40. Lune y el arte de la exasperación

Saga regresó a la sala con el tiempo de receso casi extinguido. No le apetecía intercambiar opiniones con Shura, ni tentar la posibilidad de cruzarse en el pasillo con el incómodo abogado defensor y ni siquiera sosegarse con el temple del que generalmente gozaba Shaka, quien parecía más enfrascado en la tarea de intentar rebajar el nivel de frustración con el que Mu había abandonado el estrado que en mostrar algún tipo de preocupación por las continuas pisoteadas que estaba recibiendo él mismo en un escenario que no le estaba resultando propicio.

A llegar a la mesa que siempre se destinaba a los representantes de la Fiscalía se sintió más solo que nunca, y alzar la vista hacia la zona que ocupaban Lune de Balrog e Hyppolitos Sifakis, descubriéndoles compartiendo una charla privada y aparentemente cercana le trajo a la mente los recuerdos de cuando, apenas unos meses atrás, era él quien entablaba conversaciones con un hombre que realmente parecía abatido por la prematura pérdida de su hija adoptiva. Saga esbozó una mueca de rechazo ante esa colección de remembranzas que acudían a sacudir un poco más la confianza en sí mismo y se centró en recuperar sus gafas, ubicar bien esquinados sobre la mesa el par de bolígrafos, cerrar los ojos mientras entrelazaba las manos sobre un folio aún en blanco e inspirar hondo con discreción. Su siguiente testigo era el exinspector DM y, dada la dilatada experiencia de trato que tenía con el italiano y el largo tiempo en el que ambos habían colaborado juntos en diversos casos, Saga no estaba en disposición de poder augurar una comparecencia mínimamente positiva. Y no porque DeathMask no fuera un hombre capaz de estar a la atura de las circunstancias sino porque, sencillamente, le podían los arrebatos de carácter cuando su discurso se veía cuestionado, y Balrog ya le había demostrado por activa y por pasiva que en este terreno se movía con soltura y, además, se divertía.

La comparecencia del Juez Dohko se demoró un par de minutos que a Saga se le antojaron eternos, y cuando fue su turno de nombrar el siguiente testigo, los murmullos y comentarios de nerviosismo y expectación entre los periodistas que ocupaban la sala no se hicieron esperar, siendo acompañados por el frenético teclear de varios ordenadores portátiles y los flashes de rigor que inmortalizaron la entrada del carismático "ex-ispettore".

DeathMask accedió al estrado con sus típicos andares despreocupados, aunque para todos aquellos que estaban acostumbrados a su antigua imagen un tanto rancia, supuso una grata sorpresa el hecho de hallarle vestido con ropas más modernas y luciendo un saludable color de piel que le avivaba los rasgos de unas facciones misteriosamente rejuvenecidas.

La presentación se llevó a cabo con total agilidad y las preguntas que Saga comenzó a exponerle fueron respondidas siguiendo las directrices básicas que ambos habían establecido previamente. Saga evitó explicitar que DM había sido retirado del caso de Pandora por un tiempo antes que el nuevo Inspector Jefe lo readmitiera en colaboración, e hizo su presencia más cercana al estrado cuando comenzó a - tantear terrenos más delicados.

- Señor Granchio...- dijo Saga, deteniéndose a un metro de distancia más o menos, otorgándose la libertad de ocultar su zurda en el bolsillo de los pantalones mientras con la diestra se re-colocaba las gafas sobre el puente de la nariz -. La detención de Nikos Agravanis, apodado también "Aiacos", se produjo después de una persecución policial, ¿cierto?

- Sí, así fue.

- ¿Sería tan amable de relatar cómo transcurrió la operativa, para que quede constancia de los hechos?

DeathMask inspiró hondo, se pasó los dedos a modo de peine por sus cabellos canosos y carraspeó levemente antes de alzar la mirada y posarla sobre Saga, reconociendo en él algo más que el Fiscal con el que tantos años había colaborado.

