12. Entre dimensiones
- Hacía siglos que no te veía con ese brillo en los ojos, Wyvern...
Kanon no pasaba de la puerta de su dormitorio, apoyando el hombro contra el marco y cruzándose de brazos mientras observaba a Rhadamanthys desde la distancia.
- Es que estoy que no me lo creo aún...- los vinilos estaban esparcidos sobre la cama, cercando al inglés por todos los lados, quien estaba sentado con las piernas cruzadas justo en medio del colchón, debatiéndose con las ansias de querer inspeccionarlos todos a la vez y la irrefutable obligación de tener que elegirlos uno a uno.- ¿Te das cuenta que estos discos sólo se pueden encontrar en tiendas de segunda mano o directamente acudiendo a coleccionistas que los venden por un pastón?
- Mi tío siempre ha sido un gran amante de la música. No sabía si el recuerdo que tenía de ubicarle rodeado de música me lo había medio fabricado con los años, pero ahora acabo de corroborar que era real.
- Ni que lo digas...- Los dorados irises apenas podían alejarse de todas esas bellezas con las fundas gastadas y las imágenes degradadas hacia un solemne color sepia.- Ésto...- dijo, alzando la mirada junto a los LP de "Let it be" y "Hey Jude" de los Beatles - ésto es la bíblia de la música, la joya de la corona, la piedra filosofal de la cultura musical de todos los tiempos. Ésto es...LA MÚSICA, en mayúsculas. ¿Sabes la de veces que he maldecido nacer fuera de tiempo? ¿Lo que hubiera dado para estar en alguno de los conciertos de estos tíos? - Kanon no decía nada. Se limitaba a observar la inmensa alegría que se había apoderado de Rhadamanthys, sintiéndose como poco a poco se iba sosegando él mismo.- Voy a necesitar echarle muchas horas a todo ésto...Quizás me lleve el tocadiscos al pub y le apañe una conexión al sistema de altavoces para poder escucharlos ahí...Volver a las noches temáticas y promocionar la pureza del sonido vintage...
- Suena bien, Rada.
- Sí...suena bien...- el siguiente disco que inspeccionó Rhadamanthys fue "Space Oddity" de David Bowie, y tragándose las ganas de escucharlos todos a la vez, los apiló con suma delicadeza y se levantó de la cama para hacerles lugar en su mesita de luz, dejándolos ahí hasta poder buscarles un destino mejor.- Y tú...¿cómo estás? - con paso pausado rodeó la cama y se guardó las manos en los bolsillos traseros de sus jeans, sintiéndose también vulnerable y expuesto. En la última conversación telefónica que había compartido con Kanon había pronunciado esas palabras que siempre le aflojaban el corazón, más después de ser consciente que su comportamiento de los últimos días había sido seco y hosco en exceso, y ahora no podía evitar sentirse desnudo de alma.
Kanon le seguía todos los movimientos en silencio, y al saberse interpleado con esa añorada calma se vio inspirando con fuerza para sortear otra oleada de sentimientos a medio encauzar. - Supongo que...digeriendo demasiadas realidades a la vez...- la indeseada subida de las lágrimas le obligó a esquivar la mirada de Rhadamanthys, descruzarse de brazos y guardar las manos también el los bolsillos del pantalón.- Joder...- murmuró, restregándose la mejilla contra el hombro para librarse de una gota deslizándose sin permiso - ...llevo toda la puta mañana así...- sus ojos aguados se atrevieron a buscar el refugio que siempre le ofrecía ese dorado tan peculiar y se sorprendieron al hallarlo próximo y licuado.
- Ven aquí, idiota...- Los brazos del inglés le rodearon el cuello y lo atrajeron hacia él, armando un abrazo que hacía días que tal vez se debían. Kanon le correspondió con fuerza y se mantuvo amarrado a él, hundiendo el rostro contra su hombro. Rhadamanthys sentía que unas estúpidas ganas de llorar también estaban cosquilleándole tras los ojos, y al cerrarlos no pudo evitar que la emoción escapara a través de sus párpados sellados. Cediendo al instinto enterró la nariz entre los largos cabellos de Kanon y se permitió ese momento de pura e íntima conexión.- Yo...yo sólo quiero que algún día estés en paz contigo mismo, Kanon...- susurró, ahogando su tomada voz entre esos indomables cabellos de color añil - Nada me haría más feliz que eso...
El escuchar estas palabras Kanon estrechó aún más el cerco que lo mantenía casi fundido con la persona que más amaba del mundo, luchando para controlar los sollozos que pugnaban por escapar de la prisión de su voluntad.- No te vayas, Rada...yo...yo no sé que haría si vuelves a irte...
