N/A: Una disculpa por tardarme tanto en actualizar, el trabajo, la familia y la vida misma se me atravesaron y me mantuvieron muy ocupado, pero ya pude darme un escape para escribir el segundo capítulo, espero que el próximo no me tome tanto tiempo. Bueno, ya me dejo de excusas y los dejo con la parte de hoy.
Tails gritó mientras se llevaba una mano a una de sus colas, un pedazo de anillo se le había incrustado en ella, sangraba un poco, Tails lo sujetó e intentó sacarlo, pero inmediatamente apretó los dientes y lo soltó.
—¡Tails! —exclamó Sonic, para luego correr a su lado.
—¡Zorro! —lo siguió Knuckles.
Ambos fueron al lado del pequeño y se arrodillaron junto a él, Sonic examinó la herida, por suerte no era muy grande, pero sería mejor atenderla de inmediato.
«Ojala Maddie estuviera aquí» pensó Sonic, recordando cómo fue ella quien logró que recuperara el conocimiento luego del ataque de Robotnik en la carretera.
—No te preocupes zorro, no es tan malo como se ve —aseguró Knuckles.
—¡No estoy de acuerdo! —chilló Tails.
—Tranquilo, te ayudaré a sacarla —continuó Knuckles mientras estiraba una mano para quitarle el anillo, pero Sonic lo detuvo.
—¡Espera!
Knuckles lo miró molesto.
—Podría desangrarse, necesitamos algo con que curarlo primero.
Knuckles gruñó, pero retrajo su mano, odiaba que Sonic tuviera razón, pero la tenía, por ahora, además había algo más importante en que enfocarse.
—Muy bien, ¿qué sugieres que hagamos, erizo? —preguntó, no sonaba retador ni burlón, sino que genuinamente quería saber cómo proceder, después de todo, este entorno era nuevo para él.
Sonic miró a todos lados, la verdad es que él tampoco tenía muy claro de cómo proceder, pero por si alguna cosa era conocido era por saber cómo improvisar, y eso sería justamente lo que haría.
—Knuckles, toma a Tails y llévalo allá —dijo señalando las gradas, temeroso de que Eggman o Rava aparecieran para reanudar su ataque, no podían estar tan al descubierto, al menos deberían tratar de esconderse—, espérenme ahí, iré por medicinas.
Knuckles asintió con la cabeza, sonaba bien, Sonic se puso de pie y se encaminó en la dirección que llevaba al pueblo, sintió una mano que se agarraba a la suya y lo apretaba, Sonic se detuvo y vio para abajo, encontrándose con que era Tails quien lo sujetaba.
—¡Espera! —Lloró Tails—, ¡por favor no te vayas!
Sonic sonrió tristemente, y puso su otra mano encima de la del zorro, acaba de conocerlo, pero estaba claro que Tails era solo un niño, y por supuesto que estaba asustado, Sonic no quería dejarlo y hacerle creer que lo estaba abandonando, pero no quería que esa herida se infectara, era mejor tratarla lo más pronto posible.
—No tengas miedo, te prometo que regresaré —le aseguró mientras lo veía a los ojos, tratando de sonar lo más sincero posible.
Tails tragó saliva, la mirada de Sonic si era reconfortante, y por el tono de voz se oía confiable, pero… la decepción era un sentimiento que conocía muy bien, aun así asintió con la cabeza mientras lo soltaba; Sonic sonrió y miró a Knuckles.
—Sé que lo cuidaras en lo que no estoy, grandote.
Knuckles se llevó una mano al pecho.
—Juré proteger al zorro con mi vida, erizo, una promesa que planeó cumplir hasta el final.
«Eso es un poco redundante», pensó Tails, aún herido no podía dejar de pensar en detalles como ese, «ya que decir hasta el final se entiende como la muerte, que es lo mismo que decir que me protegerías con tu vida».
Sonic sonrió sintiéndose más tranquilo, se puso de pie y corrió hacia Green Hills, esperando que la farmacia siguiera abierta.
En cuanto Sonic desapareció, Knuckles cargó a Tails con ambos brazos siendo muy cuidadoso al levantarlo, luego se dirigió con él hacia las gradas.
—No te preocupes zorro, el erizo sabe lo que hace —esperaba, la verdad es que solo lo decía para no hacer sentir peor al pequeño.
…
Sonic corrió lo más rápido que podía (bueno, tampoco tanto, no quería destruir el pavimento) hasta la farmacia local, para su suerte seguía abierta, entró tan veloz que hizo que algunas postales, que estaban colocadas a unos metros de la puerta, salieran volando por todas partes.
Solo había una persona en la tienda, y esa era el doctor local, Eddie, quien ocupaba el cargo desde hacía ya treinta años, era casi tan antiguo como un Wachowski protegiendo el pueblo, naturalmente se asustó con la entrada de Sonic, era tan rápido que no le veía pasar por la puerta, era como ver a un fantasma, no fue hasta que vio al erizo azul al frente del mostrador que paso de la sorpresa al enojo.
—¡Sonic! —Exclamó enojado—, ¡ya habíamos acordado que no puedes entrar corriendo a las tiendas!
—¡Lo siento, lo siento, en verdad lo siento! —Respondió rápidamente extendiendo las manos al frente—, ¡pero es una emergencia! ¡Un amigo mío está herido y necesita ayuda!
Eso hizo que Eddie se pusiera alerta.
—Dios… ¿es Tom? ¿Maddie?
Pero Sonic negó con la cabeza.
—No, ellos están bien, es alguien que acabo de… ¡Los detalles no son importantes! ¡Se le clavó un… pedazo de metal en la cola y está sangrando, necesito algo con que curarlo!
Eddie lo miraba pasmado, apenas y entendió algo de lo que Sonic le dijo, ¿cola? ¿A qué se refería? Entonces recordó que estaba hablando con un erizo antropomórfico.
—Espera… ¿hay más animales como tú? —Preguntó, señaló al suelo con dos dedos—, ¿aquí en Green Hills?
Ya era raro tener a Sonic en el pueblo, no sabía si se sentía cómodo teniendo a más seres como él rondando por las calles, ¿Qué tal si todo el lugar se transformaba en un zoológico?
—¡Eddie, hay un niño desangrándose!
Eso hizo que el doctor olvidara todas sus dudas, su trabajo era salvar vidas, no importaba si eran humanas o alienígenas, y más si se trataba de un niño.
—Cuéntamelo todo.
Rápidamente, Sonic le hizo un resumen de la situación, dándose cuenta que exageró con eso de que Tails se desangraba, pero hizo un buen trabajo al captar la atención del médico, al escucharlo todo, Eddie desapareció mientras iba a la bodega, y regresaba con agua, jabón, vendas, y una crema.
—La buena noticia es que este tipo de heridas no provoca desangrado, pero hay que estar atento por riesgo de infección.
Sonic asintió con la cabeza.