- Yo me hallaba en el hospital donde estaba ingresado un muchacho en estado muy crítico, Kagaho Bennu, el cual estaba relacionado con el grupo de seguidores de Thane Sifakis, "Thanatos", y quien había sido hallado en un callejón, inconsciente y herido de gravedad tras sufrir una paliza que pudo haberle robado la vida – comenzó a explicarse DeathMask, absteniéndose de dirigir una sola mirada hacia la zona del jurado popular y de la defensa -. El inspector Camus, el sub-inspector Milo y un servidor hacíamos guardia esperando su despertar para poder proceder al imprescindible interrogatorio una vez recuperara la consciencia, y en uno de estos momentos nos llamó la atención la presencia de un joven enfermero.

- ¿Por qué? - preguntó Saga - ¿Qué poseía, o qué hacía ese joven enfermero que llamara la atención?

- Su comportamiento errático básicamente. Deambulaba por la zona sin realizar ninguna tarea en concreto y al percatarse de nuestra presencia se internó en los servicios para los visitantes, como si se ocultara y aguardara que nos marcháramos para poder materializar su intención.

- ¿Cuál cree que podría ser "su intención"?

- ¡Protesto! - exclamó Balrog – lo que el Señor Granchio crea es irrelevante sin pruebas.

- Se acepta – convino Dohko.- Reformule su pregunta, Señor Samaras.

Saga bajó bajó la mirada hacia ningún lugar en concreto y apretó la quijada, valorando qué caminos a seguir tenía disponibles sin caer en el laberinto de las hipótesis o sospechas sin justificación probada.

- Según los informes médicos de Kagaho Bennu y el estudio realizado por el equipo de médicos forenses – comenzó a relatar Saga, alzando la mirada de nuevo hacia DM -, se afirma que el muchacho no falleció debido a la paliza recibida de "milagro", puesto que las heridas internas y la gran dosis de Fenciclidina que regaba sus venas le podrían haber causado la muerte sin problemas...¿está al corriente de estos informes, cierto Señor Granchio?

- Sí, claro.

- ¿Por qué estaba el cuerpo policial velando a la víctima? ¿Para proceder a su arresto una vez despertara? - preguntó, obviando ofrecer la otra posibilidad plausible para que DM pudiera exponerla con rapidez.

- No. Estábamos velando a Kagaho por protección.

- ¿Protección? ¿Para qué? Si se hallaba en el hospital, en la Unidad de Curas Intensivas, rodeado de un buen equipo médico y de enfermería...¿qué le podía suceder que escapara al alcance de los profesionales sanitarios?

- Pues existía el temor que quien le hubiese propinado la paliza regresara a rematar la tarea. Para nosotros estaba claro que esa paliza fue un intento de homicidio fallido.

Balrog había estado a punto de protestar, pero la realidad era que ese interrogatorio le estaba resultando incluso divertido, tal y como lo delataba la media sonrisa que adornaba sus labios y las miradas de complicidad que compartía con su defendido.

- Para agilizar la cronología de los hechos...- pronunció Saga, moviéndose un par de pasos con los que relajó la tensión corporal que había ido acumulando debido a su recién inmovilidad – dicho enfermero se dirige a los servicios para visitantes, se queda ahí un buen rato y usted decide entrar para intentar entablar algún tipo de conversación con él…

- ¡Claro! - exclamó DeathMask, removiéndose en su asiento hasta conseguir otra posición más cómoda - ¡Me preocupaba que el chaval se hallara atascado en alguna de sus necesidades fisiológicas! - ahí surgió una tímida ráfaga de risillas que se esparció por toda la sala, satisfaciendo internamente a DeathMask.

- ¿Y tenía algún problema de ese estilo?

- Según él, respondiendo a mi duda de si se encontraba mal o le sucedía algo, me respondió que no me preocupara, pero...como comprenderá Señor Fiscal...- DM se iba sintiendo cada vez más a gusto con la conversación, hasta el punto de entregarse a su faceta más teatral y cómica – sentirse mal estando rodeado de médicos es absurdo, razón por la que le ofrecí ir en búsqueda de ayuda. Una ayuda que sin embargó rechazó, y cuando al fin decidió salir, sudado y pálido por el supuesto mal rato intestinal que acaba de vivir, insistí en obtener.

