ANBU HOT NIGHTS

11

Dame un motivo…
para no poseerte.
Para no sentirte.
Para no tenerte.
Para no saborear cada centímetro de tu piel.

Las gotas de agua caían a borbotones en esa noche veraniega. La temporada de lluvia comenzaba oficialmente. Era la peor del año, pues ese calor húmedo era repugnante, sobre todo con el protector de pecho de ANBU. Escondida detrás de su máscara con forma de conejo, Hinata observaba como caía la lluvia desde la rama de un árbol en la cima de las montañas, empapada completamente.

Le gustaba poder tener acceso a esos lugares y así observar Konoha desde la altura. Una persona común y corriente no podía subir hasta esos lugares, pero ella ahora sí podía hacerlo y eso se debía a que era parte de la misión de ANBU poder resguardar la seguridad de la Villa ya fuese de noche o de día y precisamente a ella le tocaba ese turno de noche.

A ella y…

—Se vuelve más fácil —dijo de pronto Itachi, sentándose a su lado.
—Eso espero —dijo intentando sonreír debajo de la máscara, un poco nerviosa por su cercanía. No se habían vuelto a besar desde que Shisui casi los descubrió en los cuarteles de ANBU.
—Aunque esté lloviendo, mantiene cierto encanto bajo la lluvia —dijo mirándola, ignorando por completo la ciudad a sus pies, lo cual la hizo pensar que tal vez estuviese refiriéndose a ella.

Itachi le tomó la mano entonces, lentamente, como un animal que comienza a tantear terreno antes de lanzarse a beber agua del río. Sus manos estaban mojadas y frías y sus dedos entrelazados a los suyos temblaban un poco. Lo miró sorprendida, aunque él seguramente no lo notó debido a la máscara.

Hinata bajó la mirada y apretó con un poco más de fuerza la mano del hombre con quien compartía sus noches en ese lugar.

Era la primera vez que enlazaban las manos de esa forma, sin tener que llegar a un festín de vergonzosos momentos hormonales.

—Es agradable estar así con usted en una noche de lluvia —dijo de pronto.

Hinata no respondió, sólo se acurrucó a su lado, apoyando su cabeza en el brazo de Itachi. Por algún motivo se le hacía natural estar así con él, a pesar de los nervios y los incómodos silencios que lentamente se estaban volviendo tan familiares y agradables. Si hubiese perdido el don del habla con cualquier otra persona se habría querido morir de vergüenza, pero perderlo cerca de Itachi no la hacía sentir mal. Ambos eran personas caballadas.

Vigilaron Konoha desde las alturas sin soltarse de la mano hasta que estuvo próximo a amanecer. De vez en cuando jugueteaban con sus dedos, frotándolos contra la piel mojada del otro.

Hinata nunca pensó que hubiese algo erótico en tocarse las manos, pero después de estar horas jugando con los dedos de Itachi, sintiéndolo rozar lentamente la superficie de su palma, del anverso de su mano, de su muñeca y la punta de sus yemas, supo que se había equivocado. Estaba respirando agitada cuando el cielo comenzó a volverse pálido anunciando el amanecer.

—Taicho… —susurró de pronto—. Terminó nuestro turno. Deberi…

Itachi movió su máscara de gato hacia un costado y Hinata noto en sus ojos negros que había estado todo ese tiempo soportando la misma angustiosa necesidad de besarla nuevamente, pero en vez de eso, extendió su mano para ayudarla a ponerse de pie y así volver al escuadrón de ANBU.

—Sí. Volvamos.

Dentro del escuadron de ANBU las cosas eran tal como lo eran siempre.

Hebi —el que usaba la máscara con forma de serpiente—, se quejaba de la lluvia; Saru —el que usaba la máscara de mono—, le decía que no estaba hecho de sal y por último Tora —la chica que usaba la máscara de tigre—, le gruñía a ambos que dejaran de quejarse. Sólo ellos cinco habían estado custodiando los alrededores de Konoha en distintos puntos estratégicos, el resto estaba libre.

Los camarines comenzaron a vaciarse poco a poco mientras se alistaban para volver a sus hogares y dormir. Hinata se preguntó qué era exactamente lo que hacía entre tantos hombres y mujeres brillantes a la hora de combatir y espiar. Ella no se consideraba a sí misma tan buena.

De pronto, notó que los únicos que quedaban ahí eran Itachi y ella. Él estaba parado a tres casilleros del suyo mientras ponía sus protectores de brazos dentro del locker.

—¿Quién es la joven en la fotografía? —preguntó Itachi sin mirarla.

Hinata gimoteó sorprendida de que se hubiese dado cuenta de la fotografía que había pegado en la puerta interna de su casillero y sus mejillas se adornaron de un rojo pálido.

—Hanabi-chan, mi hermana menor —dijo avergonzada—. Lo siento Taicho, se que aquí no deberíamos traer cosas que nos identifiquen. La retiraré de inme…
—Este es Sasuke —dijo Itachi con una sonrisa, abriendo más su puerta para mostrarle una fotografía de un niño de cabello negro y desordenado colgado de los hombros de una versión mucho más joven de Itachi—. Mi hermano menor. Creo que usted y él fueron compañeros en la academia, ¿me equivoco?
—Estábamos en la misma clase, aunque Sasuke no me hablaba mucho. Bueno, no le hablaba a nadie —dijo Hinata jugando con sus dedos.
—Suena a algo que él haría —Itachi cerró la puerta de su casillero y se acercó a ella— Usted y su hermana se parecen un poco.
—¿Usted cree? —preguntó mirando la fotografía en que Hanabi aparecían vistiendo el tradicional kimono del festival de la primavera.

El asintió y comenzó a caminar hacia la puerta.

Esa mañana mientras se ponía su pijama lista para dormir un poco despues de toda una noche despierta, se dio cuenta que debajo de Itachi Uchiha se escondía un hombre realmente gentil. No pensó que él tambien estuviese haciendo todo eso pensando en su hermano menor, al igual que ella pensaba en Hanabi.

Suspiró mientras se acostaba, mirando el techo.

Nunca se imaginó que dentro de un clan que se caracterizaba por su oscuridad hubiese un Uchiha cuya sonrisa pudiese llenarla de luz.

NOTA
¿Alguien ha tenido esos momentos eróticos, sólo jugando con las yemas y las manos? Yo sí y a veces incitan mucho más que un beso lol.
A ver si me pongo más imaginativa y menos melosa el próximo cap. No andaba con ánimos de escribir literotica hoy xD