Eddie puso todo sobre el mostrador, y le explicó lo que tenía que hacer para tratar a Tails, aunque no era algo característico de él, Sonic se esforzó por escucharlo todo, cuando Eddie terminó, metió las cosas en una bolsa y se las entregó.
—Si empeora, no dudes en traerlo —dijo entregándosela—, me quedaré un rato más.
—Gracias, Eddie —dijo Sonic tomando la bolsa, luego se llevó una mano a diferentes partes del cuerpo, dándose cuenta que no tenía bolsillos—, oh no, no traje nada de dinero.
—Tranquilo, Tom tiene una cuenta, lo cargaré en ella y podrás pagarme la próxima vez que nos veamos.
Sonic suspiró aliviado.
—Gracias, Eddie, eres el mejor.
—Gracias por notarlo, ahora sí solo pudieras salir cami… —no pudo terminar, porque Sonic ya había corrido fuera de la tienda, derribando el resto de las postales.
Eddie suspiró, se pasó del otro lado para recogerlas, mientras lo hacía solo tuvo un pensamiento:
«Espero que sus nuevos amigos no sean tan destructivos como él».
…
Knuckles se había escondido junto con Tails bajo los asientos, tal y como Sonic les había indicado, le seguía doliendo un poco la herida, pero ahora que solo debía quedarse inmóvil, el dolor era mucho más fácil de sobrellevar.
—¿Crees que deje marca? —preguntó Tails, revisándose nuevamente la herida.
—No creo, y aún si lo hiciera, no debes sentirte mal, zorro, las cicatrices nos hacen fuertes, son un recuerdo de los peligros que enfrentamos, que a pesar de que nos ataquen con todo lo que tienen, seguimos aquí, listos para pelear un día más.
Tails agradecía que Knuckles intentara hacerlo sentir mejor, pero la verdad es que sabía que él no era fuerte, al menos no en el mismo sentido que ellos, el equidna también recibió un corte, pero estaba como si nada, mientras que él ya casi se estaba muriendo.
«Diga lo que diga, sigo siendo el mismo debilucho de siempre» pensó.
Pero Knuckles no se había percatado de su mal semblante, pues continuó hablando:
—Una vez, mientras exploraba la Colina Calabaza, me atacaron unos esqueletos, a montones, me rodearon, eran tantos que fue imposible derrotarlos a todos, además, eran esqueletos, apenas se desarmaba uno, otros cinco ya se habían rearmado, incluso podían combinar sus huesos para crear un esqueleto más grande, tramposos deshonrosos.
La historia hizo que Tails se olvidara momentáneamente del dolor, tan solo prestó atención a Knuckles, como todos en el universo, había escuchado de las grandes hazañas del equidna, pero sabía que como la mayoría de esas historias se transmitían de forma oral, los detalles variaban, cambiaban, y hasta se perdían, así que escucharlas del mismísimo Knuckles no solo lo hacía la fuente más confiable, sino que era emocionante escucharlo de quien lo había vivido. El equidna se sentó para estar más cerca del pequeño, tal y como hacía su padre con él cuando era más joven que el zorro, otra de las razones por las que disfrutaba su compañía es que, a su manera, le recordaban a esos momentos que compartió con su padre, sentados a la luz de la luna, debajo de las estrellas, escuchando atentamente los cuentos de lo grande que fue su civilización alguna vez, ciudades llenas de templos y palacios, todos cargados por el poder de la Esmeralda; ahora era tiempo de que Knuckles la recuperara para honrar ese legado.
—Esa ocasión… me confié de más, fue en los primeros días que empecé mi búsqueda por el erizo y la Esmeralda, creí que mi fuerza, y las enseñanzas de mis ancestros serían suficiente para hacerle frente a los esqueletos y fantasmas, pero me equivoqué, mi arrogancia por poco me cuesta la vida.
Tails escuchó con más atención, ahora si lo habían interesado lo suficiente para que ignorara el dolor, ya que, aunque había logrado conocer al verdadero Knuckles, fuera de la leyenda que ya conocía, este era la primera vez que lo escuchaba decir que había fallado, sus penosas exploraciones mientras buscaban a Sonic habían sido más un error de él, por su tecnología, Knuckles siempre supo controlar la situación, así que oírlo decir que él también había cometido errores era… interesante.
—Pero al final lo resolviste, como siempre lo haces.
—Por poco —Knuckles se llevó una mano al pecho—, una de esas cosas me hizo un corte, justo aquí.
Knuckles apartó un poco de su pelaje, revelando que en la piel, tenía cicatrices, tres líneas rectas desiguales; Tails tragó saliva, si así se veían feas, no quería ni imaginarse como se vieron cuando se las hicieron.
—Pero como te dije, no me dan vergüenza, porque son recuerdo, de que jamás debo confiarme, ni subestimar a mi enemigo —miró de regreso a Tails—, los errores nos enseñan mucho, las victorias no tanto.
Aunque claro que cuando esas llegaran, tenían que ser justamente celebradas.
Tails tan solo apartó un poco la mirada, repasando las palabras de Knuckles, sí lo hacía sentirse un poco mejor el que lo tranquilizara de esa forma, diciéndole que el mismo se había equivocado, era… agradable, se sentía menos miserable ante todo el asunto, y también agradecía no haber resultado tan herido.
—Un día, mirarás a esa herida, y recordaras lo lejos que has llegado —continuó el equidna, Tails estaba por agradecerle, cuando Knuckles agregó—: claro, si no mueres antes.
Eso hizo que todos los pelos se le erizaran.
Knuckles vio a Tails, y notó que se había puesto rígido, con los ojos bien abiertos.
—Eh… ¿dije algo malo? —preguntó.
Antes de que Tails pudiera contestar, sintieron una brisa que levantó un poco de tierra y pasto que fue hacia ellos, ambos se cubrieron, y cuando se despejó, vieron que se trata de Sonic.
—Muy bien, ya regresé —dijo apresuradamente mientras sacaba todo de la bolsa.
—¡Sonic! —dijo alegremente Tails.
Mientras que Knuckles solo se fijó en la medicina que Sonic había traído.
—No te preocupes, Tails, el doctor me indico todo lo que debemos hacer —continuó Sonic mientras acomodaba todo, luego se volvió hacia Knuckles—, voy a necesitar ayuda, ¿puedes darme una mano?
—Tengo dos manos, erizo, trabajaré mejor si uso ambas —respondió seriamente.
Sonic rodó los ojos, debía recordar que Knuckles se tomaba las cosas con demasiada literalidad.
—Muy bien, esto es lo que tenemos que hacer.
Le explicó lo mismo que Eddie le dijo a él, Knuckles lo siguió en todo momento y no pareció perderse, después de todo, con los años que había estado valiéndose por sí mismo, había aprendido a cómo tratar heridas, así que este procedimiento era relativamente sencillo.
—Entiendo, erizo, será mejor que comencemos.