- Y entonces, ¿qué sucedió?

- Estaba nervioso. Más blanco que la leche y sudado en exceso. Yo simplemente necesité averiguar su nombre para poder dirigirme a él de forma más correcta y cuando quise asir el collar de tela que pendía de su cuello para dar con su identificación profesional, vi que lo que debía ser su acreditación como personal de enfermería era, ni más ni menos, que un carnet de biblioteca pública...- se explicó, recreándose en la exagerada gesticulación con la que subrayó sus últimas palabras -. Ahí entró en pánico y echó a correr, arrollando al sub-inspector Milo y huyendo como si estuviese poseído. Como comprenderá, Señor Fiscal, ese comportamiento delató que sus intenciones no eran puramente médicas y nos vimos en la tesitura de proceder a su detención. Días después acabó confesando el destino de un sótano repleto de pruebas que, como bien sabe, están en el poder de todos los participantes en este juicio.

Justo en ese instante Saga hizo un alto en sus preguntas y viró su cuerpo para poder avanzar otro par de pasos y dirigirse a los miembros del jurado.

- En los dosieres que se les entregaron a todos ustedes antes de iniciar el juicio pueden observar todas las pruebas que fueron halladas en dicho sótano: pelucas, guantes de látex de tamaño XL, frascos de Fenciclidina, jeringas, ropajes oscuros, etc. - dicho ésto, a todos los componentes del jurado les faltó tiempo para recuperar el dossier mencionado e ir hacia las páginas dónde se plasmaba lo que acababa de exponer el Fiscal. Saga sonrió un poco satisfecho únicamente por haber podido realizar un interrogatorio bastante extenso sin ser interrumpido en exceso, aunque sabía que esa pequeña felicidad interna podría ser aniquilada drásticamente una vez dejara a su viejo conocido en manos de Balrog -. Gracias, Señor Granchio, por su testimonio y por los servicios prestados al caso de la joven Pandora. Por el momento, no hay más preguntas, Su Señoría – añadió, alzando la vista hacia Dohko para sí dar por zanjada su primer bloque de la intervención.

- Señor Lune de Balrog, su turno de proceder.

Saga se acercó a su posición en la sala ofreciendo una última mirada a DeathMask en señal de agradecimiento, aunque la acompañó con un sutil alzamiento de cejas que pretendía invitar a la calma y serenidad. Dos ingredientes de suma importancia con los que se debía hacer frente a Balrog, siendo justamente dos ingredientes bastante insólitos en el fácilmente perturbable carácter del italiano.

- Buenos días Señor Granchio...- dijo Balrog, avanzando hacia el centro de la sala y acompañándose del elegante gesto con el que se abrochó el par de botones de la americana -. Permítame decirle que ayer fue todo un placer poder intercambiar palabras con su padre…

- ¡Protesto! - esgrimió Saga, que apenas había tenido tiempo de rodear la mesa y tomar asiento.

- Se acepta.

- Únicamente estaba siendo cortés...- se sonrió Balrog, complacido por haber sembrado la primera semilla discordante de su intervención.

- Cíñase al momento de hoy, letrado, no al de ayer -. Le regañó Dohko, quien también comenzaba a tensarse cada vez que ese hombre tomaba el turno de palabra.

- De acuerdo, discúlpeme Su Señoría...- dijo, acercándose un poco más hacia el expectante DeathMask, el ceño del cual se había contraído, achicando su mirada y enarbolando sus instintos defensivos -. Iré al grano entonces...- un par de carraspeos vistieron un poco más su estudiada puesta en escena, y cuando se supo con toda la atención de la sala vertida hacia él, miró a DM directamente a los ojos y lanzó la primera interrogativa -. Usted fue apartado del caso. ¿Por qué?

Saga exhaló con hartazgo. Ese abogado le traía por el camino de la amargura y conseguía irritarle incluso con la simple exhibición de sus elegantes movimientos y con la detestable tranquilidad que pronunciaba todas y cada una de sus palabras.

