29. De alegato en alegato

- Amenazas. Coacción. Extorsión. Abuso de poder.- Saga se acercó más a la zona del jurado y se desabrochó el único botón que todavía mantenía su americana cerrada, sintiéndose así más libre de movimientos. Las miradas de las nueve personas afortunadas de ejercer justicia le observaban con atención. Algunas incluso con algún deje de pavor, como la de la chica más joven, detalle que a Saga no se le escapó y que trató de aprovechar al decidir andar hacia su posición y seguir enumerando palabras mirándole directamente a los ojos.- Abuso sexual. Abuso sexual de niñas menores de edad, más concretamente. Intento de violación. Y violación...- el Fiscal hizo una pensada pausa en la que siguió observando a la benjamina del jurado popular, consiguiendo que la muchacha buscara alejarse de la profundidad de su mirada y se apresurara a escribir esa colección de palabras en la libreta que les había sido facilitada a cada uno de ellos.- Palabras duras estas últimas ¿cierto? - Saga inspiró hondo y retrocedió un par de pasos para tomar distancia del jurado, mordisqueando la pata de sus gafas antes de doblarlas y guardarlas en el bolsillo interior de su americana. El silencio en la sala era casi absoluto, salvo por algún carraspeo, las típicas toses que surgen cuando nadie las invita, los rápidos toques de varios dedos sobre sus respectivos teclados y algún que otro flash fotográfico.- Palabras duras, aunque aún pude haber de peores...como lo es homicidio en primer grado...- Los pies de Saga decidieron aproximarse totalmente al extremo más alejado de la bancada del jurado, anclándose en un punto en el que pivotaron sobre su eje e invitaron a que la mano zurda del Fiscal tomara con altivez la barandilla que actuaba de frontera al tiempo que la diestra echaba el extremo de la americana hacia atrás y se apoyaba en su cadera, justo en la zona del cinto.- Homicidio en primer grado o, para se pueda comprender con más claridad, asesinato.

Saga guardó silencio. Dejó que corrieran los segundos para que las palabras que acabara de exponer fueran asentándose, como si se tratara de un profesor dictando un texto que debiera transcribirse con exactitud. La garganta la sentía árida pero todavía no iba a suavizarse esa incomodidad. Aún le quedaban algunas frases por pronunciar y éstas debían ser verbalizadas cuando toda la atención de la sala volviera a recaer sobre él. El jurado anotaba, y ese detalle le ofrecía un poco de satisfacción, así como reparar en los apuntes que también llevaba a cabo el Juez. Quiso buscar a Shura, sentir el apoyo mudo de su aprobación, pero al intentar ubicarle en el lado de la sala que siempre les pertenecía se halló con la fruncida mirada de Kanon, su media sonrisa oculta tras el enlace de sus manos y un sutil guiño de ojo fraternal que contenía mucha más fuerza que cualquier palabra de ánimo o admiración pronunciada al azar.

Uno a uno los miembros del jurado fueron levantando la vista de sus libretas y fue entonces cuando Saga se separó de la baranda y caminó hacia la zona de la defensa, deteniéndose frente a ese enigmático abogado que parecía poseer la custodia absoluta de la verdad.