Sonic asintió con la cabeza y vio a Tails.
—Muy bien, lo primero que tendremos que hacer es sacar el anillo —hizo una pausa—, ¿estás listo?
Tails asintió mientras tragaba saliva, sabía que iba a doler, pero también quería acabar con ello de una vez.
—¿Podría alguien darme la mano mientras lo sacan? —preguntó asustado.
Sonic miró hacia Knuckles, él estaría de acuerdo con la que fuera, aunque si prefería sujetar a Tails, ya que no era fanático de la sangre.
—Estaré honrado de socorrer al zorro en este momento crítico.
Sonic solo asintió, esperaba no tener que ver el líquido rojo, pero no tenía tiempo para lamentarse. Knuckles se sentó al lado de Tails y le ofreció su mano, el pequeño la aceptó y la apretó ligeramente, Knuckles no cerró su puño, sabía que no era necesario.
El erizo tomó la pieza y la sujetó fuertemente, luego miró a Tails.
—Muy bien, ¿estás listo?
Tails suspiró antes de cerrar los ojos, y asentir con la cabeza, dejando a Sonic un poco preocupado por su reacción.
«No te preocupes amiguito» pensó, «lo haré lo más rápido que pueda».
—Muy bien, a la cuenta de tres, uno…
Tails apretó sus dientes contra ellos mismos.
—Dos…
Sujetó con más fuerza la mano de Knuckles.
—¡Tres!
¡SLASH!
…
Después de haber atacado al trío por última vez, Rava se encontraba escalando la colina para regresar a la cima.
«Bueno, quizás el equidna y el zorro estén en esta miserable bola de lodo, pero no importa, la Esmeralda también lo está, y cuando combine su poder con el del cristal, no habrá fuerza en el universo que pueda detenernos, por fin edificaremos el gran Imperio que nos merecemos por derecho» pensó, aunque no sabía muy bien cómo iba a localizarlos.
Antes de que su garra pudiera clavarse en la roca, un rayo la destruyó, Rava rugió y miró sobre sus hombros, descubriendo que una horda de drones le apuntaban mientras le iluminaban.
«¿Qué es esto? ¿Las defensas de estos simios?» Pensó burlonamente.
—Bueno, mi escamoso amigo —dijo una voz que sí reconoció, Rava miró hacia arriba, encontrándose con Robotnik, solo que había cambiado.
Ya no traía el traje roto y sucio, sino que ahora estaba vestido con uno nuevo, de un radiante color rojo y que era más como una gabardina, sustituyó los lentes viejos por unos nuevos, estaba limpio, y hasta se arregló el bigote, por no decir que lo acompañaban un ejército de drones y otras máquinas, unas incluso tenían apariencia de avispas.
—Si no me equivoco, cosa que nunca pasa porque yo jamás me equivoco, esa pequeña amenaza roja mencionó algo sobre el poder su-su-su…. ¡PREMO! Allá atrás en la casa.
Rava entrecerró una ceja mientras lo veía.
—¿La Esmeralda Madre? Sí, he oído las historias, ¿pero por qué te interesa?
—Oh —Robotnik se rió—, ¿no es obvio? Creo que tú y yo tenemos más cosas en común de las que te imaginas.
Y oprimió un botón en su mano, los drones se acercaron a Rava, el lagarto se volteó para confrontarlas.
—¿En serio crees que estas primitivas máquinas podrán contra mí? Por favor, les llevamos siglos de ventaja y… oh, son escaleras —dijo al ver que los drones se formaban a modo de escalones, eran de a dos, para que los pies de Rava pudieran caber.
El lagarto se despegó del muro y caminó hasta la superficie, encontrándose con que Robotnik ahora también contaba con una enorme cápsula, de un resplandeciente blanco metálico.
—Parece que tienes una idea en mente —le dijo al científico—, habla.
Robotnik se rió, parecía mucho más confiado ahora que contaba con toda su maquinaria, Rava no se intimidó, si ese mono intentaba algo, lo destruiría junto con sus máquinas.
—Verás mi buen amigo reptiliano, no me cabe duda de que eres muy fuerte y letal —hizo movimientos con las manos, como si imitara a un depredador con garras—, pero resuelta que la Tierra, es mi barrio.
Al decir eso, estiró los brazos hacia los lados, y luego los apuntó al suelo.
—Si no sabes cómo cepillarte, estarás perdido sin mí —agregó mientras balanceaba repetidamente sus brazos, con los puños cerrados, desde la parte posterior de su cuerpo hacia el frente, a cada lado.
Rava hizo una mueca al ver ese "baile".
«Debe ser una tonta costumbre de este planeta de porquería» pensó.
—¿Estás ofreciéndote como mi guía? —preguntó tras superar la incomodidad.
—Estoy ofreciéndote algo incluso mejor —respondió Eggman dejando de bailar—, te propongo una alianza.
Rava lo miró sin mucha sorpresa.
—¿En serio? Una alianza, yo te saqué del planeta de hongos, tú me güiste al erizo, ya no tenemos uso el uno del otro.
—Pero verás, ahí es donde te equivocas —tras eso, Robotnik empezó a caminar alrededor de él, Rava solo lo siguió con la mirada—, no solo estás en un planeta desconocido para ti, sino que también el erizo consiguió refuerzos, ese equidna es muy fuerte, y el zorro tiene unos juguetes bastante interesantes.
Rava gruñó, odiaba admitirlo, pero el simio tenía un punto, no era malo que el erizo y el zorro se hubieran reunido, ahora tenían la fuerza del equidna como un bonus, y también lo otro, no sabía nada de este mundo, esos tres pudieron escapar a cualquier parte.
Eggman se detuvo cuando estuvo nuevamente frente a él.
—¿No crees que te vendría bien tener un compañero?
Rava miró a su alrededor, la tecnología terrestre era primitiva, pero podría funcionar, después de todo, no quería tener que regresar hasta Marble Zone, recargar los robots y traerlos hasta este mundo, además, aún con sus androides, le tomaría tiempo localizar al trío. Podría aprovecharse de la tecnología de Eggman mientras tanto.
—Porque, me parece que al final del día, los dos queremos lo mismo —Robotnik lo miró fijamente, Rava le regresó la mirada—, destruir al ¡erizo!
Agregó mientras apuñalaba el aire con la púa de Sonic, tras eso miró de nuevo al lagarto, recuperando la compostura.
—El enemigo de mi enemigo es mi amigo, ¿no?
Rava sonrió ligeramente, le gustaba un poco como pensaba Robotnik, debía admitir que encontraba sus intentos de persuasión… entrañables, además, no le vendría mal tener a alguien que lo guiara en ese mundo.
—Tu trato me parece… funcional —respondió.
Eggman sonrió, pero antes de que pudiera cantar victoria, Rava agregó:
—Pero tengo mis dudas, ¿debo creer que haces todo esto solo para matar al erizo? ¿Qué acaso no también te interesa encontrar la Esmeralda?
