Antes de abandonar el país, Robotnik le dijo a Rava que primero tendrían que hacer una parada, el lagarto no se mostró del todo contento, gruñendo mientras le enseñaba los dientes, pero Robotnik ni se inmutó, le mostró la pantalla donde se veía que el trío de furros había hecho una parada, y que no estaban moviéndose.
—Nos conviene esperar a que lleguen a la esmeralda, luego podemos matarlos —le dijo, y antes de que Rava pudiera hablar, el científico agregó: —además, lo que tengo es un pequeño regalo para ti.
Eso intrigo al lagarto, quién dejó de insistir y en vez de eso solo miró al frente, Robotnik se rió y dirigió el planeador hacia su objetivo.
«Si intenta algo gracioso, pues lo mato y me lo como», se dijo Rava a sí mismo, después de todo, no le molestaría una merienda antes del viaje.
Fueron volando, acompañados con toda la armada de robots por detrás, hasta una granja a las afueras del pueblo que estaba pintada de color verde.
Eggman aterrizó y Rava se despegó del planeador y se quedó admirando el lugar sin saber muy bien que hacían ahí, volteó la mirada hacia Robotnik, que ahora también caminaba hacia uno de los establos.
—¿Por qué me trajiste aquí? —le preguntó con un tono severo.
Robotnik dio media vuelta, sonriendo.
—Verás, mi escamoso amigo, lamento que no puedas comerte a Stone, pero eso no quiere decir que no puedas tener una pequeña merienda antes de que nos vayamos —dicho eso se volvió hacia la puerta, el dedo de su mano empezó a brillar, apuntó hacia el candado y disparó un rayo que partió el cerrojo a la mitad.
Robotnik se rió, y con un aire de soberbia, empujó el marco con una mano, luego extendió su brazo hacia el interior. Rava ladeó su cabeza en curiosidad, se fue acercando más y más, hasta asomarse dentro, era un espacio grande, a los costados estaban colocadas hileras de vacas que en ese entonces, estaban dormidas, ignorantes del peligro que yacía frente a ellas.
El reptil miró con interés a Robotnik.
—Así que… ¿puedo comerme a estos animales?
—Todos los que quieras —respondió Robotnik apuntando hacia el interior.
Rava volvió a asomarse, haciendo una mueca esta vez.
—No lo sé, parece demasiado fácil —continuó Rava mientras se rascaba la barbilla con una de sus garras.
Robotnik hizo una mueca.
—¿Fácil? —preguntó.
—Sí —Rava volvió a mirarlo, colocándose una mano en el pecho—, soy un cazador, me gusta el juego, el perseguir, si mi victima está tan solo encerrada… no siento la misma emoción.
Eggman apretó los puños, si bien, una parte de él entendía lo que Rava decía, la generosidad no era una de sus virtudes, no estaba haciendo nada de esto por el lagarto, claro que no, tenía un propósito como todo lo que hacía, si esa maldita cabeza de cuero no cooperaba, todo se iría al demonio. Iba a decirle que la verdadera cacería los esperaba, y que lo mejor sería que se apresuraran, cuando en la casa unas luces se prendieron, al parecer su llegada no había pasado tan inadvertida.
Tanto Rava como Eggman vieron hacia la casa, el lagarto sonrió. Robotnik se giró para verlo y señaló con dedos la vivienda.
—Parece que el universo te ha mandado un regalo.
—Así parece —contestó mientras se quitaba su túnica, revelando un cuerpo musculoso, sus bíceps estaban fornidos y las venas se le remarcaban, tenía el abdomen marcado, por debajo vestía solamente un taparrabos negro—, cuídamela, odiaría que se me manchará, la sangre siempre es lo más difícil de limpiar.
Robotnik solo miraba impresionado a Rava, sintiéndose un poco intimidado por su físico. Rava se percató, pues sonrió de comisura a comisura.
«Que te quede claro, simio» pensó, «te supero física y mentalmente».
Con lentitud, Eggman extendió su brazo y tomó la prenda, Rava se puso a cuatro patas, elevando su cola del suelo, y balanceadora hacia los lados.
—Siéntete afortunado, estás por ver a un depredador alfa en acción —dicho eso, salió corriendo en dirección a la casa.
Robotnik hizo una mueca.
—Inmundo salvaje —murmuró antes de rebuscar en los bolsillos de la túnica, cuando encontró la bolsa de los anillos, la sacó y contempló por un momento—, pero que juguetes más curiosos cargas contigo.
Apretó varios controles en su guante, y del planeador se abrió una compuerta de la cual salieron unos pequeños drones, similares al que partió la camioneta de Tom durante la persecución en la carreta, volaron hasta él mientras Eggman abría la bolsa. La mantuvo abierta para que las máquinas de metieran, y luego cada una, cargando con pequeños pero poderosos brazos mecánicos, salió con un anillo. Eggman sonrió mientras volvía a cerrarla y luego la guardaba de donde la había sacado.
—Llévenselos a Stone, está tecnología no es como nada que haya visto antes, que empiece a examinarla, quiero un reporte completo cuando regrese.
Los drones hicieron un ruido en aprobación, y emprendieron un viaje de regreso a la base. Eggman sonrió mientras los veía alejarse.
«Ahora, cuando termine está pequeña excursión, tendré el poder de viajar por el universo entre mis manos, no habrá planeta donde mi poder no llegué» pensó con malicia.
Un gritó se escuchó desde la casa. Robotnik se volvió para verla, había una ventana rota y se escuchó un disparo, seguido de un rugido de Rava, algo que se caía y rompía, seguramente algo de porcelana, seguido de un alarido humano de dolor, así como la risa del lagarto. Eggman se rió, como le gustaba un show donde no tenía que limpiar.
…
De regreso en la base, Stone estaba empezando con los preparativos para la nueva genialidad del doctor, cuando los drones entraron por la puerta. El agente dejó de alinear las piezas, tal y como los planos de Robotnik indicaban, y prestó su atención en las máquinas, notando que era lo que traían. Sus ojos se le iluminaron.
«Doctor… usted…»
Se imaginó a él, caminando hacia el altar, con Robotnik esperándolo y las campa…
Se escuchó el mensaje de Eggman, y Stone entendió cuáles eran las verdaderas intenciones del doctor. Se dijo que no debía sentirse mal, que el doctor era, antes de todo, un hombre emprendedor, siempre buscaba como expandir su dominio e ingenio, con esta oportunidad, era obvio que no la iba a dejar pasar.
—Claro, lo haré ahora mismo —dijo extendiendo su mano, los drones pasaron a dejar los anillos en ellas antes de regresar a su base.
Stone suspiró dirigiéndose al escáner, los colocó hasta que solo quedó uno en su palma, entonces se detuvo y lo miró con más atención. Aunque amaba a Robotnik, a Stone le gustaban esos momentos que tenía para él solo, porque por más que amará al doctor, sabía que él no era un hombre de sentimientos, y si veía algo así, tendía a ignorarlo. Stone tomó el anillo con la otra mano y lo levantó, se quedó admirándolo un rato, para después ponérselo en el dedo, extendió su palma y se quedó observándolo, le quedaba tan bien.
«Oh doctor, ¿llegará el día en que… usted y yo…?» era tan perfecto, si tan solo Robotnik realmente lo hiciera...
Pero por hoy, solo podía soñar.
«Quizás algún día» se dijo, antes de quitarse el anillo para dejar de fantasear, y poder ponerse a trabajar.
…
Sonic no sabía cuándo se despertó, solo supo que tenía sus brazos alrededor de algo muy suave y… esponjoso, era como terciopelo. El erizo ronroneó mientras abrazaba con más fuerza a aquello, y luego restregó su mejilla contra eso, sintiéndose cómodo. Algo más lo rodeaba, algo igual de esponjoso, pero más… duro, fuerte, como un tronco, era algo casi contradictorio, pero así es como era. Como fuera, aquello no lo incomodaba, sino que lo hizo sentirse más cálido, lo cual agradecía pues esa mañana hacia frío, abrazó a lo que fuera que tuviera en sus brazos, era como un osito de peluche.
—Erizo… deja de roncar.
«Esa voz, es…» al escucharlo, recordó todo.
Sonic abrió los ojos, encontrándose con que la cosa que abrazaba, era en realidad Tails, mientras que, o más bien, quien lo rodeaba a él era Knuckles. Al parecer, mientras dormían, él se había volteado para poder abrazar al zorro, y luego el equidna hizo lo mismo, pero con él, la manta seguía tapando al pequeño.
Sonic… no sabía cómo sentirse, la cercanía ayudaba mucho a mantener el calor, mucho mejor que la cobija, tan solo el enorme cuerpo de Knuckles irradiaba lo de tres personas, pero… no pudo evitar sentirse algo avergonzado, los tres estaban en un abrazo enorme, y… Era algo incómodo, no quería que nadie los viera y pensara que… él era un niño al que tenían que cuidar. Era un héroe, tenía que verse como tal.
Tails se acomodó más cerca de él.
«Oh no», pensó aterrado.
No era adepto a sentir… cariño por Knuckles, le agradaba y todo, pero… él era un sujeto fuerte, poderoso, que podía cuidarse por sí solo. Así que no sentía tanto la necesidad de protegerlo porque sabía que él era más que capaz, claro que lo ayudaría, porque eran amigos, lo mismo que pasaba con Tom. Pero Tails por el otro lado… era tan pequeño, y Sonic no podía evitar sentir que tenía que protegerlo, ver por él y cuidarlo, y eso también significaba que…
Le era muy difícil resistirse a los cariños del zorro.
Una parte de él quería alejarse, despertarlos para que pudieran romper el abrazo, pero otra… no quería soltar a Tails.
«Qué demonios» se dijo, ya fuera porque ya no tenía miedo de mostrar sus emociones, o porque simplemente estaba muy cansado como para un dilema moral, apoyó su cabeza sobre la de Tails. Dios, que esponjoso era. Y se dejó dormir.
Hasta que Knuckles se levantó, soltándolo, lo que provocó que el frio le pegara en los huesos, Sonic sintió escalofríos y abrazó con más fuerza a Tails. El equidna se despertó, bostezando y estirando ambos brazos antes de voltear a ver a sus compañeros, el sueño había sido bueno, la idea de acurrucarse juntos fue buena, pues así pudieron mantener el calor, pero era hora de ponerse en marcha, estaban en una carrera contra el reloj.
—Erizo, zorro, despiértense, es hora de continuar con la misión.
—Cinco minutos más —respondió un somnoliento Sonic.
Knuckles rodó los ojos, parecía que cuando el erizo por fin se había ganado su respeto, salía con una nueva niñería para hacerlo enojar.
«Bueno, si voy a guiarlo por el buen camino, que mejor que empezar desde ahora» se dijo.
Así que dio un fuerte aplauso que resonó por toda la cabaña, despertando a los dos dormilones. Sonic y Tails se levantaron gritando.
—¡Estoy despierto! ¡Estoy despierto! —respondió nerviosamente Tails, mirando hacia los lados.
Knuckles tosió, los dos voltearon a verlo, el equidna se había cruzado de brazos, y golpeaba el suelo con la suela de su zapato continuamente.
—Por si ya lo olvidaron, tenemos una esmeralda que hallar, antes de que Robotnik y el lagarto lo hagan, así que agradecería que se levantarán para ponernos en marcha.
Los dos jóvenes se miraron, sin decir nada más.
Luego de que limpiaran las heridas de Tails y Knuckles, y de que cambiaran el vendaje, salieron de la cabaña para dirigirse a su destino. El zorro checó su gizmo, y vio que ya tenía señal.
—Perfecto, ya captó algo, ¡es hacia allá, en las montañas! —Dijo mientras apuntaba con un dedo al norte.
Knuckles sonrió mientras golpeaba con un puño la palma de su otra mano.
—Excelente.
