31. Cambio de planes
- ¡Shura! ¡Shura, espera! ¡¿Dónde cojones vas?! - Kanon no sabía qué extraña fuerza le había empujado a salir tras el asistente de su hermano cuando de refilón vio que abandonaba la sala, pero la realidad era que ahí estaba. Vociferando su nombre y pretendiendo que cesara con un fútil intento de huida que no ayudaba en nada - ¡Shura, detente! - Kanon agarró con fuerza el brazo del español, obligándole a voltearse hasta quedar encarados.- ¡Contrólate, joder!
- ¡La están desmenuzando, Kanon! - masculló Shura en respuesta, mostrando una mirada acuosa y enrojecida por la rabia - ¡Se están cebando con su desgracia y su dolor, por si no te has dado cuenta! - agregó, zafándose de malas maneras del agarre que le profería Kanon, la mirada del cuál se ofendió al instante - Y Saga, tu hermano...¡no está haciendo nada para protegerla! ¡Él la ha sentado ahí y él mismo ha sido el primero en ofrecerla a las fieras! ¡Ese no era el trato para que Phansy subiera al estrado! - Kanon quiso acercarse más para conseguir que cesara de dar estúpidos pasos y rodeos que apenas le movían de lugar, pero Shura alzó ambas manos para impedir un contacto que, claramente, no deseaba - Saga...- continuó después de tragar furia y luchar contra su propia respiración acelerada - Saga no se ha ceñido a los ensayos, y sabía que salirse de ellos sería fatal...lo sabía, joder...- Una de sus manos se fue hacia sus cabellos, agarrándose a ellos mientras la otra se anclaba a su cintura y se unía al baile roto de sus pies - lo sabía, aún así ha hecho lo que ha querido, como siempre...- ambas manos se vieron agarradas a la cintura y la anegada mirada del abogado se alzó hacia los confines de una pared que nada le aclararía
- Saga está haciendo lo que puede, no lo que quiere. Phansy tampoco ha ayudado a seguir ningún guión.
- Qué vas a saber tú...- fue la amarga réplica que traspasó sus labios previamente mordidos a la vez que bajaba la mirada y la posaba sobre Kanon con inmerecido desdén.
Kanon inspiró hondo ante un nuevo menosprecio que engrosaba un poco más su extensa recolección y se tomó su propio turno de apoyar ambas manos en sus caderas, bajar el rostro e inspirar hondo antes de abrir la boca y pensar un poco sus palabras.
- Claro, qué voy a saber yo...- replicó con sorna.
- No sé por qué esta mañana invité a Saga a confiar en ti...Necio de mí en pensar que podrías serle de ayuda...Qué estúpido he sido...- siguió derrochando Shura, totalmente fuera de su acostumbrada serenidad - No te has implicado en el caso en ningún momento...¡Ni siquiera estabas con nosotros cuando ensayamos el interrogatorio!
- ¡Porque estaba...! ¡Estaba en otros temas personales que a ti te importan una mierda! - se cabreó Kanon ante tanto ataque directo y, según su parecer, infundado.
- ¿Sabes cuál es tu problema? - Shura afiló aún más su mirada, convirtiendo a Kanon en la diana de toda su impotencia y frustración - Tu egoísmo. Siempre son más importantes tus cuestiones personales que la profesión que supuestamente defiendes. Siempre antepones tu vida a tus obligaciones laborales. Eres un irresponsable.- Sentenció, atreviéndose a presionar el pecho del gemelo con su dedo índice rígido y tembloroso por toda la rabia que en él se contenía.
Kanon rechazó el gesto de Shura con un manotazo y no se refrenó al momento de avanzar un paso y dejar que su frente casi rozara la del español.- Ya me comí un puñetazo tuyo que no iba para mí justo ahí, a la salida de esta puta sala procesal, y no pienso tolerar que sigas tomándome como un saco de boxeo contra el que derrochar todas tus mierdas internas.- Le recordó, cansado de tanto desprecio.- He salido tras de ti para intentar ayudarte, porque te respeto simplemente por la amistad que une a Saga contigo, pero ¿sabes qué te digo? ¡Que te fo_
- ¿Señor Broto?
