Después del duelo de baile, las cosas se relajaron en la cabaña, los clientes se mostraron mucho más calmados con la presencia de los chicos, incluso acomodaron de nuevo las sillas como antes del Pivonka, y Knuckles se sentó en una de ellas para competir en las fuercitas con los demás, hasta ahora, el equidna le había ganado a todos, sin esfuerzo, y los humanos que compitieron estaban en una esquina sobándose los brazos y los nudillos, al menos el rojo había entendido que los terrestres no alcanzaban ni la mitad de su fuerza, así que los trataba con delicadeza.

—¡Ja, ja! —Se rió Knuckles tras derrotar a un sujeto tatuado, el equidna alzó los brazos hacia el techo—, ¡la victoria es nuevamente mía!

El hombre se levantó mientras iba a lamerse las heridas con sus compinches.

Sonic solo sonrió mientras negaba con la cabeza, Tails y él se habían sentado en una mesa a unos metros de la competencia, ambos veían hacía Knuckles mientras él destrozaba a todos.

—¡¿Quién osa desafiar al campeón?! —exclamó Knuckles mirando a la multitud, sorprendentemente, una nueva hilera de competidores se había formado.

Tails también sonrió.

—Creo que es lo más feliz que lo he visto —dijo apoyando sus brazos sobre la mesa.

—¿Se conocen de hace mucho? —preguntó Sonic, la verdad es que eso le daba curiosidad, ya sabía que Tails era la razón por la que Knuckles no quería matarlo, y que habían explorado varios mundos en su búsqueda, pero seguía cuestionándose desde hace cuánto esos dos se conocían.

—No… de hecho, apenas nos conocemos de hace unos días.

Sonic abrió los ojos.

—¿En serio?

Tails asintió con la cabeza, no sabía porque le sorprendía tanto.

—Parecen cercanos.

Tails negó con la cabeza, aunque sonreía.

—No, solo somos compañeros de trabajo.

Pero a Sonic eso le resultaba difícil de creer.

—No lo sé, amiguito, él parecía muy preocupado por ti cuando esa lagartija te apuntó con su vara.

Tails giró sus orejas cuando escuchó la palabra "amiguito", quería preguntarle a Sonic si hablaba en serio, después de todo, no sería la primera vez que alguien fingía serlo solo para hacerle una broma, pero primero le gustaría aclarar que tipo de relación tenía con Knuckles.

—Eso solo fue por el trato que hicimos, Knuckles es muy leal en ese sentido.

—Sí, todo eso del honor.

«Que casi hace que nos maten» pensó, solo para él.

—Pero no lo sé, no me pareció que te estuviese protegiendo solo por un encargo, creo que realmente se preocupa por ti.

Tails miro hacia el otro lado, ¿podría ser? La verdad es que no creía que alguien como Knuckles el equidna, el más grande guerrero de la galaxia, pudiera caerle bien un debilucho como él, pese a lo que el gigante le había dicho en su viaje, Tails creía que simplemente le agradaba porque le proveía cierto entretenimiento, pero ya, no pensaba que Knuckles lo quisiera fuera de una relación laboral.

Al ver la inseguridad del pequeño, Sonic le dio un amistoso codazo.

—Vamos, amigo, déjate querer.

«Lo dijo de nuevo», pensó Tails, «será en serio, ¿o solo quiere ser amable?».

Para ser un genio tecnológico y mecánico, vaya que era malo para descifrar las emociones, así que armándose de valor, tal y como había hecho cuando encontró a Knuckles por primera vez, le preguntó:

—¿Lo dices en serio?

—Claro, es importante que…

—Me refería a… —se llevó una mano al pecho—, yo ser tu amigo.

Sonic lo miró con una sonrisa.

—Por supuesto, compa.