Aunque Rava esperaba una muestra de vergüenza, Robotnik hizo una cara de falsa sorpresa, y se llevó una mano al pecho.
—¿Lo ves? Ya hasta sabemos lo que el otro piensa —dijo divertido—, ¡claro que quiero la Esmeralda! ¿Qué clase de genio malvado sería si desaprovechara una oportunidad así?
Rava solo asintió con la cabeza, tenía razón.
—Piénsalo, juntos acabaremos con el erizo y sus amigos, encontraremos la Esmeralda, y luego podríamos dividirnos el poder.
—¿Cómo así?
—Puedes quedarte con el multiverso si quieres, yo solo quiero la tierra, aunque pediré los cuerpos de esos tres para estudio.
«Adelante, como si quisiera esta bola de lodo» pensó Rava, le daba igual las exigencias de Eggman, porque al final del día, no tendría nada, ya que una vez que eliminaran a esos tres, y encontraran la Esmeralda, Rava se encargaría de matar a Robotnik, y quedarse todo para él.
Mientras tanto, ese simio le sería de utilidad.
Así que sonriendo, asintió con la cabeza.
—Dr. Robotnik, tenemos un rato.
Eggman sonrió, extendiendo su mano.
—Aquí en la tierra, cerramos tratos con un apretón de manos, o garras en tu caso.
Rava le dio su mano y ambos se saludaron, el lagarto no notó que Eggman se llevó la otra mano a sus espaldas, y cruzó los dedos.
«En cuanto tenga esa Esmeralda en mis manos, haré una bolsa contigo lagartija sobrealimentada» pensó, por supuesto que no pensaba compartir el poder supremo con nadie, solo esperaría hasta que esa lagartija dejará de serle de utilidad, si tenía suerte, se mataría con los otros fenómenos, por el momento, su fuerza bruta le sería de ayuda, eso y que quería examinar ese bastón suyo.
—Entonces no perdamos tiempo y pongámonos en marcha —dijo Robotnik separándose de Rava, oprimió más botones en su mano, y el techo de la capsula se deprendió, revelando un transporte aéreo.
Irónicamente, tenía la forma de un huevo, con ametralladoras a los lados, y un enorme círculo rojo al frente.
—¿A dónde nos dirigimos? —preguntó Rava mientras se acercaban al transporte.
—A mi base, ya sé cómo localizaremos a esos tres.
Eggman se subió, activó la máquina y esta se elevó por los aires, mientras que Rava se sujetó del borde con una mano, luego apoyó una pata en el dron, este se elevó sin problemas.
—Entonces, no perdamos tiempo —pensó Rava, ya queriendo saborear la sangre del erizo y el zorro.
El dron avanzó, con dirección al centro de Green Hills, mientras volaban, ambos pensaban en todas las formas en las que podrían traicionarse.
…
—Muy bien, creo que ya está, ¿Cómo te sientes, Tails?
—Mucho mejor, gracias Sonic.
Después de sacarle el trozo de anillo, limpiaron la herida, le aplicaron un ungüento antibiótico y lo vendaron. Tails admitía que aún le dolía, pero ya mucho menos que antes, además de que era un alivio ya no tener eso incrustado en su cola.
Sonic sonrió y se incorporó, ahora que el pequeño estaba curado, podía enfocarse en el grandulón rojo. Tomó el agua y el jabón para luego ir con Knuckles, el equidna lo notó y se apartó un poco, Sonic solo rodó los ojos.
—Vamos grandote, no te matará recibir un poco de ayuda.
Knuckles miró a Tails, el zorro asintió con la cabeza, Knuckles suspiró y se sentó.
—Muy bien, erizo, aplícame esta medicina terrestre.
Sonic sonrió al ver que no tendría que luchar por convencerlo, se acercó y empezó a limpiar el corte de Knuckles, mientras lo hacía el equidna solo apretaba los dientes cuando algo le ardía, pero no gritó en ningún momento.
—Así que mientras hago esto —dijo Sonic—, ¿les importaría ponerme al tanto de las cosas? ¿Por qué están aquí y todos los detalles?
—Claro —Tails miró a Knuckles—, ¿quieres contarle tú o empiezo yo?
—Erizo, estamos aquí porque te necesitamos para hallar la Esmeralda Madre.
Sonic lo miró con cara de que no sabía de qué le hablaba.
—Ya se los dije, eso de la Esmeralda no es real.
Knuckles se enojó.
—¡Claro que lo es! ¡Fue la joya de los equidnas por años! ¡El mayor logro de nuestra civilización! Y te aseguro erizo, que ese lagarto y ese loco con bigote no se tomarían tantas molestias sino fuera real.
Sonic se apartó un poco con las palmas extendidas.
—Okay, okay, lo siento, cielos, no tienes que ponerte tan intenso.
Knuckles solo gruño.
—Tienes que disculparlo, Sonic —dijo Tails—, la Esmeralda significó mucho para sus ancestros, y ahora Knuckles quiere encontrarla para restaurar su honor, es el último de los suyos, estoy seguro que entenderás porque quiere encontrarla.
Sonic miró de nuevo a Knuckles, quien aún se veía molesto, apartó la mirada hacia el suelo.
—Lo que el zorro dijo.
Sonic suspiró, si lo entendía, si Garra-Larga hubiera tenido algo de valor, que haya significado mucho para ella en su vida, él estaba seguro que no descansaría hasta encontrarlo para honrar su memoria.
—Miren, lo entiendo —comentó mientras limpiaba la herida—, y me encantaría ayudarlos, pero lo único que se dé la Esmeralda son las leyendas, ¿por qué creen que yo soy la clave para encontrarla?
Tails tragó saliva mientras veía al rojo.
—Knuckles…
Knuckles levantó la cabeza, a él no le molestaba tanto admitir esta parte de la historia, pero Tails tenía miedo de cómo Sonic pudiera reaccionar.
—Hace años, los búhos robaron la Esmeralda.
Eso hizo que Sonic dejará de tallar y mirará a Knuckles atentamente.
—Desde entonces, mi pueblo estuvo en guerra con ellos, miles de nosotros peleamos y caímos por sus garras —entonces miró a Sonic—, Garra-Larga era la última de sus guerreros, la única que sabía dónde la escondieron, como su aprendiz, debió pasarte ese conocimiento a ti.
Sonic estaba congelado, no se movía ni decía nada, era tan anti-característico de él que Tails se preocupó más.
—S… ¿Sonic? —preguntó preocupado.
El erizo se puso en dos pies y se alejó caminando, miranda hacia el otro lado, sin decir palabra alguna.
—¿Estás bien? —preguntó amablemente Tails, aunque su miedo era imposible de disimular, mientras que Knuckles solo siguió al azul con la mirada.
—Todo este tiempo —dijo finalmente—, pensé que nos habían atacado por mi culpa, pero no… fue porque ustedes… ¿¡querían recuperar su estúpida joyería?!
