo de su garganta, cada vez que olía y probaba la esperma de su padre; la esperma de Ritsuka, su sucio, repugnante, hediondo y maloliente semen… pero no provenía de ella. Iba a vomitar, iba a— iba a—

"Bght— ¡BLURGHHHHHHHHT!"

Pero no fue vómito lo que salió de ella. Conforme el pelinegro perdía todas sus fuerzas, Baobhan abría los ojos incrédula al sentir como el semen siendo disparado en su cuerpo salía por su boca, como un chorro, hacia el aire. Sus ojos lacrimosos se abrieron al ver el líquido blanco y espeso que ahora salía de su cuerpo, incapaz de contenerlo, o de resistirse, no hacía nada más que recibir, recibir y seguir recibiendo. El apestoso y pegajoso torrente de semen blanco que salía por su boca parecía agua proviniendo de una fuente.

No... esto... no puede ser... real...

Pensaron los últimos vestigios de su sanidad, mientras continuaba viendo y sintiendo la esperma fluyendo desde sus bolas, hasta su cuerpo. Un aura dorada rodeó a la Servant clase Archer, mientras Ritsuka continuaba corriéndose en ella, su cuerpo lo aceptaba con los brazos abiertos; el desastre hecho por su orgasmo empeoró mil veces producto de todo el semen eyaculado por el Master número cuarenta y ocho. Sus globos oculares rotaron hacia atrás al sentir como magia y mana cursaban por sus venas, su Spirit-core fue recargado, pero pagó el grave precio de que los últimos vestigios de su mente parecieron desvanecerse…

El cuerpo flácido de Baobhan cayó en el torso de Ritsuka tras él finalmente dejar de correrse. Litros y litros de su esperma hicieron un desastre absoluto tanto en el piso como la cama. Los pies de Tam Lin Tristan se movían de vez en cuando. Obviamente, no estaba muerta en absoluto, por supuesto que no… pero su Spirit Core y su alma habían sido destruidos más allá de cualquier tipo de arreglo o salvación. Rotos… pulverizados… y ahora…

Reformados.

Reconstruidos.

Renacidos.

"P... Pa... pá... "

Apenas podía susurrar, sus ojos grises, carentes de luz, esperanza u/o resistencia alguna, parecieron volver a la vida conforme los corazones rosados que habían tenido todo el tiempo regresaban igualmente, más intensos que nunca antes. Sus dedos empezaron a moverse, uno a uno, como si estuviera tratando de recordar como usar sus manos. Luego sus palmas, cerrándose y abriéndose hasta volverlos puños. El Hada movió su cabeza de izquierda a derecha; mientras inhalaba el semen que había salido de su nariz, provocando que su sentido del olfato hubiera sido violado por su rancio olor masculino, no podía importarle menos, tampoco el hecho de que se había adherido hasta el último rincón de su boca.

"Ehe... hehe... hahahahaha~"

Sus párpados palpitaron, y luego rio. La mujer nacida en el Sexto Lostbelt se carcajeó, para luego explotar en una risa maniática. Baobhan Sith siempre había tenido una risa con cierto aspecto de locura adherido a ella, pero todas las anteriores eran producto de un motivo diferente; había sido criada para ser un monstruo cruel e impío. Cientos de hadas habían sido asesinadas y torturadas por sus manos, masacradas y desolladas vivas simplemente porque esa era la naturaleza que Morgan le inculcó. El comportamiento que necesitaba para sobrevivir, mantenerse viva… pero esta risa de ahora...

Conforme su voz retumbaba dentro de esas cuatro paredes... su lengua lamía su mentón y sus labios, buscando cualquier vestigio del semen que había salido desde sus intestinos, hinchado su estómago y ahogado su cerebro… no podía estar más cerca de la luz, o de la salvación. Sus brazos fueron a por su cabeza, acunándole de forma protectora en un abrazo apretado y receloso, mientras sus piernas se cruzaban alrededor de su cadera de forma posesiva.

Mwah... mwah... mwah mwah mwah mwah~

"Oh, Papá... mi Papi... Papito~"

Su boca chocaba y besaba su rostro repetidamente. Sith suspiró mientras cerraba los ojos, admirando la tranquilidad, calma y paz de estar junto a su amado padre ahora que finalmente se había saciado usando su enorme y aprestado culo gordo, llenándolo con su mugroso semen apestoso, hasta vaciarse las bolas. Las manos de la joven se cerraron en su mentón; sus pulgares presionándose contra sus pómulos, antes de empezar a moverlos en círculos con extrema lentitud, temerosa de que si fuese a ser muy brusca, él terminaría desvaneciéndose cual muñeco de nieve.

Su amoroso mirar le reflejaba perfectamente, cada uno de sus detalles. Sus ojos brillaban en la oscuridad mientras retomaba su besito esquimal, acercando su nariz a la de él para que se frotaran entre si, una y otra vez. Archer movía su cabeza con la velocidad de una tortuga, tratando de disfrutar el momento de sus pieles frotándose entre si. Inhalaba lentamente, de manera calmada, como si pudiera emborracharse con el olor proveniente de su piel y su sudor.

"Te amo... Te amo tanto, Papá... ~"

.


.

"¡Heeey!"

Baobhan Sith ladeo su cabeza de izquierda a derecha, escuchando como le llamaron mientras caminaba por la calle, cargando una bolsa llena de vegetales. La mañana siguiente tras su último mana transfer, tras haber sido cuantiosamente llenada de mana para continuar su existencia, Tam Lin Tristan decidió que sería mejor tomar ventaja de la amabilidad del pueblo y reabastecer su hogar con algo de comida para alimentar a su Papá con las mejores comidas. Claro, sus habilidades culinarias tal vez fueran una mierda, contrario a las de Madre, pero una buena Esposa y una buena Hija siempre estaba dispuesta a aprender y cambiar por la persona que amaba.

Y ella era una buena hija… y muy pronto, una buena Esposa.

Un sentimiento de tranquilidad se apoderó de Baobhan tras abrir los ojos esa mañana, encontrando a Ritsuka dormido a su lado, aún respirando. Se bañó rápidamente, le besó y luego cerró la puerta, aventurándose en el mercado en busca cebollas, tomates, zanahorias y todo lo que pudiera encontrar. Luego de haber visto a Ritsuka cocinar para ella tan seguidamente, ahora que era incapaz, era su deber prepararle la comida y mantenerlo bien alimentado hasta que regresaran a Chaldea. La idea de prepararle algo la motivaba y emocionaba bastante.

