Siguiendo a la brújula, Rava lanzó otro anillo que los transportó a lo que parecía ser una isla, pues solo veían mar y arena. Eggman mandó sus drones primero por el portal para que reconocieran la zona. Tras ver que no había amenazas, ambos villanos pasaron mientras miraban a su alrededor. Robotnik dejó el planeador atrás, ya no lo necesitaría, apretó más botones de su mano activando un escáner que pasó por la arena, hizo bip cuando detectó algo. Rava le pasó su cola encima limpiando la superficie, y ahí vieron una pequeña abertura con forma redonda, el reptil sonrió mientras insertaba la brújula.

Esta se iluminó para después abrirse, y luego empezó a girar sobre su propio eje, haciendo que una luz verde se extendiera por todo el suelo revelando un grabado, era un circulo con formas de búho, esmeraldas y flechas; finalmente la luz se extendió por el agua hasta que llegó a un punto, se detuvo, y salió disparada hacia el cielo, como si de una bomba se tratara.

El impulso fue tal que un fuerte aire les golpeó, e hizo que todas las palmeras se sacudieran.

—¡Oh! ¡Ja, ja, ja! —Se rió Eggman al ver tan espectacular puesta, incluso Rava abrió los ojos—. ¡Sí! ¡Eureka! ¡Al fin la encontré!

Robotnik estaba eufórico, estaba ante el poder supremo, aquello que había buscado por todo su vida, solo tenía que aguantar a la cabeza de cuero por un poco más, y luego el multi-verso sería suyo. El mar se abrió, cual Moisés, mostrando unas escaleras que conducían hasta un templo, ubicado en el punto donde la luz emergía.

—Ahí estás —dijo Rava mostrando sus dientes, un poco más, y el erizo y ese miserable mundo serían suyo, y podría deshacerse del mono—, ¿qué esperamos? La gloria está al alcance de nuestras manos.

Eggman sonrió, como siempre los drones iban a la cabeza en caso de tener que ser sacrificados, tras eso el humano les siguió mientras Rava iba a su lado, ambos no podían dejar de pensar en todas las maneras en las que podrían traicionarse el uno al otro.

Después de la conmoción acciones habían sido tomadas, los soldados heridos habían sido transportados hacia un hospital, mientras que Walter y sus fuerzas intentaban lidiar con el problema de Robotnik. Sonic y el resto de su equipo se habían reagrupado en el patio del hotel. Tails reposaba sobre una silla con Maddie revisándole el pulso, mientras que Tom y el erizo no apartaban la mirada de él, y Knuckles caminaba de izquierda a derecha.

—¡Ya la teníamos! ¡La llave para el arma suprema! —exclamaba el equidna, haciendo un esfuerzo muy grande por no estallar—. ¡Si esos humanos no se hubieran entrometido la tendríamos! ¡Habría restaurado el honor de mi tribu! ¡Este mundo estaría a salvo! ¡El zorro no estaría herido!

Al decir eso apuntó con un puño hacia su compañero, quien yacía inconsciente, al verlo Knuckles no pudo evitar sentir un golpe en su estómago, le había prometido protegerlo, lo juro… y había fallado a su palabra, dejó que lo hirieran, a él, el más joven del grupo…

Su hermanito…

Knuckles gritó y empezó a lanzar golpes al aire, era mejor que tratar de desquitarse con algo, o alguien.

Maddie seguía revisando a Tails, aunque el cuerpo le dolía por el apretón de Rava, el bienestar de los niños le preocupaba más, ella era una adulta podía soportarlo.

—¿Qué hay de las sales que usaste conmigo? — preguntó un preocupado Sonic, al igual que Knuckles, sentía que todo esto era su culpa, y que le había fallado a Tails.

Maddie asintió, esa podía ser una buena idea.

— Están en mi botiquín en la habitación, la E-213.

Sonic no esperó a que se lo dijeran otra vez y se fue corriendo al hotel, los militares no serían un problema para él, en eso fue cuando Maddie escuchó los gritos de Knuckles, miró por encima de su hombro y notó como el equidna golpeaba el aire. Ella tragó saliva, tras contemplar la fuerza que poseía, mentiría si dijera que no se sentía intimidada por él aunque fuera su aliado, además de que sus gritos no le ayudaban a concentrarse.

Miró alrededor a ver si encontraba algo que pudiera ayudarla a calmar a ese tanque, en eso notó que sobre una mesa estaba la solución.

—Em… —miró a Tom, quien seguía viendo al océano, algo distraído por todo lo que había pasado, Maddie apuntó con la cabeza a Knuckles, y preguntó con los labios cual era su nombre.

Tom abrió los ojos antes de responder:

—Knuckles.

—¡Sí, Knuckles! —lo llamó Maddie, ahora fijando su atención en él.

El equidna dejó de golpear y la miró, si lo pensaba bien también le había fallado a ella, dejó que ese monstruo se le acercara, pero antes de que pudiera disculparse, Maddie tomó el plato de uvas y se lo ofreció.

—¿Por qué no pruebas unas de estas? Es un fruto terrestre, muy rico —agradecía tener la experiencia previa con Sonic, ahora sabía mejor como tratar con niños de otras partes del universo.

Knuckles miró el platillo, la fruta era redonda y tenía un color morado, se veía interesante, tomó el plato con ambas manos para después agarrar un puñado antes de mirar nuevamente a Maddie.

—Le agradezco esta muestra de cordialidad, pero el destino de este planeta, y la galaxia, está en juego, si no hacemos algo todos estaremos…— se había llevado la fruta a la boca para masticarla, sus ojos se abrieron cuanto pudieron en el momento que el jugo tocó sus papilas gustativas, era dulce y provocaba cosquillas en su lengua, volvió a ver el plato, esta vez con más alegría—: ¡Benditos sean los ancestros! ¡Este es un manjar!

Comió un poco más antes de preguntarle a Maddie como se llamaba el fruto.

—Uvas.

—¡Uvas! —repitió Knuckles antes de comer más y más. En todos sus viajes jamás había saboreado una exquisitez como aquella, era tan deliciosa y suave de masticar, que pronto se encontró incapaz de dejarla de comer.

—Oh ancestros, de lo que me había estado perdiendo.

Maddie sonrió, al ver que al menos logró apaciguar la ira de Knuckles ya no se sintió tan impotente. En eso Sonic regresó con el botiquín y se lo entregó.

—Gracias —tras eso fue con el pequeño y abrió el maletín, justo cuando oyeron una enorme explosión proveniente del océano.

Los cuatro voltearon a ver hacia allá, y notaron el enorme rayo de luz verde esmeralda que salía disparado hacia el cielo, unas nubes negras se habían formado alrededor de ella, los dejó sorprendidos y aterrados, todos empezaron a avanzar hacia ella.

—Sonic… Knuckles… ¿qué es eso? —preguntó un muy nervioso Tom, cuando dijo que quería más acción en su vida y no ser el simple sheriff de un pueblo pequeño, esto no es lo que tenía en mente.

—La Esmeralda Maestra —respondió Knuckles, sin dejar de comer—, la brújula guio al humano y al reptil hasta la esmeralda.

Esto era malo, pero al menos ahora sabían dónde buscar, las cosas no estaban totalmente perdidas.

—Eso debe estar a cientos de kilómetros —comentó Maddie.

—Necesitarán algo mejor que eso para detenernos —dijo Knuckles devorando la última uva, al hacer eso, cerró los ojos y la saboreó lo más que pudo, dejando que el jugo se extendiera por toda su lengua.

Cuando terminó, dejó el plato sobre la mesa y se limpió las manos en el pecho.

—Erizo, ¿nos quedan anillos? —preguntó el equidna.

Sonic negó con la cabeza.

—No, los perdimos en la montaña… había en la mochila de Tails pero… no sé dónde quedó.

Knuckles hizo una mueca, las cosas no marchaban bien.

—Okay equipo, hay que hacer un plan —dijo Tom mirando a los demás, era hora de tratar de poner un poco de orden, así sabrían cómo proceder—, juntos.

Knuckles estaba por decirle que estaba de acuerdo, cuando Sonic miró al frente y con mucha determinación dijo:

—¡No hay tiempo! Soy el único que puede llegar ahí a tiempo —y empezó a avanzar hacia la playa.

—Sonic, esto es demasiado para que lo enfrentes solo —le dijo Maddie.

—Lady Yoga tiene razón, erizo. Rava y el simio tienen la delantera, atacarán con todo lo que tengan, ahora más que nunca debemos permanecer juntos —agregó Knuckles avanzando hacia él.

