ANBU HOT NIGHTS

8


Dame un motivo…
para no poseerte.
Para no sentirte.
Para no tenerte.
Para no saborear cada centímetro de tu piel.


La mano de Itachi tapó su boca. Escondidos atrás de una puerta lo único que podía esperar mientras cerraba los ojos y escuchaba, era que aquellos a quienes debían espiar no se hubieran dado cuenta que faltaban documentos fundamentales.

El señor Feudal del País del Fuego había requerido de la receta para hornear senbei de los Uchiha y ellos habían accedido a robarla de los tíos de Itachi. Era una misión sencilla, bastante accesible ahora que habían solucionado su problema y el Uchiha la había invitado a participar de ella para comprobar que no había más problemas cuando ambos trabajaran juntos.

Sin embargo, encerrada en ese pequeño armario con Itachi sosteniéndola tan cerca, se daba cuenta que se le hacía imposible no ponerse nerviosa con él a su lado. No era vergüenza, era verdadero nerviosismo. Él hacía que su corazón latiera más rápido y su estómago se llenara de mariposas. Sólo le había ocurrido eso con una persona antes, Naruto, y ahora cada vez que pensaba en el rubio el sentimiento hacia él era opacado por la imagen de los ojos de Itachi observándola en silencio.

A pesar de que adentro del pequeño armario estaba oscuro, algo de luz se filtraba por los huecos del marco de la puerta. Hinata admiró a ese hombre frente a ella, fijándose en lo espesas que eran sus pestañas y lo hermoso que resultaban esos ojos rasgados tan distintos a los suyos. Quizás para algunos esas marcas lagrimales extrañamente largas podrían haber sido antiestéticas, pero ella pensaba que le daban un gran rasgo de distinción a su rostro.

Tragó saliva… ¿Por qué estaba pensando en eso en aquel momento en vez de su misión?

Itachi le hizo un gesto para que guardara silencio, poniendo un dedo sobre su boca. Aunque fuese un sonido ligero, cualquier cosa podía alertar a sus tíos de que se había metido a robar las recetas de sus senbeis.

Hinata se estremeció con el contacto de la piel de su capitán contra sus labios y lo observó con anhelo de algo que estaba prohibido entre dos compañeros de equipo, sobre todo en una misión. Un shinobi nunca debe mostrar sentimientos durante una misión; era una de las normas en el reglamento shinobi.

Por su parte, Itachi pensaba que había sido la peor de las ideas meterse en ese reducido lugar con ella. Ahí estaba presionando su cuerpo contra el suyo, sintiendo los senos de esa joven contra su pecho, pensando en aquella noche en silencio en que ella había acariciado su cuerpo con la palma de su mano. Ni si quiera habían vuelto a hablar de ello pero las miradas de vergüenza que se daban habían sido remplazadas por algo más… aunque no era capaz de ponerle nombre a esa sensación que había despertado en él esa noche.

Sintió un escalofrío cuando Hinata suspiró suavemente sobre sus dedos. Estaban tan cerca que su respiración constantemente chocaba contra sus labios.

Definitivamente era la peor situación en la cual se podría haber metido. De haber sido un poco más inteligente, habría robado esos documentos solo. No obstante, la había invitado en esa misión que ni si quiera un gennin habría tenido problemas en realizar con la estúpida, ridícula y patética esperanza de poder pasar un poco de tiempo con ella. Y ahora estaba encerrado en un closet esperando que su tío cerrara la tienda.

De pronto notó que Hinata estaba temblando contra su cuerpo. No podía ser la temperatura, de hecho, era una de las noches más calurosas del verano. Ella estaba temblando porque la ponía nerviosa estar así con él. Aquello lo calmó; no era el único.

Fue en ese momento que notó que Hinata lo miraba fijamente a los ojos.

La observó de vuelta, sin pestañar, sin respirar, sin mover un milímetro de su cuerpo para memorizar lo adorable que se veía. Se fijó por completo en cada detalle en ella y se golpeó mentalmente por no darse cuenta antes —como Shisui— de que esa niña que recordaba no era una niña, sino una mujer. Una mujer hermosa. No, decir que era hermosa era subestimarla, era encantadora. Era por lejos la cosa más bella que había visto, ahí cobijada en el silencio, en la oscuridad, contra su cuerpo.

¿Acaso Hinata se daba si quiera cuenta del poder que ostentaba contra los hombres de Konoha? No podía entender como ella, siendo una pequeña mujer, lo desarmaba tan completa y absolutamente. Él ni si quiera era el tipo de persona que dependía de otros y ahora estaba completamente enfocado en que esa jovencita pudiese trabajar con él, no sólo porque eran compañeros sino porque estar lejos de ella lo hacía sentir miserable. Esta joven que había aparecido escondiéndose atrás de las piernas de su padre cuando era una niña había entrado en su vida con una sonrisa y sus adorables sonrojos y lo tenía a su merced. Lo había embrujado, embelesado, encantado con algún tipo de genjutsu del cual no conocía.

O quizás… sólo se hubiese enamorado de ella.

Cada una de las sensaciones y emociones que había experimentado hasta ese momento parecían insípidas cuando las comparaba con lo que ella lo hacía sentir sólo con pararse tan cerca de él. Ni si quiera estaba pensando en su misión, lo único que había en su mente era la necesidad de acercarse lentamente a ella.