- ¿Cómo hacerlo? - Wyvern también se afianzaba con fuerza a esa unión que había propiciado él mismo, sincerándose en voz alta todas la veces que fuera necesario - Me tienes atrapado, Kanon...desde que te conocí...Te amo, joder...Te amo desde antes de saber incluso que lo hacía...- Dicho ésto Rhadamanthys aflojó su agarre e invitó a que Kanon hiciera lo mismo, sólo para poder separarse un poco y perderse dentro de esos con el verde intensificado por las lágrimas.- Te amo a pesar que llegas a sobrepasarme cada vez que te abandonas a tu cabezonería...y te amo porque...joder Kanon, ni diez años lejos ni mis intentos de olvidarte han podido librarme de ti.
- ¿Por qué no podemos ser así de sinceros más a menudo, Wyvern? - Intentó sonreírse Kanon, a pesar de la rojez que cubría sus ojos y de la humedad esparcida por sus mejillas.
- Porque somos dos gilipollas con una forma de amarnos muy nuestra...No será la mejor, pero es la nuestra, Kanon...- Rhadamanthys se encogió de hombros ante esa indiscutible evidencia y recibió sin reservas el espontáneo beso que Kanon buscó sobre sus labios.
- ¿Sabes? - recordó Kanon, apoyando su frente contra la del Wyvern.- Cuando desde jovencitos Saga me decía que él quería enamorarse yo me burlaba y burlaba...Incluso me cachondeé de él cuando una noche que salimos juntos a tomar algo me confesó que se había enamorado de un joven forense en prácticas.- Prosiguió, apartándose un poco para poder mirarse mejor dentro de la admiración que le ofrecía Rhadamanthys.- Me he pasado la vida entera mofándome del amor e irónicamente...amor es todo lo que siempre me ha unido a ti, Rada...tal y como dices tú...incluso desde antes de saber lo que significaba estar enamorado de alguien. Y...y no sé por qué cojones estoy soltando todas estas cursiladas de mierda - se rió, ignorando otra tímida lágrima que descendía del rabillo de su ojo, inconsciente del gesto con el que acababa de restregarse la nariz con la tela arrullada de la manga de la camisa - pero es que creo que...que yo sólo sé amarte a ti, Wyvern...A nuestra manera.
Ahora fue Rhadamanthys quien se vio impulsado a compartir otro beso de reconciliación y reconocimiento mutuo, tomando a Kanon de la quijada con ternura.- Deberíamos regresar con tu tío...- susurró sobre los labios del gemelo, deslizando los dedos hacia detrás de la oreja mientras el pulgar acariciaba la zona rasposa de la patilla.- Intentar ser buenos anfitriones al menos.
- Me apetece mucho salir a la calle con él, ir a donde estaba su piso para curiosear si queda algo de lo que él conoció, charlar de todo y de nada...cualquier cosa que hoy no me acerque a Saga.- Confesó con timidez.
- ¿No te sientes listo aún? - Preguntó Rhadamanthys, leyendo una mezcla de dudas y miedo tras esas palabras vestidas de excusa.
Kanon se mordió los labios y negó con la cabeza, inspirando profundamente, como si de esta manera fuera ganando valor.- ¿Tú qué harás?
- Regresaré al pub. No sé cómo lo haré, pero me llevaré el tocadiscos y todos los vinilos e intentaré conectarlo ahí. Luego abriré unas horas, aunque no pienso cerrarlo muy de madrugada...
- Te acompaño.- Propuso Kanon.- Aún tengo las llaves del coche de Shaka. Así dejo que descanse un poco y luego ya regresaré y me tomaré tiempo con él.- Reflexionó, pensando que Defteros tal vez necesitara un poco de silencio y quietud para sobreponerse al desfase horario.
- Pues no te voy a decir que no.- Rhadamanthys se miró el montón de vinilos que había dejado en su mesita de luz, pensando en si era mejor agarrar una bolsa o buscar alguna caja para procurarles un buen traslado.- Es demasiado volumen para llevarlo en la moto, así que...cuando quieras.- Zanjó, mirándose a Kanon con una expresión mucho más relajada y distendida.- Eso sí, por la noche tendrás que venir a buscarme también. Paso de pagar un taxi para regresar a casa y ya sabes que el metro a Piraeus cierra pronto...
- Hecho.
Kanon al fin se sentía con ánimos de sonreír. La energía que le transmitían Rhadamanthys y Defteros parecía fluir en sintonía y dejarse contagiar de su fuerza era todo lo que necesitaba para ir remachando poco a poco su herido mundo interior.