La energía azul recorrió todo el cuerpo de Sonic, se dio la media vuelta, sus ojos brillaban y las púas se le erizaron, tenía los brazos levantados en una posición defensiva, y se veía muy, pero muy, enojado.
Lo malo fue que no fue el único, ya que los ojos de Knuckles también se iluminaron, y la energía roja le recorrió el cuerpo.
—¡No te atrevas a insultar a mi gente, erizo! —gritó Knuckles levantando los puños.
Tails tragó saliva, este era el Knuckles de las historias, el más temido guerrero de toda la galaxia, sabía que Sonic también tenía lo suyo, pero no tenía oportunidad contra el equidna.
—¡Tú gente mató a Garra-Larga, ellos no merecen mi respeto!
—¡Y ella mató a miles de los míos! ¡Su gente tomó algo que no les pertenecía!
—¡Perdí todo por ustedes!
—¡Y yo también!
Al oír eso, el enojo abandonó a Sonic, abrió sus ojos y la energía desapareció.
—Tú… ¿lo perdiste todo?
Knuckles no dejaba de fruncir el ceño, pero su brillo también se desvaneció, y apartó la mirada violentamente mientras bajaba los brazos.
—Garra-Larga era la última guerrera de los búhos, cuando mi tribu la localizó se organizó una cacería, pronto sus secretos de la Esmeralda serían nuestros, yo estaba listo para unírmeles, pero mi padre me impidió unirme a la pelea, dijo que mi momento para honrar a nuestro pueblo llegaría, pero que no era ese, esas fueron las últimas palabras que me dijo.
Knuckles cerró los ojos y negó con la cabeza.
—Jamás volví a verlo.
Sonic abrió la boca sorprendido, sabía lo que eso significaba.
—Los dos perdimos todo ese día —afirmó, recordando la despedida de Garra-Larga, y su llegada a la Tierra.
Knuckles miró a Sonic, durante toda su búsqueda con el zorro, había empezado a cuestionarse como sería en realidad el erizo, los videos y explorar su antiguo hogar sin duda lo habían ayudado, pero ahora que lo veía de frente, se daba cuenta de lo mucho que se parecían, y como ese fatídico día los afectó a ambos.
El erizo camino de regresó al equidna, el volvió a ponerse a la defensiva, en caso de que intentará algo más, pero Sonic solo tomó el agua y el jabón de nuevo, y volvió a limpiarle su herida.
—Lo siento.
Knuckles lo miró de arriba abajo, sonaba sincero, y no parecía querer atacar.
—Yo… lo siento… también.
Sonic sonrió, algo incómodo, y prosiguió a seguir tratando la herida.
Tails soltó un gran suspiro, había contenido el aire todo el tiempo, parte de él quería levantarse y tratar de calmarlos, aunque algo le decía que terminaría siendo aplastado por ambos, por suerte las cosas se calmaron después de que los dos se gritarán, y parecían estar en paz, pero fueron unos momentos muy tensos, podía jurar que duró como una hora.
—Mira, me gustaría ayudarte, lo digo en serio, Knuckles —dijo Sonic tras terminar de limpiar, empezó a untar la pomada—, pero lo único que conozco de la Esmeralda son las historias, no sé nada más.
—Piensa, erizo —dijo Knuckles un poco molesto—, tú eras el aprendiz de Garra-Larga, debió dejarte algo.
Sonic estaba por decirle que no cuando recordó algo, Garra-Larga sí le había dejado algo.
—Un momento… ¡el mapa! —Dicho eso tomó la botella de agua y se enjuago la mano con la que untó la pomada, miró al zorro—, Tails, ¿te importaría vendarlo?
El pequeño negó con la cabeza mientras se levantaba, le incomodaba un poco la herida, pero no lo suficiente como para que dejará de caminar, Sonic le entregó las vendas mientras él iba por su bolsa, la cual se le cayó tras atravesar el portal, aprovechó de paso para recoger unos anillos que se salieron, mientras tanto Tails empezó a vendar la herida de Knuckles.
—¿Ves? Te dije que te ayudaría —le dijo sonriendo.
Knuckles le regresó la sonrisa.
—Sí, si lo hiciste, zorro.
«Vaya, está saliendo mejor de lo que imaginé» pensó Tails.
Sonic regresó cuando el vendaje estaba listo, Knuckles la examinó con curiosidad.
—Vendas… no se ve tan mal.
—Solo no abuses de ellas, grandote —bromeó Sonic, luego extendió el mapa que ambos pudieran verla, sus compañeros se acercaron—, en el mapa que me dio Garra-Larga hay un dibujo de una Esmeralda.
Sonic puso un dedo sobre la ilustración.
—¡Esa es! —Exclamó Knuckles entusiasmado—, ¡esa es la Esmeralda Madre!
Al contacto del erizo, las líneas de trazo empezaron a brillar, el mismo color que la energía de Sonic.
—Wow —dijo el azul, lo tomó tan desprevenido que lo primero que hizo fue soltar el mapa, temeroso de que explotara.
Todo el pergamino brilló, y de este salió una figura que se extendió hacia arriba, sacando también lo que parecía ser una espesa neblina, los tres retrocedieron un poco, asustados de que fuera lo que fuera esto, fuera un enemigo. Pero mientras más se definía la figura, Sonic pudo ver rasgos más reconocibles, como que eso se paraba en dos garras, y que tenía alas.
Solo eso necesitó para saber de quien se trataba.
—¿Garra-Larga? —preguntó en un susurro.
La impotente imagen del búho se materializó frente a él; Knuckles hizo una mueca y se puso a la defensiva, pero Tails se interpuso en medio.
—No, Knuckles, no está aquí realmente.
—¿Cómo no puede estar aquí si la estoy viendo, zorro?
—Es solo un holograma —Tails lo notó porque la figura era transparente, además, estaba al tanto del destino que tuvo Garra-Larga.
—¿Qué es un holograma?
—Es una técnica de fotografía que crea imágenes tridimensionales con luz, un rayo láser graba microscópicamente una película fotosensible, y la interferencia que se produce entre dos haces de luz hace posible que una de estos se reflecte en el objeto, y proyecta una imagen en tres dimensiones.
Tails miró a Knuckles, para sorpresa de nadie, no había entendido ni una palabra que le dijeron.
—Es una copia hecha de luz, por lo tanto parece que esta ahí pero no lo está, tampoco puede interactuar físicamente con nosotros.
Knuckles asintió, ese era un lenguaje que si entendía; Tails se preguntó cómo reaccionaría ante su propia tecnología de hologramas.
—Hola Sonic —empezó Garra-Larga—, si estás viendo esto, entonces significa que algo me pasó, y rezó porque hayas llegado a la tierra sano y salvo.
Sonic tenía la vista clavada en ella, sin poder creer que la estuviera viendo de nuevo, pese a que sabía que era solo un holograma, todos los detalles estaban ahí, se veía igual que el día que la perdió.
