9. Reencuentros I
Pocos días después, en el ático de Saga...
Saga dejó la puerta entornada mientras se apresuraba a ordenar un poco el salón. No contaba con que Shura y Phansy se presentaran tan temprano, o que a él y Shaka se les hubieran pegado las sábanas, o ambas coincidencias a la vez. La cuestión es que disponían de lo que dura la subida en ascensor de ocho pisos para, al menos, quitar los platos de la cena que la noche anterior habían dejado en la mesa frente al sofá.
- Yo me quedo en nuestra habitación y no os voy a molestar para nada, porque...ahí no entraréis ¿verdad? - Susurró Shaka, acarreando los dos vasos y la botella de vino que se habían tomado entre los dos.
- No, claro que no, pero al menos te podrías esperar a saludarles...- Saga dejó los platos en el fregadero y tomó una escoba para ir a barrer las migas que habían caído al suelo.
- No puedo esperarles así...- Insistió Shaka en otro susurro, aunque éste un poco más nervioso.- No llevo calzoncillos y se nota mucho.- Aclaró, mirándose a Saga con expresión de obviedad mientras se plantaba frente a él y se mostraba con el liviano pantalón corto del pijama perfilando con total descaro los movedizos contornos de sus atributos.
Y no se trataba sólo de éso...Su aspecto era el de una persona que en efecto se acababa de levantar de la cama, con varios mechones de cabello escapados de la cola en la nuca con la que se había ido a dormir y las marcas de las arrugas de la funda de la almohada surcando una de sus mejillas.
- Vale, vale...- Saga dejó la escoba y le agarró de las manos las copas y la botella, que también depositó en la pica del fregadero.- Tú y tus manías de andar sin calzoncillos...
- Bien que no te quejas de ello.- Le replicó Shaka, un poco molesto ante lo que le había parecido una especie de regañina.- Además, sólo lo hago en casa. Y tú también lo harás cuando viajemos a la India, verás lo bien que se siente andando uno con todo libre.- Le picó en seguida, para no hacer hincapié en su micromolestia por el comentario.
- A mí déjame guardármelo todo bien colocadito.- A Saga no le tentaba nada la idea de sentirse "libre" de esa manera. Ya había sufrido bastante en el hospital durante los días que había estado sólo con esa camisola anudada a la espalda, pero la sonrisa que se plantó en sus labios no podía esconder el gusto que le daba que Shaka sí disfrutase de esa libertad personal cuando estaban en casa.
- También tiene sus ventajas...- Murmuró en plan picarón mientras llevaba una mano hacia la entrepierna de Saga y la acariciaba con malicia al tiempo que le mordisqueaba el lóbulo de la oreja.
La llegada del ascensor resonó en la lejanía, y el sonido más fuerte y nítido de la puerta abriéndose dejó claro que había alcanzado su piso.
- ¡Va, déjame y vete! - Le soltó Saga, encogiéndose de hombros para hacerse bajar con rapidez ese inoportuno escalofrío.
Un pequeño empujón también ayudó a deshacerse de Shaka, y antes de salir de la cocina se pellizcó el borde de sus bóxers a través de la tela del pantalón de deporte que él si había tenido tiempo de vestirse y se reacomodó bien el desajuste que esa caricia de Shaka había sembrado por ahí.
El timbre sonó por cortesía, avisando de la inminente intromisión en dominios privados, puesto que la puerta entreabierta invitaba al libre acceso. Saga se olvidó de la escoba y se apresuró hacia el recibidor, zona donde Phansy y Shura aparecían con las naturales reservas de quien se siente intruso en casa ajena.
- ¡Hola! - Dijo Saga con alegría, eligiendo primero a Phansy para recibirla con los dos besos de costumbre.- ¿Cómo estáis?
- Hola Saga...- Phansy respondió al saludo de la misma manera, viéndose obligada a ponerse de puntillas para alcanzar la altura del fiscal.