Tails inspeccionó su rostro, en busca de cualquier señal de burla o mentira, pero no, Sonic se veía sincero, esa sonrisa era acogedora, amistosa, él hablaba en serio, ¡Sonic quería ser su amigo! Los ojos del pequeño se abrieron en grande al ver que su sueño por fin se hacía realidad, no solo había logrado conocer a su héroe, ni había resultado ser tan genial como esperaba, sino que también quería ser su amigo.

Tails no pudo contenerse y se le lanzó encima a Sonic en un abrazo.

—¡Wow! —respondió Sonic, el gesto lo tomó por sorpresa.

Al escucharlo, Tails pensó que lo estaba incomodando, así que rápidamente lo soltó.

—Lo siento, es que creciendo no tuve ningún amigo, todos en mi aldea creían que mis dos colas eran raras.

Sonic sonrió comprensivamente.

—Hey, sé cómo se siente —y era verdad, después de diez años en soledad, temeroso de que si alguien llegara a descubrirlo lo cazaría (cosa que pasó con el loco Carl, por fortuna que él era inofensivo) Sonic entendía lo horrible que la soledad podía llegar a sentirse.

—Pero luego te vi a ti, la criatura más rápida de la galaxia —Tails cerró un puño al decir eso, luego miró de nuevo a Sonic—, tú también eras raro, pero eras una leyenda, eso me hizo pensar que quizás, ser raro no era tan malo después de todo.

Sonic sonrió, estaba feliz de haber podido ayudar al pequeño de ese modo, le recordó a como Lord Dona lo inspiró en sus momentos más oscuros, aunque algo de lo que dijo Tails lo tenía algo nervioso.

—Espera, dijiste que me viste, ¿cómo?

—Oh… —respondió Tails rascándose detrás de la cabeza, era hora de admitir la parte de la que no se sentía muy orgulloso—, ¿recuerdas esa noche en el campo de béisbol? Tu ataque de energía fue tan poderoso que llegó hasta mi planeta, te vi salvar a tu aldea del loco con bigote.

—Espera… ¿entones has estado viéndome todo este tiempo?

Tails apartó la mirada, avergonzado.

—Lo siento, no quería incomodarte, es solo que… —el zorro inhaló aire antes de soltarlo—, me sentía muy solo, y cuando te veía corriendo, destruyendo las máquinas de Eggman… no solo me inspirabas, también me ayudabas a distraerme de mi realidad y…

Tuvo que hacer un esfuerzo porque esto sí era muy tonto.

—No sé, a veces imaginaba que yo podía estar a tu lado… viviendo todas esas increíbles aventuras.

Tras terminar ni se atrevió a mirarlo, ya había quedado como un acosador y como un tonto, vaya combinación.

Pero Sonic no estaba para nada molesto, después de todo, entendía porque Tails lo había hecho, no fue con ninguna mala intención, de hecho, se parecía mucho a lo que él mismo había hecho.

—Oye —dijo poniéndole una mano en la espalda, el pequeño lo miró—, tuve que pasar diez años encubierto en Green Hills, no podía hablar con nadie por temor a que quisieran robarme mi poder, pero llegó un punto donde la soledad era insoportable, así que… solía mirar a Lord Dona y a Dama Yoga a la distancia, mientras iban con su día a día, imitaba lo que hacían, veía películas a través de su ventana, haciendo como que yo estaba ahí con ellos, para tratar de sentirme como uno más, como…

—Familia —dijeron los dos al mismo tiempo, ambos abrieron los ojos en grande y luego se rieron, al terminar, Sonic se limpió una lágrima del ojo y volvió a ver a su amigo—, sé que no lo hiciste con mala intención, así que todo bien, Tails.

El pequeño sonrió.

—Gracias, Sonic.

—Gracias a ti, Tails, estoy muy feliz de que estés aquí.

—También estoy feliz de estar aquí, Sonic, tú me inspiraste a dejar mis miedos, a buscar a Knuckles para decirle que no eras una amenaza, y a hallarte y ayudarte con tu misión.