Nuevamente adoptaron la posición de vuelo, Tails cargaba a Knuckles mientras que él llevaba a Sonic en sus brazos, mientras que aún le parecía humillante, Sonic no dijo nada, pues era la única manera de llegar, había montaña tras montaña, y aún si pudiera recorrerlas en un abrir y cerrar de ojos, necesitaba la guía de Tails, así que el erizo decidió tragarse su orgullo y aguantar el viaje.
Tails por su lado, seguía haciendo un esfuerzo, aún le pesaba tener que cargar a sus dos amigos, pero ya no tanto como la primera vez, era como si cada vez se fuera acostumbrando más y más.
Knuckles solo miraba hacia los lados, asegurándose de que ningún ataque sorpresa les llegara.
—¡Wohoo! —gritó Sonic mientras volaban por encima de una colina, todo a su alrededor era blanco, — el pronóstico de hoy es cielos despejados, y cien por ciento de probabilidades de aventura.
En sus manos llevaba el mapa y el gizmo de Tails, ya que era el único que las tenía libres.
—No es una aventura, es una misión para recuperar el artefacto más peligroso de la galaxia —le recordó Knuckles.
Sonic rodó los ojos.
—Trata de disfrutarlo, Knuckles, si le quitas lo de la misión, podrías ver esto como un viaje de tres buenos amigos recorriendo el bello paisaje Siberiano.
—Es mejor que los otros mundos que visitamos —agregó Tails, recordando lo caótico que fue el inicio del viaje.
—A mí me gustó Marble Zone —dijo Knuckles.
Tails lo miró entrecerrando una ceja.
—Casi morimos calcinados ahí.
—Lo sé, ¡por eso fue tan divertido!
Tails hizo una mueca, Knuckles y él tenían conceptos muy diferentes de lo que diversión significaba. Su gizmo empezó a sonar, Sonic lo checó.
—Tails, tu aparato ubicó las coordenadas, es un poco más adelante.
Los tres miraron decididos hacia el frente, ahí estaba una montaña, más grande que las anteriores, y con una cima que parecía afilada.
—¡Woah! —exclamó Sonic.
Sin embargo, había algo sobre esta montaña en particular, se sentía más… siniestra, aparte, el cielo no estaba despejado como con las otras, las nubes la rodeaban y caía un poco de nieve, era más desolada que las anteriores.
Aun así, eso no basto para detenerlos, ninguno de los tres se inmutó, tan solo siguieron avanzando hasta que encontraron una entrada, era un enorme circulo en la formación, dentro se podía ver que daba paso a una cueva. Al entrar, Knuckles se soltó de Tails, aterrizó de pie, y dejó ir a Sonic, el erizo miró sus alrededores, mientras que Tails aterrizó y apoyó sus manos en sus rodillas tomando aire.
—¿Estás bien, amiguito? —preguntó Sonic acercándose a él, listo para sujetarlo en caso de que se cayera.
—Sí, solo tengo que recuperarme un poco —respondió el pequeño mientras giraba su brazo.
—Me adelantaré para asegurarme que no haya trampas —dijo Knuckles dándose la vuelta para verlos—, quédate con él en lo que se recupera.
Sonic asintió.
—Grita si necesitas ayuda.
Knuckles asintió con la cabeza y siguió avanzando, Sonic prestó toda su atención a Tails.
—Deberías ir con él, yo estoy bien.
—No te dejaremos solo, tranquilo, el grandote puede cuidarse las espaldas.
Pero Tails no se sentía tranquilo, estaban en un entorno desconocido, y cada vez que habían entrado a un nuevo escenario, algo había pasado, y no quería que Knuckles tuviera que enfrentarlo solo. Sonic notó que no se sentía tan cómodo con la idea de que Knuckles se adelantará, así que se le ocurrió algo. Le dio la espalda a Tails y luego se agachó para estar a su altura, el zorro lo notó y lo miró extrañado.
—Vamos amigo, llevas cargándonos por tanto tiempo, es hora de devolverte el favor.
Tails abrió los ojos, entendiendo lo que significaba, así que caminó hasta Sonic, con sus brazos rodeó los hombros de su amigo, mientras que el erizo lo sujetó de las piernas.
—¿Listo?
Tails asintió con la cabeza. Sonic se puso de pie y avanzó hacia el frente, el zorro tuvo que hacer un esfuerzo por no mover sus pies de atrás hacia adelante por lo emocionado que estaba, ¡Sonic lo estaba llevando de caballito! Desde que era pequeño, bueno más pequeño, miraba a los demás niños de la isla siendo cargados en la espalda por sus padres, tíos, hermanos mayores, etc… Mientras que él, no tenía a nadie, con excepción de la cuidadora del orfanato donde creció, quien siempre fue cariñosa y atenta con él, pero fuera de ella… todo el mundo lo veía como un fenómeno, así que nadie quería acercársele, a menos que fuera para golpearlo, esta era la primera vez en la que tenía esa clase de contacto con alguien…
Bueno, segunda si contaba la celebración de su triunfo en el duelo de baile.
Pero esta era más… personal, solo Sonic y él, así que no pudo evitar abrazar con más fuerza a su amigo, para después reposar su cabeza con la del erizo. Sonic solo giró levemente su mirada para poder verlo, sonrió, quizás estaba en la edad en la que no le gustaba recibir afecto, sobre todo en público, pero… haría una excepción por el pequeño, después de todo, lo que le dijo a Knuckles anoche era verdad. Le hubiera gustado tener a alguien a su lado cuando tenía la edad de Tails.
Los dos avanzaron hasta que alcanzaron a Knuckles, quien se había detenido frente a unas enormes puertas, coronadas por una piedra tallada como la cabeza de un búho, y el techo estaba lleno de estalactitas de hielo.
—Okay, hay una puerta gigante con forma de búho… se ve, prometedor —comentó Sonic mientras avanzaba.
Tails abrió los ojos al escucharlo, y quedó sorprendido al ver la entrada, alcanzaron a Knuckles, quien volteó para mirarlos.
—No se separen, este lugar podría estar lleno de trampas.
Dicho eso se metió por una abertura que había entre la puerta. Tails dejó a Sonic para que pudieran pasar, después de todo, el zorro ya estaba recuperado; el otro lado era bastante parecido al anterior, solo que con menos nieve, y en la pared derecha había unos grabados, cada imagen estaba divida en viñetas, en las que les quedaba más cerca, la que estaban hasta abajo, se podía ver a varios seres, parecidos a Knuckles, alzando sus brazos al frente, mientras que unas esmeraldas flotaban sobre ellos.
—Woah —dijo Tails—, miren eso.
—¿Lo puedes traducir? —le preguntó Sonic.
—No es necesario —dijo rápidamente Knuckles, sus compañeros lo miraron, el equidna tenía toda su atención en los jeroglíficos, con una mirada casi… lastimera—, puedo leerlo, es la historia de mi gente.
«Siglos atrás, un temible grupo de guerreros conocidos como los equidnas, reunieron las siete esmeraldas caos, para crear el arma más imparable que jamás haya existido…»
—La Esmeralda Maestra —lo interrumpió Sonic.
—¿La vas a contar tú, o yo? —le preguntó un molesto Knuckles.
Sonic sonrió incómodamente, mostrando los dientes y retrocediendo un paso.
—Lo siento, continua.
Knuckles bajó los brazos y volvió a ver el mural.
«Con ella, un solo guerrero podía vencer ejércitos enteros, creyendo que nadie debía tener tanto poder, una horda de… guerreros, recuperó la esmeralda, y juró protegerla».
—Entonces, tú pueblo y el de los Búhos han estado en guerra desde hace siglos —comentó Tails.
—Como Vin Diésel y la Roca —agregó Sonic.
—Estaban —dijo rápidamente Knuckles, quien ahora miraba al suelo—, no es una guerra si ambos bandos están… extintos.
El silencio reinó, Sonic y Tails se voltearon a ver, el equidna parecía ocupado con sus propios pensamientos.
—Creo que hablé de más —le susurró Tails acercándose.
—Tranquilo amiguito, yo me encargo.
Sonic se acercó a Knuckles, quien seguía con la mirada baja, el erizo se aclaró la garganta un poco, para llamar su atención, Knuckles volteó a verlo.
—Knucks, la guerra de nuestros padres no tiene que ser la nuestra.
Dicho eso, extendió su puño al frente. Knuckles vio primero la mano, y luego a Sonic, reconociéndolo como el saludo del juramento que hicieron al iniciar su misión. Knuckles examinó su propia mano, antes de sonreír e unir su puño con el de Sonic, claro que, sin fuerza. Sonic sonrió al momento que las chocaron. Tails por su parte suspiró, era bueno ver que las cosas resultaron mucho mejor de lo que había esperado, se alegraba mucho de haber ido a buscar a Knuckles antes de que encontrará a Sonic.
Quien sabe como podrían haber ocurrido las cosas si no lo hubiera hecho.
Al terminar el saludo, Knuckles se volvió hacia la otra puerta, la que estaba al otro extremo del cuarto, el marcó de esta también tenía la forma de un búho.
—Pero no olviden, que estamos en nuestra propia guerra —le agradaban esos momentos de camarería que tenía con sus amigos, pero tenían que recordar porque estaban haciendo todo esto.
Se giró hacia la puerta y avanzó hacia ella.
—Tiene razón —dijo Sonic—, entre más rápido tengamos esa esmeralda mejor.
Tails asintió con la cabeza.
Ambos siguieron a Knuckles, entrando a lo que parecía ser una arena, pues era de gran tamaño, más que los otros cuartos, en su centro estaba la estatua de un búho gigante, era de al menos treinta metros de altura, y estaba hecha de lo que parecía ser metal.
—Okay, puerta gigante con búho, búho gigante, tiene sentido —mencionó Sonic mientras entraban.
—Oh, jo, jo, jo —se rió Tails.
—Bola de egocéntricos —dijo Knuckles con rencor.
Los tres se detuvieron a los pies de la estatua, el equidna volteó a ver al Erizo.
—¿Alguna idea?
Sonic miró pensativo a la estatua, había unos escalones de piedra frente a ella, sintiendo que eso era una pista, empezó a subirlos, mientras sus amigos se quedaron atrás. Al llegar al final, Sonic notó que el búho reposaba sobre un peldaño, uno que tenía unos cuadrados incrustados al frente, y parecía que eran… movibles. Había espacio entre sus líneas, a Sonic le pareció curioso ese detalle, por lo que se acercó para examinarlo mejor, y en eso notó que...
—Un momento… yo ya he visto estos símbolos —sacó el mapa de la bolsa y comenzó a revisarlo.
Nunca había notado que el dibujo de la esmeralda tenía una especia de listón rodeándola, y ese mismo listón tenía los dibujos de unos símbolos, unos símbolos como los que estaban en la piedra, y había un orden.
—Aquí voy —dijo acercándose a uno de los cubos, estiró su mano y lo empujó hacia abajo, demostrando que en efecto, era movible.
Cuando el cuadro se detuvo en la figura marcada por el mapa, Sonic fue al siguiente, y así siguió hasta que terminó la secuencia. Las líneas que había entre la piedra se iluminaron de un verde fosforescente, así como los ojos del búho, que empezó a extender sus alas hacia los lados.
—Pues algo pasó —dijo Sonic mientras retrocedía en los escalones.
Tails se encogió, mientras que Knuckles se puso en su posición defensiva, en caso de que tuvieran que pelear con el búho, Sonic llegó al final y se reunió con sus amigos, formados en línea recta, ahora que lo notaba, no solo la estatua se había iluminado, sino que también los muros del ruedo, ahora todo tenía esa tonalidad.
Del pecho del búho salió una especie de escáner, líneas verdes con un aspecto holográfico, que iban bajando en dirección a ellos.
—Knuckles, apártate —le indicó rápidamente Tails.
—¿Por qué?