- Shura...qué bien te sienta siempre viajar a tus montañas...- Saga alzó la mano para saludar a su amigo, pero el español se saltó toda formalidad y se unió a Saga en un afectuoso abrazo fraternal.
- Es bálsamo para mi alma, lo sabes...
Saga correspondió al sorpresivo abrazo con naturalidad, manteniéndose unido a Shura unos instantes.- ¿Y esta barba? - Preguntó Saga una vez se separaron, regalándole una palmadita a la mejilla cubierta de espeso y negro vello.
- Me prometió que cuando regresáramos aquí se la afeitaba...- Se unió Phansy, mirándose a Shura de refilón y sin ahorrarse un deje de jocoso reproche.
- ¡Llegamos ayer por la noche! Me ha dado pereza afeitarme hoy...- Shura se acarició la quijada con una mano mientras ofrecía las únicas excusas de las que disponía.
- Bueno, bueno...Tú mismo.- Phansy se cruzó de brazos y se hizo la ofendida.- Si hoy no acabas cumpliendo tu promesa luego no me pidas nada.
Saga se rió con ganas. Phansy se sonrió con seductora picardía y Shura se ruborizó hasta las orejas, agradeciendo de verdad estar luciendo esa barba aparecida durante sus merecidas vacaciones. El fiscal les ofreció cafés o infusiones y algo para comer, detalle que se aceptó y que sirvió para saciar el ronroneo que Saga sentía instalado en su estómago por no haber podido desayunar. Entre cafés, galletas y bollos los tres se pusieron al día de cómo se encontraban los padres de Shura, de qué le había parecido a Phansy viajar a los amados Pirineos Aragoneses del español, de lo amables y cariñosos que habían sido sus padres con ella, de lo buena que encontró la comida y en resumen, de todo lo que Saga ya conocía cuando viajó a España para ser testigo directo del episodio más triste de la vida de Shura hasta el momento.
Era imprescindible relajar el cuerpo y la mente antes de abordar el tema que los había reunido en su casa un sábado por la mañana. Saga llevaba días redactando las preguntas que le haría a Phansy durante el juicio, y era de primordial necesidad ensayar la escena, estableciendo un sólido guión y sin dejar ninguna fisura abierta por su parte, así como intentar anticiparse a los posibles caminos que la defensa de Hypnos probablemente adoptaría para otorgar a Phansy el papel de verduga y no de víctima.
- Phansy...- Dijo Saga, una vez ella tomó asiento en una de las sillas del salón, como si fuera la del tribunal.- Quiero que te relajes, que respires hondo y que te centres en mí...- continuó, colocándose sobre el puente de la nariz sus indispensables gafas para poder leer sus propias anotaciones hechas a mano.- No te voy a hacer preguntas sencillas ni amables. Van a doler porque irán directas a tus heridas, por lo que es muy importante que te curtas en el dolor que te cause rememorar muchos aspectos de tu vida. Lo repetiremos las veces que sea necesario hasta que pronunciar la respuesta sea algo que puedas hacer sin anclarte en las llagas que sientas otra vez abiertas. A mí no me incomoda que te asalte la emoción, que llores...que se te vea sufrir. Incluso puede ser bueno que el jurado te perciba lacerada y vulnerable, porque quizás así consigas empatizar con alguno de sus miembros, sobretodo con las mujeres que puedan o sean capaces de ponerse en tu lugar. Pero necesito que las respuestas me las ofrezcas enteras, que puedas tener las fuerzas y la determinación para ello.- Phansy asintió, trangando saliva y adoptando un rictus de seriedad y concentración que distaba mucho de la expresión alegre, distendida y jovial con la que había entrado.- En cualquier momento que sientas que te puedes venir abajo me miras directamente a los ojos y te focalizas en mí y en este entorno en el que estamos ahora mismo, o te transportas al lugar donde te sientas más segura. Yo no me alejaré mucho de ti en ningún momento, y si visualizarme a mí vestido tal y como estoy ahora - Saga se alejó un par de pasos y extendió los brazos a ambos lados de su cuerpo para exponerse por completo, exhibiendo con orgullo su melena sin domar, su cuerpo cubierto por una camiseta cualquiera, sus piernas enfundandas en chándal y los pies calzando pantuflas - hazlo, y si prefieres visualizarme desnudo, pues oye...que tampoco estoy tan mal.