Sonic admitía que era bastante genial compartir esta nueva travesía con alguien más, se sonrieron un rato más hasta que el celular del erizo sonó.

—Hablando del Rey de Roma —dijo, sabiendo de quien se trataba.

Sacó su móvil para responder el mensaje.

Para desgracia de Sonic y sus amigos, el celular del erizo había sido interceptado por Robotnik en su guarida, mientras el joven le respondía a Tom, los villanos podían ver la conversación en una de sus múltiples pantallas.

«¿Qué tal todo amiguito?» leía el mensaje de Tom.

«Solo pasando el rato» respondió Sonic.

Robotnik y Stone estaban al frente, mientras que Rava estaba detrás de la barra, leyendo en su mente los mensajes.

—¿Cómo puedes hacer esto? —preguntó señalando con una garra la pantalla.

—Oh, eso mi reptiliano amigo, la gente de este planeta carga pequeños aparatos electrónicos conocidos como celulares, máquinas que pueden conectarse a una red inalámbrica mundial, conocida como Internet, puede ser una gran fuente de información, o para mantenerse comunicados, pero la mayoría de las pobres almas de esta tierra solo la usan para divertirse, ver videos de gatitos, o a otros humanos haciendo tonterías, esperando que el entretenimiento barato los distraiga de sus aburridas e insignificantes vidas.

Rava sonrió.

—Así que si estos celulares, pueden conectarse a esta mega red de comunicaciones, me imagino que pudiste localizar esa señal y asilarla.

Robotnik se rió moviendo los dedos entre ellos.

—Estás en lo correcto, mi escamoso compañero —Robotnik movió algunos controles en la mesa, un holograma de la tierra apareció—, gracias a la triangulación de mi torre celular de red mundial, he podido rastrearlos hasta el majestuoso interior del este de Siberia.

Sobre el escritorio se proyectó un holograma de las montañas Siberianas, así como uno pequeño de Sonic, en la cima de una de estas.

—Así que, todos los simios de este planeta cargan un aparato con el que es posible localizarlos en cualquier parte de esta bola de lodo —susurró Rava, luego rió—, apoderarse de este basurero será más fácil de lo que pensé.

Desde que llegaron, Stone no le había quitado los ojos de encima a Rava, y es que seguía sintiéndose intimado por su tamaño y apariencia, aparte de que, sentía que el reptil tenía un complejo de superioridad, y que en cualquier momento los traicionaría.

«Maldito fenómeno, debes aprender que aquí el único al mando es el doctor» pensó, y moriría defendiendo esa idea, Robotnik era la autoridad máxima del planeta, así que cuando notó que Eggman se alejaba, Stone aprovechó para acercársele y susurrarle al oído:

—Doctor, ¿por qué estamos trabajando con esta cosa?

—Porque Stone —susurró también—, la amenaza azul consiguió refuerzos, un zorro fenómeno de dos colas, y un equidna que es tan fuerte como estúpido, así que cuando el momento llegué, Cabeza de cuero puede encargarse de ellos.

Stone sonrió.

—Hacer que otro haga su trabajo sucio, bien pensado, doctor.

Pero Eggman negó con la cabeza.

—Piensa más grande, Stone, el bruto del equidna dice que en este planeta está la fuente del poder supremo, una esmeralda, mientras los fenómenos se matan entre sí, me haré con ella, su poder podría alimentar a mis más locos diseños, mi genio no solo sería reconocido en la Tierra, se esparciría como un virus a través de la galaxia.

Dicho eso junto sus manos y miró hacia arriba, hablaba muy excitado, y eso que estaba susurrando.

—Permitiéndome concentrar todas las energías negativas del universo, y volverme uno con la oscuridad misma —pegó las manos al pecho y cerró los ojos.

—Wow, suena enorme —respondió un sorprendido Stone.

«Realmente es un visionario, por eso lo amo» pensó.