Hacía que la chica roja riera y saltase de alegría, risueña como una adolescente enamorada. ¿Tal vez estaría tan encantado con sus habilidades culinarias, que despertaría y le propondría matrimonio en ese mismo instante?~ ¡Su propio bello durmiente! oh, ¡eso sí que sería una historia que contarle a sus nietos!~... De todos modos, había sido jalada de su mundo de fantasía e ilusiones por una voz masculina y áspera. Se trataba de un hombre musculoso, detrás de un puesto de madera con múltiples materiales de minería, como picotas, tridentes y palas. El hada alzó una ceja, ¿quién era este tipo? Era calvo, y tenía una enorme barba negra en su mentón, junto a una enorme sonrisa amigable.

"¿En qué puedo ayudarte?"

Preguntó la joven, causando que dejara salir una pequeña risa. Baobhan no se daba cuenta de lo mucho que su actitud había cambiado, ignorando el hecho de que ni siquiera estaba siendo hostil; no había soltado ningún insulto ni le faltó el respeto, todo lo contrario. Su postura y comportamiento eran calmados, tranquilos y, si bien no del todo amigables o fiables, tampoco estaba siendo abiertamente hostil, profesando odio o mirándole con su usual mirada de superioridad. Como si todo su ego y sus defensas hubieran desaparecido. El hombre le dio una rápida mirada a la chica, antes de enfocarse en su piel gris, y su cabello rosado con rizos.

Asintió para si, esta... definitivamente era una de los dos invitados del Alcalde.

"Lamento molestarla, madame. Me llamo Gonzo. Soy el herrero de la villa. Usted debe ser… La señorita Baobhan Sith, ¿cierto? ¡una de los invitados del Alcalde Tomás!"

La vampiresa asintió ante la pregunta del humano, provocando que sonriese. Aún había mucho que hacer, y ahora tenía más trabajo que nunca considerando que estaban reconstruyendo el muro alrededor de la villa, y reparando muchos cuchillos, palas y tridentes empleados como armas durante la última invasión de los demonios verdes. Diablos, estaba considerando el empezar a crear espadas y tal vez flechas de ahora en adelante, en caso de que otro ataque similar sucediese. La hija de Morgan Le Fae observó al barbón, Gonzo, con una expresión de intriga.

Sí, ella era... bueno, sí misma. ¿Pero... qué tenía que ver ella con este tipo?

"Sí, soy yo... ¿acaso también estás molesto con nosotros por lo que le pasó a tu muro? ¿perdiste a alguien durante el ataque?"

"¿Molesto? HAHAHAHA~ ¡No! ¡Claro que no, por todos los cielos! ¡Más bien, yo los amo chicos! ¡nunca antes había tenido tanto trabajo!"

Tras explicarse, extendió sus brazos hacia afuera, como para probar su punto. Su actitud amigable, mezclada con su mirada y su fuerte voz, le recordaron a Baobhan un poco a ese Rider de cabello rojo… ¿Iskandar, si no estaba mal? Vaya coincidencia… aunque pensándolo mejor, asumía que para ser un Herrero, era menester tener una gran personalidad, y un cuerpo fuerte hecho para jugar con metales y darles formas. No muchos estaban felices o contentos, pese a que cumplieron su promesa de proteger su villa y a todos en ella, aun así hubo bajas.

Padres y madres perdieron a sus hijos. Hijos perdieron a sus padres. Y no había nada que Baobhan o Ritsuka pudieran haber hecho para prevenirlo, después de todo, este mundo estaba drenándoles su mana simplemente por ser parte de este, así que… era inevitable. El ver a este hombre sonriéndole y halagándole tan abiertamente era un lindo cambio de ambiente, porque si bien no estaban atacándola a ella o a Ritsuka, las miradas de resentimiento, de traición y tristeza que algunos aldeanos le daban… no eran de su gusto.

"Y... no soy solo yo. Sé que algunos cuantos están… molestos… pero en el fondo, sabemos que de no ser por ustedes, nuestra villa probablemente habría sido arrasada. No sé qué hicieron exactamente… pero por lo que me dijo William, sé que no estaríamos aquí de no ser por ustedes… así que el Alcalde Tomás me pidió que hiciera esto para ti"

Acabada su frase, el hombre sacó una pequeña caja de su mostrador. Sith observó con una expresión de extrañeza la cajita de madera al frente suyo, antes de que darse cuenta de lo que veía. Gonzo sonrió gentilmente ante la expresión incrédula de la chica mientras jalaba la manilla, revelando un hermoso y bello anillo dorado dentro de esta.

Era una sortija simple comparada con la de Morgan, si... pero no por ello estaba mal hecha. Su forma era perfectamente redonda, y brillaba con los rayos del sol como uno esperaría, dándole un aspecto más precioso. Oro puro, recién minado. Baobhan sintió sus mejillas enrojecer conforme las palabras que le dijo a ese viejo tonto y a su mujer resonaban en su cabeza, esa historia falsa de haber "perdido" su anillo de bodas durante un viaje a la playa con Ritsuka.

¿Acaso ellos... habían... encargado esto? ¿Especialmente para ella? ¿para ella y solo para ella?

"El Alcalde Tomás me dijo que han sido incapaces de reemplazar la que perdiste debido a gastar dinero en sus constantes viajes… así que, por favor, toma esto. Considéralo un regalo del Alcalde para ustedes dos… por salvar nuestra villa"

Reveló, observando atentamente como la temblorosa mano de la chica gris agarraba cuidadosamente la sortija, antes de deslizarla en el dedo correspondiente. Encajaba perfectamente, aunque no fuera un joyero, ni nunca hubiese visto o tocado su mano antes… mera suerte. Baobhan no supo que hacer, ni a donde mirar primero: sus ojos subieron y bajaron, escaneando el resultado, intentando procesar lo que acababa de suceder y lo que sentía. Su corazón se sentía calentito, sus mejillas ardían… y sus ojos le picaban.