A Phansy se le escapó una carcajada que trató de ocultar tras su nerviosa mano. Shura, que se había sentado en el sofá para dejarles espacio, se miró a Saga con las cejas arqueadas y negó con la cabeza ante el ramalazo Kanon que le había nacido al fiscal.
- ¿Tienes algo que objetar, Shura? - Inquirió Saga, mostrándose todo ofendido para aprovechar que Phansy seguía riéndose y que así se iba relajando de cuerpo y mente.
- No, no...adelante...si tú lo crees así...- Shura pretendió seguir en su línea sobria, pero una sonrisa también se le escapó por el costado de los labios.
- A ver...si Kanon no para nunca de jactarse de lo bueno que está, pues también lo estaré yo, ¿no?. Somos gemelos, no nos diferenciamos tanto en el envoltorio...
Shura se llevó una mano a la cabeza y se alborotó los cabellos mientras no daba crédito de lo que podía llegar a hacer Saga para que Phansy no se sintiera más incómoda ni violentada de lo que el interrogatorio en sí ya le haría sentir.
- No le hagas caso, Saga - Se añadió Phansy, divertida con la pantomima.- Shura es de esos que no es capaz de apreciar la belleza que existe en otros hombres, pero ya te lo confirmo yo: sí, tanto tú como tu hermano estáis de muy buen ver.
- Menos mal que hay alguien con criterio...- Se alegró Saga, que se acercó un poco más a Phansy para agradecerle su sinceridad.
Al final se había creado un clima agradable y relajado, dando pie a que Saga volviera a dirigir la antención hacia los papeles que sujetaba en la mano y comprobara que estuvieran en el orden correcto.
- ¿Te parece que empecemos, Phansy? - Le preguntó, sin dejar de sonreír pero recuperando parte de su seriedad natural a la hora de afrontar su trabajo.
Ella inspiró hondo al tiempo que se acaricaba los muslos cerca de sus rodillas, sostuvo el aire dentro todo lo que pudo y lo soltó por la nariz antes de centrarse en la verde mirada de Saga y asentir.- Sí, estoy lista. Adelante.
La mañana fue larga. Intensa, emotiva y dura. Hubo momentos que incluso a Saga se le hacía difícil verbalizar ciertas preguntas y plantear algunas escenas del pasado de Phansy; por mucho que supiera cubrirse con su impermeable emocional, con esta joven era imposible no dejarse contagiar por una pequeña pizca de todo su dolor vivido. Phansy intentó hacerse la fuerte, no derrumbarse, responder con estoicismo, como si sólo fuera espectadora de una historia que protagonizara otra persona, pero no pudo.
A Shura le costaba horrores escuchar una y otra vez todas las atrocidades sufridas por la mujer de la que se había enamorado, pero él también debía ser fuerte. Estar ahí, acompañándola, haciéndole saber que ya no iba a estar sola nunca más. En esta ocasión su lugar no era al lado de Saga, sino al lado de su amada.
Se despidieron de Saga con la promesa de contactar con él si durante lo que quedaba de fin de semana surgían dudas o había partes del interrogatorio en las que Phansy deseara profundizar o practicar más, pero si no había noticias de su parte el próximo lugar donde se verían las caras sería ya en el tribunal.
Cuando Saga cerró la puerta y se halló a solas, sintió como si un gran peso descendiera por sus brazos hasta esparcirse por el suelo y así se aliviara la tensión que había estado acumulando sobre sus hombros durante toda la mañana.
