ANBU HOT NIGHTS
9
Dame un motivo…
para no poseerte.
Para no sentirte.
Para no tenerte.
Para no saborear cada centímetro de tu piel.
—No deberíamos… e-estar haciendo esto —dijo Hinata entre suspiros, apenas pudiendo respirar en cuanto Itachi alejaba sus labios para besarla de nuevo.
El Uchiha no se detuvo un instante si quiera a procesar su petición, sólo continuó lo que estaba haciendo, atrapando sus labios entre los suyos; eran suaves y voluptuosos.
Sus manos se aferraban con fuerza a sus caderas, su cuerpo se presionaba contra el de ella, sus respiraciones chocaban mientras se devoraban la boca y sus lenguas danzaban masajeándose una a la otra.
—Itachi-san… —volvió a gimotear Hinata entre besos, sintiendo como el Uchiha la rodeaba con sus brazos para tirarla hacia él—. Ta-Taicho… N-No es correcto.
La mente de Itachi comenzó a funcionar lentamente una vez escuchó aquello. A pesar de que se sentía en el cielo, había algo muy errado de estar haciendo eso en los cuarteles de ANBU y con alguien que no estaba completamente segura de lo que pasaba, que aún tenía dudas en su cabeza sobre si estar así con él era correcto o no.
—Tiene razón —dijo alejándose levemente, apoyando su frente contra la de Hinata, respirando sobre su boca para intentar recuperar el aliento.
Estaba agotado. Era como si hubiese estado corriendo todo un día sin detenerse. No pensaba que besar a una persona alterara el cuerpo de esa manera.
—¿Qué está pasando entre nosotros? —preguntó Itachi acariciando su rostro, abriendo los ojos para no perderse ningun detalle. Se encontraba tan confundido con lo que sucedía que no podía si quiera concentrarse en la misión del día siguiente— Cuando estamos rodeados de otras personas actuamos como si nada hubiese cambiado, pero…
—Pero cuando estamos s-solos, nosotros…
Lentamente sus rostros volvieron a acercarse y terminaron besándose con la misma intensidad con que lo habían estado haciendo la última media hora, Hinata sentada sobra la mesa, Itachi parado entre sus piernas que lo rodeaban. La joven llevó las manos a su rostro presionando sus mejillas entre las palmas.
Los pergaminos y mapas que habían estado estudiando se desparramaron por el piso cuando ella se inclinó hacia atrás y el hacia adelante. La tensión entre ambos se había vuelto tan insostenible que las cosas venían dándose de esa forma los últimos días, desde la noche en que Itachi la besó por primera vez escondidos dentro de un closet. Ahora lo hacía en cada oportunidad en que se encontraban solos.
A pesar de que Hinata se quejaba diciéndole que eran compañeros y que no era correcto, no parecía tener la fuerza de voluntad para rechazar a Itachi Uchiha. Después de todo, era Itachi Uchiha, el hombre más cotizado de toda Konoha y tal vez de todo el País del Fuego.
—Debemos… debemos estudiar los mapas… Taicho —dijo Hinata ladeando el rostro levemente sobre la mesa, ocasión que Itachi aprovechó para besarle el cuello, pasando sus labios con cuidado sobre su nívea piel hasta llegar a su lóbulo.
—Después —musitó, llevando sus dedos a la parte trasera de su prolongado cuello, acariciándolo lentamente mientras le continuaba lamiendo el oído.
No dejaría que se apartara de él ahora que estaban solos. Había esperado ese momento todo el día. No le importaban los mapas, podía memorizarlos con el sharingan después. Lo único que estaba en su mente era ella y sus labios. Lo hacían perder la capacidad cognitiva de la cual estaba tan orgulloso.
Podrían haber conversado de lo que sucedía entre ambos pero no era necesario. Las palabras en una situación así sobraban. Podían comprender lo que estaba pasando entre ellos; estaban dejándose llevar completamente por el instinto, por lo que su cuerpo pedía, por las caricias, el silencio y ese vacío que parecía llenarse con la presencia de uno en la vida del otro.
Itachi sentía algo extraño en su estómago cuando la besaba. Su cuerpo se ponía rígido, pero al mismo tiempo ardía. Era como si no pudiese contenerse de querer más de ella. La había esperado demasiado tiempo y ahora podía comprender por qué Shisui se comportaba de la forma en que lo hacía cuando había una chica de por medio.
—Itachi-san —susurró Hinata acariciándole la parte trasera de su nuca— Ya no… basta.
—¿Sucede algo? —le preguntó agitado.
—Es..escuché ruidos —respondió Hinata bajando su camiseta negra apretada estilo ANBU y mirando hacia todos lados.
—¡Itachi! ¿Estás aquí? —era la voz de Shisui.
De todos los momentos en que podía ir a visitarlo a los escuadrones ANBU, su primo parecía haber escogido el peor.
Itachi se puso de pie intentando arreglarse la ropa lo más rápido posible. La tenía arrugadas, fuera de lugar, como si hubiese estado luchando por horas.
—¡Ah! Aquí estás —dijo Shisui apareciendo en el marco de la puerta— Te estoy buscando hace un buen rato, nunca te quedas hasta tan tarde a..quí —Fue entonces que pareció Notar a Hinata sobre la mesa. Miró a ambos sospechosamente, luego observó los mapas y pergaminos en el suelo. Hinata estaba sonrojada y su primo intentaba recuperar el aliento. Una sonrisa divertida apareció en él—. Oh… lo siento. No quería interrumpirlos.
—N-No es así —dijo Hinata horrorizada cubriéndose el rostro rápidamente.
—Descuida, también tuve tu edad —dijo Shisui llevando las manos a su nuca y sonriendo de oreja a oreja.
—¿Qué quieres? —preguntó Itachi más serio que de costumbre.
—El Hokage mando esto para ti.
Shisui estiró un pergamino que Itachi leyó de inmediato. Al parecer la misión del día siguiente era pospuesta en tres días por nuevos antecedentes y lo citaba para que se presentara en la oficina para darle más detalles.
—Gracias —dijo a su primo, quedando en absoluto silencio.
—¿Y cómo es la cosa entre los dos, se están viendo a escondidas aquí o qué? —preguntó para romper el silencio.
Desapareció en una nube de humo justo antes de que un kunai lo atravesara.