Sonic se detuvo, cerró los ojos antes de voltearse, porque lo que tenía que decir era muy importante, debía hacerlos entender.

—¿Ven a ese zorrito de ahí? —Señaló a Tails que seguía inconsciente—, vino desde el otro lado del universo para conocerme, ¿y qué hizo su héroe? Por mi culpa casi lo matan.

Tom y Maddie no dijeron nada, podían entender cómo se sentía Sonic. Knuckles iba a argumentar pero Sonic lo miró añadiendo:

—Y tú creías que yo sería la clave para que pudieras recuperar la esmeralda, y traerle honor a tu gente, y también te fallé —apartó la mirada mientras cerraba los ojos.

—Sonic, eso no es… —empezó Tom, solo para ser interrumpido por el erizo nuevamente.

—Tenías razón, mi momento llegó, y metí la pata —abrió los ojos y volvió a mirarlos a todos—, no soy un héroe.

—Erizo —dijo Knuckles.

—Espera… —agregó Tom.

—¡No! Nadie más saldrá herido por mí culpa, voy a arreglar esto mientras pueda.

Y antes de que alguien pudiera decir algo más, Sonic se fue corriendo, nadie pudo hacer nada, salvo gritar su nombre, y eso fue lo que finalmente hizo que Tails abriera los ojos.

—¡Sonic! —dijo tratando de levantarse, giró sus colas para volar, pero sintió una punzada en su pecho, por lo que cayó.

Sus gritos hicieron que todos voltearan a verlo, Knuckles abrió los ojos al ver que se había levantado, el equidna fue hasta él, y le ofreció su brazo para que se apoyara. Tails se sujetó a él y Knuckles lo ayudó a levantarse.

—No, no, no, no te muevas —le dijo Maddie mientras se acercaba para revisarlo.

—Quédate tranquilo, estás herido —agregó Tom, poniéndole una mano en el hombro.

—Pero tenemos que ayudarlo, no sabe a lo que se enfrenta —fue lo único que dijo Tails mientras miraba al frente, todos hicieron lo mismo, mientras unos truenos empezaban a escucharse.

Sonic llegó hasta la playa, pese a todo las olas estaban tranquilas, tan solo se podía escuchar su golpear en las rocas, sería un buen espacio para relajarse y tranquilizarse, de no ser por un pequeño detalle…

—Agua… ¿por qué tenía que ser agua? —se lamentó viendo la espuma marina, antes de mirar al frente.

Allá en el horizonte, se veía el rayo de luz verde siendo disparado hacia el cielo; Sonic suspiró y miró de nuevo a su obstáculo, era rápido y no le tomaría tanto llegar hasta su objetivo… pero sí llegaba a detenerse, aunque fuera por un segundo, caería al agua y no tendría posibilidad de levantarse, sería su tumba acuática.

Pero sin dejar que esos pensamientos se metieran a su cabeza, colocó ambos puños sobre la piedra, y luego la pierna derecha detrás de la izquierda.

—Muy bien… tú puedes —se dijo a sí mismo, la energía azul volvió a correr por su cuerpo, y sus ojos esmeraldas se tornaron azules —corre con fuerza.

Y tras eso salió disparado, su impulso fue tal que le permitió correr sobre el agua, de vez en cuando zigzagueaba para no tropezar, siempre con la mirada clara en su objetivo, hasta que empezó a notar las primeras olas.

«Tú puedes, tu puedes» se dijo a sí mismo mientras empezaba a subir la primera, pudo montarla con facilidad pues no era tan grande, sin embargo al momento que bajo, notó que la que tenía en frente era mucho más grande. Sin darle paso al miedo, apretó las cejas y los dientes, corrió más rápido mientras gruñía, le costó, pues el agua era más pesada y la subida esta vez le pedía más fuerza para no caer.

Pero sin dejarse derrotar, corrió más y cuando llegó a la cima saltó, gritó mientras surcaba de una oleada a otra, e incluso un relámpago cayó mientras su estruendo se escuchaba en todos los alrededores. Sin embargo, la parte más difícil vino mientras estaba suspendido en el aire, pues pronto se dio cuenta que tendría que aterrizar de pie, porque de lo contrario se hundiría. Agitó sus brazos y piernas para tratar de mantener el equilibrio mientras iba descendiendo,

«Corre, corre, corre » se dijo.

Cuando finalmente bajo, intentó volver a trotar, pero el impulso le ganó y sus pies no pudieron sostenerlo, en vez de eso cayó, para su suerte la misma fuerza hizo que rebotara varias veces.

—¡Ah! ¡Ouch! ¡Ah! —gritó mientras subía, bajaba, entraba y salía del agua, incluso un poco se le metió en la boca, por suerte logró escupirla.

Cuando quedó de pie, nuevamente agitó sus extremidades para no derrumbarse, lo logró y pronto sus pies volvieron a sentir el agua, sin perder tiempo volvió a correr y retomó el ritmo.

«¡Eso es! ¡Ahora no te detengas! ¡Sigue! ¡Sigue!»

Pero las aguas se empezaban a tornar más violentas, las olas se agitaban con fuerza, sin dejarse intimidar, tan solo miró decididamente al frente, tendría que volver a aplicar la misma técnica para poder llegar, lo que no esperaba es que la ola se hiciera cada vez más y más grande, el agua empezó a golpearle en la cara, y Sonic tuvo que cerrar los ojos, rápidamente intentó bajar la cabeza para evitar que lo golpearan, pero la ola se iba haciendo más grande, y cuando el erizo por fin pudo abrir los ojos, ya era demasiado tarde.

Sin poder hacer más, el agua lo envolvió y Sonic se hundió, sin entrar en pánico, cerró la boca y empezó a sacar el aire, mientras intentaba nadar a la superficie, pero la corriente se lo llevó.

«¡Tengo que salir! ¡Tengo que salir! »Se decía mientras intentaba ir contracorriente, pero en vano, antes de pudiera moverse, otra ola lo golpeó hundiéndolo más. Miró hacia arriba y estiró los brazos en un intento por salir.

«Tengo que… tengo que… » Se empezó a decir, pero pronto el aire empezó a faltarle y pronto sintió que sus pulmones se oprimían.

«¡NO! ¡TENGO QUE SALIR DE AQUÍ! ¡TENGO QUE ENCONTRAR LA ESMERALDA ANTES QUE RAVA Y EGGMAN! ¡TENGO QUE…!» Pronto todo se tornó negro, iba a perder el conocimiento y dudaba que volvería a despertar, empezó a pensar en todas las personas a las que les había fallado: Tom, Maddie, Tail, Knuckles, Garra Larga…

¡SPLASH!

Se escuchó, pero no le prestó mucha atención, pues ahí fue cuando perdió el conocimiento.

No supo cuánto pasó, pero cuando no se sintió más bajo el agua, y pudo volver a respirar, tosió y tosió mientras sacaba toda el agua de sus pulmones. Del mismo modo, sentía que algo muy fuerte lo sostenía del brazo, hasta que el agarre cedió y sintió que caía sobre algo caliente y suave.

—No… vuelvas a hacer eso, erizo —dijo la inconfundible voz de Knuckles.

Una vez que el aire regresó a su cuerpo, Sonic abrió los ojos y se volteó a ver al equidna, quien estaba parado, mojado hasta los pies, y que lo veía con clara molestia. Estaban de regreso en la playa, con el océano a sus espaldas. Sonic apretó sus cejas mientras se incorporaba.

—¡Ya casi llegaba! —se quejó.

—¡Casi te ahogas! —Replicó Knuckles—, ¡Si hubiera tardado un minuto más estarías muerto!

Sonic sabía que estaba en lo cierto, pero por su orgullo y porque estaba enojado, no iba a admitirlo, en vez de eso, prefirió ir a lo que era más importante.

—¡Me estás haciendo perder el tiempo! ¡Eggman y Rava están cerca de la Esmeralda! ¡Y ahora tengo que volver a empezar!

Sonic se dio la vuelta para volver a correr, pero Knuckles lo sujetó del brazo, el erizo lo vio con ira, listo para pelear si era necesario. Knuckles lo miraba con serenidad, nuevamente, sin dejar que sus emociones se apoderarán de él.

—No nos sirves de nada muerto, si vuelves ahí morirás antes de que puedas llegar al templo, mi pueblo no le temía a la muerte, pero no éramos tan estúpidos como para buscarla.

Sonic lo miró con más furia, no tenía tiempo para escuchar a Knuckles y sus cosas, pero antes de que pudiera hacérselo saber, el guerrero continuo:

—Sé que te sientes responsable por lo que le pasó al zorro, pero lastimarte no cambiará nada, ni lo hará sentirse mejor.