Se acercó al sofá como aquél que anda sin ningún rumbo fijo, y cuando estuvo frente al mueble se dio media vuelta y se dejó caer sin miramientos. Se quitó las gafas, las lanzó sobre la baja mesa y se frotó los ojos con ambas manos y varias veces mientras se echaba hacia atrás y relajaba todo su cuerpo. Cuando bajó las manos y las dejó palpando los mullidos asientos viró su mirada hacia el techo y se fue fijando en los pequeños puntos de luz encastados en él y esparcidos por toda la superficie, aunque en ese instante no estuvieran encendidos. Se quedó quieto y en silencio, con la mirada perdida entre sus propios e inconexos pensamientos, como si estuviera hivernando la mente o haciéndole un reset.
Solamente atinó a moverse y a medio incorporarse cuando vio aparecer a Shaka. Su cabello se presentaba húmedo, todo él desprendía un agradable aroma a ducha recién dada y su cuerpo ya se apreciaba vestido con ropa de calle.
- ¿Cómo ha ido? - Preguntó, acercándose al sofá pero rodeándolo por detrás, para posicionarse a espaldas de Saga, que le siguió los movimientos con el leve giro de su cabeza.
- Si hubieras salido del cuarto aunque fuera un rato lo habrías visto...- Le dijo, viéndole el rostro del revés.
- Hoy estoy en modo arisco, no me apetecía ver a nadie y tener que hablar...- Respondió, llevando sus manos a los hombros de Saga, palpando toda la tensión que aún seguía ahí acumulada.- ¿Algún día aprenderás a relajarte y no tensionarte tanto? Lo de hoy sólo ha sido un ensayo y ya tienes toda esta zona cargada - dijo, masajenado la unión de los hombros con el cuello.
Saga había cerrado los ojos y se dejaba hacer por aquellas manos que sabían dar con todos los puntos de su cuerpo, ya fuera para bien o para mal. Algún mohín de dolor aparecía en su rostro, sobretodo cuando los dedos de Shaka presionaban cerca de la nuca, pero por mucho que el forense se esforzara poco iba a solucionar. Saga alzó su diestra para posarla sobre la mano de Shaka e invitarle a detener sus buenas intenciones.
- No estoy así de tenso sólo por el juicio...- Anunció, volviendo a echar la cabeza atrás para fijarse en el rostro de Shaka aún del revés.
- ¿Te has discutido otra vez con tu hermano? - Shaka rodeó el sofá y se sentó junto a Saga, encogiendo una pierna bajo su peso para quedarse de medio lado.
- No...bueno...no más de lo normal entre nosotros. Lo último que nos enfrentó fue lo que le dije sobre haber llamado a nuestro tío y pedirle que venga otra vez, así, de sopetón, sólo porque él lo quiere. Ya no es un crío para andar con caprichos de este tipo.
- Pues si no es ésto, ¿entonces qué te hace estar tan agarrotado?
Saga suspiró antes de responder. Hacía unos pocos días que el tema que le estaba carcomiendo los nervios desde dentro había quedado aparcado. A él no le apetecía encararlo y Shaka ya hacía mucho tiempo que sabía cómo leerle y tratarle, por lo que tampoco hizo surgir de nuevo ese asunto en cuestión. Pero estaba ahí, acechando, y el fiscal no podía demorarlo más.
- Esta tarde vendrá Thane para hacer...éso...- Confesó al fin, como si le diera vergüenza aceptarlo en voz alta.
Shaka le observó con cierta sorpresa. Creía que Saga había zanjado la propuesta con uno de sus "silencios administrativos", por lo que hallarse hablando de Thane otra vez le desconcertó un poco.
- ¿Al final te has decidido a hacerlo?
Saga se volvió a frotar ojos y rostro con ambas manos, respondiendo bajo el gesto.- Sí...