—Por la historia entre sus pueblos, es posible que este equipado con un sistema anti-equidnas o algo así, es mejor si no nos arriesgamos.
Knuckles gruñó, odiaba sentirse apartado, pero tenía razón, entre más rápido terminarán ahí, más rápido recuperarían la esmeralda, así que retrocedió hasta que estuvo fuera del alcance de la luz. Finalmente, el escáner se posó sobre Sonic y Tails, se cubrieron los ojos con las manos para que no les pegará directamente, tras examinarlos por unos segundos, algo salió del búho y flotó hasta ellos.
Era un objeto cilíndrico, de tamaño pequeño y metálico, cuando llegó a las manos de Sonic, la luz se apagó y todo regresó a la normalidad en el ruedo.
—Woah —exclamó Sonic, el objeto volvió a volar de sus manos, y flotó en el aire frente a sus narices, la cosa empezó a brillar de verde en su centro, mientras que tenía dos aros que giraban a su alrededor, estos tenían puntos incrustados en sus extremos, los cuales brillaban en diferentes tonalidades: rojo, azul, morado, amarillo.
—¡Es una brújula! —exclamó Sonic emocionado.
—¡Nos guiará hasta la Esmeralda! —agregó Tails, casi saltando de la emoción.
Knuckles se acercó para apreciar la brújula, sus ojos se iluminaron.
—Por fin, cada vez estamos más cerca —dijo esperanzado.
Desde que inició su búsqueda, había esperado por este momento, no más pistas falsas, no más caminos sin salida, por fin, la ubicación de la Esmeralda estaba al alcance de sus manos. Finalmente honraría a su tribu.
«Papá, vas a sentirte orgulloso» se dijo.
Sonic miró sonriente a sus dos amigos, las cosas iban mejor de lo que pensó, la brújula dejó de girar y brillar y fue de regreso hasta sus manos.
«Garra-Larga, esto es por ti» pensó recordándola.
Mientras guardaba la brújula en el bolso, notó que Tails tenía un punto rojo en la frente.
—Oye, tienes algo rojo en la… —más puntos aparecieron en el rostro del pequeño, y Sonic supo de quién se trataba—, ay no, ¡Tails, atrás!
El zorro había levantado la mirada, descubriendo que estaban rodeados por los drones de Eggman, todos tenían la mira puesta en él, y tenían los misiles listos para disparar. Sonic y Knuckles se pusieron en frente de él para protegerlo, pero pronto se dieron cuenta que no servía de mucho, las maquinas los habían rodeado por completo, y cada vez se estaban acercando más.
—¡Corran! —gritó Sonic mientras se dirigía a la salida.
Tails lo siguió, mientras que Knuckles se quedó atrás, listo para pelear, estaba por decirles a sus compañeros que se quedaran a combatir cuando un misil golpeó la superficie de la puerta, derribándola, sus restos cayeron sobre la entrada, sellándola. Los dos gritaron, pero por suerte no fueron lastimados, tras recuperarse de la sorpresa, Sonic miró enojado hacia el techo de la cueva.
No se habían percatado de que el techo de esta parte también estaba lleno de estalactitas, y que había grandes aperturas, en una de ellas, Eggman y Rava venían entrando, el reptil se sujetaba del planeador del científico con una mano, también tenía una pata sobre este.
—Yodle-Adle-Eedle-Idle-Oo —canturreó Eggman mientras Rava los veía como si fueran una comida deliciosa. Sonic y Tails fueron a reunirse con Knuckles, así al menos estarían en formación cuando atacarán.
—¡Ah! ¿Qué acaso estos dos nunca se detienen? —preguntó molesto Tails.
—Lo harán cuando yo acabé con ellos —respondió Knuckles mientras se tronaba los nudillos.
—¿Alguien pidió un Uber? —Se rió Eggman mientras su planeador descendía—, oigan, muchas gracias por hacer todo el trabajo duro.
Rava soltó la máquina, mientras descendía, pegó sus garras a la estatua, sus garras se marcaron en la estatua y sacaron chispas, antes de llegar al final, se soltó y aterrizó de pie.
—Pero ahora nos encargaremos.
—¿Qué clase de genio se aparece en Siberia, en un convertible? —le preguntó Sonic a Eggman.
Quizás estuvieran rodeados, y el espacio fuera muy pequeño para que pudiera usar sus habilidades, pero al menos podía mantener el humor, quizás y hasta ayudara a distraerlos hasta que encontrara una manera de escapar.
—La clase de genio que calienta el ambiente —le respondió Robotnik, antes de ponerse sus lentes—: con apretar un botón.
Eggman tocó varios controles de su dron, y una de las compuertas del planeador se abrió, revelando un misil, Sonic y Knuckles doblaron las rodillas, listos para contratacar. Robotnik estaba por apretar el botón cuando Rava alzó una garra.
—Espera, compañero —dijo antes de bajar su maza, para luego mirar al trío con una mirada maliciosa. Robotnik por su parte lo miró con enojo.
—¡¿Ahora qué?!
—Quiero hablar con ellos primero, ver si podemos llegar a un… trato —dijo antes de empezar a caminar de izquierda a derecha, siempre mirando a los chicos.
—¿Trato? —Preguntó Knuckles, casi ofendido—, ¡Nosotros no nos asociamos con villanos como ustedes! ¿Verdad compañeros?
—Sí, lo que el grandote dijo —agregó Sonic alzando sus puños.
Tails no dijo nada, pero asintió con la cabeza.
Rava se detuvo, puso una mano sobre su pecho y se rió, negando con la cabeza.
—¿Villano, yo? Oh no, mis amigos, me han malentendido terriblemente mal, yo no soy malo.
—¿En serio? —Preguntó Tails casi sarcásticamente—, porque desde que nos conocimos, no has hecho otra cosa más que tratar de matarnos.
Agradecía tener a sus amigos a su lado, porque de lo contrario, no se creía capaz de confrontar a Rava.
—Oh… eso… estoy muy arrepentido —continuó Rava haciendo una pequeña reverencia.
Eggman suspiró irritado, él ya no quería hablar, quería empezar a disparar.
—No engañas a nadie —dijo Sonic—, quieres mi poder y el de la Esmeralda, eres igual a todos los demás.
Knuckles asintió.
—Oh, pero lo que no saben mis pequeños amigos, es la razón por la que lo hago —se levantó y miró de nuevo al equipo, sobre todo a Sonic y Tails—, díganme, erizo y zorro, ¿nunca se han preguntado, por qué eres tan rápido? ¿O, por qué tienes dos colas?
Ambos abrieron mucho los ojos y bajaron la guardia, Knuckles volteó a verlos rápidamente, solo para ver de nuevo a Rava.
—¡No lo escuchen! Solo quiere distraerlos.
Desde su planeador, Eggman vio a los chicos, y luego a Rava, y sonrió, ahora creía saber qué es lo que Rava quería, y no podía esperar a ver como se desarrollaban las cosas, si había una cosa que disfrutaba, era la manipulación emocional.
—¿Qué acaso no llegaron a Marble Zone porque registraste la energía del erizo? ¿Qué acaso no me sorprendí la primera vez que te vi? ¿Qué acaso no los llamo antiguos cada vez que los veo?
Tanto Sonic como Tails retrocedieron, odiaban admitirlo, pero Rava sabía dónde atacarlos, esas eran preguntas que se habían hecho desde que tenían memoria, por cosas que siempre los habían hecho sentir como parias, que no les habían traído otra cosa más que miseria. Bueno, Sonic disfrutaba de su poder, aunque a veces lo había culpado por la muerte de Garra-Larga, mientras que Tails, siempre vio a sus colas como una maldición.
—Yo tengo las respuestas a todas sus preguntas —Rava volvió a detenerse para mirarlos—, solo denme esa linda brújula, y les diré todo lo que quieran saber.
—¡No lo escuchen! —Gritó Knuckles poniéndose en frente de ellos, y extendiendo sus brazos para protegerlos—, es un mentiroso, deshonroso, solo quiere jugar con ustedes.
Rava entrecerró los ojos.
—¿Lo hago? —Preguntó Rava con malicia—, ¿están seguros que no quieren saber?
Sonic apretó sus puños, mientras que Tails se mordió el labio y se encogió detrás de Sonic, odiaba admitirlo, pero temía que Rava pudiera hacerlo confiar, por más que su sentido común le dijera que no lo hiciera él sabía que era malo, que solo buscaba su beneficio propio. Rava le estaba diciendo cosas que quería escuchar, que siempre se había cuestionado…
¿Podría ser verdad? Rava si había actuado como si ya se conocieran desde el principio, ¿qué tal sí? ¿Y solo tal vez… decía la verdad?
—¡No! ¡Erizo, zorro! ¡No importa de dónde vienen sus habilidades! ¡Lo importante es como las usan! ¡Ustedes las usan para proteger, cuidar, de forma honorable, ustedes son nobles guerreros, no necesitan saber nada más! ¡Y menos de una alimaña como está!
Rava hizo una mueca como si lo hubieran ofendido.
—¡Knuckles tiene razón! ¡No nos importa lo que tengas que decir! ¡Sea o no verdad! —Agregó Sonic dando un paso al frente, para ponerse al lado de Knuckles, el equidna lo vio, y sonrió—, ¡Jamás confiaremos en ti! ¡Así que ni siquiera lo intentes!
Dicho eso, elevó ambos puños.
—Mis amigos tienen razón —agregó Tails finalmente uniéndose a los demás, ahora los tres estaban en línea recta.
Knuckles tenía razón, aún no veía a sus colas como algo bueno, pero… si Knuckles creía en ellas, en él, debía ser por algo, Sonic también lo decía, así que… iba a creerles a ellos, en quien sabía que sí podía confiar.
—Ni siquiera lo intentes, no queremos oír nada de lo que tengas que decir.
Rava sonrió y miró burlonamente a Eggman.
—Qué lástima, esperaba que pudiéramos arreglar de esto de otra manera.
Eggman sonrió antes de ver a los chicos.
—Yo no —presionó el botón rojo, y el misil fue lanzado—, me gusta apretar botones.
El proyectil fue directamente hacia los chicos, Knuckles se preparó para golpearlo, mientras que Sonic hizo lo que mejor sabía hacer, correr, fue hacia el misil, dio un salto y tomó el proyectil girando en el aire y lo lanzó hacia Rava. El reptil gruñó y dio un salto a la derecha, el proyectil impactó en la estatua, lo que provocó una enorme explosión que hizo temblar todo el lugar.
—Woah —dijo Eggman mientras su planeador se movía hacia los lados, también sus drones se tambalearon, y unas estalactitas cayeron del techo—, Uh, ja, ja. ¡Buen tiro! Apuesto que eso no era importante.
La estatua se estaba viniendo abajo, restos de ella y de estalactita cayeron por todas partes, Rava tuvo que levantar su vara y activar el escudo para evitar ser aplastado. Sonic miró que la estatua había caído de forma vertical contra una pared, y que al hacerlo, había abierto un agujero en la parte superior.
—¡Chicos, una salida! —les dijo a sus compañeros.
Tails miraba asustado a los drones que los rodeaban, y al ambiente cada vez más inestable, mientras que Knuckles se había puesto a aplastar a cuanta máquina se le acercaba.
—¡Vámonos! —les indicó Sonic.
Knuckles, quien acababa de tomar dos drones, uno con cada mano, para luego chocarlos entre sí haciéndoles estallar, miró confundido al erizo.
—¡¿De qué estás hablando, erizo?! —Otra máquina se le acercó, Knuckles solo la golpeó, perforándola con sus nudillos, la retiró de su mano y la lanzó contra otro don—, ¡estamos ganando!
Incluso Tails había sacado uno de sus gadgets, una pistola de rayos laser, que estaba usando para mantener a los drones a raya. Otro dron se le acercó a Sonic, él saltó encima de este, haciéndose una bola, lo aplastó y regresó a su forma normal.