—Es cierto.

Sonic abrió los ojos al escuchar eso, la voz había venido de su derecha, donde se extendía el pasto y las palmeras, giró su cabeza y pudo ver a Tails parado en medio de la playa, con su mochila en la espalda y una mirada seria. A pesar de que estaba enojado, ver a su amigo de pie, y vivo, lo hizo sentirse mejor, su cuerpo se relajó y Knuckles, notando que Sonic ya no intentaría escapar, lo soltó.

—Tails… gracias a Dios que estás bien —dijo el azul.

El zorro asintió con la cabeza, sonrió y fue volando hasta ellos.

—Lo estoy.

—Tails… lo siento mucho, dejé que te lastimaran y saliste herido.

Pero el pequeño negó con la cabeza.

—No, lo que pasó no fue tu culpa… además, las heridas no son malas, nos hacen fuertes, son un recuerdo de los peligros que enfrentamos, que a pesar de que nos ataquen con todo lo que tienen, seguimos aquí, listos para pelear un día más

Miró a Knuckles y él equidna no pudo evitar sonreír, eran las mismas palabras que le había dicho cuando fue herido en su cola, le alegró mucho ver que no solo Tails lo escuchaba, pero el que alguien tan listo como el zorro considerara sus palabras sabias… lo hacía sentirse orgulloso.

Tails miró de regreso a Sonic, y alzó ambos puños a la altura de su cara.

—Eggman y Rava necesitarán más que eso para deshacerse de mí.

Sonic tenía que admitir que se sentía impresionado, aunque su aventura había comenzado hace tan solo unos días, podía ver un enorme cambio en el zorro asustadizo que había dudado de empezar el viaje. Ahora ya no tenía miedo ni dudas, pese a que el peligro había aumentado, el joven estaba listo para el reto.

Pero Sonic aún no podía permitirlo, en especial después del fracaso de la boda, Knuckles parecía consciente de las dudas de su compañero, por lo que se apresuró a hablar.

—Erizo… tanto el zorro como yo sabíamos del peligro que está misión traería, es un riesgo que aceptamos porque creemos que lo que hacemos, es por el bien mayor.

Sonic, dándose oportunidad de escucharlo, prestó más atención, por lo que el guerrero continúo:

—Pero solo podemos conseguirlo si trabajamos juntos. Pasé muchas noches buscándote, fue un largo viaje que creí que jamás terminaría, pero el zorro me ayudó a encontrarte en cuestión de días, tú conseguiste todas las piezas para llegar a la Esmeralda.

—Y tú nos has salvado el trasero en más de una ocasión, Knuckles —agregó Tails, no queriendo quitarle el crédito a su amigo.

Knuckles sonrió antes de seguir:

—Desde que los conozco, he logrado más cosas de las que jamás hubiera hecho por mi cuenta —tras eso los vio con sinceridad y amor—, como una tribu, juntos somos más, y juntos es como lograremos vencer.

—Knuckles tiene razón —agregó Tails dando un paso al frente, de este modo, Sonic quedaba en medio de ellos—, por muchos años viví solo… y con miedo, pero ahora que los conozco a ustedes… ya no siento miedo, bueno un poco, pero ya no siento que me detiene.

Sonic miró con empatía a Tails, y luego a Knuckles, había esperado que ambos estuvieran un poco más molestos con él, pero no parecía ser el caso, sino que estaban aliviados de verlo con vida, y más aún, dispuestos a enfrentar el peligro una vez más, pero… Parte de él aún no quería dejarlos ir, en especial a Tails…

—Sonic, ya no tienes que hacer esto solo —agregó el zorro, como si supiera lo que estaba pensando, dio un paso al frente y lo sostuvo del brazo—, ninguno de nosotros.

Knuckles asintió con la cabeza y también dio un paso al frente. Sonic miró a ambos antes de negar con la cabeza, pero aun así se rió.

—Fui un tonto al creer que podría hacer esto solo, ¿verdad?

—Mmmm sí, un poco —agregó Tails, ahogando una risa.

—Yo diría que mucho —dijo Knuckles sin una pizca de modestia.

Sonic tan solo rió al comentario de sus amigos, y recordando el saludo de la familia Wachowski puso su puño al frente:

—¿Equipo?

Knuckles y Tails intercambiaron miradas, antes de ambos asentir y repetir el gesto de Sonic, cuando los tres puños estuvieron juntos, se separaron y miraron de regreso al rayo verde.

—Muy bien, ¿alguna idea de como llegar hasta allá?

—De hecho, sí —mencionó Tails mientras comenzaba a agitar sus colas para regresar a la playa—, ¿no creerás que estuvimos perdiendo el tiempo, verdad?

Eso llamó la atención de Sonic quien lo siguió con la mirada, hasta que notó que sobre el pasto, a unos metros de distancia, estaba una avioneta de color rojo, el erizo abrió los ojos, a pesar de que tenían el tiempo contado, no pudo evitar sentirse emocionado por el avión, así que corrió a ella y empezó a examinarla.

—¡Wow! ¡Esto es tan cool! ¿De donde la sacaron?

—El comandante Walter se mostró muy arrepentido por todo lo que pasó —agregó Tails mientras se sentaba en la cabina del piloto, luego sacó unas gafas de aviador y se los puso—, así que nos dio este avión como compensación.

—Oh, jo, jo, jo, genial —dijo Sonic mientras se subía a una de las alas—, ¿y qué hay de Tom y Maddie?

—Ellos están bien, saben que tenemos que detener a Eggman y a Rava, y creo que la hermana de Rachel ya hizo las paces con su marido.

Eso sí sorprendió a Sonic, y lo alegró, a pesar de que no conocía muy bien a Rachel, y que sus encuentros no habían sido en las mejores circunstancias, estaba feliz de que las cosas estuvieran saliendo bien para ella.

—Muy bien, la habladuría fue linda pero debemos darnos prisa —agregó Knuckles, mientras se subía en el otro extremo—, el simio y el lagarto ya nos llevan ventaja.

—No se preocupen, ahora que estamos juntos no tendrán oportunidad —mencionó Sonic, más seguro que nunca.

Tails asintió y encendió el avión, la hélice comenzó a girar mientras el vehículo se movía hacia el frente, cuando estaban cerca de la orilla, Tails elevó el yugo y el avión se fue elevando hasta que despegó del suelo, justo antes de golpear el agua.

—¡Wow! ¿Cuándo aprendiste a navegar, amiguito? —le preguntó Sonic mientras veía el agua desde las alturas, debía admitir que desde ese ángulo, no se veía tan malo, aunque jamás subestimaría el poder del océano.

—Yo y las máquinas nos entendemos —fue la única respuesta que el zorro dio—, hasta le puse nombre, yo lo llamo… el Tornado.

—El Tornado… suena cool.

Knuckles miraba al frente, el templo estaba cada vez más cerca.

—Zorro, ¿tiempo de llegada?

Tails sacó su gizmo de la mochila y lo revisó.

—Menos de cinco minutos… chicos, estás lecturas están fuera de serie, jamás había visto números como estos.

—Porque no hay poder como este —continuó Knuckles mientras cerraba un puño y luego apretaba con más fuerza el ala, por fin, el momento por el que se había estado preparando toda su vida, había llegado…

Sonic notó lo serio que estaba su amigo, él también debería estarlo, pues esta era la encomiendo que Garra Larga le había legado, y era hora de honrarla, quizás la Esmeralda era lo que había provocado la guerra entre sus padres, pero hoy era lo que los uniría.

Eggman y Rava no habían perdido el tiempo, pues en cuanto entraron en el templo, comenzaron a correr, la estructura era clásica, hecha de piedra y con la flora creciendo por los muros, como hojas y lianas, también había cristales fluorescentes saliendo del suelo, aunque claro, era algo difícil detenerse a ver la arquitectura pues ambos enemigos corrían por los pasillos, junto a los drones, porque los búhos no habían convertido la guarida en una auténtica trampa.

Tras girar en una esquina se introdujeron en un pasillo, y poco después, de los muros salían dardos, habían mandado a la maquinaría por delante para que esta fuera destruida en su lugar, y otras máquinas por detrás para cuidarles las espaldas, aun así, los dardos eran bastantes, y aun después de que los bots pasarán, seguían disparando.

Frente a ellos se veía otra entrada, esperando que allí terminará el ataque, hasta que unos drones se les adelantaron para pasar primero, lanzas salieron por arriba y abajo, destruyéndolos y haciéndolos explotar. Ivo y Rava ahogaron un grito mientras frenaban sus pasos, a su izquierda había otro camino por lo que se introdujeron en este.