- ¿Y por qué ahora? - Curioseó Shaka, sabiendo de antemano que Saga pocas veces actuaba por impulso.
- Siento que debe ser antes del juicio...- Susurró, bajando las manos para mirarse a Shaka con los ojos un poco enrojecidos.- Pero estoy que me comen los nervios...
- Ya te lo dije hace unos días, permite que Thane te guíe, confía en él...- Shaka apoyó la sien en la palma de su mano mientras el codo se clavaba en el respaldar del sofá y se miró a Saga con ternura.- Sólo te recomiendo que te relajes, que vayas dejando la mente en blanco y que te despojes de todo pensamiento racional que quiera entrometerse en ese momento para convencerte que no puede ser real. Si tu energía no está receptiva puede que no se consiga nada.
Saga le sostenía la mirada y también optó por sentarse de medio lado, quedándose frente a frente.- Tú siempre has creído en el mundo espiritual, ¿verdad?
Shaka asintió únicamente con la cabeza, manteniendo su mirada unida a la de Saga.- Yo creo en la reencarnación de las almas, medito porque hacerlo me transporta a un mundo etéreo en el que experimento sensaciones que en el plano físico no sé hallar y en consecuencia, creo que hay personas como Thane que son altamente sensibles a nivel espiritual, y que pueden conectar con este plano paralelo al que la gran mayoría de la raza humana no consigue llegar.
La emoción que serpenteaba en silencio por todas las fibras del cuerpo de Saga hizo que sus ojos brillaran con una intensidad especial.- ¿Sabes? - comenzó a decir, desviando la mirada para focalizarla en el leve jugueteo que mantenían entre ellos los dedos de sus manos.- A veces temo haber olvidado el sonido de su voz y necesito ver vídeos de alguno de sus juicios para volver a registrarla en mis recuerdos...- en este instante volvió a alzar sus ojos aguados y buscó refugiarse en la paciente y serena mirada de Shaka -...y al hacerlo le veo en las imágenes todavía joven, y entonces empiezo a pensar en lo injusta que fue su muerte, al menos para mí, porque me lo robó muy pronto...Yo...- aquí Saga se detuvo para conseguir las fuerzas que contuvieran el arrojo de su emoción - me quedé con muchas experiencias que compartir con él, con muchas cosas que preguntarle...me quedé con las ganas de decirle que yo sí que le amaba...Pero todoeésta sarta de estupideces necesisto decírselas a él, no a un intermediario que no tiene ni su rostro ni su voz...
Saga se restregó los ojos de nuevo y tragó saliva con dificultad. Odiaba mostrarse tan vulnerable, pero últimamente no se sentía capaz de escudarse tras esa coraza de altivez y arrogancia que tan bien sabía usar en los tribunales.
Shaka abandonó su posición relajada para inclinarse hacia él y tomarle el rostro entre sus manos, invitándole a mirarle muy adentro de sus ojos.- Te lo repito, Saga...vacía tu mente, no busques excusas que pongan barreras al regalo que puede ofrecerte Thane...
- ¿Y si no funciona? ¿Y si en realidad no hay nada que decir? ¿Y sí_
- Estás aterrorizado.- Le cortó Shaka.
- Ni te imaginas cuánto.- Admitió Saga, alzando sus manos para cerrarlas alrededor de las muñecas de Shaka mientras le ofrecía repetidas caricias con los pulgares.
- Tienes miedo que Thane pueda hacerlo demasiado real...tan real que experimentarlo te duela más que el miedo que tienes de olvidar su voz...- Saga no respondió de inmediato. Se vio con la necesidad de cerrar los ojos, de agarrarse más fuerte a las muñecas de Shaka y de seguir acariciándole el dorso de las manos por pura inercia.- No puedes estar así esperando que llegue la hora a la que has convenido con Thane.- Shaka dejó que sus brazos le rodearan por encima de los hombros y se abrazó con fuerza a él, sinténdose correspondido.- Debes distraerte...
