11. Afín
- Me sabe mal no poder ofrecerte algo más decente que...ésto...- Kanon señaló con la mirada el sofá convertido en cama mientras se escondía las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans.- Sé que Saga tiene un piso mucho más grande y moderno que el mío y que quizás allí estarías más cómodo...
- No pasa nada, Kanon. No soy una persona remilgada y me amoldo a lo que sea.- Fue la respuesta que recibió, acompañada de una cálida sonrisa.
Defteros había salido de la ducha arrastrando con él el aroma del gel de baño que siempre usaba Wyvern y con todo el cabello mojado y alborotado, gracias a las presuntas frotaduras procuradas con la toalla que le colgaba del hombro. Kanon permanecía de pie en medio de su propia sala de estar, sintiéndose como un estúpido sin palabras inteligentes que poder compartir. Únicamente se limitaba a observar todos los movimientos que hacía su tío como si los descubriera por primera vez, recordando flashes de cuando era niño y había vivido momentos con él. Verle salir del baño con chanclas y vestido sólo con unos boxers oscuros le trajo a la memoria detalles que avalaban la falta de pudor que siempre había caracterizado a Defteros, y la cual parecía haber heredado él mismo. A Defteros parecía no importarle en absoluto haberse convertido en el foco de una extraña atención, y alzó la maleta que yacía abierta sobre el suelo para colocarla encima del sofá y rebuscar más cómodamente la ropa limpia con la que iba a vestirse.
La desorientada mirada de Kanon fue a parar en una de las rodillas de Defteros, fijándose en varias cicatrices que la cruzaban y cercaban, acompañadas de sucesivas marcas circulares, puntos donde se habían anclado las grapas que ayudaron a su sanación. Y ahí recordó...Recordó cuánto había sufrido su madre durante un sofocante mes de agosto. Y su padre...Como rescatado de la nada más oscura y lejana, le vino a la mente la estampa de su tío con aspecto muy joven, sin camiseta tal y como estaba en ese momento, medio tumbado en un sofá con una pierna estirada y apoyada sobre una mesita, cubierta con una grueso vendaje. La escena no cobró vida en las retinas de sus recuerdos, sencillamente se quedó sostenida al aire, como una foto color sépia, suficiente para que Kanon tuviera la certeza que ese accidente había sido real, y que tanto él como Saga habían pasado tiempo con su tío mientras se recuperaba en un piso del que nada recordaba.
Defteros se sentó sobre el edredón que cubría el sofá, calcetines en mano con la intención de ponérselos, y Kanon se aventuró a romper ese nuevo silencio acercándose una silla y tomando asiento frente a él.- Debió ser jodida la operación que te hicieron ahí.- Dijo, señalando con un leve gesto la rodilla afectada.- Apenas me acuerdo de cuándo te ocurrió ese accidente. Porque...¿fue un accidente, no?
- Ah, sí...- Defteros se miró la rodilla, frotándosela por inercia mientras aprovechaba para alzarla y apoyar esa pierna sobre el muslo opuesto y así poder enfundarse el calcetín.- Nunca antes había ocurrido nada grave en el puerto, pero ese día se torció todo.- Se explicó, mirándose a Kanon con esa afabilidad tan suya.- Las cicatrices son muy aparatosas, pero tampoco fue para tanto...Me recuperé bien.- Dicho ésto cambió cambió de posición e hizo lo mismo con la otra pierna.- Vosotros érais muy pequeños para acordaros de algo...- Continuó, rebuscando en la maleta que estaba a su lado hasta dar con unos jeans azules.- Si yo tenía unos veintiocho años...- añadió llevando su vista al techo para echar cuentas mejor - tú y tu hermano debías tener tres. Casi imposible que os acordéis de ello.
Kanon asintió para sí mismo y siguió observando cómo su tío se iba vistiendo en un curioso orden que le cubrió el cuerpo de abajo hacia arriba.
- Por ese entonces...- Susurró, dudando de si seguir adelante con esa indiscreta pregunta o no.- Nada, déjalo...- Zanjó al fin, ayudándose de un ademán de su mano que desechaba la idea.
- ¿Qué quieres saber, Kanon? Te responderé lo que sea.- Defteros había introducido los pies en ambas perneras y se alzó para acabar de subírserlos y abrochárselos. Os lo dije cuando nos reencontramos y lo repito ahora. Lo que sea. Así que...pregunta sin miedo.
- Está bien.- Kanon inspiró y le miró directamente a los ojos, acogiéndose a esa sincera proposición.- ¿Por ese entonces ya estabas..."liado" con ella?