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Ático de Saga, sábado por la tarde
El corazón le latía con tanta fuerza que lo sentía reverberar por todo su cuerpo. Tener a Thane frente a él, con ese porte tan calmado y sereno, aún le aceleraba más el torrente de adrenalina que su sola presencia le generaba. El lugar elegido para "la comunicación" había sido la pequeña zona que residía en un rincón de su dormitorio, donde de vez en cuando Shaka se refugiaba a meditar y su instinto observador le había llevado a imitar el ritual que llevaba a cabo el joven hindú cuando se abstraía con sus prácticas metafísicas. Saga se había ubicado entre medio de almohadones, había prendido incienso y algunas velas y se había sentado en esa denominada posición de loto que sólo le ocasionaba dolor de espalda y aturdimiento de piernas.
- Intenta tranquilizarte, Saga...- Susurró Thane, manteniéndose a una corta distancia del fiscal para evitar cualquier contacto físico que pudiera desequilibrar las energías que comenzaban a florecer por todo ese espacio.- Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración...
- Lo intento...- Masculló, apretando los dientes y arañando la tela de los vaqueros a la altura de las rodillas.
- Saga, tú solo te estás bloqueando...- Insistió Thane, que tampoco era capaz de percibir un limpio flujo espiritual.
- Ya lo sé...es sólo que...- Saga seguía con los ojos cerrados con fuerza y el intento de acompasar la respiración tampoco era natural.- Me está costando lidiar con esta extraña ansiedad que siento ahora mismo...
- Lo que te ocurre es que no estás cómodo, Saga...- La voz que ahora se presentaba intrusa en ese espacio de intimidad era la de Shaka, que había estado espiando la escena en silencio desde el umbral de la habitación.
- Tú meditas aquí.- Masticó, abriendo un solo ojo con el que enfocó la figura de Shaka entre las bailarinas sombras del dormitorio.- Se supone que es un espacio adecuado para vivir esta...experiencia.
- Sí, yo medito aquí - admitió Shaka, descruzándose de brazos para avanzar algos pasos hacia Saga y Thane.- Por lo que este espacio está impregnado de mi energía, la cual seguramente interfiere con la tuya.
Thane, que estaba sentado sobre las alfombras del suelo en una posición más relajada que la del fiscal, dio la razón al joven forense.- Lo que dice Shaka es correcto...este es su espacio, por lo que tú debes hallarte cómodo en tu propio espacio. Y estar tranquilo. Y no dejar que el temor a vivir esta desconocida experiencia te paralice.
- Esto es un error.- Se enfadó Saga, alzándose del suelo con evidente frustración.- No funciona. Y no sé cómo se puede establecer una comunicación con...con otra dimensión.- Shaka quiso frenarle, pero antes que pudiera decir nada fue invitado a guardar silencio con esa brusquedad que a Saga le nacía en las ocasiones que se hallaba fuera de todo control.- No Shaka. No me digas nada. Es más...no deberías ni estar aquí.
- Vale, de acuerdo...Ya me voy...- Shaka alzó ambas manos en señal de una disculpa que la obcecación de Saga no vio e inspirando hondo se miró a Thane, enarcó las cejas y le deseó paciencia y suerte con la mirada, despidiéndose de la escena con discreción.
Saga apartó de un manotazo las livianas cortinas que separaban ese ambiente y andó sin mucho sentido por los alrededores de su cama. Thane también se había levantado del cálido suelo y se mantenía aún a cierta distancia física de Saga y su enorme bloqueo energético y emocional.- La presencia o ausencia de Shaka no es la responsable del boicot que tú mismo te estás infligiendo, Saga...- tentó el médium, en defensa de la buena voluntad del joven indio.
- Ya lo sé, Thane...ya lo sé...- Se lamentó Saga pasándose una mano por los cabellos mientras le daba la espalda al médium, dándose cuenta de cuán rudo había sido sin justificación alguna.
- Es normal que sientas miedo...- continuó Thane, acercándose un poco más al fiscal - Incluso pavor...Pero ya lo experimentaste el otro día y sabes que no necesitas protocolos ni rituales para dejarte llevar...sólo estar tranquilo y dispuesto...
- Es que...- Saga se dio media vuelta y encaró a Thane - ...me había mentalizado para el momento. Te prometo que lo había hecho, pero ahora siento que todo el cuerpo me tiembla.
- Es normal, Saga.
- Y siento otra vez ese extraño frío que recorre mi piel.
- Porque está aquí, con nosotros.
- Pero yo quisiera verle, y hablar con él cara a cara...y me bloquea esta suerte de...- Saga detuvo sus brazos medio abiertos al aire, reflexionando sobre el significado de unas palabras que para cualquier mente racional podrían sonar dementes -...escena onírica y etérea donde yo debo poner mi imaginación para...¿para qué, Thane? - preguntó al fin, bajando los brazos con rendición.
