ANBU HOT NIGHTS
3
Dame un motivo…
para no poseerte.
Para no sentirte.
Para no tenerte.
Para no saborear cada centímetro de tu piel.
—¿Y ahora? —le preguntó Itachi buscando una solución a su encrucijada.
—¿Genjutsu?
—No podemos atacarla con un genjutsu.
—¿Y qué propones, genio?
—Asumir nuestra responsabilidad.
—Si haces eso Hiashi Hyūga nos castrará, y al menos yo, aprecio mis zonas íntimas.
—Le explicaré lo que ocurrió. Estoy seguro que…
De pronto escucharon un chapuzón como si algo pesado hubiese caído al agua. Ambos se miraron uno al otro y luego Shisui volvió a mirar por el agujero.
—¡Creo que se desmayó! —dijo con espanto.
Itachi podía haber estado avergonzado y un tanto ebrio, pero no dejaría que la pobre se muriera ahogada. Saltó la cerca que lo separaba de la chica y caminó sobre el agua hasta encontrarse con ella flotando boca abajo. La tomó por la cintura y la tiró hacia él intentando no tocar ni ver las partes femeninas que tanto la habían avergonzado.
No obstante la sensación de sus dedos aferrándose a esa suave piel mojada le provocó escalofríos.
—¿Está respirando? —le preguntó Shisui blanco de miedo.
—Sí. Sólo perdió el conocimiento.
Ambos bajaron la mirada a la figura de la joven en los brazos de Itachi y subieron el rostro de inmediato, rojos de vergüenza, dándose cuenta nuevamente que la chica Hyūga estaba desnuda. De todos los posibles regalos de cumpleaños, Itachi nunca pensó que recibiría algo así.
—¿Por qué no me dejas cargarla? —lo cuestionó Shisui rascándose la nuca y mirando hacia un costado disimulando su entusiasmo por tenerla cerca.
—No la vas a tocar —dijo lentamente—. Dame tu camiseta.
—¿Ah? ¿Para qué? —respondió subiendo una ceja.
—Para taparla.
El mayor de los primos se quejó un poco pero accedió, sacándose su camiseta negra de cuello ancho. Con bastante trabajo, él e Itachi la colocaron sobre el cuerpo mojado de Hinata, tapando un poco más abajo de sus caderas, evitando de esta forma que se vieran su intimidad.
—¿Qué haces de todas formas bañándose cuando esto está cerrado? —preguntó Itachi mientras metía una de las manos de la joven por la manga de la camiseta de Shisui.
—Es muy tímida. Nunca se baña con otras personas cerca. La vi con las llaves de la entrada un día que caminaba por aquí de noche en una ronda. Seguramente pidió algún permiso especial para venir cuando nadie la pudiese ver.
—¿Y la espías mientras se baña?
—Ahm… no —Itachi lo miró con el ceño fruncido—. Está bien, sólo la vi una vez —Itachi no cambio su expresión—. Tal vez dos… no recuerdo —siguió observándolo con represensión— ¡Está bien, vengo todos los días hace tres semanas!
Itachi rodó los ojos suspirando. Ese tipo de comportamiento era tan usual en Shisui que ni si quiera se molestó en darle un sermón.
Ambos sabían que no podían dejarla ahí sola, pero tampoco podían esperar en ese lugar a que despertara. Si alguien los veía en el baño de las mujeres con una chica inconsciente podrían pensar lo peor. Después de todo, su sharingan tenía la habilidad para dejar a una persona en ese estado. Tenían que salir de ahí, pero la pregunta era, ¿hacia dónde?
No la podían llevar a su hogar. Si su padre se enteraba de lo ocurrido podría despertar viejas antipatías contra el clan Uchiha. Tampoco podían ir a casa de Itachi, no estaba listo para tener a su madre interrogándolo sobre el asunto y mucho menos decir que todo aquello se debía a que Shisui y él la estaban observando bañarse. Por último, Shisui no tenía una residencia fija, dormía en la estación de policía la mayoría del tiempo.
—¿Qué haremos? ¿Dónde la llevamos? —preguntó Shisui tomándose la frente— No podemos dejarla aquí sola.
Itachi miró el rostro sonrojado de la jovencita que estaba cargando, intentando encontrar a la niña que recordaba haber visto hacía tanto tiempo, a aquella que había conocido en las reuniones de los clanes, en las visitas oficiales que había realizado tantas veces al clan Hyūga, a esa pequeña y tímida niña que se escondía atrás de las piernas de su padre para evitar el contacto visual con los demás. Pensar en como la había deshonrado observándola desnuda lo acongojó de verdad y supo lo que debía hacerse.
—La acompañaré hasta que despierte —terminó concluyendo—. La llevaré a los cuarteles de ANBU.
—¿Ah? —exclamó Shisui— ¿Estás loco?
Lo estaba. ANBU era una unidad secreta. Se protegía fuertemente la identidad de sus miembros y también sus recintos. No obstante, no podía dejarla, debía asumir la responsabilidad de lo que habían hecho aunque le significara el puesto.
—No hay nadie a esta hora allá —dijo bajando el rostro y acomodando el cuerpo de Hinata contra su pecho—. Si tengo suerte, nadie se enterará.
—Está bien —asintió Shisui subiendo los hombros, dándose por vencido. Cuando Itachi decidía algo era difícil persuadirlo de lo contrario—. Suena razonable. Espero que no te metas en problemas.
—Tú debes ir a la residencia Hyūga a avisarle a su padre que Hyūga-san tuvo que atender asuntos urgentes conmigo.
—Sí claro, le diré "Sabe Hiashi-same, su hija desnuda cayó a los brazos de mi primo y ahora están conversando a solas en los cuarteles de ANBU".
—Mientes mejor que yo. Sólo dile que tuvimos una misión de último minuto. Me haré responsable de cualquier inconveniente.
—Entendido capitán —le dijo tambaleándose, haciéndole un gesto militar. Comenzó a reír en voz alta haciendo que Itachi levantara una ceja— ¿Por qué siempre nos pasan cosas así cuando bebo?
—Porque no sabes beber —le respondió Itachi mientras saltaba por la cerca de los baños termales.