- Todas estas palabras que acabo de pronunciar...- continuó Saga, sintiéndose cómodo con el firme tono de su grave voz - relatan la cara oculta de nuestro admirado Señor Hyppolitos Sifakis. A lo largo de toda su vida ha ejercido el uso de amenazas, ha disfrutado con la coacción, se ha aprovechado de la inocencia de varias niñas, ha ejercido la violencia sexual y ha cometido asesinato...- llegados a este punto Saga evitó fijarse en la expresión con la que pudiera estar fulminándole el artista, centrándose exclusivamente en el aspecto sereno y tranquilo que leía en las facciones del abogado defensor.- Estoy convencido que aquí, el abogado del Señor Sifakis, rebatirá mis afirmaciones amparándose en justificaciones tan burdas como "mi cliente fue provocado", "manipulado", "emboscado por las perniciosas artes femeninas, etc, etc, etc", además de buscar reconducir todas las pruebas que le acusan directamente hacia otras esquinas, amparándose en las secuencias del adn y demás...Y no pasa nada. Está bien que así sea. Esto es un juicio y por suerte disponemos de testigos que nos relatarán los acontecimientos tal y como sucedieron, además de contar con la opinión de profesionales forenses que nos aclararán todas las dudas que puedan surgir sobre este tema tan...complejo y confuso. Y sucederá todo tal y como he dicho antes...poco a poco que no hay prisa, ¿cierto, Señor Sifakis? - el Fiscal desanduvo un par de pasos y se posicionó delante de Hypnos, mirándole directamente a los ojos e inspirando hondo para retener el aire unos instantes antes de dejarlo fluir con la pronunciación de sus últimas frases.- Llegados a este punto me hallo en la obligación de anunciar que la Fiscalía General de Atenas acusa al Señor Hyppolitos Sifakis de: amenazas y coacción, de abuso sexual y de intento de violación de la señorita Melnik - Saga pronunciaba cada palabra con lentitud y claridad, manteniéndose firme en su conexión de miradas con Hypnos, pudiendo apreciar cómo el pintor tragaba furia con el leve movimiento de la nuez de su garganta - La Fiscalía también acusa al señor Hyppolitos Sifakis de violación de la señorita Pandora Sifakis - prosiguió Saga, luchando para mantener a raya el nudo que le provocaba el hecho de escucharse a sí mismo pronunciando tantas ignominias - y también se le acusa del homicidio en primer grado de la señorita Pandora Sifakis - concluyó - No añado más imputaciones por la exigencia de ceñirme a los hechos actuales, pero dependiendo del transcurso del Juicio, no dudaré en pedir al Juez Dohko la necesidad de añadirle cargos cuya naturaleza se gestó en el pasado, puesto que pueden relacionarse perfectamente con los hechos presentes y para los cuales la Fiscalía dispone de varios testigos que así lo avalan.

Dicho esto Saga hizo otro vano intento de tragar saliva y se forzó a mantener una mirada que le hervía por dentro. Hypnos no cedía, pero él tampoco. Hasta que la voz de Dohko hablándole desde lo alto del estrado le izó el ancla de su inmovilidad.

- Señor Samaras ¿ha finalizado con la exposición de cargos y el alegato de la Fiscalía?

- Sí, Su Señoría.

Dohko enarcó las cejas y suspiró ante una situación que ya comenzaba a desafiar el buen proceder del juicio. Con parsimonia dio otro sorbo a su taza y cuando la depositó sobre las dobladuras de papel que hacían la función de posa-vasos, esbozó su mirada más reprochadora y habló con la familiaridad que le caracterizaba, aunque esta estuviera enmascarada con palabras más o menos formales.

- Me avergüenza...y lamento mucho tener que comunicárselo así, señor Samaras - dijo, volviendo a alzar las cejas para enfatizar su mensaje - que dada su intachable trayectoria como abogado Fiscal de esta ciudad, tenga todavía que recordarle su obligación de haberme puesto al corriente con anterioridad de la intención que veo que alberga de "necesitar" añadir cargos al acusado.

- Lo siento, Su Señoría - acató Saga, aprendiendo a hacer oídos sordos a las protocolarias reprimendas del viejo conocido Juez.- Pero usted mismo se dará cuenta que llegados a cierto punto del proceso será primordial hacer un alto y volver a evaluar muchos acontecimientos que en apariencia son ajenos entre sí. Y sí...admito que tal vez reclame reabrir casos del pasado.

- Señor Fiscal, está bordeando la impertinencia procesal al sugerirme cambios de opinión y protocolo.- Dohko se estaba molestando de verdad y Saga aprovechó el hecho para pedir cercanía con el Juez. Una cercanía que le fue concedida a regañadientes.- Saga, acabas de finalizar un alegato que ya se ha saltado todo los órdenes y esquemas pre-establecidos en cualquier proceso y no te he dicho nada.- Le tuteó, en confianza.- No sigas mareándome, por favor...Parece que te estés contagiando de las formas de proceder que tiene tu hermano y esta sensación no resulta para nada alentadora...¡es que hoy ni te reconozco! ¿qué te está pasando? No pareces tú mismo...