—¡Lo sé, pero este lugar está viniéndose abajo! ¡Y necesitamos mantener la brújula a salvo!
Hubo otro temblor para corroborarlo, y por si fuera poco, Rava uso la energía de su báculo para retirar las piedras que le cayeron encima. Knuckles se mordió un labio, Sonic tenía razón, era mejor asegurar el objeto y luego encargarse de los demás.
—Está bien, erizo —aceptó.
Otro dron se le acercó, listo para dispararles, Knuckles lo tomó antes de que pudiera hacerlo y lo lanzó hacia Rava, el reptil apretó sus dientes y disparó contra la máquina, después de que esta explotara, y el humo se disipará, Rava notó que el trío estaba subiendo por la estatua, con varios drones disparándoles pero ninguno acertándoles. Uno de ellos se puso en frente de ellos, y abrió sus compuertas para disparar, Sonic fue más rápido, destruyéndolo con un spin-dash, para luego tomar sus restos en el aire.
Eggman los siguió con la mirada mientras que Rava gruño.
«Inútil tecnología terrestre, si quieres que algo se haga bien tienes que hacerlo tú mismo», pensó antes de seguir al trío.
Cuando Sonic y compañero llegaron a la salida, el erizo tuvo que detenerse, pues estaban en la cima de la montaña, y la caída debía de ser de al menos cincuenta metros.
—Ajá —dijo Sonic, un poco preocupado al ver la distancia, le entró un poco de vértigo.
—¡Lancemos un anillo y vayámonos de aquí! —gritó Tails.
Sonic estaba a punto de responder, cuando escuchó el rugido de Rava.
—¡Están muy cerca! ¡Hay que perderlos primero antes de abrir un portal!
Knuckles solo asintió, no tenía sentido convertir esto en una persecución, Sonic le lanzó la pieza del dron, y él la atrapó en el aire, la partió en dos y le lanzó una parte de regreso.
—¡Knuckles, tú y yo vamos por abajo! ¡Tails ve por arriba!
—¡Bien! —respondió Tails emprendiendo el vuelo.
Knuckles solo asintió, estaba listo para saltar cuando notó que Sonic se estaba estirando.
—¿Qué estás haciendo?
—Solo una estiradita para motivarme.
Knuckles rodó los ojos, parecía que Sonic siempre buscaba el peor momento para hacer sus chistes, pero antes de que pudiera reclamarle, el erizo ya había saltado al vacío.
—¡Wohoo! —exclamó Sonic mientras descendía, no importaba lo que la gente le dijera, amaba sentir la adrenalina en su cuerpo, el viento golpeándole en la cara, y el sentirse invencible.
Tras unos segundos de estar suspendido, Sonic se subió a su tabla improvisada, y se deslizó por la ladera. Knuckles negó con la cabeza.
«Como le gusta presumir», pensó antes de lanzarse para seguirlo, y justo a tiempo, pues el ejercito de drones, y Rava, salieron a la Superficie.
Knuckles no tardó mucho en alcanzar a Sonic, y pronto los dos estuvieron surfeando lado a lado, por desgracia, las máquinas pronto los alcanzaron, estos hicieron sus cuerpos hacia abajo, revelando que tenían la forma de avispas, y sus aguijones, brillaban en rojo.
—Eso es nuevo —dijo Sonic preocupadamente, mientras que Knuckles solo abrió los ojos.
Las avispas abrieron fuego, provocando que ambos chicos tuvieran que moverse rápidamente hacia los lados saltando, para evitar ser golpeados por los rayos, que rápidamente estuvieron volando por todas partes, causando explosiones por doquier. Tanto Knuckles como Sonic gritaron al sentir el calor cerca.
—¡Amigos! —Gritó Tails, iba a apoyarlos cuando una explosión se provocó frente a él, por suerte, pudo retroceder a tiempo—: ¡Ah!
Dos avispas aparecieron frente a él, disparándole, Tails gritó mientras las esquivaba, pero pronto Eggman también apareció abriendo fuego. Tails gritaba, el doble fuego de los robots y el planeador era bastante difícil de esquivar.
—¡Ja, ja! ¡Ya no eres tan valiente! ¿Oh sí? ¡Fenómeno! —se burló Eggman.
A pesar de haber estado asustado por tener que mantenerse a salvo, Tails apretó las cejas, ya estaba harto de que siempre lo llamarán así, había sido así toda su vida, pero ahora, ya no más.
—¡Yo… no soy… un fenómeno! —gritó Tails sacando su pistola, y disparando contra una de las avispas haciéndola explotar.
—Oh… el zorro tiene agallas —continuó Eggman, apretando más botones.
Otra compuerta del planeador se abrió y más misiles salieron disparados, Tails apuntó rápidamente para destruirlos a todos. Desde el suelo, Sonic mantenía su vista en el frente, debía ser rápido y evitar a todos los disparos, hasta que escuchó los alaridos de Tails, miró hacia arriba y notó la guerra que se estaba desatando.
—¡Tails! —gritó Sonic extendiendo una mano, hubo otra explosión que por poco lo golpeaba, por suerte pudo esquivarla.
Tras gritar, Sonic estabilizó la patineta y se mantuvo firme.
—¡Erizo! ¡Concentrémonos en salvarnos y luego podremos ayudar al zorro! —dijo Knuckles apareciendo a su lado.
Sonic apretó los dientes, tenía razón, pero odiaba tener que dejar a Tails a su suerte.
En la montaña, Rava estaba viendo el espectáculo, admitía que las máquinas de Robotnik funcionaban mejor en los exteriores, además, le gustaba la destrucción que causaban, y por supuesto, no podía quedarse fuera de la diversión. Aún había algunas máquinas saliendo de la cueva, Rava sujetó con su cola uno de los redondos, luego lo apretó con todas sus fuerzas y este explotó, el reptil recogió las piezas para después colocárselas en sus pies, a modo de patines, luego se lanzó tras los héroes.
Knuckles dio media vuelta en su skate, los drones se estaban acercando más y más, tenía que encontrar una manera de destruirlos, podría chocar sus puños entre sí, pero el impacto provocaría una avalancha y eso no sería bueno para ellos, debía haber otra forma de derrotarlos. En eso notó a Sonic a su lado, y recordó algo.
—¡Erizo, tengo una idea! —le gritó.
Sonic volteó a verlo, apartando su mirada de las máquinas.
—¿Cuál? —Pero antes de que pudiera seguir, Knuckles lo había tomado de la cintura—, ¡Oye!
Y sin previo aviso, lo lanzó hacia el enemigo, Sonic gritó mientras surcaba el aire, entonces se percató de hacia dónde iba dirigido, por puro instinto, hizo su cuerpo una bola e impactó contra un dron, destruyéndolo en mil pedazos, mientras que él salió disparado hacia arriba, regresó a su posición normal y miró hacia abajo, mientras los restos de la máquina caían al suelo.
—Oh —dijo, dándose cuenta de lo que pasaba.
Sonrió, Knuckles era creativo, tenía que darle eso, al momento de descender, Sonic volvió a enrollar su cuerpo y se lanzó contra otro dron, al impactarlo se fue hacia atrás y se dirigió contra otro, y así siguió hasta que hubo derribado al menos diez, cuando el campo estuvo libre, Sonic se dirigió como pelota hacia el suelo, cuando estuvo encima de su patineta, desenrolló su cuerpo y cayó de pie en ella, Knuckles estaba a su lado.
—Pudiste avisar —le reclamó.
El equidna sonrió con cierta malicia.
—Sí, pero fue más divertido así.
Sonic rodó los ojos, luego notó que más drones se dirigían hacia ellos.
—¡Oh, por favor! —Se quejó bajando los brazos—, ¿cuántos más de esos tiene?
Knuckles solo entrecerró sus cejas.
En el cielo, Tails acababa de esquivar uno de los rayos de una avispa, tras gritar, apuntó y disparó, destruyéndola, por desgracia, Eggman apareció de nuevo y disparó contra él. Tails voló hacia arriba y los misiles siguieron en línea recta, al estar fuera de la zona de peligro, Tails volvió a disparar contra Eggman, pero él solo movió su dron a un lado y disparó de nuevo.
—¡Ja, ja! Necesitarás algo mejor que eso, amiguito.
Tails apretó sus dientes entre sí, tenía razón, si quería derrotarlo tenía que ser más listo.
Abajo, Knuckles saltó sobre una de las máquinas, el dron gritó e intentó quitárselo de encima, pero Knuckles rápidamente lo tomó de sus brazos y lo hizo girarse para quedar de frente a las demás tropas, los misiles que había disparado salieron contra sus compañeros. Knuckles hizo girar la máquina para que pudiera destruir la mayor cantidad de robots posibles.
—¡Eso es, tomen esto máquinas deshonrosos! —aulló mientras disparaba.
Cuando terminó, golpeó la parte superior del dron, luego arrancó su motor, el punto rojo de la máquina se apagó y fue descendiendo. Knuckles saltó hacia su patineta. Sonic lo miró sorprendido.
—Nada mal.
A lo que Knuckles sonrió con orgullo.
Tails se preparó para disparar nuevamente, sería un movimiento arriesgado pero tenía que intentarlo. Eggman le lanzó más misiles.
—No te preocupes, zorrito, tengo muchos más.
Tails sonrió confiadamente.
«Cuento con eso» pensó.
Moviéndose rápidamente, Tails acabó con todos, el cielo se llenó de humo, cuando estaba totalmente cubierto, soltó un grito como si hubiera sido herido, luego aprovechó para escabullirse por debajo hasta el planeador de Eggman, debía ser rápido, no quería cometer ningún error. Robotnik tenía su atención fija en el lugar del impacto, creyendo que por fin había atrapado al zorro, pero cuando el humo se disipó, no había nada.
—Qué raro —dijo en voz alta—, por lo general hay sangre y vísceras luego de una explosión.
—Hey —alguien dijo por debajo.
Eggman abrió los ojos, se inclinó sobre el tablero y vio que Tails tenía una mano sobre el dron, y en la otra sostenía su disco anti-gravitacional.
—Entrega especial —dijo antes de volar hacia la parte inferior del planeador, pegó el gadget y lo activó.
—Uh oh —fue lo único que Eggman pudo decir, antes de salir disparado hacia arriba.
Su grito se fue apagando mientras más y más subía, Tails solo lo siguió con la mirada y sonrió.
—¡Toma eso! —Se rió antes de mirar hacia abajo y notar que sus amigos estaban dirigiéndose a una emboscada—, ¡resistan, allá voy!
Como Tails había visto, Sonic y Knuckles iban hacia un acantilado, donde los esperaba un ejército de drones, todos listos para dispararles. Sonic miró al frente, y ahogó un grito al ver lo que les esperaba. Knuckles sonrió, listo para atacar. Llegaron al final y los dos fueron disparados en el aire, las máquinas abrieron fuego con láseres y misiles. Sonic saltó de su patineta, estiró sus piernas hacia los lados para no ser cortado por un láser, luego las volvió a juntar al igual que sus brazos para entrar por una apertura entre el ataque, aterrizó sobre un dron para luego saltar hacia otro, siempre moviéndose como una bailarina, sus movimientos provocaron que los drones se estrellaran entre sí. Por un momento, Sonic incluso nadó de dorso hasta que llegó a otra máquina, colocó sus manos en la superficie de esta y se impulsó para ser arrojado como una estrella, luego llegó hasta una avispa, la sujetó y con su agujón disparó al resto de los robots, explotando a todos en el proceso. Sonic sonrió y saltó de regreso al suelo, donde su patineta había caído.
La avispa regresó su vista a Sonic, listo para atacarlo, cuando alguien estornudo detrás de ella, se volvió para ver que Knuckles se le dirigía, con el puño levantado. Knuckles atravesó al dron, rompiéndolo en dos y luego fue al suelo con Sonic.