Kanon se quedó con la frase a medias y Shura corrió hacia la puerta lateral por donde entraban y salían los testigos. Phansy aguardaba bajo el umbral, acompañada del funcionario que había reclamado su atención, y cuando se halló frente a Shura se abrazó a él con premura, buscando desesperadamente refugiarse entre la protección de esos brazos que tanto le habían urgido momentos atrás. El gemelo regresó al tribunal con paso airado, andando con más tiento y por el pasillo que recorría el largo de la pared una vez se halló dentro. Saga volvía a estar de pie, al lado de Balrog, sumidos en lo que parecía una discusión sobre un detalle muy en particular que no acababa de convencer al abogado de la defensa.
- Impugno la comparecencia como testigo del Señor Malakar, Su Señoría. No estoy de acuerdo con su participación en este proceso.
- El Señor Malakar es el médico forense que ha llevado a cabo los estudios que la Fiscalía desea exponer y hacer públicos, con el único fin de llegar a conclusiones lógicas a través de los análisis científicos.- Replicó Saga, molesto.
- El Fiscal convendrá conmigo en que el IMF está integrado por más profesionales de la medicina forense, no únicamente por aquel que comparte vida con él - el rostro de Lune se ladeó lo justo para avistar a Saga de refilón cuando añadía esa coletilla que tenía guardada para pinchar ahí donde más hería - La defensa no tendrá en cuenta ninguna opinión profesional que pueda proceder de quien en la actualidad es la pareja sentimental del Fiscal. Más claro no se puede decir.
Saga bajó la cabeza y apretó la quijada mientras otra bocanada de frustración escapaba por su nariz. El Juez Dohko mantenía la barbilla apoyada sobre el ensamblaje de sus manos, valorando la exposición que acababa de hacer la defensa, viéndose en la obligación moral de otorgarle la razón.
- Si bien es cierto que soy conocedor de la profesionalidad que exhiben ambos hombres en sus comparecencias judiciales, también lo es que la existencia de una relación sentimental entre ambos puede generar controversia y desconfianza, por lo que...Señor Samaras, le ruego que proponga a otro profesional del IMF para poder respoder a sus preguntas y a las del Señor Balrog.
- Pero el testimonio del médico forense estaba previsto para hoy, Su Señoría...- se quejó Saga, en un último intento de cambiar la decisión de Dohko.
- Lo aplazamos a la sesión de mañana.- La firmeza del Juez no dejaba espacio para más intentos de persuasión, menos cuando tomó el bolígrafo y alzó la mirada hacia Saga.- ¿Qué nombre propone, Señor Samaras?
Saga se mantuvo unos instantes en silencio, escuchando en su mente el apunte que Kanon le había hecho tan sólo comenzar la sesión como la solución más cercana y lógica ante esa pequeña estocada - Llamaré a declarar al Señor Lhawang.
- ¿La defensa tiene algún inconveniente ante la comparecencia de Mu Lhawang? - Inquirió Dohko, anotando el nombre en sus apuntes sin siquiera alzar la mirada.
- No, Su Señoría.
El fastidio que sentía Saga se leía a través de sus facciones contraídas y la mirada de refilón con la que pretendía incomodar al impávido abogado defensor, que parecía gozar sobremanera con el transcurso de una mañana confeccionada a su medida. Todos los planes que el Fiscal traía consigo se estaban convirtiendo en papel mojado con la tinta escurrida y, entregándose a un impulso que le nació de lo más hondo de su ser, aprovechó ese tedioso parón para volver a reclamar la atención de Dohko.
- Su Señoría, solicito permiso para acercarme al estrado.
- Concedido.- Dohko hizo una seña con la mano para invitarles a ambos y, cuando les tuvo enfrente, habló de nuevo - ¿Qué ocurre ahora, Fiscal?
- Deseo añadir a dos testigos más que no constan en la lista entregada.
El Juez resopló, pero volvió a tomar el bolígrafo para seguir anotando en caso que la defensa aceptara el cambio.- ¿Señor Balrog?
- No tengo ninguna objeción.
- ¿Cuáles, Señor Samaras?
- Llamaré a testificar a Úrsula Walden y a Defteros Samaras.
