ANBU HOT NIGHTS
6
Dame un motivo…
para no poseerte.
Para no sentirte.
Para no tenerte.
Para no saborear cada centímetro de tu piel.
Itachi Uchiha no estaba acostumbrado a fracasar en nada. De hecho, esa era precisamente la primera vez que lo hacía. Mientras los miembros de su equipo discutían uno con el otro lo que había sucedido para que el objetivo escapara, tanto él como Hinata Hyūga se mantenían en silencio, evitando mirarse.
—¡Se escapó porque tú no pudiste asegurar la red!
—Eso no es del todo preciso. La red no cayó justo cuando debió hacerlo.
—¿Entonces el problema es de la red?
—El problema es que la red no cayó sobre él.
—¡El problema es que lo perdimos!
En primer lugar nunca había querido que Hinata se uniera a su escuadrón de ANBU. Cuando el Hokage se lo sugirió —al ser Itachi el capitán— se mantuvo silencioso esperando que esto fuese tomado como una negativa a la proposición de que la heredera de los Hyūga fuese integrada al escuadrón de espionaje y asesinato. Cuando el Hokage continuó su integración, Itachi habló sobre la naturaleza de la joven, sobre lo difícil que era asesinar sin vacilar, sobre los altos riesgos de muerte y también sobre el hecho de que Hinata era sólo un chūnin. No obstante, nadie "elegía" entrar a ANBU, era una orden del Hokage y no se le decía "no" al shinobi más poderoso de la aldea. Por lo tanto, ahí estaba atrapado hacía dos semanas ya con la joven que un año atrás había visto desnuda por accidente.
Había sido tortuoso tener que trabajar con ella, considerando que esa imagen se habría quemado en sus retinas y que constantemente volvía a él y mucho más ahora que la tenía cerca. No es como si Itachi hubiese sido un pervertido declarado como Jiraiya, Naruto o Shisui… pero era un hombre, y como hombre era su instinto pensar en mujeres de vez en cuando… lo cual era extraño porque un año atrás no tenía ni si quiera interés en el sexo opuesto.
—Siento mucho haberlo perdido —dijo Hinata de pronto. El resto guardó silencio—. Mi byakugan... yo… es la primera vez que tengo que asesinar a alguien y… y mi byakugan se desactivó sin que pudiese controlarlo. Lo siento mucho.
Sí, se había desactivado, pero, ¿por qué?
Sabía que Hinata no podía trabajar bien cerca de él. Había sido cosa de que se acercara a ella durante la persecución para notar como el ritmo cardíaco de la joven se disparaba y su byakugan perdía su eficacia. Anteriormente, él había sido quien falló el kunai para romper la cuerda que dejaría caer la red, sólo porque notó que Hinata estaba jugando con su cabellera.
Toda la misión se había ido al diablo por los dos y tenía que solucionar el problema de raíz si iban a continuar trabajando juntos. La tensión entre ambos era demasiado grande como para ignorarla.
—Creo que ya hemos escuchado suficiente. El objetivo escapó. Mañana buscaremos la forma de solucionar esto —dijo Itachi poniéndose de pie—. Con la excepción de Usagi, el resto puede retirarse.
Usagi, o Conejo, era el nombre clave de Hinata ahora que había entrado a ANBU. Todos en el escuadrón utilizaban el nombre que su máscara zodiacal indicaba.
Cuando la sala de conferencias estuvo vacía, Itachi la miró fijamente.
—Ya lo s-sé —dijo Hinata bajando el rostro con un sonrojo—. Fue culpa mía.
—Desactivó su byakugan en medio de la persecución. En parte, es culpable de que hayamos perdido su rastro —admitió Itachi sentándose frente a ella.
Como capitán del equipo no podía permitirse ser condescendiente con el error de la joven. Debía decirle las cosas tal cual eran. Era su labor indicárselo, por desagradable que fuese.
—Lo sé —susurró Hinata, moviendo el rostro hacia un costado para evitar los ojos del Uchiha—. Intentaré mejorar, lo prometo.
—No obstante, Hyūga-san, fui yo quien falló el kunai para inmovilizarlo. La otra parte del fracaso de esta misión… es mía —comentó con solemnidad—. Nunca fallo cuando se trata de shurikenjutsu. Es la primera vez que algo así me ocurre, ¿Sabe el motivo de ello? —Hinata negó con el rostro sin saber que podría responder a semejante pregunta— Usted. Usted es la causa para que haya fallado ese kunai.
—¿Y-Yo? —preguntó Hinata abriendo los ojos en sorpresa— Taicho, yo… yo sé que mi ingreso a ANBU fue repentino pero prometo estar esforzándome, no quisiera ser una molest…
—Usted me desconcentra. Cuando está cerca, sólo pienso en… usted.
Las mejillas de Hinata se volvieron rojas y se puso de pie rápidamente. Itachi la observó desde su posición sin mover un músculo de su rostro, estoico, frío. No estaba seduciéndola, sólo estaba diciéndole la verdad. Ella era la causante de haber fallado ese kunai.
—Cuando me acerco a usted, Hyūga-san, he notado que sus manos tiemblan y que su chakra pierde su fluidez natural —bajó levemente el rostro y suspiró—. La pongo nerviosa. Aún no olvida el incidente del año pasado, ¿verdad?
Hinata agachó el rostro y asintió enrojeciendo. No valía la pena mentirse entre compañeros si estarían trabajando por tanto tiempo juntos. Si ella se ponía nerviosa por estar cerca de Itachi y él no podía concentrarse con su mera presencia… entonces, tenían un grave problema.
—Debemos solucionar esto para trabajar juntos —dijo después de un par de minutos de silencio.
—¿Cómo? —preguntó Hinata tragando saliva.
—Podemos eliminar la tensión, pasando más tiempo juntos, ya sea saliendo en nuestro tiempo libre, entrenando, estudiando o… podemos equiparar el problema que originó todo esto.
—¿Equipararlo? ¿Cómo?
—Yo la vi desnuda —Hinata se tapó el rostro de inmediato al escuchar eso—. Lo más justo en ese caso sería… que usted también me viera desnudo.
—¡E-Eso sería… e-eso s-sería… inapropiado! —alegó rápidamente Hinata, trabándose las palabras por el nerviosismo que sentía ante tal ofrecimiento.
—Es lo único que se me ocurre para que deje de temblar cada vez que me acerco a usted.
—Esa no es la s-solución. Y-Yo… sólo necesito tiempo para… para acostumbrarme.
—Entiendo. En ese caso, tiempo tendrá —le sonrió suavemente, haciéndola recordar que a pesar de que estaban en ANBU y que en dicho lugar era inflexible, también era el suave joven Uchiha que la había ayudado hacía un año—. Puede retirarse, Hyūga-san.
Hinata hizo una reverencia y comenzó a caminar hacia la salida del escuadrón.
No obstante, toda esa noche dio vueltas en su cama imaginando como sería descubrir qué era lo que Itachi Uchiha escondía debajo de esa ropa oscura, sintiéndose fatal por ello.