—Este mundo fue elegido por una razón muy importante, es la locación secreta de la Esmeralda Madre —Garra-Larga extendió sus alas hacia los lados, y frente a ella se materializó una hermosa esmeralda verde.
—¡Wow! —exclamó Sonic.
Mientras que a Knuckles se le abrieron los ojos, y se acercó, era hermosa, tal y como las describían las leyendas, no podía creer que estuviera ahí, se emocionó tanto que olvidó las palabras de Tails, y extendió su brazo para tratar de agarrarla, solo para que esta se encontrara con nada, tan solo atravesó la imagen, distorsionándola un poco, pero luego regresó a la normalidad.
Knuckles miró su mano, sintiéndose decepcionado de que no hubiera nada, Tails tan solo se entristeció por él, ni siquiera tuvo ganas de recordarle que ya se lo había dicho.
—La Esmeralda tiene el poder de transformar los pensamientos en realidad —continuó explicando—, en las manos equivocadas, podría amenazar toda la vida en el universo, proteger la Esmeralda era mi deber sagrado, y ahora debo pasar esa responsabilidad, a ti.
—Este, es mi momento —mencionó Sonic.
Lo que hizo que Knuckles volteara a verlo, ¿acaso le estaba copiando?
—Sigue el mapa, encuentra la esmeralda, y mantenla a salvo —tras decir eso su tono cambió, ya no sonaba como una instructora, sino que ahora sonaba como una madre—, mi querido Sonic, tienes un corazón como el de ninguna criatura que haya conocido.
«Lo sé, lo supe desde el momento en que lo vi» pensó Tails.
—Te amo tanto —continuó Garra-Larga, e incluso Knuckles se conmovió un poco, siempre odiaría a los Búhos por lo que le hicieron a su pueblo… pero, al verla junto a Sonic, entendía mejor la relación que habían tenido, ella era su madre…
—Adiós —fueron sus últimas palabras, antes de desvanecerse, Garra-Larga juntó sus alas y su tamaño se redujo, hasta que no fue más que niebla.
—No, espera —dijo Sonic mientras se acercaba, pero tal y como pasó con Knuckles, no encontró nada, una de las plumas de Garra-Larga se separó de ella, y siguió cayendo aun cuando la figura principal desapareció.
Sonic extendió su mano hacia ella, la pluma cayó en la palma, Sonic cerró su puño, ya sabía que no era real, pero… por un momento, quiso creer que lo era, así quizás se hiciera realidad, pero lo que pasó fue que esta terminó de desvanecerse.
Sonic suspiró derrotado, y miró a donde el holograma había estado, Tails y Knuckles lo miraron, ninguno queriendo decir nada por respeto; al final, Sonic se llevó una mano al pecho.
—No te decepcionaré, lo prometo.
Y lo que siguió, que Tails y Knuckles sintieron que fue una eternidad, fue que Sonic simplemente se quedó ahí parado, sin moverse, el zorro vio preocupado al equidna, esperando que él supiera como sacar a Sonic de ese trance, Knuckles solo asintió, fue muy conmovedor y todo, pero debían ponerse en marcha, ahora que estaba confirmado que la Esmeralda estaba en este mundo, no podían perder el tiempo, debían asegurarla antes de que Robotnik y Rava llegaran a ella.
—Escucha, erizo…
Por suerte no tuvo que convencerlo, ya que Sonic recogió el mapa y se volvió para verlo.
—Lo sé, tenemos trabajo que hacer.
Knuckles lo miró sorprendido.
—¿Nos ayudarás a encontrarla?
—Por supuesto —respondió sin dudarlo—, miren, no sé nada sobre esa lagartija…
—Rava —terminó Tails.
—Rava, correcto, pero conozco a Robotnik, si él llega a apoderarse de la Esmeralda todo el mundo estaría en grave peligro, y algo me dice que Rava tampoco tiene buenas intenciones.
—Te puedo asegurar eso —dijo Knuckles.
—No podemos dejar que caiga en sus manos, debemos hallarla antes que ellos.
Knuckles sonrió, esa sí era una actitud que le gustaba.
—Me gusta como piensas, erizo —admitió—, ¿A dónde nos indica el mapa que vayamos?
Sonic lo revisó.
—La primera parada es en Siberia.
—¡Entonces vayamos a la tierra de Siberia, y que nuestra noble búsqueda comience! —exclamó Knuckles levantando un brazo hacia el cielo.
Sonic y Tails solo lo vieron extrañados.
«Que melodramático» pensó Sonic mientras buscaba un anillo.
Tails sonrió, lo había conseguido, jamás pensó que llegaría tan lejos pero aquí estaba, logró convencer a Knuckles de que Sonic no era una amenaza, y ahora hasta eran aliados, no podía creer que las cosas acabaran tan bien; bueno en su mayoría, ya que ahora Eggman y Rava les seguían los talones.
—A Siberia es —continuó Sonic.
Knuckles miró hacia Tails, sintiéndose un poco deprimido.
—Bueno zorro, cumpliste tu parte del trato y yo la mía, lo que logramos aquí será recordado por años y años —dijo sonriendo—, gracias, zorro.
Tails sonrió.
—Fue un placer, Knuckles.
Sonic volteó a verlos, y notó que había algo raro.
—Oigan, ¿por qué hablan como si se estuvieran despidiendo?
—El zorro y yo hicimos un acuerdo, erizo, él me ayudaría a encontrarte, y a cambio yo no te mataría cuando nos conociéramos.
—Oh… bueno, gracias Tails.
Él volvió a sonreír.
—Ambos cumplimos con lo que nos tocaba, así que… el zorro es libre de tomar su camino.
—Espera, ¿nos vas a dejar? —preguntó Sonic pasando su mirada al pequeñín.
—Bueno —respondió Tails nerviosamente, juntando sus manos—, lo que pasa es que yo no soy realmente un agente de campo, solo busqué a Knuckles para decirle que no eras malo, de ahí la situación se complicó un poco y terminé uniéndome a su búsqueda.
—Su tecnología fue clave para hallarte —al ya estar al tanto que Tails solía dudar de sí mismo de vez en cuando, a Knuckles no le molestaba reafirmar sus logros.
—Sí, pero también es mi culpa que Rava nos haya seguido.
Le resumió rápidamente el encuentro que tuvieron en Marble Zone.
—Oye, no es nada de lo que te tengas que sentir avergonzado —le dijo Sonic—, no había forma que supieras que era una trampa, además, tus invenciones fueron lo que finalmente dio conmigo, ¿no?
Tails se rascó detrás de la nuca.
—Supongo.
—Y quizás sea lo que nos lleve a la Esmeralda —señaló el mapa—, no es cien por ciento confiable.