Defteros se inclinó hacia la maleta y tomó la primera camiseta de manga larga que le vino a mano, vistiéndosela con agilidad juvenil para acabar apoyando ambas manos en sus caderas y hacer una regresión en sus recuerdos.- Hasta ese momento nos supimos mantener alejados en cierto modo...pero sí, fue entonces cuando los dos volvimos a sucumbir...- Sentarse otra vez sobre el sofá fue la opción elegida y apoyando los codos sobre sus muslos entrelazó los dedos de sus manos y continuó compartiendo la única verdad que estaba en su posesión.- Sasha estuvo muy pendiente de mí todos los días que yo permanecí ingresado en el hospital y...digamos que sí, que fue allí cuando nuestra traición hacia Aspros comenzó a solidificarse. Recuerdo que en el hospital sólo compartimos besos y ternura, pero el día que me dieron el alta ella insistió en acompañarme a casa. Yo me negué repetidas veces porque me conocía, sabía lo que sentía y mi piso no era un territorio seguro para mantenernos alejados de nuestras ansias mutuas, pero ella era terca...y supongo que a mí me gustaba que lo fuera, de modo que subió ayudándome con la bolsa de mis cosas y una vez dentro encontramos mil excusas para acabar rindiéndonos al fuego que llevaba tiempo quemándonos los instintos.- Kanon le miraba fijamente y en silencio, asimilando poco a poco esa porción de pasado.- Después de caer esa vez convenimos en seguir ese peligroso juego mientras dejábamos a Aspros al margen. Dos largos años duró nuestro engaño. Imposible saber cuánto más hubiera durado si Aspros no nos llega a descubrir...
- Entiendo...- Susurró Kanon, hallándose sin más palabras que ofrecer.
- No estoy orgulloso de ello, Kanon. Pero tampoco puedo decir que me arrepienta de haber vivido esa aventura clandestina con Sasha.- Confesó Defteros, tratando de suavizar la incomodidad que leía en los ojos de su sobrino.- De lo que sí me arrepiento y a día de hoy aún no me puedo perdonar, es el hecho de habérselo ocultado a Aspros. Si hubiese tenido la valentía de exponerle la realidad sin tapujos tal vez todo hubiera sido distinto y nuestra familia no se hubiera roto de esa manera tan nefasta.
Kanon asintió y bajó el rostro, centrándose en sus propias manos y los dedos inspeccionándose tontamente las uñas y alguna que otra piel levantada en sus alrededores.
- Cuando supiste de la muerte de papá...¿qué sentiste? - Preguntó de sopetón, ignorando por qué surgía de sus labios precisamente ese interrogante y no otro. La cuestión tomó por sorpresa a Defteros, dejándole sin aire y con el corazón detenido.- También érais gemelos. Sabes que hay algo raro e inexplicable entre los que somos así. Cuando Saga sufrió el infarto yo creí morir de terror, y eso que estábamos en un momento muy jodido entre los dos.
- Esta no me la esperaba, Kanon...- Admitió Defteros, inspirando hondo mientras se acariciaba las rodillas y se mordía los labios.
- Me has dicho que preguntara lo que fuera. Necesito saberlo.
- Es cierto, y está bien.- Defteros cerró los ojos el instante en que procuró tragar saliva para no ofrecer una voz tocada. Al desvelar su mirada buscó la de Kanon y habló con toda la calma de la que fue capaz.- Supongo que supe que algo malo había pasado en el mismo segundo que ocurrió, aunque no fui consciente de ello. Recuerdo despertarme de madrugada cubierto de un frío sudor y respirando con dificultad, como si algo hubiese estado presionando mi pecho mientras dormía. A cuento de nada me vino el nombre de mi hermano a la mente, pero no quise darle más importancia de la que tiene un sueño que tal vez no recordara. Fue mientras desayunaba que supe de su muerte. Tengo la costumbre de chequear las noticias de Grecia cada día, y lo primero que leí cuando busqué la prensa griega en internet fue el titular que anunciaba su repentino fallecimiento.- La explicación se detuvo y Defteros guardó unos segundos de silencio, recordando ese momento en que demasiadas emociones encontradas se cebaron con él.- Quise alegrarme.- Confesó, observando a Kanon con su propia mirada aguada.- Necesité convencerme que al fin había recibido su merecido por todo el mal que nos había infligido a Sasha y a mí...Me forcé a reír con vileza y falsa satisfacción...
- Pero...- Le presionó Kanon, mordiéndose sus propios labios para evitar ceder a emociones que no deseaba experimentar.
- Pero al final lo que se quedó en mí fue un enorme vacío y un insoportable arrepentimiento.
- ¿Arrepentimiento de qué?