—Ha estado en mi lista de pendientes por años, es la ley de atracción —volteó a verlo—, ¿qué no viste el secreto?

Stone negó con la cabeza.

Eggman pasó sus manos a su cabeza, y abrió las palmas simulando una explosión.

—¡Kaboom!

—¡Kaboom! —repitió Stone, feliz de poder contribuir.

Rava había estado viendo el pequeño holograma de Sonic, que giraba como una muñeca de esas cajas musicales, el reptil arrugó uno de sus orificios nasales, odiaba a los erizos, sobre todo a los antiguos, ¿Cómo se creían merecedores de portar el poder? Hizo una mueca mientras abría la boca para presumir sus fauces, imaginando que tenía al traidor, a los traidores, entre ellas para poder aplastarlos, con el equidna como un premio extra.

«Pronto, será nuestro» pensó, cerrando la boca.

—Entonces no perdamos más tiempo y vayamos por ellos —dijo el reptil alejándose del escritorio.

Eggman sonrió mientras iba a reunirse con él, Stone solo los siguió con la mirada.

—¿Tú secuaz no viene? —preguntó Rava apuntando con su cabeza al agente.

—No hay suficiente espacio en la nave, además, tengo una tarea especial para él.

Rava solo arrugó la nariz mientras salía, por el mejor, un simio apestoso era suficiente, además, así podría regresar por el otro humano más tarde, y devorarlo como había planeado.

Fue así como ambos villanos se fueron del café, no pasaron ni cinco minutos cuando un mensaje apareció en la pantalla principal, Stone giró sus ojos hacia ella, oprimió el sobre digital y un documento, con instrucciones e ilustraciones, apareció frente a él, Stone pasó la mirada por todo el archivo, y sonrió

«Oh, doctor, usted es magnífico, siempre piensa en todo» se dijo mientras sonreía, su genio no podía ser comparado.

Stone miró nuevamente hacia la mesa, dándose cuenta que ahí, Robotnik le había dejado la púa del erizo, sonrió mientras la tomaba y se ponía a trabajar, no quería decepcionar a su aimé.

Poco después de que Sonic y Tails tuvieran su pequeña charla, la cabaña empezó a vaciarse, muchos tuvieron que ser llevados luego de que sus brazos fueran destrozados por Knuckles, mientras que el guerrero seguía en su mesa posando, alardeando su victoria entre los pocos que quedaban.

—Espero que al menos duerma bien está noche —dijo Sonic mientras lo miraba, le era extraño conocer a alguien que presumiera más que él.

Volteó a ver a Tails, para descubrir que el pequeño se estaba durmiendo, tenía los ojos somnolientos y se estaba cabeceando, Sonic solo sonrió, le causaba ternura.

—Vamos amigo, el suelo no se ve tan malo —siguió.

Le dio su mano y lo ayudó a bajar de la mesa, por fortuna los encargados ya se habían llevado la mayoría de ellas, dejando un buen espacio para que ellos pudieron acostarse. Sonic llevó a Tails ante un punto despejado y luego lo sostuvo hasta que el pequeño se acostó, durmiéndose al instante, el erizo vio que alguien había dejado una manta en una de las sillas, Sonic la tomó y regresó con Tails, tapando al pequeño con ella.

—Descansa, Tails —dijo mientras acomodaba los bordes de la cobija.

Al terminar se quedó viendo a su amigo un momento, lo que dijo fue con total sinceridad, estaba feliz de que Tails estuviera ahí para ayudarlo. Sonic sonrió y levantó la mirada, para encontrarse con que Knuckles también los estaba viendo.

No se le veía enojado, ni molesto, sino… intrigado.

—Tú —empezó mientras apuntaba con sus nudillos a Tails—, eres bueno con él.

—¿Puedes culparme? —Respondió Sonic mirando de nuevo al zorro—, es tan pequeño… pero valiente.