Gonzo no pudo evitar carcajearse al verla. Oh, las maravillas del amor joven. Le recordaba tanto a la esposa de su hijo el día de su matrimonio.

"Yo—... No sé que de—"

El Herrero movió su cabeza de forma negativa, antes de que cerrase la caja. La chica era extraña; pues antes de su llegada, nunca había visto a una mujer con piel gris, ropas rojas, orejas puntiagudas o con un cabello tan extraño… pero ella y su marido eran el motivo por el que no habían desaparecido, o convertido en comida para esas extrañas criaturas. Si lo que William dijo era verdad, entonces ese muchachito llamado Ritsuka estaba en un terrible estado, y ahora mismo desperdiciaba su tiempo al mantenerla aquí. No había nada más que decirle.

Nada que necesitara escuchar. Ni tampoco un "Gracias", después de todo... eran sus salvadores.

"Ve con tu Esposo, jovencita. Sé una Esposa"

Su mano aterrizó en su hombro de forma afectiva, antes de apuntar con la mirada a la salida del Mercado. Baobhan admiró su palma abierta una última vez, antes de asentirle a Gonzo e irse velozmente. El Herrero agitó su brazo una última vez, admirándola desvanecerse entre la multitud, probablemente yendo a la casa en donde ella y su amante se estaban quedando. Baobhan Sith, que tenía una brillante sonrisa alegre en su rostro, no pudo evitar sollozar mientras más se acercaba a la cabaña. Su espíritu anhelaba verle, y las manos le sudaban.

Su corazón se aceleraba tras cada paso que daba.

"Papá..."

Dijo para si, antes de llegar a la puerta de su hogar. Baobhan la empujó con su índice lentamente, causando que su hechizo se desvaneciera antes de entrar. Ahí estaba él, como siempre, durmiendo pacíficamente contra la cama como si nada hubiera salido mal. Archer dejó su bolsa con vegetales en una mesa cercana, caminando para estar a su lado. Sus dedos recorrieron la forma de su mentón, terminando en su cabeza, para luego acariciarle.

Pronto sonrió tras sentirle tan cerca suyo, esperando que el sonido de su corazón fungiera como una canción de cuna para él. Para su Papá. Para Ritsuka. Para Master. Para su dueño… para su Rayo de sol.

"¿Estás viendo esto, Papá?"

Preguntó; mientras su mano izquierda le acariciaba el cuello, manteniéndole tan cerca de su corazón como fuera posible, la derecha estaba ocupada acariciándole el pelo, subiendo y bajando. El tinte carmín de sus mejillitas se esparcía por su gris rostro. No había maldad presente en su voz, tampoco malicia ni su antiguo tono engreído. Simplemente estaba ahí, amándole, calentándole con su corazón, nutriéndole con su amor. Sin importar que, ella estaría a su lado.

El sentimiento de algo extraño rodeándole el dedo seguía presente, aún no se había acostumbrado a tener el anillo puesto… oh, si tan solo estuviera despierto.

"Este anillo... es un regalo de la gente que tú y yo salvamos juntos. Estas personas… realmente no son como las Hadas en absoluto... "

Continuó, antes de que sus labios le besaran la frente. Baobhan estaba tan enfocada en su discurso que no se daba cuenta de lo que pasaba. Cual televisión fallida, el mundo parpadeaba entre luz y oscuridad, con estática. No, aún de estar mirando, no le habría importado. Lo único que necesitaba para estar feliz, para sobrevivir, era saber que Master… que su propio padre estaba bien. Que seguía vivo, que su corazón latía. Así es como Morgan, como Madre, siempre se sentía. Su sueño de continuar viviendo…

Ella lo protegería... ahora y siempre.

"Te prometo... que nunca dejaré tu lado... ahora y para siempre... Yo estaré— "

CRACK~

.


.

"¡BAOBHAN SITH, RITSUKA!"

Sus ojos se abrieron en el momento en que la voz de Barghest resonó en sus oídos. Lo siguiente que sintió, fue frío. Frío. Frío; una brisa extremadamente helada golpeándole la cara, provocando que no viera nada salvo nieve… y luego oscuridad. Los brazos de Morgan la apretaron con fuerza, pero no solo era ella. Scathach, Barghest y Mélusine también estaban ahí, tal como recordaba de su última misión.

"¿Ma... dre... ?"

Preguntó, todavía sorprendida por su actual situación, antes de escuchar la voz de Tam Lin Galahad.

"¡SENPAI!"

La escudera rosada gritó a todo pulmón, su cuerpo cubierto por la armadura negra del Ortinax. ¿Qué estaba pasando? Lo último que recordaba era… estar justo al lado de la cama de Papá, murmurando palabras de amor, motivación, juramentos de protección, fidelidad, como si se hubieran casado, aunque no hubiera pasado… aún. Y ahora, estaba de regreso en Londres.

Mientras su madre lloraba, sosteniéndola a ella y a Ritsuka como si su vida dependiera de ello.

"¡Baobhan Sith... Baobhan Sith... BAOBHAN SITH!"

Morgan gritaba incansable, como si tratase de quedarse afónica. Mientras permanecía aferrada a ella, repitiendo sus nombres, también llamaba a Ritsuka como "Esposo mío, esposo mío, Mi Bretaña, mi amor". Se sentía mareada. Se sentía borracha. ¿Qué diablos acababa de pasar?... los ojos de Baobhan lentamente partieron de los hombros de su mamá, mientras levantaba los brazos para abrazar a la Bruja del Invierno que la crio. Para Le Fae, el sentir el calor proveniente de su amada y preciada niña, y tener el cuerpo de su esposo a su lado nuevamente, era un alivio.

Mientras más lloraba Morgan... menos nieve había.

"¡Da Vinci-san, Director Goredolf, por favor preparen una extracción Rayshift de inmediato, y tengan al equipo médico listo! ¡Senpai se encuentra gravemente malherido y desnutrido!"

Shielder dijo frenética por su comunicador. De lo poco que podía entender y comprender… el mago que les había atrapado finalmente había sido asesinado. Su cuerpo; y la bola de cristal que les encerraba, yacían obliterados en el piso. La sorprendida mirada de Sith admiró el estado de su cuerpo, completamente quemado más allá de lo reconocible… probablemente por la Galatine de Barghest… pero no solo era eso.