- En confianza, Juez Dohko...- Susurró Saga, empezando a escuchar murmullos a su espalda.- En mi cartera llevo escrita la dimisión como Fiscal General de Atenas. Si este juicio resulta un circo y un fiasco seré el primero en apartarme de la primera línea de la justicia. Lo tengo decidido desde hace días.

La faz de Dohko se ensombreció al ser testigo de dicha confesión, anticipando el desacuerdo que reafirmaron sus siguientes palabras cuando miró a Saga con irreprimibles aires paternales - Como Juez que soy te exijo que no busques los caminos que te conduzcan a materializar dicha intención. Sería una verdadera lástima que la justicia de esta ciudad te perdiera, Saga...¿oído?

- Oído, Su Señoría.

- Señor Fiscal - pronunció Dohko, irguiéndose en su asiento al tiempo que alzaba su voz - puede retirarse. Es el turno del Señor Lune de Balrog para exponer el alegato de la defensa.

Saga caminó por el centro de la sala con la pretensión de cruzarse con el desconocido abogado, como si ambos luchasen para marcar territorio sirviéndose de sus medidas escenificaciones. El cruce de miradas se dio de forma inevitable, pero lo que en realidad molestó a Saga fue la casi imperceptible sonrisa de superioridad que lucía su rostro de apariencia fría y serena.

Cuando alcanzó su lugar tras la mesa no demoró en tomar el vaso de agua y dar cuenta de la mitad de su contenido sin apenas respirar. Los ojos le traicionaron al querer ubicar entre los periodistas la molesta presencia de Afrodita, pero por primera vez desde que le había conocido éste se mostraba serio y aplicado en sus redacciones, absteniéndose de divertirse con provocaciones gestuales y miradas traviesas.

- Bien, Saga...- trató de animarle Kanon, no perdiendo detalle del temblor que recorría los dedos con los que su gemelo sujetaba el vaso - Esto ya ha arrancado, que era lo peor.

- No he sido lo suficiente duro en mi alegato...- al dejar el vaso sobre la mesa Saga sacudió la mano como si así fuera a desprenderse de ese fastidioso temblor que le embargaba todo el cuerpo, y se masajeó el entrecejo en un intento de aliviar un poco la tensión asentada ahí en medio.- Debería...debería haber sido más contundente...

- Ya tendrás tiempo, hermano.- Kanon sacó el teléfono móvil que había guardado en el bolsillo de la americana y comenzó a teclear una búsqueda en Google, con la misma calma que si estuviera sentado en la mesa de un bar.

- ¿Tienes caramelos o alguna cosa que no sean chicles? - Susurró Saga, tragando saliva otra vez - Necesito saborear algo fresco que me quite esta pesada sensación que tengo en la garganta...

- Tengo de todo - Kanon mantuvo el teléfono agarrado en su mano mientras se dedicaba a rebuscar con la otra en los bolsillos de sus vaqueros, hasta dar con un tubito llego de grageas con sabor a menta fuerte.- Toma.

- ¿Qué narices estás haciendo con el móvil? - Inquirió el Fiscal, tomando con ansias la salvación a su mal sabor de boca.

- Estoy buscando información sobre el sujeto éste...- Kanon siguió tecleando letras hasta armar el nombre del letrado defensor - Hay que conocer al enemigo ¿no crees? Y de este tipo no sabemos nada...Ah, mira...es noruego...- Kanon murmuraba para sí mismo, sumergiéndose en su peculiar investigación - ...Lo que no pone aquí es desde cuando ejerce...ni los casos en los que ha participado, ni en Noruega ni en ningún otro lugar...Voy a buscar por otro lado...

Saga inspiró hondo, cerró los ojos unos instantes y al soltar el aire se rindió a la urgencia de pasarse ambas manos por los cabellos, sintiéndose extraño también al comprobarlos libres de doma y acartonamiento. Kanon se removió en su silla y, sin dejar de prestar atención al móvil, se acercó a la mesa y clavó ambos codos sobre ella, manteniendo la pantalla del dispositivo a una altura cómoda para su vista.