Dijo eso sentándose al lado de Tails.

—Yo era más joven que él cuando me quedé atrapado en la Tierra… me hubiera gustado tener a alguien a mi lado cuando tenía su edad.

«Porque ser un héroe no es sobre cuidarte a ti mismo, es sobre cuidar a los demás» recordó las palabras de Tom.

La primera vez que lo escuchó, le pareció un discurso muy cool, sobre todo sabiendo que era un antiguo lema Wachowski, pero ahora, que tenía a Tails a su lado, creía que finalmente lo entendía, apenas llevaban horas de conocerse, pero ya sentía un lazo con ese pequeño, y no quería ni imaginarse un escenario donde el pequeño saliera herido, además, saber que había inspirado a alguien tanto como para dejar sus miedos atrás… se sentía feliz, Sonic le puso una mano en el hombro a Tails y sonrió.

Knuckles solo asintió con la cabeza y tomó asiento, al lado de Sonic.

—Sé a qué te refieres.

Sonic sonrió mientras dirigía su atención a él.

—Lo sé, sé que también te preocupas por él.

—Le hice un juramento.

Sonic negó con la cabeza.

—No, te preocupas por él como un amigo, sé que tú también le tienes cariño.

Knuckles apartó la mirada.

—Nuestra relación es estrictamente profesional —claro que no lo decía en serio, por supuesto que veía al zorro como su amigo, y sí, estaba encariñado con él, pero no quería admitirlo frente a Sonic, porque conocía al erizo, y temía que si mostraba debilidad con él, Sonic se burlaría.

—Nah, he visto cómo lo cuidas, como los hermanos lo harían.

Knuckles miró a Sonic con una mirada seria, para sorpresa de nadie, el erizo estaba totalmente relajado, con ambas piernas estiradas, y moviendo la punta del zapato derecho de atrás para adelante, el equidna analizó el rostro de Sonic, y su tono, buscando cualquier rastro de burla, al no encontrar ninguno, se dijo que podía relajarse, así que soltó un gran suspiro y bajo los hombros.

—Muy bien, me atrapaste, me preocupo por él, ¿feliz?

Sonic sonrió de oreja a oreja.

—¿Qué hay de moi? —preguntó llevándose una mano al pecho.

—Tu compañía me resulta soportable, erizo.

Sonic se rió, y luego le dio un ligero golpe en el brazo a Knuckles, el equidna pudo haberlo regresado, pero fue tan débil que ni se molestó.

—Viniendo de ti, lo tomaré como un cumplido.

Knuckles rodó los ojos, pero sonrió.

Los dos estuvieron callados un momento, hasta que Knuckles volvió a verlo.

—Por cierto… gracias por evitar que lastimara a los humanos —si bien le costaba admitir cuando se equivocaba, y más tratándose de Sonic, era parte de su código de honor hacerlo—, tenías razón, no son tan malos cuando llegas a conocerlos.

Sonic sonrió, repitiéndole el lema de los Wachowski.

—Mmmm, palabras sabias, ¿un antiguo proverbio terrestre? —preguntó Knuckles con curiosidad.

—No, señor, es un clásico de los Wachowski, me lo dijo un hombre en un bote —dicho eso miró hacia el techo, como si pudiera verlo en ese mismo instante—, alguien que significa mucho para mí.

—Oh sí, el poderoso y sabio Lord Dona.

Sonic abrió los ojos.

—¿Lo conoces?

—Claro, lo vi en los videos del zorro.

La boca de Sonic cayó en picada.

—¿Tú también me espiaste?

—Lo que hice fue para poder analizar tu estilo de pelea, y habilidades erizo, pensé que cuando nos encontráramos tendríamos una gran lucha… debo decir que cuando vi que solo eras un niño bromista fue bastante decepcionante.