—¡Sí! —Exclamó Sonic levantando un puño—, ¡hacemos que esto se vea bien!
Knuckles rodó los ojos, un rugido se escuchó en el aire, ambos levantaron la vista y vieron que Rava venía detrás de ellos, aterrizó y sonrió al verlos.
—Oh genial, Reptal está aquí —dijo Sonic cansadamente.
Rava apuntó al frente con su báculo y disparo, el erizo giró su patineta hacia el otro lado, el golpe de plasma provocó una explosión que hizo sacudir el suelo, Sonic se tambaleó un poco pero puso fuerza en sus piernas para no caer. Knuckles hizo una mueca e intentó pensar en cómo podría regresar el fuego. Sonic por su parte, sabía qué hacer, al pasar por un montículo de nieve, lo tomó con ambas manos y dio media vuelta para enfrentar a Rava.
—¿Quieres heleado? —le preguntó antes de lanzársela en forma de bolas, una tras otra lo más rápido que sus brazos le permitían.
Rava entrecerró sus cejas y puso su bastón al frente, el escudo se formó y protegió al lagarto de todos los ataques. Sonic lo miró enojado, en serio esperaba que su ataque funcionara.
—Buena idea, pero no lo suficiente —dijo una vez que a Sonic se le acabaron las municiones, luego alzó el bastón y lanzó otro ataque.
Este era en forma de medio círculo, que hizo explotar el suelo, esta vez el impacto fue tan fuerte que lanzó a Sonic y Knuckles fuera de sus vehículos, los dos gritaron cuando se estrellaron sobre la nieve y rodaron hasta otro acantilado. Knuckles pudo reaccionar a tiempo, al momento de llegar al borde, incrustó sus nudillos en la nieve, deteniéndose antes de caer, luego vio que Sonic se estaba resbalando a su lado, con su mano lo sostuvo del brazo, el erizo quedó colgado, y por desgracia, su bolsa se abrió y varios de sus anillos cayeron al vacío.
—¡Mis anillos! —gritó Sonic, tratando de atrapar aunque sea uno, pero todos se le escaparon de la mano, en eso notó que su celular y la brújula también estaban por caer, era lo último que quedaba.
Sonic abrió los ojos, eso si no podían perderlo, actuando rápidamente los tomó con una mano antes de que cayeran.
—¡Buena atrapada, erizo! —Le dijo Knuckles mientras lo levantaba hasta la Superficie—, pero ahora debemos pelear.
Sonic se agarró con ambas manos a la tierra y se impulsó para subir completamente para que Knuckles pudiera hacer lo mismo, y fue lo mejor, porque Rava había llegado, pisoteando con su enorme garra la tierra. Knuckles se puso en posición defensiva, mientras que Sonic solo vio con duda a Rava.
—¿En serio te gusta ese bastón, no? No sabía que eras tan viejo.
Knuckles gruñó mientras Sonic se rió, y luego le dio un ligero golpe en el brazo.
—Vamos, ¡estuvo buena!
—Tus bromas están por acabar —dijo Rava sosteniendo con ambas manos el bastón—, pronto el poder volverá a ser mío, así como esa brújula.
Sonic rodó los ojos y apretó la brújula con más fuerza, no podían perderla, y no iba a dejar que Rava se la llevara.
—Si las cosas se complican, toma la brújula y huye lo más rápido que puedas —le dijo Knuckles mientras se movía para quedar frente a él, —yo lo distraeré.
Sonic no dijo nada, no quería dejar a Knuckles solo, pero sabía que era el mejor plan en caso de que no pudieran con él, aun así, haría todo lo que pudiera para hacerle frente al lagarto.
—No será necesario, porque vamos a patearle el trasero a esta lagartija —respondió mientras la energía azul corría por su cuerpo.
Knuckles sonrió.
Rava pasó sus ojos de uno al otro, y después se rió mientras la punta del bastón se iluminó.
—Adelante.
Sonic y Knuckles se prepararon para atacar, algo golpeó a Rava, los imanes que Tails había usado para operar los pedales ahora rodeaban el cuerpo de Rava, sostenían sus extremidades contra su pecho, el reptil gritó mientras luchaba contra sus ataduras, rugiendo y agitándose hacia los lados. Los dos chicos miraron hacia arriba, notando que Tails estaba sobrevolándolos.
—¡Sonic, Knuckles! —Les gritó—, ¡¿están bien?!
—¡Ahora lo estamos! —le respondió Knuckles, como le gustaba la iniciativa de ese zorro, corrió hacia el frente, saltó y se preparó para lanzar un golpe.
Rava seguía peleando con sus amarres, cuando escuchó el grito de guerra del equidna, miró hacia arriba para notar que el enorme puño de Knuckles se dirigía hacia su rostro.
«Oh-oh» pensó.
Fue impactado en el pecho y salió volando hacia atrás, su gritó se fue apagando mientras más y más se alejaba, hasta que se escuchó un impacto.
—Uff —Sonic dijo limpiándose sudor de la frente—, eso fue fácil.
Tails aterrizó, feliz de que sus enemigos fueron neutralizados, Knuckles lo vio y sonrió, sacudiéndolo amistosamente.
—Excelente jugada —lo felicitó.
Tails sonrió, sonrojándose un poco. Sonic se les unió, golpeando juguetonamente el brazo del zorro un par de veces.
—¡Así se hace! —le dijo.
—No fue nada —dijo Tails rascándose detrás de la cabeza.
Antes de que pudieran seguir felicitándolo, se escuchó una ruptura, y venía de arriba, los tres levantaron la mirada y notaron que de una de las montañas, la nieve se estaba viniendo abajo.
—Oh no —dijo Sonic retrocediendo.
La avalancha era inminente, y se dirigía hacia ellos, Tails desplegó sus colas.
—Vamos.
—No nos aguantarás a los tres… no por mucho —le dijo Knuckles, aún si pudieran ser salvados, el zorro rápidamente no podría seguir cargándolos por mucho tiempo y caerían al mar de nieve.
—Un anillo —dijo rápidamente Sonic, quizás había perdido los suyos, pero sabía que Tails aún tenía los suyos.
Tails abrió los ojos, recordándolo, así que buscó en su mochila y sacó uno, lanzándoselo.
—¿A dónde vamos?
—A cualquier lugar que no tenga nieve —respondió Sonic mientras lo atrapaba.
«A Green Hills» pensó, si estaban en casa, sería más fácil defenderse, iba a lanzar el anillo cuando su celular empezó a sonar.
…
Tom no podía decir que se la estaba pasando mal, a pesar de las bromas de Rachel, su prometido, y el ser humillado en el voleibol por Randall, la verdad es que no podía quejarse, Hawái era hermoso, así como el hotel, y si se sentía relajado por no tener que preocuparse por la seguridad del pueblo por al menos unas horas, así como de los desastres de Sonic, amaba al erizo, pero a veces, hasta él necesitaba un descanso de sus travesuras.
Y no importaba como estuvieran las cosas en casa, estaba seguro que Sonic se haría cargo de ellas antes de que regresaran, así que todo estaba bien. Ni siquiera estaba tan nervioso por tener que haber dejado a Wade a cargo, conocía Green Hills, el pueblo no desaparecería en un fin de semana, todo estaba bien.
Así que por eso estaba sentado en la tercera fila, viendo como Jojo llevaba alegremente los anillos hasta el altar, donde Rachel y Randall estaban preparados para decir sus votos, con Maddie como su dama de honor. Tom sonrió, a pesar de su historia, se sentía bien por su cuñada, y estaba feliz de que hubiera encontrado a alguien, y debía admitir, que habían escogido un muy buen lugar para la boda, pues era al aire libre, todo a su alrededor era verde, los novios se estaban comprometiendo bajo una carpa blanca, con un adorno de rosas color pastel, había decoraciones colocados a los lados, así como atrás para marcar el perímetro donde la boda tomaría lugar.
Era un gran momento.
Su sobrina llegó hasta el sagrario, ofreció los anillos y Randall tomó el suyo, antes de que pudiera colocárselo a su prometida se escuchó un motor, todos miraron hacia el cielo y vieron un avión de color rojo que tenía un cartel: «Rachel y Randall 4EVA».
Todos aplaudieron mientras Rachel suspiró, sintiéndose alagada.
—¿Tú? —le preguntó a Randall.
Él solo respondió besándole la mano.
Tom sonrió, y en eso notó que Maddie lo estaba mirando, el abrió los ojos, había sido un buen detalle, su esposa sonrió encogiéndose de hombros antes de regresar a ver al frente.
Ah, todo estaba saliendo tan bien, no había nada que pudiera arruinar el momento, hasta que sonó su celular; había escogido el peor momento, pues el padre estaba por oficializar la unión. Todos voltearon a verlo con incredulidad, enojo y demás emociones negativas, incluso Maddie no lo veía con su usual cariño.
—Lo siento —se disculpó mientras sacaba su móvil y checaba de quien se trataba, era Wade.
«Posiblemente no sepa cómo reiniciar el sistema o algo así» pensó, sin darle mucha importancia, ya lidiaría con eso después, así que rechazó la llamada y volvió a guardar el celular.
Luego miró arrepentido al frente, actuando como si nada hubiera pasado. Aunque Rachel lo miraba como si quisiera matarlo, se resignó y volvió a enfocarse en su marido.
—Estos anillos… —continuó el padre, solo para ser interrumpido nuevamente por el tono de Tom.
—Lo siento, lo siento —se disculpó rápidamente mientras lo sacaba de nuevo.
—¡Te estás pasando, Tomás! —le reclamó Rachel.
Todos los invitados lo miraban con enojo e irritación.
Tom revisó nuevamente la pantalla, ahora no era una llamada sino un mensaje: «Emergencia, hablo en serio, Tom, esto no es como las otras veces, algo muy malo pasó esta vez».
Arqueó las cejas al leer eso, no le gustaba el tono del mensaje, no se sentía como algo que Wade escribiría, esto era más siniestro, más… serio. Aunque no quisiera, sería mejor responder.
—Con permiso, perdón es una emergencia —se disculpó mientras se levantaba y se alejaba para no seguir interrumpiendo más—, ¡Perdón!
Les dijo una última vez a los novios antes de alejarse, Maddie lo vio con cierta vergüenza.
Cuando se hubo alejado lo suficiente, marcó al celular de Wade para una video llamada y se preparó, cuando su amigo le contesto, pudo notar que estaba a las afueras de la casa de Mark, un granjero de la comunidad, eso... no le gustó nada, esto no parecía como ninguna de las emergencias que usualmente atendían.
—Wade, ¿Qué pasa?
—Oh, Tom… Tom —intentó decir Wade, pero arrastraba las palabras, se veía pálido, con los ojos inyectados en sangre, sudando, intento continuar pero no pudo y vomitó.
Tom hizo una mueca al verlo, esto no era normal.
—Wade… intenta respirar —le dijo, tratando de sonar calmado, aunque ya empezaba a sentirse mal.
Su compañero terminó de expulsar su desayuno y lo miró de nuevo.
—Lo siento mucho, Tom, pero… Oh Dios mío —Wade no pudo más y rompió en llanto, cubriéndose los ojos con una mano.
El rostro de Tom palideció, en serio no le gustaba por donde estaba yendo esto.
—Wade cálmate, necesito que respires… y me digas que paso.
Wade inhaló aire, y luego lo dejó salir suavemente, al hacerlo, lo miro una vez más, inflamó su pecho, antes de hablar finalmente:
—Tom… asesinaron al viejo Mark.
Los ojos del sheriff se abrieron cuanto pudieron, sintió que la boca se le secaba, y todo su cuerpo se puso tenso. En todos sus años, y los de su padre y abuelo, jamás había habido un asesinato en el pueblo, Green Hills era la clase de lugar donde esas cosas… simplemente no pasaban. Eran una comunidad tranquila, la gente podía llegar a tener problemas, pero eso era todo, jamás escalaban a mayores, ¿Cómo podría alguien cometer semejante crimen?