Su cuerpo estaba partido en dos; la mitad baja de su cuerpo había sido separada de su torso… ¿qué… ? ¿cómo es que murió exactamente este humano? Mientras más trataba de hallarle el sentido, menos podía.

"¿Baobhan Sith... ? ¿Estás bien... ?"

La rota y cansada voz de Berserker clamó por Acher. El rostro de Morgan era un desastre; probablemente producto de las lágrimas que dejó salir mientras les buscaban por toda la ciudad, y ahora tras su reunión. Su corazón le había dolido tanto, con tanta fuerza, de haberse tardado una hora más, Chaldea habría estado forzada a enviar más Espíritus Heroicos, cuantos necesitaran, únicamente para recuperar al último Master de la humanidad… por suerte…

Mashu fue más que suficiente.

Discretamente, la Vampira no pudo evitar mirar su mano, donde el anillo hecho por Gonzo debió de haber estado, dándose cuenta de que no había nada ahí. No quedaba ni un solo rastro delo que ocurrió en esa villa ficticia, asediada por Duendes, Lobos y Cíclopes... exceptuando sus memorias, y la herida en el estómago de Fujimaru. Los labios de Archer temblaron al darse cuenta de eso.

Todo y todos.. idos, así sin más. Ese viejo tonto, Tomás… su esposa Alicia… los niños… los ancianos… aquellos que les salvaron. Que lo salvaron a él. Que la ayudaron y la hicieron ser mejor. De no ser por ellos, de no ser por ese estúpido anciano… nunca habría—

"S-sí... Madre... Estoy... Estoy bien.. "

Por primera vez en años... ocurrió un milagro.

Una mentira fue dicha a la Reina... por su propia hija.

.


.

-[Fragmento Final: Frío, frío cielo]-

BB, Moon Cancer, Una de las Servants de Chaldea más diablas, poderosas, e irónicamente, más leales, se encontró a si misma rodeada por oscuridad, tomando unos cuantos pasos en un pequeño pero considerablemente bello escenario: la mujer de pelo morado basada en Sakura Matou apenas estaba logrando contener su clásica risilla, por un breve momento consideró la idea de decir su intro característica, su mantra, "BB Channeru" pero potó por no hacerlo, mientras sus preciosos labios rosados sonreían, la música comenzó a salir de los altavoces.

Esta noche era una ocasión muy especial, y así seguiría por los siguientes tres días, así que ella y el resto solo tenían que relajarse y cumplir con sus deberes de Servants y Novias; después de todo, tendría todo el resto del año para molestar a su amado Senpai cuanto quisiera. Por lo que, la IA decidió chasquear los dedos; su bella piel recuperó su bronceado mientras su ropa desparecía, la tetona cerró los ojos mientras su mano apuntaba al techo, sintiendo sus mejillas calentarse y su feminidad arder de emoción y deseo, mientras la luz sobre ella cambiaba su tono, de blanco, a rosa.

Sus dedos se cerraron en el micrófono que sostenía, mientras un palo de metal lentamente se extendía desde el piso, Moon Cancer finalmente decidió comenzar, ahora era su momento.

"¡Por favor, escucha y mira atentamente Senpai!~ ¡Este es un concierto especial de tu amada Kouhai, de tu querida BB-chan para ti, y solo para ti!~"

Exclamó, llevando su palma abierta a sus labios antes de guiñar un ojo hacia donde sentía la presencia de su amante, lanzándole un beso mientras la canción por fin daba inicio, BB había entrado en la segunda forma de su Saint Graph Pele, aunque había modificado su traje de baño específicamente para el sexo, dándole una vibra más similar a una Perra, o una Puta, de la que ya tenía de por si, cantar no era nuevo para ella después de todo, si había algo que hacían las parejas de vez en cuando era cantar en duetos, y pese a su naturaleza maliciosa, BB absolutamente AMABA cuando era momento de que ella y Senpai disfrutaran su noviazgo.

Por mucho que odiara a su Esposa, claro está.

"Bye bye... bye bye... I- I'm doin' this tonight! You're probably gonna start a fight! I- know this can't be right! hey, senpai come on~"

El tono de su voz era sensual, y no solo por la forma en la que estaba cantando; la mujer movía sus caderas de lado a lado constantemente, la excitación cursando por su cuerpo y cada vena podía sentirse en el aire, aunque no quisiera, BB se sentía observada por cientos de ojos, pero entre todas esas miradas, la única que le importaba era la de su amado Master. Dios, esto era vergonzoso, pero se estaba acostumbrado poco a poco, evidenciado por el hecho de que tanto su clítoris como sus pezones empezaban a endurecerse.

¿Qué había pasado para llegar a este punto?... simple...

"Senpai, por favor, bebe algo de leche"

Mashu suplicó, estando totalmente desnuda. Ritsuka estaba sentado en la cama, desnudo de igual modo. El Master de Chaldea estaba rodeado de mujeres que le atacaban por todas partes; Mashu en su izquierda, Morgan en su derecha, Scathach y Skadi en su espalda, mientras Arturia Lancer, Caster, Alter, Mordred, Barghest, Mélusine y Baobhan Sith se encargaban de distintos flancos. El pelinegro gimió de placer al sentir las lenguas de las cuatro rubias, muy ocupadas en su falo, tratando de ponerle duro para que pudiesen comenzar.

Tras la horrible y aterradora situación que pasaron él y Baobhan perdidos en ese estúpido orbe, el decir que se preocuparon hasta la muerte sería quedarse corto. Por ende, la nueva "Dueña" de Chaldea decidió celebrar el que su Esposo e hija no solo hubieran regresado sanos y salvos, sino también el hecho de que aparentemente, Baobhan Sith finalmente se había rendido y había sido corrompida por el sucio semen apestoso de su Esposo en su totalidad. Morgan no podía estar más orgullosa y feliz debido a esto, por ende…

Transformó su cuarto matrimonial en un "Club de Putas" temporal exclusivamente para él.