- Ahí va a empezar, Kanon...- Le alertó Saga, sintiéndose un poco incómodo ante el aparente pasotismo que comenzaba a exhibir su gemelo.

- Pues vale, le escucho. A veces puedo hacer dos cosas a la vez...

Saga exhaló un bufido y negó con la cabeza ante su incapacidad para corregir el comportamiento de su hermano. Ignorarle y dejarle hacer quizás era su mejor opción, por mucho que le irritaran sus constantes desvaríos y la más que palpable falta de seriedad.

Lune de Balrog todavía no había comenzado con su exposición, pero el carraspeo que emitió fue la señal que captó la atención de todo el mundo sobre él.

- Su Señoría...- Dijo, dirigiéndose a Dohko, demandando un permiso de palabra que ya tenía otorgado.

- Proceda, letrado.

- Gracias...- Lune bajó la mirada y dio un par de pasos por la sala, gestando una tensión que le iba a favorecer para mantenerse en el centro de toda la expectativa - Debo decir que concuerdo con la primera parte de la exposición del Fiscal...- anunció, exhibiendo una voz grave, firme y serena, conjuntando a la perfección con su imponente porte rubricado con una larga cabellera canosa cuidadosamente peinada - Mi cliente es un reputado artista a nivel mundial. Conocido por los amantes del arte y por los que no sienten la llamada de esta sensibilidad tan...única y especial. El Señor Hyppolitos Sifakis goza de un imponente currículum artístico...Y humano también.- Poco a poco, con pasos calculados, fue acercándose a la bancada del jurado popular, permitiéndose el mismo atrevimiento que había mostrado Saga instantes atrás al acariciar la baranda con su mano, ganando importancia con la cercanía de su persona - El Fiscal se ha regodeado en el uso de palabras muy duras para embrutecer el honor de mi cliente, y ha amenazado con la aparición de supuestos testigos que apoyarán sus teorías conspiranoicas...Ha mencionado que médicos forenses pueden dar crédito a ciertos datos científicos que presuntamente incriminan al Señor Sifakis en crímenes atroces de los que es inocente...Ha puesto sobre la mesa la presencia de testigos sobre los cuales yo no he sido notificado...- la mirada de Balrog se deslizó por la zona de la Fiscalía, deteniéndose sobre la atención que le prodigaba Saga para, seguidamente, virar junto con su cuerpo hacia la zona del Juez, dejando patente su desacuerdo sobre ese punto en concreto.- El señor Samaras está perdido y así lo avala el hecho de servirse de palabras impactantes para enmascarar su falta de pruebas y capacidad incriminatoria hacia mi cliente.- Balrog volvió a focalizar sus enigmáticos ojos sobre todos y cada uno de los miembros del jurado, tomándose su tiempo antes de propinar su primera estocada.- ¿Están al corriente que el médico forense llamado a ofrecer testigo duerme cada noche en la misma cama que el Fiscal?

Al escuchar esto Kanon despegó la vista al acto del la pantalla del teléfono y a Saga se le agrandó la mirada gracias a una intempestiva oleada de contrariedad, aunque antes que pudiera decir nada escuchó cómo la voz del Juez se hacía oír por encima de cualquier murmullo o risilla de diversión.

- Señor Balrog, la vida privada del Fiscal no es lo que se está juzgando hoy aquí.

- Será hijo de puta...- Masticó Saga, notando cómo su estómago empezaba a vibrar de verdad.

- Discúlpeme, Su Señoría...pero este es un dato público, y como tal considero necesario que esté en conocimiento de todos los miembros del jurado. Existe una relación entre Fiscal y forense que va más allá del ámbito profesional y es posible que pueda derivar en visiones un poco subjetivas sobre los temas a tratar...- respondió Balrog, haciéndose el sorprendido ante la lógica interpelación del Juez.

- El testimonio que ofrece el Señor Malakar en cualquier proceso que se le requiera es, siempre y sin excepción, cien por cien profesional. Lo que haga con su vida privada no es de la incumbencia de nadie.- Le aleccionó Dohko, lamentándose internamente por el hecho de saber plantada la primera semilla de las dudas entre el jurado popular y también entre la opinión pública.