Dohko anotó los nombres acompañándose de un suspiro de resignación y Lune se deleitó con el simple detalle de dejar escapar una risilla que molestó a Saga un poquito más.
- ¿Qué le hace tanta gracia, Señor Balrog? - Le preguntó, mirándole directamente a unos ojos que le ignoraban.
- Auguro que tendremos una reunión familiar completa...- ver cómo Saga se amarraba sin sentido a todos los cabos sueltos a su alrededor le reslutaba de lo más estimulante, y no escatimó atenciones cuando devolvió la mirada a Saga y le atacó con otra muletilla envenenada - el tío exiliado...la madrasta frustrada... ¿por qué no propone también a Sasha Trevi? Oh no, claro...discúlpeme...su madre no está en las condiciones mentales óptimas para poder ofrecer un testigo veraz, lo había olvidado...
- ¡Señor Balrog! - exclamó Dohko antes que los puños cerrados y tensos de Saga cobraran vida propia - No tolero esta clase de impertinencias en mi tribunal.
- Disculpe, Su Señoría...Hablé sin pensar...Que desconsiderado que soy...
Saga hervía en furia contenida, Kanon se estaba impacientando al ver cómo del porte de su hermano emanaba de todo menos calma y Balrog e Hypnos simplemente parecían estar disfrutando de unos entrantes que a ellos se les antojaban deliciosos a pesar que en otros estómagos causaran estragos.
Dohko se pasó una mano por los cabellos, apuró de golpe la tila que había llegado al estrado consigo y se hizo con el mazo para decretar un receso.- ¡Se levanta la sesión hasta las cuatro de la tarde!
El sonoro golpe del mazo dio paso al despertar de mil murmullos, movimientos de sillas, flashes de cámaras fotográficas y trajín de personas arriba y abajo de la sala. Saga se forzó a ignorar a Lune y cuando llegó a su mesa no dejó que Kanon abriera la boca, anticipándose a cualquier intento por parte de su hermano de arruinarle más la mañana.
- ¿Dónde está Shura? - Preguntó con brusquedad al no verle en la sala.
- Supongo que se fue con Phansy. Estaba muy cabreado...- Saga ordenaba sus papeles con tanto desaire que un par de ellos se doblaron en el fútil intento de apliarlos bien mientras Kanon seguía sentado en la silla, observándole de cerca - Al parecer no es el único...¿qué ha pasado allí con Dohko? No he llegado a escuchar una palabra...
- Nada.
- No me jodas, Saga...estás de un mala leche que no te aguantas...¿qué os habéis dicho? ¿por dónde ha jodido más ese desgraciado?
- Ahora no, Kanon...
- ¿Pero qué ha pasado?
- ¡Que te digo que nada, ¿de acuerdo?!
- ¡Joder, Saga! Lo de Phansy no ha salido bien, pero ostias...no hace falta ponerse así...
- ¿Por qué no te vas a comer algo por ahí con Rhadamanthys, eh? Yo necesito hablar con Shaka, decirle que comunique a Mu el cambio de testigos y...y luego quiero estar solo, Kanon.- Dijo, calmando el tono poco a poco - Este inicio de juicio ha sido un desastre y hay que cambiar de planes. Este tal Balrog es más complicado de lo que me había parecido en un principio...- añadió, alzando la mirada mínimamente para observarle sin hacerlo en exceso evidente.
Kanon se alzó de la silla, estiró los brazos por detrás de la nuca para desperezarse y comprobó que en sus bolsillos estaba todo lo necesario para salir fuera un par de horas.- Hypnos es un grandísimo hijo de puta...- acotó, haciéndose con la americana que en algún momento había colgado del respaldo de su silla...- no puedes pretender que quien le defienda no lo sea también...
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En los pasillos de los Juzgados...