"Ahhhh~ Master eres tan tierno~ mira nada más tu carita sonrojada~"

Scathach dijo por lo bajo, sus manos viajando por su cuello mientras Ritsuka trataba de cerrar los párpados por la vergüenza de estar rodeado de tantas mujeres desnudas. Mordred movía su nariz levemente mientras sus labios se cerraban alrededor del testículo izquierdo de su Master. Todo el cuarto había sido cambiado y llenado de mujeres, si bien había 11 en la cama de su Master, muchas otras fueron invitadas, después de todo, esta supuesta "celebración" que empezó Le Fae duraría al menos tres días, les había pedido explícitamente a Goredolf, Sion y Da Vinci muy amable… y amenazadoramente, que dejaran a su Esposo solo antes de cerrarles la puerta en la cara.

"Mierda... Su olor... Está empeorando... SNIIIIIF~"

La Saber de Rojo maldijo, sonrojada al sentir como su culo era acariciado por la contraparte Lancer de su Padre y su contraparte Alter. Arturia Lancer dejó salir una risita adorable, su lengua subiendo y bajando en la en la verga de su Master antes de que decidiera empezar a besarle el muslo, cabe decir, cada una de ellas tenía un lápiz labial de color diferente.

Skadi tomó la cara de su humano, asegurándose de que no dejase de mirar a BB quien le guiñó el ojo nuevamente tras encontrarse sus miradas; la IA saltó al palo metálico, frotándose contra este, oh, cuanto disfrutaba esa hambrienta, sonrojada y avergonzada mirada sorprendida de él, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tuvieron una super-orgía, todo por la interferencia de Morgan y su estúpida "lista" que inventó, ahora nunca podía divertirse salvajemente con su Senpai como solía hacer junto a las demás, pero BB, pese a todo, era paciente.

"Bye bye~ I don't really want to make it tough~ I just want to tell you that I've had enough~ it might sound crazy but it ain't no lie, Senpai bye bye bye~"

Con cada repetición de la palabra, la ahora morena agitaba su culo, dándole una buena vista de como temblaban sus nalgas. Arturia Caster dejó salir un "sugoi" mientras ella, Mélusine, Saber Alter y Barghest se detenían para observar el pene de su Master crecer, y llegar a su máximo tamaño, más grande y grueso que un brazo, nuevamente, BB se relamió los labios tras dos corazones aparecer en sus pupilas, el repulsivo olor que la hacía querer vomitar, pero que humedecía su coño en deseo, llegaba hasta allá, sin duda alguna no pasaría mucho para que afectara a todas las Servants que optaron por unirse a la celebración esos 3 días.

No podía esperar para que su turno de cantar se terminara, para unirse a él en la cama.

"Cierra el puto hocico, Mordred. Concéntrate en hablar menos y solo en chupar polla."

Recriminó Saber Alter con molestia, antes de agarrar sus pechos y presionarlos contra el falo del Mago. Fujimaru gimió nuevamente, esta vez sintiendo como su hija agarró uno de sus brazos; mientras Arturia Caster, Saber Alter, Mordred, Mélusine y Barghest unían fuerzas para darle un "super paizuri", Tam Lin Tristan miraba a su padre alegremente, su corazón palpitando de emoción cuando sus ojos azules finalmente dejaron de mirar a la "Big Bitch" para concentrarse en la Archer. Después de todo, amaba ser el centro de atención de Papá.

"Papá..."

Llamó la de tez pálida, antes de que sus manos tomasen una de las suyas; Sith cerró los ojos mientras dejaba que sus labios le besaran los dedos. La Vampira usó su lengua para empezar a humedecer los dedos de su Padre con su saliva, sus orejitas élficas y sus pezones palpitaban de ilusión tras sentir el abrumador olor proveniente de sus pelotas llegarle a la nariz, podía sentir como su corazón, violento, le golpeaba las costillas. La lengua de Baobhan se tomó su tiempo en lamer cada uno de sus dedos, sus labios le besaban los nudillos repetidamente, bajo la atenta mirada de Morgan, para que luego llevase esa misma mano a sus genitales, queriendo ser tocada por él.

Se convertiría en una buena Esposa, ese era su sueño ahora. Papá merecía lo mejor de lo mejor, después de todo, por lo tanto, tenía que ser la mejor hija, novia y esposa posibles, tres en uno. No sería un camino fácil de transitar para Sith, pero había sufrido y pasado por cosas mucho peores cuando vivía en Faerie Britain, Chaldea era el cielo si se les comparaba.

"H-hhmmmm~"

"Mashu, no acapares la boca de Ritsuka para ti sola"

Nightingale mencionó, vistiendo su traje de Halloween; como una de las enfermeras de Chaldea, la Berserker albina tenía que estar presente en todo momento cuando su Master sufría alguna herida. Cuarenta y ocho suspiró alegre cuando su primer Kouhai finalmente sacó su teta de su boca, percatándose de como Sith se frotaba contra su brazo cual gatito mientras la penetraba con los dedos. La Enfermera con ojos color escarlata se acercó a su torso, admirando la nueva herida y cicatriz que había ganado producto de los dientes que casi lo partieron en dos; la otra mano de Ritsuka estaba ocupada en masturbar a Nightingale, quien, pese a estar recibiendo algo de placer de su Master, no cambiaba su expresión.

Mashu por su lado, se había unido a Scathach y Skadi en masajearle con sus cuerpos, para permitirle a la enfermera acercarse más para cumplir con su trabajo.

"Interesante... pareces no estar sufriendo ningún tipo de efecto secundario, la magia sanadora de la Bruja Alcón no parece haber funcionado..."

"¡¿Cómo te sientes, Lechoncito?! ¡¿Quieres que vaya hacia ti?!~"

Sintiéndose llamada, Circe alzó su cabeza desde el bar en el que bebía algo de Vodka junto a Oda Nobunaga, Okita Souji, Himiko, Ibuki Douji y Shiki Ryougi (Saber). Quien respondió a la Caster de Okeanos terminó siendo la propia enfermera, diciéndole que se callara la boca y dejarla hacer su trabajo. Circe frunció el ceño levemente, por un breve momento, realmente pensó en pararse de su asiento y enseñarle una o dos lecciones a la Enfermera de Hierro sobre respeto… pero una única mirada de Morgan fue todo lo que necesitó, diciéndole "ni lo pienses" con los ojos.