DM chasqueó la lengua creyéndose hacerlo sólo para él, pero el lenguaje corporal que escapó de su control evidenció que esa primera pregunta ya no había sido de su agrado.

- A veces - dijo, irguiéndose más en su asiento para mostrarse seguro y firme en sus respuestas – se hacen movimientos de personal dentro de las Comisarías.

- ¿Por qué?

- ¡Protesto! - exclamó Saga, sin siquiera haberlo pensado.

- Con la venia, Su Señoría – se lamentó Lune, uniendo sus cejas en una expresión de impotencia ante los continuos palos atravesados en su proceder - Necesito que se arroje luz a procedimientos internos sobre los cuales yo mismo no tengo conocimiento. Considero que es importante que los miembros del jurado también sean informados de cómo se organiza un cuerpo policial…

- Denegada – dijo Dohko, tomando el bolígrafo para escribir algo en sus propios apuntes.

- Me aparté del caso porque fui reubicado a una sección más administrativa – respondió DM tajante, aún así, correcto.

- ¿Y luego fue readmitido?

- El Inspector Camus creyó beneficioso que colaborara con él y su equipo, puesto que ya estaba en conocimiento del caso.

- Un caso que bajo su inspección había acumulado una cadena de errores que el actual inspector se vio obligado a remendar…

- ¡Protesto! ¡El abogado de la defensa insiste en confundir con acotaciones innecesarias!

- Se acepta. Concrete, por favor.

- Bajo su inspección, Señor Granchio ¿se halló el arma del crimen? - inquirió, alzando ambas cejas en señal de expectación.

- No.

- ¿Se presionó al IMF para una rápida realización de la autopsia?

- No - Masticó DeathMask, cada vez más furioso con la situación.

- ¿No? ¿Está seguro? - insistió – Antes del receso, el Doctor Lhawang afirmó todo lo contrario…

- Será cabrón...- masculló DM para sí.

- Cómo dice?

- ¡Que será su opinión, digo! - exclamó DeathMask - ¡Que no sean productivos no es mi culpa, ni de la policía!

- Luego procede a la detención de un joven que, según usted, actuaba "raro" y llevaba encima un carnet de biblioteca pública…¿acaso está reñido el hecho de ser enfermero con del de hacer uso de un estamento público?

- No, no está reñido, pero el tío huyó corriendo, ¿no es suficiente indicativo este?

- El detenido apodado "Aiacos" no confesó la ubicación de ese sótano el primer día. Ni el segundo. Y fue tras un interrogatorio llevado a cabo por usted que salió a la luz su confesión.

- Sí ¿y?

- ¿Usó métodos extraoficiales?

- ¡¿Pero qué coño está preguntando?! - se exasperó DeathMask, que ya estaba viéndose acorralado.

- ¡Señor Granchio! - Dohko también se hallaba alzando la voz, esta vez para dirigirla directamente hacia el italiano - ¡Modérese en su vocabulario!

- No hay grabaciones de su último interrogatorio, o si las hay no se han facilitado a la parte de la defensa, detalle que sería reprobatorio al cien por cien.

- ¡A veces hay que ejercer un poquiiiito de presión! ¡¿O es que se acaba de caer del nido usted?!

- ¡Señor Granchio! ¡Esa boca! ¡A la próxima le retiro del testimonio!

- Entonces usted fue retirado del caso como castigo por ser asiduo al uso de las malas artes policiales…

- ¡¿Y usted qué cojones sabe?! - gritó DM, agarrándose a la baranda que le impedía asaltar directamente al abogado defensor.

- No tengo más preguntas, Su Señoría...- expuso Balrog, con su temple habitual, retrocediendo un trecho suficiente para poder absorber todos los trazos de una escena que le había resultado tan hilarante como jugosa.- El testigo está demostrando su incapacidad para permanecer tranquilo y colaborador, pero era de esperar...visto como actuó su progenitor ayer…

- ¡Protesto! ¡El letrado de la defensa se está excediendo! - exclamó Saga, quien se había puesto en pie sin darse cuenta.