—Eh… ¿gracias? —decidió que lo dejaría así, de todos modos, no estaba enojado con Tails por haberlo grabado, algo le decía que esos videos fueron con los que el zorro convenció a Knuckles de que no era una amenaza.

—Pero también vi que defendiste a tu aldea con honor y valentía, como un verdadero guerrero —admitió Knuckles, pese a todo, los guerreros debían tenerse respeto entre ellos.

Sonic sonrió, viniendo de Knuckles, sabía que esa era la mayor muestra de admiración que conseguiría de él.

—¿Sabes, Knuckles? A pesar de que nuestros padres tenían sus diferencias…

—¿Diferencias? —Preguntó el equidna volteándolo a ver—, eran enemigos a muerte, con la única misión de matarse entre ellos.

—Lo sé, trataba de suavizar mis palabras.

—¿Cómo puedes suavizarlas si ellas ni siquiera pueden golpearte?

—Olvida todo lo que dije —interrumpió, algo le decía que si continuaban por ese rumbo, solo terminaría enojándose, y se sentía tan cómodo que no quería arruinar el momento—, lo que quiero decir es que…

Miró al equidna a los ojos.

—Estoy muy feliz de que estés aquí, Knuckles.

El equidna apartó rápidamente la mirada, no esperaba este escenario, jamás se imaginó que el erizo, de todos los seres en el universo, le dijera que estaba feliz de tenerlo a su lado.

—Yo… estoy agradecido por tu ayuda, erizo.

Sonic sonrió, se daría satisfecho con esa respuesta, bostezó y se acomodó al lado de Tails, estaba seguro que a Knuckles no le molestaría, ambos tenían el sentimiento de protegerlo.

—Descansa, Knuckles, para mañana la tormenta ya habrá pasado, y el aparato de Tails debería obtener las coordenadas, recuperaremos la esmeralda… —bostezó—, y la mantendremos a salvo de científicos locos, y lagartos mutantes.

Se acostó.

—Descansa, Knuckle-head.

Tras decir eso, cayó dormido.

Apenas unos segundos después de que el erizo se acueste al lado del zorro, el pequeño saca sus dos colas de la sabana, y cubre con ellas a Sonic.

Knuckles debería sentirse celoso, como lo ha hecho cada vez que Tails mostraba su admiración hacia el azul, pero no lo hace, en vez de eso, se acerca más a ellos, a una distancia en la que ya solo los separan centímetros.

No quiere apartarse del lado de ninguno de los dos, quiere estar cerca de ellos y… protegerlos.

Knuckles suspira mientras ve al techo, en estos últimos días, toda su vida se ha puesto de cabeza, y no necesariamente en un mal sentido, el erizo al que consideraba su enemigo, se volvió su aliado y… parece que hasta su amigo.

Desde que inició su travesía con el zorro, sabía que todas sus ideas sobre Sonic eran erróneas, pero aun así, jamás pensó que el erizo llegaría a apreciar su compañía, lo más raro, es que tampoco le desagradaba, como ya dijo, le molestan las bromas, y cuando Sonic no se toma las cosas en serio, pero aun así, eso solo refuerzan el hecho de que es un niño, apenas unos años menor que él, pero eso es suficiente para que Knuckles entienda su compartimento… y hasta se preocupe por él.

«Es noble, pero aún tiene mucho por aprender», piensa de Sonic, luego ve a Tails «es fuerte, pero necesita creer en sí mismo».

Y siente que él puede guiarlos… y ellos a él, sin el zorro le habría tomado años llegar hasta Sonic, y el erizo los guía por este extraño mundo, el que él ya conoce, así que los tres tienen cosas que aportar, pueden cuidarse mutuamente y guiarse, son como una tribu…

La que él siempre quiso.

Knuckles sonríe mientras los mira.

—Duerman bien —les dice mientras se acomoda, montará guardia un poco más, después de todo, no le gustaría que nada le pasara a esos dos.

No lo dirá en voz alta, pero él también está feliz de estar ahí.