Defteros no se sentía cómodo. Los juzgados y tribunales nunca habían estado destinados a él y se sentía como un intruso en terreno prohibido. Esas paredes le hacían revivir demasiados recuerdos que durante años había preferido mantener aletargados, pero desde que había vuelto a pisar el mármol del Templo de la Justicia que estaba experimentando extrañas sensaciones dentro de su ser. Ignoraba si era la magnética y extraña presencia de ese hombre tan sufrido y por el que su gemelo había sufrido tanto también, pero la realidad era que la proximidad con Thane Sifakis le despertaba escalofríos que le recorrían el espinazo y le abrazaban con una frialdad inexplicable. Ya había experimentado esta sensación cuando fue en busca de Kanon a casa de ese hombre, hallándose con lo que se le antojaban los despojos emocionales de su sobrino. Entonces lo había acusado a la humedad de las noches de invierno y no le había hecho más caso del momentáneo, pero en los Juzgados no había humedad invernal y nocturna...ni bajas temperaturas que pudieran ocasionar respingos de frío...Nada, a excepción de la presencia del enigmático médium y el frío que parecía rodearle como un aura protectora. No deseaba acercarse a él; menos entrablar una conversación vacía y transitoria para llenar espacios y quedar bien, pero había algo...había algo en su mirada que le mantenía sujeto, expectante...intrigado. Sobretodo desde que sus manos se ensamblaron en un saludo de despedida cuando Thane le entregó al desecho Kanon después de su extenuante encuentro con Aspros.
Defteros seguía observándole desde la distancia, debatiéndose entre hacer una reconfortante llamada a Estados Unidos o elegir lugar donde ir a aplacar un poco las quejas de su estómago, pero sus elucubraciones se detuvieron cuando una voz femenina, sólida y madura, habló a sus espaldas.
- Defteros...¿tendrías la amabilidad de acompañarme a tomar el almuerzo? Llevo media vida sintiendo muchas curiosidades acerca de ti...
- ¿Perdón? ¿Nos conocemos?
Defteros la miró con sincera extrañeza.
Úrsula simplemente le observaba a través del doloroso prisma de la nostalgia.
- Soy Úrsula...- Dijo ella, dejándose embriagar por la luz que acariciaba sus recuerdos.- Trabajé en este edificio durante más de dos décadas. Era la secretaria de la Fiscalía. Tu hermano me habló algunas veces de ti...
- Vaya...no sé qué decir...- Admitió él, sintiéndose del todo desubicado.- Me tomas desprevenido...
Úrsula se sonrió con su innata coquetería y tomó el brazo de Defteros con delicadeza y respeto, colgándose de él para ceñir las opciones de respuesta a la que sería mejor para los dos.
- Es muy sencillo, cielo. Me acompañas en el almuerzo ¿sí o no? - propuso de nuevo, mirándole a los ojos con un sano brillo asentado en los propios - Yo conocí y amé a un Aspros...tú seguramente conociste y amaste a otro...Si los unimos tal vez lleguemos a conocerle mucho mejor. A comprenderle...A perdonarle...
- Perdonarle...- repitió Defteros, dejándose conducir por esos sonoros y elegantes pasos que desestimaron la cafetería de los Juzgados y buscaron pisar suelo más basto.- Hay días que creo haberlo conseguido. En cambio, pasando otros en los que recordar duele...
Una vez en la calle Úrsula le soltó el brazo y buscó el cajetín de largos y finos cigarrillos, extrayendo uno que en seguido pinzó con sus labios perfectamente pintados. El mechero que también guardaba dentro del cajetín parecía no querer prenderse, invitándola a aceptar la llama que le ofrecía Defteros ante ese usual apuro.
- Gracias, cariño - dijo antes de alzar la cabeza, apartándose los ondulados mechones rubios con una ligera sacudida y exhalando el humo con los labios estirados de medio lado.- ¿Te apetece uno? - Preguntó, alzando el cajetín que en seguida guardó al recibir una negativa como respuesta.- Sí...estoy de acuerdo contigo...- la correa del bolso fue reacomodada sobre su hombro y emprendiendo de nuevo la marcha volvió a tomar el brazo de Defteros como si fueses dos viejos amigos dando un placentero paseo - La vida al lado de Aspros dolía...- suspiró, exhalando otra bocanada de humo mientras alzaba la mirada hacia el cielo, como si en cada nube pasajera fuera a encontrar los resquicios de sus recuerdos.
- Cuando has dicho que amaste a mi hermano...te refieres a que...