- ¡Señor Balrog, acérquese! - demandó Dohko, pasándose una mano por los cabellos para no verse estrujando papeles – No le permito que vuelva a realizar otro interrogatorio sirviéndose de este tipo de rodeos y añadiduras verbales. Pregunte y nada más. No recuerde actuaciones ajenas ni ofrezca opiniones personales sobre nada. ¿Queda claro?

- Sí, como el agua, Su Señoría...- sornió Balrog, retirándose con la misma elegancia que se había aproximado al estrado.

- Señor Samaras, ¿desea hacer uso de su turno de contra-réplica?

- Sí. Y seré breve.

Saga avanzó de nuevo hacia DeathMask, quien seguía con la respiración acelerada y sus azules ojos clavados en la figura de Balrog.

- DM...- dijo Saga, tratando de llamar su atención – DeathMask, míreme a mí, por favor...- insistió, esta vez agravando un poco más su tono de voz.

- Sí, sí...perdón...- DM se retrajo en su asiento, abandonando un poco esa posición amenazante que había conseguido arrancarle Balrog, y espiró de un solo golpe todo el aire que tenía sostenido en sus pulmones.

- ¿Usted procedió a la detención del Señor Hippolitos Sifakis?

- Sí, así es.

- ¿Estaba la Señorita Melnik presente?

- Sí.

- ¿Cómo se presentaba el Señor Sifakis en el preciso instante de su detención?

- En batín, sin ropa debajo, visiblemente empalmado y acechando con actitud amenazante a la Señorita Melnik.

- ¿Llegó a escuchar qué se decían?

- El muy...El Señor Sifakis – repensó DM – estaba acercándose a ella mientras se masajeaba la po...el pene y le conminaba a practicarle una felación.

- ¿La Señorita Melnik se hallaba conforme con la escena?

- No. Era obvio que no.

- Y se procedió a su detención por agresión sexual.

- Exacto.

Saga zanjó su parte de la intervención en un punto que también asumía delicado, aunque se veía obligado a hacer mención de ello para justificar de algún modo la presencia de Hypnos en el banco de los acusados.

Lune ni se levantó de su asiento para formular sus preguntas. Se mantuvo medio recostado en su silla, altivo como siempre, asumiéndose poseedor de una nueva e inminente victoria.

- ¿Alguien llamó a la policía para que acudieran al domicilio del Señor Sifakis?

DM inspiró con furia y exhaló al tiempo que contestaba con algo parecido a un gruñido.- No.

- ¿Estaba la Señorita Melnik en posesión de un arma robada, justamente, de la misma Comisaría de Policía por la que usted trabaja?

En ese instante DM se encomendó a un imperioso silencio para poder recalibrar su perdida compostura y no volver a salirse de la línea que marca la corrección, por forzada que sea.

- Sí.

- Sabe que hay cientos de tipos de prácticas sexuales, ¿verdad? - expuso Balrog – Algunas incluyen juegos en que uno de los miembros de la pareja ejerce un rol dominante en el que, incluso, se puede llegar a hacer uso de la violencia consentida, ya sea verbal o física…

- No era el caso – dijo DM, recalcando las palabras.

- Discúlpeme...Señor Granchio, pero...¿y usted cómo lo sabe?

- ¡Porqué lo sé, joder! ¡Esa muchacha estaba siendo vejada!

- ¿Y por qué no podía tratarse de un juego? No olvidemos que la Señorita Melnik había ejercido la prostitución, digamos que...se puede considerar una profesional del sexo y de todas sus variantes…

- ¡Protesto! - exclamó Saga, ya sin esperanzas.

- ¡Señor Balrog! ¡No le aviso más! ¡Es mi última advertencia! - se exasperó Dohko.

- ¡Es su padre! ¡Joder! ¡Que un padre quiera que su propia hija se la mame es de enfermos! ¡No me joda!

Balrog golpeteó la mesa con el bolígrafo que había estado mareando entre sus dedos, inspiró con la calma que DM ya hacía siglos que había perdido y dejó la herramienta de escritura plana, sobre uno de los papeles que le acompañaban.