Los llevó a unas escaleras y al llegar al final se encontraron con más ruinas, había un pequeño piso y luego otro inferior, ambos villanos saltaron al segundo y se escucharon unos engranajes por encima de ellos, vieron al frente y apenas pudieron hacerse a un lado pues un enorme mazo descendió del cielo, trazando un arco, que se llevó a los drones que aún les quedaban, el arma chocó contra la pared, y la enorme bola con picos se separó de su mecanismo para empezar a ir detrás de ellos.

Rava se puso a cuatro patas para correr más rápido, mientras que Ivo corrió lo más veloz que pudo, la enorme pelota estaba pisándoles los talones, y aún debían tener los ojos por si alguna otra trampa se activaba.

—¡No quiero morir así! ¡Es poco original! —gritó Eggman mientras corrían.

Rava solo lo miró con enojo antes de negar con la cabeza. Al final del camino había una salida, una pequeña puerta que se iba cerrando, al verla, ambos apretaron las cejas y comenzaron a apresurar la marcha.

—¡Ábranle paso a papi! —gritó antes de lanzarse al suelo.

Rava lo imitó y ambos apenas lograron deslizarse por debajo antes de que el bloque cayera, y justo a tiempo, pues escucharon un fuerte estruendo del otro lado, e incluso tierra cayó de la pared.

—¡Bien, seguimos vivos! —dijo Eggman mientras se levantaba, para sacudirse el polvo.

Rava hizo lo mismo, mientras veía a Eggman con felicidad, su plan había funcionado, se había desechó de los drones del mono para finalmente, poder dar el golpe final, ahora que estaba tan cerca del poder supremo, ya no veía necesidad de seguir con él, era hora de tomar lo que era suyo, después iría por el erizo y el zorro.

Abrió la palma de su mano, listo para dar el golpe final, hasta que…

—Fuego —dijo Robotnik y se agachó.

Rava lo imitó a tiempo, pues de la pared, donde había un tallado con la cara de un búho, salió una llamarada desde sus ojos. Una vez que el ataque terminó, ambos volvieron a ponerse de pie.

—Lo resolví —sentenció Ivo—, hay una trampa cada siete segundos…

Una hoja de hacha de péndulo descendió frente a él, rozándole el bigote, antes de insertarse en la pared. Rava abrió los ojos antes de volver a entrecerrarlos y sacudir la cabeza hacia los lados, por poco y ese péndulo le ahorraba sus problemas.

—Esa se adelantó —comentó Robotnik—, por suerte se salvó, mi bigote.

Tras eso lo acarició. Rava rodó los ojos, esa obsesión que tenía el mono con su asqueroso vello facial no la entendía, ni la quería entender, pero algo que había dicho sí le interesaba, parecía que el simio había aprendido cómo funcionaba el templo, así que quizás sería bueno dejarlo vivir… un poco más.

—Ahora mi escamoso amigo —continuó el humano mientras se giraba a la siguiente entrada—, sé que como yo, no puedes esperar a poner tus manos… o garras, en la esmeralda, pero creo que podríamos ser un poco más conscientes de nuestros alrededores... ¿Puedo?

Eggman procedió a apretar los botones en sus guantes, una pequeña compuerta ubicada en su muñeca se abrió, y de ella salió un diminuto dron, este tenía forma circular y sensores al frente, los cuales empezaron a girar, liberando un rayo rojo que comenzó a escanear todos los alrededores.

—En nueve metros gire a la izquierda —dijo una voz femenina, mientras que en la palma de Eggman, iba formándose una proyección holográfica del templo, la cual se iba expandiendo conforme el dron avanzaba.

Ivo sonrió, con su característica superioridad, y miró a Rava.

—Trabaja mejor, no más rudo —dijo antes de avanzar.

Rava abrió el ojo derecho mientras lo veía pasar.

«Bien, aún me es útil, dejaré que viva por un poco más» pensó antes de seguir a su compañero.

No sabía que Eggman, al igual que él, ya planeaba en como traicionarlo:

«Esa estrategia por poco me cuesta la vida, pero bueno, al menos el dinosaurio está debilitado, perder a mis bebés fue doloroso, pero un sacrificio necesario para que creyera que baje la guardia, pero no, oh, jo, jo, no, aún le falta conocer a mi hijo mayor».

Ya que no solo había comandado su dron para que escaneará el lugar, sino que también, había mandado un mensaje a Green Hills para una entrega muy especial.

Stone le estaba dando los últimos ajustes, había sido cansado, trabajando sin descansar desde que el Doctor se fue, pero todo valía la pena, porque finalmente con esto, el Doctor por fin obtendría todo lo que siempre había merecido, y quizás así… una vez que su sed de poder estuviera saciada, podría enfocarse en lo que importaba.

En él.

Pero hasta entonces, tendría que trabajar duro para terminar la creación, sabía que en cualquier momento, sería hora de deshacerse de la lagartija, y Stone quería que el doctor estuviera preparado para cuando eso llegará. Además… era casi poético la forma en la que iba a hacerlo.

«Oh, Doctor, usted siempre pensando en los detalles».

En eso se activó una alarma en el comunicador. Stone apartó los planos que tenía en la pantalla hacia una esquina, abrió el mensaje y vio que solo eran dos palabras, pero bastante claras:

Es hora.

Stone asintió, mientras al mismo tiempo recibía los planos del templo, así sabría en qué lugar pensar para cuando arrojará el anillo.

—Muy bien, pequeño —dijo viendo al modelo—, ha llegado tú hora de brillar.

El Tornado era increíblemente veloz, en cuestión de minutos habían llegado al templo, sin embargo, eso no hacía que las cosas fueran más fáciles, pues una tormenta estaba por empezar, metafórica y literalmente, ya que relámpagos empezaban a caer.

Soltando alaridos de sorpresa, Tails hacía lo mejor que podía para esquivarlos, sin perder de vista su objetivo, la construcción era una estructura gigantesca de piedra, de forma cuadrada, el zorro volaba alrededor de ella, mientras hacía unos movimientos en su gizmo.

—¡Llegamos! —dijo Knuckles mientras se acercaba más a la orilla, por fin, lo que tanto había esperado por años estaba ahí, pero aun no era hora de celebrar, no hasta que asegurarán la esmeralda—, ¡tenemos que bajar!

—Espera, Knuckles —dijo Tails mientras seguía con su aparato.

Knuckles lo vio un poco molesto.

—¡No tenemos tiempo, zorro! ¡El mono y el lagarto salieron con mucha delantera! ¡No podemos darles más ventaja!

—El grandote tiene razón, amiguito, tenemos que apurarnos.

Pero Tails seguía enfocando en su aparato. Knuckles empezaba a impacientarse.

—Zorro…

—¡Lo tengo! —dijo triunfalmente Tail, giró el mando y se acercaron un poco más al templo, aunque lo había hecho un poco brusco, por lo que los otros dos gritaron en sorpresa—, lo siento chicos, pero logré captar la señal de la esmeralda, si mis cálculos son correctos, de esta posición deberían llegar directamente a la sala de la Esmeralda, está en el corazón del santuario, en el quinto piso. Pero deben saltar en cuanto yo les diga.

Sonic miró a Knuckles con una sonrisa, sabiendo muy bien lo que significaba, podían ahorrarse todas las trampas e ir directamente al grano.

—Tails, necesitaremos que seas nuestro vehículo de escape, si esto es como las películas, una vez que tengamos la Esmeralda el lugar se vendrá abajo, cuando eso pase, recógenos —le indicó Sonic.

El zorro simplemente asintió con la cabeza. Sonic miró a Knuckles.

—Hora del show.

Knuckles sonrió, al igual que Tails quien miró su gizmo, el momento había llegado.

—Muy bien, y… ¡salten!

Sin esperar a oírlo otra vez, ambos saltaron del avión, con los brazos a la altura de la cadera, y la vista bien puesta en el objetivo, el aire fue un problema pues los golpeó en la cara y con mucha intensidad, pero no apartaron la mirada, No ahora que el destino estaba en sus manos. Conforme más se iban acercando, Knuckles pasó sus brazos al frente, sus puños se incendiaron. Mientras que Sonic envolvió su cuerpo en una bola, ambos listos para derribar cualquier superficie que se les atravesara.

Ambos llegaron con un fuerte golpe, el cual, como estaba previsto, hizo que los muros se vinieran abajo, abriéndoles el camino hasta su objetivo.

La herramienta de Robotnik los había conducido hasta una pared, según los planos, la sala de la Esmeralda estaba del otro lado, podrían dar una vuelta más y llegarían a su destino, excepto que Rava que no era tan paciente, sacó su báculo y disparó contra la pared, destruyéndola.