—¿Qué dijiste, Wade?
Wade hizo una mueca antes de repetir:
—Lo asesinaron… Tom, derribaron la puerta… hay marcas de garras por todas partes y… ¡Oh, Dios mío! —Wade no pudo más y bajó la mirada.
Mientras que Tom se quedó pensativo.
«Garras… garras… como un animal…» no necesito más para hacer la conexión.
—Wade… ¿sabes cómo está Sonic? ¿Está ahí contigo? —los peores escenarios se formaron en su mente, ¿Qué tal si algún alienígena había ido al pueblo por él?
Pero Wade negó con la cabeza, se sorbió un moco de la nariz antes de responder:
—No… él no estaba aquí cuando esto pasó.
Pese a todo, Tom no pudo evitar suspirar aliviado, al menos Sonic estaba a salvo, esa ya era razón para tranquilizarse, pero el viejo Mark… cerró los ojos, negó con la cabeza y luchó contra las lágrimas, ya llegaría la hora de llorarlo, pero primero tenía que organizarse, regresar a casa para lidiar con este crimen, y atrapar al responsable.
—Muy bien… escucha Wade, voy de regreso al pueblo, estaré ahí lo más rápido que pueda.
Wade asintió con la cabeza.
—Marca un perímetro en la zona.
—Ya está hecho, también llamé a una ambulancia, se están llevando el cuerpo… lo que quedó de él.
Nuevamente, a Tom se le heló la sangre.
—¿Lo que quedó de él?
Wade apretó los dientes antes de agregar:
—Se lo comió, Tom… ¡esa cosa se lo comió!
Eso casi hizo que se le cayera el teléfono, ¿Qué demonios había llegado a Green Hills?
—Está bien… que lleven el cuerpo a la morgue para que el forense lo examine, tu mientras… asegúrate de que nadie entre a la escena del crimen, quizás tengamos que llamar al FBI para esto.
Wade solo asintió con la cabeza.
—Se fuerte, Wade, ya voy en camino.
Wade no dijo más y cortó la llamada, lo que hizo que Tom inmediatamente se pusiera a trabajar, apenas y terminara la ceremonia, le diría a Maddie que tenía que regresar, pero antes, debía asegurarse de otra cosa, buscó el número de Sonic y le marcó.
…
El fuerte tono lo tomó por sorpresa, Sonic ahogó un grito y por poco suelta el anillo, tuvo que hacer malabares para que este no cayera al suelo, mientras el celular seguía sonando.
—¡¿En serio, erizo?! —preguntó Knuckles irritado, mientras veía a la enorme avalancha que se les dirigía encima.
Tails solo se encogió.
Sonic finalmente pudo atrapar el anillo y miró a sus amigos.
—Lo siento —dijo, por instinto sacó el móvil, solo para ver de quien se trataba, era Tom.
—¡No tenemos tiempo! —gritó Knuckles, la nieve estaba cada vez más cerca.
—¿Sonic…? —dijo Tails con un hilo.
Gimiendo, Sonic apretó fuertemente el anillo antes de lanzarlo, cuando este se agrandó, vieron que el otro lado llevaba a una zona verdosa, tropical, donde un hombre y una mujer estaban frente a un padre. Sonic inmediatamente la reconoció como Rachel, y él debía ser su prometido.
—Eh… ¿Qué es eso? —preguntó Tails.
Sonic abrió los ojos, al ver el rostro de Tom pensó en él, así que el anillo debió deducir que quería ir a donde se encontraba el famoso Lord Dona.
—Oh, oh —fue lo único que pudo decir.
…
La ceremonia estaba marchando a la perfección, incluso con las interrupciones de Tom, Randall y Rachel estaban tan felices que realmente no les importaba, solo disfrutaban del momento, Maddie sonreía por su felicidad, y esperaba en silencio la oportunidad para ahorcar a su marido. Estaban por decir el acepto cuando el anillo se formó frente a ellos. Todos voltearon a ver extrañados el portal, y cuando Rachel vio a Sonic, sus ojos se abrieron como platos.
«No él otra vez» pensó.
Mientras que Maddie lo vio extrañada, ¿qué estaba haciendo aquí? Y más importante… ¿eso era nieve?
Tom por su parte, seguía alejado, esperando que Sonic le contestara, cuando escuchó los gritos de asombro y miedo, giró su cabeza para mirar hacia el altar, y ahí notó todo.
—¿Pero qué…? —fue todo lo que pudo decir, antes de que la nieve empezará a entrar.
…
Sonic tenía la boca abierta, no sabía que decir en este tipo de situaciones, ¿Qué sería bueno? ¿Alguna broma? La mirada de Rachel, y todos los asistentes, no lo ayudaban en nada, aunque ya debería estar acostumbrado a estas alturas, siempre pasaba lo mismo cuando lo descubrían por primera vez, iba a decir su característico miau cuando Knuckles lo empujó dentro del anillo.
—¡Pecho tierra! —gritó el equidna, al ver que la avalancha se les venía encima, corrió hacia el portal, y con cada brazo tomó a sus compañeros para después lanzarse dentro, con ellos incluidos, justo a tiempo pues la nieve los alcanzó.
Los asistentes gritaron al ver la nevada que se metía por el anillo, el padre, Rachel, Randall y Maddie fueron los más afectados, pues fueron golpeados por la avalancha y arrojados lejos. Tom hizo una mueca y se acercó.
Tanto Sonic como Tails, ninguno tuvo tiempo para reaccionar, pues Knuckles los empujo tan rápidamente que apenas y sintieron cuando la nieve los alcanzó, solo supieron que sus cuerpos giraron y giraron hasta que se estrellaron en el suelo, sintieron frío, y varios dolores alrededor de todo el cuerpo, pero estaban vivos.
Tom llegó a tiempo para ayudar a Maddie, la pobre estaba enterrada bajo la nieve.
—¿Estás bien? —le preguntó mientras la ayudaba a levantarse.
Maddie solo asintió con la cabeza, se sentía un poco mareada, pero fuera de eso estaba bien. Lo mismo con su hermana, quien ya estaba de pie, y miraba furiosa a sus alrededores, Randall ya estaba parado, intercambiaron miradas y ella levantó las manos irritadamente.
El resto de los invitados también se iba levantando, o se acercaban los que lograron escapar, cada uno atontado y sin saber que estaba pasando.
Maddie volteó a ver hacia los lados, Sonic se estaba alzando, había quedado boca arriba, se llevó una mano a la cabeza mientras se sobaba.
—Oh, Hawái —dijo.
—¡Sonic! —gritó Tom corriendo hacia su lado, viendo el caos que se había formado se olvidó por un momento de la masacre en casa.
Maddie se había arrodillado a su lado, checando que no estuviera lastimado.
—¿Estás bien? ¿Estás herido?
—No, estoy bien —respondió Sonic poniéndose de rodillas.
—Ah, qué bueno —dijo aliviadamente Tom, sintiéndose tranquilo—, ahora por favor dinos, ¿¡qué está pasando aquí?!
—Oye, tranquilo —dijo rápidamente Maddie, luego miró de nuevo a Sonic—, tú cuenta.
—Okay, en resumen, Robotnik volvió a la tierra acompañado por un lagarto gigante que quiere robarme mi poder, y también buscan una esmeralda mágica que podría destruirlo todo.
Tom y Maddie intercambiaron miradas, sin saber muy bien que pensar, Sonic hablaba rápidamente y… nada de lo que decía les hacía sentido.
—Pero todo está bien porque tenemos la brújula que nos llevará a esa esmeralda, y dejamos a esos dos en Siberia —concluyó Sonic.
—Espera… ¿tenemos? —Lo interrumpió Tom—, ¿tenemos quiénes?
El montículo de nieve a su lado se movió, y de ahí salió Tails sacudiendo su cabeza.
—No quiero repetir eso… nunca más.
Todos los ojos se posaron en el pequeño zorro, y las reacciones no fueron tan variadas, pues ninguno podía dar lugar a ver a otro animal antropomórfico. Maddie abrió los ojos cuanto podía, mientras que Tom no podía cerrar su boca.
—¡Tails! —Exclamó Sonic, corrió a su lado y empezó a desenterrarlo con las manos—, ¿estás herido?
Tails negó con la cabeza.
—No, estoy bien —agregó mientras él también retiraba nieve.
Sonic sonrió.
—Ai Dios, ahora son dos —dijo Rachel, mirando horrorizada la escena.
Hubo una explosión de nieve frente a ella, lo que volvió a ensuciarla, Rachel gritó mientras retrocedía, ahí, a sus pies, Knuckles se había alzado levantando ambos brazos.
—¡Y conmigo somos tres! —gritó orgullosamente, aunque luego los bajo, viéndose confundido—, esperen, ¿de qué estamos hablando?
Tom y Maddie no podían dar cabida a lo que veían, pasaban la mirada de Sonic a Tails, luego a Knuckles y de regreso, ¿de dónde habían salido esos dos? ¿Y todo en un solo día? ¿Qué demonios había pasado en casa?
—Erizo, zorro, informe de daños —indicó Knuckles mirándolos.
—Estamos bien, y aún tengo la brújula —agregó enseñando su bolsa.
Knuckles suspiró aliviado, luego miró a sus alrededores.
—Estamos en terreno demasiado abierto, somos presa fácil.
Sonic rodó los ojos, ¿Qué nunca podía dejar de hablar como un militar?
—Tranquilo, ya estamos a salvo, nada malo va a…
Una red eléctrica se enredó alrededor de su cuerpo y lo electrocuto, todos los presentes gritaron en sorpresa; con un alarido, Sonic se desplomó en el suelo. Tails gritó su nombre e intentó ayudarlo, pero él también fue golpeado por una red.
—¡Zorro! —gritó Knuckles, estaba por salir cuando él también fue impactado, él no cayó inmediatamente, pero se quedó peleando con sus ataduras, agitándose hacia los lados tratando de romper la trampa.
Tom y Maddie, sorprendidos por el ataque, se pusieron de pie y retrocedieron, mirando aterrados a sus alrededores para asegurarse de que no hubiera más ataques. Los invitados de la boda les estaban apuntando con tasers.
—Atención, prevenidos —dijo una mujer.
—¡Oigan! —gritó Tom, aunque no se atrevió a hacer ningún movimiento al ver que estaban rodeados, en eso notó que eran los invitados de Randall…
—Randall, ¿Por qué todos tus amigos están armados? —le preguntó Rachel apuntándoles con una mano.
Se oyeron fuertes pisadas que venían desde la playa, todos se dieron la vuelta y vieron a una persona que no esperaban.
—Debieron aceptar mi invitación para almorzar, señor y señora Wachowski —anunció el comandante Walter, venía con su gorra, lentes de sol, una camisa con un estampado de un loro, y pantalones caqui.
—¿El de Oliver Garden? —preguntó Tom.
—Todo bien, amigos, somos agentes federales —anunció Walter mostrando su placa, luego se volvió hacia Randall—, y usted también agente, dígaselo.
Randall solo se lamió los labios y bajo la mirada, Rachel lo miró confundida hasta que él reveló que era lo que tenía colgado al cuello, una placa militar.
—¿Esto significa que… ¡toda esta boda fue UNA TRAMPA?! —gritó la novia, haciendo círculos con los dedos.
—¿Qué? —preguntó Tom, aunque mientras más lo pensaba… más sentido tenía.
—Totalmente —respondió orgullosamente Walter mientras se quitaba los lentes—, cada uno de los aspectos de la operación solterona fue una falsedad
—¡¿OPERACIÓN SOLTERONA?! —Gritó Rachel mientras veía con odio a Randall—, ¡¿OSEA QUE TODOS AQUÍ SON AGENTES?! ¡¿USTED ES AGENTE?!