- ¿Y este sujeto con qué derecho usa la vida privada que tenemos Shaka y yo? - Masculló Saga visiblemente molesto y ofendido, buscando amparo en su hermano.

- Con la intención de joderte, Saga...Por desgracia, que vivas y te acuestes con Shaka no te favorece...

- No debería ser así, Kanon. Somos capaces de separar lo personal de lo profesional, y lo sabes.

- Yo sí lo sé, pero todos esos pasmarotes de ahí en frente no...- dijo Kanon, señalando con la mirada a los nueve miembros del jurado - y el muy cabrón sacará provecho de cosas así. Vete haciendo a la idea, Saga. Yo de ti me guardaría la intervención de Shaka para mañana y la cambiaría por Mu...seguro que lo comprende...

- Prosiga, letrado - ordenó Dohko, visiblemente molesto al descubrir qué tipo de artimañas asomaban la cabeza por el sector de la defensa.

- Mi cliente...- continuó Lune de Balrog - el Señor Sifakis...está siendo acusado de agredir y de intentar violar a una tal señorita Melnik...- sus andares le alejaron lo suficiente del jurado para poder ofrecerle un campo de visión completo al mismo tiempo que se exhibía erguido y orgulloso ante toda la prensa -...una señorita que ha ejercido la prostitución...que seguramente ha visto en el Señor Hypnos a un hombre apuesto, famoso y bien posicionado como una posible fuente de vida fácil, y a quien ha querido hundir cuando ha visto que sus maquinaciones no han dado el fruto que ella esperaba...Y no olvidemos el insulto que supone que el Señor Sifakis sea acusado de homicidio en primer grado de su propia hija, a quien adoraba y protegía más que a su propia vida - Lune hizo un alto en la exposición, ofreciendo una meditada sesión de protagonismo a Hypnos, quien la aprovechó para esgrimir unas terribles muecas de conmoción y dolor que incluso consiguieron humedecerle los ojos, detalles que llegaron a toda la concurrencia y que golpearon a unos cuantos miembros del jurado.- La Fiscalía les hablará del hermano gemelo de mi cliente. Querrá eximirle de todos los delitos que él sí lleva acumulando a lo largo de los años. La Fiscalía de esta ciudad parece empeñada en limpiar el nombre de un criminal que, una vez finalice este juicio, volverá a ocupar el lugar que le pertenece en el mundo, que no es otro que las rejas que se quieren imponer al honorable Señor Hyppolitos Sifakis. Porque si existe alguien al que le calce a la perfección toda esta retahíla de palabras que con tanto regocijo ha pronunciado el Fiscal, este alguien es el Señor Thane Sifakis. Supuesto médium. Demente declarado años atrás. Manipulador. Extorsionador. Embaucador. Violador. Asesino. Un ser despreciable que puso en evidencia las carencias procesales de la justicia de esta cuidad cuando la representaba un mediocre Fiscal con ínfulas de grandeza el nombre del cual puede que les resulte familiar. Aspros Samaras. Oh, sí, qué casualidad. Padre del actual Fiscal, quien sin duda sigue sus pasos por el camino de la deshonra y la decepción jurídica y procesal.- Estas últimas palabras las escupió frente al impertérrito rostro de Saga, puesto que posicionarse frente a su adversario había sido el camino por el que Balrog había ido avanzando con calculada malicia y frialdad.- Fin del alegato de la defensa, Su Señoría.

La violácea mirada de Lune seguía clavada en el ofuscado verde de Saga, que nada pudo hacer para evitar que otra gota de sudor se condensara cerca de su sien. Sus labios permanecían sellados, aunque la respiración que escapaba por su nariz se apreciaba furiosa...Tanto que Kanon se vio deslizando una mano por debajo de la intimidad que les proporcionaba la mesa para posarla cerca de la rodilla de Saga y hundirle los dedos como garras, demandándole un control mental que sólo Saga podía conseguir.

Balrog seguía en pie, meciendo su seguridad y altivez por todos los rincones de la sala, y permaneció manteniendo el juego de miradas con Saga hasta que el Fiscal apartó su silla un palmo hacia atrás, se alzó obligando a Kanon a recuperar su posición y se abrochó el par de botones de la americana con la elegancia de gestos que siempre había sido innata en él.