—Ha llegado a su destino —dijo la voz del dron mientras el muro se venía abajo.

—Wow, eso sí que amplió el espacio, ya no puedo imaginarlo sin ese murote en medio —mencionó Robotnik una vez que la entrada estaba lista—, y los escombros son de muy buen gusto.

Ambos pasaron, había unos escalones que los llevaban hasta los aposentos; el cuarto era de gran tamaño, al centro había un altar rodeado de cinco escaleras, todas las cuales llevaban al gran premio, que yacía en el corazón del sagrario: La Esmeralda Maestra. Los muros que rodeaban el ara tenían formas de búho, con las alas extendidas a sus lados, mientras que de sus bocas salía una cascada, de hecho, había otros dos búhos detrás de ellos, uno a cada lado de donde habían entrado. Como el resto del templo, había plantas creciendo en las grietas.

—Ahí está, el premio mayor —dijo Rava mientras más se acercaban.

—El poder supremo —continúo Eggman, caminando al lado del reptil, quien sujetaba con más fuerza su vara—, oh, querida lagartija, jamás lo habría logrado sin ti... creo sentir una lagrima formarse.

Rava lo miró con asco, ahogó un quejido mientras apresuraba la marcha, pues no quería estar cerca de él, y aparte, entre más distancia, mejor sería el tiro. Ahora que finalmente tenía lo que quería, el simio ya no le servía más, y era hora de sacar la basura.

Claro que Eggman pensaba lo mismo, pues en cuanto Rava dejó de prestarle atención, volvió a apretar un botón de la palma, entre el dedo índice y el medio apareció una corriente eléctrica, listo para atacarlo en cualquier momento.

Rava apretó con más fuerza el báculo, mientras los pasos de Eggman se iban acercando.

—No te voy a mentir —mencionó el reptil—, esta pequeña aventura ha sido algo divertida.

—Oh, claro que sí, nunca me había entretenido tanto con alguien… —dijo Eggman, acercándose más.

—Por desgracia —interrumpió Rava.

Al escuchar eso, Ivo se detuvo y sonrió, era hora…

—¿Sí?

Rava se dio la vuelta apuntándole con su arma, para su sorpresa, Eggman también le estaba apuntando con su mano.

—Oh… Cabeza de cuero —dijo Eggman con falsa sorpresa, llevándose una mano al pecho—, ¿Cómo pudiste? Pensé que éramos mejores amigos.

Rava se rió, mientras empezaba a moverse a la derecha, Robotnik hizo lo mismo, y rápidamente los dos estaban caminando en círculos, cada uno con la mira en el otro.

—Vamos, eres muy inteligente… para ser un mono, claro —agregó con malicia el reptil—, de seguro viste esto venir desde una milla.

—¡Pues claro que lo hice! —Exclamó Eggman con cierta indignación—: Regla número uno del manual del supervillano, siempre traiciona a tus compañeros.

—Oh, y no olvides la segunda —continuó Rava, mientras la punta de su bastón se iluminaba—, no dejes testigos…

Eggman se detuvo, y su enemigo hizo lo mismo, parecía que todo se reduciría a un clásico duelo de tiros. Rava puso su dedo sobre el botón, listo para disparar, sin apartar los ojos de Robotnik.

—Y la tercera —agregó Eggman, mientras un anillo aparecía por encima de él.

Eso agarró a Rava por sorpresa, quien miró hacia el portal y luego de regreso a Robotnik, quien lo miraba radiante de felicidad.

—Siempre trae un arma más grande.

Una enorme cápsula metálica cayó encima de él, era de color negro e hizo un gran estruendo al caer. Rava retrocedió dando un salto, pues todo esto lo había agarrado por sorpresa, miró hacia el capullo, el anillo se cerró rápidamente y Rava hizo una mueca, no le importaba lo que fuera esa cosa, ninguno de los inventos con los que ese simio saliera podría con él. Volvió a apuntarle con el báculo, la cabina explotó, sus piezas metálicas salieron por todas partes y Rava tuvo que alejarse para no ser golpeado, muchas de estas fueron a incrustarse en las paredes.

Rava echó un vistazo antes de regresar a ver a su adversario.

Donde había estado la cápsula, ahora estaba parado un enorme erizo de metal, su apariencia recordaba mucho a Sonic, sus ojos eran un visor negro que tenía un punto rojo a la mitad, su cabeza redonda también contaba con orejas puntiagudas, una redonda nariz negra, en la espalda tenía hojas de sierra en forma de púas, contaba con zapatos rojos, que tenían ruedas por detrás, así como dos cohetes en la espalda. Dos poderosos brazos metálicos con cinco dedos.

Rava abrió los ojos en grande mientras veía la armadura, odiaba admitirlo, pero sí era algo intimidante, como si pudiera verlo, una risa mecánica y ruidosa vino del robot, hasta que salió vapor por debajo de la cabeza y esta se hizo para arriba, revelando el rostro de Eggman.

—¡Ja, ja, ja! —Se rió mientras veía a Rava—, oh mi pobre criatura intergaláctica, tan solo desearía que pudieras ver tu cara ahora que estoy por convertirte en una colección de bolsas y botas, con mi Mecha-Sonic.

Pero Rava no se dejó asustar, tan solo se levantó, se quitó su túnica tirándola al suelo, mientras sujetaba el báculo con ambas manos.

—Debo admitirlo, las cosas nunca dejan de ser divertidas contigo, por eso eres un buen mono.

Y disparó. Eggman se cubrió con ambos brazos, luego la cabeza mecánica volvió a su lugar. Una vez que el ataque había pasado, Ivo empezó a correr hacia Rava, este apretó los dientes, listo para el combate. El Mecha se echó para adelante, enrollándose hasta formar una bola que golpeó el suelo, las púas de esta sobresalían en superficie, llevándose todo a su paso, y siguió rodando en dirección al lagarto.

Rava entrecerró las cejas y saltó a un lado antes de ser aplastado, el robot siguió por delante hasta darse la vuelta, ahí desenvolvió su cuerpo y miró de nuevo al reptil.

—Como verás, tomé un poquito de inspiración en nuestro amigo azul, será un dolor en el trasero, pero tiene buenos movimientos.

Dicho eso dio media vuelta, y las hojas en su espalda salieron disparadas en dirección a Rava, el rápidamente apuntó y abrió fuego contra cada una, destruyéndolas en el aire, una vez que el ataque se detuvo, Eggman se volvió para enfrentarlo.

—Lástima que no pudiste igualar su velocidad —se burló Rava.

Acto seguido apuntó y disparó encima de él, hacia el techo, un enorme trozo de piedra cayó sobre el robot. Eggman simplemente disparó más púas, las cuales destrozaron la roca, al mirar de regreso al frente, Rava iba contra él.

Antes de que pudiera reaccionar, Rava lanzó un golpe con su cola que le dio en el pecho, con un quejido, Eggman cayó al suelo con un gran estruendo. Rava no esperó más y empezó a dejar caer su cola contra el Mecha una y otra vez, con cada impacto, el doctor gritaba dentro del traje una alarma sonaba.

—¡Impacto! ¡Impacto! ¡Impacto!

—¡Gracias por señalar lo obvio! —dijo con molestia Eggman.

Rava volvió a levantar su cola, pero Ivo levantó una mano, atrapándola. Rava abrió los ojos pero es todo lo que pudo hacer, pues Eggman activó los propulsores, el Mecha se arrastró hacia el frente antes de elevarse por el cielo, sin soltar al reptil, tras eso se quedó flotando y empezó a girar.

—¡Ahhhhhhhhhhhh! —gritó Rava, pero jamás soltó su vara.

—Rueda, rueda, sin parar, sin parar —canturreó Eggman mientras se oían los gritos del lagarto.

Finalmente, soltó a Rava y este salió volando hasta estrellarse en la pared por donde habían entrado, el lagarto no pudo hacer nada, el polvo pronto salió del lugar del impacto.

—¡En el blanco! —Celebró Eggman levantando ambos brazos, luego se volvió para ver a la Esmeralda—, ahora por el premio mayor.

Empezó a volar rumbo a la gema, pero del humo de la destrucción empezó a salir un brillo azul, que después fue disparado contra el traje. Eggman no pudo hacer más que gritar mientras caía al suelo. Rava guardó su vara, se pegó al techo y empezó a trepar por el hasta que llegó a la altura de Eggman, lo miró por unos segundos, calculando la distancia, luego se lanzó sobre él, con su codo al frente. Eggman se había colocado boca arriba cuando el codo de Rava se estrelló contra su pecho, el doctor gritó debajo del traje, pues aun con la protección metálica, había logrado sacarle el aire.