- No puedo pensar en otra cosa ahora mismo...- Murmuró Saga, con la voz ahogada por colisionar directamente contra el hombro de Shaka.
- No te preocupes por ello, que yo lo arreglo - Decretó el forense, desarmando el abrazo para apartarse de Saga y alzarse del sofá.- Nos vamos a hacer la compra de la semana.
- ¡Ni hablar! ¡No! - Se quejó el fiscal.
- Sí, Saga, sí...- Shaka hurgó en el bolsillo trasero de sus jeans y sacó un papel dobladito que desplegó para repasar las anotaciones que había escrito en él.- Sé que lo detestas, razón por la cuál será una actividad que te ayudará a despejarte la mente.
- No me hagas ésto Shaka...- Rogó Saga, buscando mil excusas para librarse de ello.- Todavía no he podido ducharme, además que ya debe ser la hora de comer...
- Nos falta, como más importante - comenzó a enumerar Shaka - papel higiénico, dentífrico, desodorante del tuyo, recambios para las cuchillas de afeitar, acondicionador del mío...y todo ésto sin salir del ámbito del baño - señaló Shaka, arqueando sus cejas a modo de advertencia - luego, si pasamos a los productos de limpieza tenemos que comprar líquido multiusos y una escoba nueva, recambio de mopa, sal para el lavavajillas, ambientadores, comida para los peces - remarcó, alzando el dedo índice mientras seguía leyendo - y para nosotros, pues tenemos la nevera vacía y en la alacena poco queda a parte de galletas y café.
- ¿Pero cuánto hace que no vamos a comprar? - Preguntó Saga alarmado - ¡No tenemos de nada!
- Tú lo has dicho, nada de nada. Debemos hacer una compra de las que asustan, así que ¡andando! - Ordenó el jóven médico, acercádose a Saga para ofrecerle una mano y tirar de él.
- ¡Pero mira cómo voy! - Intentó excusarse de nuevo el fiscal - Estoy en chándal...
- ¿Y qué problema hay? Tú siempre llevas calzconcillos ¿no?
- ¿Acaso te estás mofando de mí? - Preguntó, fingiendo estar ofendido por la broma.
- No...es la verdad, aunque...- Shaka le miró los pies y se rió al alzar la vista hacia el fiscal - calzarte con algo más digno quizás sí que sería una buena idea...
Saga desapareció por el pasillo que conducía a su habitación refunfuñando y quejándose, pero accedió a la aburrida propuesta de Shaka, que le esperaba en el salón.
- ¡¿Tienes bolsas para la compra?! - Se escuchó que preguntaba desde el cuarto.
- ¡En mi coche hay! - Le respondió Shaka, olvidándose de un detalle muy importante.
- ¿Ah, sí? - Saga apareció con los pantalones de chándal sustituídos por unos vaqueros y calzado con sus zapatos cómodos.- ¿Y tu coche no se lo has prestado a Kanon?
- Mierda...- Shaka se llevó una mano a los cabellos cuando recordó que, efectivamente, la noche anterior Kanon se había llevado su coche para ir al aeropuerto a recibir a alguien muy especial para él.
- Ya veo...- El fiscal andó hacia el recibidor y cogió las llaves de su propio vehículo - Encima que odio ir a comprar lo tengo que hacer conduciendo yo.
- Luego te invito a comer. Donde quieras, en serio. Te lo compenso así.
- Más te vale que a esta hora no haya gente...más te vale...
Ambos salieron de casa con una tediosa misión que cumplir.
Una misión cuya finalidad era despejar la mente de Saga y prepararla para otro reencuentro mucho más especial.
Tanto como el que estaba a punto de experimentar Kanon, consumido por los nervios al leer el delay en la llegada de un vuelo internacional.
#Continuará#