- Resumiendo – dijo entrelazando los dedos de sus manos, dejando descansar la unión sobre la mesa mientras aprovechaba el momento y enderezaba la postura -: dos personas mayores de edad están enfrascadas en una práctica sexual privada, no existe llamada telefónica que advierta de ninguna manera que ahí se está procediendo de forma no consentida y, para colmo, entra en escena un arma de fuego que ha sido sustraída por la misma Señorita Melnik, convirtiéndose en un detalle que la Fiscalía sorprendentemente ignora por completo. Honestamente, Su Señoría...- prosiguió Lune, dirigiendo su mirada hacia el magistrado – concédame como mínimo el derecho de considerar injusta la detención de mi cliente precisamente por llevar a cabo una hipotética agresión sexual que ni siquiera fue consumada. Me gustaría saber las razones por las cuales la Fiscalía no ha procesado a la Señorita Phantasos Melnik por robo y posesión ilícita de armas, también...Espero que el Señor Samaras tenga la delicadeza de aclarar todas estas dudas que planean sobre las incongruentes decisiones de la Fiscalía de esta ciudad, la cual él lidera. Por mi parte no tengo más preguntas. Gracias.

Lune volvió a dejar que su espalda buscara apoyo en el respaldo de su silla, mostrándose calmado y feliz con el transcurso de la mañana y el Juez Dohko no dudó en levantar la sesión hasta las cuatro de la tarde.

DM no le faltaron ganas de acercarse a la posición de Balrog y estrangularle con sus propias manos y fue Saga el que se vio en la obligación de acercarse a él, tomarle del brazo y aplacar unos ánimos que él mismo tenía más que exacerbados.

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Tiempo después, en el despacho de Saga…

- Saga, haz el favor de tranquilizarte...- sugirió Shaka, que había apoyado su trasero en la mesa de Shura y permanecía con los pies cruzados y los brazos relajados a ambos costados de su cuerpo, sosteniéndose ligeramente a los bordes del escritorio.

- No puedo, Shaka...Te juro que lo intento, pero este hombre me está desgastando de una forma que no soy capaz de explicar...

Saga se había despojado de la americana. La corbata la lucía floja y la camisa presentaba los dos botones superiores desabrochados, dotando al Fiscal de un aspecto bastante alejado de la pulcritud de imagen que ofrecía normalmente.

- Es inteligente. Aunque nos joda reconocerlo, es esto lo que te pasa. Te altera su inteligencia y habilidad para sacar de contexto todo lo que se propone.

- Sí, Shaka, ya sé que es inteligente. Y me enfurece intuir que hará todo lo que acaba haciendo...porque si yo estuviese en su lugar, también lo haría. No hay forma de poder armar una acusación como es debido porque arrastramos tantos errores...tantos...que Balrog los aprovecha todos de cabo a rabo.

Shaka inspiró y no dijo nada más. Se limitó a observar a Saga, a seguir con la mirada toda la colección de movimientos que hacía sin concretar nada, y cuando al fin se decidió a rodear la mesa y sentarse en su silla fue cuando le sobrevino una oleada de flojera que hacía rato que estaba revolviéndole por dentro.

- No sé qué decirte, Saga...- susurró Shaka mirándole aún desde la distancia, con un pequeño atisbo de tristeza – Sé que entonar el protocolario "todo saldrá bien" no sirve de nada ahora mismo…

Saga se frotó el rostro con ambas manos y gruñó antes de separarlas de sus cansadas facciones.- No necesito este tipo de frases prefabricadas, no…

- Entonces, aprovechemos este par de horas para despejar la mente y pensar en otras cosas – propuso el forense, descongelando su postura para acercarse al lugar donde había dejado olvidada su mochila bandolera-. He comprado un par de bocadillos y refrescos, y me da igual que me digas que no tienes hambre, Saga...Ayer ya no almorzaste y hoy no harás lo mismo – sentenció, ofreciéndole uno de los dos bocadillos que había comprado, notándose todavía tibio – No es bueno quedarse sin fuerzas...- añadió, sonriéndole con picardía.