- Piensas demasiado en cómo quieres que transcurran las vivencias.- Thane se acercó un paso más, intensificando así la sensación de frío que embargaba al fiscal.- Tu carácter calculador hace que no dejes libertad a la improvisación. Déjate llevar, Saga...es tan sencillo cómo ésto.
- ¿Y cómo lo hago, Thane? A ver, dime. ¿Cómo me desprendo de mis cálculos y mis esquemas mentales?
Thane inspiró hondo a la vez que pensaba en un modo de relajar al tenso fiscal. Su energía interna la sentía hervir, y si no era capaz de dar con un modo para que ésta se canalizara acabaría sintiéndose exhausto y drenado en exceso. Forzar una comunicación cuando la parte espiritual no estaba dipuesta era tan agotador como reprimirla cuando la parte de carne y hueso la rehuía, y hacía días que la esencia de Aspros estaba alimentándose de su propia energía sin apenas darle un respiro.
- ¿Por qué no nos olvidamos de todo y charlamos un rato, Saga? - Propuso finalmente, tratando de aparentar una necesaria serenidad que tanta presión interna amenazaba con arrebatar.
Saga seguía dando tumbos por su habitación, y al escuchar la propuesta soltó el aire que tenía almacenado en sus pulmones como si también se deshaciera de un enorme peso.- Mejor...porque no creo que éste sea el momento...- asumió Saga, apoyando ambas manos en sus caderas.- Además, tampoco sabría qué decirle, ni cómo hacerlo...- continuó, fabricándose mil excusas para no afrontar su terror.
- Por éso...- le reafirmó Thane.
- Y...bueno...no sé...¿de qué quieres que hablemos? - Saga aún no se sentía cómodo del todo. No sabía si sentarse sobre la cama, si salir de la habitación, si regresar al rincón de Shaka, si ofrecerle a Thane asiento en la silla dónde había olvidado un jersey suyo o directamente sobre la cama.- ¿Te parece que vayamos al salón? - Ofreció, alargando el brazo para señalar la puerta que a él le conduciría a un espacio más seguro y menos personal.
- ¿Cuándo te acuerdas más de tu padre? - Le preguntó, obviando las ganas de escapar que presentaba el fiscal.
- Siempre me acuerdo de él.- Saga respondió con una pizca de brusquedad, como si se hubiera ofendido ante esa pregunta aparentemente trivial.- Cada día de mi vida lo hago en algún momento.
Thane andó dos pasos y fue él mismo que decidió sentarse en el borde inferior de la cama, cruzándose de manos entre la brecha que dejaban sus largas piernas flexionadas.- Pero debe haber algún momento en que su recuerdo se haga más fuerte. Insistente. Nítido tal vez...
Saga viró su mirada hacia su propio interior, y sin saber por qué se encontró dirigiéndose hacia el vestidor que contenía toda su colección de trajes, camisas, corbatas y zapatos.- Supongo que...cuando elijo el atuendo que voy a lucir en cada juicio...- prendió la luz del pequeño cuartito y se internó en él, quedándose quieto en medio de toda esa colección de ropa cara que desprendía ese aroma tan personal que siempre le acompañaba. Con delicadeza deslizó una mano por tadas las mangas de sus trajes, desplazándolas apenas, hasta llegar a su colección de camisas, ordenadas en una pulcra escala de colores que viajaban del blanco y pasaban por toda la evolución cromática de tonos fríos, llegando a los pocos ejemplares más oscuros que tenía en su posesión.- Siempre me fijaba en cómo se vestía, qué colores de traje usaba más, con qué camisas los combinaba y qué tipo de corbatas prefería...Me...me encandilaba su elegancia...
Thane cerró los ojos e inspiró hondo. La atmósfera que les rodeaba estaba mutando de temperatura y Saga sufrió un escalofrío que erizó toda su piel en su rápido descenso por medio de su espinazo.
- Te fijabas en sus rutinas... - apuntó Thane, manteniendo los ojos cerrados. Hablando pausadamente.
- Aprehendía todo lo que podía de él.- Saga seguía estremeciéndose por las sacudidas que le daban esos extraños escalofríos y de repente sintió la necesidad de cerrar los ojos y exhalar una bocanada de aire que se condensó al escapar a través de sus labios.- Desde muy jovencito ya tenía claro que quería estudiar Derecho, y fijarme en él era como una lección más. Recuerdo que a veces me dejaba elegir las corbatas que iba a ponerse...- susurró, sonriéndose al verse a sí mismo con quince años, de pie al lado de su padre, sintiéndose importante por el simple hecho de decidir un color.- Jamás rechazó una elección mía...
"Porque ya entonces tenías buen gusto, Saga...y sé que sigue siendo así..."
#Continuará#