Le preguntó al padre quien, con cierta pena, abrió su biblia para revelar que dentro tenía un hoyo con la forma de un taser, y el arma reposaba en su interior.
—¡Hijo de la…! —continuó Rachel, pero se contuvo al recordar que había niños presentes, el padre solo se persignó a modo de disculpa.
Furiosa, Rachel empezó a citar a todas las personas que habían estado involucradas en la celebración, en un momento incluso acusó a Jojo, quien solo la veía sin poder creer que su propia madre pensara eso, antes de intentar lanzársele encima a Randall, solo para ser detenida por dos agentes.
Se escuchó una puerta metálica que se cerraba, Tom y Maddie miraron a sus espaldas para ver que Sonic y Tails habían sido puestos en jaulas reforzadas transportables, y que estaban por llevárselos, Knuckles seguía en el suelo luchando contra la red.
—¡Ei, no! —gritó Tom antes de abrirse paso, empujando a un agente.
Luego corrió hacia donde estaba Sonic.
—¡Déjenlo! —ladró empujando a uno de los hombres que llevaban la jaula, el agente cayó al suelo, mientras que Tom golpeó al otro oficial.
—¡Oye! —gritó Randall corriendo hacia él.
Tom estaba tratando de abrir la jaula cuando Randall lo tomó de la espalda, sujetándolo de los brazos y alejándolo del erizo. Los agentes derribados se habían levantado y le apuntaban a Tom, pero Randall negó con la cabeza.
—Tranquilos, lo tengo —les anunció, así que los hombres bajaron sus armas, luego le susurró al oído—: No vale la pena.
—¡Tom! —Gritó Maddie, iba ir con él pero Walter le cerró el paso—, ¡Sonic no es una amenaza, está de nuestro lado!
—Es un extraterrestre sin control, y ahora se aparece con otros dos, ¿Qué sigue? ¿Una invasión? ¿Qué nuestro planeta se convierta en un refugio para alienígenas? No en mi guardia, y su complicidad con él se acabó —entonces se volvió a ver a sus hombres—, ¡Enciérrenlos en el hotel hasta que llegue el helicóptero!
Con eso, empezaron a avanzar, esta vez llevándose a Tom con ellos, en eso, uno de los agentes notó al equidna.
—¡Señor! Este se sigue resistiendo —le dijo a su comandante.
—Solo espere, tarde o temprano tiene que ceder —respondió Walter, restándole importancia.
Knuckles no dejaba de moverse, la electricidad corría por su cuerpo y lo quemaba, querían obligarlo a dejar de pelear, a que cerrará sus ojos y cediera al dolor, pero no podía, era el último guerrero equidna, y no dejaría que unas simples armas terrestres lo derrotaran, pero… era difícil, ya estaba cansado por la pelea en Siberia, pero… Abrió los ojos, y vio que Sonic y Tails estaban encarcelados, y que se los estaban llevando…
Al verlos, el fuego regresó a su estómago, sus amigos estaban encerrados como criminales, los habían atacado, electrocutado, lastimado… La ira se apoderó de él, sin importar lo cansado que estuviera, o del dolor que sintiera, no dejaría que lastimarán a sus amigos. ¡No! Aquellos que lo hicieron pagarían.
Primero levantó un pie, luego el otro, al verlo levantarse, los agentes volvieron a apuntarle, sintiéndose aterrados de que la red no estuviera funcionando.
—Comandante…
—Tranquilos, no hay forma de que pueda resistir mucho más.
Pero Maddie no estaba tan segura, tanto ella como Rachel empezaron a retroceder, la energía roja empezó a correr por el cuerpo del equidna, y no les daba seguridad esa imagen.
Usando todas sus fuerzas, Knuckles extendió sus brazos, rompiendo la red en un millón de pedazos mientras soltaba un grito de guerra, eso hizo que los agentes a su lado ahogaran un grito, y que los que transportaban a los prisioneros se detuvieran y voltearan a mirarlo. Knuckles miró a sus alrededores, los hombres dispararon, los dardos se incrustaron en su pelaje y le dieron otra descarga. Knuckles apretó los dientes, sintiendo dolor, pero luego lo ignoró y tomó los cables, los jaló haciendo que los agentes cayeran al suelo, derrotados. Walter abrió los ojos, al parecer había subestimado a ese equidna. Knuckles no se detuvo ahí, tomó a cada uno de los oficiales de la camisa, los hombres gimotearon mientras el equidna los lanzaba contra los agentes que se llevaban a sus amigos, los oficiales trataron de defenderse, pero no fueron lo suficientemente rápidos y los cuerpos de sus compañeros los golpearon, derribándolos sin que pudieran tan siquiera gritar.
Randall soltó a Tom, e intentó desenfundar su arma, pero Knuckles saltó dirigiéndose hacia ellos, la energía roja seguía presente, alzó un brazo y luego lo apuntó hacia el suelo.
«¡Esto es lo que pasa cuando se meten con mis amigos!» Pensó.
Su puño impactó contra la tierra, provocando un temblor que hizo caer a todos, los agentes restantes, Walter, Tom, Maddie, Rachel, el padre, nadie pudo sostenerse, las jaulas de Sonic y Tails cayeron al suelo, y la onda que provocó fue tan intensa que derribó incluso a las personas en la playa y el hotel, las ventanas de los dos primeros pisos se rompieron, la gente gritó y se echó a correr.
Sin estar herido en lo más mínimo, Knuckles rápidamente se incorporó, y vio que todos los enemigos habían quedado fuera de combate, aunque eso también incluía a sus aliados, había estado tan furioso por ver como trataron a sus amigos que no pudo controlarse, solo podía pensar en rescatarlos. Fue hasta la jaula de Tails y con una mano arrancó una de las rejas y la arrojó lejos, luego, con mucho cuidado, sacó al pequeño usando sus dos manos, cargándolo en ellas.
—Tranquilo zorro, no dejaré que nadie vuelva a lastimarte —le dijo mientras lo colocaba nuevamente en el suelo. Tails seguía inconsciente, pero parecía responder a las palabras del equidna, pues sonrió.
Knuckles procedió a sacar a Sonic con la misma delicadeza, colocándolo al lado de Tails, una vez que hubo terminado, se levantó y los observó. Ahí, con cada uno reposando al lado del otro, parecían casi dormidos, como la noche anterior en la cabaña.
Knuckles cerró su puño.
«Estamos tratando de protegerlos, el erizo ha arriesgado su vida por este planeta, por defender a su gente, el zorro se aventuró a lo desconocido por ayudar, ¿¡y así es como nos pagan!?» Pensó con odio, después de todo lo que habían hecho, ¿los veían como el enemigo?
Con ira, Knuckles se volvió hacia donde Walter había quedado, seguía acostado en el suelo, recuperándose del ataque. Knuckles apretó sus dientes y empezó a tronarse los nudillos mientras avanzaba hacia él.
Tom se iba levantando, no sabía muy bien lo que había pasado, en un momento estaba siendo arrastrado por Randall, y al siguiente era arrojado por una fuerza descomunal, no tuvo ni tiempo para reaccionar, tan solo cayó al suelo y se golpeó la cabeza, la cual le dolía un poco, lentamente se fue levantando, tenía la vista borrosa, y sentía la frente cálida y… viscosa. Se llevó una mano a la cabeza y sintió el líquido, luego reviso su palma y en efecto, estaba sangrando.
«¿Qué paso?» Se preguntó mientras su vista se enfocaba, en eso notó que Sonic y su amigo amarillo descansaban a unos metros de él, suspiró aliviado, al menos ahora sabía que estaban bien, luego miró al frente y notó que Knuckles se dirigía hacia Walter.
Cerró los ojos mientras se ponía de pie, todo estaba pasando tan rápido que no tenía tiempo para procesar casi nada; la notica de la muerte de Mark, la aparición de Sonic y sus nuevos amigos, la trampa… el día había empezado tan bien y ahora todo estaba de cabeza. Pero no tenía tiempo para pensar en ello, algo le decía que el rojo había sido el causante de ese temible terremoto, y por la forma en la que se estaba acercando a Walter, algo le decía que el equidna no tenía las mejores intenciones. Así que uso todas sus fuerzas para ir con él.
Walter apenas se estaba levantando cuando la sombra de Knuckles lo cubrió, al igual que todos, el ataque lo tomó desprevenido, así que apenas estaba recuperando cuando el guerrero llegó con él. Aunque el humano era más alto que el equidna, la energía roja, y la mirada asesina, hacían que Knuckles se viera mucho más intimidante. Walter, tembloroso, trató de desenfundar su arma, pero los nervios no lo dejaban, Knuckles vio lo que tramaba.
«Oh no, no lo harás».
Antes de que el comandante pudiera reaccionar, Knuckles tomó el taser primero, lo arrancó de su cinturón, luego lo sostuvo a la altura de los ojos de Walter para que pudiera ver lo que iba a hacer. Knuckles aplastó la pistola en su enorme puño, destruyéndola en millones de pedazos, los cuales dejó caer al suelo. Walter abrió los ojos, aterrado.
—¡Tú lastimaste a mis amigos! —Levantó ambos brazos—, ¡los metiste en jaulas!
Los tenía en alto, listos para dejarlos caer encima del militar. Walter ahogó un gritó y se cubrió con ambos brazos, listo para recibir su merecido, Knuckles iba a golpearlo cuando Tom llegó, poniéndose en medio del hombre y el equidna.
—¡Espera! —le imploró.
—¡Hágase a un lado, Lord Dona! —Le advirtió Knuckles con seriedad—, es un guerrero honorable, y no quiero lastimarlo.
La mente de Tom corría al cien, tenía que pensar en que podría decirle a este titán para hacerlo desistir en su misión por matar, aunque debido al golpe no podía pensar muy bien en como proseguir.
—Estoy seguro que tampoco quieres lastimarlo a él —respondió señalando con la cabeza a Walter.
El comandante solo asintió con la cabeza.
—¡Claro que sí! ¡Es un mentiroso, lastimó al zorro y al erizo, los encerró! ¡No merece compasión!
Tom tragó saliva, vaya que Knuckles tenía puntos válidos, pero no podía dejar que matará a Walter, era un ser vivo al final de cuentas.
—Lo sé… sé que lo hizo estuvo mal… yo también estoy muy enojado con él —tomó aire antes de continuar—: Pero… está no es la forma de resolver las cosas.
—Claro que lo es, en mi tribu, el castigo para los que no tienen honor es la muerte.
Tom empezó a asustarse, ahora sí que estaba lidiando con un guerrero, y no parecía que hubiera forma de hacerlo reflexionar, pero en eso se dio cuenta de algo que Knuckles había dicho.
—Espera un momento tú… —se detuvo al darse cuenta que no sabía su nombre.
—Knuckles, el último guerrero de los equidnas.
—¡Knuckles! ¡Es un nombre excelente, realmente te queda! —respondió Tom señalando sus enormes puños.
Knuckles pareció, o no entender, o no darle importancia, pues lo seguía mirando expectante.
—Escucha, Knuckles, sé que las acciones del comandante no fueron las mejores, y sin duda deberá pagar por ellas —dijo mientras lo miraba por encima de su hombro, jamás le perdonaría lo que le hizo a Sonic, ni a Rachel.
Walter solo se encogió detrás de él, Tom miró de nuevo a Knuckles.
—Pero esta no es la forma, ¿hablas de honor, cierto?
Knuckles asintió con la cabeza, sintiéndose intrigado por lo que Lord Dona pudiera decirle.
—Bueno… no es honorable atacar a un enemigo que ya está derribado, ¿no?
Knuckles miró de nuevo a Walter, quien seguía viéndolo con miedo.