—Tenerte de nuestro lado aumentaría nuestras posibilidades de ganar, zorro —reafirmó Knuckles, y luego en voz más baja añadió—, además, sabes que disfruto de tu compañía.
Tails miró indeciso a los lados, ya había resultado herido en su misión, y apenas y lograron salir vivos de su segundo encuentro con Rava, aún no estaba seguro si estaba hecho para esto, pese a tener a Sonic y Knuckles de su lado, temía que metiera la pata tan mal, que terminara perjudicándolos a ambos.
—No lo sé, chicos…
—Vamos, te prometo que te cuidaré todo el camino, y estoy seguro que el grandote también.
—El zorro tiene mi lealtad garantizada —aseguró Knuckles llevándose una mano al pecho.
—¿Lo ves? Estarás bien, te lo prometemos —y tras decir eso, Sonic extendió su puño al frente, Tails lo miró confundido—, se llama: chocarlas, en la Tierra es una promesa irrompible.
—¡Un juramento terrestre! —Exclamó Knuckles entusiasmado—, perfecto para la ocasión.
Knuckles se acercó y observó la mano de Sonic.
—Entonces, solo extiendo mi puño al frente, ¿y lo uno con el tuyo?
—Sí, así de sencillo.
Knuckles levantó su mano y la examinó.
—Okay, zorro, te prometo que te protegeré todo el camino… a ti y al erizo —añadió, después de todo, era necesario mostrar cierta gratitud por su cooperación.
—Awww, ¿te estás encariñando conmigo, verdad? —bromeó Sonic mientras ponía una cara romántica.
Knuckles frunció el ceño mientras unía su puño con el de Sonic.
—No abuses de tu suerte, erizo.
Sonic sonrió.
—No te culpo, es imposible resistirse ante tanta genialidad.
Knuckles solo rodó los ojos.
Tails miró su propia mano, y luego la de sus acompañantes, sobraba decir que era diminuta a comparación, aún no estaba muy seguro de esto, pero…
¿Qué podía ser mejor que acompañar a Sonic en una aventura? Y si estaba al tanto del peligro, pero con Knuckles a su lado hacía el viaje más seguro, no lo hicieron tan mal contra Robotnik y Rava en la casa, de seguro podrían manejar la búsqueda.
—Está bien, estoy dentro —aceptó, uniendo su puño con el de los otros dos.
Tanto Sonic como Knuckles sonrieron, felices de que Tails estaría con ellos.
El erizo sacó un anillo, se preparó para lanzarlo pero se detuvo a la mitad, se volvió para ver a sus compañeros.
—Esperen, hay algo más que necesito hacer antes de que nos vayamos.
Knuckles lo miró, tratando de contener su enojo.
—Acabamos de decirte que el destino del mundo está en juego… ¿¡y quieres que esperemos?!
—Ya se, ya sé —se defendió Sonic extendiendo sus brazos de forma defensiva—, pero es algo muy importante, alguien que significa mucho para mí estaba en la casa cuando atacaron, necesito saber que está a salvo.
Tails se preocupó y miró a Knuckles suplicantemente, el equidna se quedó quieto, por un lado entendía que Sonic quisiera poner a su ser amado a salvo, pero ahora si estaban contra el reloj, no sabía que tan adelantados estaban Rava y Robotnik. Pero al final del día, poner el bienestar de los demás antes que el mismo era algo muy noble, y Knuckles lo respetaría, así que no hizo otra cosa más que asentir.
—Muy bien, pero démonos prisa —pidió—, no sabemos si Rava y Eggman ya están en movimiento.
—Tranquilo amigo —aseguró Sonic con calma—, ser rápido es lo que hago mejor.
…
Regresaron a la casa, todo había quedado como lo dejaron, solo que la podadora ya no estaba, lo que si estaba era el enorme agujero en la pared.
«Eso será difícil de explicar» pensó Sonic mientras se rascaba detrás de la cabeza, no quería ni imaginarse como sería la reacción de Tom cuando lo viera.
Knuckles se veía nervioso, miraba en todas direcciones, tenía la idea de que quizás Eggman y Rava hayan decidido esperarlos en caso de que regresaran.
—Tranquilo, Knuckles —le dijo Sonic al ver que no dejaba de ver hacia todos lados—, dime, si tu estuvieras persiguiendo a alguien, ¿crees que ese alguien volvería al primer lugar donde lo encontraste?
—No, si fuera perseguido por alguien, y ese alguien me hubiera encontrado en algún lugar, esa zona ya no sería segura, necesitaría haber algo muy importante para que regresara.
—¿Lo ves? Esos dos no pensaran que regresaríamos aquí porque es tonto, lo que lo hace el escondite perfecto.
—Tienes razón, Sonic, que listo eres —dijo Tails, a lo que Knuckles solo gruño.
Salieron al patio y Sonic giró sobre sus pies.
—¡Ozzie! ¡Vamos amigo, soy yo! —Gritó, luego junto sus dos manos a modo de megáfono—, ¡puedes salir, los tipos malos y feos ya se fueron!
Knuckles miró a Tails.
—¿Quién es ese Ozzie de quien habla?
—No lo sé, quizás un amigo o…
Unos arbustos se sacudieron, Knuckles se apresuró a ponerse frente a Tails, luego levantó los brazos listo para luchar, las ramas se movieron un poco más, y de ellas salió un perro Golden retriever, quien los miró y soltó un ladrido amistoso.
—¡Ozzie, ahí estás! —exclamó Sonic con felicidad.
El perro fue con él y al llegar llenó de lengüetazos al erizo.
—Si, a mí también me da gusto verte —le dijo Sonic entre beso y beso—, lo siento mucho si te asustaste, no esperábamos que esos tontos nos atacaran, pero no te preocupes, me encargare de que nunca vuelvan a molestarlos.
Mientras tanto, Tails y Knuckles solo veían extraños la escena.
—Zorro… ¿qué es esta criatura?
—No lo sé, pero a simple vista parece ser un espécimen de la fauna de este planeta.
Sonic miró a sus compañeros mientras acariciaba al perro en la cabeza.
—Se llama Ozzie, y es uno de mis mejores amigos.
«Criatura suertuda» pensó Tails con envidia.
Ozzie se volteó para verlos, y giró su cabeza en confusión, luego caminó hacia ellos, Tails se asustó un poco mientras que Knuckles solo siguió examinando al perro. Ozzie llegó con Tails y empezó a olfatearlo.
—Eh… Sonic, ¿qué está haciendo? —preguntó asustado.
—Tranquilo, solo te está olfateando, es para que pueda conocerte.
Tras eso, Ozzie se detuvo y miró a Tails a los ojos, el pequeño no se relajó, sentía que en cualquier momento se le echaría encima para devorarlo; Ozzie empezó a lamer la cara de Tails.
—Oye…. No… ¡qué asco! —dijo entre risas.
Knuckles se apartó un poco.
—Cuidado, zorro, puede ser venenoso.
Sonic rodó los ojos.