Esta ya era una ocasión excepcional, así que como la única gobernante, la Reina Alta se aseguraría de que todo lo relacionado con la recuperación de su Esposo, fuera de acuerdo al plan. Anne Bonny y Mary Read, que estaban bebiéndose dos enormes jarras de cerveza ellas solas, dejando salir un gemidito. La pequeña albina gruñó levemente antes de cerrar sus brazos bajo sus pechitos, mirando al objeto de su amor: Ritsuka ahora era besado por Mélusine mientras Morgan le mordía el cuello, usando su mano para masturbarle cada vez que los pechos de las otras Servants bajaban, y dejándole ir cada vez que subían para que cubriesen todo su falo sin interrupciones.

Dioses, sí que se sentía celosa ahora mismo.

"Ni lo intentes, Mary. ¡Tendremos a Master tarde o temprano!~ La Reina dijo que todas tendremos nuestro turno."

Anne mencionó, dándole a su amiga una rápida nalgada para calmarla. La pequeña suspiró antes de asentir, lanzando su jarra a la izquierda, dejando que se deslizara por la mesa hasta que fue detenida por Anastasia, quien estaba a cargo de llenarle las copas a todas y de que el licor se mantuviera fresquito. Mélusine rompió contacto labial con su Master por decreto de su majestad, la mirada de Morgan finalmente se enfocó en Ritsuka, mientras BB cerraba sus ojos y comenzaba a girar alrededor del palo, en alguna parte, casi podía sentirse la mirada enojada de Meltryllis, celosa de su actuación...

Si su amado Albrecht quería un Striptease junto a un pequeño concierto, ella debió haber sido la primera en salir a cantar de todas, no la perra estúpida de su madre. El que la Reina Morgan hubiese considerado a BB en lugar de ella para ser el acto de apertura la enojaba a un nivel que no creyó posible, pero aún así… la Alter Ego sabía que era mejor mantener la boca cerrada, antes que protestarle algo a la Reina. Era obedecer su deber y esperar a que llegara su turno, o de plano no participar en la fiesta.

Pero... aún podía entretenerse a su modo.

"Passionlip. Abre tus piernas."

"I know that I can't take no more~ it ain't no lie~ I wanna see you out that door, senpai bye bye bye~"

Conforme la voz de BB empezó a tomar un tono más sensual, Ritsuka tragó saliva cuando sintió la mirada de su esposa. Los ojos celestes de Morgan reflejaron su rostro, arrastrándole lentamente de su cuarto real a la tundra que era su alma. El Hada del paraíso tenía una expresión seria, casi condescendiente pese al hecho de que sus manos le acariciaban junto a todas las demás, la Bruja del invierno sonrió mientras se frotaba contra su mejilla, a su vez Mashu, Scathach y Skadi estaban besándole distintas partes de la cabeza.

"¿M... Morgan... ?"

"Shhh... no digas nada, Esposo mío. A no ser que requieras comida, en cuyo caso Lady Beni-enma ya ha preparado unos cuantos platos para asegurarse de que todos en el cuarto estén satisfechos."

Habló la gobernante de Faerie Britain, tras ver como Barghest fue la primera del grupo en empezar a darle una mamada a Ritsuka, luego de ella, sería el turno de Arturia Caster, y luego el de Mordred. Ritsuka apretó sus dientes ante la cálida y pegajosa boca de la Perro Negro rodeándole su miembro. Nightingale gimió un poquito mientras sus dedos se metían más dentro suyo, junto a junto a Baobhan Sith que en su lugar, soltó un fuerte "¡Papá!~" feliz, no importaba a donde mirase, todo lo que podía ver eran las hambrientas miradas de las muchas mujeres que se enamoraron de él a lo largo de los años.

Algunas incluso le sonreían.

Algunas le guiñaban los ojos. Otras le llamaban, agitaban los brazos, le tiraban besos. Pero la única que se frotaba contra él, era su primer Esposa. Los labios de Morgan se acercaron más y más al rostro de Ritsuka, quien sentía como la lengua de Barghest giraba alrededor de su falo más y más, la mujer musculosa tosía pero no se rendía, no retrocedería. No es como si tuviera otra opción; las manos de Arturia Lancer, Saber Alter, Mélusine y Mordred forzaban a su cabeza a quedarse quieta.

"Solo disfruta... este es tu castigo por habernos preocupado... Como tu Reina y Esposa, es mi deber asegurarme de que nunca olvides tu lugar; estás por debajo de mi... pero a su vez..."

Habló la Bruja, fue por instinto que Ritsuka empezó a abrir la boca lentamente, incapaz de decir nada mientras sus cejas se curvaban. Skadi y Scathach le lamían las orejas, su pulgar se presionó contra los clítoris de Baobhan y Nightingale. Morgan sonrió una última vez antes de besar al hombre que amaba desde el fondo de su corazón, incapaz de esperar su turno, en ser follada por su magnífica polla, se aseguraría de darles a todas un show inolvidable cuando llegase ese momento, después de todo, había un motivo por el cual era la Reina...

La nueva gobernante de Chaldea... Y la dueña de Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka.

"Eres el único que tiene permitido estar a mi lado... mi Bretaña... "

.


.

-[Epílogo: Agenda secreta...]-

CRASH

El puño cubierto en llamas de Jeanne D'Arc Alter traspasó el muro de su cuarto mientras sus ojos dorados cargaban una furia inigualable. Podía sentir como todas las venas de su cuerpo latían y se marcaban en su piel con tal intensidad, que la Avenger pudo haber jurado que su odio estaba llegando a un nivel más profundo y oscuro que antes, quizás hoy sería el día donde finalmente lo lograría. Donde la bruja de Orleans por fin se volvería quien estaba destinada a ser: la llamada "Grand avenger", tal como Gilles de Rais Caster había soñado.

"¡ESA... PUTA!"

Gritó mientras su mano retrocedía; su piel le dolía como la mierda, parte de esta abierta por lo fuerte que golpeó el muro, lastimándose lo suficiente para sangrar, pero sanándose al instante producto de su naturaleza como Servant. ¿Por qué? ¿cómo? Durante la fase de "Planeación" de la fiesta, había tratado constantemente de conversar con la Reina Alta para unirse, después de todo, Ritsuka era su Tonto. Era su Master.

Él era SU imbécil, idiota, adorable, enano, retardado, bonachón, puro y tierno Master tontito...