- Uf...vas fuerte, Kanon...- Defteros necesitó inspirar hondo otra vez, se acarició la quijada reparando en la rasposidad de su piel debido al olvido de su habitual afeitado y se alzó del sofá para estirar las piernas y la repentina desazón que las preguntas de Kanon estaban reviviendo en él.
- Por favor. Necesito saber qué sentiste. Quizás así puedo entenderme un poco a mí mismo.- Insistió Kanon, hablando con dificultad debido al estreñimiento de su garganta.- Necesito saber por qué siempre le he odiado tanto y por qué aún hoy me jode, me cabrea y me reputea que se fuera sin avisar.
A Defteros le había urgido esquivar la intensidad de Kanon y le dio la espalda al tiempo que intentaba reordenar esos sentimientos que habían sido destapados sin previo aviso. Se llevó ambas manos a los cabellos con la intenció de peinarlos con sus propios dedos y tomó aire una última vez antes de darse media vuelta y afrontar una de sus verdades jamás compartidas con nadie.- Me arrepiento de no haberle correspondido el abrazo que él me dio el último día que nos vimos.- Reconoció, enarcando las cejas señalando así la impotencia que le generó su rechazo.- Pese a todo el daño que nos hicimos...pese a todo el sufrimiento que hemos vivido durante años...pese a todo ésto, irónicamente me arrepiento de no haberle dicho que yo también le amaba. Que aún proponiéndomelo con saña, no podía dejar de hacerlo. Pero llego once años tarde, Kanon. Lo tengo asumido.
- Es una puta mierda todo, ¿verdad? - Dijo Kanon apretando la mandíbula, aunque sus ojos transmitían su propia impotencia a través de ese brillo delator.
- Son las consecuencias de nuestros actos y decisiones. Que en el momento actuemos acorde con lo que sentimos no significa que luego nos recompense.
Defteros se acercó lo suficiente para poder alargar el brazo y tomar a Kanon de la nuca, ofreciéndole un gesto de afecto que el joven recibió como un gran osasis de comprensión.
- Si pudieras volver a hablar con él...¿lo harías?
- Esto es imposible. Aspros ya no está y debo acarrear con las consecuencias de mis actos.
- Hay un modo de volver a hablar con él...- Kanon tragó saliva y se sintió un poco más sereno para poder proseguir.- Hoy Saga se encontrará con Thane para poder hacerlo. Según Thane, papá le está demandando que facilite una "conexión"...afirma que insiste en hablar con nosotros, y por experiencia propia sé que Thane puede hacer de este imposible algo real...joder si puede...
- ¿Tú quieres hacerlo? - Preguntó Defteros, leyendo muchas dudas en la expresión de su sobrino.
- No lo sé...- Admitió Kanon, encogiéndose de hombros como un chaval perdido.- Tal vez...Pero no sé qué hacer, ni qué decirle...Siempre me porté como un puto cabronazo con él, aún sin tener motivos para hacerlo...- Prosiguió, bajando la mirada.- No me atrevo a hacerlo solo, Def...Es que en realidad no me veo capaz de hacer nada que valga la pena ahora mismo...estoy muy perdido...
Defteros posó ambas manos sobre los hombros de Kanon y se inclinó hacia él forzándole una conexión de miradas.- Kanon, estoy aquí contigo porque tú me lo has pedido y haré lo que sea para ayudarte. Si necesitas que te acompañe en ello, cuenta conmigo. Si sólo quieres hablar y preguntarme cosas del pasado, que así sea. Si mi opinión en algo crees que te puede servir de auyda, adelante...Aprovéchate de mí todo lo que haga falta ¿entendido?
Kanon asintió, mordiéndose los labios para tomarse ese pequeño de recuperación de calma y sosiego e inspirando hondo apoyó sus manos en las rodillas y se impulsó para alzarse y quedar cara a cara frente a su tío.
- No sé como agradecerte que estés aquí conmigo.
- Para empezar, sonriendo un poco. Con ésto me basta.- Defteros le guiñó un ojo acompañando el gesto de su peculiar y eternamente joven sonrisa. Regalarle otra afectuosa caricia a la mejilla fue algo a lo que no se pudo resistir y acabó desviando la emoción del momento hacia otros caminos distintos, generando así una atmósfera de familiaridad y confort que les iba a beneficiar a los dos.- Veo que tenéis tocadiscos...- Dijo, señalando con la mirada el mueble del salón.
- Ah...sí...es de Rada. Se lo regalé estas navidades pasadas. Siempre dice que la música de los vinilos es más auténtica que la digital.