- La Fiscalía llama a declarar a la Señorita Phantasos Melnik.- Anunció alto y claro, haciendo el ademán de rodear la mesa para que el letrado defensor tuviese la dignidad de dejarle espacio de acción.

Dohko hizo una seña al alguacil encargado de llamar a los testigos y éste desapareció tras una puerta lateral. Balrog finalmente regresó a su asiento y Kanon retomó su peculiar investigación paralela sin dejar de estudiar directamente todos y cada uno de los gestos de ese hombre que resultaba tan enigmático como perturbador.

- Tengo entendido que la Señorita Melnik requiere poder testificar protegida de la visión directa del Señor Sifakis...- dijo, mirándose a Saga esperando confirmación.

- Así es, Su Señoría.

Dohko se dirigió a otro funcionario para agilizar la colocación de las mamparas que impedirían la visión directa entre la testigo y el acusado, pero apenas se pudo materializar la orden debido a la incursión en escena de una joven voz femenina, la cual congeló toda acción.

- No será necesario, Su Señoría...

Dohko se giró sobre su asiento para poder avistar directamente la puerta por donde acudían los testigos, buscando cerciorar el cambio de petición.- ¿Está usted segura, Señorita Melnik?

Phansy tragó saliva. Se refugió en un fugaz contacto visual con Saga y lo traspasó para dirigirse hacia otra mirada más profunda y amada, anclándose a ella como si fuera el único bote salvavidas de su vida. Shura emitió un sutil asentimiento y la joven psicóloga volvió a tragar miedos y dudas al tiempo que ladeaba el rostro hacia el Juez, respondiéndole con fingida seguridad.- Sí, Su Señoría.

El Juez volvió a servirse de sus aspavientos gestuales para frenar el montaje de las pantallas protectoras y señaló la silla de los testigos para ofrecerla a Phansy. La joven se sentó sin poder desprenderse del corsé con el que la sujetaban los nervios que recorrían su cuerpo y se fijó en la aproximación que Saga hizo hacia ella, seguramente con ánimo de transmitirle el sosiego que le faltaba.

- Buenos días Señorita Melnik - dijo Saga, a modo de introducción para ir encontrando un tono adecuado en la voz de la muchacha.

- Buenos días...- respondió ella, trabándose en la pronunciación de estas dos simples palabras.

- Permíteme que insista en la pregunta que le ha formulado el Juez...¿Está segura que no precisa pantallas de aislamiento visual con el acusado? - Saga apoyó su diestra en la baranda que le separaba de Phansy y ella focalizó su mirada en la del Fiscal, tal y como le había dicho Saga que hiciera cuando se sintiera fuera de todo control. Saga quebró su contacto visual durante un imperceptible instante en el que él mismo se fijó en Hypnos, indicándole a Phansy que hiciera lo mismo.

Sin miedo.

Sin dudas.

Y sin vacilación alguna.

- Sí, Señor Fiscal...- dijo con un hilillo de voz, volviendo a agarrarse al cabo visual que le tendía Saga.

- ¿Puede repetir la respuesta para hacerla completamente clara y firme, por favor?

Phansy inspiró hondo. Se humedeció los labios y se medio mordió el temblor que estaba haciendo mella en ellos, sabiendo que Saga tenía razón. Debía afrontar esa mirada que tanto pavor le había causado a lo largo de su vida, y debía hacerlo con la valentía que jamás antes había tenido. Saga bajó un par de grados y emitió un asentimiento que hizo cerrar los ojos de Phansy, inspirar otra vez, abrirlos de nuevo y llevarlos hacia ese rincón de la sala dónde comenzaban a hervir todas las aberraciones que sobre ella se iban a verter.

- No deseo protegerme detrás de ningún mecanismo que me aisle del acusado, Señor Fiscal.- Su dorada mirada se halló con la que le había dado vida veintiséis años atrás y la sostuvo con toda la valentía de la que fue capaz.- Yo ya no tengo nada que ocultar...

#Continuará#