Saga agarró el bocadillo y se lo quedó mirando, tardando un poco en captar del todo la intención que yacía bajo la última frase despachada por el joven forense.- ¿Cómo puedes estar pensando en…? Da igual...- se arrepintió Saga, dedicándose a desenvolver su comida – Ahora no tengo la cabeza para estar pensando en eso…

- ¿En qué, Saga?

- Olvídalo, va…

- ¿No te apetece revivir una tarde como la de ayer? - Shaka se relamió los labios después de propinar el primer mordisco a su bocadillo, recreándose un poco en el sugerente gesto – Creí que había resultado provechosa...

- ¡Sí, por supuesto! - exclamó Saga, al fin un poco más relajado, abriendo la lata de refresco para darle un necesario sorbo – Pero lamento anunciarte que si quieres repetir el intento de masaje, deberá ser más tarde. Espero que Kanon se pase por casa con alguna nueva información válida.

- En ese caso...vete haciendo a la idea de que no le sugerirás que se quede a cenar…- dijo Shaka, acercándose a él luciendo esa sugerente mirada que solo Saga le conocía.

- Entonces...¿serás capaz de completar el masaje hoy? - le picó Saga – Sigo con las cervicales que no me dejan vivir...- añadió, llevándose una mano al costado del cuello para presionar la zona contracturada.

- Depende…- Shaka estaba juguetón, y Saga no sabía si lo hacía para alejarle la mente del juicio, para preparar el camino hacia una nueva sesión relajante o ambas a la vez, pero si algo era completamente cierto era que a Saga le fascinaba ser instigador directo de esa faceta pícara y privada de Shaka.

- ¿De qué? - inquirió el Fiscal, mirándole directamente a los ojos mientras Shaka optaba por apoyarse contra la mesa, justo a su lado.

- De si prefieres el masaje antes o después…- dijo Shaka, llevándose la lata a los labios.

- Shaka...no seas malvado...

La mente de Saga había conseguido focalizarse en los recuerdos de las tórridas escenas vividas el día anterior y Shaka se rio abiertamente al sacarle de su erótica ensoñación.

- Únicamente me refería a si vas a querer el masaje antes o después de cenar, nada más. No sé en qué estarías pensando tú…

- ¡Vete a la mierda, Shaka! - exclamó Saga riéndose al fin, vengándose del forense con un calculado apretujón en la zona superior de la rodilla, el cual le hizo separarse de la mesa por acto reflejo.

- ¡Ay! ¡Esto duele!

- Tú ve jugando conmigo, que al final acabarás quemándote…

Ambos se rieron y Shaka acabó inclinándose hacia Saga para compartir con él un rápido beso que suavizó un poco más el devastado ánimo del Fiscal.

- ¿Y si nos quemamos ahora? - Los hábiles dedos de Shaka se enroscaron en la corbata, impidiendo que Saga huyera en retirada.

- No, ahora no Shaka...- El pulso de Saga ya se había acelerado y sus sentidos se habían puesto en alerta. No podía negar que compartir encuentros sexuales rápidos y furtivos en sus dominios de Fiscal era algo que tiempo atrás le había excitado sobremanera, pero esa tarde declinó la oferta. Tomó la mano con la que Shaka le sujetaba de la corbata y reiteró su negativa -. Lo dejamos para luego…

- Vete haciendo a la idea que lo de ayer sólo fue un entrante...- Shaka le soltó la corbata y se apartó de él, recuperando el bocadillo que había dejado sobre la mesa y rebajándolo de otro mordisco.

- Dejaste el listón muy alto, no sé si podrás superarte…- Saga también mordió otra tacada de bocadillo y no dudó en guiñarle un ojo, sabiéndose seguro en la confianza que le permitía declinar un polvo y no salir reprochado por ello.

- Tendrás que averiguarlo…

Shaka sonrió, bebió otro sorbo de cola y se concentró en terminar su bocadillo.

A fin de cuentas, Saga se apreciaba un poco más tranquilo y esto era todo lo que en realidad al joven forense le importaba.