Si había alguien que debió ser invitada y ser una parte crucial de lo-que-mierda-estuviera-pasando dentro del llamado "Club de Putas" de Morgan, debió ser ella. ¿La peor parte de todo? Como para lastimar su orgullo, su contraparte más joven, Jeanne D'Arc Alter Santa Lily había sido invitada junto a Nursery Rhyme, Jack the Ripper y esa mocosa gigante, Paul Bunyan.

"¡ESTÚPIDO Y PUTO LOLICON, JÓDANSE TÚ Y LA PUTA ZORRA DE TU ESPOSA!"

Avenger rugió como una bestia, girando su cuerpo para alzar su espada ardiente al aire; había decidido ocupar su tiempo en el Simulador, fuego surgió del suelo, quemando vivos un pequeño ejército de hombres lobo, mientras la Francesa saltó en el aire para evadir y rechazar una lluvia de flechas, quitándoselas de encima con su bandera, el aura morada rodeando su cuerpo la hacía verse como un demonio, su estado emocional había aumentado sus parámetros más allá de lo normal. Jeanne Alter estaba moviéndose con tal rapidez, cortando y desmembrando a sus enemigos que uno creería que aprendió a teletransportarse.

MERDE MERDE MERDE MERDE MERDE!

Mientras más pensaba en su rostro rodeado por otras mujeres que no fueran ella, sus brazos se movían con mayor salvajismo; D'Arc invocó un grupo de lanzas negras desde los cielos, antes de que su brazo descendiera, tirándolas todas encima de los Golems que los Casters falsos estaban intentando crear, fue una masacre. Las sombras gritaron de agonía, sus cuerpos siendo pulverizados hasta ser partículas, no habiendo logrado invocar eficientemente nada en absoluto, producto de la rápida reacción y devastador poder tras los movimientos de Jeanne Alter.

Unos cuantos Dragones aparecieron en medio de los cielos; la chica de armadura negra, cuyos labios temblaban producto de la ira alzó su rostro ensombrecido para encarar a los reptiles gigantes, ¿Cómo se atrevían atacar a su gobernante… ? el lado alterno de La Pucelle invocó fuego en sus manos para repeler el aliento de fuego que le dispararon, provocando un choque; si bien el fuego de Jeanne Alter que emergía de sus manos estaba siendo superado, al más y más Dragones unirse en sus esfuerzos por quemarla… la albina soltó un grito de guerra hasta vaciarse los pulmones, reuniendo más poder de su Saint Graph para superar su actual desafío.

El fuego proveniente de sus palmas cambio de color a uno morado, como el de Lily, superando a los lagartos voladores y convirtiéndoles en nada más que cenizas, más, más, necesitaba matar más. El abrumador odio e ira que sentía crecían en su corazón eran tan fuertes, que prácticamente la consumirían de no saciar sus deseos por una buena pelea, y un modo de relajarse, aunque tuviera que quedarse aislada por una semana entera en ese lugar, luchando contra horda tras horda, no le importaría una mierda.

No es como si a Ritsuka fuera a importarle, probablemente estaría muy ocupado follándose a una de esas estúpidas putas suy—

"¿Has terminado tu rabieta infantil, Doncella Dragón de Orleans?"

FWASH~

Agitó su mano a la izquierda en ese momento, invocando una explosión de fuego para freír la fuente de todo su dolor. Morgan no titubeó. El ardiente odio de Jeanne D'Arc no era nada comparada con el desierto congelado que era el alma de la Reina Alta, ni siquiera si utilizara toda su fuerza sería capaz de rasguñar a la gobernante del Sexto Lostbelt… después de todo, uno no debía olvidar el hecho de que, en vida, Tonelico había devorado y consumido no solo a sus hermanas… sino también al árbol de la fantasía.

Así que… al ver que no dañó en absoluto a la nueva dueña de Chaldea, no fue nada nuevo para la Bruja Dragón, que simplemente bufó mientras su agarre a su espalda incrementaba miles de veces; mientras Jeanne parecía una bomba a punto de explotar, Morgan la miraba con esa mirada condescendiente, como si fuera nada más que una cucaracha esperando ser aplastada… o basura de la que deshacerse con un movimiento de su muñeca.

"¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡¿NO ME HAS HUMILLADO LO SUFICIENTE?!"

Le recriminó, y el Hada ni se inmutó. Morgan odiaba muchas cosas, pero una de sus grandes fuentes de desprecio eran las chicas gritonas. Baobhan Sith no podía catalogársele como una, después de todo, su bebé había sido criada para saber cuando controlar su lengua y respetar a los demás, a sabiendas de que era una parte crucial de su educación como futura Reina, aunque ahora aquello nunca se daría, Baobhan Sith era una princesa, su orgullo, su nenita, la fuente de su alegría, y una de sus dos luces en este infernal planeta.

La primera ahora estaba comiéndole muy felizmente el coño a su versión real mientras esa estúpida niña, Arturia Caster, le montaba como loca y las otras mujeres le motivaban. Aún así, si tuviera que responder la pregunta de esa ruidosa campesina, sería un obvio "no". No la había humillado lo suficiente, como la mujer a cargo de Novum Chaldea y las concubinas de su Esposo, eran su propiedad. No diferentes de los esclavos; extensiones de su voluntad, ellas no eran nada más que otras formas en las que su Esposo podía amarla; al amar a estas mujeres, Ritsuka también la amaba.

En otras circunstancias, se hubiera deshecho de todos sus fantasmas nobles y sus derechos… pero su Esposo era demasiado bueno, demasiado amable, lindo y amoroso como para aceptar tal realidad. Así que Morgan suspiró, cruzando sus brazos antes de chasquear los dedos, desvaneciendo todo el campo de batalla y reemplazándolo con un cuarto oscuro, donde solo quedaban dos sillas. Jeanne Alter analizó los alrededores, encontrando nada especial sobre el cuarto al que la hermana de la Reina perra de hielo la había traído. Con solo un gesto de su mano, la Berserker le pidió a Avenger que se sentaran, cara a cara…

Se pudo haber rehusado y haberla atacado nuevamente por atreverse a humillarla tan severamente al invitar a Lily y Ruler, rechazando sus peticiones sobre unirse a la fiesta para celebrar tanto el regreso como la pronta recuperación de Ritsuka… pero por algún motivo, no lo hizo. Alter suspiró, aún con un aura claramente hostil rodeándola, una que, como uno esperaría, Morgan ni se molestó en reconocer… esta actitud… esta naturaleza tan rebelde…

Los labios azulados de la bruja hicieron una sonrisa, sus ojos cubiertos por su velo enfocados en el rostro furibundo de la Bruja Dragón.