- Y tiene toda la razón.- Defteros se acercó al aparato y rozó la tapa de metacrilato con sumo cuidado, como si estuviera acariciando una relíquia.- No hay nada como el sonido sucio que sale de aquí...es tan...real...Cuando nos fuimos a Estados Unidos yo me dejé el mío en el piso donde vivíamos por ese entonces, pero sí que me llevé toda mi colección de vinilos, los cuales ya no he escuchado nunca más.- Dándose media vuelta avanzó hacia la maleta y la tumbó sobre el sofá, vaciándola por completo.- Ahora han regresado...- Añadió, agarrando un montón que al parecer habían estado protegidos por la ropa - y si a Rada le gustan, son todos suyos.
- ¿Que si me gustan? ¡Joder, si son tesoros! - Ni Kanon ni Defteros se habían dado cuenta que la puerta del piso se había abierto con sigilo. Si la intención del Wyvern había sido la de acceder a su casa con discreción y con el ánimo de dejar espacio a los recién reencontrados, ver aparecer ante sus ojos tal colección de auténtica música británica en vinilo le arrastró de repente al niño que aún vivía dentro de sí.- Bienvenido a nuestra casa, Defteros...- se apresuró a decir, manteniéndose erguido al momento que tendía la mano a su invitado. Defteros le agradeció con su innata naturalidad y seguidamente se apartó del sofá para dejar a la vista toda la colección que acababa de esparcer ante los emocionados ojos del inglés.
- ¿Desde cuándo estás aquí, Wvyern? - Preguntó Kanon, medio sorprendido, medio molesto por esa inusual actitud de Rhadamanthys.
- Acabo de llegar...- La respuesta aterrizó sin mirada que la secundara, y el casco de la moto fue dejado directamente dentro de la maleta vacía de Defteros sin ser consciente siquiera que lo estaba abandonando allí.- Lo que llega a haber aquí...- continuó, maravillado y absorvido por completo por ese mundo que era su segunda pasión.
- Los he traído para ti. Me fijé que eres un buen amante de la música y pensé que te gustaría tenerlos.- Reafirmó Defteros, sintiéndose enormemente feliz al ver la dicha que era incapaz de controlar el joven inglés.
- Beatles, Rollings, David Bowie, Iron Maiden, Judas Priest, Sex Pistols, Queen...- Rhadamanthys iba pasando vinilos y nombrando todos los grupos que su dorada mirada iba descubriendo, ajeno a la alegría de Defteros y al cierto resquemor de Kanon por haber sido obviados por gentileza de la música setentera inglesa.- No me lo puedo creer, en verdad que esto son joyas...
Pasado el primer ataque de ilusión Rhadamanthys pudo comenzar a razonar tal y como era costumbre en él. Carraspeó para aclararse la voz y ofrecerla solemne y educada, dándose media vuelta para encarar a Defteros y mirarle rebosante de emoción.
- Es una colección magnífica - dijo, llevándose una mano a los cabellos con gesto infantil para alborotárselos aún más mientras apoyaba la otra en su cadera.- No sé cómo agradecértelo, en serio...
- Pues...- Defteros se cruzó de brazos y miró de nuevo el tocadiscos.- ¿Eligiendo alguno para ver qué tal sigue sonando cuarenta años después?
- ¿Alguna petición? - Wyvern fue directo hacia el aparato y lo tomó en sus manos para centrarlo bien en el mueble y comprobar que estaba conectado a los dos altavoces que tenía instalados en las esquinas superiores del pequeño salón.
- Se me antoja Iron Maiden ahora mismo...- Propuso Defteros, viendo de refilón cómo al fin Kanon se relajaba sentándose otra vez y sonreía sin ser consciente de ello.
- ¿Run to the hills?
- ¡Por supuesto! - Exclamó Defteros con fingida ofensa, como si no hiciera falta pensar en otro tema.
Rhadamanthys tomó el vinilo que el mismo Defteros le tendió y lo extrajo de la funda con mucha delicadeza, colocándolo en el plato y direccionando la aguja en la posición que había identificado como la afortunada.- Es oficial, adoro a tu tío...- Susurró, ladeando el rostro para mirarse a Kanon en la proximidad que sus posiciones les ofrecían.
Una cálida sonrisa acompañó esas palabras y Kanon le reconoció el detalle con una mirada que no necesitaba palabras.
La atención de Rhadamanthys volvió a centrarse en el vinilo que ya daba vueltas sin cesar y acompañó la agua hacia rozar la superficie. El volumen fue activado al máximo y un apretón al hombro de Kanon fue el gesto con el que el inglés quiso decirle que estaba con él.
Y que todo les iba a salir bien.
#Continuará#
¡Krista! ¡Gracias por seguir dando vida a todas mis locuras escritas! Aquí seguimos con DL. Espero que te guste y, sobretodo, que te encuentres mucho mejor ;).
¡Saludos a todos los que estéis leyendo ésto!
Nos vemos en el siguiente ;)