—Ohhhh —se quejó, una vez que pudo volver a respirar—, alguien ha visto mucha lucha libre mexicana.

Rava se levantó y miró con felicidad a Robotnik, el Mecha había quedado enterrado en el piso, creyendo que la victoria ya era suya, el reptil comenzó a avanzar hacia el frente, cuando estuvo a los pies de los escalones, una aguja le penetró en el hombro izquierdo.

Apretando su mandíbula se dio la vuelta, encontrándose con que Eggman le estaba dando la espalda. A pesar del dolor punzante que sentía, el reptil sonrió, se llevó una mano a la hoja y se la arrancó, hizo una mueca pero no grito, luego arrojó el trozo de metal al suelo, se dio la vuelta para quedar frente a frente a Eggman, quién también se había volteado.

Ante eso… Rava solo pudo reír mientras negaba con la cabeza.

—Debo admitirlo, Doctor —colocó una mano en el suelo mientras alzaba la otra, y ponía una pierna por delante, listo para atacar—, usted es muy divertido.

—Y usted es apestoso, molesto, espacioso y con muy mala salud dental —se burló Eggman mientras colocaba las manos a la altura del pecho.

Rava volvió a reírse mientras agitaba su cola.

—Oh, voy a disfrutar esto, tú cabeza adornará mi trono… Y luego iré por tu amiguito ordeña cabras.

Eggman no era adepto a sentir empatía por los demás, pero… nadie, ¡absolutamente nadie a excepción de él, podía lastimar a Stone! ¡Esa serpiente sobrealimentada iba a pagar! Las ruedas de los pies empezaron a girar, Eggman colocó sus brazos a la altura de pecho, los codos del traje se abrieron, revelando que también tenía cohetes ahí, tras eso salió hacia adelante, directamente contra Rava, él dinosaurio rugió, lanzándose al ataque, se iban acercando más y más, un agujero se abrió en el techo, ambos apenas tuvieron tiempo para detenerse, pues algo cayó en medio de ellos, cuando el polvo se hubo disipado, vieron que frente a ellos estaban Sonic y Knuckles, los cuales se levantaron de los escombros.

—Eso es lo que yo llamó un aterrizaje de superhéroe —dijo Sonic con los puños cerrados.

A pesar de que ahora eran enemigos, tanto Eggman como Rava tuvieron la misma reacción, y miraron con odio a los chicos.

—¡¿Qué no saben cuando rendirse?! —gritó el reptil.

—¡Este tipo siempre está arruinando las cosas malas! —se quejó Eggman, dirigiéndose más que nada a Sonic.

—Oh, ¿ustedes también están aquí? Veo que tomaron el camino largo —preguntó Sonic pasando la mirada de un villano al otro, ahí se dio cuenta de todo el desastre que era la sala, así como el enorme traje de metal—, oh… problemas maritales, ¿tan pronto?

Knuckles por su parte, no prestaba atención a las bromas de Sonic, sino que tenía los ojos bien puestos en la Esmeralda Maestra, estaba tan cerca….Pero había un problema.

Rava estaba en medio del camino, a lo mucho unos seis metros del altar, sin contar los escalones, aun así, era una distancia aterradoramente corta. Knuckles movió sus hombros, preparándose para el combate.

—No es tiempo para bromas, erizo —dijo muy seriamente sin dejar de ver al reptil.

—Lo siento, Knuckles, pero mis fans esperan una cierta cantidad de chistes en cada pelea —dijo, aunque en el fondo, estaba muerto de miedo.

Las dos peores personas en las que podría caer el poder supremo estaban en el mismo lugar, si cometían el más mínimo error, y dejaban que alguno de los dos se apoderará de ella, sería el fin de todo, así que en estos momentos, sus bromas eran lo único que lo mantenían de tener una crisis nerviosas.

—Miren, solo queremos la Esmeralda, pueden dárnosla y nos iremos en paz, para que ustedes puedan regresar a lo que sea que estaban haciendo —dijo Sonic mientras los señalaba con un dedo.

—Oh no —continuó Rava—, nadie saldrá de aquí con esa Esmeralda más que yo… de hecho, nadie saldrá de aquí con vida.

Dicho eso corrió hacia el altar sin esperar a oír otra cosa más. Knuckles fue detrás de él, con la energía roja corriéndole por todo el cuerpo. Fue hasta la pared a la derecha del sagrario, subió por ella hasta estar a una buena posición, y de ahí salto con dirección a Rava, logró interceptarlo cuando el reptil por poco había llegado a la Esmeralda, lo golpeó en las costillas y ambos salieron volando hasta el otro lado, debajo de una de las cascadas.

—¡Knuckles! —gritó Sonic.

Iba a ir en su ayuda, hasta que escuchó algo.

¡PAFF!

Sonic vio una enorme bola metálica con púas dirigirse hacia él, sin pensarlo dos veces, el erizo saltó encima de la pelota, al llegar al suelo también se envolvió y rodó hasta crear distancia entre ambos, ahí regresó a su posición normal. La enorme pelota se desenvolvió, mostrando que era Mecha-Sonic.

—Eh… me halagas con lo del cosplay, aunque hay cosas que están mal… no te culpo, es casi imposible copiar la perfección —se burló Sonic señalándolo con un dedo.

El robot soltó una risa malvada mientras la compuerta se abría para revelar el rostro de Robotnik.

—Oh, parece que una vez más somos tú y yo, amenaza azul —se mofó el villano.

Sonic sonrió, levantando ambos brazos en posición defensiva, con la energía azul corriéndole por todo el cuerpo.

—Oh, puedes apostarlo… nunca te voy a dejar ganar —le aseguró el corredor.

Eggman sonrió.

—En ese caso hagámoslo.

Volvió a ponerse el casco, activó los cohetes de la espalda y de los brazos, las ruedas de los pies empezaron a girar, y el traje salió disparado hacia él frente, con intención de embestir a Sonic. El erizo fue más rápido, pues volvió a saltar, solo que esta vez se hizo una pelota y golpeó la cabeza del Mecha. Luego rebotó para quedar del lado del altar, así que al aterrizar miro hacia arriba, notando que estaba muy cerca, por lo que no perdió más tiempo y empezó a subir los peldaños.

Eggman dio media vuelta sin detenerse y fue hacia Sonic, encendió los propulsores de los pies y salió volando, rápidamente llegó a las escaleras y ahí él también se hizo pelota, las púas empezaron a girar en círculo y cayó encima de Sonic, el erizo se dio cuenta pues la enorme sombra lo cubrió, por suerte pudo retroceder a tiempo, al momento de caer, Eggman partió las escaleras por la mitad, el impulso de la caída fue tal que hizo a Sonic caer cuando estaba por bajar, el empuje fue tal que siguió rodando por el suelo aún después del impacto, gritando con cada nuevo golpe.

El robot se levantó y vio a Sonic en el suelo, riéndose volvió a elevarse, el chico por su parte se iba levantando, llevándose una mano a la cabeza.

—Ouch… ¿alguien anotó la matricula?

La risa de Eggman hizo que levantará la vista, viendo que el robot iba nuevamente hacia él. Sonic volvió a envolverse para escapar, Eggman cayó encima, pero ahora no se detuvo, sino que fue rodando detrás de Sonic, pronto la bola azul era perseguida por la enorme esfera robótica por todos lados. Sonic zigzagueaba tratando de perder a Eggman, pero este no se detuvo.

Mientras tanto, Knuckles seguía golpeando a Rava, primero le dio uno en la mandíbula, luego otro en el estómago, y uno más en la cara, pero Rava respondió rebanándole una mejilla. El equidna soló apretó los dientes mientras empezaba a sentir ardor en el corte. Rava prosiguió pateándolo, lo que mandó al guerrero de regresó al salón.

Sonic llegó hasta el muro por donde Rava e Ivo entraron, ahí subió saltando los escalones, al llegar a la pared logró subir por ella. Eggman no lo siguió, pues sabía que el peso del traje no le permitiría escalar, por lo que prefirió disparar sus púas. Sonic las esquivó moviéndose hacia los lados. Cuando tuvo suficiente, Sonic dejó de correr para caer, dirigiéndose hacia Eggman, al momento que este volvía a su posición normal, el doctor solo tuvo tiempo para ver a la enorme pelota brillante dirigiéndose hacia él.

—Oh no —fue todo lo que alcanzó a decir, pues Sonic lo golpeó en el pecho y ambos se hundieron en el suelo.