- Me enamoré de él desde el primer día que entré a trabajar en este edificio. Y seguí enamorada de él como una condenada adolescente hasta que falleció, aún sabiendo que su corazón no estaba dispuesto a ser reparado por ninguna otra mujer que la que había elegido como esposa.
- Aspros fue malvado y ruin con Sasha - las facciones de Defteros se ensombrecieron al verbalizar una realidad que para él seguía sin tener justificación alguna - Le hizo añicos el alma. Le robó las razones para vivir. La despojó de toda esperanza e ilusión...No sé qué sentimiento albergaría mi hermano hacia Sasha, pero aún hoy sigo pensando que, fuese el que fuese, no podía ser amor.
El semáforo peatonal les bendijo con la fugaz luz verde y pronto alcanzaron la orilla opuesta, lugar donde un frecuentado restaurante self-service les abría sus puertas. Úrsula aspiró otra calada y tiró al suelo el cigarrillo casi entero, pisándolo con uno de sus vertiginosos zapatos de tacón.
- Cielo...- dijo, deteniéndose frente a Defteros al tiempo que volvía a sacudirse los mechones de cabello para apartarlos de su frente y se agarraba a la correa del bolso - No voy a juzgarte. Ni a convencerte de nada. Pero necesito hablar de Aspros...- añadió, reteniendo la inminente rotura de su voz a través de una delatora mueca de sus labios y el repentino desvío de una mirada que regresó aguada - Volver a Atenas me ha removido demasiadas cosas que creía haber dejado enterradas bajo capas y capas de fuerza de voluntad y fingida indiferencia...no sé si me entiendes...- Defteros apretó la mandíbula al constatar que esa misma oleada de engorrosa emoción que trataba de describirle esa mujer aparacida de la nada era la misma contra la que había estado batallando él desde su primer regreso a Grecia después de años de ausencia - Tú también te fuiste...- siguió Úrsula al apreciar que los azules ojos de Defteros empatizaban con el dolor que se acumulaba en los propios - tus razones tendrías, igual que yo...pero ni el tiempo ni la distancia han conseguido que le olvide y hoy necesito, quiero y te pido que compartas un rato conmigo y hablemos de él.
Defteros apartó la mirada hacia ningún lugar en concreto e inspiró con fuerza. Él también necesitaba hablar de Aspros, pero hacerlo con alguien que lo hubiera conocido de tú a tú, no a través de la visión opuesta en la que vivían sus hijos. Hacerlo a pesar de todos los odios acumulados, de todos los rencores, reproches y culpas.
- La última vez que nos vimos y hablamos cara a cara teníamos cuarenta años - relató, concentrándose en la ternura que percibía en esos ojos aflijidos tras su cuidado decorado - Ya no nos vimos nunca más, Úrsula...El último recuerdo que yo tengo de él es el de un hombre en lo que debería haber sido la mitad de su vida, rogándome que me fuera lo más lejos que pudiera junto a la mujer que entre los dos rompimos y que jamás, jamás le dijera dónde...
- Recuerdo este día...- dijo ella, con la voz quebrada y una lágrima resbalando por su mejilla.- Por ese entonces yo me escondía tras la fachada de una mujer tan fría e interesada como frívola...Con Aspros hacía años que intimábamos en la cama, pero al día siguiente de vuestra despedida empezamos a intimar de otra forma...A partir de ese día empezaron a intimar nuestras almas por encima de nuestros cuerpos...- explicó, encogiéndose levemente de hombros ante una realidad inexcusable que ya nada ni nadie podía cambiar. Defteros le observó con infinita ternura, entregándose a un inesperado cambio de planes que su alma clamaba y su bondad no podía rechazar.
- ¿Entramos? - Propuso, cediéndole el paso que Úrsula aceptó.
- Te invito yo, cielo.
- No, no, pago la comida yo.- Se ofreció él enseguida.
- Yo me he acercado a ti con esta propuesta, por lo tanto corre por mi cuenta.- Sentenció, esbozando una sonrisa cómplice y sincera.
Tan llana y directa como ahora era ella.
#Continuará#
¡Gracias Krista!
Lamento que las actualizaciones sean tan esporádicas, pero aquí seguimos.
¡Saludos y hasta pronto!