"¡¿DE QUÉ MIERDA TE RÍES?!"

"Jeanne D'Arc Alter... déjame hacerte una pregunta."

Tras oír su nombre completo ser mencionado por Berserker, de cierto modo... algo había cambiado en el Spirit Core de Jeanne D'Arc Alter. Era como si sintiera, pese a ser un Espíritu Heroico artificial creado por Caster Gilles de Rais hacía tantos años, que esta situación era seria. Ella era una Avenger. El Espíritu de la Venganza, como todos sus compatriotas de Clase, no era racional. No era lógica. Todo lo que podía sentir la mayoría del tiempo en esta forma, eran un odio e ira puros hacia el mundo.

Y su destino.

Morgan se inclinó en su dirección, entrecerrando los ojos levemente, sus ojos de Hada actuando, instantáneamente reconociendo los sentimientos de nerviosismo y, aunque lo negaba, rastros de miedo emergiendo en las profundidades del alma de la chica. Si uno fuera a decir que el alma de Morgan era una tormenta de nieve eterna donde la luz no llegaba, un vacío negro que solo permitía brillar el amor de su Esposo… el alma de Jeanne D'Arc Alter era el infierno, con todas sus letras. Un tipo de infierno especial, modelado en base al sentimiento de ser quemada en la hoguera que Ruler rechazaba y no podía sentir.

Ambas eran, esencialmente, completos opuestos la una de la otra, pese a que no eran la misma mujer ni estaban relacionadas en absoluto más allá de los muros de Chaldea.

"Muy pronto... mi Esposo conseguirá su segunda Esposa; mi hija, Baobhan Sith. Su Boda ya se encuentra en sus primeras etapas de planeación, así que ya he tenido algunas ideas."

Mencionó la bruja, causando algo de confusión en la mente de la Francesa. Sabía sobre Baobhan Sith, después de todo… esa pequeña puta sadomasoquista que tenía una obsesión insana con zapatos, y hacer sufrir a otros, también era una Vampira… pero más allá de eso, no sabía mucho más. Cabe decir, que aún con tan poco, sabía que la Rosada abiertamente expresaba su resentimiento y odio hacia Ritsuka, así que escuchar de la boca de su Madre… de la Esposa de su Master, que ella era la siguiente en recibir un anillo de bodas…

Era sorprendente, por decir menos.

"¿Y? ¿qué tiene que ver eso conmigo?"

Avenger le preguntó a Berserker, cuyos ojos empezaron a subir y bajar en el cuerpo de la mujer. Como todas las mujeres adultas interesadas en su esposo, se había modificado y cambiado a si misma para encajar con los gustos de su Esposo. Lo que es más, según los reportes, durante el Servantfes original hecho por BB, Jeanne Alter y su amada Bretaña se habían vuelto cercanos como nunca antes, no solo esta chica obtuvo una nueva Saint Graph y la habilidad de convertirse en una Berserker, también descubrió su talento para escribir y dibujar manga, ambos fueron acercados por la aventura, y el lápiz.

Los detalles explícitos no fueron registrados... pero no era nada difícil de deducir que, cada vez que tenían la oportunidad, ambos dejaban que su lujuria se apoderase de ellos, saciando sus crecientes frustraciones cada vez que BB les renegaba el primer lugar, mientras que sus corazones se unían más y más. Después de todo, Jeanne Alter era quien le dibujaba su literatura privada a su Esposo; toda ella centrada en mujeres con pechos gigantescos, culos grandes, gordos y sudorosos… y axilas peludas. Todas esas revistas que Morgan había encontrado; el material privado de su esposo para masturbarse en secreto…

Fueron hechas por la mano de esta niña. La de ella, y la de Jeanne Ruler.

No eran simplemente "cercanos". Jeanne Alter era una de las seguidoras más leales de su Esposo, junto a Tam Lin Galahad, Ereshkigal, y por supuesto... la propia Morgan. La determinación de esta chica en servir y sacrificar su todo por Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka no podía ni debía de ser subestimada. Era precisamente ese motivo que llevó a Morgan a enviar un clon, pese a que toda su atención, corazón y alma deberían de haber estado enfocados en celebrar el regreso de su Esposo y su Hija.

La reina volvió a chasquear los dedos, invocando dos tazas de té caliente en frente de ambas, ella y la chica de ojos dorados, por primera vez, Jeanne Alter cambió su expresión de ira por una de shock al ver como Morgan ganaba más y más emociones a cada segundo, el estoicismo por el que era conocida pareció desaparecer, siendo reemplazado por una sonrisa maliciosa, casi maligna.

"Y... Todos los recién casados requieren de una Luna de miel… Jeanne D'Arc Alter... como una de las seguidoras más leales de mi Esposo, y una de las mujeres que más anhela desea ocupar un lugar en su corazón, he venido a ti con una propuesta... "

Conforme su discurso seguía, la Reina Alta pareció alzarse sobre la Espíritu Heroico oscura, como una torre. Una gotita de sudor emergió y descendió por el rostro de la chica, que hizo su mejor esfuerzo por fruncir el ceño y recuperar algo de control sobre su propio cuerpo, alma y sentimientos, pero era difícil. La presencia de Morgan no debía de ser subestimada, había cometido un grave error al pensar que hablar con esta puta habría sido fácil… después de todo, había gobernado sobre las Hadas por dos mil años, que eran criaturas depreciables, malvadas y crueles por naturaleza, quienes traicionaban, comían y quemaban todo lo que podían encontrar solo porque podían.

Y con todo eso en su contra, Morgan aplastó sus sueños, esperanzas, y los convirtió en sus peones mediante fuerza bruta por generaciones enteras… ¿qué podría querer de ella? La respuesta… era algo que no habría imaginado ni en sus sueños más salvajes.

"¿Te gustaría volverte una de mis Tam Lin?"

Fin.