Pero Sonic no se detuvo ahí, sino que usando el impulso, cada vez que rebotaba se lanzaba nuevamente contra él, enterrando más y más a Eggman en la piedra.

—Ouch, Ouch, Ouch —se quejó Eggman con cada golpe.

Cuando Sonic sintió que le había dado suficiente castigo, saltó fuera del agujero, ahí notó que Knuckles estaba teniendo problemas con Rava, siendo pateado fuera de la cascada.

—¡Knuckles! —gritó Sonic, iba a salir en su ayuda cuando Eggman salió volando del hoyo.

Antes de que pudiera reaccionar, el Mecha se lanzó contra él, sujetándolo de los brazos para después elevarlo por los cielos. Sonic gritó mientras veía que se dirigían a una pared, Eggman lo estrelló sin compasión. Sonic ahogó un grito, su cabeza había golpeado la piedra. Ivo no se detuvo ahí, sino que volvió a activar los propulsores de la espalda, arrastrando a Sonic por toda la construcción, provocando que la edificación se partiera.

—¡Ahhhhhhh! —chilló Sonic con cada nuevo golpe.

Knuckles se preparó para ir de nuevo contra Rava, hasta que escuchó los gritos de Sonic.

—¡Sonic! —gritó, para su desgracia, Rava había aprovechado la oportunidad.

Lanzó su cola y enrolló a Knuckles en ella, luego lo levantó en el suelo y lo azotó contra el piso, abriendo gritas, el reptil se rió.

Por su parte, Eggman tomó a Sonic del cuello y lo sostuvo en alto, después de los ataques, había quedado inconsciente. Eggman se rio mientras veía al suelo, ahí seguía Rava sometiendo a Knuckles, entonces tuvo una idea.

—¡Oye, destructor!

Rava levantó la cabeza, el robot lanzó a Sonic contra él, el reptil sonrió sabiendo lo que significaba, así que también arrojó a Knuckles en la misma dirección. Sonic y Knuckles cruzaron el aire antes de que colisionaran con un fuerte golpe, tras eso ambos cayeron derrotados.

Rava se rió mientras Eggman aterrizaba a su lado, con ambos villanos mofándose, el Mecha levantó su mano en alto, Rava le dio los cinco, luego vieron al dúo derrotado. Hasta que cada uno recordó todo lo que había pasado, abrieron los ojos y antes de que Eggman pudiera hacer algo más, Rava lo golpeó con su cola tan fuerte que lo mandó hasta el altar, se estrelló la cara en los escalones.

Eggman desenterró su cabeza y luego la sacudió hacia los lados, quitándose el polvo, Rava llegó saltando encima de él, volviéndole a incrustar el rostro en la construcción. Esta vez actuó más rápido, pues tomó la cola de Rava mientras este iba pasando para jalarlo, el reptil cayó al suelo, chocando su mandíbula contra uno de los peldaños, lo que provocó que se mordiera la lengua.

«¡Maldita sea!» Pensó Rava.

Seguido Eggman lo aventó de vuelta al salón, Rava cayó de espaldas, crujió los dientes, y antes de que pudiera levantarse, Eggman volvió a caerle encima, ambos empezaron a rodar por el suelo mientras se golpeaban.

—No puedo creerlo, un verdadero enemigo me habría traicionado por la espalda.

—¡Nunca me agradaste!

—¡No te tendría ni como mascota!

—¡Tu bigote me da asco!

—¡Oh… ahora es personal!

Un anillo se abrió en las escaleras de la Esmeralda, ambos malvados se detuvieron y miraron hacia el portal.

¡WOSH!

Se escuchó la hélice de un avión mientras la sombra de uno se iba acercando más y más, hasta que…

—¡Esto es demasiado Hitchcockiano para mí! —gritó Eggman.

El Tornado pasó por el arco, disparando municiones de color amarillo brillante, impactaron primero a Rava, quién había estado encima del Mecha, los proyectiles eran dolorosos, y quemaron la piel escamosa del reptil.

Rava intentó retroceder, pero eventualmente, un proyectil le dio en las costillas y otro en la cabeza, lo que lo hizo caer inconsciente. Esto le dio la oportunidad a Eggman de levantarse, pero los disparos no cesaron, sino que siguió siendo embestido, se dio la vuelta para tratar de combatir, pero fue inútil, lo único que consiguió fue recibir más impactos.

—¡Peligro! ¡Peligro! ¡Daños críticos! —dijo la voz del traje.

—¡Debería dejar de programarlas así! —se repitió Eggman.

Finalmente, el traje no pudo más, y fue derribado en el suelo, al momento en que ambos villanos caían, el Tornado entró por completo en la sala. Pasando por encima de ellos. Tails tuvo que sujetar el yugo con más fuerza al momento de aterrizar, fue algo forzoso ya que la pista no era la más indicada, sin embargo, logró hacerlo, haciéndolo a unos metros de donde Sonic y Knuckles yacían. Gritó el nombre de sus amigos mientras bajaba del avión, quitándose sus gafas en el proceso.

Sonic apenas iba levantándose después de recibir el castigo, se llevó una mano a la cabeza.

—¿Qué paso? —dijo viendo al avión, entonces abrió los ojos, recuperando el conocimiento por completo.

Knuckles también se levantó.

—Zorro… ¿qué haces aquí?

—Se supone que ibas a ser el vehículo de escape —dijo Sonic.

—Lo siento, pero se estaban tardando demasiado —se excusó Tails rápidamente—, empecé a preocuparme.

Knuckles miró rápidamente a los adversarios, ambos estaban en el suelo derrotados.

—Creo que el zorro llegó justo a tiempo.

Sonic miró de regresó a sus enemigos, y después a Tails, nuevamente le habían salvado el trasero, además, esas ametralladoras en el Tornado vaya que se veían cool, por lo que solo le mostró un pulgar arriba.

—Condenadas… bolas de pelo —se escuchó del erizo de metal mientras se levantaba.

—Oh, jo, jo, jo, creo que el buen cara huevo aún no ha tenido suficiente —mencionó Sonic, aunque agradecía que Tails les hubiera salvado el trasero… estaba feliz de ver que podía dar el gran golpe—, Knuckles, ¿te importaría darme un empujoncito?

Knuckles vio a Eggman y luego de regreso Sonic, sonriendo.

—A darle.

Sin esperar, Sonic volvió a envolver su cuerpo. Knuckles lo recogió del suelo y luego empezó a girar y girar hasta convertirse en un torbellino rojo, entonces lanzó a Sonic contra Eggman. El doctor estaba quieto, hasta que la luz azul empezó a iluminarle la cabeza, pudo voltear al momento que el spin-dash lo impactaba en el pecho. Está vez el golpe fue tal que terminó destruyendo la armadura, sacando al doctor en el proceso, sus partes mecánicas salieron volando por todas partes.

La reacción de Robotnik fue similar a la que tuvo cuando Sonic mandó su dron fuera del planeta, hasta que aterrizó a unos metros de distancia.

—Bueno… eso fue decepcionante —dijo Eggman, finalmente sintiéndose superado.

Tails apretó las cejas, y sin perder más tiempo voló para tomar una de las muchas lianas que crecían en los alrededor, luego regresó con el doctor y empezó a girar alrededor de él hasta envolverlo. Eggman tan solo lo siguió con la mirada, sin poder defenderse. Una vez que el zorro hubo terminado, voló por lo alto y jaló a Eggman, haciéndolo caer, así lo hizo el inventor con un quejido.

—Derrotado por unos furros… no es mi mejor momento —se lamentó, pero entonces recordó que aún tenía las armas de sus guantes.

Y fue por eso que Tails procedió a quitarle ambos.

—Yo tomaré eso —dijo triunfal para después arrojarlos lo más lejos que pudo, luego volvió la vista a Eggman, quien lo miró con odio—. Nada mal para un fenómeno, ¿verdad?

Dicho eso Tails sonrió, lo que solo hizo a Eggman enojar mucho más.

—Ja, ja, ja, que zorrito tan hábil —lo felicitó Sonic, feliz de ver que por fin, Eggman ya no sería un problema.

Knuckles a su lado, solo asintió con la cabeza, feliz de que su amigo hubiera podido lucirse, pero en eso escuchó un quejido, miró hacia donde estaba Rava, y comprobó con horror que estaba levantándose.

—Oh no, no lo harás —dijo mirando a Sonic—, Erizo, ¿me echas una mano?

Sonic tan solo sonrió, luego se fue corriendo hasta una de las columnas que rodean el altar, de ahí fue subiendo por ellas llegando a una esquina desde donde se sujetó de los bordes del muro.