—Míralo bien, ya derrotaste a todas sus fuerzas, está acabado… ¿no crees que sería deshonroso liquidar a alguien que ya no puede defenderse? Además, Sonic y el zorro están a salvo, ¿no es lo que importa?
Tom se detuvo y empezó a inhalar y exhalar, esperando que sus palabras hicieran reflexionar al guerrero. Knuckles parecía estar seriamente considerándolo, pues pasaba su mirada de Tom a Walter. Fue un momento tenso pues no había forma de saber qué es lo que Knuckles haría.
«Por favor que no lo maté, ¡por favor que no lo mate!» rezaba Tom.
Al final, Knuckles bajó sus brazos, y la energía roja desapareció de su cuerpo, incluso retrocedió un poco para darle espacio a los humanos para que se levantaran.
—Eres un hombre sabio, Lord Dona, ahora veo porque el erizo te admira.
Tom suspiró aliviado y miró una vez más a Walter, quien aún estaba petrificado por la presencia de Knuckles.
El resto de los asistentes se iban levantando, eso incluía a Maddie y Rachel, quienes miraban atontadas, sin saber muy bien que estaba pasando.
—¿Eso fue un terremoto? —preguntó Rachel.
—No, creo que fue… él —respondió Maddie, apuntando con la cabeza hacia Knuckles.
Los soldados y civiles estaban retrocediendo de la escena, aterrados por la fuerza descomunal que Knuckles había demostrado. Sonic se fue levantando lentamente, aunque seguía un poco aturdido por la descarga, el cuerpo ya empezaba a responderle de nuevo.
—¿Qué paso? —Preguntó mirando alrededor, en eso notó que el menor reposaba a su lado—, ¡Tails! ¿Estás bien?
Sonic lo sacudió suavemente pero el pequeño seguía inconsciente, así que Sonic lo volvió a empujar, pero con un poco más de fuerza.
—¡Vamos, Miles, no me hagas esto! ¡Por favor abre los ojos! —le dio una ligera cachetada para ver si respondía, pero nada.
Maddie notó lo preocupado que Sonic estaba por el zorro, así que rápidamente fue a verlo.
—¡Maddie, por favor ayúdalo! —le suplicó Sonic en cuanto la notó, mientras él abrazaba el cuerpo de Tails.
Maddie se agachó al lado del pequeño, Sonic lo soltó para que ella pudiera hacer su trabajo, aunque no conocía al zorro, y a que no entendía nada de lo que estaba pasando, por la forma en que Sonic se comportaba con Miles, era obvio que le tenía mucho afecto, así que eso hacía que inmediatamente ella también se preocupara por él. Le tomó el pulso y por suerte lo sintió.
—Está vivo —respondió—, su ritmo está bajo, pero podría ser por la descarga.
Pese a todo, Sonic suspiró aliviado, al menos sabía que seguía con ellos. Knuckles, ya sin su sed de venganza, notó que estaban revisando al zorro.
«Será mejor que vea si está bien», pensó.
Un anillo se abrió por encima de ellos, en donde había estado el altar, todos dejaron de hacer lo que estuvieran haciendo, y pusieron su atención en el portal, un ataque de misiles fue lanzado. Knuckles les gritó que se agacharan, Sonic ahogó un grito, tomó a Tails en sus brazos y se fue corriendo, Maddie abrió sus ojos y se alejó lo más que pudo.
—¡Maddie! —gritó Tom, intentó ir con ella pero fue demasiado tarde, los misiles impactaron el suelo, provocando otra explosión que volvió a hacerlos a todos caer.
Por suerte, no hubo nadie que resultara herido más allá de unos moretones y raspaduras.
—¿¡Qué demonios está pasando aquí?! —gritó Walter.
El planeador de Eggman entró por el anillo.
—¡Sorpresa! —dijo el científico agitando las manos.
Walter lo miró sorprendido mientras se levantaba, Knuckles apretó los dientes y se preparó para pelear. Eggman se detuvo cuando salió por completo del portal. Tom también se iba levantando, cuando lo notó, no pudo creerlo… pensaba que por fin se habían librado de él, que pasaría el resto de su vida en ese planeta a donde Sonic lo había mandado. Maddie vio que su enemigo había regresado, aunque asustada, se dijo que sería mejor estar al lado de su marido. Así que en cuanto pasó el dolor por la caída, se puso de pie y fue con él.
—¡Maddie, Maddie…Madison! —le gritó Rachel, quien seguía con el pecho contra la tierra, no tenía idea de que estaba pasando, pero siempre que el erizo se entrometía, había desastre.
Sonic vio que Robotnik los había alcanzado.
«¡Maldito cara de huevo, no puede darse por vencido y ya!» Pensó irritado, ya estaba viendo a Eggman más como una molestia que una amenaza.
Donde estaba había varios arbustos, serían un buen escondite para Tails, así que siendo muy cuidadoso, metió al zorro en medio de unos.
—No te preocupes, amiguito, nosotros nos encargamos —le susurró, lo miró por una última vez sonriéndole, su amigo estaba dormido, luego se volvió a ver hacia Robotnik con furia, y corrió hacia él.
Tom, Maddie, Walter, Knuckles y ahora también Sonic, se habían formado en línea recta frente a Robotnik, listos para enfrentarlo.
—Luciendo la colección de primavera —lo insultó Tom
—Pero sí es… el príncipe galleta —respondió Robotnik con odio, sacando la lengua.
—¡Soy Lord Dona! —Dijo con orgullo—, ¡Un verdadero genio no olvidaría el nombre de quien ayudó a echarte a patadas del planeta! ¡Y lo haré de nuevo si te metes con Sonic!
—Oh, jo, jo, debiste verlo, Knuckles, lo golpeó en la cara, dos veces —mencionó Sonic.
Knuckles no pudo evitar sonreír.
Eggman solo hizo una mueca.
—Felicidades por tu oh muy, muy, muy —y siguió repitiendo mientras agitaba la cabeza hacia los lados—, temporal sensación de superioridad.
—¡Se acabó Robotnik! —Walter entró en la gritadera, a pesar de estar incrédulo por el regreso de Eggman, tenía que retomar el control de la situación, ahora que sabía que estaba vivo, se encargaría de que nunca volviera a ver la luz del día—, ¡Te quitamos todo! ¡El laboratorio, los drones, el financiamiento! ¡Quiero ver que tan poderoso eres sin tus robocitos!
—No es nada sin sus robots —mencionó Knuckles—, por eso es débil.
Sonic se rió.
—¡Y tú lo que tienes de fuerte lo tienes de bruto! —Se la regresó Eggman, para luego enfocarse totalmente en Walter—, pueden intentar cancelarme, pero hay algo que no saben, y eso es que, al igual que el ave Fénix, yo siempre renazco, y…
Movió el dron hacia la derecha, dejando el paso completamente abierto.
—No estoy solo.
La lengua de Rava entró por el anillo, se enrolló alrededor de la mano de Maddie y la jaló hacia el portal, ella gritó, Tom intentó atraparla pero el reptil fue más rápido, Sonic también intentó recuperarla pero Maddie ya estaba al lado de Robotnik, la lengua la soltó y ahora fue la cola la que se enrolló alredor de todo su cuerpo antes de que tocará el suelo. Maddie gimió mientras la cola la apretaba. Rachel gritó el nombre de su hermana mientras se incorporaba y corría hacia ella. Sonic apretó los puños, oh no, eso sí que no, no iba a dejar que se metiera con su familia, la energía azul le recorrió el cuerpo, estaba por salir cuando la cola apretó a Maddie con más fuerza, lo que la hizo gritar.
—¡MADDIE! —aulló Tom.
Rava salió por completo, revelando su enorme cuerpo, todos los ojos se posaron en él, y su imponente figura.
—Rava, el destructor, para serviles —se presentó haciendo una reverencia.
—Lo sabía —fue lo único que Walter pudo decir, la llegada de Sonic había sido el presagio para este tipo de cosas.
—Suéltala —dijo Sonic entre dientes.
—No, no, aquí los que hacemos las negociaciones somos nosotros —dijo Rava, mientras pasaba una de sus garras por la mejilla de Maddie.
Ella cerró los ojos y apartó la mirada, intentó darle una patada pero el reptil la alejó a tiempo, luego se rió.
—Tócala de nuevo y no me voy a contener —volvió a decir Sonic.
—Y yo tampoco —agregó Knuckles mientras se ponía rojo.
—Oh, no tenemos que llegar a eso —repitió Eggman mientras se sobaba el bigote—, solo entréguenos la brújula, y no habrá daño colateral.
A Tom le ardió la sangre, ahora más que nunca quería lanzársele encima a Robotnik y molerlo a golpes, pero se contuvo, no tenía que ceder a sus impulsos y poner la seguridad de Maddie en riesgo.
—Ni lo sueñen —respondió Knuckles.
—¡Solo dale lo que quiere y ya! —gritó Rachel, ella no entendía nada de la brújula, solo sabía que su hermana estaba siendo amenazada por una lagartija sobrealimentada, y quería que Maddie fuera liberada en ese mismo instante.
—¡Sí lo hacemos, todo el mundo perecerá! —exclamó Knuckles, él sabía del valor sentimental que Lady Yoga representaba, pero no podía dejar que sus sentimientos nublarán su juicio.
Si ellos obtenían la esmeralda, todo el mundo perecería.
Robotnik vio que ninguno quería ceder a sus exigencias, así que se encogió de hombros y miró a su compañero.
—Supongo que no nos creen, hay que hacerles una pequeña demostración.
Rava sonrió, y empezó a apretar con mucha más fuerza a Maddie, la mujer quería gritar, pero sus pulmones estaban siendo tan oprimidos que no podía. Su familia gritó su nombre, iban ir a ayudarla pero Robotnik les disparó con el rayo de su dedo, impidiéndoles el paso.
Sonic miró aterrorizado como Rava estaba matando a Maddie, y no pudo soportarlo más, sabía que era una mala idea, pero no podía dejar morir a otra madre. Así que contra su sentido común, apretó la brújula con todas sus fuerzas, y se la arrojó. Rava la atrapó en el aire, luego la revisó mientras sonreía.
—¡Erizo! ¿¡Que has hecho?! —le reclamó Knuckles.
Pero Sonic ni le prestó atención, tenía toda su atención en Rava, ahora esperaba que los villanos cumplieran su promesa.
Rava le enseñó la brújula a Robotnik, quien también la miró y sonrió, sí que era hermosa.
—¡Muy bien, ya tienen la brújula! ¡Ahora déjenla ir! —les ladró.
Rava y Eggman intercambiaron miradas, sonriendo maliciosamente, y Sonic se preparó para salir a pelear, quizás y hasta hubiera oportunidad de recuperar la brújula. Rava lanzó a Maddie, la mujer gritó, Tom dio un paso al frente y la atrapó antes de que cayera al suelo, aunque ambos se derrumbaron debido la fuerza del choque.
—¿Estás bien? —le preguntó Tom.
Maddie asintió con la cabeza, aunque estaba pálida, y parecía que quería vomitar. Sonic les echó una mirada rápida, ahora que Maddie estaba fuera de peligro, podría enfrentarse a esos dos. Cuando se volvió hacia el frente, vio que Knuckles ya iba corriendo hacia ellos, pero Rava y Eggman ya estaban del otro lado del anillo.
—Eso no fue muy villanesco de tu parte —le dijo Eggman.
—Déjalos, este planeta ya está condenado —le respondió mostrándole la brújula.
Los dos se rieron, Knuckles gruñó y se lanzó al ataque, listo para golpearlos, pero el anillo se cerró y el equidna no pudo hacer otra cosa más que pegarle al aire, al aterrizar en el suelo, sus nudillos se incrustaron en la tierra, los sacó y miró alrededor.
«Oh no» pensó Sonic, dándose cuenta de lo que esto significaba.
Se habían ido, con la llave para el arma más poderosa del mundo en sus manos.
