ANBU HOT NIGHTS
2
Dame un motivo…
para no poseerte.
Para no sentirte.
Para no tenerte.
Para no saborear cada centímetro de tu piel.
Siempre cuidadoso con lo que hacía, Itachi bebió lo justo y necesario esa noche a pesar de que Shisui exigía que aumentara las copas para igualarlo. Después de todo, era su cumpleaños.
Cerca de media noche ambos primos salían de la taberna tambaleándose.
Mientras caminaban sin rumbo Shisui se dirigió a él con una mirada bastante astuta.
—¿Quieres tu verdadero regalo de cumpleaños ahora? —le preguntó sonriendo de oreja a oreja, apoyándose en Itachi para poder caminar.
—¿Verdadero… regalo? —lo cuestionó un tanto confundido, más que nada debido al sake que había bebido.
—El mejor regalo que alguien te dará en su vida.
Shisui lo comenzó a guiar por las oscuras calles de Konoha que apenas estaban alumbradas por los faroles de luz. La mayoría de los shinobis de Konoha se encontraban durmiendo y aparte de las tiendas de entretenimiento nocturno, el comercio había cerrado sus puertas.
Itachi sabía donde iban pero se hizo una buena idea cuando doblaron hacia la derecha en aquella angosta calle que daba hacia las montañas.
—¿A qué vamos a los baños públicos? —le preguntó suspirando con pesar— No me digas que nos vamos a meter a esta hora por las cercas. Ya no estamos en edad para hacer algo así.
—Nada de eso.
—Sabes que a esta hora está cerrado —alegó caminando de un lado a otro en zigzag.
—¡Lo sé! —gritó riendo.
—¿Entonces?
—Son las cosas que hago porque te quiero.
Itachi no comprendió a que se refería hasta que se encontraron frente a las puertas cerradas de los baños públicos. Las luces estaban apagadas y todo se escuchaba en silencio.
—Te dije que estaría cerrado —dijo Itachi tomándose la cabeza—. No es hora para bañarse Shisui. Volvamos a la casa, mañana tengo una misión temprano.
—Shhhh… esto es más importante que una misión —murmuró Shisui—. Guarda silencio y sígueme.
Su primo mayor era uno de los mejores ninjas de Konoha, quizás el mejor. No obstante, cuando lo vio seguir el borde, justo alrededor de la cerca, pensó que había perdido un tornillo. No sabía qué estaban haciendo adentrándose al bosque por el costado de los baños, pero de seguro no era nada bueno pues tocaba las tablas de madera como si estuviese buscando algo. Quizás una de éstas estaba suelta y por ahí se terminarían metiendo.
De pronto, Shisui se detuvo en un punto.
—Itachi —susurró llamándolo— Agáchate y mira por ese agujero. Dime que ves. Mi visión no me ayuda en la oscuridad.
—No hay nadie dentro. Está cerrado —dijo estoico— Si quieres entrar podemos…
—Sólo hazlo. Es importante.
Suspirando, Itachi se movió hasta la tabla en donde había un pequeño agujero, se agachó y observó por éste.
De inmediato se removió hacia atrás sintiendo una extraña sensación en el estómago, como si le hubiese dado una descarga eléctrica mirar por dicho lugar.
—¡Hay una mujer ahí! —murmuró fastidiado.
Acababa de ver la larga y hermosa espalda desnuda de alguien que estaba atándose el cabello en un tomate alto para poder meterse al agua. Sus caderas eran anchas pero su cintura pequeña, curvándose su cuerpo como una delicada guitarra para dejar ver sólo un atisbo de la línea que dividía sus glúteos. La línea de su columna, la desnudez de su cuello, todo se le había hecho perfecto aunque la viera por sólo un instante.
—No, no cualquier mujer —dijo Shisui sonriendo—. Es Hinata Hyūga.
—¿Hinata Hyūga?¿La hija mayor de Hiashi Hyūga? —sintió que su estómago se revolvía intentando conciliar la imagen de una pequeña escuálida de cabello azulado y corto con la de la mujer voluptuosa sentada en el borde del agua— Es imposible. Hyūga-san es sólo una niña.
—¿Ah? —preguntó Shisui confundido apuntando hacia el agujero— ¿No la viste?
—¡Claro que la vi!
—¿Entonces?
—Debes estar equivocándote —insistió Itachi, negándose a admitir que la hija de Hiashi hubiese causado que su estómago se tensara—. Ella es una niña aún y yo vi el cuerpo de una mujer.
—¿Hace cuanto no ves a esa chica? —preguntó Shisui levantando una ceja.
—No lo sé. Desde el Hanami… tal vez —respondió haciendo memoria.
—¡Eso fue el año pasado! —dijo rodando los ojos y golpeándolo con la palma de su mano en la cabeza—. Mira de nuevo.
—No miraré de nuevo.
—Anda mira.
—No.
Comenzaron a forcejear un momento, Shisui intentando que Itachi mirara por el agujero y este evitando hacerlo. Ambos tenían la misma fuerza por lo cual pronto estuvieron quejándose más fuerte de lo debido.
De pronto una suave voz interrumpió a ambos.
—¿Quién… quien está ahí? —preguntó Hinata Hyūga temblorosamente desde el otro lado de la cerca.
Shisui le tapó la boca a Itachi y éste instintivamente miró por el agujero para ver si se estaba acercando a su posición. Lo que vio hizo que despegara los labios y suspirara con sorpresa. Mirándolo de frente con el byakugan activo, estaba Hinata Hyūga, desnuda al borde de los pozos de agua caliente.
Sus ojos se cruzaron un instante que para Itachi fue eterno, pero extremadamente vergonzoso. Él no era un pervertido declarado como Shisui o Jiraiya-sama, por el contrario, siempre hacía las cosas de forma correcta y respetaba a las mujeres como verdaderas joyas, incluso a las kunoichis de su equipo en ANBU.
Cuando Hinata lo vio dio un pequeño grito y llevó sus manos para cubrirse los senos, dándole la espalda.
Shisui tenía razón. Ese no era el cuerpo de una niña.
—Nos vio —dijo Itachi intentando mantener la calma y pensar una forma para salir de esa situación.
—Mierda… —susurró Shisui con horror tomándose el rostro.