Mientras tanto Knuckles fue contra Rava, el lagarto apenas iba levantándose, la luz roja comenzó a iluminarlo, volteó la cabeza justo cuando Knuckles le dio un puñetazo en el estómago con todo su poder. Rava sacó saliva mientras era lanzado hacia arriba, abriendo un agujero en el techo y por ahí se fue yendo hasta que empezó a caer.

Knuckles entonces se volvió para darle un pulgar arriba a Sonic.

El erizo tan solo sonrió mientras salía disparado en un spin-dash, se impulsó hacia adelante, al momento que Rava iba cayendo, Sonic lo impactó en las costillas, mandando al reptil a volar, sin embargo, lo habían golpeado con tantas fuerzas que lo hizo atravesar varias paredes, saliendo del cuarto.

El sonido de destrucción poco a poco se fue apagando, pero por lo que parecía, había sido lejano. Sonic regresó al suelo, y al ver que las amenazas fueron neutralizadas, se limpió las manos sacudiéndolas entre ellas.

—Muy bien, equipo, creo que eso resuelve ese asunto.

Ahora que ambos enemigos estaban fuera de combate, que habían recuperado la ventaja, y lo más importante, que tenían la Esmeralda, podía relajarse. Miró a Knuckles y le extendió un puño, aunque aún no estaba tan acostumbrado a las maneras terrestres, el guerrero entendió el gesto y chocó su puño con el de Sonic, para infortunio del erizo, pues rápidamente abrió los ojos y gritó en dolor.

—¡Ouch! —Empezó a agitar su mano—, sí, debí pensar mejor eso.

Knuckles no evitó sonreír, e incluso Tails se rió, quien venía volando sujetando a Robotnik de la liana por detrás.

—Solo Sonic, el erizo, no piensa las cosas dos veces.

Sonic hubiera podido contradecir, defenderse, pero honestamente, estaba tan feliz de que todo hubiera salido bien que no iba a quejarse, además, por la expresión de Eggman, sabía que le molestaba mucho las bromas del trío, solo eso ya hacía que valiera la pena la experiencia.

—Saben… muchas culturas no tomaban prisioneros después de una batalla… podrían aplicar lo mismo… les aseguró que sería menos doloroso que escucharlos.

Tails rodó los ojos mientras jalaba a Eggman.

—Vamos, tienes un asiento reservado en la cárcel.

Mientras Tails transportaba al prisionero, Knuckles y Sonic se volvieron hacia la Esmeralda. Por fin, después de tanto tiempo, tenían a su objetivo a metros de distancia, ambos intercambiaron miradas y asintieron, era hora.

—Ve por ella, sé que es lo que quieres —le dijo Sonic.

Knuckles sonrió.

—Por fin, el orden se restablecerá pronto, y todo gracias a lo que hemos hecho juntos.

—Comparto el sentimiento, Knucks, pero será mejor que la tomes antes de que algo más pase.

Lo último que necesitaban era más complicaciones, así que sin perder más tiempo, Knuckles saltó hasta la esmeralda, por su parte, Sonic corrió hasta el Tornado. Tails había sentado a Eggman en el primer asiento, mientras que el zorro ya estaba en la posición de piloto.

—Espero que te guste, Eggman, viajas en primera clase con destino sin retorno a una prisión de máxima seguridad —se burló Sonic mientras subía también.

Eggman solo lo vio con una mueca, pero luego empezó a reírse.

—Disfruta mientras puedas, amenaza azul, porque yo siempre regreso, no importa a que cárcel o planeta me envíes, nunca te desharás de mí.

Y lo miró fijamente en los ojos, Sonic le regresó la mirada.

—Desafío aceptado.

Knuckles no podía dejar de ver la Esmeralda, era tan hermosa y poderosa como decían las leyendas, con su colorido color verde iluminándolo.

«Papá… esto es por ti, y por nuestro pueblo» pensó mientras estiraba sus manos, era curioso, por mucho había soñado con este momento, así que al estar finalmente aquí… era casi irreal.

Sin poder creerlo la tomó suavemente sacándola de su orbe, inmediatamente se sintió poderoso, era como si la gema incrementara sus poderes al cien… pero no, la misión no iba sobre el poder, sino sobre restaurar lo que estaba bien, asegurarse de que no cayera en las manos equivocadas.

Y eso es lo que haría.

Una vez que la gema estuvo en sus manos, el orbe desapareció, dejándose de proyectarse el rayo, y el altar explotó, fue con semejante fuerza que Knuckles salió disparado para atrás, el ruido hizo que Sonic y Tails miraran de nuevo detrás de ellos. Pronto no solo fue el altar, sino que los muros se vinieron abajo, dejando que el agua entrará al cuarto, y está pronto comenzó a inundar todo.

—¡Oh no! —Gritó Sonic mirando sus alrededores— ¡Knuckles, tenemos que irnos!

Knuckles había quedado en el suelo, pero aún conservaba la esmeralda en la mano, se levantó y miró que todo estaba colapsando, así que sin perder más tiempo se fue corriendo, saltó al Tornando y se sujetó del ala.

—¡Estoy adentro! ¡Vámonos! ¡Vámonos!

Tails no dijo nada y encendió el motor, el avión pronto comenzó a moverse para el frente.

—Los odio, pero como en estos momentos son mi única opción para no morir ahogado, ni aplastado, espero que tengan un plan para salir de aquí.

—Por supuesto —dijo Tails—, Sonic, ¿podrías?

Sin responderle, Sonic tan solo arrojó un anillo por delante de ellos, pronto se abrió un portal hacia el exterior del templo.

—¡Aquí vamos! —gritó Tails.

Y justo a tiempo, pues todo se estaba viniendo abajo, tanto Sonic como Knuckles veían desplomarse todo a su paso, incluso Eggman se veía preocupado. Por suerte, el avión atravesó el portal, aunque no habían ganado la velocidad suficiente, así que al pasar por el arco se fueron para abajo. Todos gritaron pues ahora caían en picada.

—¡Este no puede ser el final de Ivo Robotnik!

—¡Oh, cállate! —respondió Knuckles.

—¡Tails! —gritó Sonic.

—¡En eso estoy! —Respondió Tails mientras jalaba el yugo hacia arriba, aunque con brusquedad, el avión se fue levantando, y pronto estaban surcando el aire—, ¡Wohoo!

Todos gritaron en celebración mientras volaban, incluso Eggman no pudo evitar gritar en alegría, estaba rodeado de las cosas que más odiaba en el mundo, pero… estaba feliz de poder combatirlos otro día más.

—¡Misión cumplida! —celebró Sonic.

—¡Sí! ¡El poder supremo ha sido asegurado! —felicitó Knuckles levantando la Esmeralda en alto, la lengua de Rava se enrolló alrededor de ella. No pudo hacer nada, pues la gema fue arrebatada de sus manos—: ¡NO!

Sujetándose del anillo estaba Rava, con la boca bien abierta, trajo la esmeralda de nuevo a él, luego la soltó cuando estaba cerca de su boca y la tomó con sus dos garras, miró al equipo con una sonrisa maquiavélica y se echó para atrás, cayendo en la destrucción detrás de él.

—¡NO! —volvió a gritar Knuckles, listo para saltar.

Pero dos cosas pasaron, la primera fue que el anillo se cerró, y la segunda que Sonic gritó:

—¡Espera, Knuckles, mira!

El templo terminó de venirse abajo, el mar lo envolvió tragándoselo por completo y se perdió de vista, como si nunca hubiera estado ahí. El equipo se quedó unos minutos sobrevolando la zona.

—¿Creen que haya sobrevivido? —preguntó Tails, más preocupado que nunca.

«Que se ahogue», pensó Sonic, «por favor que se haya ahogado».

En el agua empezaron a salir burbujas, primero muy pequeñas, y luego unas más grandes que se fueron multiplicando.

«¡No!» Pensó Knuckles.

Un enorme rayo de color amarillo, rojo, azul marino, plateado, azul cielo, morado y verde salió del lugar donde había estado el templo, todos los colores girando en espiral. Las nubes negras giraron se concentraron en este, y más relámpagos empezaron a escucharse.

El equipo miró con terror el espectáculo, y las cosas empeoraron cuando la centella desapareció, y en su lugar, una enorme mancha negra apareció en el agua, pero no era una mancha porque está cada vez se acercaba más y más, hasta que salió del agua, levantando las aguas en su paso.

Tails movió elevó el avión, para asegurar de que las olas no los golpearían, una vez que estaban a distancia segura, todos vieron que cosa había salido del agua.

Era Rava, pero ahora medía cincuenta metros de altura.