Y lo hizo.

Rodeó con suavidad sus manos alrededor de su cintura y la tiró contra su cuerpo.

Ella suspiró sobre sus labios ante dicha reacción al sentirse presionada contra él. No tenía idea de cómo reaccionar ante ello, pero no le importó. Ni si quiera se atrevió a preguntarle qué era lo que estaba haciendo, no porque no quisiera saber sino porque estaba segura que el tío de Itachi aún estaba al otro lado de la puerta del armario. La luz aún estaba encendida, pero sentía que si no se retiraba rápidamente de los brazos de Itachi Uchiha estaría perdida para siempre. Ella lo había tocado ese día y ahora… el parecía estarle devolviendo la mano en la misma oscuridad que los había albergado esa noche.

A pesar de que Itachi nunca se había sentido atraído a una mujer antes, tenía una ligera idea de lo que le estaba pasando. Nada bueno iba a resultar de todo eso, pero ya era demasiado tarde para retroceder. La deseaba. La deseaba como nunca antes había deseado algo en su vida.

Sin que se diera cuenta, su corazón estaba acelerándose y estaba teniendo todo tipo de dificultades para respirar normalmente.

Por su parte, Hinata inhalaba y exhalaba contra su piel, cada vez más cerca uno del otro. ¿Acaso eso era si quiera normal? Nunca le había pasado si quiera en una situación con riesgo de morir y le estaba sucediendo con una joven que no podía lastimar si quiera a una mosca apropósito. No podía decir si todo aquello que estaba sucediendo era normal, pues era la primera vez que estaba tan cerca de un miembro del sexo opuesto. Nunca había leído al respecto y tampoco nadie le había dicho como se suponía debía actuar ante todo eso.

Todo aquello no debía haber estado pasando. Itachi se conocía a sí mismo. El nunca se comportaba de esa forma y mucho menos seguía impulsos tan instintivo como esos. Era un ser de razonamiento, de palabras, de lógica, no de tacto. No obstante, no podía reprimirse si estaba cerca de ella, no podía dejar atrás los pensamientos que últimamente lo embargaban y olvidarse de todo lo que había estado ocurriendo entre los dos. A pesar de ser un hombre "lógico", sus sentidos se estaban disparando en todos los niveles posibles aminorando su habilidad de pensar.

Podía oler la fragancia de Hinata, dulce, como el verano, con un leve toque a lilas y frutas. Sintió la urgencia de tocarla, acercarse más a ella, sentir sus mejillas, sus labios, su nariz, todo lo que sus ojos estaban observando en ese instante. Quería escucharla respirar una y otra vez porque le daba un extraño sentido de placer.

No fue sorpresa que antes de que se diera cuenta estuviese empujando su cuerpo contra el de ella.

La escuchó gemir levemente y su instinto hizo que moviera una mano y le cubriera suavemente la boca. No podían hacer sonidos ahí. Estaban en una misión después de todo. Su tío estaba al otro lado de la puerta listo para cerrar el local. No era inteligente estar haciendo ruido.

No obstante, mientras sus dedos cubrían los labios de su compañera pudo sentir como las manos de Hinata se aferraban en su espalda, presionando a través de su ropa como si estuviese desesperada por seguir tocándolo como aquella noche.

Sus párpados cayeron suavemente, completamente perdido en ese momento. Ya ni si quiera estaba pensando. Lo único que sabía era que no deseaba moverse ni dejarla moverse.

Las yemas de sus dedos comenzaron a acariciar suavemente los labios de Hinata.

La respiración de la joven se acrecentó sólo con eso. Su piel estaba temblando bajo su tacto mientras miraba esos ojos opalinos que estaban suplicando por él.

No fue necesario que se dijeran palabra alguna para saber que estaban jugando un juego peligroso.

La luz se apagó por complete y escucharon la forma en que se cerraba la puerta del local de Uchiha Senbei, como caían las cadenas y se ponían los candados. No obstante, ninguno de los dos se movió del lugar en donde estaban, olvidando por completo la misión que los había llevado ahí en primer lugar.

—Itachi-san… —Hinata susurró. Pudo sentir cada vocal de su nombre en la respiración que chocaba contra sus labios.

Le gustaba como sonaba su nombre en los labios de Hinata en ese momento. Podría haberla escuchado susurrar su nombre toda la noche sin cansarse de eso.

Removió sus dedos de los labios de la joven y la sintió mover las manos a través de su espalda. La fricción entre sus yemas y el ropaje lo hizo cerrar los ojos.

—¿Qué está haciendo, Hinata-san? —le preguntó poniendo ambas manos suavemente sobre sus caderas.

No hubo respuesta, tal vez porque no necesitaban una o quizás porque no quiso dejarla responder.

Sus labios cubrieron los de ella para impedírselo.


NOTA
Creo estar cumpliendo con esto de no apurarme a hacer un lemon sin pies ni cabeza y fundamentos. Aun así, si creen que el fic está avanzando demasiado rápido háganmelo saber... quiero que a pesar de que esto es cítrico de aquí en adelante, tenga todas las bases de un fic normal.

Besos y gracias por leer ^^

De ahora en adelante menores de edad omitan este fic.