—No es venenoso, esa es solo su forma de mostrar amor.
Knuckles se quedó extrañado.
—Que raros son los terrestres.
Ozzie lo escuchó y dejó a Tails para poner toda su atención en Knuckles, vio al equidna girando su cabeza, y agitando su cola hacia los lados.
—¿Por qué me ves así? —preguntó poniendo un pies por detrás.
Entonces Ozzie fue hacia él.
—No… no… —pero antes de que Knuckles pudiera hacer algo, Ozzie también estaba llenándolo de besos—, ¡Agh! ¡Erizo, haz algo!
Pero Sonic solo se rió.
—Tranquilo, estoy seguro que el guerrero más temido de la galaxia puede soportar unas cuantas lamidas.
Knuckles gruñó apretando los dientes.
Poco pasó para que Ozzie lo dejará y volviera con Sonic, él volvió a acariciarlo, feliz de ver que ni Eggman ni Rava lo agarraron.
—¡Ah! —Se quejó Knuckles limpiándose la cara con el brazo—, ¿ahora qué? ¿No vas a traerlo a la búsqueda, o sí?
Sonic rápidamente negó con la cabeza.
—No, Ozzie es un gran amigo, pero las misiones y eso no son lo suyo.
Tails no pudo evitar sentirse un poco animado por eso, al menos podía hacer algo que el canino no podía.
—¿Entonces, qué harás con él? —preguntó el zorro.
—Voy a dejarlo con un amigo, él se podrá hacer cargo en lo que regresamos,
Knuckles resopló.
—Genial, más paradas.
…
Tras eso, Sonic los dirigió hacia otra casa que no quedaba muy lejos de la suya, lo bueno es que Ozzie estaba entrenado, ya que así no tenían que ponerle correa, caminaron, bueno en el caso de Tails voló, hasta una vivienda que tenía la cochera abierta, y las luces encendidas, dentro, se veía a un humano tratando de arreglar una bicicleta.
—Vamos Wade —dijo entre gruñido y gruñido, mientras que con una llave giraba el pedalier—, ¿Quién necesita un carro cuando tienes está súper cool bicicleta que has tenido desde? ¡Ah!
Gritó al apachurrarse un dedo, se sacudió la mano para después besársela.
—Eh… este hombre no parece estar familiarizado con la operación mecánica básica —comentó Tails después de mirarlo.
Sonic lo volteó a ver.
—Oh, ¿Wade? No lo subestimes —explicó.
Los tres miraron al humano nuevamente, Wade echó a girar uno de los pedales, y la bicicleta se desarmó por completo.
—Tampoco lo sobreestimes.
Knuckles solo negó con la cabeza.
—Ancestros, este planeta está condenado
—Está bien, Wade, no llores y empieza de nuevo —se dijo conteniendo las lágrimas, y empezó a recoger las partes.
Fue ahí cuando Sonic aprovechó para salir de los arbustos y caminar a la entrada, mientras que Tails y Knuckles decidieron rodear, para que así Wade no los viera directamente.
—Hola Wade, ¿todo bien? —preguntó amablemente el erizo.
—Hola, sí todo bien —respondió algo avergonzado—, solo estoy… arreglando la vieja bici, ya sabes, pensé que podría volver a ponerme en forma, estirar los hombros, ¿sabes?
Tails y Knuckles se pegaron a la pared y escucharon atentamente, con Ozzie a un lado, el solo respiraba con la lengua fuera.
—Además alguien se robó la patrulla —admitió al fin.
Knuckles miró a Tails.
—¿Esos no fuimos nosotros? —preguntó.
—Shhhh —fue la única respuesta de Tails, llevándose un dedo a los labios.
—Bien, Wade, quiero que conozcas a dos personas, no son de por aquí —Sonic extendió sus brazos hacia la pared donde sus compañeros estaban—, Tails, Knuckles.
Tails asomó un brazo donde tenía su gizmo, este examinó a Wade de pies a cabeza, él se quedó quieto, sintiéndose un poco incómodo, cuando el escaneó terminó, Tails por fin se mostró, acompañado de Knuckles.
—¿Están tus cuarteles asegurados? —le preguntó.
—¿Este lugar? Sí, súper-seguro, nadie viene por aquí, bueno, excepto por mi madre —explicó Wade mientras oprimía el botón de cerrado.
Sonic chifló y Ozzie se les unió, los cuatro entraron antes de que la puerta se les cerrara, Knuckles miró la cochera donde se encontraban.
—Bueno, nadie creería que el último guerrero equidna se escondería en esta pocilga, así que creo que funciona —dijo Knuckles con toda naturalidad.
—Eh… ¿gracias? —respondió Wade, no sabiendo si había sido un insulto o no.
—Escucha, Wade —le explicó Sonic—, los chicos y yo tenemos que irnos a cumplir una misión muy importante, pero no quiero dejar a Ozzie solo, ¿hay problema si lo dejo contigo?
—No hay problema en absoluto —respondió con un movimiento de mano—, Ozzie y yo nos la pasaremos genial, ¿no es así?
Ozzie ladró de manera aprobativa, Sonic suspiró aliviado, una preocupación menos.
—También, es muy importante que ni Tom ni Maddie se enteren de esto, ¿está bien?
—¿Por qué?
—Son las primeras vacaciones que han tenido en años, no quiero preocuparlos por algo que podemos arreglar antes de que lleguen.
Wade solo se encogió de hombros, confiaba en Sonic, así que sí él decía que podían arreglarlo confiaba en que así era.
—Muy bien.
Sonic sonrió y se volteó para ver a sus acompañantes, notando de nuevo sus vendas, y lo que Eddie le dijo.
—Oye Wade, un favor más, ¿no tendrás bufandas?
Momentos después, habían recubierto las heridas de Tails y Knuckles con una bufanda, por lo que había visto es Discovery Channel, Sonic sabía que Siberia era un lugar frío, y no quería arriesgarse a que las heridas de sus amigos se mojaran, ya que eso aumentaría el riesgo de infección.
—Vaya, ¡gracias Sonic! —fue Tails mientras veía la bufanda.
Knuckles no dijo nada, porque en el fondo, estaba conmovido de que alguien se hubiera preocupado así de él, lo esperaba del zorro, pero le sorprendía la gentileza con la que Sonic lo estaba tratando, a pesar de saber lo que su pueblo le hizo a su madre.
—Muy bien, creo que tenemos todo listo —declaró Sonic una vez que estuvieron resguardados, sacó el anillo—, ¿listos para iniciar este viaje?
—Desde el día que nací —aseguró Knuckles.
Tails asintió energéticamente, Sonic lanzó el anillo, y un valle nevado apareció del otro lado, el erizo lo miró fijamente antes de tomar aire, y dejarlo salir en un largo suspiro.
—Esto va por ti, Garra-Larga —susurró.
Y entró, con Tails y Knuckles siguiéndolo por detrás.
